✞ ♡♥ LOVE IS WRITTEN WITH BLOOD (Harry Styles) ♥♡ ✞

Nombre: ℓσνє ιѕ ωяιттєη ωιтн вℓσσ∂ (нαяяу ѕтуℓєѕ) «ναмριяєѕ»

Autora: Dreamerdirectioner

Adaptación: No

Género: Romance, fantasía, gore, etc.

Advertencias: Esta novela puede contener; lenguaje soez, situaciones sexuales explícitas, violencia leve, grave y muy grave y momentos sanguinarios. Si usted tiene problemas para controlar su estómago o esto le provoca náuseas o incomodidad, absténgase de leer.

Otras páginas: Sí (si quiere saber el link de la otra página, consultarme en un comentario).

 

 

 

______ Payne de 18 años, es estudiante en City of Wolverhampton College. Huérfana de padre y madre debido a un accidente automovilístico cuando cumplía la tierna edad de 9 años, fue trasladada por protección infantil a vivir bajo el techo de su tía soltera, una buena mujer de unos 45 años de edad y el último familiar que le quedaba... Pero como era de esperarse, las cosas iban a empeorar... Y su única familia, su única esperanza de vivir una vida feliz; esa mujer inocente, fue asesinada... Investigaron el homicidio de pies a cabeza, ni una huella, ni un arma, ni una pista, ninguna evidencia... "Misterio" lo llamaron los detectives... La pobre mujer fue brutalmente apuñalada en el corazón, su vientre abierto y comidas parte de sus entrañas... ¿Quién podría hacer algo tan depravado?...Una desgracia familiar que no toda persona es capaz de vivir sin perder el juicio, pero ______ ya era una bella y joven moza de 16 años de edad, que había vivido la desolación en carne propia y pudo sobrevivir a aquella tragedia traumatizante. Su madurez le había permitido vivir sanamente como cualquier otra joven adolescente normal. Cuando su tía fue asesinada, el testamento firmado por ella y sus progenitores le permitió tener dinero apto para sobrevivir sola durante los años de colegio y universidad que le quedaban, es decir, hasta que consiguiera un empleo decente con el cuál mantenerse plenamente. Pero había algo que siempre desconcertaba a la joven y la despertaba por las noches en medio de un mar de sudor y lágrimas: los recuerdos de su infancia... Nada, absolutamente NADA, estaba archivado en su memoria, sus únicos recuerdos perduraban a partir de sus 9 años. Como si no hubiera nacido... Como si solo fuera un fantasma... Pero claro está, que la situación era mucho más complicada que eso, y la muchacha se irá viendo cada vez más metida en un embrollo del que ella jamás estuvo consciente que se implicaría en su vida; revelando mentiras, amor, confusión, abolición, muerte, y un mar de complejidades... Algo tan ridículo, pero a la vez tan obvio, que amenazará con destruir el mundo que conocemos... Y las señales están comenzando a salir a la luz... Homicidios, en los que la única evidencia son unas profundas aberturas en la yugular, rasguños y fuertes contusiones, no es suficiente para averiguar lo que estaba devastando el mundo de los mortales, en cualquier lugar de la Tierra, la amenaza es impredecible, nunca se sabe dónde estará ni a quién atacará; neutra, invisible, intocable. Dicen que nuestro instinto nos alerta cuando algo horrible está a punto de ocurrir, ¿lo sientes?, ¿sientes el terror?... Ya vienen... Y van a destruir a la humanidad... Pero ______ nunca se vería involucrada en aquella terrible y sanguinaria guerra entre dos mundos... Ella era normal, ¿cierto?, su vida había sido nefasta por casualidad, ¿cierto?, ella nunca estuvo envuelta en asuntos sobrenaturales, ¿cierto?, ella no nació para salvar el mundo, ¿cierto?.... O al menos....

Eso creía ella....

