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Mensaje por Natuu! Mar 03 Ene 2012, 11:46 pm

CAPÍTULO 5



______ suspiró al escuchar por segunda vez el buzón de voz. Su mirada recorrió con lentitud los enormes árboles que se extendían formando una hilera a su derecha, su bastón se hundió nuevamente en la gravilla del suelo haciendo un crujido mientras la suave brisa de la tarde jugaba con algunos mechones de su pelo, su nariz captó enseguida un penetrante y delicioso aroma a rosas envuelto en el aire.
Frunció el ceño al escuchar un nuevo pitido en el teléfono.
—Frank, llámame en cuanto oigas este mensaje —respondió ella con sequedad—. Es importante, necesito… —sus dedos se crisparon un instante alrededor del teléfono, ______ dejó escapar un suspiro, sus próximas palabras fueron más suaves y urgentes—. Abuelo, está ocurriendo de nuevo, necesito… —ella vaciló de nuevo—. Llámame, ¿de acuerdo?
______ cerró la tapa del teléfono cortando así la conexión y suspiró. No estaba segura de haber hecho lo correcto, pero era la única persona a la que podía recurrir con algo así. Su familia no lo entendería. Nunca lo habían entendido.
—Solo espero no estar volviéndome loca yo también —musitó apretando el teléfono un instante antes de llevárselo al bolsillo trasero del pantalón y deslizarlo en su interior.
Apoyada en su inseparable bastón caminó lentamente por el sendero de grava que rodeaba el enorme edificio, la fila de árboles que se extendía a su derecha continuaba unos cuantos metros más hasta encontrarse con lo que parecía ser un cercado. ______ se llevó la mano al bolsillo del pantalón y sacó el folleto que le había dado la recepcionista, además de los horarios del comedor había un pequeño plano de cómo estaba distribuida la parcela, así como también un resumen de las posibles actividades que se podían desarrollar.
Las caballerizas. El cerco que empezaba tras los árboles era el de las caballerizas. Inconscientemente, bajó la mirada a su pierna e hizo una mueca. Le encantaban los caballos, de hecho, le gustaba todo lo que no se arrastrase y escupiese la lengua y las arañas tampoco eran lo suyo. Aunque era práctica, nada de gritos histéricos para ______, una buena zapatilla era una solución espléndida.
El aroma de las flores se hacía más fuerte una vez dejó el lateral del edificio tras ella, una gran variedad de colores se mezclaban en una pequeña parcela de jardín, apretados capullos amarillos, otras en color blanco totalmente abiertas, los rosales se veían exuberantes llenándolo todo de color y delicioso aroma. ______ acarició los pétalos de una de las flores con las yemas de los dedos, era pura seda al tacto, sonriendo se inclinó ligeramente para aspirar su aroma, cerrando los ojos, absorbiendo y memorizando su fragancia.
Un repentino escalofrío le subió por la espalda, sus dedos se cerraron sobre el puño del bastón al tiempo que el estómago se contraía al captar un sutil aroma de algo totalmente distinto a las rosas. Cuero. Hombre. Arrolladora masculinidad. ¿Cómo era posible? Antes de darse la vuelta ya sabía lo que se encontraría, pero no estaba preparada para esa mirada, para esos inquisitivos y viejos ojos cafés que tanto habían visto. Realmente, nunca estaría preparada.
Parpadeó un par de veces intentando que la aparición se esfumara, pero no dio resultado, con un suspiro de rendición se incorporó y lo enfrentó.
—Tenía la esperanza de que fueses una alucinación causada por el estrés o la asquerosa comida del avión —fue el saludo de bienvenida de ella.
Nicholas respondió con un amago de sonrisa, todavía le resultaba extraño y totalmente asombroso el que pudiera comunicarse con alguien.
—Por suerte para mí, no soy ninguna de la dos cosas —le aseguró alzando el ala del sombrero con un golpecito de los dedos.
—Sí, que afortunado —respondió ella tomándose un momento para observar al hombre que estaba de pie a escasos pasos de ella—. Así que… estás muerto.
______ se encogió interiormente al verlo sonreír, no llegó a despegar los labios pero fue suficiente para que empezase a dudar de su propia cordura, estaba considerando de un letal atractivo a un hombre que quien sabe cuántos años llevaría muerto. Sacudió la cabeza para apartar aquellos absurdos pensamientos.
—Olvida la pregunta —se retractó ella con incomodidad.
Nicholas caminó lentamente hacia ella, inclinándose para mirarla a los ojos cuando la tuvo frente a él.
—¿Realmente te parezco una alucinación? —su pregunta fue un profundo ronroneo que envió un escalofrío por la columna vertebral de ella.
______ retorció instintivamente, la cercanía de aquel… lo que fuese… la ponía muy nerviosa.
—Teniendo en cuenta mi desbordante imaginación, no sabría que decirte — respondió ella con un mohín.
El hombre pareció sorprenderse por su respuesta, sus ojos cafés se abrieron ligeramente un segundo antes de incorporarse y volver la mirada hacia el hotel.
—No creo que asustar al personal del hotel sea una buena manera de conseguir información —comentó él volviendo la mirada nuevamente hacia ella—. Aunque tengo que admitir que sabes cómo sonar convincente.
______ se encogió de hombros con despreocupación.
—Sí, bueno. No hay mejor mentira que la propia verdad un poco modificada —fue la contundente respuesta de ella.
—Interesante teoría —aceptó él con una leve inclinación de cabeza—. ¿Y qué has descubierto, si puedo saberlo?
Los labios femeninos se estiraron en una irónica sonrisa.
—¿Sabes con quien he hablado y no sabes de qué? —le respondió ella con cierto tono de diversión en su voz.
—Considérame de la vieja escuela —le respondió él con un ligero encogimiento de hombros—. Ante todo, respeto la privacidad.
______ se rió sin poder evitarlo.
—Oh, estupendo, un fantasma con buenas maneras —se rió ella—. Recuérdamelo cuando vuelvas a aparecerte en mi habitación y sin ser invitado.
Nicholas correspondió a su sonrisa.
—Esa también es mi habitación, ______ —le respondió pronunciando su nombre. Su acento le daba una extraña cadencia—.Y te gano en antigüedad.
El aire se levantó de repente moviendo los rosales en flor inundando el aire con la suave fragancia, ______ observó a Nicholas mientras se retiraba los mechones de pelo que el viento había levantado de sus coletas. Su mirada de suavizó.
—¿Llevas mucho tiempo por aquí? —preguntó en un suave susurro.
Nicholas asintió levemente con la cabeza.
—El suficiente —aceptó él, su mirada bajó hacia un arbusto a su izquierda, sus dedos acariciaron distraídos la suavidad de un capullo de rosa antes de volver a mirar hacia la fila de árboles que se extendían a espaldas de ______—. Estaba aquí cuando se plantaron esos árboles.
______ se volvió para ver los árboles que le señalaba. No entendía gran cosa de árboles, pero si de algo estaba segura es que los enormes troncos de aquellos colosos no se habían edificado de la noche a la mañana, debían tener al menos cien años o quizás aún más.
—Vaya —respondió ______ arrastrando la primera sílaba antes de volverse de nuevo hacia él—. Así que eres más viejo que la mugre. Enhorabuena. ¿Eso quiere decir que también te libraste de la Guerra de Secesión?
—Morí antes —respondió Nicholas con total ironía.
—Que oportuno —respondió ella volviendo a observar los enormes árboles—. Después de todo, el Sur perdió.
Nicholas la observó totalmente divertido, las respuesta de aquella muchacha eran un continuo bombardeo de ironía.
—De haber luchado en esa guerra, habría estado con los del Norte —respondió él caminando nuevamente hacia ella. Había algo en la pequeña morena que le atraía igual que un imán. Después de tanto tiempo solo, no dudaba que fuera precisamente el poder tener su compañía—. ¿Y tú de dónde vienes, ______?
Ella se apartó una de sus largas coletas hacia un lado y se volvió a mirarlo.
—De Irlanda —le respondió ella empezando a caminar hacia el sendero que discurría pegado a los árboles. Las hojas de color marrón que vestían a los colosos cubrían ahora el suelo como una espesa manta y crujían bajo sus pies—. Pero vivo en Rhode Island.
—Un cambio un tanto… drástico —respondió él acompasando sus pasos a los de ella para caminar a su lado.
—Mi familia es drástica —fue la seca respuesta de ella—. Entre otras muchas cosas —______ alzó la mirada hacia él para después indicar el hotel con un gesto de la barbilla—. ¿Tienes algo que ver con la familia que ocupa actualmente el hotel? ¿Tus descendientes, quizás?
Los labios de Nicholas se separaron en una irónica sonrisa.
—Algo así —respondió él—. Digamos que son, parientes lejanos.
—Um-hum —musitó ella mirándole de reojo—. Pues no es por nada, pero tu aspecto dista mucho de ser…”antiguo”
—Cuando llevas tanto tiempo muerto como lo llevo yo, aprendes algunos trucos — respondió él, sus ojos brillaban como si acabase de hacer una broma privada.
—¿Entre esos el de no parecer un Confederado?
El hombre bufó para diversión de ______, su aspecto era el de un niño enfurruñado.
—No soy confederado —respondió él con un mohín—. Ellos perdieron la guerra por estúpidos.
—Déjame adivinar, la clase de estúpidos que no han captado eso de “ve hacia la luz”—le respondió ella con diversión, exagerando su última frase.
Nicholas la miró ofendido y aquello arrancó una sonrisa de los labios de ______.
—Lo siento, no pude resistirme a decirlo —se justificó ella.
Él sacudió la cabeza y sonrió al verla como había cambiado el rostro de la chica al sonreír, se había iluminado. Desde el momento en que la había visto, había sentido una gran tristeza y rabia escondida en algún rincón de la pequeña morena, aquella debía ser la primera sonrisa sincera que exhibía en semanas.
—No sonríes mucho últimamente, ¿eh?
Aquel ligero comentario tuvo un efecto inmediato sobre la chica, la sonrisa desapareció inmediatamente de su rostro, sus dedos se aferraron con fuerza al bastón con el que se ayudaba a caminar.
Nicholas maldijo interiormente por su estupidez, había expresado sus pensamientos en voz alta.
—No he tenido motivos para sonreír —murmuró ella en un susurro al tiempo que retomaba el paseo.
Las hojas secas crujían bajo sus pies a cada pequeño paso que daba, la brisa acariciaba suavemente su cara jugando con su pelo mientras caminaba por el amplio sendero en dirección al cercado donde pacían ociosos un par de caballos. Él caminaba a su lado, silencioso, su pisadas no hacían ruido sobre la hojarasca, el viento no osaba siquiera acariciarlo, estaba allí y al mismo tiempo no estaba. Una presencia espectral, un fantasma y sin embargo tan vivo para ella.








