The Punk Muffins Tour.

Joder que día, sí, que día. Oh el gran Alex DeLarge se estaba quejándose de una vida llena de lujos. El joven de Sheffield perdía esperanzas en un camino increíble. La vida le caía por los codos, lamentablemente vivía medicado. ¿Qué más había que contar de un chico que solía sonreír más seguido? ¡Levántate flojo! ¡La primera pastilla del día! Aún así, dentro de todo quedaba vida en sus ojos, quedaban risas, después de la depresión, de las adicciones y por supuesto, del triste amor.
 
— Escucha capullo soñador, piensa en una vida llena de dinero, éxito, vida, pero sin música. ¡Jamás! ¡No dejes que pase! Has lo que se te de la regalada gana, pero nunca olvides la música. No luches para vivir, vive para luchar y busca ese sueño.— Repetía miles de veces frente al espejo de su habitación en el tour, aproximadamente desde los 9 años de edad. Pues sí, para Alex la música era fundamental, y no había nada que pudiera quitarle esa gran pasión.
 
Una pastilla dentro de la depresiva y sarcástica boca del joven, junto con el alcohol gastado y con un toque a los 50. Oh luego de todo, la pasaba bien, y era consciente de eso, también de lo estúpido que era tomar dicho medicamento con alcohol o café, sí, él sabía todo.
¿Sabía divertirse? Sí. ¿La pasaba bien? Sí. ¿Sonreía y reía? Por supuesto, pero claro, algo había en él que quitaba todo lo colorido.
Alex era una persona con millones de frases para cada situación, y las metáforas, obviamente, se le daban bien. “Otra flor en el paisaje” sería “Otro cambio en la vida”. Así se mantenía y expresaba, con tres simples e increíbles cosas: música, metáforas y los cigarrillos.
 
— Bien Alex, hoy la estación de Nashville te espera, otra flor hombre, tú puedes, no seas flojo y ermitaño.— Se reprochó, otra vez, frente al espejo.
 
Que se podía esperar de él, ni siquiera podía creer que se encontraba en el tour más grande de pop-punk y rock Indie. No caía aún, y tal vez al tercer concierto caería que se encontraba con la oportunidad más grande de su vida. The Punk Muffins iba de cabeza, Mad Sounds brillaba, Wild Lillies enamoraba, al igual que Tessa, The Granade Chapter robaba emociones y Greenless tenía el éxito. ¿Pero Alex? El moribundo no se consideraba exitoso, ese era su gran problema, la falta de confianza y seguridad. ¡Joder hombre! ¡Te encuentras en el tour más grande! Oh joven, saca una sonrisa, el éxito y la felicidad van siempre de la mano.
 
— Alex, hermano, ve preparándote, ya partimos hacía la estación ¿Vale?— Oliver, fiel compañero de Alex. Este joven era increíble, podía soportar lo terco, depresivo, sarcástico, metafórico y pesado que era el chico. A veces Alex llegaba a ser tan tedioso e irresponsable que ni él se soportaba, tanto que a veces se preguntaba cómo hacía Oliver.
— Hum, ¿sabes que debería ir preparando? La comida, muero de hambre.— Reía el chico.
— Anda, prepárate, no vengas con estupideces.—
— Estas mal, lo sé, dime qué te pasa.—
— Tu estas mal por esconder drogas en el bolso de las chicas del tour, casi nos meten en prisión a todos, no son buenas tus bromas eh.—
— ¡Que yo no fui! Esa tarde me encontraba con Joanie, y ella lo sabe.— No paraba de reír por, muy infantil, broma.
— Tu risa te delata, pero olvídalo.—Reía junto a él. —Hablando de Joanie, me dijo que te avisará que hoy cenan junto a Nikola.—
— ¿Qué? ¡No! Hoy pasaré lo que queda con Aleen, si es posible.—
— No cuesta nada estar con tus hermanastros ¿No?— Le dijo Oliver para dejar a Alex dudando de tal pregunta.
 
 
Brillaba la piel de la jovencita de cabella colorido por la ventana de un taxi, su cabeza sobre la ventana y las manos presionando y presionando el botón de seguro. Emocionada por conocer a tu ídolo ¿Eh? “Tomé el dinero señor, me encuentro con apuro.” Pensó la chica bajando rápido a la estación 107.5 The River Nashville.
Muchísima gente se encontraba en el lugar, miles de fans de distintas bandas integradas en el tour, pero ella sólo buscaba a uno, a Alex DeLarge. Fangirleando como pequeña en concierto de algún programa infantil, la joven corría entre las fanáticas presentes, pasando enorme muchedumbre. Llegó a la puerta principal, con seguridad en tal sitio. Lleno de hombres grandes y daban la impresión de tener una firma dureza, y luego, los más jóvenes.
 
— Simon, ¡Simon!— A susurró rápido llamaba al chico de cabello anaranjado, al chico de seguridad con alma rebelde.
— Eightoon, tanto tiempo, ¿cómo has estado?— Dijo con sarcasmo Simon al notar la poca preocupación de su amiga.
— Bien, gracias. Ahora, déjame pasar a la estación, ¡por favor!— Cogió las muñecas del joven entre sus manos para poder rogarle.
— ¿Qué a cambio?—
— Vodka Absolut rojo ¿Vale?—
— Vale, perfecto. Por cierto, ¿a quién buscabas?—
— Alex DeLarge.— Sonreía con la felicidad que podría tener un niño, con tal de decir ese nombre ella brillaba.
— ¿Alex? Tiene novia, ¿lo sabías?— Oh Simon, ella no quería información “de más.”


