The Punk Muffins Tour.

24 de abril de 2014.
Cuatro con cuatro en la tarde y el calor que emanaban aquellos cuatro cuerpos en el garaje no ayudaba para nada a la molesta, pero habitual ola de calor de esta época del año en Filadelfia. ¿A cuánto estaban? De seguro ya habían sobrepasado los cuarenta y cuatro grados, no creía ni por un segundo aquello que Blake mencionó “Son treinta y cuatro grados, amigo.” Mentiras. “Fíjate bien.” había insistido el, en ese momento, peli-negro-con-reflejos-en-rojo, muchacho. “Te juro por la cabellera de Kenzo que no miento.”. Bien, quizá era él quien lo sentía como cuatro-y-cuatro grados. Podría jurar que escuchaba el sonido chisporroteante de los rayos solares cuando impactaban con el cemento del suelo.

Soltó aire exasperado esperando que el teléfono celular de cualquiera de los cuatro ahí presentes sonara en algún momento. Por lo santo y sagrado, no había sentido semejante ansiedad desde… bueno, desde que perdió a Circe en aquel concierto de Mayday Parade, cuando la rubia tenía 15 años. Tremendo susto y regaño se llevaron esa noche, pero era Circe la que quiso “acercarse a ser salpicada por la música” y como fuera el asunto, a la salida de la arena encontró a su rubia molestia hablando con un completo desconocido, intentó lo más rápido posible moverse entre la montonera de personas, quería evitarse una ida a la estación de policías en calidad de testigo. No. No le perdonaría a Circe el hecho de haberle costado horas y horas en un interrogatorio sobre cómo dejó que este tipo se llevara a quien se supone era su responsabilidad. Cuando estuvo a escasos metros de ambos vio cómo intercambiaban pedazos de papel, bueno, la chica le dio un pedazo de papel y él le entregó una tarjeta… que técnicamente igual es un pedazo de papel, pero uno más elegante. “Esa es la dirección y ahí está mi número y el de mi amigo, puede aparecer cualquier tarde, de todos modos siempre están ahí.” la escuchó decir. Y no fue mala idea después de todo, aquel hombre ahora era su representante y no un traficante de órganos -o algo pero- a quien Circe los estaba sirviendo en bandeja de oro.

Todos se sobresaltaron al escuchar uno de los cuatro celulares sobre el pequeño estante. Se acercaron nerviosa y rápidamente sin saber quién atendía.

―¿Cuál es? ―Preguntó el único rubio presente.
―No lo sé, el que brilla y está sonando ¿quizá? ―Recibió como respuesta de parte del mayor de todos, Blake.
Adam se apresuró a contestar y colocó el celular en altavoz. ―¿Carlson?
―Oh, ¿esperaban a alguien más? Qué pena, será mejor que los llame luego.
―¿Nos traes buenas noticias? ―Inquirió Kenzo.
―No, solo es ese algo que les abrirá más puertas al mundo de la música, nada especial.
―¿Eso significa que lo conseguiste?
―Así es Tristan. ¡Serán teloneros de The Punk Muffins en su gira mundial! ―Exclamó su representante al otro lado de la línea. ―Pero por el momento no deben publicarlo, es una especie de sorpresa. Todo se hará mundialmente oficial el primero de mayo ¿entendido? ―Todos estuvieron de acuerdo y unos “Si’s” aún sorprendidos se hicieron escuchar. ―He mandado a alguien a recogerlos… y a Circe, estará en casa de Tristan como a las cinco y si mis cálculos no fallan los tendré en New York para la cena. Nos vemos.

Tan pronto como el señor Rowan terminó la llamada, olvidaron la regla de “nada embarazoso” y se unieron en lo que llaman “un abrazo completamente varonil”; luego, cada quien se dedicó a comunicárselo a sus familias porque, quiero decir, podrás tener 18 o 22 años, pero esto era tan grande que necesitaban decírselo a alguien. Antes de contarle a su padre, que técnicamente era la única familia, en términos de ADN, que tenía ahí, telefoneó frenéticamente a su mejor amiga.

