LLAMADA EN ESPERA (NIALL HORAN Y TÚ)

Sinopsis.

Ella estaba harta de suspirar con frecuencia por alguien que no la tomaba en cuenta, quería dejar de ser la invisible Amber Brooks. Sus noches se

basaban en soñar que por fin, una mirada de aquel chico de ojos miel era dirigida hacia ella. Su corazón palpitaba con más velocidad cuando decidía

abrir el último cajón de su mueble y así observar una por una las miles de fotos que tenía de él; Amber solía sacarle fotos a escondidas. Hace tiempo

poseía ese hábito, la fotografía era una de sus grandes pasiones, amaba tomarlas, y aún más si el protagonista de la foto era él. Sabía que la magia de

la vida estaba en la simpleza, que no había nada más lindo que amar a alguien, pero ¡ella quería ser correspondida en cuanto al sentimiento! no había

algo que desease más que su nombre fuera pronunciado por aquel chico con amor… pero, para eso Amber necesitaría algo más, de alguna forma

tendría que ingresar en la vida de él.

¿Qué pasaría si tu vida cambiara totalmente por una simple llamada telefónica?

-Nadie se va a enterar- susurró su amiga.
-Eso espero, ojalá todo salga como queremos- cerró sus ojos y pulsionó la tecla send.
Un tono, dos, tres…
-Hola- era su voz, era él-Hola- repitió- ¿quién habla?

Y así, todo comenzó.
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Capítulo 1: Ella quería al galán de las telenovelas

En la preparatoria Belmont solían estar desde las mayores envidias, la maldad, y la constante competencia, hasta los amores más prohibidos

escondidos entre el disfraz de prestigio y éxito. No faltaba la típica parejita de la chica popular plástica, y el precioso futbolista. Ni tampoco la nerd

enamorada del hermoso arrogante. Y bueno, de vez en cuando había amor, sólo de vez en cuando.
Amor... ¿qué es el amor? ¿Una simple palabra que generalmente la gente siempre menciona pero no sabe el valor ni el significado de ésta? quizá.
Pero ella, ella sí sabía lo que era amor. Lo tenía más que claro. Asumido. Amor era lo que generaba que ella sienta sus piernas desfallecer cada vez que

estaba cerca del rubio con aquel cabello todo alborotado. Amor era lo que emitían sus suspiros al anochecer, antes de dormir, mientras imaginaba cómo

sería su vida junto a él. Amor era lo que ella llevaba guardado en su ser para el ojiazul. Amor intacto, puro e inocente.
Inocente, eso no era Niall Horan, no tenía ni un pelo de inocente. Arrogante, mujeriego, y egocéntrico por demás. Galán de telenovelas. Él se amaba a

sí mismo y no lo ocultaba. Era hermoso, hermoso por dónde lo veas. Su belleza, su fama, y su porte hacían que las chicas caigan rendidas a sus pies,

indisimuladamente a sus pies. Sin embargo Amber, ella siempre ocultó su amor por Horan. Desde su primer año en la preparatoria lo amaba. Ahora se

encontraba en su cuarto año. Hace cuatro años surgía ese amor secreto, que podría jurar que se mantenía intacto. La señorita Brooks se conformaba

con verlo sonreír y su día ya estaba completo. Mientras Horan, Horan se conformaba con vivir entre fiestas, chicas, alcohol, fama y mucha diversión.
Él ni siquiera sabía que ella existía. No, ni siquiera sabía su nombre. Irónico, ¿no? mientras ella se sabía hasta qué hacía cuando estaba aburrido, o

cuáles eran sus discos favoritos. A veces la vida es injusta, y Amber lo sabía más que nadie, pero, quería ser alguien para él, quería dar todo ese amor

que tenía guardado, solo a Horan, solo para Horan.
<< ¿Tan difícil es?>> se auto preguntaba todos los días. << ¿Cómo Niall Horan se va a enamorar de Amber Brooks, la estúpida, loser e ingenua de

Amber Brooks?>> y perdía todo tipo de esperanzas auto respondiéndose eso.
Ella no existía para él, y lo sabía perfectamente. En la preparatoria tenía varios conocidos, no tenía un grupo determinado, ni’’ popular’’, ni ‘’loser’’.

