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NICHOLAS - NICHOLAS Y BET’ANYA
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: NICHOLAS - NICHOLAS Y BET’ANYA
no me lo puedo creeer!!!.. yo era una de esas!!!.. jusgue a Nick!!!!... aaaaaaaahhh que mal me sientoooo
chelis
Re: NICHOLAS - NICHOLAS Y BET’ANYA
Hola no habia comentado porque me habia baneado
Pero ya volvííí...
Bueno comentado sobre la nove. Me siento mal de haber juzgado mal a Nick pobrecito, y siento un poco de odio hacia Ryssia lo trata tan mal...
siguela pronto.
Pero ya volvííí...
Bueno comentado sobre la nove. Me siento mal de haber juzgado mal a Nick pobrecito, y siento un poco de odio hacia Ryssia lo trata tan mal...
siguela pronto.
JB&1D2
Re: NICHOLAS - NICHOLAS Y BET’ANYA
aww buenas buenas jii perdon por tenerlas abandonadas pero ya mismo les subo un super maraton jijijijiji
issadanger
Re: NICHOLAS - NICHOLAS Y BET’ANYA
CAPÍTULO 11
21 de junio, 9535 a.C.
Nicholas se frotó la frente cuando el aburrimiento amenazaba con matarlo, mientras su padre conferenciaba con los músicos sobre lo que tocarían durante el banquete de esta noche por la mayoría de edad de su hermana.
A pesar de lo que pensaba Ryssa, era de lejos la favorita de su padre. A pesar de que para su cumpleaños faltaban dos días, todos los preparativos para el suyo habían sido pospuestos en favor del de ella. Su padre incluso le había llevado aparte hacía tres meses para informarle de ello. “Entiéndelo, muchacho. Ella llega a su mayoría de edad y el tuyo no es tan importante este año”.
Sinceramente, él no quería ningún tipo de celebración, jamás. De todos modos, los cumpleaños nunca habían sido un buen augurio para él. Ni el suyo ni el de los demás.
Lo mejor de todo ello es que le recordaban que compartía el cumpleaños con un hermano al que tenía prohibido que viera. Y no es como si tuviese amigos a los que invitar. Sólo los súbditos que tratan de congraciarse con su padre o con él. Incluso si tenía la ilusión de que alguien verdaderamente le gustara como persona, la capacidad que tenía de oír los pensamientos de la gente aplastaba rápidamente esa estupidez.
Los príncipes no tenían amigos.
Aunque, aquí últimamente, tenía un montón de chicas, e incluso mujeres adultas, de todas las clases sociales, que hacían numerosos avances hacia él. Pero tampoco ellas se preocupaban por él. Más bien querían ostentar el jactancioso derecho de ser su primera amante. O mejor aún, convertirse en la madre de uno de sus bastardos de modo que tendría que sustentarlas durante el resto de sus vidas.
Apenas podía moverse sin que una de ellas le acorralara y se despojara de la ropa tratando de acariciarle, y si bien la mayoría de los hombres estarían encantados, el hecho de que oyera sus pensamientos lo hacía alejarse de sus despiadadas trampas. Acababa con toda lujuria cuando sabías sin lugar a dudas que la mujer no podía
soportarte, y que hablaría sobre ti en cuanto terminara y no de un modo favorable. Prefería morir virgen, que sufrir más el ridículo por su ineptitud.
—¡Padre!
Nicholas se encogió ante el grito de enojo de Ryssa mientras entraba apresuradamente en el salón, sosteniendo una de sus elaboradas himatión en los brazos. Sea lo que sea que le aquejaba, por favor, no dejéis que se dirija a mí . Ryssa lo culpaba por todo, incluyendo el ataque brutal de su madre hacia él el año pasado.
“¡No te habría apuñalado si no lo hubieras merecido! Mi madre es una mujer dulce que no hace daño a nadie. Te conozco, Nicholas. ¡Has tenido que decirle algo horrible para provocarla! Jamás te habría atacado en caso contrario. Admítelo, la amenazaste o la insultaste, ¿no es así?”
Que Zeus le ayudara, pero si lloviera esta noche durante su banquete, de alguna manera eso también sería culpa suya.
Su padre se alejó de los músicos para saludarla.
—¡Mira! —Empujó la tela hacia él—. ¡Han aplastado el bordado en mi himatión! ¿Qué voy a hacer?
Ir desnuda, querida hermana. Oh, espera... mejor aún, usa una de tus otros dos millones de túnicas. No es como si ella no tuviera una docena de baúles rebosantes de ellas.
Su padre ahuecó la mano sobre su mejilla. La tierna mirada en su rostro fue suficiente para hacer fruncir los labios a Nicholas. Si él osaba quejarse por algo tan trivial, sería avergonzado públicamente en el mejor de los casos, en el peor, sería flagelado.
—No te preocupes. Pueden arreglarlo, gatita.
—No, Padre. Está arruinada. —Enormes lagrimones caían por sus mejillas. No era extraño que su padre las despreciara—. No voy a asistir. No puedo. Todos se reirán de mí. —Entrecerró sus helados ojos azules sobre Nicholas, que se tensó mientras el estómago se le contraía.
Aquí viene...
—Distrajiste a mi sirvienta, ¿no?
Tuvo que luchar para mantener el veneno en el tono de voz.
—No.
—¡Estás mintiendo! He visto la forma en que la miras. Es repugnante.
—No miro a tu doncella, Ryssa. Ni siquiera sé cuál es responsable de tu
vestuario.
—Entonces no sabes si la has distraído o no, ¿verdad? ¡Lo haces!
