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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Una Vida A Tu Lado [Niam Hayne]
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Una Vida A Tu Lado [Niam Hayne]
Nombre: Una Vida A Tu Lado [Niam Hayne]
Autor: canek_serpiente_negra
Adaptación:Si
Género: Romance, Violación, Angustia, Drama,
Advertencias: Violación, Angustia, Drama, Sexo explícito, Bullyng, Lenguaje Vulgar (a veces).
Otras páginas: wattpad
Autor: canek_serpiente_negra
Adaptación:Si
Género: Romance, Violación, Angustia, Drama,
Advertencias: Violación, Angustia, Drama, Sexo explícito, Bullyng, Lenguaje Vulgar (a veces).
Otras páginas: wattpad
Prefacio:
Hoy al mirarme al espejo no té que algo había cambiado. Quizá son los años transcurridos o el hecho de que ya no soy quien era. No lo sé. Sin embargo, jamás me vi de ésta manera, y pensar que éste cambio se lo debo a él, sí, a ésa muchacho amable y paradójicamente voluntarioso que se metió en mi perfectamente imperfecta vida sin permiso alguno y ya nunca pude sacarlo ¿Cómo hacerlo si puede llegar a ser excesivamente persistente? En aquél entonces pensé que era su más grande defecto: no sabía cuándo o cómo rendirse. Mas con el paso del tiempo me di cuenta que más que un defecto, era en realidad su mayor virtud. Aunque he de admitir que se encuentra colmado de ellas. Es simplemente perfecto.
Gracias a sus encantos he descubierto ésta parte de mí, esto que siempre rechacé. La realidad a la que desde niño temí. Descubrí quién soy en realidad y justo ahora, no puedo dejar de observarle allí dormido y pensar que él sabe todo de mi, incluso me conoce mejor de lo que me conoceré jamás y aún así, yo sé poco de él. Quisiera conocerle más, pero incluso eso es imposible, ya que es toda una caja de maravillosas sospesas.
Le amo más que a mi vida y mi vida pierde sentido sin él a mi lado ¿Alguna vez has sentido una cosa semejante? ¿Has sentido que dejas de pertenecerte, de vivir por y para ti y comienzas a hacerlo por la persona que llena tu alma hasta el punto de hacerte llorar de felicidad pura? Es exagerado, lo sé, y con todo es lo más real que tengo. Él es mi mundo.
Amo ver ése palido y delicado rostro que está adornado por un tenue color rosa en las mejillas. Sus labios granates han sido mi locura, mi perdición eres hermoso cabello rubio y esos ojos azules como el mar. El cielo al que jamás iré debido a mis maldades... Y pensar que en algún momento llevó en su cara y cuerpo las marcas de mi frustración.
Me arrepiento profundamente de haberle hecho daño. Fui un cobarde al haberle lastimado como lo hice. Pero en ése instante consideré que no tenía más opción, no vi ninguna otra salida. Yo era todo un mujeriego, un macho alfa ¡un heterosexual más de la sociedad mediocre en la que vivo! ¿Con qué derecho venía él a entrometerse en mi pacífica vida? ¡Debía pagar, tenía que sufrir! No obstante cuán equivocado me encontraba ¡él no tenía la culpa de nada! No era responsable de otra cosa que no fuera amarme.
Es inevitable sonreír al recordar la forma en la que... ¿Me acosaba? ¡Sí! Así es, Niall, me acosaba. Fue tan bochornoso todo eso y yo en mi afán de macho le hice tanto mal, al punto de amenazar su vida. No he conseguido perdonarme siquiera con el paso de los años.
Todo esto comenzó hace siete años: Niall era el estudiante nuevo, le habían transferido de una universidad de otra ciudad. No sé el porqué, mas cuando nuestras miradas se cruzaron sentí como la sangre corría mucho más rápido por mis venas. Meneé la cabeza para poder reaccionar e intenté evitarlo, sin embargo él tomó asiento a mi lado y sonrió con tal dulzura que el estómago me dio un vuelco ¿Qué era eso? ¿Por qué ése recién llegado me hacía sentir confundido? No quise ni imaginarlo, no deseé saberlo. Sólo ansié mantenerle alejado de mí. Sin embargo aquello no fue posible, por algún motivo entablamos una conversación y ése fue el inicio de los eventos que se desatarían cual tempestad.
Niall era pequeño y débil, un blanco fácil para los bravucones que le molestaban a diario. Me vi en la obligación de defenderle de cualquiera que osara tocarle. Era un buen muchacho ¿Por qué iba a permitir semejante injusticia? ¡Los caballeros defendían a los necesitados! Y él requería mi auxilio.
Semana tras semana nuestra amistad progresaba. Siendo sincero me hacía feliz protegerle de los estúpidos malandrines de la facultad. Dentro de mí quise pensar que le apreciaba tanto como a un hermano menor, quise creer con todas mis fuerzas que se trataba de eso. Pero todo cambió el día en el cual comenzó a tratarme diferente. Ya no era el mismo, sus ojos me lo decían y el temor me invadió. ¡Debía estar equivocado!
Pero le confronté y entonces lo confesó todo. Temblando ante mis ojos estupefactos, lloró mordiéndose los labios ¡Que alguien me despertara por favor! Quise echarme a correr para no verle jamás.
- ¡Te amo!- gritó sollozando, con sus preciosos ojos azules enrojecidos y las manos formando pequeños puños que demostraban la impotencia que sentía ¿Qué debía decirle? ¿Cómo debía actuar? ¡Me sentía aterrado! ¡Un hombre me estaba declarando sus sentimientos, a mí, otro hombre! Eso me parecía repulsivo ¡una maldita aberración! El pecado más grande que un humano pudiese cometer.
- ¿Qué has dicho?- interrogué incrédulo, sintiendo mi corazón latir apresurado, como si deseara escapar de mi pecho y dejarme atrás ¡no podía ser verdad! Era una jodida broma ¡tenía que serlo!- ¡Qué carajos dices!
- ¡Que te amo!- repitió intentando abrazarme. A pesar de su esfuerzo. Pese a mis propios sentimientos-los cuales no deseaba admitir-le empujé lleno de furia. De ése modo inició mi hermosa pesadilla.
Día a día, Niall, hacia cosas que ante mis ojos parecían inusuales (lindas, debo decir) para llamar mi atención a toda costa. Entre cartas, llamadas a cualquier hora del día, chocolates, osos de felpa, invitaciones al cine que de manera descortés rechacé; más que capturar mi atención se ganó mi odio. Lo aborrecía por hacerme ver como un marica frente a las chicas y mis compañeros del equipo de fútbol ¡lo detestaba por hacerme sentir confundido y ansioso! ¡Quería hacerle desaparecer de mi existencia para siempre! Que dejara de respirar y al mismo tiempo ansiaba probar sus labios por un minuto, sólo uno. Era demasiado complicado para mí. Sin embargo, mi repulsión hacia Niall se acrecentó cuando llegó al punto de vestirse como una pequeña y coqueta colegiala y hacerme porras en pleno partido.
Ésa tarde decidí ponerle fin a todo ¡le mostraría quién era yo en realidad! O quien decía ser únicamente para encajar en un mundo mediocre que sólo sabe juzgar a quien es diferente.
Le esperé en un callejón cercano a su departamento y allí le di una paliza. Recuerdo la sorpresa dibujada en su rostro de niño pequeño, la expresión de dolor cuando le abofeteé por primera vez, las lágrimas que como un amargo manantial fluyeron cada vez que le golpeaba o azotaba su cabeza contra el pavimento. Nunca olvidaré sus palabras y aquéllas preguntas que a éstas alturas no consigo responder: "¿Por qué? ¿Por qué me lastimas así, por qué?". ¡No lo sabía! No lo comprendía, sólo quería que mis sentimientos murieran y fue en aquel momento que cometí el peor error de mi vida: ultrajé su cuerpo delgado como una bestia sin corazón. ¡Oh, Dios, fui un maldito! Un miserable y no entiendo cómo es que hoy estamos juntos. Es quizá porque él me amó más de lo que cualquiera hubiera podido hacerlo.
