Apocalypse {audiciones cerradas}

Liam Payne

—A ver, no entiendo nada de esto —se quejó Ryan, el cual, personalmente, ya estaba acabando con mi paciencia. Al igual que la llorona de Noah, que no se detenía al medir sus gritos o sollozos, más aun cuando Aline y Lucas se desmayaron de esa manera. — Se supone que ustedes dos están conectados, entonces.
—¿Por qué lo dices? —cuestionó Keyla, reacia de que uno de sus mejores amigos tuviese esa profunda relación con aquella chica a la que le hacían la vida imposible.
—Pues, ¿no será porque se desmayaron al mismo tiempo?  —contestó  con ironía, enfatizando lo obvio y rodando los ojos. Keyla lo fulminó con la mirada, pero el rubio giró su vista hacia Aline y Lucas, quienes aún estaban en el suelo, y una sonrisa traviesa apareció en sus labios. — Además de que, no se han soltado desde entonces.

El tono pícaro con el que habló provocó que Lucas se tensara y que Alice bajara la mirada, avergonzada, pero sus manos continuaron unidas. Algunas risitas se escucharon, pero nadie supo a quienes pertenecían.

—¿Podrías dejar las idioteces por un momento? O también puedes largarte; este no es el momento para estar fastidiando — Todos, a excepción de Alice, se sorprendieron de la intervención de Noah.
—¿Quién te crees…?
—Ella tiene razón —la apoyé, atrayendo su atención a mí. —Estamos en el medio de una situación que nadie comprende del todo, frustrados y enojados; y esto solo es el principio…

Me callé abruptamente al sentir que estaba hablando demasiado. Era incómodo. En cambio, deje mis pensamientos fluir, con el propósito de que Raissa comprendiera y los compartiera con todos. Además de que, presentía —estaba casi seguro, de hecho— de que era mejor hacer ese tipo de cosas mediante la habilidad que ella poseía. La sensación de que estábamos siendo vigilados seguía impertinentemente molestando en un rincón de mi cabeza, inquietándome con disimulo, amenazando con resurgir violentamente en cualquier momento.

Otra teoría es que pareció que desde que Harry le propino el primer golpe a Lucas, Aline pareció afectada, tanto mental como físicamente. ¿Qué demonios significaba eso? Llevé mi vista por todos, contándonos, y al obtener dieciséis entonces todo se hizo más claro. ¿Tenía cada quien una pareja, de ese mismo modo? O tal vez no era exactamente igual. No sabía por qué lado irme con exactitud, porque cada hipótesis parecía incompleta o incoherente. No obstante, nada de esto tenía sentido.

—¿Qué se supone que haremos? ¿Ocultarnos aquí para siempre? —inquirió Katrina, cruzándose de brazos y enarcando una ceja.
—No estamos ocultos.
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Damon, mientras todo el mundo miraba a Raissa confundidos. Yo confirme que no era el único que presentía aquello.
—No estamos solos, aunque lo parezca así. Ellos no se han ido, nunca lo harán. —intervino Aline, la que parecía fuera de sí; el cansancio adornaba su rostro, a pesar de haber dormido por ese tiempo y sus facciones estaban decaídas.
—¡Maldición! Entonces, ¿por qué no vienen de una buena vez y dejan de joder con nuestros nervios? —exclamó Louis, levantando ambos brazos al aire.
—Esto no es un juego —lo calló Harry, fulminándolo con la mirada. — Ellos no están jugando al gato y al ratón. Esto es mucho peor, y si vienen lo único que seremos será carne muerta.
—¿Cómo sabes todo eso? —inquirió Keyla, examinándolo con desconfianza.

Era la misma mirada que le estaba dedicando yo en ese momento. Sabía demasiado y parecía no tener intenciones de compartirlo, al menos no por el momento. Como supuse, evadió el tema y arrojo la atención a que debíamos conseguir una manera de volver a la ciudad y salir del endemoniado bosque, que solo ha sabido traernos problemas.

—Chicos… —Aline llamo la atención de todos, se levantó y nos miró seriamente. —Estoy casi segura de que aquello no fue solo un sueño…fue una visión.

