Re: "La Redentora de Almas" (Nick&Tu) Terminada

por Invitado Lun 26 Dic 2011, 7:27 pm

hola soy nueva lectora me encanta tu nove por favor siguela me llamo paty adios

por **Natuu!** Mar 27 Dic 2011, 3:20 pm

Ahora subo capitulo

por **mary&jooe....** Mar 27 Dic 2011, 4:12 pm

SIGUELA ME ENCAANTA!

por **Natuu!** Mar 27 Dic 2011, 11:15 pm

Capítulo 2
(Tercera parte)

La recepción volvía a estar nuevamente llena de gente, Nicholas apenas levantó la mirada por encima del hombro de la recepcionista cuando esta empezó a hablar animadamente con una nueva pareja, su atención estaba puesta en el ordenador, necesitaba saber quién era la nueva muchacha a la que habían alojado en su habitación. Su encuentro con ella había sido de todo menos casual, él no creía en las casualidades, no de ese estilo, cuando se había vivido tanto tiempo como lo había hecho él, todo tenía un motivo, un por qué.
—Me alegra verles de nuevo, Señor y Señora Jobston —sonrió la recepcionista a los recién llegados—. ¿Qué tal le ha resultado el viaje?
—Agotador, querida —aseguró la mujer con un suave acento sureño—. Pero merece la pena solo por volver a estar aquí, presiento que mis dolores de articulaciones mejorarán muchísimo.
—Sí, igual que mejoraron tus jaquecas el año pasado —respondió la sonora y rasposa voz de su marido, ganándose una mirada reprobadora de su mujer.
Nicholas sonrió ante la respuesta del Sr. Johnston, por todos era conocida la extraña afición de su mujer a padecer toda clase de enfermedades que se curaban milagrosamente durante su estancia en el hotel. Cada año que pasaban en Los Robles, tenía alguna anécdota que contar.
Su mirada volvió de nuevo al ordenador iluminándose al encontrar lo que había estado buscando.
—_______ Connors —pronunció en voz alta—. Ya te tengo, pequeñita.
Nicholas alzó la mirada al techo un instante antes de desvanecerse.

