Moments in time. (Louis Tomlinson)

Clary se sentía nerviosa, las manos le sudaban mientras esperaba que Louis pasara por ella. Había estado esperando todo el verano para darle la noticia, había practicado delante del espejo y hasta hablando con muñecos; pero nada se asemejaba a las sensaciones corriendo por su piel y el revoltijo en su estómago. 

Cuando el timbre de la puerta principal sonó, corrió escaleras abajo y gritó un saludo a su madre. El joven de cabello castaño la recibió con una radiante sonrisa y sus brazos abiertos, ella se lanzó hacia él sin pensarlo y luego de un rápido beso se dirigieron hacia la cascada. 

Una vez estuvieron a solo unos metros, él, quitó su camisa por sobre su cabeza y corrió hacia el agua; mientras la castaña colocaba una manta en el suelo y se sentaba en ella, con la cabeza apoyada en las rodillas y los brazos alrededor de las piernas; observó silenciosamente como su novio nadaba y jugueteaba como un pequeño. Adoraba la infantilidad de Lou, la forma en que sonreía y sus ojos se iluminaban, los berrinches que hacía cuando algo no era tal como lo quería, lo dulce que se comportaba con ella.

Cada vez que pensaba en lo que tenía que decirle, su corazón se desgarraba un poco mas. 

— Clary, deberías venir aquí, el agua esta perfecta. — Llamó desde la orilla, las gotas cayendo desde su cabello hasta su rostro. La joven sonrió retirando sus prendas, luciendo su traje de baño color celeste y su blanca piel. Caminó hacia el chico, quien la ayudó a sumergirse. 

Nadaron por horas, sólo ellos dos; era por eso que ambos amaban ese lugar, nadie mas sabía de él. Para llegar había que cruzar el bosque; se trataba de una cascada pequeña, rodeada por altos árboles, el sol se filtraba entre las ramas, calentando el agua y las rocas, produciendo una agradable sensación de tranquilidad. 

Cuando se encontraron lo suficientemente cansados y hambrientos, salieron del agua, se sentaron y vaciaron el contenido de la cesta de Louis. La tarde transcurrió entre risas.

Durante la puesta de sol, Clary se encontraba sentada entre las piernas de Louis, con la espalda contra su pecho. Había aprovechado el día al máximo, pues no sabía si tendrían otro. Pero, finalmente, era hora de hablar con él, por difícil que pudiera ser. 

— ¿Lou? — dijo casi en su susurro. 
— ¿Si? — respondió él, su barbilla apoyada en la cabeza de la chica. 
— Hay algo que tengo que decirte. 
— ¿Todo esta bien? — su tono de preocupación era evidente; Clary guardó silencio. — ¿Amor? — el silencio seguía presente. — Clary de verdad estoy preocupado ahora, por favor...
— Estoy enferma. — Soltó de la nada. Luego dejó que Louis asimilara sus palabras; la confusión cruzó el rostro del mismo. 
— Pero, eso ya lo sabíamos. 
— No Lou, no entiendes. La enfermedad avanzó. — La comprensión lo golpeó de repente. 
— ¿Que dices? ¿Viste al médico? — El pánico apoderándose de su tono. 
— Lo hice, ya no hay nada que hacer; la leucemia esta consumiéndome. 
— ¡No hables así! Tiene que haber algo, algo que pasaron por alto. 
— Sólo queda esperar Lou. — Su vista comenzó a nublarse, consecuencia de las lágrimas acumuladas. Acarició suavemente la mejilla de su novio.
— ¿Cuánto tiempo? — Su tono triste, cargado de emociones.
— No mucho.

Louis lanzó un suspiro y abrazó a su novia con todas sus fuerzas; ambos lloraron hasta el cansancio. 

— ¿Clary?
— ¿Si?
— Te amo. — Depositó en sus labios el mas suave y delicado beso; y volvió a envolverla en sus brazos, como si de alguna manera, eso significara que sería suya por siempre, como si deseara congelar el tiempo en ese preciso instante.