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The American Dream | NC | 2.
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Re: The American Dream | NC | 2.
disculpa, andy): ando con problemas para escribir y en verdad me siento mal por no subir. nunca más, lo juro):
Clifford.
Re: The American Dream | NC | 2.
El cap se viene largo, chicas subo mañana viniendo de mi ensayo de baile de graduación
Atenea.
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Re: The American Dream | NC | 2.
Siento la demora me ausente por el tema de mi graduación
Subo en media hora
Subo en media hora
Atenea.
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Re: The American Dream | NC | 2.
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Por: Daqueen.
– Jackson Flickerman & Clarisse Young.
Clarisse caminaba con el mentón elevado y con pasos largos y firmes hacia la dirección principal de la academia. La gran fiesta de bienvenida que habían preparada ella y Jackson había terminado, técnicamente, en un completo desastre: personas vomitando, algunos bailando de una manera poco observable, muestras de afecto subidas de tono —al menos, cosas que no le hubiese gustado presenciar— y espectáculos de los alumnos provocados por la ingesta de alcohol. El estar molesta era una descripción demasiado corta para la irritación que sentía por todo lo acontecido en la dichosa fiesta. Sabía que ella tenía razón en cuanto le había sugerido a su colega el no llevarla a cabo…, pero siempre terminaba cediendo ante cada sugerencia e idea que tenía su buen amigo Flickerman.
¿De que servía el haber enlistado un reglamento si a la primera oportunidad que tuvieran cada uno de los alumnos harían lo que se les diera la regalada gana? Inhaló profundamente para que sus emociones se apaciguaran y aquel enojo tan grande que tenía desapareciera. ¿Qué obtendría de enojarse cada vez que alguno de sus estudiantes rompiera alguna regla? Nada, solamente lograría que su paz interna se redujera hasta explotar. Desde un principio sabía que nada obtendrían con las reglas que habían empleado… Lo peor, es que solamente habían sido 5…, a lo mucho 6 ¡y aun así todo el mundo objeto por anularlas!
La castaña jamás terminaría de comprender a la generación de adolescentes del presente y necesitaría de toda su serenidad, paciencia y buen juicio para soportar todo un año con los estudiantes de la academia.
« ¿En qué mierda me metí? —se cuestionó mientras doblada el último pasillo hasta llegar a la puerta de madera que señalaba con letras negras y resaltadas que era la oficina principal.»
— Te aconsejo que para la próxima ocasión sepas medir tus acciones, joven Hitchcock —alcanzó a escuchar por parte de Jackson mientras se lo comentaba a un alumno con una mata de cabello rubia. Zeppelin.
— ¿Algo que comentarme, Jackson? —preguntó recargándose sobre el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre su rezago y elevando una ceja de forma autoritaria.
— No, Clarisse… todo está en completo orden —respondió su colega, pero pudo notar como veía de reojo al joven que se hallaba sentado enfrente del escritorio—. Y aprovechando que te encuentras acá, te presento a uno de nuestros alumnos —habló Jackson con entusiasmo—: Zeppelin, ella es Clarisse Young, tu directora, y Clari… viceversa. Tal vez él ya te conozca, pero no está demás que comiences a relacionarte con los alumnos, Clarisse.
— ¿Tratas de decirme algo? —espetó la castaña viéndolo con severidad a la vez que de reojo noto como su alumno la miraba de una manera… poco placentera para ella.
— Nada que no hayas tenido en mente. Zeppelin, puedes retirarte.
— De acuerdo —el joven se fue de mala gana, no sin antes guiñarle un ojo a la directora, quedando ésta estupefacta ante el acto que había hecho su alumno.
La castaña se quedó viendo la puerta tratando de que su mente no le haya hecho una mala jugada como para haberse imaginado ese pequeño guiño por parte del muchacho. Se volteó, encontrando que su compañero se encontraba acomodando varios papeles de su escritorio.
— No creo que lo de la fiesta haya resultado como queríamos, Jackson —menciono la directora de la academia sentándose en una silla situada al frente del escritorio del segundo director, a la vez que recargaba su cabeza en ambas manos.
— ¿A qué te refieres? Si fue todo un éxito —testificó su buen amigo con aquel espíritu adolescente que lo caracterizaba.
— ¿Un éxito? Jackson, posiblemente la mitad de nuestros estudiantes terminaron en alguna otra habitación que no les correspondía… tal vez con alguien más. Peor aún, la mayoría terminó con más de una copa de alcohol ingerida —pronunció cada palabra con todo el mal humor que tenía presente en estos momentos. Si algo odiaba la directora de la academia, era el hecho de nadie acatara una orden que se le impusiera.
— Clarisse… tranquila —comento el castaño tomándola por los hombros y viéndola directamente a los ojos, logrando transmitirle una tranquilidad que solamente él podía lograr.
— Sabes que tengo razón, Jackson —trató de controlar las emocionas tan enredadas que sentía: exaltación por sus alumnos, y una paz y la sensación de estar tan a gusto ante la cercanía que habían entre ella y su compañero de trabajo.
— ¿Qué quieres hacer entonces? ¿Qué les pongamos a todos una amonestación? Clarisse… a este paso nos quedaríamos sin alumnos en una semana —indicó, dándole a entender que no habría porque ser tan… exigentes y estrictos con todos.
— ¿Estas sugiriendo que dejemos que tomen como locos? —ironizó la castaña, tratando de captar el mensaje subliminal que había en las palabras de Jackson.
— No…, pero es normal que lo hagan durante las fiestas, ¿no crees? Vamos, no niegues que lo hacías tú en cada fiesta a la que asistías—elevó una ceja acusadora y Clarisse se quedó callada, recordando que ella era incluso peor que sus estudiantes en cuanto se trataba de una fiesta.