_______ pasó nuevamente el peine entre los enredados mechones de su cabello, poco a poco estaba consiguiendo darle un aspecto medianamente decente, la crema suavizante que encontró entre los potingues del baño había ayudado en gran medida a desenredar su indomable cabellera. Con un suspiro bajó el peine y se estudió detenidamente en el espejo, las bolsas púrpura que oscurecían su mirada no habían desaparecido en absoluto y dudaba mucho que lo fueran a hacer hasta que pudiera dormir toda una noche seguida. Encogiéndose ligeramente de hombros se ajustó la toalla al tiempo que hacía un rápido recorrido con la mirada por el baño viendo que no le quedaba nada de importancia, la ropa sucia ya la recogería después. _______ alcanzó la manilla de la puerta y la giró empujando para volver a la habitación. El aliento se le atascó en la garganta ante la visión de un desconocido tendido cuan largo era en su cama.
—¿Qué…? —murmuró _______ echando un vistazo a su alrededor, buscando una posible explicación a aquel hombre tendido en su cama.
La chica no emitió un solo sonido mientras se detenía a contemplar atónita aquel extraño hallazgo, reconocía el sombrero tejano que ocultaba parcialmente la cara del desconocido, como tampoco se había olvidado del amplio y musculoso pecho que se adivinaba bajo la camisa, ni las largas piernas enfundadas en unos gastados vaqueros. Era el mismo hombre que la había asustado en el pasillo y que le había ayudado con la maleta.
_______ parpadeó varias veces, su boca abierta, aquello no podía estar pasándole a ella. Su mirada voló rápidamente a su alrededor buscando una posible arma, su bastón estaba junto al cabezal de la cama, al igual que su maleta y su neceser, lo único que tenía a mano era la televisión y el mando a distancia. Optó por el mando.
Con su improvisada arma en una mano y la otra agarrando con fuerza la toalla se deslizó un par de pasos hasta la cama, lo justo para empujar un par de veces una de las botas tejanas con puntera de metal del hombre antes de retroceder nuevamente apuntándole en todo momento con el mando a distancia.
—¡Oiga!¡Eh! ¡Usted! —exclamó _______ en voz alta sin dejar de apuntar al hombre con el mando a distancia, al tiempo que calculaba la distancia que la separaba de la puerta principal en caso de que necesitara huir. Como si pudieras echar a correr, la aguijoneó su conciencia.
Los labios del hombre se extendieron en una sonrisa enfatizando el rastrojo de barba que cubría su bigote, con movimientos perezosos se llevó una mano al sombrero que le cubría parte de la cara y lo levantó lo justo para ver unos profundos ojos violetas que lo miraban desconfiados. La sonrisa de Nicholas empezó a desvanecerse de sus labios, siendo reemplazada por una genuina sorpresa y profunda admiración cuando posó sus ojos sobre aquella pequeña fémina semidesnuda que le apuntaba con el mando de la televisión desde los pies de la cama.
—Vaya —murmuró arrastrando un silbido que acompañaba a la perezosa inspección de su mirada.
Ella lo miraba con desconfianza, sus ojos volaban de él a la puerta principal como tanteando sus posibilidades de escape. Nicholas realmente se quedó sin palabras, lentamente, muy lentamente empezó a incorporarse en la cama hasta terminar bajando las piernas hacia un lateral y sentarse siempre bajo la estática mirada de la pequeña fémina. Era pequeña, no creía que le llegara ni a los hombros, la enorme toalla envolvía un cuerpo de curvas llenas pronunciadas, el pelo le caía en mojados mechones sobre los hombros ondulándose por sí solo, unos pequeños y delicados pies asomaban bajo la parte baja de la toalla, inquieta, nerviosa. Todavía le maravillaba que lo mirase a él, directamente a él.
—Esto es lo que se escondía bajo aquel horrible abrigo —murmuró Nicholas por costumbre.
_______ dio un paso en dirección a la puerta principal, su mirada no se separó un solo instante de él.
—No, espera —Nicholas se levantó de golpe, estaba dispuesto a cortarle el paso si era necesario. Quizás no pudiera detenerla, pero se aseguraría que no abandonara la habitación…al menos de momento. _______ lo amenazó con el mando a distancia.
—De un paso más y se lo lanzo —exclamó ella al tiempo que se echaba hacia atrás con demasiada rapidez.
_______ soltó un pequeño grito cuando la rodilla izquierda le venció haciéndola caer al suelo, el mando a distancia salió disparado al tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas por el lacerante dolor que la había atravesado en un instante, sus manos volaron inmediatamente hacia su pierna lastimada al tiempo que empezaba a sisear entre dientes.
El desconocido se acercó lentamente a ella, con movimientos lentos como si tuviese miedo de asustar a un pequeño animal herido, sin que pudiera hacer nada por evitarlo se acuclilló a su lado.
_______ aferró con fuerza la toalla contra su pecho volviéndose a mirarle con ojos llameantes.
—Es todo culpa suya, maldito estúpido —escupió ella entre lágrimas de dolor.
Nicholas no respondió, simplemente extendió una mano hacia la pierna que ella protegía, pero antes de que pudiera alcanzarla _______ abofeteó su mano.
Aquello fue el comienzo de todo.
_______ jadeó como si la hubiesen atravesado con un rayo arrebatándole todo el aire de los pulmones por un minúsculo instante, sus ojos se oscurecieron y agrandaron mientras Nicholas caía sentado en el suelo mirándose atónito la mano que ella había golpeado.
—¿Qué… qué ha sido eso? —se preguntó él en voz alta, mirando ensimismado su mano.
—Oh, joder —jadeó _______ parpadeando varias veces al tiempo que recuperaba la respiración.
Nicholas la observó arrastrarse lentamente hacia él y extender nuevamente su mano, por instinto él intentó echarse hacia atrás, pero ella parecía más que decidida a tocarlo. Sin saber cómo se encontró con aquella pequeña mujercita semi arrodillada entre sus piernas, sus pechos asomando ligeramente por la toalla que se había aflojado y la palma de su mano derecha apoyada totalmente contra su corazón.
—No late —respondió ella alzando la mirada hacia él con una... ¿sonrisa?
Atónito por el desarrollo de los acontecimientos, Nicholas solo pudo quedarse sentado donde estaba, observando como aquella pequeña morena se moría de la risa delante de él. Sí, se estaba riendo, de su pecho salían profundas carcajadas que sacudían su menudo cuerpo.
—¿Puedo saber que te hace tanta maldita gracia? —su sorpresa había dado paso a una incómoda sensación.
Ella negó con la cabeza mientras reía, Nicholas estaba empezando a pensar que aquella pequeña estaba realmente loca cuando vio que empezaba a alternar las risas con las lágrimas que empezaban a correr por sus mejillas.
Entonces ella levantó esos enormes ojos violetas dejándolo sin respiración al ver el dolor que cruzó un instante por ellos, un dolor que conocía muy bien, porque era el suyo.
—Esto no puede estar pasándome —murmuró ella negando con la cabeza—. Tú no eres real, no puedes serlo. Es un truco, ¿verdad?
—¿Quién eres tú? —preguntó él mirándola totalmente desconfiado.
_______ sacudió nuevamente la cabeza para limpiarse a continuación el rastro de las lágrimas que mojaba su cara. Su pecho todavía se sacudía en débiles hipidos.
—Esa no es la pregunta correcta, amigo —respondió ella ladeando la cabeza para mirarlo—. La pregunta es, ¿Necesito que me encierren en un psiquiátrico?
Nicholas arqueó una ceja ante el tono desesperado de su respuesta, aquellos ojos violetas no dejaban de observarlo como si fuese un nuevo espécimen al que estudiar. Teniendo en cuenta que él era un fantasma y que ella era la primera persona con la que podía comunicarse, el examen podría darse también a la inversa.

