The To Do List. {Cancelada.

Capítulo Cinco.

Me miro al espejo una vez más admirando mi vestuario, maquillaje y peinado. Llevo puesto un vestido corto, ajustado color rojo con un escote que reluce mis pechos; mi maquillaje es normal pero bonito y mi cabello está suelto con algunas ondas. Sonrió sintiéndome conforme con lo que veo.

— ¿Vestirás eso? —preguntó Honey al verme salir del baño.

Me di un vistazo rápido para ver que andaba mal con mi vestido. No encuentro nada mal a la vista.

— ¿Algún problema? —pregunte asustada. — ¿Es que me hace parecer gorda?

Oh Dios. Lo último que quiero es parecer una obesa en uno de mis mejores días. Además, no tengo otro vestido que ponerme ya que éste lo compre hace meses. Estaba tan emocionada con este día que no podía esperar.

— Estoy de acuerdo con Honey, está fuera de lugar. —opinó Asia.

Perfecto. Soy una ramera.

— Creo que no hay que exagerar, además su toga la tapará durante la ceremonia. — dijo Hazel, salvándome.

Estaba a punto de lloriquear. Hace años que vengo pensando en este día y por ninguna razón quiero que llegue a arruinarse. Hoy no quiero ser la linda e inocente Marilyn. Definitivamente no. Quiero que hoy por fin puedan verme como la mujer en que me he convertido. Ya no más una niña. Aunque sea por un día quiero sentirme así. Quizá solamente es un capricho mío y en mi inconsciente solo quiera sentirme diferente.


La fiesta recién empieza y todos ya están bebiendo, bailando y divirtiéndose. Puede que algunos lo hagan de una forma vulgar, pero se divierten a su manera.
Esta mañana me había llegado un mensaje, de una compañera de curso, diciendo que hoy había una fiesta de despedida para todos los graduados en la casa de Michael, uno de los chicos del equipo de baloncesto.

Hazel y Asia ya habían llegado. Solamente faltaba esperar a que Isla y Honey aparecieran.
Sinceramente, espero que Honey tenga ánimos de venir. Lo que paso hoy en la ceremonia fue totalmente estúpido de parte de Candice. Creo que deberíamos madurar algunos aspectos y dejar de ser tan idiotas con las personas. Pero creo que detrás de toda abeja reina se esconde otra persona. Quizá sea así; no lo sé.

Eche un vistazo a la entrada para ver a Honey cruzar la puerta. Me acerque a ella, no sin antes tomar dos vasos con vodka de una de las tantas mesas en las que había bebidas alcohólicas.

— No me puedo creer que hayas venido. —dije sonriendo y dándole uno de vasos a Honey.
— Después de lo sucedido, ya estoy cansada de lo mismo. Ahora mi meta es emborracharme en esta ridícula fiesta y esperar que Connor me lleve a mi casa sana y salva. —Honey enserio se veía cansada de las mismas situaciones de burla que nos hacían diariamente.
— Tenemos pijamada. —observe a una confundida Hazel junto a Asia.

Cierto. Nuestra pijamada, lo había olvidado.

— Entonces llévenme a mi cama o a las suyas. —gritó Honey cuando subió el volumen de la música.

Llevó el vaso a su boca y bebió un buen trago de vodka haciendo una mueca al terminar.
Es claro que ninguna de nosotras está acostumbrada a beber alcohol.

Después de un tiempo, el alcohol hizo efecto en mí y ya me encontraba más alegre de lo común.
Había perdido de vista a las chicas. Trate de buscarlas pero me di por vencida y seguí divirtiéndome inconscientemente. Y ahí estaba yo, bailando como una loca desquiciada.

La música suena fantástica y todo el mundo baila. Las luces están apagadas y un juego de luces es lo único que ilumina.
Miro mi vaso para verlo vació. He estado bebiendo como una loca y todavía no tengo pensado detenerme. Paro de bailar y miro la cocina para ver las luces prendidas. Camino hacia allá en busca de otro trago. En el camino choco con algunos de mis compañeros que hacen el inútil intento de mantenerse parados sin tambalearse. ¿Me veré tan mal como ellos? No lo creo. Al acercarme escucho algunas voces adentro pero aun así entro.

