The Olympic Gods Errors {REESCRITA} Capítulo III ¡Publicado! - Larry Stylinson

Nombre: The Olympic Gods Errors
Autor: Ángel J.D
Adaptación:No
Género: Romance, ficción, etc.
Advertencias: Personajes homosexuales, y puede que haya lenguaje fuerte.
Otras Páginas: wattpad.

17 julio 1994

Tal vez, en la agonía desgarradora de la situación, había sido inmovilizado por Zeus o tal vez incluso de Hermes, su viejo amigo. No dudaba, sin embargo, de que aquello lo hacían por alguna causa y ¿quién se opondría al mandato divino? Siglos de observar los horripilantes castigos mortales a aquellos que se atrevieran a desencadenar la furia de los dioses —sea un mortal o no— le había ayudado a prevenir y medir sus acciones, aún cuando aquello le destrozara el alma. Él ya había sido castigado por Zeus en antaño, cuando había defendido a su madre de la criatura feroz enviada a asesinarla por la reina de los cielos, Hera, tras un ataque de ira y celos al enterarse del adulterio de su esposo. Fue un  castigo injusto, a su juicio, pero no podía mencionar nada al respecto.

Observó las finas hebras de la mujer moviéndose de un lado hacia otro por su caminar apresurado. Una lágrima plateada se escabulló de entre sus lagrimales, siendo retirada al instante por la mano del dios. Alzó su mano, escasamente empapada por la lágrima derramada, causando un destello de luz tenue salir de ella y, con la nostalgia inundándole por completo, dirigió el destello hacia el pequeño que la mujer cargaba en brazos antes de desaparecer entre el mar de personas de la ciudad.

Bajó la mano, siendo consciente de que nadie, ni siquiera ella, había notado lo que acababa de hacer, una ventaja extraordinaria al ser un dios. Respiró profundamente y alzó la vista al cielo, ahora gris ante el semblante afligido del ser divino. Entonces, tras un momento filosófico —de los cuales le encantaba tener—, dirigió su mirada al sol, sin siquiera sentirse cegado (él era el sol y el sol era él, ninguno podía ceder ante el poder del otro). Y, con la luz cegadora de un rayo —que los mortales no lograban percibir—, ascendió al Olimpo.

Apolo, dios del Sol, de la música, de las artes; belleza pura, escribían filósofos sobre él; era ahora cegado por las lágrimas en sus ojos, con el corazón destrozado por una amor magnífico e ingrato que simplemente estaba destinado a la ruina. Cubrió su rostro con sus manos y limpió las lágrimas, maldiciendo en voz baja el poder de las flechas de Eros, así como el gratificante toque de Afrodita.

Había escrito poemas, odas y elegías sobre el amor, maravillosas, en inspiración del amor mortal que, a su parecer, podría llegar a ser tan puro que incluso llegaba a envidiarlos; aunque, obviamente, eso no lo exhibía a los demás. Ahora, al experimentar el amor profano, podría inspirarse de experiencia propia y, aún siendo amargo, era gratificante.

Se dirigió directo hacia su hogar, haciendo a un lado los monumentos de mármol blanco y las calles bien construidas para hacer resaltar las hermosas cabañas y hogares que se erguían en el Olimpo. Entonces, sin darse cuenta, tras un breve transe que había creado para escudarse del sentimiento infame, se encontró a él parado frente a una casa con columnas de mármol en la entrada cubiertas de una escaza capa de hojas de olivo plateadas, con el signo de un cisne en medio de cada una de ellas talladas en oro; la puerta blanca había sido tallada en arce, un material simple (para un dios) pero elegante y con una belleza visual digna de aquel lugar; el cristal de las ventanas era opacada por cortinas blancas que parecían ser de la seda más suave y tersa que el mundo haya visto alguna vez y, además, combinaba perfectamente con el rosa pálido de la cara exterior de los muros. No se podía esperar más de su subconsciente que, era seguro, lo había llevado hasta ahí cuando él no era capaz de razonar sus acciones. Era por eso que no le sorprendió verse tocar la puerta de aquel hogar, no sabiendo con exactitud lo que esperaba.

