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*La Primera Navidad de Sarah* (Joe y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: *La Primera Navidad de Sarah* (Joe y tu)
Bienvenidas todas mis nuevas lectoras, es un placer tenerlas a todas por aquí. Ahora mismo les traigo el nuevo capítulo dedicado para todas :D
ForJoeJonas
Re: *La Primera Navidad de Sarah* (Joe y tu)
· Capítulo 2
La casa pequeña pero acogedora de los Longley estaba rodeada de pinos y se hallaba justo a las afueras de West Yellowstone. Aparte de la calefacción central, tenía una chimenea de piedra, que, en caso de ser necesario, podía mantener todo el interior caliente en invierno.
A pesar de la ventisca, que tal vez durara varias horas más, a __________ no le costó llegar en el todoterreno. Había algo agradable en el hecho de saber que esa Nochebuena no estaría sola. La niña perdida, sentada a su lado, la necesitaba si quería sobrevivir. Era bueno sentirse necesitada en esa noche. Y sus amigos pasarían más tarde.
—¿Sarah? ¿Sabías que esta noche es Nochebuena?
—¿Qué es eso? —preguntó la pequeña mientras los pies se le hundían en la nieve que conducía al porche.
Otra punzada de dolor le atravesó el corazón.
—Aguarda un minuto y te lo mostraré —la ayudó a subir los escalones, luego abrió y entraron. En cuanto cerraron la puerta, encendió la luz que automáticamente activaba las luces navideñas.
—¡Ooh! —exclamó Sarah con ojos brillantes mientras contemplaba las luces y las bolas de colores que adornaban el abeto recién cortado.
—Ven a ver este adorno, Sarah.
La pequeña se acercó con expresión de reverencia.
—¡Hay un bebé dentro!
—Así es. Es el pequeño niño Jesús. Mañana es su cumpleaños. Lo llamamos Navidad. El día en que nació Cristo. Nos damos regalos y es un día muy especial. Esta noche, después de que te arrebuje en la cama, te hablaré de él. Cómo vivió y murió, y cómo ama a todo el mundo en la Tierra y nos bendice cuando tenemos problemas.
—¿Qué es una bendición? —Sarah ladeó la cabeza.
—Él nos hace felices cuando nadie más puede.
Mientras Sarah meditaba en lo que ___________ consideró una explicación menos que adecuada, puso una cinta con grabaciones de villancicos. La casa se llenó de música. Sarah la recompensó con una sonrisa dulce.
—¿Podemos dormir junto al niño Jesús toda la noche?
—Si lo deseas —sintió un nudo en la garganta—. Encenderé un fuego, luego iremos a la cocina y prepararemos la cena. Espero que te gusten las patatas gratinadas. Anoche hice mucha comida. Solo tenemos que calentarla y podremos comerla.
La niña dio un salto al lado de __________, como alguien muy feliz.
Mientras Sarah ponía la mesa siguiendo las instrucciones de ___________, esta calentó la comida y un poco de zumo de manzana con palitos de canela y clavos. Al rato estuvieron listas para empezar.
Sarah había comenzado su segunda ración de patatas cuando __________ oyó que llamaban a la puerta. El miedo en los ojos de la pequeña se tornó tangible.
—¡Qui... quizá sea Charlie! —gritó antes de soltar el tenedor. Abandonó la silla, corrió al lado de _________ y se agarró a ella—. No dejes que me lleve.
__________ le apretó el hombro para ocultar su propio temor.
—Lo más probable es que sean mi amiga Julia y su marido. Dijeron que iban a pasar a vernos.
Julia había dejado bien claro que la policía no podría presentarse como mínimo antes del día siguiente. Aunque __________ sabía que sus amigos iban a pasar, parecía demasiado pronto para que hubieran llegado. A menos que hubieran salido antes de lo planeado. ___________ supuso que podía ser un vecino, aunque le pareció improbable, ya que se hallarían en casa o en la fiesta de los Garnett.
Existía la posibilidad de que el monstruo hubiera seguido a Sarah.
—Charlie no tendrá la posibilidad de lastimarte —juró con un susurro intenso—. Pero, para estar seguras, quédate aquí mientras averiguo de quién se trata.
Por una vez, la pequeña no intentó seguirla.
