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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Luna de miel de un millonario Joe y Tu
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 2 de 7. • Comparte
Página 2 de 7. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
Re: Luna de miel de un millonario Joe y Tu
NUEVA & FIEL LECTORA! ;)
Pobre de rayita! Saber que perdio a un bebe & a su marido a la vez es algo que te destrozaria en cualquier momento! Yo me moriria en su lugar!
Sigue... Me encanto el inicio de esta nueva novela!
Alee Lovatoo
Re: Luna de miel de un millonario Joe y Tu
chicas estoy en el trabajo desde el celu de una amiga subiendo nove xD un beso las quiero ok :)
Capítulo 2
Joe salió del cuarto de
baño y se quedó en el umbral durante un buen rato, mirando la enorme cama que
dominaba el elegante dormitorio principal y que, en aquel momento, no podía
estar más desarreglada.
Pero las sábanas
revueltas y las almohadas descolocadas no eran el resultado de una
satisfactoria noche de amor con su esposa, algo que había estado esperando
desde que la noche anterior la besó en el coche y ella pareció responder como
antaño.
En lugar de ello, en el
instante en que llegaron a casa, _____ había pretextado una jaqueca y se había
ido directamente a la cama, pese a lo temprano de la hora. Luego, poco después
de que él se hubiera acostado, a eso de las once, se había levantado para
abandonar la habitación. Como resultado, se había quedado dando vueltas en
cama, inquieto: las pocas horas que había logrado dormir habían estado
salpicadas de sueños oscuramente eróticos y altamente excitantes.
Aquella mañana, pese a
haberse pasado quince minutos enteros duchándose con agua fría, todavía se
sentía extremadamente frustrado.
Después de anudarse la
corbata, abrió las puertas que daban a la terraza bañada por la luz del sol.
Ceñudo, se apoyó en la barandilla y fijó la mirada en la caseta que se alzaba
detrás de la piscina.
No podía verla desde
allí, pero sabía que estaba dentro, pintando.
Cuando mandó convertir
el antiguo vestuario en taller de pintura para _____, había creído hacer lo más
adecuado: su intención no había sido otra que facilitar a su mujer algo que
pudiera distraerla de su dolor. Porque había sufrido mucho con la pérdida de su
bebé, más incluso que él.
Pero jamás había
imaginado que terminaría pasándose los días allí, todos los días… y más de una
noche, como aquella última.
Lo que había imaginado
sería una buena terapia se había convertido en una obsesión. Si ni siquiera le
permitía ver sus obras… sólo Dios sabía por qué. No parecía desear compartir
ningún aspecto o parte de su vida con él. Era la parte de la cama, sin embargo,
lo que más le molestaba.
El médico de _____ le
había recomendado paciencia; que era una joven especialmente sensible, que era
normal que no quisiera tener sexo por una corta temporada…
Pero, en su opinión, él
se había mostrado más que paciente, y la «corta temporada» se había convertido
en tres largos meses. Lo había soportado. Apenas. Lo que no podía soportar era
la constante tardanza en intentar tener otro hijo. Ya tenía treinta y seis
años, era mayor de lo que había imaginado que sería cuando se convirtiera en
padre.
Porque ser padre era lo
que más ansiaba en esos días. Pero eso resultaba imposible cuando su esposa se
negaba a hacer el amor con él.
Joe entendía a _____.
Pero escapar de la vida no era la respuesta. Había que enfrentarse a las cosas,
había que seguir adelante.
Por supuesto, _____ era una
joven extremadamente sensible, tímida y vulnerable. Era por eso por lo que la
había elegido.
Porque no se parecía en
nada a Jackie.
El corazón se le encogió
cuando pensó en su primera mujer. ¿Por qué los hombres tenían que enamorarse
siempre de las mujeres menos adecuadas?
Jackie lo había
cautivado desde el principio: la tórrida pasión que había sentido por su cuerpo
perfecto le había impedido ver los interesados motivos que había tenido ella
para casarse. La desagradable verdad había aflorado cuando fue incapaz de
concebir y Joe le sugirió la fecundación in vitro o la adopción. Cuando ella
rechazó ambas sugerencias. Joe empezó a sospechar que no deseaba tener hijos en
absoluto. Durante el curso de las posteriores discusiones, Jackie llegó a
confesarle que había sabido durante todo el tiempo que era estéril y que nunca
habría podido darle la familia que él tanto deseaba.