No esperó mucho hasta que una hermosa mujer salió por la puerta principal, extrañada por la repentina cortesía del dios de tocar la puerta; y es que, normalmente, todos los dioses entraban a su antojo a los hogares ajenos por mera costumbre. Ella ondeó levemente su cabello, cambiando así su color instantáneamente a un color ébano despampanante que hacía resaltar sus ahora ojos grises. Observó a Apolo detenidamente y luego sonrió, cálida pero hipócritamente. Se hizo a un lado en la puerta, con el propósito de que su visita se adentrara a su morada, ladeó su sonrisa y luego suspiró un poco, harta de ese tipo de visitas con el mismo cierre.

—Oh, ¡qué bueno que te hayas dignado a venir aquí! —Exaltó Afrodita, sentándose en un cómodo sillón forrado de terciopelo rojo con detalles color negro, situado a un lado de donde Apolo se encontraba de pie con la expresión neutra mientras el rencor le comía por dentro—. Siéntate, querido, anda. Este es tu hogar —Señaló a mano abierta el sofá individual —idéntico al que Afrodita ocupaba— en frente de ella.

Él observó el objeto y luego volvió a dirigir su mirada hacia ella, frunció el ceño y chasqueó los dedos, haciendo así que el sofá se incinerara en una llama ardiente.

—No estoy aquí para formalidades —Mencionó frustrado.

Afrodita rió.

— ¡Pero si fuiste tú quien tocó a mi puerta! —Ladeó la cabeza y negó con una carcajada. Alzó su mano derecha e hizo aparecer una copa de vino en ella, sonriendo burlona—. Apolo, cariño, no vengas aquí a hacerme tus dramas amorosos, tú muy bien sabes que ese tipo de amor no es de mi incumbencia ¡ni siquiera puedo mirarlo a la cara! Pero, debo admitir, resulta muy romántico ¿no lo crees?

Apretó sus puños en un intento por controlar su ira. ¿Romántico? ¿A caso estaba jugando con él?

—Tal vez tú no —Mencionó—, pero sabes muy bien quién si lo hace.

Las facciones de Afrodita se tensaron, mirándolo con seriedad. Desapareció la copa de su mano, sin siquiera haberle dado un trago, y frunció los labios. Por supuesto que sabía.

—Escucha… yo no puedo controlarla —Musitó, observándole a los ojos—. Ella sale sola. Tú muy bien sabes qué es eso.

— ¡Pero él no rompe corazones! —Gritó—. ¡Él no esparce el sufrimiento por el mundo, engañándoles para caer en un juego perverso! ¡Tú y tu bastardo deberían de tener más cuidado con ellos!

— ¡No llames así a mi hijo! —Se levantó de su asiento, completamente furiosa, provocando que sus ojos se volviera de un rosa intenso—. Nosotros no tenemos la culpa de nada —Viró su mirada hacia otra parte donde el dios no estuviese, tratando de calmar la furia creciente que él mismo había causado—. Deberías saberlo.

Apolo sacudió su cabeza, tratando de convencerse de que todo era un engaño de ella, de que estaba usando sus trucos de nuevo para no quemarla viva en ese mismo momento. No lo logró, sin embargo, algo le decía que no lo hiciera y, como es costumbre en sus batallas internas, obedeció a la voz más fuerte y sensata.

—E-está bien —Suspiró— Pero tienes que hacerme un favor.



12 Mayo 2014

—Eros, también conocido como Cupido, es el dios griego del amor. Hijo de Afrodita, la diosa de la belleza y el amor, y Ares, dios de la guerra y la violencia. Se dice que poseía alas que le permitían vagar por el mundo, conquistando los corazones mortales en el arte romántico. No se sabe con exactitud su culto pero… ¡Styles!

El mencionado se sobresaltó cayendo de su asiento, interrumpiendo sus extravagantes sueños con querubines regordetes con arco y flechas. La bulla instantánea del salón de clases fue seguida por las risas estruendosas que llegaron a sus oídos como taladros. Bufó en el suelo mientras se levantaba sobando sus antebrazos —que habían recibido la peor parte de la caída—. Se acomodó su rizado cabello y volvió a sentarse en su sitio para después lanzar una mirada asesina a su profesor de latín.

