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Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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The Roadtrip
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: The Roadtrip
- Spoiler:
- Lo sé, debí subir hace mucho, no me odien :c pero la semana pasada vino a visitarme mi familia por mi cumpleaños y pues no tuve mucho tiempo que digamos para entrar a la lap aksdjf el cap no es el mejor, pero espero que les guste. Y eso, las quiero un montón<3
Sigue: Steph, creo
CAPITULO 41.
BY KITTY SYKES 2014.
De lo único que estaba seguro en ese momento era de que no podía dormir. Desde que había decidido venir a este viaje nunca le había sucedido esto. Sabía de algunos que tenían insomnio o pesadillas, incluso él las había tenido un par de veces, pero nada de lo que preocuparse. Sin embargo, esa noche era diferente. No lograba conciliar el sueño por nada del mundo, y estaba comenzando a perder la poca paciencia que poseía.
Quisiera decir que era por el maldito frío que corría en las madrugadas en esa época, o por la rara actitud de Zuzu estos últimos días, o el hecho de que Harry haya decidido venir a este viaje y pasar más tiempo con Diane de lo que él podía permitirle, pero la verdadera razón era otra. Una que lo había atormentado desde hace ya tiempo, y una que no había contado a absolutamente nadie. Hoy se cumplía ya un año desde aquel accidente que odiaba recordar.
No obstante, había estado pensando en eso durante todo el día, y para cuando se había dado cuenta ya era de madrugada y seguía pensando en ello. Las imágenes de aquel día se arremolinaban en su mente una tras otra, podía escuchar claramente la risa de su hermana menor minutos antes del choque y luego aquel grito, y como todo se tornó negro. El hospital, la cara de sus padres al decirle la noticia, recordaba todo tan perfectamente como si hubiera ocurrido hace un par de días. Pero de eso ya había pasado un año.
Volvió a cerrar sus ojos y respiró hondo, intentando dormir de una buena vez. Pero al cabo de unos minutos se dio por vencido y y salió de su carpa, esperando no hacer mucho ruido. Miró hacia el cielo, y por un instante se imaginó como sería su vida si su hermana menor no hubiera muerto en aquel accidente. Probablemente ella lo hubiera obligado a estudiar más, y hubiera terminado en una buena universidad o quizás hasta en un internado igual que su hermano. Pero en vez de eso estaba aquí, en un viaje que había comenzado con una idea en un aula de castigo, y sabiendo que regresar a su casa no era una opción pues, a diferencia de la mayoría de chicos y chicas en el campamento, sus padres nunca lo recibirían con los brazos abiertos. El día en que había decidido irse sabía perfectamente que era para no volver más.
Caminó un par de pasos, sin saber muy bien hacia dónde dirigirse. Quiso ir hasta la carpa de Zuzu a pedirle algo de droga, realmente necesitaba en ese momento olvidarse de todo por un rato, pero terminó caminando hacia la dirección contraria. Al llegar a la carpa que estaba buscando, corrió el cierre y al entrar volvió a cerrarlo, para evitar que el viento no despertara a ninguna de las dos personas que allí dormían. Su atención se dirigió hacia la chica, quien estaba plácidamente dormida. Suspiró pesadamente, y se acercó hacia ella.
—Diane—susurró, tratando de hacer el menor ruido posible para que Sam no se despertara. Ahora que Sam y Fauna no se hablaban como antes, el chico se había ido a compartir carpa con su prima.
Al cabo de unos segundos, Diane abrió lentamente los ojos, y se sentó apenas vio al chico dentro de la carpa—¿Uhm, Tyler?—contestó con el mismo tono de voz que había usado el rizado para despertarla—¿Qué haces aquí?
El chico la observó por unos segundos, analizando cada detalle de ella: estaba con los ojos entrecerrados, el cabello algo desordenado y esa pequeña sonrisa en su rostro que siempre lograba tranquilizarlo. Y eso fue exactamente lo que pasó. Por un instante se olvidó del accidente y en lo único que pudo pensar Tyler es en lo adorable que Diane se veía. Sin embargo, reprimió una sonrisa y sacudió su cabeza, provocando que algunos de sus rulos se desordenaran.
