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Real (Larry Stylinson) Capitulo 5 parte 2.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Re: Real (Larry Stylinson) Capitulo 5 parte 2.
larrrybravery escribió:Siguela pleaseeee me encanta :aah: :aah:
Hola(: ahora la sigo(:
:bye:
PerfLarry
Capitulo 2 parte 2.
Inesperado
Melanie salta del bar al instante en que me ve, sus ojos están muy abiertos por la curiosidad. Creo que la atrapé metiendo una pequeña botella de ron en su bolso.
—¿Qué? ¿Fue un rapidito? Pensé que el hombre tendría más resistencia que eso —dice con enfado puro en mi nombre.
—Amiga, sólo noqueó a otros diez hombres del maldito tamaño de un oso grizzly. Por supuesto que acabó —dice Kyle, el único de los tres sin una copa en la mano.
—Chicos, relájense. No lo hice con él. —Niego con la cabeza y casi me río al ver la expresión triste en el rostro de Mel—. Pero conseguí un trabajo para el verano.
—¿Queee?
Ni siquiera puedo comenzar a relatarles los detalles a mis amigos antes de que los dos hombres de Harry aparezcan. —¿Listo, señor Tomlinson?
—Louis, por favor. —Me siento ridículo por haber sido llamado “Señor Tomlinson.” Mis amigos probablemente no dejarán de molestarme por esto más tarde—. De verdad, yo puedo irme solo. No es necesario que me sigan a todas partes.
Riley inclina su cabeza rubia, su sonrisa torcida. —Confía en mí, ni Pete ni yo dormiremos esta noche si no estamos seguros de que estés a salvo en casa.
—Bueno, hola, no creo que nos hayan presentado adecuadamente —dice Mel con voz suave, y mira con las pupilas dilatadas y brillantes a Riley y a todo a su alrededor. Entonces usa su encanto en Pete—. ¿Y quién eres tú?
Gimiendo, rápidamente hago las presentaciones, luego me apodero del brazo de cada uno de las chicas mientras nos dirigimos a los ascensores y al auto de Kyle, mi corazón aún golpeando ferozmente en mi caja toráxica.
Todos están siendo efusivos por toda la “experiencia”, excepto Kyle, que está con el ceño fruncido mientras se sube al volante.
—Esa fue una entrevista rara. ¿En una maldita habitación de hotel?
—Ni que lo digas. —Mi orgullo se pincha, porque en alguna parte me había convencido que el tipo quería dormir conmigo. En cambio, ¿me ofrece un puesto de trabajo? No está mal, pero totalmente inesperado, eso es seguro.
Creo que tengo estropeados mis sensores, y él probablemente es culpable, también.
—Me siento muy importante viendo que ellos nos están acompañando —informa Mel minutos más tarde, y rápidamente levanta el teléfono y toma una foto.
—¿Qué estás haciendo? —Sí, sólo le pregunté, pero no estoy seguro de querer saber la respuesta.
—Estoy twiteando sobre ello.
—Recuérdame nunca más salir contigo —gimo, pero estoy tan inquieto que no me puedo soportar a mí mismo. Ojos verdes. Hoyuelos. Hombros anchos. Piel blanca brillante y pulida. Pero no hay sexo… definitivamente no hay sexo con él ahora.
—¿Qué crees que pasa con todos esos chicos? —Mel quiso saber.
—No lo sé. Riley, el rubio que te gusta, es el segundo entrenador, y Pete es su asistente personal, creo.
—Quiero a ambos, en realidad. Pete es lindo como esos tipos con una mirada de niño bueno, pero necesita más carne en sus huesos. Y Riley parece despreocupado. Ambos son definitivamente calientes, al borde de sexys. ¿Qué edad crees que tienen? ¿Unos treinta?
Me encojo de hombros.
—Harry tiene veintiséis años —dice—. Creo que son un poco mayores. Harry es definitivamente más joven. ¿Cómo crees que se conocieron?
—Tú eres la única con todos esos chismes, así que ¿por qué me preguntas? No me paso todo el día acosando gente en internet. —Sólo a él.
Mierda.
—Lou, cuéntanos sobre tu nuevo trabajo —interrumpe Kyle desde el asiento del conductor—. ¿No estás considerando seriamente irte con un hombre con su reputación?
Me toma un momento responder, porque todavía estoy estupefacto por tener un trabajo, aunque sólo sea temporal.
Siempre me dijeron que nací para correr cuando era más joven, y cuando todo se rompió, hubo muchos días —no días, meses— que sentí que yo no significaba nada. La rehabilitación de deportes me sanó de una manera que no podría haber sanado, y ahora cuando más lo pienso, más me encantaría ayudar a un hombre tan agresivo como Harry, cuyo cuerpo brutalmente golpeado necesita con seguridad un poco de atención seria.
—Lo estoy, Kyle. De hecho, si todo va bien y las condiciones del contrato no están locas, me voy el domingo. Te prometo que me cuidaré, pregúntale a mi profesor de clase de defensa personal. He pateado su culo en varias ocasiones. Voy a viajar, lo que será divertido y tendré la oportunidad de convertirme en un agente libre de rehabilitación si tengo buenas referencias. Ni siquiera tendré que soportar más entrevistas de trabajo si eso ocurre.
—Este tipo puede acabar con un elefante, Louis. ¿Lo has visto?
Pandora seguro como el infierno que lo vio.
—Amigo, no había nada que ver que no fuera él. Ese tipo podría acabar con un maldito tren de elefantes —dice Pandora desde el frente.
Ella ha estado ocupada chupando su cigarro electrónico y soplando el humo en el aire, ya que es su primera semana de “dejar de fumar” cigarros reales.
—Me pregunto lo que los chicos detrás de nosotros harían si nos detenemos en el local de comida rápida, pedimos una orden gigante y decimos que ellos pagan —dice Melanie.
—Melanie —digo con advertencia—. ¿Cuántos tragos has tenido? — Me doy cuenta que tiene una pequeña botella de vodka en la mano e inmediatamente deduzco que la robó del bar de Harry. Pongo la tapa y la guardo en mi mochila—. Voy a trabajar con esos tipos por tres meses, por favor, compórtense.
—Sólo para ver lo que hacen, hombre, vamos —suplica Pandora.
Riendo, Kyle gira a la derecha y comienza a pedir un poco de todo.
Agarro mi bolso que contiene un solitario condón y mi tarjeta de crédito. —Imbécil —digo, tirándole el condón—. Son infantiles. Detente en la maldita ventana. Vas a comer todo lo que pediste.
Cuando Kyle se detiene en el McDonalds siguiente, estoy seriamente echando humo. Les hago esperar para pagar el pedido, y luego salgo del auto y voy al Escalade. Tengo dos Cajitas Felices con dos pasteles de manzana a través de la ventanilla del conductor. —Aquí. Lo lamento. Te dije que era innecesario seguirme. Parece que estoy con niños. Pero voy a llegar a salvo a casa, sólo vuelvan al hotel.