El silencio inundó el espacio entre nosotros y cada par de ojos se posó en la castaña,  silenciosamente ansiando que explotara de la risa y dijera que todo era una broma. Si era una visión, habían más que el 50% de probabilidades de que ese era un futuro incapaz de cambiarse; y que todos los presentes estaban involucrados en el. Comenzó a contarnos como llegó a un altar y como nos observó a todos, en parejas, durmiendo o muertos sobre una mesa de roca. También de como los viejos insinuaron que podríamos ocultarnos donde sea, ellos nos encontrarían. No descansarían hasta obtener su objetivo y ese era todo el grupo.

Al final de su relato y antes de que alguien dijera algo más, la poca luz que teníamos gracias a la Luna desapareció. Fue gradualmente y luego rápido; en un abrir y cerrar de ojos estábamos en total oscuridad. Mi visión nocturna, la que había descubierto hace un par de días, aun funcionaba como aquel día de la pesadilla. Podía distinguir cada uno perfectamente aunque se me hacía un poco incómodo al principio.

—Joder, lo único que quiero es salir de aquí —habló Noah con voz temblorosa, se abrazaba a sí misma y no se atrevía a moverse de su sitio.
Alice se encontraba un poco alejada de ella. Estaba junto a Louis, al parecer, tratando de calmar su irritación nerviosa, aunque ella parecía estar igual o peor; solo que lo ocultaba.

—Vas a tener que dejar de hacer eso —reprochó Connor cuando Noah chilló otra vez, haciendo que varios se cubrieran los oídos.

Una densa niebla había salido de la nada y estaba dificultando un poco mi visión. Una parte de nosotros estaba concentrado en buscar el origen de todo esto; tratando de averiguar si alguno de los Viejos estaba cerca del bosque o si al principio serian esa sustancia de la que Aline habló en su visión.

—Por favor, como si fuese la única en estar asustada hasta la médula. Todos aquí están tan horrorizados como yo, o incluso más; así que si siento ganas de gritar y llorar, lo haré, ¿está bien?
—Hablas demasiado —dijo esta vez Damon.  
—¿Cuál es su maldito problema conmigo, eh?! —bramó con ira, extendiendo sus cortos brazos al aire y, por primera vez, viéndose diferente de la cobarde llorona que había sido desde el principio.

Alice dirigió la mirada a su amiga, alertada por el repentino cambio de humor. Por otro lado, Keyla y Damon parecían casi divertidos de que ella este tan irritada y aquella fachada de chica asustada hubiese abandonado su rostro por completo.

—Epa, tranquila; solo dije mi opinión —el chico levanto los hombros y a pesar de que ella no podía ver su sonrisa, el tono burlón no pasó desapercibido.
—Nadie te pidió que lo hicieras —replicó, cruzándose de brazos.
—Oigan, chicos; deben dejar de pelear —Raissa intentó intervenir. Lucia demasiado cansada para seguir en pie, pero aún se mantenía firme, bien por determinación o terquedad, o porque Zayn no quitaba el brazo de su cintura.
—No estamos peleando —respondieron ambos; ella con irritación y el con un tono calmado y desesperante.


✵ ✵ ✵


—¿Qué diablos está pasando con el clima? Un momento esta frío, ahora está haciendo calor —se quejó Ryan, sacándose el sweater para quedar solo con un shirt cuello V blanco.
—Eh, lo siento; esa soy yo —dijo Charlotte desde donde se encontraba, un poco alejada de los demás pero no lo suficiente.

Llevábamos alrededor de quince minutos tratando de averiguar cuales era ‘nuestros propósitos’. Una tercera parte tenía como prioridad llegar vivos a su casa antes de que sus padres llamen a la policía, algo que Patch no haría; a veces creo que no tiene corazón. Pero si vamos a eso, yo tampoco. La otra se concentra en hacer que Zayn nos saque de aquí y que Charlotte, con su habilidad de controlar el clima, devuelva la luz de la luna ¬—la misma parece haber sido, literalmente, eliminada del cielo. Y la última parte, donde me incluyo, tratamos de averiguar qué clase de conexión tenemos con los otros y por qué aquellos ancianos nos quieren. Y todos estábamos en constante vigilancia por si alguien o algo se acercaban.

