I love you, never forget.

Las hojas de otoño caían sobre mí, apenas unos días atrás las hojas coloridas habían tomado un color triste, sin vida, crujían en cada movimiento que hacía, el césped acariciaba mi piel y las nubes se movían lentamente al igual que los pensamientos que vagaban por mi mente.

Me sonrió con su sonrisa perfectamente alineada y me miró con su mirada intensamente azul directamente a los ojos. Murmuró un —te amo— mientras cerraba sus ojos y me abrazaba con delicadeza. Escuchaba los latidos de su corazón, en mis oídos, acelerados pero de alguna u otra forma tranquilos y pausados.

Ojala todo hubiera sido de aquella forma para siempre.

Recuerdo el momento en el que estaba allí, en ese mismo lugar escribiendo cosas que siento en silencio y, que cayó y no digo. Se sentó a mi lado y comenzó a observarme en silencio, sin decir nada comenzamos a hablar en silencio con miradas que leíamos y sonrisas que sentíamos.

Así paso el tiempo, y de forma inesperada había terminado enamorada de él, de sus pequeños detalles y sus grandes encantos. Y de repente, ahí estábamos, recostados en el césped, viendo las nubes moviéndose, y yo escuchando los latidos de su corazón.

—debemos hablar.

—debemos hablar— repetí supongo que sabía que algo andaba mal. Nos sentamos, entrelazo mi mano con la suya. —esto no es nada fácil, y mucho menos decirlo a alguien que amo, me destroza por completo. Pero esto es lo que me toco y debo aceptarlo.—acaricio mi mejilla y sus ojos se cristalizaron. Quería saber qué es lo que había hecho mal, saber cuál era  su problema, saber si yo era la causa de aquello. —tengo cáncer— dice en un susurro con la voz entrecortada y agachando su mirada. Quería decirle algo pero las palabras se perdían de mi mente, hubiera imaginado un montón de cosas, cosas que me hubieran lastimado mucho, menos aquello. Lo abrace, con mucha fuerza más de lo normal, podía sentir sus sollozos en mis oídos y eso fue todo para destrozarme por completo.

—mírame— le suplique. Ambos estábamos llorando y no me importaba que me viera él debía saber que me importaba y que no lo iba a dejar caer tan fácilmente, no después de todo esto.-no te prometo que todo estará bien porque supongo que ya no lo está, pero lo que si te prometo es que jamás te voy a dejar- lo mire unos segundos a los ojos, sonrío con una apenas visible sonrisa.

—seré calvo— comentó y una risita se me escapa junto con barias lágrimas. Él era así hasta en los peores momentos, y gracias a Dios siguió siendo así por un tiempo más.

—serás mi calvo, entonces— sonrío y pasó su pulgar por encima de mi piel húmeda. —te amo, ¿sabes? Nunca lo olvides.

{..}


Pasaron meses y días tras días en el hospital, su cabello había comenzado a caer pero eso era lo de menos. Ya no quería volver a casa, pero tampoco quería estar en el hospital, odiaba a la gente, cuando antes amaba ser el centro de atención, y lo entendía, nadie quiere llamar la atención cuando uno está enfermo solo quieren una sola cosa, curarse. Los médicos le habían dicho que tenía altas posibilidades de salvarse pero aún faltaban muchas sesiones de quimios para que aquello se haga realidad pero él decía que ya no iba poder ser capaz de soportarlo.

—oh vamos tienes que comer algo— insistía su madre.

—¿¡que parte de no quiero comer no entiendes!?— responde empujando la comida, ese no era mi novio, la persona que yo conocía ya no estaba, el jamás le haría eso a su madre, jamás se hubiera dado por vencido.

Era una noche lluviosa, estaba en mi cama, incomoda, sin saber qué hacer, no podía conciliar el sueño. El teléfono sonó junto con un trueno, presentía que algo malo había pasado. Me habían dado la noticia que jamás hubiera querido escuchar, sabía que pasaría y que algún día llegaría pero no estaba preparada para perderlo, para perderte, no en ese momento, ni siquiera sé si después de cinco años lo estaba, yo creo que no. Creo que nadie está preparado para aquello, creo que aunque ya no quisieses vivir, en algún punto no estabas preparado para irte. Y aun así, después de cinco años sigo viniendo a este lugar, mirando las nubes moverse lentamente mientras las hojas de otoño comienzan a caer sobre mí.

—te amo ¿sabes? Donde sea que estés, nunca lo olvides.

Holiss: