Forever and Always. (Nick & ____) TERMINADA

¡Nueva Lectora! :hi:
Muy genial e interesante tu nove, me ha gustado mucho!

¡SIGUELA!

:'( Que mal, muy mal. Pobrecitas.
Siguela pronto ^^ .

Woooww, veo que hay muchas nuevas lectoras :) me alegra mucho, enserio. Espero que les guste la nove, pueden decirme que les gustaría que pase tambien, así me pueden ir dando ideas, aunque ya masomenos la tengo armada en mi cabeza :D
Les dejo el capítulo 6.


Capitulo seis.

–– No. –Negó con la cabeza.- gracias a ti por confiar en mí. –sonrió de costado y creí que iba a morir, ¿acaso no podía ser más tierno? Me roté para ver dónde y cómo estaba mi hermana, apoyé mi cabeza en el hombro de Nicholas mientras él se deleitaba a acariciar mi antebrazo.
–– Siempre estás ahí para ayudarme… -rió y yo también.
–– Es verdad, siempre te ayudo, -levanté mi cabeza para verlo a los ojos.- pero me encanta hacerlo. –susurró. Sonreí y besé su mejilla, suspiró.
–– ____, tengo hambre. –me sobresalté al escuchar la voz de Marie, había aparecido de la nada o tal vez estaba tan perdida en los ojos de Nicholas que no la vi venir.
–– ¿Quieres ir a tomar un helado? –le preguntó el chico de rulos. Ella asintió.- bien, vamos. –se paró y tomó de los hombros a mi hermana. Me paré y juntos cruzamos la calle, ya que enfrente había una heladería con pequeñas sillas con meses afuera. Cada uno pidió su helado, y ya con ellos nos sentamos en un banco. -¿Cuántos años tienes Marie?
–– La semana que viene cumplo ocho.- exclamó emocionada.
–– ¡Que bueno! –Era tan tierno verlos hablar juntos.- Y… ¿Qué te gustaría que te regale? – miré a Nick negando con la cabeza, no era buena idea que le regale nada.
–– Quiero que hagas feliz a mi hermana, porque ella es muy buena y no se merece estar triste. –Nick me miró con una sonrisa triste en su rostro ¿Tanto se notaba lo que me pasaba?
–– ¿Y cómo puedo hacerla feliz? – Miré mis zapatillas y seguí comiendo mi helado.
–– Pidiéndole que sea tu novia, por supuesto.-levanté mi vista instantáneamente hacia Nicholas el cual sonreía mostrando su perfecta pero a la vez imperfecta dentadura.- Aunque no lo demuestre, ella se muere por ti. –abrí mis ojos como platos y Marie comenzó a reír pícaramente. La mataré, simplemente la mataré.
–– debemos irnos. –informé.
–– ¿ya? ¿Tan rápido? Si tu hermana es adorable… -lo hacía para molestarme, lo sabía.
–– Sí, ahora; debemos ir a hacerle compañía a mi madre, ya sabes… -hice un mohín.
–– oh, -calló.- claro, si quieres las llevo.
–– está bien. –Acepté.- Vamos Marie.- murmuré cansada.
–– No, no quiero ir a casa.
–– Debemos hacerlo… Vamos.- repetí.
–– No. Quiero quedarme aquí con Nick, la estamos pasando muy bien. En casa mamá va a estar enojada, tu te vas a encerrar en tu cuarto a llorar, ¿y yo qué? Ni siquiera está papá para hacerme compañía… -murmuró tristemente. Mis ojos se llenaron de lágrimas, aunque me cueste aceptarlo, mi hermana tenía razón. Sentí a aquel aparato vibrando en mi pantalón seguido de su respectivo tono, vi su pantalla, era mamá.
–– ¿Hola? –contesté.
–– ______, ¿Dónde estas? –y otra vez estaba enojada…
–– en la plaza con Marie.
–– Tienen que venir ¡ahora! –ordenó.
–– ¿Qué pasa? –respondí, no creía que estuviese enojada porque no estábamos allí, eso seguramente ni le importaba.
–– ¿¡Cómo que “Qué pasa”?! Tu padre murió, están todos en casa haciendo su funeral, y ustedes dos están en la plaza. Si a ti no te importa tu padre, vete, pero trae a Marie. –contestó furiosa. No podía creer lo que acababa de oír.- ¿¡Me escuchaste?! –gritó del otro lado del teléfono. Le murmuré a mis dos acompañantes que ya regresaba, y me dirigí hacia la plaza para sentarme bajo un árbol. Estaba ahogada en lágrimas, y el nudo en mi garganta no ayudaba a poder hablar con claridad.
–– s-sí.
–– No puedo creer que seas mi hija… ¿cómo se te ocurre irte así en este momento?
–– tu me dijiste que vaya a hablar con Marie.
–– sí, pero ya pasaron dos horas, ¡dos horas! Yo sé que esto de tu padre no te importa mucho, así que te vuelvo a repetir: solo trae a tu hermana.
–– ¿¡Qué no me importa?! ¿Me estás hablando enserio? –Grité, las lágrimas corrían mis mejillas una tras otra.- a veces desearía que no fueses mi madre… -murmuré.
–– no te preocupes, yo ya me arrepentí de que seas mi hija. –dijo y colgó el teléfono. Estaba atónita por las palabras dichas por mi madre, no lo podía creer.
Sequé las últimas lágrimas que corrían por mis mejillas, y me dirigí donde se encontraban Marie y Nicholas esperándome.
–– ¿Todo en orden? –preguntó el chico.
–– Sí. Vamos.

