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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
It's Halloween || N.C
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It's Halloween || N.C
- Ficha de la Novela:
Ficha» Nombre: It's Halloween.
» Autor: Colectiva.
» Adaptación: No, es una idea original mia.
» Género: Amor, tal vez Hot.
» Advertencias: Tal vez no se subira a veces; Puede que contenga escenas no aptas a menores, ya sea por violencia o por Hentai {Ya saben 1313}; Lenguaje vulgar
» Otras páginas: Tal vez cuando se acabe la suba a Wattpad
By: αngel.
lovarou.
Boys and girls of every age
Wouldn't you like to see something strange?
Come with us and you will see
This, our town of Halloween
This is Halloween, this is Halloween...
Todos los años, siempre en un mismo día, los monstruos salen de los más recónditos rincones del mundo terrenal para compartir con los mundanos. Ten cuidado o uno de ellos podría robarte algo más que tu atención… En la noche de Halloween 5 chicas son invitadas a una presunta fiesta de disfraces, de la cual salen bastante entrada la noche. Al encontrar a un grupo de muchachos ellas se sienten intrigadas. Sus disfraces son tan asombrosos que parecen reales, por desgracia lo son…
- REGLAS:
- Reglas:» Respeto ante todo.
»Ortografía y gramática.
»Se utilizara guión largo y se escribe en cualquier tipo de narracion.
»Responsabilidad: Tiempo y dedicación.
»Sin guion de teatro
»Tendrán 3 dias para subir capitulos, como max. 4.
»1 a 3 Paginas A4 del Word (420 a 1,450)
»Sólo puede haber 4 faltas. Explicaciones por MP.
»Sean felices, es una orden [ok no]
- ROLES:
- El Asesino psicópata-JuLy ¾:
- Demonio-Sofie.:
Última edición por JuLy ¾ el Dom 02 Nov 2014, 7:43 pm, editado 2 veces
limbo.
Re: It's Halloween || N.C
Prologo
Julieta Grey y El Asesino Psicópata
Era un oscuro pasillo, de esos que parecen no tener fin. Del techo colgaba una lámpara que parpadeaba cada dos por tres, sin embargo la luz de la luna entraba débilmente por las mugrientas ventanas del pasillo y así lo iluminaba. La penumbra era la dueña del lugar. Una muchacha de cabello castaño se encontraba parada en medio de ese decadente lugar. Avanzaba lentamente, cada paso causaba un estruendoso eco. No sabía cómo ni porque estaba ahí. Sola en la oscuridad. De repente percibió un olor. El nauseabundo olor de la sangre. En su interior ligeros murmullos la atormentaban.
“Ven sígueme”
“No quiero hacerlo” luchaba ella. Sin embargo era atraída hacia el frente. Al fin la oscuridad pudo engullir el pasillo, la lámpara había dejado de iluminar o bueno de titilar y la luna había sido cubierta con las nubes. Pasos que no eran suyos comenzaron a escucharse. Cada vez más cerca de ella. Rápidos y estruendosos pasos. No podía moverse, fue como si sus piernas estuvieran clavadas en el suelo. Su corazón comenzó a latir rápidamente, temía que le dieran un infarto. Su cuerpo entero temblaba con pánico. Al fondo algo comenzaba a moverse. Una figura corría hacia ella. Intento gritar pero nada salió de su garganta. Sintió un impacto en el estómago, una fría hoja de metal había penetrado en su cuerpo.
Julieta se levantó sobresaltada. El sudor le empapaba la frente. Había sido un sueño, gracias a Dios. Miro la hora en el pequeño reloj frente a ella; eran las 4:53 am. Se levantó y fue al cuarto de baño. Debió haber sido solo una pesadilla, de cualquier manera la chica castaña no era nadie que recordara haber visto alguna vez. Abrió el grifo del lavabo y se empapo el rostro con agua fría, con una toalla se secó el rostro. Suspiro y volvió a recostarse. Se revolvió entre sus sabanas y bostezo. De alguna manera consiguió dormir, recordándose que eso no había sido real. Pero se equivocaba. Al otro lado de la ciudad, en ese preciso instante una joven estaba tumbada en el frio suelo, moribunda. La figura de un joven, quien que le había asestado la puñalada estaba junto a ella riendo de la desgracia de la mujer.
—Al morir te largaras directo al infierno… —exclamo rencorosa la muchacha en sus últimas.
—¿El infierno? Yo ya tengo un lugar apartado ahí —se burlo el muchacho.
—Tu…
—Shhh, solo ve a dormir —dijo el interrumpiendo a la muchacha. Finalmente le clavó el cuchillo en el corazón, disfrutando cada instante.
El muchacho de la sonrisa eterna rio una vez más. Amaba la sensación de robarle hasta el último aliento a un alma, de quitarle las esperanzas y sueños a una persona. Un charco de sangre se formó a su alrededor, el color rojo carmín de esta se había vuelto oscuro gracias a la penumbra. Saco su chuchillo del cuerpo de la mujer y la abandono. Salió de la bodega en la que había atrapado a la chica y se dirigió a su casa, en las afueras de la ciudad. Al entrar se dirigió a la ducha. Dejo su cuchillo junto al lavabo y entro a ducharse. No le dolía en lo más mínimo el provocar la desgracia ajena. Al salir del cuarto de baño miro el calendario de su habitación. Ensancho su sonrisa.