—No puedo —dice Pete detrás del volante mientras Riley se traga las papas fritas.
—Las mejores malditas papas fritas —murmura.
—Seh, gracias, señor Tomlinson. —añade Pete, su expresión es genuinamente agradable mientras me mira con diversión.
—Louis. Por favor. —Miro a mis amigos que están sentados en el auto con las luces de emergencia y la cara vuelta en esta dirección y suspiro—. ¿Siempre sigues las instrucciones a la letra?
—Sí. —Pete sale del auto, se acerca al Altima de Kyle, y abre la puerta de atrás para mí. El interior del auto se queda en silencio hasta que estoy dentro y por fin nos estamos dirigiendo a casa.
—Creo que es ardiente que quiera que llegues a casa a salvo.
—Melanie, ahora crees que McDonald es ardiente, y vomitaste cuando viste Súper Engórdame y la prohibiste desde entonces. Tu aliento huele a vodka y a Cuarto de Libra.
—Bueno, Lou, si hubieras bebido conmigo, no serías capaz de olerme. No más excusas. No más, “tengo competencia mañana”. Debes emborracharte y darle a Harry todos los besos que quiera.
—Él quiere miles pero ya le dije que quiero esperar hasta la boda de Las Vegas. —Le doy una tableta completa de vitamina B y C—. Toma, chupa esto. Sé que no es lo que quieres, pero va a conseguir que el alcohol baje pronto de tu sistema.
—Gracias, doctor. Te extrañaré. Pero ya es hora de que no sólo la pequeña Charlotte tenga toda la diversión. Es un asco que tu pequeña hermana tenga mejor vida sexual que tú cuando eres mucho más lindo, Louis. Por favor, por faaaavoooooor, prométeme que me mandarás mensajes todos los días.
Sonriendo, la atraigo cerca y deseo que no estuviera borracha, así realmente podría hablar con ella. No tengo idea de lo que estoy haciendo, pero estoy emocionado. Lo único que sé con certeza es que no retrocederé a este acuerdo. Mamá y papá estarán encantados de ver que le estoy dando a mi vida algo de impulso en una nueva dirección, y estaré más contenta cuando hable con ellos el próximo domingo, al responderles su pregunta, que siempre es: “¿Alguna oferta de trabajo?” la que será finalmente sí.
Muy bien, así que es por sólo tres meses, pero hará maravillas a mi carrera. Además, se siente bien ser requerido en un sentido profesional, después de toda la preparación.
—Lo haré, Mel. Todos los días —le digo, mientras la escucho chupando la tableta.
—Cuando él te bese, necesitas mandarme mensajes a cada segundo.
—Mel, me contrató como especialista. No habrá besos, todo es profesional aquí.
—¡A la mierda lo profesional! —protesta.
—Mantente profesional, Lou —dice Kyle con advertencia—. De otra manera, iré y tendré algunas palabras con él.
—Me alegro que hayas dicho “palabras” Kyle, porque eso es todo lo que un hombre como tú puede hacerle frente a un hombre como Harry Styles —le dice Pandora antes de ponerse a reír.
Sonrío, porque imaginarme a Kyle enfrentarse a Harry es realmente gracioso. Una imagen destella en mi mente, y lo veo, mirándome sin complejos, tan sexy como el sexo mismo, y me pregunto cómo se va a sentir tener mis manos sobre él.
Mi trabajo es muy táctil. No hay manera de ayudar a mis clientes sin tener algún tipo de contacto. He rehabilitado a mis estudiantes en la escuela media, cuidando lesiones como cuidé mi rodilla, pero nunca he tocado a un hombre como realmente quiero hacerlo con él. Cada vez que entrene, necesitará estirarse, y eso es lo mío. Ahora, mi único propósito será asegurarme que Harry Styles siga luchando como un campeón. De repente, no puedo esperar para volver a un equipo, incluso si estoy en un lado diferente.
Hola(: espero les guste!
¡Comenten lo que opinan!
Adiós.
Melanie salta del bar al instante en que me ve, sus ojos están muy abiertos por la curiosidad. Creo que la atrapé metiendo una pequeña botella de ron en su bolso.
—¿Qué? ¿Fue un rapidito? Pensé que el hombre tendría más resistencia que eso —dice con enfado puro en mi nombre.
—Amiga, sólo noqueó a otros diez hombres del maldito tamaño de un oso grizzly. Por supuesto que acabó —dice Kyle, el único de los tres sin una copa en la mano.
—Chicos, relájense. No lo hice con él. —Niego con la cabeza y casi me río al ver la expresión triste en el rostro de Mel—. Pero conseguí un trabajo para el verano.
—¿Queee?
Ni siquiera puedo comenzar a relatarles los detalles a mis amigos antes de que los dos hombres de Harry aparezcan. —¿Listo, señor Tomlinson?
—Louis, por favor. —Me siento ridículo por haber sido llamado “Señor Tomlinson.” Mis amigos probablemente no dejarán de molestarme por esto más tarde—. De verdad, yo puedo irme solo. No es necesario que me sigan a todas partes.
Riley inclina su cabeza rubia, su sonrisa torcida. —Confía en mí, ni Pete ni yo dormiremos esta noche si no estamos seguros de que estés a salvo en casa.
—Bueno, hola, no creo que nos hayan presentado adecuadamente —dice Mel con voz suave, y mira con las pupilas dilatadas y brillantes a Riley y a todo a su alrededor. Entonces usa su encanto en Pete—. ¿Y quién eres tú?
Gimiendo, rápidamente hago las presentaciones, luego me apodero del brazo de cada uno de las chicas mientras nos dirigimos a los ascensores y al auto de Kyle, mi corazón aún golpeando ferozmente en mi caja toráxica.
Todos están siendo efusivos por toda la “experiencia”, excepto Kyle, que está con el ceño fruncido mientras se sube al volante.
—Esa fue una entrevista rara. ¿En una maldita habitación de hotel?
—Ni que lo digas. —Mi orgullo se pincha, porque en alguna parte me había convencido que el tipo quería dormir conmigo. En cambio, ¿me ofrece un puesto de trabajo? No está mal, pero totalmente inesperado, eso es seguro.
Creo que tengo estropeados mis sensores, y él probablemente es culpable, también.
—Me siento muy importante viendo que ellos nos están acompañando —informa Mel minutos más tarde, y rápidamente levanta el teléfono y toma una foto.
—¿Qué estás haciendo? —Sí, sólo le pregunté, pero no estoy seguro de querer saber la respuesta.
—Estoy twiteando sobre ello.
—Recuérdame nunca más salir contigo —gimo, pero estoy tan inquieto que no me puedo soportar a mí mismo. Ojos verdes. Hoyuelos. Hombros anchos. Piel blanca brillante y pulida. Pero no hay sexo… definitivamente no hay sexo con él ahora.
—¿Qué crees que pasa con todos esos chicos? —Mel quiso saber.
—No lo sé. Riley, el rubio que te gusta, es el segundo entrenador, y Pete es su asistente personal, creo.
