If it means a lot to you. [Zayn Malik]

"Love is easy", de McFly, sonaba por el altavoz del instituto, no sabía si echarme a reír o llorar, recordaba la última vez que me habían dedicado esa canción. Aquél... Ahg, idiota. Suspiré y me tapé los oídos para dejar de escucharla, antes de que llegara al estribillo. Pude notar entonces cómo alguien se sentaba a mi lado. Era Niall, me sonrió y pegó su silla a la mía, esperando que le dijera algo, mientras me dejaba sobre la mesa el iPod con los auriculares. Lo cogí y lo guardé. Me giré para quedar frente a él, sonriendo un poco, aprovechando para examinar su rostro. Tenía unos ojos realmente bonitos, el hecho de mirarlos, me calmaba. Al menos, ese rubio no parecía ser un idiota, como ya Zayn me había demostrado que era.

— ¿Te has enfadado? —preguntó sonriendo. Me encogí de hombros y suspiré un poco.

— No, es sólo... Que me exaspera. ¡Es un cretino! ¡Y un egocéntrico y... idiota, en general! Y eso que lo acabo de conocer... —concluí mientras me colocaba el gorro que, segundos antes, había sacado de la mochila.

— ¿Debería ser sincero contigo? —preguntó, yo no supe cómo mirarlo. — Tu mirada me dice que sí. —rió. — Es la primera vez que lo veo así. Normalmente con todos, y bueno, sobretodo con las chicas, es bastante amable. —sonrió ampliamente, enseñando su aparato. — Tendrá uno de esos días del mes... Ya sabes. —bromeó riendo, consiguió contagiarme su risa. — Por cierto... ¿Te apetece esta tarde salir un rato? Lo digo para que conozcas un poco Londres y eso. Zayn y yo hemos quedado con unos amigos y sus chicas, pero tranquila... Perrie no viene. —rió sabiendo que era a la que menos quería ver.

El plan de Niall me pilló totalmente de sorpresa, tanto, que se pudo ver en mi cara. No había salido sola por Londres desde mi llegada, y cierto era que conocía bien poco o nada, de esa ciudad. Sin embargo, el hecho de salir con más gente, me echaba un poco para atrás, la vergüenza me podía, y tener que aguantar a Zayn toda la tarde...

— No sé, Niall... —me mordí el labio moviendo la cabeza hacia un lado, dudosa.

— ¡Oh venga! ¡Vamos, vente! Lo pasaremos muy bien, ¡en serio! Además, las chicas son muy majas, puedes hablar con ellas de temas más interesantes que maquillaje y trapitos... —miró de reojo a Perrie, que volvía a comerse la boca con Zayn. No pude evitar reír.

— Vale, vale, iré. —asentí y el rubio ojiazul levantó la mano hacia arriba, seguramente para que la chocara, así que eso hice.

Sonó el timbre y la clase volvió a revolucionarse. Iba a comenzar la siguiente asignatura. Las horas restantes pasaron más rápidas, entre todos los apuntes que debíamos copiar, los trabajos que nos mandaban, sólo tuve un respiro en el momento del almuerzo, en el que me conseguí enfadarme más todavía con Zayn por llamarme Issidora y para odiar más a Perrie y a su risa destroza tímpanos.

¡Y había acabado la jornada! Había resultado ser más larga de lo que esperaba, y estaba realmente cansada. Salí del instituto con Niall, ya que Zayn tenía que acompañar a su novia, amiga, lo que fuera, a casa.

— ¡Por fin! No aguantaba ni un segundo más de literatura. —respiró aliviado mientras se colocaba una mochila. Le sonreí mientras me arreglaba el gorro y asentía. — Bueno, esta tarde a las seis en el Big Ben. Supongo que hasta ahí sabrás que autobús coger, ¿no? Porque... Lo pone bien claro. —rió.

— Sí, por lo que me has dicho, más o menos me ubico... Creo. —hice una mueca.

— Hagamos una cosa... —le miré. — Dame tu número de teléfono, yo te daré el mío, y si te pierdes, me llamas y vamos a recogerte. ¿Te parece? —preguntó, sacando su móvil del bolsillo del pantalón.

— Vale, me gusta más así. —reí también. — Apunta. —le di el número y guardé el suyo, así por lo menos si me perdía, alguien sabría llevarme.