En lo que a mí respecta, Zayn era el primer candidato para ser la “pareja” de Raissa. Algo que lo afirmaba, por igual, era que ambos habían visto al mismo anciano y lo habían sentido seguirlos. Eso presentaba otro factor: el de que cada anciano correspondía a cada pareja. El único problema, además de descifrar las parejas restantes, era descubrir qué tipo de relación tenían en específico los ancianos con nosotros. Si era algo preestablecido por el destino, quizá; algo que siempre tuvo que pasar. O simplemente era pura curiosidad. Esa última estaba próxima a ser descartada, ya que poseer la misma marca de nacimiento era cualquier cosa menos una mera casualidad.

El ambiente entre nosotros estaba un poco más ligero. Louis ya no estaba irritado contra el mundo, pero soltaba maldiciones cada cierto tiempo y estaba junto a Keyla, que solía ser la más negada a aceptar todo lo que ocurrida, estaba sentada debajo de un árbol, dedicándose a vigilar lo que podía. Lucas y Aline no se habían despegado; el chico parecía exhausto después de la pelea con Harry, y ella estaba junto a nosotros —Raissa, Keira, Harry y yo¬—, tratando de descifrar el complicado acertijo en el que nuestras vidas estaba en juego. Damon y Ryan eran los más relajados, hacían comentarios irónicos e irritantes cada cierto tiempo; pero el del premio mayor era el rubio. Honestamente, estaba comenzando a cansarme. Katrina estaba intentando ayudar a Charlotte, con la ayuda de Connor, aunque estos no parecían llevarse tan bien. Alice estaba sentada en el suelo, cerca de Louis, Damon y Ryan, al cansarse de estar dando vueltas con Noah. Esta última no dejaba de caminar de un lado a otro, tratando de calmar sus nervios —aunque eso parecía tener el efecto contrario— y murmurando palabras de aliento para tranquilizarse.

—¿Cuándo piensas parar de hacer eso? —cuestiona Damon con tono cansado.
—Debes tranquilizarte, Noah —la alentó Alice y pude percibir preocupación en su voz.
—Sabes cómo detesto la oscuridad —su voz sale aguda y temblorosa, y para de caminar abruptamente cuando detecta eso en sí misma.
—¿Le tienes miedo a la oscuridad? —Damon ha aparecido de la nada detrás de la chica, haciéndola pegar un chillido tan alto que puedo asegurar que cualquier guardabosques habría escuchado aquello. Y si los guardabosques se enteraban de que nos encontrábamos aquí, dieciséis adolescentes menores de edad, estaríamos en grandes problemas.
—Para de hacerle eso, idiota —Harry saltó en defensa de la pequeña. —¿Qué no ves que está lo suficientemente asustada ya?
—¿Y si no lo hago, me mandaras a volar? No creo.
—Chicos…—advirtió Keira, inspirando profundamente.

Rodé los ojos y apoyé la cabeza contra el tronco ubicado detrás de mí. Al parecer, ninguno de estos idiotas podía mantenerse en silencio unos segundos. Tensé la quijada y esperé pacientemente a que alguien los hiciera entrar en razón, para seguir pensando en cómo diablos saldríamos de esta. No estaba en mis planes dejarme asesinar por un grupo de vejetes sádicos.

Finalmente, dejaron de discutir y volvieron a lo que estaban haciendo. Damon desapareció, pero nadie se da cuenta; su habilidad me intrigaba un poco. Sólo un poco. Harry se sienta junto a Raissa y Noah parece indecisa acerca de hacia dónde dirigirse. Al final, opta por acercarse a nosotros. Pero al cruzar por enfrente de una rama, se tropezó y comenzó a caer de frente contra el suelo. Lo único que hizo fue cerrar los ojos y esperar el golpe, pero mis  reflejos actuaron más rápido y en segundos estoy arrodillado, amortiguando su caída.  

—¿Quién…? —murmuró sin aliento, levanto su cabeza y trató de identificar mi rostro (en vano) en la oscuridad. Sin detenerse a pensarlo, levantó sus manos y las pasó por mi pecho y luego por mi rostro, intentando adivinar quién era.

Intente apartarme, pero fue inútil. Su piel hizo contacto con la mía y entonces, volví a sentirlo. Como si una ola enorme de energía fuera extraída de mi organismo. No era doloroso. Pero al instante, mis ojos se sentían cansados y mi rodilla tembló contra la tierra. Mi garganta se secó y estuve a punto de dejar caer mis brazos, junto con ella, al suelo.