Que en realidad nunca lo
había amado había resultado perfectamente obvio para Joe. Para Jackie sólo
había sido un billete para una vida de lujo, una póliza de seguros para su
futuro, para cuando terminara su corta carrera de modelo.
Lo que había hecho había
sido perverso, cruel, y completamente egoísta.
Hugh y Russell creían
que aún seguía enamorado de Jackie, pero no era así. Ella había matado aquel
amor. Por desgracia, parecía que también había matado su propia capacidad para
enamorarse de nuevo.
Porque por mucho que
quería enamorarse de _____, no podía. Pero le gustaba mucho, y le gustaba hacer
el amor con ella.
O le había gustado.
Por supuesto, el sexo
con _____ no era tan excitante como lo había sido con Jackie. ¿Cómo habría
podido serlo? Jackie era una experimentada mujer de mundo, conocedora de
múltiples trucos para excitar a un hombre. A _____ la había conocido virgen:
una chica tímida, inhibida. La desnudez total todavía seguía incomodándola, así
que hasta el momento su vida sexual había sido bastante conservadora, con él
llevando siempre la iniciativa.
No se trataba de que no
fuera una chica apasionada, que lo era. Desde el principio, Joe había acogido
con sorprendente satisfacción el evidente placer que había experimentado _____
en el acto amoroso.
Contemplando
retrospectivamente las cosas, con Jackie no estaba tan seguro. La simulación
muy bien habría podido formar parte de su modus
operandi. Pero no había simulación alguna en _____, ni en el amor que
sentía por él. Joe estaba seguro de ello.
De cuando en cuando se
sentía algo culpable por no amarla a su vez; casi siempre cuando Hugh o Russell
hacían algún comentario poco agradable sobre el tema. O cuando él le decía que
la amaba. Pero, cada vez que eso sucedía, la lógica no tardaba en acudir en su
rescate. _____ no sabía que no la amaba y él estaba firmemente convencido de
que podía hacerla feliz.
Si ella le dejaba,
claro.
Sintiéndose cada vez más
frustrado, volvió a entrar en el dormitorio, se puso la chaqueta y recogió su
cartera y su móvil de la mesilla. Después de lanzar una última mirada a la cama
revuelta, bajó las escaleras. El tentador aroma del café recién hecho era señal
de que el desayuno se estaba preparando.
—Buenos días, señor Jonas
—le saludó alegremente Roberta cuando lo vio entrar en la cocina—. El desayuno
estará listo enseguida.
Como ama de llaves.
Roberta era una joya. Joe la había contratado poco después de comprarle a
Russell la mansión, consciente de que la enorme Bellevue Hill era demasiado
grande para que _____ pudiera ocuparse de ella sola. A sus cincuenta y tantos
años. Roberta se conservaba ágil y en forma; por lo demás, era una cocinera
maravillosa. Y su marido, hombre habilidoso para cualquier tarea, era una
ventaja suplementaria. Running Images, la empresa de Joe, le dejaba poco tiempo
para ocuparse del jardín o limpiar la piscina.
De todas formas, tenía
intención de delegar algunas tareas de la empresa una vez que naciera su primer
hijo. Cuando años atrás tomó la decisión de convertirse en padre, resolvió
también dedicarse a ello a tiempo completo.
El patético ejemplo de
su propio padre había actuado como revulsivo. Joe no quería que su futuro hijo
o hija padecieran lo que había padecido él durante su infancia. ¡En absoluto!
—¿Podría esperar un poco
para servir el desayuno, Roberta? Me gustaría pasarme antes por la piscina.
Roberta sacudió la
cabeza con expresión entristecida.
—La señora Jonas ha
vuelto a pasarse la noche pintando, ¿verdad?
Joe vaciló. Desde su
ruptura con Jackie, se había vuelto un tanto paranoico en lo que se refería a
su vida privada. Pero con Roberta era difícil guardar secretos.
—Eso me temo —admitió.