Aquélla noche no sintiéndome conforme con haberle herido como lo hice. Desesperado, ansioso y airado me bajé los pantalones y le tomé sin contemplación alguna. Lo violé como si eso pudiera cambiarle o pudiera aminorar lo que se desataba dentro de mí por ése muchachito acosador. Sus ojos seguían llorando y la voz ya no le salía, solamente se escuchaban mis jadeos y un débil murmullo que se extinguió cuando juntó los párpados entristecido. - ¡Maldito Homosexual!- le dije escupiendo su rostro sangrante y le dejé sin siquiera mirar atrás.
No saben cuánto me duele ahora, incluso no puedo evitar llorar al pensar lo miserable que fui. Pero el daño había sido hecho y repararlo era una ardua tarea.
Gracias a ésa golpiza, Niall paró en el hospital. Estuvo dos largas semanas internado y en todo ése tiempo no abrió la boca para delatarme y yo me preguntaba por qué ¿Por qué no decía nada a nadie? ¿Por qué mentía hablando de una pareja inexistente con la cual se había acostado antes de ser asaltado en aquél callejón? ¿Por qué me protegía si le había hecho tanto daño? ¡Necesitaba respuestas! Pero como siempre la cobardía era más poderosa que mi fuerza de voluntad. Sin embargo, la culpa me consumía y por ello, ignorando mis miedos, decidí ir a visitarle y pedirle perdón. Sabía que no me perdonaría, mas necesitaba suplicarle, si era necesario, que me disculpara ¡Que me enviara a la cárcel si quería, pero que me perdonara!
Crucé la puerta lleno de nervios ¿Qué le diría? ¿Cómo me disculparía? Me sentía como el peor de los criminales y eso era ¡claro que lo era! ¡Le había hecho algo horrendo, una cosa espantosa! Yo merecía morir.
Niall dormía, tal como lo hace ahora, respiraba de manera apacible y sus párpados apenas se movían. Sin dudas estaba soñando, deseé con todas mis fuerzas que no fuera con la atrocidad que cometí. Él no merecía sufrir más por mi culpa., por mis dudas y mis arrebatos de ira y frustración. Yo merecía ocupar su lugar y morir.
Me senté a su lado y llorando le pedí disculpas -Perdóname- susurré a su oído acariciando su hermoso rostro lleno de moretones debido a los severos golpes que le había propinado. Él abrió sus Azules ojos y sonrió ¡Ah, tan perfecto! Fue como ver al mismo Dios reír y me sentí todavía más pecador ¿Por qué sonreía? ¿Por qué no gritaba pidiendo auxilio? En absoluto imaginé que poseyera tan noble corazón. Niall era el ser más compasivo que jamás conocí y eso me enterneció ¿Cómo había podido hacerle semejante bajeza, cómo? ¡Que alguien me dijera, que alguien me explicara la razón de mis actos errados! Que alguien me dijera por qué mi alma gritaba: "¡Bésale!".
- ¡Viniste!- exclamó levantando sus débiles brazos y aferrándose a mi cuello con ellos, como si no quisiera permitirme escapar. Como si quisiera que mi corazón se fundiera con el suyo y yo todavía me preguntaba la causa de sus actos y los míos ¿Es que no me aborrecía? De alguna enfermiza manera quería que me detestara -Viniste- repitió con su vocecilla sutil y apagada -viniste a verme, creí que no lo harías. Quería verte.
-Perdóname por favor- supliqué ahogando mi llanto en su cuello albo. Quería gritar, quería tantas cosas y a la vez no quería nada. Simplemente anhele dejar de ser yo y devolver el tiempo. Protegerle de mí mismo y del mundo entero. Niall era tan endeble y pequeño. Demasiado noble y alegre y yo... yo había marchitado su belleza.
-Todo está bien- afirmó con ésa sonrisa que me hacía estremecer ¿Cómo podía estarlo? ¡Casi lo había matado, por Dios Santo! ¿Cómo iba a estar todo bien, si después de humillarlo como lo hice le dejé tirado como un animal muerto en medio de la calle? ¿Cómo estaba bien todo si llevaba dos malditas semanas en una camilla de hospital, solo y sin nadie que cuidara de él? Era imposible, nada estaba bien ni lo estaría otra vez.
-No, yo... ¡Yo te hice daño...!- repliqué pero fui obligado a hacer silencio por un beso. Nuestro primer beso.
-Yo te amo- Volvió a decir y cayó rendido en mis brazos. En ése instante pude comprender que yo también le amaba y que a debía asumirlo. Desde ésa hora juré protegerlo de todos, incluso de mi...
Juré no volver a causarle ningún dolor y dedicarme a sanar las heridas que como un desquiciado había causado en su alma noble de niño soñador.
›› Se ve tan hermoso dormido... Su cuerpo, su voz; sus labios entreabiertos que me llaman incluso en sueños, su rubia y lisa cabellera. Amo todo eso, lo amo a él por sobre todas las cosas y deseo dormir a su lado cada noche y estar a junto a él cuando salga el sol... Así como lo hice hoy...
LittleRabbit69
Re: Una Vida A Tu Lado [Niam Hayne]
Primer lector:)
Niam no me agrada casi nada, pero la historia suena bien. Me aventuraré a leer Niam por primera vez conejín. Pero soy Ziam Shipper:)
Niam no me agrada casi nada, pero la historia suena bien. Me aventuraré a leer Niam por primera vez conejín. Pero soy Ziam Shipper:)
PipeAlejandroMalik
Re: Una Vida A Tu Lado [Niam Hayne]
PipeAlejandroMalik escribió:Primer lector:)
Niam no me agrada casi nada, pero la historia suena bien. Me aventuraré a leer Niam por primera vez conejín. Pero soy Ziam Shipper:)
BIENVENIDO PÍPE
gracias por darle una oportunidad a niam
yo igual soy ziam shipper pero igual me gusta niam son tiernos jejejeje
LittleRabbit69
Re: Una Vida A Tu Lado [Niam Hayne]
Hii
We Are Never Ever Getting Back Together... Bitch
Me parecio demaciado interesante y hermosaa.
Igual que en Watti.
Pero Lo Amooooooooooo
Siguela ;)
Alexa te lo pide.
Bye
We Are Never Ever Getting Back Together... Bitch
Me parecio demaciado interesante y hermosaa.
Igual que en Watti.
Pero Lo Amooooooooooo
Siguela ;)
Alexa te lo pide.
Bye
AlexaSwag.
Re: Una Vida A Tu Lado [Niam Hayne]
alexiaaaa esta aquiAlexaSwag. escribió:Hii
We Are Never Ever Getting Back Together... Bitch
Me parecio demaciado interesante y hermosaa.
Igual que en Watti.
Pero Lo Amooooooooooo
Siguela ;)
Alexa te lo pide.
Bye
en unos dias la sigo cuando tenga mas comentarios
LittleRabbit69
Re: Una Vida A Tu Lado [Niam Hayne]
WOW
Esto fue tan perfecto, ya sabes que Niam no me gusta nadita, pero esto, me hizo ver las cosas de manera diferente :3
Gracias por haberlo subido.
Me gusto demasiado.
Rebe se despide.
Esto fue tan perfecto, ya sabes que Niam no me gusta nadita, pero esto, me hizo ver las cosas de manera diferente :3
Gracias por haberlo subido.
Me gusto demasiado.
Rebe se despide.
Rebeca.