—Veo que aún sigue durmiendo en mi clase —Gruñó el profesor de Latín— ¡Una vez más, Styles, y llevarás un reporte con el director!

Harry rodó los ojos. El profesor Smith había estado diciendo lo mismo desde hace semana y él nunca hacia nada. De todas formas a Harry no le interesaba. La clase era más que aburrida, aún no comprendía la razón por la cual decidió inscribirse a ella.

Tal vez pensó que le interesaría.

Tal vez pensó que le ayudaría en la vida.

Tal vez había pensado que sería divertido.

O tal vez había estado demasiado ocupado concentrándose en la horrible resaca que el alcohol había dejado gracias a la fiesta de fin de semana.

El transcurso de la explicación del señor Smith sobre el dios del amor era eterno. Estaba extremadamente aburrido. Necesitaba ver a Louis, necesitaba que él lo animara con sus inoportunas bromas o sus incoherentes comentarios. ¡Necesitaba con urgencia a aquel jodido maniático! Pero el tiempo parecía no estar a su favor.

Observó el reloj beige que colgaba por encima de la pizarra. Aún faltaban 10 minutos para que concluyera la clase y se sentía tan frustrado que estaba a punto de ir y golpear al señor Smith por ser tan aburrido. Ver al gato de su hermana era más entretenido y el robusto gato no hacía otra cosa más que dormir, comer y defecar.

Suspiró.

La tortura incandescente del solo hecho de asistir a aquella clase parecía hacer el transcurso del tiempo más lento, como si el profesor Smith fuera una de aquellas criaturas mitológicas de las que tanto hablaba, la cual se alimentaba únicamente de su sufrimiento.

Negó sutilmente con la cabeza, reclamándose haber tomado aquella clase. Ya estaba empezando a decir incoherencias.

Tomó el lápiz que se encontraba a un lado de él y empezó a moverlo, tratando de entretenerse con él. Ladeó la cabeza y se inquirió mentalmente el propósito de su existencia cuando, sorpresivamente, un dolor agudo le aturdió, sintiendo punzadas en sus sienes. La imagen de unas alas color ámbar le desconcertaron los sentidos mientras estas se movían frenéticamente. Un sonido chirriante y ensordecedor resonó en sus oídos, sacándole de quicio. Tapó sus oídos, tratando de acallar el delirio sonoro, dejando de escucharlo cuando sus manos hicieron contacto con sus oídos.

Observó hacía todos lados, captando las miradas desconcertadas que se dirigían a él mientras bajaba sus manos lentamente, ruborizándose hasta dolerle. El sonido de la campana alertó a todos la hora de salida, dejando a un lado al chico rizado esquizofrénico que había gritado como si el mundo fuera a acabarse en cuestión de segundos.

Harry tomó sus cosas y trató de evitar las miradas curiosas que los demás le proporcionaban, llegando incluso a tapar su rostro con su mochila.

Caminó solitario por los pasillos, agradeciendo a esa parte oculta —que se hacía cargo de él cuando estaba inconsciente— por haber elegido el pasillo con menor cantidad de personas. Suspiró, aún con las imágenes de las alas ámbar revoloteando frenéticas.

Trató de olvidarlo, concentrando su mente en alguna otra cosa para opacarla. Una sonrisa se asomó en sus labios al recordar a su amigo y apresuró el paso para encontrarlo.

Al principio caminaba, después caminaba rápido, “corría lento” y, por último, se encontró atravesando los pasillos de la escuela como una flecha al ser lanzada a su objetivo, en busca de su amigo.

Louis, su mejor amigo, se encontraba ahora a unos escasos metro y medio de distancia, de espaldas a él, conversando con alguien frente a su casillero. Sintió el deseo de sorprenderlo con un abrazo sorpresa, tal como hacía casi todos los días, pero esos planes se estropearon cuando pudo observar a la persona con la que su amigo conversaba.