—Pobrecita. He intentado
hablar con ella, ¿sabe? Le dije que muchos abortos son como la señal de la
naturaleza de que algo no marcha bien.
—¿Y?
Roberta se encogió de
hombros.
—Me dijo que ya lo
sabía.
Joe asintió. El médico
le había dicho a _____ lo mismo, después de asegurarle a Joe que no había razón
alguna por la que el siguiente embarazo de su esposa no pudiera marchar bien.
—He decidido llevarme a _____
de segunda luna de miel —informó a Roberta—. Sacarla de allí, de ese estudio
infernal.
—Es una gran idea. No
puede seguir así. Está muy nerviosa. Y come como un pajarito. Ya ni me acuerdo
del último día que desayunó en condiciones. O que comió en condiciones.
Joe frunció el ceño. La
había visto cenar muy poco, pero no había caído en la cuenta de que sus comidas
podían ser igual de frugales.
—¿Por qué no nos
preparas una bandeja de desayuno para los dos, Roberta? Me la llevaré a la
piscina. Así podré sentarme con ella y asegurarme de que coma algo.
—Esa es otra gran idea.
No tardo nada.
—Mientras espero, me
serviré una taza de ese magnífico café tuyo.
Diez minutos después. Joe
llegó al estudio con una bandeja bien cargada. La puerta estaba cerrada, así
que tuvo que llamar con la punta del pie.
—Soy yo, _____ —llamó al
mismo tiempo—. ¿Me puedes abrir?
Finalmente se abrió la
puerta, con una soñolienta _____ asomando detrás.
—¿Qué hora es? —preguntó.
—Hora de desayunar —respondió,
y entró con la bandeja. La puso sobre una mesita redonda que había a la derecha
de la puerta. Cuando le sacó una silla, _____ la ignoró: en lugar de ello,
volvió apresurada al caballete, cubrió el lienzo con una sábana, se sentó en la
banqueta y se puso a lavar los pinceles.
—¿Qué tal la pintura? —le
preguntó él, reprimiendo a duras penas su irritación.
—Bien —contestó ella sin
alzar la mirada.
—¿Me la enseñarás algún
día?
—Sólo cuando la termine.
Desde el primer momento
de conocerlo, _____ le había confesado su sueño de convertirse en una artista
famosa: una ambición en la que él nunca había creído, sobre todo porque dudaba
que poseyera el suficiente talento para ello. _____ era una buena pintora; no
en vano había pasado varios años en la escuela de Bellas Artes. Pero sus
pinturas carecían de aquel algo especial que podía diferenciarlas del resto.
Se habían conocido el
año anterior en una galería de arte, delante de la única pintura que _____
había expuesto. No había sido de su gusto, ya que nunca le habían gustado los
bodegones, pero hacia el final de la velada la había comprado de todas formas,
sabiendo ya por aquel entonces que había encontrado a la esposa ideal. Joven,
atractiva, inocente, de familia acomodada… Joe no había querido arriesgarse a
volver a casarse con una cazafortunas.
La había animado a que
continuara pintando, pensando que sería bueno que tuviera una afición que la
motivara. Y la había estimulado también a hacerlo después de su aborto, pese a
su súbita manía de no permitir que nadie viera sus obras.
Pero su paciencia tenía
un límite.
—Roberta me ha dicho que
apenas desayunas —le espetó con un tono de voz algo brusco.
Esa vez sí que lo miró,
y con expresión sobresaltada, quizá precisamente por el tono que había
utilizado.
—Yo… últimamente no
tengo mucho apetito —dijo, y volvió a concentrar su atención en sus pinceles.
—Toma un poco de zumo
entonces…
—Ahora mismo.
Joe contó hasta diez
antes de pronunciar con voz firme:
—_____, tenemos que
hablar.
—Sí. Tienes razón —pero
no hizo intento alguno de sentarse con él a la mesa.
Finalmente su paciencia
se agotó.
—¡Entonces ten por lo
menos la consideración de dejar lo que estás haciendo y venir aquí! —le espetó
antes de que pudiera evitarlo.
Se odió inmediatamente
por haberle dicho eso. Pero aquello era más de lo que podía soportar.