—Vamos afuera, por favor—y, sin esperar respuesta, el chico salió de la carpa, dejándola entreabierta para que la castaña saliera detrás de él.
Lo primero que pudo sentir al salir de la comodidad de la carpa fue el frío. Era de madrugada y el viento provocaba que algunas carpas se movieran de un lado a otro, señal de lo fuerte que estaba. Tyler se abrazó a sí mismo, y mientras caminaba vio como Diane hacía exactamente lo mismo instantes después. Así que, sin pensarlo mucho realmente, se quitó la polera que llevaba y se la extendió a la castaña. Diane negó un par de veces pero, a la insistencia del rizado—y del frío que hacía—terminó aceptándola. Caminaron hacia el lugar donde se reunían todos, alrededor de la fogata, y se sentaron en uno de los troncos que allí habían.
Al cabo de unos segundos Diane se animó a decir algo, rompiendo el silencio en el que habían estado desde que llegaron:
—Bien, Tyler...—comenzó la castaña, volteando a verlo—¿Qué ha pasado?
El muchacho solo miró hacia el frente, incapaz de decir una palabra. Ahora que lo pensaba, no tenía una explicación en concreto. Es decir, podría haber ido a la carpa de Zuzu o a la de cualquier otra persona, pero por alguna extraña razón la primera chica que se le había venido a la mente no había sido Candice, sino Diane.
—No podía dormir...—dijo al fin.
—¿Pesadillas?—el rizado asintió, y Diane imitó su gesto segundos después—Yo también las he tenido, ahora ya no con tanta frecuencia pero en el comienzo del viaje...no pude dormir mucho que digamos. La mayoría eran sobre perder a mi familia. Créeme que si no tuviera a Sam conmigo, ahora no sé que sería de mí.
—Tienes suerte de tener, por así decirlo, a una parte de tu familia aquí. Yo estoy solo.
—Tienes a Harry—acotó Diane, y vio por el rabillo del ojo como Tyler entornaba los ojos—Sé que no son cercanos, pero es tu hermano y...
—Pues nunca nos hemos llevado bien, la verdad. Es más, ni siquiera tenemos una relación de hermanos. Casi ni lo he visto estos últimos años.
—Pues este viaje es la oportunidad perfecta para conocerlo, ¿no crees?
Tyler no respondió, sólo se dedicó a pasar su mirada por todo el lugar, evitando mirar a Diane a los ojos. Sabía perfectamente que ella tenía razón, que debería acercarse a Harry—total, es la única familia que le queda, pues dudaba mucho que sus padres volvieran a aceptarlo en su casa—pero también sabía que su orgullo no le dejaría dirigirle siquiera el saludo. Siempre había sido así para él. Cuando llegaba a encariñarse con alguien lo suficiente como para que esa persona pueda herirlo, se alejaba de ella. Caitlin, su hermana, era a la única que le había permitido cruzar esa barrera. Y ahora estaba muerta. Y era todo su culpa.
—¿Y qué soñaste?—escuchó la voz de Diane, sacándolo de sus pensamientos. Gracias a dios, porque si seguía pensando en aquel tema iba terminar sin poder dormir durante las próximas semanas. Volteó a ver a la castaña, quien esperaba una respuesta.
—Yo..—quiso comenzar a decir, pero se detuvo abruptamente. En realidad no confiaba en ella lo suficiente como para contarle algo tan privado como eso, ¿no? La acababa de conocer, es decir, ni Zuzu, con todo lo enamorado que estaba él de ella, sabía sobre su hermana, ¿por qué Diane tendría que ser la excepción?
—¿Qué te ha contado Harry exactamente?—repreguntó, esperando desviar el tema de conversación—Sobre, ya sabes, la familia Ivanoff y eso.