―Cece al habla, a menos que no seas el chico multicolor, en ese caso es solo Circe. ―Aquella voz como la seda le confirmó que no estaba soñando.
―¿Chico multicolor? ¿vas en serio?
―¡Oh por… Tristan! ―y así es como pasaba de pasiva a exaltada. ―¿Qué pasó? ¿Sí resultó?
―¿Puedes llegar en, digamos, diez minutos?
―¿Eso es un sí?
―¿Tú qué crees? ―Rápidamente el pálido muchacho tuvo que alejar el celular porque sabía que ella gritaría.

Dios. Dios. Dios. Dios. Esto era lo más grande que pasaba en la historia de la banda y… tuvo razón, hoy sería un buen día porque bueno, era el veinticuatro de abril (que es el cuarto mes del año) y recibieron la noticia a las cuatro con cuatro e incluso el clima tenía un cuatro, aunque él seguía creyendo que eran dos. El maravilloso cuatro de buena suerte. Tristan no se creía una persona meramente supersticiosa, pero es que todo lo que estuviera relacionado con ese número le había dado nada más que buenas cosas. Es decir, conoció a Circe un cuatro de abril hace seis años (cuatro más dos es seis y técnicamente dos más dos es cuatro así que algo tenía que ver), fueron cuatro los covers que postearon en Youtube para llegar al medio millón de suscriptores, ya tenían cuatro singles entre los primeros puestos en cuatro charts diferentes, y muy importantes. Bueno, si seguía con aquella suerte, su cuarto crush sería su primera novia, ah y el cuarto novio de Circe sería el indicado, y no existía algo que le diera más alegría que la felicidad de Circe.
Después de varios minutos emocionado con los chicos, y la llegada de Circe, decidió que debía decir algo como, se supone, debe hacer todo buen líder, aunque Tristan no era el mejor en aquello. Y como fuera el caso, sentía la necesidad de hacerlo.

―Amigos… y Circe. ―Inició, se ganó una mirada con el entrecejo fruncido por parte de la rubia. ―Sabrán disculpar si lo que digo es tremenda mierda, saben que no soy el mejor para esto. ―“Por supuesto que lo sabemos” añadió Circe, él le devolvió la mala mirada. ―Si Miss. Westerland ya terminó de interrumpirme… Por fin, hemos estado esperando esto por cuatro años. Cuatro largos años de trabajo duro, regaños por parte de nuestros padres, covers y canciones originales, idas a estaciones de radio locales, de New York y Washington… y también cuatro años en los que nos convertimos en una especie de cuatro buenos hermanos, si es posible que eso exista, y como sea. Nuestro gran momento por fin ha llegado, pero que quede claro, de ahora en más nos queda esforzarnos al 150% para no ser recordados como “los teloneros de…” sino como una de las mejores bandas de estos tiempos. ―Tristan calló por unos segundos en tanto una sonrisa comenzaba a formarse en su bello y pálido rostro. ―Así que ―extendió una mano al centro.

―A embriagarlos con música. ―Dijo Blake repitiendo la acción de Tristan.
―Deslumbrarlos a todos. ―Continuó Adam.
―Y hacerlos gritar…―Le siguió Kenzo.
―¡Mad Sounds! ―Exclamaron los chicos junto con Circe.

Llamó a su padre faltando 10 minutos para las cinco, por poco y lo olvida. ―Papá, vamos con Carlson a New York. Tengo grandes noticias e incluyen a TPM.
―¿Quién? ¿Qué? ¿Te pe qué? ―Respondió el hombre de voz áspera.
Entonces el pálido chico comenzó a tararear unos compases de una de unas canciones de TPM y su padre contestó: ―Oh, conozco esa canción. Es la misma que Circe no deja de reproducir una y otra vez cada que viene a casa.
―Correcto.
―Bueno, tienes que estar de vuelta a las doce.
―Papá esto es un hecho histórico para Mad Sounds. La historia no tiene un toque de queda.
―Tristan, los quiero de regreso a las doce.
―Está bien. Jesús.