-Narrador omnisciente-

El irritante ruido ensordecedor de un despertador retumbó por toda la habitación, llegando hasta los pequeños apéndices de la castaña. Se removió en la cama negligentemente y en medio de un profundo bostezo, se incorporó, agitando sus largas pestañas al parpadear y frotando insistentemente sus ojos achocolatados. Se dirigió hacia una puerta a un lado de su cuarto, tallada en madera de caoba y pintada uniformemente con un blanco calmante. La abrió y entró en aquella pequeña habitación. Al salir vestía un uniforme elegante con un toque contemporáneo. Camiseta blanca de botones y mangas hasta los codos, chaleco gris sin mangas, corbata roja, falda gris hasta media rodilla, medias blancas a la altura de los gemelos y unos zapatos sencillos, negros. Acomodándose la coleta miró el reloj de su teléfono.

-¡Mierda!-.

 

Las 7:50 a.m., entraba a las ocho y no estaba ni a mitad de camino. Tomó rápidamente un bolso que se encontraba al pie de la mesita de noche y corrió hacia la puerta sin molestarse en apagar la luz. Se introdujo ávidamente en un viejo Chevrolet 400 de un color plateado y un segundo después arrancó violentamente produciendo un sonido vocinglero y estridente. En menos de lo que canta un gallo se encontraba frente a la puerta del instituto con tres minutos restantes para la repercusión de la potente alarma de entrada. De nuevo voló por los pasillos, ya vacíos, entrando a la clase torpemente; y tropezando con sus propios pies, se dirigió a su asiento a un lado del salón… Pero… La profesora no se encontraba en el mismo… Aunque no tardó más de tres minutos en aparecer. Cinco apuestos jóvenes, todos vestidos de negro; si bien cada uno a su propio estilo, la acompañaban con una expresión seria en el rostro.

-.-.-.-

-Bueno estudiantes, como han de observar, tenemos nuevos compañeros; Niall Horan, Louis Tomlinson, Zayn Malik, Harry Styles y Liam Payne. Háganlos sentir bienvenidos, por favor. Pónganse cómodos, jóvenes.

Liam Payne… Payne… Payne… Por unos segundos, un inmenso desconcierto me aturdió; taladrando mi mente… El joven tiene mi apellido... Ha de parecer una estricta coincidencia… Pero… Él se me hace tan conocido… Sé que lo he visto en otra parte... Pero, ¿dónde?… ¡¿DÓNDE?!... Hago un esfuerzo, pero simplemente no puedo recordarlo... Suena descabellado y estúpido, pero estoy segura de haber visto esa sonrisa antes, esos profundos ojos marrones y ese sedoso cabello castaño… Pero es completamente imposible que yo conozca a ese chico… ¿O no?

-Lo siento, ¿podemos sentarnos? -Levanté la vista encontrándome con unos incautos ojos azules junto a una grácil melena castaña, me miraba interrogante, pero suplicante y no pude negarme a su petición-.

-Claro-.

 

Inmediatamente los cinco desconocidos tomaron asiento a mi lado, en silencio. Las chicas del salón los miraban fija, casi acosadoramente, y sonreían de forma insinuante mientras pestañeaban repetidas veces de una manera que, al parecer; según ellas, era encantadora. Pero ninguno de ellos les prestó atención. Todos miraban al suelo y se comprimían las manos pesadamente, yo no comprendía el por qué de sus nervios, pero decidí ignorarlo.

-¿Cómo te llamas?-.

 

Miré hacia un lado. La pregunta provino de uno de los misteriosos jóvenes, Niall, creo que se llamaba. Un atrayente pelirrubio de enternecidos ojos azules. Por alguna razón me despertó un sentimiento de apego instantáneo. Y supe desde ese momento que me encontraba frente a un alma inofensiva. Invadida por el repentino sentimiento le respondí dulcemente.

-Soy _____.-.

 

Los chicos me sonrieron agraciadamente… Todos, excepto uno, que se encontraba con la mirada perdida a través de la ventana.

