Mi amigo imaginario (Nick Jonas)

Hola a todas!! llevo un tiempo pensando en este tema y me pareció un tema distinto :D
os dejo la información y sinopsis.

Nombre: Mi amigo imaginario.
Autor: CarolSwarovski
Adaptación: No, aun que he sacado ideas de un videojuego.
Género:Romance, Fantasía y de más.
Advertencias: Le puse el nombre de Samantha a la protagonista por no poner siempre rayitas.
Otras páginas: No



Samantha Sullivan siempre ha tenido a su lado a su mejor amigo, Nick, quien dicen que es su amigo imaginario. Sus padres la toman por loca por creen en alguien que no existe. Hasta que un día, encuentra la manera de demostrar al mundo que nunca se lo inventó, que siempre fue real. Pero no todo sale como espera. Pero ahora, con dieciséis años, puede descubrir el amor en alguien en el que dejó de creer.


Comentar y empiezo con los caps!

Nueva Lectora!
Me encanto la sinopsis por que es algo distinto a las comunes novelas de amor

Siguela pronto!

hola!! el principio de la historia es mas una introduccion de la infancia de Sam junto a su amigo imaginario
Bienvenida Luciana! eres mi primera lectora :)
este capitulo va para ti ^^


3 de Mayo de 1998


Samantha estaba en su gran habitación, con una muñeca vestida de novia en una mano, y con un Ken vestido de traje en la otra.
Estaba sola en su habitación. Su padre estaba de viaje de negocios desde hace cuatro días y su madre estaba comprando ropa y complementos para la fiesta del club de golf, que celebraban anualmente en los campos de la familia Gordon. La pequeña, de tan solo dos años, se encontraba al cuidado de su niñera, quien ahora estaba demasiado ocupada preparando la comida y ocupándose de comérsela.
Pero para Sam no era nada nuevo. Llevaba viviendo así desde que nació hace poco más de dos años. No conocía otra vida. Además, era feliz así.
- Ahoda ze bezan dos novios -juntó las caras de ambos muñecos mientras con su boca hacía un ruido parecido a un beso.
- ¿Juegas sola? -oyó una voz a su derecha.
Giró la cabecita despacio y vio a un niño, quizás un poco más mayor que ella. No lo conocía de nada, pero no se parecía a los hijos de las amigas de su madre. Él se veía más corriente, y eso le gustaba.
Tenía unos grandes ojos marrones, que la miraban con la dulce inocencia que todo niño posee, lunares que adornaban su cara y unos tirabuzones del color de sus ojos, que caían de forma graciosa sobre su cabeza.
- Hola -dijo ella, sin saber que más decir
- Hola, Samantha.
- ¿Cómo zabes mi nombe? -frunció sus finas cejas color chocolate.
- Porque tú me has creado.
- ¿Do? -se llevó el dedo índice a su pecho.
El niño asintió- Si, yo soy tu amigo imaginario.
Sam se quedó sorprendida por unos instantes pero después sonrió animada de poder tener un amigo. Cogió a su muñeco vestido de novio y se lo entregó.
- Do me quedo con Barbie. Hoy ez zu boda.
El pequeño asintió y tomó el muñeco en su manita. Se sentó a lado de la niña, que estaba tirada en el suelo frente a una casa de muñecas en la que, osos de peluche y más muñecos, se encontraban sentados en sillas o en el mismo suelo, alrededor de los muñecos principales.
- ¿Cómo te damas? -preguntó la niña, cuando llevaban un rato después de jugar.
- No tengo nombre - su cara entristeció, cosa que a Sam no le gustó.
- Do te ponde un nome. Mm… -se agarró de la barbilla mientras pensaba- ¡da ze! Te damaras Nick, como mi tito favorito.
Ambos se sonrieron y siguieron jugando, como viejos amigos.


