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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
ooooo gosh !!!!
un trio ...
con joe y nick ?
ooo sii !
eso si estara MUY bueno :twisted:
jajajajajaj
amee el cap
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
un trio ...
con joe y nick ?
ooo sii !
eso si estara MUY bueno :twisted:
jajajajajaj
amee el cap
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
Cande Peñaloza escribió:Graciiiiiiiiias! por leer la nove! :)
Bienvenidas a la nueva reader: Ciin Cyrus Gomez D' Jonas !!!
Ahora mismo subo la ultima parte del primer capitulo y les dejo una parte del segundo capitulo! :)
muchisimas gracias por la bienvenida :D
Ciin :)
Re: Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
Gracias a mis fieles lectoras por leer la nove!!!
Porque son las mejores :)
Les voy a dejar el Capitulo 2 entero :)
YA!! me pongo a editarlo!! :) jajaja :)
GRACIIAS :)
Porque son las mejores :)
Les voy a dejar el Capitulo 2 entero :)
YA!! me pongo a editarlo!! :) jajaja :)
GRACIIAS :)
Cande Peñaloza
Re: Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
CAPÍTULO 02 (parte 1)
_____ excavó en la comida, con un suspiro de placer cuando
la carne tierna golpeó su lengua.
―¿Está bueno? ―preguntó Kevin
―Escápate conmigo ―declaró ____. ―¿Qué tiene Dani que yo no
tenga? Podemos vivir de tu barbacoa y ser holgazanes de playa.
Kevin sonrió y comenzó a responder.
______ levantó una mano.
―No, no respondas a eso. No estoy para una lista de las
maneras en las que no doy la talla.
Nick y Kevin la miraron con curiosidad, mientras que Joe
ganó un punto al mirar hacia abajo en su plato. _____ se encogió. En vez de
salir en broma como había previsto, había sonado triste y resignada.
Miró a Danielle y puso una cara "oops" que los
demás no pudieron ver. Luego se concentró de nuevo en su comida, cortando otro
trozo de carne.
Su ruptura con Gonzalo la molestaba más de lo que le hubiera
gustado. No sólo el sexo había sido un desastre, su reacción a la sorpresa que
había preparado todavía la hacía encogerse de vergüenza. La había hecho sentir
como un monstruo. No lo que una mujer quería sentir como cuando estaba tratando
de ser salvaje y sexy.
¿No se suponía que a los hombres les gustaban ese tipo de
cosas? ¿Es que no se quejaban todos porque las mujeres no eran lo
suficientemente aventureras en la cama? ¡Ja! Ella aún no había encontrado a un
hombre al que le gustara el sexo con la frecuencia y la imaginación que a ella
le gustaba.
Tal vez era un monstruo.
Se aclaró la garganta y miró Joe.
―¿Qué está haciendo Bella? No la he visto mucho desde la
boda. Edward parece terriblemente protector con ella.
―Él tiene una razón de ser ―dijo Joe con una mueca. ―Pero
ella lo está haciendo bien. Parecen felices.
―¿Ella está yendo a terapia? ―intervino Danielle.
Joe asintió.
―Sí, todo el asunto con Jake la jodió de verdad.
―Estúpido hijo de puta ―murmuró Nick―.Yo no confío en esa
pequeña depresión nerviosa que tuvo en la televisión pública. Me parece
demasiado calculada.
Kevin alzó la frente.
―¿Crees que va a intentar algo?
―No, a menos que tenga el deseo de morir ―dijo Joe. ―Edward
le matará si él se acerca a Bella otra vez.
―Y exactamente no estaré golpeándome a mí mismo para
detenerlo ―dijo Nick.
_____ sacudió la cabeza. ―Bella es una chica dulce. Odio que
haya pasado por tantas cosas. Pero Edward es bueno para ella.
―Sería bueno para mí, también ―interrumpió Danielle, con un
brillo diabólico en su mirada.
―Hey, ―protestó Kevin mientras se extendía para ajustar el
brazo de Danielle.
______ se rió. Dios, amaba a estos tipos. Ella nunca podía
estar deprimida durante mucho tiempo a su alrededor.
―Kevin, si Dani no te quiere, eres bienvenido a mi casa.
―¿Estás haciéndole proposiciones a mi marido? ―exigió
Danielle.
Kevin se pasó la mano por la barbilla.
―Me gusta que se peleen.
―Las peleas de gatas son sexy ―dijo Nick con una risita.
_____ puso los ojos en blanco.
―Como si cualquier chica tuviera la oportunidad con Kevin.
Está tan enchochado con Danielle, que es repugnante.
―Justo como me gusta ―dijo Danielle con una sonrisa
satisfecha.
Danielle se levantó y empezó a recoger la mesa. ____ se
levantó para ayudarla y empezó a recoger los platos. Mientras empezaba a correr
el agua en el fregadero, Michelle miró por la ventana de la cocina y se tensó.
―Uh oh, _____.
A ______ no le gustó el sonido de ese uh oh.
A Kevin, evidentemente tampoco. Se puso de pie al lado de su
esposa para poder mirar hacia fuera.
Danielle se volvió hacia ______.
―Gonzalo sólo se detuvo.
―Oh, bien ―murmuró _____ mientras soltaba los platos que
estaba sujetando.
―¿Problemas, _____? ―preguntó Nick con voz preocupada.
Ella le dedicó una sonrisa tranquilizadora.
―Nada que no pueda manejar ―ella caminó hacia la puerta,
decidida a encontrarse con Keith fuera en lugar de tener la inevitable
confrontación en el interior. ―Disculpadme un segundo. Esto no debe llevar
mucho tiempo.
Joe la siguió con la mirada hasta que salió de la casa con
un golpe. Nick lo miró interrogante, pero Joe se hizo el tonto. No quería dar a
entender que había escuchado la conversación de ____ con Danielle.
―¿Qué está pasando con esos dos? ―le preguntó Kevin a Danielle
mientras seguían mirando por la ventana.
―Ella rompió con él esta mañana ―murmuró Dani.
Nick se levantó de la mesa, llevando los platos que ______
había dejado. Se acercó al fregadero y los dejó antes de mirar por la ventana.
Joe se moría de ganas de hacer lo mismo, pero se obligó a sentarse y parecer
sólo ligeramente interesado.
―No se puede decir que me sorprenda ―dijo Nick con un
encogimiento de hombros cuando regresaba a sentarse a la mesa. ―Ella necesita
un hombre al que no pueda atropellar tan fácilmente.
Joe miró a su amigo con sorpresa. En ese punto estaban de
acuerdo, a pesar de que nunca habían discutido la vida amorosa de _____ antes.
No había estado exactamente en lo alto de sus listas de prioridades.
―Parece enfadado ―dijo Danielle con ansiedad.
_____ excavó en la comida, con un suspiro de placer cuando
la carne tierna golpeó su lengua.
―¿Está bueno? ―preguntó Kevin
―Escápate conmigo ―declaró ____. ―¿Qué tiene Dani que yo no
tenga? Podemos vivir de tu barbacoa y ser holgazanes de playa.
Kevin sonrió y comenzó a responder.
______ levantó una mano.
―No, no respondas a eso. No estoy para una lista de las
maneras en las que no doy la talla.
Nick y Kevin la miraron con curiosidad, mientras que Joe
ganó un punto al mirar hacia abajo en su plato. _____ se encogió. En vez de
salir en broma como había previsto, había sonado triste y resignada.
Miró a Danielle y puso una cara "oops" que los
demás no pudieron ver. Luego se concentró de nuevo en su comida, cortando otro
trozo de carne.
Su ruptura con Gonzalo la molestaba más de lo que le hubiera
gustado. No sólo el sexo había sido un desastre, su reacción a la sorpresa que
había preparado todavía la hacía encogerse de vergüenza. La había hecho sentir
como un monstruo. No lo que una mujer quería sentir como cuando estaba tratando
de ser salvaje y sexy.
¿No se suponía que a los hombres les gustaban ese tipo de
cosas? ¿Es que no se quejaban todos porque las mujeres no eran lo
suficientemente aventureras en la cama? ¡Ja! Ella aún no había encontrado a un
hombre al que le gustara el sexo con la frecuencia y la imaginación que a ella
le gustaba.
Tal vez era un monstruo.
Se aclaró la garganta y miró Joe.
―¿Qué está haciendo Bella? No la he visto mucho desde la
boda. Edward parece terriblemente protector con ella.
―Él tiene una razón de ser ―dijo Joe con una mueca. ―Pero
ella lo está haciendo bien. Parecen felices.
―¿Ella está yendo a terapia? ―intervino Danielle.
Joe asintió.
―Sí, todo el asunto con Jake la jodió de verdad.
―Estúpido hijo de puta ―murmuró Nick―.Yo no confío en esa
pequeña depresión nerviosa que tuvo en la televisión pública. Me parece
demasiado calculada.
Kevin alzó la frente.
―¿Crees que va a intentar algo?
―No, a menos que tenga el deseo de morir ―dijo Joe. ―Edward
le matará si él se acerca a Bella otra vez.
―Y exactamente no estaré golpeándome a mí mismo para
detenerlo ―dijo Nick.
_____ sacudió la cabeza. ―Bella es una chica dulce. Odio que
haya pasado por tantas cosas. Pero Edward es bueno para ella.
―Sería bueno para mí, también ―interrumpió Danielle, con un
brillo diabólico en su mirada.
―Hey, ―protestó Kevin mientras se extendía para ajustar el
brazo de Danielle.
______ se rió. Dios, amaba a estos tipos. Ella nunca podía
estar deprimida durante mucho tiempo a su alrededor.
―Kevin, si Dani no te quiere, eres bienvenido a mi casa.
―¿Estás haciéndole proposiciones a mi marido? ―exigió
Danielle.
Kevin se pasó la mano por la barbilla.
―Me gusta que se peleen.
―Las peleas de gatas son sexy ―dijo Nick con una risita.
_____ puso los ojos en blanco.
―Como si cualquier chica tuviera la oportunidad con Kevin.
Está tan enchochado con Danielle, que es repugnante.
―Justo como me gusta ―dijo Danielle con una sonrisa
satisfecha.
Danielle se levantó y empezó a recoger la mesa. ____ se
levantó para ayudarla y empezó a recoger los platos. Mientras empezaba a correr
el agua en el fregadero, Michelle miró por la ventana de la cocina y se tensó.
―Uh oh, _____.
A ______ no le gustó el sonido de ese uh oh.
A Kevin, evidentemente tampoco. Se puso de pie al lado de su
esposa para poder mirar hacia fuera.
Danielle se volvió hacia ______.
―Gonzalo sólo se detuvo.
―Oh, bien ―murmuró _____ mientras soltaba los platos que
estaba sujetando.
―¿Problemas, _____? ―preguntó Nick con voz preocupada.
Ella le dedicó una sonrisa tranquilizadora.
―Nada que no pueda manejar ―ella caminó hacia la puerta,
decidida a encontrarse con Keith fuera en lugar de tener la inevitable
confrontación en el interior. ―Disculpadme un segundo. Esto no debe llevar
mucho tiempo.
Joe la siguió con la mirada hasta que salió de la casa con
un golpe. Nick lo miró interrogante, pero Joe se hizo el tonto. No quería dar a
entender que había escuchado la conversación de ____ con Danielle.
―¿Qué está pasando con esos dos? ―le preguntó Kevin a Danielle
mientras seguían mirando por la ventana.
―Ella rompió con él esta mañana ―murmuró Dani.
Nick se levantó de la mesa, llevando los platos que ______
había dejado. Se acercó al fregadero y los dejó antes de mirar por la ventana.
Joe se moría de ganas de hacer lo mismo, pero se obligó a sentarse y parecer
sólo ligeramente interesado.
―No se puede decir que me sorprenda ―dijo Nick con un
encogimiento de hombros cuando regresaba a sentarse a la mesa. ―Ella necesita
un hombre al que no pueda atropellar tan fácilmente.
Joe miró a su amigo con sorpresa. En ese punto estaban de
acuerdo, a pesar de que nunca habían discutido la vida amorosa de _____ antes.
No había estado exactamente en lo alto de sus listas de prioridades.
―Parece enfadado ―dijo Danielle con ansiedad.
Cande Peñaloza
Re: Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
CAPÍTULO 02 (parte 2)
Tanto Nick como Joe se pusieron de pie de un salto y se dirigieron
a la ventana para mirar fuera. Todos estaban comprensiblemente cautos después
de todo lo que Bella había tenido que soportar en manos de su ex-marido. De
ninguna manera iban a mantenerse al margen y dejar que ____ tomara el peso de
la ira de algún gamberro. Gonzalo parecía muy cabreado. _____ dio un paso atrás
mientras todos miraban.
―Voy a salir ―murmuró Joe. ―Quiero asegurarme de que el
gilipollas no se deja llevar.
―Kevin y Nick son los policías, a lo mejor deberían ir ellos
―dijo Danielle, su ceño profundizándose mientras observaba a su amiga.
―Razón de más para que vaya ―dijo Joe. ―Puedo salir
cubriendo al cabrón mejor que ellos.