30 de julio de 2014.

Para este chico existían 1) cosas maravillosas y 2) cosas realmente maravillosas, su propia existencia iba asociada con lo segundo, así como su familia y sus compañeros de banda; las fans estaban más con lo primero, así como todas sus relaciones, pero esto… esto… esto iba completa e innegablemente en cosas realmente maravillosas. Quiero decir, vamos, ya era hora de que eso pasara, se lo merecían. Quizá era muy narcisista, pero ¿qué más daba? ¿Acaso no lo somos todos? Algunos de manera más discreta, pero de todas formas lo somos. Así es Dexter Hepburn, y créanme, nada hará que eso cambie; sin embargo, pueden aprender a sobrellevarlo, así como su familia, Jason, Marc, Rainbow, Brazil, Sasha y sus representantes lo hicieron. Toma su tiempo, pero de verdad, vale la pena.

El pelinegro pasó más tiempo pensando en formas de divertirse en lo que durara el tour, más que pensar en cómo haría que todo resultara fabuloso. Eso nos lleva a otro tema, su homosexualidad-no-homosexual, y ya sé ¿cómo va eso?, no es tan complicado de entender, pero si de explicar, así que bien, el asunto es este: Dexter no es homosexual, pero sí lo es; quiero decir, no es gay en sentido de quiero-hacerlo-por-donde-dejan-salir-las-penas, sino es más como tengo-la-parte-fabulosa-de-lo-que-implica-serlo. Este joven llegaba a ser tan fabuloso como la mayor parte de la comunidad gay masculina y honestamente cruel como los muestran en los mal llamados realities. Entonces era así: actitud, pero no acciones. Y sí, este es de esos casos en los que tenemos dos verdades que no necesariamente deben ser compatibles. Además, en lo que llevaba de vida, el mayor de los hermanos Hepburn había llegado a juntar una cantidad de 9012 enamoramientos, casi un centenar de novias, cada relación menos duradera que la anterior y una vez besó a un chico, tenía dieciséis años y estaba tan ebrio que lo único que recuerda es que sintió que besaba a una roca ¿cómo sabe lo que se siente besar a una roca? bueno, esa es otra historia.

Siguiendo con el multifacético Dexter Hepburn, si existía algo que detestase era que lo hicieran esperar y si no se tratara de sus hermanos, hace catorce minutos se hubiera marchado del lugar, ¿cuánto llevaba esperando? Quince minutos. Pero entonces llegamos al hecho de que él amaba hacerlos esperar, le gustaba estar más retrasado que el periodo de una chica embarazada. Lo repito, él lo vale.

―Oh vamos, no es como si te fueras definitivamente de casa. ―Bufó él, aun apoyado contra el marco de la puerta. ―Puedes comprar más ropa después, de todos modos no es como si todos fueran precisamente a verte a ti. ―Terminó encogiéndose de hombros.
―Siempre tan humilde. ―Dijo la pequeña castaña sonriéndole falsamente.
―Como quieras, si no estás lista en cinco minutos más, suerte llegando a Denver por ti misma.
―Serías incapaz de dejar a tu hermanita, lo sé. ―Hablaba la delgada muchacha yendo de un lado de la habitación a otro.
―Probablemente es cierto, pero no abuses de tu suerte.
―Como mande el fabuloso Dexter. ―Ella no pudo evitar soltar una risilla que contagió a su hermano, también.
―Por cierto, Lucy, por amor a Brendon Urie, intenta ser amable con las fans.
―No estás pidiéndome eso. ―Lucinda paró en seco con esa pila de ropa llegándole casi a la altura del cuello.
―Hablo enserio, no quiero leer más tweets de odio hacia ti.
―¿Por qué tanta preocupación por esas? No son tu familia, yo sí.
―Técnicamente son como millones de hermanas y hermanos de distintas madres. ―Dexter se le acercó en son de paz. ―Mira, sin todos ellos no estaría donde estoy, me refiero a la fama. The Punk Muffins no habría sido más que una banda con desastrosos covers en YouTube.
―No eran taaan malos. ―Acotó Lucy alargando el “tan”.
―Sí, como sea. El asunto es que les debemos mucho y, oye, gracias a ellas tengo más dinero. No hagas que pierda mi trabajo, no querrás tenerme viviendo en tu casa por lo que dure mi vida. ―Bromeó atrayendo a su hermana con el brazo por sobre sus hombros. ―Comportante como un sol con ellas, sé que sabes cómo hacerlo… pero no las quemes.
―Haré mi mayor esfuerzo.

