Canciones de amor ♫ | Larry Stylinson.

Hola! Soy Mel, y me presento nuevamente con una idea Larry.
Espero que les guste, y comenten! Es gratis y soy una chica de pocas palabras,
so viva larry y disfruten de canciones de amor.
pd. gracias vic, ily!

A Louis siempre le había costado inspirarse, antes creía que su musa era su madre, desde pequeño escribía canciones dedicadas a ella que contaban cuanto la amaba y lo que ella hacía por él y sus hermanas, pero cuando Jay falleció un vacío se hizo en su pecho. Y jamás creyó volver a encontrar a alguien que lo inspire como lo hacía su madre, hasta que una tarde en espera de sus hermanas en la cafetería cerca del colegio escuchó tararear a un chico una vieja pero hermosa canción y sintió que su corazón se aceleraba con cada palabra, desde aquella tarde nunca paro de visitar aquella cafetería porque ese chico hacia que fluyan sus canciones de amor.


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hola:

Louis había comenzado su larga y a la vez corta mañana, despertando a sus seis hermanos, y todo le parecía una locura. ¿Cómo un joven de veintidós años puede hacerse cargo de seis menores? Contando que él aún estaba es su etapa de post rebeldía y se comportaba como un puberto de diecisiete años.

—Lou, ¿Dónde están mis zapatos? —exclamaron a la vez las hermanas gemelas Phoebe y Daisy mientras corrían de una habitación a la otra buscando sus zapatos escolares, y sus mochilas.

— ¡Louis! ¡El agua esta helada! —gritó Charlotte enojada desde el baño titiritando por el agua fría con la cual debería darse un baño.

—Lou, yo cuidaré de Ernest y Doris, ve por las gemelas —dijo Felicite tomando a uno de los hermanos gemelos más pequeños y dándole su merecida mamadera para que la pequeña deje de llorar.

—Te lo compensare, gracias —susurró Louis y besó la cabellera café de su hermana mientras corría hacia arriba y trataba de ayudar a sus demás hermanas. Felicite a veces podría ser la única mujer que lo entendía en la casa de seis menores y un adulto medio responsable.


Y recién pudo largar un corto suspiró cuando vio a todas sus hermanas subir al bus amarillo que las dejaba por seis horas lejos de él, y su vida. Cargó a Ernest acunándolo un poco para que volviera a dormir después de los gritos como “Te veré en la tarde Lou” o “Voy a extrañarte Lou-Lou” de sus hermanas menores. Su vida parecía abrumadora y lo era, desde la muerte de su madre todo para él había comenzado a ser un caos, apenas era un joven de veinte y tantos años cuidando a dos adolescentes algo descontroladas, dos gemelas que solían meterse en problemas y dos gemelos bebés hermosos que lloraban cada vez que volaba una mosca; realmente y aun no sabía cómo hacer para pagar sus cuentas, y la casa hipotecada. No le echaba la culpa a todos sus padrastros pero y rogaba que cada uno se estuvieran revolcando en la tumba.


Sonrió alegre cuando pudo observar como su hermano cerraba sus ojos cayendo dormido, eran sus hermanos después de todo, porque su madre había sido buena y había decidió quedar embarazada nuevamente pero por desgracia de la persona equivocada que luego la abandono durante los nueve meses de embarazo y Jay en el parto falleció dejando a todos sus hijos. Él entendía que su madre necesitaba rehacer su vida, pero no le perdonaba aún que los haya dejado a la deriva.

—Lou —Louis alzó su rostro encontrándose con la mueca enternecida de Cristin, quien estaba recargada sobre la puerta que daba lugar a la cocina—. ¿Quieres que venga después? —preguntó sin alzar la voz, Louis negó y se levantó de la silla para dejar a su hermano dormir en el pequeño huevito para bebés que estaba sobre el coche.

—No, debo irme. —Dijo besando la mejilla de la chica en forma de saludo y despedida— Me llamas si hay problemas, si sucede algo con las gemelas también o Felicite.

— ¿Qué hay de Charlotte?

—Cree que es madura e independiente, estará practicando en el gimnasio, le hace falta, últimamente no sale de casa y es odiosamente molesta, se comporta peor que Doris, ¡Y ella es un bebé! —contestó Louis un poco indignado con su hermana. Si no fuera porque su madre se lo había negado estaría conociendo España en algún colegio pupilo.

— ¿Y un novio? Sé que le gusta el chico de la cafetería —Cristin sonrió recordando que Louis también estaba igual que su hermana, “enamorado” aunque él se lo negara.

—Cállate y cuida a mis hermanos —finalizó tomando su chaqueta azul junto a su mochila y marchándose de allí.


Él no estaba enamorado, no lo estaba. O no lo quería ver. Admitía que el chico del café le parecía lindo porque de otra forma no sería su musa inspiradora, pero no estaba enamorado de él, y se lo repetía una y otra vez, no lo estaba. O más bien, no quería estarlo.

Colgó su mochila por el hombro y tomo su móvil, tenía varios mensajes y llamadas del productor que quería lanzarlo a la fama. Louis era un cantante amateur, cantaba todo tipo de canciones pero solo se dedicaba a las románticas, un caza fortunas lo escuchó cantar en un bar para adultos y decidió que sería bueno para ambos el contrato. Aunque Louis aún no ha hablado con él porque tiene un serio problema, la inspiración no llega y su chico del café se estuvo ausentando unos días al trabajo.


Su teléfono comenzó a sonar la melodía que su amigo había elegido, Forever Young, porque él decía que siempre seria joven sin importar que los años pasen y pasen. —Zayn —dijo apenas atendió.

—Tommo, ¿Qué cuentas? Estoy en tu cafetería, Romeo —se burló su amigo. Aún seguía reprimiéndose por ser tan estúpido de contarle a Zayn que el chico era su musa, ¿En qué pensaba? O cierto, estaba pasado de copas y quería hacerle entender a su amigo que había olvidado a su ex novia, pero como no se negaba a creer, porque obviamente de donde escribía canciones tan bonitas entonces, y tuvo que confesarle que el chico de cabello café y ojos esmeraldas era su musa.

—Basta Julieta —usó un tonó divertido para evadir el tema, aunque no le fue bien.

—Dile Julieta a tu chico, por cierto, está aquí, se acerca a traerme mi café, ¿Quieres que le diga algo?, mmh, algo como oh me encanta tu cabello o tus ojos me inspiran a componer canciones de amor —Louis apretó su celular con fuerza, su amigo usaba esa voz de chica que lo hacía irritar.

—Calla —gruñó molesto.

—Gracias por el café —Louis puso todos sus sentidos en alerta porque por más que siempre le haga bromas había escuchado el bullicio de la gente y sabría que su amigo si estaba en el café a las diez treinta de la mañana—, chico ven un segundo, tengo un amigo que quiere hablar contigo…

— ¡Hijo de perra! —gritó en medio de la calle con su dedo intentando cortar la llamada, captando la atención de una señora bastante refinada que solo lo miro con el ceño fruncido y siguió su camino.

Metió nuevamente su móvil en el bolsillo y frenó el primer taxi que pasó por su lado. Zayn pagaría todo lo que haya dicho si abría la boca y le dijese a medio mundo quien era el que inspiraba en sus canciones.


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hola: