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El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Ay mi madre ¡¡claro que no estoy lista para lo que viene!! me da que Louis se va a echar la culpa de todo para que Julia pueda ir Harvard, y eso no puede ser. La puta de Christia debería pagar por todo el daño que está haciendo. Jodida zorra...
Por favor siguela, por favor, necesito leer más porfaaaaaaa
Por favor siguela, por favor, necesito leer más porfaaaaaaa
Anna.
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
No, no estoy preparada para lo que viene. Como Louis cometa la estupidez de decir que acosó a Julianne y que ella no tiene nada que vwr.... Mira, no tengo ni idea de lo que haré pero algo lo tengo muy claro, Christa acabará muy pero que muy mal. Por favor sube pronto el siguiente capítulo tengo michas ganas de saber cómo seguirá la historia.
¡Un beso!
¡Un beso!
Rachel116
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Si no actualizas pronto juro que la próxima en ir a juicio sos vos. POR FAVORRRRRRRRRR ahhhhhhhh es tan feo no saber que pasa :(:(
Porfi subiiiii. Es necesario para mi salud mental.
GRACIAS
AMO LA NOVE, SOS UNA GENIA REMIL GENIA GENIA GENIA GENIAL.
BESOTESS
Porfi subiiiii. Es necesario para mi salud mental.
GRACIAS
AMO LA NOVE, SOS UNA GENIA REMIL GENIA GENIA GENIA GENIAL.
BESOTESS
Invitado
Invitado
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
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Parte II
Capítulo Veintitrés
Parte II
Al día siguiente, siguiendo las instrucciones de Soraya, Julia se dejó el pelo suelto, lo que la hacía parecer más joven e inocente. A las once en punto de la mañana se reunió con la abogada en el pasillo, frente a la sala de juntas.
Louis y John ya estaban allí, con las cabezas muy juntas y hablando apresuradamente en voz baja. Los dos iban vestidos con traje oscuro y camisa blanca. Pero Louis llevaba también una pajarita verde que resaltaba el azul de sus ojos. Sus miradas se cruzaron sólo un instante, pero bastó para que Julia se diera cuenta de que estaba preocupado. No sonrió ni la saludó con la mano. Parecía que quisiera mantener las distancias. Ella se le habría acercado, pero Soraya la sujetó y la hizo sentar en un banco, al lado de la puerta. De repente, ésta se abrió y un joven muy corpulento y enfadado salió al pasillo.
—¿Paul? —Julia se levantó. Él se detuvo y la miró sorprendido.
—¿Julia? ¿Estás bien? Dime que no... -Se interrumpió bruscamente al ver a la abogada, que se había levantado y se había acercado a su cliente. Se quedó mirando boquiabierto a ambas mujeres hasta que, entornando los ojos y maldiciendo entre dientes, se dirigió a la escalera.
—¡Paul! —lo llamó Julia, mientras él desaparecía escaleras abajo.
—¿Lo conoces?
—Es un amigo.
—¿De verdad? —Soraya parecía sorprendida.
—¿Por qué? ¿Se conocen?
—El año pasado demandó a una de mis clientas. Durante ese caso fue cuando me gané el odio del doctor Aras.
Julia tardó unos instantes en procesar la información. Al comprenderla, se sentó con cuidado.
«¿Soraya fue la abogada de la profesora Singer? ¿Dónde me he metido?»
La ayudante del doctor Aras, Meagan, interrumpió sus pensamientos al abrir la puerta y anunciar que los miembros del comité preferían entrevistar al profesor Tomlinson y a la señorita Mitchell juntos.
Tras una breve consulta con los respectivos abogados, Louis y Julia entraron en la sala seguidos de John y de Soraya. En cuanto se hubieron sentado, en lados opuestos del pasillo, David Aras empezó a hablar. Según su costumbre, comenzó por presentarse él y presentar luego a los otros miembros del comité, los profesores Tara Chakravartty y Robert Mwangi.
—La doctora Chakravartty, vicepresidenta de Diversidad.
Ésta era una mujer pequeña y hermosa, de origen hindú y pelo largo y liso, oscuro como sus ojos. Llevaba un traje negro y un gran pañuelo de color naranja rodeándole el torso como si fuera un sari. Le dirigió a Julia una sonrisa tranquilizadora, entre miradas agresivas en dirección a David Aras.
—El doctor Mwangi, vicepresidente de Asuntos Estudiantiles.
El profesor Mwangi era un keniata-canadiense que llevaba gafas de montura metálica y una camisa sin chaqueta ni corbata. Era el que iba vestido de un modo más informal de los cuatro y el que tenía un aspecto más amigable. Cuando le sonrió a Julia, ella le devolvió la sonrisa. El doctor Aras prosiguió con unos cuantos comentarios introductorios.
—Señorita Mitchell, profesor Tomlinson, se les ha notificado por carta el motivo por el que se ha requerido su presencia. Con motivo de la investigación sobre la demanda de conducta inadecuada, señorita Mitchell, hemos hablado con la profesora Picton, la señorita Peterson, la señora Jenkins, el profesor Jeremy Martin y el señor Paul Norris. Durante la misma, han salido a la luz varios hechos, que han sido corroborados por más de un testigo. —Miró a Louis, apretando los labios—. Por esa razón, la oficina del rector ha ordenado la formación de este comité. Los hechos que han salido a la luz son los siguientes: primero, que una discusión de carácter personal tuvo lugar entre la señorita Mitchell y el profesor Tomlinson durante el seminario del día veintiocho de octubre de dos mil nueve. En segundo lugar, que el treinta y uno de octubre, la profesora Picton accedió a supervisar el proyecto de tesis de la señorita Mitchell a petición del profesor Tomlinson, quien posteriormente informó al profesor Martin sobre el cambio. Argumentó que el cambio era necesario a causa de un conflicto de intereses, concretamente que la señorita Mitchell era una amiga de la familia. Los trámites burocráticos necesarios para llevar a cabo el cambio se realizaron en noviembre. En tercer lugar, el diez de diciembre, el profesor Tomlinson dio una conferencia pública en Florencia, Italia, a la que acudió acompañado por la señorita Mitchell. A lo largo de la velada, él la presentó a los asistentes como su prometida. Estos hechos están documentados con textos y fotografías y han sido corroborados por el profesor Giuseppe Pacciani, presente en la conferencia. —Sostuvo en alto una hoja de papel que parecía ser una copia de un correo electrónico. Louis fulminó el papel con la mirada, refunfuñando entre dientes al oír el nombre de Pacciani. El doctor Aras miró entonces a Louis. —¿Fue acosado por la señorita Mitchell para que mantuviese una relación amorosa con ella? -Julia casi se cayó de la silla. Todos los ojos de la sala se clavaron en Louis, que se sulfuró. Su abogado empezó a susurrarle furiosamente al oído, pero él lo apartó con un gesto de la mano.
—Rotundamente no.
—Muy bien. ¿Mantiene actualmente una relación con la señorita Mitchell?
—Doctor Aras —protestó John—, no nos ha presentado ninguna prueba de que se haya infringido ninguna norma académica. Lo único que nos ha ofrecido ha sido una cronología superficial, abierta a interpretaciones, y un artículo de un periódico sensacionalista italiano. No permitiré que presione a mi cliente.
—Si su cliente no tiene nada que ocultar, debería responder a nuestras preguntas ¿Cuándo empezó su relación con su alumna, la señorita Mitchell? -Antes de que John pudiera volver a protestar, la profesora Chakravartty lo interrumpió.
—Me opongo a este tipo de preguntas. Las relaciones entre profesores y alumnos del mismo departamento no pueden ser admitidas. Me gustaría que mi objeción constara en acta. -El doctor Aras asintió en dirección a su ayudante, Meagan, que estaba tomando notas a toda velocidad en un ordenador portátil.
—Anotado —dijo él, tras resoplar irritado—. En seguida volveremos al tema. Pero antes, ¿profesor Tomlinson?
—Con el debido respeto, doctor Aras, mi cliente no está obligado a responder a suposiciones y especulaciones. Pero tal vez la señorita Mitchell quiera contestar a la pregunta. —Tras mirar de reojo a Soraya, John sonrió inocentemente.
—Muy bien. ¿Señorita Mitchell? -Soraya le dirigió a John una mirada asesina antes de volverse hacia el comité.
—Mi cliente ya fue sometida a una experiencia de hostigamiento en la oficina del doctor Aras cuando se la obligó a defenderse de una demanda muy seria, pero absolutamente maliciosa, interpuesta por otra estudiante. En vista del estrés y del trauma emocional causado, solicito que dirijan sus preguntas directamente al profesor Tomlinson. Fue él quien propuso que la profesora Picton fuera la supervisora, es su firma la que está en los documentos. Nosotras no tenemos nada que decir. -Julia se acercó a la abogada para protestar, pero Soraya no la escuchó. Ella apretó los dientes.
—Ah, el clásico dilema del prisionero. Me pregunto si son conscientes de hacia adónde nos lleva todo esto si persisten en su actitud. —El doctor Aras carraspeó antes de añadir—: Si quieren, puedo ofrecerles unos minutos para que hablen con sus abogados, pero espero que respondan a las preguntas del comité rápidamente y con sinceridad. Si no obtenemos testimonios, nos reservamos el derecho a decidir basándonos en las pruebas que hemos podido reunir. Y a transferir el asunto a la oficina del rector para que presente cargos. Disponen de cinco minutos. —Su voz era fría y sin expresión.
—Dado que las relaciones entre profesores y alumnos del mismo departamento no pueden ser admitidas, propongo que el profesor Tomlinson salga de la sala para que podamos entrevistar a la señorita Mitchell. —La profesora Chakravartty le dirigió a Julia una mirada comprensiva—. Está en un entorno seguro. No se tomarán represalias contra usted por nada de lo que diga ante este comité. Si ha sido víctima de acoso sexual, podemos ayudarla. -La actitud amable de la mujer se transformó en repugnancia al mirar a Louis. Julia se puso en pie de un salto.
—El profesor Tomlinson no me acosó. -Soraya la agarró del brazo, pero ella se soltó bruscamente. Así que la abogada se puso en pie a su lado, esperando el momento adecuado para protestar. Louis negó con la cabeza, nervioso, pero Julia no lo vio. —Mientras fui su alumna, no estuvimos juntos y nuestra relación actual es consentida.
La sala entera contuvo el aliento unos instantes, antes de que el silencio se rompiera por el sonido de los bolígrafos de los miembros del comité al tomar notas. El doctor Aras se echó hacia atrás en la silla. No parecía sorprendido en absoluto.
Ése fue el primer indicio de que algo había salido muy, muy mal.
Julia se sentó lentamente, sin escuchar lo que Soraya le estaba susurrando al oído y se volvió hacia Louis. Aunque éste estaba mirando fijamente al frente, ella sabía que notaba su mirada. Apretaba los dientes con fuerza y tenía los brazos cruzados ante el pecho, con los ojos clavados en David Aras, como una cobra esperando el momento de atacar.
—Gracias, señorita Mitchell, así que la relación es de carácter amoroso. —El hombre desvió la vista hacia Louis antes de volver a fijarla en Julia—. Ya que ha sido tan comunicativa, permítame que le haga otra pregunta. ¿Cuándo compraron los billetes de avión para Italia? -Ella lo miró sin comprender.
—Sin duda, los reservaron antes del día ocho, es decir, antes de que finalizara el semestre. Lo que implica que aceptó ir con él de viaje antes de que el profesor le entregara su nota. Y eso puede plantear dilemas en una relación profesor-alumna, ¿no le parece? -Julia abrió la boca para responder, pero Soraya se le adelantó.
—Con el debido respeto, doctor Aras, está especulando.
—En realidad, señorita Harandi, estoy haciendo una inferencia razonable de un quid pro quo —replicó él apretando los labios—. Es más, estoy sugiriendo que su clienta ha cometido perjurio al afirmar que no tenía ninguna relación con el profesor durante el semestre pasado. ¿Nos tenemos que creer que su relación empezó milagrosamente en el mismo instante en que acabó el semestre? -Julia inspiró hondo y el sonido se oyó en toda la sala. Al otro lado del pasillo, Louis revelaba su ansiedad apretando mucho los puños, que trataba de esconder a ambos lados del cuerpo. El doctor Aras empezó a hablar, pero el profesor Mwangi lo interrumpió:
—Señorita Mitchell, me parece oportuno recordarle las penas por perjurio y por violar las normas de no confraternización de esta universidad. —Su voz tranquila y amable contrastaba con la impaciencia de su colega en el comité—. El perjurio puede suponer la expulsión o sanciones severas. Y la violación de la política de no confraternización puede poner en peligro su situación académica. Hasta principios de noviembre, estuvo preparando su proyecto de tesis bajo la supervisión del profesor Tomlinson; sólo un mes antes de su viaje a Italia. Estuvo matriculada en su seminario hasta el final del semestre y obtuvo un sobresaliente. La política de no confraternización tiene como objetivo proteger a los estudiantes para que no sean víctimas del acoso de los profesores y evitar así posibles tratos de favor. Si se hubiera dado de baja del seminario del profesor Tomlinson, no estaríamos aquí, pero como siguió siendo su alumna, tenemos un problema. -Y dicho esto, le entregó unos papeles a Meagan, que les dio una copia a Julia y otra a Soraya. Mientras esta última leía los documentos, Julia los contemplaba horrorizada. Volvió a mirar a Louis, pero él no le devolvió la mirada. —El profesor Martin ha declarado ante este comité que no recuerda haber hablado con el profesor Tomlinson sobre la conveniencia de que fuera la profesora Picton la que calificara su trabajo. La oficina del registro afirma que fue el profesor Tomlinson quien puso la nota, mediante el sistema de calificación por Internet. Como pueden ver, tenemos copias impresas de esos documentos electrónicos.
—Doctor Mwangi, dado que acabamos de recibir estos documentos, solicito un receso para poder comentarlos con mi clienta. —La voz de Soraya interrumpió los pensamientos de Julia.
—Su clienta ha cometido perjurio, así que ya no vamos a concederle ningún receso -replicó el doctor Aras con severidad.
—No estoy de acuerdo —lo interrumpió la profesora Chakravartty—. La señorita Mitchell no está en disposición de juzgar si fue o no víctima de coerción. Ciertamente, cualquier perjurio por su parte podría ser excusado si hubiera sido víctima de acoso sexual.
—La profesora Picton calificó mi trabajo. Ella podría aclarar este malentendido. —El tono de Julia sonó extrañamente decidido, lo que contrastaba con el temblor de su voz.
—Doctor Aras, disculpe que lo interrumpa, pero acabo de recibir un correo electrónico de la profesora Picton —dijo Meagan en voz baja. Acercándose a su jefe, le mostró la pantalla del ordenador portátil. Él leyó el texto rápidamente antes de indicarle que se apartara con un gesto de la mano.
—Parece que la profesora Picton confirma su historia, señorita Mitchell. -Soraya se echó hacia adelante en la silla.
—En ese caso, todo aclarado. Respetuosamente, solicito que este comité concluya su investigación y ponga fin a este asunto.
—No tenga tanta prisa, señorita Harandi. —El profesor Mwangi miró alternativamente a Louis y Julia, sin molestarse en ocultar su curiosidad—. Si la relación es consentida, ¿por qué el profesor Tomlinson se esconde detrás de su abogado?
—No han hecho más que presentarnos especulaciones y fantasías. ¿Por qué iba a molestarse mi cliente en responder? —El tono de John era despectivo.
—Tenemos derecho a llegar a nuestras propias conclusiones respecto a las pruebas. No puedo hablar por mis ilustres colegas, pero en mi opinión, su cliente y la señorita Mitchell tuvieron una relación el semestre pasado, lo que implica que violaron la ley de no confraternización, y que la señorita Mitchell ha cometido perjurio. -John se puso en pie.
—Si ésa es la postura de este comité, solicitamos la asistencia de un representante de la Asociación de Profesores y de otro de la Asociación Canadiense de Profesores Universitarios y les avisamos de que tomaremos todas las medidas legales necesarias en caso de que se difame a mi cliente. -El doctor Aras sacudió la mano.
—Siéntese. No respondemos a las amenazas. -Esperó a que John tomara asiento antes de lanzar el bolígrafo sobre la mesa. Luego se quitó las gafas y las dejó junto a éste. —Dado que, al parecer, hemos topado con un iceberg, propongo suspender esta sesión hasta recabar más información. -Louis apretó los dientes. Cualquier retraso era una amenaza para la entrada de Julia en Harvard.
—Creo que, antes de concluir la sesión, deberíamos darle a la señorita Mitchell la oportunidad de contar su historia sin la presencia en la sala del profesor Tomlinson — insistió la profesora Chakravartty—. El profesor Tomlinson es un hombre poderoso, señorita Mitchell. Tal vez estaba preocupada por su situación académica y él se aprovechó de su ansiedad. Puede que ahora piense que la relación es consentida, pero ¿siempre lo creyó así? Varios testigos han afirmado que fue muy duro con usted en varias ocasiones.
—¡Esto es una vergüenza! Doctor Aras, ¿va a permanecer de brazos cruzados mientras mi cliente es difamado por uno de los miembros de su comité? Quiero que mi objeción conste en acta, así como que pienso presentar una demanda contra la profesora Chakravartty por conducta poco profesional. —John parecía estar a punto de sufrir una apoplejía.
—Quiero que el profesor se quede —dijo Julia en voz baja.
—Bien. —La voz de la profesora Chakravartty se suavizó—. Estoy segura de que esta situación es estresante y compleja, pero quiero que sepa que este comité tiene en su poder el correo electrónico que usted le envió al profesor Tomlinson, en el que le rogaba que dejara de acosarla. Repito que estamos aquí para averiguar la verdad. -Julia parpadeó, pero siguió viéndolo todo borroso. Los sonidos también le llegaban como con sordina, como si estuviera dentro del agua. Todo se ralentizó, y en especial su mente, ante la enormidad de la revelación de la profesora Chakravartty y sintió que un frío intenso se apoderaba de su cuerpo. Meagan alargó unos papeles a John y a Soraya. John les echó un vistazo rápido antes de dejarlos a un lado.
—Está absolutamente fuera de lugar sorprendernos con documentación nueva a estas alturas.
—No estamos en un juicio; esto es sólo una vista de investigación. No estamos sujetos a las mismas normas que rigen en los juicios, señor Green. Profesora Chakravartty, puede continuar. —Y el doctor Aras se reclinó en la silla, mirando a la profesora con interés.
—Sé que no interpuso una demanda por acoso contra el profesor Tomlinson, pero aún está a tiempo. Si lo desea, podemos quedarnos a solas y discutirlo. -John negó con la cabeza.
—Mi cliente niega taxativamente cualquier acusación de acoso, ni sexual ni de otro tipo. Si alguien debería estar siendo investigada por acoso, ésa es la señorita Christa Peterson, instigadora de todo este enredo.
—La señorita Peterson será investigada y se le pedirán explicaciones de sus actos, no se preocupe. —El tono del profesor Mwangi era directo y sereno—. Señorita Mitchell, yo también estoy muy interesado en este correo electrónico. Le dice al profesor Tomlinson que deje de acosarla. ¿Podría explicarnos en qué contexto hizo esa petición?
—Fue un error. —Aunque Julia contestó en voz baja, su respuesta llegó a todos los rincones de la sala.
—¿Un error? —repitió la profesora Chakravartty.
—Tuvimos un malentendido. No debí usar la palabra «acoso». Estaba enfadada, no lo decía en serio. -Soraya le habló al oído, pero ella se apartó y empezó a retorcerse las manos. —No hubo acoso, por eso no presenté ninguna demanda. -La profesora Chakravartty la miró con escepticismo antes de volverse hacia el doctor Aras.
—Creo que sería conveniente aplazar la vista. Tengo un montón de preguntas que me gustaría que respondieran los demás testigos. Y también me gustaría interrogar a la señorita Mitchell en un entorno menos hostil —añadió, fulminando al profesor Tomlinson con la mirada.
—La señorita Mitchell ha negado la alegación y no presentó ninguna demanda contra mi cliente. Según el párrafo diez de la normativa universitaria sobre acoso sexual, no se la puede obligar a presentarla. ¿Podemos pasar a otro tema? —protestó John.
—No necesito que me diga cómo llevar esta reunión, señor Green —le espetó el doctor Aras—. Le dedicaremos el tiempo que consideremos necesario.
A continuación, les hizo un gesto al resto de los miembros del comité para que se acercaran. Hablaron en susurros durante unos instantes. La sola mención de un retraso hizo que el corazón de Julia se acelerara. Miró asustada a Louis, que parecía muy sofocado. Poco después, el doctor Aras volvió a ponerse las gafas y miró a su alrededor.
—Siguiendo la sugerencia de la profesora Chakravartty, se suspende esta vista. Le doy las gracias por su colaboración, señorita Mitchell. Usted, profesor Tomlinson, no nos ha dicho nada. Su falta de cooperación no nos deja otra opción que volver a interrogar a todos los testigos. Particularmente, tengo mucho interés en hablar con el catedrático de su departamento, el profesor Martin. Si la relación entre la señorita Mitchell y usted es consentida, ambos pueden haber violado la ley de no confraternización. Y en cuanto a usted, señorita Mitchell, puede haber cometido perjurio respecto a la fecha de inicio de la relación. Por otro lado, el correo electrónico que le envió al profesor se contradice con el resto de sus afirmaciones. Y no me olvido de la mención de la beca M. P. Tomlinson que cita en ese mismo correo. No voy a permitir presiones para resolver este asunto antes de tenerlo todo muy claro, así que se suspende momentáneamente la vista hasta haber recabado nueva información. Este retraso puede ser de varias semanas, dependerá de la colaboración que recibamos de su parte. Por supuesto, si prefieren que no haya retraso, pueden responder a nuestras preguntas —concluyó, mirando con severidad a John y a Louis. Julia vio como Louis cerraba los ojos y murmuraba algo antes de ponerse en pie.
—Ya basta. -Seis pares de ojos se volvieron hacia el profesor de aspecto enfadado que estaba fulminando a los miembros del comité con la mirada. —No hay necesidad de retrasar nada. Colaboraré —declaró, con la mandíbula apretada y los ojos brillantes. A Julia se le cayó el alma a los pies.
—Parece que por fin hemos captado su atención, profesor Tomlinson, y hemos logrado que salga de detrás de su abogado —comentó el profesor Mwangi con sarcasmo.
—Ese comentario no es digno de usted —replicó Louis con gesto despectivo.
—¿Está dispuesto a responder a las preguntas de este comité? —el doctor Aras interrumpió el duelo de miradas de ambos profesores.
—Sí. -Cuando John se hubo recuperado de la sorpresa, se colocó al lado de Louis.
—Doctor Aras, mi cliente no ha venido solo. ¿Me concede un momento para hablar con él? -Cuando él asintió, John empezó a susurrarle rápidamente algo a Louis al oído. Julia se dio cuenta en seguida de que a él no le gustaba lo que estaba oyendo, por lo que no le extrañó cuando éste le dijo que no a su abogado con la cabeza. Con una mirada severa, hizo callar a John.
—Estoy dispuesto a responder a sus preguntas, pero no delante de la señorita Mitchell. Algunas de las respuestas son de carácter personal y por... bueno... por varias razones, prefiero que sean confidenciales. -El doctor Aras lo observó atentamente antes de asentir.
—Muy bien. Señorita Mitchell, puede retirarse por el momento, pero no abandone el edificio. Podemos necesitarla más adelante.
—Si el profesor Tomlinson piensa difamar a mi clienta, puede hacerlo delante de ella —protestó Soraya.
—Las normas de la universidad y del sindicato de profesores aseguran la confidencialidad en todos los procesos judiciales. —La voz Aras era fría como el hielo. Tras consultar un instante con sus colegas, asintió en dirección a Julia. —Si el profesor Tomlinson ofrece algún testimonio que implique a su clienta, se le dará la posibilidad de defenderse. Las cuestiones que no la afecten se mantendrán en la confidencialidad. Señorita Harandi, señorita Mitchell, pueden retirarse de momento. Mi ayudante las avisará si se requiere su presencia más adelante. -Negando con la cabeza, Soraya tomó a Julia del brazo y trató de sacarla de la sala. Pero ella plantó los pies en el suelo con firmeza.
—Nuestra relación fue consentida. Sabía lo que estaba haciendo y no me arrepiento de nada. ¡De nada! No ha habido nada sucio en todo esto. Nunca existió acoso. -El doctor Aras se fijó en que el profesor Tomlinson se frotaba los ojos y maldecía entre dientes.
—Señorita Mitchell, tendrá oportunidad de defenderse si es necesario. Si nos disculpa... -Tirando de su clienta con más fuerza, Soraya la sacó de la sala. Julia trató en vano de intercambiar una mirada con Louis antes de irse, pero éste tenía la cabeza baja y los ojos cerrados.
Louis y John ya estaban allí, con las cabezas muy juntas y hablando apresuradamente en voz baja. Los dos iban vestidos con traje oscuro y camisa blanca. Pero Louis llevaba también una pajarita verde que resaltaba el azul de sus ojos. Sus miradas se cruzaron sólo un instante, pero bastó para que Julia se diera cuenta de que estaba preocupado. No sonrió ni la saludó con la mano. Parecía que quisiera mantener las distancias. Ella se le habría acercado, pero Soraya la sujetó y la hizo sentar en un banco, al lado de la puerta. De repente, ésta se abrió y un joven muy corpulento y enfadado salió al pasillo.
—¿Paul? —Julia se levantó. Él se detuvo y la miró sorprendido.
—¿Julia? ¿Estás bien? Dime que no... -Se interrumpió bruscamente al ver a la abogada, que se había levantado y se había acercado a su cliente. Se quedó mirando boquiabierto a ambas mujeres hasta que, entornando los ojos y maldiciendo entre dientes, se dirigió a la escalera.
—¡Paul! —lo llamó Julia, mientras él desaparecía escaleras abajo.
—¿Lo conoces?
—Es un amigo.
—¿De verdad? —Soraya parecía sorprendida.
—¿Por qué? ¿Se conocen?
—El año pasado demandó a una de mis clientas. Durante ese caso fue cuando me gané el odio del doctor Aras.
Julia tardó unos instantes en procesar la información. Al comprenderla, se sentó con cuidado.
«¿Soraya fue la abogada de la profesora Singer? ¿Dónde me he metido?»
La ayudante del doctor Aras, Meagan, interrumpió sus pensamientos al abrir la puerta y anunciar que los miembros del comité preferían entrevistar al profesor Tomlinson y a la señorita Mitchell juntos.
Tras una breve consulta con los respectivos abogados, Louis y Julia entraron en la sala seguidos de John y de Soraya. En cuanto se hubieron sentado, en lados opuestos del pasillo, David Aras empezó a hablar. Según su costumbre, comenzó por presentarse él y presentar luego a los otros miembros del comité, los profesores Tara Chakravartty y Robert Mwangi.
—La doctora Chakravartty, vicepresidenta de Diversidad.
Ésta era una mujer pequeña y hermosa, de origen hindú y pelo largo y liso, oscuro como sus ojos. Llevaba un traje negro y un gran pañuelo de color naranja rodeándole el torso como si fuera un sari. Le dirigió a Julia una sonrisa tranquilizadora, entre miradas agresivas en dirección a David Aras.
—El doctor Mwangi, vicepresidente de Asuntos Estudiantiles.
El profesor Mwangi era un keniata-canadiense que llevaba gafas de montura metálica y una camisa sin chaqueta ni corbata. Era el que iba vestido de un modo más informal de los cuatro y el que tenía un aspecto más amigable. Cuando le sonrió a Julia, ella le devolvió la sonrisa. El doctor Aras prosiguió con unos cuantos comentarios introductorios.
—Señorita Mitchell, profesor Tomlinson, se les ha notificado por carta el motivo por el que se ha requerido su presencia. Con motivo de la investigación sobre la demanda de conducta inadecuada, señorita Mitchell, hemos hablado con la profesora Picton, la señorita Peterson, la señora Jenkins, el profesor Jeremy Martin y el señor Paul Norris. Durante la misma, han salido a la luz varios hechos, que han sido corroborados por más de un testigo. —Miró a Louis, apretando los labios—. Por esa razón, la oficina del rector ha ordenado la formación de este comité. Los hechos que han salido a la luz son los siguientes: primero, que una discusión de carácter personal tuvo lugar entre la señorita Mitchell y el profesor Tomlinson durante el seminario del día veintiocho de octubre de dos mil nueve. En segundo lugar, que el treinta y uno de octubre, la profesora Picton accedió a supervisar el proyecto de tesis de la señorita Mitchell a petición del profesor Tomlinson, quien posteriormente informó al profesor Martin sobre el cambio. Argumentó que el cambio era necesario a causa de un conflicto de intereses, concretamente que la señorita Mitchell era una amiga de la familia. Los trámites burocráticos necesarios para llevar a cabo el cambio se realizaron en noviembre. En tercer lugar, el diez de diciembre, el profesor Tomlinson dio una conferencia pública en Florencia, Italia, a la que acudió acompañado por la señorita Mitchell. A lo largo de la velada, él la presentó a los asistentes como su prometida. Estos hechos están documentados con textos y fotografías y han sido corroborados por el profesor Giuseppe Pacciani, presente en la conferencia. —Sostuvo en alto una hoja de papel que parecía ser una copia de un correo electrónico. Louis fulminó el papel con la mirada, refunfuñando entre dientes al oír el nombre de Pacciani. El doctor Aras miró entonces a Louis. —¿Fue acosado por la señorita Mitchell para que mantuviese una relación amorosa con ella? -Julia casi se cayó de la silla. Todos los ojos de la sala se clavaron en Louis, que se sulfuró. Su abogado empezó a susurrarle furiosamente al oído, pero él lo apartó con un gesto de la mano.
—Rotundamente no.
—Muy bien. ¿Mantiene actualmente una relación con la señorita Mitchell?
—Doctor Aras —protestó John—, no nos ha presentado ninguna prueba de que se haya infringido ninguna norma académica. Lo único que nos ha ofrecido ha sido una cronología superficial, abierta a interpretaciones, y un artículo de un periódico sensacionalista italiano. No permitiré que presione a mi cliente.
—Si su cliente no tiene nada que ocultar, debería responder a nuestras preguntas ¿Cuándo empezó su relación con su alumna, la señorita Mitchell? -Antes de que John pudiera volver a protestar, la profesora Chakravartty lo interrumpió.
—Me opongo a este tipo de preguntas. Las relaciones entre profesores y alumnos del mismo departamento no pueden ser admitidas. Me gustaría que mi objeción constara en acta. -El doctor Aras asintió en dirección a su ayudante, Meagan, que estaba tomando notas a toda velocidad en un ordenador portátil.
—Anotado —dijo él, tras resoplar irritado—. En seguida volveremos al tema. Pero antes, ¿profesor Tomlinson?
—Con el debido respeto, doctor Aras, mi cliente no está obligado a responder a suposiciones y especulaciones. Pero tal vez la señorita Mitchell quiera contestar a la pregunta. —Tras mirar de reojo a Soraya, John sonrió inocentemente.
—Muy bien. ¿Señorita Mitchell? -Soraya le dirigió a John una mirada asesina antes de volverse hacia el comité.
—Mi cliente ya fue sometida a una experiencia de hostigamiento en la oficina del doctor Aras cuando se la obligó a defenderse de una demanda muy seria, pero absolutamente maliciosa, interpuesta por otra estudiante. En vista del estrés y del trauma emocional causado, solicito que dirijan sus preguntas directamente al profesor Tomlinson. Fue él quien propuso que la profesora Picton fuera la supervisora, es su firma la que está en los documentos. Nosotras no tenemos nada que decir. -Julia se acercó a la abogada para protestar, pero Soraya no la escuchó. Ella apretó los dientes.
