Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
JOSEPH - Joe y tu Continuación Volvi y Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 9 de 13. • Comparte
Página 9 de 13. • 1, 2, 3 ... 8, 9, 10, 11, 12, 13
Re: JOSEPH - Joe y tu Continuación Volvi y Terminada
CAPÍTULO DIECISÉIS
Instantáneamente _____ receló de la desconocida mujer y sus motivos.
—¿Por qué me ayudaría la hija de Apolo a lastimar a su tía?
Satara torció los labios en una seductora, todavía impresionante sonrisa. Era como si a regañadientes le mostrara algún tipo de respeto a ______.
—Eres una pequeña humana inteligente. La mayoría no conocen nuestra mitología. Pero eso no es aquí o allí, ¿verdad? Déjame decirte que al igual que tú soy una amiga de Joseph. Estoy cansada de verlo lastimado.
Conociendo a Joe tan bien como lo conocía, ella sabía que Satara nunca obtendría esa pieza de él. Lo cual quería decir que la mujer estaba en guerra con Artemisa y ahora está intentando enfrentarla contra su propia tía. Sí, eso realmente provocaba que Tory no confiara en ella… ni un poco.
—Extraño que nunca te mencionara. —_____ empezó a alejarse.
Satara saltó hacia delante y la agarró dolorosamente por una muñeca.
—Dame el diario de Ryssa si quieres vivir.
Mordiéndole la mano, _____ se giró apartándose y corrió hacia el bar. Simi estaba cruzando la habitación, siseando hacia Satara que se desvaneció en el momento en que vio a la demonio.
—Esa es la sobrina de la susodicha diosa-vaca. A la Simi tampoco le gusta ella.
Concordando con ella, ______ se frotó la muñeca. ¿Qué pasaba en ese libro que todavía no hubiese leído? Tenía que contener más de lo que ella había visto.
—Simi, coge tu helado y ven conmigo arriba. Creo que tú y yo necesitamos hacer algo de investigación.
Cuando se dirigieron arriba, ______ consideró llamar a su prima Geary, pero decidió no hacerlo dado cuan reservado era Joe. Él se las había ingeniado para asegurarse que nadie conociera sus asuntos y desde que le había prometido que podía confiar en ella, no haría nada para violar ese juramento.
Pero era tan difícil…
Una vez que Simi se acomodó con ella en la pequeña habitación, sacó una libreta de notas y un bolígrafo y atacó su lectura con una renovada energía. Aunque para ser honesta era más fácil decirlo que hacerlo. Cada vez que Ryssa escribía sobre Joe, le rompía el corazón. El abuso y crueldad sin sentido era inimaginable y cuando vio lo que le habían hecho durante la festividad de Artemisa quiso sangre por ello.
No le sorprendía que Simi odiase a la diosa de la manera en que lo hacía.
¿Cómo podía Artemisa haber dado la espalda a Joe y dejarlo allí para que sufriera? La verdad, no entendía por qué tenía la necesidad de salvar el pellejo de Artemisa. Pero de nuevo a _____ no le importaba lo que otras personas pensaran de ella. Nunca le había importado. Sí, se habían burlado de ella en la escuela por ser demasiado inteligente, por tener tripita y ser demasiado alta y escuálida. Su pelo era rizado, había tenido aparatos dentales y gafas tan gruesas que habían acabado con todo un ejército de hombres de plástico.
Pero entonces recordaba claramente el día que había llegado a casa llorándole a su padre con las palabras que Shelly Thornton la había soltado en la escuela.
—Tu padre es un cuentista del que todo el mundo se ríe, tu madre es una idiota y tú eres una patética griega que nunca ha tenido novio fuera del que has creado en tu cabeza y vistes igual que si la encontrarás en un contenedor. —Si eso no había sido bastante, todas las niñas que temían lo que Shelly pudiera decirles se habían reído de ella. Entonces se habían unido para atacar sus ropas.
La peor parte fue, que _____ había adorado ese vestido. Había sido uno que le había hecho Tía Del con su encaje griego y una luminosa y sedosa tela púrpura que habían encontrado en la tienda que ______ siempre había adorado.
Su corazón había sido astillado ese día por su crueldad hasta que su padre la puso sobre sus rodillas y la besó haciendo a un lado sus lágrimas.
—Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu permiso, ______. No se lo permitas. Date cuenta que son sus propias inseguridades las que hacen que te ataquen a ti y a otros. Son tan infelices consigo mismos que la única manera en la que pueden sentirse mejor es haciendo a todo el mundo tan infeliz como lo son ellos. No dejes que esas personas te roben tu día, bebé. Mantén la cabeza en alto y date cuenta que tú tienes la única cosa que ellos nunca podrán quitarte.
—¿El qué, Papá?
—Mi amor. El amor de tu madre y el amor de tu familia y verdaderos amigos. Tu propio auto-respeto y sentido del propósito. Mírame, Torimou, la gente se ríe de mí todo el tiempo y dice que estoy persiguiendo arco iris. Dijeron que George Lucas era un tonto por hacer Star War; solían llamarle incluso la Locura de Lucas. ¿Los escuchó? No. Y si los hubiera escuchado tu película favorita no se habría hecho y piensa en cuantas personas nunca habrían oído la frase “Que la Fuerza te Acompañe”.
Él le había apartado el pelo de las húmedas mejillas.
—Quiero que siempre mantengas la cabeza alta y sigas tus sueños a donde te lleven. Ni siquiera escuches a la gente que te lastima o te hace llorar. Escucha a tu corazón y serás mejor que ellos. Nadie consigue salir adelante lastimando a otros. La única paz real que cualquiera puede tener es la única que viene sin eso. Vive tu vida en tus propios términos y haz de ella una vida feliz. Siempre. Eso es lo que importa, Torimou.
No siempre fue fácil escuchar aquellas sabias palabras y la triste verdad era que nunca había llevado otra vez su vestido púrpura, o incluso el color púrpura. Pero con el tiempo, había aprendido a importarle menos y menos lo que otras personas pensaran de ella de modo que pudiera labrarse su propio camino en el mundo. La única cosa que no podía aceptar era que se burlaran de su amado padre y su tío.
El mundo podía reírse de ella si lo deseaba, pero no permitiría que nadie se burlara de aquellos a los que amaba.
Pero cuando leía las inseguridades de Artemisa, ella se dio cuenta de cuanta suerte había tenido de tener a su padre. La pobre Artemisa no había tenido a nadie que la amara de esa manera…
______ se volvió a mirar a Simi quien estaba viendo QVC. Estaba tendida de espaldas con la cabeza colgando por el borde de la cama mientras lo veía boca abajo.
De acuerdo…
—¿Simi?
—La demonio la miró con curiosidad.
—¿Crees que Artemisa está triste?
—Yo creo que ella sólo está amargada.
—Sí, pero las personas no se amargan sin más. Tiene que haber una razón para ello.
Simi dejó escapar un melancólico suspiro.
—Bueno, akri dice que la diosa-vaca no tiene a nadie que la ame y que por eso tenemos que ser amables con ella. ¿Pero sabes que dice la Simi a eso? Hay una razón para la que no tenga a nadie que la quiera. Ella es cruel.
Deducción simple, casi cómica, con pocas palabras. Y la hacía preguntarse si Joe hubiese sido reconocido como un príncipe si su relación hubiese sido diferente.
Pero el punto no era realmente sugerente. Y a medida que las horas pasaban, _______ aprendía mucho más acerca de la antigua Grecia, la Atlántida y Joseph de lo que siquiera había soñado posible.
Aimee les trajo comida y en algún momento alrededor de la media noche, Simi se durmió sobre el suelo con los pies levantados en noventa grados contra la pared.
Sacudiendo la cabeza ante la extraña posición, ______ sacó una de las mantas de la cama y se la puso por encima. Justo cuando arropaba ésta alrededor de Simi, una pequeña fisura atravesó el aire.
Insegura de que lo causó, ______ miró a su derecha para encontrar a Joe de pie fuera del cuarto de baño con un brazo apoyado contra la pared. Su cara pálida, parecía estar sufriendo un profundo dolor. Pero lo que más la sorprendió era el hecho de que su pelo era rubio y llevaba un largo abrigo. Sólo la camiseta de manga larga había sido dejada intacta.
—¿Joe? —susurró ella.
Él no respondió.
Preocupada, acortó la distancia entre ellos y vio que él estaba sudando abundantemente.
—¿Bebé, qué ocurre?
Él la miró con el ceño fruncido.
—No sabía a dónde ir. Yo… no quiero estar solo.
—¿Necesitas acostarte?
Con la mirada vacía, asintió.
_____ esperó a que se moviera. Cuando no lo hizo su preocupación se triplicó.
—¿Joe?
—Necesito un minuto.
Ella se quedó allí esperando. Después de una larga pausa, él se empujó alejándose de la pared y se dirigió a la cama. Sólo había dado un simple paso cuando cayó de rodillas. Sin pensar, ella se estiró para tocarle la espalda.
Él siseó y reculó como si intentara arrastrarse para apartarse de ella. Retirando la mano, ella jadeó al ver la sangre que cubría su palma.
Se arrodilló a su lado.
—¿Qué puedo hacer?
Con la respiración resquebrajada, apretó los dientes como si luchase con una intolerable agonía.
—Mis poderes son inestables. Siento demasiado dolor para dirigirlos adecuadamente.
—De acuerdo. Puedes apoyarte sobre mí y te llevaré a la cama. —Ella se levantó y le tendió las manos.
Joe no podía hablar cuando la vio allí alargándole su extendida mano. No debería estar aquí y lo sabía. Aún así eso era lo que hacía que la buscase cuando nunca habría buscado a nadie. Ella no lo lastimaría o se burlaría de él. Ella lo ayudaría. La única persona a la que le permitía atenderle cuando estaba enfermo era Liza. Pero ni siquiera Liza lo había visto cuando estaba así de vulnerable.
Y condenadamente seguro que no quería que Alexion o Urian lo supieran.
Tomando su mano, la permitió tirar de él. Apretó los dientes cuando otra ola de dolor rasgó a través de él. Ella se pasó su brazo sobre los hombros y colocó cuidadosamente una mano alrededor de sus caderas donde no estaba tan lastimado.
Juntos, caminaron hasta la cama y le ayudó a tenderse boca abajo.
—No se lo digas a Simi –susurró él—. No quiero que se enfade.