Re: Una Vida A Tu Lado [Niam Hayne]
Ya subo en un rato contesto comentarios
Última edición por LittleRabbit69 el Miér 16 Abr 2014, 11:18 am, editado 1 vez
LittleRabbit69
Re: Una Vida A Tu Lado [Niam Hayne]
Capitulo Uno:
La vida al lado de Niall se hacía simplemente maravillosa. Cada día que permaneció recluido en el hospital, le visitaba con el fin de hacerle compañía y limpiar mi manchada conciencia. Las palabras no me alcanzan para describir lo que mi corazón sentía al mirarle sonreír como un pequeño inocente y agitar su mano al viento para capturar mi atención cuando ensimismado en mis pensamientos dejaba de verle a él le gustaba que le mirara a él nada más. ¿Era eso posible? No, no lo era y con todo, en su caso las palabras huían de mi boca y el alma me gritaba desesperada e incesantemente: "¡Ámale, ámale y no le dejes ir!". Y por primera vez le obedecí sin objeción alguna, sin peros, sin miedos, sin más reproches que ése que me hago continuamente "¿Por qué le lastimé?". Sin embargo la respuesta nunca llegó y nunca lo hará, soy consciente de ello. Los humanos somos débiles, crueles y cobardes por naturaleza. Fue todo eso lo que actuó en mi lugar, en ése momento había dejado de ser yo, perdiéndome en medio de mi odio, dejándome cegar por la locura. Actué sin pensar y mi peor condena fue la culpa. Todavía lo es. Mas al verle cada día, al sentir sus delgados brazos rodear mi cuello y sus labios juntarse con los míos comprendo que si bien, Niall tuvo infinitas razones para detestarme, eligió amarme pese a mis acciones equivocadas. Él siempre ha sido demasiado noble como para albergar odio durante mucho tiempo.
Pero aquello yo no lo creía posible-no al menos durante esos días oscuros y llenos de remordimientos-, dentro de mí pensaba erradamente que ése muchachito que aún hospitalizado, reía de mis chistes me odiaba. Pensaba que quizá sólo fingía haberme perdonado por algún motivo enfermizo. En realidad me sentía indigno de su perdón, me sentía como el bastardo villano de los cuentos de hadas y por eso escapaba de su mirada escudriñante. Él me preguntaba sin palabras: "¿Por qué huyes de mí?". Y mis labios se sellaban inmediatamente, ¿qué le iba a decir? ¡Era obvia la respuesta! ¡Yo era el desalmado que había abusado de su cuerpo y espíritu! El que había doblegado su voluntad y humillado como nunca nadie lo hizo. Y con todo nunca hubo un reproche de su parte, jamás dijo nada y me preguntaba ¿por qué lo evadía? Supuse que era debido al dolor que le causaba, mas la verdad era que Niall me había perdonado incluso mientras le violaba. Me lo hizo saber en la única oportunidad que tocamos el tema-el día que al fin pudo abandonar el hospital-, me lo dijo antes de darme un beso tan cálido y lleno de amor que no logré evitar llorar abrazado a su cuerpo como un infante ¿Cómo podía ser tan noble? ¿Cómo podía amarme así y por qué?
"Porque fuiste bueno conmigo desde el principio", dijo juntando su frente con la mía, "¿Sabes una cosa, Liam? Después de mi madre eres la única persona que se ha preocupado por mí. Cada día te veía defenderme de cualquiera que me hiciera algún daño y eso me hizo amarte. Te transformaste en mi héroe personal, en la persona que sin interesar nada más estaba a mi lado. Fue inevitable, simplemente entraste en mi corazón y ya no pude sacarte. No puedo odiarte puesto que comprendo perfectamente que no quisiste hacerme daño. Sólo estabas confundido. Pero me gustaría saber qué sientes en este momento por mí. Si estás a mi lado por lástima por favor detente... eso sería doloroso".
Al escucharlo únicamente pude llorar con más intensidad, ahogando mis amargos lamentos en su cuello blanco y perfecto, morderme el labio inferior desesperado y reconsiderar las cosas ¡Por supuesto que no me hallaba a su lado por lástima, jamás! Yo le quería, lo amaba con cada fibra de mi ser y no anhelaba nada distinto a cuidarle, permanecer a su lado cada hora del día. Remediar mis errores, claro, y amarle hasta el instante en el que dejara de respirar. Él era parte fundamental de mi existencia y no quería más que hacerle feliz.
Desde ésa mañana Niall se convirtió en mi novio oficial, en el muchachito juguetón al que esperaba al acabar las clases para invitarle un helado y finalmente dejarle en la puerta de su casa con un beso en la frente y una tierna caricia en sus mejillas siempre sonrosadas. La primera persona en la que pensaba al despertar y la última al dormir. Él simplemente se convirtió en una extensión más de mí, en mi dueño. En mi destino. Yo le pertenecía enteramente.
Le pertenezco enteramente y eso nadie podrá cambiarlo.
Sin embargo todavía no me acostumbraba a mi nueva realidad. No, no tenía nada que ver con Niall; era por mí. En el fondo me sentía inseguro ¿Qué dirían mis amigos al enterarse que salía con otro chico? ¿Qué pensarían mis padres al respecto? ¿Seguirían amándome? Y mi hermana ¿continuaría sintiéndose orgullosa de mí? Mi cabeza era un completo caos y mis sentimientos y culpas no ayudaban ¿Qué debía hacer? ¿Cómo actuar? Niall
era el hombre al que amaba, no podía ocultar nuestra relación ¿No significaba eso hacerle todavía más daño? No obstante, fue él quien propuso mantener nuestra relación en silencio. Seríamos nada más que amigos ante el mundo, aunque la realidad fuera otra. Supongo que comprendía mis vacilaciones y por ello optó por sacrificarse... lo hizo por mí. Pero ¿Yo qué hacía por él? ¡Nada! Ésa es la verdad. Me dedicaba a actuar como un chiquillo miedoso, sin valentía y eso me avergonzaba ¿no era yo un hombre? Entonces ¿Cuál era el motivo que me obligaba a conducirme como un delincuente y ocultar lo que era del resto de la humanidad?
A mis veinte años no lo sabía, mas ahora mis ojos lo ven claramente: lo que en verdad me aterraba era ser señalado por el dedo acusador de la sociedad putrefacta y embustera con la cual nos vemos obligados a coexistir. Deseaba ser aprobado por ellos, continuar siendo admirado y "respetado como otro macho dominante" perteneciente a ella. Quería...
No sé lo que quería ciertamente. Era demasiado inmaduro como para saberlo y pese a ello, gustaba de actuar como un hombre maduro cuando no era más que un niño insignificante y demasiado torpe como para admitir quién era y lo que se desataba en mi interior. ¿Alguna vez te has sentido así? ¿Has sentido que tu existencia carece de valor, que no eres nadie y lo eres todo al mismo tiempo gracias a un persona, sin embargo te es imposible aceptarlo por el miedo al qué dirán?
Pues bien, ése era yo, ésa era mi realidad deprimente y absurda. La pregunta que me hacía constantemente era ¿Cómo hacer feliz a una persona si no puedes amarla libremente? Y a pesar de mis dudas y reflexiones continuaba con aquello, ya que no me apetecía abandonar mi cómodo disfraz de heterosexual para afrontar la realidad de las cosas. Sencillamente no quería ser descubierto. Mas, no puedo negar que también se hallaban mis culpas. No podía olvidar, no pretendía hacerlo ¿Cómo borrar de mi memoria aquéllas crueles imágenes? ¿Cómo ignorar los reproches de mi corazón y el rostro aterrado de Niall aquella noche? ¿Cómo dejar de soñar con sus lágrimas y lamentos, con su vocecilla apagada y colmada de dolor? ¿Era posible dejar de verle en mis pesadillas con el rostro inflamado y sangrante? ¿Cómo no pensar más en ello si le había violado? ¡No era posible! Y los demonios dentro de mí chillaban reiteradas veces lo desgraciado que había sido. "¡Maldito!", gruñían a mi oído, "¡Eres un ser perverso! ¿Cómo fuiste capaz de semejante bajeza?". Y no conseguía hacer algo distinto a llorar en medio de la oscuridad de mi habitación, anhelando inútilmente devolver el tiempo y evitar mis acciones. Pero eso era por demás imposible.
Niall por su parte, volvía a ser lentamente el mismo muchacho alegre que había conocido meses atrás. La felicidad retornaba poco a poco a sus ojos azules y no comprendía cómo era eso posible ¿Cómo podía reír con tan solo verme llegar? Y entonces con pasos rápidos se acercaba para saludarme con aquella sonrisa sincera y vivaracha, me halaba del brazo y decía "Vamos a clases", giraba sobre sus talones y fijándose de que no hubiera nadie cerca me besaba fugazmente sobre los labios y volvía a reír como si cometiera alguna travesura mientras sus dedos albos corrían ése mechón rebelde de su cabellera lisa y maravillosamente rubia. Y en ése instante era yo quien sonreía al verle batallar con ése "cabello endiablado" al que maldecía insistentemente. En esos momentos le sorprendía al juntar nuestros labios-no sin fijarme antes de que nadie nos viera-para callarle y sus mejillas se coloreaban violentamente a la vez que intentaba murmurar algo parecido a un te amo, que incomprensiblemente me dolía. Yo no lo valía, no merecía ése incomparable amor hacia mí de su parte, mas Niall no parecía entenderlo y eso me contrariaba de alguna forma.