Eleanor, la novia de Louis, estaba ahí: A Harry no le agradaba en lo más mínimo. Ella era un tanto alta, no como él pero unos centímetros más que Louis. Su cabello era castaño y ondulado, y tenía una adorable sonrisa que encantaría a cualquiera. Menos a Harry. Él había aprendido que esa sonrisa era tan falsa como sus extensiones, que, en realidad, ella era pretensiosa y molesta. No obstante Louis no lograba notarlo. O tal vez, no quería.

Louis lo observó acercarse y le sonrió, marcando pequeñas arrugas en las esquinas de sus ojos, que hacían resaltar la belleza de su sonrisa. Harry sonrió inconscientemente.

— ¡Hey, Harry! —Le saludó.

—Hola —Contestó, disimuladamente frustrado por la presencia de Eleanor.

Ella le sonrió.

«Hipócrita» Pensó.

—Hola, Harry —Saludó ella—. Entonces, Louis ¿nos vemos más tarde?

Louis sonrió tan estúpidamente que Harry quiso gritar, decirle lo más fuerte que su voz le permitía que ella solo lo utilizaba para ganar popularidad en la universidad. Pero no lo dijo, se quedó callado, otra vez.

—Por supuesto —La besó, tierna, suave y asquerosamente para Harry. Él simplemente volteo, tratando de concentrarse en otro lugar que no sea aquel.

Escuchó el chasquido de los labios de su amigo separarse de los de la castaña y sintió su estómago revolverse. Mantuvo su mirada unos segundos más en aquél punto invisible hasta que Louis lo tomó del brazo, obligándole a caminar.

—Y… ¿cómo estuvo tu día? —Inquirió Louis totalmente despreocupado.

Las imágenes de su alucinación/epifanía/delirio/o lo que sea, volvieron a su mente, amontonándose hasta tratar de asfixiarle.

Respiró profundo, tratando de calmar su nerviosismo, sacudió su cabeza y sonrió a Louis. Este le miraba con una ceja arqueada, señal de la confusión hacia las acciones de su amigo rizado.

— ¿Estás bien?

Harry asintió, sin tener ánimos de decir nada más. Era algo radical como hace unos minutos él estaba desesperado por ver al de ojos zafiro y ahora no quería hablarle, como si todas las palabras y ocurrencias que había reservado para él en todo el día se hayan esfumado con el hecho de ver a Eleanor. Suspiró.

Pasaron por la entrada principal de la universidad, observando de golpe los altos edificios que Londres mostraba orgullosa. Caminaron por las calles con el estruendoso ruido del tráfico atascado; las bocinas de los automóviles resonaban hasta el más recóndito rincón de aquella zona, causando el estrés de aquellos que aún no estaban acostumbrados a vivir en una ciudad tan grande como lo era Londres. Harry, por suerte, si.

Doblaron en la esquina de una florería, en la que había principalmente rosas, alejándose un poco del sonido aturdidor de la ciudad. Louis, al igual que él, caminaba en silencio, no sabiendo exactamente cuál era la causa del repentino momento incómodo.

—Tú-¿tú estás bien? —Harry preguntó esta vez.

Louis frunció el ceño sin dejar de caminar. Harry bajó la vista al suelo recriminándose la estúpida pregunta que le acababa de formular al castaño, metió sus manos a sus bolsillos y observó el movimiento de vaivén que los brazos de Louis hacían al caminar. Sus mejillas le ardían. Estaba ruborizado.

—Yo estoy bien —Se encogió de hombros—. Nada nuevo.

Mordió su labio inferior levantando la vista al iluminado rostro de Louis por los rayos del sol. Observó sus orbes zafiro, ahora con su color característico aún más resaltado que de costumbre gracias a la luz. Se quedó un largo tiempo observándolos, embelesado sin darse cuenta.

— ¿Quieres ir a tomar un café? —Esto estaba volviéndose un interrogatorio—. Yo invito.

—Por supuesto —Sonrió.



