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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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cuento de invierno. | resultados.
O W N :: Novelas colectivas :: Novelas colectivas :: Novelas Colectivas :: Inscripciones / audiciones
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Re: cuento de invierno. | resultados.
yo socorro que debo buscar con quiénes audicionar
tengo una fiesta ahora y quiero subir la ficha antes de irme help
tengo una fiesta ahora y quiero subir la ficha antes de irme help
hemmo.
Re: cuento de invierno. | resultados.
pregunta:
puedo dejar un escrito gay¿? no tengo nada hetero ): y si tengo debo buscar
puedo dejar un escrito gay¿? no tengo nada hetero ): y si tengo debo buscar
hemmo.
Re: cuento de invierno. | resultados.
hemmo. escribió:pregunta:
puedo dejar un escrito gay¿? no tengo nada hetero ): y si tengo debo buscar
eso ni se pregunta. :enojao: por supuesto puedes hacerlo
michael.
Re: cuento de invierno. | resultados.
connor. escribió:hemmo. escribió:pregunta:
puedo dejar un escrito gay¿? no tengo nada hetero ): y si tengo debo buscar
eso ni se pregunta. :enojao:por supuesto puedes hacerlo
yaaay porque los gays son vida :timon:
hemmo.
Re: cuento de invierno. | resultados.
nombre & nombre.
reservados: sandra kubicka | cameron dallas
nombres de tus pj's: gioia renaud | alexander lyndon
rol: corazón roto | futbolista profesional
escrito de tu autoría: one shot [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
<3
reservados: sandra kubicka | cameron dallas
nombres de tus pj's: gioia renaud | alexander lyndon
rol: corazón roto | futbolista profesional
escrito de tu autoría: one shot [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
<3
hemmo.
Re: cuento de invierno. | resultados.
Yo quiero audicionar, la idea es muy perfecta como para no hacerlo me ha encantado, me gusta mucho Taylor y Back to december es simplemente hermosa, así que bueno, aquí estoy. Utilizaré a Lou, lo más probable, ya que hay rol de futbolista. En fin, soy Mariella y suelen llamarme Marie.
- perf:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
wanweird
Re: cuento de invierno. | resultados.
liv & ty.
reservados: alexis r. & louis tomlinson.
nombres de tus pj's: olive mckinley & tyler sheffer.
rol: corazón roto | futbolista profesional.
escrito de tu autoría:.
reservados: alexis r. & louis tomlinson.
nombres de tus pj's: olive mckinley & tyler sheffer.
rol: corazón roto | futbolista profesional.
escrito de tu autoría:.
- aquí:
- —Glenn, no me voy a ir por siempre… —me susurró cerca del rostro. Su aliento, que siempre recordaría, olía a cola de cereza y a menta. Sus manos, siempre suaves, de dedos largos y uñas cuadradas, los lunares esparcidos por su rostro y espalda… y otras partes que aún no exploraba con gran magnitud, eran los factores que siempre tuve en mente. Y ni hablar de su voz. Él tenía una voz armoniosa, levemente rasposa, suave, masculina y bonita para ser un adolescente, y su risa siempre tan catártica y contagiosa aún me saca muchos suspiros y sonrisas. Pero era tiempo de disidir de él y aferrarme a los recuerdos tan agradables que pasé a su lado.
Con el rostro empapado de lágrimas, resoplé e hipé para recuperar el aliento. Las despedidas nunca se me habían dado bien, y despedirme de él fue la segunda cosa más espantosa por lo que pasé. Pese al peso de dolor que sentía en el pecho y el nudo tremendo en la garganta que me dificultaba respirar, tiré de las esquinas de mi boca y sonreí con la mayor sinceridad que pude. Pensando en que él estaría bien, sería feliz y conformándome con su felicidad y quizá las postales y las cartas que me enviaría de Nueva York.
—Estoy bien, Niall —murmuré con voz nasal y continúe con mi intento fallido de sonreír, mis ojos volvieron a inundarse de agua ocular y continúe inhalando una buena cantidad de oxígeno para espantar la amargura que me había arraigado. Sus siempre brillantes ojos azules, esos ojos que aún me persiguen en sueños, habían dejado de ser los halos que hacían de mi vida alegre y con esperanza. Él, con lágrimas contenidas en ellos y los ojos opacos, me miró por última vez y estalló en llanto, un llanto tan desgarrador que no hice más que sollozar a su lado y aferrarme a su cuerpo delgado. Nos abrazamos con tanto amor que mi estómago se inundó de mariposas que me hacían cosquillas por doquier, mis mejillas se incendiaron y me aferré a su camiseta blanca —que ahora tenía la evidencia de mi tristeza— y lloramos por mucho tiempo hasta que no podíamos si quiera respirar.
—Perdón —susurró, alejándose un poco de mí y pasando las manos por sus mofletes. Yo cogí el cuello de mi camiseta rosa y la tiré hasta poder utilizarla de pañuelo. Sequé mis mejillas y ojos y suspiré. Estaba derrotada.
—Tus padres están esperanto por ti, Niall —susurré. Mi voz estaba irreconocible. El volteó a ver dónde mi mirada se dirigía y prácticamente se desinfló. Encorvó su espalda y comenzó a juguetear con sus dedos, observando la textura del tronco donde nos habíamos sentado.
—No quiero irme, Glenn —nuestros ojos se encontraron y el corazón se me hundió en el pecho. Dolía saber que él tampoco quería dejarme. Suspiré por sexagésima ocasión y sonreí tristemente. Pasé el dorso de mi mano por su suave mejilla sonrosada y mis ojos volvieron a humedecerse. Lo amaba tanto y hasta ahora me daba cuenta. Amaba cuando sonreía con todos los dientes. Amaba cuando se ruborizaba. Amaba cuando se doblaba prácticamente hasta el suelo por reír. Amaba cuando me defendía, cuando me arrullaba en las noches mientras lloraba por la pérdida de papá, cuando me defendía de los chicos de la escuela, cuando me traía chocolate a escondidas… amaba cuando me abrazaba, amaba su capacidad de desaparecer todo alrededor y hacerme sentir única. Amaba todo de él. Y aún lo amo… creo que más que antes.