No esperó una respuesta. Se acercó a la puerta y salió en
silencio.
Ni _____ ni Gonzalo debían haberle oído, porque no se dieron
la vuelta. Joe se deslizó por la escalera del patio. Su acalorada conversación
llenaba sus oídos, y se detuvo para poder escuchar desde la distancia.
―Maldita sea, _____, ¿qué se supone que debo hacer? Te
comportaste como una especie de puta. Yo no lo esperaba.
______ apretó los puños a su lado.
―¿Sólo porque te sugerí hacer algo más de lo habitual,
chupar la polla y el misionero, me hace una puta? ―gritó ______.
―¡Cállate, por Dios!
―No, Gonzalo, no voy a callarme. Se acabó. No sé por qué
estás aquí, pero desde luego no voy a cambiar de idea. He dicho todo lo que
tenía que decir esta mañana.
―¿Estás rompiendo conmigo? ―preguntó incrédulo. ―Mierda, _____,
no estás siendo razonable. Deberías haberme advertido o algo así. Tenías
anillos para los pezones. Como una especie de fulana barata. ¿Qué diablos te
poseyó? Es por eso que me hiciste esperar un mes sin sexo? ¿Así podrías darme
esta extraña sorpresa de mierda? Y luego me dices cómo quieres que tome el
control para que tú no tengas que decidir cómo lo hacemos todo el tiempo. Dale
a un chico un descanso.
¿Anillos para los pezones? ¡Oh Jesús. _____ tenía anillos
para los pezones. Esto sin duda era un nuevo avance. Joe la había visto en
bikini en muchas ocasiones, y estaba condenadamente seguro que se habría dado
cuenta de los anillos para los pezones.
Así que _____ estaba tratando de diversificarse y el capullo
de su novio había lanzado un ataque. Bueno, bien por ella por deshacerse de él.
Era obvio que no la merecía.
―Eso es exactamente lo que estoy haciendo, ―dijo _____ con
frialdad ―darte un respiro. Hemos terminado. Finito.
La ira brilló en la cara de Gonzalo y Joe empezó a avanzar. Sabía que esa mirada
sólo podía significar problemas.
―¡Eres una puta provocadora! ―gruñó Gonzalo.
Fue a cogerle el brazo, pero _____ le esquivó y le dio con
la rodilla en la entrepierna.
―¡Mamón bastardo! ―dijo entre dientes mientras él caía al
suelo.
Joe se interpuso entre ellos y arrastró a Gonzalo por la
camisa. El hombre todavía estaba pálido con dolor y agarrándose sus partes
pudendas, todo lo que para él tenía valor.
Joe lo estrelló contra la camioneta de Gonzalo y se puso en
su cara.
―Si alguna vez te veo a tres metros de ______ de nuevo, voy
a hacer que lo que ella hizo parezca una mamada. ¿Me entiendes?
Gonzalo gruñó y luchó para soltarse.
―Sí, lo entiendo. Saca tus jodidas manos de encima. Puedes
llevarte a la perra psicópata.
Joe le derribó de un golpe. Gonzalo cayó al suelo, la sangre
brotaba de su nariz. Gonzalo se agarró la cara con ambas manos, aullando de
dolor.
Se puso de pie y manoseó para abrir la puerta de su camión.
―¡Tú hijo de puta! Si me rompiste la nariz, presentaré
cargos.
Joe se rió entre dientes e hizo un gesto con el pulgar en
dirección a la ventana de la cocina.
―Hazlo, maricón. Pero debes saber que dos policías están
mirando desde esa ventana de allí, y me imagino que ellos jurarán que no vieron
tal cosa.
Gonzalo se lanzó dentro de la camioneta, jurando y golpeando
la sangre que corría por su rostro. En unos segundos, salió de la calzada,
arrojando un sendero de piedras y tierra de varios metros de alto.
Joe se volvió hacia _____, que tenía una mirada de asombro
en su cara.
―¿Estás bien? ―preguntó suavemente.
―Sí, estoy bien ―ella lo miró, sus cejas arqueadas en
interrogación. ―¿Qué diablos fue todo eso?
Joe sabía por qué estaba confundida. Nunca se había
entrometido en sus asuntos así. _____ era más que capaz de cuidar de sí misma.
Eso era algo que admiraba de ella.
Se encogió de hombros y puso una mano sobre su hombro.
―Sólo se veía como que podrías necesitar ayuda, eso es todo.
―Sí, bien, gracias ―murmuró mientras emprendían el regreso a
la casa.
Cuando se detuvieron en las escaleras, ella lo miró, el
labio inferior atrapado entre los dientes, un signo seguro de agitación.
―¿Tú no... tú no oíste la conversación, verdad? ―preguntó
nerviosamente.
Joe casi sonrió. Sí, suponía que ______ se moriría si sabía
que él había escuchado eso y más. A partir de lo que había recogido de su
conversación con Danielle y su lucha con Gonzalo, parecía que estaba
extendiendo sus alas un poco y aventurándose dentro de nuevos territorios.
Territorios con los que él estaba íntimamente familiarizado.
―No, yo acababa de salir cuando él hizo un movimiento hacia
ti ―mintió. ―Parecía que estaba tratando de hacerte daño.
―Bueno, gracias ―dijo de nuevo, los hombros caídos con
alivio.
―No hay problema. ¿Para qué son los amigos?
Puso su brazo alrededor de su cuello, dejando que su mano
colgara sobre su hombro, algo que había hecho un millón de veces antes. Sólo
que ahora, era muy consciente de la proximidad de la mano a sus pechos. Y a
esos anillos para los pezones que se estaba muriendo por ver.
Lo prometi y aca estaaaa! :)
TODO el capitulo 2 enterooo! :)
Tanto Nick como Joe se pusieron de pie de un salto y se dirigieron
a la ventana para mirar fuera. Todos estaban comprensiblemente cautos después
de todo lo que Bella había tenido que soportar en manos de su ex-marido. De
ninguna manera iban a mantenerse al margen y dejar que ____ tomara el peso de
la ira de algún gamberro. Gonzalo parecía muy cabreado. _____ dio un paso atrás
mientras todos miraban.
―Voy a salir ―murmuró Joe. ―Quiero asegurarme de que el
gilipollas no se deja llevar.
―Kevin y Nick son los policías, a lo mejor deberían ir ellos
―dijo Danielle, su ceño profundizándose mientras observaba a su amiga.
―Razón de más para que vaya ―dijo Joe. ―Puedo salir
cubriendo al cabrón mejor que ellos.
No esperó una respuesta. Se acercó a la puerta y salió en
silencio.
Ni _____ ni Gonzalo debían haberle oído, porque no se dieron
la vuelta. Joe se deslizó por la escalera del patio. Su acalorada conversación
llenaba sus oídos, y se detuvo para poder escuchar desde la distancia.
―Maldita sea, _____, ¿qué se supone que debo hacer? Te
comportaste como una especie de puta. Yo no lo esperaba.
______ apretó los puños a su lado.
―¿Sólo porque te sugerí hacer algo más de lo habitual,
chupar la polla y el misionero, me hace una puta? ―gritó ______.
―¡Cállate, por Dios!
―No, Gonzalo, no voy a callarme. Se acabó. No sé por qué
estás aquí, pero desde luego no voy a cambiar de idea. He dicho todo lo que
tenía que decir esta mañana.
―¿Estás rompiendo conmigo? ―preguntó incrédulo. ―Mierda, _____,
no estás siendo razonable. Deberías haberme advertido o algo así. Tenías
anillos para los pezones. Como una especie de fulana barata. ¿Qué diablos te
poseyó? Es por eso que me hiciste esperar un mes sin sexo? ¿Así podrías darme
esta extraña sorpresa de mierda? Y luego me dices cómo quieres que tome el
control para que tú no tengas que decidir cómo lo hacemos todo el tiempo. Dale
a un chico un descanso.
¿Anillos para los pezones? ¡Oh Jesús. _____ tenía anillos
para los pezones. Esto sin duda era un nuevo avance. Joe la había visto en
bikini en muchas ocasiones, y estaba condenadamente seguro que se habría dado
cuenta de los anillos para los pezones.
Así que _____ estaba tratando de diversificarse y el capullo
de su novio había lanzado un ataque. Bueno, bien por ella por deshacerse de él.
Era obvio que no la merecía.
―Eso es exactamente lo que estoy haciendo, ―dijo _____ con
frialdad ―darte un respiro. Hemos terminado. Finito.
La ira brilló en la cara de Gonzalo y Joe empezó a avanzar. Sabía que esa mirada
sólo podía significar problemas.
―¡Eres una puta provocadora! ―gruñó Gonzalo.
Fue a cogerle el brazo, pero _____ le esquivó y le dio con
la rodilla en la entrepierna.
―¡Mamón bastardo! ―dijo entre dientes mientras él caía al
suelo.
Joe se interpuso entre ellos y arrastró a Gonzalo por la
camisa. El hombre todavía estaba pálido con dolor y agarrándose sus partes
pudendas, todo lo que para él tenía valor.
Joe lo estrelló contra la camioneta de Gonzalo y se puso en
su cara.
―Si alguna vez te veo a tres metros de ______ de nuevo, voy
a hacer que lo que ella hizo parezca una mamada. ¿Me entiendes?
Gonzalo gruñó y luchó para soltarse.
―Sí, lo entiendo. Saca tus jodidas manos de encima. Puedes
llevarte a la perra psicópata.
Joe le derribó de un golpe. Gonzalo cayó al suelo, la sangre
brotaba de su nariz. Gonzalo se agarró la cara con ambas manos, aullando de
dolor.
Se puso de pie y manoseó para abrir la puerta de su camión.
―¡Tú hijo de puta! Si me rompiste la nariz, presentaré
cargos.
Joe se rió entre dientes e hizo un gesto con el pulgar en
dirección a la ventana de la cocina.
―Hazlo, maricón. Pero debes saber que dos policías están
mirando desde esa ventana de allí, y me imagino que ellos jurarán que no vieron
tal cosa.
Gonzalo se lanzó dentro de la camioneta, jurando y golpeando
la sangre que corría por su rostro. En unos segundos, salió de la calzada,
arrojando un sendero de piedras y tierra de varios metros de alto.
Joe se volvió hacia _____, que tenía una mirada de asombro
en su cara.
―¿Estás bien? ―preguntó suavemente.
―Sí, estoy bien ―ella lo miró, sus cejas arqueadas en
interrogación. ―¿Qué diablos fue todo eso?
Joe sabía por qué estaba confundida. Nunca se había
entrometido en sus asuntos así. _____ era más que capaz de cuidar de sí misma.
Eso era algo que admiraba de ella.
Se encogió de hombros y puso una mano sobre su hombro.
―Sólo se veía como que podrías necesitar ayuda, eso es todo.
―Sí, bien, gracias ―murmuró mientras emprendían el regreso a
la casa.
Cuando se detuvieron en las escaleras, ella lo miró, el
labio inferior atrapado entre los dientes, un signo seguro de agitación.
―¿Tú no... tú no oíste la conversación, verdad? ―preguntó
nerviosamente.
Joe casi sonrió. Sí, suponía que ______ se moriría si sabía
que él había escuchado eso y más. A partir de lo que había recogido de su
conversación con Danielle y su lucha con Gonzalo, parecía que estaba
extendiendo sus alas un poco y aventurándose dentro de nuevos territorios.
Territorios con los que él estaba íntimamente familiarizado.
―No, yo acababa de salir cuando él hizo un movimiento hacia
ti ―mintió. ―Parecía que estaba tratando de hacerte daño.
―Bueno, gracias ―dijo de nuevo, los hombros caídos con
alivio.
―No hay problema. ¿Para qué son los amigos?
Puso su brazo alrededor de su cuello, dejando que su mano
colgara sobre su hombro, algo que había hecho un millón de veces antes. Sólo
que ahora, era muy consciente de la proximidad de la mano a sus pechos. Y a
esos anillos para los pezones que se estaba muriendo por ver.
Lo prometi y aca estaaaa! :)
TODO el capitulo 2 enterooo! :)
Cande Peñaloza
Re: Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
super buenos los caps
jummmm sera que joe le pronpondra ser ese hombre
que cumpal, todas sus fantacias??
siguelaaaaaaaaaaaa
jummmm sera que joe le pronpondra ser ese hombre
que cumpal, todas sus fantacias??
siguelaaaaaaaaaaaa
andreita
Re: Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
Siguelaaaaa!!!
qe caballero joe sacando la basura (gonzalo) hahaha ;)
Qiero cap!!
qe caballero joe sacando la basura (gonzalo) hahaha ;)
Qiero cap!!
☎ Jimena Horan ♥
Re: Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
es en serio ?
anillos ?
omg !
jajajajaj
yo que gonzalo ..
tambien ubiera quedado algo traumado :P
jajajaja
pero si eso le gusta joe .... :P
jajaja
buenisiiimoo el cap
siiiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
anillos ?
omg !
jajajajaj
yo que gonzalo ..
tambien ubiera quedado algo traumado :P
jajajaja
pero si eso le gusta joe .... :P
jajaja
buenisiiimoo el cap
siiiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
CAPÍTULO 03
―¿Vas a decirme qué demonios pasó allí antes? ―preguntó Nick
mientras abría otra cerveza.