—Halloween —se dijo en voz alta—. Parece que será una noche divertida... —rio para sí.
“Ven sígueme”
“No quiero hacerlo” luchaba ella. Sin embargo era atraída hacia el frente. Al fin la oscuridad pudo engullir el pasillo, la lámpara había dejado de iluminar o bueno de titilar y la luna había sido cubierta con las nubes. Pasos que no eran suyos comenzaron a escucharse. Cada vez más cerca de ella. Rápidos y estruendosos pasos. No podía moverse, fue como si sus piernas estuvieran clavadas en el suelo. Su corazón comenzó a latir rápidamente, temía que le dieran un infarto. Su cuerpo entero temblaba con pánico. Al fondo algo comenzaba a moverse. Una figura corría hacia ella. Intento gritar pero nada salió de su garganta. Sintió un impacto en el estómago, una fría hoja de metal había penetrado en su cuerpo.
Julieta se levantó sobresaltada. El sudor le empapaba la frente. Había sido un sueño, gracias a Dios. Miro la hora en el pequeño reloj frente a ella; eran las 4:53 am. Se levantó y fue al cuarto de baño. Debió haber sido solo una pesadilla, de cualquier manera la chica castaña no era nadie que recordara haber visto alguna vez. Abrió el grifo del lavabo y se empapo el rostro con agua fría, con una toalla se secó el rostro. Suspiro y volvió a recostarse. Se revolvió entre sus sabanas y bostezo. De alguna manera consiguió dormir, recordándose que eso no había sido real. Pero se equivocaba. Al otro lado de la ciudad, en ese preciso instante una joven estaba tumbada en el frio suelo, moribunda. La figura de un joven, quien que le había asestado la puñalada estaba junto a ella riendo de la desgracia de la mujer.
—Al morir te largaras directo al infierno… —exclamo rencorosa la muchacha en sus últimas.
—¿El infierno? Yo ya tengo un lugar apartado ahí —se burlo el muchacho.
—Tu…
—Shhh, solo ve a dormir —dijo el interrumpiendo a la muchacha. Finalmente le clavó el cuchillo en el corazón, disfrutando cada instante.
El muchacho de la sonrisa eterna rio una vez más. Amaba la sensación de robarle hasta el último aliento a un alma, de quitarle las esperanzas y sueños a una persona. Un charco de sangre se formó a su alrededor, el color rojo carmín de esta se había vuelto oscuro gracias a la penumbra. Saco su chuchillo del cuerpo de la mujer y la abandono. Salió de la bodega en la que había atrapado a la chica y se dirigió a su casa, en las afueras de la ciudad. Al entrar se dirigió a la ducha. Dejo su cuchillo junto al lavabo y entro a ducharse. No le dolía en lo más mínimo el provocar la desgracia ajena. Al salir del cuarto de baño miro el calendario de su habitación. Ensancho su sonrisa.
—Halloween —se dijo en voz alta—. Parece que será una noche divertida... —rio para sí.
Última edición por JuLy ¾ el Dom 02 Nov 2014, 7:47 pm, editado 2 veces
limbo.
Re: It's Halloween || N.C
Prólogo.
sam brannan || dylan connor.
^
Hallowen. ¿Qué mejor día para asustar a todos que este? Los grandes y pequeños se disfrazan de su personaje favorito, ya sea de cuentos de hadas, o de cómics, hasta de personajes de películas. Aunque hay un porcentaje, que se disfraza de las típicas criaturas que asustan, o bien, fascinan a los pequeños, como a los grandes; sean vampiros, hombres lobo, fantasmas, zombies, brujas, y hasta demonios. Se escuchan risas adultas, sobre lo divertido que les resulta el miedo que los pequeños tienen a estas últimas criaturas, pero… ¿Quién imaginaría alguna vez que los niños nunca se han equivocado al respecto?
— ¡Sam! ¡Sam!— exclamó Anna, una de las amigas de Sam.
— ¿Qué sucede?— preguntó extrañada.
— Están invitando a ciertas personas del curso a formar parte de una fiesta de Hallowen.
— ¿Y eso qué?
— ¡Podrían invitarte!
— ¿Para qué quiero una maldita invitación?
— Podrías divertirte, Brannan. Tienes tiempos de no hacerlo. El colegio…
— Anna, te lo he dicho. No me interesan mucho las demás cosas,
— Vamos, diviértete, es Hallowen, la noche previa al día de todos los santos. ¿No quieres saber que podría pasar?
— No. No quiero.
— Vamos, si te invitan, prométeme, por lo que más quieras, que irás. ¿Lo prometes?
— Pero yo no…
— ¿Me lo prometes?— hizo puchero. Sam no podía negarse aunque quisiera.
— Bien. Pero me deberás varias, ¿escuchaste?
— Sí, sí, sí, como digas.
*****
Se encontraba Dylan Connor, un apuesto muchacho que parecía común, pero realmente, no lo era… Hoy era uno de los días que más disfrutaba, podía hacer lo que deseaba, sin ninguna restricción, sin ningún disfraz. Ningún demonio podría disfrutar tanto.
— Por favor, no me lastimes… — suplicó el joven que se encontraba a los pies del rubio.
— ¿Por qué tendría que obedecerte, Josh?
— ¿Cómo sabes mi nombre?— dijo el chico de ojos oscuros temblando.