— ¡Genial! Pues ya está, esta tarde te esperamos allí. —miró hacia la parada, pegando un salto. — ¡Me voy, que pierdo el bus! ¡Hasta luego, Kenny! —se despidió, corriendo hacia la calle.

Kenny... Me había llamado Kenny. Sólo mi padre me llamaba así, mis amigos siempre me habían llamado Kenna. Suspiré y me coloqué los cascos antes de sentarme en el banco a esperar mi autobús. Tras unas cuantas paradas y casi una hora de viaje, al fin llegué a casa. Me quedé en el porche, buscando las llaves en mi mochila y me giré al escuchar unos gritos que provenían de la acera contraria. Al parecer un chico y una chica discutían de una forma bastante... Agitada. El corazón casi se me sale del pecho cuando vi de quién se trataba. Zayn, él y su odiosa novia, estaban teniendo una pelea, justo frente a mi casa, ¡era de locos!

— ¡No! ¡Estoy hasta los cojones, Perrie! ¡Ya basta! —alzaba la voz Zayn, mientras resoplaba mirando a todos lados. Me escondí intentando que no me viera.

— ¡Deja de ponerte así, tío! ¡Eres un maldito exagerado! —le contestaba Perrie, a la que no se le veía muy exasperada. Más bien, pasaba de discutir, o del tema en general.

— ...¿Exagerado? ¡¿Pero qué coño estás diciendo?! ¡Perrie que te estaba sobando! ¡Que te iba a besar ese pedazo de imbécil! ¡Y tú como si nada! ¿Te parece bonito? ¡A mi no! Porque no sé si lo recuerdas, pero ya me has engañado una vez, y... No habrá una segunda... —la voz de Zayn comenzó a disminuir, al igual que su enfado. Mordí mi labio, verlo así, no me gustaba para nada. Se notaba mucho por sus gestos que lo estaba pasando mal.

— ¿Vas a recordarme eso el resto de tu vida, Zuhair? ¿De verdad? —en ese momento era la chica de pelo pajizo que alzaba el tono de voz.

— Perrie, ¡por Allah! ¡Fue en mi puta cara! ¿Pretendes que lo olvide? —era como si fuera a estallar de un momento a otro.

— ¿Sabes, Zuhair? ¡Paso! No quiero que me lo eches en cara todos los días de mi vida, así que... Esto se acaba. ¡Aquí, y ahora! —fue lo último que dijo Perrie antes de darle un golpe con la mano abierta en la mejilla y marcharse con paso decidido.

Bien... Tenía que procesar todo lo que había ocurrido. El chico seguía parado en la acera, como un pasmarote, con la mano en la mejilla. Estaba roto. Realmente quería ir a ayudarle, pero tal vez fuera la última persona con la que quería hablar de eso. Miró a ambos lados de la calle y se fue al lado contrario con las manos metidas en los bolsillos del pantalón tejano, me partía el alma verlo de esa forma. Conmigo había sido un cretino, un idiota, un estúpido egocéntrico, pero verlo tan roto, tan desanimado, tan diferente... No era lo que quería. Suspiré, sin saber qué hacer, hasta que recordé que debía entrar en casa. Fue lo que hice. Abrí la puerta de la entrada con la llave, cerrándola detrás mía. Tiré la mochila por la entrada y me apoyé en la puerta, dejándome caer al suelo. No paraba de pensar en lo que acababa de ocurrir, me había parecido horrible, sobretodo por el golpe que esa estúpida le había propinado sin razón al moreno. Saqué el móvil de mi bolsillo y busqué el número de Niall. Respiré hondo y le di a llamar.

— ¿Kenny? —sonó al otro lado del teléfono la voz del rubio.

— Niall, hazme un favor. Llama a Zayn, creo... Creo que te necesita. Pero no le digas nada, por favor. Sólo pregunta cómo está... —me limité a decir.

— ¿Cómo? ¿Qué es lo que ha pasado? No entiendo nada... —se extrañó mucho y comenzó a preguntar de todo, negué con la cabeza, aún sabiendo que no me veía.

— Tú sólo hazlo, por favor, Niall. Esta tarde te cuento, pero no le digas que te lo he dicho. —mi voz era seca, cansada. Escuché un suspiro al otro lado del teléfono.