Joe se dejó caer en el sofá y tomó un largo trago de su
propia cerveza. Él y Nick habían salido de la casa de Jeremy y terminaron en la
de Joe. Joe sabía que Nick estaba curioso sobre su injerencia, no es que Nick
hubiera hecho las cosas de forma diferente si hubiera estado fuera cuando Gonzalo
hizo su movimiento hacia _____.
Tomó otro trago fortificante antes de mover con cuidado la
botella de sus labios―.Vamos a decir que ha sido un día interesante e
informativo.
Nick se recostó en el sillón y apoyó los pies sobre la mesa
de café de Joe.
―¿Cómo es eso?
Joe sacudió la cabeza. ¿Por dónde comenzar? Por la parte
fácil, pensó.
―Gonzalo estaba siendo un imbécil. Estaba moviéndose con violencia
sobre ______, y ella le dijo que se fuera. Él fue tras ella y _______ le dio un
rodillazo en las bolas.
―Bien por ella ―dijo Nick, realizando un saludo burlón con
su botella de cerveza.
―Le rompí la nariz por añadidura.
Nick miró y movió la cabeza.
―Mierda, dime que no voy a tener que arrestar tu culo cuando
presente cargos.
Joe se rió.
―Es un nenaza. Además, le dije que Kevin y tú estabais
mirando y juraríais que no visteis nada.
―Caramba, gracias ―dijo Nick secamente. ―Justo lo que
necesito, ser detenido contigo.
Joe jugueteaba con su cerveza, dando golpecitos con el dedo
en un staccato inquieto contra el frío cristal. Dudaba en decirle a Nick lo que
había escuchado. ¿Por qué?, no lo podía decir. Nunca habían sido exactamente
discretos el uno con el otro, y sabía que a Nick le resultaría tan sorprendente
como a él. Pero algo le detenía.
―¿Qué te está preocupando? ―dijo Nick, entrometiéndose en
los pensamientos de Joe. ―Has estado actuando raro toda la tarde. Dijiste que
el día había sido informativo. Entonces, ¿cuál es la noticia?
Joe suspiró y se inclinó hacia adelante para dejar su cerveza
en la mesa de café. ―Se trata de ____.
Nick arqueó una ceja.
―¿Qué pasa con ella? No estabas realmente sorprendido de que
se deshiciera de su noviete, ¿verdad?
Joe sacudió la cabeza.
―No estoy hablando del pelele, y no, no me sorprende que lo
dejara. Menos aún después de lo que escuché que le decía a Danielle.
―¡Ah infierno!, hombre, ¿qué estabas haciendo? ¿Escuchando a
las chicas? _____ te pateará el culo si se entera.
Joe sonrió. Sí, ella no dudaría en tumbarlo. Obtuvo el más
extraño cosquilleo de sólo pensar en ella en su cara. Sacudió la cabeza. Eran
los anillos de los pezones, eso tenía que ser. No podía sacar su mente de lo
que sus pezones debían parecer. Infierno.
Se aclaró la garganta.
―Ella, uh, bueno, ella dijo algunas cosas interesantes.
Nick se inclinó hacia adelante, dejando los pies en el suelo
con un ruido sordo.
―Ahora me tienes curioso. ¿Qué diablos dijo?
―Al parecer, ella echó al gilipollas porque era un mamón en
la cama.
―Sí, bueno, de nuevo, eso no es una sorpresa. Ella probablemente
se lo comía vivo ―dijo Nick.
Joe ladeó la cabeza y miró a su amigo.
―Dime algo, Nick. ¿Alguna vez has pensado en tener
relaciones sexuales con _____?
Nick se ahogó con su cerveza y tosió varias veces en
sucesión.
―¿Sexo con _____? Tío, mierda, no, no realmente. Quiero
decir que es caliente, no me malinterpretes. Muy caliente. Pero...
―Muy caliente, eh. Así que has pensado en ello, mentiroso
saco de mierda ―dijo Joe con una carcajada.
―Tú tienes ojos, tío. La chica es una diosa andante. ¿Qué tipo
no tendría una erección mirándola?
―Bueno, ten esto ―dijo Joe, inclinándose hacia Nick. ―La
escuché diciéndole a Danielle que estaba cansada de hombres que no la no
satisfacían en la cama. Que tiene fantasías que quiere vivir.
Nick se enderezó, su atención se centró en Joe.
―¿Qué clase de fantasías?
Joe se encogió de hombros, pero su sangre corría sólo de
pensar en todo lo que había dicho.
―Esclavitud, una pequeña azotaina... y ella quiere tomar a
dos tipos, al mismo tiempo.
―Whoa ―dijo Nick cuando se dejó caer de nuevo en su silla.
―¿Ella dijo todo eso?
―No, hay más ―siguió Joe. ―Aparentemente quería que el flojo
del niño hiciera un poco de experimentación en la cama y él se asustó. La llamó
puta.
―Ese hijo de puta ―gruñó Nick. ―Yo sabía que debería haber
ido fuera contigo.
―Ella tiene anillos en los pezones. Deben ser recientes.
Gonzalo, evidentemente, no ha recibido bien la noticia a juzgar por sus
comentarios.
―Mierda santa. ¿Anillos en los pezones?
―Sí. Ahora me digas que no te estás imaginando a ______
desnuda con los anillos en los pezones colgando de esos pechos perfectos.
―Jesús.
―Eso mismo pienso yo ―murmuró Joe.
―¿Ella quiere dos tipos? ¿Dijo eso?
―¡Oh, infiernos sí! Ella dijo eso y mucho más. Quiere un
tipo que no tenga miedo de tener la última palabra. Alguien que quiera atarla,
azotar su culo y que la folle hasta hacerle perder el sentido.
―Maldito.
Joe se rió.
―¿Es todo lo que puedo decir?
―No tengo palabras ―dijo Nick, con su boca todavía abierta
en shock.
―Me alegro de no ser el único jodido con eso.
―¿Sabe que lo has oído todo?
―¡Infiernos, no! Ella no me hablaría durante un año ―dijo joe.
Nick se quedó en silencio, con los ojos pensativos. Joe
sabía que el cerebro de Nick estaba girando a mil por hora. También sabía que
Nick estaba llegando rápidamente a la misma conclusión que él.
―Diablos, si eso es lo que quiere...
―Sí ―dijo Joe. ―Dime que no estás pensando lo mismo que yo.
nick gruñó.
―Tendría que ser un jodido gay para no reaccionar ante algo
así. Quiero decir que es caliente. Siempre he pensado así.
Joe miró a su amigo.
―San Valentín es sólo en dos semanas. Debes tener tiempo
suficiente para que puedas hacer los arreglos para estar fuera del trabajo.
Nick entornó los ojos.
―¿Qué estás pensando?
Joe tomó una respiración profunda y luego sonrió.
―Bueno, ya hemos establecido el hecho de que ______ es
caliente. Los dos estamos atraídos por ella. Ninguno de nosotros tiene ningún
problema con los anillos de los pezones o el bondage, y tenemos una considerable experiencia en el campo del
trío. Así que me parece que tal vez deberíamos dar a ______ un Día de San
Valentín para recordar.
―¿Qué si ella no quiere ir a por eso? ―preguntó Nick. ―No
quiero cabrearla y estoy seguro que no quieres echar a perder mi amistad con
ella. Tenemos demasiada diversión para esa mierda.
―Ella va a ir a por eso ―dijo Joe con confianza.
Había visto el deseo en los ojos, la necesidad de algo que
ella probablemente ni siquiera podía explicar. Él lo sabía porque había sentido
lo mismo. También sabía que él era el hombre que podía dárselo.
Nick restregó la mano por la barba bien afeitada en un
movimiento reflexivo.
―No sé, tío. No es como si fuéramos a follar a una chica que
no vamos a ver nunca más. Es _____ de quien estamos hablando. ¿Qué sucederá
cuando esto se acabe? No quiero que haya ninguna situación embarazosa.
―Estás pensando demasiado en esto ―dijo Joe con impaciencia.
―Le daremos a _____ una experiencia que nunca olvidará. Le mostraremos las
cosas que ha estado anhelando. En todo caso nos unirá más. Quiero decir, que no
hay forma de que la folle y solo marcharme como si nada hubiera pasado. A ambos
nos gusta ella mucho. Más que cualquier otra mujer, aparte de Danielle, eso es
seguro. No veo el problema aquí.
―¿Cuánto te gusta ella? ―preguntó Nick, con una expresión
peculiar en su cara.
Joe se movió incómodo.
―¿Qué clase de pregunta es esa? Yo… yo me preocupo por ella
―dijo sin convicción.
Nick le siguió mirando.
―¿Te gusta ella?
―¡Cállate la boca! ―gruñó joe. ―Jesús, esto es sexo. ______
es nuestra amiga. Nuestra muy hermosa, caliente amiga. No puedes decirme que no
te gustaría llegar a su lado.
Nick tomó un sorbo de su cerveza.
―No, yo no puedo decir eso. Pero querer algo o saber que lo
disfrutaría es diferente que hacerlo realmente. Mira, sólo no quiero estropear
las cosas entre todos nosotros.
―¿Y si ella lo quisiera? ―desafió Joe. ―Quiero decir, ¿y si
ella quisiera lo que podríamos darle? ¿Serías tan reacio entonces?
Nick pensó por un minuto y sacudió la cabeza.
―Claro que no. Sólo que no quiero hacerle daño. Eso es todo
lo que estoy diciendo.
―Bueno, mierda, Nick. ¿Crees que yo haría cualquier cosa
para hacerle daño? Ella es una de mis mejores amigas. Quiero que sea bueno para
ella.
―Eres serio sobre esto.
―Joder. No, me acabo de pasar los últimos diez minutos
dándote la tabarra sobre mi plan para seducir a ______ para nada.
―No hay necesidad de ser sarcástico ―dijo Nick con una
sonrisa. ―Está bien, me has convencido. Esta es tu idea, entonces planifícala.
Dime donde y cuando aparecer. Estaré allí. Pero si muestra algún signo de no
querer esto, estoy fuera.
Joe frunció el ceño.
―¡No jodas, imbécil! Mi plan no es violarla, por el amor de
Dios. Pero te digo, que ella quiere algo. Algo que no entiende bien, pero sabe
que lo quiere. Tú no oíste las cosas que dijo o la forma en que las dijo. Y
creo que puedo darle lo que quiere.
Nick le miró en silencio, estudiándolo con esa mirada de
policía por la que era tan famoso.
―Sí, tal vez puedas.
MUUUUCHAS GRACIAS A MIS FIELES LECTORAS! POR ESO LES DEJO EL CAPITULO Nº 3 :D
GRAAACIAS POR LEER..!
―¿Vas a decirme qué demonios pasó allí antes? ―preguntó Nick
mientras abría otra cerveza.
Joe se dejó caer en el sofá y tomó un largo trago de su
propia cerveza. Él y Nick habían salido de la casa de Jeremy y terminaron en la
de Joe. Joe sabía que Nick estaba curioso sobre su injerencia, no es que Nick
hubiera hecho las cosas de forma diferente si hubiera estado fuera cuando Gonzalo
hizo su movimiento hacia _____.
Tomó otro trago fortificante antes de mover con cuidado la
botella de sus labios―.Vamos a decir que ha sido un día interesante e
informativo.
Nick se recostó en el sillón y apoyó los pies sobre la mesa
de café de Joe.
―¿Cómo es eso?
Joe sacudió la cabeza. ¿Por dónde comenzar? Por la parte
fácil, pensó.
―Gonzalo estaba siendo un imbécil. Estaba moviéndose con violencia
sobre ______, y ella le dijo que se fuera. Él fue tras ella y _______ le dio un
rodillazo en las bolas.
―Bien por ella ―dijo Nick, realizando un saludo burlón con
su botella de cerveza.
―Le rompí la nariz por añadidura.
Nick miró y movió la cabeza.
―Mierda, dime que no voy a tener que arrestar tu culo cuando
presente cargos.
Joe se rió.
―Es un nenaza. Además, le dije que Kevin y tú estabais
mirando y juraríais que no visteis nada.
―Caramba, gracias ―dijo Nick secamente. ―Justo lo que
necesito, ser detenido contigo.
Joe jugueteaba con su cerveza, dando golpecitos con el dedo
en un staccato inquieto contra el frío cristal. Dudaba en decirle a Nick lo que
había escuchado. ¿Por qué?, no lo podía decir. Nunca habían sido exactamente
discretos el uno con el otro, y sabía que a Nick le resultaría tan sorprendente
como a él. Pero algo le detenía.
―¿Qué te está preocupando? ―dijo Nick, entrometiéndose en
los pensamientos de Joe. ―Has estado actuando raro toda la tarde. Dijiste que
el día había sido informativo. Entonces, ¿cuál es la noticia?