Gracias por pasarse chicas, me alegro que les guste tanto la novela como a mi (:



Natuuu!!


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Natuu!
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Mensaje por raqel d' Jonas(NJJ<3 Miér 04 Ene 2012, 7:17 am

aaah seguilaaa y si a mi me encanta :)
raqel d' Jonas(NJJ<3
raqel d' Jonas(NJJ<3


http://twitter.com/#!/raqel_JBROTHERS

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Mensaje por Gaby85_JB Miér 04 Ene 2012, 7:26 am

Siguela! son cinco capitulos & amo esta novela!
_________________
"La Redentora de Almas" (Nick&Tu) Terminada  - Página 3 Mileycyrusvemparaobrasi
Ella es única, y por mas que la critiquen, ella es mi ídola:3

Pásense por mi nove:)
https://onlywn.activoforo.com/t8974-butterfly-fly-away-nick-jonas-tu
Gaby85_JB
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https://twitter.com/_GabyJB85

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Mensaje por Natuu! Miér 04 Ene 2012, 5:08 pm

Capítulo 5
(Segunda parte)



Los recuerdos acudieron a su mente sin invitación previa, sí, hacía tiempo que había dejado de sonreír y más tiempo aún había pasado desde la última vez que se sintió realmente contenta por algo o al lado de alguien.
—Fui una estúpida —musitó en voz baja—, realmente estúpida.
Nicholas posó la mirada en ella mientras la acompañaba en silencio, estaba sufriendo, el brillo de las lágrimas no derramadas inundaban sus ojos violetas y seguramente los recuerdos de algún episodio desagradable daría vueltas en su mente pero ella seguía caminando. La ligera cojera de su pierna izquierda lo intrigaba, se veía una mujer joven y llena de vida, su aspecto juvenil con aquellos jeans y el pelo recogido en dos coletas le parecía adorable, ella parecía adorable. No sabía que decir, hacía demasiado tiempo que no tenía que consolar a nadie, de hecho ni siquiera recordaba cuando fue la última vez que había intentado consolar a alguien.
“Estoy aquí… me tendrás a mí… siempre me tendrás a mí”
Sacudió la cabeza alejando sus propios y viejos fantasmas, ella seguía caminando a su lado, su mirada perdida en el horizonte y en sus propios pensamientos.
Había sucedido una semana antes. Estaba sentada en un taburete con los brazos apoyados sobre la barra que separaba la minúscula cocina del resto de la habitación, sus dedos se entrelazaban alrededor de la taza de café todavía humeante mientras sus ojos, apagados se perdían en el interior. El gastado pijama de franela de tonos verdes había visto mejores tiempos, su pelo estaba revuelto y enmarañado y se escapaba de la trenza en la que lo había recogido. Se había descuidado por completo, recluyéndose voluntariamente en aquel pequeño agujero esperando poder pasar desapercibida, deseando ser olvidada por todos. Pero nadie puede permanecer eternamente en el olvido.
La puerta principal se había abierto entonces al otro lado de la reducida habitación.
Alta y lo suficientemente delgada para moldear a la perfección el caro traje de diseño que llevaba puesto, uñas perfectamente cuidadas y un sutil maquillaje que contribuía a aumentar la belleza de los rasgos de aquel rostro femenino, tan fresca como una lechuga después de varias horas de avión, esa era Susan, su adorada y siempre dispuesta a enfrentarse al mundo, hermana.
—¡Pero qué demonio se te ha metido en el cuerpo! —acometió la recién llegada.
No hubo una cálida bienvenida, no había comprensión en su voz o sus ojos, solo pura censura. ______ se enderezó detrás del mostrador que separaba el salón de la cocina.
—¡Cómo has podido hacer algo tan absurdo, por amor de dios!¡Estás tirando dos años de tu vida por la ventana!
______ no dijo ni una sola palabra, se limitó a mirar a su impecable hermana por encima del borde de la taza de café que acababa de llevarse a los labios.
—Hola Susi, ¿Qué tal todo por Madrid? —Fue la descolorida respuesta al tiempo que levantaba la taza de café a modo de invitación—. ¿Café?
Los dedos de Susan se cerraron con fuerza alrededor de las asas del bolso de mano que llevaba, sus ojos de un azul violáceo, idénticos a los de su hermana se tomaron un segundo para recorrer el desaliñado aspecto de su hermana, con una mueca de disgusto volvió a fijarse en ______.
—¿Es esto todo lo que quieres en la vida? ¿Qué diablos te ha pasado, ______? Tú eres la sensata, la que se piensa las cosas antes de dar el primer paso y mírate —Susan la recorrió con la mirada—. Tú no eres de las que se deja ir, hundiéndose en la miseria. ¿Por qué has roto el compromiso? Sé que tenías dudas, pero esto es absurdo, pequeña.
¿Dudas? Una amarga sonrisa se extendió por los labios de ______, sí, aquella era Susan, la Susan que no quería ver, la hermana comprensiva y razonable, la que buscaría cualquier forma de solucionar los problemas que pudiera tener su hermana pequeña, incluso si eso significara tener que romperle las piernas al primero que se le ocurriera meterse con ella. Lástima que no lo hubiese hecho dos años atrás. No, aquella no era la mujer que quería ver, prefería que le mostrara su desprecio, que le dijera lo estúpida que había sido, no que se compadeciera de ella, que buscara una absurda escusa a su comportamiento.
La pequeña morena bajó la mirada a su taza y bajó del taburete cojeando hasta la cafetera. Aquella muestra de indiferencia molestó a su hermana.
—¿Es que no te das cuenta que has tirado la mejor oportunidad que tendrás nunca? Paul era perfecto para ti, él es una persona seria, calmada, os entendíais a la perfección. Tiene un trabajo estable y bien pagado, no rinde cuentas a nadie, él es lo mejor a lo que podrás llegar a aspirar jamás —Susan sacudió la cabeza y se concentró en abrir su bolso y sacar de él el teléfono móvil—. No voy a dejar que arruines tu vida por un tonto capricho…
______ la miró con rabia y decepción, rodeó cojeando el mostrador hasta terminar ante Susan quitándole el teléfono de las manos con un enfadado gesto.
—¡Deja de intentar dirigir mi vida, Susan! —Exclamó ______ apartando el teléfono—. ¡Ya basta! Soy perfectamente consciente de lo que hice así como de lo que pensáis papá, mamá y tú de mí. Sí, tiré el maldito anillo de compromiso por el retrete y ver su estúpida cara y oír sus balbuceantes protestas ha sido lo mejor que me ha pasado en estos últimos dos años. —______ enfrentó a Susan, su brazo se estiró indicando hacia la puerta a modo de seña—. ¡Ese cabrón se merecía que le cortara los huevos!
Susan se recuperó de su inicial sorpresa, era la primera vez que veía a su hermana pequeña en un estado tan alterado, la rabia que había en sus ojos al hablar de su ex prometido la asombraba. Cruzó los brazos sobre el pecho y la observó sin expresión alguna. ______ se erizó interiormente, había cosas que jamás cambiarían y una de ellas era la indiferencia de Susan a las cosas a las que no encontraba justificación bajo su punto de
vista.
—______… No lo disculpo, pero no será el primer ni último hombre que tenga un desliz —respondió Susan con voz firme restándole importancia al asunto—. Quizás las cosas hubiesen sido muy distintas si tú hubieses hecho algo al respecto… ¿Qué esperabas que hiciera… que hiciera cualquier hombre cuando su mujer se niega a compartir la cama con él? Esto te lo has buscado tu misma.
“No soy su mujer” ______ dio gracias interiormente por ello. Lo cierto es que jamás se había sentido atraída de ese modo por Paul, había habido cierta compenetración, amistad… pero, ¿De qué valía todo eso si no había pasión? Ella quería algo más, quería sentirse segura, quería sentir el anhelo y el deseo del que hablan en las novelas, quería ver las chispas, quería saber lo que se sentiría al tener un hombre delante que pusiese su mundo patas arriba, sentir como las palmas de las manos le escocían por ponerle las manos encima. Deseaba pasión.
Con Paul no había habido nada de eso.
—Con una zorra que salte de cama en cama en la familia tenemos más que suficiente —fue la respuesta de ______. Quería hacerle daño, deseaba verla desmoronada, herida. Quería verla sin la coraza que llevaba puesta como una máscara. Necesitaba que fuese su Hermana, la niña que había compartido con ella su infancia y no la extraña que tenía ante ella.
______ abrió los ojos desmesuradamente cuando sintió la picadura de la bofetada en su mejilla, pero su asombro no era nada comparado a la mirada de dolor y arrepentimiento que vio en los ojos de Susan cuando se dio cuenta de lo que acababa de hacer.
La mujer se sujetó la mano contra el pecho. Temblaba, por primera vez en mucho tiempo la fachada de autodominio de Susan se resquebrajaba.
—______ yo… —trató de acercarse de nuevo a ella.
______ le giró la cara, su mirada bajó al teléfono que todavía sostenía ahora incluso con más fuerza en sus manos.
—Ese cabrón se estaba follando a mi compañera de piso en la mesa de la cocina cuando llegué —la voz de ______ era suave, profunda y sin inflexiones de ningún tipo. Era como si hablase alguien totalmente ajeno a la escena—. Y cuando me vio parada en la puerta, me sonrió.
______ apretó con fuerza los puños, aquella era la única señal que indicaba su estado de ánimo.
—Me siguió hasta mi dormitorio con el único propósito de decirme que ella era una buena sustituta de cama, pero que eso no importaba para nada, que todavía quería casarse conmigo —una irónica sonrisa se extendió por los labios de ______—. No pensó lo mismo cuando me vio tirar el anillo de compromiso al retrete y tirar de la cadena. Entonces se pasó al extremo de que yo estaba loca, que era una… como dijo… ah, sí… que yo era una “pobre diabla desequilibrada” y que tenía suerte de que él me hubiese dedicado tanto tiempo. Debí clavarle las tijeras en los huevos cuando tuve oportunidad.
Se volvió entonces a Susan, sus ojos ardían por las lágrimas que se negaba a derramar, su voz estaba teñida de rabia y resentimiento y dolor por no encontrar el apoyo que se esperaba de su hermana.
—Así que no te atrevas a sugerir siquiera que él es una víctima de mi peculiar carácter —la advirtió ella puntualizando las últimas palabras, la típica escusa a la que recurría Susan para justificar el comportamiento de su hermana.
Susan se enderezó y se concentró en arreglar su aspecto antes de extender la mano pidiendo su móvil, que ______ le devolvió.
—No todo gira siempre a tu alrededor, ______, pero nunca vas a encontrar a nadie si no bajas de tu cuento de hadas, nadie es tan noble hoy en día, nadie es fiel a nadie. Deberías dejar la fantasía a un lado y enfrentarte de una vez y por todas a la realidad.
______ no respondió. Susan miró a su hermana como queriendo añadir algo más pero se lo pensó mejor y decidió dar media vuelta y volver sobre sus pasos.
—Me dijo que se iba a casa de mis padres, que si necesitaba algo de ella la encontraría allí —respondía ______ en apenas un murmullo, la voz rota por las emociones que había estado reprimiendo. Pestañeó varias veces volviendo a la realidad, sus labios se movían sin darse apenas cuenta, había estado hablando en voz alta. Su mirada recayó en el hombre que permanecía en pie a su lado, escuchando en silencio.
______ se sobresaltó al sentir los dedos de Nicholas limpiando las lágrimas que habían empezado a resbalar por sus mejillas sin que se hubiese dado cuenta. No podía estar llorando, no podía permitirse llorar, no había derramado ni una sola lágrima en las dos semanas posteriores a aquello y no iba a empezar ahora.
—Llevo tanto tiempo enfrentándome a la realidad que no sé lo que es la fantasía — respondió ella horrorizándose al notar la voz rota—. Yo no huyo.
Nicholas acarició suavemente la mejilla de la muchacha borrando el rastro de las lágrimas, había sido un acto reflejo, cuando había querido darse cuenta de lo que estaba haciendo sus dedos estaban acariciando la suave y mojada piel del rostro femenino. No se le daba bien consolar a las mujeres, jamás había sabido que hacer para detener su llanto, y ahí está ahora, muerto y con el corazón encogido por el dolor y la rabia reprimidas que veía en los ojos de aquella pequeña morena.
—Ya es hora de que lo dejes ir, ______, déjalo ir —le susurró él acariciando ligeramente la mejilla de ella.
Las lágrimas empezaron a correr sin nada que las frenara bajando por sus mejillas, el ruido de unos desgarradores sollozos inundaron sus oídos, su pecho se convulsionaba, algo se estaba rompiendo.
Era ella.
Nicholas permaneció a su lado, no se atrevía siquiera a moverse por miedo de que ella se alejara, le haría bien llorar, descargar todo el peso que había acumulado su alma. Un lejano recuerdo llegó en ese momento a su mente, no era un recuerdo feliz, pero las palabras de su hermana hacían eco en su mente.
“Llorar es la única manera de despejar el alma, Nicholas. Déjala llorar”
Guardando silencio de pie a su lado, la dejó llorar.