— La verdadera pregunta es: ¿Cómo tú no sabes el mío?
— ¿Debería?— dijo Josh divertido.
— Yo, si fuera tú, no bromearía con alguien como yo— sonrió el chico de ojos azules.
— ¿Me vas a matar?— preguntó nervioso.
— ¿Qué? ¡Por supuesto que no!— el muchacho en el suelo suspiró aliviado— Te voy a hacer sufrir.
— No, no lo hagas. Por favor, lo lamento.
— Es muy tarde para lamentos, ¿No lo crees?
— Nunca es tarde.
— Sé como destruirte por completo, sin necesidad de ensuciar mis manos. Me gustaría verte a ti mismo lastimándote, y acabando con tu propia vida. Muy divertido, ¿No?
— ¿Qué clase de enfermo observa eso divertido?
—Yo no soy un enfermo, soy mucho mejor que eso— sonrió, haciendo de sus azulados ojos, un tono carmín.
— Dios santo…
— Muere en paz— rió, haciendo que el chico comenzará a golpearse a sí mismo por todos lados en ese callejón.
— ¡Para, por favor!
— Ni lo sueñes, esto se está poniendo mejor.
— ¡Ya basta!— habló por última vez antes de brindarse un último golpe, y luchar por respirar, aunque eso, ya no le serviría— Te odio, ojala y te vayas al infierno.
— Yo vivo allí desde que tengo memoria.
— Arruinaste mi vida, ya no me casaré…— sollozó Josh.
— He arruinado muchas más, no te quejes, los he dejado peor.
Comenzó a irse del callejón, con una de sus sonrisas malévolas, sabiendo que ese Hallowen, sería su preferido, a sus cortos 26 años. Ese día, encontraría lo que estaba buscando. No solo almas, sufrimiento, y dolor junto a las lágrimas… Encontraría inocencia en su víctima, llevaba planeando esto hacía mucho.
— ¡Feliz Hallowen, Josh!— dijo antes de salir por completo del callejón.
Última edición por Sofie. el Dom 02 Nov 2014, 6:19 pm, editado 1 vez
Invitado
Invitado
Re: It's Halloween || N.C
Capítulo 001
sam brannan || dylan connor.
^
No hay mejor lugar que una casa abandonada para hacer una fiesta, es más, una fiesta de Halloween, en el día de Halloween, disfrazados para Halloween. Chicos de institutos, que se encontraban en el mismo curso, pero en diferentes lugares, habían sido seleccionados para ir a la fiesta de sus vidas. Sí, para algunos, la última, para otros, una de miles. Sam Brannan había encontrado una invitación en su casillero, que era para asistir a la fiesta de la que todos hablaban en ese entonces, muchos querían ir, pero sólo con presentar la invitación que contenía tu nombre, podías asistir.
El último timbre sonó, ya eran las 6:45pmHora de salir a disfrazarse. La pelinegra caminó casi hasta llegar a la puerta, hasta que sintió como la jalaban y la metían en un armario oscuro.
—¿Quién eres?— susurré.
—Oh, soy tu peor pesadilla.
—¿Qué? Yo… Esta no es una broma de buen gusto.
—Pensé que caerías.
— ¿En serio lo creíste, Anna?
—Sí, pero ya no tiene caso. Oye…
—¿Qué? Espera, salgamos de aquí, me estoy sofocando.
—Ya, ya. Lo siento.
—No importa.
Ambas muchachas salieron del armario, y caminaron hasta salir por completo del instituto.
—Ahora sí, dime.
—Bien. ¿Te invitaron a la fiesta?
—¿La jodida fiesta de la que todos hablan?
—La misma.
—Sí. ¿Y a ti?
—¿Cómo crees? ¡Por supuesto que sí!
—Iremos juntas, supongo.
—Así es.
—Genial. ¿De qué te disfrazarás?
—Bueno, se suponía que Josh y yo iríamos de unos disfraces juntos, pero no lo he visto, entonces creo que iré de zombie.
—Oh, cuanto lo siento. Espero que mi cuñadito esté bien, eh —le sonrió dulcemente a su amiga rubia.
—Cuando te lo propones, eres más dulce que el chocolate, Sam.
Llegaron a sus casas, y como eran vecinas, se disfrazaron. Caminaron juntas al lugar planeado para la celebración. Sam usaba su lindo traje de vampiresa, capa roja, vestido blanco corto con ciertas manchas aparentando ser sangre, detalles en su hermoso rostro, colmillos, su cabello suelto, y sus botas marrones favoritas, ya estaba lista. Una última vista en su espejo, y salió para encontrarse con su querida amiga vestida con una camiseta con millones agujeros, cabello despeinado, sangre en maquillaje, shorts desgarrados, y de igual forma se veía hermosa, con sus rubios cabellos hechos un desastre. La fiesta estaba lista para ellas, mejor dicho, para una de ambas, pero… ¿Estaban lista para la fiesta?
Música alta, la mansión más grande del lugar decorada muy realista, pero hacía que se viese genial, y hasta escalofriante. Al momento de entrar, Anna se perdió con un muchacho, pero desde ese momento, no la volvió a ver, peor a Sam no le preocupaba, porque sabía que su amiga necesitaba de las relaciones para poder estar en buen estado, como lo dijo el médico, y ya le había sido infiel a su novio Josh en una ocasión, pero este se la perdono. Daba vueltas por la zona menos llena de la mansión, hasta llegar a un pasillo con una luz parpadeante, y aspecto macabro. Una chica muy linda de ojos azules y cabellos castaños se le acercó. Al parecer eran las únicas en ese lugar.