6 de Mayo de 1998


Grace Sullivan bajó de la limusina blanca con paso elegante. Vestida con un conjunto de traje y falda rosa palo, tacones de vértigo y un sombrero-pamela de color hueso, con un lazo del mismo rosa que su conjunto.
Era un día soleado. Perfecto para broncearse, pensó. Y para lucir su cuerpo en forma. Aun estando embarazada no había dejado de practicar deporte. A medida que avanzaba el embarazo tuvo que hacer ejercicios más suaves -que casi nunca cumplía. Cuando se recuperó del parto, contrató un entrenador personal y en menos de cinco meses estuvo mejor que antes de quedarse embarazada. También ayudaron las varias operaciones que pusieron sus pechos altos y voluminosos y sus nalgas tan populares y envidiadas por sus amigas del club.
Se quitó las gafas de Chanel y miró la hora en su reloj de Swarovski fucsia.
- Date prisa, Dolores.
Una mujer bajita y rechoncha, vestida con un traje beige y tacones bajos salió del coche que venía detrás de la limusina. Se acercó a esta y sacó al bebé que iba dentro. Con ayuda del conductor, sacó el carrito -lleno de diamantes de Swarovskis rosas- y montó a la pequeña. Samantha llevaba el mismo conjunto que su madre, pero más pequeño. Dolores sacudió la cabeza al ver los tacones que llevaba la niña de tan solo dos años. Agradeció que al menos no fuera a andar mucho.
La pequeña Samantha no paraba de tocarse la pamela de la cabeza, pero la llevaba atada al cuello y no podía quitársela. Apenas podía ver.
- Oh, Rogers, quiero que le hagas fotos a esta preciosidad -Grace no paraba de mirar cada detalle idéntico al suyo que llevaba la niña.
Rogers, el conductor, saco una cámara de última generación y le hizo fotos a la niña. Grace cogió a su hija en brazos y sonreía sin parar. Ambas eran muy parecidas, salvo que el pelo de Grace estaba teñido de un rubio platino que al sol parecía blanco.
- ¿Dolores, y su manicura? -frunció el ceño al ver las uñas de la niña, cortas y sin color.
- Señora Sullivan, intentamos entre las tres ponerle las uñas postizas pero nos resultó imposible. No se estaba quieta y no dejaba de llorar -se excusó.
- Eso está muy mal, Sammy. Ahora no iremos iguales -le reprendió a la niña, aun que esta no la escuchaba. Estaba muy pendiente de la gargantilla brillante que llevaba su madre.
Grace le entregó con asco la niña a dolores y se dirigió a la mansión de los Gordon, repleta de gente rica y estirada.
Condujo a Samantha por los jardines verdes, llenos de personas que presumían de su ropa o complementos caros. Su madre ese día presumiría de su bolso de Chanel, ya que aun no había salido a la venta en Estados Unidos.
- Aquí podrás jugar, pequeña -bajó a Sam del carrito y la puso en el suelo.
A pesar de que la niña sabía andar, no podía mantenerse de pie encima de unas agujas tan altas que tenía por zapatos. Dolores chasqueó la lengua y le quitó los zapatos, dejando que caminara descalza por el césped.
- Que no se entere tu madre -la abrazó y la empujo suavemente hacia donde muchos niños jugaban.
Samantha anduvo alrededor de ellos. Jugaban con muchos juguetes que ella también tenía. También, en una gran casa de plástico repleta de juguetes. Columpios, toboganes, balancines. Había de todo en ese lugar. Pero nada la llamaba la atención.
Se sentó en la hierba y empezó a arrancarla.
- No me guztan eztoz ninios -se quejó.
- A mí tampoco. -contestó Nick.
- Eztuve con edos hace poco y no me dejaron jubar con edos -hizo pucheros hasta que sintió una calida mano encima de la suya. La de Nick.
- Yo siempre estaré para jugar contigo. A lo que tú quieras.
Samantha le lanzó una adorable sonrisa y le abrazó cortamente.
- Qeo que hay una fente po aquí cerca -se cogieron de la mano y fueron directos a una gran fuente, repleta de figuras de ángeles y delfines. Perfecto para enojar a su madre.

enserio no existe? pero estara para jugar con ella
SIGUELA

Hola!! bienvenidas a todas :D
la verdad es que su mama esta mas chiflada que la hija...
aun no entendereis mucho porque es mas una introduccion antes de que la historia empiece
espero que os guste :)


14 de Julio de 1998


Hawai. Playas cristalinas, arena fina. El mejor ambiente para unas vacaciones. O algo que se le pareciera.
Grace estaba tumbada en su hamaca, tomando el sol hawaiano. Llevaba un minúsculo bikini negro que cubría lo esencial. Su marido, Tom Sullivan, se encontraba a su lado, hablando por teléfono. Él prefería estar debajo de la sombrilla y más vestido. Llevaba bermudas y camiseta de manga corta que tapaba su bien formado cuerpo.
Samantha se encontraba jugando en la arena. Intentaba formar el palacio para su princesa. Era muy difícil aun que Nick la ayudaba.
- Deberíamos echarle agua a la arena del cubo, así se pondrá más fuerte y nos servirá para esta parte -dijo señalando debajo del montón de arena.
Samantha se levantó y se acercó al agua con pasos torpes y cogió agua con el cubo. Fue un trabajo duro ya que las olas le dificultaban mantenerse de pie. Giró y miró a su padres. Ninguno se había percatado de que se había movido. Su madre seguía tomando el sol mientras leía una revista de Glamour y su padre ahora no solo hablaba por teléfono, sino que escribía algo en su ordenador portátil. Sonrió y se sentó al lado de Nick.
- Da tendo el abua -dijo la pequeña mientras le enseñaba el cubo. Ambos sonrieron y continuaron construyendo el castillo.
- Oh, que monada -dijo una señora mayor al ver a Samantha.
Su madre siempre se ocupaba de que la vistieran a la última. Llevaba un bikini de volantes, color turquesa con el top a juego -aun que no le hiciera falta- unas chanclas de agua transparentes y un gorro lleno de flores del mismo azul. No soportaba los gorros que le ponía su madre. O no le dejaban ver, o pesaban o, como en este caso, picaban una barbaridad.
Samantha le sonrió mostrando sus pequeños dientes y siguió montando el castillo con su amigo.
- ¿Juegas solita, cariño? Yo tengo una nieta muy maja ¿la llamó? -Sam negó efusivamente con la cabeza. Teniendo a Nick no necesitaba a nadie.
- ¿De verdad que no? -insistió.
- No, zenora. -llenó la pala de arena y la echó encima del montón- eztamos bien.
La mujer frunció el ceño y se fijó en la pequeña, que jugaba sola echando arena encima de más arena. Sacudió la cabeza y siguió con su paseo por la playa.