–– Adiós Nicholas, gracias por todo. –dije mientras me bajaba de su mustang. Ya me encontraba en la puerta de mi casa, no planeaba quedarme, sino agarrar todas mis cosas e irme de allí, tal vez con mis ahorros pudiese pagar un hotel, o algo así.
–– Por nada, nos vemos. –sonrió y se marchó.
Caminamos con Marie hasta la puerta de la casa y entramos. Estaba lleno de personas vestidas de negro, algunas llorando, otras no. Y ahí, en el centro de la sala estaba él. Todos esos hipócritas nunca habían llamado para ver cómo estaba mi padre, siempre llamaban por cuestiones de negocio, o cosas por el estilo, y ahora lloraban falsamente, como si él les importara. Marie corrió hacia donde se encontraban mis tíos y primos, e instantáneamente se puso a hablar con ellos. No quise acercarme, no quise hacer nada, solo quería salir corriendo de allí, subí las escaleras hasta llegar a mi cuarto, abrí la puerta y me sorprendí al ver a mi mejor amiga allí.
–– Nicole… -susurré, corrí hacia ella y la abracé fuertemente, y simplemente rompí en llanto.- lo extraño tanto. –dije entre lágrimas.
–– lo se, ____, lo se. También era como un padre para mí, ¿sabes? –asentí. La miré a los ojos, los cuales también rebalsaban lágrimas, pero no tanto como los míos. La abracé nuevamente, ambas llorábamos desconsoladamente, me sentía tan mal.- ______, no llores así, tú eres fuerte.
–– no. –Negué con la cabeza.- no lo soy. No puedo más, Nicole. Empiezo a creer que tú y Marie son las únicas personas que me quieren en este mundo.
–– Claro que no… ¿Qué hay de tu mamá, de tu familia?
–– mi mamá dijo que se arrepentía de ser mi madre. ¿Cómo crees que me siento? Si no tuviera que cuidar a mi hermana, me mataría…
–– Cállate. –Me retó.- nunca más digas algo así, simplemente estás pasando por un momento horrible en tu vida, yo te conozco, vas a poder salir adelante, yo te voy a estar apoyando para todo lo que necesites, tu eres fuerte amiga. ¿Qué diría tu papá si te escuchara diciendo eso? ¿Qué crees que él hubiese querido para ti?
–– No lo sé, él ahora está muerto, no lo veré nunca más. –Y volví a romper en llanto.- Solo quiero irme de aquí, de esta casa. Necesito despejarme un poco.
–– ¿Qué tienes planeado? –preguntó. Ella me conocía más que nadie.
–– Irme de aquí, y con mis ahorros pagar un hotel o algo así, hasta que todo se tranquilice un poco.
–– ¿Te irás? –apareció mi pequeña hermana por la puerta, había estado llorando, ya que su cara esta roja y empapada de lágrimas. ¿Es que hoy nada podía salirme bien?