—Quiero a ambos, en realidad. Pete es lindo como esos tipos con una mirada de niño bueno, pero necesita más carne en sus huesos. Y Riley parece despreocupado. Ambos son definitivamente calientes, al borde de sexys. ¿Qué edad crees que tienen? ¿Unos treinta?
Me encojo de hombros.
—Harry tiene veintiséis años —dice—. Creo que son un poco mayores. Harry es definitivamente más joven. ¿Cómo crees que se conocieron?
—Tú eres la única con todos esos chismes, así que ¿por qué me preguntas? No me paso todo el día acosando gente en internet. —Sólo a él.
Mierda.
—Lou, cuéntanos sobre tu nuevo trabajo —interrumpe Kyle desde el asiento del conductor—. ¿No estás considerando seriamente irte con un hombre con su reputación?
Me toma un momento responder, porque todavía estoy estupefacto por tener un trabajo, aunque sólo sea temporal.
Siempre me dijeron que nací para correr cuando era más joven, y cuando todo se rompió, hubo muchos días —no días, meses— que sentí que yo no significaba nada. La rehabilitación de deportes me sanó de una manera que no podría haber sanado, y ahora cuando más lo pienso, más me encantaría ayudar a un hombre tan agresivo como Harry, cuyo cuerpo brutalmente golpeado necesita con seguridad un poco de atención seria.
—Lo estoy, Kyle. De hecho, si todo va bien y las condiciones del contrato no están locas, me voy el domingo. Te prometo que me cuidaré, pregúntale a mi profesor de clase de defensa personal. He pateado su culo en varias ocasiones. Voy a viajar, lo que será divertido y tendré la oportunidad de convertirme en un agente libre de rehabilitación si tengo buenas referencias. Ni siquiera tendré que soportar más entrevistas de trabajo si eso ocurre.
—Este tipo puede acabar con un elefante, Louis. ¿Lo has visto?
Pandora seguro como el infierno que lo vio.
—Amigo, no había nada que ver que no fuera él. Ese tipo podría acabar con un maldito tren de elefantes —dice Pandora desde el frente.
Ella ha estado ocupada chupando su cigarro electrónico y soplando el humo en el aire, ya que es su primera semana de “dejar de fumar” cigarros reales.
—Me pregunto lo que los chicos detrás de nosotros harían si nos detenemos en el local de comida rápida, pedimos una orden gigante y decimos que ellos pagan —dice Melanie.
—Melanie —digo con advertencia—. ¿Cuántos tragos has tenido? — Me doy cuenta que tiene una pequeña botella de vodka en la mano e inmediatamente deduzco que la robó del bar de Harry. Pongo la tapa y la guardo en mi mochila—. Voy a trabajar con esos tipos por tres meses, por favor, compórtense.
—Sólo para ver lo que hacen, hombre, vamos —suplica Pandora.
Riendo, Kyle gira a la derecha y comienza a pedir un poco de todo.
Agarro mi bolso que contiene un solitario condón y mi tarjeta de crédito. —Imbécil —digo, tirándole el condón—. Son infantiles. Detente en la maldita ventana. Vas a comer todo lo que pediste.
Cuando Kyle se detiene en el McDonalds siguiente, estoy seriamente echando humo. Les hago esperar para pagar el pedido, y luego salgo del auto y voy al Escalade. Tengo dos Cajitas Felices con dos pasteles de manzana a través de la ventanilla del conductor. —Aquí. Lo lamento. Te dije que era innecesario seguirme. Parece que estoy con niños. Pero voy a llegar a salvo a casa, sólo vuelvan al hotel.
—No puedo —dice Pete detrás del volante mientras Riley se traga las papas fritas.
—Las mejores malditas papas fritas —murmura.
—Seh, gracias, señor Tomlinson. —añade Pete, su expresión es genuinamente agradable mientras me mira con diversión.
—Louis. Por favor. —Miro a mis amigos que están sentados en el auto con las luces de emergencia y la cara vuelta en esta dirección y suspiro—. ¿Siempre sigues las instrucciones a la letra?
—Sí. —Pete sale del auto, se acerca al Altima de Kyle, y abre la puerta de atrás para mí. El interior del auto se queda en silencio hasta que estoy dentro y por fin nos estamos dirigiendo a casa.
—Creo que es ardiente que quiera que llegues a casa a salvo.
—Melanie, ahora crees que McDonald es ardiente, y vomitaste cuando viste Súper Engórdame y la prohibiste desde entonces. Tu aliento huele a vodka y a Cuarto de Libra.
—Bueno, Lou, si hubieras bebido conmigo, no serías capaz de olerme. No más excusas. No más, “tengo competencia mañana”. Debes emborracharte y darle a Harry todos los besos que quiera.
—Él quiere miles pero ya le dije que quiero esperar hasta la boda de Las Vegas. —Le doy una tableta completa de vitamina B y C—. Toma, chupa esto. Sé que no es lo que quieres, pero va a conseguir que el alcohol baje pronto de tu sistema.
—Gracias, doctor. Te extrañaré. Pero ya es hora de que no sólo la pequeña Charlotte tenga toda la diversión. Es un asco que tu pequeña hermana tenga mejor vida sexual que tú cuando eres mucho más lindo, Louis. Por favor, por faaaavoooooor, prométeme que me mandarás mensajes todos los días.
Sonriendo, la atraigo cerca y deseo que no estuviera borracha, así realmente podría hablar con ella. No tengo idea de lo que estoy haciendo, pero estoy emocionado. Lo único que sé con certeza es que no retrocederé a este acuerdo. Mamá y papá estarán encantados de ver que le estoy dando a mi vida algo de impulso en una nueva dirección, y estaré más contenta cuando hable con ellos el próximo domingo, al responderles su pregunta, que siempre es: “¿Alguna oferta de trabajo?” la que será finalmente sí.
Muy bien, así que es por sólo tres meses, pero hará maravillas a mi carrera. Además, se siente bien ser requerido en un sentido profesional, después de toda la preparación.
—Lo haré, Mel. Todos los días —le digo, mientras la escucho chupando la tableta.
—Cuando él te bese, necesitas mandarme mensajes a cada segundo.
—Mel, me contrató como especialista. No habrá besos, todo es profesional aquí.
—¡A la mierda lo profesional! —protesta.
—Mantente profesional, Lou —dice Kyle con advertencia—. De otra manera, iré y tendré algunas palabras con él.
—Me alegro que hayas dicho “palabras” Kyle, porque eso es todo lo que un hombre como tú puede hacerle frente a un hombre como Harry Styles —le dice Pandora antes de ponerse a reír.
Sonrío, porque imaginarme a Kyle enfrentarse a Harry es realmente gracioso. Una imagen destella en mi mente, y lo veo, mirándome sin complejos, tan sexy como el sexo mismo, y me pregunto cómo se va a sentir tener mis manos sobre él.