Con esto dejó que su hermana terminara de empacar y fue a revisar si su otro hermano, de otra madre, literalmente, ya estaba listo. Dexter solo quería a sus hermanos con él durante el tour, no me malentiendan, este muchacho adora a sus padres, lo que pasa es que con ellos cerca sería incómodo tener todas esas fiestas al estilo Marc y Dexter que tanto adora. Son estupendas, como Grey's Anatomy, sólo que con menos Grey y más anatomía, si saben a lo que me refiero y comprenden cómo van esas fiestas y qué pasa en ellas.

Regresando al tema. Comparar a Ian y Dexter tomaba su tiempo, por supuesto que ambos son atractivos, pero cada quien a su estilo. Tenemos a Ian, bronceado, de buen físico, con la perfecta masa muscular, cabello muy bien recortado, ligera barba y sonrisa de comercial… en pocas palabras es como si un Dios del Olimpo lo hubiera esculpido tomándose milenios para que quedara en su punto; y está Dexter, con el cabello 4 centímetros más largo que Rainbow, ligeramente ondulado, con cuarta parte del lado izquierdo rapado, tatuajes por el torso y brazos (no llenos, solo tatuajes dispersos), delgado, sin bronceado, muy alto y de piernas delgadas, pero Jesús, juro que si toman el tiempo de apreciar cada parte del chico es como tener a otro Dios. Es el ejemplo de que no se necesita ser todo músculos para ser increíblemente atractivo.

―Si admitiera que tengo celos de ti, me vería débil. ¿Verdad? ―Preguntó Dexter, pasando sus dedos por las pastas duras de los libros de Ian.
―Pagaría por escuchar eso. ―Gritó el otro chico desde el baño. ―Oye, has visto mi cepillo dental.
―Claro, como paso la mayor parte de mi tiempo en esta casa, sé dónde está todo.
―Buen punto. ―Siguió Ian saliendo del baño y guardando esa bolsita hermética en una de sus maletas. ―Si habrán orgias de las que sabemos, por favor, no me incluyas. No quiero ver las partes sensibles de todos. ―El moreno hizo una mueca extraña mientras cerraba la última maleta.
―Para alguien quien teóricamente no me quiere, pasas mucho tiempo pensando y hablando sobre mi polla. Que sepas. ―Comentó Dexter revisando sus mensajes.
―Vamos hombre, eres mi hermano.
―Quiero que te integres más con las chicas, ¿acaso tu familia no tiene derecho a inmiscuirse en tu vida? ―Miró al otro chico enarcando una ceja.
―Dex, gracias por esto. De verdad.
―Lo que sea por ustedes, lo saben. Pero si lo dicen al resto lo negaré, porque sabes, soy cool.

Todo estaba listo, el auto cargado y esperando llevarlos al aeropuerto y de ahí a Denver. Los señores Hepburn en el recibidor, ella con lágrimas en los ojos y él con una auténtica sonrisa de orgullo. Su hijo mayor estaba cumpliendo sus sueños y esperaban que sus otros dos hijos, porque sí, Sojnia consideraba a Ian como un hijo más, ayudaran a que Dexter no rebasara los límites entre fantasía y el mundo real.