Diane se encogió de hombros—No mucho, tampoco es que lo conozca de hace tiempo. Sólo sé que pasó los últimos años en un internado y que, como dijiste, no tienen una buena relación.
—¿No te ha hablado de Caitlin?—la chica lo miró, la confusión pintada en su rostro—Ella...no, olvídalo.
—¿Quién es ella?
—Nad...nadie, Diane, en serio—la frialdad con la que le había dicho eso hizo que Diane se callara al instante, y Tyler lo notó. Suspiró pesadamente, intentando por todos los medios no hacerle caso a lo que sentía. Pero la culpa en ese momento lo estaba matando, algo extraño, pues si algo era característico de él, era que nunca se arrepentía de algo que decía o hacía. Volvió a hacerse la misma pregunta que ya se llevaba haciendo durante estos últimos días: ¿Por qué con Diane era diferente? Actuaba distinto, más tranquilo, más feliz, como si pudiera ser el mismo. Y cada vez que trataba de alejarla o era frío con ella la culpa lo carcomía de tal manera que terminaba tratando de arreglarlo. No, ese definitivamente no era él, ¿qué rayos le estaba pasando?
Hubo un incómodo silencio, hasta que el rizado no lo pudo soportar más. Tomó aire y volteó a ver a la castaña, quien jugueteaba con las mangas de su polera, con la mirada fija en el suelo.
—Es mi...mi hermana—Diane levantó la mirada al fin, atreviéndose a mirar aquellos ojos verdes. Buscó algún indicio de que estaba mintiendo, pero no encontró absolutamente nada. Tyler estaba diciendo la verdad, y simplemente no podía creerlo.
—Tú...yo...pensé que sólo eran tú y Harry.
—Y Caitlin Ivanoff. Somos tres.
—¿La pesadilla era sobre ella?—el chico asintió, lo cual hizo que la curiosidad de Diane aumentara aún más.
—La verdad, no era en sí una pesadilla—la voz de Tyler se fue apagando a medida que hablaba—Era un recuerdo.
—¿De qué?
—Del día en que ella murió.
No pudo evitar que esa última frase la tomara por sorpresa. Volteó a ver a Tyler, quien seguía con la mirada fija en algún punto del campamento, y quiso preguntarle algo para que así él continuara hablando, pero al verlo supo que ya había hablado de más. Tyler no iba a volver a tocar ese tema, de eso estaba más que segura.
No obstante, otra duda cruzó por su mente en ese instante, y luego de debatirse internamente sobre si preguntárselo o no, se decidió por la primera opción.
—¿Por qué a mí?—dijo, logrando captar la atención del rizado—Es decir, ¿por qué acudiste a mí, Tyler? Pudieras haber llamado a cualquiera para que esté aquí contigo.
—No lo sé—contestó él, al cabo de unos segundos que parecieron eternos—Todo es mejor cuando estás cerca—confesó.
Quisiera decir que era por el maldito frío que corría en las madrugadas en esa época, o por la rara actitud de Zuzu estos últimos días, o el hecho de que Harry haya decidido venir a este viaje y pasar más tiempo con Diane de lo que él podía permitirle, pero la verdadera razón era otra. Una que lo había atormentado desde hace ya tiempo, y una que no había contado a absolutamente nadie. Hoy se cumplía ya un año desde aquel accidente que odiaba recordar.
No obstante, había estado pensando en eso durante todo el día, y para cuando se había dado cuenta ya era de madrugada y seguía pensando en ello. Las imágenes de aquel día se arremolinaban en su mente una tras otra, podía escuchar claramente la risa de su hermana menor minutos antes del choque y luego aquel grito, y como todo se tornó negro. El hospital, la cara de sus padres al decirle la noticia, recordaba todo tan perfectamente como si hubiera ocurrido hace un par de días. Pero de eso ya había pasado un año.