Gimió, sintiéndose un mortal que había logrado ganarse la entrada al Elíseo. Las manos de aquella mujer hacían magia en su espalda, haciéndole olvidar todos sus problemas (incluso había llegado a olvidar su nombre). Se acomodó más en la suave almohada blanca y dejó a la mujer hacer su trabajo mientras él disfrutaba, olvidando el hecho de que tuvo que ocultar sus alas para recibir ese masaje aún cuando le incomodara hacerlo. Sintió que ella había aumentado el nivel del masaje cuando el placer había sido combinado con el dolor, arremolinándolos tan gratamente que deseó que nunca acabara. Estaba tan concentrado en lo que hacían en su espalda que no oía la música de fondo que se lograba escuchar tenue en la habitación, tampoco oía sus alaridos de placer que eran más que estruendosos, ni siquiera logró captar la puerta abrirse, estaba tan sumergido en la sensación que cuando la ninfa detuvo su paraíso se sintió como si lo hubieran echado del Elíseo para llevarlo directo al Campo de Asfódelos.

Eros se irguió en la camilla chirriante, sentándose lo más cómodamente que le fue posible y observó a quién había interrumpido su placer. La sonrisa burlona der Hermes le hacía querer carcajearse en el suelo pues, para ser sinceros, Hermes no era bueno en la burlas (si no se trata de burlarte para robarte).

Él llevaba puesto su uniforme de trabajo, que consistía en una toga blanca al estilo griego con sus zapatillas aladas y su casco de oro —que resaltaba su cabello castaño—, sonriéndole con esos ojos marrones carismáticos tan propios de él.

Sonrió ampliamente al dios, siendo correspondido, y se levantó alegremente de la camilla donde se encontraba.

— ¡Whoa! ¡Amigo, cúbrete! —Exclamó Hermes al ver la desnudez del dios alado.

Eros sonrió.

—Oh, vamos. No es nada que no hayas visto antes —Hermes se quedó perplejo ante el comentario, tratando de objetar algo sin que una sola palabra saliera de su boca. Eros soltó una carcajada ruidosa y sonrió de lado—. Estoy mucho tiempo desnudo, quiero decir—Aclaró.

Ambos se carcajearon. Hermes negaba sonriendo las imprudencias de Eros mientras este chasqueaba los dedos haciendo a parecer su túnica blanca de trabajo, junto con su arco y flechas.

—Tengo una tarea para ti —Mencionó Hermes.

Eros sonrió.

—Me alegra el día —Bromeó.

Los últimos días había estado tan ocupado en tareas o misiones encargadas a él por el mismísimo gran Zeus. Había estado tan estresado que había decidido ir al Spa del Olimpo por un buen relajante pero, debía haberse esperado uno de los inoportunos mandatos de Zeus.

— ¿Qué ha encargado el… su grandeza —Exaltó las palabras hacia el comunicador que Hermes sostenía en su mano derecha—…ahora?

Hermes negó, divertido.

—Hay una chica en Londres —Fue directo al asunto—. Ella y su novio van a cumplir año y medio juntos, Zeus quiere que les des la Flecha de Amor Eterno.

Eros frunció el ceño, confundido, mientras tomaba la copa de vino, que se encontraba en una pequeña mesa a un lado de la camilla donde hace unos minutos disfrutaba de un buen masaje, y bebió un trago.

— ¿Año y medio? —Inquirió—, ¿no es muy pronto?

Hermes asintió, dándole la razón.

—Yo sólo digo lo que el mandato de Zeus a dictado —Mencionó con un poco de burla. Eros sonrió de lado.

—De acuerdo —Tomó su arco y sus flechas y caminó hasta la puerta—. Haré lo que su majestad diga.

—Eros —Le llamo. El susodicho volteo hacia él—. Ten cuidado.



Apuntó hacia su objetivo, calmado y concentrado en cada movimiento que estos hacían. Tenía que ser certero si no quería que otra confusión volviera a suceder. Sin embargo su mente vagaba en el por qué de que Zeus le haya encargado algo como esto si él no estaba especializado para estos caso. Afrodita era la indicada.