— Tú ganas —se rindió, sabía que tarde o temprano su amado amigo lograría que ella estuviera a su favor—. Quita esa sonrisita de victoria que tienes puesta —advirtió al notar una sonrisa burlesca se había curvado en el rostro del castaño, pero en vez de borrar esa sonrisa, largó una carcajada que contagió su buen humor a Clarisse. Nadie en este mundo tenía alguna idea de cuánto amaba ella la sonrisa, y peor aún, la risa de Jackson…, esa risa era como una melodía que lograban calmarla y hacerla sentir como en casa.
— De acuerdo, colega…, creo que nos están esperando —dio por terminado la sesión de risas para emprender, ambos, el camino hacía el salón donde se llevaban a cabo todas las reuniones que tendría con sus alumnos.
— Buenos días, jóvenes —saludó la directora, forzando una sonrisa de amabilidad hacia sus alumnos, cuando lo que verdaderamente quería era regañar a cada uno de ellos por todo lo acontecido durante la fiesta y posterior a ésta—. Que alegría verlos a todos presentes aquí y a tiempo, pensé que más de alguno se quedaría tendido en su cama por la resaca que habrán tenido por la fiesta —sarcasmo, cuanto amaba usarlo para que se dieran cuenta que no podían tomarla del pelo y hacer como si nada hubiese pasado—. Pero bueno, eso ya quedo en el pasado —agregó al notar como Jackson volteo a verla con seriedad.
— Jóvenes… todos sabrán que ya sus clases correspondientes empezarán mañana Lunes ¿cierto? —pregunto el director, obteniendo objeciones ante el comentario.
— Así mismo —empezó Clarisse, logrando que todos guardarán silencio para escucharla—, como no todos ustedes eligieron una misma carrera, tendrán los maestros adecuados para cada una.
— ¿Cómo? —indagó una de sus estudiantes, Chantell, con voz baja.
— Cada carrera tendrá su respectivo profesor, o profesores, dependiendo del requerimiento que necesite —aclaró el señor Flickerman sonriéndole.
— De igual manera, aquellos que se sientan deseosos por una clase, tienen la decisión de postularse para ésta, aunque no esté relacionada con su carrera profesional.
— ¿Así que si uno quiere ser actor puede simplemente asistir a la clase de pintura si así lo quiere? —quiso saber una rubia que se hallaba enfrente de la masa de alumnos, siendo la dulce y pequeña hermana de Franklin.
— Exactamente, Sunshine.
— Bueno, chicos… denle una grata bienvenida a sus profesores —pronunció con alegre voz la directora, sorprendiendo a todos dado que nunca la habían escuchado de tan buen humor.
Una larga fila de señores y señoras se situó de forma horizontal enfrente de todos los estudiantes. Todos propiciaron una cara de sorpresa, no solamente por que resultaron ser muchos maestros con los que convivirían un largo año, sino que, era también por el hecho de que la mayoría o una considerada parte de ellos lograban llamar la atención de varios jóvenes, tanto hombres como mujeres.
— Joseph Morrison —se presentó uno de sus profesores. Ojos verdes y cabello entre un color castaño y rubio. Atractivo, muy atractivo para el gusto de cualquier alumna—. Seré quien les imparta la clase de teatro, junto con mi compañera, la señorita Dakota Wells —señaló a la vez que presentaba a una de las profesoras.
— Un gusto, chicos —saludó con un tono de voz dulce y gentil, brindando de igual manera una sonrisa encantadora.
— Buenos días, jóvenes —pronunció una de las docentes. Alta, rubia, de gran cuerpo y verdaderamente hermosa—. Me llamo Jennifer Rose y seré la encargada de impartir la clase para aquellos que quieran ser en un futuro grandes modelos —se escucharon un par de silbidos en el fondo de la sala y la profesora no hizo más que reírse ante aquella acción por parte de alguno de los alumnos.
— De haber sabido que usted impartiría las clases para esa carrera, me hubiese inscrito para modelaje —la voz de Zeppelin se hizo presente y algo que noto la señorita Rose, fue ver como la mayoría revoleaba los ojos ante el comentario. Río de nuevo ante lo que dijo ese alumno y ante la reacción de los demás.
— Gracias por el halago, joven Hitchcock —agradeció con amabilidad y el ego del rubio se inflo un poco más.
— Sabe mi nombre, eh.
— De hecho, me sé el de todos los estudiantes.
— Bueno, Zep, eso fue un golpe bajo para tu ego, eh —comento Nathan con una sonrisa de burla, logrando que la mayoría, por no decir todos, se riera.
— Basta, chicos —Clarisse se interpuso en la conversación para que no volviera a pasar lo mismo que en la reunión pasada con Lorreine y Jenna.
— Me presento, jóvenes —llamó la atención una de las maestras. Tenía el cabello corto y teñido de un color rojizo, muy llamativo—. Mi nombre es Olive Garden, y seré la encargada de impartirles las clases en cuanto a la materia de Educación Física…
— ¿Realmente nos harán correr, saltar, trotar y esas cosas como si fuéramos del ejército? —cuestiono Jenna cruzándose de brazos.
— Míralo de esta forma: entre más ejercicio hagas, tendrás mejor cuerpo para aquellos que tengas en la cama —comento Lorreine sonriéndole con burla. Cada vez que ella abría la boca, Jenna tenía ganas de lanzarse y desfigurarle la carita bonita que tenía; eso, y que cada comentario la hacía odiarla más.
— ¡Señorita Lorreine Jenkins! —Vocifero Clarisse llamando la atención de todos, ¿Por qué todos aquí tenían las inmensas ganas de iniciar una pelea con comentarios que degradaban a alguien más?— No permitiré esa clase de comentarios insinuantes mientras yo esté a cargo de esta academia, ¿escucho?