Tiré de mi mano de vuelta a mi regazo y sus palmas encerraron mis mejillas. Inmediatamente volví a perderme en sus impolutos ojos azules y mi corazón se aceleró como un motor de carreras. El claxon del todoterreno último modelo de sus padres sonó muchísimas veces y la voz de su madre gritando que era hora de irse provocó que mis labios temblaran.
No quería que se fuera.
Finalmente, en un acto sin precedentes, su boca estaba pegada a la mía y nuestra respiración se volvió agitada. Cerré los ojos, sintiendo el calor de mis mejillas viajar hasta la punta de mis orejas y fruncí los labios, en busca de algo más que un roce. Inclinó ligeramente el rostro y atrapó mi labio superior entre los suyos. Me besó con tanta delicadeza, tanta ternura y amor que lágrimas traicioneras rodaron por mis mejillas hasta perderse entre nuestras bocas. Enredé mis brazos en su cuello y sentí la humedad de sus mejillas cubriendo las mías con totalidad.
Nos separamos, con la respiración superficial, los ojos llorosos y brillantes y finalmente sonrío tímidamente. Me acerqué a sus suaves y deliciosos labios rosados y dejé un último beso sobre ellos.
—Te amo Glenn Martin —pterodáctilos suplieron a las mariposas y solté una vergonzosa risa nerviosa y aguda. Cubrí mi boca con ambas manos y me acerqué a su oído.
—Te amo también, Niall James —besé su mejilla y suspiré aún cerca— Siempre —susurré.
Nuestros rostros se partieron en dos —literalmente— con las bobas sonrisas que provocó nuestra confesión y nos pusimos de pie. Alcé el rostro, echándolo ligeramente hacia atrás y me perdí por última vez en aquellos ojos perfectos que ni un ser humano en la faz de la Tierra poseía. Enredamos nuestros brazos alrededor del cuerpo del otro y tallé mi mejilla contra su pecho, sintiéndome por última vez en el hogar al que siempre pertenecí y ahora añoro. Finalmente, tomados de las manos, caminamos hasta la entrada de la gran hacienda de los Horan y su padre volvió el motor de su gran coche a la vida. Apreté su mano por última ocasión y él se montó en el asiento trasero, bajó la ventanilla y cogió el colgante que mi Nana nos había obsequiado. Tomé entre mis pequeñas manos la mitad del yin yang y mis ojos volvieron a nublarse como si de una tormenta se tratase.
—Nos volveremos a ver Glenn, te juro que volveremos a encontrarnos —sonreímos a pesar de las lágrimas escurriéndose sobre nuestras mejillas y asentí febrilmente, sintiendo ya el vacío en donde está el corazón. Aferrándome a sus promesas y a la ilusión de volver a encontrarme con Niall Horan. El único chico al que había amado y al que siempre amaré.
—Te amo Niall —susurré y agité la mano libre, despidiéndome. El hizo lo mismo y achinó los ojos intentando escapar de las lágrimas.
—Yo más, Glenn… te extrañaré —el coche comenzó a andar sobre el camino de terracería y comencé a correr a su lado, con un dolor indescriptible en el pecho y llorando como hacía algunos meses había llorado por Albert Martin. Su cabeza se asomó por la ventanilla y continúe corriendo tras el coche, llenándome de tierra y sollozando como nunca. Gritó muchas veces que me amaba y yo le respondí que lo amaba también y lo amaba más hasta que sus gritos se alejaron y se perdieron entre la vereda de árboles para abrirse camino a la carretera. Tiré de mis rodillas al suelo y cubrí mi rostro con las manos, tratando de ser un poco menos miserable. Sabía en ese momento, que el pequeño Niall James Horan Gallagher jamás se saldría de mi corazón y siempre viviría en mis recuerdos.
—Hija, ¿me echas una mano por aquí? —escucho la voz estridente de mamá en la lejanía. Parpadeo, alejando la humedad de mis ojos y me pongo de pie, sacudiendo el polvo de mis vaqueros. Troto sobre las escaleras de la entrada principal y atravieso el portal, escuchando esta vez más alto y molesto el grito de mamá pidiendo ayuda.
— ¡Ya voy! —grito con una sonrisa en el rostro, negando con la cabeza y dirigiéndome al casón.
Mamá está montada sobre una de las ornamentadas sillas de madera del comedor principal, pasando el plumero sobre el final de uno de los enormes muebles de madera lustrosa y cara. Lynda Martin es una señora pequeña de estatura, ligeramente rechoncha, de mejillas siempre rosas, sonrisa amigable, pispiretos ojos grises y cabello tipo Dora la Exploradora teñido de color miel. Suelto una carcajada en cuanto la veo y ella me observa desde arriba, intentando pero fallando fulminarme con la mirada.
—Deja de reírte a mis expensas y móntate que tengo que limpiar este… maldito —murmura como queriendo no decirlo y se baja de un salto— Mueble.
—Deja de intentar maldecir y expresarte con malas palabras —pongo los ojos en blanco y me subo a la silla, cogiendo el plumero de las manos de mamá y limpiando eficazmente la zona polvorienta— Cada que intentas ser ruda terminas de rodillas en la capilla rezando el rosario y pidiendo perdón por ser una pecadora —escucho su risita reprimida y me da un ligero azote en el trasero.
—Cállate, niña, y ponte a limpiar el resto que tu pobre y enana madre no alcanza esa magnitud de alturas —resopla divertida y se va tarareando no sé qué a la cocina. Me río por última vez y continúo con la limpieza.