Neutro.
La única persona en la cual podía confiar era su fiel amiga Eliana, ella sabía del amor que Amber le tenía a Niall. Era testigo de los días en las cuales ésta

lloraba porque Horan andaba de besuqueos con las plásticas. Todos los días con una diferente. Todos los días los llantos de Amber. Y así, y así, y así.

Una mañana de agosto, abrió un ojo y después el otro al notar que otra vez el reloj marcaba las seis y media, se levantó y notó que el día iba a estar

nublado. Se fue a bañar, no sin antes preparar su uniforme y dejarlo listo sobre la cama. Comenzó la rutina mañanera.

Horan casi tira el reloj a la basura, y no era un simple reloj, era Liam, su amigo, el cual lo levantaba todas las mañanas, ya que Horan era muy

perezoso y no podría usar nunca un reloj en serio porque simplemente lo ignoraría.
-¡Arriba Juan. Arriba Juan, arriba Juan ya cantó el gallito. Ay no mamá, ay no mamá, es muy tempranito!- cantaba Liam mientras abría las cortinas de

la habitación de Niall.
-¡Cállate Payne si no quieres que te dé una buena paliza!- Niall tapó su cara con la almohada. Payne ignoró su amenaza.
-¡Arriba Juan, arriba Juan, hay que ir a la escuela!- seguía cantando. Hasta que Niall se levantó y se dispuso a correrlo por toda la casa.
Y después de tanto parlotear, éstos se dirigieron al instituto. Otra vez llegaron…
-¡Tarde!- gritó la profesora de literatura, La señorita Rumsfeld- ¡otra vez tarde!- repitió- Horan y Payne, antes de que pierda la paciencia siéntense en

sus respectivos bancos y sigamos con la clase.
-¿Ah, tenía paciencia?- le susurró Liam a su amigo. Éste solo rio.
Mientras tanto Amber observaba por la ventana de su salón. Ella no tenía clases con Horan, ya que éste era dos años mayor. Estaba perdida en sus

pensamientos hasta que su amiga chasqueó los dedos frente a su rostro.
-¿Qué te sucede, Amber? ¿Otra vez pensando en Horan?- le preguntó Eliana.
-No- su amiga la miró elevando una ceja- bueno, tal vez- rodó los ojos.
-Tal vez- se burló su amiga- tienes que hacer algo para llamar su atención, no puedes vivir toda la vida sin hacer nada. Tienes que jugarte por lo que

sientes.
-¿Y qué hay con Styles y tú, eh?- Eliana hizo una mueca de espanto- sí, no pongas esa cara. Vi perfectamente las miraditas que se echan.
-Señoritas, a dirección- Y sin discutirle al profesor se levantaron de aquel lugar con el objetivo de ir a la dirección. Caminaron por el pasillo con una

notable flojera, hasta que escucharon una voz muy conocida. Eliana jaló a Amber y ambas se escondieron detrás de una gigantografía con el escudo

de la preparatoria que había en ese lugar.
-Entonces preciosa, intercambiemos números- dijo con todo seductor el muchacho. Se escuchaba perfectamente todo lo que hablaban.
-Claro, pásame tu número Niall- contestó la chica con una risita nerviosa. Niall, Niall, Niall.
-Anota Amber- le susurró Eliana indicándole a Amber que tome su celular.
-1565104468- le repetía el castaño a la chica para que anotase bien los números.
-Mmm, repítelo para ver si está bien, por favor. - pidió la chica a la cual no podían verle la cara, pero adivinaban que era otra porrista más.
-Claro, 15-65-10-44-68.
Amber sonrió triunfante, aunque todavía no entendía por qué Eliana con una mirada pícara le había pedido que anote su número.
A los minutos, los chicos se habían ido y ellas salieron de su escondite. Caminaban por el pasillo hasta que a Amber se le ocurrió preguntarle.
-¿Para qué anotamos su número, Eli?- Eliana la miró obvia.
-Tengo una idea- se limitó a contestar y sonrió maléficamente.
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Capítulo 2: El plan en marcha

Amber llegó a su casa y se tiró en la cama. Cerró los ojos y sonrió ¡por fin viernes! Mañana podría levantarse temprano y salir a pasear por la plaza, y

disfrutar. Pero, algo le interrumpió su felicidad. Logró escuchar perfectamente los gritos de su madre mientras hablaba por teléfono, y comprendió que

hablaba con su padre. Ellos estaban iniciando el trámite de divorcio. Se iban a divorciar a causa de que el padre de Amber engañó a su madre con una

compañera de su trabajo. Y otra vez volvió a recordarlo. ¿Por qué tenía que vivir ese recuerdo en su mente y no simplemente fugarse para siempre?