Mi trabajo es muy táctil. No hay manera de ayudar a mis clientes sin tener algún tipo de contacto. He rehabilitado a mis estudiantes en la escuela media, cuidando lesiones como cuidé mi rodilla, pero nunca he tocado a un hombre como realmente quiero hacerlo con él. Cada vez que entrene, necesitará estirarse, y eso es lo mío. Ahora, mi único propósito será asegurarme que Harry Styles siga luchando como un campeón. De repente, no puedo esperar para volver a un equipo, incluso si estoy en un lado diferente.
Hola(: espero les guste!
¡Comenten lo que opinan!
Adiós.
PerfLarry
Re: Real (Larry Stylinson) Capitulo 5 parte 2.
Aiii se me hizo tan cortito ;( siguela please ♥♥
larrrybravery
Re: Real (Larry Stylinson) Capitulo 5 parte 2.
Holis!!! Me encanta esta nove y Harry “Riptide” Styles suena bien sexy Siguela!!!
αngel.
Re: Real (Larry Stylinson) Capitulo 5 parte 2.
larrrybravery escribió:Aiii se me hizo tan cortito ;( siguela please ♥♥
ahora la seguiré(:
PerfLarry
Re: Real (Larry Stylinson) Capitulo 5 parte 2.
αngel. escribió:Holis!!! Me encanta esta nove y Harry “Riptide” Styles suena bien sexy Siguela!!!
Que bueno que te guste(:
Harry es como pura mensualidad en está fanfic!
Ahora la sigo, besos.
PerfLarry
Capitulo 3 parte 1.
El jet privado es enorme, y Pete me señala para que me embarque antes que él. Me recogió en mi casa hace menos de una hora, y se ve elegante en un traje tipo Hombres de Negro.
Me dirijo por las escaleras y me doy cuenta que en realidad puedes caber de pie en el interior del avión, como en un avión grande. Sin embargo, ningún avión comercial en el que alguna vez he estado ha tenido una fracción del lujo dentro de éste. Gamuza, cuero, madera de caoba, adornos de oro, y pantallas de última generación adornan el interior. Es todo una colección de extravagancia este juguete grande, asombroso y rico.
Los asientos están dispuestos en secciones que se asemejan a pequeñas salas de estar, y en esta primera sección hay cuatro asientos de piel de marfil, más grandes que un asiento de primera clase. Contienen un sonriente Riley, quien está de pie para saludarme, así como los otros dos miembros del personal de Harry, su entrenador personal, Lupe, un hombre de unos cuarenta años y calvo que se parece a Daddy Warbucks de la película Annie, Y su chef y nutricionista, Diane, a quien reconozco como la mujer que me entregó los boletos.
—Encantado de conocerlo, señor Tomlinson —dice el entrenador Lupe, con una especie de mueca en el rostro que de alguna manera figuro es su expresión natural.
Sacudo su mano. —Igualmente, señor.
—Oh, bah. Llámame Entrenador. Todo el mundo lo hace.
—Bueno, hola de nuevo —dice Diane, su agarre suave y apacible—.Soy Diane Werner, la chef, nutricionista y entrega boletos.
Me río. —Es un placer conocerte, Diane.
El aire alrededor de ellos es en realidad muy despejado y real, y una punzada de emoción revolotea a través de mí con la idea de pertenecer a un equipo de nuevo. En verdad, lo que me haría sumamente feliz y satisfecho como profesional es que a partir de ahora, cuando Harry Styles pelee en un ring, fluirá como un lazo con la fuerza de una docena de bueyes, y me encanta saber que estoy trabajando con otras personas especializadas cuyos objetivos están a la par.
—Louis —Pete señala a la parte trasera del avión, y por el pasillo largo alfombrado, pasando otra sección de otros cuatro asientos y más allá una gran pantalla de televisión y una enorme barra de madera artesonada, y un banco de cuero que se parece mucho a un sofá. Y allí, en medio, con su pelo oscuro inclinado mientras escucha sus auriculares, está Harry Styles. Una torre de más de un metro ochenta de testosterona.
Un calor inesperado dispara directamente en mi torrente sanguíneo a la primera vista de él durante el día. Lleva una camiseta negra que se aferra a sus músculos y unos vaqueros desgastados de cintura baja, y su ridículamente cincelado cuerpo lleva todo a la perfección mientras holgazanea en el amplio banco de cuero marrón en el otro extremo.
Mi corazón me da un golpe salvaje, porque se ve tan increíblemente sexy como siempre, y deseo no haberlo notado automáticamente. Supongo que no se puede ocultar algo tan descaradamente sexual como él.
—Él quiere que vayas allí —me dice Pete. Y no puedo dejar de notar que casi suena como una disculpa.
Tragando la humedad en mi boca, me dirijo con inquietud por el pasillo del avión cuando levanta la mirada, sus ojos atrapando los míos.
Creo que los veo destellar, pero no leo nada en su expresión mientras me mira fijamente acercarme.
Su mirada me pone tan nervioso que siento el cosquilleo, una vez más, justo en mis bolas.
Es el hombre más fuerte que he visto alguna vez, en toda mi vida, y estoy bastante familiarizado con el tema para saber que conectado en mis genes y ADN hay un deseo natural de relacionarse, y con ello viene un impulso desesperado que sólo lo llena el apareamiento con quien considero es el macho principal de mi especie. Nunca en mi vida había conocido a un hombre que provocara mis locos instintos de apareamiento como él. Mi sexualidad arde con su cercanía. Es irreal. Esta reacción. Esta atracción. Nunca lo creería si Melanie lo estuviera explicando para mí y no lo sintiera como un caldero burbujeante debajo de mi piel.
¿Cómo voy a deshacerme de esto?
Sus labios se levantan levemente, como si se divirtiera de una broma privada, se quita los auriculares cuando me paro a un brazo de distancia de él. La música rock se escucha en medio del silencio, y de repente apaga el iPod. Señala a su derecha, y tomo asiento, ferozmente tratando de bloquear su efecto en mí.
Más grande que la vida, como ver a una estrella de cine en persona, su carisma es asombroso. Cada centímetro de su cuerpo delgado y musculoso tiene un aura de fuerza pura, lo cual da esa impresión de ser un hombre, pero una encantadora gracia en su expresión le da un aspecto joven y vibrante.
Tengo la impresión de que somos los más jóvenes en el avión, y me siento aún más joven de lo que soy cuando me siento a su lado, como si hubiera pasado a ser un adolescente de nuevo. Sus labios se curvan, y honestamente jamás he conocido a un hombre más seguro de sí mismo, se recuesta casi sensualmente en su asiento, sin perderse nada con sus ojos.
—¿Ya conoces el resto del personal? —pregunta.
—Sí. —Sonrío.
Me mira fijamente, mostrando sus hoyuelos, sus ojos evaluando. La luz del sol golpea su cara en el ángulo adecuado para iluminar las manchas en sus ojos, sus pestañas tan negras y gruesas, enmarcando esas piscinas verdes que me absorben.
Quiero comenzar profesionalmente, ya que es la única manera que puedo verlo trabajando, entonces sin apretar sujeto el cinturón de seguridad alrededor de mi cintura y voy directo al grano.
