La Ceguera de un Atontado, un Enamorado.

Si pudiera tener un verano, lo pasaría contigo. Un verano en donde te lo daría todo, en un lugar, en un momento, y por una razón desconocida. Un verano que se te haría inolvidable, de las palabras que te diría, y de los versos que te dedicaría. No existen intenciones preexistentes de mi amor hacia ti, más que el verte y enamorarme perdidamente, cayendo a un vacío en donde mis ideas se disuelven para convertirse en tu rostro y tu voz. Te tocaría canciones que aún no he aprendido por completo, y recitaría poemas que haría pasar por míos. Es otra chica más, me diría mi padre, que al haberme visto llorar, me cuidaba con tal encierro, que me sorprendía haber siquiera llegado a conocerte.
Pero nunca debemos subestimar cual es el poder de una mirada, la calidez de una sonrisa, y la atontada mente de un enamorado para creer que éstas cosas significan algo en realidad. Cruzo las calles de la tontería, virando en la esquina de la ceguera, todo para tan solo encontrarme con señales poco certeras de lo que me quieres expresar.
Pero amor mío, prométeme algo. Dime que nunca me harás dudar de quien yo creo que tú eres, ya que al entregarme a ti, no existiré yo más, y si en quien yo creía desaparece, yo no estaré aquí, ni hoy ni ese verano.