Don't leave me.

Ziam (esta es mi primera novela por acá, espero sus comentarios y que les guste).


Miraba por la ventana algo preocupado, se hacía de noche y aún habían cosas fuera de la gran casa. No podía creer que se estaba mudando a Bradford. Su madre siempre se quejaba de los traslados que hacían ella y el castaño gracias a su trabajo. Trataba de pintar una sonrisa en el rostro de su hijo recordándole que conocerá gente nueva que seguramente será su apoyo en el futuro.
 
–Liam… Es difícil, lo sé.
 
–Mamá, no empieces con lo de siempre –Liam no dejaba su móvil en paz ignorando las palabras de su madre– Además, ya estoy acostumbrado.
 
–Bradford es una ciudad llena de sorpresas, Liam… ¿Qué tal si…?
 
La madre de Liam lo miraba con ojos pícaros, le pegaba puñitos a su hombro tratando de que entendiera.
 
–Sí mamá, una chica de Bradford –Dio en el clavo–.
 
-Es lo que necesitas para distraerte –Le dijo sin antes salir una incómoda risita burlona hacia su hijo. Era obvio que lo decía enserio; según ella, Liam era el chico más apuesto del mundo pero él siempre decía que ella pensaba eso porque era su hijo. Para ser honestos, la vida de Liam no ha sido tan fácil como la de cualquier otro adolescente. Se ha mudado muchas veces, lo cual hace acortar mucho las distancias con sus “amigos” y “novias”. Siempre está la opción del chat pero según el castaño no es lo mismo. Está cansado de hacer amigos para un lapso de tiempo muy corto.
 
-No lo sé mamá, he besado a tantas chicas que no sé si llamarlas novias es lo mejor, quiero ser un caballero y lo único que he sido… es ser un patán.
 
Las palabras de su hijo dejaron anonadada a la mujer. Ella solo volteó los ojos para otro lugar y se marchó de la habitación del muchacho sin antes recordarle que entraría a una nueva escuela el día siguiente. ¿Más amigos falsos para Liam? No estaba seguro de hacerle caso a su madre con eso de las novias pero era obvio que no iba a quedarse de brazos cruzados. Debía hacer un amigo, un amigo de verdad, un amigo que no le importara la distancia por si se mudaban a otro lugar. Era su meta; después de sacar buenas calificaciones para sumar puntos universitarios.
 
Narra Liam.
 
Me levanto y lo primero que veo es un gran cartel en mi puerta que dice “primer día”. Sonrío al intento de mi madre por hacerme sentir mejor y me meto a la ducha. Salgo algo tarde y me pongo lo primero que veo en el armario para poder bajar y desayunar con mi madre.
 
Saludo a mi madre con un beso en la mejilla y me siento a disfrutar el desayuno que ella con esfuerzo preparó para mi.
–Mamá, estuve pensando en lo que me dijiste ayer y pues, tenías razón.
 
–¿Conseguirás una novia después de todo?
 
–No, conseguiré un mejor amigo.
 
Mi madre me miró con cara de desconcierto, seguramente pensó que sería otro amigo como los que hice en el pasado, pero no. Ciertamente quería algo de verdad, algo que me dijera que podía confiar plenamente en él. No quería establecer una amistad así con una chica ya que hay ciertas cosas que solo se pueden comentar entre hombres y para ser honesto, no quiero que una chica me aconseje sobre sexo o alcohol.
 
–Si es lo que quieres, está bien.
 
Terminé mi desayuno con una sonrisa. Mi madre sabía lo que quería y estaba feliz por eso. Salí corriendo para ir a la escuela; traté de despejar mi mente, dejarla en blanco pero no pude porque un grito de mi madre, el cual se escuchó hasta la esquina, invadió mis pensamientos. Su “cuídate” retumbaba mi mente y lo único que podía pensar era si le iba a agradar a alguien.
 
–¿Y si no encuentro a nadie? ¿Y si pasa lo que pasó en Irlanda con aquel chico…? No, no puedo pensar en ello, todo va a salir bien –Me decía a mi mismo en un caso desesperado de hablar con alguien–.
 