—Ah, el clásico dilema del prisionero. Me pregunto si son conscientes de hacia adónde nos lleva todo esto si persisten en su actitud. —El doctor Aras carraspeó antes de añadir—: Si quieren, puedo ofrecerles unos minutos para que hablen con sus abogados, pero espero que respondan a las preguntas del comité rápidamente y con sinceridad. Si no obtenemos testimonios, nos reservamos el derecho a decidir basándonos en las pruebas que hemos podido reunir. Y a transferir el asunto a la oficina del rector para que presente cargos. Disponen de cinco minutos. —Su voz era fría y sin expresión.
—Dado que las relaciones entre profesores y alumnos del mismo departamento no pueden ser admitidas, propongo que el profesor Tomlinson salga de la sala para que podamos entrevistar a la señorita Mitchell. —La profesora Chakravartty le dirigió a Julia una mirada comprensiva—. Está en un entorno seguro. No se tomarán represalias contra usted por nada de lo que diga ante este comité. Si ha sido víctima de acoso sexual, podemos ayudarla. -La actitud amable de la mujer se transformó en repugnancia al mirar a Louis. Julia se puso en pie de un salto.
—El profesor Tomlinson no me acosó. -Soraya la agarró del brazo, pero ella se soltó bruscamente. Así que la abogada se puso en pie a su lado, esperando el momento adecuado para protestar. Louis negó con la cabeza, nervioso, pero Julia no lo vio. —Mientras fui su alumna, no estuvimos juntos y nuestra relación actual es consentida.
La sala entera contuvo el aliento unos instantes, antes de que el silencio se rompiera por el sonido de los bolígrafos de los miembros del comité al tomar notas. El doctor Aras se echó hacia atrás en la silla. No parecía sorprendido en absoluto.
Ése fue el primer indicio de que algo había salido muy, muy mal.
Julia se sentó lentamente, sin escuchar lo que Soraya le estaba susurrando al oído y se volvió hacia Louis. Aunque éste estaba mirando fijamente al frente, ella sabía que notaba su mirada. Apretaba los dientes con fuerza y tenía los brazos cruzados ante el pecho, con los ojos clavados en David Aras, como una cobra esperando el momento de atacar.
—Gracias, señorita Mitchell, así que la relación es de carácter amoroso. —El hombre desvió la vista hacia Louis antes de volver a fijarla en Julia—. Ya que ha sido tan comunicativa, permítame que le haga otra pregunta. ¿Cuándo compraron los billetes de avión para Italia? -Ella lo miró sin comprender.
—Sin duda, los reservaron antes del día ocho, es decir, antes de que finalizara el semestre. Lo que implica que aceptó ir con él de viaje antes de que el profesor le entregara su nota. Y eso puede plantear dilemas en una relación profesor-alumna, ¿no le parece? -Julia abrió la boca para responder, pero Soraya se le adelantó.
—Con el debido respeto, doctor Aras, está especulando.
—En realidad, señorita Harandi, estoy haciendo una inferencia razonable de un quid pro quo —replicó él apretando los labios—. Es más, estoy sugiriendo que su clienta ha cometido perjurio al afirmar que no tenía ninguna relación con el profesor durante el semestre pasado. ¿Nos tenemos que creer que su relación empezó milagrosamente en el mismo instante en que acabó el semestre? -Julia inspiró hondo y el sonido se oyó en toda la sala. Al otro lado del pasillo, Louis revelaba su ansiedad apretando mucho los puños, que trataba de esconder a ambos lados del cuerpo. El doctor Aras empezó a hablar, pero el profesor Mwangi lo interrumpió:
—Señorita Mitchell, me parece oportuno recordarle las penas por perjurio y por violar las normas de no confraternización de esta universidad. —Su voz tranquila y amable contrastaba con la impaciencia de su colega en el comité—. El perjurio puede suponer la expulsión o sanciones severas. Y la violación de la política de no confraternización puede poner en peligro su situación académica. Hasta principios de noviembre, estuvo preparando su proyecto de tesis bajo la supervisión del profesor Tomlinson; sólo un mes antes de su viaje a Italia. Estuvo matriculada en su seminario hasta el final del semestre y obtuvo un sobresaliente. La política de no confraternización tiene como objetivo proteger a los estudiantes para que no sean víctimas del acoso de los profesores y evitar así posibles tratos de favor. Si se hubiera dado de baja del seminario del profesor Tomlinson, no estaríamos aquí, pero como siguió siendo su alumna, tenemos un problema. -Y dicho esto, le entregó unos papeles a Meagan, que les dio una copia a Julia y otra a Soraya. Mientras esta última leía los documentos, Julia los contemplaba horrorizada. Volvió a mirar a Louis, pero él no le devolvió la mirada. —El profesor Martin ha declarado ante este comité que no recuerda haber hablado con el profesor Tomlinson sobre la conveniencia de que fuera la profesora Picton la que calificara su trabajo. La oficina del registro afirma que fue el profesor Tomlinson quien puso la nota, mediante el sistema de calificación por Internet. Como pueden ver, tenemos copias impresas de esos documentos electrónicos.
—Doctor Mwangi, dado que acabamos de recibir estos documentos, solicito un receso para poder comentarlos con mi clienta. —La voz de Soraya interrumpió los pensamientos de Julia.
—Su clienta ha cometido perjurio, así que ya no vamos a concederle ningún receso -replicó el doctor Aras con severidad.
—No estoy de acuerdo —lo interrumpió la profesora Chakravartty—. La señorita Mitchell no está en disposición de juzgar si fue o no víctima de coerción. Ciertamente, cualquier perjurio por su parte podría ser excusado si hubiera sido víctima de acoso sexual.
—La profesora Picton calificó mi trabajo. Ella podría aclarar este malentendido. —El tono de Julia sonó extrañamente decidido, lo que contrastaba con el temblor de su voz.
—Doctor Aras, disculpe que lo interrumpa, pero acabo de recibir un correo electrónico de la profesora Picton —dijo Meagan en voz baja. Acercándose a su jefe, le mostró la pantalla del ordenador portátil. Él leyó el texto rápidamente antes de indicarle que se apartara con un gesto de la mano.
—Parece que la profesora Picton confirma su historia, señorita Mitchell. -Soraya se echó hacia adelante en la silla.
—En ese caso, todo aclarado. Respetuosamente, solicito que este comité concluya su investigación y ponga fin a este asunto.
—No tenga tanta prisa, señorita Harandi. —El profesor Mwangi miró alternativamente a Louis y Julia, sin molestarse en ocultar su curiosidad—. Si la relación es consentida, ¿por qué el profesor Tomlinson se esconde detrás de su abogado?
—No han hecho más que presentarnos especulaciones y fantasías. ¿Por qué iba a molestarse mi cliente en responder? —El tono de John era despectivo.
—Tenemos derecho a llegar a nuestras propias conclusiones respecto a las pruebas. No puedo hablar por mis ilustres colegas, pero en mi opinión, su cliente y la señorita Mitchell tuvieron una relación el semestre pasado, lo que implica que violaron la ley de no confraternización, y que la señorita Mitchell ha cometido perjurio. -John se puso en pie.
—Si ésa es la postura de este comité, solicitamos la asistencia de un representante de la Asociación de Profesores y de otro de la Asociación Canadiense de Profesores Universitarios y les avisamos de que tomaremos todas las medidas legales necesarias en caso de que se difame a mi cliente. -El doctor Aras sacudió la mano.
—Siéntese. No respondemos a las amenazas. -Esperó a que John tomara asiento antes de lanzar el bolígrafo sobre la mesa. Luego se quitó las gafas y las dejó junto a éste. —Dado que, al parecer, hemos topado con un iceberg, propongo suspender esta sesión hasta recabar más información. -Louis apretó los dientes. Cualquier retraso era una amenaza para la entrada de Julia en Harvard.
—Creo que, antes de concluir la sesión, deberíamos darle a la señorita Mitchell la oportunidad de contar su historia sin la presencia en la sala del profesor Tomlinson — insistió la profesora Chakravartty—. El profesor Tomlinson es un hombre poderoso, señorita Mitchell. Tal vez estaba preocupada por su situación académica y él se aprovechó de su ansiedad. Puede que ahora piense que la relación es consentida, pero ¿siempre lo creyó así? Varios testigos han afirmado que fue muy duro con usted en varias ocasiones.
—¡Esto es una vergüenza! Doctor Aras, ¿va a permanecer de brazos cruzados mientras mi cliente es difamado por uno de los miembros de su comité? Quiero que mi objeción conste en acta, así como que pienso presentar una demanda contra la profesora Chakravartty por conducta poco profesional. —John parecía estar a punto de sufrir una apoplejía.
—Quiero que el profesor se quede —dijo Julia en voz baja.
—Bien. —La voz de la profesora Chakravartty se suavizó—. Estoy segura de que esta situación es estresante y compleja, pero quiero que sepa que este comité tiene en su poder el correo electrónico que usted le envió al profesor Tomlinson, en el que le rogaba que dejara de acosarla. Repito que estamos aquí para averiguar la verdad. -Julia parpadeó, pero siguió viéndolo todo borroso. Los sonidos también le llegaban como con sordina, como si estuviera dentro del agua. Todo se ralentizó, y en especial su mente, ante la enormidad de la revelación de la profesora Chakravartty y sintió que un frío intenso se apoderaba de su cuerpo. Meagan alargó unos papeles a John y a Soraya. John les echó un vistazo rápido antes de dejarlos a un lado.
—Está absolutamente fuera de lugar sorprendernos con documentación nueva a estas alturas.
—No estamos en un juicio; esto es sólo una vista de investigación. No estamos sujetos a las mismas normas que rigen en los juicios, señor Green. Profesora Chakravartty, puede continuar. —Y el doctor Aras se reclinó en la silla, mirando a la profesora con interés.
—Sé que no interpuso una demanda por acoso contra el profesor Tomlinson, pero aún está a tiempo. Si lo desea, podemos quedarnos a solas y discutirlo. -John negó con la cabeza.
—Mi cliente niega taxativamente cualquier acusación de acoso, ni sexual ni de otro tipo. Si alguien debería estar siendo investigada por acoso, ésa es la señorita Christa Peterson, instigadora de todo este enredo.
—La señorita Peterson será investigada y se le pedirán explicaciones de sus actos, no se preocupe. —El tono del profesor Mwangi era directo y sereno—. Señorita Mitchell, yo también estoy muy interesado en este correo electrónico. Le dice al profesor Tomlinson que deje de acosarla. ¿Podría explicarnos en qué contexto hizo esa petición?
—Fue un error. —Aunque Julia contestó en voz baja, su respuesta llegó a todos los rincones de la sala.
—¿Un error? —repitió la profesora Chakravartty.