-Harry… -Dijo el pelirrubio-.

 

El joven sacudió la cabeza parpadeando reiteradamente, como si hubiese salido de una especie de trance, y volvió su mirada hacia nosotros. Un escalofrío me recorrió la espina dorsal, esos intensos ojos verdes bastaban para hacer estremecer a cualquiera, podría vencer a la mismísima Atenea simplemente con mirarla a los ojos. Y su cabello… Su cabello era bellísimo; hipnotizante… Podría perderme en aquella achocolatada melena de rizos brillantes que resbalaban por su frente, perfectamente cortados al estilo David de Miguel Ángel. Tragué saliva, mirándolo fijamente, intentando memorizar cada una de sus facciones. Desde el último de sus rizos hasta la coincidida barbilla carente de todo vello fisonómico, aunque algunas pequeñas hebras comenzaban a sobresalir en su bajo mentón, antes de su perfectamente moldeada garganta. Sin embargo, él no pareció inmutarse por mi presencia en lo absoluto, escuetamente dirigió su mirada al oji-azul que en un principio le había llamado, y me ignoró olímpicamente.

-Harry… -Repitió Niall, pero esta vez señalando insistentemente con su cabeza en mi dirección, acompañándolo de todo tipo de acciones gestuales con su rostro-.

Siguiendo la dirección que señalaba la cabeza del rubio, encontró su mirada con la mía. Frunció el ceño considerablemente y oprimió con fuerza sus sonrosados labios, como para evitar soltarme alguna impertinencia frente a toda la clase de último año. Lo miré fijamente a los ojos, esperando algún gesto un poco más compasivo, pero fue mucho peor. La indiferencia con la que me miraba era sobrecogedora, ya no era la misma honda mirada oliva que me había cautivado hacía unos instantes, ahora se había tornado oscura, espeluznante y vacía, como la de alguien que ha visto a su peor enemigo de toda la vida, tan fría que sentí como me atravesaba el pecho, inundando mi cuerpo con su helada presencia. El contorno de sus perfectos labios se distorsionó, abriéndose ligeramente como si fuera a pronunciar alguna palabra. Yo deseaba que dijera algo, cualquier cosa; la más mínima palabra aliviaría el frío de mi cuerpo, pero no fue así. Inmediatamente cerró la boca apretando los blancos dientes con una fuerza extraordinaria.

-¡HARRY EDWARD STYLES COX! -Reclamó el rubio, arrugando la nariz, llamando la atención del castaño, que lo miró impresionado-. ¿¡Qué es esta desvergüenza!? ¡JODER, SALUDA! -Soltó imperante-.

 

El rizado frunció el ceño y bufó.

 

-Harry, ya sabes lo que pasa si me haces enojar. -Replicó Niall en tono de advertencia-.

 

El silencioso joven abrió los ojos de par en par, para después entrecerrarlos, mientras apretaba los puños. Yo juraba que en cualquier momento se levantaría y le daría una paliza al rubio que lo miraba dominante. La tensión en mí creció. Harry resopló subyugado, y me observó iracundo, con una tenue curva burlona en sus deliciosos labios.

 

-Hola. -Refutó con el mayor desprecio con el que pueda hablársele a alguien sin tornarse en una irreverencia-.

 

Una sonrisa satírica tomó forma en su rostro forzadamente, me miraba con una expresión violenta. Como deseando poder quemarme viva con su mirada. Una lágrima amenazó con rodar por mi mejilla, pero me contuve, no podía permitir que supiera que me afectaba su indiferencia, no le daría ese gusto. Una ira salvaje se formó en mi interior. Y le hablé tan fríamente que casi se congelaban las palabras en mi garganta.

-Hola. -Le dirigí una mirada vacía, completamente carente de emociones-. 

La expresión burlona de su rostro desapareció y me miró estupefacto, como quien no espera que le devuelvan los golpes; sentí una leve satisfacción, mientras una sonrisa cruel brotaba de mis labios.