Contempló, algo
arrepentido, cómo dejaba a un lado los pinceles, se levantaba de la banqueta y
se apretaba el cinturón de la bata. El gesto llamó su atención sobre lo mucho
que había adelgazado desde que tuvo el aborto.
La primera vez que se
encontraron, _____ le había parecido una chica normal y medianamente bonita,
una morena de cara redonda y ojos enormes, algún kilo de más y un tanto
despreocupada de su propia apariencia. Como mucha gente aficionada al arte y a
la pintura, era introvertida y poco sociable. Para cuando se casó con ella dos
meses después, sin embargo, ya se había refinado considerablemente. Con el
tiempo, ella le confesó que había recurrido a una asesora de imagen para que la
ayudara con el vestido de novia y el vestuario de su luna de miel, además de
aconsejarla para que realzara sus encantos.
Joe se había quedado
admirado, y excitado, por el sofisticado y delicioso aspecto que había
presentado el día de su boda, ya que el mes y medio anterior lo había pasado
fuera, de viaje en de negocios. El vestido era una maravilla, con un corpiño
que dejaba sus hombros al descubierto y resaltaba sensualmente su figura.
El día anterior, en la
boda de Hugh, había pensado seriamente que era una mujer muy atractiva. Como lo
pensó en aquel preciso momento, pese a no estar maquillada y llevar la melena
simplemente recogida en lo alto de la cabeza, con algunos mechones sueltos. La
pérdida de peso la había favorecido. Ahora los ojos parecían más grandes aún,
el cuello más fino. Estaba más esbelta, pero seguía teniendo una figura muy
sensual, de caderas anchas, senos redondeados y deliciosos pezones…
Mientras Joe miraba la
sombra que creaban aquellos pezones bajo la seda de su bata, decidió que
aquella noche sería la última que _____ dormiría en aquel estudio.
Esa noche dormiría en su
cama de matrimonio.
¡Esa noche no lo
rechazaría!
Val's Matth.
Re: Luna de miel de un millonario Joe y Tu
Wowowowow
Ameee el capiii!
Ahoraa si la entendii!!!
Amee el capii,
Aunque no me gusta q Joe no ame a la rayiss!!
Ash me chocaa!
Siguelaa
Plasssss
Siguelaa
Att: tu siempree fiel lectora!!
Siguel(x 1000)
Besossss
Amo como escribess!!!
Ameee el capiii!
Ahoraa si la entendii!!!
Amee el capii,
Aunque no me gusta q Joe no ame a la rayiss!!
Ash me chocaa!
Siguelaa
Plasssss
Siguelaa
Att: tu siempree fiel lectora!!
Siguel(x 1000)
Besossss
Amo como escribess!!!
Yhosdaly
Re: Luna de miel de un millonario Joe y Tu
:S vcreoque joe esta enojado :s
pero buenoo..
siguela
pero buenoo..
siguela
andreita
Re: Luna de miel de un millonario Joe y Tu
Siguelaa mujerr!!
Por el amor de diosss!!
Siguelaa
Ya no aguanto la esperaa!!!
Siguelaa
Por el amor de diosss!!
Siguelaa
Ya no aguanto la esperaa!!!
Siguelaa
Yhosdaly
Re: Luna de miel de un millonario Joe y Tu
lamento la demora chicas pero aqui la nove ok aaa y bienvenidas a las nuevas lectoras ok :) un beso
Capítulo 3
_____ intentó ignorar la
dirección de la mirada de su marido, con sus ojos negros como el carbón.
Intentó no reaccionar al evidente brillo de deseo que veía en sus
profundidades. Pero fue imposible.
Los pezones se le
endurecieron. La debilidad que la asaltó en aquellos momentos resultaba tan
excitante como molesta. Era perversa la manera que tenía de afectarla… Debería
odiarlo por lo que le había hecho. Lo odiaba, de hecho. A veces.
«No lo mires», se
aconsejó. «Siéntate, bébete el zumo… ¡y sencillamente no lo mires!»
Pero Joe se adelantó a
recoger la jarra antes de que ella tuviera la oportunidad de servirse. Se vio
obligada a mirarlo cuando él le ofreció el vaso: para entonces, su expresión
volvía a ser amable y considerada.