Con el corazón desbocado, entró en el salón. Por un sentido de la supervivencia, dio un rodeo hasta la chimenea para buscar el rifle de caza de su padre, que estaba cargado. Conocía el manejo de las armas ya que había disparado con su padre. Él siempre la había felicitado por su magnífica puntería. Aunque __________ no cazaba, agradeció que la hubiera enseñado a disparar.
Volvieron a llamar a la puerta. Si se tratara de algún vecino o de Julia, habría llamado y hecho mucho ruido.
Se acercó a la ventana para averiguar de quién se trataba, pero la nieve seguía cayendo con fuerza, lo que le imposibilitó ver nada más allá del cristal.
—¿Quién es? —llamó.
—El marshal McClain.
McClain. McClain...
Ese era el nombre del primo de Julia, que era un marshal federal. ¿Qué estaría haciendo en West Yellowstone en Nochebuena? Quizá no había oído correctamente.
Según Julia, la labor de los marshal era diferente de la de la policía o los patrulleros estatales. Pensó que Charlie podía hallarse del otro lado de la puerta haciéndose pasar por un agente de la ley.
—Me han informado de que encontró a una niña abandonada en la ciudad. Me gustaría hablar con las dos.
Su voz profunda poseía una cualidad sedosa, que despertó aún más las sospechas de ____________.
Con el rifle listo, encendió la luz del porche y abrió despacio la puerta. Tuvo que alzar mucho la vista para ver un par de ojos miel bajo el borde del ala de un sombrero de marshal que la observaban con una intensidad que le quitó el aliento. Igual que el resto de sus facciones marcadas y su magnífico físico masculino enfundado en un completo uniforme de invierno. La placa brilló bajo el resplandor de las luces navideñas.
Le mostró la cartera con su identificación.
—Feliz Navidad también para ti, __________ Longley —su boca dura y varonil sonrió de forma provocadora.
—¡Eres el primo de Julia! Cuando dijiste tu nombre, pensé que había oído mal, porque ella me contó que no trabajabas en esta zona.
—Por lo general así es.
Mientras lo miraba, recordó varias conversaciones con Julia, que no cejaba en su intento de que volviera a salir con alguien.
«De verdad, _________. Con ese pelo rubio y esos ojos verdes, eres arrebatadora. No tiene sentido que te niegues a darle una oportunidad a los chicos de por aquí. Creo que estás tan decidida como mi primo a quedarte soltera. No solo es el soltero más guapo de Montana, sino que también es el varón más esquivo del planeta. Haríais una estupenda pareja, ¿lo sabías? Si los dos no fuerais tan obstinados, probablemente averiguaríais que erais perfectos el uno para el otro».
—Lo... lo siento —susurró al darse cuenta de que aún le apuntaba a la cara. Sintiéndose un poco tonta, apoyó el rifle sobre el hombro izquierdo—. Por favor, pasa.
—Gracias.
Hacía mucho tiempo que no era tan consciente de un hombre. Debía tener treinta y tantos años. En comparación, Mark había sido un muchacho a su lado.
En un momento tan precario como el que vivía, la asombró pensar de ese modo en el primo de Julia, quien por motivos propios no tenía deseos de relacionarse con una mujer. Podía entenderlo. Después del rechazo de Mark, tampoco ella quería volver a sentirse vulnerable.
Mientras volvía a dejar el rifle sobre la chimenea, él entró y cerró la puerta. Al observar el árbol de Navidad, ___________ se percató de que sus ojos eran como los de Julia. El pecho ancho se expandió cuando aspiró los aromas agradables procedentes de la cocina. Algo le dijo que llevaba mucho rato bajo la tormenta y que disfrutaba de ese descanso de los duros elementos.
—Por favor, ponte cómodo —encendió una lámpara para dar más luz.
—Ojalá no hubieras hecho eso —musitó mientras se quitaba el anorak con gracilidad masculina—. Siento como si hubiera entrado en una postal navideña.
Unos escalofríos inexplicables le recorrieron la piel. Volvió a contener el aliento cuando él se quitó el sombrero para revelar una saludable mata de pelo que brillaba como castañas oscuras y lustrosas al fuego. Era aun más atractivo de lo que había imaginado. Julia no había exagerado los encantos de su primo. De hecho...
—¿Dónde está la pequeña?
—Se esconde en la cocina. ¿Cómo es que te encuentras en West Yellowstone? Si no recuerdo mal, Julia dijo que el resto de su familia también vivía en Great Falls.
