Little words of love.

Little words of love

Todos pensamos que tendremos un final feliz–O al menos la mayoría–; Pensamos que el principe se casara con la princesa, tendrán hijos y al final morirán juntos.
Pero les digo algo, todas esas cosas que nos meten cuando estamos pequeños es basura; Una insignificante y triste basura.
Crecemos y nos damos cuenta que la princesa nunca se quedo con el principe y que nunca tuvieron ese dichoso final feliz.

Pero ese es el triste y doloroso final, el cual debemos aceptar. Y, ¿Por qué lo digo?, porque lo he vivido. 
Era un día maravilloso, el sol resplandecía por todas partes, yo caminaba hacia mi casa, cuando alguien tropezó conmigo. Mis libros se cayeron. 
–Lo siento, iba distraído.–El recogió mis libros y me miro.
–No hay cuidado.–Dije en un casi audible susurro, un mechón se cayo sobre mi cara. El miro mi rostro y me tendió la mano.
–Matthew Williams.–Asentí mientras tendía su mano. 
–Katia Bianchi.–Solte su mano y me siguió sonriéndome.
–Un placer conocerte.–Solté una risa nerviosa, y asentí.
–Nos vemos después, Kat. ¿Cierto?
–Sí.–El sonrió la última vez, y se volteo hacia su camino. Yo me mordí el labio y seguí el rumbo hacía mi casa.
                                                                       
⊰⊰⊰


El día siguiente, me di cuenta que Matthew estaba en mi clase de arte musical que tenía los viernes. Estaba tocando mi guitarra, y después sentí como alguien tapaba la boca de la guitarra, alcé la mirada. Seguía esa sonrisa perfecta en la cara de Matthew.

–Hola..–Dije con voz suave, el levantó la mano.
–¿Tocas la guitarra?–Asentí, el me sonrió.
–Vamos, quiero escucharte.–Yo negué.
–No suelo tocarle a amigos, solo a familiares.–El rio, y me miro.
–¿Por qué? ¿El miedo te tiene escondida en tu burbuja?–Reí, y asentí. El atrajo una silla para el, y se sentó cerca a mi.
–Pues hoy no. Hoy saldrás de esa burbuja.–La tensión empezó a subir por todo mi cuerpo y los nervios me consumieron. El me dio la señal de poder empezar. Suspiré, y toque algunas notas. Mi cuerpo se tensó, y deje de tocar.
–Lo siento, yo.. no puedo.-Dije apartando la guitarra, me apoye en mis brazos. El cogió la guitarra y me la puso entre los brazos.
–Te dire algo, Kat. Todo esta en tu mente.–Me beso la mejilla y salió por la puerta.


⊰⊰⊰
Yo trabajaba en la piscina municipal de la cuidad. Trabajaba como una salvavidas. Pero el trabajo era un asco, siempre tenía que recoger el vomito de los niños, o ayudar a niños que simplemente lloraban porque su comida se iba hacia la piscina. 

–Katia, cierras tu.-Me lanzó las llaves mi jefe. 
–Sí, Señor Palmer.–El salió por la puerta. Empecé a limpiar los alrededores de la piscina, chicles pegados, comida regada, y vomito de los mismos niños de siempre.

Empecé a escuchar un silbido, debo admitir que me asuste un poco. Pero después alguien paso unas flores, y me dio un tierno beso en la mejilla.

-Kat.–Reí. Y me voltee.
–Matthew, siempre siguiendo a la pobre de Katia a todas partes.–Suspiré y el rio, y se inclino de rodillas.
–Claro que si, señorita. Si usted es mi doncella.–Reí, el me abrazó y me levanto.
–Matthew Williams, bájame ahora.
–Si la señorita dice.–Sentí como Matt me aferraba mas a el, y caíamos juntos a la piscina. Caí al fondo, y cuando saque la cabeza le pegue a Matthew.
–Estas loco, mi jefe me va a matar.–Dije riendo, el se acerco hacía mi. 
–Al menos te ries.–El me miro justamente a los ojos, yo acerque mi boca, el estaba a punto de juntar sus labios con los míos, le di un suave rose y con susurro dije.
–Ahora quien es el que ríe ahora–Me sumergí bajo el agua, dejando un atontado Matthew.


Me sumergí, me sumergí. Hasta poder tocar el piso, cuando iba a tocar la pared del otro lado, sentí un jalón en los pies, que me trajo otra vez a la superficie.

–Eres una traviesa, Bianchi. Y te lo are pagar esta vez.–Dijo mirando las gotas de mis labios. Esta vez estaba en un trance, el me acerco mas a el, y me pego junto a su cuerpo. 
–No te dejare ir esta vez–Me susurro en el oído y pude sentir su cálido aliento, un escalofrío paso por mis adentros.
Estaba a punto de besarme, cuando mi jefe apareció.
-¡Katia!–Los dos despertamos del transe y nos separamos bruscamente. Salí de la piscina seguida por Matt. 
–Lo siento, señor.–El rio.
–¿De qué, querida?
–Pues esto, la piscina. 
–Tonterías, no los culpo por ser adolescentes enamorados.–Nos ruborizamos.
–Pero no quiero que pase otra vez.–Asentí, y me despedí. Cuando mi jefe se había ido el incomodo silencio inundo entre nosotros dos, el rompió el hielo.
–Me tengo que ir..
–Sí, sí. Yo igual. 

⊰⊰⊰

Los días siguientes me la pasaba casi prácticamente todo el día con el. Pero un día llego un poco triste y desorbitado.

–¿Quieres dar un paseo?
–Pero, Matthew ya casi van a ser las doce de la noche.
–Por favor, Kat.–Asentí.

En el camino, Matthew caminaba torpemente sin pensar lo que hacia. Me asusté.

-Matt, ¿Qué tienes?–Me miro, y me cogió la mano. La luz de la luna nos iluminaba, el me acaricio la mejilla, paso sus labios por cada parte de mi cara, me sobo la mano, y sentí que soltó unas suaves lagrimas.
–Kat, Te amo.–Ahora era yo la que derramaba lagrimas, podía sentir su aliento sobre mi cara. Lo apegue mas a mi, y lo besé. Sus labios se movían con destreza y nuestras lenguas bailaban. Sentí sus cálidos labios, y mil mariposas me consumieron. Me separe de él. 
–Yo también te amo, Matt.–Lo besé una última vez, y el me miro.
–Hay más, Katia. Tengo cancer.