―Mucha suerte, chicos. ―Habló Paul, el padre. Abrazando a cada uno de sus hijos.
―Sí, ¡qué viva el rock and roll! ―Exclamó Sojnia forzando la seña.
―Mamá… no. Solo, no. ―Interrumpió Dexter cerrando los ojos por la incomodidad. Se acercó a abrazarla para borrar aquello.
―Chicos, cuiden de Lucy. Después todo es la princesa de papi. ―Siguió Paul besando la frente de la castaña.
―Vayan a vernos cuando puedan, tienen boletos para cualquier destino que escojan. ―Con esto dicho, Dexter fue el último en subirse a la camioneta.

Ya en el aeropuerto, encontró a sus demás compañeros de banda. Es increíble lo rápido que se apegó a ellos, es decir, de Jason se lo esperaba porque ¿cuántos años llevaban de amistad? ¿nueve? ¿diez?, pero de Marc y Rainbow… y vale, la chica era un completo amor de persona al estilo que quiere Hepburn y luego está Marc, tal vez parezca tremendo gilipollas, pero la verdad es que si lo apreciaras más te darías cuenta de lo agradable que puede llegar a ser.

―Genial, maravilloso, estupendo. Ya que su alteza ha llegado, ¿podemos irnos? ―Oh, hermosos comentarios del rizado, son siempre bien recibidos por nuestro pelinegro, sabe que no lo quiere decir en serio, pero en ocasiones le colma la paciencia lo hijo de puta que puede ser Marc. ―¿O hay algo más que necesite Dexter?
―Y quiero decir, eso es tan increíblemente original ¿De dónde sacas estas bromas, Marc? ―Señaló cruzándose de brazos. ―¿Acaso eres dueño de algún tipo de fábrica de chistes en Indonesia donde tienes a niños de siete años trabajando noventa horas a la semana para repartir ese tipo de ocurrencias de primera calidad? Porque wow, ni a mí se me pudo ocurrir eso.
―Touché. ―Añadió Marc.

***

A lo mejor y su abuela tenía razón. O tal vez ella había perdido la cabeza al creer que esa mujer tenía la razón en algo. “Te estás desviando del camino de nuestro señor”, “¿Qué pensaría tu santa madre?, que Dios la tenga en su gloria.”, “Tu padre y esa otra mujer tienen la culpa por apoyarlos en esto.” Ah que hermosa la abuela Mercury (maldita bruja, tonta, perra, dictadora, terrorista, Darth-Vader religiosa). Pero no, ni esa cristiana devota haría que ella cambiara de opinión. Esto es lo que Kristy ama. No pueden arrebatarle algo más. No.

―No crees que es muy raro ¿o sí? ―La voz de Vesna la devolvió a su estado de hablo-en-la-vida-real-pero-solo-existo.
―En absoluto. ―¿Qué más podría decirle?
―Oh, te estoy aburriendo. Lo siento. ―La castaña bajó la cabeza apenada.
―No. No. No es eso. ―La, en ese momento, rubia con puntas rosas, se le acercó intentando disculparse.
―Kristyana, ¿crees que necesito conseguir una vida?

Entonces vuelvo a este estado de callar al exterior, pero llenarme de monólogos internos. Creo que se está hablando a ella misma, o al universo, pero no realmente a mí. Pienso que debería decirle algo que la reconforte como “¡hey, Vesna! Mira el lado positivo, vamos en un viaje alrededor del mundo.” o algo parecido. Sin embargo no puedo dejar de pensar que “conseguirse una vida” es sólo algo que un completo idiota puede creer. Como si pudieses conducir hasta una tienda y comprarte una vida. Verlo en una caja muy bien adornada y contemplarte a través de la envoltura de esa nueva vida y decir “¡Vaya, luzco mucho más feliz, creo que esta es la vida que necesito!”. Si conseguir una vida fuera tan fácil, todos seríamos un encanto. Pero no lo somos. Así que, Vesna, eres un amor de persona y mi única amiga, pero tu vida no te está esperando por ahí, entonces no pienses que todo lo que tienes que hacer es salir y encontrarla. No. Tu vida está justo aquí, y sí, ¡apesta! Las vidas suelen ser así. Así que si quieres que las cosas cambien, no necesitas conseguir una vida. Necesitas mover el culo… Pero no se lo digo, eso la destrozaría y la quiero mucho como para dañarla más. ―Deberíamos ver si Carter ya ha terminado de empacar ¿no te parece? ―La chica frente a ella le sonrió para seguirla hasta el cuarto de al lado.
Y eso es todo, le digo lo que quizá quiere oír o le cambio el tema para no parecer tan insensible.