Volvió a cerrar sus ojos y respiró hondo, intentando dormir de una buena vez. Pero al cabo de unos minutos se dio por vencido y y salió de su carpa, esperando no hacer mucho ruido. Miró hacia el cielo, y por un instante se imaginó como sería su vida si su hermana menor no hubiera muerto en aquel accidente. Probablemente ella lo hubiera obligado a estudiar más, y hubiera terminado en una buena universidad o quizás hasta en un internado igual que su hermano. Pero en vez de eso estaba aquí, en un viaje que había comenzado con una idea en un aula de castigo, y sabiendo que regresar a su casa no era una opción pues, a diferencia de la mayoría de chicos y chicas en el campamento, sus padres nunca lo recibirían con los brazos abiertos. El día en que había decidido irse sabía perfectamente que era para no volver más.
Caminó un par de pasos, sin saber muy bien hacia dónde dirigirse. Quiso ir hasta la carpa de Zuzu a pedirle algo de droga, realmente necesitaba en ese momento olvidarse de todo por un rato, pero terminó caminando hacia la dirección contraria. Al llegar a la carpa que estaba buscando, corrió el cierre y al entrar volvió a cerrarlo, para evitar que el viento no despertara a ninguna de las dos personas que allí dormían. Su atención se dirigió hacia la chica, quien estaba plácidamente dormida. Suspiró pesadamente, y se acercó hacia ella.
—Diane—susurró, tratando de hacer el menor ruido posible para que Sam no se despertara. Ahora que Sam y Fauna no se hablaban como antes, el chico se había ido a compartir carpa con su prima.
Al cabo de unos segundos, Diane abrió lentamente los ojos, y se sentó apenas vio al chico dentro de la carpa—¿Uhm, Tyler?—contestó con el mismo tono de voz que había usado el rizado para despertarla—¿Qué haces aquí?
El chico la observó por unos segundos, analizando cada detalle de ella: estaba con los ojos entrecerrados, el cabello algo desordenado y esa pequeña sonrisa en su rostro que siempre lograba tranquilizarlo. Y eso fue exactamente lo que pasó. Por un instante se olvidó del accidente y en lo único que pudo pensar Tyler es en lo adorable que Diane se veía. Sin embargo, reprimió una sonrisa y sacudió su cabeza, provocando que algunos de sus rulos se desordenaran.
—Vamos afuera, por favor—y, sin esperar respuesta, el chico salió de la carpa, dejándola entreabierta para que la castaña saliera detrás de él.
Lo primero que pudo sentir al salir de la comodidad de la carpa fue el frío. Era de madrugada y el viento provocaba que algunas carpas se movieran de un lado a otro, señal de lo fuerte que estaba. Tyler se abrazó a sí mismo, y mientras caminaba vio como Diane hacía exactamente lo mismo instantes después. Así que, sin pensarlo mucho realmente, se quitó la polera que llevaba y se la extendió a la castaña. Diane negó un par de veces pero, a la insistencia del rizado—y del frío que hacía—terminó aceptándola. Caminaron hacia el lugar donde se reunían todos, alrededor de la fogata, y se sentaron en uno de los troncos que allí habían.
Al cabo de unos segundos Diane se animó a decir algo, rompiendo el silencio en el que habían estado desde que llegaron:
—Bien, Tyler...—comenzó la castaña, volteando a verlo—¿Qué ha pasado?
El muchacho solo miró hacia el frente, incapaz de decir una palabra. Ahora que lo pensaba, no tenía una explicación en concreto. Es decir, podría haber ido a la carpa de Zuzu o a la de cualquier otra persona, pero por alguna extraña razón la primera chica que se le había venido a la mente no había sido Candice, sino Diane.
—No podía dormir...—dijo al fin.
—¿Pesadillas?—el rizado asintió, y Diane imitó su gesto segundos después—Yo también las he tenido, ahora ya no con tanta frecuencia pero en el comienzo del viaje...no pude dormir mucho que digamos. La mayoría eran sobre perder a mi familia. Créeme que si no tuviera a Sam conmigo, ahora no sé que sería de mí.
