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O W N :: Originales :: Originales :: One Shot's (originales)
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Ficha
• Nombre: your star.
• Autor: heart-shaped box.
• Adaptación: No.
• Género: Romance.
• Advertencias: Ninguna.
• Otras páginas: Wattpad.
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• Adaptación: No.
• Género: Romance.
• Advertencias: Ninguna.
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✯By [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
No puedo ver tu estrella, apesar de que permanezco tumbada en el lado derecho de la cama esperando pacientemente a la muerte de hoy. Achico mis ojos, contemplando con más fuerza el firmamento nocturno que se extiende ante mi de forma infinita y me doy cuenta de que sigo sin poder ver tu estrella. El planteamiento de que las luces mecánicas de Lisboa lo han asustado nace en mi mente. Parece tan real que casi lo puedo tocar.
Y ahora me siento sola. Noto como yo y todo por lo que he luchado vagamos en la nada negra de la oscuridad. Ahora somos pedazos, piezas que damos sueltas solos. Debería de encontrar una salida a todo esto.
Me giro un poco y la brisa revuelve mi flequillo. Es agradable, incluso reconfortante. Siempre me ha gustado permanecer aquí, rodeada de naturaleza en la penumbra y sentir el cosquilleo familiar del vacío. Me incorporo y me pongo en pie, deslizando mis piernas fuera de las finas sábanas blancas. Y tú aún no llegas. Dedico mi tiempo a esperarte, paseando por los infinitos de esta casa que ahora mismo se me hace grande, porque tu no estas conmigo. ¿Cómo puede sentirse la oscuridad tan mal?
Me abrazo a mi misma y un escalofrío recorre mi piel, estremeciéndome por dentro. Se suponia que ibas a estar esta noche a mi lado. Habías dicho que cenariamos fuera como soliamos hacer antes y que luego me amarias al volver. Todas tus palabras se han disuelto en el aire, volviéndose promesas huecas.
Tan lejano pareces que mi cuerpo se siente frío al crecer sin tu amor. Sé que no puedes oirme llamarte. ¿Por qué no puedes escucharme llamarte? No puedo romper el silencio que ocupa todo. Me esta desmoronando.
Me tumbo en el suelo, pegando mi piel en el frío pavimiento a la vez que escucho el sonido de la noche. Aprieto mis labios y me coloco en posición fetal. Una lágrima recorre mi rostro y entonces me fijo en la mesilla. Veo la figura de la lámpara y me percato del marco, donde hay una foto de nosotros juntos. Aprieto mis labios con más fuerza. Mis miedos se transforman en cólera y todo se emborrona.
Cuando me doy cuenta, estoy de pie a metros de la mesilla donde la foto no esta. Arrugo el ceño y me percato en los millones de fragmentos transparentes que se extienden. Mi corazón late con fuerza. Me agacho y recogo la foto. La palma de mi mano esta sangrando pero no siento dolor. Solamente noto que tu abandono deja un hueco en mi.
Parecemos felices en la imagen. Me pregunto por qué las cosas no pueden volver a ser así y entonces recuerdo con amargura que tu estas demasiado ocupado. No sé por qué me case tan pronto contigo, si con diecinueve años estoy en la flor de la vida.
Aprieto con fuerza la fotografía, arrugandola por la parte en la que la he cogido. Lo mejor que podría hacer ahora mismo es abandonarte, porque esto no es ser feliz. Me haces sentir más sola que nunca. Jamás quise acabar en estas circunstancias. Me equivoque.
Me encamino hacia el cuarto. Me marcho. El camisón hondea por el viento que se cuela por la ventana abierta. Tengo frío. Tiemblo un poco, cuando saco la maleta de debajo de la cama y la tiro sobre la cama deshecha. Mi corazón se agita con intensidad en mi pecho, en el momento en el que meto las primeras prendas dentro.
Y transcurren los minutos. El terror de que entres por la puerta y me pilles con las manos en la masa se acentúa con fuerza. Pero no miedo porque me quieras pegar, o me grites o cualquiera de esas cosas. Me atemoriza el hecho de que sé que si apareces me suplicarás que me quede, me llenarás con de falsas promesas y yo no puedo decirte que no. Me mirarás con esos bonitos ojos azules que una vez amé y me sentiré mal. Acabaré quedandome si me encuentras. No soy tan fuerte.
Cierro la maleta y la deposito en el suelo. Miro por la ventana unos segundos. El cielo esta completamente vacío. La nada me asusta. Me quito el camisón que tanto te gustaba que llevará y lo dejo arrugado en el suelo, mientras que me pongo un sujetador y una camiseta de manga larga. Recojo unos vaqueros y deslizo mis piernas por ellos. Cojo las zapatillas y me ato los cordones.
Recuerdo que siempre te gustaba mi estilo informal. Esa manera que indicaba que era única y me gusta hacer las cosas a mi forma. Entraba en mi personalidad. Tomo el asa de la maleta y me encamino hacia fuera.