— Tengo una mejor idea: puede renunciar y ahorrarse la molestia de escuchar esos comentarios insinuantes de mi parte o de parte de algún alumno más —un sonrisa completamente fingida de dibujo en el rostro de la peli negra y por poco la barbilla de la directora caía al suelo.
— Basta. Lorreine, después de terminar esta reunión irás directo a mi oficina, ¿entendido? —hablo con seriedad el señor Flickerman viendo con seriedad a la jovencita.
— Pero…
— ¿Entendido? —volvió a preguntar elevando un poco la voz, dejando en claro que no podía poner ninguna objeción ante la orden.
— Entendido, señor director Flickerman —respondió de mala gana la oji marrón.
— A mí no me importaría asistir a todas las clases de Educación Física si usted, señorita Garden, nos la imparte —hablo nuevamente Zep, guiñándole el ojo izquierdo a la profesora.
— Señora Garden de Blumer —una voz grave se hizo presente para corregir al oji azul. Uno de los profesores hablo, a la vez que posicionaba una de sus manos alrededor de la cintura de la maestra de educación física—. Admiro su disposición, joven Hitchcock, así que creo que no tendrá ningún problema en que durante la primera clase que impartiremos mi dulce esposa y su servidor, Howard Blumer, pueda usted dar, digamos… un mínimo de 50 vueltas por el patio trasero —propuso el señor con una sonrisa burlesca y logrando que Zep cerrará la boca de una buena vez; eso y que su masa muscular era tal vez el doble que la del rubio—. Solamente para que todos tengan en cuenta las ganas que puede tener alguien ante una clase tan entretenida.
— Sí, profesor Blumer —acepto de mala gana, al igual que Lorreine.
— Yo soy la profesora Vivian Spring, y seré la encargada de impartir la clase a todos aquellos que tengan pasión por el arte —se presentó una señora de melena rojiza y larga con rulos hermosos.
— Mi nombre es Selene Richards —empezó una de las maestras. Melena rubia, larga y lacia; de estatura baja y con una sonrisa llamativa—. Les impartiré las clases de canto junto con…
— Junto con su servidor, Adam Townsend —interrumpió la presentación de Selene un joven —porque prácticamente no pasaba de los veinticinco años— de cabello oscuro y con una altura alta—. Lo siento, Selene, pero necesitaba presentarme por mi propia cuenta —ofreció una sonrisa a modo de disculpa para su compañera y prosiguió su plática, viendo detenidamente a cada uno de los alumnos—. Me sorprende el hecho de que la mayoría de ustedes tenga un rostro de parecer un simple pequeño buscando que hacer con su vida —pronunció, sorprendió a la gran mayoría de las personas dentro del salón—. Creo que gran parte de ustedes ni siquiera pasa de los diecinueve años, pero puede que me sorprendan, y espero eso con ansias, jóvenes, también…
— ¿Te han dicho que te pareces al vocalista de The 1975? —interrumpió un chico de rulos castaños. Charles.
— Ya me lo habían comentado antes, jovencito, gracias por hacerlo notar —una sonrisa más que fingida hizo presencia en su rostro, puesto que no le caía en gracia el hecho de que alguien lo interrumpiera mientras estuviese hablando—. ¿Tu nombre?
— Charles Monroe.
— Bueno, Charles…, creo que te habrán enseñado modales en tu casa ¿no? Así que has de saber que es de muy mala educación interrumpir a alguien cuando esa persona está hablando ¿cierto?
— Pero si usted interrumpió a la profesora Richards mientras ella hablaba —se excusó el castaño, originando que unos cuantos de sus compañeros largaran un gran “uh” hacia el profesor de canto.
— Y me disculpe, dime… ¿tú lo hiciste?
— Prosigamos con las presentaciones —sugirió el director Jackson.
— Soy Harold Blumer y yo…
— ¿Usted es profesor del maestro de Educación Física? —inquirió una joven peli negra con ojos azules.
— Sí…, Cameron, somos hermanos —respondió con educación el profesor, tratando de que no ocurriera lo mismo que paso con el señor Adam—. Como decía, yo junto con la señorita Rachel Gibbs, daremos lo que serán las clases de baile —se presentó y agarrando de la mano a la castaña de su compañera para darle una vuelta—. Aclaro de una vez, jóvenes, que esta bella señorita es mi novia —agregó viendo de reojo al rubio de Zeppelin que se había quedado en silencio desde el comentario del profesor Howard.
— Un gusto, chicos.
— Claire Mondragon —se presentó una señora de melena castaña, con un par de mechas rubias al final de ésta, y portando unas gafas pequeñas—. Seré la encargada de impartirles a todos y cada uno de ustedes lo que será la clase de Historia del Cine y Teatro. Creo que es debidamente necesario que todos aquí sepan algo de la historia en cuanto al mundo de la fama nos estamos refiriendo.
— La Historia es aburrida —comento un joven al fondo de los demás, pero con una considerable estatura como para no notarlo.
— Es aburrida cuando no ponen la atención que se necesita para entenderla y ver que realmente es algo interesante para conocer, joven Ethan.
— Patrañas.
— Respóndame algo, joven Hitchcock. ¿La mayoría de sus compañeros se le hacen interesantes o aburridos?
— Fácil: aburridos. Creo que la mayoría de todos acá no saben lo que es tener una vida social.
— Sí por vida social te refieres a follarte a todas las chicas con las que te cruzas, entonces no, no conocemos el significado que tienes por “vida social” —comento la pequeña rubia de Simone, otorgándole a Zep una sonrisa burlesca e inocente.