Mi mamá es genial. La amo más que a mi vida. Después de que papá falleciera por un repentino ataque al corazón, dejándonos solas a mí, a ella y a LeAnn —la menor de los Martin—, se hizo invencible. Lloramos mucho, sufrimos aún más, pero ella se las ha sabido apañar por su cuenta para que a mí y a mi hermana no nos falte nada.
LeAnn es un tanto exasperante, suele estar de mal humor todo el tiempo, cuando está de buenas no sabes qué es mejor —que tenga su cara de perro rabioso o esté jodiendo como una hiena—. Exige más de lo que mamá puede y ella, con tal de hacer feliz a la pequeña llena de hormonas y pubertad, la consiente. Tiene más ropa que buenas notas —toda ella de marca reconocida—, aparatos electrónicos por los que los chiquillos hacen rabietas para conseguir y ese tipo de modas tontas que la sociedad ha adoptado.
Con gotas de sudor bajando por mis sienes, suelto una bocanada de aire y me siento en el lugar donde mis pies estuvieron antes. El clima de Texas es nocivo para la salud; bueno, eso es muy extremista… pero hace un calor de los mil demonios. Atender el campo y mantener limpia una de las haciendas más reconocidas en todo Silver Spur no es una tarea sencilla. Pero mamá es algo así como la capataz de aquí. Emma Horan depositó su entera confianza cuando papá falleció y mi madre quiso hacerse cargo de la hacienda, claro que hay capataces en cada campo importante del terreno de los Horan, pero mamá puede dar órdenes a cada ser humano que trabaja dentro de estos millares de hectáreas.
La hacienda Horan consiste en el cuidado de reses. De aquí se exportan vacas, toros y bueyes para las empresas que sacrifican a los animales para hacer carne. Una de las mejores en todo Texas y Estados Unidos, sobra decir. También las vacas donan —contra su voluntad— la leche de sus ubres para alimentar el país, además de que hay millones de árboles frutales y sembradíos que hacen que los Horan ganen dinero a borbotones y vivan como reyes en Manhattan.
Suelto un suspiro de frustración.
Odio amar a Niall aún. Han pasado largos y tortuosos ocho años desde que se fue muy lejos de mí. Pero aún puedo sentir su beso en mis labios, sus brazos en mi cuerpo y su intensa mirada inocente en la mía. Está bajo mi piel, y, a mis ya veintiún años de edad, no he dejado que ni otro chico supla el lugar de mi amado. En ni uno de los aspectos. Mientras las chicas de mi edad salen de juerga por las noches, se emborrachan y tienen sexo como si fuera una religión, yo mantengo los ojos en mis libros, estudiando, ayudando en el mantenimiento de esta casa y tratando de ser feliz junto a mi pequeña familia. Así es la vida y así quise ser desde el primer instante en que salí del útero de mamá.
Echó mi halo de cabello castaño oscuro detrás de la espalda y llevo la silla de regreso al comedor, sacudiendo con el plumero la tierra que desprendieron mis Chucks y guardando dicho material en el cuarto de limpieza. Me inclino en la entrada de la cocina, cogiendo las vistas de la puerta entre mis manos y veo a mamá revolviendo en una hoya. Huele a estofado de res con vegetales.
Mi favorito.
—Mami, iré a dar un paseo con Dolly a los alrededores, ya está atardeciendo y hace mucho no veo la puesta del sol —mi voz con un matiz de súplica. Mamá vuelve el rostro con una sonrisa tierna, camina hacia mí y se pone de puntillas a plantarme un beso en la frente.
—Ten cuidado, mi pequeña y hermosa Glenn —suspira y nos abrazamos ligeramente. Mis ojos se humedecen, odio ser tan sensible. Acomodo una sonrisa en el rostro y parto directo a las caballerizas.
Dolly fue mi primer yegua. Papá la compró para mí cuando recién cumplí los catorce años. Acaricio la zona detrás de sus orejas y me pego a su hocico, dándole cariñosos besos sobre su pelo color caramelo. Ella me hace sus tiernos sonidos y pongo la silla de montar en su lomo. Me monto en ella y cabalgamos a paso suave rumbo al monte, donde el pasto verde brilla por el sol y el aire golpea de lleno en mi rostro, llenándome de tranquilidad y serenidad. Descansamos debajo de la copa de un enorme almecino y observo al sol esconderse detrás de los cerros y el cielo opalescente colorándose de rosados, naranjas y lilas. Por primera vez en mucho tiempo siento ese cosquilleo de felicidad y me dejo serenar bajo el cielo perfecto. Amo vivir aquí, no cambiaría mi vida por nada del mundo —sólo que papá viviera aún— aún era pequeña cuando el partió. Una adolescente a punto de llegar a los quince, llena de sueños y metas y que pierdas a tu padre de una forma atroz, no fue un muy bonito el sentimiento. Pero no hay vuelta atrás.
De regreso a la hacienda, un poco decaída después de revivir momentos infelices de mi vida, cabalgamos hasta llegar a la entrada principal del terreno. Pasamos el largo sendero de terracería donde una vez corretee el auto del chico que amo y sonrío de medio lado. Atravesamos el “Bienvenido”, que es un arco de acero con letras esculpidas entre dos líneas curvas y levanto el rostro, encontrándome con un lujoso BMW color plata estacionado frente a la escalinata de la casa. Frunzo el ceño y me acerco poco a poco, con el corazón retumbando como loco en mi pecho, arañando mis costillas.
De pronto, una cabeza rubia voltea a todos lados desde lo más alto de las escaleras y sus ojos se encuentran con mi mirada perpleja.
Es él.