Natuuu!!


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Mensaje por Natuu! Vie 06 Ene 2012, 1:36 pm

¿Quieren otro capítulo chicas? (:

Natuu!
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"La Redentora de Almas" (Nick&Tu) Terminada  - Página 3 Empty Re: "La Redentora de Almas" (Nick&Tu) Terminada

Mensaje por Invitado Vie 06 Ene 2012, 6:17 pm

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"La Redentora de Almas" (Nick&Tu) Terminada  - Página 3 Empty Re: "La Redentora de Almas" (Nick&Tu) Terminada

Mensaje por Natuu! Sáb 07 Ene 2012, 1:40 am

CAPÍTULO 6



______ observó el sol de la mañana iluminaba las rosas del jardín dándoles un aspecto todavía más hermoso, el periódico estaba extendido en la mesa a un lado con el teléfono móvil encima, la tostada con mantequilla y mermelada permanecía a medio camino entre el plato y su boca mientras el humeante café se iba enfriando frente a ella.
La gente entraba por la puerta del comedor a cuenta gotas, algo normal dado lo temprano que ella se había levantado esa mañana, pero no se notaba cansada, al contrario, por primera vez en varias semanas se sentía bien.
—Por qué demonios he tenido que desmoronarme delante de ti, estúpido fantasma —farfulló llevándose por fin la tostada a la boca.
No le gustaba verse impotente y desarmada ante los demás y con Nicholas había terminado hecha un charco de cera derretida a sus pies. Él había permanecido a su lado mientras ella lloraba, no había intentado consolarla, no le había dicho que todo se arreglaría ni esas estupideces que decía la gente para animarla, simplemente había permanecido allí, a su lado, un cabo al que poder agarrarse en caso de necesidad. Solo por eso, le respetaba un poquito más.
______ observó detenidamente el comedor antes de volver a perder la mirada en el jardín.
“Lo estás buscando. El fantasma te ha gustado más de lo que quieres admitir”
—Cállate de una vez, estúpida —masculló ella respondiendo a su picajosa conciencia. Sonrió ante lo absurdo de la situación y bajó la mirada a la mesa para coger su taza de café.
Sí. Tenía que reconocer que le estaba buscando.
Cuando la tormenta de lágrimas había amainado, Nicholas había actuado como si nada hubiese pasado, la había acompañado hasta el cerco donde pastaban los caballos y se había apoyado de brazos cruzados en esta. Casi al mismo tiempo uno de los animales, un semental de color castaño oscuro de enorme tamaño levantó la cabeza y sacudió las crines antes de iniciar un ligero trote hasta donde estaban ellos. ______ se había echado atrás con un pequeño grito al ver al enorme animal acercándose a ellos, sus ojos se habían abierto de par en par cuando vio que el animal aminoraba la marcha hasta detenerse frente a Nicholas y estirar la gran cabeza en busca de una caricia.
—Hola amigo —lo saludó Nicholas alzando confiado la mano hacia el animal para rascarle la cruz.
______ observó en silencio al hombre hablando con el animal. Los ojos cafés de Nicholas brillaban de placer mientras acariciaba la cabeza del animal, un rastrojo de barba cubría su mentón, y los mechones de un castaño oscuro se rizaban sobre el cuello, ocultos bajo el sombrero. Era realmente atractivo, había algo masculino, primitivo en él y que el demonio se la llevara, pero le gustaba.
______ dio un respingo cuando Nicholas ladeó la cabeza hacia ella y le hizo un guiño, las mejillas empezaron a arderle.
—Ha venido por ti —respondió ______ indicando al caballo en un intento de distracción.
Nicholas la miró un instante más, sabía que lo había estado observando mientras acariciaba al caballo, le divertía el sonrojo que había cubierto sus mejillas cuando la descubrió mirándole.
—Al contrario que las personas, los animales si pueden verme, o al menos sentirme —respondió él sonriendo ante la topetada de la cabeza del caballo en su pecho—. Cierto, cierto… discúlpame… te la presentaré —rió Nicholas moviéndose hacia la chica—. ______ este es Duke.
El caballo relinchó al oír su nombre empujando ligeramente a Nicholas, entonces se volvió muy lentamente hacia ______, extendiendo su suave hocico hacia ella, resollando.
Nicholas se volvió entonces a ______, quien tenía una mirada de anhelo en sus ojos violetas, su mano ascendió lentamente pero sin vacilación hasta acariciar el rasposo pelo de la cabeza de la testuz del animal. La sincera sonrisa que se extendió por sus labios consiguió que a Nicholas se le encogiera el estómago.
—Hola Duke —susurró ______ al caballo mientras le acariciaba—. Estoy encantada de conocerte… eres un caballo precioso.
La escena de la chica susurrando y riendo mientras acariciaba el caballo perseguiría a Nicholas por toda la eternidad, estaba seguro.
“¿Qué está pasando contigo, viejo?”
No quería pararse si quiera a analizarlo, la ignorancia era ciertamente una bendición en la mayoría de los casos.
“No te engañes, Nicholas. Una mujer así jamás podrá ser para ti”
Aquellas palabras lo atravesaron con tanta lacerante certeza como la primera vez que las oyó.
Haciendo a un lado los recuerdos, se llevó la mano al sombrero hasta quitárselo para posarlo después sobre la morena cabeza de ______.
—No dejes que los malos recuerdos opaquen los nuevos que puedas guardar, cabaretera —murmuró Nicholas colocando bien los cordeles de su sombrero en ______—.Pórtate bien.
______ suspiró mirando el jardín, Nicholas se había esfumado en aquel momento en el aire, su sombrero hacía casi dos días que permanecía sobre la televisión en el dormitorio de ______, el mismo tiempo que llevaba sin ver al vaquero. Su mirada cayó de nuevo en el teléfono móvil, el día anterior había vuelto a llamar nuevamente a su abuelo y como la primera vez había tenido que dejarle un mensaje en el buzón de voz, si no le respondía pronto tendría que llamar a casa y todavía no estaba preparada para ello. Se había marchado dejándoles tan solo un mensaje en el contestador automático de casa, “Necesito estar un tiempo a solas, no se preocupen, les llamaré”. El aprovechar las reservas que había hecho para su luna de miel había sido una manera de vengarse y decirse a sí misma que no le importaba nada ese gusano de su ex.
Una decisión precipitada que después de todo no había salido tan mal. ______ volvió a mirar el teléfono que había dejado encima de la mesa y suspiró. ¿Por qué tardaba tanto en llamarla? ¿Dónde diablos estaría ese viejo chiflado? La chica se sonrojó ante sus propios pensamientos. No, Frank podría ser considerado excéntrico, un tipo raro, pero no era un viejo chiflado. Había aceptado las continuas discusiones con su padre con un simple encogimiento de hombros, había sido él quien se había enfrentado a sus progenitores en aquella habitación de hospital cuando ______ apenas era una niña de corta edad para decirles que la única locura que había en aquella enfermiza habitación era la suya propia. Frank había sido el único que la había abrazado en aquella enorme cama, acariciándole el pelo y susurrándole que ella era una niña especial. Tan especial que ahora hablaba con los fantasmas.
—¿Dónde diablos te has metido, Frank? —Suspiró ______ tomando nuevamente la taza de café y llevándosela a los labios—. Ahora más que nunca necesito que me digas que no estoy loca.
______ detuvo la taza a escasos milímetros de sus labios. ¡Está chiflada! ¡La vieron hablando sola en el patio tendiéndole un globo a un árbol! Aquellos eran recuerdos a los que no quería volver a enfrentarse.
—No estaba sola —murmuró para sí recordando la crueldad de sus compañeras de colegio—. Ella estaba allí, estaba allí de verdad.
La taza repicó sobre el platillo, la chica dejó caer la cabeza entre sus manos en un gesto de desesperación. Había sido apenas una adolescente, tendría unos catorce o quince años cuando ocurrió, su profesor había hecho venir a sus padres y se habían encerrado en el aula a hablar del supuesto trastorno psicológico de su hija menor. Aún podía ver la decepción en la cara de su madre un instante antes de que la puerta se cerrara y oír la fuerte discusión que habían tenido con Frank horas después en casa acusándole de ser el causante de dar alas a la desbordante imaginación de su hija menor.
Aquella había sido la última vez que había oído a sus padres discutir con él, Frank se había marchado al día siguiente y desde entonces solo lo había vuelto a ver en ocasiones especiales como navidad o los cumpleaños, tenía contacto seguido con la familia, por supuesto, pero ya no era lo mismo, él ya no era el mismo.
—¿Café?
La suave voz femenina interrumpió sus recuerdos, ______ alzó la mirada y se encontró con una jarra de café humeante sujeta por la mano de una adolescente, bajó los ojos hacia su taza casi vacía y se la llevó a los labios vaciando su contenido antes de tendérsela a la camarera con una sonrisa.
—Sí, gracias —aceptó ______ mirando por primera vez a la cara de la chica.
Un escalofrío le recorrió la espalda cuando se encontró cara a cara con unos impresionantes ojos cafés brillantes que había visto en otra persona, la chica no pareció advertir su desconcierto pues le sonrió antes de verter el líquido caliente en la taza. ______ se obligó a concentrarse de nuevo en la taza mientras le dedicaba fugaces miradas a la adolescente. Bastante alta y no muy delgada, no tendría más de unos quince o dieciséis años, vestía una sencilla camiseta blanca y unos vaqueros cubiertos por un delantal, su cara en forma de corazón estaba enfatizada por unos mechones de pelo que se le rizaban a la altura de las mejillas y que se habían soltado de la espesa coleta en la que llevaba recogido el cabello café. La rodeaba un aire de jovialidad e inocencia propias de una chica de su edad, pero había algo más, no estaba segura de qué era ni cómo explicarlo pero tenía relación con su problema actual… algo en aquella niña le recordaba a Nicholas.
—¿Leche? —sugirió la chica con una sonrisa después de llenar la taza de ______.
______ negó con la cabeza y bajó la taza. Antes de que pudiera darse cuenta, ya le estaba preguntando.
—No gracias, lo prefiero así, es la única manera de despertarme por completo — murmuró ______—. ¿Trabajas aquí?
Shadow observó a la pequeña morena a la que acababa de servir el café y sonrió, se había acercado a ella a propósito, sabía que era una estupidez y si fuera inteligente se disculparía y daría media vuelta pero la curiosidad y la conversación que había mantenido con Mary Rose la empujaban a intentar averiguar algo más.
—De vez en cuando vengo a echar una mano a mi tía en el comedor —respondió la chica indicando con el pulgar de la mano que tenía libre por encima de su hombro—. La chica que generalmente se ocupa de servir el café por las mañanas está en la cama con gripe, así que me ha tocado a mí.
______ asintió.
—Y así también me saco algunos dólares extra —respondió la chica acercándose a ______ como si fuese un secreto entre ambas.
Shadow se incorporó y pareció vacilar antes de preguntar directamente.
—No te había visto antes, ¿Es tu primera visita a Los Robles? —se animó a preguntar.
______ no vio nada malo en satisfacer la curiosidad de la chica, su propio cerebro ya trabajaba a toda velocidad intentando desentrañar el misterio del asombroso parecido entre el fantasma y esta chica.
—Sí —respondió ______ dedicándole una espontánea sonrisa—. Solo llevo un par de días, pero me está gustando bastante. Es un lugar interesante.
Shadow asintió y miró por encima de ______ hacia el jardín.
—Sí, lo es la mayoría de las veces —asintió la chica antes de volverse nuevamente hacia ______ y sonreírle—. Si todavía no te has inscrito en ninguna de las actividades, te sugiero un paseo a caballo, las rutas están muy bien señaladas y los paisajes fascinantes. También las hacen por grupos.
______ le devolvió la sonrisa e incluso se rió ligeramente.
—Quizás en otra ocasión —respondió ella a modo de disculpa al tiempo que su mirada se desviaba un instante hacia la puerta como si quisiera enfatizar sus siguientes palabras—. He leído en el folleto que también cuentan en el complejo con una amplia biblioteca, pero no sé si está abierta a los huéspedes.
La chica asintió.
—Sí, a algunos huéspedes les gusta disfrutar de un poco de tranquilidad con un buen libro. La encontrarás en este mismo corredor a mano izquierda —respondió la chica balanceando ligeramente la jarra de café—. No tiene pérdida, la puerta está abierta prácticamente todo el día.
______ rió.
—Creo que yo pertenezco al porcentaje que prefiere un poco de tranquilidad y un buen libro —respondió ______ ligeramente divertida.
— Entonces disfrutarás sin duda de ella —aceptó la chica con una agradable sonrisa antes de volver la mirada hacia la puerta del comedor, _____ siguió la trayectoria de su mirada hasta ver a la mujer que había conocido hacía un par de días en la recepción saludando animadamente a los conocidos con los que se cruzaba. Shadow se volvió en ese momento hacia ______ y empezó a retirarse—. Tengo que volver al trabajo, espero que disfrutes de tu estancia en Los Robles.
—Gracias, eso espero yo también —aceptó ______ a modo de despedida al tiempo que veía como la chica se alejaba hacia la entrada para detenerse a charlar con la mujer que acababa de entrar. Distraída volvió la mirada hacia el jardín de rosales que se veía al otro lado de la ventana, el viento había arrancado algunos pétalos y hojas y jugaba con ellas moviéndolas por el aire, suspirando se apartó un mechón de su pelo negro de la cara y se volvió a mirar el teléfono—. Sí, realmente podría disfrutar de este lugar.