—Es verdad —se sentó en uno de los sillones—. Pero, yo pertenezco al Grupo de Operaciones Especiales del departamento del marshal. La naturaleza de mi trabajo me lleva por todo el país. Rara vez estoy en casa.
«¿Por qué no deseas estar allí?», se preguntó __________, sin poder evitar sentir curiosidad por un hombre tan inaccesible.
—Sigo una pista nueva de un caso de dos años de antigüedad. Esta noche me ha traído a la ciudad. Cuando encontré el coche en cuestión abandonado en medio de la calle, llamé a la policía local y descubrí que Julia trabajaba en la centralita de la policía. En cuanto me habló de la niña que habías encontrado, todo encajó en su sitio, en particular cuando solicité detalles y me enteré de que la pequeña tenía unos cinco años y hablaba con acento sureño.
»Después solicité una orden de busca y captura del hombre que había conducido el coche abandonado y le dije a Julia que vendría aquí a hablar con la niña. Su testimonio podría brindarnos información que necesitamos.
—Ahora mismo Sarah está tan aterrada que no sé de cuánta ayuda podrá ser —juntó las manos—. ¿Puedes contarme algo sobre este caso antes de que le pida que venga al salón?
La observó pensativo antes de asentir.
—Quizá me equivoque, pero podría ser la pequeña que fue robada hace un par de años por dos asesinos convictos de Misisipí —el jadeo de __________ reverberó por el salón—. Escaparon mientras unos federales los transportaban a otro estado.
Al pensar en Sarah a merced de lunáticos como esos, ___________ no pudo quedarse sentada.
—Los dos hombres escaparon y desde entonces nos han esquivado una y otra vez. La última vez que se los vio se hallaban en Utah, donde me encargaron el caso a mí. Encontré su rastro en Santaquin. La niña podría ser la hija de una de las víctimas a la que los prisioneros mataron en Misisipí.
—¿Quieres decir que la madre está muerta? —exclamó ella.
—Eso es. No estaba casada, de modo que no tenemos ni idea de quién puede ser el padre. En alguna parte de Utah los asesinos se separaron, o uno de ellos mató al otro. Hasta ahora, no hemos encontrado a ninguno. Uno de los convictos se ha estado haciendo pasar por el padre de la niña.
Con un temblor de horror, __________ se frotó el costado de la cadera con gesto nervioso. La mirada del marshal pareció abarcar el movimiento, aunque no fue consciente de ello.
—Sarah lo llama Charlie, pero en ningún momento lo ha mencionado como su padre. Dijo que él la había informado de que no tenía madre. Cuando se lo pregunté, desconocía cuál era su apellido.
—Encaja, aunque en los últimos dos años muchas pistas prometedoras se han convertido en rastros falsos. No obstante, si es uno de los prisioneros que andamos buscando, y tiene el equipo de supervivencia adecuado, ¿qué mejor sitio para pasar el invierno que el Parque de Yellowstone, donde sería difícil rastrearlo?
Ella se sintió mareada y se dejó caer en un sillón.
—Sarah dijo que el coche se paró. Cuando él bajó para ver qué sucedía, ella huyó lo más rápidamente que pudo.
—Debió estar aterrada de él para arriesgarse a enfrentarse a una tormenta de esta magnitud —se pasó el dedo pulgar por el labio inferior—. No importa quién sea ese hombre, podemos darle las gracias a la Providencia de que tuviera la inteligencia de huir antes de que fuera demasiado tarde. Cuéntame cómo la encontraste.
En unos minutos ____________ le dio toda la información de que disponía.
—Me gustaría hablar con ella, pero no deseo asustarla. Es obvio que confía en ti. ¿Cuál crees que sería la mejor manera de llevar la situación?
El hecho de que a él le importaran los temores de Sarah como para solicitar su opinión le reveló mucho sobre su sensibilidad y amabilidad. Parecía ser un rasgo común en toda la familia de Julia.
Salvo por su magnetismo masculino, que era demasiado poderoso para soslayar, no tenía nada negativo. Con su arrogancia, algunos agentes de la ley podrían haberle buscado problemas por abrir la puerta con un rifle cargado apuntándoles a la cara, en particular por ser mujer.
Ese hombre aceptó de buena manera el incidente, y exhibió un temperamento ecuánime mezclado con un sentido del humor que __________ encontraba escaso en la mayoría de la gente, hombre o mujer.
