¿Cómo que uke? [rubiusxmangel]

-¡Pero deja de reírte, subnormal, y déjame leer! –grité empujando a Mangel, tirándolo de su silla.
-¡No puedo, nos conocen demasiado! –se volvió a sentar y se apoyó en mí.
-Sí, excepto porque nunca nos hemos besado.
-Disaster Party no cuenta, ¡que asco! -aclaré.
Hoy teniamos libre y con Mangel no encontramos otra mejor idea que leer "novelas" escritas por fans; cada día están peores. Antes de encontrarme junto a Mangel leyendo estos relatos escrito por fans traumados con "Rubelangel", me había encontrado aburrido del ordenador cosa que raramente me sucedía así que acabe en el cuarto de Mangel, hablando un poco, para finalmente terminar leyendo. Siempre se nos hacía un poco ¿Raro? ¿Incomodo? No lo sé definir con exactitud pero no era muy agradable leer todo esto tan homosexuales, que según el "escritor" sucedía entre nosotros. Aunque no tenía de que quejarme por la forma gay en la que dormimos con él cuando estamos en la misma cama, reafirma lo gay.
Cuando comenzamos a leer la parte más, "porno" del escrito. Él miraba la pantalla completamente concentrado, como si estuviera disfrutando de cada palabra, lo que me daba qué pensar. No tenía nada que comentar hasta que me di cuenta de algo, algo que me indignó mucho a decir verdad.
-¿Cómo que uke? -exclamé molesto.
-No, si quiereh…
-¡¿Cómo que uke?! –repetí sin dejar de señalar la pantalla.
-¡Rubiuh, relaja, no tiene nada de malo! -respondió él, elevando la voz al igual que yo.
-¡Claro que sí, tú no serías capaz de darle a nadie! ¡¿Cómo qué uke?! -contesté molesto.
-Nada, que me lo han traumado… A la hora de la vehdad… Sabeh quién hace qué papeleh…
-¡Sí, y yo no soy uke! –le di una patada a la silla, cruzándome de brazos.
-Eh, a veh, calma, eh una novela… -observé que se estaba descojonando por dentro, lo que me enfadó más.
-En ese caso leamos más, venga, seguro que es una broma de mal gusto, seguro.
Ignoré como se reía de mí y me acomodé en la silla de nuevo, siguiendo con la historia. A lo mejor era una confusión del momento, y me revelaba, si, tendría que ser eso. Apoyé ambas manos en el escritorio y recorrí cada palabra con la mirada, buscando que en cualquier momento dejara de ser el pasivo de la relación.
-¡Uke, sus pollas! –grité girándome, haciéndole reír a carcajadas.
-Venga, tranquilo, deja que tu seme siga leyendo –encima con recochineo.
-Yo puedo ser muy seme a la hora de la verdad, ¿sabes? –le empujé cerrando la ventana, sin querer seguir leyendo.
-Claro que si… ¡Oye!
-¿No me crees?
-No –alzó una ceja, volviendo a reír.
-Levántate.
-¿Cómo…?
-Que te levantes –repetí algo más serio a lo que me hizo caso, mirándome bastante confundido.


¿Qué quería ahora? Será posible que...
Me incorporé acercándome a él y le miré expectante. Entonces, me pegó a la pared con decisión, empotrándome contra esta, haciéndome soltar un leve gemido, me mordí el labio para evitar más. Se pegó a mí, sin dejarme alguna escapatoria.
-¿Qué haceh…? –susurré mirándole. Respondió con una sonrisa ladeada.
-Demostrarte que tengo razón y que ellos se equivocan…
Tragué saliva con dificultad. ¿Así que de eso se trataba? De ver si podía hacer algo que todos sabíamos que era imposible… Cerré los ojos y puse ambas manos en su cintura para girarnos, pero en cuanto lo intenté nos tiró al suelo, sentándose sobre mi cadera.
-No, no, no, yo mando aquí y tú lo sabes –susurró en mi oído, mordiendo debajo de este.
-Muy bien, me lo acabah de demohtrah… Ahora poh favoh, ¿podemoh levantahnoh y seguíh con nuehtrah vidah? –resoplé
No sabía hasta que punto podría aguantar así, es decir, por mucho que fuera mi mejor amigo me estaba besando cosas que no debía y no quería excitarme por su culpa.
-No, porque estoy seguro de que aun no me crees… -apoyó ambas manos a los lados de mi cabeza y me miró fijamente a los ojos, poniéndome más nervioso.
-Sí, te creo, tú eres el seme de ehto, ahora poh favoh…
-¿Qué pasa? Cuando ves que te pueden partir en dos… No es tan divertido, ¿verdad? –rió suavemente en mi oído, dándome un suave caderazo.
-Pa… Para de rehtregahte contra mí… -traté de apartarle pero sí que sabía donde tocar, ya que me tenía completamente inmóvil.
-No quiero… Impídemelo… -se incorporó un poco.
Se acomodó sobre mi cintura, subiendo las manos por su torso, quitándose la camiseta poco a poco. Joder, como se veía el hijo de puta sin ella. Observé su pecho y fui bajando la mirada hasta terminar en sus pantalones. Me mordí el labio, sintiendo como mi leve e imperceptible erección había crecido poco a poco a lo largo de estos minutos y él se daba cuenta de lo que me estaba causando.
-No… -ni sabía que iba a decir.
Se removió el pelo mientras miraba el techo, como si esperara a que le suplicara que hiciera algo. Levanté un poco la cadera para tratar de girarnos y no es que tuviera más fuerza que yo pero estaba bien acomodado sobre mí. Ese pequeño roce sólo me hizo gemir, y volví a bajar la cadera.
-¡Rubiuh, deja ya de jugah, coño! –grité de pronto, haciéndole reír.