El día pasó lentamente, yo me dedicaba a pretender prestar atención en clases, pero mi mente se difundía y siempre terminaba haciéndome preguntas sobre el origen de los reservados jóvenes que habían hecho su aparición ese día de forma tan enigmática, sobre todo acerca de ese niño… Harry… Era muy extraño… Se pasaba las horas de clase mirando a través de la ventana, como si esperara que algo de pronto apareciera en la lejanía de los bosques que se veían a la distancia, y los otros jóvenes a veces lo miraban; preocupados, pero él ni se inmutaba. Había algo en él… Y en todos ellos… Sé que ocultan algo, algo importante… No miraban a nadie, no hablaban con nadie, ni siquiera con las encantadoras jóvenes que les sonreían  insistentemente, esperando que alguno notara su presencia; mantenían un silencio súbito, mortal, casi perturbador. Yo me exigía severamente, concentrarme en la jodida cara llena de arrugas del profesor, mientras hablaba velozmente y daba todo tipo de explicaciones y formulaciones, preguntando abiertamente si habíamos comprendido, y al ver que todos asentíamos con la cabeza como idiotas con la esperanza de que no nos hiciera alguna clase de pregunta sobre el tema, continuaba con sus innumerables explanaciones, pero yo no podía evitar caer en la irresistible tentación de voltear la mirada hacia un lado y observar con detalle como aquella ondulante cabellera castaña permanecía inmóvil, con el rostro girado hacia la ventana, como siempre, mirando al vacío. Sé que a él no le agradaba, probablemente ni le interesara en lo más mínimo mi existencia. Pero hay algo oculto detrás de esos sugestivos ojos verdes, algo que amenazaba con emerger a través de sus carnosos labios, pero que inmediatamente era sosegado por una mirada fría, vacía y sin sentimientos. Había algo en él que me llamaba la atención. ¿Serán sus ojos verdes?, ¿su melena achocolatada?, ¿sus labios tan suaves y sonrosados?, ¿era su perfectamente moldeada musculatura?, ¿o tal vez era el simple hecho de que me repudiaba y me ignoraba extraordinariamente?... Era seductor... Atrayente… Las chicas del salón lo miraban acariciarse el abdomen y se mordían los labios casi hasta sangrar, yo sólo apretaba los puños y me tragaba la lengua para evitar soltar alguna insolencia, ¿cómo podía obtener tanta atención ese tarado?... Vale… Era el mismísimo adonis griego… Pero era un imbécil descomunal. Por más encantador que fuera, lo odiaba, me indignaba lo arrogante y egocéntrico que era, era terco… Terco como una mula, altanero y bruto. ¿Cómo pudo mirarme y hablarme de esa manera tan despectiva sin siquiera conocerme? Pues no, no le iba a permitir arruinar mi último año de colegio con sus descaros. Él, que haga lo que quiera. 

El exorbitante sonido de la campana de receso me sacó de mis antipáticos pensamientos. Me levanté de un salto y corrí hacia la cafetería, para evitar el incentivo de voltear y mirar la cara de ese idiota otra vez. No podía permitir que la tentación me ganara. Al llegar observé a mi alrededor, buscando un posible asiento.

-Oye, _____, ¿te quieres sentar con nosotros? -Me preguntó el encantador pelinegro de ojos azules, Logan Lerman, mi mejor amigo desde segundo año, y estaba sentado en una de las mesas con un joven de grandes ojos grisáceos y dos chicas de penúltimo año que parecían muy agradables-.

-No, gracias, Logan, después los alcanzo. -El joven de cabello azabache me miró curioso, siempre me sentaba con él, pero luego me sonrió y siguió hablando con los jóvenes que lo acompañaban-.

 

No es que no quisiera pasar un rato con Logan, simplemente que, por alguna razón desconocida, en ese momento quería estar sola. Caminé son suavidad hacia una mesa en el fondo de la cafetería, y allí me senté, saqué una lata de soda de mi mochila y bebí pausadamente. Hasta que una voz conocida corrompió mi tranquilidad.