Las siguientes semanas se volvieron una tortura. Niall insistía en permanecer más tiempo a mi lado y yo me distanciaba, no quería tenerle cerca demasiado tiempo, sentía que de alguna manera volvería a dañarle y el sólo hecho de pensarlo me causaba un profundo dolor y él de una manera u otra lo notaba. Se evidenciaba en su mirar triste, en ése mohín que hacía cuando intentaba darme un abrazo y yo retrocedía.
Sin darme cuenta le hería más y más cada vez ¿Podía ser más estúpido? Lo dudo. No hubiese podido serlo de haberlo querido.
Sin embargo fue en una tarde soleada, mientras nos encontrábamos sentados en la banca más alejada del parque central de la ciudad, en la que me observó con algo que no supe descifrar ¿Qué era eso que se vislumbraba en sus orbes azules? - ¿Por qué lo haces?- dijo y le miré sin entender todavía a qué se refería. Sus labios temblaron y supe que lloraría de un momento a otro. Siempre lo hacía cuando la tristeza era mucha para ser soportada y Niall nunca ha sido un hombre demasiado fuerte emocionalmente. Puede romperse incluso por las cosas más simples y esa es una de las cosas que más amo de él. - ¿Por qué me evades? ¡No intentes negarlo Liam! ¡Quiero que me digas qué te sucede conmigo! ¿Qué te he hecho para que ya no desees ni verme a los ojos? ¡Me duele!- sollozó con la voz quebrada, escondiendo su rostro afligido de mí. Lo había arruinado de nuevo -Me duele ¡Si no me quieres sólo dilo, joder, yo sabré entenderlo, pero no me hagas esto!
¿Qué iba a decirle si ni siquiera entendía mis motivos? Y un "perdóname" no remediaría nada. Únicamente pude estrecharle entre mis brazos y besarle sin que nada más me afectara, como si el mundo no existiera ¡Y es que nada ni nadie más importa cuando estoy a su lado! Junto a Niall el tiempo se detiene y me es posible tocar el cielo con los dedos.
-Lo siento- murmuré -es sólo que continúo sintiéndome culpable, incluso ahora y no me es posible perdonarme por lo que te hice ¿Puedes comprenderlo? Por las noches me es imposible dormir. Cierro los ojos y veo todo cuanto te hice y tú... tú vienes y me dices que me amas sin interesar nada, que me perdonas y no lo comprendo ¡no puedo! ¡Deberías odiarme! ¡Tienes que hacerlo, ódiame Niall ya que es lo único que merezco de ti!- no vi en aquel momento la bofetada que volteó mi rostro hacia el lado contrario. Y cuando le encaré le vi llorar lleno de impotencia, de rabia, de... dolor.
- ¡Eres un estúpido!- chilló abrazándose a sí mismo de una forma tan triste que quise ser yo quien le sostuviera en brazos. Se veía desamparado, solitario, deprimido. Como si en realidad yo fuera todo cuanto poseyera en éste mundo. Y aunque no lo supe en ése preciso instante, era así: Niall no tenía a nadie más que a mí. Yo era todo cuanto ostentaba. - ¿por qué si yo lo he conseguido tú no puedes? ¿Por qué te cuesta tanto hacerlo? ¡Dame una explicación!
- No lo sé. Es que simplemente no puedo.
-Entonces lo mejor será que no vuelvas a buscarme- susurró dándose la vuelta y caminando cabizbajo hacia la salida -Adiós.
¿Qué haría? ¿Le dejaría ir? ¿Dejaría marchar a la persona que amaba y me a amaba a pesar de mis equivocaciones? ¿Le dejaría superar en soledad lo que yo en medio de mi confusión había causado? ¿Sería eternamente un cobarde? ¡No podía, no quería! Yo le amaba ¡Dios, le amaba! Y era hora de demostrarlo. Corrí hasta alcanzarle y tomándole bruscamente del hombro le hice girar. Quiso decir mi nombre, pude leerlo en sus labios que apenas se abrieron para hablar, mas no se lo permití -Te amo- dije y sin esperar una respuesta de su parte volví a besarle. No me interesó que un par de señoras nos vieran alarmadas y cuchichearan a nuestras espaldas, no me importó que un par de muchachos nos miraran con asco. No presté atención siquiera a las exclamaciones del sacerdote que nos observaba aterrorizado. Solamente junté los párpados y le apreté más a mi cuerpo, no quería dejarle huir. No, ¡yo no escaparía nunca más!
Niall jadeó y supe que necesitaba aire. Apenas alejé mi rostro del suyo unos centímetros y él habló sin dejar de retarme con sus ojos entreabiertos: -Entonces ámame sin importar nada, ámame incluso si no puedes disculparte, lo primordial es que yo lo hice ésa misma noche. Eso es todo lo que te concierne.
Asentí levemente. Él se hallaba en lo cierto, no había por qué dudar...
Comenten si no comentan no subo
LittleRabbit69
Re: Una Vida A Tu Lado [Niam Hayne]
Jajajaja espero te gusté ya subí el primer capPipeAlejandroMalik escribió:Primer lector:)
Niam no me agrada casi nada, pero la historia suena bien. Me aventuraré a leer Niam por primera vez conejín. Pero soy Ziam Shipper:)
LittleRabbit69
Re: Una Vida A Tu Lado [Niam Hayne]
Capitulo Dos:
Después de ése día nuestra relación fue mejorando poco a poco. No puedo decir que las dudas se habían desvanecido por completo; ellas continuaban allí, latentes, vivas. Se nega.ban a dejarme en paz, me atormentaban y eso se hacía tortuoso, mas al admirar ése rostro infantil que se iluminaba con el simple hecho de verme llegar, las olvidaba por unos instantes, ya no existían y sólo alcanzaba a desear protegerle a toda costa de cualquier amenaza. No quería que nadie le hiciera llorar jamás. Lo único que anhelaba, en realidad, era meterle en una pequeña cajita de cristal para que el mundo le observara, claro, pero no pudiera tocarle. Yo era su héroe y exclusivamente aspiraba comportarme como tal, ya que Niall nunca ha sido seguro de sí mismo; necesita de alguien que le apoye para sentir que puede conseguir lo que se proponga y eso lo convierte en un ente vulnerable ante los crueles ojos de la humanidad, puesto que el mundo espera que todos seamos fuertes, iguales unos a los otros, una copia barata de algún prototipo perdido y desgastado, y si no encajamos en su concepto errado de perfección nos tornamos nada más que desecho al que se debe pisotear y humillar sin piedad alguna.
Pero Niall se hallaba fuera del montón, a mis ojos él era, sinceramente, el más perfecto de los seres humanos.
Aún recuerdo cuando llegó a mí con sus grandes orbes azules empañados por las lágrimas y una mueca de tristeza dibujada en su tez blanca. Se negaba a decirme lo que le sucedía. Solamente sollozaba mordiéndose las mangas del suéter negro que me había pertenecido en alguna ocasión. Fue tan doloroso, me sentí impotente, devastado. ¡Niall lloraba y no tenía idea de cómo ayudarle! Y él a su vez no me daba las herramientas para hacerlo; únicamente gemía ahogadamente contra mi pecho, temblaba y se aferraba a mí como si no quisiera perderme. ¡Dios, no pensaba dejarle solo, en absoluto! Sin embargo, él continuaba con sus lamentos sin pronunciar palabra y mi corazón se encogía doloridamente. Creí que lloraría de la misma manera en la que él lo hacía. Terminaría derrumbándome y eso no me estaba permitido. Yo era su fortaleza, los brazos que le levantaban cuando ya no podía más, cuando la vida se hacía una carga demasiado pesada y si me desplomaba a sus pies ¿Quién le sostendría? No, no debía caer; no obstante la desesperación me embargaba y no lo soportaría un segundo más.