Nos separamos con brusquedad al mismo tiempo, ambos terminando de bruces en el duro suelo. Mire su ovalado rostro, que lucía contorsionado con numerosas emociones: confusión, frustración, ira, miedo…y otras que no supe reconocer. Ella miraba hacia mí, sin la necesidad de poseer alguna fuente de luz. Yo, en cambio, tomaba bocanadas de aire tratando de recuperar energías. Lo notó, lo que era capaz de hacer, así como yo. La diferencia estaba en que esta era mi segunda vez haciéndolo.

—¿Qué fue eso? —preguntó Aline con confusión, debido al ruido que hicimos al caer el piso.
—Na-nada…es solo que me tropecé —contestó Noah, con el rostro inexpresivo y sin moverse de donde estaba.
Me pregunté por qué no comentaba sobre eso a los demás, si al fin y al cabo ellos se enterarían tarde o temprano. ¿O aquello ocurría solo cuando me tocaba? Mi cerebro comenzó a hacer más hipótesis acerca de eso y no me percate de nada de lo que ocurría con los demás, hasta que la exclamación de advertencia de Damon nos alertó a todos.

—Chicos, no estamos solos —comentó, se notaba que estaba tratando de suprimir el nerviosismo en su voz.
—¿Qué? ¿Qué pasa?
—¿Quién esta ahí? —gruñó Louis, levantándose del suelo, Keyla junto a él.
—No quien: quienes.

El silencio volvió a hacer acto de presencia entre nosotros. El resto ya estaba de pie, mirando a todos lados, tratando de averiguar que pasaba.

—Liam y Damon, ¿Qué ven? —pregunto Raissa. Supuse que sabía de las habilidades de mi vista y la de Damon estaba claramente ligada con algo así.

Ambos analizamos nuestro alrededor por unos segundos. El ambiente se sentía pesado y ligero al mismo tiempo, por la tensión y por la niebla; era como si estuviésemos en una pesadilla real. De pronto, un ráfaga de viento frio cruzo por mi costado. Era una figura más oscura que la misma noche, alargada, sin ningún lado uniforme y flotante. Después de esas, llegaron más y más; cruzaron cerca de todos. Por encima, por debajo; atravesaban arboles sin esfuerzo alguno.

—Son sombras.
—¿A qué te refieres con sombras? ¿No son humanos? ¿Están vivas, muertas? —bombardeó Ryan un poco asustado.
—No están muertas, pero tampoco vivas; no son humanos, claramente —le contestó Damon, irritado.
—¿Cómo diablos las vencemos, entonces? —preguntó Connor, el cual estaba más que tensado.
—Oye, Charlotte ¿Cómo vas con eso de la luna? —le siguió Aline, mirando con preocupación hacia todos lados.
—Estoy en eso —contesto de mala gana. — Pareciera que no funciona nada de lo que hago. Trato de despejar el cielo pero se queda igual.

En lo único que me concentre es en estar alerta para cuando esas cosas comenzaran a atacar. Damon sabía lo que eran, pero no que podían hacer ni como vencerlas a todas juntas. Estábamos en una situación de vida o muerte donde la mitad no sabía utilizar sus poderes, y la otra que si sabía, no tenía idea de cómo usarlos en contra de este enemigo.

De pronto, se escuchó un chillido por parte de Alice, cuando una de las sombras arrojo fuego hacia donde se encontraba. Noah corrió hacia ella, pero el fuego fue lanzado trazando una pared que no le permitía cruzar. La chica estaba tratando de levantarse, con alguna quemadura en la pierna y un corte en el brazo. Segundos después, Keyla dio un paso adelante y lanzó fuego de sus manos hacia la sombra que atacó a Alice. A pesar de haberla herido un poco, la sombra seguía moviéndose. Nos dimos cuenta de que sería algo extremadamente difícil, pero era pelear o morir.

Y ese fue el comienzo.

Del otro lado, una comenzó a lanzar agujas de hielo, que perforaron incluso a los troncos de los árboles que se cruzaban por el camino. Una de ellas hizo un campo de fuerza, no supe identificar cual. Una de las sombras se acercó a mí con más rapidez de la que esperé y después sentí una fuerza enorme arrojarme hacia atrás, haciendo que mi espalda chocara contra el tronco de un roble. Solté un gruñido y esquive el siguiente golpe. Escuché más gritos y maldiciones, pero no podía decir donde estaban los demás.