— Por supuesto que piensa que la vida de ellos es aburrida, porque no se ha tomado el tiempo suficiente para conocerlos… a ellos y a sus historias. Si lo hiciera, vería que cada uno tiene algo interesante por compartir, algo que lo llevará a sentir una intriga y querer conocer todo de él o ella.
— ¿Qué? —una clara de perplejidad mostro el rubio, dando a entender que no había entendido por lo menos la mitad de todo lo que había pronunciado la profesora Mondragon.
— Luego lo entenderás mejor durante las clases, Zeppelin —comento otro más de los docentes—. Mi nombre es Christopher Hummel, al igual que su profesora, yo les impartiré la clase de Historia, pero… en relación con todo sobre la música —se presentó el maestro con una sonrisa que detallaba autosuficiencia. Cabello oscuro y ojos que intrigaban a cualquiera de las estudiantes. Atractivo, una palabra que lo caracterizaba a la perfección.
— Anthony Bennet, yo seré su profesor de de actuación… relacionado con el género de comedia, jóvenes. Aunque creo que todos aquí necesitan algo de diversión por sus caras tan serias que tienen… Clarisse ¿ya comenzaste a espantar a cada uno de ellos cuando apenas si ha pasado una semana desde que llegaron? —interrogó a la castaña, tomándola por sorpresa.
— Muy gracioso, profesor Bennet —una sonrisa más que fingida le proporciono a su buen amigo.
— Lo sé —se halago, sonriéndole de vuelta.
— No se sorprenda, chicos… se llevarán más de algún chiste o broma de mal gusto por parte del profesor Bennet —hablo una maestra que poseía una piel blanca como la nieve y un corte de cabello corto, pero que le acentuaba a la perfección—. Soy la señorita Mirella Dunne, y seré su maestra de actuación, en general… y mi compañero, el profesor Fredderick Woodgate, será quién me acompañará para impartir nuestras respectivas clases.
— Un gusto, chiquillos —saludó quitándose su sombrero y dando una pequeña, pero sincera sonrisa a todos.
— Me agrada su atuendo —comento un chico de mata colorida que anteriormente ya había llamado la atención, no solamente del profesor Woodgate, si no que de la mayoría de los maestros—. Es algo extravagante, pero queda con usted.
— Gracias, joven Aoi —agradeció sin saber con exactitud que decir y dirigiéndose hacia el director de la academia—. Dime algo, Jackson… ¿ese chico está bien de sus facultades mentales? Digo, es alguien ¿normal?
— Por supuesto… Bueno, en su expediente médico no decía algo que nos diera a entender que tenía algún problema.
— Claro —comento regresándose a su lugar.
— Me presento. Soy la señora Monique Dunne y seré la encargada, junto con mi compañero, Viktor Arthemius, de impartirles las clases de actuación relacionadas con el drama.
— Respóndame algo, director Flickerman —la voz de una muchacha, de cabello oscuro y ojos del mismo tono, se hizo presente—. ¿Por qué la mayoría de los profesores tenían que ser tan atractivos?
— Ehm… este, no sé cómo responder a tu pregunta, Tara.
— Me hubiese encantado a ver sido compañera de todos ustedes durante su universidad, digo.
— Suficiente, Tara —habló Clarisse, dándole a entender que parara con los halagos tan pasados de volumen.
— Muy buenos días, jóvenes. Soy Angelina Moret y seré la encargada de dar la clase correspondiente a la carrera de fotografía.
— Mi nombre es Michael Fluke —se presentó un señor que estaba de más el decir que era el mayor de todos los profesores, junto con una señora de tez pálido y de melena rubia que se encontraba a su lado—. Mi compañera, Lisa Kaur —señaló a la señora que se hallaba junto a él— y yo seremos quienes impartirán las clases para todos aquellos que anhelan convertirse en admirables escritores.
Fueron los últimos de los docentes en presentarse ante los alumnos de la academia. Eran demasiados profesores, ninguno de los estudiantes llego a pensar que sería esa cantidad de señores y señoras que llegarían a impartirles sus debidas clases; principalmente ninguno había tomado en cuenta aquel detalle por el simple hecho de que no se detuvieron a pensar en la carrera que alguien había escogido para elegir este instituto.
— Ellos serán quiénes les enseñaran todo lo necesario para que progresen como deseen con la carrera por la cual están acá, chicos —hablo el director Jackson captando la atención de todos—. Sus clases comenzaran mañana Lunes a las 8 de la mañana, ni un minuto tarde —varios quejidos y reclamos se empezaron a escuchar al pronunciar el horario de sus clases; ¿y cómo no? A ninguno le apetecía el tener que levantarse temprano todos los días, mucho menos para que les dieran clases.
— Sin objeciones, jóvenes —elevo la voz la segunda directora de la academia, callando las voces como consecuencia—. ¿Quieren cumplir sus sueños? Pues sepan de una vez que el recorrido que harán no será tan fácil como suponían. Todo cuesta en esta vida, chicos, así que más vale que se pongan las pilas y pongan todo de su parte para que las cosas salgan como todos esperamos —fue lo último que menciono antes de retirarse, junto con Jackson, del salón, después de que todos los maestros se hubiesen retirado.
Y en cuanto la puerta se cerró tras la salida de los directores, los susurros y los comentarios de cada uno de los alumnos se comenzó a escuchar. La mayoría era sobre el buen físico que tenían los profesores, otros hablaban sobre los acontecimientos durante el baile de bienvenida y unos cuantos eran quejas sobre las clases que empezarían mañana. Fue entonces cuando todos se dieron cuento que la academia apenas estaba por iniciar.