Natuuu!!


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Natuu!
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Mensaje por Invitado Sáb 07 Ene 2012, 4:36 pm

sigue me encanta sigue
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Mensaje por DrippyJoBrosBTR Sáb 07 Ene 2012, 7:09 pm

SEGUILAAAAAAAAAAAAAAAAA
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Mensaje por Natuu! Sáb 07 Ene 2012, 8:26 pm

Capítulo 6
(Segunda parte)



La llave giró en la cerradura de la puerta un instante antes de que una mano de huesos fuertes y largos dedos girara el pomo abriéndola por completo. La bolsa de viaje de color verde se balanceaba al compás de sus movimientos mientras entraba y manoseaba la pared en busca del interruptor de la luz, el tintineo de las llaves inundó la silenciosa habitación al tiempo que se hacía la luz.
Su mirada de un azul grisáceo recorrió lentamente la habitación con un destello de satisfacción, era agradable estar de nuevo en casa, sobre todo después de aguantar durante dos días las tortuosas carreteras de Madden. Detestaba lidiar personalmente con los anticuarios tanto como odiaba conducir, la única diferencia estaba en que a los anticuarios no podías enviarlos al desguace. Su humor mejoró considerablemente ante la absurda idea del obtuso anticuario de Madden, aparcado en un desguace de coches viejos.
—No pueden hacer nada sin tener una nota de referencia en sus manos —masculló el hombre con una voz fuerte y rasposa al tiempo que dejaba la bolsa en el suelo al lado del pequeño bar.
Aquella era una vieja costumbre de la que no pensaba desprenderse jamás, un buen whisky con hielo después de una estresante reunión siempre era una agradable bienvenida a casa.
Sacó un vaso de la bandeja, añadió un par de cubitos de hielo que guardaba en el congelador de la pequeña nevera para ocasiones como aquella y vertió un chorro del líquido ámbar en él. La botella volvió a su sitio con un suave tintineo, el cristal hermosamente tallado había sido un regalo de navidad de su nieta menor quien opinaba que el whisky solo servía para conservar a los gusanos, colocando nuevamente el labrado tapón en su sitio cogió el vaso y se dirigió hacia el sillón de cuero negro junto al cual parpadeaba intermitentemente la luz del contestador automático del teléfono.
Recostándose cómodamente en el asiento con un leve crujido del cuero, se llevó el vaso a la nariz para degustar el aroma del licor antes de volverse hacia el contestador y accionarlo en busca de mensajes.
El tono de urgencia en la voz femenina del mensaje lo puso inmediatamente alerta.
—Frank, llámame en cuanto oigas este mensaje —pronunció con sequedad una voz femenina—. Es importante, necesito… —hubo un suspiro y las próximas palabras fueron más suaves y se notaba la urgencia en su voz—. Abuelo, está ocurriendo de nuevo, necesito… —una nueva vacilación—. Llámame, ¿de acuerdo?
Frank se quedó mirando el teléfono sorprendido, sus dedos se cerraban con fuerza alrededor del vaso… “Abuelo, está ocurriendo de nuevo”… Aquellas palabras se repetían una y otra vez en la mente de Frank pese a que los mensajes se seguían reproduciendo. Su nieta ______ le había dejado al menos unos cuatro mensajes y cada uno sonaba más desesperado que el anterior.
Frank se estremeció… “abuelo”… ______ ya no le llamaba así, había dejado de llamarle así mucho tiempo atrás, la única razón por la que podría acudir a él ahora era…
—La Redentora de Almas.
Dejando el whisky sobre la pequeña mesa del teléfono, interrumpió el contestador y levantó el auricular marcando inmediatamente el número de su nieta.
Solo esperaba que no fuese demasiado tarde.