Aquí les dejo un capítulo largo por la tardanza (:

Natuu!!!

por **raqel d' Jonas(NJJ<3** Jue 29 Dic 2011, 7:12 am

seguilaaaa porfassss seguilaaa :)

por **Natuu!** Vie 30 Dic 2011, 5:13 pm

CAPÍTULO 3

—¿Una redentora de almas? —Preguntó la suave e infantil voz—. ¿Qué es eso?
Una enorme mano de piel ya oscurecida por los años se posó sobre la cabecita llena de rizos negros de la niña, la mirada de un azul grisáceo recorrió lentamente aquella habitación de hospital colocando una mueca de desagrado en los fruncidos labios de una cara curtida por la edad, el espeso bigote que ocultaba el labio superior empezó a moverse al compás de las palabras.
—La Redentora de Almas —respondió una voz ronca, atenuada con un ligero acento sureño—. Solo nace una de tanto en tanto en nuestra familia, tu bisabuela fue la última y ahora tú has heredado su don… o maldición.
La niña miró al hombre sentado al lado de su cama con sus enormes ojos violeta, sus manitas se perdían en la enorme y curtida mano de él.
—¿Maldición? ¿Qué es una maldición, abuelo? —preguntó la niña revolviéndose en la cama al tiempo que se volvía y miraba a su alrededor—. Quiero irme a casa, no me gusta estar aquí.
La enorme mano que acariciaba los rizos de la niña bajó a su barbilla obligándola a girar el rostro hacia el hombre.
—Escúchame ________, ahora puede que no lo entiendas pero tienes un maravilloso don en tus manos —le explicó una vez tuvo la atención de aquellos enormes ojos violetas—, tienes el poder de ayudar a quienes se encuentran perdidos en la eternidad a encontrar su camino, el poder de liberar un alma atrapada para que pueda continuar su camino. Tus ojos verán cosas que nadie más verá, tus oídos oirán a aquellos que nadie más oye, pero solo aquellos que realmente necesiten de guía se presentarán ante ti.
—Abuelo, tengo hambre —respondió la niña arrugando su linda carita—. ¿Cuándo nos vamos a casa?
El hombre sonrió y cogió a su nieta en brazos.
—Pronto, tesorillo, pronto.