—Bébete esto, sé buena
chica… —le dijo con una de sus radiantes sonrisas, las que reservaba para los
clientes más difíciles. Y para las esposas de voluntad débil…
Aun así, no le habría
llamado una «buena chica» si hubiera podido ver la pintura en la que había
estado trabajando toda la noche, pensó irónica mientras se llevaba el vaso a los
labios.
—He decidido llevarte de
segunda de luna de miel —anunció después de servirse un vaso él también.
_____ lo miró asombrada.
Así que lo había decidido… Era increíble. Aunque al menos él sí que podía
hacerlo: tomar decisiones. Al contrario que ella.
—Estuve hablando con
Rafe el otro día —continuó Joe, interpretando su silencio como una muestra de
asentimiento, quizá por el beso que habían compartido el día anterior—. Conoces
a Rafe, ¿verdad? Rafe Saint Vincent, el fotógrafo. Me estuvo hablando de esa
isla que visitó una vez. Dream Island: está en la costa de Queensland, cerca de
Cairns. Dice que es el lugar perfecto para una escapada romántica: un paraíso
tropical que te ofrece una total intimidad y todos los lujos del mundo.
A _____ se le aceleró la
respiración cuando pensó en lo que sería estar en un lugar semejante con Joe, y
de segunda luna de miel. Se mostraría tan atento y cariñoso con ella… y le
haría el amor apasionadamente, muchas veces, como al principio de conocerse…
Y todo porque tenía una
nueva misión: volver a dejarla embarazada.
Era tentador. De eso no
tenía duda.
Muchas mujeres en su
lugar habrían aceptado con gusto lo que Joe le ofrecía, y habrían seguido
ignorando sus mentiras. Incluso habrían intentado tener otro bebé.
Pero _____ no podía
hacer eso. Todavía no. Quizá nunca.
«¿Entonces qué vas a
hacer?», le preguntó la voz de la razón. Esa vez tenía que tomar una decisión,
pero… ¿cuál?
Decisión primera:
confesarle la verdad a Joe y contarle la conversación que había escuchado en el
hospital. Pero, por supuesto, si hacía eso tendría que dar por acabado su
matrimonio. Y no le quedaría otra opción que volver a casa para soportar a su
dominante y madre.
Se estremeció sólo de
pensar en la perspectiva.
Decisión segunda: optaba
por convivir con las mentiras de Joe y dar una segunda oportunidad a su
matrimonio. Se iba de luna de miel y disfrutaba de lo que su marido quisiera
ofrecerle. Pero continuaría tomando la píldora hasta que se sintiera preparada
para concebir otro bebé. Naturalmente, no podría decírselo, porque entonces su
matrimonio se iría al traste y ella tendría que volver a casa con su madre…
No era una decisión muy
complicada, sobre todo teniendo en cuenta cómo se sentía en ese momento. Tenía
que volver a hacer el amor con Joe al menos una vez más… si no quería volverse
loca.
—Suena… estupendo —se
oyó decir a sí misma.
—Cariño… —murmuró
mientras le tomaba una mano— no sabes lo feliz que me haces. Te he echado terriblemente
de menos en la cama —le acarició tiernamente los dedos—. Seguro que lo sabes.
De repente, de una
manera casi perversa, _____ encontró el coraje necesario para expresarle al
menos una de sus preocupaciones.
—Pues no. Joe —le dijo,
con un nudo de deseo apretándole el estómago—. No lo sé.
—¿Qué quieres decir? —le
preguntó, sorprendido.
—Tú eres el gran jefe de
Images: un hombre rico y poderoso. Si hubieras querido tener sexo durante los
últimos meses… no habrías tenido problema alguno en conseguirlo.
No tuvo ninguna duda del
asombro que se reflejó en su rostro. O eso, o era el mejor actor del mundo.
—Yo nunca te he sido
infiel. _____. ¡Nunca! Yo sólo te quiero a ti —insistió, llevándose su mano a
los labios y besándole los nudillos.