Joe suspiró y se inclinó hacia adelante para dejar su cerveza
en la mesa de café. ―Se trata de ____.
Nick arqueó una ceja.
―¿Qué pasa con ella? No estabas realmente sorprendido de que
se deshiciera de su noviete, ¿verdad?
Joe sacudió la cabeza.
―No estoy hablando del pelele, y no, no me sorprende que lo
dejara. Menos aún después de lo que escuché que le decía a Danielle.
―¡Ah infierno!, hombre, ¿qué estabas haciendo? ¿Escuchando a
las chicas? _____ te pateará el culo si se entera.
Joe sonrió. Sí, ella no dudaría en tumbarlo. Obtuvo el más
extraño cosquilleo de sólo pensar en ella en su cara. Sacudió la cabeza. Eran
los anillos de los pezones, eso tenía que ser. No podía sacar su mente de lo
que sus pezones debían parecer. Infierno.
Se aclaró la garganta.
―Ella, uh, bueno, ella dijo algunas cosas interesantes.
Nick se inclinó hacia adelante, dejando los pies en el suelo
con un ruido sordo.
―Ahora me tienes curioso. ¿Qué diablos dijo?
―Al parecer, ella echó al gilipollas porque era un mamón en
la cama.
―Sí, bueno, de nuevo, eso no es una sorpresa. Ella probablemente
se lo comía vivo ―dijo Nick.
Joe ladeó la cabeza y miró a su amigo.
―Dime algo, Nick. ¿Alguna vez has pensado en tener
relaciones sexuales con _____?
Nick se ahogó con su cerveza y tosió varias veces en
sucesión.
―¿Sexo con _____? Tío, mierda, no, no realmente. Quiero
decir que es caliente, no me malinterpretes. Muy caliente. Pero...
―Muy caliente, eh. Así que has pensado en ello, mentiroso
saco de mierda ―dijo Joe con una carcajada.
―Tú tienes ojos, tío. La chica es una diosa andante. ¿Qué tipo
no tendría una erección mirándola?
―Bueno, ten esto ―dijo Joe, inclinándose hacia Nick. ―La
escuché diciéndole a Danielle que estaba cansada de hombres que no la no
satisfacían en la cama. Que tiene fantasías que quiere vivir.
Nick se enderezó, su atención se centró en Joe.
―¿Qué clase de fantasías?
Joe se encogió de hombros, pero su sangre corría sólo de
pensar en todo lo que había dicho.
―Esclavitud, una pequeña azotaina... y ella quiere tomar a
dos tipos, al mismo tiempo.
―Whoa ―dijo Nick cuando se dejó caer de nuevo en su silla.
―¿Ella dijo todo eso?
―No, hay más ―siguió Joe. ―Aparentemente quería que el flojo
del niño hiciera un poco de experimentación en la cama y él se asustó. La llamó
puta.
―Ese hijo de puta ―gruñó Nick. ―Yo sabía que debería haber
ido fuera contigo.
―Ella tiene anillos en los pezones. Deben ser recientes.
Gonzalo, evidentemente, no ha recibido bien la noticia a juzgar por sus
comentarios.
―Mierda santa. ¿Anillos en los pezones?
―Sí. Ahora me digas que no te estás imaginando a ______
desnuda con los anillos en los pezones colgando de esos pechos perfectos.
―Jesús.
―Eso mismo pienso yo ―murmuró Joe.
―¿Ella quiere dos tipos? ¿Dijo eso?
―¡Oh, infiernos sí! Ella dijo eso y mucho más. Quiere un
tipo que no tenga miedo de tener la última palabra. Alguien que quiera atarla,
azotar su culo y que la folle hasta hacerle perder el sentido.
―Maldito.
Joe se rió.
―¿Es todo lo que puedo decir?
―No tengo palabras ―dijo Nick, con su boca todavía abierta
en shock.
―Me alegro de no ser el único jodido con eso.
―¿Sabe que lo has oído todo?
―¡Infiernos, no! Ella no me hablaría durante un año ―dijo joe.
Nick se quedó en silencio, con los ojos pensativos. Joe
sabía que el cerebro de Nick estaba girando a mil por hora. También sabía que
Nick estaba llegando rápidamente a la misma conclusión que él.
―Diablos, si eso es lo que quiere...
―Sí ―dijo Joe. ―Dime que no estás pensando lo mismo que yo.
nick gruñó.
―Tendría que ser un jodido gay para no reaccionar ante algo
así. Quiero decir que es caliente. Siempre he pensado así.
Joe miró a su amigo.
―San Valentín es sólo en dos semanas. Debes tener tiempo
suficiente para que puedas hacer los arreglos para estar fuera del trabajo.
Nick entornó los ojos.
―¿Qué estás pensando?
Joe tomó una respiración profunda y luego sonrió.
―Bueno, ya hemos establecido el hecho de que ______ es
caliente. Los dos estamos atraídos por ella. Ninguno de nosotros tiene ningún
problema con los anillos de los pezones o el bondage, y tenemos una considerable experiencia en el campo del
trío. Así que me parece que tal vez deberíamos dar a ______ un Día de San
Valentín para recordar.
―¿Qué si ella no quiere ir a por eso? ―preguntó Nick. ―No
quiero cabrearla y estoy seguro que no quieres echar a perder mi amistad con
ella. Tenemos demasiada diversión para esa mierda.
―Ella va a ir a por eso ―dijo Joe con confianza.
Había visto el deseo en los ojos, la necesidad de algo que
ella probablemente ni siquiera podía explicar. Él lo sabía porque había sentido
lo mismo. También sabía que él era el hombre que podía dárselo.
Nick restregó la mano por la barba bien afeitada en un
movimiento reflexivo.
―No sé, tío. No es como si fuéramos a follar a una chica que
no vamos a ver nunca más. Es _____ de quien estamos hablando. ¿Qué sucederá
cuando esto se acabe? No quiero que haya ninguna situación embarazosa.
―Estás pensando demasiado en esto ―dijo Joe con impaciencia.
―Le daremos a _____ una experiencia que nunca olvidará. Le mostraremos las
cosas que ha estado anhelando. En todo caso nos unirá más. Quiero decir, que no
hay forma de que la folle y solo marcharme como si nada hubiera pasado. A ambos
nos gusta ella mucho. Más que cualquier otra mujer, aparte de Danielle, eso es
seguro. No veo el problema aquí.
―¿Cuánto te gusta ella? ―preguntó Nick, con una expresión
peculiar en su cara.
Joe se movió incómodo.
―¿Qué clase de pregunta es esa? Yo… yo me preocupo por ella
―dijo sin convicción.
Nick le siguió mirando.
―¿Te gusta ella?
―¡Cállate la boca! ―gruñó joe. ―Jesús, esto es sexo. ______
es nuestra amiga. Nuestra muy hermosa, caliente amiga. No puedes decirme que no
te gustaría llegar a su lado.
Nick tomó un sorbo de su cerveza.
―No, yo no puedo decir eso. Pero querer algo o saber que lo
disfrutaría es diferente que hacerlo realmente. Mira, sólo no quiero estropear
las cosas entre todos nosotros.
―¿Y si ella lo quisiera? ―desafió Joe. ―Quiero decir, ¿y si
ella quisiera lo que podríamos darle? ¿Serías tan reacio entonces?
Nick pensó por un minuto y sacudió la cabeza.
―Claro que no. Sólo que no quiero hacerle daño. Eso es todo
lo que estoy diciendo.
―Bueno, mierda, Nick. ¿Crees que yo haría cualquier cosa
para hacerle daño? Ella es una de mis mejores amigas. Quiero que sea bueno para
ella.
―Eres serio sobre esto.
―Joder. No, me acabo de pasar los últimos diez minutos
dándote la tabarra sobre mi plan para seducir a ______ para nada.
―No hay necesidad de ser sarcástico ―dijo Nick con una
sonrisa. ―Está bien, me has convencido. Esta es tu idea, entonces planifícala.
Dime donde y cuando aparecer. Estaré allí. Pero si muestra algún signo de no
querer esto, estoy fuera.
Joe frunció el ceño.
―¡No jodas, imbécil! Mi plan no es violarla, por el amor de
Dios. Pero te digo, que ella quiere algo. Algo que no entiende bien, pero sabe
que lo quiere. Tú no oíste las cosas que dijo o la forma en que las dijo. Y
creo que puedo darle lo que quiere.
Nick le miró en silencio, estudiándolo con esa mirada de
policía por la que era tan famoso.
―Sí, tal vez puedas.
MUUUUCHAS GRACIAS A MIS FIELES LECTORAS! POR ESO LES DEJO EL CAPITULO Nº 3 :D
GRAAACIAS POR LEER..!
Cande Peñaloza
Re: Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
uii
jajajaj ..
ese tal vez nick ...
esta de mas ...
es un por supuesto que puede :P
jajajajajaja
estoy segura de que si
jajajajaj
buenisiimooo el cap
trio con ni9ck y con joe :twisted:
el mejor san valentin sin duda
jajajaja
siiiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaa
jajajaj ..
ese tal vez nick ...
esta de mas ...
es un por supuesto que puede :P
jajajajajaja
estoy segura de que si
jajajajaj
buenisiimooo el cap
trio con ni9ck y con joe :twisted:
el mejor san valentin sin duda
jajajaja
siiiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
OMJ JOE Y NICK ESO VA A ESTAR
UN SUPER DIA DE SAN VALENTIN
SIGUELA
UN SUPER DIA DE SAN VALENTIN
SIGUELA
andreita
Re: Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
HELLO SOY LA CHAVA DEL FACE HEHE AQUI LOS LINKS DE MIS NOVES...
OYE UN COMENTARIO MI PRIMERA NOVE ESTA PUBLICADA EN UNA PAG DE FACE PERO LA CHAVA LA ADAPTO A JUSTIN PERO LA MIA ES LA ORIGINAL EH
https://onlywn.activoforo.com/t8348-mis-novelas#626363
https://onlywn.activoforo.com/t8348-mis-novelas#626363
https://onlywn.activoforo.com/t8348-mis-novelas#626363
https://onlywn.activoforo.com/t8348-mis-novelas#626363
OYE UN COMENTARIO MI PRIMERA NOVE ESTA PUBLICADA EN UNA PAG DE FACE PERO LA CHAVA LA ADAPTO A JUSTIN PERO LA MIA ES LA ORIGINAL EH
https://onlywn.activoforo.com/t8348-mis-novelas#626363
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https://onlywn.activoforo.com/t8348-mis-novelas#626363
berenice_89
Re: Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
GRACIIIIIIAS POR LEER! :) REALMENTE LAS APRECIO MUUCHO!
POR ESO LES VOY A DEJAR UNA MARATON DE 3 CAPITULOS! :)
CAPÍTULO 04
_____ giró inquieta en su silla y dio la vuelta a otro
contrato en el montón para firmar. Los lunes siempre estaban ocupados. Talones
para procesar, contratos para mirar por encima. Era un trabajo aburrido y
tedioso, pero pagaba las facturas, y podía hacerlo con medio cerebro. Lo que
era importante cuando la otra mitad se consumía con su inexistente vida sexual.
El encuentro de ayer con Gonzalo sólo había reforzado la
idea que había tomado la decisión correcta. Todavía sentía la incómoda escocedura
de la vergüenza de que Joe hubiera intervenido cuando Keith se había pasado de
la raya. No le gustaba que Joe viera otro de sus fracasos.
La puerta de su oficina se abrió, y levantó la vista para
ver a Joe de pie allí. Ella parpadeó y se preguntó si le había conjurado. Ella
sonrió acogedoramente.
―Hey, ¿qué estás haciendo aquí?
Se adentró más en su oficina, con los pulgares empujando en
los bolsillos de sus vaqueros. Unos vaqueros que moldeaban apretadamente sus
piernas musculosas. Su chaqueta de piel colgaba holgadamente en su cintura, y
debajo de ella podía ver que llevaba una simple camiseta. Obviamente, era un
día en que no iba a encontrarse con posibles clientes.
―Hey, _______ ―dijo, devolviéndole la sonrisa. ―Estaba en el
barrio y me preguntaba si querías comer conmigo.
Su sonrisa se amplió.
―¿Barbacoa?
Él se echó a reír.
―Como si sugiriera otra cosa.
Ella cogió su chaqueta del suelo a sus pies antes de
levantarse.
―Siempre y cuando invites.
Cuando ella rodeó la mesa, el brazo de él salió, y apretó la
mano en la parte baja de su espalda para hacerla pasar por la puerta. Fue un
gesto íntimo que la desconcertó. Él por lo general le daba puñetazos en el
brazo o le señalaba una mancha inexistente en su camisa para que mirara hacia
abajo y poder tirarle de la nariz.
Salieron fuera, y _____ se estremeció ligeramente. Maldición
el frente frío se había movido durante la noche. El cielo estaba nublado y
gris, y una llovizna fría escapó en gotas de rocío fino.