Varios chicos y chicas están allí y entre su grupo se encuentra Candice. Todos los ojos se dirigen a mí. Me sonrojo y, sin pensarlo, doy la media vuelta para irme. Pero la voz de Candice me detiene:

— Espera. No te vayas. —Me doy la vuelta y la miro tratando de descifrar que pretende porque, vamos, es Candice y ella nunca es amable o buena de alguna forma. — Te ves cambiada. No luces como tú, esta vez luces bien.

Miro al grupo de chicos que está detrás de ella; todos sonríen con una mirada burlona.

— Eh… ¿Gracias? Creo. —digo sin saber qué otra cosa decir.
— Aunque detrás de esa ropa y maquillaje todos sabemos que se esconde una estúpida niñita virgen. No perteneces aquí. Yo en tu lugar me iría en mi casa y me pondría mi dulce pijama para leer algún libro o algo por el estilo. —todos se ríen detrás de ella, apoyándola y considerándola una genio.

Mi cara arde y sé que debo estar roja como un tomate. Mi nariz me pica y lágrimas amenazan por salir. Pero no lloro. No. Jamás les daría el privilegio de verme llorar.

— Eres una perra. ¿Y sabes lo que es más triste? Que gente como tú nunca cambiará.

Ella se sorprende y deja de reír al igual que sus amigos. Se ve como si no pudiera creer lo que acabo de decir. Me largo antes de que pueda decirme algo.

Salgo al patio delantero y respiro hondo. La música no es tan fuerte aquí y parece que el alcohol ya no logra hacerme tanto efecto. Y con razón. Siento que acaban de tirarme un balde de agua fría, un balde de agua fría al estilo Candice.
¿Qué diablos estoy haciendo en éste lugar? Quiero ser parte de esto pero la verdad es que no puedo. Yo no soy así.

— Que lastima que no te hayas quedado para ver la cara de fastidio de Candice.

Me sobresalto al escuchar una voz atrás mío. Doy media vuelta para ver a Michael Greene dándome una media sonrisa. No se ve como si estuviera ebrio, lo cual es raro, y sostiene una botella de cerveza en su mano derecha. Está parado en el umbral de la puerta mirándome.

No sé qué decir. Nunca antes había hablado con él. Ni siquiera creo que sepa mi nombre, en cambio yo sí sé el de él. Qué curioso.

— No quería dar un show del cual me arrepienta en la mañana. —me encojo de hombros.
— Ella a veces dice estupideces pero es buena persona. —se acerca a mí sin dejar de mirarme.
— Seguro —decido terminar el tema y despedirme:—. Adiós.
— ¿Te vas? Apenas son las 4:30.
— Lo sé, pero prefiero ir a dormir. Debo levantarme temprano.

Camino hacia la acera decidida a irme. Él no insiste y eso es un alivio. Quiero estar en mi casa y poder relajarme. Ya no me siento bien aquí.
Vuelvo mi vista a la casa y Michael sigue en la entrada, mirándome. Le sonrió y continúo mi camino a casa.

— ¿Michael Greene, hablándome? ¡Por favor! — susurro y suelto una carcajada sin por creerlo.

Muero por contarles a las chicas.

sigue: drums.

Perdonen la demora u.u no sé porque me tarde tanto pero bue. Espero que les haya gustado c:
Besos

Capítulo Seis

El sonido irritante de mi alarma comenzó a sonar, moví mi mano torpemente en el intento de apagarla. El aparato no se apagaba y lo primero que se me vino a la mente fue tirarlo, ¿pero saben qué paso? Lo tire hacia la ventana y esta se rompió en mil y un pedazos. Hoy me graduaba, mi último día de escuela ¿y ni siquiera puedo empezarlo correctamente? Que alguien me mate.
Decidí al fin dignarme a levantarme de la cama. Perezosa tome mi iPhone y ordene a mis pies ir directamente al baño. Al llegar ahí me lave meticulosamente el cutis y desbloquee mi teléfono para ver la hora.

― ¡Mierda!―grito al darme cuenta de que ya era tarde.

«Ni siquiera el ultimo día.» Repito infinitas veces en mi mente mientras termino de arreglarme. Decido ponerme un suéter holgado, un par de shorts y tacones. Paso por última vez el rímel sobre mis pestañas, tomo mi bolso y mi mochila, y sé que estoy lista para irme.


