Heroines of new york{audiciones abiertas.

Capítulo ¿5? – Judith Evans
-Vamos Juds, es hora de levantarse- murmuró una voz por encima de mi hombro mientras me sacudía levemente-
-Hum… - murmuré para darme la vuelta y taparme la cabeza con las sabanas-
-Judith… tienes que levantarte, en pocas horas tendrás que coger tu vuelo a Londres- volvió a murmurar la voz, que claramente era masculina-
-¿Adam?- pregunté aún adormilada-
-¿Quién más si no, enana?- contestó él para revolverme el cabello y salir de mi cuarto-
En cuanto oí el golpe de la puerta, froté mis ojos con los puños y luego, me levanté de la cama. A paso torpe, pues aún estaba adormilada, llegué hasta el gran espejo que adornaba mi habitación junto a los miles de posters que tenia de mis ídolos. Una vez miré en el interior del espejo, vi a una chica de pelo castaño levemente ondulado, unos ojos verde esmeralda, unos labios rosáceos, curvas bastante definidas, un buen pecho y sobre todo, un culo espectacular. Sonreí ante mi reflejo y tomé mis gafas de pasta, pues aunque las odiaba, no podía llevar siempre puestas las lentillas ya que me perjudicaría los ojos.
Una vez llevaba puestas las gafas de pasta amarillas y azules, volví a observarme en el espejo y sonreí, di media vuelta y abrí el armario. De dentro, saqué un vestido azul turquesa y unas sandalias con un poco de tacón. El vestido, que se ceñía a la cintura, realzaba mi pecho y marcaba más mi espléndido culo. Los zapatos, por otra parte, eran negros y se ataban al tobillo y al tener un poco de tacón, me tonificaban las piernas. Volví a acercarme al espejo, tomé mi peine y una horquilla con forma de flor y peiné mi cabello, tomando un mechón de delante de la oreja para trenzarlo y atarlo con el clip.
-¡JUDITH! ¿Te has levantado ya?- escuché el grito de mi madre, haciendo que me sobresaltase-
-Si mamá- le grité yo de vuelta- ahora bajaré
Me maquillé un poco, pues siempre me gustó ir maquillada, me di un último vistazo en el espejo y corrí escaleras abajo hasta donde estaba mi familia desayunando. Mamá preparaba gofres; mi hermano mellizo, Adam, acaparaba la leche y mi hermana mayor, Meredith, leía uno de los libros de su librería. Merry tiene 21 años mientras que Adam y yo teníamos 19. Le di un grandioso beso a cada uno y me senté a comer tambien.
-¿has preparado tu maleta ya?- me preguntó Edith, mi madre-
-No…- contesté yo bajando la mirada y ruborizándome-
-Es un desastre- comentó Adam, el cual se llevó una torta de mi parte-
-Tranquila Juds, yo te ayudaré- dijo mi hermana mayor para abrazarme-
-¡Aws Merry!- contesté yo abrazándola tambien-
Después del abrazo volvimos a comer. Me quedé observando a mi familia. Los adoraba. Mamá, tuvo que cuidar de nosotros 3 ella sola, ya que papá la abandonó para irse con otra mujer. Meredith, Merry, fue la que me presentó a las personas con las que iría a Londres, las demás directioners. Y por último, mi mellizo, Adam, que es mi mejor amigo y mi peor pesadilla tambien. No sé qué haría sin ellos. Después de eso, seguimos desayunando, todos en silencio pensando en las cosas que haríamos.
Me es difícil despedirme de mi familia, y ellos lo saben, por eso creo que no intentan tocar mucho el tema. En cuanto acabé de desayunar, me retiré de la mesa y subí a mi cuarto, poco después, alguien llamó a la puerta.
-¿Si?- pregunté-
-Soy Meredith- dijo la voz proveniente de mi hermana-
-Pasa, el pestillo no está puesto- le contesté yo, sacando la maleta del armario-
-¿Necesitas ayuda?- me preguntó cuando vio que observaba la gran cantidad de ropa que tenía delante-
-Por favor-
Merry se acercó al armario y empezó a separar las cosas. Poco después, encima de la cama tenía varios vestidos, algunos tejanos cortos, otros largos, camisetas y sudaderas. Lo colocamos todo dentro de la maleta y luego, metimos todas mis converse a presión.
-Pásatelo muy bien en Londres, Juds. Sabes que a mí me habría encantado ir contigo, pero estás en buenas manos y además, volverás a ver a la pequeña Campbell- dijo mi hermana-
La abracé fuertemente y después se retiró. Me quedé sola en mi cuarto de nuevo. Miré las paredes, todas forradas de posters donde cabía destacar, que la mayoría eran de One Direction. Me acerqué al que tenía más cerca y acaricié la cara de cada uno de ellos hasta llegar a Louis. Él siempre fue mi debilidad pero en cambio, la de mi hermana era Harry. Después de aquel acto, tomé un bolso de mano, donde metí mi Ipod, el mac air, el Ipad y algún que otro libro. Dejando el bolso encima de la cama junto a la maleta, el skate y la guitarra, me agaché a recoger del suelo el Iphone, que se estaba cargando. Una vez lo tomé, tenía varias llamadas, todas de Bonnie y Lizzie, mis mejores amigas aquí, en New York. Les envié un mensaje despidiéndome y les prometí traerles un regalo cuando volviera de Londres. Luego, abrí el Whatsapp y descubrí los mensajes del grupo de personas con el que estaría en Londres
Judy (9:50 a.m): ¡Buenos diaas!
Kat (9:50 a.m): ¡Buenos días! En España son las 15:50 del mediodía!
Galaxy (9:51 a.m): Aquí son las 14:51
Pau (9:51 a.m): Estoy impaciente por llegar a Londres ya
Isa (9:52 a.m): Galaxy, ¿nos esperarás en el aeropuerto?
Galaxy (9:52 a.m): Si!
Pau (9:53 a.m): Como nos dejes plantados nos perderemos
Judy (9:53 a.m): Rt!
Kat (9:54 a.m): Siempre podemos preguntarle la dirección a alguien de allí
Judy (9:54 a.m): Claro, como se te da tan bien el inglés
Kat (9:54 a.m): Fue a hablar la que peor habla el español
Judy (9:55 a.m): Mala profe
Kat (9:55 a.m): Guiri
Pau (9:56 a.m): y ya empiezan
Isa (9:56 a.m): Callaos ya, brujas
Galaxy (9:56 a.m): No os preocupéis, estaré allí esperando
Después de la conversación, bloqueé el iphone, cogí los auriculares y lo guardé en el bolso. Tomé la maleta, la guitarra y el skate, respiré y bajé las escaleras.
Mi madre se acercó a abrazarme y con lágrimas en los ojos, me dio un beso en la frente. Adam, me abrazó y por un momento, me dejó sin aire, luego se negó a soltarme la mano. Merry, me acompañó hasta su coche y una vez en el aeropuerto, se despidió de mí, Adam soltó mi mano, y yo fui a sentarme hasta el lugar donde tenía que esperar a que llamaran a mi vuelo.
Pasajeros del vuelo 469 con destino a Londres, pasen por el puente de embarque, su vuelo está a punto de despegar.
Me levanté del asiento, ahora únicamente con la guitarra, el skate y el bolso, ya que la maleta la había subido al avión previamente, seguí a la multitud que debía subir a mi avión. Una vez entré dentro, me senté en el sillón que me correspondía y cerré los ojos.
Yo, Judith Lilith Evans, estaba en un avión, y ese avión, me llevaría a conocer a mis ídolos.