Se deslizó dentro de la camioneta de Joe y se hundió en los
asientos calefactados de cuero con un suspiro de satisfacción. Le había echado
una bronca tremenda cuando él había comprado la camioneta. De gama alta,
equipada, sin reparar en gastos. Se gastó el dinero como si no fuera nada. Pero
entonces él tenía mucho para quemar.
―¿Tienes frío? ―preguntó Joe mientras ponía en marcha el
motor y encendía la calefacción a máxima potencia.
Ella se quejó en voz baja y metió las manos cerca de las
rejillas de ventilación. Él sabía muy bien que a ella se le estaba congelando
el culo. Cualquier cosa por debajo de diez grados y estaba sacando la parka de
invierno.
Se dirigieron a pocos kilómetros hacia la Barbacoa Shack y
entró en el estacionamiento lleno de gente. Además de un restaurante mexicano y
un sitio de hamburguesas, este era el único otro lugar para comer sin conducir
hacia el pueblo vecino. Lo que estaba muy bien según _____, porque si no estaba
asado a la parrilla y cubierto abundantemente con salsa barbacoa, no era digno
de comer.
Joe caminaba delante de ella permitiéndole una vista a esos
muy apretados Jeans extendidos a través de un culo muy bonito. Su pelo estaba
todo alborotado como era habitual, pero ese era Joe. El viento soplaba en él,
agitándolo para arriba y enviándolo disperso por su cabeza. Estuvo a punto de
alcanzarle para alisárselo, pero se paró antes de hacerlo.
Mantuvo la puerta abierta para ella, y pasó a su lado,
olfateando con admiración como la mezcla de cuero y el olor de Joe se filtraban
a través de sus fosas nasales.
Minutos más tarde, estaban sentados en una mesa junto a la
ventana sorbiendo sus bebidas y a la espera de que llegara su pedido. Joe se
recostó en la silla y la miró perezosamente.
―Dime una cosa, ______. ¿Cómo es que tú y yo no hemos salido
nunca?
Ella casi se atragantó con su bebida. La dejó con un ruido
sordo y jadeaba mientras trataba de hacer bajar el último trago.
―¿Qué? ―gritó ella.
Sus ojos se entornaron.
―Ya me has oído.
―Bueno infierno, Joe, no sé qué decir.
Su mente se tambaleaba mientras lo miraba fijamente. ¿Qué
demonios le había poseído?
―Nos gustamos, ¿verdad?
―Bueno, por supuesto ―dijo malhumorada. No estaba segura que
le gustara a donde se dirigía esta conversación. Ahora no era el momento para
que Joe tuviera algún extraño grano en su culo.
Se sentía extrañamente vulnerable después de su última
relación sin futuro. Como si fuera un capricho de la naturaleza, destinada a no
encontrar a un tipo que la comprendiera, mucho menos alguien que pudiera
satisfacerla.
―Nos llevamos muy bien. Nos entendemos ―continuó Joe.
Sí, claro. ¡Si supiera! Él entendía que era una buena chica
que seguía escogiendo al tipo equivocado. No tenía ni idea de que por debajo de
toda esa dulzura había una mujer con ganas de salir. Estaba cansada de ser
buena. La chica de al lado. Ella quería ser mala. Y estaba malditamente segura
de estar cansada de ser vista como la hermana pequeña, buena camarada, socia
para la caza y la pesca.
―¿Hay un punto en todo esto? ―preguntó.
―Sí ―dijo lentamente. ―Lo hay. Estoy tratando de averiguar
por qué nunca hemos tenido una cita.
Ella lo miró durante largo tiempo, debatiendo si llegar
hasta allí. Pero ella no era mentirosa y no era grande en los juegos. Por lo
que dijo la verdad.
―Porque nunca me preguntaste ―dijo en voz baja.
Fueron interrumpidos por la camarera trayendo los platos y descargándolos
frente a ellos. ______ estaba agradecida por la interrupción porque Joe la
miraba como si pudiera arrastrarse debajo de su piel y ver todo lo que estaba
escondiendo.
La camarera se tomó su tiempo para irse, y mientras empezaba
a irse, deslizó una servilleta a través de la mesa hacia Joe. ______ no le
prestó atención, hasta que Joe la recogió y miró por encima de su hombro con
una mirada de sorpresa en la cara.
―¿Qué pasa? ―preguntó ______, finalmente, rompiendo el
silencio entre ellos.
Joe se dio la vuelta, sacudiendo la cabeza.
―Ella me dio su número de teléfono. Lo escribió en la
servilleta.
Una oleada de irritación recorrió su pecho.
―Esa es probablemente una razón por la que nunca hemos
salido ―murmuró.
―Pero tú estabas sentada ahí ―dijo, haciendo caso omiso de
su comentario. ―¿Cómo diablos sabía ella que no estábamos juntos aquí, que no
eras mi novia o algo?
______ se echó a reír. ―Joe, ¿te sientes bien hoy? Te lo
juro no eres tú mismo. La mitad de la ciudad está acostumbrada a vernos juntos.
Nadie nunca supondría que estás interesado en mí.
―Bueno, ¿qué saben ellos? ―gruñó.
Él la miró a través de la mesa, sus ojos azules,
chisporroteando con algo que no estaba acostumbrada a ver. Al menos no cuando
él la estaba mirando.
―Te lo estoy pidiendo ahora, ______.
Le miró tontamente.
―¿Quieres que salgamos? ¿Cómo en una cita real? Quiero
decir, porque por lo general nos encontramos los fines de semana de todos
modos.
Él dejó caer la servilleta y se inclinó hacia adelante con
impaciencia.
―Quiero decir tú y yo en una cita. No Kevin, Danielle o Nick. Viernes
por la noche.
Ella parpadeó sorprendida. Una sensación peculiar corrió en
círculos por su vientre. Se sentía nerviosa. Por el amor de Dios. Este era Joe.
Una cita real. Se hundió en su silla, sin dejar de mirarle
como si hubiera perdido la cabeza.
―¿Y bien?
―Uh... de acuerdo. Quiero decir que si realmente lo quieres.
El viernes por la noche está bien.
Entonces él sonrió, relajándose de nuevo en su asiento. Sus
ojos azules tenían un cálido resplandor, un cálido resplandor triunfante.
―Está bien entonces. Pasaré por ti en torno a las cinco.
Iremos a comer a Beaumont.
Ella asintió con la cabeza, de repente de incapaz de probar
la comida que había metido en su boca. Una cita. Con Joe Jonas. Su mejor amigo Joe
Jonas. Santo infierno. Danielle iba a estar muy conmocionada cuando escuchara
esto.
Un gemido mental se hizo eco en su cabeza. Nunca vería el
final de esto de parte de Nick y Kevin.
―¿Él hizo qué?
______ hizo una mueca
mientras Danielle casi gritaba en su oreja.
―¡Santo cielo, ______, tú y Joe?
―Sí, lo sé ―murmuró ________ mientras volvía a poner el
teléfono en su oreja. Por suerte el grito festivo de Michelle había terminado.
―Hazme un favor. No se lo digas a Kevin. O a Nick.
―Bueno, por supuesto que se lo voy a decir a Kevin. Yo se le
digo todo.
Yo se lo digo
todo, _____ la imitaba. Infierno.
―Y luego Kevin se lo
dirá a Nick, porque se lo cuenta todo aNick. Y Nick entonces se lo dirá a todo
el mundo porque eso es lo que hace ―_______ apretó los dientes.
―_____, cariño, odio tener que decirte esto, pero no habrán
pasado ni cinco minutos de que tú y Joe seáis vistos fuera un viernes por la
noche cuando todo el mundo y sus mamás
sepan que los dos siempre venís por aquí, todo el mundo lo va a saber de todos
modos.
―Joder ―murmuró ______. ―No sé por qué diablos estuve de
acuerdo en esto. Él tiene que estar loco.
―¿Por qué, porque te pidió para salir? Yo diría que es la
primera cosa inteligente que ha hecho en mucho tiempo ―dijo Danielle lealmente.
―Sólo espero que esto no arruine las cosas para todos
―contestó ______ con evasivas. ―Tenemos una buena cosa. No hay necesidad de que
Joe y yo la fastidiemos.
―¡Oh, por favor. Somos chicos grandes, _______. Podemos
manejar un poco de tensión sin enloquecer y marchar por caminos separados. Deja
de buscar razones para no salir con él y simplemente hazlo. Tienes que admitir
que es una bestia sexy.
―No estás ayudando ―refunfuñó _____.
Danielle se rió.
―Ve. Diviértete. Tú misma has dicho, que estás cansada de
estar con hombres que no te pueden satisfacer. No me puedo imaginar a Joe
decepcionando a una mujer en la cama. No, con su considerable equipo.
―¡Danielle! ―la reprensión de Grace por poco la ahoga. ―?
Qué diablos sabes tú de su equipo?
―Oh, tú eres una puta mentirosa, si me dices que no estabas
mirando cada momento tan atentamente como yo cuando los hombres fueron a
bañarse desnudos hace dos veranos. Eso fue antes de que Kevin y yo nos casáramos,
y yo estaba mirando en cada oportunidad que tuve.
Hubo un largo silencio, luego Danielle se echó a reír.
―Estuviste mirando. Admítelo, ______.
―De acuerdo, de acuerdo, estaba mirando. Era difícil no
hacerlo cuando estaban cerca tirándose en cueros.
―Uh huh. Ahora dime que no le echaste un vistazo a su
equipo.
_____ sintió enrojecer sus mejillas. No había pensado en eso
por mucho tiempo. Pero sí, se acordaba. Ella había mirado con pura apreciación
femenina los duros cuerpos y las magníficas pollas. Los miró mientras salían
del agua y como esta corría por sus cuerpos. Oh sí, ella miró. Y miró. Y
lamentó que nunca hubiera tenido uno tan lindo.
Una oleada de toma de conciencia se deslizó sobre su cuerpo.
Sus pezones se endurecieron, y los anillos se contrajeron en respuesta.
―Sí, di un vistazo.
Hubo una larga pausa antes que Danielle dijera: ―Esta es una
cosa buena, ______. Tal vez... tal vez Joe es exactamente lo que necesitas.
______ se lamió los labios y sintió el cosquilleo de los
nervios en el estómago. Tal vez Danielle tenía razón. Después de todo, ningún
hombre en su pasado alguna vez podría compararse a Joe. Joe, bueno, él estaba
en una clase por sí mismo. Entonces, ¿Por qué no estaba ansiando su cita?
―Sí, tal vez ―murmuró ______. ―Mira, Dani, tengo que seguir.
Estoy haciendo tarde, y tengo un montón de cosas que hacer en la oficina
mañana.
Colgó, y _____ se sentó allí por mucho tiempo, pensando en
su almuerzo con Joe. Se sentía inquieta, insatisfecha. Caliente como el infierno.
¿Qué le había hecho Joe? ¿Tenía idea de que salir con él en capacidad de algo
más que un amigo la había puesto toda caliente y mojada?
Sentía que estaba cerca una cita con BOB. Y más tarde,
cuando se relajara después de un orgasmo BOB-inducido, estaría irritada al
notar que había fantaseado con Joe todo el tiempo que había estado corriéndose.
Y con su maldito equipo.
POR ESO LES VOY A DEJAR UNA MARATON DE 3 CAPITULOS! :)
CAPÍTULO 04
_____ giró inquieta en su silla y dio la vuelta a otro
contrato en el montón para firmar. Los lunes siempre estaban ocupados. Talones
para procesar, contratos para mirar por encima. Era un trabajo aburrido y
tedioso, pero pagaba las facturas, y podía hacerlo con medio cerebro. Lo que
era importante cuando la otra mitad se consumía con su inexistente vida sexual.
El encuentro de ayer con Gonzalo sólo había reforzado la
idea que había tomado la decisión correcta. Todavía sentía la incómoda escocedura
de la vergüenza de que Joe hubiera intervenido cuando Keith se había pasado de
la raya. No le gustaba que Joe viera otro de sus fracasos.
La puerta de su oficina se abrió, y levantó la vista para
ver a Joe de pie allí. Ella parpadeó y se preguntó si le había conjurado. Ella
sonrió acogedoramente.
―Hey, ¿qué estás haciendo aquí?
Se adentró más en su oficina, con los pulgares empujando en
los bolsillos de sus vaqueros. Unos vaqueros que moldeaban apretadamente sus
piernas musculosas. Su chaqueta de piel colgaba holgadamente en su cintura, y
debajo de ella podía ver que llevaba una simple camiseta. Obviamente, era un
día en que no iba a encontrarse con posibles clientes.
―Hey, _______ ―dijo, devolviéndole la sonrisa. ―Estaba en el
barrio y me preguntaba si querías comer conmigo.
Su sonrisa se amplió.
―¿Barbacoa?
Él se echó a reír.
―Como si sugiriera otra cosa.
Ella cogió su chaqueta del suelo a sus pies antes de
levantarse.
―Siempre y cuando invites.
Cuando ella rodeó la mesa, el brazo de él salió, y apretó la
mano en la parte baja de su espalda para hacerla pasar por la puerta. Fue un
gesto íntimo que la desconcertó. Él por lo general le daba puñetazos en el
brazo o le señalaba una mancha inexistente en su camisa para que mirara hacia
abajo y poder tirarle de la nariz.
