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Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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El crimen perfecto. {O.S.}
O W N :: Originales :: Originales :: One Shot's (originales)
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El crimen perfecto. {O.S.}
- Ficha:
- » Nombre: El crimen perfecto.
» Autor: Yo> Julieta> July¾
» Adaptación: No. Si algo se le parece sera casualidad, ya que todo lo he pensado yo.
» Género: Crimen. Suspenso.
» Advertencias: Creo que nada.
» Otras páginas: No, ninguna.
El crimen perfecto
1.
"El cuerpo"
"El cuerpo"
— ¿Cómo esta Erín? —preguntó su mejor amigo, Kevin. Miraba atentamente el reloj en su muñeca, como si esperara algo.
—Pues ella…
¡Bang! Un ensordecedor disparo inundo sus oídos, provocando un ataque de pánico. Arrojo el peso de su mochila lejos de sus delgados hombros y corrió hasta la segunda planta.
Su corazón latía a una velocidad increíblemente rápida, temía que este le explotara en el pecho. Corrió por las escaleras, saltando los escalones de dos en dos, sin embargo en el último momento su pie resbalo de uno de estos. Su rostro impacto en el suelo con un sordo golpe, logrando así que de su nariz comenzase a manar sangre. Un gemido de dolor se ahogó en su garganta pero no podía permitirse parar. Con la respiración entrecortada corrió hasta la habitación de ella.
Su rostro se contrajo en una mueca de terror al ver al cadáver de su joven hermana en el suelo, y junto a este un arma de fuego. Cayó de rodillas al suelo mientras que silenciosas lágrimas corrían por sus mejillas. Lo había perdido todo, ella era lo único que le quedaba en el mundo y ahora, se había ido para siempre.
[...]
Los cegadores flashes de la cámara iluminaban el pálido rostro de Erín, tomando cada ángulo de su inerte cuerpo. Los forenses median cada centímetro de su cuerpo, profanando su cadáver. El odio hervía en su sangre, ¿Cómo se atrevían a tocarle? Era completamente despreciable.
Paso la manga de su camisa por su ensangrentada nariz, empapándola de aquel rojo líquido. Un hombre entro por la puerta de aquel frio cuarto, con Kevin tras él. Inmediatamente el hombre se dirigió a él. Parecía demasiado calmado como para la escena que tenía frente a él. Kevin solo miraba el cadáver de Erín.
— ¿Quién… es… usted? —preguntó tartamudeando a el hombre frente a él.
—Detective Steve Anderson, para su servicio —declaró extendiendo su mano hacia él.
—Ethan Rogers, un placer —dijo apretando su mano.
—Me parece que…
—Ethan… —dijo Kevin tratando de llevarse a su amigo de la habitación. Al intentarlo empujo ligeramente al detective Anderson. Este le lanzo una fría mirada, como una helada daga directo al corazón de la víctima logrando que el retrocediera ligeramente.
—Kevin, ahora no…—murmuró soltándose del agarre de su amigo fastidiado. Él era un experto en interrumpir.
—Pero…
— ¿Quién es usted? ¿Qué es lo hace aquí? —preguntó el detective Anderson mirando a su amigo.
—Yo… yo solo…. solo me… me encontré a Ethan mientras… mientras paseaba por… por aquí —murmuró pausadamente.
—Pues ella…
¡Bang! Un ensordecedor disparo inundo sus oídos, provocando un ataque de pánico. Arrojo el peso de su mochila lejos de sus delgados hombros y corrió hasta la segunda planta.
Su corazón latía a una velocidad increíblemente rápida, temía que este le explotara en el pecho. Corrió por las escaleras, saltando los escalones de dos en dos, sin embargo en el último momento su pie resbalo de uno de estos. Su rostro impacto en el suelo con un sordo golpe, logrando así que de su nariz comenzase a manar sangre. Un gemido de dolor se ahogó en su garganta pero no podía permitirse parar. Con la respiración entrecortada corrió hasta la habitación de ella.