Miraba a mi alrededor para luego notar que la escuela estaba unos cuantos metros de mi. Corrí al escuchar el fuerte sonido de la campana rezando para no quedarme fuera de las clases… pero me fue inútil.
 
Al llegar, ya las puertas estaban cerradas y lo único que se me ocurrió fue quedarme un rato en el parque de atrás. Me di cuenta que había una puerta que estaba entreabierta la cual pasé pero para mi suerte, caí en los pasillos mientras todos pasaban corriendo con afán. Nadie me ayudó a levantar y algunos solo se reían de mi. Un chico de cabello rizado, algo para arriba y con lentes de sol oscuros me ayudó a levantar sin antes mover la cabeza de un lado a otro como sinónimo de sentir pena por mi.
 
–Vaya que te has golpeado ¿no? –Dijo el chico limpiando el sucio de mi camiseta gris– Soy Harry Styles, pero por favor no me llames así, suena algo serio… aunque suelo aparentar ser serio pero… lo estoy haciendo de nuevo, hablo demasiado, lo siento. ¿Cómo te llamas?
 
–No importa, gracias por ayudarme amigo –Le sonrío– Mi nombre es Liam Payne, es un gusto haberte conocido.
 
–Sí, debo ir a clases ¿qué te toca ahora?
 
–Debo ir por mi horario, te alcanzo después ¿va?
 
–Perfecto, adiós.
 
El chico parecía agradable a la vista, se vestía bien para ser honesto. Tal vez podría ser él lo que estaba buscando en un mejor amigo pero… tal vez no. Hablaba mucho y se confundía con sus propios comentarios. Quien sabe, tal vez podríamos ser amigos pero no calificaría como mi “mejor amigo”.
 
Me veo confundido y llego a una sección de casilleros color majenta. No puedo entender esta escuela, hay casilleros de colores por todos lados; tal vez sea para diferenciarlos o algo así. Y ahí estaba, solo pisando el suelo de un establecimiento que ni conozco. Nadie por aquí, nadie por allá, solos mi soledad y yo.
 
-¿Qué hace fuera de clases? –Siento que una mano fría y grande toca mi hombro derecho. Me doy vuelta y al notar el aspecto del tipo, era el director de la escuela. Portaba un saco gris oscuro y una corbata color rosado pálido. Unas gafas que hacían resaltar sus ojos azules y una cabeza tan calva y brillante como una bola de billar número 8-.
 
-Soy… Liam Payne –Trago saliva con dificultad– Soy nuevo.
 
–¡Haberlo dicho antes, Payne! –En su rostro se dibuja una sonrisa agradable –.
 
Me rodeó con sus brazos y me llevó hasta su oficina. Antes de entrar y sentarme a platicar con él, noté que había un alumno sentado esperándolo.
 
–Siéntese al lado de él, Payne –Dijo señalándome la silla al lado del chico–.
 
Obedecí. Lo miré de reojo sin que se diera cuenta y detallé su ropa y su rostro. Tenía ropa bastante costosa, lo noté al ver la marca de sus pantalones a un costado de su bolsillo. Llevaba una chaqueta negra y una camiseta que tenía el dibujo de un cigarrillo y un café. ¿Y su cara? Su cara es agradable a la vista; tenía el cabello para arriba color negro y sus ojos color miel delataban que estaba enojado.
 
–¿Qué te trae por aquí “Payne”? –Dijo rompiendo el silencio del momento–.
 
–Soy nuevo en la escuela, ¿tú?
 
–Me encontraron fumando en los pasillos, de nuevo –Tocó su barbilla– Es la tercera vez y no sé que haré para escapar de esta. Ahora sí me van a castrar en casa.
 
–Deberías dejar de fumar, no te lleva a nada bueno -Continué- Además te ahorrarías problemas aquí, ¿no?
 
–No sabes nada, Payne.
 
–Sólo digo -Miré para el otro lado- Por cierto… ¿Cómo te llamas? -
 
–Zayn… –Rectificó. –Zayn Malik.

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