— Está bien. Voy a llamarlo. Esta tarde quiero que me lo cuentes todo. Cuídate, Kenny. —se despidió antes de colgar.

Colgué el teléfono y acto seguido me levanté, pasando directamente a la cocina para abrir el frigorífico. En él no había más que pizza, pizza, y más pizza. Suspiré y saqué una de la nevera, metiéndola en el horno para luego, encenderlo. Subí las escaleras a paso de tortuga hasta mi habitación con fin de ponerme algo más cómodo. Estaba realmente confusa con lo que acababa de ver. ¿Sería, eso, una ruptura definitiva? ¿Cómo estaría ese chico moreno con barba que había hecho mi primer día de clase totalmente interminable? Negué con la cabeza varias veces, fuera lo que fuera, no era de mi importancia. Me vestí con unos leggins negros y un jersey dos o tres veces más grande que yo. Tardé bastante más de lo normal, estaba pensativa. Bah, seguramente volverían ese mismo día...

— ¡Mierda, la pizza! —grité aterrorizada, comenzando a bajar las escaleras con rapidez, mientras mis fosas nasales aspiraban un leve olor a quemado que provenía de la cocina. Como era de esperar, la pizza se había quemado. No, no era mi día.

Encendí el ordenador y me tumbé en el sofá, comiendo algún que otro trozo de pizza que se había salvado de quedar negro como el carbón y duro como una piedra. Tenía un correo, cosa que me sorprendió bastante. Llevaba poco tiempo en Londres, pero en todo ese tiempo, no había recibido ni un sólo mail de los que yo llamaba "mis amigos". No sabía nada de ellos. Sonreí al ver que era de Michelle, mi mejor amiga. Lo abrí todo lo rápido que mi lento internet me permitió y comencé a leer:

"¡Kenna! ¿Qué tal todo por allí? Siento no haberte escrito antes, de verdad... ¡He estado muy, muy ocupada con todo lo de las matrículas de los institutos y esas cosas! Perdóname... ¡Por favor! Te escribo para ponerte un poco al día, estoy segurísima de que lo estás deseando..."

Leía con atención todas y cada una de las palabras que mi amiga se había tomado la molestia de enviarme, dejando escapar alguna que otra sonrisa de más cuando nombraba a Hope, que como era de esperar, continuaba con Alexander, Valentine, Aaron... Me alegró tantísimo saber de ellos que incluso podía notar como en un momento dado, las lágrimas comenzaban a salir de mis ojos, aunque éstas duraron poco. Desaparecieron por una expresión de sorpresa. ¡No me lo podía creer!

"Luke se ha mudado a Londres".

Sentí cómo algo comenzó a presionar con fuerza mi pecho, haciéndome costoso el respirar. Intenté sacar esa idea de mi cabeza. Luke, Luke... ¡En la misma ciudad que yo! Mis manos estaban temblando, no me dejaban ni escribir. ¿Qué se suponía que estaba haciendo en Londres? Aparté el portátil de mis rodillas y lo dejé sobre la mesilla, asegurándome de hacerle espacio para que respirara. Me volví a tumbar, dejando también más de media pizza en la mesa. Luke...

El ruido del móvil me despertó. ¡Maldición! Me había quedado dormida en el sofá. Tomé el aparato entre mis dedos y contesté sin siquiera mirar de quién se trataba. Todavía tenía voz de dormida.

— ¿Si? —pregunté, rascándome la nuca, pensando en que había una posibilidad de que fuera Niall, llamándome porque hacía tarde. No tenía ni menor idea de qué hora era.

— ¿Kenadee? ¿Te has vuelto a quedar dormida, pedazo de marmota? —contestó desde el otro lado del teléfono una voz que me era realmente familiar. No era ninguno de mis amigos, ni mi padre, ni Zayn o Niall... ¿Quié...?

Abrí mucho los ojos para mirar la pantalla y de la sorpresa, mi móvil cayó al suelo, abriéndose por completo y por lo tanto, desmontándose. La suerte no me acompañaba. Me agaché con rapidez y empecé a montar el aparato con las manos temblorosas. Había visto ese maldito nombre en la pantalla. ¡Joder, Luke! Intenté encender el móvil, pero nada... No lo conseguía. Resoplé. ¿Para qué me habría llamado? O algo muchísimo más importante. Si no se encendía y me perdía, ¿cómo me iba a comunicar con Niall cuando saliera? Giré la cabeza hacia la cocina cuando comenzó a sonar una alarma. Eran las cuatro y media. Tenía cosa de hora y media o un poco más para arreglarme e ir hacia el Big Ben.

