Willow→Niall Horan.

Stacy. escribió:Nueva lectora :'3, estaba aburrida y vi ese titulo y *-* se me ocurrio entrar, soy Marti, un gusto :3

Ana(: escribió:Me encantó la sipnosis, amo como escribes y quiero saber más de Willow, sube capitulo pronto, besos xx

Recuerdo haber estado sentando tranquilamente en mi sofá, con el control remoto en mi mano y buscando un canal donde estuviesen pasando cualquier partido de fútbol digno de ver por mí…considerando que yo era la clase de chico que le gritaba al televisor cuando el jodido árbitro estaba comprado.
Era temprano; las agujas del reloj no indicaban más allá de las once del día. Y todo era pacífico, tan pacífico que incluso podía escuchar a un par de aves canturreando por ahí. Pero toda la paz se vio destruida cuando mi peor pesadilla, más conocido como mi mejor amigo, también llamado Harry Styles, se dignó a abrir escandalosamente la puerta de mi departamento. Entró cantando una canción que parecía ser recién inventada, y él…él parecía recién levantando. Lo miré, entonces. Llegando a la misma pregunta de siempre; ¿qué carajos estuve pensando cuando le obsequié una copia de la llave de mi departamento?

Styles era un tipo sencillo, con un cabello digno de comparar con un árbol, y con una sonrisa tan irritante como estúpida. Era la clase de chico que, a pesar de verse como la mismísima Susan Boyle, conseguía la atención de muchas personas: chicas, sobretodo. Y que cuando se emborrachaba, le entregaba amor a todo el mundo. Pero bueno…Harry podía ser un verdadero idiota—como yo—, pero era mi mejor amigo. “Antes de que me preguntes si traje algo para comer, primero ponte decente porque hoy averiguaremos que dicen tus exámenes” Me había dicho.

Claro, los exámenes.

Hace un par de días, el mismo Harry Styles entró a mi departamento y me agarró por la oreja—literalmente—, y me arrastró hacia el doctor. Le había comentado que sentía un dolor bastante severo en mis ojos, y que a veces, se me nublaba la vista. Fue un error haberle dicho, como pueden ver. Siempre se preocupaba, a tal punto, de parecer una madre cuyo hijo salió de casa sin un abrigo puesto.

Y entonces ahí estábamos, ambos, sentados frente al escritorio del Dr. Dempsey. Él no estaba ahí, pero sin embargo, la enfermera que circulaba por los pasillos de la clínica nos había dado la oportunidad de esperar por él dentro de su consultorio.

Styles, como el típico hiper-activo que era, comenzó a tomar el lápiz, los papeles, e incluso hizo al mini esqueleto humano bailar. Me miró divertido, y yo reí frente a su idiotez.

—Amigo, necesitas una novia—Le comenté con mi puño bajo mi barbilla.
—Está científicamente comprobado que cuando estás soltero, tienes más sexo que cuando estás con pareja—Indicó, usando ese tonito irritante que usaba cada jodida vez que quería explicar algo.
—Cállate, tú eres virgen—Le lancé el lápiz que estaba sobre la mesa. A cambio, recibí un golpe en el brazo. Dolió.
—Cambiando de tema…—Vaciló—. ¿Qué crees que dirán tus exámenes?
—Los exámenes no dirán nada porque los exámenes no hablan.
—Eres un jodido idiota.
—Lo siento, te estaba imitando.
—Sabes que soy más inteligente que tú y que puedo…—La puerta se abrió tras nosotros. No fue necesario voltearnos para percibir que el Dr. Dempsey había entrado a su consultorio, pues el olor a su colonia era bastante fuerte.

Venía con su cabello peinado hacia atrás, y con unos papeles  en sus manos. Él era un hombre que solía sonreír bastante, y sus ojos azules siempre se veían contentos. Mas esta vez, parecía recién salido de un juicio. Styles lo notó también, porque me lanzó una mirada incrédula y a la vez preocupada.
Me removí en mi asiento e hice sonar mi garganta; una vez que el doctor estuvo frente a nosotros, nos extendió la mano gentilmente a cada uno, para luego tomar asiento y colocarse sus lentes.