—Es una pena que estés de servicio. Creo que todo saldría mejor si pensara que eras simplemente un amigo de la ciudad que había pasado para disfrutar conmigo de la Nochebuena. Se mostraría menos suspicaz si creyera que nos conocemos desde antes de esta noche. Pero como ese no es el...
—Ahora sí —interrumpió antes de sacar un teléfono móvil—. Además, Julia me ha hablado tanto de esa amiga fantástica que ha hecho en West Yellowstone, que siento como si ya te conociera.
—Me agrada oírlo. Me refiero a lo fantástica que soy —añadió antes de darse cuenta de que probablemente había cometido otro desatino. Se ruborizó—. Quiero decir...
—No intentes arreglarlo —rio entre dientes.
___________ no creyó que hubiera una visión más agradable para una mujer que ver a un hombre atractivo sonreír tanto con los ojos como con los labios.
—A mí también me da la impresión de que te conozco. O al menos sé cosas sobre ti. A los ojos de Julia, eres una leyenda viva.
—¿De verdad? —la sonrisa indicó que no se tomaba a sí mismo ni el cumplido de su prima demasiado en serio.
—Sé que se preocupa por ti —añadió ella con más seriedad—. De acuerdo con tu prima, realizas uno de los trabajos más peligrosos del mundo. Y la creo. Esta noche es Nochebuena. Mientras otros hombres se encuentran a salvo en casa poniendo el árbol de Navidad, tu presencia aquí por esos asesinos lo corrobora. En lo que atañe a Sarah y a mí, Julia tiene razón. Eres un héroe.
—Dímelo después de que los haya atrapado —comentó con expresión enigmática en los ojos—, luego será un placer aceptar tus alabanzas. Y a propósito, quien merece todo el mérito por descubrir y rescatar a Sarah eres tú.
—¡Cualquiera habría hecho lo que yo!
—Ojalá pudiera confirmar que eso es verdad —movió la cabeza—, pero, por desgracia, no lo es, y hablo por experiencia. Julia me comentó que no protestaste nada cuando te pidió que te quedaras con la pequeña uno o dos días. A la mayoría de las personas eso le habría resultado un inconveniente, y más aún en Nochebuena.
—No me conviertas en una especie de santa —fue su turno de rechazar los halagos—. La verdad es que me alegra haber sido yo quien la ha encontrado. Creo que la Navidad es para los niños. Sin ella, esta noche yo estaría sola y no sería lo mismo —pudo percibir el lamento en su voz. «Maldición».
—Mi prima me dijo que estas iban a ser tus primeras navidades sin tu padre. Sabía que sería difícil para ti.
—No se equivoca.
—También me dijo que el año pasado por estas fechas se rompió tu compromiso matrimonial.
«¡Julia!» ___________ evitó sus ojos.
ForJoeJonas
Re: *La Primera Navidad de Sarah* (Joe y tu)
Nueva lectora!
Esta muy buena la nove :D
Pobresita Sarah :(
Ojala atrapen a Charlie
Siguela!
Esta muy buena la nove :D
Pobresita Sarah :(
Ojala atrapen a Charlie
Siguela!
Lulajonatica
Re: *La Primera Navidad de Sarah* (Joe y tu)
ola nueva lectora!!!!
me encanta!!!!!!!!!!!!
siguela!!
me encanta!!!!!!!!!!!!
siguela!!
jamileth
Re: *La Primera Navidad de Sarah* (Joe y tu)
seeeee!! joe es un heroe
jeeje siiguela porfaaaa
aaii la navidad es para tooodooosss
jeeje siiguela porfaaaa
aaii la navidad es para tooodooosss
chelis
Re: *La Primera Navidad de Sarah* (Joe y tu)
Ame el capi!!!
Cada vez esta mas interesante!!! :)
Cada vez esta mas interesante!!! :)
StayMemiFaither
Re: *La Primera Navidad de Sarah* (Joe y tu)
ahhh
me encanto el cap
q sexy joee
siguela
siguela
siguela
siguela
joe como puede decir eso
me encanto el cap
q sexy joee
siguela
siguela
siguela
siguela
joe como puede decir eso
nickian
Re: *La Primera Navidad de Sarah* (Joe y tu)
Bienvenidas a las nuevas lectoras y muchísimas gracias a todas por sus comentarios. En unas horas le subo su capi :)
ForJoeJonas
Re: *La Primera Navidad de Sarah* (Joe y tu)
andreita escribió:si queiro nuevo cap
pero cuando aparece joe?