Corrí hacia el baño tirando la ropa por mi habitación y me metí en la ducha rápidamente, duchándome todo lo rápido que pude. Para cuando salí, el agua todavía no había acabado de ponerse caliente. Salí y me dirigí con la toalla enrollada en mi cuerpo hasta la habitación. ¿Qué podía ponerme? ¡Agh! Los minutos pasaban y finalmente me decidí por unos tejanos pegados, de color gris, un jersey grande de un gris más oscuro, una chaqueta de cuero negra y unas botas del mismo color. Dejé mi pelo suelto, bien liso y pasé al tocador para maquillarme un poco. Lo único que hice fue resaltar mis ojos con un poco de eyeliner negro y listo. No era nada fan de arreglarme como muchas otras lo hacían. Miré el reloj, ya empezaba a ser tarde y todavía tenía que coger el autobús... ¡Genial, Kenadee! Bajé corriendo hacia el vestíbulo y cogí las llaves, el bolso con el móvil, la cartera, las tarjetas de identificación, un poco de dinero... Salí pitando de la casa.

...

El autobús me dejó en la acera de en frente del Big Ben, pero no conseguía ver ni a Niall, ni a Zayn, por lo que crucé algo tímida y me quedé apoyada en la pared, esperándoles. Miraba mis zapatillas nerviosa, únicamente conocía al rubio, y bueno, al moreno, si es que decidía aparecer por allí. También pensaba en lo de Luke... No quería encontrármelo, pero por otra parte, lo deseaba. Me giré hacia un lado para poder ver aquél enorme reloj, que era el sello de Londres, lo visité el primer día que llegué. Pegué un salto seguido de un grito ahogado cuando noté que alguien me picaba las costillas. No había nada que odiara más que eso, y al pillarme por sorpresa, lo odiaba más aún. Me revolví con la mano preparada para soltar un tortazo cuando vi la sonrisa de Niall justo delante de mi. Suspiré y me reí. Me había asustado tontamente.

— ¡Qué susto! —bromeé picándole el estómago con un dedo.

— Vaya una miedica... —rió Niall y me abrazó para saludarme. Hice lo mismo.

— ¡Eh, Nialler! ¡Deja algo para los demás! —chilló alguien, un chico al parecer, por la voz grave. Alcé la vista y pude ver un grupo de personas acercándose hacia nosotros. Se separó y me miró sonriendo, tan risueño como todo ese día se había mostrado.

— Es que eres un ansioso, Harry. ¡Ya iba! —volvió a reír y me acercó hacia el grupo, eran dos chicos y una chica, pero... Ni rastro de Zayn. Sonreí algo nerviosa, pues todos me miraban con simpatía. — Chicos, Lizz, esta es Kenadee. Kenny, estos son Liam, Lizz y el impaciente ese de ahí, es Harry. —rió señalando al último de ellos, un chico alto, de pelo largo con algunos rizos, que reía con unos bonitos hoyuelos marcando sus mejillas y grandes ojos de color verdoso. Saludé con una mano, algo tímida, pero sin apartar la sonrisa. Niall me dio una palmadita suave en la espalda y lo miré.

— Es algo tímida, pero es un amor. —dijo al grupo, apretujándome un poco.

— Debe serlo para aguantaros a ti y a Zayn. —rió la chica, acercándose a mi. — Ya te acostumbrarás a sus locuras. Encantada, Kenadee. Por cierto... Me encanta tu nombre. —se presentó.

— No exageres, Lizz. No somos tan malos... Por cierto, ¿y Zayn? —preguntó Harry.

El estómago se me cerró al escuchar su nombre. ¿Qué habría pasado? Miré a Niall, pero se me había adelantado, y ya estaba con los ojos puestos en mi, esperando una respuesta a lo ocurrido. Encogí mis hombros.

— No lo sé. Voy a llamarlo, se suponía que iba a venir. —contestó Niall, sacando su móvil y marcando, se hizo el silencio un segundo. — ¿Zayn? Eh, tío, ¿vas a venir al final? ...Vale, pues aquí estamos. ¡Mueve ese culo y date prisa! —habló alzando un poco la voz debido al jaleo de la calle para después colgar el teléfono. — Dice que está llegando. —guardó el móvil de nuevo y suspiró.