― ¿Qué?―me quejo, la tímida y manipulable chica a mi lado se estremece.
― Lo siento Candice, no sé si hoy pueda recoger tu vestido y el traje de Jai de la tintorería.
― Jaidon para ti―dije molesta―. Además, ¿qué es tan importante para ti que no puedes ir por nuestra ropa? ¡Tómalo como un privilegio! No todos tienen el privilegio de que yo los tolere.
― Lo siento, en verdad, pero tengo que arreglarme yo también y tardare demasiado―se excusa pobremente.
― Solo largo de mi vista y olvídate de ser mi asistente.
― Pero, necesito el dinero.
― ¿Acaso no hablas español? Dije largo.

Genial, ahora yo tendría que pasar por mi vestido y por el traje de mi novio, espero que la graduación y la fiesta mejoren mi humor.


― Te ves sexy, te comería en este mismo momento―susurra Jaidon en mi cuello haciéndome estremecer―. Vamos a la graduación, anda, sino no podré aguantarme las ganas de quitarte sin piedad el vestido.

El trayecto fue largo y pesado, había un tráfico horrible, pero trate de tranquilizarme cantando un poco.
Mis padres, como siempre, no irían al evento porque están muy ocupados cenando con algún socio o algo así, me da igual, ellos para llenar el vacío me dan mi American Express, por lo que puedo sobrevivir sin ellos.
Al llegar a la escuela pude localizar a Melanie y a Joshua, dos de nuestros amigos más cercanos. Los salude cordialmente. Ambos hombres, pareja de cada una respectivamente, comenzaron a hablar de futbol y cosas así, dejándonos fuera de contexto.

― ¿En verdad tendremos que usar las feas togas? Dios, cómo se nota que Honey las ha escogido―se burla la rubia a mi lado.
― Mírale el lado amable―comencé a decir―, opps, nop, no hay lado amable―y todos comenzamos a reír.
― Espero que esto no sea aburrido.
― Igualmente, si resulta así tendré que sacar algún as bajo la manga.

Los asesores nos empezaron a pedir que nos dirigiéramos a nuestros asientos. Me despedí de Jai y junto con Melanie nos dirigimos a nuestros asientos.
Ojalá el rubio se hubiera quedado a mi lado, pero no podía ya que no cursaba la preparatoria, sino que era un par de años mayor que yo.
La gran ceremonia comenzó con el director y algunos maestros dando emotivos discursos, que siendo franca, no significaron nada para mí. Me comenzaba a aburrir y aquello no me gustaba.
Vi a mi lado, se encontraban las cuatro vírgenes. Creo que Hazel, Asia, Isla y ¿cómo se llamaba la última? Monroe, no, esperen… ¡Marilyn! El director por fin termino de hablar, pero para mi mala suerte de hoy, le cedió el micrófono a Honey.

―Gracias director, realmente aprecio sus palabras. Hoy día somos libres, somos profesionales, somos adultos. Ya no hay más profesores, directores o alumnados; todo eso ya quedó en el pasado. Pero pensemos: ¿Para qué fuimos al instituto si terminamos perdiendo todo eso? Ellos nos llenan de sabiduría, consejos e ingenio; ellos nos guían…

Me aburría de verdad y no encontraba nada mas con que divertirme, hasta que una gran idea llego a mi mente.

― ¡Baja del escenario virgen!
― Gracias―murmuró apenada y se sentó en su lugar.

Todo el mundo comenzó a reír y la nerd en el estrado se removió incómoda de dónde estaba, sonreí triunfal, después de todo había ganado. La chica a mi lado se limito a observarme como su yo fuera el espécimen más raro y peligroso que haya pisado la Tierra.

― ¿Qué pasa bebita? ¿Acaso he hecho algo malo?


Ya en la fiesta se podía apreciar de fondo alguna canción de Akon y miles de adolescentes descontrolados. Esta era mi vida, estaba acostumbrada a ella y la amaba.

― ¡Candice! ¡Jaidon! ¿Cómo están?―preguntó un chico cuyo nombre es desconocido para mí.
― Bien, gracias―me limite a decir y sonreír falsamente.
― Disfrutando un rato, ya sabes, mi novia hermosa se graduó hoy.

Mientras ambos hombres platicaban perdí mi mirada entre la multitud, apreciando rostro por rastro y tratando de reconocer algunos. A lo lejos pude ver al grupo de perdedoras.

― ¿Ellas qué hacen aquí?―pregunte interrumpiendo la charla de los dos hombres, ellos dirigieron su vista al grupo de chicas recién mencionadas.
― Wow, no pensé que vendrían―dijo admirado el chico de nombre desconocido―. Por lo regular enviamos invitaciones a todos pero casi nunca los antisociales vienen.
― Impresionante, quede impactado―dijo sonriendo.