—Tuvimos un malentendido. No debí usar la palabra «acoso». Estaba enfadada, no lo decía en serio. -Soraya le habló al oído, pero ella se apartó y empezó a retorcerse las manos. —No hubo acoso, por eso no presenté ninguna demanda. -La profesora Chakravartty la miró con escepticismo antes de volverse hacia el doctor Aras.
—Creo que sería conveniente aplazar la vista. Tengo un montón de preguntas que me gustaría que respondieran los demás testigos. Y también me gustaría interrogar a la señorita Mitchell en un entorno menos hostil —añadió, fulminando al profesor Tomlinson con la mirada.
—La señorita Mitchell ha negado la alegación y no presentó ninguna demanda contra mi cliente. Según el párrafo diez de la normativa universitaria sobre acoso sexual, no se la puede obligar a presentarla. ¿Podemos pasar a otro tema? —protestó John.
—No necesito que me diga cómo llevar esta reunión, señor Green —le espetó el doctor Aras—. Le dedicaremos el tiempo que consideremos necesario.
A continuación, les hizo un gesto al resto de los miembros del comité para que se acercaran. Hablaron en susurros durante unos instantes. La sola mención de un retraso hizo que el corazón de Julia se acelerara. Miró asustada a Louis, que parecía muy sofocado. Poco después, el doctor Aras volvió a ponerse las gafas y miró a su alrededor.
—Siguiendo la sugerencia de la profesora Chakravartty, se suspende esta vista. Le doy las gracias por su colaboración, señorita Mitchell. Usted, profesor Tomlinson, no nos ha dicho nada. Su falta de cooperación no nos deja otra opción que volver a interrogar a todos los testigos. Particularmente, tengo mucho interés en hablar con el catedrático de su departamento, el profesor Martin. Si la relación entre la señorita Mitchell y usted es consentida, ambos pueden haber violado la ley de no confraternización. Y en cuanto a usted, señorita Mitchell, puede haber cometido perjurio respecto a la fecha de inicio de la relación. Por otro lado, el correo electrónico que le envió al profesor se contradice con el resto de sus afirmaciones. Y no me olvido de la mención de la beca M. P. Tomlinson que cita en ese mismo correo. No voy a permitir presiones para resolver este asunto antes de tenerlo todo muy claro, así que se suspende momentáneamente la vista hasta haber recabado nueva información. Este retraso puede ser de varias semanas, dependerá de la colaboración que recibamos de su parte. Por supuesto, si prefieren que no haya retraso, pueden responder a nuestras preguntas —concluyó, mirando con severidad a John y a Louis. Julia vio como Louis cerraba los ojos y murmuraba algo antes de ponerse en pie.
—Ya basta. -Seis pares de ojos se volvieron hacia el profesor de aspecto enfadado que estaba fulminando a los miembros del comité con la mirada. —No hay necesidad de retrasar nada. Colaboraré —declaró, con la mandíbula apretada y los ojos brillantes. A Julia se le cayó el alma a los pies.
—Parece que por fin hemos captado su atención, profesor Tomlinson, y hemos logrado que salga de detrás de su abogado —comentó el profesor Mwangi con sarcasmo.
—Ese comentario no es digno de usted —replicó Louis con gesto despectivo.
—¿Está dispuesto a responder a las preguntas de este comité? —el doctor Aras interrumpió el duelo de miradas de ambos profesores.
—Sí. -Cuando John se hubo recuperado de la sorpresa, se colocó al lado de Louis.
—Doctor Aras, mi cliente no ha venido solo. ¿Me concede un momento para hablar con él? -Cuando él asintió, John empezó a susurrarle rápidamente algo a Louis al oído. Julia se dio cuenta en seguida de que a él no le gustaba lo que estaba oyendo, por lo que no le extrañó cuando éste le dijo que no a su abogado con la cabeza. Con una mirada severa, hizo callar a John.
—Estoy dispuesto a responder a sus preguntas, pero no delante de la señorita Mitchell. Algunas de las respuestas son de carácter personal y por... bueno... por varias razones, prefiero que sean confidenciales. -El doctor Aras lo observó atentamente antes de asentir.
—Muy bien. Señorita Mitchell, puede retirarse por el momento, pero no abandone el edificio. Podemos necesitarla más adelante.
—Si el profesor Tomlinson piensa difamar a mi clienta, puede hacerlo delante de ella —protestó Soraya.
—Las normas de la universidad y del sindicato de profesores aseguran la confidencialidad en todos los procesos judiciales. —La voz Aras era fría como el hielo. Tras consultar un instante con sus colegas, asintió en dirección a Julia. —Si el profesor Tomlinson ofrece algún testimonio que implique a su clienta, se le dará la posibilidad de defenderse. Las cuestiones que no la afecten se mantendrán en la confidencialidad. Señorita Harandi, señorita Mitchell, pueden retirarse de momento. Mi ayudante las avisará si se requiere su presencia más adelante. -Negando con la cabeza, Soraya tomó a Julia del brazo y trató de sacarla de la sala. Pero ella plantó los pies en el suelo con firmeza.
—Nuestra relación fue consentida. Sabía lo que estaba haciendo y no me arrepiento de nada. ¡De nada! No ha habido nada sucio en todo esto. Nunca existió acoso. -El doctor Aras se fijó en que el profesor Tomlinson se frotaba los ojos y maldecía entre dientes.
—Señorita Mitchell, tendrá oportunidad de defenderse si es necesario. Si nos disculpa... -Tirando de su clienta con más fuerza, Soraya la sacó de la sala. Julia trató en vano de intercambiar una mirada con Louis antes de irse, pero éste tenía la cabeza baja y los ojos cerrados.
karencita__mb
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Anna. escribió:Ay mi madre ¡¡claro que no estoy lista para lo que viene!! me da que Louis se va a echar la culpa de todo para que Julia pueda ir Harvard, y eso no puede ser. La puta de Christia debería pagar por todo el daño que está haciendo. Jodida zorra...
Por favor siguela, por favor, necesito leer más porfaaaaaaa
Yo estoy hiper mega lista para subir todos estos capítulos interesantísimos y dramáticos de la novela!
Puede ser...
Ya la seguí
Espero te guste
Besoooosssss y que tu papa se recupere pronto :)
karencita__mb
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Maldita sea!!!!!!!! Christa te odio!!!!!!!!! Por Dios sube ya mismo el siguinte caputulo por favor ahora mismo por favor te lo ruego sigue la novela ahora mismo. ¡¡¡¡¡Por favor!!!!!!
Rachel116
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Rachel116 escribió:No, no estoy preparada para lo que viene. Como Louis cometa la estupidez de decir que acosó a Julianne y que ella no tiene nada que vwr.... Mira, no tengo ni idea de lo que haré pero algo lo tengo muy claro, Christa acabará muy pero que muy mal. Por favor sube pronto el siguiente capítulo tengo michas ganas de saber cómo seguirá la historia.
¡Un beso!
Yo siiiiiii!!
Uyyyyy no quisiera ser Christa si lo que dices pasa...
Ya la séguiii
Besos
karencita__mb
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
ÑSerenity escribió:Si no actualizas pronto juro que la próxima en ir a juicio sos vos. POR FAVORRRRRRRRRR ahhhhhhhh es tan feo no saber que pasa :(:(
Porfi subiiiii. Es necesario para mi salud mental.
GRACIAS
AMO LA NOVE, SOS UNA GENIA REMIL GENIA GENIA GENIA GENIAL.
BESOTESS
Ya la seguí as que no iré a juicio!
Amo que ames la novela
Cuídate muchooooo
Besos
karencita__mb
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Rachel116 escribió:Maldita sea!!!!!!!! Christa te odio!!!!!!!!! Por Dios sube ya mismo el siguinte caputulo por favor ahora mismo por favor te lo ruego sigue la novela ahora mismo. ¡¡¡¡¡Por favor!!!!!!
Si tengo tiempo la sigo en la tarde!
Todos odiamos a Christa! Bitch!
Besos
karencita__mb
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Siguela por favor no puedes dejarla así, justo en la mejor parte.
Louis te juro que como te eches la culpa de todo te mato a golpes, bueno no, pero prepárate como hagas alguna tontería.
siguelaaaaaaa por favor
Louis te juro que como te eches la culpa de todo te mato a golpes, bueno no, pero prepárate como hagas alguna tontería.
siguelaaaaaaa por favor
Anna.
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
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Capítulo Veinticuatro
—¿Qué? —casi gritó el profesor Martin al auricular del teléfono de su oficina. En el otro extremo del campus, Meagan, la ayudante del doctor Aras, se volvió hacia la pared para repetir el mensaje en voz más alta.
—Le he dicho que al doctor Aras le gustaría hacerle unas preguntas sobre el profesor Tomlinson y Julianne Mitchell. El profesor Tomlinson acaba de reconocer haber quebrantado varias normas universitarias. Puede mantenerse al habla mientras pongo la llamada en modo altavoz.
—Madre de Dios —susurró Jeremy, abriendo y cerrando la boca como un pez fuera del agua.
—¿Profesor Martin? A los miembros del comité les gustaría hablar con usted. — Meagan se volvió y miró a su jefe.
—Voy ahora mismo para allá. ¡Dígale a su jefe que no mueva un dedo hasta que yo llegue!
Colgando el teléfono de golpe, Jeremy salió de su oficina a la carrera, olvidándose de cerrar la puerta. Cruzó el Queen’s Park, deteniéndose sólo para evitar ser atropellado por el tráfico y llegó a la sala de conferencias del decanato despeinado, jadeante y muy enfadado por estar en tan baja forma física.
—¡Deténganse! —exclamó, abriendo las puertas con dramatismo, antes de apoyar las manos en las rodillas para recuperar el aliento.
—Gracias por unirse a nosotros, profesor Martin —lo saludó el doctor Aras, con ironía.
—He venido... tan rápido... como he podido... ¿Qué... está pasando?
David Aras le hizo un gesto a su ayudante para que le sirviera un vaso de agua al profesor Martin, que éste aceptó agradecido. Mientras bebía, buscó con la mirada a Louis, que estaba sentado estoicamente junto a su abogado. El doctor Aras frunció el cejo.
—Parece que las cosas no funcionan como deberían en su departamento. El profesor Tomlinson acaba de confesar que acosó a la señorita Mitchell y que inició una relación sentimental con ella mientras era todavía su alumna. Nos gustaría saber desde cuándo está al corriente de esta situación.
—¿Perdón? —Jeremy se dejó caer pesadamente en una silla.
—Nos dijo que el profesor Tomlinson le había informado de su relación con la señorita Mitchell en algún momento de este semestre, pero que no recordaba cuándo. Me pregunto si sabía que su relación se inició el semestre pasado. -Jeremy frunció mucho el cejo.
—¿Que yo... qué?