La biblioteca no era una de las habitaciones más grandes que hubiese visto ______, pero si era acogedora, cortinas color verde oscuro colgaban recogidas a ambos lados de las dos altas ventanas que inundaban de luz la habitación sacando brillo a los escasos muebles y molduras de las enormes estanterías que llenaban dos de las paredes de la habitación de libros. Un pequeño diván de madera tapizado en un tono de verde ligeramente más suave que el de las cortinas ocupaba el lado opuesto a las estanterías de libros, frente a él descansaba una pequeña mesa de madera de patas bajas y un par de plantas que adornaban las esquinas. En la pared, tras el diván había una pintura al óleo de una escena campestre que llamó la atención de ______, se trataba del jardín de rosas que había en la parte de atrás de la casa, sentadas en el suelo había dos mujeres, una algo mayor que la otra con trajes de época y un perro de aguas corriendo a su alrededor. La mujer más adulta tenía el pelo negro y vestía un traje en tonos verdes y blancos, la otra era morena y vestía de blanco y celeste, había algo en ella que a ______ le sonaba familiar. Ambas sonreían como si compartieran un mismo secreto.
—¿Quiénes serán? —se preguntó ella en voz alta.
El sonido del timbre de su teléfono móvil le hizo dar un respingo, mascullando una maldición se sacó el aparato del bolsillo y miró el identificador de llamadas. La sorpresa inicial fue reemplazada enseguida por la urgencia al levantar la tapa y llevarse el teléfono a la oreja.
—¡Dónde diablos te habías metido! ¡Tienes idea de las veces que te he estado llamando! ¡Haznos un favor a todos y únete al mundo moderno comprándote un móvil, Frank! —fue la calurosa bienvenida de ______.
Del otro lado de la línea se oyó una sonora carcajada.
—Cuando los cerdos aprendan a volar, querida mía —respondió la jovial risa masculina—. Solo cuando los cerdos aprendan a volar.
______ negó con la cabeza, no podía creerse que estuviese hablando con Frank después de todo lo que había pasado en las últimas semanas. Hacía al menos un año que no veía a su abuelo, y quizás un poco menos desde la última vez que había levantado el teléfono para hablar con él.
Su mirada se desvió hacia las estanterías llenas de libros.
—Frank, tengo un pequeño problema entre manos —respondió ______ yendo directa al grano.
—Eso he intuido —respondió la voz masculina desde el otro lado de la línea—. ¿Qué necesitas?
—Háblame de la Redentora de Almas —pidió ______ apoyándose en el bastón para sentarse en el diván que tenía a su espalda—. ¿En qué consiste realmente? ¿Qué es lo que hace además de ver fantasmas?
—Espíritus —la corrigió Frank al otro lado del teléfono.
—Como si son repollos con ojos, Frank —bufó ella llevándose la mano a la frente, empezaba a levantársele un fuerte dolor de cabeza—. ¿Por qué yo? ¿Por qué ahora? Pensé que se había acabado todo, que aquello no había sido real… yo apenas era una niña.
______ vaciló. Sí, era una niña, apenas unas semanas antes había cumplido los cinco años, lo recordaba claramente por que el médico de la clínica que la había atendido después del episodio le había preguntado con un caramelo en la mano cuantos años tenía y ella había levantado su manita mostrándole los cinco dedos mientras Susan alardeaba a su lado de que ella ya era mayor.
La clínica, ______ se encogió interiormente, todavía persistía en su memoria el olor a antiséptico de la habitación, así como la voz enfadada de su madre gritando con su abuelo.
Apretó con fuerza los ojos antes de responder con voz ligeramente rasgada.
—Aquella niña del vestido azul y sin zapatos no había estado jugando en el patio bajo la lluvia, no la había estado columpiando llenando de barro mis zapatos nuevos — murmuraba ______ apretando con fuerza el teléfono en su mano—. Se supone que ella no era real…Él no puede ser real.
Se oyó el crujir del cuero al otro lado del teléfono, como si su abuelo se estuviera moviendo en el sofá. Su voz sonó a través del teléfono con firmeza y total claridad haciéndola sentir algo nostálgica.
—Si pensaras realmente eso, no me habrías llamado —respondió Frank constatando un hecho.
______ esbozó una ligera sonrisa. Había echado de menos la franqueza aplastante de Frank.
—¿Cómo es?
La sorprendió la nota de curiosidad que detecto en la voz del hombre. ______ se recostó contra el respaldo del diván y volvió al momento en que había visto al vaquero. Era completamente masculino, no había ni un solo milímetro en toda aquella testosterona que indicara lo contrario, alto y de hombros anchos dominaba con su presencia lo mismo que con su altura, voz profunda, sureña con un acento indeterminado que la había hecho pensar en cosas que nunca se le habrían pasado por la cabeza estando ante un hombre. Tenía unos ojos cafés de una profundidad abrumadora y el pelo castaño, tirando a café se le rizaba ligeramente en el cuello, la barba de un par de días acariciaba su mentón como sí… ______ pestañeó varias veces volviendo a la realidad, no podía decirle eso a Frank, diablos, ni siquiera podía creer que se lo estuviese diciendo a sí misma.
______ carraspeó antes de responder rápidamente y de forma despreocupada, como si estuviese describiendo un mueble.
—Delgado, alto, piernas largas, ojos cafés, pelo corto y desgreñado, extrañamente educado, tiene aspecto de tejano…
Las carcajadas al otro lado del teléfono la hicieron fruncir el ceño.
—Me estás describiendo a un hombre o un caballo —respondió Frank entre carcajadas.
______ apartó el teléfono y lo miró como si fuese su abuelo y pudiera retorcerle el cuello.
—No lo sé —contestó ella con tono molesto—. Quizás sea una serpiente de cascabel disfrazada.
Las carcajadas aumentaron, ______ masculló un par de maldiciones.
—Está bien, está bien —respondió Frank de modo apaciguador al otro lado de la línea—. ¿Qué más sabes de él?
—Que está muerto —respondió ella de forma contundente.
______ sonrió para sí cuando oyó a Frank chasquear la lengua al otro lado del teléfono.
—¿Algo más relevante?
—Pues parece que también ocupo lo que antes era su habitación —respondió ella con un leve encogimiento de hombros—. Frank, esto es serio, lo lancé al otro lado de la habitación.
—¿Qué hiciste qué? —se oyó un incrédulo jadeo a través del hilo telefónico.
—Lo toqué y no sé, hubo una especie de chispazo que nos sacudió a los dos — resumió ______.
—Lo tocaste —la voz de Frank era pura curiosidad.
______ no pudo ver la cara de genuina sorpresa que atravesó el rostro de Frank al otro lado de la línea, el hombre se levantó del sillón de cuero y se quedó mirando la nada. Aquello se estaba complicando mucho más de lo que había pensado en un principio. La mayoría de las mujeres que se sabía habían ostentado el poder de una Sanadora se habían limitado a poder ver y oír a los espíritus y en alguna que otra ocasión incluso a hablar con ellos pero nada más, había un tupido velo que separaba el mundo de los vivos del de los muertos, un velo que en este caso se estaba resquebrajando pero… ¿Por qué?
—La Noche de Difuntos —respondió Frank para sí cuando su mirada recayó en el calendario situado al otro lado de la pared. Estaban a mediados de Octubre, la única noche en que el mundo de los muertos y el de los vivos se acercaban—. Es Sammain
—¿Sammain? Por favor no me digas que ahora los fantasmas también celebran el Halloween —se burló ______.
Se oyó un resoplido del otro lado del teléfono y ______ alzó la mirada hacia el techo deteniéndose a observar el mural en el que no había reparado antes. Parecía una representación del cielo, nubes espesas en tonos blancos sobre un fondo celeste y un par de columnas aquí y allá.
—Qué bonito —susurró para sí antes de volver a concentrarse en el hombre al otro lado de la línea—. Frank, necesito un poco de ayuda, algo de información sobre la Redentora de Almas no me vendría nada mal. Estoy más perdida que un pez fuera del agua.
______ arqueó ligeramente una ceja cuando oyó lo que creyó ser un suspiro.
—En nuestra familia siempre ha habido una Redentora de Almas, cada una o dos generaciones ha nacido una mujer con la facultad de comunicarse con el más allá y el poder de liberar un alma condenada —empezó a relatar como solía hacerlo a sus alumnos en los cursos de historia que daba en la academia—. Los espíritus tienden a rondarla, pero ella solo ve y oye a aquellos que realmente necesitan de su ayuda… Solo un alma atrapada entre ente mundo y el siguiente atrae inconscientemente a la Sanadora… Supongo que eso es lo que tú fantasma ha hecho inconscientemente.
______ puso los ojos en blanco, ¿Nicholas haciendo algo de manera inconsciente? Él había estado casi tan asombrado como ella, sino más con todo este asunto, no se veía como si fuese el motivo de su estadía allí, ni consciente ni inconscientemente. De hecho, el único culpable de todo era el gilipollas de su ex.
—Creo que él ni siquiera sabía de mi existencia, Frank —respondió ella frotándose el puente de la nariz—, y el descubrirla lo ha sorprendido… un poquitín.
______ oyó un crujido y pasos al otro lado del teléfono seguido del ruido del papel.
—Fuera como fuera que lo encontraste, él te estaba esperando, ______ —aseguró la voz masculina al otro lado del teléfono—, y tienes menos de dos semanas para descubrir el motivo si quieres ayudarle y que cruce al otro lado.
—¿Perdón? —respondió ______ casi mirando el teléfono apoyado en su oreja.
—Sammain—respondió Frank de manera contundente—. La noche en que el mundo de los vivos y los espíritus se encuentran, el velo que separa los dos mundos se viene abajo por unos segundos antes del alba… es en ese momento cuando se liberan las almas.
______ se frotó la frente, el dolor de cabeza iba en aumento.
—Ya —farfulló ella en tono incrédulo—. Darán las doce y la cenicienta se volverá a convertir en la fregona de la casa.
—______ —la voz de Frank sonaba tensa y seria—. Esto no es un juego.
—Lo sé, Frank —aceptó ella mientras se inclinaba hacia delante, apoyando su mano libre sobre su maltrecha rodilla al tiempo que iniciaba un suave masaje—. Lo supe en el momento en que le puse la mano en el pecho y noté que su corazón no latía. Dime que tengo que hacer, supongo que sí ha venido a mí ha sido por algo, ¿huh?
Frank no contestó de inmediato.
—No lo sé, ninguna de tus antepasadas dejó un manual de instrucciones acerca de cómo liberar un alma —respondió él con cierta ironía.
______ puso los ojos en blanco y suspiró.
—Se supone que tú eres el lunático experto en estas cosas, Frank —le respondió ______ con toda tranquilidad mientras continuaba frotándose la dolorida rodilla—. Todo esto de la Redentora de Almas, te he oído mencionar las historias de las tatarabuelas más veces de lo que puedo recordar.
—Eso es precisamente lo que hay sobre ello, ______, historias, leyendas —respondió el con un suspiro—. Todo lo demás, solo son suposiciones basadas en investigación. Hasta este momento, todo lo que he podido descubrir sobre el procedimiento es que cada Redentora sabe cuándo llega su momento y el cómo resolverlo en el momento justo.
—Estupendo, Frank, no sé si lo has notado, pero te he llamado… ¡Porque yo no tengo puta idea de nada! —______ gritó poniendo el teléfono ante su cara, como si de esa manera pudiera hacerse oír con más claridad—. Dime algo sobre seguro.
—El alma tiene que ser liberada en la noche de difuntos —respondió él frotándose la nuca mientras se paseaba de un lado a otro del cuarto—. Tiene que haber un motivo por el que esté retenido aquí para empezar, algo que le impida pasar al otro lado.
______ suspiró y estiró las piernas ante ella. ¿Un motivo para quedarse? Quizás.
—Bueno… algo es algo—aceptó ella cerrando los ojos durante un instante antes de murmurar en voz baja—. ¿Frank?
Frank vaciló antes de contestar.
—Dime, ___(Tu sobrenombre).
______ sonrió ante el apelativo que siempre había tenido su abuelo para ella.
—No estoy teniendo alucinaciones ni me estoy volviendo loca, ¿verdad?
—No, ___(T.S) —respondió él.
El silencio se instaló durante unos instantes entre ambos hasta que finalmente fue Frank quien lo rompió.
—Solo eres una Redentora de Almas.
______ apretó los ojos con fuerza y asintió en silencio.
—Volveré a llamarte —respondió ella a modo de despedida, a punto de cerrar el teléfono.
—¿___(T.S)? —la detuvo Frank
Ella se detuvo y volvió a llevar el teléfono a su oreja.
—¿Sí?
—Paul era un auténtico idiota —respondió Frank con cierto tono tembloroso en la voz—. Te mereces algo muchísimo mejor.
Ella esbozó una sonrisa.
—Gracias, Frank.
______ cortó la llamada y volvió la mirada hacia la ventana por la que empezaba a entrar el sol de media mañana, suspirando echó un último vistazo a la habitación, cogió su bastón y se levantó del diván para dirigirse hacia la puerta cerrándola tras ella.