La furia se hizo presente para mí, no podía evitar quererles arrancar cabeza por cabeza. Ya me cuesta demasiado que Jaidon me preste atención para que ellas lleguen y tomen esa pequeña atención por completo. Además, ¿qué les veían? Tal vez eran lindas, pero nunca frecuentaban este tipo de eventos y era más claro que el agua que todas eran vírgenes.
Qué se consigan su vida, pensé, para mí ya es difícil lidiar con la mía.
Me acerqué un poco a echarles un vistazo cuando veo a una chica con un vestido que hasta yo usaría junto a ellas, se ve el gran contraste que tiene con las demás. Se está a punto de ir pero le llamo a gritos.

— Espera. No te vayas—le digo a ¿Marilyn? —. Te ves cambiada. No luces como tú, esta vez luces bien—sonrío hipócritamente, puedo escuchar algunos intentos de risa.
— Eh… ¿Gracias? Creo. —dice tartamudeando un poco, y para terminar con broche de oro respondo.
— Aunque detrás de esa ropa y maquillaje todos sabemos que se esconde una estúpida niñita virgen. No perteneces aquí. Yo en tu lugar me iría en mi casa y me pondría mi dulce pijama para leer algún libro o algo por el estilo—termino de decir y todos ríen apoyándome.
— Eres una perra. ¿Y sabes lo que es más triste? Que gente como tú nunca cambiará—me responde con la voz rasposa.

Quiero reclamarle. Obviamente tengo que reclamarle. Abro la boca para decir algo pero no se me ocurre nada. Me voy del lugar con la mirada baja y con dirección hacia donde están las bebidas.


― ¿Y qué? ¿Qué tal Jai en la cama? ¿Es tan bueno como la mayoría dice?―escuché susurrar a una chica, la curiosidad me entró y no pude evitar escuchar su conversación.
― Los rumores se quedan muy cortos con cómo es él teniendo sexo, es un dios griego, te deja extasiada y te hace gemir como no te imaginas.
― ¿Sabes? Me compadezco de la chica que sale con él, ¿no crees?
― Dicen que es una puta y que seguramente ella también lo engaña.
― Nunca juzgues a un libro por su portada Steph, pobre chica, ¿cómo se llamaba? Candice, creo.

Comencé a toser fuertemente, todo daba vueltas. Hablaban de mí y de Jaidon. Él no podría estar engañándome. Sé que no soy la mejor persona en este mundo, ¿pero en verdad hay necesidad del engaño?
No me podía sacar de la cabeza aquella charla que había escuchado sin saber las consecuencias que esto traería sobre mí. Me habían llamado dos veces puta y aunque me cueste admitirlo, están diciendo simplemente la verdad. Entonces, comencé a tomar, vaso por vaso, bebida tras bebida, sin saber qué contenían o qué era. Quería olvidar, quería ser fuerte, quería que aquello no me afectara, pero era inevitable.
Me sentía mal, muy mal. Tal vez era la bebida, tal vez era la realidad. Era hora de cambiar y ser mejor persona, ¿no? Creo que la bebida me hizo mal, sí, es eso. ¿Yo? ¿Buena persona? ¿Aquello era posible al menos? Gente como tú nunca cambiará. Se reproduce en mi mente aquella frase. ¿Podría intentarlo al menos? Creo que era imposible.

― ¡Oye tú!―le grité a un chico castaño.
― ¿Qué guapa?
― ¿Crees en lo imposible?
― Hace mucho decían que era imposible volar, pero mira ahora; hay aviones, helicópteros y todo eso, ahora te preguntaré lo mismo a ti, ¿crees en lo imposible?

Sonreí y le murmuré un gracias para después irme a casa a descansar. Me fui a la cama no sin antes escribir con plumón permanente en mi brazo, es hora de cambiar.

here is it.:

sigue: Skulls.

Los dos capítulos fueron increíbles, los amé y aunque me cueste admitirlo, le daré una oportunidad a Candice, espero que Jai no la engañe.
Y que Marilyn se haya defendido de Candice, perfecto.  

Estoy tan emocionada de esta primer ronda que muero por leer la segunda  

NUESTRA PRIMERA RONDA Estoy feliz c':
El capítulo me gustó mucho. Lo admito, siempre he amado a los personajes que todo el mundo ve como malvados(?) y en verdad tienen sentimientos
Estoy ansiosa por leer el próximo