________ apretó con fuerza la toalla alrededor de su cuerpo, apartó un par de molestos mechones húmedos de la cara y reculó hacia la pared sin perder ni un solo momento de vista los movimientos del hombre…el…fantasma. El vaquero se había puesto lentamente en pie sin perder en ningún momento el contacto visual como si temiera que el dejar de mirarla la hiciera desaparecer, su escrutinio la estaba poniendo nerviosa, más nerviosa aún de lo que ya estaba al encontrarse en aquella extraña circunstancia.
—Te agradecería que dejaras de mirarme así —murmuró ella cerrando con fuerza los dedos en la toalla que sujetaba, apoyando su mano libre en la pared intentó ponerse en pie.
Si bien no obtuvo respuesta, lo observó caminar hacia ella con pasos lentos, fluidos, como si apenas tocase el suelo. Sus ojos bajaron un instante a sus botas, sí, definitivamente estaba tocando el suelo. Pareció vacilar cuando estuvo ante ella, si ya era bastante impresionante por sí solo, el verlo sobre ella la hacía sentirse ridículamente indefensa y no le gustaba.
—Y ya de paso, puedes quedarte también a cien metros de distancia como mínimo —farfulló ella tensándose cuando lo vio agacharse lentamente hasta quedar acuclillado ante ella, su mirada iba de ella a su mano—, o mejor aún, vuelve a tu tumba.
Nicholas se sobresaltó ante la respuesta de ella, sus labios se estiraron en una divertida sonrisa.
________ se tensó, sus ojos se entrecerraron sobre él.
—Enhorabuena, sabes captar la ironía —le respondió ella haciendo fuerza con la mano en la pared y en la rodilla sana para levantarse.
—Tienes una lengua afilada, señorita —fue su divertida respuesta, al volverse a él, ________ vio su mano tendida y lo miró con desconfianza un instante antes de apoyarse en la pared y extender vacilante su mano. Él retiró ligeramente la suya cuando sus dedos estaban a punto de tocarse, en sus ojos había cierto recelo—. No me llevaré otra descarga de lo que quiera que haya sido eso si te toco otra vez, ¿verdad?
________ alzó la barbilla y adoptó un gesto de suficiencia.
—No —respondió ella con voz firme, su mirada prendió la suya al responderle—. Será diez veces mayor.
Lo vio esbozar una divertida sonrisa antes de cogerla de la mano y rodear su cintura con la otra atrayéndola hacia él mientras la ponía en pie. _______ jadeó por la sorpresa y la inesperada sensación de tener su menudo cuerpo semidesnudo apretado contra la dureza del suyo.
—Algunas veces, vale la pena correr el riesgo —murmuró él saboreando la sensación del suave cuerpo femenino contra el suyo.
Repentinamente consciente de la intimidad del momento, ________ retrocedió apartándole con las manos, aquel movimiento provocó que la toalla que había estado aferrando con tanto celo empezara a deslizarse lentamente por su cuerpo.
—La toalla —murmuró él, su voz profunda y sensual, sus manos reteniendo la toalla a ambos lados de sus pechos desnudos, su mirada clavada en la de ella. Sus ojos no se separaron de los de ella mientras envolvía correctamente la toalla alrededor de su cuerpo—. No creo que apreciaras el quedarte desnuda ante mí.
El tono de burla en su voz hizo reaccionar por completo a _______, sus mejillas empezaron a colorearse, sus labios se fruncieron con fuerza y sus ojos adquirieron un brillo amenazador antes de dar un paso a un lado y aferrar nuevamente la toalla al tiempo que señalaba la puerta de la entrada.
—¡Fuera! ¡Largo! —exclamó ella en voz alta, sin llegar realmente a gritar—. ¡Sal inmediatamente de mi habitación!
Nicholas sonrió ampliamente.
—Verás, cariño, pero es que resulta que también es mi habitación —respondió en lo que a ________ le pareció un ronroneo—. Y te gano en antigüedad.
—No desde que estás muerto, —respondió ella taladrándolo con la mirada—. ¡Fuera!
Nicholas se lamió inconscientemente el labio mientras paseaba la mirada de manera perezosa por el cuerpo femenino antes de llegar a sus tormentosos ojos violetas. Ella era deliciosa, una inyección de adrenalina en su monótona existencia.
—Le das demasiada importancia a ese pequeño detalle —respondió él ladeando la cabeza antes de preguntarle—. ¿Quién eres realmente? ¿Qué eres?
________ apretó todavía más los labios, su mirada no abandonaba en ningún momento la suya. Nicholas respiró profundamente, enderezándose, era decidida, valiente. Perezosamente se llevó las manos a los bolsillos y caminó hacia ella haciendo que se tensara y lo apuntara con un dedo a modo de amenaza.
—No des un paso más y lárgate —lo amenazó ella.
Nicholas se detuvo a escasos centímetros de ella, su cuerpo masculino y duro dominando el suyo, su mano extendida interponiéndose entre los dos. Su voz fue un susurro sensual y peligroso.
—¿Quién eres tú? —Preguntó mirándola a los ojos, su mirada bajó un instante a la mano que le rozaba la camisa y volvió a ascender a su cara—. ¿Por qué puedes verme, oírme e incluso tocarme?
________ se enderezó, estaba asustada pero no pensaba darle la satisfacción de saber que él era la causa. Respirando profundamente para darse fuerzas, le respondió.
—Porque tu alma, espíritu o como quieras llamarlo ha estado pidiendo ayuda a gritos —respondió ella sin apartar su mirada de los ojos intensos cafés de él—. Y yo soy la única a la que puede recurrir.
Nicholas se tensó un instante antes de que ella concluyera.
—Soy la Redentora de Almas.
Un incómodo silencio se instaló entre ambos, _______ juraría que casi podía oír los latidos de su propio corazón mientras permanecía allí de pie mirando al sorprendido vaquero, su mente corría a toda velocidad intentando analizar y clasificar todo lo que había ocurrido en apenas unos minutos. “Ok, estoy plantada aquí, medio desnuda, delante de un hombre impresionante que para mí mala suerte está muerto, muy muerto. He posado la mano sobre su corazón y no latía. Él no existe, no importa lo bueno que se vea, es un fantasma, él está muerto _______ y tú tienes un monumental problema”