¿De que servía el haber enlistado un reglamento si a la primera oportunidad que tuvieran cada uno de los alumnos harían lo que se les diera la regalada gana? Inhaló profundamente para que sus emociones se apaciguaran y aquel enojo tan grande que tenía desapareciera. ¿Qué obtendría de enojarse cada vez que alguno de sus estudiantes rompiera alguna regla? Nada, solamente lograría que su paz interna se redujera hasta explotar. Desde un principio sabía que nada obtendrían con las reglas que habían empleado… Lo peor, es que solamente habían sido 5…, a lo mucho 6 ¡y aun así todo el mundo objeto por anularlas!
La castaña jamás terminaría de comprender a la generación de adolescentes del presente y necesitaría de toda su serenidad, paciencia y buen juicio para soportar todo un año con los estudiantes de la academia.
« ¿En qué mierda me metí? —se cuestionó mientras doblada el último pasillo hasta llegar a la puerta de madera que señalaba con letras negras y resaltadas que era la oficina principal.»
— Te aconsejo que para la próxima ocasión sepas medir tus acciones, joven Hitchcock —alcanzó a escuchar por parte de Jackson mientras se lo comentaba a un alumno con una mata de cabello rubia. Zeppelin.
— ¿Algo que comentarme, Jackson? —preguntó recargándose sobre el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre su rezago y elevando una ceja de forma autoritaria.
— No, Clarisse… todo está en completo orden —respondió su colega, pero pudo notar como veía de reojo al joven que se hallaba sentado enfrente del escritorio—. Y aprovechando que te encuentras acá, te presento a uno de nuestros alumnos —habló Jackson con entusiasmo—: Zeppelin, ella es Clarisse Young, tu directora, y Clari… viceversa. Tal vez él ya te conozca, pero no está demás que comiences a relacionarte con los alumnos, Clarisse.
— ¿Tratas de decirme algo? —espetó la castaña viéndolo con severidad a la vez que de reojo noto como su alumno la miraba de una manera… poco placentera para ella.
— Nada que no hayas tenido en mente. Zeppelin, puedes retirarte.
— De acuerdo —el joven se fue de mala gana, no sin antes guiñarle un ojo a la directora, quedando ésta estupefacta ante el acto que había hecho su alumno.
La castaña se quedó viendo la puerta tratando de que su mente no le haya hecho una mala jugada como para haberse imaginado ese pequeño guiño por parte del muchacho. Se volteó, encontrando que su compañero se encontraba acomodando varios papeles de su escritorio.
— No creo que lo de la fiesta haya resultado como queríamos, Jackson —menciono la directora de la academia sentándose en una silla situada al frente del escritorio del segundo director, a la vez que recargaba su cabeza en ambas manos.
— ¿A qué te refieres? Si fue todo un éxito —testificó su buen amigo con aquel espíritu adolescente que lo caracterizaba.
— ¿Un éxito? Jackson, posiblemente la mitad de nuestros estudiantes terminaron en alguna otra habitación que no les correspondía… tal vez con alguien más. Peor aún, la mayoría terminó con más de una copa de alcohol ingerida —pronunció cada palabra con todo el mal humor que tenía presente en estos momentos. Si algo odiaba la directora de la academia, era el hecho de nadie acatara una orden que se le impusiera.
— Clarisse… tranquila —comento el castaño tomándola por los hombros y viéndola directamente a los ojos, logrando transmitirle una tranquilidad que solamente él podía lograr.
— Sabes que tengo razón, Jackson —trató de controlar las emocionas tan enredadas que sentía: exaltación por sus alumnos, y una paz y la sensación de estar tan a gusto ante la cercanía que habían entre ella y su compañero de trabajo.
— ¿Qué quieres hacer entonces? ¿Qué les pongamos a todos una amonestación? Clarisse… a este paso nos quedaríamos sin alumnos en una semana —indicó, dándole a entender que no habría porque ser tan… exigentes y estrictos con todos.
— ¿Estas sugiriendo que dejemos que tomen como locos? —ironizó la castaña, tratando de captar el mensaje subliminal que había en las palabras de Jackson.
— No…, pero es normal que lo hagan durante las fiestas, ¿no crees? Vamos, no niegues que lo hacías tú en cada fiesta a la que asistías—elevó una ceja acusadora y Clarisse se quedó callada, recordando que ella era incluso peor que sus estudiantes en cuanto se trataba de una fiesta.
— Tú ganas —se rindió, sabía que tarde o temprano su amado amigo lograría que ella estuviera a su favor—. Quita esa sonrisita de victoria que tienes puesta —advirtió al notar una sonrisa burlesca se había curvado en el rostro del castaño, pero en vez de borrar esa sonrisa, largó una carcajada que contagió su buen humor a Clarisse. Nadie en este mundo tenía alguna idea de cuánto amaba ella la sonrisa, y peor aún, la risa de Jackson…, esa risa era como una melodía que lograban calmarla y hacerla sentir como en casa.
— De acuerdo, colega…, creo que nos están esperando —dio por terminado la sesión de risas para emprender, ambos, el camino hacía el salón donde se llevaban a cabo todas las reuniones que tendría con sus alumnos.
— Buenos días, jóvenes —saludó la directora, forzando una sonrisa de amabilidad hacia sus alumnos, cuando lo que verdaderamente quería era regañar a cada uno de ellos por todo lo acontecido durante la fiesta y posterior a ésta—. Que alegría verlos a todos presentes aquí y a tiempo, pensé que más de alguno se quedaría tendido en su cama por la resaca que habrán tenido por la fiesta —sarcasmo, cuanto amaba usarlo para que se dieran cuenta que no podían tomarla del pelo y hacer como si nada hubiese pasado—. Pero bueno, eso ya quedo en el pasado —agregó al notar como Jackson volteo a verla con seriedad.