—Hola —saludó.
—Hola, soy Sam, un gusto. ¿Y tú? —dijo amablemente la pelinegra.
—Soy Julieta, el gusto es mío. ¿También te molesta el ruido? —sonrió comprensiva.
—Sí. Supongo que no somos de estas cosas, eh —bromeó Sam—. ¿Quieres entrar a inspeccionar una de estas puertas?
—Adelante. Yo a esta, tú a aquella —dijo la castaña señalando a las únicas dos puertas del lugar, una a un extremo, la otra al extremo contrario.
—Genial. A las de tres, ¿Te parece?
—De acuerdo. Uno…—susurró Julieta.
—Dos…—susurró Sam sonriente.
—¡Tres!—exclamaron ambas.
Corrieron a las puertas, y se voltearon a ver riendo, pero el chiste acabó al cerrarse ambas puertas de golpe, sin ser tocadas por nadie. Preocupadas, intentaron abrirlas, pero al parecer, era imposible.
—¿Julieta? —habló la chica con la voz temblorosa.
—¿Sí, Sam? —respondió de igual forma.
—¿Estás bien? —preguntó en un susurró—. ¿No te ha pasado nada?
La chica se tardó en contestar, pero lo hizo.
—¿También hay alguien contigo en la habitación?
—¿Alguien conmigo? ¿A qué te…? —no pudo terminar la oración, cuando sintió a alguien tomando su cintura, y tapando sus labios, para evitar un grito.
—Hola, preciosa —susurraron en su oído con sensualidad, mientras un cálido aliento chocaba contra su cuello—. ¿Prometes no gritar? —Preguntó, dejando un suave beso en su cuello—. ¿Prometes no gritar? —Preguntó de nuevo, mientras ella asentía. Sabía que era un chico, esa voz masculina y levemente aterciopelada, sin olvidar lo poco muy ronca, debía ser un chico—. Sabía que eras obediente, preciosa. Quitaré mi mano, si gritas, te juro que te arrepentirás —ella sintió como el chico detrás de ella, formaba una sonrisa maliciosa.
El chico retiró poco a poco su mano de los labios de ellas, mientras que seguía temblando todo su pequeño cuerpo, ella se volteó, o bien él la hizo voltearse para dejar que ella lo viese.
El último timbre sonó, ya eran las 6:45pmHora de salir a disfrazarse. La pelinegra caminó casi hasta llegar a la puerta, hasta que sintió como la jalaban y la metían en un armario oscuro.
—¿Quién eres?— susurré.
—Oh, soy tu peor pesadilla.
—¿Qué? Yo… Esta no es una broma de buen gusto.
—Pensé que caerías.
— ¿En serio lo creíste, Anna?
—Sí, pero ya no tiene caso. Oye…
—¿Qué? Espera, salgamos de aquí, me estoy sofocando.
—Ya, ya. Lo siento.
—No importa.
Ambas muchachas salieron del armario, y caminaron hasta salir por completo del instituto.
—Ahora sí, dime.
—Bien. ¿Te invitaron a la fiesta?
—¿La jodida fiesta de la que todos hablan?
—La misma.
—Sí. ¿Y a ti?
—¿Cómo crees? ¡Por supuesto que sí!
—Iremos juntas, supongo.
—Así es.
—Genial. ¿De qué te disfrazarás?
—Bueno, se suponía que Josh y yo iríamos de unos disfraces juntos, pero no lo he visto, entonces creo que iré de zombie.
—Oh, cuanto lo siento. Espero que mi cuñadito esté bien, eh —le sonrió dulcemente a su amiga rubia.
—Cuando te lo propones, eres más dulce que el chocolate, Sam.
Llegaron a sus casas, y como eran vecinas, se disfrazaron. Caminaron juntas al lugar planeado para la celebración. Sam usaba su lindo traje de vampiresa, capa roja, vestido blanco corto con ciertas manchas aparentando ser sangre, detalles en su hermoso rostro, colmillos, su cabello suelto, y sus botas marrones favoritas, ya estaba lista. Una última vista en su espejo, y salió para encontrarse con su querida amiga vestida con una camiseta con millones agujeros, cabello despeinado, sangre en maquillaje, shorts desgarrados, y de igual forma se veía hermosa, con sus rubios cabellos hechos un desastre. La fiesta estaba lista para ellas, mejor dicho, para una de ambas, pero… ¿Estaban lista para la fiesta?
Música alta, la mansión más grande del lugar decorada muy realista, pero hacía que se viese genial, y hasta escalofriante. Al momento de entrar, Anna se perdió con un muchacho, pero desde ese momento, no la volvió a ver, peor a Sam no le preocupaba, porque sabía que su amiga necesitaba de las relaciones para poder estar en buen estado, como lo dijo el médico, y ya le había sido infiel a su novio Josh en una ocasión, pero este se la perdono. Daba vueltas por la zona menos llena de la mansión, hasta llegar a un pasillo con una luz parpadeante, y aspecto macabro. Una chica muy linda de ojos azules y cabellos castaños se le acercó. Al parecer eran las únicas en ese lugar.
—Hola —saludó.