— ¿Viene con... Ya sabéis? —quiso saber Liam, con ese "ya sabéis", no pude deducir de quién hablaban, hasta que Niall lo aclaró.

— No. Perrie no viene, tranquilo. —empezó a reír y Harry puso cara de alivio también.

Lizz miró hacia otro lado y yo hice lo mismo, para ver qué pasaba. Otra vez se me encogió el estómago. Zayn. No tenía muy buena cara y andaba sin demasiadas ganas, vestido con una cazadora al estilo militar, unos vaqueros y unas zapatillas negras. Evité mirarlo y puse la vista en la acera.

— Hola chicos, perdón por llegar tarde... —saludó Zayn, metiendo las manos en los bolsillos.

Los demás lo saludaron, yo lo miré un poco de reojo, encontrándome con sus ojos, bajé la mirada al instante.

— Bueno... Ahora que estamos todos, vayámonos. —ordenó Niall andando él primero, los demás le siguieron y yo también, quedando al lado de Zayn. No sabía qué decirle, y no creía que él me sacara conversación con su situación.

Lizz miró hacia atrás y paró para ponerse a mi lado. Parecía una chica agradable, con una encantadora sonrisa. No sabía cómo se llevaría con Perrie, pero por lo menos, ella no me había mirado como si fuera un bicho.

— Todavía no sé cómo has podido aguantar al par de dos esta mañana... —me sonrió mirando hacia adelante. — Yo a veces salgo loca cuando voy sola con ellos.

— Bueno... Niall es más fácil de aguantar que Zayn. —dije, meneando la cabeza de un lado a otro, sonriendo. — Creo que no le he caído muy bien... —suspiré.

— ¿A Zayn? Pues eso es difícil, es tímido, pero suele ser muy majo. —me miró sin entender.

¿Tímido? ¿En serio? ¿Casi me besó en aquél baño conociéndome de a penas una hora, se tomó la confianza de llamarme Issidora y era tímido? Algo no me cuadraba con Zayn... ¿Cómo podía odiarme sin conocerme?

— Pues no lo entiendo... De verdad. —suspiré y negué con la cabeza. No debía darle tanta importancia. Si no le caía bien, pues uno menos.

Estuvimos un buen rato hablando, era estilista de una banda de chicas, había conseguido su sueño de dedicarse enteramente a su pasión, eso me encantó, además de que se podía entablar buenas conversaciones con ella: música, deportes, arte... Los chicos pararon en un pub que rezaba el nombre de "The Hole" y nos hicieron una seña con la cabeza para que los siguiéramos, entré bastante tímida, no sabía a dónde me llevaban.

— ¡Tranquila! Es un buen sitio, no te dejes engañar por el nombre. —habló Harry mientras se quitaba el abrigo y me ayudaba con el mío.

El local no era muy grande, era de madera, acogedor, de luz anaranjada, parecía el típico pub Londinense, pero al menos se estaba calentito. Se sentaron en una mesa pegada a una esquina, yo me coloqué al lado de Lizz, que me había confesado que ese sólo era un apodo y en realidad se llamaba Iris, y al otro lado, tenía a Niall. Zayn y Harry se levantaron para ir a la barra a pedir una ronda de cervezas y los demás nos quedamos allí sentados.

— ¿Me vas a contar qué ha pasado con Zayn? —preguntó Niall en voz baja para que sólo yo lo escuchara.

— ¿No te ha contado él? —quise saber extrañada, tal vez habían vuelto o lo habían arreglado, a saber... Negó con la cabeza y suspiré. — Esta mañana, al volver de clase, los vi frente a mi casa, a él y a Perrie, discutían a gritos y... Lo dejaron. Al menos, en ese momento. —tragué saliva y me remangué el jersey, allí hacía algo de calor.

Niall abrió mucho los ojos, parecía sorprendido, le di un codazo suave cuando vi llegar a Zayn y a Harry de nuevo, para que cambiara la cara. Se sentaron y fueron pasando las cervezas. Tomé el vaso, recordando que no era una de mis bebidas favoritas. Y solía subirme bastante.