Lleva el cabello más corto de los lados, con un gracioso copete curvo sobre su cabeza. Su cabellera no es igual de clara, pero mechones rubios y castaños bailan sobre su cabeza-toda-mandíbula-cuadrada, pómulos altos, cejas pobladas y nariz prominente. El corazón me sube directo a la garganta y me odio ahora por no llevar nada de maquillaje —aunque no lo sepa manejar muy bien— ni una camiseta más linda. O el cabello limpio y arreglado. Suspiro y bajo de Dolly, diciéndole que se quede allí, sea buena y no vaya a pastar.
El Niall que está como estatua sobre la loseta de las escaleras no es muy parecido al que vive en mi memoria. Este Niall está guapísimo, parece artista de la televisión. No es que el Niall de quince años del que me enamoré haya sido feo, pero este está cambiadísimo. No es el mismo niño con cara de bebé y travesura. Pero es condenadamente caliente como el infierno.
Lleva bonitos y finos pantalones de mezclilla, nada ceñidos, que caen por sus caderas. Unas zapatillas deportivas Vans negras y una camiseta de algodón de cuello V del mismo color. Bíceps abultados, hombros anchos y cintura estrecha se esconden debajo de una fina tela. Mis mejillas se colorean con un fuerte rubor carmesí y sonrío con todos los dientes. De pronto nos vemos corriendo como dos idiotas, él bajando los escalones y yo atravesando el tramo, hasta que nos encontramos a unos metros de su coche y nos fundimos en un abrazo.
Huele delicioso.
Sigue oliendo a Niall. Paseo mi nariz por su pecho y cuello y noto el agradable aroma a colonia cara y su humor, el mejor olor en el planeta. Sonrío contra su camiseta y refuerzo mi agarre en su espalda, sintiendo músculos que antes no había moverse con flexibilidad debajo de mis antebrazos.
—Glenn —susurra, escondiendo la cara en la curva de mi cuello y depositando castos besos en la zona sensible de mi oreja, haciéndome cosquillas con su nariz y repartiendo un sendero de besos dulces hasta mi mandíbula y mejillas. Nuestros rostros quedan a escasos centímetros de distancia y sus claros ojos azules me observan con amor. Ese mismo amor que hubo cuando dijo por vez primera que me amaba. Sonrío bobaliconamente y él también, mostrando dientes perfectos y blancos, de seguro después de utilizar alguna mierda de ortodoncia como yo y me regodeo en mi felicidad.
Al fin.
Su voz es tan masculina y sexy, igual de pasiva y bonita, pero ahora reverbera por su pecho, su manzana de Adán se mueve conforme gesticula o hace muecas con su boca. Oh, su boca cincelada, rosada con apetitosos labios llenos y medio delgados. Esos labios que se llevaron mi primer beso. Vuelvo a ruborizarme violentamente y aprieto mis brazos alrededor de él, paseando mis manos desde su cintura hasta enredarlas entre su suave cabello rubio.
—Te extrañé jodidamente mal, Glenn —cierra los ojos y apoya su frente contra la mía, respirando de manera superficial. Relamo mi boca y muerdo ligeramente mi labio inferior, observando de cerca los rasgos suaves de su rostro, como de príncipe encantador.
—Te tardaste mucho en regresar, Niall —le digo en voz baja, perdida en el vaivén de su pecho contra el mío. Suple la frente por su boca y me da un beso, aplastándome contra su cuerpo delgado y trabajado. Está muy guapo y cambiado. Pero sigue siendo mi niño. Mi Niall.
—Estás hermosa —murmura y vuelvo a ruborizarme— Soy un afortunado, ¿a que sí? —se ríe ligeramente y mis ojos se empañan. Oh, cómo extrañé esa melodía. Me río también y lo aprieto contra mí. Al fin lo tengo conmigo, mi sueño volviéndose realidad.
—Estás muy guapo —murmuro también y sonrío contra su pecho, los casi inexistentes vellos dorados de sus pectorales haciéndome cosquillas en la mejilla— Mi pequeño —susurro, y siento su sonrisa sin verle el rostro.
—Dime, por favor, que no sólo yo estuve muriendo en la distancia y que me extrañaste tanto como yo a ti —su voz suena tan desesperada y sincera que comienzo a reír. Cuánto le amo— Oh, mi dulce Glenn, te amo tanto —mi corazón se infla de dicha y comienzo a carcajearme.
¡Sí! ¡Me ama!
—Niall —canturreo, borracha de felicidad— Te amo como a nada en este mundo, siempre te amé y siempre te amaré, oh —suspiro— La espera ha valido la pena, grandulón.
—Oh, Glenn, te amo tanto —se ríe también y nos aleja levemente, conectando sus espectaculares ojos azules a los míos— Extrañé tanto estos bellos ojos grises —susurra, su aliento haciéndome cosquillas en la cara. Mmm, menta.
Su mano, mucho más grande y masculina que antes, se posa en mi mejilla y enreda su brazo en mi cintura, haciéndome cosquillas con sus dedos curiosos en la carne desnuda del bajo de mi camiseta cuadrada. Sonrío, cerrando los ojos y chocando mi boca contra la suya, las mariposas reviven, cobrando venganza y el sentimiento de plenitud explota dentro de mi pecho como una botella de champagne. Me pongo de puntillas y me sujeto de su hombro, impulsándome, y cojo cabello entre mis dedos de su nuca. Sonreímos en medio del beso y choca su frente contra la mía.
—Te amo Glenn Martin.
wanweird
Re: cuento de invierno. | resultados.
¡isis! je, he vuelto :c la molesta de anita ha vuelto por que si :C me he enamorado de esta idea bc se basa en back to december de swift y es una de mis canciones favoritas de ella :c ademas de que simplemente, toda la historia es hermosa <3333 se que has visto como escribo XD bc ya me has leido pero equis :c valdra la pena audicionar <333333 ti amo isis <333333 *inserte gif de hunter parrish* ahq, neh no te hare eso :c
- PARRISHHHHHHHHH:
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tenshittae
Re: cuento de invierno. | resultados.
connor. escribió:.::AbyDeHoran::. escribió:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Frank & Ed.
reservados: Taylor Swift & Josh Hutcherson.
nombres de tus pj's: a Francesca Charlotte Lyne & Edward Jame Brooks
rol: Corazón roto // Segundo actor.