No lo admitiría, pero estaba un tanto celoso de las habilidades en el amor de su madre. Él tenía un arco perfecto, que poseía un poder oculto que nadie —ni siquiera él— sabía cómo usarlo. Y ese era el problema. Tantas veces había sido menospreciado por los demás dioses, justificándose en que él era demasiado inmaduro, un dios que ni siquiera sabía usar el poder que le era concedido. Él, en realidad, no quería descubrirlo.

Alejó los pensamientos de su mente y trató de concentrarse, siendo completamente imposible después de observar casualmente una mata de rizos castaños a unos cuantos metros de la pareja feliz. El dueño de esta, al igual que él, los observaba discretamente desde lo lejos pero, a diferencia, este los veía con cara de repulsión y asco. Parecía que si los observaba unos escasos segundos más vomitaría en ese mismo lugar.

Eros frunció el ceño. Le era tan familiar aquel chico.

Concentró su mente el su flecha dorada, posicionada en su lugar entre su mano y su arco. Tensó la cuerda y revisó una vez más que no haya intromisión alguna. El grito, repentino y desgarrador, era tan intenso que soltó la flecha para taparse los oídos. El arco cayó al suelo, mientras la flecha viajaba veloz hacia un blanco que no era el planeado.

Eros gimió en cuanto la flecha se clavó en el punto exacto del corazón del chico rizado, aún con el ensordecedor sonido atormentándole.

—Mierda.

Para mis antiguos lectores:

Jo, está largo *-*
Hmm... ¡Hola! Viejos (y si por casualidad) nuevos lectores :D
Este es un proyecto que tenía antes pero sinceramente no me había gustado como iba quedando así que decidí volverlo hacer.
Espero y les guste por que le puse mucho de mi empeño y, por favor, si estás leyendo esto, comenta. Me ayudarías mucho.
¡Saludos!

Hmm... ¿Hay alguien aquí?

HOLAAA! PERDON POR NO HABER LEIDO ANTES ESTUVE CON PARCIALES.

SIII AHORA ESTA MEJORR!! ME ENCANTA! SEGUILA!

HOLAAAA!! ME ENCANTA TU NOVE ♥.♥(y todas xd) Siguela lo antes posible ;)

Mayrabeitia escribió:HOLAAA! PERDON POR NO HABER LEIDO ANTES ESTUVE CON PARCIALES.

SIII AHORA ESTA MEJORR!! ME ENCANTA! SEGUILA!

No te preocupes. Yo entiendo :)
Me alegra que te gustara. La seguiré esta semana pero aún no sé exactamente cuando :/
¡Gracias por comentar!

Nea_directioxer escribió:HOLAAAA!! ME ENCANTA TU NOVE ♥.♥(y todas xd) Siguela lo antes posible ;)

¡Hola! Me alegra que te encante n.n
Lamento si soy descortés pero... ¿lees mis otras novelas? perdón si es así pero no recuerdo si has comentado alguna vez Dx
Mala memoria u.u
La sigo esta semana :)
¡Gracias por comentar!

MI VIDAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! *-* Holaaaaaaaaaa :3 Sabes quien soy? O.o


Soy yooooooo, el Chapulín Colorado *w* okno .-. Acabo de ver que publicaste la novela nuevamente y reescrita (tal como lo prometiste), y me emocioné :ñomñom:   


Me alegro de volver a saber de ti (: hace muuuuuuucho no hablábamos.... Sé que en tu novela Hate and Love no comenté en muchísimo tiempo, y seguramente ahora me odies, pero ahí te expliqué un poco las razones... Aunque sé que no es suficiente para explicar porque soy tan mala lectora... Y lo siento u.u


El punto es que me emociona volver a leer esta novela tan hermosa *-* Está genial y te está quedando increíble :33 (siempre fue genial n.n), y prometo no volver a desaparecer :c Síguela muy pronto!!! Ya quiero seguir leyendo :33


PD: OMG!!!!! LIBEREN A WILLY!!!!! *-* XD :33 (ya extrañabas mis PD's verdad? Yo sé que sí :B) CI-AO!!!! :eaea: 