Probablemente era una
mentira, pensó _____, algo aturdida. Pero una mentira fantástica. Quizá pudiera
vivir con mentiras como aquélla si Joe seguía diciéndoselas con aquella
aparente carga de sinceridad… y además volvía a hacerle el amor.
—En cuanto llegue a la
oficina, reservaré hotel en Dream Island —continuó él con su habitual
rotundidad—. Pero antes de marcharme… ¿puedo tentarte con un cruasán?
—Ahora no —negó, tensa,
y retiró la mano.
Joe frunció el ceño como
sólo él sabía, con un fugaz brillo de desaprobación en sus ojos negros.
—Por muy guapa que
estés, querida, no quiero que sigas adelgazando. No si vamos a intentar tener
otro bebé.
_____ lo fulminó con la
mirada antes de que pudiera evitarlo.
—¿Hay algún problema con
eso? —le preguntó él, directamente—. ¿Todavía es demasiado pronto?
«¡Por supuesto que sí!»,
quiso gritarle. Oh. Dios… ¿y si no quería nunca volver a tener un bebé? ¿Y si
aquel miedo no la abandonaba jamás?
—El doctor dijo que no
había razón física alguna para que tuvieras otro aborto —continuó Joe antes de
que ella pudiera encontrar la respuesta adecuada—. Tú misma me dijiste cuando
nos casamos que tu sueño era tener una gran familia.
—Sí, ya lo sé —repuso,
tensa. ¡Y lo seguía siendo!
Pero era imposible,
pensó desesperada.
—Dime qué es lo que te
preocupa —insistió él.
—No puedo.
—Claro que puedes —volvió
a tomarle la mano—. Puedes decirme lo que quieras. ¿Te ayudaría si te dijera
que ya sé lo que es?
_____ retiró nuevamente
la mano. ¿Sabría que no quería volver a quedarse embarazada? ¿Sabría que seguía
tomando la píldora?
—Crees que ya no tienes
ganas de sexo —le espetó él.
_____ casi se echó a
reír, pero disimuló su reacción desviando la mirada y recogiendo su vaso de
zumo.
Sin embargo, cualquier
secreta diversión se evaporó de pronto cuando Joe se levantó bruscamente para
rodear la mesa y acercarse a ella. Se quedó paralizada mientas él le quitaba el
vaso de la mano y lo dejaba a un lado. Dos segundos después se encontraba de
pie y entre sus brazos.
—Debí haber hecho esto
anoche… —gruñó, dispuesto a besarla.
_____ no quería que la
besara… ¡no en ese momento, al menos!
Pero no podía detenerlo.
Intentó no reaccionar,
pero desde el principio fue una lucha inútil. Fue como si su mente se
derritiera con rapidez, junto con su cuerpo. No pensó siquiera en resistirse.
No hubo más que la ciega aceptación de que era eso precisamente lo que quería,
el lugar donde quería estar: en sus brazos. Se olvidó, en el calor del momento,
de que el periodo le había llegado precisamente aquella mañana…
Val's Matth.
Re: Luna de miel de un millonario Joe y Tu
Nueva Lectora :cheers:
Me encanta!!
Seguila Please :bounce:
Me encanta!!
Seguila Please :bounce:
GlodDeJonas
Re: Luna de miel de un millonario Joe y Tu
Que si me encanta?
Por dios me fascinaaa!!!
Siguelaa
Plss!
Ahhh una segunda luna. De miel? (Baile de 15segundos)
Lo que no entiendo es q escucho ella en el hospital?
Buehhh en finnnn adoro estaa nove!
Siguelaa
Plssss
SiguelaXinfinitO)
Att: ti siempree fiel lectoraaa!!!!! :D
Por dios me fascinaaa!!!
Siguelaa
Plss!
Ahhh una segunda luna. De miel? (Baile de 15segundos)
Lo que no entiendo es q escucho ella en el hospital?
Buehhh en finnnn adoro estaa nove!
Siguelaa
Plssss
SiguelaXinfinitO)
Att: ti siempree fiel lectoraaa!!!!! :D
Yhosdaly
Re: Luna de miel de un millonario Joe y Tu
:O segnu8nda luna d emiel :)
que mal que joe no laqiere :S
que mal que joe no laqiere :S
andreita
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