- Escrito de autoria:
[size=16][size=13][/size] Capitulo 3'Cause you throw your head back laughing like a little kid...†
-[/size]Abre los ojos
Susurro Niall en mi oído mientras quitaba sus manos de mis ojos dejándome ver un hermoso paisaje, estábamos un bosque uno de esos en lo que no quisieras entrar en ellos a la media noche pero vamos son las seis y todavía había un poco de solo, lo que me relajo ya que no me gusta estar en la obscuridad. Los arboles formaban un circulo en medio de este se encontraba una mesa junto con dos sillas, era un imagen realmente hermosa porque el sol iluminaba la mesa.
-Es hermoso-dije volteándome hacia el
-Me alegro de que te gustara porque realmente me llevo un buen tiempo encontrar este bosque y decorar ese lugar, no soy bueno en eso así que le pedir a la hermana de Harry que me ayudara con esto-wow sí que era demasiado tierno, nunca antes un chico había este hecho por mi así que pienso que esta cita será inolvidable
-No debiste en molestarte, esto demasiado para mi ningún otro chico había esto hecho por mí, esto es sumamente especial
-Me encargare entonces que esto sea aún más especial y espero que de todas las citas que has tenido esta sea la mejor y que supere tus expectativas
-Eso espero Sr. Horan
Dije de forma divertida mientras caminábamos hacia la mesa, saco la silla y me ayudo a sentarme, lo que me pareció un gesto lindo empezamos a cenar, cuando terminamos empezamos a habla de cosas sin sentido hasta que toco el tema de mi familia.
-¿Y qué me cuentas sobre tu familia, como es, como te llevas con tus padres, tienes hermanas?
-Niall, realmente no quiero hablar de ello no es que me sienta avergonzada o algo por el estilo pero no creo que sea el momento para hablar sobre eso-dije seria y vi que su sonrisa se borró
-Claro, es tu decisión cuando estés lista para poder decirme, ahí estaré- si este chico sigue así, me enamorare lo digo enserio
-Lo tomare en cuenta-dije sonriéndole
-¿Dime qué tipo de música te gusta, quien es tu cantante favorito?
-Coldpay
-¿Coldplay, enserio?
-Sí, tiene algo de malo
-No porque de hecho Colplay es también mi banda favorita, la canción que más me gusta es Viva la vida
-La mía es Fix you
-¿Qué te parece si vamos a caminar?
-Claro, vamos
Una vez dicho esto nos paramos y me extendió su brazo, entrelace el mío con el suyo y de esa forma empezamos a caminar hasta llegar a un riachuelo, el paisaje era hermoso por que llegamos justo cuando estaba atardeciendo por lo tanto el sol hacia que el cielo estuviera de un color anaranjado.
-Es hermoso-dijo el
-De hecho-dije mirándolo
-Te tomare una foto
-¿Qué? ¿Con que?
-Con esto-dijo mientras sacaba del bolsillo de su saco una cámara fotográfica
Camine hasta un árbol que estaba ahí, voltee y mire hacia donde estaba Niall, parado sonriéndome y apunto de tomar la foto. Sonreí y note que tomo la foto y grito un “¡Saliste hermosa!” provocando que me sonrojara, camino hacia mí y me abrazo, cosa que me extraño un poco pero le correspondí.
-Gracias por aceptar salir conmigo porque debo confesare te que me gustas-me susurro en el oído y me sorprendió sus palabras ya que a mí también me gustaba, pero era demasiado pronto para decir eso
-No tiene porque darlas sobre lo otro, creo que son palabras demasiado fuertes porque pienso que es muy para decir eso, quiero decir que no nos conocemos bastante bien como para poder decir eso
-Tienes razón, pero es la verdad me estas comenzando a gustar pero hey no te preocupes tenemos todo el tiempo para conocernos perfectamente-Dijo deshaciendo el abrazo y sonriéndome de forma coqueta a la que le correspondí de igual manera
Me agarro de la mano y me condujo hacia la orilla del riachuelo, nos sentamos en un mantel del cual no me había dado cuenta, ninguno de los dos dijo nada simplemente nos quedamos silencio pero no un silencio incómodo. Cuando anocheció empezó hacer frio cosa que no me gusto porque me empezaron a dar escalofríos, Niall lo noto y se quitó su saco y la puso sobre mi hombros, lo voltee a ver y le sonreí.
-Gracias-dije para después besarle su mejilla
-No tienes porque…es mejor no vallamos, no quiero que te enfermes por mi culpa-dijo sonriendo de lado
-Claro- dije mientras me separaba de él, se paró y después me ayudo a pararme, recogió en mantel y regresamos hacia donde habíamos cenado, dejo el mantel encima de la mesa y agarro mi mano, entrelazando nuestras dedos lo mire, me sonroje y baje la cabeza. Caminamos hacia la entrada del bosque en donde se encontraba el carro de Niall, me abrió la puerta y me subí una vez que cerró la puerta rodeo el carro para después hacer lo mismo que yo, encendió el motor arranco.
-¿Dejaras las cosa ahí?-pregunte extrañada
-Regresare mañana por ella, nadie sabe la existencia de ese lugar así que estoy seguro de que no se las robaran- dijo riendo y yo , yo solo me limite a mirarlo tiernamente por que se reía como un niño chiquito , porque su cabeza la hacía hacia atrás y abría la boca mostrando sus dientes
Nos llevó un hora volver hacia la cuidad y otra meda hora llegar hacia el edificio en donde vivía.