Me aprecié como a un muchachito dramático y susceptible. Incapaz de cumplir sus promesas.
-El cachorro. - dijo al fin y no entendí lo que pretendía comunicarme ¿De qué hablaba?
- ¿Cuál cachorro?- pregunté tomándole de la barbilla. Niall desvió la mirada y suspiró como si le costara demasiado hacerlo. Realmente se encontraba afectado por alguna cosa que no se atrevía a decirme.
-No se mueve. El cachorro al que arrollaron con la bicicleta no se mueve ¡Se va a morir!- y todo se hizo claro. Lloraba por un pobre animalito callejero que había tenido el infortunio de cruzar la calle durante la luz verde. Aquello indudablemente me enterneció ¿Cómo conseguía ser tan bondadoso y sensible a los diecinueve años? ¡Y pensar además que su apariencia se asemejaba a la de un adolescente de unos diecisiete cuando mucho! Maravilloso, ciertamente lo era.
-Llévame con él y quizá pueda hacer algo- contesté suavemente, jugando con el mechón rebelde de su cabellera lacia y brillante, procurando llenarle de esperanzas. Quizá el animalito no había resultado demasiado lastimado y Niall sólo exageraba. Y así fue. Al llegar al lugar me percaté de que el cachorro no tenía más que una pata rota. Lo tomé entre mis brazos y corrí al veterinario. En ése instante un nuevo miembro entraba a mi vida para colmarla de alegrías e innumerables dolores de cabeza: Rufus, nuestro primer hijo. Y jamás me sentí más dichoso de realizar una acción loable. Niall reía lleno de felicidad al comprender que el pequeño can no moriría y que igualmente pasaría a ser parte de su existencia como su compañero de travesuras y mejor amigo.
No voy a negar que llegué a sentir celos de Rufus. Sin quererlo el pequeño perro acaparaba toda la atención de la persona que amaba y eso me hacía sentir enojado ¿Con qué derecho venía ése animalejo a robarme a mi novio? Me preguntaba cada día y mi furor aumentaba cuando Niall se acercaba con la pequeña bestia peluda en brazos y con voz cantarina decía: "¡Vamos, Liam, besa a tu hijo!, no seas un mal padre y bésalo... mira, Rufus necesita de tu amor para crecer sano y fuerte". Y a final de cuentas debía ceder y besar en el hocico al cachorro. En ése instante Niall carcajeaba y juntaba sus labios con mi frente y yo lo olvidaba todo..., todo. Me perdía en sus ojos claros y llenos de una luminosidad encantadora, le besaba y sonreía murmurando cuanto le amaba.
Nunca en mi vida había sido tan feliz ¿Era eso el amor? ¿Así debía sentirse? Entendí durante aquellos días que jamás me había enamorado, que ninguna de mis novias me había hecho sentir de semejante manera y que... mi lugar se hallaba junto a ése muchachito al que me negué a querer en el pasado, al que vulneré y el cual, incomprensiblemente, me hacía saber que pasara lo que pasara nunca dejaría de apreciarme puesto que yo era el hombre de su vida. ¡El hombre de su vida! ¿Saben lo que significó escuchar eso para mí? Sentí que el corazón saldría de mi pecho y pensé que moriría de felicidad. Creí que no existía dicha más grande que ésa y ciertamente no me equivoqué. No hay nada mejor en ésta vida que compartir mis días con él.
"Dios, dije dentro de mí en ése momento, Si en verdad existes, no lo apartes de mi lado".
Verdaderamente le amaba y la necesidad de su presencia se tornaba cada vez más intensa tanto que el no verle durante las horas en las cuales se encontraba en el taller de arte me sentía vacio y la tentación de ir y sacarle arrastrando de la mano se hacía más latente. Me imaginaba-infantilmente-irrumpiendo en el lugar y cargándole en brazos hasta la salida. Pero eso jamás sucedió, estaba consciente de lo importante que era aquél taller en su vida. El arte siempre fue una extensión más de su alma y yo no tenía derecho a castrarle en ése sentido ¿Qué clase de novio sería? Indudablemente uno no muy bueno. No la clase de novio que aspiraba ser.
Al amanecer, como de costumbre, revisé mi teléfono buscando algún mensaje suyo. No había un solo día en el cual Niall no me despertara con un "Buen día, Liam ¿Ya estás listo?" que mandaba unas diez veces. Pero aquella mañana en específico al no encontrarlo la decepción me atormentó de manera cruel. ¿Por qué no me había escrito? ¿Por qué no me despertaba como cada vez? ¿Habría sucedido algo? Y cuando comenzaba a resignarme y pensar que aquello que esperaba no llegaría el aparatito vibró y su nombre se dejó relucir en la pantalla junto con la frase: "Mira por la ventana". Y allí estaba él, al otro lado de la calle saludándome con una sonrisita traviesa bailando en sus labios nacarados por el humectante de fresas que acostumbraba a usar. Le devolví el gesto y corrí al cuarto de baño para alistarme. No deseaba hacerle esperar más.
Aquello se repitió un par de veces y dentro de mí anhelé que sucediera más a menudo. Que fuera él quien me levantara con un beso en la frente... como una esposa; como un esposo, ciertamente.
Le tomé de la mano y por primera vez caminamos a la universidad de ése modo. No pretendía soltarle nunca más. Él me observó como preguntándome lo que sucedía y le besé fugazmente dándole a entender que todo estaba bien. No existía motivo alguno para ocultarnos y si bien, mi familia representaba el reto más grande que enfrentaría, lo haría cuando me sintiera seguro de mí mismo; entretanto, me daría la oportunidad disfrutar mi relación libremente aunque esto constituyera una falta grave a la moral y las buenas costumbres.
Como decía la canción: El que quisiera entender que entendiera. No había razón para mantenerlo entre las sombras. No le hacíamos daño a nadie ¿A qué pues, preocuparnos sin necesidad? Entendía perfectamente sus sentimientos, sabía lo mucho que le torturaba no poder comportarse como lo que realmente era por mis temores y no pretendía alargar su agonía, ni la mía, puesto que también me lastimaba el no poder cortejarle libremente.
Ser homosexual en un mundo machista y equivocado no es sencillo y en mi caso se hacía todavía más arduo porque si bien, me continuaban atrayendo las mujeres, me encontraba enamorado de un hombre y eso me convertía en una especie de aberración, un ser amorfo. Una mezcla asquerosa de lo que debería y no debería ser. No era heterosexual, eso estaba claro, pero tampoco era homosexual ¿Entonces qué? Comencé a preguntarme eso noche a noche antes de dormir. ¿Qué era yo?
-Eres bisexual- rió Niall acostado a mi lado en la cama de su habitación, con el rostro sobre mi pecho. No era la primera vez que entraba a ése lugar y aún así no dejaba de sorprenderme de lo vacío que lucía. Niall vivía solo y me entristecía saberlo. -pero si me lo preguntan, para mí, tú sigues siendo tú.
- ¿Y eso es bueno o malo?- insistí trazando un camino con los dedos sobre su brazo.
-Bueno, en definitiva es bueno.
- ¿Por qué habría de serlo?
Pareció dudarlo unos segundos y suspiró: -Porque te hace distinto. Eres la persona que amo ¿lo demás importa?
-No, no importa. Asimismo tú eres el niño por el cual daría mi vida.
- Pero yo no soy un niño.
- ¿Ah no? ¿Y quién lloraba por un perro callejero como si el mañana no existiera? ¡El cachorro, el pobre e indefenso cachorro!- me burlé y sus mejillas se tiñeron de un intenso carmesí. Ah cuánto me gustaba hacer eso.
- Es que...- intentó excusarse, mas mis labios no se lo permitieron. Le besé como en ocasiones anteriores hasta dejarle sin aliento. Sin darme cuenta, me hallaba sobre su cuerpo con la cara metida entre su hombro derecho y su cuello que se me entregaba a mí sin reparos; recorriéndole el abdomen con las manos, buscando desnudarle. Ansiando hacerle el amor. Le miré aterrado y me hice hacia atrás ¿Qué estaba a punto de hacer? No podía tocarle ¡No debía! Me asustaba la sola idea de herirle con mis actos nuevamente.