Ya apareció Joe xD Es el policia!!
ForJoeJonas
Re: *La Primera Navidad de Sarah* (Joe y tu)
—Ojalá pudiera confirmar que eso es verdad —movió la cabeza—, pero, por desgracia, no lo es, y hablo por experiencia. Julia me comentó que no protestaste nada cuando te pidió que te quedaras con la pequeña uno o dos días. A la mayoría de las personas eso le habría resultado un inconveniente, y más aún en Nochebuena.
—No me conviertas en una especie de santa —fue su turno de rechazar los halagos—. La verdad es que me alegra haber sido yo quien la ha encontrado. Creo que la Navidad es para los niños. Sin ella, esta noche yo estaría sola y no sería lo mismo —pudo percibir el lamento en su voz. «Maldición».
—Mi prima me dijo que estas iban a ser tus primeras navidades sin tu padre. Sabía que sería difícil para ti.
—No se equivoca.
—También me dijo que el año pasado por estas fechas se rompió tu compromiso matrimonial.
«¡Julia!» __________ evitó sus ojos.
· Capítulo 3
—Lo siento si te he incomodado. Simplemente quería que supieras que yo he pasado por mi propio infierno en una situación con una mujer con la que había pensado casarme. Créeme, entiendo lo vacías que pueden parecer estas fiestas sin nadie con quien compartirlas.
Esa admisión fue una revelación. No creía que Julia supiera lo cerca que había estado de comprometerse, y menos todavía de casarse. Era evidente que su dolor había sido demasiado grande para discutirlo, incluso con su prima.
—Si queremos que Sarah crea que somos buenos amigos, me parece que es importante entender de dónde proviene la otra persona. Producirá una relación mucho más armoniosa —añadió él.
—Estoy de acuerdo —musitó ella.
Mientras ___________ asimilaba la sabiduría de sus comentarios, él habló por teléfono para indicar que se tomaba el resto de la noche libre y que los llamaría por la mañana. En caso de una emergencia, sabían adonde llamarlo.
Guardó el teléfono en el bolsillo del anorak, luego adelantó el torso y la observó con ojos entrecerrados.
—Gracias a mi prima, tú y yo conocemos algunos datos del otro. Por el bien de Sarah, quizá este sea un buen momento para saber más cosas. Por si Julia no te lo mencionó, me llamo Joe.
—Sí, lo sé. Y tienes treinta y seis años.
Los dos sonrieron.
—Así es. Y por si Sarah lo pregunta, nací y me crié en el Rancho Q, a unos kilómetros al sur de Great Falls, Montana. Tengo tres hermanos, todos ellos casados, con hijos y que ayudan a mi padre a dirigir el lugar. Como Julia te ha contado bastantes cosas, he de dar por hecho que te has enterado de que soy la oveja negra de la familia.
—Todo lo contrario, te admira. Según ella, tú eres el más brillante de todos. Me dijo que eres la causa por la que también ella se ha puesto a trabajar con la ley. ¿No lo sabías?
—Cuesta creerlo, pero he de reconocer que me siento halagado. La verdad es que tardé bastante tiempo en encontrarme a mí mismo. Me licencié en ingeniería de minas en la Universidad de Utah, pero en cuanto salí de la universidad, decidí que no quería ser ingeniero, ya que no me aportaba la aventura que andaba buscando.
—Eso le pasa a mucha gente, Joe. Y estoy segura de que nadie se considera la oveja negra por eso.
—No has oído el resto —repuso—. Entonces un buen amigo me sugirió que probara con la policía. Pasado un tiempo, descubrí que tampoco me gustaba el trabajo normal policial en la ciudad. Necesitaba un reto, pero algo que me mantuviera al aire libre.
—Suenas exactamente como mi padre —sonrió—. Creció en Nueva York y se convirtió en agente de bolsa de Wall Street. Después de un tiempo, se sintió encorsetado por la tensión del trabajo, pero no era capaz de ver una salida.
»Al venir a Yellowstone durante unas vacaciones, dijo que sabía que había encontrado el paraíso. Se trasladó aquí e invirtió todo el dinero que pudo reunir para entrar en el negocio de Ted Wilson. Al nacer yo, Ted se jubiló y mi padre le compró su mitad del negocio y le cambió el nombre a Longley. Jamás lamentó la decisión. Según él, lo convirtió en un hombre nuevo.