Me dió tristeza, tienes que seguirla, es MUY emotiva, eso me encanta.¡Sube proonto! :]]

haay marie marie jaja metistee la pataa eh delatas a tu herman jaja
pobre la rayis debe ser horrible que tu mama te diga esoo no que feeo
pobree la rayis se tiene que ir de su casa esta el padre muerto en las ala la mama no al quiere y se va a sentir culpable porq marie va a estar mal porq ella se va que vidaa che ahy que soportar todoo eso
seguilaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

MUEROOOOOOOOOOOO ODIO A LA MAMA CON TODAS MIS FUERZAS

Que triste que haya muerto el papa, y Nick? Siempre tan perfecto y cuchii

y la hermanita la amo con sus comentarios jajajja

nueva lectora
siiguelaaaaaaaa

xx

Capitulo siete.

–– Sí Marie. –susurré.
–– ¿Por qué? –preguntó débilmente.
–– Las cosas entre mamá y yo no andan bien, y creo que será alejarme de aquí por un tiempo…
–– ______ no me dejes.-pidió abalanzándose sobre mí, apoyó su cabeza en mi pecho mojando toda mi camiseta. La abracé con fuerza.- no me dejes como lo hizo papá.- sentí un “crack” en mi interior, sí, mi corazón se había roto en mil pedazos.
–– Volveré, lo prometo. –susurré.
–– Por favor, llévame contigo. –suplicó.-. No quiero que me dejes con mamá y con Federick, él me trata mal. –Mis ojos salieron de sus órbitas, me separé de mi hermana para verificar que no estuviese mintiendo.
–– ¿Qué? –Asintió.-... ¿Qué te hizo?
–– Cuando saliste esa noche con Nicole, mamá estaba muy enojada porque te habías ido, y comenzó a decir un montón de groserías sobre ti, y este Federick le acompañó; yo me enojé y te defendí, y pues me pegó.
–– ¿¡Qué?! –Miré atónita a Nicole, la cual estaba en mi mismo estado, mientras que Marie solo lloraba y asentía con su pequeña cabeza.- ¿Y mamá que hizo?
–– Solo se rió y dijo que nunca más vuelva a defenderte. –suspiré y me quedé unos minutos en silencio, esperando que mi ira pasara un poco.
–– Nicole… -llamó la mamá de mi amiga del otro lado de la puerta.- amor, debemos irnos.
–– Está bien. –respondió. Envolvió en sus brazos a mi hermana y a mí, y nos dio un beso en la mejilla a cada una, para luego salir de allí.
–– ____ –me llamó Marie.- ¿Puedo irme contigo? –No iba a decir que me sentía tranquila dejando a mi pequeña hermana con la loca de mi madre, pero tampoco lo hacía llevándola a quién sabe dónde. Pensé por unos segundos antes de que alguna palabra saliera de mi boca.
–– Marie, es peligroso y… -me interrumpió.
–– Entonces no vayas –sonrió. Desvié mi mirada y ella prosiguió:- déjame ¿si…? –suplicó poniendo esa cara de perro mojado tan peculiar de ella.
–– Está bien.- me resigné.- pero sólo con una condición… que te portes bien. –sonrió.
–– ¡¡Sí!! –Festejó y se tiró sobre mí para abrazarme.- ¿iremos con Nick? –preguntó inocentemente.
–– No, Marie.
–– ¿Por qué no?
–– Pues, porque él debe estar con su familia y…
–– Bueno, entonces vayamos con su familia… -sonrió.
–– Pequeña, no podemos irnos de nuestra casa y usurpar cualquier otra. –bufó.
–– Estoy segura que a él le gustaría. –Sonrió.- Y ¿Cuándo nos vamos?
–– Mañana en la mañana. Ahora ve ahí abajo con tus primos y mamá ellos te necesitan allí, yo necesito estar un momento sola y pensar ¿si?
–– Ajá. –asintió y salió de mi cuarto.
Me metí en la ducha y relajé cada centímetro de mi cuerpo. Al salir, me vestí con un jean azul y un buzo negro. Me acerqué a la ventana de mi cuarto y la abrí, y como lo hacía usualmente, trepé el árbol que daba en ésta y así llegué al suelo.
Corrí hasta ese lugar tan visitado por mí, el cementerio, no era que quería convivir entre muertos, pero allí era donde podía llorar sin que nadie me interrumpiese y me preguntase que me pasaba. Allí me sentía en paz, sabía que de algún u otro modo la gente que amaba y que ya no estaba en este mundo me escuchaba, me veía, estaba conmigo.
Me senté y lloré como nunca lo había hecho en mi vida. Todo andaba tan mal. Mil y un pensamientos aparecían en mi mente, y muchos otros se iban.
–– ¿También falleció un ser querido? Digo, aparte de… tu padre. –salté del susto y todos mis pelos se erizaron al escuchar aquella voz a mis espaldas. Me volteé y logre ver la perfecta anatomía de ese chico de rulos que me volvía loca. Se notaba su voz angustiada, había estado llorando, estaba segura. Asentí con la mirada a lo que él prosiguió.- entonces, estamos en lo mismo. –murmuró tristemente.
–– ¿A qué te refieres? –pregunté entre llanto. El señaló las lápidas que se encontraban al enfrente de las de mi abuelo, me sorprendí al ver aquellos nombres: Denisse Jonas, Kevin Jonas, Paul K. Jonas, Franklin Jonas y Joseph Jonas.
–– Eran mi familia. –rompió en llanto. Me paré y lo abracé.- todo fue mi culpa.
–– Claro que no, tu no tuviste la culpa. –contesté acariciando su rostro mientras mis ojos veían impactados en los suyos.
–– Sí la tengo, si yo hubiese estado allí cuando los asesinaron, los hubiese podido salvar o hubiese muerto junto a ellos y ahora estaríamos todos unidos, no importa donde, pero estaríamos juntos.
–– no digas eso, todas las cosas en la vida pasan por algo. –Sequé algunas lágrimas que caían por su mejilla y suspiré.- sino, no pasarían.
–– Nos estuve con ellos cuando más me necesitaron. –se lamentó.
–– Pero sí estuviste ahí para mí. – Miré sus ojos y luego sus labios, no me había percatado de la pequeña distancia a la que nos encontrábamos.- Sin ti hubiese muerto, ¿te diste cuenta de eso? Sé que no me puedo comparar con tu familia y la importancia que tiene ella sobre ti; pero desde donde estén ellos te están mirando, y estoy segura que están orgullosos de ti.
Besó mis labios cortamente, fue corto pero suficiente para hacerme sentir en las nubes.
–– Perdón. –pidió avergonzado.
–– No, no te disculpes. –sonreí.
–– ¿Cómo haces para ser tan tierna?
–– ¿Soy tierna? –pregunté asombrada. Él asintió con la cabeza, tenía una sonrisa en su rostro, y un brillo especial en sus ojos.
–– es raro, ¿sabes?
–– ¿qué cosa?
–– Todo. Cuando murió mi familia ya no sonreía, no quería hablar con nadie, me alejé del mundo, y al conocerte es como si hubiese vuelto a ser yo. – sonreí.-. Y creo, que comienzo a sentir cosas por ti.