Su rostro se contrajo en una mueca de terror al ver al cadáver de su joven hermana en el suelo, y junto a este un arma de fuego. Cayó de rodillas al suelo mientras que silenciosas lágrimas corrían por sus mejillas. Lo había perdido todo, ella era lo único que le quedaba en el mundo y ahora, se había ido para siempre.
[...]
Los cegadores flashes de la cámara iluminaban el pálido rostro de Erín, tomando cada ángulo de su inerte cuerpo. Los forenses median cada centímetro de su cuerpo, profanando su cadáver. El odio hervía en su sangre, ¿Cómo se atrevían a tocarle? Era completamente despreciable.
Paso la manga de su camisa por su ensangrentada nariz, empapándola de aquel rojo líquido. Un hombre entro por la puerta de aquel frio cuarto, con Kevin tras él. Inmediatamente el hombre se dirigió a él. Parecía demasiado calmado como para la escena que tenía frente a él. Kevin solo miraba el cadáver de Erín.
— ¿Quién… es… usted? —preguntó tartamudeando a el hombre frente a él.
—Detective Steve Anderson, para su servicio —declaró extendiendo su mano hacia él.
—Ethan Rogers, un placer —dijo apretando su mano.
—Me parece que…
—Ethan… —dijo Kevin tratando de llevarse a su amigo de la habitación. Al intentarlo empujo ligeramente al detective Anderson. Este le lanzo una fría mirada, como una helada daga directo al corazón de la víctima logrando que el retrocediera ligeramente.
—Kevin, ahora no…—murmuró soltándose del agarre de su amigo fastidiado. Él era un experto en interrumpir.
—Pero…
— ¿Quién es usted? ¿Qué es lo hace aquí? —preguntó el detective Anderson mirando a su amigo.
—Yo… yo solo…. solo me… me encontré a Ethan mientras… mientras paseaba por… por aquí —murmuró pausadamente.
Última edición por JuLy ¾ el Mar 18 Nov 2014, 1:19 pm, editado 2 veces
limbo.
Parte 2
El crimen perfecto
2.
"El asesino"
"El asesino"
[...]
Habían pasado ya dos meses desde que ella le dejo, pero él se negaba a creerlo. Ella no podía haberlo hecho, no sería capaz de hacer tal cosa. La policía había abandonado el caso. Nada demostraba que no había sido otra cosa más que un suicido.
Ethan se había aislado del mundo, como si esto pudiera devolverle a su hermana. Preso de la ira, comenzó a romper todo frente a él, incluyendo los informes forenses. Cada documento frente al muchacho quedo hecho trizas, sin embargo un abultado sobre había sobrevivido a la ira del joven.
Con sumo cuidado lo tomo entre sus temblorosas manos. “Ethan” decía en una esquina con una temblorosa letra que el muchacho no logro identificar. Apresuradamente Ethan lo abrió y vacío su contenido encima de la mesa donde los documentos estaban hechos trisas. Del sobre cayeron dos objetos, una grabadora y un sobre. Dejo el sobre de lado y reprodujo la grabadora
“¿Ethan? Soy el detective Anderson. Si estas escuchando esto solo quiero decirte que tengas cuidado. Descubrí bastantes cosas la primera vez que estuve aquí, pero no tome importancia. Gran error.”
“Primero, un peculiar olor a pólvora. En un principio lo atribuí al disparo de la pistola, sin embargo la pistola P7, de Heckler & Koch, en la que el retardo de la apertura del cierre se produce por una toma de gases existente en el cañón, es decir, que una porción de los gases producidos en la combustión de la pólvora pasa a través de un orificio a un cilindro cuyo pistón es solidario con la corredera, impidiendo la apertura de la misma hasta que el proyectil abandona el cañón y la presión desciende es de las únicas que logran dejar el olor a pólvora impregnado en el aire. Sin embargo el arma que se había utilizado era una pistola P9S y aunque también es de Heckler & Koch, esta no logra el efecto del olor a pólvora.”