Exasperado Nicholas echó la cabeza hacia atrás, pero no quería que su padre saltara sobre él por ignorar su dolor. Además, tratar con la rabieta histérica de Ryssa superaba a cualquiera.
—Es probable que también haya destruido mis sandalias. Te encantaría que todos se rieran de mí esta noche, admitirlo. —Pisoteó hacia él.
—No quiero que nadie se ría de ti, cabeza de cordero. Simplemente no me
importa. —Nicholas se dio media vuelta para alejarse.
Pero Ryssa no lo dejaría irse. Lo agarró del brazo y tiró de él para que la mirase.
—¿Por una vez no podrías aprender a ser feliz por alguien más? ¿Eh?
Honestamente, estaría encantado si pudiera aprender a ser feliz por mí mismo.
—A diferencia de ti, Ryssa, no puedo perder el tiempo preocupándome por los demás.
—Exactamente mi argumento. Eres tan egoísta y frío, es repugnante.
—Eso no es a lo que me refería —dijo, pero ella ya se había ido. Comenzó a levantar las manos en un gesto obsceno, cuando captó la mirada furiosa de su padre y Nicholas tuvo pensamientos perturbadores sobre no mostrar el debido respeto a su hermana.
En cambio, Nicholas levantó las manos en señal de rendición, impotente mientras Ryssa arrinconaba a su padre con sus quejas en contra de su hermano, que no podía hacer nada para complacerla.
Excepto morirse.
—¡Lo ves, Padre! ¿Ves como trata a la gente con un flagrante desprecio por sus sentimientos? ¿Cómo puede alguien tan frío y sin corazón ser rey? Zeus nos ayude a todos con él en el trono. Lo sé. Yo no soy apto para respirar tu precioso aire y debería caer muerto donde estoy.
Le sorprendió que ella le persiguiera con un cuchillo como su madre había hecho. Los dioses me libren de perras histéricas. Nicholas comenzó a alejarse, pero justo cuando se movió, un feroz e increíble dolor le atravesó la lengua. Era tan atroz que no podía respirar, y directamente le envió sobre las rodillas mientras la cabeza le daba vueltas. ¿Qué en nombre de Hades? Sentía que se ahogaba en sangre, y en lugar de alivio, empeoró. Incapaz de soportarlo, lanzó un grito de absoluta agonía. Oh dioses, Joseph... ¿qué te estaban haciendo ahora?
Era la única explicación racional. A través de los años, había aprendido a ocultar los dolores fantasma que le sobrevenían cuando no los esperaba. La mayoría eran entendibles. Eran azotes o golpes. Tirones de pelo. Quemaduras. Retortijones de hambre a pesar de que acababa de comer... Pero otros, como éste, no comprendía la causa. Todo lo que sabía era lo mucho que dolía.
—¿Styxx?
Oyó la voz de su padre, pero no podía responder. Tenía la lengua demasiado hinchada. Aunque no solía mostrar los signos físicos de las heridas de Acheron, a veces tenía huellas o lugares inflamados en el cuerpo. Pero jamás le había pasado algo como esto antes.
Arqueando la espalda, intentó enfocarse en otra cosa. Sin embargo, fue imposible. Las lágrimas le corrían por el rostro mientras se le nublaba la visión.
—Está fingiendo —gruñó Ryssa, pateándole las piernas—. Está celoso de que acaparo toda la atención y no puede soportarlo.
El asesor principal de su padre se arrodilló en el suelo junto a él para poder inspeccionar el daño en la boca de Nicholas y la lengua hinchada.
—Majestad, es el bakkheia. —Un tipo de demencia causada por Dionisio, se decía, que infectaba a los que habían ofendido al dios del vino—. Creo que está poseído.
¡No! Nicholas hizo todo lo posible para decir la palabra.
No salió nada.
Su padre se arrodilló a su otro lado.
—¿Qué hacemos?
—Debemos llevarle al Dionysion y dejar que los sacerdotes le atiendan.
Nicholas sacudió la cabeza, tratando de detenerlos. Mientras trabajaba en los templos, había oído muchas historias acerca de lo que les acontecía a los considerados locos. O a cualquier persona que se creía que había ofendido a un dios. Pero nadie le prestó atención. No podían entenderle. Tampoco lo intentaban.
Antes de que pudiera detenerlos, su padre llamó a sus guardias y lo condujeron al templo dionisíaco en el centro de la ciudad. Impotente frente al inexplicable dolor, Nicholas escuchó a su padre explicarle al sacerdote como había enfermado sin razón aparente. Que tenía un historial de dolores de cabeza, vómitos y dolencias " imaginarías". Que rara vez dormía. Y que su madre se había vuelto loca poco después de su nacimiento, y sucumbió a la bebida, que había tenido un ataque de rabia el año pasado, que había apuñalado a Nicholas y luego
trató de suicidarse delante de él.
—Es una buena cosa que lo trajerais aquí, Majestad. Tenéis razón. Está poseído y sin duda podemos hacerle mejorar por vos.
Nicholas negó con la cabeza mientras el terror le contraía el pecho.
—¿P-p-p-pa-dre?
—Shh, muchacho. Los sacerdotes te ayudaran.
Nicholas aferró el palio de su padre, desesperado por volver a casa, pero su padre sacudió sus manos fuera del manto, mientras que los sacerdotes se acercaron y le encadenaron.
Las últimas palabras que escuchó de su padre antes de que lo llevaran a rastras lo enfermaron aún más.
—Te concedo a ti y tus sacerdotes inmunidad total. Haced lo que sea para curarlo.
issadanger
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