— Jóvenes… todos sabrán que ya sus clases correspondientes empezarán mañana Lunes ¿cierto? —pregunto el director, obteniendo objeciones ante el comentario.
— Así mismo —empezó Clarisse, logrando que todos guardarán silencio para escucharla—, como no todos ustedes eligieron una misma carrera, tendrán los maestros adecuados para cada una.
— ¿Cómo? —indagó una de sus estudiantes, Chantell, con voz baja.
— Cada carrera tendrá su respectivo profesor, o profesores, dependiendo del requerimiento que necesite —aclaró el señor Flickerman sonriéndole.
— De igual manera, aquellos que se sientan deseosos por una clase, tienen la decisión de postularse para ésta, aunque no esté relacionada con su carrera profesional.
— ¿Así que si uno quiere ser actor puede simplemente asistir a la clase de pintura si así lo quiere? —quiso saber una rubia que se hallaba enfrente de la masa de alumnos, siendo la dulce y pequeña hermana de Franklin.
— Exactamente, Sunshine.
— Bueno, chicos… denle una grata bienvenida a sus profesores —pronunció con alegre voz la directora, sorprendiendo a todos dado que nunca la habían escuchado de tan buen humor.
Una larga fila de señores y señoras se situó de forma horizontal enfrente de todos los estudiantes. Todos propiciaron una cara de sorpresa, no solamente por que resultaron ser muchos maestros con los que convivirían un largo año, sino que, era también por el hecho de que la mayoría o una considerada parte de ellos lograban llamar la atención de varios jóvenes, tanto hombres como mujeres.
— Joseph Morrison —se presentó uno de sus profesores. Ojos verdes y cabello entre un color castaño y rubio. Atractivo, muy atractivo para el gusto de cualquier alumna—. Seré quien les imparta la clase de teatro, junto con mi compañera, la señorita Dakota Wells —señaló a la vez que presentaba a una de las profesoras.
— Un gusto, chicos —saludó con un tono de voz dulce y gentil, brindando de igual manera una sonrisa encantadora.
— Buenos días, jóvenes —pronunció una de las docentes. Alta, rubia, de gran cuerpo y verdaderamente hermosa—. Me llamo Jennifer Rose y seré la encargada de impartir la clase para aquellos que quieran ser en un futuro grandes modelos —se escucharon un par de silbidos en el fondo de la sala y la profesora no hizo más que reírse ante aquella acción por parte de alguno de los alumnos.
— De haber sabido que usted impartiría las clases para esa carrera, me hubiese inscrito para modelaje —la voz de Zeppelin se hizo presente y algo que noto la señorita Rose, fue ver como la mayoría revoleaba los ojos ante el comentario. Río de nuevo ante lo que dijo ese alumno y ante la reacción de los demás.
— Gracias por el halago, joven Hitchcock —agradeció con amabilidad y el ego del rubio se inflo un poco más.
— Sabe mi nombre, eh.
— De hecho, me sé el de todos los estudiantes.
— Bueno, Zep, eso fue un golpe bajo para tu ego, eh —comento Nathan con una sonrisa de burla, logrando que la mayoría, por no decir todos, se riera.
— Basta, chicos —Clarisse se interpuso en la conversación para que no volviera a pasar lo mismo que en la reunión pasada con Lorreine y Jenna.
— Me presento, jóvenes —llamó la atención una de las maestras. Tenía el cabello corto y teñido de un color rojizo, muy llamativo—. Mi nombre es Olive Garden, y seré la encargada de impartirles las clases en cuanto a la materia de Educación Física…
— ¿Realmente nos harán correr, saltar, trotar y esas cosas como si fuéramos del ejército? —cuestiono Jenna cruzándose de brazos.
— Míralo de esta forma: entre más ejercicio hagas, tendrás mejor cuerpo para aquellos que tengas en la cama —comento Lorreine sonriéndole con burla. Cada vez que ella abría la boca, Jenna tenía ganas de lanzarse y desfigurarle la carita bonita que tenía; eso, y que cada comentario la hacía odiarla más.
— ¡Señorita Lorreine Jenkins! —Vocifero Clarisse llamando la atención de todos, ¿Por qué todos aquí tenían las inmensas ganas de iniciar una pelea con comentarios que degradaban a alguien más?— No permitiré esa clase de comentarios insinuantes mientras yo esté a cargo de esta academia, ¿escucho?
— Tengo una mejor idea: puede renunciar y ahorrarse la molestia de escuchar esos comentarios insinuantes de mi parte o de parte de algún alumno más —un sonrisa completamente fingida de dibujo en el rostro de la peli negra y por poco la barbilla de la directora caía al suelo.
— Basta. Lorreine, después de terminar esta reunión irás directo a mi oficina, ¿entendido? —hablo con seriedad el señor Flickerman viendo con seriedad a la jovencita.
— Pero…
— ¿Entendido? —volvió a preguntar elevando un poco la voz, dejando en claro que no podía poner ninguna objeción ante la orden.
— Entendido, señor director Flickerman —respondió de mala gana la oji marrón.
— A mí no me importaría asistir a todas las clases de Educación Física si usted, señorita Garden, nos la imparte —hablo nuevamente Zep, guiñándole el ojo izquierdo a la profesora.
— Señora Garden de Blumer —una voz grave se hizo presente para corregir al oji azul. Uno de los profesores hablo, a la vez que posicionaba una de sus manos alrededor de la cintura de la maestra de educación física—. Admiro su disposición, joven Hitchcock, así que creo que no tendrá ningún problema en que durante la primera clase que impartiremos mi dulce esposa y su servidor, Howard Blumer, pueda usted dar, digamos… un mínimo de 50 vueltas por el patio trasero —propuso el señor con una sonrisa burlesca y logrando que Zep cerrará la boca de una buena vez; eso y que su masa muscular era tal vez el doble que la del rubio—. Solamente para que todos tengan en cuenta las ganas que puede tener alguien ante una clase tan entretenida.
