Me uniré a tus ángeles.

Paso la baranda frente a mí que me impide llegar a la orilla del risco, suspiro y sonrió con lágrimas desbordándose de mis ojos. Hace tiempo que quería esto, hace demasiado tiempo, toda la paz que hay en este lugar me tranquiliza y me dice que la acompañe con mi propio silencio, estoy descalza con mi cabello suelto y miro el mar que lanza sus olas a las rocas que están a lo lejos en la orilla de la playa. Inhalo el aroma a océano, mis músculos se relajan como sabiendo lo que viene, los parpados me comienzan a pesar y la adrenalina en mi interior me dice que salte. Me doy la vuelta y veo el bosque a lo lejos de donde estoy oculta. Siento como el viento me abraza y acuna en sus brazos.

Yo no soy nada en este pequeño punto en el universo y no pienso seguir torturándome con la idea de seguir con vida, mi decisión es egoísta lo sé pero desde que fui una nena se me prohibió el deseo de tomar una decisión por mí misma.

Mis padres descansan en paz en el lugar donde tengan que estar, mi esposo se revuelca con su amante pensando que no lo sé, que no sé qué yo en verdad lo avergüenzo por ser tan débil y vulnerable para que hasta el cáncer me ataque, mi niño descansa a esta hora en su cuna. Soñando con ángeles a los que pronto me uniré, tengo la herencia que no acepte para él, no me preocupo por el hombre que es su padre porque ya no lo amo. Deje una carta debajo de su almohada con el perfume de chicle que le encanta que use. Todo lo mío lo deje para él, nada de lo mío quedará para nadie más que mi niño. No puedo compensar los años próximos que él no me tendrá, pero mis secretos más ocultos él sabrá.

El tiempo se me agota, Edgar debe haber llegado a nuestra habitación. Suspiro y sonrió recordando los momentos de cariño que pasamos juntos, cuando el aún me quería. Y yo aún estaba viva.

Me lleno de adrenalina una vez más, ignorando los gritos que a lo lejos escucho. Todas las luces que de repente aparecen me dicen que me apresure, me despido una vez mas de mi hijo en mis pensamientos y me dejo caer al mar que me recibe con un abrazo.

No me asusto por no poder respirar, dejo que mi mente se nuble de Confusión y en ese momento siento como mi corazón dejo de latir.