______ asintió cuando lo vio desmayarse. Rabiosa y dolida por lo que le habían hecho, cortó con mucho cuidado la camiseta de su espalda. Y con cada pulgada de ensangrentada piel que descubría, su furia enmudeció ante la horrible mutilación. Eso era increíble.
No le importaba cuando lo había amado Artemisa. Si tuviese a la puta ahora mismo aquí, ¡le arrancaría cada mechón de pelo rojo de su egoísta cabeza!
—Esto va a terminarse —le susurró—. De una manera u otra, Joe, voy a encontrar una manera de poner a esa diosa en su lugar.
Joe se despertó con la extraña sensación de algo frío sobre la espalda. Por un momento, pensó que estaba en el templo de Artemisa hasta que abrió los ojos y vio a _____ en una silla a pocos pasos de él, leyendo. Todo lo inundó de nuevo y cuando tomó una profunda respiración, el dolor en su espalda le recordó cuan real había sido su visita con Artemisa.
______ puso inmediatamente el libro a un lado.
—Intenta no moverte.
—Créeme, lo estoy haciendo.
Ella se arrodilló en el suelo frente a él.
—Te puse uno de los ungüentos de mi tía Del en la espalda. Es aloe, pepinos y tomates mezclados con Vaselina y lanolina. Sé que suena asqueroso, pero es realmente bueno para las picaduras, cortes y quemaduras.
—Gracias.
Ella sonrió cuando descansó la mejilla sobre la mano que tenía sobre el colchón.
issadanger
Re: JOSEPH - Joe y tu Continuación Volvi y Terminada
CAPITULO 16 PARTE 2
—Tuve que cubrirte con una sábana y le dije a Simi que estabas durmiendo. Ella bajó a comer así que no tiene idea de que estás herido. Nadie la tiene.
Él tomó su mano en la suya y le besó los dedos.
—Gracias.
—De nada, dulzura.
Él atesoró esa palabra cariñosa. Más que nada, la atesoró a ella.
Ella inclinó la cabeza mientras jugaba con sus dedos.
—¿No puedes usar tus poderes de dios para curarte?
—Podría, pero prometí no hacerlo.
—¿Por qué?
Porque soy un idiota. No, lo había hecho para protegerla y si este era el precio por su seguridad, que así fuera.
—Prefiero no decirlo.
Ella le palmeó la mano.
—Entonces seguiré encubriéndote con Simi, quien estuvo durmiendo cuando te atendí la espalda. Y hablando de eso, finalmente creo que encontré a alguien que come incluso más que yo. Geary estaría impresionada.
¿Cómo lo hacía? Él estaba tendido allí con la espalda en carne viva y ella estaba ignorándolo alegremente y tratándolo como si se estuviera recobrando de nada más que un común resfriado. ¿Cómo podía ser capaz de tomarse las cosas con tal tranquilidad y no hacerle sentir raro por ello?
—¿No vas a preguntarme nada más que eso?
Ella negó con la cabeza.
—Confío en ti, Joe. Completamente —levantó el libro—. Tú me confiaste ya muchos de tus secretos. Si quieres mantener unos pocos para ti, lo entiendo y no te presionaré.
—Eres demasiado buena para ser real.
Ella sonrió.
—No realmente. Recuerda, soy la única que te ha intentado dar con un martillo.
Él se rió, entonces se encogió ante el dolor.
Ella se encogió en simpatía antes de apartarle el pelo de la mejilla.
—¿Hay algo que pueda hacer por ti?
Hazme humano, igual que tú… Pero ese era un pensamiento estúpido.
—Por favor, no le digas a nadie que estoy así. Estaré mejor en un par de horas. Sólo necesito descansar un poco más.
Ella le frotó la mandíbula con la yema del pulgar.
—Dalo por hecho. De paso, tu mochila está justo aquí —le tomó la mano y le dirigió a donde estaba puesta en el suelo junto a la cama—. No la he tocado excepto para ponerla ahí.
—Gracias.
—No hay problema —se levantó lentamente—. ¿Tienes hambre o sed?
Estaba hambriento, pero no había nada allí que pudiera saciarle.
—Estoy bien.
_____ inclinó la cabeza cuando él cerró los ojos y dejó escapar un largo suspiro. Incluso con su mejilla arañada y la herida en su labio, él todavía era uno de los hombres más guapos que había visto. El hecho de que tuviera algún interés en ella la asombraba. Honestamente, ella no era Artemisa. La diosa era atónitamente hermosa.
¿Qué humano podía comparársele?
Aún así Joe estaba aquí con ella. Había confiado en ella cuando no confiaba en nadie. Sólo eso ya tocaba su corazón. Y cuanto más leía sobre su pasado, más deseaba poder arroparle con los brazos y sostenerle hasta que los malos recuerdos se desvanecieran.
Bajó la mirada al diario en su mano. Había tanta tristeza en él. No sólo por Joseph, sino también por su hermana Ryssa. Ryssa había intentado ayudarle por todos los medios mientras Apolo había sido tan cruel como Artemisa lo había sido con Joe.
A pesar de que estaba fascinada por la historia y los vislumbres de la vida cotidiana que había visto a través de las palabras de Ryssa, ya había leído bastante. El pasado de Joe era trágico y decía mucho de él que pudiera tener algo de compasión después de todo.
Estaba espiando sobre él.
Poniendo el diario en su mochila, se aseguró de que estaba completamente cerrada antes de bajar las escaleras para echar un ojo a Simi.
Joe sintió la ausencia de ______ igual que un dolor en su alma. Había algo en su presencia que le levantaba el ánimo y le hacía feliz con sólo estar cerca de ella, lo cual, dado lo dolorido que estaba, decía mucho.
Debes dejarla ir.
Él le había comprado un indulto de las represalias de Artemisa, ¿Pero por cuánto tiempo? Cuando más se quedase con _____, mayor sería el peligro para ella. Por no mencionar que Artemisa no era la única con la que tenía que tratar.
Stryker mataría a ______ en un instante y lo más seguro era que Jerry ya le hubiera hablado al señor de los Daimons sobre ella. Era una humana que no podía encajar en su mundo de ferocidad. De seres que no la mantendrían a salvo de nadie o nada.
Pero el mero pensamiento de no verla era suficiente para ponerlo de rodillas. ¿Por qué no podía tener algo para sí mismo?
No vales nada puta. No te mereces nada excepto desprecio y ridículo.
¿Cómo podía alguien amarlo?
Simi estaba ciega a sus faltas por que la había criado él. La había protegido. Su madre lo amaba, pero otra vez, era parte del lazo madre-hijo. Y Katra…
Ellos todavía se estaban conociendo el uno al otro.
—Basta —se gruñó a sí mismo. No era un niño. No era la misma patética criatura quien rogaba a su padre por una piedad que nunca había tenido con él.
Él era un dios.
Ella era humana.
Era así de simple y así de imposible. Él había sobrevivido solo durante once mil años. En comparación, ella era un embrión. ¿Qué sabía ella acerca de la vida? ¿Cómo sobrevivir en el mundo que él conocía?
Eso tendría que acabar. Era lo bastante Viejo para saberlo. No había manera de un final feliz para él. Se había vendido a sí mismo a Artemisa cuando no había sido más que un niño y de aquello no había manera de salir. Su existencia era demasiado complicada. Una vez que se curara, acabaría con esto y la apartaría de su camino. Eso era lo mejor para todos.
_____ se rió cuando vio a Simi poner salsa barbacoa sobre su helado. Más que eso, estaba agradecida de que ella no tuviera que comérselo, incluso si aún Simi continuaba tentando su “endeble” papila gustativa. Mejor eso que el dolor de estómago que tendría seguramente después la demonio.
Estaba a punto de bromear con Simi sobre ello, cuando una repentina ráfaga de aire la rodeó.
Sin estar segura de que era esa sensación, se detuvo a media frase y vio el color esfumarse de la cara de Aimee mientras ella contemplaba con horror lo que había a espaldas de ______.
Dev y Katherine se adelantaron a toda prisa.
______ se volvió para ver allí a un grupo de hombres extremadamente guapos. El líder tenía los ojos negros como el espacio… e igual de basto y vacío.
El se rió ante el clan de osos antes de agarrarla y que todo se volviera oscuridad.
issadanger
Re: JOSEPH - Joe y tu Continuación Volvi y Terminada
CAPÍTULO DIECISIETE
Joe oyó abrirse de nuevo la puerta de la habitación. Esperando que fuera _______, no se movió hasta que sintió la presencia de Dev a su lado. Abrió los ojos y vio al oso mirándole desde arriba con una expresión que era una mezcla de terror, miedo y cólera.
—¿Qué? —preguntó Joe medio temiendo la respuesta.
—Un grupo de demonios acaba de llevarse a ______.
Le llevó todo un minuto que esas palabras penetraran en la negación de su interior. Cuando lo hicieron, le embargó una rabia tan volátil que Joe podía paladearla. Rechinando los dientes contra el dolor se vistió antes de apartar la colcha y se levantó a pesar de las heridas que hacían que latiera cada molécula de su cuerpo.
—¿Dónde han ido?
—Kalosis.
Soltó un taco tan crudo que Dev se ruborizó. Necesitó cada gramo de su fuerza de voluntad para no lanzarse contra el oso por haberles permitido llevársela de allí. Afortunadamente para Dev, sabía que no era culpa del oso. El Santuario sólo protegía a los Apolitas, Daimons y Were-Hunters.
Los demonios quedaban fuera de sus reglas.
Y se habían ido al único lugar donde no podía seguirles. El plan había sido cuidadosamente diseñado y ejecutado. Les felicitaría por ello excepto por el hecho de que quería su sangre.
Simi apareció directamente detrás de Dev.
—Yo puedo ir a Kalosis, akri. La Simi traerá a la akra _______ de vuelta para ti.
—¡No! —gritó con voz completamente demoníaca ante la idea de lo que podrían hacerle. Los Gallu y los Caronte eran enemigos naturales y, aunque Simi se podía enfrentar virtualmente contra cualquiera, no podría contener a todos los Gallu ella sola. Todavía era un demonio joven en términos de poder y fuerza—. No quiero que te arriesgues.
Si se habían llevado a _____ para utilizarla contra él, capturarían a Simi al instante. Sinceramente, estaba asombrado de que todavía no lo hubieran hecho. Desde luego, aunque Simi era joven tenía los poderes para presentar batalla y si la hubieran capturado, lo habrían pagado caro.