—El profesor Tomlinson trató de ocultar su relación trasladando la supervisión del
proyecto y de los trabajos de la señorita Mitchell a la profesora Katherine Picton — explicó el profesor Mwangi—. ¿Estaba usted al corriente de todo esto? ¿Desde cuándo? -La expresión de Jeremy se volvió muy seria.
—Con el debido respeto, ¿me están juzgando a mí o a Louis? Me han dicho que querían hacerme preguntas relacionadas con él y la señorita Mitchell. En ningún momento se me ha comunicado que estuviese bajo sospecha. De otro modo, habría informado a la Asociación de Profesores y habría venido acompañado por un representante del sindicato. -El profesor Mwangi se dio cuenta de que se había quedado con la boca abierta y la cerró de golpe.
—Profesor Martin, no hace falta que se ponga a la defensiva —dijo el doctor Aras, fulminando al profesor Mwangi con la mirada—. Sólo queremos saber si puede aportar algo de luz a la declaración del profesor Tomlinson. Eso es todo. Luego volveremos al tema de las fechas. Ahora mismo, lo que me interesa es este correo electrónico que la señorita Mitchell envió al profesor Tomlinson, en el que lo acusa de acoso y le anuncia que devolverá la beca M. P. Tomlinson. ¿Qué puede contarnos al respecto?
Jeremy miró a Louis de reojo. No tenía ni idea de qué lo había empujado a confesar. No tenía sentido. Si no hubiera abierto la boca, el comité lo habría tenido muy difícil para demostrar nada. Pero al haber hablado, había puesto su carrera a disposición de quienes lo estaban juzgando, en un acto que sólo podía describirse como un haraquiri académico. Y, además, lo había comprometido a él con su confesión, lo que no le hacía ninguna gracia.
—No tenía conocimiento de ningún acoso. Como catedrático de Estudios Italianos, me ocupo de que las normas universitarias se cumplan escrupulosamente. — Con una mirada en dirección a Meagan, añadió—: Y me gustaría que mi expediente administrativo constara en acta. -Con un gesto, el doctor Aras le indicó a su ayudante que accedía a su demanda. —¿La señorita Mitchell ha interpuesto una demanda por acoso? —preguntó Jeremy a los miembros del comité. Éstos negaron con la cabeza. —¿Puedo ver ese correo? -Cuando el doctor Aras asintió, Meagan le alargó una copia.
Mientras leía, Jeremy trató de obtener alguna información del lenguaje corporal de Louis, mirándolo de reojo de vez en cuando. Pero él permanecía inmóvil, mirando al frente, abriendo y cerrando los puños. Imposible deducir qué mosca le había picado.
—Dado que la señorita Mitchell no lo denunció, supongo que es que cambió de idea. Tal vez escribió el correo en un momento de enfado y luego, al reflexionar con calma, se dio cuenta de que se había equivocado. No parece que se lo haya tenido en cuenta más adelante. —Jeremy le devolvió la copia a Meagan.
—¿Qué sabe de la beca? —preguntó la profesora Chakravartty. Él se volvió hacia David Aras para responder.
—En su momento, informé al decano de que una organización filantrópica estadounidense, cuyo nombre no recuerdo, se había puesto en contacto con nosotros, ofreciendo una beca a una de nuestras alumnas. La fundación quería que la tuviera el alumno con mejores calificaciones de nuestro departamento. Es todo lo que recuerdo.
—¿Qué conexión hay entre el profesor Tomlinson y la beca?
—Ninguna, que yo sepa —respondió Jeremy, encogiéndose de hombros. El profesor Mwangi unió las manos y las apoyó encima de la mesa.
—Me cuesta creerlo. Hay coincidencia de nombre, departamento y alumna. Son
muchas coincidencias. Además, la señorita Mitchell parece haber llegado a la misma conclusión. ¿Por qué, si no, amenazaría al profesor con rechazarla? -Jeremy le dedicó una sonrisa melancólica.
—¿Recuerda cómo era su vida de estudiante? ¿Vivir a base de fideos y café por la falta de sueño? Los estudiantes tienen todo tipo de conductas extrañas bajo esas circunstancias. Estoy seguro de que todos nosotros hemos visto a los estudiantes hacer cosas incluso más raras. Les aseguro —continuó, señalando a Louis con la cabeza— que el profesor Tomlinson no tiene ninguna relación con la beca. Yo fui quien se la asignó a la señorita Mitchell y lo hice basándome en su expediente, ya que es la alumna matriculada en el programa de cursos de doctorado con mejores calificaciones. Si quieren saber más detalles sobre la fundación que patrocina la beca, pueden hablar con Tracy, la encargada de las donaciones. -Louis hizo un esfuerzo para disimular la sorpresa. No había esperado que su jefe lo defendiera. Se removió en la silla y se pasó una mano por el pelo, esperando la respuesta de Aras.
—No será necesario —dijo éste, quitándose las gafas y mordisqueando una de las varillas, pensativo—. Como ya sabe, el profesor Tomlinson ha asumido toda la responsabilidad de su relación con la señorita Mitchell. Ha admitido que se aprovechó de su vulnerabilidad, prometiéndole que se ocuparía de todo. La aparición en escena de la profesora Picton, así como el nerviosismo de la señorita Mitchell, parecen confirmar sus afirmaciones. Dado que el profesor Tomlinson detentaba una posición de poder sobre ella y dado que varios testigos han afirmado que el profesor fue muy duro con la joven a principios de curso, ponemos en duda que su relación fuera consentida. —Al decir esto, se volvió hacia la profesora Chakravartty, que asintió triunfalmente—. Por consiguiente, nos inclinamos a perdonar su perjurio, ya que se cometió bajo presión y desestimamos la demanda contra ella. A menos que usted tenga alguna razón para que no lo hagamos. -Louis dirigió una mirada tan amenazadora a Jeremy que éste casi se encogió.
—No, no veo ninguna razón para sancionar a la señorita Mitchell. —Incómodo, se tiró del cuello de la camisa.
—Le propondremos a la señorita Mitchell que considere presentar una demanda por acoso. Aparte de eso, teniendo en cuenta que el profesor se ha mostrado muy colaborador, no veo motivo para seguir alargando este asunto. Sin embargo, me pregunto si no debería sugerirle al rector una investigación de oficio del Departamento de Estudios Italianos. Hemos recibido una demanda de acoso de otra estudiante, la señorita Peterson. Y la señorita Mitchell ha interpuesto a su vez una demanda contra ella. Son muchos acontecimientos desafortunados para un solo semestre, profesor Martin. ¿Qué está pasando en su departamento? -Jeremy enderezó la espalda.
—Estoy tan sorprendido y disgustado como usted. Pero no puedo entrometerme en la vida privada de los miembros de mi departamento.
—No, pero esperamos que garantice un entorno seguro para sus estudiantes, especialmente para las mujeres. —El tono de la profesora Chakravartty era severo y reprobatorio. El doctor Aras la interrumpió.
—A pesar de todo, profesor Martin, soy consciente de su reputación intachable y de la buena imagen de su departamento. Por eso me gustaría conocer su opinión sobre las consecuencias que deberían tener estas infracciones de la normativa universitaria. Le invito a que se reúna con nosotros mientras lo discutimos —añadió, haciendo un gesto con la mano para que se acercase a la mesa. Jeremy carraspeó.
—Gracias. Pero me gustaría hablar un momento con el profesor Tomlinson primero.
—Su testimonio consta en acta. Meagan le proporcionará una copia de la transcripción.
—Dado que soy su superior directo, me gustaría hacerle mis propias preguntas. Espero que, como su catedrático que soy, no me niegue ese derecho. -El doctor Aras frunció el cejo.
—De acuerdo, tiene cinco minutos.
Agradeciéndoselo con una inclinación de cabeza, Jeremy se dirigió a la puerta,
esperando a que Louis se reuniera con él. Louis rechazó el intento de John de acompañarlo y se dirigió lentamente hastacsu viejo amigo, con los hombros hundidos.
—¿Qué coño has hecho? —le preguntó Jeremy entre dientes, dando la espalda a la mesa
—Iban a aplazar la reunión para seguir investigando en profundidad. Julianne habría perdido la plaza en Harvard. Iban a sancionarla por fraude académico y perjurio.
—¿Y qué demonios crees que va a pasar ahora? ¡Pueden despedirte!
—Antes de declarar, mi abogado ha pedido indulgencia. Aras ha accedido, siempre y cuando no haya incurrido en ninguna actividad delictiva. -Jeremy se frotó la cara con las manos.
—Así que has ido y lo has soltado todo. ¿Estás mal de la cabeza? Deberías haberte quedado calladito.
—¿Y arruinar la vida de Julianne? ¡Nunca! -Jeremy lo miró muy serio.
—Podrían quitarte la plaza. Si te expulsan, ninguna universidad te contratará. Ya puedes despedirte de tu carrera. -Louis se mantuvo firme.
—No me importa.
—¿Ah, no? Pues a mí, sí. No pienso perder a uno de mis mejores profesores por culpa de una alumna. Con los recortes que están haciendo, no podré sustituirte. Ya es bastante grave que sólo podamos tener a un especialista en Dante. ¿Cómo iba a ofrecer un programa decente sin ninguno?
—Eso no es problema mío.
—Por supuesto que lo es —replicó Jeremy—. Julianne, tú y esa... esa... Christa me están desmontando el departamento. Incluso si me dieran permiso para buscar a alguien que ocupara tu plaza, ¿quién va a querer venir a trabajar aquí cuando se corra la voz de estas demandas?
—El doctor Aras me ha prometido absoluta confidencialidad —susurró Louis, testarudo—. Por eso he accedido a declarar. -Jeremy negó con la cabeza.
—No lo entiendes, ¿verdad? Soy tu amigo y me has hecho quedar como un idiota. Lo más probable es que me investiguen para asegurarse de qué sabía y desde cuándo. Voy a tener que presentarme ante Dios sabe cuántos comités y tribunales.
—Lo siento —se disculpó Louis secamente.
—Es lo menos que puedes hacer. Me has hecho quedar como un débil que permite que un profesor depredador campe a sus anchas acosando a sus alumnas. Tienes suerte de que sea Tara la que está en el comité y no la catedrática de Estudios Femeninos. Ésa te habría hecho colgar por las pelotas en medio del campus. -Louis enderezó la espalda.
—Les aseguraré que tú no sabías nada y asumiré las consecuencias. -Jeremy dio un paso hacia él y lo miró fijamente.
—No me vengas con esos aires de mártir. Estás perjudicando a mucha gente con esa cruzada de protección de tu conquista. No es sólo tu culo el que está en riesgo de recibir una patada. El mío también. Y si nos echan a los dos, ¿quién crees que protegerá a Julianne?