—Fantástico —suspiró dejando vagar la mirada sobre Nicholas—. Que desperdicio.
Nicholas frunció el ceño atrayendo la atención de _______ quien alzó la mirada hasta encontrarse con la de él.
—No acabo de decir eso en voz alta —murmuró _______ cerrando los ojos con fuerza totalmente avergonzada—. ¿Verdad?
Nicholas esbozó una ligera sonrisa.
—Sí, lo has hecho —aseguró él sin apartar la mirada de la chica que tenía ante él, fuese una leyenda o una simple médium, la había tocado, había sentido su pequeño y suave cuerpo contra el de él, le escuchaba, le hablaba. Aquello era suficiente para poner su eternidad patas arriba.
—Genial —aseguró la chica llevándose una mano a la frente—. Esto me supera. Porque no me haces, y te haces un favor y…
La mano del hombre ascendió perezosamente hasta el sombrero, sus dedos se cerraron un instante sobre el borde delantero moviéndolo ligeramente para acomodarlo a su gusto. Una Redentora de Almas, Nicholas la observó detenidamente mientras ella farfullaba y empezaba a poner de nuevo distancia entre los dos, sus recuerdos estaban algo oxidados pero la historia de la sanadora de espíritus había sido una leyenda, un cuento que había oído alguna vez en su infancia… Jamás pensó que ella fuera real.
—Una sanadora de espíritus —murmuró Nicholas en voz alta siguiendo a la chica con la mirada mientras se desplazaba por la habitación. Curioso que se dirigiera hacia la ventana y no hacia la puerta de principal—. Se supone que eras una leyenda, no puedes ser mi guía.
_______ suspiró y se apoyó en la pared con la mirada perdida en el paisaje que se veía a través de la ventana.
—Todas las leyendas están basadas en algo de realidad —respondió ella volviéndose lo justo señalándole con un gesto de la mano—. Tú estás muerto, muy muerto y estoy hablando contigo, creo, o es eso o estoy teniendo una pesadilla de lo más extraña. Mira hombre, esto me está resultando tan raro como a ti, mi corazón está latiendo a mil por hora, tengo la adrenalina a tope y mi cerebro está a punto de hacer cortocircuito tienes suerte de que no me desplome redonda a tus pies…
—Nicholas —la interrumpió él.
_______ lo miró sin entender.
—Mi nombre —le respondió él caminando nuevamente hacia ella—. Nicholas Jonas, _______.
La chica abrió la boca para luego cerrarla de golpe y entrecerrar los ojos.
—Ok. ¿Cómo sabes…?
—¿Tu nombre? —la interrumpió él. Ella asintió mirándolo con desconfianza—. Me gusta mantenerme informado de quien ocupa mi habitación y quien traspasa la puerta principal de mi propiedad.
_______ ladeó ligeramente la cabeza antes de responderle.
—¿Eso incluye que pensaras que soy una leyenda y no real? —le aseguró ella con ironía.
Nicholas la recorrió de arriba abajo con una mirada sensual antes de responder.
—A mí me pareces bastante real, tesoro.
_______ no pudo evitarlo y se echó a reír, aquello era demasiado para ella.
—Esto me está superando, en serio, tengo que sentarme —aseguró ella dando un par de pasos hacia la cama—. Tú tampoco tendrías que ser real, yo debería seguir feliz en mi ignorancia y no verte, ni oírte… ignorarte por completo… Tendrías que ser producto de mi hiperactiva imaginación y no… real… No deberías de haber acudido a mí.
Nicholas se hizo a un lado para dejar que ella se acercase a la cama donde se sentó. El movimiento hizo que la toalla que la cubría se deslizase mostrando parte de sus pechos y suaves muslos, puede que estuviese muerto, pero maldita sea, su cuerpo seguía reaccionando como cuando estaba vivo. Dejando de lado sus bajos instintos volvió a concentrarse en el rostro de la chica, unas medialunas de color oscuro se dibujaban bajo sus ojos.
—¿A ti te supera? —se burló él haciendo un gesto como queriendo englobar todo a su alrededor—. Tú eres el primer ser humano con el que tengo realmente contacto en… demasiado tiempo.
_______ esbozó una divertida sonrisa.
—Bueno, tú también eres el primer fantasma con el que tengo contacto directo en… —respondió ella frunciendo el ceño como si estuviese calculando el tiempo un segundo antes de volverse a él—. Sí. Me lo estoy tomando bastante bien dadas las circunstancias — levantando el pulgar por encima del hombro señaló hacia la puerta principal—. Lárgate.
Nicholas la miró durante unos segundos intentando poner en orden sus propios pensamientos, ella parecía cansada, agotada de hecho y él necesitaba respuestas que no obtendría si seguía presionándola, no en aquel momento. Tomando una profunda respiración se acercó a ella, inclinándose hasta quedar a la altura de sus ojos.
—Me iré —asintió él, su mirada fue de ella a la habitación para luego volver a mirarla a ella—, pero volveremos a encontrarnos.
Ella se perdió por unos instantes en aquellos brillantes ojos cafés que habían visto pasar interminablemente el tiempo, su voz salió en un murmullo cuando habló.
—Lo sé.
Nicholas asintió antes de levantarse, le dedicó un saludo llevándose un par de dedos al sombrero y dio media vuelta para marcharse. _______ se llevó la mano a la toalla que se le aflojaba en el pecho y se volvió para responderle.
—La próxima vez… —las palabras de _______ quedaron ahogadas al encontrarse nuevamente sola en la habitación—, llama antes de entrar.
Su mirada recorrió la habitación para luego fijarla en sus manos enlazadas en el regazo.
—Enhorabuena, _______ —susurró para sí—. Acabas de conocer a tu primer fantasma.