______, por otro lado, estaba completamente a su merced.
—Simi, vuelve a mí.
Obedeció con los ojos agrandados y se colocó en su antebrazo. Joe se volvió hacia Dev.
—¿Cuántos eran?
—Seis. Aparecieron en el bar, justo detrás y se dirigieron a ella como si estuviera marcada con algo. Antes de que pudiera llegar hasta ella se había ido por el Portal. Lo siento muchísimo. Hicimos todo lo que pudimos.
—Ya lo sé. —Y por eso el oso todavía respiraba—. Ahora es entre ellos y yo. —Joe se transportó a Katoteros. Con el cuerpo latiéndole pasó por el vestíbulo principal y dejó que la ropa humana cambiara a la flotante fromesta de seda que le resultaba más fácil de llevar sobre los cardenales de su cuerpo.
Salió al balcón con vistas al tranquilo mar. Aunque no le tenía mucho cariño al lugar. Le recordaba demasiado al balcón de la habitación donde su padre adoptivo le mantenía en Didymus. Pero en ese momento necesitaba la claridad que le proporcionaba el balcón.
—¿Matera? —llamó, convocándola desde las profundidades del reino del infierno donde moraba.
—¿Apostolos?
Contó hasta diez para controlar su genio y poder hablar con su madre sin que su furia la ofendiera. Aunque siempre se peleaban por los humanos, ella era su madre y la amaba lo suficiente como para mantener un tono respetuoso.
—Te perdoné que enviaras a Stryker por Marissa Hunter en tu esfuerzo por atraerme con engaños a Kalosis para que te liberara, pero esto… —Hizo una pausa antes de que explotara de ira—. ¿Cómo has podido? —preguntó entre dientes.
—¿Cómo he podido qué? —en su tono había genuina sorpresa—. ¿De qué me estás hablando?
—Los demonios entraron en el Santuario y se llevaron a Soter a Kalosis. ¿Me estás diciendo que no tenía conocimiento de ello?
—Es exactamente lo que te estoy diciendo… —La airada negación que había en su tono era demasiado sincera para ser fingida. Su sombra apareció a su lado y vio por si mismo que la ira la embargaba en su nombre—. Me ocuparé de ellos, Apostolos. No temas. Enseguida vuelvo.
Ash inclinó la cabeza con respeto ante la sombra, pero en su interior algo le decía que no iba a ser tan fácil.
Apollymi abandonó el oscuro jardín en un remolino de furia y se transportó desde su parte del palacio al salón donde Stryker tenía audiencia con su corte de Daimons. Se sentaba indiferente mientras un grupo de daimons se alimentaban de un desventurado humano a sus pies, al que sin duda habían raptado y llevado allí.
Con el ceño fruncido, Stryker la miró acercarse.
—¿A qué debo el honor?
Ella ignoró el sarcasmo y pasó la mirada por la horda de daimons.
—Los quiero fuera de aquí. Ya.
Stryker soltó un ruido de irritación antes de asentir.
—Ya habéis oído a la diosa. Fuera.
Obedecieron instantáneamente, llevándose al humano con ellos. Apollymi se sentía mal por la persona que habían matado pero estaba en la naturaleza que un forma de vida se alimentara de otra. Si no era justo que el humano hubiera sido asesinado prematuramente, los Daimons lo tenían aún peor. Les habían maldecido a verse a sí mismos y a todo aquel que amaran a perecer en un período de veinticuatro horas porque hacía once mil años un dios se había enfadado por lo que habían hecho una sola docena de Apolitas.
No, la vida no era justa. Era la supervivencia del más dotado, el más astuto y el más rápido.
Y en estos momentos, lo era ella.
Tan pronto como estuvo sola con Stryker le miró con los ojos entrecerrados.
—¿Dónde está ella?
Stryker la miró con expresión vacía.
—¿Y ella es…?
—______ Kafieri. Tus demonios se la llevaron del Santuario en Nueva Orleáns. ¿Dónde la tienen?
Stryker se encogió de hombros como si no tuviera ni idea de lo que le estaba hablando.
—¿Qué quieres decir con que mis demonios se la llevaron?
¿Por qué estaba jugando con ella?
—Los Gallus sumerios a los que acogiste aquí. Seguro que ni siquiera tú puedes dejar de oler su hedor. Violaron las leyes Chthonian del Santuario y la tomaron como rehén contra Apostolos. No te atrevas a fingir ignorancia.
—No estoy fingiendo nada. —se levantó indignado—. ¡Kessar! —gritó convocando al líder gallu que era uno de los seres más viles que Apollymi conocía.
El demonio apareció ante él con una arrogancia digna de elogio considerando que, de no haber sido porque Stryker le había acogido, habría estado muerto. Alto y delgado y de cabello y ojos castaños, parecía más un modelo que un demonio y utilizaba su bien parecido físico en su propio beneficio cuando buscaba humanos que comer.
Curvó sus labios con repugnancia cuando miró a Stryker.
—Te desprecio cuando haces eso, Daimon. No soy uno de tus patéticos secuaces para correr hacia aquí cuando gritas mi nombre.
Stryker no estaba en absoluto intimidado.
—Mientras vivas aquí y te beneficies de mi protección, vendrás cuando te llame.
Los ojos de Kessar se estrecharon peligrosamente.
—¿Qué puedo hacer por ti, mi señor?
Utilizó el sarcasmo para mofarse del tono que Stryker había usado con él.
—Quiero que me cuentes sobre esa mujer que habéis tomado como rehén. ¿Cómo te has atrevido a subir al reino humano sin mi conocimiento?
Kessar se encogió de hombros.
—Hicimos lo que tu hermana nos dijo que hiciéramos. Di por hecho que te lo había comunicado. Si tienes problemas con lo que ha pasado, quizás deberíais tener una reunión familiar. —Se desvaneció.
Styker maldijo.
—Odio a ese hijo de puta.
—¿Entonces por qué le ofreciste refugio? —preguntó Apollymi.
La miró con tal frialdad que pudo sentirlo por todo su cuerpo.
—Tú tienes tus demonios para que te protejan, me parece justo que yo tenga los míos. Ambos sabemos que ya no disfruto de tu favor, Apollymi. Incluso aunque haya sacrificado a mi propio hijo para hacerte feliz. Incluso aunque haya pasado un millón de vidas en ciego servicio a ti, soy sólo un medio para alcanzar un fin. Quieres herir a mi padre por lo que le hizo a tu hijo y yo soy la herramienta elegida para ello. La verdad, no me importaba que me utilizaras mientras pensaba en ti como una madre. Pero me declaraste la guerra y aquí estamos. Ninguno de los dos felices. Ambos alienados por nuestros hijos. —dejó escapar una risa amarga—. Vaya par ¿eh?
Apollymi se aproximó a él lentamente, con sus emociones contenidas. No era tan sencillo como lo había expresado.
—A pesar de lo que piense, Strykerius, te amaba. Pero soy una diosa de la venganza y cometiste el error de olvidarlo. En el momento en que fuiste tras Apostolos para dañarle, fuiste tú quien lanzó la declaración de guerra, no yo. En lo que concierne a mi hijo no tengo ni razón ni lealtad por encima de él. Él es lo que más quiero y él, su hija y su nieto son las únicas cosas en el mundo por las que moriría por proteger. Ahora tú retienes lo que es sagrado para él. Libérala inmediatamente o ni siquiera tus demonios podrán salvarte de mí.
Stryker la miró con ira al darse cuenta de que no bromeaba.
—¡Satara!
Su hermana apareció instantáneamente con expresión de desprecio.
—No uses ese tono conmigo.
Apollymi la miró
—¿Dónde está _______?
La estúpida niña ni siquiera tenía el buen juicio de temerla. En su lugar, se encogió de hombros.
—De momento, está a salvo.
—Libérala. —exigió Apollymi.
—Creo que no.
Apollymi extendió el brazo y atrajo hacia sí a Satara para poder agarrarla por la garganta con la otra mano.
—No estoy para jueguitos, pequeña. Libérala o te mataré.
Satara tosía y salivaba intentando retirar la mano de Apollymi de su garganta. Era inútil. Nadie sobrepasaba los poderes de Apollymi.
—Si me matas ella también muere.
Apollymi apretó su cuello más fuerte.
—¡Apollymi, espera! —soltó Stryker—, no miente. Mira su muñeca. Lleva un brazalete atlante. Y apostaría a que el otro está en la muñeca de _____. Si la matas, _______ morirá con ella.
Satara sonrió con maldad.
—Estás en lo correcto, hermano.
Maldiciendo, Apollymi la arrojó contra Stryker.
—Quiero a _______ libre.
issadanger
Re: JOSEPH - Joe y tu Continuación Volvi y Terminada
CAPITULO 17 PARTE 2
Satara se enderezó y enfrentó su ira con una satisfacción que le hizo querer hacer que la desgraciada desapareciera en el olvido.
—Cuando Joseph me entregue mi diario, ella será liberada. Créeme, no quiero hacerle daño más que tú. —La burla en su voz no pasó desapercibida para Apollymi, que también se percató de que la perra estaba mintiendo—. Solamente quiero lo que tiene Joseph.
Apollymi se burló.
—¿Crees que confiará en ti para hacer un trato?
—No. Por eso mis demonios han convocado a Jaden. Jaden será el negociador. De esa forma, sabré que Joseph no usará sus poderes contra mí y yo no usaré mis poderes ni mis demonios contra él.
Apollymi puso los ojos en blanco ante la ridícula fanfarronada. Estaba asombrada por la arrogancia de la gente que subestimaba tan seriamente sus habilidades.
—Muchachita, tú no tienes poderes.
Satara se rió malevolente.
—Oh, Apollymi, con todos los tuyos, me subestimas grandemente si piensas eso. —Se desvaneció.
No podía poner los ojos más en blanco sin quedarse ciega. Apollymi se volvió hacia Strykerius.
—Comprendo la necesidad de una familia, pero si fuera tú, me alejaría de esa antes de que te arrastre a unas profundidades tan hondas que te ahogarás. —Se desvaneció también de vuelta a su jardín donde podía hablar con Apostolos a solas.
Como madre, odiaba darle malas noticias y eso la hacía odiar a Satara mucho más.
—No puedo hacer nada, m’gios. Han llamado a Jaden que contactará contigo y te dirá los términos para traerla de vuelta.