—¿Me contratas para una lesión deportiva en particular o más bien como prevención? —consulto.
—Prevención. —Su voz es áspera y me pone la piel de gallina en mis brazos, y me doy cuenta, por la forma en que su gran cuerpo se vuelve hacia mí, que no considera necesario llevar el cinturón de seguridad en su avión.
Asintiendo, dejo a mis ojos recorrer su fuerte pecho y sus brazos, y luego me doy cuenta de que podría estar mirándolo muy descaradamente.
—¿Cómo están tus hombros? ¿Tus codos? ¿Quieres que trabaje en alguna cosa hacia Atlanta? Pete me dijo que es un vuelo de varias horas.
Sin contestarme, simplemente extiende su mano hacia mí, y es enorme, con cicatrices recientes en cada uno de sus nudillos. Me quedo mirando hasta que me doy cuenta de que me la está ofreciendo, así que la tomo entre las mías. Un escalofrío de sensibilización atraviesa desde su mano y profundamente hacia mí. Sus ojos se oscurecen cuando empiezo a frotar la palma con ambos pulgares, en busca de nudos y opresión. El contacto piel a piel es asombrosamente poderoso, y me apresuro a llenar el silencio que de repente se siente como peso muerto alrededor de nosotros
.
—No estoy acostumbrado a este tipo de manos grandes. Las manos de mis estudiantes son generalmente más fáciles de masajear.
Sus hoyuelos están a la vista. De alguna manera no estoy segura de que me escucha. Parece especialmente absorto mirando mis dedos en él.
—Lo estás haciendo muy bien —dice en voz baja.
Me concentro en las líneas y las inmersiones de sus palmas, y en cada uno de sus decenas de callos. —¿Cuántas horas al día te preparas?
—le pregunto en voz baja, mientras el avión despega tan suavemente que apenas me doy cuenta de que estamos en el aire.
Sigue mirando mis dedos, con los ojos medio bajos. —Hacemos ocho. Cuatro y cuatro.
—Me encantaría que estiraras cuando termines el entrenamiento. ¿Es eso lo que los especialistas también hacen por ti? —le pregunto.
Asiente, todavía sin mirarme. Entonces sus ojos chasquean hacia arriba.
—¿Y tú? ¿Quién chequeará tu lesión? —Señala a mi rodillera, visible a través del short hasta la rodilla, el cual se elevó un poco cuando me senté.
—Nadie. Ya he terminado con la rehabilitación. —La idea de este hombre viendo mi video vergonzoso me hace sentir mareado—. ¿Tú me buscaste en Google también? ¿O es que tus chicos te contaron?
Libera su mano de la mía y señala hacia abajo. —Vamos a echar un vistazo.
—No hay nada que ver. —Pero cuando sigue mirando mi pierna a través de aquellas pestañas oscuras, doblo y levanto la pierna un par de centímetros para mostrarle mi rodillera. La agarra con una mano y abre el velcro con la otra para mirar detenidamente mi piel, luego acaricia con sus pulgares la cicatriz en mi rodilla.
Hay algo totalmente diferente sobre él tocándome.
Su mano desnuda está en mi rodilla, y puedo sentir sus callos en mi piel. No. Puedo. Respirar. Investiga un poco, y me muerdo el labio inferior y exhalo el poco aire que queda en mis pulmones.
—¿Todavía duele?
Asiento, pero sólo puedo pensar en su mano grande y áspera.
Tocando mi rodilla. —He estado corriendo sin la rodillera, y sé que no debería todavía. Sólo que no creo que alguna vez me haya realmente recuperado.
—¿Cuánto tiempo hace de esto?
—Hace seis años. —Titubeo, luego añado—: Y dos... la segunda vez que sucedió.
—Ah, una lesión doble. ¿Así que está sensible?
—Mucho. —Me encojo de hombros—. Supongo que me alegro que para la segunda vez, ya había empezado mi maestría para rehabilitación.
De lo contrario no sé lo que habría hecho.
—¿Duele como para no competir nunca más?
Me mira con total franqueza e interés, y no sé por qué incluso estoy contestando. No he hablado de esto abiertamente con nadie. Duele en cada parte de mí. Mi corazón, mi orgullo, mi alma.
—Sí. Lo hace. Lo entiendes, ¿verdad? —le pregunto en voz baja, mientras baja mi pierna.
Sostiene mi mirada mientras su pulgar ligeramente acaricia mi rodilla, luego ambos miramos su tacto, como si estuviéramos igual de atónitos al darnos cuenta lo fácil que era para él dejarlo allí mientras tenemos toda una conversación, y para mí permitírselo. Me suelta y no decimos nada.
Me pongo mi velcro de nuevo, pero por debajo de la rodillera siento como si él hubiera empapado mi piel con gasolina, y que va a estallar en llamas en cualquier segundo en que me toque otra vez.
Mierda.
Esto no está bien, ni siquiera sé que hacer conmigo mismo. Mis relaciones con mis clientes han sido siempre informales. Me llaman por mi nombre, y yo les llamo por el suyo. Tenemos mucho trabajo y mucho contacto, pero nunca me tocaron. Sólo yo lo hago.
—Haz esto también.
Extiende su mano más apartada hacia mí en un puño mientras habla, y me siento un poco agradecida por la oportunidad de lograr acostumbrarme a tocar a este hombre por motivos de trabajo.
Desplazándose a mi lado, tomo su mano entre las mías y la abro con mis dedos. Él se recuesta en el asiento y extiende su brazo libre, el más cercano, a lo largo del asiento detrás de mí. La híper conciencia de su brazo extendido calienta todo mi cuerpo, incluso si no está tocándome, y una vez más, estoy intimidado y extrañamente atraído por la palma de su mano, por cuan dura, firme y callosa es.
No sé por qué se sienta en un banco en lugar de un simple asiento, pero de repente su muslo está demasiado cerca, con las rodillas dobladas, con las piernas abiertas, ocupando dos asientos y dejándome con uno, y puedo sentir y oler cada centímetro de él.
Nuestros otros cuatro compañeros de vuelo están riendo al frente y sus ojos se mueven hacia allí, luego de nuevo a mí. Estoy totalmente consciente de su mirada mientras presiono en su palma con mis pulgares, empujando con fuerza en el tejido hasta que siento el pequeño nudo que encontré desvanecerse. Sigo masajeando y buscando más, pero no puedo encontrar ninguno, así que me muevo a su muñeca.
Tiene la muñeca más amplia y más robusta que he visto nunca, y su antebrazo está fuertemente construido y con venas gruesas que corren por su brazo. Sostengo su mano mientras giro su muñeca, y me pierdo en el movimiento de su articulación, perfectamente móvil. Masajeo su antebrazo luego su bíceps, los cuales se endurecen y aprietan para mí. Cierro los ojos y trabajo profundamente dentro del músculo. De repente, el brazo detrás de mí se retira, y su mano se curva alrededor de mi nuca. Se inclina y susurra—: Mírame.