Capitulo ocho.

Sonreí, y besé su mejilla tierna y lentamente. Miré sus ojos y bajé mi vista a sus labios, los cuales estaban más rojizos de lo normal a causa del frío. Sonrió delicadamente, no me había percatado de a la poca distancia que nos encontrábamos, hasta que sentí su dulce aliento rosar mi cara.
–– ¿Por qué llorabas? –preguntó acariciando mi mejilla.
–– me siento sola.- respondí, desviando mi vista al piso. Una lágrima recorrió mi mejilla, la cual el chico de rulos secó rápidamente.
–– ¿Por qué?
–– Extraño a mi papá. –confesé rompiendo en llanto. Él me abrazó con fuerza, haciendo que apoyase mi cabeza en su pecho y comenzó a acariciar mi cabello.- Desde que se fue todo ha cambiado tanto, Nick. En mi casa todo es raro. Mi mamá ya no me quiere. –ahogué mis palabras en lágrimas, mientras él solo me contenía en sus brazos, y besaba mi cabellera.
–– ¿Cómo vas a decir eso?
–– Me odia Nicholas, me dijo que hubiese sido mejor para todos que me hubiera ido con mi padre.
–– Sabes que es mentira, ella te ama, es imposible no quererte.
–– ¿Cómo alguien que te ama va a decir que es mejor que te hubieses muerto? Nick, ¿Quién? Dime solo una persona y diré que tienes razón. –se calló.
–– Te entiendo –me abrazó.-Eres mi única amiga ¿sabes? Todos mis amigos dejaron de ser uno cuando murió mi familia. Yo siempre pensé que de verdad me querían, pero me di cuenta que no, solo eran unos falsos conmigo. –los abracé mas fuertemente, y subí mi vista para ver sus ojos.
–– Yo si te quiero. –le dije inocentemente, suspiró y una risa se escapó de sus labios, haciendo que todo mi interior se desacomode, creo que comencé a enamorarme de este chico.
–– Yo también. –Besó mi mejilla.- Y por favor no andes nunca más en bicicleta cuando haya lluvia. –sonreímos mutuamente. No quería separarme de él nunca.
–– Está bien. –reí, me acomodé nuevamente en su pecho y el rodeó mi cintura con sus brazos.- ¿Sabes algo?
–– Sé muchas cosas, pero no sé a qué te refieres.
–– Marie quiere irse a vivir contigo. –abrió sus ojos como platos y soltó un repentino “¿en serio?” – sí.
–– ¿Por qué?
–– Bueno… estábamos planeando escaparnos de casa, ya que últimamente nuestra madre lo único que hace es pegarnos y gritarnos. Y a ella se le ocurrió la idea de irse a vivir contigo.
–– Supongo que le dijiste que sí.
–– No. –me miró entristecido.- perdón Nick, no podemos.
–– ¿Por qué no? En mi casa hay mucho espacio, y un poco de compañía no me haría mal.
–– ¿Sigues viviendo en la casa que vivías con tus padres? –le pregunté delicadamente, ya que no quería herirlo.
–– No, me mudé. No podrí seguir viviendo en esa casa.
–– Oh. – Callé.- ¿Y ahora donde vives?
–– En un departamento a diez calles de aquí. – respondió. Nos quedamos en silencio, habían tantas cosas que se pasaban por mi mente.- ¿Vendrás con tu hermana a vivir a mi casa?
–– No lo se. Ni siquiera sé si dejar que Marie se escape conmigo.
–– ¿Por qué?
–– Ni siquiera tiene ocho años, me sentiría mal alejándola de la madre a esta edad. Ella dice que quiere ir conmigo, pero es una niña, no sabe qué es exactamente lo que quiere.
–– Claro. –sonreí a su par. Y me hipnoticé en sus labios, eran tan perfectos…- Pero por lo menos hoy vendrás a mi casa. –Mi cara de confusión hizo que una leve carcajada saliera de sus labios.- ¿Enserio crees que dormiré aquí? Oh no, y tú, mucho menos.