“Segundo, la ventana abierta. Esto no lo descubrí hasta más tarde, en la autopsia. Si no me equivoco, la autopsia de tu hermana revelo fuertes signos de gripe o bien, resfriado. Una enfermedad bastante común en invierno, que fue el momento en el que se produjo el incidente. Las enfermedades respiratorias como estas son producidas por el descenso de la temperatura. ¿Por qué ella tendría la ventana abierta cuando sabía que estaba enferma?”
“Tercero, Kevin. Ese muchacho me pareció muy sospechoso. Al entrar una persona cualquiera hubiera reaccionado de una manera histérica, sin embargo el solo miro el cadáver como si se tratase de una muñeca de trapo arrojada al suelo. Al momento en el que te llamo intento alejarte de mí, como si no quisiera que hablaras conmigo. Cuando pregunte acerca del motivo por el que estaba presente hablo pausadamente, un signo de estar bajo presión, mintiendo. Además menciono que había estado paseando por ahí momentos antes de encontrarte. ¿Quién pasea solo a las veinte horas con treinta y dos minutos una noche de miércoles?”
La grabación se terminó en aquel momento. Ethan sintió un nudo en la garganta que le impedía respirar. Una sensación desagradable recorrió su cuerpo, la misma sensación de ser asechado a la distancia.
Trago pesadamente mientras alargaba su delgado brazo en hacia la izquierda. Tomó el sobre que momentos antes había dejado de lado y lo abrió. Desplego una hoja de papel blanco que se hallaba en el interior del delgado sobre.
Habían pasado ya dos meses desde que ella le dejo, pero él se negaba a creerlo. Ella no podía haberlo hecho, no sería capaz de hacer tal cosa. La policía había abandonado el caso. Nada demostraba que no había sido otra cosa más que un suicido.
Ethan se había aislado del mundo, como si esto pudiera devolverle a su hermana. Preso de la ira, comenzó a romper todo frente a él, incluyendo los informes forenses. Cada documento frente al muchacho quedo hecho trizas, sin embargo un abultado sobre había sobrevivido a la ira del joven.
Con sumo cuidado lo tomo entre sus temblorosas manos. “Ethan” decía en una esquina con una temblorosa letra que el muchacho no logro identificar. Apresuradamente Ethan lo abrió y vacío su contenido encima de la mesa donde los documentos estaban hechos trisas. Del sobre cayeron dos objetos, una grabadora y un sobre. Dejo el sobre de lado y reprodujo la grabadora
“¿Ethan? Soy el detective Anderson. Si estas escuchando esto solo quiero decirte que tengas cuidado. Descubrí bastantes cosas la primera vez que estuve aquí, pero no tome importancia. Gran error.”
“Primero, un peculiar olor a pólvora. En un principio lo atribuí al disparo de la pistola, sin embargo la pistola P7, de Heckler & Koch, en la que el retardo de la apertura del cierre se produce por una toma de gases existente en el cañón, es decir, que una porción de los gases producidos en la combustión de la pólvora pasa a través de un orificio a un cilindro cuyo pistón es solidario con la corredera, impidiendo la apertura de la misma hasta que el proyectil abandona el cañón y la presión desciende es de las únicas que logran dejar el olor a pólvora impregnado en el aire. Sin embargo el arma que se había utilizado era una pistola P9S y aunque también es de Heckler & Koch, esta no logra el efecto del olor a pólvora.”
“Segundo, la ventana abierta. Esto no lo descubrí hasta más tarde, en la autopsia. Si no me equivoco, la autopsia de tu hermana revelo fuertes signos de gripe o bien, resfriado. Una enfermedad bastante común en invierno, que fue el momento en el que se produjo el incidente. Las enfermedades respiratorias como estas son producidas por el descenso de la temperatura. ¿Por qué ella tendría la ventana abierta cuando sabía que estaba enferma?”