-Vamos, te acompaño hasta tu departamento-dijo mientras conducía hacia el estacionamiento subterráneo, lo estaciono y salimos del carro
-No tienes por qué hacerlo de seguro tienes aun otro compromiso, además ya es tarde
-Claro que no apenas son la nueve y media aun no es tarde y no tengo otro compromiso mi compromiso de hoy era tener una cita contigo, la cual espero que te haya gustado
-No me gusto, me encanto realmente superaste mis expectativas-dije riéndome
Caminamos hacia el elevador y apreté el botón que tenía el número diez, mientras llegábamos, hablábamos de cosas triviales, cosa incoherentes de las cuales no tiene importancia contarlas. Una vez que las puertas del elevador se abrieron salimos de este y caminamos hacia la puerta de enfondo, en donde tenía el numero cuarenta, estoy casi segura de que te preguntaras “¿Piso diez y tu habitación es la numero cuarenta? Pues como están acomodados los pisos” Te lo explicare como se lo explique a Kate: en este edificio hay veinte pisos en cada piso hay cuatro departamentos.
-Bueno es tiempo de decir adiós -comente recargándome en la puerta
-Creo que si…te llamare mañana ¿Te parece?
-Esperare ansiosa tu llama
-Estupendo, entonces hasta luego-dijo para después acercarse hacia a mí y así poder darme un beso en mi mejilla izquierda, cuando se separó me regalo un sonrisa- descansa-dijo finalmente para después darse la vuelta y dirigirse hacia el elevado, se metió en este y las puertas empezaron a cerrarse, alzo la mano y la ladeo en forma de despedida hice lo mismo dirigiéndole también una sonrisa
Saque la llave del bolso que traía y la metí en la cerradura, se oyó el un clac, indicando que la puerta se había abierto. Entre y note que todavía tenía puesto el saco de Niall, se me había olvidado dárselo, camine hacia la sala y deje las llaves en mesa de centro justo cuando lo hacía se prendieron las luces cosa que hizo diera un pequeño brinco, voltee hacia el apagador y vi que Kate estaba parada con el ceño fruncido.
-¿Qué horas son estas de llegar a casa eh? Hace horas que estoy aquí y tu ni tus luces mujer-dijo caminando hacia mí
-Lo siento, no sabía que vendrías, no me avisaste así que no me reclames
-Está bien, está bien dejare de reclamarte pero dime la verdad ¿Quién fue el afortunado de haber tenido una cita contigo?
-No tuve una cita-dije un poco nerviosa, no quería que supiera que había salido con Niall un parte de mi me decía que no debería de contárselo
-Si claro, entonces de seguro decidiste vestirte así y salir a caminar un rato ¿No?-dijo de forma sarcástica
-Estas en lo correcto
-Oh vamos, dime ya…dímelo, dímelo, dímelo, dímelo, dímelo, di…
-Con Nialll ¡¿Ya feliz?!-dije harta, no me gustaba que las personas digieran muchas veces la misma palabra
-¿Con Niall?-dijo poniendo seria
-Si ¿Por qué, tiene algo de malo?
-Sí y no
-Explícate
-No porque tienes el derecho de salir con quien sea. Y si porque…amiga el no te conviene, lo sé porque lo conozco desde hace mucho el solo juega con las mujeres, no es de una sola mujer y perdóname pero no creo que eso cambien estando el contigo, así que te aconsejo que te alejes te lo digo porque no quiero que acabes con el corazón roto-dijo mientras agarra mis manos
-Te agradezco te preocupes por mí pero yo tomo mis decisiones y mi decisión es no alejarme de el
-Claro…te llevo a cenar a una bosque ¿Verdad?-dijo viéndome detenidamente
-¿Que te hace creer eso ?
-Lo hizo, debo irme-dijo soltándome las manos para después agarrar su bolso que estaba en el perchero de la entrada, abrió la puerta y sin decir adiós se fue. audición aceptada.Aww me alegra....¡¡LO SABIA!!
me gustó mucho tu ficha. :AA:aunque tienes algún que otro fallo con las comas, pero no es nada que no se pueda solucionar c: tu fichis está aceptada ccc: ¡suerte!
Sabia que usaba muchas comas tratare de solucionar eso.
Uff...espero que la suerte este a mi favor..::AbyDeHoran::.
Re: cuento de invierno. | resultados.
hola izzy slshfdlfdhfdl, me ha encantado ésta idea. es simple y algo de lo que me gusta tratar y escribir ;-; <3 pronto dejaré mi audición ;-;
por cierto, soy pushi o evelyn, como prefieras. (?)
pd: dejaría el gif de hunter, pero se me es complicado desde el celular. te lo debo, bb ;_;
besos.x
por cierto, soy pushi o evelyn, como prefieras. (?)
pd: dejaría el gif de hunter, pero se me es complicado desde el celular. te lo debo, bb ;_;
besos.x
khaleesi.
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Re: cuento de invierno. | resultados.
mierda, me encanto la idea
Última edición por Poker el Dom 18 Mayo 2014, 8:15 am, editado 1 vez
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Re: cuento de invierno. | resultados.
ay amor mío, marie, ana y evie. y estoy de acuerdo con lali, gays are loooooooooooov
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Re: cuento de invierno. | resultados.
dakota & asher.
reservados: caitlin beadles & harry styles.
nombres de tus pj's: dakota dearmond & asher folknore.
rol: corazón roto | segundo cantante.
escrito de tu autoría:
reservados: caitlin beadles & harry styles.
nombres de tus pj's: dakota dearmond & asher folknore.
rol: corazón roto | segundo cantante.