— Sí, profesor Blumer —acepto de mala gana, al igual que Lorreine.
— Yo soy la profesora Vivian Spring, y seré la encargada de impartir la clase a todos aquellos que tengan pasión por el arte —se presentó una señora de melena rojiza y larga con rulos hermosos.
— Mi nombre es Selene Richards —empezó una de las maestras. Melena rubia, larga y lacia; de estatura baja y con una sonrisa llamativa—. Les impartiré las clases de canto junto con…
— Junto con su servidor, Adam Townsend —interrumpió la presentación de Selene un joven —porque prácticamente no pasaba de los veinticinco años— de cabello oscuro y con una altura alta—. Lo siento, Selene, pero necesitaba presentarme por mi propia cuenta —ofreció una sonrisa a modo de disculpa para su compañera y prosiguió su plática, viendo detenidamente a cada uno de los alumnos—. Me sorprende el hecho de que la mayoría de ustedes tenga un rostro de parecer un simple pequeño buscando que hacer con su vida —pronunció, sorprendió a la gran mayoría de las personas dentro del salón—. Creo que gran parte de ustedes ni siquiera pasa de los diecinueve años, pero puede que me sorprendan, y espero eso con ansias, jóvenes, también…
— ¿Te han dicho que te pareces al vocalista de The 1975? —interrumpió un chico de rulos castaños. Charles.
— Ya me lo habían comentado antes, jovencito, gracias por hacerlo notar —una sonrisa más que fingida hizo presencia en su rostro, puesto que no le caía en gracia el hecho de que alguien lo interrumpiera mientras estuviese hablando—. ¿Tu nombre?
— Charles Monroe.
— Bueno, Charles…, creo que te habrán enseñado modales en tu casa ¿no? Así que has de saber que es de muy mala educación interrumpir a alguien cuando esa persona está hablando ¿cierto?
— Pero si usted interrumpió a la profesora Richards mientras ella hablaba —se excusó el castaño, originando que unos cuantos de sus compañeros largaran un gran “uh” hacia el profesor de canto.
— Y me disculpe, dime… ¿tú lo hiciste?
— Prosigamos con las presentaciones —sugirió el director Jackson.
— Soy Harold Blumer y yo…
— ¿Usted es profesor del maestro de Educación Física? —inquirió una joven peli negra con ojos azules.
— Sí…, Cameron, somos hermanos —respondió con educación el profesor, tratando de que no ocurriera lo mismo que paso con el señor Adam—. Como decía, yo junto con la señorita Rachel Gibbs, daremos lo que serán las clases de baile —se presentó y agarrando de la mano a la castaña de su compañera para darle una vuelta—. Aclaro de una vez, jóvenes, que esta bella señorita es mi novia —agregó viendo de reojo al rubio de Zeppelin que se había quedado en silencio desde el comentario del profesor Howard.
— Un gusto, chicos.
— Claire Mondragon —se presentó una señora de melena castaña, con un par de mechas rubias al final de ésta, y portando unas gafas pequeñas—. Seré la encargada de impartirles a todos y cada uno de ustedes lo que será la clase de Historia del Cine y Teatro. Creo que es debidamente necesario que todos aquí sepan algo de la historia en cuanto al mundo de la fama nos estamos refiriendo.
— La Historia es aburrida —comento un joven al fondo de los demás, pero con una considerable estatura como para no notarlo.
— Es aburrida cuando no ponen la atención que se necesita para entenderla y ver que realmente es algo interesante para conocer, joven Ethan.
— Patrañas.
— Respóndame algo, joven Hitchcock. ¿La mayoría de sus compañeros se le hacen interesantes o aburridos?
— Fácil: aburridos. Creo que la mayoría de todos acá no saben lo que es tener una vida social.
— Sí por vida social te refieres a follarte a todas las chicas con las que te cruzas, entonces no, no conocemos el significado que tienes por “vida social” —comento la pequeña rubia de Simone, otorgándole a Zep una sonrisa burlesca e inocente.
— Por supuesto que piensa que la vida de ellos es aburrida, porque no se ha tomado el tiempo suficiente para conocerlos… a ellos y a sus historias. Si lo hiciera, vería que cada uno tiene algo interesante por compartir, algo que lo llevará a sentir una intriga y querer conocer todo de él o ella.
— ¿Qué? —una clara de perplejidad mostro el rubio, dando a entender que no había entendido por lo menos la mitad de todo lo que había pronunciado la profesora Mondragon.
— Luego lo entenderás mejor durante las clases, Zeppelin —comento otro más de los docentes—. Mi nombre es Christopher Hummel, al igual que su profesora, yo les impartiré la clase de Historia, pero… en relación con todo sobre la música —se presentó el maestro con una sonrisa que detallaba autosuficiencia. Cabello oscuro y ojos que intrigaban a cualquiera de las estudiantes. Atractivo, una palabra que lo caracterizaba a la perfección.
— Anthony Bennet, yo seré su profesor de de actuación… relacionado con el género de comedia, jóvenes. Aunque creo que todos aquí necesitan algo de diversión por sus caras tan serias que tienen… Clarisse ¿ya comenzaste a espantar a cada uno de ellos cuando apenas si ha pasado una semana desde que llegaron? —interrogó a la castaña, tomándola por sorpresa.
— Muy gracioso, profesor Bennet —una sonrisa más que fingida le proporciono a su buen amigo.
— Lo sé —se halago, sonriéndole de vuelta.