-Me tomaré esto como ‘’fóllame de una vez’’ –sentí sonrojarme.
Negué con rapidez, no es que quisiera decir eso y no es que quisiera hacerlo. No, no con él ¿No? Se recostó contra mí y juntó nuestros labios, creando un beso apasionado, dejándome directamente sin aire. Pasé ambas manos por su espalda desnuda, acariciándole despacio, buscando la manera de girarnos. Cuando creí que lo tenía ganado, sentí como me quitaba la camiseta. Negó despacio, ahora faltaba que me leyera la mente también. Le dejé hacer, removiéndome tras ello bastante nervioso, ¿hasta dónde iba a llegar esto? Sus manos recorrieron mi torso hasta llegar a mis pantalones, donde los desabrochó poco a poco, haciéndome esperar. Al final no sabía si era una lucha por demostrarme que era el activo de esa relación, que hasta el momento era ficticia, o por hacerme sentir cada vez más ganas de algo en lo que no iba a salir muy bien parado. Entonces sentí como me quitaba los pantalones de un tirón.
-¿Tenemos lubricante?
-No –respondí cortante, haciéndole reír.
-Yo lo digo por tu bien… -alzó una ceja mientras sus manos me iban bajando los bóxers lentamente.
-Creo que en el baño hay… -me tapé la cara con las manos, pero me las apartó, negando.
Se levantó yendo al baño, momento para salir corriendo antes de que me partiera en dos o ir haciéndome a la idea. ¿Realmente tenía ganas? me daba miedo lo que iba a hacer. Bajé la mirada y observé mis bóxers a medio quitar, para segundos después oírlo entrar por la puerta. Sonrió de lado y se quitó los pantalones, tirándolos por el suelo, recostándose a mi lado. Comenzó a besarme el cuello, haciéndome estremecerme y volver a los cortos y ahogados gemidos. Bajó una mano terminando de quitarme los bóxers, entonces sentí como cogía mi miembro. Me hizo gemir más alto, más al sentir como pasaba la mano de arriba abajo, masturbándome. Sus labios rozaron los míos y comenzó a besarme cada vez más apasionadamente, buscando aumentar esa erección. Arqueé un poco la espalda, gimiendo en su boca, bajando mi mano a su miembro, aunque me la apartó, negando.
-Shh, déjame a mí, solo relájate –susurró en mi oído, y la verdad que su opción no me parecía nada mala.
Cerré los ojos recostándome más tranquilo en el suelo y me centré en lo que estaba sintiendo. Le miré de reojo y su expresión aumentó mi calentón. Tenía la vista puesta en mi miembro y en su mano mientras seguía acariciándolo, pero sus labios estaban entreabiertos, como si estuviera sintiendo el placer por mí. Comencé a gemir más alto cada vez, más al oír como él a ratos hacía lo mismo. Entonces le observé bajar besando mi torso, hasta mi miembro. Me incorporé un poco para mirarle, pero tuve que cerrar los ojos junto a un nuevo gemido, más bien grito, al sentir que lo introducía en su boca, terminando de ayudarme a llegar al orgasmo. Eché la cabeza hacia atrás, apoyándola en el suelo, y me sentí correr, segundos después su lengua pasar por mi ya algo más calmada erección. Por un momento creí que ahí se había terminado, pero olvidé algo.
Se quitó los bóxers y se acomodó entre mis piernas, haciéndome gemir por el directo roce. Abrí los ojos observándo como cogía mi mano y me la llenaba de lubricante. Tragué saliva y cogí su miembro, acariciándolo con suavidad mientras repartía el líquido por este, cuanto más tuviera mejor para mí.
Cogió mi cintura levantándomela y le sentí acomodarse en mi entrada. Me miró a los ojos y sonrió suavemente, terminando por introducir su miembro en mí. Me mordí el labio con fuerza, quizás demasiada, pero quería evitar gemir de dolor. Joder, y eso que tenía lubricante. Levanté un poco la cadera en busca de que el dolor cesara, pero solo conseguí que entrara más en mí, por lo que preferí quedarme quieto y dejarle a él. Acarició mi cintura mientras me miraba, aunque sus ojos se entrecerraban, seguramente sintiendo cada vez más placer. Entreabrió los labios emitiendo un suave gemido, aunque pude notar cómo se contenía por mí.
A medida que iba pasando el tiempo me acostumbraba cada vez más, y se sentía mejor, hasta llegar a tal punto que dejó de dolerme. Se recostó un poco sobre mí, y aun con cuidado, siguió penetrándome mientras me besaba. Sus labios sabían dulces, y su lengua se juntaba con la mía haciendo que mi calentón aumentara cada vez más.
-Ah… -gemí sobre estos, haciéndole sonreír de lado.
-Uhm… -respondió, entrando en un juego de sonidos cada cual más raro y alto, demostrando que cada vez estábamos más excitados.
Le abracé contra mí, levantando más la cadera para que entrara del todo, y comencé a sentir que me venía, que en cualquier momento me iba a correr. Entre abrí los labios sobre los suyos y emití una serie de gemidos agudos cada cual más alto, terminando por correrme y sentir el cálido líquido en mi abdomen. Abrí los ojos y le vi pasar un dedo por este para lamerlo, tragando parte de mi leche. Terminó de llegar, dentro de mí, gimiendo bastante alto.
-M… Mangel… -gimiendo mi nombre.
Segundos más tarde se apartó despacio, tirándose a mi lado. En el silencio de la habitación se podía oír su respiración sobre la mía, realmente agitada, buscando recuperarse. Nos miramos en silencio y carraspeó suavemente.
-Qué piensen lo que quieran, creo que ha quedado bien claro quién es el seme aquí.