—Si tratan de despedirme, los demandaré. -Jeremy puso los brazos en jarras.
—Será demasiado tarde. En cuanto te despidan, las noticias llegarán a Harvard y la reputación de Julianne quedará manchada. Habrás destrozado su reputación, la mía y la del resto de los profesores y alumnos del departamento. El escándalo nos salpicará a todos. —Negó con la cabeza—. ¿Cómo has podido hacernos algo así?
En silencio, Louis apretó los puños varias veces. Tras maldecir en voz alta, Jeremy se volvió, pero antes de que se alejara, él lo agarró del brazo.
—Lo siento.
—Es demasiado tarde para disculpas.
—No había pensado en las implicaciones que tendría para ti ni para los otros. No he pensado. —Con expresión atormentada, añadió—: Por favor, Jeremy. Ayúdanos. -Su amigo lo miró sin dar crédito. El seguro profesor Tomlinson parecía desesperado y asustado. Nunca lo había visto así.
—Has causado mucho daño tratando de protegerla. Deberías haberlo negado todo.
—Pero entonces la habrían sancionado a ella, o habrían alargado la investigación.
—Podría haberse vuelto a presentar el año que viene.
—Pero la habrían rechazado. Cuanto más se alargue la investigación, más posibilidades hay de que la información se filtre y se difunda. La comunidad universitaria es pequeña. Todo se acaba sabiendo.
—Por supuesto. —Jeremy negó con la cabeza—. ¿Cómo se te ocurre tirarte a una alumna? -Louis se sulfuró y dio un amenazador paso hacia adelante.
—No me la tiré.
—No, claro. Estamos todos jodidos sólo por un capricho de David Aras. -Con las aletas de la nariz dilatadas, Louis se mordió la lengua para no responder. Jeremy lo miró con decisión. —Mi prioridad es el departamento, pero no quiero que nadie los perjudique ni a ti ni a Julianne. Demasiadas mujeres han pagado ya las consecuencias de los apetitos de sus profesores, ¿no crees? -Apretando los labios, Louis permaneció en silencio. —Te ayudaré, pero a partir de ahora haremos las cosas a mi manera, ¿está claro? No voy a arriesgarlo todo sólo para que vuelvas a cagarla en cuanto me dé la vuelta. -Él pensó unos instantes antes de asentir. —Pues ahora ya únicamente tengo que convencer al doctor Aras para que se conforme con sólo un trozo de tu cabellera y no exija arrancártela entera.
Sin despedirse, se dirigió hacia la mesa, donde se unió al resto del comité en sus deliberaciones. Suspirando, Louis dejó caer la cabeza.
—Le he dicho que al doctor Aras le gustaría hacerle unas preguntas sobre el profesor Tomlinson y Julianne Mitchell. El profesor Tomlinson acaba de reconocer haber quebrantado varias normas universitarias. Puede mantenerse al habla mientras pongo la llamada en modo altavoz.
—Madre de Dios —susurró Jeremy, abriendo y cerrando la boca como un pez fuera del agua.
—¿Profesor Martin? A los miembros del comité les gustaría hablar con usted. — Meagan se volvió y miró a su jefe.
—Voy ahora mismo para allá. ¡Dígale a su jefe que no mueva un dedo hasta que yo llegue!
Colgando el teléfono de golpe, Jeremy salió de su oficina a la carrera, olvidándose de cerrar la puerta. Cruzó el Queen’s Park, deteniéndose sólo para evitar ser atropellado por el tráfico y llegó a la sala de conferencias del decanato despeinado, jadeante y muy enfadado por estar en tan baja forma física.
—¡Deténganse! —exclamó, abriendo las puertas con dramatismo, antes de apoyar las manos en las rodillas para recuperar el aliento.
—Gracias por unirse a nosotros, profesor Martin —lo saludó el doctor Aras, con ironía.
—He venido... tan rápido... como he podido... ¿Qué... está pasando?
David Aras le hizo un gesto a su ayudante para que le sirviera un vaso de agua al profesor Martin, que éste aceptó agradecido. Mientras bebía, buscó con la mirada a Louis, que estaba sentado estoicamente junto a su abogado. El doctor Aras frunció el cejo.
—Parece que las cosas no funcionan como deberían en su departamento. El profesor Tomlinson acaba de confesar que acosó a la señorita Mitchell y que inició una relación sentimental con ella mientras era todavía su alumna. Nos gustaría saber desde cuándo está al corriente de esta situación.
—¿Perdón? —Jeremy se dejó caer pesadamente en una silla.
—Nos dijo que el profesor Tomlinson le había informado de su relación con la señorita Mitchell en algún momento de este semestre, pero que no recordaba cuándo. Me pregunto si sabía que su relación se inició el semestre pasado. -Jeremy frunció mucho el cejo.
—¿Que yo... qué?
—El profesor Tomlinson trató de ocultar su relación trasladando la supervisión del
proyecto y de los trabajos de la señorita Mitchell a la profesora Katherine Picton — explicó el profesor Mwangi—. ¿Estaba usted al corriente de todo esto? ¿Desde cuándo? -La expresión de Jeremy se volvió muy seria.
—Con el debido respeto, ¿me están juzgando a mí o a Louis? Me han dicho que querían hacerme preguntas relacionadas con él y la señorita Mitchell. En ningún momento se me ha comunicado que estuviese bajo sospecha. De otro modo, habría informado a la Asociación de Profesores y habría venido acompañado por un representante del sindicato. -El profesor Mwangi se dio cuenta de que se había quedado con la boca abierta y la cerró de golpe.
—Profesor Martin, no hace falta que se ponga a la defensiva —dijo el doctor Aras, fulminando al profesor Mwangi con la mirada—. Sólo queremos saber si puede aportar algo de luz a la declaración del profesor Tomlinson. Eso es todo. Luego volveremos al tema de las fechas. Ahora mismo, lo que me interesa es este correo electrónico que la señorita Mitchell envió al profesor Tomlinson, en el que lo acusa de acoso y le anuncia que devolverá la beca M. P. Tomlinson. ¿Qué puede contarnos al respecto?
Jeremy miró a Louis de reojo. No tenía ni idea de qué lo había empujado a confesar. No tenía sentido. Si no hubiera abierto la boca, el comité lo habría tenido muy difícil para demostrar nada. Pero al haber hablado, había puesto su carrera a disposición de quienes lo estaban juzgando, en un acto que sólo podía describirse como un haraquiri académico. Y, además, lo había comprometido a él con su confesión, lo que no le hacía ninguna gracia.
—No tenía conocimiento de ningún acoso. Como catedrático de Estudios Italianos, me ocupo de que las normas universitarias se cumplan escrupulosamente. — Con una mirada en dirección a Meagan, añadió—: Y me gustaría que mi expediente administrativo constara en acta. -Con un gesto, el doctor Aras le indicó a su ayudante que accedía a su demanda. —¿La señorita Mitchell ha interpuesto una demanda por acoso? —preguntó Jeremy a los miembros del comité. Éstos negaron con la cabeza. —¿Puedo ver ese correo? -Cuando el doctor Aras asintió, Meagan le alargó una copia.
Mientras leía, Jeremy trató de obtener alguna información del lenguaje corporal de Louis, mirándolo de reojo de vez en cuando. Pero él permanecía inmóvil, mirando al frente, abriendo y cerrando los puños. Imposible deducir qué mosca le había picado.
—Dado que la señorita Mitchell no lo denunció, supongo que es que cambió de idea. Tal vez escribió el correo en un momento de enfado y luego, al reflexionar con calma, se dio cuenta de que se había equivocado. No parece que se lo haya tenido en cuenta más adelante. —Jeremy le devolvió la copia a Meagan.
—¿Qué sabe de la beca? —preguntó la profesora Chakravartty. Él se volvió hacia David Aras para responder.
—En su momento, informé al decano de que una organización filantrópica estadounidense, cuyo nombre no recuerdo, se había puesto en contacto con nosotros, ofreciendo una beca a una de nuestras alumnas. La fundación quería que la tuviera el alumno con mejores calificaciones de nuestro departamento. Es todo lo que recuerdo.
—¿Qué conexión hay entre el profesor Tomlinson y la beca?
—Ninguna, que yo sepa —respondió Jeremy, encogiéndose de hombros. El profesor Mwangi unió las manos y las apoyó encima de la mesa.
—Me cuesta creerlo. Hay coincidencia de nombre, departamento y alumna. Son
muchas coincidencias. Además, la señorita Mitchell parece haber llegado a la misma conclusión. ¿Por qué, si no, amenazaría al profesor con rechazarla? -Jeremy le dedicó una sonrisa melancólica.
—¿Recuerda cómo era su vida de estudiante? ¿Vivir a base de fideos y café por la falta de sueño? Los estudiantes tienen todo tipo de conductas extrañas bajo esas circunstancias. Estoy seguro de que todos nosotros hemos visto a los estudiantes hacer cosas incluso más raras. Les aseguro —continuó, señalando a Louis con la cabeza— que el profesor Tomlinson no tiene ninguna relación con la beca. Yo fui quien se la asignó a la señorita Mitchell y lo hice basándome en su expediente, ya que es la alumna matriculada en el programa de cursos de doctorado con mejores calificaciones. Si quieren saber más detalles sobre la fundación que patrocina la beca, pueden hablar con Tracy, la encargada de las donaciones. -Louis hizo un esfuerzo para disimular la sorpresa. No había esperado que su jefe lo defendiera. Se removió en la silla y se pasó una mano por el pelo, esperando la respuesta de Aras.
—No será necesario —dijo éste, quitándose las gafas y mordisqueando una de las varillas, pensativo—. Como ya sabe, el profesor Tomlinson ha asumido toda la responsabilidad de su relación con la señorita Mitchell. Ha admitido que se aprovechó de su vulnerabilidad, prometiéndole que se ocuparía de todo. La aparición en escena de la profesora Picton, así como el nerviosismo de la señorita Mitchell, parecen confirmar sus afirmaciones. Dado que el profesor Tomlinson detentaba una posición de poder sobre ella y dado que varios testigos han afirmado que el profesor fue muy duro con la joven a principios de curso, ponemos en duda que su relación fuera consentida. —Al decir esto, se volvió hacia la profesora Chakravartty, que asintió triunfalmente—. Por consiguiente, nos inclinamos a perdonar su perjurio, ya que se cometió bajo presión y desestimamos la demanda contra ella. A menos que usted tenga alguna razón para que no lo hagamos. -Louis dirigió una mirada tan amenazadora a Jeremy que éste casi se encogió.
—No, no veo ninguna razón para sancionar a la señorita Mitchell. —Incómodo, se tiró del cuello de la camisa.