—Hola, soy Sam, un gusto. ¿Y tú? —dijo amablemente la pelinegra.
—Soy Julieta, el gusto es mío. ¿También te molesta el ruido? —sonrió comprensiva.
—Sí. Supongo que no somos de estas cosas, eh —bromeó Sam—. ¿Quieres entrar a inspeccionar una de estas puertas?
—Adelante. Yo a esta, tú a aquella —dijo la castaña señalando a las únicas dos puertas del lugar, una a un extremo, la otra al extremo contrario.
—Genial. A las de tres, ¿Te parece?
—De acuerdo. Uno…—susurró Julieta.
—Dos…—susurró Sam sonriente.
—¡Tres!—exclamaron ambas.
Corrieron a las puertas, y se voltearon a ver riendo, pero el chiste acabó al cerrarse ambas puertas de golpe, sin ser tocadas por nadie. Preocupadas, intentaron abrirlas, pero al parecer, era imposible.
—¿Julieta? —habló la chica con la voz temblorosa.
—¿Sí, Sam? —respondió de igual forma.
—¿Estás bien? —preguntó en un susurró—. ¿No te ha pasado nada?
La chica se tardó en contestar, pero lo hizo.
—¿También hay alguien contigo en la habitación?
—¿Alguien conmigo? ¿A qué te…? —no pudo terminar la oración, cuando sintió a alguien tomando su cintura, y tapando sus labios, para evitar un grito.
—Hola, preciosa —susurraron en su oído con sensualidad, mientras un cálido aliento chocaba contra su cuello—. ¿Prometes no gritar? —Preguntó, dejando un suave beso en su cuello—. ¿Prometes no gritar? —Preguntó de nuevo, mientras ella asentía. Sabía que era un chico, esa voz masculina y levemente aterciopelada, sin olvidar lo poco muy ronca, debía ser un chico—. Sabía que eras obediente, preciosa. Quitaré mi mano, si gritas, te juro que te arrepentirás —ella sintió como el chico detrás de ella, formaba una sonrisa maliciosa.
El chico retiró poco a poco su mano de los labios de ellas, mientras que seguía temblando todo su pequeño cuerpo, ella se volteó, o bien él la hizo voltearse para dejar que ella lo viese.
Invitado
Invitado
Re: It's Halloween || N.C
Prologo
Julieta Grey y El Asesino Psicópata
— ¿Se puede saber por qué llegaste tarde otra vez? —le reprocho su mejor amigo.
—No dormí nada bien… —murmuro ella mientras abría su casillero. Algo calló de este repentinamente—. ¿Mmh?
— ¿Qué es esto? —dijo Ethan arrebatándole el trozo de papel a su amiga
— ¡Oye! ¡Eso es mío!
—Ah, solo eso.
— ¿Qué cosa?
—Toma, todo tuyo —le arrojo el papel a la chica.
La muchacha sostuvo el delgado y oscuro papel. Una invitación, una invitación a la fiesta de disfraces más grande del instituto. No tenía autor, o al menos la invitación no le mencionaba.
— ¿Se supone que será en una casa abandonada? Gracias pero no —bufó la muchacha. Lo abandonado le recordaba su tétrica pesadilla.
—Oh, ¡Vamos July! ¿Acaso eres una gallina? —se burló el muchacho. Ella le lanzo una mirada asesina.
— ¿Irás?
— ¡Claro que sí! Sera la fiesta más grande del siglo, todo el instituto ira —exclamo el muchacho—. No voy a perder la oportunidad de tirarme a alguna chica.
—Eres un cerdo Ethan—río la muchacha.
—Pero un cerdo con suerte —dijo mientras le guiñaba un ojo a dos chicas. Estas rieron tontamente.
La muchacha bufó, su mejor amigo siempre había sido un patán. Cuando por fin sonó la campana anunciando la salida ella aún se cuestionaba si debía o no ir. Finalmente opto por ir, de cualquier manera ¿Qué era lo peor que podría pasar? Al llegar a su departamento corrió a su habitación a buscar su disfraz. Decidió disfrazarse de Caperucita Roja, un disfraz fácil y sencillo. Cuando al fin termino de prepararse el timbre comenzó a sonar. Corrió a atender a la puerta. Al abrirla no había nadie. Salió completamente de su departamento, no vio a nadie cerca.
— ¿Julieta Grey? —dijo una voz sobresaltándola. Reconoció al instante al dueño de aquella voz.
— ¡Que estúpido eres Ethan! Casi me das un infarto —le grito al muchacho disfrazado de pirata.
Ethan estallo en carcajadas. July, molesta, le dio un golpe en el brazo. El muchacho le dirigió una mirada asesina mientras frotaba el lugar donde había sido golpeado.
— ¡Es Halloween! Divierte un poco.
— ¿Qué se supone que eres? ¿Foxy el pirata? —se burló la chica.
— ¿Qué se supone que eres tú? ¿Acaso tienes cinco años? —contraataco el muchacho.
—Tan solo hay que ir a la maldita fiesta —murmuro ella cerrando la puerta de su apartamento.