Ahí les dejo un capitulo largo, espero que les guste y ver más comentarios, por que así nunca sabre si les gusta la novela o no.

Natuuu♥!!

por **raqel d' Jonas(NJJ<3** Sáb 31 Dic 2011, 7:18 am

seguilaa plzzz seguilaa :)

por Invitado Dom 01 Ene 2012, 8:30 pm

por favor sube me encanta tu nove sube sube sube sube
y feliz año nuevo

por **Angel´S // JB** Lun 02 Ene 2012, 9:00 am

Feliz Añooo!!!
estoy esperando caps
subee
xoxo by:maria

por **DrippyJoBrosBTR** Lun 02 Ene 2012, 11:20 am

Ayyy me encanta esta nove! Esta muy buena!
SEGUILA!!!!!!!! ^^

por **Natuu!** Lun 02 Ene 2012, 4:51 pm

CAPÍTULO 4

—Quizás después de todo no había sido tan buena idea mencionar el nombre de Nicholas Jonas, la gente tendía a comportarse de manera extraña una vez lo oía. Volvió a mirar a la recepcionista quien le dedicó una nerviosa sonrisa mientras echaba miradas furtivas en dirección al corredor del área privada de la casa, se había comportado así desde que ella había dejado caer el nombre como por azar.
Cuando se había dado la vuelta para decirle al extremadamente sexy y desconocido hombre que había aparecido en su habitación resultando ser nada más y nada menos que un fantasma, que la próxima vez llamase antes a la puerta, se había encontrado completamente sola en la habitación. Todavía recelosa y poco dispuesta a creer en los cuentos que desde niña le había inculcado su abuelo paterno había recorrido la habitación, el baño e incluso había salido al pasillo envuelta en una toalla para ver si había rastro del hombre. Él se había esfumado, literalmente.
______ se llevó ambas manos a las sienes, el dolor de cabeza empezaba a remitir después del calmante que se había visto obligada a ingerir, estaba dispuesta a apartarse de una vez y por todas de las malditas pastillas que le habían recetado después de la segunda operación, la medicina natural era una buena alternativa, al menos no la doparía ni saturaría su organismo dejándola parcialmente drogada. Era algo que se debía a sí misma, debía empezar a pensar más en sí misma, ser un poco egoísta... Si tan solo fuera tan fácil hacerlo como decirlo.
Vestida con unos gastados vaqueros y un suéter color tostado que dejaba sus hombros parcialmente al descubierto, se secó rápidamente el pelo con el secador de viaje y se lo ató a ambos lados del cuello en dos rizadas coletas. Ahora no había nadie que le dijera que era demasiado mayor para recogerse el pelo de aquella manera, nadie que la mirara y dijese que aparentaba más de los veintisiete años que tenía, en definitiva, nadie que la lastimase con sus lacerantes palabras.
Sonriendo a la imagen del espejo se había vuelto hacia la cama para sentarse y ponerse unas cómodas zapatillas deportivas, si tenía que volver a bajar y subir ese infernal tramo de escaleras, lo haría de manera cómoda.
Apenas había traspasado el umbral que llevaba al recibidor cuando un par de chicos pasaron corriendo a su lado gritando y riendo, por la puerta principal entraba un grupo de tres adolescentes que reían y bromeaban entre ellas, unas con mochilas o arrastrando pequeñas maletas, gente que se saludaba o abrazaba, un hombre leyendo el periódico en una esquina apartada. La sala bullía de actividad.
______ respiró hondo y se animó a acercarse al mostrador de recepción donde la misma mujer que la había atendido a su llegada conversaba alegremente con una pareja.
—Estoy segura que Jason llegará antes de lo que esperan —aseguraba la recepcionista con una agradable sonrisa que invitaba a conversar, su mirada fue de uno a otro miembro de la pareja—. Tiene que probar la sopa de marisco que ha hecho Mary, Señora Everhall, uno de los huéspedes le ha traído la nueva receta y está entusiasmada con el resultado.
—Oh, ahora que lo mencionas, tendré que hablar con Mary, sé lo mucho que le gustan las rosas y mi hijo nos ha traído una nueva variedad que estoy segura le encantará — aseguró la mujer con un suave acento que indicaba que el inglés no era su idioma habitual volviéndose hacia su marido—. Metimos la nueva planta en el coche, ¿verdad?
El hombre sonrió, en su mirada se reflejaba el cariño que sentía hacia su mujer.
—No me habrías permitido olvidarlo, Lisa, fue lo primero que metiste en el asiento de atrás —le aseguró él con un marcado acento sureño, su mirada fue de su esposa a la recepcionista—. Mientras tú charlas con Rose Mary, iré a echar un vistazo por ahí.
______ vio sonreír a la mujer y volverse hacia la recepcionista para seguir con su conversación. Alta y delgada, vestida con un elegante traje de chaqueta y pantalón en tono morado, llevaba el espeso pelo rubio oscuro recogido en un impecable moño. Rezumaba elegancia por los cuatro costados y al mismo tiempo había algo en ella que la hacía accesible, ______ no podía explicar el qué, pero le recordaba a su propia madre.
Los ojos verdes de la mujer se volvieron lentamente en dirección de ______ como si presintiese que la había estado observando, una suave y amable sonrisa extendió sus labios iluminando sus ojos, con una ligera inclinación de cabeza a modo de saludo extendió su atención a la recepcionista.
—Creo que ya he charlado suficiente por hoy —respondió la dama, su mirada fue de la recepcionista a ______—, por favor, no se cohíba por mí.
—Oh, no… lo siento —se excusó ______ ligeramente avergonzada—. Discúlpeme, no quería interrumpir.
—No se preocupe, a veces necesito que la gente me recuerde que hablo demasiado —aseguró la mujer riendo suavemente mirando a la recepcionista para luego volverse a ______—. Es la primera vez que viene a los Robles, ¿verdad? No me parece haberla visto antes por aquí y me acordaría si así hubiese sido.
—Sí, es la primera vez que vengo —aceptó ______ relajándose un poco, había algo en aquella mujer que invitaba a la confianza—. Es un lugar hermoso.
—Sí, creo que en eso estamos todos de acuerdo —asintió la mujer con una amable sonrisa al tiempo que le tendía la mano—. Soy Elisabeth Everhall.