—Tienes suerte de tener, por así decirlo, a una parte de tu familia aquí. Yo estoy solo.
—Tienes a Harry—acotó Diane, y vio por el rabillo del ojo como Tyler entornaba los ojos—Sé que no son cercanos, pero es tu hermano y...
—Pues nunca nos hemos llevado bien, la verdad. Es más, ni siquiera tenemos una relación de hermanos. Casi ni lo he visto estos últimos años.
—Pues este viaje es la oportunidad perfecta para conocerlo, ¿no crees?
Tyler no respondió, sólo se dedicó a pasar su mirada por todo el lugar, evitando mirar a Diane a los ojos. Sabía perfectamente que ella tenía razón, que debería acercarse a Harry—total, es la única familia que le queda, pues dudaba mucho que sus padres volvieran a aceptarlo en su casa—pero también sabía que su orgullo no le dejaría dirigirle siquiera el saludo. Siempre había sido así para él. Cuando llegaba a encariñarse con alguien lo suficiente como para que esa persona pueda herirlo, se alejaba de ella. Caitlin, su hermana, era a la única que le había permitido cruzar esa barrera. Y ahora estaba muerta. Y era todo su culpa.
—¿Y qué soñaste?—escuchó la voz de Diane, sacándolo de sus pensamientos. Gracias a dios, porque si seguía pensando en aquel tema iba terminar sin poder dormir durante las próximas semanas. Volteó a ver a la castaña, quien esperaba una respuesta.
—Yo..—quiso comenzar a decir, pero se detuvo abruptamente. En realidad no confiaba en ella lo suficiente como para contarle algo tan privado como eso, ¿no? La acababa de conocer, es decir, ni Zuzu, con todo lo enamorado que estaba él de ella, sabía sobre su hermana, ¿por qué Diane tendría que ser la excepción?
—¿Qué te ha contado Harry exactamente?—repreguntó, esperando desviar el tema de conversación—Sobre, ya sabes, la familia Ivanoff y eso.
Diane se encogió de hombros—No mucho, tampoco es que lo conozca de hace tiempo. Sólo sé que pasó los últimos años en un internado y que, como dijiste, no tienen una buena relación.
—¿No te ha hablado de Caitlin?—la chica lo miró, la confusión pintada en su rostro—Ella...no, olvídalo.
—¿Quién es ella?
—Nad...nadie, Diane, en serio—la frialdad con la que le había dicho eso hizo que Diane se callara al instante, y Tyler lo notó. Suspiró pesadamente, intentando por todos los medios no hacerle caso a lo que sentía. Pero la culpa en ese momento lo estaba matando, algo extraño, pues si algo era característico de él, era que nunca se arrepentía de algo que decía o hacía. Volvió a hacerse la misma pregunta que ya se llevaba haciendo durante estos últimos días: ¿Por qué con Diane era diferente? Actuaba distinto, más tranquilo, más feliz, como si pudiera ser el mismo. Y cada vez que trataba de alejarla o era frío con ella la culpa lo carcomía de tal manera que terminaba tratando de arreglarlo. No, ese definitivamente no era él, ¿qué rayos le estaba pasando?
Hubo un incómodo silencio, hasta que el rizado no lo pudo soportar más. Tomó aire y volteó a ver a la castaña, quien jugueteaba con las mangas de su polera, con la mirada fija en el suelo.
—Es mi...mi hermana—Diane levantó la mirada al fin, atreviéndose a mirar aquellos ojos verdes. Buscó algún indicio de que estaba mintiendo, pero no encontró absolutamente nada. Tyler estaba diciendo la verdad, y simplemente no podía creerlo.
—Tú...yo...pensé que sólo eran tú y Harry.
—Y Caitlin Ivanoff. Somos tres.
—¿La pesadilla era sobre ella?—el chico asintió, lo cual hizo que la curiosidad de Diane aumentara aún más.