Última edición por Natuu! el Dom 11 Mar 2012, 12:53 am, editado 1 vez
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Mensaje por raqel d' Jonas(NJJ<3 Dom 08 Ene 2012, 8:03 am

seguilaa porfasss seguilaaa :)
raqel d' Jonas(NJJ<3
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Mensaje por Natuu! Dom 08 Ene 2012, 6:48 pm

CAPÍTULO 7



______ suspiro de alivio cuando alcanzó el último peldaño de las escaleras y pudo enfilar hacia su habitación. Dedicó un escueto buenos días a la pareja con la que se cruzó a mitad del pasillo y continuó hacia la puerta, su mirada recayó por un instante en el tono apagado de la madera, su mente era un continuo ir y venir de preguntas sin respuesta a las que nadie parecía estar interesado en poner freno, se llevó la mano a la cabeza haciendo una mueca, todo aquel asunto de la Redentora de Almas le estaba provocando una jaqueca de proporciones bíblicas. Metiendo la llave en la cerradura, la giró con un movimiento de muñeca y abrió la puerta. La ventana del dormitorio estaba abierta, las cortinas se movían ligeramente levantadas por la suave brisa, el aroma a rosas volvió a inundar la habitación causando una extraña sensación en ______. La chica cerró la puerta a sus espaldas y cojeó hacia el dormitorio.
—¿Hola? —preguntó entrando en el dormitorio. Su mano acarició la superficie de la televisión, el sombrero ya no estaba allí—. ¿Nicholas?
El ruido que hacían las cortinas al ser golpeadas por el viento fue la única respuesta, su mirada recorrió lentamente la habitación pero no encontró nada fuera de lugar. Suspirando dejó el bastón sobre la cama y cojeó hasta la ventana abierta apoyando ambas manos en el alfeizar y alzando la cara hacia el calor del sol.
—Nicholas, necesito hablar contigo, lo menos que puedes hacer es aparecerte después de que haya tenido que volver a subir ese infernal e interminable tramo de escaleras — murmuró ______ con los ojos cerrados, disfrutando del calor del sol.
El lejano ladrido de un perro fue toda la respuesta que obtuvo. ______ abrió los ojos y volvió la mirada hacia el interior del dormitorio, sus ojos violetas cayeron nuevamente sobre el televisor.
—Me gustaba ese sombrero —farfulló ella girándose por completo hasta acabar apoyando los glúteos contra el alfeizar de la ventana—. Oh vamos, vaquero, tú tienes la culpa de que yo esté aquí… —______ vaciló un instante al oír sus propias palabras. ¿Realmente era el culpable de que ella estuviese allí? Frank había dicho que él habría sido la causa directa o indirecta de que ella hubiese llegado allí, de alguna manera, su momento de necesidad la había atraído hasta él. Ella sacudió la cabeza haciendo mover sus coletas—. La verdad es que no veo que culpa puedes tener en que mi ex prometido sea un completo estúpido, ni el que yo decidiera aprovechar unas reservas que yo misma pagué, pero en fin, aquí estoy, y tú… tú… pues… bueno, todo parece indicar que no eres un producto de mi imaginación.
“Como si alguna vez hubieses creído que ese montón de testosterona que hace que se te caigan las medias fuese producto de tu imaginación”. ______ se frotó nuevamente la frente alejando así la repentina intervención de su conciencia, odiaba tener que darle la razón.
—Céntrate, ______ —se sugirió a sí misma volviendo a echar un vistazo a su alrededor— Nicholas, vamos… me siento estúpida hablándole a las paredes.
______ resopló y se arrastró hasta la cama dejándose caer en ella, cerró los ojos un instante y se permitió descansar su dolorida cabeza mientras la luz del sol que entraba a través de la ventana caía sobre ella bañándola con su calor.
—¿Quieres sinceridad? —Murmuró ______ disfrutando del calorcillo del sol sobre su rostro—. Pues escucha… realmente me importa muy poco lo que hayas hecho o dejado de hacer para acabar atrapado en este mundo, plano de existencia o como quieras llamarlo, no creo que exista la felicidad completa, pero yo me acercaría ligeramente a ese estado si tú hubieses resultado ser un producto de mi maltrecha imaginación y no un espíritu en forma corpórea que se ha atravesado en mi camino por sabe dios qué maldita coincidencia o falta de ella. Así que, estamos jodidos, hombre, porque ni yo puedo deshacerme de mi herencia ni tú puedes pasar a donde quiera que debas hacerlo sin mi ayuda.
______ se echó a reír repentinamente.
—Y aquí estoy yo, hablando sola a las paredes de mi habitación por que el fantasma que me ha sido asignado no quiere saber nada de mí —suspiró ella cruzando un brazo por delante de sus ojos— Adelante, Dr. Freud, puede empezar a estudiarme cuando usted quiera.
______ bostezó y se giró de lado, adoptando una cómoda posición gatuna.
—De acuerdo, Nicholas, hablaré entonces con tu caballo —murmuró ella presa a medias de un liviano sueño inducido por el calor del sol—. Al menos él…sí escucha…

Las cortinas de la ventana se elevaron nuevamente presas de una repentina ráfaga de viento que las movía como las alas de una mariposa deslizándose nuevamente a su posición original. Nicholas permanecía en pie entre ellas, su estatura ocultaba la luz del sol que había estado calentando el cuerpo femenino y menudo que descansaba en una postura bastante graciosa encima de la cama. Sus brillantes ojos cafés se posaron un instante en ______, su respiración era pausada, tranquila, las facciones de su cara estaban relajadas y su conciencia inmersa en un liviano sueño, antes de poder evitarlo ya estaba caminando hacia ella, su mano recogiendo un sedoso mechón de su pelo negro y palpando su tacto.
Nicholas retiró de inmediato la mano como si lo hubiese quemado.
—Qué demonios estoy haciendo —se reprendió a sí mismo, pero no podía apartar la mirada de ella.
La había evitado e ignorado en la medida de lo posible, los últimos dos días se había limitado a observarla desde lejos, a estar a su lado sin llegar a estarlo, había algo en ella que lo atraía irremediablemente, suponía que se debía a que ella era una Redentora de Almas, de alguna manera su alma había contactado con ella forjando un vínculo, eso explicaría el que pudiese verlo. Oírlo. Tocarlo.
Se acuclilló a un lado de la cama, así dormida parecía una niña, un hada oscura e indefensa, nada que ver con la mujer que le había hecho frente, la mujer decidida a ayudarle aunque no supiera cómo.
“Hablaré con tu caballo, al menos él si escucha”.
Sonrió al recordar sus palabras. Su mano volvió nuevamente hacia su pelo, sus dedos vacilaron un instante antes de acariciar su textura, la suavidad de su mejilla lo sorprendió. Había pasado tantísimo tiempo desde que había tocado a una mujer, desde que había tocado a alguien.
—Eres algo completamente nuevo para mí, pequeña —murmuró acariciándole con la ligereza de una mariposa la mejilla—. Dices que yo te llamé, pero ni siquiera sabía de tu existencia.
No era verdad. Había oído alguna vez hacía mucho tiempo la historia de la Sanadora de Almas, su madre siempre les había cantado a él y a su hermana una canción de cuna en la que se hablaba de ella. La última esperanza para los moribundos, la única redención para los extraviados.
Suspiró, si cerraba los ojos todavía podía oír la voz de su hermana cuando la arrullaba a ella en sus brazos.

“Y ella vendrá, abrirá el corazón y el alma sanará,
El cielo se abrirá, la paloma que hay en sus manos echará a volar.
Siempre la protegerá, lágrimas doradas del cielo caerán
Si tu alma está atada, la liberación encontrará
Duérmete, niña mía, la Sanadora de Almas te cuidará”


Nicholas apretó con fuerza los ojos y bajó la cabeza, su mano se había aferrado al pelo oscuro de ______.
—Nada bueno ha salido de estar a mi lado en vida —murmuró, había verdadero dolor y arrepentimiento en su voz—. Dudo mucho que la cosa mejore estando muerto, pequeña Sanadora.
Nicholas volvió a mirarla y le acarició lentamente el pelo, mientras la observaba dormir. El poder tocarla, el poder sentir su pelo bajo los dedos era algo totalmente desconcertante, después de tanto tiempo en el olvido, el que hubiese alguien que le mirara cuando hablaba, que escuchaba lo que decía y sobre todo, la sensación de poder tocar de nuevo a alguien no tenía precio. Quizás él la hubiera llamado después de todo, la eternidad en soledad era demasiado cruel incluso para un fantasma.
—Aunque tú seguro que lo intentarías, ¿verdad? —Murmuró alejando nuevamente su mano y poniéndose en pie—. Sí, estoy seguro de que lo harías.
Con un suspiro de impotencia Nicholas se desvaneció nuevamente en el aire.











Natuuu!!


