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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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The To Do List. {Cancelada.
O W N :: Archivos :: Canceladas
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Re: The To Do List. {Cancelada.
Perdón chicas, he estado muy ocupada. En el muro les explico todo. Hoy subo cap sí o sí.
Ronan
Re: The To Do List. {Cancelada.
Capitulo Dos
Y desperté con un dolor terrible de cabeza, como si me golpearan con un martillo la cabeza repetitivamente. ¿Así se sentía una resaca? Madre mía, esto no valía la pena. Me levanté con cuidado y lo primero que percibí, fueron unos ojos verdes irresistibles. El ojiverde no llevaba remera, y sus músculos se veían bronceados gracias al sol del verano; llevaba unos jeans clásicos azules con un pañuelo rojo al estilo bandana, colgado de uno de los orificios por donde se suponía que se sostenía los cinturones. Dax.
– ¿Qué paso?– logre pronunciar luego de sentarme en el pasto. Estaba en el patio delantero de la casa del chico más popular del instituto, con resaca y llevando una corbata con tematica de moños colgada en la cabeza. De un movimiento la arrebate de sobre esta.
–Alguien bebió hasta quedar inconsciente, y esta vez no fui yo– Dax me tomo del brazo y sin un previo aviso, me paro con rapidez. Hice una mueca de dolor, y al momento el me soltó–. Tienes que irte, llamaré a un taxi….
–No te preocupe, puedo llegar caminando.
–Okay. Nos vemos…Bueno, lo dudo.
Y cuando me di media vuelta para emprender mi caminata, escuche su murmullo.
–Vírgenes, todas iguales.
Reprimí las ganas de dar media vuelta y responderle. Otro día seria.
Al llegar a casa, mi madre me esperaba en la sala. Me pregunto donde había estado y me recrimino el porqué de mi estado de sufrimiento por los intensos dolores causados por el alcohol cuando el efecto divertido desaparece. Solo murmure un perdón, y fui directo a tomar un baño. Luego de cambiarme y sentirme mejor, me recosté en la cama para lograr un poco de paz interna.
El teléfono sonó luego de dos minutos de descanso.
– ¿Alo?
– ¡Honey! ¿Cómo estás?
–Ah, eres tú, Connor– comente de mal humor–. Mal
– ¿Qué te ha sucedido?– pregunto al instante con desfijada preocupación.
–Dolor de cabeza.
–Te divertiste mucho en la fiesta. Eso parece; si quieres puedo ir a ayudarte con…
–No, gracias. Solo quiero dormir– lo interrumpí.
–Bueno, en ese caso, chau.
–Chau, Connor.
Y con eso decidí apagar mi celular y desconectar el cable del teléfono. De alguna forma obtendría esa paz que tanto necesitaba.
Pero esta nunca llego. Las nauseas empezaron y antes de vomitar toda la colcha de mi cama, me levante lo más rápido que pude y me dirigí al baño del pasillo. Cinco minutos después de desagotar todo el contenido de mi estomago por el retrete, lave mi cara, cepillé mis dientes y volví a recostarme en el colchón forrado de sabanas rosas.
A mi parecer dormí cuatro horas. Cuatro largas horas, que ayudaron a mi cuerpo a sentirse menos vago y más inteligente. Prendí mí celular y en el momento en que vi tantas llamadas perdidas me alarme.
A la primera que marque fue a Isla.
– ¿Hola?–su dulce voz no sonaba para nada problemática.
– ¿Qué ha sucedido? Tengo millones de llamadas vuestras.
–Dos cosas– respondió con tono misterioso–. Primera: ¿Has visto el perfil de Dax?, nos tienes que explicar algunas cosas, Honey. La segunda se relaciona con la primera, porque vas a poder explicarnos todo en la pijamada que vamos hacer en mi casa.
– ¿Qué de Dax?–pregunté sin darle la importancia a nuestra tan tradicional pijamada.
–Te dejo porque tengo que irme a comprar las palomitas y alquilar algunas películas, Chau. Besos.
Tono de desolación.
Tire a un lado mi celular y estire el brazo hasta llegar a la laptop que reposaba en mi escritorio de estudios. La apoye en mi regazo, la abrí, prendí e inicie sesión. Mi corazón se detuvo por un momento que me pareció eterno. Estaba totalmente avergonzada e incluso, aunque nadie me podía ver, humillada.
En su muro había una foto mía durmiendo en su patio; mi boca estaba levemente abierta y podría jurar que un abismo de baba salía de ella y se derramaba por mis mejillas. La corbata seguía en mi cabeza, y mi vestido estaba ligueramente subido. Se me podían ver las pantis de corazoncitos. Mierda.