- ¿Por qué siempre haces eso? Cuando llegamos a éste punto, tú... te alejas como si te horrorizara tocarme. Dime el motivo, Liam ¿Qué te sucede conmigo?
-No quiero lastimarte, es todo.
- ¡Ah, pero no lo haces, idiota!
-Perdóname Niall, son mis propios demonios los que me impiden hacerlo. Es que no concibo la idea de que tú y yo...
Niall dejó escapar una débil carcajada -Y después te preguntas por qué te amo tanto.
-No puedo hacerlo todavía, sin embargo puedo hacer esto- musité soltando el botón y metiendo la mano dentro del ajustado jean negro que llevaba puesto. Niall se tensó ante el contacto y se relajó casi instantáneamente en el momento en el que mis dedos recorrieron su intimidad aún envuelta en la ropa interior que pausadamente comencé a deslizar hacia abajo. Gimió entre dientes y se aferró a mi brazo. No procuraba detenerme, solamente se apoyaba en mí y eso me alentó a proseguir en lo que me había propuesto.
Nunca antes había tocado a un hombre de ésa manera, no obstante, supuse que debía hacerlo como tenía por costumbre cuando las hormonas me obligaban o como me hubiese gustado que me tocara alguna de mis ex novias.
Y evidentemente funcionó. Niall temblaba y respiraba agitado con la frente sudada y los ojos entreabiertos. No emitía ningún sonido y eso me molestaba ¿Por qué no expresaba lo que sentía? Quería escucharle, precisaba hacerlo. Pensé en aquel momento que a lo mejor requería de un poco más de esfuerzo de mi parte. Pero ¿Cómo? ¿Qué debía hacer? Me sentí como un chiquillo virgen y recordé vagamente mi primera experiencia sexual: Para aquél momento apenas cumplía los quince años y mi novia, una muchacha indiscutiblemente hermosa y con mayor experiencia, me tumbaba sobre la cama para "hacerme sentir a gusto", según sus palabras.
Recuerdo haberme corrido en su boca casi instantáneamente y la mirada llena de satisfacción que me dirigió segundos después, mientras se relamía los labios con la lujuria brillando en su rostro de princesa. "Es normal que siendo tu primera vez te vengas así de rápido, no te preocupes. Tenemos toda la noche para los dos", siseó contra mi ojera y perdí toda la inocencia de la que mi padre se vanagloriaba.
Sin dudarlo más, bajé mansamente hasta quedar frente a frente con su hombría excitada y húmeda. Pasé saliva a través de mi garganta-que sentí demasiado seca-y soplé sobre su glande hinchado y rosáceo. Él separó los párpados de golpe y se apoyó sobre los codos para mirarme. Divisé duda y sorpresa en su semblante y antes de que emitiera un solo murmullo, deslicé la lengua por la extensión de su virilidad. Lo hice varias veces, hasta que dejé de sentirme incómodo y me acostumbré al contacto. Aquello no era como hacerle sexo oral a una mujer, eso era evidente, sin embargo me pareció que podía aplicar mis conocimientos en el proceso y hacer que lo disfrutara.
Procuraba hacerle sentir bien, compensar mi falta de valor para tomarle como él lo deseaba con algo que si bien, no resultó lo que me pedía, era lo mejor que mis miedos me permitían efectuar. Indubitablemente, fue una idea tonta, mas ¿Qué podía hacer? Después de todo, era una experiencia nueva para mí y... por lo que Niall me había dicho alguna vez, también para él. Aunque tiempo atrás, yo le hubiese hecho conocer el infierno al violarle.
Con todo, todavía existían demasiadas cosas respecto a su pasado que no sabía. No las imaginaba y posiblemente, de haberlas conocido en ése tiempo, me hubiese sentido todavía más desgraciado. Como un maldito demonio, cruel e insensible.
Sin embargo, Niall aún no me dejaba oír sonido. Se mordía el labio inferior y aspiraba grandes cantidades de aire que expulsaba violentamente, mas no hablaba, no decía nada ¿Por qué? ¿Lo estaba haciendo mal? ¿No lo disfrutaba? -Vamos, déjame oírte- supliqué separando los labios para hacer lo que sería mi jugada más riesgosa, considerando que mi experiencia en cuanto a los hombres era nula: Me llevé a la boca su miembro y comencé a succionarlo, a jugar con él como un niño que descubre una cosa nueva. Al principio las ganas de vomitar se hicieron presentes y consideré la idea de escupirlo, pero a los pocos minutos descubrí cómo debía hacerlo y la situación se hizo menos dificultosa. De hecho, se volvió placentera.
Y después de una larga espera sucedió, Niall gimió por lo bajo y creí que llegaría al orgasmo con el sencillo hecho de escucharle. Sin embargo volvió a sellar sus labios y la frustración retornó a mí -Por favor, cariño, déjame escucharte. Ya no te contengas.
-No- susurró y se llevó las manos a la boca. ¿Por qué no? ¿Qué tenía eso de malo? No lo entendía. -No quiero que te enojes conmigo- continuó y su voz se quebró de una manera triste.
- ¿Y por qué habría de enojarme?
-No lo sé- desvió la mirada -sólo creí que... que no te gustaría- jadeó y presioné la lengua contra su bálano una vez más. Otra y otra.
-Claro que me gustaría. Es lo que más deseo en éste momento- contesté y fue como una revolución. Gimió mi nombre tan eróticamente que mi propia erección dolió. ¡Oh, Dios, fue tan hermoso en realidad! Las lágrimas bañaron sus mejillas y se estremeció antes de desplomarse sobre el colchón. Repitió mi nombre un par de veces y se vino dentro de mi boca. Las piernas le temblaron y se relajó unos minutos después, únicamente entonces me permití acostarme junto a él de nueva cuenta.
Sus cachetes se encontraban sonrojados y el pecho le subía y bajaba agitado. Le peiné la larga melena rubia y se giró para darme un beso en los labios - ¿Lo bebiste?- interrogó con asombro. Asentí y él rió como un pequeño - ¿Por qué?
-No lo sé. Supongo que me ganó la curiosidad. No fue tan malo, creo que me gustó.
-Tonto- balbuceó situándose sobre mi cuerpo. Su rodilla rozó mi entrepierna y jadeé en un suspiro. Me iba a matar.
- ¿Te ayudo?- dijo y negué. No era nada que no pudiera controlar. No quería que aquél momento se perdiera debido a mis necesidades e igualmente no me sentía preparado para ello. Me comportaba como una pura y casta señorita, lo admito. -Pero te dolerá- replicó y le hice callar con un beso.
Así estaba bien, no precisaba de nada más que su compañía y amor...
La sigo cuando tenga Almenos. 4 comentarios si no comentan no la sigo
Después de ése día nuestra relación fue mejorando poco a poco. No puedo decir que las dudas se habían desvanecido por completo; ellas continuaban allí, latentes, vivas. Se nega.ban a dejarme en paz, me atormentaban y eso se hacía tortuoso, mas al admirar ése rostro infantil que se iluminaba con el simple hecho de verme llegar, las olvidaba por unos instantes, ya no existían y sólo alcanzaba a desear protegerle a toda costa de cualquier amenaza. No quería que nadie le hiciera llorar jamás. Lo único que anhelaba, en realidad, era meterle en una pequeña cajita de cristal para que el mundo le observara, claro, pero no pudiera tocarle. Yo era su héroe y exclusivamente aspiraba comportarme como tal, ya que Niall nunca ha sido seguro de sí mismo; necesita de alguien que le apoye para sentir que puede conseguir lo que se proponga y eso lo convierte en un ente vulnerable ante los crueles ojos de la humanidad, puesto que el mundo espera que todos seamos fuertes, iguales unos a los otros, una copia barata de algún prototipo perdido y desgastado, y si no encajamos en su concepto errado de perfección nos tornamos nada más que desecho al que se debe pisotear y humillar sin piedad alguna.
Pero Niall se hallaba fuera del montón, a mis ojos él era, sinceramente, el más perfecto de los seres humanos.