18 de Septiembre de 2000


Samantha llegó casi corriendo del colegio, de la mano de Dolores, quien jadeaba de correr tanto de la mano de la niña.
La pequeña tiró la mochila casi vacía de Minnie Mouse y corrió hasta el salón. Su madre se encontraba allí. Estaba sentada en el sillón mientras le hacían la manicura y pedicura. Cogió el mando de la televisión y le dio un beso en la mejilla a su madre.
- Mamá, ¿puedo ver los dibujos? Porfis, porfis. -pidió juntando ambas manos en forma de suplica.
- Pero después vas a merendar.
Sam sonrió y se sentó en el sofá frente a la televisión. Cambió al canal de los dibujos animados
- ¡Ya empiezan!¡Corre, ven! -gritó la niña dándole más voz a la televisión.
- ¿A quién llamas, Sammy? -preguntó su madre frunciendo el ceño.
- A Nick
- ¿Es un amigo del colegio?
La niña no le contestó. Estaba demasiado absorta en los dibujos de la televisión y en las pegadizas canciones que cantaban.
Empezó a cantar las partes que se sabía junto a Nick. Estaban los dos sentados juntos y tocaban las palmas al son de la música. Ella reía ante las muecas de Nick y le respondía con otras caras.
Grace frunció el ceño a ver como su hija interactuaba con el aire de su izquierda. A veces hablaba en susurros mirando para otro lado y sonreía, como si le hubieran contado un chiste. Era realmente extraño.
Cuando sus uñas estuvieron listas y secas, y las estilistas se fueron, se acercó despacio a su hija.
- ¿Con quién hablas?
- Con Nick, mamá.
Nick. El chico que llamó antes.- ¿Quién es?
- Es mi mejor amigo.
Grace observó a los lados, pero no había rastro de nadie más y menos de un niño pequeño.
- ¿Dónde está, Sammy?
La pequeña señaló a su izquierda sin despegar la mirada de la televisión. Como si fuera lo más natural y obvio.
Grace asintió y se levanto lentamente del sofá. Anduvo hasta la cocina, donde Dolores preparaba merienda para dos personas.
- ¿Para quién es toda esa comida? -preguntó haciendo una mueca.
- Oh, son para Samantha y Nick, señora Sullivan.
- ¿Nick? -otra vez ese nombre, pensó.
Dolores dejó la comida, se limpió las manos en su delantal y se acercó a Grace.
- Es su amigo imaginario -susurró Dolores- lo trata como si fuera real y me pidió que también preparara comida para él. Son juegos de niños.
- ¿Un amigo imaginario? ¿Qué tontería es esa?
- Dicen que a estas edades es normal.
Grace miró hacia el gran salón, donde la niña le pegaba con el cojín al aire mientras reía. Su hija tenía un amigo imaginario. Increíble.
- ¿Desde hace cuanto tiempo?
- Creo que un par de años. Hablaba sola en la habitación y cuando comía se dejaba la mitad sin tocar. Mi hijo mayor también pasó por lo mismo, pero con seis años se le pasó. Es temporal, señora.
- Eso espero -suspiró y miró su reloj, este de Swarovskis morado- me voy a Pilates. Cuida de la moqueta -y se fue.