—La verdad, no era en sí una pesadilla—la voz de Tyler se fue apagando a medida que hablaba—Era un recuerdo.
—¿De qué?
—Del día en que ella murió.
No pudo evitar que esa última frase la tomara por sorpresa. Volteó a ver a Tyler, quien seguía con la mirada fija en algún punto del campamento, y quiso preguntarle algo para que así él continuara hablando, pero al verlo supo que ya había hablado de más. Tyler no iba a volver a tocar ese tema, de eso estaba más que segura.
No obstante, otra duda cruzó por su mente en ese instante, y luego de debatirse internamente sobre si preguntárselo o no, se decidió por la primera opción.
—¿Por qué a mí?—dijo, logrando captar la atención del rizado—Es decir, ¿por qué acudiste a mí, Tyler? Pudieras haber llamado a cualquiera para que esté aquí contigo.
—No lo sé—contestó él, al cabo de unos segundos que parecieron eternos—Todo es mejor cuando estás cerca—confesó.
***
—No, no se despierta—escuchó una voz masculina a lo lejos, pero su cansancio era tal que continuó con los ojos cerrados—En serio que ya me está dando miedo, ella no es así.
—¿Estás seguro que se ha ido a dormir a la misma hora que tú?—una voz distinta a la primera se escuchó—Lo sé, yo también la conozco. No suele dormir hasta tan tarde. Pero tenemos que despertarla ahora.
—Va a matarme si lo hago, lo digo en serio.
—Bien, entonces lo haré yo—escuchó unas risas y acto seguido como alguien la movía suavemente—Diane...vamos, ya despierta, tenemos que irnos—otra vez sintió como alguien la tomaba del brazo, provocando que al fin abriera los ojos. Los volvió a cerrar casi al instante, sin embargo pudo distinguir un par de ojos azules y un cabello castaño. Hizo un ademán con las manos para que ambos chicos se fueran y la dejaran descansar, y acto seguido escuchó la risa de Sam. Mason se unió a él segundos después.
—Vamos, Diane, ya todos están arreglando sus cosas y yendo a las camionetas—comentó el ojiazul, y al darse cuenta que ninguno de los dos chicos la dejaría dormir, la castaña tuvo que aceptar el hecho de que solo tendría unas cuatro—o cinco, con suerte—horas de sueño.
—¿Qué hora es?—preguntó al fin, sentándose encima de la bolsa de dormir.
—Casi las doce del día—respondió Mason.
—En mi defensa—agregó Sam—Te he dejado dormir todo lo que he podido. Pero no despertabas y estaba empezando a preocuparme.
—¿Qué tiene de raro con que quiera dormir unas horas más?—dijo Diane, reprimiendo el segundo bostezo desde que estaba despierta.
—Eres la persona más madrugadora que conozco, Diane—contestó su primo, riendo—Eras la única que se levantaba sin problema para ir al instituto. Es extraño que duermas hasta más del mediodía, admítelo.
—Bien, bien, ya entendí el punto—la chica entornó los ojos, pero al final terminó esbozando una sonrisa—Ahora, si me disculpan...—hizo una seña para que ambos salieran de la carpa, y Samuel fue el primero que se fue, entendiendo el mensaje. Diane volvió a dejarse caer sobre la bolsa de dormir, esperando dormir unos minutos más. Moría de sueño y eso era más que obvio, pues se había quedado hablando con Tyler hasta eso de las seis de la mañana. Al menos esperaba poder recuperar algunas horas de sueño en el trayecto a Fairfield, que era el siguiente lugar al que irían.
Un carraspeo hizo que volviera a levantarse, y vio a Mason todavía dentro de la carpa. Lo miró, confundida, y este le dirigió una sonrisa como respuesta.