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Mensaje por Invitado Lun 09 Ene 2012, 4:20 pm

HOLA NATU POR FAVOR SIGUE PERDON POR NO HABER POSTEADO ANTES PERO POR FAVOR SIGUE SIGUE SIGUE PON UN MINI MARATON O ALGO PERO SUBE LLA
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Mensaje por Natuu! Lun 09 Ene 2012, 9:53 pm

Capítulo 7
(Segunda parte)



______ tuvo que apoyarse en el bastón para no perder el equilibrio cuando un pequeño perro de aguas marrón pasó corriendo rozando sus piernas ladrando estrepitosamente mientras un par de niños lo perseguían llevando uno de ellos un trozo largo de cuerda y el otro una especie de varilla. La chica hizo una mueca, no le extrañaba que el perro corriera a tal velocidad.
—Mejor que te ocultes antes de que esas dos fieras den contigo —murmuró ______ para sí al tiempo que se llevaba una mano a los ojos para protegerlos de la intensa luz del sol. Su estómago volvió a crujir en protesta recordándole que se había perdido la comida. Mascullando una maldición volvió la mirada hacia la entrada principal—. Esto es todo culpa tuya, Nicholas.
Pateando con enfado la arenisca del suelo se apoyó en el bastón y sopesó sus opciones. Después de haber subido hasta su habitación por aquel odioso e interminable tramo de escaleras se había pasado varios minutos hablando para las paredes, el fantasma no se había dignado a hacer acto de presencia pese a que prácticamente lo había insultado, cansada y con un agudo dolor de cabeza, se había dejado caer en la cama disfrutando del calor de la luz del sol que entraba por la ventana hasta acabar por dormirse. Su pequeña siesta la hizo perderse la comida, dada la hora el comedor ya habría cerrado sus puertas y no encontraba la confianza suficiente para acercarse hasta la cocina a mendigar aunque fuese un bocadillo. Suspirando se volvió a mirar a su alrededor, el día no podía ser más espléndido, pese a estar a mediados de Octubre no hacía un excesivo frío y la temperatura era agradable. Echando un vistazo rápido a sus vaqueros, la camiseta color café y las zapatillas deportivas que calzaban sus pies sopesó la idea de aprovechar la tarde y dar un pequeño paseo. Si bien montar uno de aquellos enormes caballos le parecía algo imposible y una idea un tanto alocada, el tomar por el contrario una de las rutas de senderismo a pie ya no le parecía tan mal.
—Hasta que metas el pie en algún agujero y te vayas de bruces al suelo —musitó para sí haciendo una mueca al mirar su bastón. Sacudiendo la cabeza se obligó a apartar esos pensamientos y ser un poco más optimista—. No voy a escalar una montaña, ni hacer Cross, será un pequeño paseo y eso puedo hacerlo.
Necesitaba abandonar por un rato aquellas cuatro paredes, permitirse un momento de ocio y despreocupación si es que era posible en el mundo de problemas que se había creado en torno a ella en apenas unos instantes. ______ suspiró al hacer un recuento mental de su situación. Una relación de casi dos años que no la había llevado a ningún lado, un compromiso roto, tensiones en el seno de la familia y para rematarlo, los episodios psicóticos que le habían diagnosticado a lo largo de su vida resultaban no ser tal cosa, sino una antigua herencia que recaía ahora sobre sus hombros, por no mencionar al hombre más increíble y tremendamente atractivo que había conocido hacía un par de días y que daba la casualidad de estar muerto. Oh, sí, la vida no podía ser más perfecta.
Los ladridos volvieron a inundar el patio, ______ se giró hacia el lugar del que procedía el sonido para encontrarse en esta ocasión que el pequeño animalito corría todo lo que le daban sus cortas patas, con la enorme lengua colgando a modo de cometa por uno de los laterales de su boca mientras se precipitaba hacia la entrada del edificio pasando casi entre las piernas de la chica que salía a recibirlo.
______ ladeó la cabeza observando la escena, el pequeño perro movía la cola con total alegría mientras se enroscaba entre las piernas de la chica hasta terminar tirado a sus pies jadeando sofocado.
La joven morena era la misma que había atendido a ______ en el comedor aquella misma mañana, tras comprobar que el perro estaba bien se levantó y caminó hacia los dos niños que se habían detenido en seco mirándola con una torcida sonrisa.
—¿Qué diablos están haciendo, pequeños demonios? —los amenazó ella entrecerrando los ojos al tiempo que se llevaba las manos a las caderas.
Ambos chicos se miraron y ocultaron rápidamente las manos tras la espalda.
—Solo estábamos jugando con Ulises, Shadow —se justificó el que parecía ser el mayor de ambos. Por el parecido que había entre los dos niños, podían ser hermanos.
Shadow arqueó una ceja de manera dudosa, su melena se derramó por encima de sus hombros cuando inclinó la cabeza hacia las manos escondidas a la espalda de los dos pillos.
—Si llego a enterarme de que estaban persiguiendo a Ulises con una cuerda, o cualquier otra cosa que pueda lastimar a este perro —murmuró ella bajando la voz e imprimiendo a su tono un halo de misterio que dio más énfasis a sus propias palabras—, haré un hechizo para que les crezca pelo en las orejas y acaben aullando por la noche.
______ no pudo evitar sonreír al ver la cara que pusieron ambos niños, el más pequeño de los dos se retorcía las manos a la espalda lanzando miradas a hurtadillas al mayor quien tragó un par de veces como sopesando si la chica podría cumplir su amenaza. Decidiendo que no era muy probable que la alta chica pudiera cumplir con su amenaza, se enderezó todo lo que pudo antes de responder con la seguridad propia de un niño acostumbrado a salirse con la suya.
—¡Ja! Si me haces algo se lo diré a mi mamá y ella te pondrá una denuncia — respondió el chico totalmente confiado, echando mano de algo que seguramente habría oído decir a sus padres.
La chica se enderezó y lanzó hacia atrás con un descuidado gesto de la mano el pelo que le caía sobre el hombro, su mirada era fija y su sonrisa prometía la revancha. Su voz sonó suave y ligeramente amenazante cuando le respondió.
—Claro, Jimmy, díselo a tu madre —lo animó con un movimiento de la mano antes de responderle con una divertida sonrisa—. Pero eso antes de que yo le cuente quien fue el que estropeó el año pasado el macizo de rosas del final del jardín. Estoy segura de que a tu mamá le encantará saber que su hijo mayor en complicidad con el pequeño, estropearon las rosas de mi abuela.
______ habría jurado que el mayor de los niños se puso blanco un instante antes de volverse hacia su hermano y hacerle una señal, al instante los dos pasaron corriendo al lado de la chica lanzándole insultos al perro antes de desaparecer por la puerta del edificio.
—Ten cuidado con lo que le dices a mi perro, Jimmy Smith —lo previno la morena adolescente un instante antes de inclinarse sobre el animal y hacerle cosquillas en la barriga cuando este se puso patas arriba—. Son una peste.
El perro respondió sacando la lengua del todo mientras disfrutaba de las atenciones que le prodigaba la chica. Shadow se levantó entonces y le hizo un gesto al perro quien enseguida se puso en pie y empezó a dar saltos a su alrededor antes de pasar entre sus piernas y dirigirse directamente a ______ cuyas piernas rodeó para volver de nuevo a su dueña.
—Ulises, ten cuidado —lo amonestó la chica cuando vio a ______ parada a pocos metros de ellos. Esbozando una tímida sonrisa se disculpó—. Lo siento, está un poco alterado.
______ sacudió la cabeza y sonrió mirando al perro que correteaba alrededor de la chica.
—No importa —respondió ella indicando con un gesto de barbilla la puerta por donde habían entrado los dos niños—. Si tuviese a esas dos fierecillas persiguiéndome con una cuerda, yo también echaría a correr.
Shadow volvió la mirada un instante hacia la puerta e hizo una mueca.
—No son malos chicos, pero a veces se pasan —respondió la chica volviéndose a ______—. El año pasado pintaron de verde el gato de una de nuestras huéspedes y rompieron algunos tallos de los rosales del jardín de rosas.
______ señaló con su pulgar por encima de su hombro.
—¿El jardín que hay en la parte de atrás? —Preguntó la pequeña morena, obteniendo como respuesta un asentimiento por parte de la niña—. ¿Y no los ataste a un árbol para que se estuvieran quietecitos al menos una hora?
Shadow resopló e hizo una mueca inclinándose para acariciar al nervioso perro.
—Si por mí fuese, los habría atado durante todo el día y amordazado para no oír sus chillidos —respondió la chica levantando la mirada hacia ______—. Mi abuela prefirió dejar el asunto en una “travesura” de niños.
______ asintió y dirigió la mirada hacia el lateral del edificio por donde se accedía al jardín.
—Yo los habría atado, y amordazado —aseguró ______ volviéndose a mirar a Shadow, quien le sonrió en respuesta. Su mirada descendió entonces a Ulises que permanecía sentado a los pies de la chica moviendo la cola—. Y tú deberías haber levantado tu patita y dejarles un regalito en los zapatos.
Shadow se echó a reír ante la inusual respuesta de la chica. No había advertido su presencia hasta que Ulises salió corriendo en dirección hacia ella. Había intercambiado con ella un par de palabras en el desayuno cuando se le había acercado con el café pero no la había vuelto a ver hasta ahora. Le extrañaba que no hubiese bajado como todos los huéspedes al comedor, sobre todo al principio de su estancia allí.
—Eso me hubiese gustado verlo —aseguró la adolescente entre risas acariciando al perro antes de volver a enderezarse.
—Y a mí —aceptó ______. Su estómago vacío eligió ese momento para quejarse por la falta de alimento, el sonrojo cubrió inmediatamente sus mejillas—. Me salté la comida — murmuró en una incómoda disculpa.
Shadow asintió y señaló con un gesto de la mano la puerta principal.
—El comedor ya está cerrado, pero puedo conseguirte unos emparedados en la cocina —sugirió la chica mirándola en espera de una respuesta.
______ vaciló, su estómago protestaba por haberse saltado la comida, no había probado bocado desde el desayuno, e incluso se había levantado bastante temprano con lo que el desayuno ya era un recuerdo bastante lejano. Estaba hambrienta, pero no le gustaba tener que depender de la gente, menos aún de una desconocida.
—No tiene importancia, puedo esperar hasta la cena, además me vendrá bien perder algún kilo —farfulló ______ intentando sonar graciosa y quitarle al mismo tiempo importancia al asunto.
Shadow arqueó una de sus finas cejas cafés y la miró con unos ojos tan parecidos a los de Nicholas que realmente le causaba escalofríos. La niña sacudió la cabeza y caminó hasta ______ sorprendiéndola al rodearle la cintura con un brazo e instarla a caminar hacia la entrada principal. El perro correteaba alrededor de ambas.
—Si quieres estar tan flaca como un palillo es cosa tuya —le aseguró Shadow adaptando su paso al de ______—. Pero mi abuela me mataría si llega a saber que dejo que una de sus huéspedes pase hambre. Si quieres dar un paseo por los alrededores, puedes llevarte unos bocadillos y disfrutar del aire libre al mismo tiempo.
A ______ se le trabó la lengua, estaba tan sorprendida por el desenfadado carácter de la alta adolescente que no podía hacer otra cosa que dejarse conducir. Entró con ella de nuevo en la recepción del hotel y se la quedó mirando cuando Shadow le pidió que la esperase.
—Solo será un minuto —le aseguró la sonriente chica—. Si al final decides salir, te sugiero que te lleves una chaqueta o sudadera, el tiempo en este mes se vuelve algo loco, tan pronto hace un sol radiante como te cae un enorme chaparrón.
______ no sabía que decir, no estaba acostumbrada a gente tan efusiva, el que alguien como esa chiquilla se comportara de una manera tan abierta y extrovertida sin apenas conocerla, la incomodaba, no sabía cómo actuar.
Su mirada vagó unos instantes por la sala ahora casi vacía para volver de nuevo a posarla sobre la chica, quien le sonrió con dulzura.
—Gracias, eh… —respondió ______ un tanto incómoda, ni siquiera sabía su…
—Shadow —respondió la chica con una agradable sonrisa—. Lo siento, es que a veces doy por hecho que la gente en el hotel ya me conoce y olvido lo más básico. Presentarme. Shadow Asburg.
______ le devolvió la sonrisa con algo de vacilación.
—______ —respondió ella—. ______ Connors.
Shadow asintió.
—Voy entonces a la cocina —sonrió la chica mirando a su alrededor—. Si no estás por aquí cuando vuelva, puedo dejarte las cosas con Mary Rose, en recepción.
______ sintió, eso le daría tiempo para subir en busca de una chaqueta. Quizás, después de todo, la idea de un picnic al aire libre no era tan mala idea.
—Eso sería perfecto, gracias —aceptó ______ un poco más tranquila.
Shadow asintió a modo de despedida y se dirigió hacia la recepción, ______ la vio marchar y dirigió la mirada hacia las escaleras con cara de resignación. ¿Cuántas veces había subido y bajado ya esas endemoniadas escaleras el día de hoy? Si volvía a subir no estaba muy segura de poder bajar después.
—¿Qué pasa con los benditos ascensores en este sitio? Moriré antes de que se acabe mi estancia aquí si tengo que subir y bajar eso muy a menudo.
Mirando el pasamanos de madera de la antigua escalera que se curvaba hacia el primer piso suspiró y volvió a subir otra vez.