No sabía determinar qué cantidad de tiempo había transcurrido, pero si sabía afirmar que con el paso de este, nos volvíamos más débiles y las sombras seguían totalmente igual. Charlotte era protegida por Ryan y su habilidad de negar el poder, para tratar de hacer que amanezca más rápido y con eso, darnos un poco de ventaja. Zayn no podía sacarnos del lugar a menos que todos estuviésemos tomados de la mano.

Varios árboles estaban a punto de caerse al suelo. Harry y Keira había logrado destruir unas cuentas sombras, concentrándose en un punto y a los segundos, estas desaparecían en partículas parecidas al polvo. Todos estábamos sangrando por algún lado. Aquello no parecía tener fin.

Solo luz puede vencer oscuridad, chicos.

La voz de Raissa se escuchó en mi mente y en la de todos, por cómo había usado el sustantivo.

Si no podemos hacer que amanezca más rápido, entonces debemos crear luz ahora.

—Dime, Raissa, ¡¿Cómo rayos supones que haremos eso?! —bramó Lucas desde donde se encontraba.
—Cállate, imbécil; déjala pensar —espetó Harry, cuya hemorragia en la nariz había vuelto a sangrar.

Desde donde me encontraba, la vi cerrar los ojos. Su boca se abrió un poco y parecía estar buscando, entre sus miles de pensamientos y memorias, alguna manera de hacer eso y acabar con esta maldición. Mientras, Charlotte dejo de hacer su antigua tarea para crear una especie de barrera de niebla frente a Raissa. El resto se concentró en mantener ocupadas a las demás sombras, por más agotados que estuviéramos. Sentía como la sangre bajaba desde mi ceja hasta la cabeza, al ser atacado con una roca y después, ser lanzado contra un árbol otra vez.

Si salíamos vivas de esta, entonces seriamos demasiado afortunados.

—¡¿Qué?! ¡Ni si quiera lo consideres! —el ya común chillido de Noah, cuando estaba asustada o irritada, se escuchó a unos metros de mí. —Raissa, no lo haré —sentenció, mientras corría a ocultarse detrás de un árbol, antes de que el fuego pusiese alcanzarla.
—¿Qué es lo que ocurre? —preguntó Katrina, confundida entre los gritos de la pequeña.
—No entiendo, pero si es que puedes hacer algo para detener a esas cosas, Noah; entonces hazlo —intervino Connor, antes de ser atacado por detrás.
—No, yo no…—a juzgar por su voz, estaba intentando no llorar. — No puedo hacer eso.
—Claro que puedes —la afirmación de Raissa hizo que todos, de inmediato, creyéramos que era así. Esa era la clase de influencia que tenía sobre nosotros, después de haber tratado de convencernos a toda costa.
—Maldita sea, Noah, hazlo y ya.
—¡Ya les dije que no puedo!
—¡Si puedes, si puedes! —gruñó Zayn, con desesperación. —Algo que aprendí hace poco es que si ella dice que puedes, entonces es verdad.

Solo concéntrate.

Dijo a través de su mente, pero por una razón desconocida yo parecía escucharlo por igual. Un sollozo de la chica se escuchó como respuesta. Me oculté detrás de un árbol cuando la sombra amenazó con volver a golpearme y traté de averiguar en donde se encontraba Noah. No sabía por qué era tan urgente que lo hiciera, solo seguía mis impulsos. Pero antes de poder llegar a ella, contemplé como sentada en cuclillas, alargaba ambos brazos en el aire y levantaba las palmas de sus manos, con sus dedos apuntando al cielo. Inspiró varias veces y después noté como partículas de algo que no supe identificar estaban siendo haladas a ella, como metal a un imán. Lo que parecía ser energía se fue acumulando en sus brazos, hasta parecer masas de energía lumínica. Se fue haciendo más grande y más hasta que fue tomando la forma de una gran bola de energía, iluminando toda el área en donde nos encontrábamos. Me quedé quieto, mirando el rostro contorsionado de Noah y una delgada línea de sangre salir por una de sus fosas nasales, y luego como éste se perdía dentro de la bola de energía. No fue hasta escuchar el corran por parte de Raissa, que reaccione y me aleje lo más pronto posible, para después ser lanzado a los aires por la fuerza de la explosión. Cerré los ojos y sentí la ola de calor atravesar mi cuerpo con brusquedad. El silbido de mis oídos aumento con el ruido, todo se sintió lejano y la oscuridad  volvió a reinar.