»Fue aquí donde conoció a mi madre y se casó con ella. La gente que lo conocía de Nueva York no pudo creer el cambio que había experimentado cuando venía a visitarlo. Al final se sintió satisfecho.
—Conozco la sensación —Joe asintió—. Me habría gustado conocer a tu padre. Parece que teníamos muchas cosas en común. Cuando un funcionario de la oficina del marshal federal de Great Falls me sugirió que el puesto de marshal podía ser justo lo que buscaba un renegado como yo, lo investigué y descubrí que tenía razón. Desde entonces estoy en el departamento del marshal.
—Mientras seas feliz, no importa nada más.
—Amén. Y bien, ¿_________ Longley es feliz dirigiendo el negocio de su padre?
Cuando exhibía esa sonrisa devastadora, a __________ el corazón le daba un vuelco. «No. Esto no puede estar sucediendo. No puede ser. ¡No cuando me he prometido que nunca más!»
—Sí y no. Fui hija única y nací tarde en el matrimonio de mis padres; casi siempre he vivido en West Yellowstone. Me gradué en literatura inglesa en la Universidad de Wyoming. Cuando surgió la oportunidad de enseñar inglés un año en Japón, la aproveché. Pero al volver, descubrí que mi madre había enfermado de neumonía. En esas circunstancias, dejé de tratar de encontrar un puesto de profesora permanente en Montana para poder cuidar de ella.
Sintió la amenaza de las lágrimas y tuvo que carraspear.
—Al fallecer, ayudé a mi padre en la tienda. Él nunca dejó de lamentar la pérdida de mi madre. El invierno pasado sufrió un ataque fatal al corazón. Desde entonces llevo el negocio. Eso es todo —la compasión que vio en sus ojos la impulsó a apartar la vista.
—Has tenido que enfrentarte a mucho dolor. Lo siento
—Está bien —giró la cabeza—. Lo peor ha quedado a mi espalda. Cuando pienso en la situación de Sarah, sé que no puedo quejarme de nada.
—Pensaba lo mismo. Por ende, ahora que somos buenos amigos... —le guiñó un ojo—... he de decirte que estoy muerto de hambre. ¿Qué te parece si me invitas a vuestro festín de Navidad?
—¿Qué festín? —parpadeó.
—El que pude oler en cuanto me abriste la puerta. Desde entonces se me hace la boca agua.
—Me temo que es solo carne asada.
—¿Te contó Julia que es mi plato favorito?
No supo si él bromeaba, pero un soltero empedernido jamás dejaba de ser sospechoso de tender trampas a las mujeres.
—Por desgracia nuestras conversaciones jamás fueron tan detalladas. Lo que sí me contó una y otra vez es que estás tan en contra del matrimonio como yo de volver a relacionarme con un hombre.
—Eso está bien —sonrió—. Significa que al fin ha dejado de hacer de Cupido.
—Conmigo también lo intentó sin éxito varias veces en el pasado —asintió—. No creerás que esta noche te envió aquí adrede con la esperanza de que pudiera suceder algo entre nosotros, ¿verdad? —sin motivo aparente, disfrutaba mucho provocándolo.
—Me temo que la idea de venir a verte fue solo mía, pero no me cabe duda de que ya ha planeado nuestra boda.
—Si conozco a Julia, es probable que ya haya calculado los hijos que vamos a tener y dónde vamos a vivir —con falsa dulzura, añadió—: Tendrás que perdonar a tu prima. Kyle y ella aún son recién casados, ciegos a los reveses del romance.
—Tienes razón —musitó con profunda convicción.
__________ notó que su desilusión era tan intensa como la suya. Saber que se había quemado con una relación amorosa fallida tocó una fibra sensible en su interior. Una vez despierta su compasión, no tuvo deseos de burlarse.
—Creo que he dejado sola a Sarah demasiado tiempo. Quizá si te quitaras la placa y el arma, no note tu uniforme. Puedes guardar todo, incluyendo el sombrero y el anorak, en el armario de la entrada.
Volvió a evaluarla detenidamente.
—Buena idea. Si necesito protegerte, siempre puedo recurrir al rifle.
El comentario devolvió a __________ a la realidad.
—¿Crees que ese asesino anda buscando a Sarah?
—Probablemente no —la alegría abandonó sus ojos—. Se trata de un fugitivo desesperado. Como ella ha podido escapar de él, seguro que seguirá huyendo. Tengo el pálpito de que se ha dirigido al Parque. Lo capturaremos.