La brisa de la tarde movía los altos tallos de hierba seca que se extendía dando color a unos increíbles prados vestidos del dorado del otoño, el aire puro y el silencio teñido de los sonidos propios del campo era como un bálsamo para su mente. Acostumbrada como estaba al ajetreo y ruidos de su apartamento en las afueras de Washington, el encontrarse en un espacio abierto y libre de contaminación como era una de las plantaciones del sur de Louisiana parecía algo sacado de un sueño. ______ sonrió para sí y contempló el sendero que se extendía ante ella serpenteando a lo largo del prado, el camino no era tan llano como había pensado al principio pero se las arreglaba bien, de su hombro derecho colgaba la bolsa de tela que le había preparado Shadow con unos bocadillos y un par de refrescos, por suerte no pesaba apenas. El estómago de ______ volvió a crujir al recordar los bocadillos que llevaba en la bolsa, ella se llevó la mano al sitio como si de ese modo pudiera aliviar el hambre que sentía. Su mirada violeta buscó un posible lugar en el que sentarse y poder disfrutar de una agradable comida al aire libre, pero por el momento todo lo que veía era el sendero y el extenso prado de alta hierba sin segar extendiéndose hasta donde le alcanzaba la vista, solo un poco más a la derecha, saliendo del sendero distinguió un pequeño bosquecillo de árboles elevándose solitarios en medio de aquella extensión. ______ bajó la mirada a su bastón y observó nuevamente el camino sopesando sus opciones.
—No está demasiado lejos —murmuró estudiando bien todo lo que la rodeaba, puede que solo se apartara unos metros del sendero original.
Dudando un poco al principio emprendió de nuevo la marcha por el sendero, su mirada no dejaba de recorrer los alrededores empapándose de la naturaleza y manteniéndose atenta a cualquier cambio posible en el camino que pudiera darle un poco de sombra sin tener que alejarse. A medida que avanzaba el pequeño montículo de árboles se le presentaba cada vez más aceptable, no estaba a demasiada distancia del sendero, y la parte de terreno que ascendía hasta ellos quizás fuera algo más pedregoso, pero al menos no estaba cubierto con hierbas tan altas que pudieran dificultarle el paso.
Su estómago volvió a crujir decidiendo por ella.
—Me niego a dar un paso más sin comer algo —gimoteó observando el cielo despejado y dirigiendo de nuevo su mirada hacia el montículo de árboles con un suspiro—. Ese parece tan buen sitio como cualquier otro, y al menos tendré algo de sombra.
Después de hora y media de un lento caminar estaba agotada, el sol de media tarde había resultado ser algo más cálido de lo que esperaba, solo la suave brisa ayudaba a que el ambiente no resultara asfixiante. Pese a todo ese calor húmedo no era propio de la época en esa región, otra cosa más que achacar al cambio climático.
La sombra que proporcionaría el racimo de árboles sería mejor que nada.
______ se ajustó bien la bolsa al hombro y comprobó el terreno antes de dar el primer paso en dirección al montículo. Hasta el momento el camino había sido prácticamente llano, las elevaciones que moldeaban el paisaje eran mínimas haciendo que el paisaje se viera de manera continua a lo largo de kilómetros y kilómetros.
Avanzó lentamente, un pie delante de otro, su bastón hundiéndose entre las pequeñas piedras, la brisa acariciando ligeramente el pelo recogido en una cola de caballo y los árboles, robles de anchos y torcidos troncos le dieron la bienvenida. Sus ramas semidesnudas se elevaban hacia el cielo proporcionando algo de la sombra que ______ había estado buscando, el suelo era una mullida alfombra de hojas marrones y ramitas que ______ encontró más que aceptable para sentarse por fin.
Desatando la chaqueta que llevaba alrededor de la cintura, la extendió en el suelo dejándose caer a continuación ayudándose con el bastón en el suelo sobre esta, las latas de refresco entrechocaron cuando se dejó caer al suelo con un agradecido suspiro de alivio.
—Por fin —suspiró descansando por fin. La rodilla llevaba ya un rato dándole ligeras punzadas hasta terminar medio entumecida por la caminata, sabía por experiencia que el regreso iba a resultar ligeramente incómodo, pero valía la pena por poder disfrutar de un paisaje así. Atrayendo la bolsa hacia sí, la abrió y empezó a sacar los dos botes de refresco de naranja y un par de envoltorios en papel de aluminio. Sus dedos trabajaron impacientes en los envoltorios hasta sacar un par de emparedados de atún de uno de los envoltorios. ______ tragó saliva varias veces, aquello se veía de lo más apetitoso—. Por fin, sí… estaba muerta de hambre.
Degustando con placer el mordisco que le dio al bocadillo, lo dejó un instante a un lado para poder abrir una de las latas de refresco, las burbujas crepitaron cuando retiró la anilla antes de llevárselo a los labios y beber un poco. El gas la hizo apretar con fuerza los ojos y arrugar la nariz antes de echarse a reír.
—¡Adiós restaurantes, hola McDonals! —alzó la voz en un grito de alegría. Por primera vez en mucho tiempo se sentía bien consigo misma, atrás quedaban las cenas y comidas incómodas en bonitos restaurantes en los que jamás había disfrutado. Todavía recordaba la cara que había puesto su ex prometido cuando le había sugerido que sería divertido ir a una pizzería para variar. Su expresión escandalizada lo había dicho todo.
______ sacudió la cabeza para alejar aquellos recuerdos, sin apenas darse cuenta había permitido que él la utilizara, que la manejara a su antojo buscando en ella nada más que alguien a quien poder pasear del brazo, con quien compartir su estúpida obsesión por los barcos.
—¿Cómo pude haber caído en algo así?
Ella, que siempre había sido una persona vivaz, que sabía lo que quería e iba a por ello se había dejado anular casi por completo por un hombre que no la merecía, que no merecía nada en realidad.
______ le dio otro mordisco al bocadillo mientras su mente volvía a una oscura y lluviosa noche de hacía un año. Apenas recordaba el accidente, cuando se había despertado estaba en el hospital, su padre había estado en la habitación con ella y en el pasillo se oía a su hermana Susan gritando y amenazando a su ex prometido. Los sedantes la habían dejado en un estado de adormecimiento total, pero jamás podría olvidar lo que había oído en medio de la neblina inducida por la medicación.
______ sacudió la cabeza para alejar aquellos amargos recuerdos. Todo aquello había quedado atrás, jamás dejaría que nadie más la utilizara.
—Ojalá se hunda tu nuevo yate, cabrón —masculló antes de pegar un rabioso mordisco a su bocadillo.

Las ventanas abiertas de par en par dejaban entrar el suave aroma a rosas que traía el viento desde el jardín, las cortinas aleteaban ligeramente movidas por el viento entrechocando contra la pared un instante antes de volver a elevarse como las alas de una mariposa, los ladridos del perro de aguas marrón que correteaba con Shadow de un lado a otro en el patio llamó la atención de Nicholas, sentado a medias en el alfeizar de la ventana observaba el juego de la adolescente con una tierna sonrisa en los labios, su mirada volvió a la vacía habitación, había regresado con la intención de ver a ______ y dejarse ver por ella, la curiosidad y el inexplicable tirón que sentía hacia ella desde el momento en que se habían encontrado estaba poniendo su eternidad patas arriba, necesitaba saber qué clase de conexión lo unía a la Redentora de Almas y si realmente había sido él quien la había llamado inconscientemente.
Nicholas cerró los ojos con fuerza cuando el pasado inundó su mente, no quería recordarlo, no quería volver a revivir aquellos días, para bien o para mal había tomado su decisión y había pasado la eternidad pagando por sus pecados, ¿Qué sentido tenía ahora la redención? Él no la quería, no sentía que la mereciese, si tan solo hubiese obrado de otra manera en aquel momento preciso…
—No —se obligó a detener el curso de sus pensamientos.
Su mirada volvió al patio, la tarde iba avanzando lentamente encaminándose al anochecer, el inusual calor que envolvía el ambiente era señal inequívoca de que se estaba acercando tormenta, el sol empezaba a desaparecer tras unas espesas nubes oscuras que contrastaban con el limpio cielo azul que se iba tornando por algunos puntos en el horizonte ya de un tono rosa anaranjado.
—Nubes de tormenta —murmuró él observando el cielo despejado.
En poco más de una hora o algo más, el cielo se cubriría por completo de oscuros nubarrones que descargarían con furia agua y rayos para dar paso después a un nuevo día lleno de luz y frescor. Así eran las tormentas por aquella zona, venían casi sin avisar y se iban de igual modo.
Su mirada volvió de nuevo a la habitación totalmente vacía, sobre la cama había desperdigadas un par de prendas de la chica, pero de ella no había ni rastro.
—¿Dónde te has metido, cabaretera? —murmuró Nicholas volviendo a mirar el cielo que se iba encapotando poco a poco un instante antes de volverse de nuevo hacia la cama y las prendas que había allí esparcidas. El vaquero frunció el ceño un instante antes de desvanecerse.









Paty, si hare un mini maraton, pero quiero ver más comentarios, así no se si les gusta o no la novela, y necesito saberlo (:








Natuuuu!!!*


Última edición por Natuu! el Dom 11 Mar 2012, 12:47 am, editado 1 vez
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Mensaje por DrippyJoBrosBTR Mar 10 Ene 2012, 12:35 pm

SEGUILA!!!!!!
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