—Bueno, Niall…—Comenzó—. Chequeé tus exámenes muchas veces, una y otra vez, porque supuse que debía haber un error o algo…—Extendió los papeles sobre la mesa y en ellos pude distinguir dos pelotas,…no piensen mal, eran simplemente mis ojos—. El punto es que, me sorprendí bastante al darme cuenta que esto te estaba sucediendo a ti, digo…no es muy normal que a un muchacho de veinte años le afecte este caso. La mayoría de las veces, la ambliopía se presenta en niños o adultos de tercera edad, y afecta a sólo uno de los globos oculares, pero en tu caso…
—Espere, espere, espere—Dije, levantando mi dedo índice—. Estoy estudiando mi segundo año de psicología y todo, algún día me veré igual de apuesto que usted con un súper delantal blanco y bla-bla-bla, pero no tengo ni la menor idea de qué es “ambliopía”— Harry me golpeó el brazo disimuladamente. Al parecer, mi tono estaba sonando grosero y yo no estaba consciente de ello.
—Niall, esto significa que dentro de un periodo desconocido de tiempo, perderás tu vista y…—Sentí una presión en el pecho, sentí que el suelo se movió bajo mis pies y también sentí que algo punzó en mis ojos con fuerza. Podía escuchar que la voz del Dr. Dempsey continuaba mezclándose en el aire, mas todo era balbuceo dentro de mis oídos. Luego me di cuenta de que estaba corriendo y que mi cara estaba húmeda. Sentí unos pasos acelerados detrás de mí, y me detuve porque estaba demasiado mareado como para continuar, y aquél que corría para alcanzarme era Harry. Reconocí que era él cuando me abrazó. Después de tanto tiempo, Styles me estaba abrazando. Sin embargo, no correspondí al abrazo… porque mis manos temblaban y sentía los brazos inútiles.

Me di cuenta que estábamos en la intemperie. Que había gente siendo espectadores de la escena. Y luego fui empujado ante la desgarradora noticia de que me estaba quedando malditamente ciego.  

No habíamos desayunado aquella mañana, antes de ir con el doctor. Harry había insistido en que debíamos comer algo, y que ambos debíamos despejar nuestras mentes.

No sabía qué significaría para Harry tener un amigo ciego, pero obviamente eso implicaría un cambio drástico en nuestras vidas. Y lo peor es que no quería someter absolutamente a nadie. No quería que los demás lidiaran con mis problemas; con el sólo hecho de imaginarme a Harry sujetando mi brazo y guiándome por las calles, con esa arrogante sonrisa completamente desvanecida, ya significaba un problema.

Incluso recuerdo que le rogué a Styles, entre llantos, que no le contara nada a mis padres, ni a mi hermano, ni a mis vecinos, ni siquiera a Zayn, Jai o Liam. Créanme, que yo ni siquiera le hubiese contado a Harry.

—Tranquilo, compañero, ya estamos aquí—Escuché la ronca voz de mi amigo, y pude distinguir cómo trataba de no decir nada con pesadez. Se sentía terrible. Jodidamente terrible. No quería la lastima de nadie.
Tampoco quería estar en un sitio público; mis ansias por que el día acabara eran inmensas. Necesitaba encerrarme en mi departamento de por vida, pero no me atrevía a decir ni una palabra, después de todo, lo que Harry estaba haciendo por mí era con buenas intenciones. Era mi mejor amigo, y según él, yo era el suyo, por lo que comprendía absolutamente que quisiera ayudarme a olvidarme un poco de la noticia.

Era imposible.

Apenas tomamos asiento en cierto lugar, y esperábamos a la camarera, lo único que pude hacer fue morder mis uñas y ser consciente de mi temblorosa barbilla. Mis ojos, mis malditos ojos, escocían y eso provocaba más dolor. Qué detestable sensación. Y qué detestable presentimiento de que las miradas de las demás personas estaban sobre mí, como si yo fuese el centro de atención, como si todos sintiesen lastima y tuvieran una cierta idea de lo que estaba ocurriendo. Qué patético; nadie sabía nada, nadie me estaba mirando, nadie sentía interés por mí en aquel momento.

—Ah, sí… Un poco de agua con azúcar estaría bien para él. Para mí un café cargado, con cuatro gotas de endulzante y…—Dejé de prestar atención a la voz de Harry para fijarme en la camarera. Cabello largo y rubio…Se veía tan joven y sana, y parecía que aquella sonrisa estuviese estampada en su rostro sonrojado. Sus ojos eran  de un color turquesa y ella pestañeaba tan reiteradamente que lucía como si estuviese tratando de coquetear con Styles. Pero no, ella me estaba mirando a mí. Dejé de mirarla de inmediato, y preferí fijarme en otra persona…como en la ancianita que estaba en un rincón, intentando partir un trozo de pastel—. Niall, ¿quieres hacer algo luego? Podemos ir a la casa de Jai, ¿te parece?
—Sí, sí…claro—Devolví la vista hacia Harry, dándome cuenta también de que la camarera se había marchado.
Deseaba poder seguir actuando con normalidad, pero estaba distraído, y quizá exagerando. De lo último no estaba tan seguro; una cosa era estar perdiendo la vista poco a poco, pero otra cosa era imaginarse la desesperación de despertar y no poder ver nada más que oscuridad. Así que me atreví de cerrar los ojos por un solo momento, y suspiré para calmar mis nervios. Pero el escándalo detrás del mesón de atención interrumpió olímpicamente con mi intención.