—Le propondremos a la señorita Mitchell que considere presentar una demanda por acoso. Aparte de eso, teniendo en cuenta que el profesor se ha mostrado muy colaborador, no veo motivo para seguir alargando este asunto. Sin embargo, me pregunto si no debería sugerirle al rector una investigación de oficio del Departamento de Estudios Italianos. Hemos recibido una demanda de acoso de otra estudiante, la señorita Peterson. Y la señorita Mitchell ha interpuesto a su vez una demanda contra ella. Son muchos acontecimientos desafortunados para un solo semestre, profesor Martin. ¿Qué está pasando en su departamento? -Jeremy enderezó la espalda.
—Estoy tan sorprendido y disgustado como usted. Pero no puedo entrometerme en la vida privada de los miembros de mi departamento.
—No, pero esperamos que garantice un entorno seguro para sus estudiantes, especialmente para las mujeres. —El tono de la profesora Chakravartty era severo y reprobatorio. El doctor Aras la interrumpió.
—A pesar de todo, profesor Martin, soy consciente de su reputación intachable y de la buena imagen de su departamento. Por eso me gustaría conocer su opinión sobre las consecuencias que deberían tener estas infracciones de la normativa universitaria. Le invito a que se reúna con nosotros mientras lo discutimos —añadió, haciendo un gesto con la mano para que se acercase a la mesa. Jeremy carraspeó.
—Gracias. Pero me gustaría hablar un momento con el profesor Tomlinson primero.
—Su testimonio consta en acta. Meagan le proporcionará una copia de la transcripción.
—Dado que soy su superior directo, me gustaría hacerle mis propias preguntas. Espero que, como su catedrático que soy, no me niegue ese derecho. -El doctor Aras frunció el cejo.
—De acuerdo, tiene cinco minutos.
Agradeciéndoselo con una inclinación de cabeza, Jeremy se dirigió a la puerta,
esperando a que Louis se reuniera con él. Louis rechazó el intento de John de acompañarlo y se dirigió lentamente hastacsu viejo amigo, con los hombros hundidos.
—¿Qué coño has hecho? —le preguntó Jeremy entre dientes, dando la espalda a la mesa
—Iban a aplazar la reunión para seguir investigando en profundidad. Julianne habría perdido la plaza en Harvard. Iban a sancionarla por fraude académico y perjurio.
—¿Y qué demonios crees que va a pasar ahora? ¡Pueden despedirte!
—Antes de declarar, mi abogado ha pedido indulgencia. Aras ha accedido, siempre y cuando no haya incurrido en ninguna actividad delictiva. -Jeremy se frotó la cara con las manos.
—Así que has ido y lo has soltado todo. ¿Estás mal de la cabeza? Deberías haberte quedado calladito.
—¿Y arruinar la vida de Julianne? ¡Nunca! -Jeremy lo miró muy serio.
—Podrían quitarte la plaza. Si te expulsan, ninguna universidad te contratará. Ya puedes despedirte de tu carrera. -Louis se mantuvo firme.
—No me importa.
—¿Ah, no? Pues a mí, sí. No pienso perder a uno de mis mejores profesores por culpa de una alumna. Con los recortes que están haciendo, no podré sustituirte. Ya es bastante grave que sólo podamos tener a un especialista en Dante. ¿Cómo iba a ofrecer un programa decente sin ninguno?
—Eso no es problema mío.
—Por supuesto que lo es —replicó Jeremy—. Julianne, tú y esa... esa... Christa me están desmontando el departamento. Incluso si me dieran permiso para buscar a alguien que ocupara tu plaza, ¿quién va a querer venir a trabajar aquí cuando se corra la voz de estas demandas?
—El doctor Aras me ha prometido absoluta confidencialidad —susurró Louis, testarudo—. Por eso he accedido a declarar. -Jeremy negó con la cabeza.
—No lo entiendes, ¿verdad? Soy tu amigo y me has hecho quedar como un idiota. Lo más probable es que me investiguen para asegurarse de qué sabía y desde cuándo. Voy a tener que presentarme ante Dios sabe cuántos comités y tribunales.
—Lo siento —se disculpó Louis secamente.
—Es lo menos que puedes hacer. Me has hecho quedar como un débil que permite que un profesor depredador campe a sus anchas acosando a sus alumnas. Tienes suerte de que sea Tara la que está en el comité y no la catedrática de Estudios Femeninos. Ésa te habría hecho colgar por las pelotas en medio del campus. -Louis enderezó la espalda.
—Les aseguraré que tú no sabías nada y asumiré las consecuencias. -Jeremy dio un paso hacia él y lo miró fijamente.
—No me vengas con esos aires de mártir. Estás perjudicando a mucha gente con esa cruzada de protección de tu conquista. No es sólo tu culo el que está en riesgo de recibir una patada. El mío también. Y si nos echan a los dos, ¿quién crees que protegerá a Julianne?
—Si tratan de despedirme, los demandaré. -Jeremy puso los brazos en jarras.
—Será demasiado tarde. En cuanto te despidan, las noticias llegarán a Harvard y la reputación de Julianne quedará manchada. Habrás destrozado su reputación, la mía y la del resto de los profesores y alumnos del departamento. El escándalo nos salpicará a todos. —Negó con la cabeza—. ¿Cómo has podido hacernos algo así?
En silencio, Louis apretó los puños varias veces. Tras maldecir en voz alta, Jeremy se volvió, pero antes de que se alejara, él lo agarró del brazo.
—Lo siento.
—Es demasiado tarde para disculpas.
—No había pensado en las implicaciones que tendría para ti ni para los otros. No he pensado. —Con expresión atormentada, añadió—: Por favor, Jeremy. Ayúdanos. -Su amigo lo miró sin dar crédito. El seguro profesor Tomlinson parecía desesperado y asustado. Nunca lo había visto así.
—Has causado mucho daño tratando de protegerla. Deberías haberlo negado todo.
—Pero entonces la habrían sancionado a ella, o habrían alargado la investigación.
—Podría haberse vuelto a presentar el año que viene.
—Pero la habrían rechazado. Cuanto más se alargue la investigación, más posibilidades hay de que la información se filtre y se difunda. La comunidad universitaria es pequeña. Todo se acaba sabiendo.
—Por supuesto. —Jeremy negó con la cabeza—. ¿Cómo se te ocurre tirarte a una alumna? -Louis se sulfuró y dio un amenazador paso hacia adelante.
—No me la tiré.
—No, claro. Estamos todos jodidos sólo por un capricho de David Aras. -Con las aletas de la nariz dilatadas, Louis se mordió la lengua para no responder. Jeremy lo miró con decisión. —Mi prioridad es el departamento, pero no quiero que nadie los perjudique ni a ti ni a Julianne. Demasiadas mujeres han pagado ya las consecuencias de los apetitos de sus profesores, ¿no crees? -Apretando los labios, Louis permaneció en silencio. —Te ayudaré, pero a partir de ahora haremos las cosas a mi manera, ¿está claro? No voy a arriesgarlo todo sólo para que vuelvas a cagarla en cuanto me dé la vuelta. -Él pensó unos instantes antes de asentir. —Pues ahora ya únicamente tengo que convencer al doctor Aras para que se conforme con sólo un trozo de tu cabellera y no exija arrancártela entera.
Sin despedirse, se dirigió hacia la mesa, donde se unió al resto del comité en sus deliberaciones. Suspirando, Louis dejó caer la cabeza.
karencita__mb
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
POR DIOS, SABÍA QUE HARÍA ESO, ¡LOUIS ESTÁ LOCO! NO ME LO PUEDO CREER, SE HA ECHADO LA CULPA DE TODO PARA SALVARLA A ELLA (en el fondo me parece un acto super romántico y me lo comería a besos por eso) PERO ES QUE LE VA A DAR EL GUSTO AL ARAS ESE PARA QUE LO PONGA DE PATITAS EN LA CALLE Y NO EH, NO. Y LA PUTA DE CHRISTA PODRÍA METERSE LA LENGUA POR EL CULO EN VEZ DE SOLTAR TANTAS GILIPOLLECES POR ESA BOCA SUCIA QUE TIENE.
Vale, ahora un poco más calmada, te suplico que la sigas. Por favor
Vale, ahora un poco más calmada, te suplico que la sigas. Por favor
Anna.
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Em... Christa cariño ven conmigo que vamos a dar un paseo. ¿Conoces el efecto doppler? No, ya se que no, eres demasiado estupida para ello. Veras, me gustaria que me ayudaras a hacer un experimento. Veras el efecto doppler dice que si tu estas quieta y un objeto pasa a tu lado, el movimiento creara unas ondas que estaran muy cerca las unas de las otras, y cuando el objeto se aleje esas ondas se expandiran. Me gustaria experimentar xontigo para ver las ondas. ¿Que que tienes que hacer? Nada. Tu solo relajate y yo me encargare de darye semejante patada en el culo que saldras volando hasta Jupiter. Tal vez te duela un poco la caida pero con suerte te daras de morros y se te romperan los dientes y no podras.decir mas gilipolleces.
En fin, creo que ha quesdado claro que osio a esa zorra.
Sube pronto el siguiente capitulo ¿vale?
¡Un beso!
En fin, creo que ha quesdado claro que osio a esa zorra.
Sube pronto el siguiente capitulo ¿vale?
¡Un beso!
Rachel116
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
AHHHHHHHHHHHH SUBI SUBI SUBI SUBI SUBI
OH POR DIOSSSSSSSSSSSS
OH MI SANTO
EFSLDKNGFSDKFNGLD
ES UNA DE LAS MEJORES NOVELAS QUE LEI EN MI VIDA, LO JUROOOOOOOO. ME ENCANTA, Y NECESITO SABER QUE PASA
AGARRATE CATALINA CON TODO ESTE LIOOOOO
TE ADORO, SOS TAN GENIALLLLLLLLLL
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TE ADORO, SOS TAN GENIALLLLLLLLLL
Invitado
Invitado
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Anna. escribió:POR DIOS, SABÍA QUE HARÍA ESO, ¡LOUIS ESTÁ LOCO! NO ME LO PUEDO CREER, SE HA ECHADO LA CULPA DE TODO PARA SALVARLA A ELLA (en el fondo me parece un acto super romántico y me lo comería a besos por eso) PERO ES QUE LE VA A DAR EL GUSTO AL ARAS ESE PARA QUE LO PONGA DE PATITAS EN LA CALLE Y NO EH, NO. Y LA PUTA DE CHRISTA PODRÍA METERSE LA LENGUA POR EL CULO EN VEZ DE SOLTAR TANTAS GILIPOLLECES POR ESA BOCA SUCIA QUE TIENE.
Vale, ahora un poco más calmada, te suplico que la sigas. Por favor
Sii muy romántico, pero lastimosamente Julia no lo vera de esa forma!
Jajajajajajajaja
Ya la sigo
BESOOOSSSS!
karencita__mb
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