Su alegría se esfumó junto con sus ganas de vivir. ¿Qué podría tener de interesante su vida? Padres a punto de divorciarse, problemas alimenticios y

amorosos. ¿Algo más? Miró hacia el techo pálido de su habitación, trató de razonar y buscar explicaciones. ¿Por qué siempre sus padres la tomaban

como un motín, cómo un objeto? ¿Por qué el amor de su vida ni si quiera la registraba? ¿Por qué cada vez tenía que comer menos por no sentirse a

gusto con su cuerpo? ¿Por qué? Estúpida adolescencia- pensó.
Y cuando los gritos ya no se escuchaban salió de su habitación en busca de un teléfono por el cual llamaría a Eliana. Quería saber qué era lo que se

traía entre manos, marcó su número y al ratito Eli le contestó.
-Eli- saludó- dejamos un tema pendiente hoy. ¿No?
-Creo que sí- rió- ¿te parece si voy para tu casa y hablamos bien?
-Me parece bien- se limitó a contestar. Total, su madre ya había salido para su trabajo devuelta. Otra vez. Se refugiaba en su trabajo pensando que

era lo mejor, sin darse cuenta que Amber se encontraba sola.
Al cortar la llamada telefónica con Eli, Amber al conocerla supo de antemano que tardaría demasiado en venir, ya que Eliana siempre se tomaba su

tiempo. Por ello, se dispuso a mirar Bob Esponja.
Después de unos minutos dejó de mirar los dibujos animados para dirigirse a mirar por la ventana. No tenía nada que hacer. Estaba perdida en sus

pensamientos. Entonces, lo vió.
Tan perfecto- pensó mientras veía pasar a Horan y sus amigos caminando por la calle de su vecindario. Él reía y ella podía escuchar sus carcajadas,

instantáneamente se le dibujo una sonrisa en el rostro- Tan inalcanzable- volvió a reflexionar en voz alta dando un suspiro, esos que uno da cuando

está enamorado. ¿Reconfortables? ¿Aliviantes? No sé, pero ella suspiraba seguido a causa del moreno.
(…)
-¡Por fin llegaste, Eli!- comentó mientras abrazaba a su amiga.
-Acá estoy, no desesperes- bromeó- traje varias cosas, como me dijiste que tu mamá no vuelve hoy a la noche tengo pensado quedarme a dormir-

Amber sonrió.
-Buenísima idea, quédate a dormir ¡y hagamos una pijamada!- comentó con voz infantil.
Eliana pasó y se acomodaron. Estuvieron hablando por horas, mientras escuchaban música, miraban películas y comían snacks.
Mientras tanto, en el mundo de Horan, todo- según el pensamiento del castaño- se había derrumbado. Era el primer viernes a la noche del año que no

salía. Se sentía mal y había dejado ir a sus amigos solos, sin él a participar de la noche en fiestas, y descontrol.
Le había costado mucho a Josh decirle que no, pero Horan a que si asistía a la fiesta iba a ser peor.
Niall se dejó caer en su cama y puso su móvil en el mueble que se encontraba a su lado.
Amber escuchaba perfectamente lo que le decía Eliana.
-¿Entonces? ¿Lo vas a llamar?- preguntó por décima vez Eli, al ver que Amber no apretaba send.
-No. ¿Mira si este es el número equivocado?
-¿Cómo va a ser el número equivocado si lo dijo él mismo mientras se lo dictaba a la chica? ¡Llámalo y no seas cobarde! ¡Al fin y al cabo nunca se va a

enterar que fuiste vos, porque compré un chip de celular diferente!
-¿Eso quiere decir que nunca va a tener agendado el nombre ni va a poder deducir nada?
-Claro. Ahora, llámalo. Ya sabes lo que tienes que hacer, y cómo actuar.
-Me da miedo.
-Nadie se va a enterar- susurró su amiga.
-Eso espero, ojalá todo salga como queremos- cerró sus ojos y pulsionó la tecla send.
Un tono, dos, tres…
-Hola- era su voz, era él-Hola- repitió- ¿quién habla?
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Capítulo 3: La charla.