Aún recuerdo cuando llegó a mí con sus grandes orbes azules empañados por las lágrimas y una mueca de tristeza dibujada en su tez blanca. Se negaba a decirme lo que le sucedía. Solamente sollozaba mordiéndose las mangas del suéter negro que me había pertenecido en alguna ocasión. Fue tan doloroso, me sentí impotente, devastado. ¡Niall lloraba y no tenía idea de cómo ayudarle! Y él a su vez no me daba las herramientas para hacerlo; únicamente gemía ahogadamente contra mi pecho, temblaba y se aferraba a mí como si no quisiera perderme. ¡Dios, no pensaba dejarle solo, en absoluto! Sin embargo, él continuaba con sus lamentos sin pronunciar palabra y mi corazón se encogía doloridamente. Creí que lloraría de la misma manera en la que él lo hacía. Terminaría derrumbándome y eso no me estaba permitido. Yo era su fortaleza, los brazos que le levantaban cuando ya no podía más, cuando la vida se hacía una carga demasiado pesada y si me desplomaba a sus pies ¿Quién le sostendría? No, no debía caer; no obstante la desesperación me embargaba y no lo soportaría un segundo más.
Me aprecié como a un muchachito dramático y susceptible. Incapaz de cumplir sus promesas.
-El cachorro. - dijo al fin y no entendí lo que pretendía comunicarme ¿De qué hablaba?
- ¿Cuál cachorro?- pregunté tomándole de la barbilla. Niall desvió la mirada y suspiró como si le costara demasiado hacerlo. Realmente se encontraba afectado por alguna cosa que no se atrevía a decirme.
-No se mueve. El cachorro al que arrollaron con la bicicleta no se mueve ¡Se va a morir!- y todo se hizo claro. Lloraba por un pobre animalito callejero que había tenido el infortunio de cruzar la calle durante la luz verde. Aquello indudablemente me enterneció ¿Cómo conseguía ser tan bondadoso y sensible a los diecinueve años? ¡Y pensar además que su apariencia se asemejaba a la de un adolescente de unos diecisiete cuando mucho! Maravilloso, ciertamente lo era.
-Llévame con él y quizá pueda hacer algo- contesté suavemente, jugando con el mechón rebelde de su cabellera lacia y brillante, procurando llenarle de esperanzas. Quizá el animalito no había resultado demasiado lastimado y Niall sólo exageraba. Y así fue. Al llegar al lugar me percaté de que el cachorro no tenía más que una pata rota. Lo tomé entre mis brazos y corrí al veterinario. En ése instante un nuevo miembro entraba a mi vida para colmarla de alegrías e innumerables dolores de cabeza: Rufus, nuestro primer hijo. Y jamás me sentí más dichoso de realizar una acción loable. Niall reía lleno de felicidad al comprender que el pequeño can no moriría y que igualmente pasaría a ser parte de su existencia como su compañero de travesuras y mejor amigo.
No voy a negar que llegué a sentir celos de Rufus. Sin quererlo el pequeño perro acaparaba toda la atención de la persona que amaba y eso me hacía sentir enojado ¿Con qué derecho venía ése animalejo a robarme a mi novio? Me preguntaba cada día y mi furor aumentaba cuando Niall se acercaba con la pequeña bestia peluda en brazos y con voz cantarina decía: "¡Vamos, Liam, besa a tu hijo!, no seas un mal padre y bésalo... mira, Rufus necesita de tu amor para crecer sano y fuerte". Y a final de cuentas debía ceder y besar en el hocico al cachorro. En ése instante Niall carcajeaba y juntaba sus labios con mi frente y yo lo olvidaba todo..., todo. Me perdía en sus ojos claros y llenos de una luminosidad encantadora, le besaba y sonreía murmurando cuanto le amaba.
Nunca en mi vida había sido tan feliz ¿Era eso el amor? ¿Así debía sentirse? Entendí durante aquellos días que jamás me había enamorado, que ninguna de mis novias me había hecho sentir de semejante manera y que... mi lugar se hallaba junto a ése muchachito al que me negué a querer en el pasado, al que vulneré y el cual, incomprensiblemente, me hacía saber que pasara lo que pasara nunca dejaría de apreciarme puesto que yo era el hombre de su vida. ¡El hombre de su vida! ¿Saben lo que significó escuchar eso para mí? Sentí que el corazón saldría de mi pecho y pensé que moriría de felicidad. Creí que no existía dicha más grande que ésa y ciertamente no me equivoqué. No hay nada mejor en ésta vida que compartir mis días con él.
"Dios, dije dentro de mí en ése momento, Si en verdad existes, no lo apartes de mi lado".
Verdaderamente le amaba y la necesidad de su presencia se tornaba cada vez más intensa tanto que el no verle durante las horas en las cuales se encontraba en el taller de arte me sentía vacio y la tentación de ir y sacarle arrastrando de la mano se hacía más latente. Me imaginaba-infantilmente-irrumpiendo en el lugar y cargándole en brazos hasta la salida. Pero eso jamás sucedió, estaba consciente de lo importante que era aquél taller en su vida. El arte siempre fue una extensión más de su alma y yo no tenía derecho a castrarle en ése sentido ¿Qué clase de novio sería? Indudablemente uno no muy bueno. No la clase de novio que aspiraba ser.
Al amanecer, como de costumbre, revisé mi teléfono buscando algún mensaje suyo. No había un solo día en el cual Niall no me despertara con un "Buen día, Liam ¿Ya estás listo?" que mandaba unas diez veces. Pero aquella mañana en específico al no encontrarlo la decepción me atormentó de manera cruel. ¿Por qué no me había escrito? ¿Por qué no me despertaba como cada vez? ¿Habría sucedido algo? Y cuando comenzaba a resignarme y pensar que aquello que esperaba no llegaría el aparatito vibró y su nombre se dejó relucir en la pantalla junto con la frase: "Mira por la ventana". Y allí estaba él, al otro lado de la calle saludándome con una sonrisita traviesa bailando en sus labios nacarados por el humectante de fresas que acostumbraba a usar. Le devolví el gesto y corrí al cuarto de baño para alistarme. No deseaba hacerle esperar más.
Aquello se repitió un par de veces y dentro de mí anhelé que sucediera más a menudo. Que fuera él quien me levantara con un beso en la frente... como una esposa; como un esposo, ciertamente.
Le tomé de la mano y por primera vez caminamos a la universidad de ése modo. No pretendía soltarle nunca más. Él me observó como preguntándome lo que sucedía y le besé fugazmente dándole a entender que todo estaba bien. No existía motivo alguno para ocultarnos y si bien, mi familia representaba el reto más grande que enfrentaría, lo haría cuando me sintiera seguro de mí mismo; entretanto, me daría la oportunidad disfrutar mi relación libremente aunque esto constituyera una falta grave a la moral y las buenas costumbres.
Como decía la canción: El que quisiera entender que entendiera. No había razón para mantenerlo entre las sombras. No le hacíamos daño a nadie ¿A qué pues, preocuparnos sin necesidad? Entendía perfectamente sus sentimientos, sabía lo mucho que le torturaba no poder comportarse como lo que realmente era por mis temores y no pretendía alargar su agonía, ni la mía, puesto que también me lastimaba el no poder cortejarle libremente.
Ser homosexual en un mundo machista y equivocado no es sencillo y en mi caso se hacía todavía más arduo porque si bien, me continuaban atrayendo las mujeres, me encontraba enamorado de un hombre y eso me convertía en una especie de aberración, un ser amorfo. Una mezcla asquerosa de lo que debería y no debería ser. No era heterosexual, eso estaba claro, pero tampoco era homosexual ¿Entonces qué? Comencé a preguntarme eso noche a noche antes de dormir. ¿Qué era yo?
-Eres bisexual- rió Niall acostado a mi lado en la cama de su habitación, con el rostro sobre mi pecho. No era la primera vez que entraba a ése lugar y aún así no dejaba de sorprenderme de lo vacío que lucía. Niall vivía solo y me entristecía saberlo. -pero si me lo preguntan, para mí, tú sigues siendo tú.
- ¿Y eso es bueno o malo?- insistí trazando un camino con los dedos sobre su brazo.