[…]
La música brotaba de cada rincón de la abandonada mansión. Luces de colores iluminaban el cielo nocturno junto a la enorme luna. Jóvenes disfrazados disfrutaban la noche como si no hubiera un mañana mientras bailaban al compás de la música. Ambos jóvenes sonrieron divertidos, entraron a la misteriosa fiesta. La música reventaba sus oídos, era tan fuerte que ahogaría hasta el sonido de una bomba al estallar. Ethan y July se separaron nada más adentrarse en aquel lugar. “Seguramente se estará ligando a alguna chica” pensó July, su amigo era tan predecible. El sonido comenzaba a taladrar sus tímpanos, se dirigió a la zona más silenciosa del lugar. Lo único que quería era descansar de tanto ruido. Pero tan pronto se separó de la multitud diviso una sombra a lo lejos. Curiosa, la muchacha comenzó a seguir aquella figura. Perdió su pista al llegar a un corredor parecido al de su sueño. Una parpadeante luz colgaba del techo y 2 únicas puertas se alzaban por los extremos de aquel corredor. Escucho pasos detrás de ella, tal vez era el dueño de la oscura figura. Se acercó y encontró a una chica disfrazada de vampiro, se veía realmente bella.
—Hola —saludo July.
—Hola, soy Sam, un gusto. ¿Y tú? —dijo la muchacha amable.
—Soy Julieta, el gusto es mío. ¿También te molesta el ruido? —era entendible, el volumen reventaba los tímpanos.
—Sí. Supongo que no somos de estas cosas, eh —rio—. ¿Quieres entrar a inspeccionar una de esas puertas?
—Adelante —dijo firme—. Yo a esta, tu a aquella —señalo las puertas frente a ella.
—De acuerdo. Uno…—susurró la castaña.
—Dos…—susurró Sam sonriente.
— ¡Tres!—exclamaron ambas.
Corrieron a las habitaciones tras las puertas. Voltearon a verse riendo, sin embargo la diversión se acabó en un instante. Las puertas se cerraron, habían sido encerradas en los obscuros cuartos. Sus intentos de escapar fueron en vano.
— ¿Julieta? —habló la chica con la voz temblorosa.
— ¿Sí, Sam? —respondió de igual forma.
— ¿Estás bien? —preguntó en un susurró—. ¿No te ha pasado nada?
La chica se había paralizado. Un muchacho estaba con ella en la habitación y la observaba fijamente con una sonrisa divertida en el rostro. Cautelosa, ella contesto a la pelinegra en la otra habitación.
— ¿También hay alguien contigo en la habitación?
— ¿Alguien conmigo? ¿A qué te…? —repentinamente la voz de la muchacha fue ahogada.
— ¿Sam? —No obtuvo respuesta— ¡¿Qué carajos está pasando?! —le grito a la figura frente a ella.
Con un ágil movimiento, la figura le aprisiono contra la puerta. Sentía su respiración chocar con la suya. Su corazón se aceleró, estaba aterrada pero no iba a demostrarlo ante un extraño.
—Hola caperucita, ¿No tienes miedo a que el lobo te coma? —susurro el muchacho en su oído.
—Aléjate —dijo cortante la muchacha. Si quería pelea, la tendría.
— ¿Fría? Eso me gusta —río el chico besando su mejilla.
—No te tengo miedo, déjame salir —dijo ella apretando la mandíbula.
—Con que muy valiente ¿No? —el muchacho arqueó una ceja—. Ya lo veremos.
—No dormí nada bien… —murmuro ella mientras abría su casillero. Algo calló de este repentinamente—. ¿Mmh?
— ¿Qué es esto? —dijo Ethan arrebatándole el trozo de papel a su amiga
— ¡Oye! ¡Eso es mío!
—Ah, solo eso.
— ¿Qué cosa?
—Toma, todo tuyo —le arrojo el papel a la chica.
La muchacha sostuvo el delgado y oscuro papel. Una invitación, una invitación a la fiesta de disfraces más grande del instituto. No tenía autor, o al menos la invitación no le mencionaba.
— ¿Se supone que será en una casa abandonada? Gracias pero no —bufó la muchacha. Lo abandonado le recordaba su tétrica pesadilla.
—Oh, ¡Vamos July! ¿Acaso eres una gallina? —se burló el muchacho. Ella le lanzo una mirada asesina.
— ¿Irás?
— ¡Claro que sí! Sera la fiesta más grande del siglo, todo el instituto ira —exclamo el muchacho—. No voy a perder la oportunidad de tirarme a alguna chica.
—Eres un cerdo Ethan—río la muchacha.
—Pero un cerdo con suerte —dijo mientras le guiñaba un ojo a dos chicas. Estas rieron tontamente.
La muchacha bufó, su mejor amigo siempre había sido un patán. Cuando por fin sonó la campana anunciando la salida ella aún se cuestionaba si debía o no ir. Finalmente opto por ir, de cualquier manera ¿Qué era lo peor que podría pasar? Al llegar a su departamento corrió a su habitación a buscar su disfraz. Decidió disfrazarse de Caperucita Roja, un disfraz fácil y sencillo. Cuando al fin termino de prepararse el timbre comenzó a sonar. Corrió a atender a la puerta. Al abrirla no había nadie. Salió completamente de su departamento, no vio a nadie cerca.
— ¿Julieta Grey? —dijo una voz sobresaltándola. Reconoció al instante al dueño de aquella voz.
— ¡Que estúpido eres Ethan! Casi me das un infarto —le grito al muchacho disfrazado de pirata.