“Tercero, Kevin. Ese muchacho me pareció muy sospechoso. Al entrar una persona cualquiera hubiera reaccionado de una manera histérica, sin embargo el solo miro el cadáver como si se tratase de una muñeca de trapo arrojada al suelo. Al momento en el que te llamo intento alejarte de mí, como si no quisiera que hablaras conmigo. Cuando pregunte acerca del motivo por el que estaba presente hablo pausadamente, un signo de estar bajo presión, mintiendo. Además menciono que había estado paseando por ahí momentos antes de encontrarte. ¿Quién pasea solo a las veinte horas con treinta y dos minutos una noche de miércoles?”
La grabación se terminó en aquel momento. Ethan sintió un nudo en la garganta que le impedía respirar. Una sensación desagradable recorrió su cuerpo, la misma sensación de ser asechado a la distancia.
Trago pesadamente mientras alargaba su delgado brazo en hacia la izquierda. Tomó el sobre que momentos antes había dejado de lado y lo abrió. Desplego una hoja de papel blanco que se hallaba en el interior del delgado sobre.
Última edición por JuLy ¾ el Mar 18 Nov 2014, 1:19 pm, editado 1 vez
limbo.
Parte 3
El crimen perfecto
3.
"El crimen"
"El crimen"
“Fue Kevin”
Decía escrito en tinta azul, con una temblorosa letra. La misma letra que escribió su nombre en el exterior del sobre. La letra del hombre que le había abierto los ojos.
— ¿Tanto te tardaste en adivinarlo? —dijo una voz tras él.
Al girar la cabeza encontró a su mejor amigo, quien le apuntaba al cráneo con un arma de fuego. Lentamente, abandono su asiento, dándole la espalda a su agresor. Soltó una amarga risa.
—Bien jugado —admitió el—. ¿Cómo lo hiciste?
—Es una larga historia…
—Tenemos tiempo.
—En ese caso…
“Eran alrededor de las veinte horas. Tú entrenabas en ese momento, es decir ella estaría sola. Entre por la puerta trasera, procurando hacer ruido para que ella bajara. Su voz resonó por la casa, preguntando por su querido hermano”
“Rápidamente me escabullí por la sala y me dirigí a su habitación en la segunda planta. Al entrar a su habitación me puse los guantes de látex para tomar el arma. Con sumo cuidado cargue el arma con una sola bala y espere detrás de la puerta. Cuando esta se abrió me recorrí ligeramente a un lado, golpeando su armario. Alarmada, volteo a verme.
Un grito habría salido de su garganta de no ser porque jale el gatillo, enviando la bala a un costado de su cráneo, matándola inmediatamente. Ella se desplomo al suelo, mientras la sangre manaba del orificio como un rio descontrolado. Un charco se formó a su alrededor. Salte por encima de su cuerpo, cayendo cuidadosamente a un lado de su cadáver. Tome su pequeña mano y en ella coloque la pistola, apuntando al lugar del disparo. Cuanto termine de colocar su cuerpo se vino lo difícil.”
“Calcule que llegarías aproximadamente a las veinte horas con treinta minutos. Por debajo de su cama coloque un camino de pólvora, lo suficiente mente largo como para tardar alrededor de 3 minutos, en cuyo final coloque un petardo.
En ese entonces eran las veinte horas con veintinueve minutos. Auxiliándome con un fosforo encendí el principio del largo camino, provocando que poco a poco la pólvora se consumiera. Rápidamente salí por la ventana y salte al vacío, cayendo en el césped de tu jardín.
Me escabullí por la parte trasera y corrí a encontrarte en la entrada de tu casa. Antes de que la pólvora llegara hasta el petardo te entretuve unos minutos. Al escuchar la detonación saliste corriendo como perro de caza.”
—El crimen perfecto —dijo Ethan.
—Exactamente —colocó el dedo en el gatillo de su arma—. ¿Últimas palabras?
—Enviando mensaje de voz —dijo el muchacho mostrando su celular. Había grabado su conversación y se la enviaba al detective Anderson, no iba a dejar que ese asesino lograra quedar libre.
Una bala impacto con el cráneo del chico. Este cayo en seco sobre el suelo mientras la sangre manaba de su herida, estaba muerto al igual que su hermana.
Preso de la desesperación y el pánico, Kevin no tuvo otra salida. Prefería morir a estar preso en una asquerosa celda de prisión. Coloco el arma de fuego en su sien, jalando el gatillo.
El frio impacto de la bala le perforo el cráneo, matándole.
FIN.
Decía escrito en tinta azul, con una temblorosa letra. La misma letra que escribió su nombre en el exterior del sobre. La letra del hombre que le había abierto los ojos.
— ¿Tanto te tardaste en adivinarlo? —dijo una voz tras él.
Al girar la cabeza encontró a su mejor amigo, quien le apuntaba al cráneo con un arma de fuego. Lentamente, abandono su asiento, dándole la espalda a su agresor. Soltó una amarga risa.
—Bien jugado —admitió el—. ¿Cómo lo hiciste?
—Es una larga historia…
—Tenemos tiempo.
—En ese caso…
“Eran alrededor de las veinte horas. Tú entrenabas en ese momento, es decir ella estaría sola. Entre por la puerta trasera, procurando hacer ruido para que ella bajara. Su voz resonó por la casa, preguntando por su querido hermano”
“Rápidamente me escabullí por la sala y me dirigí a su habitación en la segunda planta. Al entrar a su habitación me puse los guantes de látex para tomar el arma. Con sumo cuidado cargue el arma con una sola bala y espere detrás de la puerta. Cuando esta se abrió me recorrí ligeramente a un lado, golpeando su armario. Alarmada, volteo a verme.
Un grito habría salido de su garganta de no ser porque jale el gatillo, enviando la bala a un costado de su cráneo, matándola inmediatamente. Ella se desplomo al suelo, mientras la sangre manaba del orificio como un rio descontrolado. Un charco se formó a su alrededor. Salte por encima de su cuerpo, cayendo cuidadosamente a un lado de su cadáver. Tome su pequeña mano y en ella coloque la pistola, apuntando al lugar del disparo. Cuanto termine de colocar su cuerpo se vino lo difícil.”
“Calcule que llegarías aproximadamente a las veinte horas con treinta minutos. Por debajo de su cama coloque un camino de pólvora, lo suficiente mente largo como para tardar alrededor de 3 minutos, en cuyo final coloque un petardo.
En ese entonces eran las veinte horas con veintinueve minutos. Auxiliándome con un fosforo encendí el principio del largo camino, provocando que poco a poco la pólvora se consumiera. Rápidamente salí por la ventana y salte al vacío, cayendo en el césped de tu jardín.
Me escabullí por la parte trasera y corrí a encontrarte en la entrada de tu casa. Antes de que la pólvora llegara hasta el petardo te entretuve unos minutos. Al escuchar la detonación saliste corriendo como perro de caza.”
—El crimen perfecto —dijo Ethan.
—Exactamente —colocó el dedo en el gatillo de su arma—. ¿Últimas palabras?
—Enviando mensaje de voz —dijo el muchacho mostrando su celular. Había grabado su conversación y se la enviaba al detective Anderson, no iba a dejar que ese asesino lograra quedar libre.
Una bala impacto con el cráneo del chico. Este cayo en seco sobre el suelo mientras la sangre manaba de su herida, estaba muerto al igual que su hermana.
Preso de la desesperación y el pánico, Kevin no tuvo otra salida. Prefería morir a estar preso en una asquerosa celda de prisión. Coloco el arma de fuego en su sien, jalando el gatillo.
El frio impacto de la bala le perforo el cráneo, matándole.
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