— No se sorprenda, chicos… se llevarán más de algún chiste o broma de mal gusto por parte del profesor Bennet —hablo una maestra que poseía una piel blanca como la nieve y un corte de cabello corto, pero que le acentuaba a la perfección—. Soy la señorita Mirella Dunne, y seré su maestra de actuación, en general… y mi compañero, el profesor Fredderick Woodgate, será quién me acompañará para impartir nuestras respectivas clases.
— Un gusto, chiquillos —saludó quitándose su sombrero y dando una pequeña, pero sincera sonrisa a todos.
— Me agrada su atuendo —comento un chico de mata colorida que anteriormente ya había llamado la atención, no solamente del profesor Woodgate, si no que de la mayoría de los maestros—. Es algo extravagante, pero queda con usted.
— Gracias, joven Aoi —agradeció sin saber con exactitud que decir y dirigiéndose hacia el director de la academia—. Dime algo, Jackson… ¿ese chico está bien de sus facultades mentales? Digo, es alguien ¿normal?
— Por supuesto… Bueno, en su expediente médico no decía algo que nos diera a entender que tenía algún problema.
— Claro —comento regresándose a su lugar.
— Me presento. Soy la señora Monique Dunne y seré la encargada, junto con mi compañero, Viktor Arthemius, de impartirles las clases de actuación relacionadas con el drama.
— Respóndame algo, director Flickerman —la voz de una muchacha, de cabello oscuro y ojos del mismo tono, se hizo presente—. ¿Por qué la mayoría de los profesores tenían que ser tan atractivos?
— Ehm… este, no sé cómo responder a tu pregunta, Tara.
— Me hubiese encantado a ver sido compañera de todos ustedes durante su universidad, digo.
— Suficiente, Tara —habló Clarisse, dándole a entender que parara con los halagos tan pasados de volumen.
— Muy buenos días, jóvenes. Soy Angelina Moret y seré la encargada de dar la clase correspondiente a la carrera de fotografía.
— Mi nombre es Michael Fluke —se presentó un señor que estaba de más el decir que era el mayor de todos los profesores, junto con una señora de tez pálido y de melena rubia que se encontraba a su lado—. Mi compañera, Lisa Kaur —señaló a la señora que se hallaba junto a él— y yo seremos quienes impartirán las clases para todos aquellos que anhelan convertirse en admirables escritores.
Fueron los últimos de los docentes en presentarse ante los alumnos de la academia. Eran demasiados profesores, ninguno de los estudiantes llego a pensar que sería esa cantidad de señores y señoras que llegarían a impartirles sus debidas clases; principalmente ninguno había tomado en cuenta aquel detalle por el simple hecho de que no se detuvieron a pensar en la carrera que alguien había escogido para elegir este instituto.
— Ellos serán quiénes les enseñaran todo lo necesario para que progresen como deseen con la carrera por la cual están acá, chicos —hablo el director Jackson captando la atención de todos—. Sus clases comenzaran mañana Lunes a las 8 de la mañana, ni un minuto tarde —varios quejidos y reclamos se empezaron a escuchar al pronunciar el horario de sus clases; ¿y cómo no? A ninguno le apetecía el tener que levantarse temprano todos los días, mucho menos para que les dieran clases.
— Sin objeciones, jóvenes —elevo la voz la segunda directora de la academia, callando las voces como consecuencia—. ¿Quieren cumplir sus sueños? Pues sepan de una vez que el recorrido que harán no será tan fácil como suponían. Todo cuesta en esta vida, chicos, así que más vale que se pongan las pilas y pongan todo de su parte para que las cosas salgan como todos esperamos —fue lo último que menciono antes de retirarse, junto con Jackson, del salón, después de que todos los maestros se hubiesen retirado.
Y en cuanto la puerta se cerró tras la salida de los directores, los susurros y los comentarios de cada uno de los alumnos se comenzó a escuchar. La mayoría era sobre el buen físico que tenían los profesores, otros hablaban sobre los acontecimientos durante el baile de bienvenida y unos cuantos eran quejas sobre las clases que empezarían mañana. Fue entonces cuando todos se dieron cuento que la academia apenas estaba por iniciar.
Atenea.
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Re: The American Dream | NC | 2.
Subo el siguiente cap en dos días
amen el que acabo de postear
amen el que acabo de postear
Atenea.
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Re: The American Dream | NC | 2.
ginnnnnnnnnnn me gustó mucho el capítulo ):
sigh y lo mejor son las partes de zeppelin y charles pq charles rls y es harry so bye lasdlsa
en fin ): y aoi tmb sakljskla no sé amé todo y estoy muy emocionada por empezar la tercera ronda yaaaay lol
sigh y lo mejor son las partes de zeppelin y charles pq charles rls y es harry so bye lasdlsa
en fin ): y aoi tmb sakljskla no sé amé todo y estoy muy emocionada por empezar la tercera ronda yaaaay lol
hemmo.
Re: The American Dream | NC | 2.
CAMIKLA TU AVYT
amé el capítulo, lo juro(?) soy mala comentando pero lo leí en la pc de mi primo y se veía la letra mínima y no me acuerdo nada u_u después lo vuelvo a leer
amé el capítulo, lo juro(?) soy mala comentando pero lo leí en la pc de mi primo y se veía la letra mínima y no me acuerdo nada u_u después lo vuelvo a leer
Clifford.
Re: The American Dream | NC | 2.
el tuyo es muy metrosexual me encantaClifford. escribió:CAMIKLA TU AVYT
amé el capítulo, lo juro(?) soy mala comentando pero lo leí en la pc de mi primo y se veía la letra mínima y no me acuerdo nada u_u después lo vuelvo a leer
hood.
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