―Por amor a lo santo y sagrado. Carter, no eres Croata, eres británico y mientras más rápido lo aceptes, mejor te irá. ―Reclamó la pequeña rubia-rosada al entrar a la habitación de su “compañero de matriz”.
―¿Quieres callarte y apoyarme en algo siquiera? ―Dijo chico de camiseta estampada intentando cerrar ese bolso de viaje. ―Tienes una actitud pesada, a lo mejor y sirve para cerrar esto. ―Habló señalando lo que Kristy pensó era un pobre bolso a punto de explotar.
―Porque mejor no te vas a la-
―Ustedes. ―Vesna señaló a ambos, interrumpiendo a Kristyana. ―Solo me dan dolor de cabeza, cuando hayan terminado de discutir me avisan. ―Y Carter, esto ―Continuó recogiendo una cajetilla de cigarros que estaba sobre la mesita de la lámpara. ―Es mío.

Se quedó sentada en el piso alfombrado mirando cómo su hermano se las ingeniaba para no terminar destrozando la cremallera de ese bolso. Sintió pena por él, me refiero al bolso, ser manoseado por un chico tan torpe debía ser aburrido. De seguro se sentía violado, tendrían suerte si no eran demandados por la alianza anti-violencia al equipaje.

―Quiero dejar algo muy en claro. ―”Mhm” siseó Carter, con lo que creyó era una camiseta en su boca. ―Si preguntan, solo si preguntan, no te conozco. No somos familia y no tengo la mínima idea de quién eres. ¿Vale?
―¿Pero qué dices? ¿Vas a negar a tu único hermano? Eso ofende, Kristyana.

La chica se puso de pie. ―Solo quiero evitar comentarios como “ah, consiguió el empleo por su hermano”, porque entre tú y yo, sabemos que no fue así, pero eso no me lo van a creer. ―Se dedicó a acomodar el desastroso cabello del muchacho. ―Además ¿te imaginas que tu banda apeste tanto que vaya a arruinar mi vida social? No, hombre, no puedo dejar que pase.
―En primer lugar, ―Comenzó a enumerar con las manos. ―Greenless no va a arruinar tu vida social, porque no tienes una. En segundo lugar, tú no me llamaste, tampoco, para avisarme que te habían contratado. En tercer lugar, ¡estaba muy ocupado! No sabes lo que es tener una banda… o talento.
―Tienes razón, estrellita punk alias falso fumador que practicó arquería en la secundaria.
—Soccer. —La corrigió su hermano. —, no arquería.
—Oh, Jesús. Por supuesto. Soccer. Sí, no hay nada más punk rock que el Soccer.
―¿Terminaste?

No, no había terminado. Tenía una infinidad de cosas por decirle, como que detesto que me insista cada fin de semana -y me refiero a viernes, sábado y domingo- con ver otra maratón de HIMYM, que sus trucos de magia ya no me sorprenden y que quería de regreso mis diez dólares en monedas que con el tiempo fue haciendo desaparecer con sus trucos, pero no. Debía irme, callada y a lo mejor darle un abrazo porque a pesar de lo insoportable que puede ser, es mi hermano y lo adoro. Pero solo le sonrió y se alejó como últimamente acostumbraba.

3 de agosto de 2014.
Pepsi Center. Denver, Colorado. 2da fecha.

¿Saben cómo la gente constantemente dice que tus padres están siempre en lo correcto? Sigue el consejo de tus padres; ellos saben lo que es bueno para ti. ¿Y saben cómo nadie nunca le hace caso a este consejo porque, incluso si es verdad, es tan molesto y condescendiente que solo dan ganas de, como, convertirte en una adicta promiscua? Bueno, ella escucha a sus padres, más que todo a su madre porque no ha visto a su padre desde el divorcio. Para la semi-rubia, su madre siempre sabe lo que es bueno para ella. Escucharía a quién sea, francamente. Casi todo el mundo parece saber más que ella. Ah, pobre ingenua y aburrida Tessa, sin personalidad definida, un títere más. Qué triste.