-Bueno, en definitiva es bueno.
- ¿Por qué habría de serlo?
Pareció dudarlo unos segundos y suspiró: -Porque te hace distinto. Eres la persona que amo ¿lo demás importa?
-No, no importa. Asimismo tú eres el niño por el cual daría mi vida.
- Pero yo no soy un niño.
- ¿Ah no? ¿Y quién lloraba por un perro callejero como si el mañana no existiera? ¡El cachorro, el pobre e indefenso cachorro!- me burlé y sus mejillas se tiñeron de un intenso carmesí. Ah cuánto me gustaba hacer eso.
- Es que...- intentó excusarse, mas mis labios no se lo permitieron. Le besé como en ocasiones anteriores hasta dejarle sin aliento. Sin darme cuenta, me hallaba sobre su cuerpo con la cara metida entre su hombro derecho y su cuello que se me entregaba a mí sin reparos; recorriéndole el abdomen con las manos, buscando desnudarle. Ansiando hacerle el amor. Le miré aterrado y me hice hacia atrás ¿Qué estaba a punto de hacer? No podía tocarle ¡No debía! Me asustaba la sola idea de herirle con mis actos nuevamente.
- ¿Por qué siempre haces eso? Cuando llegamos a éste punto, tú... te alejas como si te horrorizara tocarme. Dime el motivo, Liam ¿Qué te sucede conmigo?
-No quiero lastimarte, es todo.
- ¡Ah, pero no lo haces, idiota!
-Perdóname Niall, son mis propios demonios los que me impiden hacerlo. Es que no concibo la idea de que tú y yo...
Niall dejó escapar una débil carcajada -Y después te preguntas por qué te amo tanto.
-No puedo hacerlo todavía, sin embargo puedo hacer esto- musité soltando el botón y metiendo la mano dentro del ajustado jean negro que llevaba puesto. Niall se tensó ante el contacto y se relajó casi instantáneamente en el momento en el que mis dedos recorrieron su intimidad aún envuelta en la ropa interior que pausadamente comencé a deslizar hacia abajo. Gimió entre dientes y se aferró a mi brazo. No procuraba detenerme, solamente se apoyaba en mí y eso me alentó a proseguir en lo que me había propuesto.
Nunca antes había tocado a un hombre de ésa manera, no obstante, supuse que debía hacerlo como tenía por costumbre cuando las hormonas me obligaban o como me hubiese gustado que me tocara alguna de mis ex novias.
Y evidentemente funcionó. Niall temblaba y respiraba agitado con la frente sudada y los ojos entreabiertos. No emitía ningún sonido y eso me molestaba ¿Por qué no expresaba lo que sentía? Quería escucharle, precisaba hacerlo. Pensé en aquel momento que a lo mejor requería de un poco más de esfuerzo de mi parte. Pero ¿Cómo? ¿Qué debía hacer? Me sentí como un chiquillo virgen y recordé vagamente mi primera experiencia sexual: Para aquél momento apenas cumplía los quince años y mi novia, una muchacha indiscutiblemente hermosa y con mayor experiencia, me tumbaba sobre la cama para "hacerme sentir a gusto", según sus palabras.
Recuerdo haberme corrido en su boca casi instantáneamente y la mirada llena de satisfacción que me dirigió segundos después, mientras se relamía los labios con la lujuria brillando en su rostro de princesa. "Es normal que siendo tu primera vez te vengas así de rápido, no te preocupes. Tenemos toda la noche para los dos", siseó contra mi ojera y perdí toda la inocencia de la que mi padre se vanagloriaba.
Sin dudarlo más, bajé mansamente hasta quedar frente a frente con su hombría excitada y húmeda. Pasé saliva a través de mi garganta-que sentí demasiado seca-y soplé sobre su glande hinchado y rosáceo. Él separó los párpados de golpe y se apoyó sobre los codos para mirarme. Divisé duda y sorpresa en su semblante y antes de que emitiera un solo murmullo, deslicé la lengua por la extensión de su virilidad. Lo hice varias veces, hasta que dejé de sentirme incómodo y me acostumbré al contacto. Aquello no era como hacerle sexo oral a una mujer, eso era evidente, sin embargo me pareció que podía aplicar mis conocimientos en el proceso y hacer que lo disfrutara.
Procuraba hacerle sentir bien, compensar mi falta de valor para tomarle como él lo deseaba con algo que si bien, no resultó lo que me pedía, era lo mejor que mis miedos me permitían efectuar. Indubitablemente, fue una idea tonta, mas ¿Qué podía hacer? Después de todo, era una experiencia nueva para mí y... por lo que Niall me había dicho alguna vez, también para él. Aunque tiempo atrás, yo le hubiese hecho conocer el infierno al violarle.
Con todo, todavía existían demasiadas cosas respecto a su pasado que no sabía. No las imaginaba y posiblemente, de haberlas conocido en ése tiempo, me hubiese sentido todavía más desgraciado. Como un maldito demonio, cruel e insensible.
Sin embargo, Niall aún no me dejaba oír sonido. Se mordía el labio inferior y aspiraba grandes cantidades de aire que expulsaba violentamente, mas no hablaba, no decía nada ¿Por qué? ¿Lo estaba haciendo mal? ¿No lo disfrutaba? -Vamos, déjame oírte- supliqué separando los labios para hacer lo que sería mi jugada más riesgosa, considerando que mi experiencia en cuanto a los hombres era nula: Me llevé a la boca su miembro y comencé a succionarlo, a jugar con él como un niño que descubre una cosa nueva. Al principio las ganas de vomitar se hicieron presentes y consideré la idea de escupirlo, pero a los pocos minutos descubrí cómo debía hacerlo y la situación se hizo menos dificultosa. De hecho, se volvió placentera.
Y después de una larga espera sucedió, Niall gimió por lo bajo y creí que llegaría al orgasmo con el sencillo hecho de escucharle. Sin embargo volvió a sellar sus labios y la frustración retornó a mí -Por favor, cariño, déjame escucharte. Ya no te contengas.
-No- susurró y se llevó las manos a la boca. ¿Por qué no? ¿Qué tenía eso de malo? No lo entendía. -No quiero que te enojes conmigo- continuó y su voz se quebró de una manera triste.
- ¿Y por qué habría de enojarme?
-No lo sé- desvió la mirada -sólo creí que... que no te gustaría- jadeó y presioné la lengua contra su bálano una vez más. Otra y otra.
-Claro que me gustaría. Es lo que más deseo en éste momento- contesté y fue como una revolución. Gimió mi nombre tan eróticamente que mi propia erección dolió. ¡Oh, Dios, fue tan hermoso en realidad! Las lágrimas bañaron sus mejillas y se estremeció antes de desplomarse sobre el colchón. Repitió mi nombre un par de veces y se vino dentro de mi boca. Las piernas le temblaron y se relajó unos minutos después, únicamente entonces me permití acostarme junto a él de nueva cuenta.
Sus cachetes se encontraban sonrojados y el pecho le subía y bajaba agitado. Le peiné la larga melena rubia y se giró para darme un beso en los labios - ¿Lo bebiste?- interrogó con asombro. Asentí y él rió como un pequeño - ¿Por qué?
-No lo sé. Supongo que me ganó la curiosidad. No fue tan malo, creo que me gustó.
-Tonto- balbuceó situándose sobre mi cuerpo. Su rodilla rozó mi entrepierna y jadeé en un suspiro. Me iba a matar.
- ¿Te ayudo?- dijo y negué. No era nada que no pudiera controlar. No quería que aquél momento se perdiera debido a mis necesidades e igualmente no me sentía preparado para ello. Me comportaba como una pura y casta señorita, lo admito. -Pero te dolerá- replicó y le hice callar con un beso.
Así estaba bien, no precisaba de nada más que su compañía y amor...
La sigo cuando tenga Almenos. 4 comentarios si no comentan no la sigo
LittleRabbit69
Re: Una Vida A Tu Lado [Niam Hayne]
Rebeca escribió:
OMG!
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAA!
Rebe se despide.
REBEEEEE! Hermana mía de mi corazón
Estas aquí!
Ya la seguí xd
LittleRabbit69
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