-Hola- era su voz, era él-Hola- repitió- ¿quién habla?
Ella tembló. Era su voz. No había duda. Ahora, ¿qué hacía?
-Ho.. ola- titubeó temerosa. A Niall le pareció muy dulce aquella voz.
-¿Quién habla?- repitió el castaño al no encontrar respuesta a esa pregunta.
-Yyyyo soy...- iba a decir su nombre pero recibió un golpe en el hombro de Eli. Y recordó el plan- no te lo diré.
-¿Cómo?- preguntó incrédulo
-No te lo diré- repitió- ahí está la magia.
-Sería raro hablar con una persona la cual no sé su nombre, pero estoy aburrido. Un viernes a la noche sin salir se siente feo.
Ella frunció el ceño, pensó que al no encontrar respuesta Niall cortaría. Nunca lo imaginó tan loco como para hablar con alguien la cual no tiene nombre.
-¿Primer viernes sin salir? ¿a eso le llamas sentirse mal? ¿es broma?
-No es broma- su voz sonó dura- y si, a eso le llamo sentirse mal.
¿Entonces, qué haré yo con mis problemas si eso es sentirse mal? Se preguntó a sí misma Amber.
-Realmente no lo entiendo, hay cosas que suceden en el mundo que son mucho peores.
-Bueno, yo sí me entiendo. Para mi es feo no salir un viernes. Ahora, ¿yo te conozco?
-No.
-¿tú a mí?
-Quizá.
-¿De la preparatoria?
-No sé.
-¿No me darás ni una pista para saber quién eres?
-No.
-Bueno, supongo que no esta tan mal. De hecho, me gusta tu voz- ella casi muere. ¡Le gustaba su voz!
-¿Mi voz?- preguntó tímida y como respuesta recibió un murmuro de Niall dándole a entender que sí- Bueno, debo decir ¿Gracias?
-¿eres muy modesta, no?
-Puede ser. ¿Cómo estuvo tu día? Estaría bueno que hagamos sociales- rió burlona.
-Sigo sin saber quién eres, pero te voy a contar. Horrible. Aterrador. ¡Es viernes y no salí!- ella rió.
-Supongo que eso no es el fin del mundo, Niall- Amber mantenía una sonrisa, ya que estaba hablando con George, su amado George.
-Para mí sí. ¿Anónima, tu no sales?- preguntó extrañado Niall.
-No. ¿Anónima? ¿Ese sería mi apodo?
-Claro. Ya que no sé tu nombre, anónima.
-Bueno, no está dentro de todo mal- rieron.
-Creo que estoy loco- Niall suspiró.
-De hecho lo estás- confirmó Amber- te recuerdo que hablas por teléfono con alguien que ni siquiera sabes quién es.
-No sé, de alguna manera me está gustando hablar contigo- admitió el castaño- yo te recuerdo que es viernes y yo estoy tirado en mi cama, y sin

hacer nada. Por ende, no tengo cosas interesantes, y en conclusión me divierte hablar con la señorita anónima.
-Wow- ella no daba más de la emoción. ¡Ya habían pasado seis minutos hablando!- me alegra que te divierta hablar conmigo.
-Igual, estamos en desigualdad de condiciones ¿no te parece? tu sabes mi nombre, pero yo no el tuyo.
-No lo sabrás.
-¿No? ¿Vives lejos? ¿Me conoces? Sí, porque sabes mi nombre. De hecho creo que sabes que soy hermoso y con eso basta. ¿No?- ya había salido a la

luz su ego. ¡Claro que sabía lo hermoso que era él, ella lo tenía presente hace años!
-Muy humilde de tu parte- habló sarcástica. En ese momento se dio cuenta que su madre estaba ingresando a la casa, y además tenía que ordenar su

habitación y traer un colchón más para Eli.
-¿Qué pasa?
-Me tengo que ir. Besos, Niall.
-Después hablamos. Chau señorita anónima.
(…)
Eliana y Amber se encontraban tomando helado mientras decidían qué película mirar.
- Después hablamos. Chau señorita anónima- se burló Eli- ¡¡Después hablamos!! ¿Entiendes lo que es eso? ¡Quiere volver a hablar contigo!
-Quizá lo dijo por cortesía- respondió Amber.
-Claro que no.
-Nunca me va a llamar. El número aparece como privado.
-Pero, tu a él sí. De hecho, lo podes hacer cuando quieras- miró al techo como queriendo decir algo, y después de minutos por fin habló- y yo, yo creo

que lo vas a hacer muy seguido.
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