La convicción en su profunda voz le provocó un temblor diferente por el cuerpo. Pudo entender el miedo que sentiría alguien si se hallara del lado equivocado de la ley. Joe irradiaba una seguridad y autoridad que poseían pocos hombres.
Al sentir la necesidad de hacer algo con las manos, alargó el brazo hacia el casete y le dio la vuelta.
—Iré a comunicarle a Sarah que te quedarás a cenar. Puedes ir a refrescarte al cuarto de baño de invitados. Es la primera puerta a la derecha por el pasillo —sin aguardar una respuesta, se dirigió a la cocina—. ¿Sarah? —llamó—. No debes sentir miedo. Ha venido uno de mis buenos amigos... —calló al darse cuenta de que no había rastro de la pequeña.
Quizá se escondía bajo la mesa. Pero al levantar el borde del mantel rojo para echar un vistazo, no encontró nada. «Por favor, no me digas que estabas tan aterrada que te lanzaste a la tormenta desde la puerta de atrás».
Dominada por el pánico, giró en redondo y estuvo a punto de desmayarse por el alivio al ver que aún seguía cerrada.
—¿Sarah? ¿Dónde estás, cariño?
—Aquí —una voz llena de miedo sonó desde la despensa próxima a la entrada posterior.
Despacio, _________ abrió la puerta. Sarah estaba escondida detrás de la aspiradora, pero se veía la punta de una bota. Experimentó otra punzada de dolor al pensar en los abusos que debió haber padecido esa niña adorable.
—Está bien, cariño. Charlie se ha ido lejos. Ya puedes salir. Mi amigo Joe va a pasar la Nochebuena con nosotras. Es muy agradable.
—También narro cuentos —dijo una voz masculina detrás de __________. Ella pudo sentir el calor de su duro cuerpo varonil hasta las mismas entrañas—. De hecho, tengo una historia especial de Navidad que siempre le cuento a mis sobrinos.
La ternura en su voz avivó las emociones de __________. Fue obvio que también provocó una reacción similar en Sarah. Al rato las botitas rojas se apartaron de la aspiradora y la pequeña se levantó.
—¿De qué es la historia?
—De un árbol solitario que crece en el bosque.
—¿Y por qué estaba solo? —dio un paso confiado adelante.
—Una gran tormenta de nieve como la de esta noche arrancó los demás árboles y lo dejó solo sobre la montaña.
—¿Y qué hizo?
__________ contuvo las lágrimas y tuvo ganas de oír la respuesta. La voz y la historia de Joe habían desterrado el miedo de Sarah.
—¿Por qué no nos sentamos a la mesa? Entonces te contaré el resto. El problema es que huelo la carne que ha preparado __________ y estoy hambriento. Es mi plato favorito.
—También el mío —Sarah sonrió.
—¿Me habéis guardado algo?
—¿Lo hemos hecho? —la pequeña se lo preguntó, a __________ con ansiedad y le aferró la mano.
—Creo que hay suficiente —la ternura de la niña le conmovió el corazón—, si no, lo atiborraremos a galletitas.
—Son buenas. En especial con la mermelada de fresa que preparó la misma ___________.
Los ojos de Joe brillaron al mirarla.
—¿Es eso verdad? Da la casualidad de que la fresa es mi fruta favorita.
—¿Sí? —los ojos de Sarah se pusieron como platos.
—Así es. Cuando tenía tu edad, mis hermanos y yo solíamos ir a recogerlas. Nos comíamos tantas como podíamos, luego nos llevábamos el resto a casa para comerlas con tortitas.
—¿Qué son las tortitas?
—Si no lo sabes, apuesto que podemos convencer a ___________ de que te las prepare mañana para desayunar.
Sarah juntó las manos.
—¿Puede quedarse Joe a pasar la noche con nosotras? —preguntó con ojos luminosos. Mientras ella mostraba su sorpresa, la pequeña se volvió hacia él—. Vamos a dormir junto al árbol de Navidad. Lo ha dicho ___________.
—No lo hago desde niño —al oído de __________ susurró—: Sé que te he dicho que creo que Charlie se ha marchado, pero no estoy seguro en un cien por ciento. Por lo tanto, para cerciorarme de que estéis a salvo, voy a quedarme para protegeros.
ForJoeJonas
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