Intenté negarme, pero con Nicholas eso era imposible. Era el chico más tierno que alguna vez haya conocido, lo había visto menos de cinco veces y sentía como si lo conociera de toda la vida. Llegamos a un hermoso edificio, era enorme, tenía un pequeño patio en la entrada, con plantas acomodadas a la perfección. Nick abrió la puerta de allí, y nos dirigimos al ascensor.
–– ¿Cuál es tu piso? –le pregunté.
–– El tercero. – Presioné tal número e instantáneamente el aparato cerró las puertas y comenzó a subir. Su mano rozó con la mía, y en un pequeño y corto acto la tomó, haciendo que una rara corriente eléctrica me recorriera de pies a cabeza. Lo miré sonrojada, con una sonrisa tímida y presioné más fuertemente su mano. Besó mis labios y luego mi mejilla, algo que me dejó atónita, me abalancé sobre él y capturé sus labios con los míos, era un beso tierno pero apasionado, sentía a un zoológico entero en mi estómago, entrelacé mis manos en sus rulos, y él las colocó en mi cintura, atrayéndome más a su anatomía. El ascensor se abrió, haciendo que ambos nos separemos y salgamos de allí, miré de reojo a Nick, el cual tenía una amplia sonrisa en su rostro. Se detuvo en una puerta con la “H” marcada en la parte superior, introdujo la llave en ella y la abrió, dando a conocer su apartamento, éste era hermoso, y estaba perfectamente acomodado.
–– ¿Alguien te ayuda con el aseo? –Pregunté sorprendida.
–– ¿Qué insinúas?
–– Nada, simplemente, todo está demasiado limpio y ordenado para que un chico viva en ella. –Admití.
–– Admito que soy bastante ordenado y limpio. ¿Por qué lo preguntas? –Preguntó.
–– Porque las veces que mi mamá viajaba y mi papá se quedaba a cargo de la casa, todo era un desastre: comida por todos lados, ropa sucia, todo fuera de lugar. Era un verdadero asco. Casi no se podía entrar a la casa, mi hermana y yo siempre teníamos que limpiar y ordenar todo. –sonreí al recordarlo.
–– Bueno, si vienes conmigo eso no pasará. –Reí.- ¿Un punto a mi favor? –preguntó tomándome de la cintura mientras se acercaba seductoramente a mi boca. Coloqué mis brazos alrededor de su cuello.
–– Claro. –murmuré sonriente, antes de unir por segunda vez mi boca con la suya.