Tomó una serie de respiraciones muy rápidas y cortas, una vez leyó que las personas con una gran cantidad de oxígeno en la sangre lucen más tranquilas. Si pensaba en otra cosa o si alguien más tenía una crisis, posiblemente se concentraría en aquello y olvidaría el hecho de que en menos de diez minutos más debía salir al escenario; por lo general eso funcionaba, ya saben, prestarle atención a problemas ajenos, así es como había eliminado cualquier rastro de nerviosismo en la final de TXF. Recuerda que esta chica, Tyra, estaba teniendo una crisis sentimental esa noche y entonces comenzó a pensar en las posibilidades de aquello… y eso, el resto fue historia.

Repasó su vestuario una vez más, Lilian había querido darle este estilo glam-wild y le gustaba en cierta forma, con el cabello todo alborotado y rizado, se sentía interesante por una vez. Delaware también hizo un maravilloso trabajo ayudándola con los ejercicios vocales, sentía que estaba lista, pero al mismo tiempo creía que no lo suficiente.

―Hola querida, ¿cómo estás? ―Rápidamente se puso en alerta. Oh, alguien le hablaba, pero ella no podía despejar la vista del escenario.
Haz amigos, haz amigos. Se repetía interiormente. ―Algo nerviosa ¿qué hay de ti?
―Genial, ¿dónde estás?
―E-en… detrás del escenario, como tú. Creí que lo sabías. ―Tessa consideró la idea de voltear para ver quién le hablaba.
―Aguarda un minuto, hay una chica que cree que hablo con ella.
―Sí, claro. Espero. ―Se encogió de hombros sin voltear, todavía.
―De verdad, luce perdida.

Con esto, Tessa giró de inmediato para encontrarse con  una pelirroja que la veía raro mientras sostenía un teléfono celular en una mano. Jesús. Se puso roja de vergüenza, bien, ya tenía esa distracción para no preocuparse por los nervios.

―Lo siento mucho, pensé que hablabas conmigo. ―Se disculpó la oji-azul mordiendo su labio inferior sin mirarla a los ojos.
―Sí, me di cuenta. Pero no hay problema, de todos modos ya te estoy hablando.
―Te llamas Derrie ¿verdad? ―La otra chica asintió divertida. ―Es un gusto, como que adoro mucho a Wild Lilies. ¿Puedo preguntarte algo? ―Derrie asintió de nuevo. ―Bien, como que también adoro demasiado a las Dreamgirls y entonces yo me preguntaba ¿Cuál de ustedes es Deena, Lorrell y Effie? a menos que una quiera ser Michelle, igual lo acepto.
―¿Te han dicho que eres muy…?
―¿Molesta?
―Iba a decir dulce.
―¿Lo dices en serio? ―Derrie asintió. ―¡Yei! ―Tessa se le abalanzó a abrazarla.
―Oh, chica. Mantente a mi lado, haremos que dejes de ser dulce y te vuelvas más… interesante. ―La pelirroja la tenía agarrada de los hombros.
―¡Tessa, un minuto!

Tomó su lugar en la plataforma, mareada, nerviosa, esperanzada y desesperada, y se repetía a si misma que solo debía dar lo mejor de si. Todo oscuro. Escuchó como Bruce comenzaba con el piano. Una luz tenue lo iluminó y sabe que en unos segundos la iluminarán a ella. Es su turno.



4 de agosto de 2014. 01: 25 AM
Four Seasons Hotel Denver. Salón privado. After Party.

Música ensordecedoramente alta, luces de neon y si a eso le sumas una gran cantidad de jóvenes alborotados, consigues esta fiesta a modo de celebrar el buen inicio del Tour y la despedida de Denver.