Abro los ojos para ver que sus ojos están brillando, y se ve perfectamente divertido. Creo que sabe que me estoy poniendo un poco ansioso. Quiero dejar caer su brazo y retorcerlo, pero no quiero que sea demasiado obvio, así que lo bajo con cuidado y sonrío. —¿Qué?
—Nada —responde, mostrando sus hoyuelos—. Estoy impresionado. Eres muy meticuloso, Louis.
—Lo soy. Y espera hasta que llegue a tus hombros y la espalda. Podría tener que pararme sobre ti.
Ladea una ceja oscura y se ve sumamente entretenido. —¿Cuánto puedes posiblemente pesar?
Le guiño.
—Parezco delgado, pero aun así tengo un poco de músculos.
Se mofa, luego inclina la cabeza con curiosidad mientras se acerca a mi brazo y agarra mi pequeño bíceps entre dos dedos. Afortunadamente, se mantiene firme cuando lo aprieta. —Umm —dice, sus ojos bailando con alegría.
—¿Qué? ¿Qué significa “Umm”? —insto.
Descaradamente, agarra mi mano y envuelve mis dedos alrededor de su bíceps completamente afectantes, musculosos y sexy. Ni siquiera lo flexiona, pero su piel suave y firme bajo mis dedos me deja sin aliento. Él es tan... hombre. Mostrándome su bíceps. Me doy cuenta de que está mirándome, y sus ojos verdes brillan con intensidad juguetona. Me muerdo el labio inferior en respuesta.
Ya que mi trabajo requiere tocarlo, mucho, se sentiría un poco extraño para mí retirar mi mano. Así que en su lugar, le doy un pequeño apretón con los dedos. Es como palpar una enorme roca sin absolutamente hacerlo. En lo absoluto.
—Umm —digo con mi mejor cara de póquer, tratando de ocultar las emociones en mi interior. Estoy deshecho. Completamente deshecho. Cada órgano sexual en mí está despierto y dolorido. Mis instintos de apareamiento genéticamente inducidos están en plena atención, rugiendo dentro de mí.
Se ríe y pasa la mano por la longitud de mi brazo desnudo de nuevo.
Mete sus dedos bajo la manga de mi camisa y los desliza sobre mis tríceps en la parte posterior del brazo. Sus ojos destellan diabólicamente porque sabe que me tiene totalmente. Esta es una de las peores partes para tocar, un lugar donde la grasa corporal se puede medir con un simple pellizco.
No hay un solo lugar en su cuerpo en el cual yo podría conseguir incluso una pizca de grasa. Probablemente consume doce mil calorías al día para mantener su masa muscular esbelta, que es más o menos lo que el famoso nadador olímpico Michael Phelps consume cuando se entrena activamente. Su entrada calórica es fácilmente cinco veces más de lo que yo como para mantener mi peso, pero en realidad no puedo hacer los cálculos en estos momentos. Sus dedos todavía están allí, bajo la manga, tocando mi piel. Tiene esa sonrisa juguetona en su rostro, sus ojos bailando por la travesura, e incluso la atmósfera ha cambiado hasta que siento que no sólo nosotros somos muy conscientes de nuestros cuerpos, sino que las otras personas en el avión lo son, también.
—Umm—dice él, suavemente, y finalmente me da un pequeño pellizco. Ambos nos reímos.
Hola, gracias por leer(:
¡Comenten que les pareció!
Besos(: :bye:
Me dirijo por las escaleras y me doy cuenta que en realidad puedes caber de pie en el interior del avión, como en un avión grande. Sin embargo, ningún avión comercial en el que alguna vez he estado ha tenido una fracción del lujo dentro de éste. Gamuza, cuero, madera de caoba, adornos de oro, y pantallas de última generación adornan el interior. Es todo una colección de extravagancia este juguete grande, asombroso y rico.
Los asientos están dispuestos en secciones que se asemejan a pequeñas salas de estar, y en esta primera sección hay cuatro asientos de piel de marfil, más grandes que un asiento de primera clase. Contienen un sonriente Riley, quien está de pie para saludarme, así como los otros dos miembros del personal de Harry, su entrenador personal, Lupe, un hombre de unos cuarenta años y calvo que se parece a Daddy Warbucks de la película Annie, Y su chef y nutricionista, Diane, a quien reconozco como la mujer que me entregó los boletos.
—Encantado de conocerlo, señor Tomlinson —dice el entrenador Lupe, con una especie de mueca en el rostro que de alguna manera figuro es su expresión natural.
Sacudo su mano. —Igualmente, señor.
—Oh, bah. Llámame Entrenador. Todo el mundo lo hace.
—Bueno, hola de nuevo —dice Diane, su agarre suave y apacible—.Soy Diane Werner, la chef, nutricionista y entrega boletos.
Me río. —Es un placer conocerte, Diane.
El aire alrededor de ellos es en realidad muy despejado y real, y una punzada de emoción revolotea a través de mí con la idea de pertenecer a un equipo de nuevo. En verdad, lo que me haría sumamente feliz y satisfecho como profesional es que a partir de ahora, cuando Harry Styles pelee en un ring, fluirá como un lazo con la fuerza de una docena de bueyes, y me encanta saber que estoy trabajando con otras personas especializadas cuyos objetivos están a la par.
—Louis —Pete señala a la parte trasera del avión, y por el pasillo largo alfombrado, pasando otra sección de otros cuatro asientos y más allá una gran pantalla de televisión y una enorme barra de madera artesonada, y un banco de cuero que se parece mucho a un sofá. Y allí, en medio, con su pelo oscuro inclinado mientras escucha sus auriculares, está Harry Styles. Una torre de más de un metro ochenta de testosterona.
Un calor inesperado dispara directamente en mi torrente sanguíneo a la primera vista de él durante el día. Lleva una camiseta negra que se aferra a sus músculos y unos vaqueros desgastados de cintura baja, y su ridículamente cincelado cuerpo lleva todo a la perfección mientras holgazanea en el amplio banco de cuero marrón en el otro extremo.
Mi corazón me da un golpe salvaje, porque se ve tan increíblemente sexy como siempre, y deseo no haberlo notado automáticamente. Supongo que no se puede ocultar algo tan descaradamente sexual como él.
—Él quiere que vayas allí —me dice Pete. Y no puedo dejar de notar que casi suena como una disculpa.
Tragando la humedad en mi boca, me dirijo con inquietud por el pasillo del avión cuando levanta la mirada, sus ojos atrapando los míos.
Creo que los veo destellar, pero no leo nada en su expresión mientras me mira fijamente acercarme.
Su mirada me pone tan nervioso que siento el cosquilleo, una vez más, justo en mis bolas.