escrito de tu autoría:
- one shot:
- Camille tuvo suerte en la escuela secundaria. No fue por sus grandiosas calificaciones o por ser parte del consejo estudiantil, ni incluso por sus montones de amigos. Sí, era una estudiante promedio, una nerd para la mayoría, y tenía muchos amigos. Pero lo que la hizo la australiana más afortunada en todo el lugar era que ella tenía algo que todo el mundo quería. Y eso era un muchacho alto con cabello bipolar, estilo punk/rock y una actitud de 'Vete'. Tenía a Michael Clifford. El estudiante apreciado Michael, las chicas lo querían y los chicos querían ser él. Diablos, incluso algunos chicos lo querían. Pero estaban fuera del límite porque un ratón de biblioteca puede llamarlo su novio. Michael era el típico badboy de la escuela, llevaba playeras de bandas de rock, se volaba las clases en su motocicleta y no le importaba nada. Excepto por Camille. Cómo se conocieron fue un poco extraño porque nadie realmente interactuaba con Michael, excepto Luke y Ashton, que eran su grupo de chicos que lo entendían, aunque todo el mundo quería ser su amigo o algo por el estilo. Fue cuando Camille había sido transferida a la escuela pública de Bradford que lo conoció, pero ese no fue exactamente su primer encuentro. Camille fue intimidada en los primeros meses de su año escolar. Los chicos la molestaban por ser inteligente, por qué ser inteligente era algo terrible pero ella no lo entendía, la empujaban con los casilleros y tiraban sus libros. Un día cuando el mismo grupo de chicos la estaba golpeando contra un casillero, ahí fue donde Michael apareció de la nada viendo cómo la cabeza de la chica rebotaba en el metal con un ruido sordo.
— ¿Cuál es el problema Williams? ¿No puedes defenderte? —Un imbécil llamado Stan le escupió en la cara.
— ¡Hey! Ustedes cretinos, ¿podrían dejar de joder y dejar a la chica en paz? —Michael habló con calma y se puso detrás de ellos. Los cuatro chicos que rodeaban a Camille, ahora temblorosos, dieron media vuelta para ver el badboy de la escuela, este tenía dos años por delante que ellos, no se sabía cómo era que el chico seguía aprobando cuando realmente nunca estuvo en las clases, pero tampoco sabían que tan inteligente era Michael, desabrocho su chaqueta de cuero para lucir sus músculos y comenzó a hacer sonar sus nudillos
— ¿Hay algún problema por aquí compañeros? —Preguntó algo intimidante. Los cuatro, incluyendo a Stan, retractaron un —No-no hay ningún problema aquí Michael, lo sentimos— Y ellos se las arreglaron, como las perras eran. Michael no sólo era intimidante, pero también había probado el buen contrincante que era, sólo lo hacía cuando era necesario o para ayudar a aquellos que no pudieran defenderse. Camille cayó al suelo para recuperar sus libros, sin si quiera viendo a su salvador. Michael se agachó para ayudarle a recoger los papeles esparcidos.
— ¿Estás bien Camille? —la recién mencionada se sorprendió, nunca la habían llamado por su nombre, a excepción de Calum o los profesores, y bueno básicamente nadie lo hacía porque nadie hablaba con ella.
— ¿Cómo sabes mi nombre?
— Porque soy bueno con eso, ¿estas bien? —Ambos estaban parados y Michael le entregó sus notas caídas.
— Si, gracias —trato de no tartamudear, estaba asombrada. Michael estaba hablando con ella y además, la había defendido. Había visto a el badboy antes, era difícil no ponerle atención, chaqueta de cuero, camisetas apretadas que se aferraban a cada curva de su cuerpo, y esos ojos, cualquiera se podría perder en ellos.
— No hay problema linda, parece que te vendría bien un descanso. Ven conmigo —Y antes de que Camille tuviera tiempo para protestar, una mano ya tiraba de la suya, era firme y suave. Salieron de la escuela, llegaron a la linda motocicleta de Michael y ambos se subieron, la castaña un poco a regañadientes, pero ante la insistencia de Michael se escondió en su firme espalda. Camille usando un casco para su seguridad, Michael no
— Está bien, vámonos de aquí. ¿Alguna idea de a dónde quieres ir? —Preguntó mirando el camino para poder salir del estacionamiento. La chica susurro un pequeño —a mi casa, por favor— y Michael solo asintió con la cabeza. Camille iba indicando la dirección a su casa, su padre y su madre eran abogados, ninguno se encontraba en casa y pronto fueron llegando a lo que Michael llamaría ‘una mansión’. A Camille nunca le pareció tan grande, así que estaba acostumbrada a la basura cara que nadie necesita. Entraron a la casa de la castaña y lo primero que hizo Michael fue agarrar algo de tomar, con toda la confianza del mundo, Camille se quedó parada sin hacer nada y espero a que Michael terminara su vaso de agua. Los dos caminaron hacia la sala de estar de Camille y establecieron una pequeña plática.
— Hay un montón de cosas que la gente no sabe sobre mí, como que toco la guitarra, supongo que canto bien y que además, te encuentro ridículamente sexy —Camille lo dejo salir. No quiso pronunciar la última parte y sus ojos se engrandecieron mirando los ojos del chico.
— ¿Es así? —El chico con el pelo bipolar levantó las cejas. Camille no tenía tiempo para y cuando menos se dio cuenta, ya tenían sus labios aferrados. Rodaron por el suelo con sus lenguas lamiendo cada centímetro de sus bocas. Pronto los dos estaban desnudos en la cama de la castaña, su cabeza sobre el corazón revoloteando de Michael.
— Eso fue…
— Brillante, me gustaría hacerlo más a menudo —Soltó Michael sin aire, Camille solo le dedico una tímida sonrisa. Se quedaron en la cama abrazados por el resto de la noche hasta que Michael tuvo que irse, no quería estar en el encuentro incómodo de los padres de Camille y menos en su estado desaliñado, simplemente sacudió su cabeza mientras Camille lo llevaba a la puerta.
— No te preocupes por ellos, no están acostumbrados a verme con alguien más que no sea Calum y tú eres un poco diferente que el —ella habló suavemente y se inclinó para darle un beso.