Augustus se encontraba particularmente solo, Sydra andaba… por ahí, la verdad ni idea de dónde estaba esa chica y tampoco Aleen, porque lo había abandonado para cuidar de los demás chicos de Greenless. En momentos como este era cuando extrañaba la monótona y empalagosa voz de su Rita. Podrá sonar muy cursi y lo que sea, pero así la quería él, este tiempo alejados era una prueba y para que cada uno tuviera un tiempo a solas, lo que sí tenía seguro era que al final del tour, se lo propondría a Rita.

Por otro lado, Kristyana solo quería irse ya, solo había aceptado ir a la dichosa fiesta por Vesna y su hermano. No era una persona muy extrovertida, menos que eso. Si fuera posible solo se dedicaría a su trabajo y punto, sin comunicación y sin problemas que trae hacer lo primero. Cruzó miradas con Sasha, él suspiró cansado y Kristyana respondió igual, hasta el momento, él era lo más cercano a un nuevo amigo que había hecho en el TMPT, pero tampoco es como si hubieran tenido una conversación de más de dos minutos.

―Luces acabada. ―Este chico al que en la tarde le había tintado el pelo de verde se apareció como por arte de magia a su lado, y basta decir que Kristy comenzaba a aborrecer la magia.

―Oh, Tristan sin acento. ¿Cómo vas? ―Saludó ella intentando sonreír, no funcionó.
―Kristyana no religiosa. Muy bien, Circe intenta acercarse a The Punk Muffins y creo que está por conseguirlo. ―Al notar la mueca de confusión por parte de la chica, se explicó mejor. ―Es mi mejor amiga, es rubia y muy agradable, de seguro la has visto.
―Bueno, no es como si hubiera reparado en todas las personas que van con nosotros.
―Cierto.

Pronto unas voces acapararon la atención de algunos. Genial, Carter había bebido demás, para variar y junto con Ryder estaban “improvisando” unas canciones. Verlo así era gracioso para Kristy, pero justo en ese momento quería evitar que cometiera una imprudencia. El chico de cabello verde comenzó a reír y creyó que probablemente ella debería hacer lo mismo.

Y él dijo: ―No hay fan de Greenless que quiera escuchar eso.
Entonces Kristy le dio una mirada que denotaba que la había afectado: ―Mi hermano es el guitarrista.
―Oh, lo siento amiga. ―El peli-verde se sintió como un total idiota.
―Cristo, estoy bromeando. Si lo fuera, yo lo negaría. ―Mintió, aunque no del todo porque 1) sí se trataba de su hermano y 2) técnicamente sí lo estaba negando.

Al otro lado del salón.

―Tengo una propuesta ―Comentó Dexter alcanzándole un trago a esta chica en la barra.
―Me siento halagada, pero no voy a dormir contigo. ―Respondió Marina.
―No es gracioso. A menos que cambies de opinión. Como sea. Escucha, arreglas a la chica Coleman ¿no es así? ―Ella asintió mientras le daba una mirada sospechosa el trago que Dexter le dió. ―Mi propuesta es que si me consigues información sobre ella, voy a… bueno, ¿qué quieres que haga? Porque haría cualquier cosa.
―Bueno, idiota, quiero que dejes de tirar tus camisas y camisetas al público. No nos regalan la ropa ¿sabes? ―Comentó Marina después de por fin darle un sorbo a la bebida.
―Te escucho, lo comprendo, pero no me importa. ―Dexter se encogió de hombros desinteresado.
―Va en serio. ―Bajó la copa mirándole lo más intimidante posible. ―Si lo cumples te consigo lo que quieras de esa chica. ―él dudo en aceptarlo porque tirar cosas suyas (y en varias ocasiones, lanzarse él mismo) a la audiencia era lo suyo, le encantaba. ―¿Trato hecho?
―Haré el esfuerzo. ―Con esto dicho, se le acercó de forma peligrosa. Centímetros eran los que los separaban. ―Y si recapacitas respecto a lo de dormir conmigo, sabes dónde encontrarme.