Salieron fuera, y _____ se estremeció ligeramente. Maldición
el frente frío se había movido durante la noche. El cielo estaba nublado y
gris, y una llovizna fría escapó en gotas de rocío fino.
Se deslizó dentro de la camioneta de Joe y se hundió en los
asientos calefactados de cuero con un suspiro de satisfacción. Le había echado
una bronca tremenda cuando él había comprado la camioneta. De gama alta,
equipada, sin reparar en gastos. Se gastó el dinero como si no fuera nada. Pero
entonces él tenía mucho para quemar.
―¿Tienes frío? ―preguntó Joe mientras ponía en marcha el
motor y encendía la calefacción a máxima potencia.
Ella se quejó en voz baja y metió las manos cerca de las
rejillas de ventilación. Él sabía muy bien que a ella se le estaba congelando
el culo. Cualquier cosa por debajo de diez grados y estaba sacando la parka de
invierno.
Se dirigieron a pocos kilómetros hacia la Barbacoa Shack y
entró en el estacionamiento lleno de gente. Además de un restaurante mexicano y
un sitio de hamburguesas, este era el único otro lugar para comer sin conducir
hacia el pueblo vecino. Lo que estaba muy bien según _____, porque si no estaba
asado a la parrilla y cubierto abundantemente con salsa barbacoa, no era digno
de comer.
Joe caminaba delante de ella permitiéndole una vista a esos
muy apretados Jeans extendidos a través de un culo muy bonito. Su pelo estaba
todo alborotado como era habitual, pero ese era Joe. El viento soplaba en él,
agitándolo para arriba y enviándolo disperso por su cabeza. Estuvo a punto de
alcanzarle para alisárselo, pero se paró antes de hacerlo.
Mantuvo la puerta abierta para ella, y pasó a su lado,
olfateando con admiración como la mezcla de cuero y el olor de Joe se filtraban
a través de sus fosas nasales.
Minutos más tarde, estaban sentados en una mesa junto a la
ventana sorbiendo sus bebidas y a la espera de que llegara su pedido. Joe se
recostó en la silla y la miró perezosamente.
―Dime una cosa, ______. ¿Cómo es que tú y yo no hemos salido
nunca?
Ella casi se atragantó con su bebida. La dejó con un ruido
sordo y jadeaba mientras trataba de hacer bajar el último trago.
―¿Qué? ―gritó ella.
Sus ojos se entornaron.
―Ya me has oído.
―Bueno infierno, Joe, no sé qué decir.
Su mente se tambaleaba mientras lo miraba fijamente. ¿Qué
demonios le había poseído?
―Nos gustamos, ¿verdad?
―Bueno, por supuesto ―dijo malhumorada. No estaba segura que
le gustara a donde se dirigía esta conversación. Ahora no era el momento para
que Joe tuviera algún extraño grano en su culo.
Se sentía extrañamente vulnerable después de su última
relación sin futuro. Como si fuera un capricho de la naturaleza, destinada a no
encontrar a un tipo que la comprendiera, mucho menos alguien que pudiera
satisfacerla.
―Nos llevamos muy bien. Nos entendemos ―continuó Joe.
Sí, claro. ¡Si supiera! Él entendía que era una buena chica
que seguía escogiendo al tipo equivocado. No tenía ni idea de que por debajo de
toda esa dulzura había una mujer con ganas de salir. Estaba cansada de ser
buena. La chica de al lado. Ella quería ser mala. Y estaba malditamente segura
de estar cansada de ser vista como la hermana pequeña, buena camarada, socia
para la caza y la pesca.
―¿Hay un punto en todo esto? ―preguntó.
―Sí ―dijo lentamente. ―Lo hay. Estoy tratando de averiguar
por qué nunca hemos tenido una cita.
Ella lo miró durante largo tiempo, debatiendo si llegar
hasta allí. Pero ella no era mentirosa y no era grande en los juegos. Por lo
que dijo la verdad.
―Porque nunca me preguntaste ―dijo en voz baja.
Fueron interrumpidos por la camarera trayendo los platos y descargándolos
frente a ellos. ______ estaba agradecida por la interrupción porque Joe la
miraba como si pudiera arrastrarse debajo de su piel y ver todo lo que estaba
escondiendo.
La camarera se tomó su tiempo para irse, y mientras empezaba
a irse, deslizó una servilleta a través de la mesa hacia Joe. ______ no le
prestó atención, hasta que Joe la recogió y miró por encima de su hombro con
una mirada de sorpresa en la cara.
―¿Qué pasa? ―preguntó ______, finalmente, rompiendo el
silencio entre ellos.
Joe se dio la vuelta, sacudiendo la cabeza.
―Ella me dio su número de teléfono. Lo escribió en la
servilleta.
Una oleada de irritación recorrió su pecho.
―Esa es probablemente una razón por la que nunca hemos
salido ―murmuró.
―Pero tú estabas sentada ahí ―dijo, haciendo caso omiso de
su comentario. ―¿Cómo diablos sabía ella que no estábamos juntos aquí, que no
eras mi novia o algo?
______ se echó a reír. ―Joe, ¿te sientes bien hoy? Te lo
juro no eres tú mismo. La mitad de la ciudad está acostumbrada a vernos juntos.
Nadie nunca supondría que estás interesado en mí.
―Bueno, ¿qué saben ellos? ―gruñó.
Él la miró a través de la mesa, sus ojos azules,
chisporroteando con algo que no estaba acostumbrada a ver. Al menos no cuando
él la estaba mirando.
―Te lo estoy pidiendo ahora, ______.
Le miró tontamente.
―¿Quieres que salgamos? ¿Cómo en una cita real? Quiero
decir, porque por lo general nos encontramos los fines de semana de todos
modos.
Él dejó caer la servilleta y se inclinó hacia adelante con
impaciencia.
―Quiero decir tú y yo en una cita. No Kevin, Danielle o Nick. Viernes
por la noche.
Ella parpadeó sorprendida. Una sensación peculiar corrió en
círculos por su vientre. Se sentía nerviosa. Por el amor de Dios. Este era Joe.
Una cita real. Se hundió en su silla, sin dejar de mirarle
como si hubiera perdido la cabeza.
―¿Y bien?
―Uh... de acuerdo. Quiero decir que si realmente lo quieres.
El viernes por la noche está bien.
Entonces él sonrió, relajándose de nuevo en su asiento. Sus
ojos azules tenían un cálido resplandor, un cálido resplandor triunfante.
―Está bien entonces. Pasaré por ti en torno a las cinco.
Iremos a comer a Beaumont.
Ella asintió con la cabeza, de repente de incapaz de probar
la comida que había metido en su boca. Una cita. Con Joe Jonas. Su mejor amigo Joe
Jonas. Santo infierno. Danielle iba a estar muy conmocionada cuando escuchara
esto.
Un gemido mental se hizo eco en su cabeza. Nunca vería el
final de esto de parte de Nick y Kevin.
―¿Él hizo qué?
______ hizo una mueca
mientras Danielle casi gritaba en su oreja.
―¡Santo cielo, ______, tú y Joe?
―Sí, lo sé ―murmuró ________ mientras volvía a poner el
teléfono en su oreja. Por suerte el grito festivo de Michelle había terminado.
―Hazme un favor. No se lo digas a Kevin. O a Nick.
―Bueno, por supuesto que se lo voy a decir a Kevin. Yo se le
digo todo.
Yo se lo digo
todo, _____ la imitaba. Infierno.
―Y luego Kevin se lo
dirá a Nick, porque se lo cuenta todo aNick. Y Nick entonces se lo dirá a todo
el mundo porque eso es lo que hace ―_______ apretó los dientes.
―_____, cariño, odio tener que decirte esto, pero no habrán
pasado ni cinco minutos de que tú y Joe seáis vistos fuera un viernes por la
noche cuando todo el mundo y sus mamás
sepan que los dos siempre venís por aquí, todo el mundo lo va a saber de todos
modos.
―Joder ―murmuró ______. ―No sé por qué diablos estuve de
acuerdo en esto. Él tiene que estar loco.
―¿Por qué, porque te pidió para salir? Yo diría que es la
primera cosa inteligente que ha hecho en mucho tiempo ―dijo Danielle lealmente.
―Sólo espero que esto no arruine las cosas para todos
―contestó ______ con evasivas. ―Tenemos una buena cosa. No hay necesidad de que
Joe y yo la fastidiemos.
―¡Oh, por favor. Somos chicos grandes, _______. Podemos
manejar un poco de tensión sin enloquecer y marchar por caminos separados. Deja
de buscar razones para no salir con él y simplemente hazlo. Tienes que admitir
que es una bestia sexy.
―No estás ayudando ―refunfuñó _____.
Danielle se rió.
―Ve. Diviértete. Tú misma has dicho, que estás cansada de
estar con hombres que no te pueden satisfacer. No me puedo imaginar a Joe
decepcionando a una mujer en la cama. No, con su considerable equipo.
―¡Danielle! ―la reprensión de Grace por poco la ahoga. ―?
Qué diablos sabes tú de su equipo?
―Oh, tú eres una puta mentirosa, si me dices que no estabas
mirando cada momento tan atentamente como yo cuando los hombres fueron a
bañarse desnudos hace dos veranos. Eso fue antes de que Kevin y yo nos casáramos,
y yo estaba mirando en cada oportunidad que tuve.
Hubo un largo silencio, luego Danielle se echó a reír.
―Estuviste mirando. Admítelo, ______.
―De acuerdo, de acuerdo, estaba mirando. Era difícil no
hacerlo cuando estaban cerca tirándose en cueros.
―Uh huh. Ahora dime que no le echaste un vistazo a su
equipo.
_____ sintió enrojecer sus mejillas. No había pensado en eso
por mucho tiempo. Pero sí, se acordaba. Ella había mirado con pura apreciación
femenina los duros cuerpos y las magníficas pollas. Los miró mientras salían
del agua y como esta corría por sus cuerpos. Oh sí, ella miró. Y miró. Y
lamentó que nunca hubiera tenido uno tan lindo.
Una oleada de toma de conciencia se deslizó sobre su cuerpo.
Sus pezones se endurecieron, y los anillos se contrajeron en respuesta.
―Sí, di un vistazo.
Hubo una larga pausa antes que Danielle dijera: ―Esta es una
cosa buena, ______. Tal vez... tal vez Joe es exactamente lo que necesitas.
______ se lamió los labios y sintió el cosquilleo de los
nervios en el estómago. Tal vez Danielle tenía razón. Después de todo, ningún
hombre en su pasado alguna vez podría compararse a Joe. Joe, bueno, él estaba
en una clase por sí mismo. Entonces, ¿Por qué no estaba ansiando su cita?
―Sí, tal vez ―murmuró ______. ―Mira, Dani, tengo que seguir.
Estoy haciendo tarde, y tengo un montón de cosas que hacer en la oficina
mañana.
Colgó, y _____ se sentó allí por mucho tiempo, pensando en
su almuerzo con Joe. Se sentía inquieta, insatisfecha. Caliente como el infierno.
¿Qué le había hecho Joe? ¿Tenía idea de que salir con él en capacidad de algo
más que un amigo la había puesto toda caliente y mojada?
Sentía que estaba cerca una cita con BOB. Y más tarde,
cuando se relajara después de un orgasmo BOB-inducido, estaría irritada al
notar que había fantaseado con Joe todo el tiempo que había estado corriéndose.
Y con su maldito equipo.
Cande Peñaloza
Re: Por Casualidad (Joe jonas y tu) TERMINADA
CAPÍTULO 05
______ esperaba nerviosamente que Joe llegara a su casa. Se
había vestido meticulosamente, cambiando de opinión una y mil veces, y eso la
cabreaba sin fin. Ella, que nunca había pasado más de cinco minutos con la
ropa, el pelo y el maquillaje, había pasado más de una angustiosa hora en cada
más de cada aspecto.
Si eso no la hacía patética, no sabía qué otra cosa sería.
Miró una vez más el jersey negro que había elegido. Se veía
bien de negro. Le iba bien con su cabello castaño. Y si se había exprimido en
un par de pantalones vaqueros que no había sido capaz de llevar en varios
meses, ciertamente no era porque quisiera verse caliente para Joe. Ella no
quería verse como un culo gordo.
Sopló un rizo de la cara por enésima vez, y deseó haber utilizado
más laca. Pero entonces, si iban a alguna parte con velas o pequeñas lámparas
de queroseno en las mesas, estallaría en llamas con tanta mierda como tenía en
el pelo.
Por último, oyó la camioneta de Joe y se dirigió a la
puerta. Lo encontró a mitad de camino por el césped, y él la miró con sorpresa.
―Habría venido y te hubiera llamado, ______.
Ella se encogió de hombros.
―Estoy aquí.
Él tomó un minuto para mirarla.
―Te ves bien.
Ella le sonrió y se decidió a no temblar.
―Gracias.