Podía sentir la furia de la impotencia en Apostolos.
—Matera.
—_______ tiene puesto un brazalete. Si intento algo, Satara la matará.
Él suspiró pesadamente.
—¿Qué quieren?
—El diario de Ryssa.
—¿Cuál?
—No lo han dicho, pero estoy segura de que Jaden te dirá todo lo que necesitas para traerla. —Y una vez que Satara se quitara el brazalete iba a desear no haberse cruzado nunca con Apollymi o su hijo.
Joe se separó de su madre y deseándole su bien. En esos momentos tenía cosas más importantes de las que preocuparse. Si Satara quería uno de los diarios sólo había una razón.
Quería matar a Artemisa y a Apolo.
—Maldita sea, Ryssa. —¿Por qué siempre tenía la necesidad de poner por escrito todo lo que pensaba? A pesar de todo, esas palabras le habían consolado durante siglos.
Ahora eran la amenaza más grande que había conocido.
Hizo una mueca cuando un dolor fuerte le corrió por la espalda. Sólo por eso, debería dejar que Artemisa se las apañara con Satara.
Pero, desafortunadamente, su muerte desencadenaría el fin del mundo.
No había nada que pudiera hacerse. Negociaría con Satara pero, por ahora, tenía que asegurar a ______.
Cerrando los ojos se transportó de vuelta a su habitación del Santuario. Fue al otro lado de la cama y se quedó helado.
La mochila no estaba.
¿Qué coño? Buscó alrededor pero ni siquiera podía sentir los objetos que contenía. La aprensión le encogió el estómago. Esto no era nada bueno. Nadie podía tener acceso a esta habitación o a su mochila.
Salió de la habitación y se encontró a Aimee que estaba sirviendo mesas. Ella fue a un rincón tranquilo al verle aproximarse.
—Hey —dijo en tono bajo—. ¿Has visto a alguien subir a nuestra habitación?
—No, ¿por qué?
—Mi mochila ha desaparecido.
Sin saber lo importante que era, frunció el ceño.
—Deja que pregunte a ver si alguien sabe algo.
Joe se daba golpecitos en el muslo con el pulgar intentando localizar la mochila con sus poderes. No le llegaba nada. Era como si la hubieran absorbido de la existencia.
Cuando Aimee volvió negando con la cabeza, supo que algo iba rematadamente mal.
Puesto que la mochila no parecía estar en el reino humano y no estaba en Katoteros ni en Kalosis, sólo queda un sitio.
El Olimpo.
Cabreado a un nivel al que sólo podía llevarle Artemisa, fue a su templo y la encontró sentada en su tumbona blanca como si no tuviera ni una preocupación en el mundo. Como si no hubiera azotado cada fragmento de la piel de su espalda. Y cuando le miró con una sonrisa fría y tonta de orgullo, supo que le había jodido bien otra vez.
—¿Qué has hecho? —exigió.
—No he hecho nada.
—No me mientas, Artemisa. No estoy de humor.
Por lo menos había conseguido borrar la estúpida sonrisa de su cara. —No te estoy mintiendo. No me has hecho ninguna pregunta real.
Odiaba jugar este jueguito con ella.
—Vale. Mi mochila ha desaparecido. ¿La has visto?
Al instante apareció a sus pies.
Artemisa soltó un suspiro de disgusto.
—No sé porque le tienes tanto cariño a ese topo andrajoso.
—Trapo andrajoso.
—Lo que sea. Deberías pensar en comprarte una nueva.
Joe no respondió. Se inclinó para revisar el contenido. En el momento que la abrió la furia le recorrió con renovado vigor.
—¿Dónde están los diarios de Ryssa?
—A salvo.
Ya, pero ella no lo estaba en este momento.
—Esa respuesta no es aceptable.
Se levantó lentamente de la silla en un remolino de pelo rojo y ropa blanca. Estaba majestuosa y fría y le soltó con un gruñido, —Es la única respuesta que vas a obtener. Esos diarios son un riesgo para mí y ahora los he iluminado.
—Eliminado, Artemisa. Coño, aprende a hablar. —Cerró la mochila antes de levantarse y mirarla cara a cara—. Esos diarios son de mi propiedad. Quiero que me los devuelvas ahora mismo junto con el medallón de mi madre y la daga atlante.
Ni siquiera tenía el sentido común de parecer asustada.
—No.
Joe bramó mientras ella continuaba provocándole con su indiferencia.
—No me pongas a prueba.
—¿O qué? —soltó—. Ambos sabemos que nunca me harás daño. Lo juraste. Estoy a salvo de tu cólera. —realmente le sonrió como si su ira la divirtiera—. Olvídate de tu humana y te perdonaré por lo que has hecho. —Extendió la mano para tocarle la cara donde antes le había abofeteado.
Joe le agarró la mano para evitarlo.
—Quiero que me devuelvas lo que es mío.
Las aletas de la nariz se le dilataron.
—Y yo quiero lo que es mío. ¿Hacemos un intercambio? Tú por los diarios.
—No soy de tu propiedad, Artemisa.
—Entonces no se dé que va eso de los diarios y otras materias.
Apretó el agarre de su muñeca deseando tanto abofetearla que se asombraba de poder mantener el control.
—¿Alguna vez me has amado? ¿Siquiera un poquito?
—Por supuesto que sí.
Y él se lo creía. No era capaz de amar. Disgustado, le apartó la mano.
—Pero sólo porque te pertenezco a ti y sólo a ti. Incluso como dios, no piensas en mí como un igual. Para ti nunca he sido más que un juguete que se desecha cuando estás aburrida o has terminado conmigo. —Retrocedió un paso. Cogió su mochila y se la colgó del hombro con intención de marcharse.
Ella le siguió.
—Si quieres salvar la vida de tu humana, Joseph, tendrás que darme lo que quiero. Júrame que nunca la tocarás ni la verás nunca y puedes recobrar tus estúpidos diarios y juguetes.
Joe la miró y una pena desoladora le desgarró. En toda su vida sólo había deseado una cosa. Alguien que le hiciera sentirse como se sentía ______ cada vez que le miraba.
Y ahora Artemisa estaba pidiéndole que renunciara a ello.
Para salvar la vida de _______.
La espalda le quemaba por la furia de Artemisa, recordándole cuan deteriorada estaba su relación. ¿Cómo podría volver a ella cuando había encontrado algo muchísimo mejor?
Y además, ¿qué bien le haría mantenerse firme si ______ estuviera muerta? ¿Podría vivir con la certeza de que había muerto por su culpa?
Tiene que haber una forma de resolver esto. Eres un dios, no un inútil peón.
No, había terminado de jugar este juego.
—No voy a pagar tu precio, Artemisa. Y deberías saber que, pidiéndomelo, has cortado el último vestigio de mí que se preocupaba por ti.
Ella rió amargamente.
—Volverás pidiéndome que te ayude. Suplicando por la vida de tu lastimosa humana. Te conozco, Acheron.
Negó con la cabeza.
—No, no me conoces. Y esa es la parte más patética de nuestra relación. En todos estos siglos, nunca te has molestado en saber lo más básico sobre mí en absoluto.
Le dolía el corazón de miedo por ______ y el odio por Artemisa. Joe volvió al santuario para llamar a Jaden. Al contrario de muchos de los dioses, Jaden se negaba a abrazar la tecnología moderna. Había proscrito el uso del móvil a su alrededor pero Joe se las había apañado para convencerle de usar el beeper y así, por lo menos ponerle mensajes al negociador y poder tomar parte en la única cosa de la era moderna que le gustaba a Jaden.
Los videojuegos.
Apenas había marcado el número cuando Jaden apareció a su lado mirándole tan mal como Ash se sentía.
—¿______ está bien?
Jaden cruzó los brazos sobre el pecho y asintió.
—Está enfadad e indignada, no es que la culpe en absoluto, pero no le han hecho daño.
Gracias a los dioses por ello. Pero sólo era un alivio extremadamente temporal.
—No tengo el diario que quieren.
Jaden soltó un silbido bajo.
—Eso va a ser un problema. ¿Puedes conseguirlo?
La respuesta le habría hecho reír si no fuera tan nauseabunda.
—Si juro eterna esclavitud a Artemisa, sí.
Jaden resopló.
—Antes me cambiaría con Prometeo y que me sacaran las entrañas todos los días.
—Y yo.
—Y ¿qué vas a hacer?
Parecía que esa era la pregunta del día. Si tuviera alguna solución.
—¿Puedes conseguirme algo de tiempo?
Jaden evitó contestar directamente.
—Los demonios no son lo que se dice pacientes por lo general y en este caso en particular. Parece que piensan que el diario de alguna forma los liberará.
—¿Liberarles de qué?
—De ser sirvientes. De vivir enterrados. De tener que sufrir la presencia de los Daimons y su hedor, por esto último no puedo culparles. Escapar de encuentros mortales contigo y con Sin cada vez que salen del subsuelo. Por esto tampoco les culpo. Pero.... —Jaden sacudió la cabeza con amargo regocijo—. Tienes que recordar que estamos tratando con demonios gallu sumerios. Lo más próximo a la forma más baja de demonio en la cadena alimenticia de los demonios. Realmente son demonios sencillos. Humildes. Ya sabes... imbéciles.
Joe rezongó.
—Fueron los suficientemente brillantes para llevársela de un santuario Were sin que los cogieran.
Jaden arqueó una ceja.
—Eso probablemente le incumbe a Savitar.
Más quisiera él. Pero las leyes no funcionaban así.
—Los humanos no son una especie protegida.
—¿De verdad?
—Sí. Savitar comparte contigo eso de todos-los-humanos-son-sabandijas.
Una de las comisuras de la boca de Jaden se torció en una falsa sonrisa malévola.
—Yo no diría todos los humanos son sabandijas. Tienen algunos usos, especialmente las hembras por un breve periodo. Es sólo que son tan patéticamente… humanos.
—Y por eso tratas con demonios.
issadanger
Re: JOSEPH - Joe y tu Continuación Volvi y Terminada
CAPITULO 17 PARTE 3
—Que, si lo piensas, son incluso más patéticos que los humanos. Personalmente prefiero los videojuegos. Sería fantástico que pudiéramos chupar el alma de la gente que odiamos en la consola, abatirles a tiros y bailar sobre sus tripas.