Ethan estallo en carcajadas. July, molesta, le dio un golpe en el brazo. El muchacho le dirigió una mirada asesina mientras frotaba el lugar donde había sido golpeado.
— ¡Es Halloween! Divierte un poco.
— ¿Qué se supone que eres? ¿Foxy el pirata? —se burló la chica.
— ¿Qué se supone que eres tú? ¿Acaso tienes cinco años? —contraataco el muchacho.
—Tan solo hay que ir a la maldita fiesta —murmuro ella cerrando la puerta de su apartamento.
[…]
La música brotaba de cada rincón de la abandonada mansión. Luces de colores iluminaban el cielo nocturno junto a la enorme luna. Jóvenes disfrazados disfrutaban la noche como si no hubiera un mañana mientras bailaban al compás de la música. Ambos jóvenes sonrieron divertidos, entraron a la misteriosa fiesta. La música reventaba sus oídos, era tan fuerte que ahogaría hasta el sonido de una bomba al estallar. Ethan y July se separaron nada más adentrarse en aquel lugar. “Seguramente se estará ligando a alguna chica” pensó July, su amigo era tan predecible. El sonido comenzaba a taladrar sus tímpanos, se dirigió a la zona más silenciosa del lugar. Lo único que quería era descansar de tanto ruido. Pero tan pronto se separó de la multitud diviso una sombra a lo lejos. Curiosa, la muchacha comenzó a seguir aquella figura. Perdió su pista al llegar a un corredor parecido al de su sueño. Una parpadeante luz colgaba del techo y 2 únicas puertas se alzaban por los extremos de aquel corredor. Escucho pasos detrás de ella, tal vez era el dueño de la oscura figura. Se acercó y encontró a una chica disfrazada de vampiro, se veía realmente bella.
—Hola —saludo July.
—Hola, soy Sam, un gusto. ¿Y tú? —dijo la muchacha amable.
—Soy Julieta, el gusto es mío. ¿También te molesta el ruido? —era entendible, el volumen reventaba los tímpanos.
—Sí. Supongo que no somos de estas cosas, eh —rio—. ¿Quieres entrar a inspeccionar una de esas puertas?
—Adelante —dijo firme—. Yo a esta, tu a aquella —señalo las puertas frente a ella.
—De acuerdo. Uno…—susurró la castaña.
—Dos…—susurró Sam sonriente.
— ¡Tres!—exclamaron ambas.
Corrieron a las habitaciones tras las puertas. Voltearon a verse riendo, sin embargo la diversión se acabó en un instante. Las puertas se cerraron, habían sido encerradas en los obscuros cuartos. Sus intentos de escapar fueron en vano.
— ¿Julieta? —habló la chica con la voz temblorosa.
— ¿Sí, Sam? —respondió de igual forma.
— ¿Estás bien? —preguntó en un susurró—. ¿No te ha pasado nada?
La chica se había paralizado. Un muchacho estaba con ella en la habitación y la observaba fijamente con una sonrisa divertida en el rostro. Cautelosa, ella contesto a la pelinegra en la otra habitación.
— ¿También hay alguien contigo en la habitación?
— ¿Alguien conmigo? ¿A qué te…? —repentinamente la voz de la muchacha fue ahogada.
— ¿Sam? —No obtuvo respuesta— ¡¿Qué carajos está pasando?! —le grito a la figura frente a ella.
Con un ágil movimiento, la figura le aprisiono contra la puerta. Sentía su respiración chocar con la suya. Su corazón se aceleró, estaba aterrada pero no iba a demostrarlo ante un extraño.
—Hola caperucita, ¿No tienes miedo a que el lobo te coma? —susurro el muchacho en su oído.
—Aléjate —dijo cortante la muchacha. Si quería pelea, la tendría.
— ¿Fría? Eso me gusta —río el chico besando su mejilla.
—No te tengo miedo, déjame salir —dijo ella apretando la mandíbula.
—Con que muy valiente ¿No? —el muchacho arqueó una ceja—. Ya lo veremos.
limbo.
Re: It's Halloween || N.C
Capítulo 002
sam brannan || dylan connor.
^
Ojos azul hielo, como su corazón, tez blanca, altísimo, cabello rubio, aunque por las raíces oscuras, notó que era teñido. Fuerte, musculoso. Realmente era atractivo. Y su tipo. Pero eso no era lo que le importaba ahora. Quería saber porque estaba encerrada en un habitación con él. Llevaba una máscara, no podía ver su rostro, y vestía un elegante y perfecto esmoquin.
—¿Quién eres? —dijo temblorosa. Él solo se rió. No entendía, ella no lo entendía, ¿Cuál era el chiste?
—Soy Dylan II, hijo de Lucifer, a tus servicios, nena —hizo una reverencia, para luego levantarse mirándola con cierta picardía.
—¿Hijo de... ? ¿Qué? —preguntó, y él sonrió.
—Vengo muy ansioso, sabía que eras hermosa, pero no pensé que tanto. Justo lo que mi padre me pidió. La entrega de la vieja señora Brannan...
—¿Entrega de mi abuela? Hey, no, Daniel... —dijo alejándose, aunque no sabía que se quedaría sin salida.
—Dylan, nena —sonrió de lado.
Él comenzó a moverse hacia ella, sabiendo que pronto se daría un golpe suave contra el muro, y podría aprisionarla.
—Dylan, lo siento, pero debo irme —dijo dándose la vuelta para chocar con la pared.
