time and distance.

time and distance.

–Te amo, ¡tu lo sabes!– grito, con las lágrimas corriendo en mis mejillas.
–¡Lo se!–ella responde– ¡Pero no puedo con esto!–gimotea– ¡Ya no puedo!
–Sí–me acerco a ella y tomo su rostro entre mis manos y, por suerte, ella no se aleja–, sí puedes. Los dos podemos, solo tenemos que dar otro intento–le susurro con rapidez y desesperación–.

Ella niega, aun llorando y sollozando, y retira mis manos de sus mejillas. Se aleja de mí y jala su cabello con exasperación.
¿Cómo pudimos llegar a esto? ¿Cómo es que nuestra relación pudo ir tan a la mierda? Todo era tan fácil y hermoso al principio. ¿Qué sucedió?
Oh, es cierto. Yo le mentí. Todo este tiempo le he mentido y ahora que pensé que todo quedo atrás, Lina y su gran bocota arruinan lo que tanto quería ocultarle.

–No podemos continuar con esta farsa–se abraza a sí misma y yo me congelo en mi lugar–. Lo sabes, ¿cierto?
–No–me acerco apenas unos pasos–, no, no, no, no, no y no. No puedes hacerme esto–mi miedo a perderla crece considerablemente–. Yo no soy nada sin ti. No puedo siquiera respirar estando lejos de ti.
–Creeme que yo tampoco puedo, pero no me puedo hacer esto a mi misma. Perdonarte así de fácil, me es imposible.
–Sí es posible–mi desesperación empieza a afectar mi respiración–, solo necesitas tomarte un tiempo. Pensar bien. No debes precipitar las cosas de esta manera. Podemos resolver esto. Juntos.

Ella no responde. Su mirada se pierde en la ventana. Quisiera con todas mis fuerzas meterme a su mente, poder buscar la mínima pizca de esperanza en ella. Ella da vuelta y me mira, pero su mirada parece vacía. Me asusta. Me aterra verla así.
Se acerca y me toma del brazo. Confundido, la sigo mientras me jala a algún lugar. Cuando miro que me dirige a la entrada, suelto mi brazo.

–No me voy a ir.
–Sí lo harás. Ya no te quiero ver–mi corazón se parte en mil y un pedazos–.
–No me digas eso–gimoteo y mis lágrimas amenazan con salir, de nuevo–. No puedes decir eso.
–Largo de mi apartamento.
–Por favor–empiezo a hundirme en mis lagrimas–, no me hagas esto.
–¡Largo!–exclama–

Con la desesperación al tope, caigo en mis rodillas y lloro. Lloro como nunca antes. Puedo saborear mis lagrimas y sentir la calidez de ellas. Arrastro mis rodillas hasta donde ella esta y abrazo su cintura. No quiero que me deje. La amo demasiado. Demasiado que moriría si me dejara. Y ahora me esta partiendo a la mitad.

–No me dejes–le digo apenas en un susurro–, por favor. Te daré todo el tiempo y espacio del mundo, pero, por favor, vuelve a mí.

Ella esta llorando también. Puedo sentir como sus lagrimas caen a mi cabeza y puedo escuchar como solloza. Unos segundos después, empieza a sobar mi cabeza, con el intento de reconfortarme, pero ahora nada podrá hacerlo sino hasta que Sheryl cambie de parecer.

–Quiero…–susurra y su voz se quiebra–… quiero que te vayas tan lejos como puedas y no me busques en mucho tiempo.

Sorpresa golpea mi cara.

–¿Qué?–pregunto con un hilo de voz–
–Me pediste tiempo y espacio para meditar.
–¿Me-me darás la oportunidad?

No me responde, solo asiente y se hace a un lado.

–Te prometo darte tanto tiempo necesites.

Ella solo asiente y mira al suelo, con los brazos cruzados. Me acerco para besarle la mejilla, pero ella me rechaza. Mi corazón duele por ello, pero me acuerdo que desde este instante es cuando debo darle su espacio.
Salgo de su apartamento y me encamino al ascensor. Una pequeña sonrisa baila en mi rostro y alivio emana de mi cuerpo.
¿Cuanto tiempo tengo que darle y cuanto espacio debo de darle? No lo se aun, pero prometo darle lo suficiente para que sienta cómoda.

Ya la extraño.







Han pasado seis meses, para ser exactos, y la distancia me esta matando. Pero no me quejo. Me esta dando la oportunidad y lo ultimo que quiero es arruinarlo.
Pero, ¿ya no habrá pasado bastante tiempo? ¿No le he dado demasiado espacio? Me he preguntado como es que ella lo ha estado pasando. ¿La distancia también la esta matando? ¿No puede dejar de pensar en mi todos los días, como yo?
Durante todo el tiempo me he dedicado al estudio, terminando la universidad. Apenas hace dos meses la termine y me decepcione demasiado que Sheryl no haya asistido, pero pensé que era parte de darle espacio.
En toda la semana me he estado debatiendo en si ir a buscar a Sheryl, pero el miedo de que me diga que no le estoy dando el tiempo que se merece y que por eso ya no me quiere de vuelta, me mata.
La distancia me esta costando respirar. No lo aguanto más, pero debo ser fuerte. ¿No han dicho que al paciente se le recompensa en grande?

Hoy es sábado. Estoy en camino a mi cafetería favorita, y el de Sheryl. La extraño bastante. ¿Podría ella venir hoy a esta cafetería? Lo dudo mucho, pero aun así tengo la esperanza.
Estoy hablando por el celular con mi madre y ella me platica lo cuanto que me extraña al igual que Cindy, mi hermana menor.
Yo me río de las pequeñas historias que me cuenta sobre Cindy, sus travesuras principalmente. Doy vuelta a la esquina de la cafetería Benson's y me adentro al pequeño edificio.
Miro a mi alrededor y lo primero que veo es lo mas aterrador para mí. Suelto mi celular del asombro y puedo escuchar como golpea el piso muy fuerte, probablemente la pantalla este quebrado ahora. Me mantengo congelado en mi lugar mientras siento como mis lagrimas se empiezan a asomar.

Es Sheryl.



Es Sheryl y un estúpido.



Es Sheryl y un estúpido, y se están besando.



Se están besando como si su vida dependiera de ello.


Pasan unos segundos y siento como toda la cafetería me mira, pero estoy demasiado en shock como para siquiera importarme. Cuando por fin se separan, Sheryl le sonríe con la mejor sonrisa que puede dar. La única que podría dar solo a mí. Y ahora la esta compartiendo con alguien más.
Ella mira por el lugar y cuando da con mi vista, su sonrisa cae. Muerde su labio y espero a que deje a ese hijo de puta. Espero a que se disculpe y que me diga que no sabia que estaba haciendo. Espero a que venga conmigo y me diga que me ama.
Pero no lo hace. Baja su mirada y la vuelve a subir segundos después. Entonces, hace lo que la persona más fría podría hacer. Se encoge de hombros lentamente hacia mí y vuelve a ver al bastardo.
Mi corazón se tritura y dudo que vuelva a componerse. Tomo mi celular del suelo y abandono el edificio. Abandono todo. Me abandono a mi mismo en este lugar y me voy a casa con lo que queda de mí.

Le he dado demasiado tiempo y espacio.

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