Joe puso los ojos en blanco ante el regocijo en la voz de Jaden.
—Te has levantado por el lado izquierdo del roble, ¿verdad?
—Sí. Tengo mis propios rollos con los que lidiar y, en este momento, el primero de la lista parecer ser joder vivo a mi único amigo. Voy a hacer todo lo condenadamente pueda para conseguirte tiempo con los demonios, pero tienes que apañar un milagro rápido. —Empezó a desvanecerse.
—¡Eh, Jaden! —Joe esperó a que volviera a materializarse antes de hablar—. Gracias. Sé que no tienes por qué hacer lo que estás haciendo por mí y sólo quería que supieras lo mucho que lo aprecio.
—No hay problema. Estoy seguro de que algún día voy a necesitar ayuda para romper las reglas. Y cuando te la pida no quiero escuchar mierdas de tu parte.
—Cuando quieras, agriato.
Jaden inclinó la cabeza con respeto ante el uso por parte de Joe de su lengua natal llamándole hermano. No era un idioma que el negociador de demonios escuchara con frecuencia. Le hizo a Joe una reverencia imperial antes de desvanecerse.
Joe se quedó solo en la habitación que parecía tan vacía sin _______ allí para llenarla. Aunque era alta, era de constitución delgada, casi frágil en apariencia pero su espíritu era tan enorme que llenaba su vacío interior de una forma que nada antes lo había hecho.
Negocia contigo mismo con Artemisa por ella y acabemos con esto.
No eres una puta para que te cambien y te vendan. Podía jurar que oía la voz indignada de _____ en su cabeza. Y por primera vez en toda su existencia, no se sentía como tal.
Joe levantó la barbilla y una oleada de orgullo y poder barrió el dolor de los azotes. El dolor que había vivido en su interior tanto tiempo que casi había olvidado cualquier otra cosa.
Respiró hondo y sacando su verdadera voz dijo las palabras que ahora ardían en su interior.
—Soy el dios Apostolos. El Heraldo del Telikos, El Destino Final de todo. Amado hijo de Apollymi la Gran Destructora. Mi voluntad es la voluntad del universo. No soy tu puta, Artemisa y nunca seré tu esclavo.
Se habían terminado el truque y el juego. _______ había hecho lo que no había hecho nadie. Le había dado su autoestima y una resolución que no había conocido antes. Una mujer como ________ Kafieri no amaría a un pedazo de mierda. No amaría a una puta que se arrastraba a las órdenes de una diosa a la que despreciaba.
No. ______ se merecía algo más. Y el amor que sentía por ella le hacía mejor que su pasado. La amaba no sólo por quién era y lo que era, sino por la manera en que le hacía sentirse cuando le miraba.
Nadie iba a hacerle daño mientras él tuviera un hálito de vida en el cuerpo.
Si Satara quería una pelea por ________, la muy puta iba a tenerla.
issadanger
Re: JOSEPH - Joe y tu Continuación Volvi y Terminada
CAPÍTULO DIECIOCHO
________ apretó los dientes ante lo indigno de la postura. Sus manos estaban encadenadas a una tabla sobre la cabeza. Las piernas tenían una tanto más de libertad, pero estaban igualmente encadenas en una amplia postura y ella lo odiaba. Era tan degradante ser maniatada así, y no ser capaz de liberarse. Ni siquiera podía rascarse la picazón de la nariz y eso la volvía loca.
Más que nada, le dio una mejor comprensión de lo que Joseph pasó y que la hizo querer matar a todos los que lo habían traicionado. ¿Cuántas veces habría estado atado así? ¿Salvajemente golpeado mientras aquellos a su alrededor alentaban y se burlaban? O peor, ¿tomando placer sexual de su humillación?
Hoy finalmente llevaron a cabo la castración de Joseph, por un crimen que sé que no cometió. Aún puedo escuchar los gritos de insoportable dolor. Los gritos rogando por piedad y muerte. La forma en que sollozaba de un modo en que nunca antes lo había oído llorar. No creo que sepa cómo el sonido de su miseria hacía eco a través de las paredes. Cómo esos gritos marcaron mi alma. Y dudo si seré capaz de silenciarlos de mi corazón.
Las palabras de Ryssa le llegaron. Ahora entendía completamente lo que Joe había sufrido como ser humano. Un peón de sus enemigos. Un peón de las brutales maquinaciones de personas que no tuvieron respeto por su vida o sus sentimientos. Asaltado, traicionado y abusado. Era increíble que siguiera cuerdo. Que no fuera despiadado y frío con un mundo que fue así con él. El hecho de que pudiera encontrar un mínimo de compasión la asombraba. Y no iba a dejar que estos imbéciles la utilizaran para lastimarlo.
Con rabia y determinación creciendo en su interior, tiró de las cadenas de sus manos tan fuerte como pudo.
Sonó una risa.
—Podrías olvidarlo. Lo único que conseguirás es hacerte daño. Y aún si te liberas, nunca sobrevivirías a los Daimons y demonios que te comerán en el instante que dejes esta habitación.
Se detuvo para mirar a Satara de pie a unos cuantos metros vestida con un traje negro, esta vez con el cabello de un profundo rojo borgoña. ¿Qué pasaba con los dioses que constantemente jugaban con su cabello?
Centró la mirada sobre Satara.
—Sabes, toda mi vida he estado orgullosa de ser griega, pero debo decir que después de ti y Artemisa, estoy empezando seriamente a odiar algo de mi herencia. ¿Es congénito o hay algo más que te hace ser una perra?
Siseó como una gata a la que se le ha pisado la cola.
—No me insultes, humana. Se supone que no debo hacerte daño. Al menos en teoría. Aunque pensándolo bien, un pequeño desarreglo en tus plumas no sería tan malo.
Tal vez eso debió atemorizarla, pero por alguna razón que no pudo imaginar, no lo hizo.
—De verdad, ¿Por qué quieres asesinar a tu tía con tanto ahínco?
Satara se mofó.
—Sirve a su engreído y corrupto trasero por once mil años y verás a qué extremos llegas por liberarte. Le ofrecí a Joseph un trato hace siglos para liberarnos y el bastardo se negó. Se merece el infierno que ella le ofrece y más. Pero yo no. A diferencia de él, no me até voluntariamente a ella. Fui forzada y de una manera u otra, me liberaré.
—Cuando Joe venga por mí…
Rió, cortando las palabras de ______.
—No vendrá aquí, cariño. No puede. Estás en el reino del infierno Atlante. Si tu amante pone un pie aquí buscándote, su madre se libera y el mundo termina. Piensa demasiado en la humanidad para permitir que eso suceda. Así que eres mía por un tiempo. Personalmente, creo que deberíamos tener un poco de distracción.
Joe convocó a Simi fuera de su cuerpo.
Inclinando la cabeza, lo estudió como una niña pequeña.
—¿Qué sucede Akri? Te ves muy triste.
No quiso contestar la pregunta, ya que probablemente la molestaría y eso era lo último que quería.
—Te voy a dejar en el Santuario mientras hago algo.
—¿Qué vas a hacer?
Cometer suicidio probablemente, pero eso no importaba. Sólo el bienestar de _____ importaba. Sin embargo, si iba a luchar, para lo que estaba preparado, Simi podría salir para pelear a su lado y no podía permitir que la hirieran por su causa.
—Compláceme, Simikee. Voy donde tú no puedes.
Arrugó la nariz con disgusto.
—Vas a ver a esa vaca, ¿No? Bien. La Simi se quedará, así no tendrá que oír esos soplidos, resoplidos ni ninguna cosa que revuelva el estómago de un demonio. Akri, ¿Tienes idea de lo que es tener náuseas siendo un tatuaje? No es divertido, cree a tu Simi cuando dice esto.
Sacudió la cabeza, asombrado que pudiera hacerlo reír cuando se sentía tan mal.
—Te creo, Simi. Ahora quédate. —La llevó abajo donde Dev, Angel, Kyle y el resto de los osos estaban teniendo una pelea de algún tipo. Algún cliente debió hacerle un comentario a Aimee y ellos estaban contemplando hacerlo el plato especial del día siguiente.
—Voy a dejar a Simi aquí un rato —le dijo a Dev—. ¿Podríais cuidarla? —Era una pregunta retórica.
Al menos eso pensó hasta que Dev negó con la cabeza.
—Vamos a ir contigo.
Frunció el ceño.
—¿De qué estás hablando?
—Sabemos lo que estás planeando —dijo Angel—, y vamos a ir contigo.
Estaba completamente asombrado. Cuando vio a Zayn, Talon, Kyrian, Julian, James, Sin, Kevin, Kyl, Katra, Fang, Tabitha y Liam entrando, todo lo que pudo hacer fue encogerse confundido.
¿Por qué estarían todos ellos ahí?
—¿Qué está pasando? —Les preguntó.
Kyrian le lanzó una divertida mirada.
—No hay uno de nosotros aquí por quien no hayas arriesgado el trasero, por algunos, más de una vez. Alexion nos contó lo que pasó con _____ y estamos aquí para cubrirte la espalda no importa qué hayas planeado.
Talon asintió.
—Wulf ya está en camino también. Llegará aquí apenas aterrice el avión y Otto lo traerá tan rápido como pueda. Él también planea unirse.
Zayn corrió a Tabitha hacia atrás.
—Tabitha no peleará. Regresará a casa pronto, pero quería hacerte saber que estará en espíritu.
Tabitha hizo una mueca.
—Es por el bebé, sino, estaría rompiendo pelotas por ti, Joe. Sabes eso.
Joe sonrió.
—Lo sé, Tabby.
—Los otros Dark-Hunters quisieron estar aquí —dijo Talon—, pero como el sol no se ha puesto aún no pudieron. Sin embargo, una vez que la resplandeciente esfera baje, estarán aquí si los necesitamos.
Estaba asombrado por la disposición a sangrar por él. Lo conmovió en un nivel que no sabía que existía. Es por eso que quería mantener su pasado en secreto. ¿Estarían dispuestos a apoyarlo si conocieran su pasado? ¿O serían como todos los demás y pasarían encima suyo?
Como Merus…
Aún así, este gesto significaba todo para él.
Miró a Kat.
—No te quiero en esta pelea.
Le gruñó.
—Papá…
—Sin discusiones —dijo cortándola—. Si Simi se queda fuera de la pelea, tú también.
Sin lanzó una grave y malvada risa.