Es el hombre más fuerte que he visto alguna vez, en toda mi vida, y estoy bastante familiarizado con el tema para saber que conectado en mis genes y ADN hay un deseo natural de relacionarse, y con ello viene un impulso desesperado que sólo lo llena el apareamiento con quien considero es el macho principal de mi especie. Nunca en mi vida había conocido a un hombre que provocara mis locos instintos de apareamiento como él. Mi sexualidad arde con su cercanía. Es irreal. Esta reacción. Esta atracción. Nunca lo creería si Melanie lo estuviera explicando para mí y no lo sintiera como un caldero burbujeante debajo de mi piel.
¿Cómo voy a deshacerme de esto?
Sus labios se levantan levemente, como si se divirtiera de una broma privada, se quita los auriculares cuando me paro a un brazo de distancia de él. La música rock se escucha en medio del silencio, y de repente apaga el iPod. Señala a su derecha, y tomo asiento, ferozmente tratando de bloquear su efecto en mí.
Más grande que la vida, como ver a una estrella de cine en persona, su carisma es asombroso. Cada centímetro de su cuerpo delgado y musculoso tiene un aura de fuerza pura, lo cual da esa impresión de ser un hombre, pero una encantadora gracia en su expresión le da un aspecto joven y vibrante.
Tengo la impresión de que somos los más jóvenes en el avión, y me siento aún más joven de lo que soy cuando me siento a su lado, como si hubiera pasado a ser un adolescente de nuevo. Sus labios se curvan, y honestamente jamás he conocido a un hombre más seguro de sí mismo, se recuesta casi sensualmente en su asiento, sin perderse nada con sus ojos.
—¿Ya conoces el resto del personal? —pregunta.
—Sí. —Sonrío.
Me mira fijamente, mostrando sus hoyuelos, sus ojos evaluando. La luz del sol golpea su cara en el ángulo adecuado para iluminar las manchas en sus ojos, sus pestañas tan negras y gruesas, enmarcando esas piscinas verdes que me absorben.
Quiero comenzar profesionalmente, ya que es la única manera que puedo verlo trabajando, entonces sin apretar sujeto el cinturón de seguridad alrededor de mi cintura y voy directo al grano.
—¿Me contratas para una lesión deportiva en particular o más bien como prevención? —consulto.
—Prevención. —Su voz es áspera y me pone la piel de gallina en mis brazos, y me doy cuenta, por la forma en que su gran cuerpo se vuelve hacia mí, que no considera necesario llevar el cinturón de seguridad en su avión.
Asintiendo, dejo a mis ojos recorrer su fuerte pecho y sus brazos, y luego me doy cuenta de que podría estar mirándolo muy descaradamente.
—¿Cómo están tus hombros? ¿Tus codos? ¿Quieres que trabaje en alguna cosa hacia Atlanta? Pete me dijo que es un vuelo de varias horas.
Sin contestarme, simplemente extiende su mano hacia mí, y es enorme, con cicatrices recientes en cada uno de sus nudillos. Me quedo mirando hasta que me doy cuenta de que me la está ofreciendo, así que la tomo entre las mías. Un escalofrío de sensibilización atraviesa desde su mano y profundamente hacia mí. Sus ojos se oscurecen cuando empiezo a frotar la palma con ambos pulgares, en busca de nudos y opresión. El contacto piel a piel es asombrosamente poderoso, y me apresuro a llenar el silencio que de repente se siente como peso muerto alrededor de nosotros
.
—No estoy acostumbrado a este tipo de manos grandes. Las manos de mis estudiantes son generalmente más fáciles de masajear.
Sus hoyuelos están a la vista. De alguna manera no estoy segura de que me escucha. Parece especialmente absorto mirando mis dedos en él.
—Lo estás haciendo muy bien —dice en voz baja.
Me concentro en las líneas y las inmersiones de sus palmas, y en cada uno de sus decenas de callos. —¿Cuántas horas al día te preparas?
—le pregunto en voz baja, mientras el avión despega tan suavemente que apenas me doy cuenta de que estamos en el aire.
Sigue mirando mis dedos, con los ojos medio bajos. —Hacemos ocho. Cuatro y cuatro.
—Me encantaría que estiraras cuando termines el entrenamiento. ¿Es eso lo que los especialistas también hacen por ti? —le pregunto.
Asiente, todavía sin mirarme. Entonces sus ojos chasquean hacia arriba.
—¿Y tú? ¿Quién chequeará tu lesión? —Señala a mi rodillera, visible a través del short hasta la rodilla, el cual se elevó un poco cuando me senté.
—Nadie. Ya he terminado con la rehabilitación. —La idea de este hombre viendo mi video vergonzoso me hace sentir mareado—. ¿Tú me buscaste en Google también? ¿O es que tus chicos te contaron?
Libera su mano de la mía y señala hacia abajo. —Vamos a echar un vistazo.
—No hay nada que ver. —Pero cuando sigue mirando mi pierna a través de aquellas pestañas oscuras, doblo y levanto la pierna un par de centímetros para mostrarle mi rodillera. La agarra con una mano y abre el velcro con la otra para mirar detenidamente mi piel, luego acaricia con sus pulgares la cicatriz en mi rodilla.
Hay algo totalmente diferente sobre él tocándome.
Su mano desnuda está en mi rodilla, y puedo sentir sus callos en mi piel. No. Puedo. Respirar. Investiga un poco, y me muerdo el labio inferior y exhalo el poco aire que queda en mis pulmones.
—¿Todavía duele?
Asiento, pero sólo puedo pensar en su mano grande y áspera.
Tocando mi rodilla. —He estado corriendo sin la rodillera, y sé que no debería todavía. Sólo que no creo que alguna vez me haya realmente recuperado.
—¿Cuánto tiempo hace de esto?
—Hace seis años. —Titubeo, luego añado—: Y dos... la segunda vez que sucedió.
—Ah, una lesión doble. ¿Así que está sensible?
—Mucho. —Me encojo de hombros—. Supongo que me alegro que para la segunda vez, ya había empezado mi maestría para rehabilitación.
De lo contrario no sé lo que habría hecho.
—¿Duele como para no competir nunca más?
Me mira con total franqueza e interés, y no sé por qué incluso estoy contestando. No he hablado de esto abiertamente con nadie. Duele en cada parte de mí. Mi corazón, mi orgullo, mi alma.
—Sí. Lo hace. Lo entiendes, ¿verdad? —le pregunto en voz baja, mientras baja mi pierna.
Sostiene mi mirada mientras su pulgar ligeramente acaricia mi rodilla, luego ambos miramos su tacto, como si estuviéramos igual de atónitos al darnos cuenta lo fácil que era para él dejarlo allí mientras tenemos toda una conversación, y para mí permitírselo. Me suelta y no decimos nada.
Me pongo mi velcro de nuevo, pero por debajo de la rodillera siento como si él hubiera empapado mi piel con gasolina, y que va a estallar en llamas en cualquier segundo en que me toque otra vez.
Mierda.
Esto no está bien, ni siquiera sé que hacer conmigo mismo. Mis relaciones con mis clientes han sido siempre informales. Me llaman por mi nombre, y yo les llamo por el suyo. Tenemos mucho trabajo y mucho contacto, pero nunca me tocaron. Sólo yo lo hago.