Corría por cada pasillo, la chica de hielo. Joanie, una mujer difícil, algo insoportable y manipuladora. Buscaba con rabia a su hermano, Nikola, pero tal vez no con rabia, más que nada con apuro. Necesita juntar al joven Alemán mimado y juntarlo con el joven depresivo de Sheffield, Alex. Los tres juntos eran explosiva bomba en persona, parecían sacados de la segunda guerra mundial. Primero, las peleas entre Nikola y Joanie. Hermanos frescos, seguros y mimados, tendrían que llevarse bien ¿no? Pues así es, sólo que aveces están las diferencias. Segundo, Alex y Joanie. Bien, esta dupla no tenía problemas, pero ambos son los polos más opuestos que han tocado la tierra, por lo que las complicaciones si existían. Y por último, la más fuerte, Alex y Nikola. No podían estar ni un sólo segundo sin discutir, sin las frases como "no eres mi hermano" "soy mejor que tú", y otras sin sentido. Parecían los hermanos Gallagher, venidos de la última época de Oasis. Parecían John Lennon y Paul McCartney enojados, eran dos personas totalmente distintas que encajaban aún, y dolía.  En si, y aunque no pueda creerse, Joanie hacía todo lo posible para que este par se llevara bien, quería lograrlo. Y allí estaba la niña Disney, detrás de todo ese telón rojo con los números de la estación, esperando a que salga su hermanastro. Quería que Nikola viera el show también, podría aprovechar su tiempo como vlogger y hablar de dicho encuentro de fans en una estación de Nashville. Aprovechar a anotar todas las preguntas y respuestas en la estación de radio, todo lo que pudiera tomar nota. No sólo ver a Alex, sino que a las demás bandas, que no pasaban desapercibidas. 


Y luego de varias canciones, varias bandas interpretando y por supuesto aplausos dados, venía el deseado Meet and Greet. La mañana había sido atareada pero como la quería Alex, con música. Los ganadores de “We’ve got punk soul!” pasaban por cada pasillo, no querían perderse ningún autógrafo y era un sentimiento bonito ver como admiraban tu forma de tocar y cantar, Alex sólo estaba sentado en el sillón de un cuarto fumando y mirando al techo, hasta que el toc toc de la puerta quitó esa mirada perdida, era Vesna. 

— ¡Alex! Te tengo una sorpresa.— 
— ¿Sorpresa? Yo soy el que da las sorpresas aquí.—
— Bueno, hoy no.— Sonreía misteriosa la joven dulce, abriendo la puerta emocionada, dejando ver a miles de fans queriendo ver a Alex. Lo había hecho feliz, porque el autoestima de este chico estaba bajo y ver que muchas personas, tantas que no entraban en la habitación, querían verlo, lo hacía sentir bien. No sólo pedían autógrafos, querían conocerlo, y Alex se iba a tomar todo el tiempo de su vida, tratando con la mejor sonrisa a los nuevos fans. La sonrisa no desaparecía de él, lo hacía muy bien escuchar que a alguien le gustaba su música, y ahora era una sensación, ¡en tal sólo un pequeño concierto en una estación de Nashville! 
Mientras firmaba y lograba pasar un buen rato con sus nuevos fanáticos, miro hacía al costado, donde se encontraba Vesna y sólo pudo articular un simple "no hay por qué" volviéndole a sacar una sonrisa a Alex, quien agradecía con todo su corazón a la groupie.


Antes del gran concierto en LP Field, la familia Harrison/DeLarge se tomó el tiempo de cenar. Como Alex le había dicho a Oliver que quería pasar el rato con Aleen, decidió llevarla a la cena, cosa que a Joanie no le agradó mucho. Aún así, se le venían grandes problemas a la reina de hielo, tendría que lidiar con las metáforas depresivas de su hermanastro, con todas las groupies y fanáticas enloquecidas por él y lidiar con la gran Eightoon Mile, la chica de cabello colorido que nunca olvidaba al dichoso DeLarge. 
Era de imaginarse la expresión de Joanie, mientras comían en el The Hermitage Hotel, que de por sí era super lujoso. Ahora en este momento los integrantes de las demás bandas deben de estar preparandose, cosa que ninguno hacía. Si Alex no estaba en la cena, estaría en su cuarto, descansando. Por ejemplo, Nova de Wild Lilies estaría corriendo por los pasillos, jugando y divirtiéndose o compartiendo vasos de vodka con el chico de seguridad, Simon. Dentro de todo, cada miembro de cada banda compartía algo con los demás, y eso era bueno, y tierno, sí, muy tierno.

— Y.. ¿qué me cuentan?— Dijo riendo bajito Nikola tratando de quitar el silencio incomodo que habían causado.
— Los números.— Alex comentó con un tono sarcástico sin quitar su mirada del plato.
— ¡Alex!— Lo retó Aleen, que estaba sentada junto a su lado.
— ¿Qué hay de malo? Él pregunto.— Bufó.
— Vaya, al parecer la asistente de manager habla.— Joanie espetó en contra de Aleen.
— Joanie no empieces y menos con Aleen, interpreta en contra mío todo lo que quieras, pero con ella no.— Levantó la voz hacia su hermanastra. 
— Escúchame pequeño depresivo, con mi hermana no.— Se levantó del asiento Nikola, y Alex no sabía que decir, prácticamente esta acabado. La pobre Aleen, que tuvo que soportar la pequeña y común pelea entre los hermanastro, iba a decir algo, pero la puerta del pequeño y brillante comedor se habría, era Oliver. Necesitaba a Alex preparado para el concierto y a Aleen la llamaban de Greenless. Ambos partieron juntos, ella por su parte apenada y él con enojo completo, estaba preparado para quitar todo lo malo en el concierto y olvidarse de todo.