La guió hacia la camioneta y abrió la puerta para ella. Él
se puso en su lado y encendió la calefacción antes de retroceder fuera de su
camino de entrada.
Estudió como él maniobraba. Debía de haberse ido a casa y
afeitado, porque solía llevar una sombra de barba. Llevaba un polo de manga
corta que se estiraba apretadamente a través de sus bíceps. Trabajaba
regularmente con Nick, Kevin y Eduard, algo que habían comenzado a hacer hacía
un año y medio, y los resultados eran francamente deliciosos. No podía esperar
al verano, cuando estuvieran sin camisa. Ella no había visto la tableta de
chocolate de Joe desde el verano pasado, y la había visto bastante bien
entonces.
―¿Cómo suena el marisco? ―preguntó mientras la miraba.
―Suena bien para mí.
Se quedó en silencio, y _____ se preguntaba si ella era la
única que sentía la incomodidad entre ellos. Si estuvieran yendo a casa de Danielle,
estarían chateando, hablando de la semana de trabajo y del fin de semana
próximo. Pero estaban en una cita. Y eso lo cambiaba todo.
Ella dejó escapar un pequeño suspiro y se encorvó en su
asiento. Para su sorpresa, Joe se acercó y deslizó su mano sobre la suya. Metió
los dedos contra la palma de su mano y pasó el pulgar sobre el dorso de su
mano.
―Relájate, ______. Podemos hacer esto.
―Pero ¿por qué estamos haciendo esto? espetó.
Eso parecía tan estúpido como para arruinar la fácil
relación constante entre ellos. Le dio otra mirada con disimulo sólo para verlo
sonreír. ¿Qué demonios era tan gracioso?
Él dejó su mano sobre la suya, cuando se dirigían a la
ciudad. Cuando llegaron al restaurante, saltó de la camioneta y corrió
alrededor para abrir la puerta de ella. Extendió la mano para ayudarla a bajar,
y ella cayó cerca de él. Lo suficientemente cerca para oler su colonia y sentir
el calor de su cuerpo.
Él metió un rizo detrás de su oreja, sus dedos inclinados
sobre su mejilla.
―Te ves hermosa.
Su cara se puso caliente. Antes que pudiera responder, le
pasó el brazo alrededor de los hombros y la condujo hacia la entrada. Una
pareja. Estaban actuando como una pareja, y eso la extrañaba mucho.
Una vez dentro, Joe pidió pescado y ella langostinos. Ambos
pidieron una cerveza y se sentaron a esperar la comida.
―Entonces, ¿cómo lo estamos haciendo hasta ahora?
―preguntó Joe mientras la miraba a
través de la mesa.
―No sé, Joe. Siento que esta es una prueba o algo así, sólo
que no conozco las reglas o lo que se supone que debemos hacer.
Él Se inclinó hacia delante y se la quedó mirando fijamente,
sus ojos azules brillando en la luz tenue.
―Eres una mujer hermosa, _____. ¿Por qué te resulta tan
difícil de creer que quisiera salir contigo?
Sus cejas se fruncieron.
―¿Tal vez porque hemos sido amigos durante años y tú nunca
ni siquiera lo insinuaste hasta ahora?
Se encogió de hombros.
―No estaba preparado.
―¿Y lo estás ahora?
―Tal vez.
Él tomó un largo trago de su cerveza y arqueó una ceja hacia
ella.
―Si estás tan poco convencida entonces ¿por qué te
comprometiste a salir conmigo? ¿Qué es lo que quieres de esto?
¡Pillada! Él había cambiado las tornas completamente. Se
humedeció los labios y pensó en qué decir.
―No sé ―dijo finalmente. ―Algo acerca de esto me intrigó.
Tal vez una parte de mí se iluminó ante la idea. Estoy confundida.
―Eso es lo que me gusta tanto de ti, ______. ―dijo Joe.
Ella se rió.
―¿Qué, que yo soy una idiota confusa?
―No, que eres honesta. Eres directa. No hay ninguna
pretensión contigo. Es sexy como el infierno.
Ella parpadeó sorprendida. No había esperado que él dijera
eso.
La camarera les entregó la comida y _____ excavó en ella,
contenta de tener una distracción de la conversación actual. Joe estaba atraído
por ella, y ella estaba muy atraída por él, pero no era tan fácil como ir a
casa y tener sexo. Este era Joe. Uno de sus mejores amigos en la tierra. Su
respeto significaba mucho para ella. Lo mismo su amistad. Ella no quería hacer
nada para joder eso.
Si tuvieran relaciones sexuales y las cosas no funcionaran,
¿cómo les afectaría? ¿Podría realmente recuperarse y continuar como si no
hubiera pasado? ¿Continuar pasando tanto tiempo juntos como hacían? ¿Ir de caza
y pesca y pasar el rato en casa de Jeremy y Michelle?
―Estás pensando demasiado en esto ―dijo Joe suavemente.
Ella lo miró con culpabilidad al verlo mirándola.
―Lo siento. Estoy haciendo lo mejor para arruinar la noche
antes que comience.
―Sólo relájate. Siempre nos divertimos juntos.
Ella sonrió.
―Sí, lo hacemos.
―Come. Iremos a dar una vuelta. Iremos al lago y veremos las
estrellas.
―Eso suena muy bien ―dijo.
La luna estaba saliendo cuando se detuvieron y aparcaron en
el mirador.
―¿Quieres salir? ―preguntó Joe al apagar el motor.
―¿Y congelarme hasta la muerte? ―dijo _____ con fingido
horror.
―Voy a mantenerte caliente.
Ella lo miró, temblando ligeramente con su promesa. Bueno,
ella no era cobarde, y estaba dispuesta a ver dónde llevaba esto. Abrió la
puerta y salió al aire fresco de la noche.
Respiró hondo y miró por encima del agua. Era una noche
clara y las estrellas brillaban en el cielo.
Joe caminó alrededor de la parte delantera de la camioneta y
se apoyó en el capó. Ella se movió para estar a su lado. ¡Maldita sea, ya
estaba fría! No había forma en que ella estuviera aquí por mucho tiempo.
Él la alcanzó, ajustando un brazo por los hombros y tirando
de ella para que estuviera delante de él. Luego le envolvió los brazos
alrededor de su cuerpo hasta que su espalda estuvo firmemente fusionada a su
pecho. Le puso la cabeza debajo de su barbilla.
―¿Mejor? ―preguntó.
Estaba caliente de pies a cabeza. No había ni un centímetro
de su piel que no se sintiera como si alguien hubiera puesto un soplete. Ella
asintió con la cabeza.
―Así que dime algo sobre ti que no sepa aún ―dijo él contra
su cabello.
Ella se rió.
―Pero ya lo sabes todo de mí.
―No es cierto. Creo que hay un poco que no sé de ti ―dijo en
voz baja. ―Quiero saber lo que te mueve, ______. Cuáles son tus sueños. Tus
fantasías.
―¿Mis fantasías? ―chilló.
Cerró los ojos. De ninguna manera iría allí. Lo había
intentado con Keith y eso había llevado a su inmediata separación.
―Hmmm, puedo sentir que te sonrojas. Debe tener algunas
fantasías jugosas.
Ella se puso rígida. No quería perder su tiempo o el de él.
No, realmente no quería entrar en ello, pero si él se iba a asustar, prefería
que fuera ahora mejor que después. Si él no podía manejar escuchar sobre la _____
real, entonces ciertamente no valía la pena su tiempo.
Joe sentía las emociones alborotando en ella. Sabía que
estaba librando una batalla con ella misma sobre si compartir esa parte de sí
misma con él. Contuvo el aliento, esperando que ella confiara en él.
Se dio la vuelta en sus brazos, la luz de la batalla en los
ojos. Le Miró casi desafiante. ―Te diré la mía, pero tienes que decirme la
tuya.
Le estaba poniendo a prueba. Se podría decir. Ella pensaba
que él escondería la cola y correría al igual que su último novio nenaza. Tenía
miedo de compartir esa parte íntima, por miedo al rechazo, y quién podría
culparla, con la forma ofensiva en que había respondido.
―Oh, yo te contaré la mía ―dijo con calma.
―Me gusta el sexo ―espetó. ―El buen sexo. O debería decir me
encanta el sexo bueno.
Joe
arqueó una ceja.
―¿Tus novios no se ajustan a ti en esa área?
Ella agachó la cabeza.
―No ―murmuró.
―Continua ―la instó.
Se alejó un poco y respiró hondo.
―Yo quiero un hombre que no se sienta como que tiene que
parar y pedir permiso a cada paso del camino. Quiero a alguien que pueda tomar
el control y hacerlo bueno para los dos. Quiero a alguien que sea creativo y no
tenga que ser entrenado.
―No quieres a alguien al que se le tenga que decir cómo
satisfacerte ―dijo Joe.
―¡Exactamente! Y... y... quiero experimentar, hacer algo
diferente, y me encantaría tener un compañero que pudiera hacer que eso suceda
sin hacerme sentir como un monstruo.
Estaban llegando a algo ahora.
―¿Qué te gustaría hacer, _______? ―la provocó.
Ella arrugó la nariz y sonrió.
―Tengo una vena excéntrica en mí de un kilómetro de ancho.
Me encantaría estar atada, azotada en las nalgas y que me deje descerebrada.
Y... realmente me encantaría tener un trío.
―¿Otra mujer? ―preguntó Joe, fingiendo ignorancia.
Sacudió la cabeza con firmeza.
―No, dos hombres y yo.
―Ahh.
―¿Qué se supone que significa eso? ―preguntó a la defensiva.
Él puso las manos sobre sus hombros.
―_______, no significa nada. Tú no eres un bicho raro. Hay
muchas mujeres que tienen estas fantasías. Son sanas, fantasías normales.
Se relajó un poco.
―¿No crees que soy rara?
Se echó a reír.
―Sí, creo que eres un poco rara, pero no porque tengas
fantasías sexuales excéntricas.
Ella lo sorprendió lanzando sus brazos alrededor de él y
abrazándole apretadamente. Él acomodó sus brazos alrededor de ella y la abrazó,
pasando una mano a través de sus rizos. Probablemente no debería empujar las
cosas todavía, pero había estado muriendo por probarla toda la noche.
Le tiró suavemente del cabello hasta que su cabeza cayó
hacia atrás. Ahuecó una mano en la mejilla y le recorrió la mandíbula
suavemente con el pulgar. Sus labios se abrieron con una invitación silenciosa
y eso fue todo lo que necesitó.
Sus labios encontraron los de ella, calientes, enrojecidos y
necesitados. Ella sabía dulce, y se sentía increíblemente suave en contraste
con su cuerpo duro. Le gustaba eso, amaba la forma en que encajaba tan
perfectamente contra él.
Ella abrió más la boca contra su beso y la punta de su
lengua temblaba sobre la suya. Él la cogió y chupó aún más en su boca. Sus
lenguas rodaron y se enredaron mientras los sonidos de sus respiraciones se
hicieron eco en la noche.
Si estuvieran en cualquier otra parte que no fuera en el
lago en una noche fría, Joe la acostaría y le quitaría la ropa. Se pondría
entre sus muslos y se deslizaría tan profundamente en su coño que no se sabría
donde empezaba él y donde terminaba ella.
Con más fuerza de voluntad de la que él pensaba que tenía,
se apartó de ella.
―Guau ―susurró ella.
―Sí, guau ―estuvo de acuerdo él. ―Tenía la sensación de que
seríamos como un incendio, si alguna vez estábamos juntos.
Ella metió las manos en los bolsillos y desvió la mirada
durante un minuto. Entonces lo miró, sus ojos seguían haciéndose eco de su
necesidad. Él extendió un pulgar para deslizarlo por los labios hinchados.
Labios que quería devorar de nuevo.
―¿Quieres volver a salir mañana por la noche? ―preguntó
ella. ―Puedo escoger el lugar esta vez.
Joe la miró con sorpresa. ¿Se trataba de otra prueba?
―Está bien. Suena bien para mí. ¿A qué hora te recojo y que
me debo poner?
―A las ocho y los pantalones vaqueros y una camiseta están
bien. No te pongas demasiada ropa. Te calentarás.
Su cuerpo se agitó al atender a sus palabras. Inocentes o
no, estaban llenas de insinuaciones. Pero no dio más detalles, claramente ella
iba a dejarle reflexionar sobre qué era lo que estaban haciendo.
______ esperaba nerviosamente que Joe llegara a su casa. Se
había vestido meticulosamente, cambiando de opinión una y mil veces, y eso la
cabreaba sin fin. Ella, que nunca había pasado más de cinco minutos con la
ropa, el pelo y el maquillaje, había pasado más de una angustiosa hora en cada
más de cada aspecto.
Si eso no la hacía patética, no sabía qué otra cosa sería.
Miró una vez más el jersey negro que había elegido. Se veía
bien de negro. Le iba bien con su cabello castaño. Y si se había exprimido en
un par de pantalones vaqueros que no había sido capaz de llevar en varios
meses, ciertamente no era porque quisiera verse caliente para Joe. Ella no
quería verse como un culo gordo.