—Oh, nena, no tienes salida —se acercó decidido y la aprisionó entre su cuerpo y el muro.
—Aquí había una puerta... ¿Qué sucede? —dijo preocupada y asustada, temblaba de miedo.
—Aquí había una puerta... ¿Qué sucede? —dijo preocupada y asustada, temblaba de miedo.
—Se nota que no escuchas, bonita. ¿Qué sucede? Te diré que sucede —sonrió tomándola por la cintura, sintiendo el palpitar acelerado de ella, y su respiración agitada. Sentía el poder en su sangre malvada, y sus pensamientos se llenaban de deseos impuros—. Soy el hijo de Lucifer. ¿Sabes quién es, no? —ella asintió rápidamente—. Perfecto. Pues... ¿Qué crees tú que haría el hijo de él?
—No lo sé... —respondió sincera, mientras el miedo iba tomando más terreno en ella, cada más y más—. ¿Deleitarse con el dolor?
—Buena respuesta. Y como todo ser del mundo o el universo, necesitan placer, ¿Entiendes? —rió.
—Buena respuesta. Y como todo ser del mundo o el universo, necesitan placer, ¿Entiendes? —rió.
—Claro... Espera. Yo no voy a ser lo que intentas decir —gruñó ella molesta.
—No, no por tu cuenta. Pero poco a poco irás cediendo. Tú lo sabes —sonrió él, se le acercó aún más, y besó su mejilla, al mismo tiempo en que se detenía a apreciar su olor a flores.
[***]
Sus ojos verdes fueron abriéndose poco a poco. ¿Su habitación? Lo último que recordaba fue aquel momento con ese tal Dylan, que se creía hijo de Lucifer, un pasado de copas en su totalidad, ni siquiera su pequeño primo de cinco años decía aquellas locuras, alucinaciones, o lo que sea. Se levantó de la cama, debía tomar una ducha. Se despejaría, y olvidaría lo de Dylan, seguro fue un sueño extraño.
—¡Sam! —escuchó a su hermano llamarla—. ¡Pequeña, anda! ¡Prometiste que saldríamos hoy!
—¡Lo sé, Robert! —le dijo—. ¡Cámbiate, me bañaré, y nos vamos!
—¡Genial! Pensé que no me cumplirías, y me fallarías —dijo riendo, el parque de diversiones era su lugar favorito.
—¡Genial! Pensé que no me cumplirías, y me fallarías —dijo riendo, el parque de diversiones era su lugar favorito.
Ella se desvistió, y se metió a la ducha de su baño personal, su abuela era una empresaria importante, las comodidades para ella y su hermano sobraban.
—¿Quién dice que no voy a cumplirte, tonto? —bromeó ella.
—Yo —dijeron a sus espaldas, haciendo que se voltease.
—¿Dylan? —preguntó asustada, viendo al muchacho sin su máscara negra, pero aún con su esmoquin.
—El mismo —sonrió.
Ella, por instinto, tomó la toalla y se cubrió, mientras veía como el agua artificial caía sobre él, pero de alguna manera, se veía completamente seco y arreglado, como si no estuviese mojado.
—¿Qué haces acá? ¿Cómo entraste? —lo llenó de preguntas, apagando la ducha.
—¿En serio? ¿No creíste nada de lo que te dije ayer? —ella negó—. Ciertas partes fueron mentira, pero no lo que soy y de donde provengo. Dylan II, hijo de Lucifer. Eres el premio de intercambio, alguien de tu familia te vendió a mi padre, y por lo tanto, nos perteneces. Lucifer decidió que serías un regalo para mí, y aquí estoy. Viniendo por mi regalo.
—¿Regalo? ¿Vendida por un familiar? ¿A ti? ¿Acaso es una mala broma? —dijo curiosa.
Salió del baño con su toalla puesta, y se dirigió a el armario para buscar algo que ponerse. Sacó los shorts de mezclilla, la camiseta negra de tirantes, la misa a cuadros rojos, negros, azules y blancos, y finalmente, sus converse blancos. Dejó todo sobre la cama, y se dirigió por la ropa interior. Se la colocó, y peinó su cabello en una coleta. Se puso la ropa, y buscó los accesorios, un anillo en el dedo medio, un colgante con un sol, sus pulseras y la gorra negra de New York.
—Qué hermosa. Me encanta tu estilo, bonita. Y a tu pregunta, no hago bromas sobre lo de almas vendidas, a Lucifer nunca le han gustado esas bromas —dijo mientras acomodaba su esmoquin—. Me llaman, ya vuelvo.
—¿Te llaman? —dijo volteándose hacia donde él estaba, en marco de la puerta del baño, para encontrarse con la caoba y nada más.
Suspiró, y salió de su habitación. Comenzaba a volverse loca. Él la volvió loca, aunque no estaba segura de qué cosa la volvió loca, si de las hormonas por verlo tan guapo bañándose, o si loca de esquizofrenia. Comenzaba a asustarse, pero de ella misma.
—¡Sam! ¡Vayámonos hermanita! —escuchó la dulce voz de su hermano mayor, Robert.
— Claro, ahora voy —dijo bajando las escaleras a una velocidad casi sobrehumana.
Le sonrió a el chico de 19 años, y salieron dirigiéndose al parque de diversiones favorito de ambos, al menos, desde que tenían memoria, lo era.
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