Cerré de un cachetazo la pantalla de la computadora, y no pude resistir las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos. Pero logre retenerlas. El sentimiento de vergüenza se había desplomado y ahora en mí reinaba la furia absoluta. ¿Qué clase de idiota soy? No voy a dejar que esto me desmorone, no esta vez.
Y de repente estaba súper emocionada por la pijamada de esta noche. Tenía una excelente idea, algo mejor que películas y palomitas.
–Llegaste
– ¿Cómo no?– le respondía a una reluciente Isla que sin dudas lucia radiante con su pijama de seda.
–Pasa. Hazel y Lyn están en mi pieza, sube.
Ya había ido a la casa de Isla una cientos de veces, conocía el lugar como la palma de mi mano. Al llegar a la puerta de su habitación, el timbre resonó estrepitosamente, y Issy volvió a por donde venia.
Issy, lindo sobrenombre.
–Honey, querida–llamó Lyn.
–Se que van a decir…–empecé, pero al instante me calle y deje que hablaran.
–No te preocupes, tienes fotos mas vergonzosas en los portarretratos de tu casa– comento Hazel con una sonrisa despreocupada, y brillante.
–Gracias, Hazel….Eso creo.
En seguida ya estábamos todas con nuestros pijamas puestos y formando un lindo circulo típico de fraternidad sobre una alfombra roja. Algunas ya estaban devorando el popcorn, y otras no dejaban de ojear sus teléfonos cada cinco segundos. Pero yo estaba por empezar una revelación.
–Tengo una propuesta que hacerles, chicas– recibí inmediatamente la atención de todas, algo que me hizo sentir algo poderosa, solo mis amigas me daban esa clase de seguridad–. Ya estoy harta de ser la virgen a la que todos creen estúpida e insoportablemente nerd. Quiero sentirme viva, quiero salir, conocer chicos, dejar toda mi serenidad, mi vida de marginada. Por eso se me ocurrió la idea de hacer una lista llena de los deseos o fantasías más salvajes que espero lograr este año, antes de separarnos e ir a la universidad.
–Honey, yo…
–Sabia que sonaba ridículo– me lamente.
–No, para nada, A mí me parece una idea de lo más liberalista– me apoyó Asia.
–Oh, gracias.
–Yo también estoy de acuerdo, realmente lo había pensado. Peor sin todo eso de la lista– explicó Lyn.
–Me parece divertido.
– ¿Entonces estamos todas de acuerdo?– pregunte emocionada.
–Si–dijeron todas al unisonó.
–Pero antes, necesito saber que les ocurrió a ustedes después de la fiesta.
Eso era verdad, a mí me encantaban los chismes. Era algo así como una glossip girl.
– ¿Qué paso?– logre pronunciar luego de sentarme en el pasto. Estaba en el patio delantero de la casa del chico más popular del instituto, con resaca y llevando una corbata con tematica de moños colgada en la cabeza. De un movimiento la arrebate de sobre esta.
–Alguien bebió hasta quedar inconsciente, y esta vez no fui yo– Dax me tomo del brazo y sin un previo aviso, me paro con rapidez. Hice una mueca de dolor, y al momento el me soltó–. Tienes que irte, llamaré a un taxi….
–No te preocupe, puedo llegar caminando.
–Okay. Nos vemos…Bueno, lo dudo.
Y cuando me di media vuelta para emprender mi caminata, escuche su murmullo.
–Vírgenes, todas iguales.
Reprimí las ganas de dar media vuelta y responderle. Otro día seria.
***
Al llegar a casa, mi madre me esperaba en la sala. Me pregunto donde había estado y me recrimino el porqué de mi estado de sufrimiento por los intensos dolores causados por el alcohol cuando el efecto divertido desaparece. Solo murmure un perdón, y fui directo a tomar un baño. Luego de cambiarme y sentirme mejor, me recosté en la cama para lograr un poco de paz interna.
El teléfono sonó luego de dos minutos de descanso.
– ¿Alo?
– ¡Honey! ¿Cómo estás?
–Ah, eres tú, Connor– comente de mal humor–. Mal
– ¿Qué te ha sucedido?– pregunto al instante con desfijada preocupación.
–Dolor de cabeza.
–Te divertiste mucho en la fiesta. Eso parece; si quieres puedo ir a ayudarte con…
–No, gracias. Solo quiero dormir– lo interrumpí.
–Bueno, en ese caso, chau.
–Chau, Connor.
Y con eso decidí apagar mi celular y desconectar el cable del teléfono. De alguna forma obtendría esa paz que tanto necesitaba.