-¿Te molesta si te acompañamos?-.

Me atraganté y comencé a toser convulsivamente. Unos segundos después, la tos cesó y me aclaré la garganta, miré hacia arriba encontrándome con aquella perfecta cabellera rubia. Una sonrisa iluminaba su tierno rostro, y una ligera coloración sonrosada teñía sus suaves mejillas. 

-Lo siento, ¿te asusté?, ¿estás bien? -Preguntó dulcemente-.

-Estoy bien. Pueden sentarse. -Le dije con una leve sonrisa-.

Aunque lo que yo menos quería, era tener cerca a aquel castaño oji-verde, pero ¿cómo negarle una petición a aquellos ojos azules tan encantadores?

-Oye, ¿estás bien? Pareces preocupada… -Me dialogó el moreno de ojos marrones, adictivos-.

-Sí, estoy bien, sólo estaba pensando… Zayn, ¿no? -Él asintió con la cabeza mirándome tiernamente-. Oigan, ¿les puedo hacer una pregunta? -Inquirí curiosa-.

-Claro. -Me contestó el oji-azul de melena lacia y castaña-.

-¿Cómo llegaron aquí? Es decir, ¿por qué vinieron a este colegio, de dónde vienen? -Las preguntas salieron disparadas de mi boca con cierto tono impertinente, al advertir la indiscreción de mis palabras, me arrepentí y comencé a frotar mis manos preocupada de que me pudieran llamar entrometida, enredadora o algo por el estilo-. 

Los cinco lozanos se miraron entre sí. Yo fruncí el ceño, mirándolos sin comprender. Después de un largo silencio, el ojimiel de cabello castaño tragó saliva forzosamente y me miró con un tenue brillo de recelo en sus preciosos ojos. Abrió la boca dudosamente, pero al fin se decidió a hablar.

-Pues, Zayn es de Bradford, Louis es de Doncaster, Niall de Mullingar, Harry de Cheshire, y yo... Bueno, yo soy de aquí, de Wolverhampton… Nos conocimos porque nuestros padres fueron juntos a la Universidad y se reencontraban en las reuniones de “Recuerdos Universitarios”. Nos llevaron en varias ocasiones y terminamos siendo amigos. Cuando nuestros padres fallecieron, nos separamos por un tiempo, pero entonces un día recibí una llamada de Niall preguntando cuando nos volveríamos a reunir, y quedamos para vernos en un centro comercial allá en Mullingar, y pues, decidimos que no podíamos estar separados por más tiempo, así que yo les propuse que por qué no venían a Wolverhampton y se quedaban conmigo, y aceptaron, se mudaron conmigo, nos organizamos y entramos todos juntos aquí para finalizar último año y seguir con la Universidad, ya que con unos problemas que nos habían surgido, tuvimos que abandonar los estudios por un tiempo, y pues, henos aquí, esa es la historia de cómo llegamos. -Me respondió sonriente-.

A pesar de su sincera sonrisa, yo observaba como se relamía los temblorosos labios con nerviosismo.

-Oh… Ya veo… Interesante. -Dije con una sonrisa pensativa, me encontraba aún más intrigada que antes, pero estaba decidida a no hacer ninguna otra pregunta imprudente-.

El resto del receso pasó silencioso, ninguno de los cinco circunspectos dio origen a alguna conversación; sólo se miraban entre sí de vez en cuando con profundas sendas de incomodidad, y yo tampoco pronuncié palabra. Al sonar la campana de inicio de las siguientes lecciones, me levanté apresuradamente.

-Gracias por acompañarme. -Les agradecí con una sonrisa, ellos correspondieron cordialmente… Excepto aquel inusual castaño, que miraba sus manos entrelazadas sobre la mesa con gesto impasible; irritada por su insensibilidad, me dirigí a mi salón de clases-.