Jajajajaja sii, las leo. Pero creo que solo he comentado en esta xD Tu siguela cuando puedas :D

JODERJODERJODERJODERJODERJODERYMÁSJODEEEEEEEEEEEEEEEEER
PUEDE EXISTIR MEJOR HISTORIA QUE ESTA?! No lo creo, HASTA QUE TE DIGNASTE A APARECER QUERIDO. Estuve a punto de dejarla en el olvido, pero no! Como lo hizo Apolo, escuche la voz potente y fuerte en mi interior y me dispuse a buscarla y... SORPRESA CEREZA! YA ESTABA PUBLICADA! Mi cara cuando vi que habías publicado el link fue, épica. Así É P I C A. Señores, oficialmente estoy cada vez más enamorada de esta novela.
 Al principio no entendía muy bien, pero a medida que fui leyendo lo logré descifrar. Me mató la parte de Eros (?, DIOS ME LO IMAGINO Y ASDASDASDAD, ni hablar de Apolo. O cuando describirte a Hermes, aunque se me cruzó en la cabeza la escena de Percy Jackson cuando entran en UPS, la del correo que es donde esta Hermes y les da el termo y la cinta (cada vez amo más esa película, y me mató el final).
Bonito el Harricitos, no entiende nada y para colmo lo etiquetan de loco solo porque los dioses son odiosos y siempre ponen las cosas difíciles para cuando tienen que describir que sus papis se montaron en un motel y su espermatozoide ganó y ahora son semidioses y siempre tiene que haber acertijos, trampas y peligros y y y y.... LOS AMODIO! :'33, y ahora que se le sumó al rizado el amor a Louis pobre, y me extraña araña que Eleanor sea la mala (nótese el sarcasmo) me dan ganas de agarrarle los cachetetos y *inserte voz de bebe aquí* celosito, el nene esa celosito, a ver ese pucherito a ver la trompita [mis papas dicen que cuando me enojo hago trompita, porque  mis labios hacen piquito, see 15 años al pedo].
Peeeeeeeeeeeero bueeeno, ya sabes de más que me encanta como escribes y que espero con ansias los hermosos, bellísimos, espectaculares, maravillosos, espléndidos, encantadores, perfectos, interesantes y emocionantes capítulos.
  Más te vale que la sigas y no cambies nada porque va perfecta, mira que se donde vives, cuál es tu cuarto y cómo es tu cama... tengo dados tranquilizantes desde la vez en que los hombre uniformados trataron de detenerme por acoso y violación de espacio personal *suspiro* lo recuerdo como si hubiera sido ayer :jojojo: 
Okya, no contaré esas historias ahora. Bueno, me despido admirable caballero pasaré más seguido por aquí sabiendo que la sigues :33.
Te quieroooooooooooooooooooooo! 
Toti fuera Tururú

Por que no la sigues????? Voy a llorar eh! :'( :'( :'(
Me gusta mucho tu noveee (tus noves xD), siguela porfa pliiis :'(

¡Hola! Perdón si no contesto comentarios pero mi internet no sirve y no se hasta cuando pueda volver a funcionar correctamente. Aún así, he leído todos, me alegra mucho que les guste esto, en verdad.
Contestaré un poco de los comentarios:
1. Un abrazo a Dreamerdirectioner por haber regresado, se te extrañaba.
2. Gracias a totiandjack por no haber dejado a un lado esta novela (por favor solo tenme pasiencia, sé que tardo mucho pero te juro que no es por que yo quiera)
3. Nea_directioxer, gracias por leer mis novelas. Espero y te sigan gustando.
4. Y bueno a ti May, ya te había contestado pero... ¡Hola! (?)
¡Gracias por leer!

HOLAAAA!!! NO HABIA VISTO QUE ACTUALIZASTE! POR FAVOR SEGUILA!! ME ENCANTA COMO ESCRIBÍS Y ESTO SE ESTA PONIENDO MUY INTERESANTE!

PD: Louis y su irrestibilidad... :filo: I feel you Harry

PD2: Hola (?

TE QUIEROO SEGUILAAA