Sopló un rizo de la cara por enésima vez, y deseó haber utilizado
más laca. Pero entonces, si iban a alguna parte con velas o pequeñas lámparas
de queroseno en las mesas, estallaría en llamas con tanta mierda como tenía en
el pelo.
Por último, oyó la camioneta de Joe y se dirigió a la
puerta. Lo encontró a mitad de camino por el césped, y él la miró con sorpresa.
―Habría venido y te hubiera llamado, ______.
Ella se encogió de hombros.
―Estoy aquí.
Él tomó un minuto para mirarla.
―Te ves bien.
Ella le sonrió y se decidió a no temblar.
―Gracias.
La guió hacia la camioneta y abrió la puerta para ella. Él
se puso en su lado y encendió la calefacción antes de retroceder fuera de su
camino de entrada.
Estudió como él maniobraba. Debía de haberse ido a casa y
afeitado, porque solía llevar una sombra de barba. Llevaba un polo de manga
corta que se estiraba apretadamente a través de sus bíceps. Trabajaba
regularmente con Nick, Kevin y Eduard, algo que habían comenzado a hacer hacía
un año y medio, y los resultados eran francamente deliciosos. No podía esperar
al verano, cuando estuvieran sin camisa. Ella no había visto la tableta de
chocolate de Joe desde el verano pasado, y la había visto bastante bien
entonces.
―¿Cómo suena el marisco? ―preguntó mientras la miraba.
―Suena bien para mí.
Se quedó en silencio, y _____ se preguntaba si ella era la
única que sentía la incomodidad entre ellos. Si estuvieran yendo a casa de Danielle,
estarían chateando, hablando de la semana de trabajo y del fin de semana
próximo. Pero estaban en una cita. Y eso lo cambiaba todo.
Ella dejó escapar un pequeño suspiro y se encorvó en su
asiento. Para su sorpresa, Joe se acercó y deslizó su mano sobre la suya. Metió
los dedos contra la palma de su mano y pasó el pulgar sobre el dorso de su
mano.
―Relájate, ______. Podemos hacer esto.
―Pero ¿por qué estamos haciendo esto? espetó.
Eso parecía tan estúpido como para arruinar la fácil
relación constante entre ellos. Le dio otra mirada con disimulo sólo para verlo
sonreír. ¿Qué demonios era tan gracioso?
Él dejó su mano sobre la suya, cuando se dirigían a la
ciudad. Cuando llegaron al restaurante, saltó de la camioneta y corrió
alrededor para abrir la puerta de ella. Extendió la mano para ayudarla a bajar,
y ella cayó cerca de él. Lo suficientemente cerca para oler su colonia y sentir
el calor de su cuerpo.
Él metió un rizo detrás de su oreja, sus dedos inclinados
sobre su mejilla.
―Te ves hermosa.
Su cara se puso caliente. Antes que pudiera responder, le
pasó el brazo alrededor de los hombros y la condujo hacia la entrada. Una
pareja. Estaban actuando como una pareja, y eso la extrañaba mucho.
Una vez dentro, Joe pidió pescado y ella langostinos. Ambos
pidieron una cerveza y se sentaron a esperar la comida.
―Entonces, ¿cómo lo estamos haciendo hasta ahora?
―preguntó Joe mientras la miraba a
través de la mesa.
―No sé, Joe. Siento que esta es una prueba o algo así, sólo
que no conozco las reglas o lo que se supone que debemos hacer.
Él Se inclinó hacia delante y se la quedó mirando fijamente,
sus ojos azules brillando en la luz tenue.
―Eres una mujer hermosa, _____. ¿Por qué te resulta tan
difícil de creer que quisiera salir contigo?
Sus cejas se fruncieron.
―¿Tal vez porque hemos sido amigos durante años y tú nunca
ni siquiera lo insinuaste hasta ahora?
Se encogió de hombros.
―No estaba preparado.
―¿Y lo estás ahora?
―Tal vez.
Él tomó un largo trago de su cerveza y arqueó una ceja hacia
ella.
―Si estás tan poco convencida entonces ¿por qué te
comprometiste a salir conmigo? ¿Qué es lo que quieres de esto?
¡Pillada! Él había cambiado las tornas completamente. Se
humedeció los labios y pensó en qué decir.
―No sé ―dijo finalmente. ―Algo acerca de esto me intrigó.
Tal vez una parte de mí se iluminó ante la idea. Estoy confundida.
―Eso es lo que me gusta tanto de ti, ______. ―dijo Joe.
Ella se rió.
―¿Qué, que yo soy una idiota confusa?
―No, que eres honesta. Eres directa. No hay ninguna
pretensión contigo. Es sexy como el infierno.
Ella parpadeó sorprendida. No había esperado que él dijera
eso.
La camarera les entregó la comida y _____ excavó en ella,
contenta de tener una distracción de la conversación actual. Joe estaba atraído
por ella, y ella estaba muy atraída por él, pero no era tan fácil como ir a
casa y tener sexo. Este era Joe. Uno de sus mejores amigos en la tierra. Su
respeto significaba mucho para ella. Lo mismo su amistad. Ella no quería hacer
nada para joder eso.
Si tuvieran relaciones sexuales y las cosas no funcionaran,
¿cómo les afectaría? ¿Podría realmente recuperarse y continuar como si no
hubiera pasado? ¿Continuar pasando tanto tiempo juntos como hacían? ¿Ir de caza
y pesca y pasar el rato en casa de Jeremy y Michelle?
―Estás pensando demasiado en esto ―dijo Joe suavemente.
Ella lo miró con culpabilidad al verlo mirándola.
―Lo siento. Estoy haciendo lo mejor para arruinar la noche
antes que comience.
―Sólo relájate. Siempre nos divertimos juntos.
Ella sonrió.
―Sí, lo hacemos.
―Come. Iremos a dar una vuelta. Iremos al lago y veremos las
estrellas.
―Eso suena muy bien ―dijo.
La luna estaba saliendo cuando se detuvieron y aparcaron en
el mirador.
―¿Quieres salir? ―preguntó Joe al apagar el motor.
―¿Y congelarme hasta la muerte? ―dijo _____ con fingido
horror.
―Voy a mantenerte caliente.
Ella lo miró, temblando ligeramente con su promesa. Bueno,
ella no era cobarde, y estaba dispuesta a ver dónde llevaba esto. Abrió la
puerta y salió al aire fresco de la noche.
Respiró hondo y miró por encima del agua. Era una noche
clara y las estrellas brillaban en el cielo.
Joe caminó alrededor de la parte delantera de la camioneta y
se apoyó en el capó. Ella se movió para estar a su lado. ¡Maldita sea, ya
estaba fría! No había forma en que ella estuviera aquí por mucho tiempo.
Él la alcanzó, ajustando un brazo por los hombros y tirando
de ella para que estuviera delante de él. Luego le envolvió los brazos
alrededor de su cuerpo hasta que su espalda estuvo firmemente fusionada a su
pecho. Le puso la cabeza debajo de su barbilla.
―¿Mejor? ―preguntó.
Estaba caliente de pies a cabeza. No había ni un centímetro
de su piel que no se sintiera como si alguien hubiera puesto un soplete. Ella
asintió con la cabeza.
―Así que dime algo sobre ti que no sepa aún ―dijo él contra
su cabello.
Ella se rió.
―Pero ya lo sabes todo de mí.
―No es cierto. Creo que hay un poco que no sé de ti ―dijo en
voz baja. ―Quiero saber lo que te mueve, ______. Cuáles son tus sueños. Tus
fantasías.
―¿Mis fantasías? ―chilló.
Cerró los ojos. De ninguna manera iría allí. Lo había
intentado con Keith y eso había llevado a su inmediata separación.
―Hmmm, puedo sentir que te sonrojas. Debe tener algunas
fantasías jugosas.
Ella se puso rígida. No quería perder su tiempo o el de él.
No, realmente no quería entrar en ello, pero si él se iba a asustar, prefería
que fuera ahora mejor que después. Si él no podía manejar escuchar sobre la _____
real, entonces ciertamente no valía la pena su tiempo.
Joe sentía las emociones alborotando en ella. Sabía que
estaba librando una batalla con ella misma sobre si compartir esa parte de sí
misma con él. Contuvo el aliento, esperando que ella confiara en él.
Se dio la vuelta en sus brazos, la luz de la batalla en los
ojos. Le Miró casi desafiante. ―Te diré la mía, pero tienes que decirme la
tuya.
Le estaba poniendo a prueba. Se podría decir. Ella pensaba
que él escondería la cola y correría al igual que su último novio nenaza. Tenía
miedo de compartir esa parte íntima, por miedo al rechazo, y quién podría
culparla, con la forma ofensiva en que había respondido.
―Oh, yo te contaré la mía ―dijo con calma.
―Me gusta el sexo ―espetó. ―El buen sexo. O debería decir me
encanta el sexo bueno.
Joe
arqueó una ceja.
―¿Tus novios no se ajustan a ti en esa área?
Ella agachó la cabeza.
―No ―murmuró.
―Continua ―la instó.
Se alejó un poco y respiró hondo.
―Yo quiero un hombre que no se sienta como que tiene que
parar y pedir permiso a cada paso del camino. Quiero a alguien que pueda tomar
el control y hacerlo bueno para los dos. Quiero a alguien que sea creativo y no
tenga que ser entrenado.
―No quieres a alguien al que se le tenga que decir cómo
satisfacerte ―dijo Joe.
―¡Exactamente! Y... y... quiero experimentar, hacer algo
diferente, y me encantaría tener un compañero que pudiera hacer que eso suceda
sin hacerme sentir como un monstruo.
Estaban llegando a algo ahora.
―¿Qué te gustaría hacer, _______? ―la provocó.
Ella arrugó la nariz y sonrió.
―Tengo una vena excéntrica en mí de un kilómetro de ancho.
Me encantaría estar atada, azotada en las nalgas y que me deje descerebrada.
Y... realmente me encantaría tener un trío.
―¿Otra mujer? ―preguntó Joe, fingiendo ignorancia.
Sacudió la cabeza con firmeza.
―No, dos hombres y yo.
―Ahh.
―¿Qué se supone que significa eso? ―preguntó a la defensiva.
Él puso las manos sobre sus hombros.
―_______, no significa nada. Tú no eres un bicho raro. Hay
muchas mujeres que tienen estas fantasías. Son sanas, fantasías normales.
Se relajó un poco.
―¿No crees que soy rara?
Se echó a reír.
―Sí, creo que eres un poco rara, pero no porque tengas
fantasías sexuales excéntricas.
Ella lo sorprendió lanzando sus brazos alrededor de él y
abrazándole apretadamente. Él acomodó sus brazos alrededor de ella y la abrazó,
pasando una mano a través de sus rizos. Probablemente no debería empujar las
cosas todavía, pero había estado muriendo por probarla toda la noche.
Le tiró suavemente del cabello hasta que su cabeza cayó
hacia atrás. Ahuecó una mano en la mejilla y le recorrió la mandíbula
suavemente con el pulgar. Sus labios se abrieron con una invitación silenciosa
y eso fue todo lo que necesitó.
Sus labios encontraron los de ella, calientes, enrojecidos y
necesitados. Ella sabía dulce, y se sentía increíblemente suave en contraste
con su cuerpo duro. Le gustaba eso, amaba la forma en que encajaba tan
perfectamente contra él.
Ella abrió más la boca contra su beso y la punta de su
lengua temblaba sobre la suya. Él la cogió y chupó aún más en su boca. Sus
lenguas rodaron y se enredaron mientras los sonidos de sus respiraciones se
hicieron eco en la noche.
Si estuvieran en cualquier otra parte que no fuera en el
lago en una noche fría, Joe la acostaría y le quitaría la ropa. Se pondría
entre sus muslos y se deslizaría tan profundamente en su coño que no se sabría
donde empezaba él y donde terminaba ella.
Con más fuerza de voluntad de la que él pensaba que tenía,
se apartó de ella.
―Guau ―susurró ella.
―Sí, guau ―estuvo de acuerdo él. ―Tenía la sensación de que
seríamos como un incendio, si alguna vez estábamos juntos.
Ella metió las manos en los bolsillos y desvió la mirada
durante un minuto. Entonces lo miró, sus ojos seguían haciéndose eco de su
necesidad. Él extendió un pulgar para deslizarlo por los labios hinchados.
Labios que quería devorar de nuevo.
―¿Quieres volver a salir mañana por la noche? ―preguntó
ella. ―Puedo escoger el lugar esta vez.
Joe la miró con sorpresa. ¿Se trataba de otra prueba?
―Está bien. Suena bien para mí. ¿A qué hora te recojo y que
me debo poner?
―A las ocho y los pantalones vaqueros y una camiseta están
bien. No te pongas demasiada ropa. Te calentarás.
Su cuerpo se agitó al atender a sus palabras. Inocentes o
no, estaban llenas de insinuaciones. Pero no dio más detalles, claramente ella
iba a dejarle reflexionar sobre qué era lo que estaban haciendo.
Cande Peñaloza
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