Pero esta nunca llego. Las nauseas empezaron y antes de vomitar toda la colcha de mi cama, me levante lo más rápido que pude y me dirigí al baño del pasillo. Cinco minutos después de desagotar todo el contenido de mi estomago por el retrete, lave mi cara, cepillé mis dientes y volví a recostarme en el colchón forrado de sabanas rosas.
A mi parecer dormí cuatro horas. Cuatro largas horas, que ayudaron a mi cuerpo a sentirse menos vago y más inteligente. Prendí mí celular y en el momento en que vi tantas llamadas perdidas me alarme.
A la primera que marque fue a Isla.
– ¿Hola?–su dulce voz no sonaba para nada problemática.
– ¿Qué ha sucedido? Tengo millones de llamadas vuestras.
–Dos cosas– respondió con tono misterioso–. Primera: ¿Has visto el perfil de Dax?, nos tienes que explicar algunas cosas, Honey. La segunda se relaciona con la primera, porque vas a poder explicarnos todo en la pijamada que vamos hacer en mi casa.
– ¿Qué de Dax?–pregunté sin darle la importancia a nuestra tan tradicional pijamada.
–Te dejo porque tengo que irme a comprar las palomitas y alquilar algunas películas, Chau. Besos.
Tono de desolación.
Tire a un lado mi celular y estire el brazo hasta llegar a la laptop que reposaba en mi escritorio de estudios. La apoye en mi regazo, la abrí, prendí e inicie sesión. Mi corazón se detuvo por un momento que me pareció eterno. Estaba totalmente avergonzada e incluso, aunque nadie me podía ver, humillada.
En su muro había una foto mía durmiendo en su patio; mi boca estaba levemente abierta y podría jurar que un abismo de baba salía de ella y se derramaba por mis mejillas. La corbata seguía en mi cabeza, y mi vestido estaba ligueramente subido. Se me podían ver las pantis de corazoncitos. Mierda.
Cerré de un cachetazo la pantalla de la computadora, y no pude resistir las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos. Pero logre retenerlas. El sentimiento de vergüenza se había desplomado y ahora en mí reinaba la furia absoluta. ¿Qué clase de idiota soy? No voy a dejar que esto me desmorone, no esta vez.
Y de repente estaba súper emocionada por la pijamada de esta noche. Tenía una excelente idea, algo mejor que películas y palomitas.
***
–Llegaste
– ¿Cómo no?– le respondía a una reluciente Isla que sin dudas lucia radiante con su pijama de seda.
–Pasa. Hazel y Lyn están en mi pieza, sube.
Ya había ido a la casa de Isla una cientos de veces, conocía el lugar como la palma de mi mano. Al llegar a la puerta de su habitación, el timbre resonó estrepitosamente, y Issy volvió a por donde venia.
Issy, lindo sobrenombre.
–Honey, querida–llamó Lyn.
–Se que van a decir…–empecé, pero al instante me calle y deje que hablaran.
–No te preocupes, tienes fotos mas vergonzosas en los portarretratos de tu casa– comento Hazel con una sonrisa despreocupada, y brillante.
–Gracias, Hazel….Eso creo.
En seguida ya estábamos todas con nuestros pijamas puestos y formando un lindo circulo típico de fraternidad sobre una alfombra roja. Algunas ya estaban devorando el popcorn, y otras no dejaban de ojear sus teléfonos cada cinco segundos. Pero yo estaba por empezar una revelación.
–Tengo una propuesta que hacerles, chicas– recibí inmediatamente la atención de todas, algo que me hizo sentir algo poderosa, solo mis amigas me daban esa clase de seguridad–. Ya estoy harta de ser la virgen a la que todos creen estúpida e insoportablemente nerd. Quiero sentirme viva, quiero salir, conocer chicos, dejar toda mi serenidad, mi vida de marginada. Por eso se me ocurrió la idea de hacer una lista llena de los deseos o fantasías más salvajes que espero lograr este año, antes de separarnos e ir a la universidad.
–Honey, yo…
–Sabia que sonaba ridículo– me lamente.
–No, para nada, A mí me parece una idea de lo más liberalista– me apoyó Asia.
–Oh, gracias.
–Yo también estoy de acuerdo, realmente lo había pensado. Peor sin todo eso de la lista– explicó Lyn.
–Me parece divertido.
– ¿Entonces estamos todas de acuerdo?– pregunte emocionada.
–Si–dijeron todas al unisonó.
–Pero antes, necesito saber que les ocurrió a ustedes después de la fiesta.
Eso era verdad, a mí me encantaban los chismes. Era algo así como una glossip girl.
- Click Here:
- Ya sé, ya sé, no merezco el perdón. Realmente lo siento. Además, no revisé al cien por ciento la ortografía en este cap, así que dejo que me maten o que me arrojen piedras. Okno. La siguiente es: LittleMuffin
Ronan
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