El fresco del exterior remueve mi cabello rizado y sonrío. Hace tiempo que no piso el exterior. Me mantenias encerrada. Solías decir que cualquiera podia enamorarse de mi e intentar conquistarme. Te ponías en celo cuando otro me miraba. Al principio era dulce, ahora inaguantable y la mejor respuesta hacia eso era encerrarme en una enorme casa, cosa que jamás me gusto porque tanto espacio me agobia. Me encerraste en cuatro paredes, con instrumentos de pintura, música y esas cosas que me gustan.
No aparecias. Me dejabas plantada y me enviabas un mensaje a última hora, intentando disculparte. Sé que tienes una amante, no soy tonta. Mis cualidades, o como quieras llamarlo, no se han bloqueado.
Me quito un par de mechones de la cara y observo el firmamento. No veo tu estrella. Tampoco deseo hacerlo.
Y ahora me siento sola. Noto como yo y todo por lo que he luchado vagamos en la nada negra de la oscuridad. Ahora somos pedazos, piezas que damos sueltas solos. Debería de encontrar una salida a todo esto.
Me giro un poco y la brisa revuelve mi flequillo. Es agradable, incluso reconfortante. Siempre me ha gustado permanecer aquí, rodeada de naturaleza en la penumbra y sentir el cosquilleo familiar del vacío. Me incorporo y me pongo en pie, deslizando mis piernas fuera de las finas sábanas blancas. Y tú aún no llegas. Dedico mi tiempo a esperarte, paseando por los infinitos de esta casa que ahora mismo se me hace grande, porque tu no estas conmigo. ¿Cómo puede sentirse la oscuridad tan mal?
Me abrazo a mi misma y un escalofrío recorre mi piel, estremeciéndome por dentro. Se suponia que ibas a estar esta noche a mi lado. Habías dicho que cenariamos fuera como soliamos hacer antes y que luego me amarias al volver. Todas tus palabras se han disuelto en el aire, volviéndose promesas huecas.
Tan lejano pareces que mi cuerpo se siente frío al crecer sin tu amor. Sé que no puedes oirme llamarte. ¿Por qué no puedes escucharme llamarte? No puedo romper el silencio que ocupa todo. Me esta desmoronando.
Me tumbo en el suelo, pegando mi piel en el frío pavimiento a la vez que escucho el sonido de la noche. Aprieto mis labios y me coloco en posición fetal. Una lágrima recorre mi rostro y entonces me fijo en la mesilla. Veo la figura de la lámpara y me percato del marco, donde hay una foto de nosotros juntos. Aprieto mis labios con más fuerza. Mis miedos se transforman en cólera y todo se emborrona.
Cuando me doy cuenta, estoy de pie a metros de la mesilla donde la foto no esta. Arrugo el ceño y me percato en los millones de fragmentos transparentes que se extienden. Mi corazón late con fuerza. Me agacho y recogo la foto. La palma de mi mano esta sangrando pero no siento dolor. Solamente noto que tu abandono deja un hueco en mi.
Parecemos felices en la imagen. Me pregunto por qué las cosas no pueden volver a ser así y entonces recuerdo con amargura que tu estas demasiado ocupado. No sé por qué me case tan pronto contigo, si con diecinueve años estoy en la flor de la vida.
Aprieto con fuerza la fotografía, arrugandola por la parte en la que la he cogido. Lo mejor que podría hacer ahora mismo es abandonarte, porque esto no es ser feliz. Me haces sentir más sola que nunca. Jamás quise acabar en estas circunstancias. Me equivoque.
Me encamino hacia el cuarto. Me marcho. El camisón hondea por el viento que se cuela por la ventana abierta. Tengo frío. Tiemblo un poco, cuando saco la maleta de debajo de la cama y la tiro sobre la cama deshecha. Mi corazón se agita con intensidad en mi pecho, en el momento en el que meto las primeras prendas dentro.
Y transcurren los minutos. El terror de que entres por la puerta y me pilles con las manos en la masa se acentúa con fuerza. Pero no miedo porque me quieras pegar, o me grites o cualquiera de esas cosas. Me atemoriza el hecho de que sé que si apareces me suplicarás que me quede, me llenarás con de falsas promesas y yo no puedo decirte que no. Me mirarás con esos bonitos ojos azules que una vez amé y me sentiré mal. Acabaré quedandome si me encuentras. No soy tan fuerte.
Cierro la maleta y la deposito en el suelo. Miro por la ventana unos segundos. El cielo esta completamente vacío. La nada me asusta. Me quito el camisón que tanto te gustaba que llevará y lo dejo arrugado en el suelo, mientras que me pongo un sujetador y una camiseta de manga larga. Recojo unos vaqueros y deslizo mis piernas por ellos. Cojo las zapatillas y me ato los cordones.
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Black Widow.
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