—______ Connors —respondió ella tomando brevemente la mano de la mujer.
—Bueno, no la entretengo más —se excusó la mujer con una sonrisa antes de volverse a la recepcionista— Después me pasaré por la cocina para hablar con Mary, querida.
—Estará encantada de verla, Sra. Evehall —aseguró la sonriente recepcionista.
La mujer asintió y se volvió a ______.
—Espero que volvamos a coincidir —comentó la agradable mujer a modo de despedida.
—Será un placer —aceptó ______ con una ligera inclinación de cabeza, observando como la mujer se alejaba.
—Es una mujer muy agradable, pero muy parlanchina —oyó que decía la recepcionista a sus espaldas.
______ se volvió hacia ella y asintió con una sonrisa.
—Eso parece —aceptó acercándose lentamente al mostrador—. Quería preguntarle sobre uno de los huéspedes, creo que ha habido una confusión sobre las habitaciones o algo.
______ observó como la recepcionista parecía sorprenderse un instante antes de dedicarle toda su atención. Necesitaba saberlo, necesitaba comprobar que aquel desconocido no era un estúpido huésped tratando de hacerle una broma pesada…Claro, que todos los huéspedes saben que es una Redentora de Almas… la aguijoneó su conciencia. Si él era lo que decía ser, lo que su instinto le decía que era, su vida no iba a hacer otra cosa que complicarse todavía más.
Con un resignado suspiro se animó a continuar.
—Nos hemos encontrado por casualidad en el pasillo y creo que nos asignaron a los dos la misma habitación —explicó ______ relatando el suceso como un divertido equívoco—. Me dijo que iba a cerciorarse personalmente y bueno, como no he tenido noticias, preferiría que me confirmasen mi reserva, estoy segura que el señor Nicholas Jonas ha debido de hacerlo ya y encontrar su habitación.
La reacción de la recepcionista al oír el nombre del alto e impresionante cowboy fue realmente interesante, su sonrisa se esfumó casi al instante, sus amables ojos castaño se abrieron desmesuradamente y sus labios se movieron en un imperceptible gesto. ______ permaneció a la espera sin dar señales de que se había dado cuenta del cambio en la recepcionista, quien pasado el momento de sorpresa se había puesto a mirar de manera nerviosa en el ordenador.
—Creo que no tenemos hospedado a ningún Nicholas Jonas, señorita —murmuró la mujer intentando recomponer su ánimo.
______ fingió vacilar.
—Um… quizás me equivoqué de nombre —respondió ______ con una sonrisa inocente.
Sí, claro. Y el corazón bajo tu mano latía.
—¿Podría confirmarme mi reserva? Está a nombre de ______ Connors.
La recepcionista asintió volviéndose hacia el ordenador, su mirada bajó a la pantalla al tiempo que sus dedos paseaban rápidamente sobre el teclado y asentía repitiéndole a ______ los datos que le habían dado en la reserva.
—… y según eso sería en el tercer piso, en el corredor de la izquierda, la última habitación del corredor —concluyó la mujer en la que todavía se advertía cierto nerviosismo.
Con un suspiro que simulaba alivio, ______ asintió y sonrió con cortesía a la recepcionista.
—Gracias —le agradeció ella apoyándose en el bastón para equilibrarse—. Ha debido haber un malentendido por parte del Sr. Jonas. Es posible que incluso se haya equivocado de piso.
—Suele ocurrir —fue la escueta respuesta de la mujer, pese a todo, no perdía la sonrisa.
______ paseó la mirada desde la mujer hacia la puerta principal.
—El día se ve realmente apetecible para pasear, ¿verdad? —Comentó ella antes de volverse nuevamente a la recepcionista—. No quiero importunarla más pero no estoy muy segura de cuáles son los horarios del comedor, es la primera vez que estoy por aquí y por lo que he oído, no sería nada inteligente perderse la cena.
La recepcionista correspondió a la suave e inocente sonrisa de la pequeña morena y se volvió, dándole brevemente la espalda mientras extraía unos folletos de un cajón. Depositándolos sobre el mostrador y ayudándose de un bolígrafo le mostró a ______ el horario de las actividades.
—La cena se sirve a partir de las nueve —explicaba la mujer marcando los datos con el bolígrafo—, y aquí puede ver los horarios de las distintas comidas. Este otro es el programa de actividades de que dispone el hotel, quizás pueda llegar a interesarle alguna.
______ observó detenidamente las explicaciones que hacía la mujer sobre el papel, el cambio de conversación había hecho que la recepcionista abandonara su tensión inicial, pero no del todo. Con un movimiento de cabeza, ______ recogió los panfletos y dio las gracias a la recepcionista antes de dar media vuelta y cojear hacia la puerta principal.
El corazón todavía le latía a ritmo desenfrenado, la pregunta de aquella mujer la había cogido completamente desprevenida. Sin apenas darse cuenta estaba negando con la cabeza, ella era una persona práctica, el dejarse llevar por fantasías nunca conducía a ningún lado. Una mano posada al descuido sobre su brazo hizo que se sobresaltara volviéndose inmediatamente hacia la causante de aquello.
Shadow fruncía el ceño sorprendida ante su reacción, su mirada siguió un instante la de ella hasta ver desaparecer por la puerta a la mujer morena que caminaba apoyándose en un bastón para luego volver a posar en ella sus ojos arqueando una ceja a modo de pregunta.
—¿Ocurre algo? —preguntó la adolescente.
La recepcionista negó con la cabeza antes de sonreírle.
—Nada —respondió ella.
—¿Nada? Un “nada” no habría puesto en tu cara esa expresión que tenía Bruce Willis cuando el niño le dijo “En ocasiones veo muertos” —dramatizó la alta adolescente morena.
—Realmente, no soy yo la que dice haber visto uno —murmuró la mujer en voz baja volviendo a concentrarse momentáneamente en el ordenador.
Shadow entrecerró los ojos ante el extraño e inusual aire de misterio que rodeaba a Mary Rose, la recepcionista era por regla general la persona más alegre y adorable del hotel así como también la persona más práctica que ella había conocido en sus casi dieciséis años de vida. Aquel aire de misterio no era propio de ella.