Nueva lectora
Esta muy buena tu novela siguela :)

oh, ahora su madre sabe de nick, ah nick es lindo aunque sea imaginario, esta es una introduccion??? ya quiero ver cuando sea mas grande(bueno leer)
SIGUELA

Hola chicas!! gracias por los comentarios
me alegro que os vaya gustando aun que en teoria aun no ha empezado a fondo xD
no son muchos sobre su niñez pero son importantes para conocer su relacion ?) no me enrrollo mas haha


24 de Diciembre de 2001


La mansión Sullivan estaba más brillante e iluminada de lo normal -que ya era difícil. La navidad estaba apunto de llegar y qué mejor manera de recibirla que con una gran fiesta llena de “amigos” y familiares.
Grace eligió para esa noche un fabuloso vestido negro de encaje que marcaba su silueta. Iba de un lado a otro con una copa de champán en la mano. Hablaba con todo el mundo y no paraba de reír y soltar comentarios ingeniosos. Al menos, para aquellas personas.
Samantha miró debajo del árbol. Seguía vacío. Suspiró y volvió a sentarse frente a la chimenea. Le gustaba mirar como el fuego jugaba con las ramas, convirtiéndolas lentamente en ceniza. Había montones de calcetines que adornaban la chimenea y una enorme bandeja llena de dulces para Santa Claus.
Tiró del bajo de su vestido. Tal y como su madre dijo, parecía una “princesa”. Le gustaba, pero odiaba el tacto del vestido. Llevaba el pelo en tirabuzones que, graciosamente le recordaban a su mejor amigo.
- Me veo como tú -rió y cogió su oso de peluche morado.
- Si, se parece a mi pelo
Nick estaba apoyado en la chimenea, muy cerca del fuego. A él no le afectaba nada, pero a la pequeña le había advertido que no se acercara tanto. Siempre trataba de cuidarla y evitarle males.
- Por eso me gusta -tiró de un tirabuzón moreno hacia bajo y lo soltó de golpe. Volvió a su forma anterior.
Ambos rieron y Nick se acercó hasta sentarse frente a ella - Estas muy guapa así.
- Gracias -se sonrojó, pero intentó esconderlo jugando con su muñeco.
- No sé por qué tu madre te puso maquillaje -Nick acercó un dedo y lo pasó suavemente por sus labios. Cuando lo retiró, estaba lleno de brillos.
- A mamá le encantan las cosas brillantes -sonrió mostrando todos los dientes.
- ¡Sammy! -gritó una voz aguda.
Samantha se levantó para que su madre pudiera verla. Grace se acercó en cuanto la vio y la cogió en brazos.
- ¿Y tu labial?
- Nick me lo quitó. A él no le gustaba.
- ¿Aun sigues con esa tontería? Ven.
Se acercó a una mesa donde guardaba su bolso. Sacó un brillo labial y se lo untó a Sam por los labios, dejándolos brillantes y con sabor a vainilla.
- Mucho mejor -sonrió Grace y se acercaron a los demás invitados.


25 de Diciembre de 2001


Samantha bajó corriendo las escaleras. Estaba emocionada de recibir los regalos de Santa Claus. No se había quitado el pijama y aún seguía con los tirabuzones de la cabeza.
- Feliz Navidad, Sammy.
Grace ya estaba en el gran salón, al lado del árbol. Samantha abrazó a su madre y rápidamente se separó para ir al árbol. Había varios regalos: un pack de maquillaje, un vestido de gala rojo y unos tacones de cuatro centímetros a juego. Sam frunció el ceño y se sentó en el suelo, intentando buscar la forma de jugar con aquellos regalos.
- ¿Te gustan? -preguntó Grace emocionada- Oh, Sammy, vas a estar preciosa con todo eso puesto.
- Si, mamá.
- Voy corriendo a por la cámara -Grace se levantó y salió de la sala.
Sam suspiró y abrió el maquillaje. Quizás podría hacer algún dibujo con aquello.
- Sigue buscando -la pequeña oyó una voz familiar en su cabeza.
Apartó los regalos y miró debajo del árbol. En un rincón, había una pequeña caja envuelta en un papel liso de color verde y un lazo. Gateó por debajo del árbol y lo cogió. Había un papel pegado que, aun que no sabía leer, si sabía lo que ponía.
“Sam”. Abrió el regalo con entusiasmo y se quedó boquiabierta. Era una pequeña caja con acabados antiguos. Levantó la tapa y unas figuras bailaron al compás de una dulce música que sonaba de fondo. Eran dos bailarines de ballet. Sonrió y se quedó absorta viendo como se movían mientras la música sonaba.
- Gracias, Santa. -susurró.
No se había percatado de que Nick estaba detrás de ella, con una enorme sonrisa en el rostro. Él sabía que ese regalo le iba a gustar más que los superficiales de Grace. Y estuvo en lo correcto. Sentía la felicidad de la pequeña y la suya propia al comprobar que Sam no era como su madre, por mucho que trataran de cambiarla. Tenía demasiada magia dentro.

ok, ok, me encanto el regalo de nick, mi madre es una superficial y mi pelo es como el de nick jaja
SIGUELA