— Nos vemos mañana Cams, no quiero dejar de besarte —Él sonrió en su coche, Camille vio como lentamente el auto desaparecía en la noche.
Dicen que el resto es historia. Después de llegar a conocerse en las próximas semanas ambos decidieron que los sentimientos que tenían eran mutuos. Camille encontró que Michael era realmente inteligente y tuvieron largas conversaciones sobre todos los temas que les vinieron a la mente. Michael encontró que Camille era increíblemente talentosa e incluso cantaba con él un par de veces, sus voces se mezclaban tan bien que se convertía en una armonía. Michael era en realidad el indicado para preguntarle. Habían pasado dos meses desde su primer encuentro humeante caliente y esta vez no había sido la excepción.
— Eh, Cams, no soy muy bueno en esto y no sé si voy a ser todo lo que quieras pero... ¿quieres ser mi novia? —Preguntó tímidamente. Camille le respondió con un beso y una sonrisa que hizo a las estrellas celosas. Los besos no pararon esa noche hasta que ninguno de los dos pudiera respirar o sentir sus labios. Hasta el día de doy ya todo el mundo sabía sobre la pareja. Al principio las personas estaban realmente sorprendidas, era difícil de creer. El chico malo de Norwest estaba saliendo con una tipa que podría estar leyendo algo que cualquier otra cosa. Nadie entendía cómo ni por qué sucedió.
Camille sonrió mientras caminaba por los pasillos, estaba esperando ver a su novio junto a su casillero, desde que empezaron a salir, Michael siempre se encontraba apoyado contra él casillero, viéndose tan sexy en el cuero negro y un aire de 'Me importa un carajo', pero hoy no estaba. Eso fue sorprendente. Sacó su teléfono y rápidamente le envió un mensaje al número que se sabía de memoria.
Para: Mikey, De: Cams ¿Dónde estás bebe? Xoxo. Mientras esperaba una respuesta, veía como todas las parejas pasaban justamente frente a ella. Sintió como un zumbido llegó de su bolsillo. Para: Cams, De: Mikey Lo siento bebe, estoy enfermo en casa:( xo.♡
Camille entró silenciosamente en la casa de Michael y oyó a alguien toser desde la sala donde la televisión estaba en un volumen bajito, este lugar prácticamente se había convertido en su segundo hogar. Giró a la esquina para verlo, tirado en su sofá con una manta gruesa hasta la barbilla y su cabello despeinado. Su piel generalmente bronceada era de tez enfermiza y estaba temblando.
— Hola cariño —Camille habló suavemente con una tímida sonrisa en su cara. Nunca había visto a su Michael tan frágil y vulnerable. Sólo cuando estaban solos, su comportamiento era suave y cariñoso. Alrededor de otros era el típico badboy al que todos le tenían miedo, pero cuando los dos compartían una cama y besos perezosos, Michael se convertía en ese chico dulce que amaba dar cariño.
— Cams, que es lo que estas —tocio ligeramente. — ¿haciendo aquí? —Él estaba agradecido de que ahora su linda novia lo estuviera acompañando y para Michael no había nada mejor que estar con su Camille.
— Estoy aquí para cuidar de ti, imbécil. ¿Qué parece? —Camille se rio, colocando su bolsa abajo y sentándose en el sofá, cerca del torso del mayor. Ella puso su mano sobre la frente sudorosa de su novio para luego revisar sus glándulas que estaban hinchadas.
— Pero Cams, no quiero que te enfermes —Él gimió.
— No estoy preocupado por eso, es muy difícil que yo llegue a enfermarme. Ahora tienes fiebre y no te vas a mover hasta que estés mejor. Voy a hacer algo de sopa y té caliente. —Camille besó su frente con cautela y Michael ronroneo en respuesta. Hizo su camino a la cocina antes de ser detenido por un suspiro.
— ¿Bebe?
— ¿Sí?
— ¿Me puedes pasar el control remoto? He estado atrapado viendo una película ridícula durante una hora —el control remoto estaba a centímetros de él. Era realmente un bebé cuando estaba enfermo. Rodo los ojos y entregó a su novio el tal deseado control remoto. Cuando la sopa estaba lista, Camille quería que Michael se tragara el tazón completo y no podía parar, incluso cuando Michael protestó diciendo que estaba lleno.
— Ya no puedo comer más Cams.
— ¡Sí se puede! Y lo harás. Confía en mí, esto te hará sentir muchísimo mejor —Camille hizo sonidos de avión para intentar conseguir una sonrisa de Michael. — Vamos, ¿quién es un buen novio? —A regañadientes abrió la boca para terminar los últimos trozos de su comida. Camille sostuvo su mano y le entregó la taza de té que efectivamente podría calmar su esófago ardiente, se sentaron allí ociosamente ojeando los canales. Eventualmente Camille era una total experta en lo que hacía, miro como Michael dormitaba junto a ella. Sonrió al ver como algunos de sus colores habían vuelto, la sopa era un elixir mágico. La fiebre estaba empezando a desaparecer, gracias a Dios. Lentamente vio como un pequeño movimiento suyo hizo que Michael fuera abriendo sus ojos lentamente. Este bostezo con cansancio.
— Me siento como un bebe, y tu pareces mi mama.
— Nadie te ama más que yo Michael, bueno a excepción de tu mama. Ahora ven aquí. —abrió sus brazos, dejando a Michael colapsarse en su pecho y enterrando sus dedos por el pelo bipolar del chico. Pronto Michael estaba profundamente dormido en su abrazo. Puso un suave beso en la parte superior de su cabeza mientras le susurraba un 'Te amo'.
tenshittae
Re: cuento de invierno. | resultados.
Mi Cássodo, estás aquí y mi Anie y mi Pushicienta. Las amo tanto ;-;
wanweird
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