—Me alegra tanto que sea tu padre. Y que por esta vez podamos vernos mano a mano.
Señaló con el dedo a Sin.
—Tú estás fuera de mi dormitorio esta noche. Y tú… —Giró hacia Joe—. Simplemente me irritas. ______ es una muy buena amiga. Si algo va mal y me necesitas, más os vale que me llaméis. De otra manera, iréis todos a parar a la caseta del perro. —miró hacia atrás a su esposo—. Tú estarás en ella de todos modos.
Sin acogió su ira afablemente.
James los ignoraba con su habitual desdén.
—Esto aún no significa que me gustes, Joseph. Pero te lo debo por mi esposa y mi hijo. Arriesgaría la vida por ti, porque sin ti, no tendría una mierda y lo sé.
Esa era, probablemente, lo más cercano a una declaración de amor que el hombre podría articular y honestamente lo conmovió.
—No esperaba que ninguno de vosotros me apoyara. Lucharemos no sólo contra Daimons, también lo haremos contra demonios.
Sin resopló.
—Vivo para desgarrar a los demonios. Que traigan a los bastardos.
James asintió.
—Estoy de acuerdo… Adelante con la lluvia. Una cosa que aprendí de Astrid es que no se trata de encontrar refugio en una tormenta. Se trata de aprender a bailar bajo la lluvia. No me importa qué es lo que asesino, siempre y cuando me vuelva sangriento mientras lo hago.
Talon sonrió.
—Estamos aquí por ti T Rex. Así cómo has estado para nosotros.
Pensar que siempre había creído que estaba solo. Mientras entrenaba a los Dark-Hunters, o peleaba con los Were-Hunters para ayudarlos, nunca esperó que le devolvieran el favor.
—Gracias, chicos. No estoy acostumbrado a tener gente a mi espalda. —Siempre lo entregaban a sus enemigos o lo engañaban. Era bueno saber que no estaba solo—. Sé que todos teneis familia que os quieren, así que si deseais marcharos…
Vane se mofó.
—No estaríamos aquí si no quisiéramos. Val y tú peleasteis por salvar a mi hermana cuando nadie más se hubiera molestado. Y eso no lo olvido.
—Yo no he olvidado lo que los Dark-Hunters hicieron por Maggie y por mí —dijo Wren serenamente.
Liam asintió.
—Sí, somos familia. Psicótica, bizarra, con un revoltijo de personalidades que probablemente nunca se entenderán, pero aquí estamos. Ahora vamos a patear algunos culos.
Satara le sonrió cruelmente a Jerry mientras lo enfrentaba a _____.
—Piénsalo, amor. Es la venganza perfecta, ¿No es así?
Miró fijamente a la mujer, quién debía ser la más miserable de las criaturas. Alguien realmente necesitaba darle una paliza.
Satara lo dejó para ir al lado de ______.
—Sé que no es mucho para admirar. Pero puedes pretender que me estás follando a mí. —Se paró directamente detrás de ______, la rodeó para ahuecar los senos para que Jerry los inspeccionara—. Piensa en lo mucho que mataría a Joe saber que violaste a su mujer mientras no tenía el poder de detenerte. Piensa en la culpa y agonía con la que tendría que vivir día tras día, pensando en ella gritando y suplicando por piedad mientras no había nadie que la ayudara. De sus gritos, llamándolo cuando no podía estar con ella. Es la venganza perfecta.
issadanger
Re: JOSEPH - Joe y tu Continuación Volvi y Terminada
CAPITULO 18 PARTE 2
______ se tiró hacia atrás y estrelló la cabeza contra la cara de la mujer.
—Mejor alégrate de que esté atada, perra.
Satara enterró la mano en el cabello de _____ y tiró con fuerza hacia atrás.
—Es hora de amordazarte.
Una tira de paño apareció sobre el rostro de ______.
Satara cortó la blusa con una daga con mango de oro. La arrastró contra la piel hasta que enganchó la cuchilla debajo del sujetador.
—Vamos, Jerry. La pequeña perra te humilló en el Santuario. Toma tu venganza contra ella y Joseph.
Se aproximó lentamente. Cautelosamente.
Trató de gritar a través de la mordaza pero el sonido no salió. Aterrorizada, tiró de las cadenas y odió estar tan imposibilitada para defenderse.
Satara cortó el sujetador, derramando los senos hacia afuera.
—Es toda tuya.
Jerry tomó el cuchillo de su mano.
_____ sintió lágrimas de frustración anegar sus ojos. ¿Cómo podía cualquier hombre digno hacerle esto a una mujer? Nunca lastimaría a otro ser de esta manera. El hecho que Satara, como mujer, orquestara la violación de otra, la hacía la más repugnante de las criaturas.
Y más valía que la mataran después, porque una vez que estuviera en libertad, los mataría.
Con los rasgos completamente impasibles, Jerry tocó el filo de la cuchilla.
Satara resplandecía de satisfacción.
—Adelante, amor. Hazme sentir orgullosa.
Detuvo la mano y la miró.
—¿Sabes algo Satara? Sólo hay una persona por quien he dado todo para hacerla sentir orgullosa. —Agarró con firmeza el cuchillo, sacándose las gafas. ______ jadeó al darse cuenta que tenía los mismos ojos de plata que Joseph.
Encontró su mirada antes de volver la vista hacia Satara, quien reía con repugnante vanidad.
—Y esa persona no eres tú. —En el instante en que las palabras salieron de sus labios, enterró profundamente la daga en el vientre de Satara.
Trastabilló, jadeando mientras se cubría la herida. La sangre fluía entre los dedos. El rostro era una máscara de dolor e incredulidad.
—¿Qué estás haciendo?
—Abrazando mí destino. —Arrebató las llaves del bolsillo. Rodeándola, removió la gruesa cadena de plata del brazo de ______ y la dejó caer al piso donde aterrizó con un ruido sordo.
Satara dejó escapar un grito para alertar a su hermano mientras corría hacia la puerta.
Jerry arrojó la daga al cuerpo de la mujer con precisión mortal. Ésta se estrelló contra la parte baja de su espalda y la mandó directamente al suelo.
_____estaba demasiado atontada como para moverse mientras Jerry abría las cadenas que sostenían los brazos en alto.
—¿Por qué me ayudaste?
Cuando se enderezó después de liberarle los pies, cerró la blusa sobre su pecho. Luego se sacó la chaqueta y se la extendió.
—No me malinterpretes. Odio a Joe con cada parte de mi ser y lo mataré algún día, ten en cuenta mis palabras. Pero no tengo que imaginar el dolor que sentiría si te torturara. Vivo con ese dolor cada maldito día por su causa. Escucho la voz de mi madre clamando por mi ayuda. Para que salvara su vida mientras la estaban torturando y asesinando. Por ella, soy mejor hombre de lo que Ash es. No dejaré que un inocente muera por vengarme. Tú no mereces morir más de lo que mi madre lo merecía.
Revolvió la cabeza, tratando de entender.
—Pero me amenazaste en el Santuario.
—No, sólo quise agitarlo. Nunca le haría daño a una mujer. Mi madre me crió bien.
Ella observó el cuerpo sin vida de Satara.
Se mofó ante la lástima en su rostro.
—No era una mujer, créeme. Se merecía más de lo que le hice, les hizo cosas peores a otros, incluyéndome. No volveré a ser un peón para nadie más otra vez. —La dejó para ir a sacar la daga de la espalda de Satara.
Lo siguió.
—Es Atlante, ¿No es verdad?
Sonrió vilmente.
—Asegúrate de decirle a Joe que la tengo.
Entonces la tomó del brazo y la arrastró hacia la puerta.
En el instante en que la abrió, se dio cuenta que estaban en una habitación que daba a un pasillo lleno de Daimons y demonios.
Se encogió mientras Jerry maldecía por lo bajo.
—No podemos ir por ese camino, ¿Verdad?
Negó con la cabeza.
—No a menos que desees ser comida. —Estaba por empujarla cuando lo imposible sucedió. El portal en el centro del salón se abrió.
Flameaba brillante y dorado.
Y cuando se disipó, Joseph y Urian estaban ahí de pie, desafiantes, enfrentando a los Daimons.
issadanger
Re: JOSEPH - Joe y tu Continuación Volvi y Terminada
CAPÍTULO DIECINUEVE
Aún escondida tras la puerta con Jerry, ________ pestañeó, y luego sonrió ante la visión de Joe de pie, furioso y extraordinario en medio de los Daimons. La postura lo decía todo, Aquí estoy para limpiar tu casa y no tendré piedad mientras lo hago. Jódeme y no serás más que un mal recuerdo para tu madre.
El cabello negro tenía mechones rojo oscuro. El dobladillo del abrigo largo, de doble pechera estilo pirata, colgaba alrededor de las Doc Martins rojo cereza que usaba la noche que se conocieron. El piercing de rubí estaba de vuelta en la nariz y por primera vez, adoró la visión de las gafas sobre su rostro.
Joseph era hermoso y sintió el corazón acelerarse agradecido, por haber ido por ella.
El hombre rubio y alto a su lado, estaba aparentemente mucho más calmado. Llevaba ropas sencillas, una camisa negra enrollada en las muñecas y vaqueros. Pero era casi igual de guapo, de rasgos perfectos y el cabello rubio platino sujeto en una coleta. No pudo pasar por alto el hecho que si no fuera por el cabello rubio, el hombre tendría una notable semejanza con Stryker.
Y como Stryker, tenía un aire mortal que era sólo superado por el que envolvía a Joe.
—Pensé que Joe no podía venir aquí —le susurró a Nick.
—Aparentemente está dispuesto a acabar con el mundo por ti. Deberías estar impresionada. Yo lo estoy.
Por la sorpresa en sus ojos, lo estaba. ¿Por qué correría un riesgo así?
Todo demonio y Daimon estaba congelado ante su presencia. Ni una sola palabra fue dicha por la multitud. Era como si estuvieran conteniendo el aliento de forma colectiva, mientras esperaban que el Armaggedon comenzara.
Todos excepto Stryker, que tenía la mirada fija en el hombre rubio al lado de Joe con una expresión perfectamente definida de irritado odio.
—¿Te atreves a estar de pie junto a mi enemigo?
—Contra ti, Padre, estaría de pie junto a Mickey Mouse.
Torció los labios.
—Tú, despreciable hijo de puta. Nunca deberías haber sido nada más que una mancha de esperma.