—Te he dicho un montón de veces que no puedes comerte los pastelillos—Una mujer mayor le decía la joven camarera que nos había atendido hace un rato. Le hablaba con un tono tan maternal que me sentí un poco sorprendido.
—Anda, Patty, regáñame, no sientas miedo a regañarme—Le alentó la muchacha de los ojos turquesa.
Le eché una mirada a mi rizado amigo y éste me miró también, obviando su incomodidad.
—No te regañaré, sólo te estoy hablando de buena manera, pero no entiendes.
— ¿Y ahora?—La chica derribó un vaso de vidrio que yacía sobre el mesón, y este no tardó en llegar al suelo y hacerse pedazos—. ¿Me vas a despedir?
— ¡Willow, por favor, no hagas esto! ¡Sabes que no puedo despedirte!—La mujer estalló, y ahora todos estábamos siendo testigos de una escena hecha por una adolescente, ¿le faltaba atención? Al parecer.
— ¡¿Por qué no?!—Exclamó la chica.

Y…El Gran Horan colapsó.

— ¡¿Puedes, por favor, cerrar la boca?! ¡Vine a este jodido lugar porque necesitaba calmarme, y tú comienzas con un show de típica adolescente que necesita atención y además, colmas la paciencia de todos los demás! ¡¿Quieres ser despedida?! ¡Entonces quítate el  jodido uniforme, y sal por esa maldita puerta y nos dejas en paz a todos!
— ¡Niall!—Harry me calló. La mujer que hace un rato le hablaba a la chica, estaba mirándome con decepción, y, por muy increíble que suene, “Willow” me estaba sonriendo.

¿Qué demonios estaba pasando?

—Uh… ¿Harry?—Pregunté bajando la voz, pude sentir que me estaba sonrojando—. ¿No estoy siendo víctima de una cámara indiscreta, cierto?
—Cierra la boca—Farfulló Styles entre dientes, tomándome por mi chaqueta y arrastrándome fuera del lugar. Una vez fuera, me golpeó la cabeza…creo que toda su compasión por mí se había desvanecido—. No puedes ir por ahí gritándole a la gente, idiota—Oh, bien, ahora era mi culpa.
—Ella estaba haciendo todo un escándalo. ¡Parecía como si estuviéramos en Jersey Shore!
—Tú no tienes ni la menor idea de las batallas que tienen las personas consigo mismas todos los días, Niall, no tienes ni la menor idea. Si ella quiere ser despedida o regañada, debe haber un motivo.
—Oh, wow, ahora eres filósofo—Musité rodando los ojos.
—Por Dios—Harry soltó una risa seca—, incluso cuando acabas de recibir la peor noticia del mundo, sigues actuando como un verdadero estúpido sin corazón—Espetó, comenzando a caminar lejos de mí.
— ¡Por supuesto que tengo corazón!—Exclamé detrás de él. Él se volteó y me miró directo a los ojos. Intimidante.
—Entonces ve ahí y discúlpate con ella. Ahora.
—No lo haré.
—Sí lo harás.
—No.
—Sí.
—Jódete.
—Después de ti—Y se fue.

Increíble. Mi mejor amigo acababa de enfadarse conmigo porque le grité a una chica escandalosa. Creí que debía entenderme, yo estaba devastado, y supongo, que cuando una persona se encontraba devastada necesitaba tranquilidad. “Willow” no entendía ese concepto, como pude notar. Y no me disculparía con ella por actuar como se correspondía.

Estuve parado un par de minutos en la calle, y me di cuenta de algo; yo solía conocer a un Niall que era capaz de ponerse a bailar dentro de un McDonald’s, que podía reírse incluso del comentario más ilógico, o saludar a una persona desconocida en la calle sólo por diversión. Ese Niall no volvería.

Llegué a mi departamento cerca de las doce de la noche; había elegido seguir rondando y rondando por ahí hasta que sentí frío y llegué a la conclusión de que merodear por ahí no disminuiría mi problema.
El cielo se había nublado y daba la impresión de que comenzaría a llover en cualquier momento. Me gustaban esos días, y bastante.

Pensé en llamar a Styles y pedirle que fuéramos al departamento de Zayn a jugar póker—hasta el día de hoy me parece que el juego es una basura, pero no importaba en ese entonces—, pero luego recordé que probablemente me odiaba y que su interés en hablar con su ya-no-mejor amigo, era minúsculo.

Caminé hasta el baño para cepillar mis dientes, y así aproveché de contemplarme en el espejo. Lucía terrible; mi cabello estaba desordenado y mi pantalón de deporte gris ya estaba un poco sucio. Sentía que caería en depresión y eso me dio pánico. Estuve a punto de decidir que llorar sería de utilidad cuando el timbre sonó.
Fruncí el ceño, y con el cepillo dental en mi boca, caminé hasta la puerta y simplemente la abrí.

— ¡Sorpresa!—Dijo la persona ante mí.

Una persona rubia, con ojos turquesa, sonrisa estampada y mejillas sonrojadas. No, no hablo de Nicole Kidman. Pero debo imaginar que ya saben a quién me refiero.

Jola (?):