Alentada por el inusual comportamiento de la mujer rodeó el mostrador hasta quedar a su lado.
—¿De qué estás hablando? —le preguntó quedándose a su lado.
Mary Rose se encogió de hombros mientras se inclinaba sobre el teclado y examinaba atentamente la pantalla del ordenador.
—Una huésped acaba de pedirme que le confirmara la reserva de su habitación, parece que ha tenido un percance con un hombre que aseguraba tener la misma reserva — respondió restándole importancia.
Shadow volvió la mirada hacia la puerta principal pensando en la pequeña morena que acababa de salir.
—¿Y qué tiene eso de raro? —preguntó ella volviéndose hacia Mary Rose.
—Ha mencionado el nombre de ese hombre —respondió Mary Rose reprimiendo un escalofrío mientras miraba la pantalla—, Nicholas Jonas.
Los ojos de Shadow se abrieron desmesuradamente, su boca empezó a moverse pero de sus labios no escapó ni una sola palabra. Su mente corría a toda velocidad mientras la noticia impactaba directamente en su cerebro, una indescriptible alegría se mezcló con una repentina frustración. Una huésped… una extraña, alguien totalmente desconocido.
Empezó a menear la cabeza.
—No…tiene que tratarse de un error —aseguró Shadow en un susurró en voz muy baja, sus ojos brillaban reflejando las múltiples emociones que habían hecho presa en ella. Su mirada voló inmediatamente hacia la recepcionista quien todavía le daba la espalda, disimulando el nerviosismo interior con una risita añadió—. Es absurdo.
Mary Rose se volvió hacia ella y asintió mirándola con cierto orgullo.
— Por supuesto que lo es —aseguró ya más convencida la recepcionista—. Lo más seguro es que ella haya entendido mal el nombre, ni siquiera estaba segura de que fuese ese…es solo… me sorprendió.
La recepcionista sacudió la cabeza como intentando despejarse.
—Las historias de fantasmas son para los viejos y los niños —respondió como si el decirlo en voz alta le diese la convicción que necesitaba.
—Sí —susurró Shadow apartando la mirada. Lo había prometido, se había obligado a prometerse a sí misma que todo aquello había terminado, ya no más fantasías infantiles, no más absurdas esperanzas, Rose Mary tenía razón, las historias de fantasmas eran para los viejos y los niños.
¿Y por qué entonces te sientes tan traicionada?
Sacudiendo la cabeza para ahogar su propia conciencia se volvió nuevamente hacia Rose Mary.
—Tía Janet quiere que compruebes la reserva del señor Alan, por si decide dejarse caer —le informó Shadow poniendo los ojos en blanco ante el contenido del mensaje—. Como si no fuera a hacerlo.
La reacción de Shadow hizo sonreír a Rose Mary y secretamente la tranquilizó. La mujer había conocido a la adolescente unos cuatro años atrás cuando había entrado a formar parte de la plantilla del hotel. Shadow era la nieta de los dueños del antiguo edificio, consentida y amada por su familia después de la prematura muerte de sus padres en un accidente de coche, había crecido empapándose de la historia local y de todas las maravillas que podía encontrar dentro de las páginas de algún libro. Mary Rose la había visto a menudo paseando entre los rosales del jardín que su madre tanto se había esperado en cuidar con un libro entre las manos, o simplemente hablando sola… o con las rosas.
Dakota. Ese nombre había estado siempre presente en su vida. El nombre de un fantasma. De un cuento infantil.
Rose Mary sacudió la cabeza para despejarse la mente y sonrió mirando a Shadow, ya era toda una mujer, en pocas semanas cumpliría los dieciséis y como toda adolescente estaba más interesada en el último actor de moda, en la camiseta que había visto en el centro comercial, o en lo guapísimo que era tal o cual chico… El tiempo de los amigos imaginarios había pasado.
—¿Crees realmente que toda esa representación del “viejo mundo” impresiona a alguien? —Respondió Shadow cruzándose de brazos—. Yo creo que no. Es más, nadie con semejantes chalecos impresionaría a nadie.
Rose Mary se echó a reír.
—Oh, no sé, Shady —se burló la recepcionista—. Tú pareciste bastante impresionada la última vez.
Shadow hizo un mohín.
—Como para no estarlo, casi me quedo ciega con el amarillo limón de su chaleco, al menos así fue hasta que vi que las manchas verdes sobre este eran dibujos de ranas — Shadow sacudió la cabeza, su espeso pelo castaño voló al compás de sus movimiento—. Prefiero no saber que traerá esta vez.
Rose Mary negó con la cabeza antes de alzar la mirada y sonreír a la nueva pareja que se acercaba al mostrador.
—Dile a Janet que no se preocupe, ya me he encargado de reservar la misma habitación de siempre para el Sr. Wells —le respondió la recepcionista empujándola fuera de su lugar de trabajo—. Y ahora vete que no me dejas trabajar.
Shadow arqueó una fina ceja castaña y sonrió con picardía.
—¿Ah? ¿Pero a eso le llamas trabajar?
Mary Rose abrió la boca para protestar, pero Shadow ya se alejaba riendo en dirección a la puerta principal. Con un suspiro y una agradable sonrisa en sus labios se volvió hacia los recién llegados.
—Peter, Max, que agradable teneros de nuevo por aquí —los recibió la recepcionista.

¡Feliz Año Nuevo Chicas!
Ya es un poco tarde, pero no había tenido la oportunidad de decirselos (:
Gracias por pasarse :D

Natuuu

!!

por Invitado Lun 02 Ene 2012, 7:34 pm

ayyyyyyyyyyyyyyyyy por dios me encantaaa tu nove sigue plis por favor porrrrrrrrr favorr siisiiiiiiiiiiiiii siiiiiiii siiiiiiiiiii por favor sigue sume mas mas ma me encanta adios cuidate y sigue pronto

por **raqel d' Jonas(NJJ<3** Mar 03 Ene 2012, 7:27 am

seguilaa porfas seguilaaa :)

por **Natuu!** Mar 03 Ene 2012, 11:35 am

Ahora subo capitulo chicas (:

Natuuu♥!!

por Invitado Mar 03 Ene 2012, 5:51 pm

por favor sube por favor sigue me encanta att paty

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