El rubio se mofó.
—Definitivamente, podría decir lo mismo sobre ti. Tendríamos el mundo a salvo y a mucha gente sin sufrir en este momento, ¿No es así?
Los Daimons empezaron a acercarse, pero fueron lanzados hacia atrás por una fuerza desconocida.
Joe giró hacia Stryker y gruñó.
—Suficiente de ésta reunión familiar de mierda. ¿Dónde está ______?
______ frunció el ceño ante las palabras. Aunque la voz era la de él, tenía un denso acento griego y no el fluido atlante que acostumbraba cuando no hablaba el inglés americano coloquial. Qué raro. Aún cuando hablaba en griego fluido, su acento no era tan gutural y tradicional.
—Está allí. —Una mujer alta y rubia apareció a pocos metros de Joe e indicó la puerta donde estaba _____ con un imperioso movimiento de la barbilla.
______ jadeó ante su belleza, mientras la mujer cruzaba la corta distancia para abrazar a Joe.
—Al fin, m’gios. Has venido a liberarme. —besó su mejilla y le susurró algo al oído.
Estaba atontada cuando notó que era la diosa Apollymi. La madre de Joe.
La diosa de la Destrucción Total.
Joe la abrazó fuerte y asintió antes de dar un paso atrás. Con una burla lanzada a Stryker, giró y se dirigió a la habitación.
Antes de que Jerry pudiera detenerla, ______ empujó la puerta y corrió hacia él. Se tiró a sus brazos y lo abrazó con alivio. Y cuando sus labios se encontraron…
Se congeló sorprendida.
Éste no era ______. En apariencia era completamente idéntico, pero no olía ni se sentía como Joseph. Y definitivamente no besaba como él.
Jerry corrió hacia el impostor, pero antes de que pudiera alcanzarlo, Urian lo agarró y lo empujó dentro del cuarto donde habían estado.
—Tenemos que irnos —les dijo Urian mientras destruía la puerta detrás de ellos. Miró a Jerry—. Tú tienes que venir con nosotros.
Jerry torció los labios con evidente odio.
—No voy a ninguna parte con él, prefiero estar muerto.
Urian lo obligó a mirar el cuerpo de Satara.
—Voy a hacer la loca e infundada suposición de que la muerte de Satara fue por tu mano y la de ______. —Aferrándole la barbilla, le obligó a mantener la mirada— Ahora, quédate conmigo en esto, Cajún. Mi padre me cortó la garganta y mató a mi esposa, porque pensó que lo había traicionado al haberme casado. Antes de eso, me amaba más que a su vida y era su único hijo vivo. El segundo al mando. Ahora, ¿Qué crees que te va a hacer cuando encuentre el cuerpo? Puedo asegurarte que no será un viaje divertido a Chuck E. Cheese. A pesar de toda la aversión hacia los demás, Satara era su hermana y le sirvió bien durante todos estos siglos. Si realmente quieres quedarte y tener algo de diversión con Stryker, no te detendré. Pero en realidad, no te lo recomendaría.
Eso pareció convencer a Jerry. La cordura regresó a sus ojos.
—Bien, iré con vosotros.
—Urian —dijo el falso Joe entre dientes— Creo que ya lo están percibiendo.
—¿Percibir qué? —preguntó Jerry.
_____ puso los ojos en blanco ante lo obvio de la pregunta.
—Que éste no es Joe.
Las palabras apenas habían salido de la boca cuando se desvanecieron de la habitación.
Zolan, el tercero al mando de Stryker y líder de la fuerza especial de ataque Illuminati, se aclaró la garganta dentro del aún silencioso salón.
—Mmm… jefe, no digo esto irrespetuosamente pero, ¿Por qué estamos aquí todavía? Quiero decir, si Joseph ha venido a liberar a Apollymi, ¿No debería haber una explosión o algo?
Los Daimons y demonios miraron alrededor como si esperaran la apertura del mundo exterior, o que Apollymi explotara entre danza y canciones, o que pasara algo más sobrenatural. Mientras tanto, Apollymi permanecía de pie allí, completamente estoica, con una apariencia angelical y dulce, mientras observaba a Stryker fijamente.
Su segundo al mando, Davyn, se rascó la nuca nerviosamente.
—Estoy de acuerdo, Kyrios —dijo a Stryker usando la palabra Atlante para Señor—. No se siente como el fin del mundo.
Stryker se giró con frío desdén hacia Apollymi.
—No, no se siente…
Apollymi arqueó la ceja descaradamente.
—¿Cómo dice la canción? ¿“Es el fin del mundo tal y como lo conocemos, y yo me siento bien”?
Algo iba mal y en un instante se dio cuenta qué era. Saltando del trono, corrió hacia la habitación justo cuando Urian, _____ Jerry y el que tenía que ser el hermano gemelo de Joe, Nick, se desvanecían.
La furia creció por el obvio truco montado hasta que vio a Satara tirada en el suelo en un charco de sangre. El miedo borró la ira y corrió para encontrarla muerta. Los ojos estaban vidriosos y la piel teñida de azul.
Tenía el corazón destrozado mientras tiraba de ella hacia sus brazos para sostenerla, luchando contra las lágrimas de tristeza y dolor.
—Estúpida y psicótica perra —gruñó contra la fría mejilla, luchando con los sollozos imposibles de detener—. ¿Qué has hecho ahora?
Apollymi se detuvo en la puerta, sufriendo por Strykerius mientras mecía a su hermana en los brazos, recordándole al día en que encontró el cuerpo de su hijo tirado en los acantilados. Compasión y un nuevo respeto por él la recorrieron.
El hecho de que pudiera amar a alguien tan roto como Satara, decía mucho. Sí, él podría ser de sangre fría, pero no sin corazón. Cerrando los ojos, recordó el día en que se conocieron. Era joven y amargado por la maldición de su padre.
¿Renuncié a todo lo que me importaba por él y es así como paga mi lealtad? ¿Voy a morir en agonía en sólo seis años? ¿Mis hijos pequeños están desterrados del sol y condenados a beber sangre uno del otro en vez de alimentarse y morir con dolor cuando cumplan veintisiete? ¿Y por qué? ¿Por la muerte de una puta griega asesinada por soldados que jamás conocí? ¿Dónde está la justicia en eso?
Así que ella lo había atraído a sus filas y enseñado a escapar de la maldición de su padre, absorbiendo las almas humanas dentro del cuerpo para prolongarle la vida. Le había dado a él y a sus hijos refugio en un reino donde los humanos no podían hacerles daño, y donde no había peligro de que los niños murieran accidentalmente por la luz del sol. Luego permitió que convirtiera a otros y los trajera a vivir aquí.
Al principio, sintió lástima e incluso lo amó como a un hijo.
Pero no era Apostolos y, mientras más estaba a su alrededor, más ansiaba tener a su propio hijo con ella, no importaba cómo. Admitía que era culpa suya haber puesto una barrera entre ella y Strykerius. Y ambos se habían utilizado para vengarse de la gente que odiaban.
Ahora sólo quedaba eso…
—Lo siento tanto, Strykerius.
La miró, los ojos de plata se arremolinaban de dolor.
—¿De verdad? ¿O te regodeas?
—Nunca me regocijo con la muerte. Puede que me entusiasme de tanto en tanto cuando es justificado. Pero nunca me regocijo.
—Y yo no dejo provocaciones como ésta sin respuesta.
___ no tuvo tiempo siquiera de orientarse en su nueva locación, antes que alguien la sujetara en un abrazo fuerte, tan fuerte, que temió que sus costillas pudieran romperse. Y no fue hasta que el aroma de Joe llegó a ella y la besó profundamente, que sonrió y rió de alivio. Estaba a salvo.
Al envolver los brazos en su espalda, recordó las heridas. En vez de eso, lo abrazó por el cuello y lo acercó.
Éste era el Joseph real, y se sentía magnífico en sus brazos.
Acunó su cara con las manos.
—¿Estás bien? —Preguntó, los ojos se oscurecieron al ver la blusa rota y la chaqueta abotonada de Jerry.
—Estoy bien. De verdad…
—Pero nosotros no —dijo Urian secamente—. Jerry mató a Satara mientras estaba con _____.
—Lo hizo para protegerme —exclamó.
Urian resopló.
—Pondremos eso en la lápida por ti. Mientras tanto, Stryker querrá sangre por eso. Mucha sangre.
Jerry se burló con tono grave.
—Sin ofender, pero tu padre no me asusta, especialmente dado que quiero, sin duda, un trozo de él. Que venga y lo haga.
Lo miró menos que impresionado.
—Sé que compartes algunos poderes con él, pero créeme, no te ha dado sino las sobras. Sin mencionar un pequeño detalle. Nadie consigue algo de él antes que yo.
Joe soltó un estridente silbido.
—Tranquilos niños. Tenemos cosas más importantes que hacer antes que salvar vuestro ego.
_____ disimuló una sonrisa cuando finalmente entendió el trabajo de Joe y porqué se describió como un domador. Realmente lo era.
Joe lanzó una mirada hacia Jerry.
—Tenemos una batalla que preparar. No dejaré que Stryker se lleve a Jerry.
Rió amargamente.
issadanger
Re: JOSEPH - Joe y tu Continuación Volvi y Terminada
CAPITULO 19 PARTE 2
—No necesito tu jodida ayuda. Puedo pelear por mí mismo.
No respondió al odio en su tono.
—Sé que me odias. Lo entiendo. Pero no creo que tu madre quisiera que te mataras de nuevo. Ódiame mañana. Esta noche tolérame como un mal necesario.
Le empujó hacia atrás.
—Esto no nos hace amigos.
Joe sostuvo las manos hacia arriba.
—Lo sé. —Giró hacia ______—. Nick, sácala de aquí y mantenla segura.
Jadeó cuando se dio cuenta que era el mismo Nick de quien había leído en los diarios de Ryssa, el mismo que torturó y castró a Joseph.
Una ola de rabia amarga la recorrió. Estaba a punto de decirle a Joe que no tenía intenciones de ir a ninguna parte con el hombre que se había desviado para herirlo, pero antes de que pudiera abrir la boca, un brillante rayo de luz la cegó.
Un nanosegundo después, una multitud de hombres malvados y rubios aparecieron. Se veían mortalmente serios mientras se cuadraban en formación.
Stryker avanzó, y la mirada cayó directamente sobre Urian.