—Haz esto también.
Extiende su mano más apartada hacia mí en un puño mientras habla, y me siento un poco agradecida por la oportunidad de lograr acostumbrarme a tocar a este hombre por motivos de trabajo.
Desplazándose a mi lado, tomo su mano entre las mías y la abro con mis dedos. Él se recuesta en el asiento y extiende su brazo libre, el más cercano, a lo largo del asiento detrás de mí. La híper conciencia de su brazo extendido calienta todo mi cuerpo, incluso si no está tocándome, y una vez más, estoy intimidado y extrañamente atraído por la palma de su mano, por cuan dura, firme y callosa es.
No sé por qué se sienta en un banco en lugar de un simple asiento, pero de repente su muslo está demasiado cerca, con las rodillas dobladas, con las piernas abiertas, ocupando dos asientos y dejándome con uno, y puedo sentir y oler cada centímetro de él.
Nuestros otros cuatro compañeros de vuelo están riendo al frente y sus ojos se mueven hacia allí, luego de nuevo a mí. Estoy totalmente consciente de su mirada mientras presiono en su palma con mis pulgares, empujando con fuerza en el tejido hasta que siento el pequeño nudo que encontré desvanecerse. Sigo masajeando y buscando más, pero no puedo encontrar ninguno, así que me muevo a su muñeca.
Tiene la muñeca más amplia y más robusta que he visto nunca, y su antebrazo está fuertemente construido y con venas gruesas que corren por su brazo. Sostengo su mano mientras giro su muñeca, y me pierdo en el movimiento de su articulación, perfectamente móvil. Masajeo su antebrazo luego su bíceps, los cuales se endurecen y aprietan para mí. Cierro los ojos y trabajo profundamente dentro del músculo. De repente, el brazo detrás de mí se retira, y su mano se curva alrededor de mi nuca. Se inclina y susurra—: Mírame.
Abro los ojos para ver que sus ojos están brillando, y se ve perfectamente divertido. Creo que sabe que me estoy poniendo un poco ansioso. Quiero dejar caer su brazo y retorcerlo, pero no quiero que sea demasiado obvio, así que lo bajo con cuidado y sonrío. —¿Qué?
—Nada —responde, mostrando sus hoyuelos—. Estoy impresionado. Eres muy meticuloso, Louis.
—Lo soy. Y espera hasta que llegue a tus hombros y la espalda. Podría tener que pararme sobre ti.
Ladea una ceja oscura y se ve sumamente entretenido. —¿Cuánto puedes posiblemente pesar?
Le guiño.
—Parezco delgado, pero aun así tengo un poco de músculos.
Se mofa, luego inclina la cabeza con curiosidad mientras se acerca a mi brazo y agarra mi pequeño bíceps entre dos dedos. Afortunadamente, se mantiene firme cuando lo aprieta. —Umm —dice, sus ojos bailando con alegría.
—¿Qué? ¿Qué significa “Umm”? —insto.
Descaradamente, agarra mi mano y envuelve mis dedos alrededor de su bíceps completamente afectantes, musculosos y sexy. Ni siquiera lo flexiona, pero su piel suave y firme bajo mis dedos me deja sin aliento. Él es tan... hombre. Mostrándome su bíceps. Me doy cuenta de que está mirándome, y sus ojos verdes brillan con intensidad juguetona. Me muerdo el labio inferior en respuesta.
Ya que mi trabajo requiere tocarlo, mucho, se sentiría un poco extraño para mí retirar mi mano. Así que en su lugar, le doy un pequeño apretón con los dedos. Es como palpar una enorme roca sin absolutamente hacerlo. En lo absoluto.
—Umm —digo con mi mejor cara de póquer, tratando de ocultar las emociones en mi interior. Estoy deshecho. Completamente deshecho. Cada órgano sexual en mí está despierto y dolorido. Mis instintos de apareamiento genéticamente inducidos están en plena atención, rugiendo dentro de mí.
Se ríe y pasa la mano por la longitud de mi brazo desnudo de nuevo.
Mete sus dedos bajo la manga de mi camisa y los desliza sobre mis tríceps en la parte posterior del brazo. Sus ojos destellan diabólicamente porque sabe que me tiene totalmente. Esta es una de las peores partes para tocar, un lugar donde la grasa corporal se puede medir con un simple pellizco.
No hay un solo lugar en su cuerpo en el cual yo podría conseguir incluso una pizca de grasa. Probablemente consume doce mil calorías al día para mantener su masa muscular esbelta, que es más o menos lo que el famoso nadador olímpico Michael Phelps consume cuando se entrena activamente. Su entrada calórica es fácilmente cinco veces más de lo que yo como para mantener mi peso, pero en realidad no puedo hacer los cálculos en estos momentos. Sus dedos todavía están allí, bajo la manga, tocando mi piel. Tiene esa sonrisa juguetona en su rostro, sus ojos bailando por la travesura, e incluso la atmósfera ha cambiado hasta que siento que no sólo nosotros somos muy conscientes de nuestros cuerpos, sino que las otras personas en el avión lo son, también.
—Umm—dice él, suavemente, y finalmente me da un pequeño pellizco. Ambos nos reímos.
Hola, gracias por leer(:
¡Comenten que les pareció!
Besos(: :bye:
PerfLarry
Re: Real (Larry Stylinson) Capitulo 5 parte 2.
Harry es tan sexi ajsjhssjs estos hombres me terminaran matando..siguela please
larrrybravery
Re: Real (Larry Stylinson) Capitulo 5 parte 2.
omg nueva lectora.
harry es tan jodidamente caliente ug.
a ver si ya se dan
harry es tan jodidamente caliente ug.
a ver si ya se dan
eeve.
Re: Real (Larry Stylinson) Capitulo 5 parte 2.
Nueva lectora
Haaaaa
Harold está on fire
Siguelaa
Haaaaa
Harold está on fire
Siguelaa
AnneleStyles
Re: Real (Larry Stylinson) Capitulo 5 parte 2.
larrrybravery escribió:Harry es tan sexi ajsjhssjs estos hombres me terminaran matando..siguela please
Hola(:
Harry es demasiado macho djsjsjj ahora la sigo!
Besos, Adiós.
PerfLarry
Re: Real (Larry Stylinson) Capitulo 5 parte 2.
eeve. escribió:omg nueva lectora.
harry es tan jodidamente caliente ug.
a ver si ya se dan
Holaaaaaa. Me encanta como es Harry en está novela!
Bienvenida y gracias por comentar.
Besos, Liz.
PerfLarry
Re: Real (Larry Stylinson) Capitulo 5 parte 2.
AnneleStyles escribió:Nueva lectora
Haaaaa
Harold está on fire
Siguelaa
Hola, bienvenida!
Harry es una bomba en está novela.
Ahora la sigo
Besos
PerfLarry
Re: Real (Larry Stylinson) Capitulo 5 parte 2.
Nur1D♥ escribió:Suguelaaa!! Ajjja porfaa
Ahora!
PerfLarry
Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
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