—Me has traicionado por última vez. —Le arrojó algo.
______ no tuvo idea de lo que era hasta que Joe la capturó en la mano. Era una daga de forma extraña, que le recordaba un antiguo diseño griego y, sin embargo, tenía en el mango el mismo símbolo del sol que Joe tenía en su mochila.
Joe fijó la mirada en los Daimons.
—Toma a tus niñas, gritad y correr ahora Stryker. Te ahorrarás tiempo. Créeme, no querrás ponerme a prueba con el humor que tengo hoy.
Stryker pasó la lengua por sus colmillos como si saboreara la idea de alimentarse de Joseph.
—No hay nada que ansíe más que probar tu sangre. Tus Dark-Hunters no están aquí. —Echó una mirada a los hombres que estaban de pie junto a Joe y rió con diversión—. Es noche de fiesta, Spathi. ¡Atacad!
______ fue apartada detrás del grupo que permanecía con Joseph. Quería decirles que podía defenderse, pero cuando los hombres atacaron y los Daimons se defendieron con golpes y ataques de relámpagos, se dio cuenta de que tal vez no era tan eficiente.
No estaban peleando sólo con puños y armas, peleaban con poderes sobrenaturales con los que nunca podría competir. Apenas había acabado el pensamiento, cuando un grupo de demonios se unió a los Daimons para luchar contra ellos.
Stryker fue por Jerry, pero Joe lo agarró y ambos cayeron al suelo, golpeándose. Urian apuñaló a un demonio entre los ojos antes de girar y esquivar los colmillos de un Daimon.
_____ tropezó hacia atrás, buscando alguna clase de arma.
Un demonio se lanzó hacia ella. Trató de patearle, pero ni siquiera se tambaleó. Justo cuando iba a alcanzarla, Julian apareció con una espada. Cortó la cabeza del demonio con un estoque bien dado.
Balanceando la hoja de la antigua espada griega, giró hacia ella.
—¿Puedes manejar una espada?
—Sí.
—¡Kyrian! —Gritó Julian al otro hombre rubio del equipo—. Dame una espada.
Kyrian arrojó lo que parecía sólo una empuñadura. Con un fluido movimiento, Julian la atrapó y apretó un botón en la cruz de la empuñadura. La hoja se disparó casi un metro de longitud. Se la dio.
—Los Daimons tienen que apuñalarse a través del corazón. Los demonios entre los ojos y si cortas la cabeza de alguno de nosotros, morimos.
—¿Cómo puedo ver la diferencia?
—La mayoría de los Daimons son rubios y explotan en polvo cuando perforas el corazón. Golpea allí y si no funciona trata entre los ojos. Si apuñalas a alguno que gime y luego cae al suelo, entonces has atacado a uno de los buenos. Sólo PTI
Inclinó la cabeza.
—Gracias por las instrucciones.
Rió antes de poner su cara de batalla y volver a la lucha.
Osciló la espada alrededor del cuerpo, tratando de conseguir impulso. Salida de quien sabe dónde, una mujer Daimon fue hacia ella e hizo aparecer un bordón. Lo lanzó a la cabeza de _______.
Deteniendo el golpe con la cuchilla, tiró la espada hacia atrás y continuó con la ofensiva. La mujer devolvió golpe por golpe. Su ferocidad, hizo temblar los huesos de ______.
Odiaba admitirlo, pero la Daimon estaba ganando. Con un gruñido feroz, trató de empujarla hacia atrás.
De repente, Jerry estuvo allí. Le sacó a la Daimon de encima y a otro más.
—Nadie lastima humanos en mi turno —gruñó antes de apuñalar al Daimon a través del corazón. Como Julian había dicho, el Daimon gritó y luego se convirtió en polvo dorado.
Se alejó antes de que pudiera agradecérselo.
Otro rayo de luz anunció un grupo aún más grande de Daimons y demonios.
Retrocedió, con la boca abierta. Eran tan numerosos…
Los tipos en su equipo eran luchadores expertos, pero estaban siendo arrasados por el gran número de enemigos.
—Esto es malo…
Joe se congeló cuando vio a uno de los Daimons hundir los colmillos en el brazo de Kevin al tiempo que más demonios se le unían.
No podía dejar que hirieran a sus amigos. Cerrando los ojos, convocó su bastón de Katoteros. En cuanto lo sostuvo en la mano, sintió algo que impactó contra él.
Abrió los ojos sólo para ver a Nick allí con una daga Atlante hundida completamente en el estómago. Stryker maldijo mientras lo soltaba. Entonces fue por Joe otra vez.
Atrapó al señor supremo de los Daimons con la punta de su bastón y lo empujó.
—Vuela o muere —gruñó.
—Jódete.
Mirando fijamente a Stryker, lo empujó y luego estrelló el bastón contra el suelo. Una onda de duro y salvaje poder se disparó hacia los Daimons y demonios a su alrededor. Todos se convirtieron en polvo.
Excepto Stryker. Él se elevaba sobre el suelo en forma de dragón, gruñendo y resoplando. Bramando, arrojó fuego.
Retiró el brazo, apenas a tiempo para que no le quemara. Disparó otro rayo dorado contra Stryker, quien lo esquivó.
—Esto no ha terminado, Joseph. La próxima vez, no serás capaz de usar tus poderes. —Con otra ráfaga de fuego, se desvaneció.
Kevin sacudió el brazo sangrante en un evidente esfuerzo por aliviar el dolor de la mordida del Daimon.
—¿Por qué estábamos luchando, si tienes esa clase de poder?
Al unísono, todos los ex Dark Hunters y Jerry, dijeron.
—Sólo porque puedas, no significa que debas.
—Y algunas veces, las cosas tienen que ir mal para terminar bien —dijo Wulf. Cuando los demás le miraron confundidos por su solitaria irrupción, añadió—. Supongo que soy al único a quien alguna vez le dijo eso.
Liam hizo un extraño ruido de lobo.
—Aún no veo porqué estábamos peleando, cuando simplemente podías patear sus traseros sin nosotros.
—Porque creo en dar a cada uno la oportunidad de luchar… hasta que me cabrean. —Lanzó una rápida mirada estoica a Kevin—. Traer refuerzos fue el error de Stryker.
—Y estoy contento que no fuera el tuyo —contestó Liam a Kevin con una risa nerviosa—. Sé que estoy emocionado con que no fuera mío. —El lobo miró alrededor, a los restos de Daimons y demonios o, más bien, a lo poco que había—, Joseph. Esto debería ser total y absolutamente destruido esta noche.
Joe se arrodilló al lado de Nick para inspeccionar el daño hecho. No estaba demasiado preocupado, no podía morir a menos que él lo hiciera. Pero eso no significaba que no doliera como el infierno. La daga que tenía Stryker hubiera acabado con él, si Nick no hubiera detenido el ataque.
Su hermano, quien había querido morir tanto como él, le había salvado la vida.
Apenas podía imaginárselo.
Nick encontró su mirada, aún cuando estaba temblando de dolor por la herida.
—Sabes hermano, se supone que nunca debes cerrar los ojos durante la batalla.
Joe rió ante el humor negro.
—No era yo quien entrenaba para ser general.
Miró a los hombres que los rodeaban.
—Tal vez. Pero haces mejor trabajo liderándolos de lo que yo lo hice. Definitivamente, creo que Padre entrenó al equivocado.
Esa era la cosa más amable que le había dicho. No habló, mientras ponía la mano sobre la herida.
Nick le mantuvo la mirada. Pero cuando selló la herida, dejó salir una maldición sobre el “delicado” toque de Joe, que hubiera hecho a Stryker sentirse orgulloso.
—¿Estoy muerto ya? —preguntó sarcásticamente.
—Todavía no. Tienes algunos años aún para cabrearme profundamente.
Sonrió.
—Lo espero con impaciencia.
Por una vez, Joe también lo hacía.
—Hiciste un buen trabajo para mí. Gracias.
—Sí, bueno, la próxima vez que necesites descender a un santuario Daimon, escoge a otro de tus imbéciles para hacerlo. No tengo el poder de un dios cuando vienen por mí, y eso me pone en absoluta desventaja.
Aún así, se puso frente a Joe para protegerlo… recorrió un largo camino permitiéndose dejar el pasado atrás y aceptando a su hermano. Sonriendo ampliamente, ayudó a Nick a ponerse de pie.
Talon se rascaba la cabeza mientras los observaba.
—Oye ¿T Rex? Recuérdame que la próxima vez que quiera hacerme el sabelotodo contigo, es un intento estúpido por mi parte.
Wulf boqueó.
—Oh, no lo harás, niñita. Me dijiste que la próxima vez que vieras a Ash, le preguntarías si había visto la película 10.000 BC y que si le había hecho sentir nostalgia.
Talon hizo un gesto hacia Wulf.
—¿Te importaría no conseguir que me frían esta noche? Me gustaría utilizar algunas partes de mi cuerpo después, si entiendes lo que te digo. Y como estás casado criando a niños, sé que lo haces.
Joe miró a ______, cualquier gesto de desasosiego que tuviera se evaporó. Estaba a salvo y era todo lo que le importaba.
Miró alrededor, al grupo que había venido a ayudarlo y se maravilló de ellos.
—Gracias, muchachos.
Kyrian le ofreció la mano.
—En cualquier momento que lo necesites Joseph, aquí estaremos para ti.
Y uno por uno le dio la mano e hizo la misma declaración.
Hasta que llegó Talon.
—Un día, vas a tener que contarme cómo hiciste esa cosa del palo. Podría ser práctico no sólo con los Daimons, sino también con los cocodrilos y los vecinos insoportables.
Joe rió.
issadanger
Página 9 de 13. • 1, 2, 3 ... 8, 9, 10, 11, 12, 13
Temas similares
» "Bla Bla Bla" (Joseph Jonas y tu)(TERMINADA)
» “Dimelo Joseph y Tu” [TERMINADA]
» ● Una chispa de Amor ● «Joseph&Tu» Terminada!
» "Espléndida pasión" (Joseph & Tú) TERMINADA
» "El retrato de _______" (Joseph y tu ) Terminada
» “Dimelo Joseph y Tu” [TERMINADA]
» ● Una chispa de Amor ● «Joseph&Tu» Terminada!
» "Espléndida pasión" (Joseph & Tú) TERMINADA
» "El retrato de _______" (Joseph y tu ) Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 9 de 13.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.