—¿Qué?—preguntó, pero la mirada del ojiazul se dirigió hacia la polera que llevaba puesta. Diane bajó la mirada y al verla, sonrió también. Poco a poco comenzaba a recordar todo lo que había pasado la noche anterior, y aquel brillo en sus ojos que aparecía solo cuando hablaba de Tyler hizo acto de presencia. Mason soltó una risa, cruzándose de brazos.
—Así que Tyler Ivanoff...
—Cállate, Cardiggan—rió Diane—Si Sam o alguien se entera...
—Tranquila, no diré nada—contestó él—Pero creo que deberías quitarte esa polera cuando salgas, todos saben que le pertenece a Tyler y, ya sabes, eso sólo te traerá problemas.
Diane asintió—Gracias, Mason. En serio.
El ojiazul salió al fin y Diane comenzó a ordenar todas sus cosas, colocándolas en las maletas a un lado de la bolsa de dormir. La sonrisa no se le quitaba del rostro, y sin pensarlo una melodía comenzó a sonar en la cabeza, hasta que terminó tarareando una canción. Al fin, luego de unos diez minutos, salió de la carpa, viendo como todos hacían lo mismo que ella y arreglaban sus pertenencias, y como otros se divertían despertando a los que estaban dormidos. Rió y tomó sus dos maletas, y se estaba dirigiendo hacia las camionetas cuando se detuvo de golpe. La sonrisa se le fue desvaneciendo cuando, luego de que su mirada pasara por todo el lugar, se enfocara en una cabellera rizada y una rubia en medio del campamento. Genial, acababa de despertarse y ya su día estaba arruinado.
Había pensado que tendría al menos un mínimo de consideración, que ella le importaba lo suficiente a Tyler como para no besar a Zuzu en sus narices. Pero allí estaban ellos dos, besándose como si la vida se les fuera en ello, y aunque ya había visto esa escena miles de veces aún seguía doliendo, demasiado.
Continuó con la vista fija en ambos, esperando que la ira se apoderara de ella. Vamos, que él amaba a Zuzu, estaba enamorado de ella, ¿por qué simplemente no podía olvidarlo y ya? No podía ser tan difícil, dios. Pero no, ahí estaba ella, sintiendo como el corazón se le partía una vez más, y sintiendo la rabia al saber perfectamente que, al día siguiente, seguiría queriendo a Tyler con cada uno de los pedazos rotos.
En ese momento sintió como alguien la tomaba de los hombros y la hacía girar, y se encontró con la mirada de Daniel. Sí, Daniel Turner, algo extraño pues ni siquiera sabía que la conocía. Es más, habían cruzado...cuatro— ¿o cinco?—palabras en todo lo que iba del viaje, y sólo había sido por Sam. No obstante, el moreno tomó una de sus maletas, le dirigió una de sus típicas sonrisas y sin decir palabra comenzó a caminar con ella en dirección opuesta a Tyler y Zuzu, quienes seguían dando su espectáculo prácticamente en medio de todo el campamento.
Diane siguió a Daniel hacia una de las camionetas, y luego de susurrar un tímido "gracias", subió a uno de los asientos.
—No lo vale—dijo de repente el chico, tomando por sorpresa a la castaña—Créeme, él no vale tus lágrimas.
Y así, como si nada, se dio media vuelta y se dirigió de vuelta al campamento. Fue en ese instante cuando se dio cuenta de que había estado llorando todo este tiempo, y a qué se refería Daniel. Tenía razón, aunque le doliera admitirlo. Ella se había pasado como una tonta recordando cada detalle de la noche anterior, se había levantado en plena madrugada por él, para escucharlo, y a él simplemente no le importaba. Al final del día, él siempre regresaba con Zuzu, nunca con ella. Y, quizás, ya se estaba cansando de que las cosas sean así.
Cada vez se convencía más de que Tyler Ivanoff no valía realmente la pena.
—¿Estás seguro que se ha ido a dormir a la misma hora que tú?—una voz distinta a la primera se escuchó—Lo sé, yo también la conozco. No suele dormir hasta tan tarde. Pero tenemos que despertarla ahora.
—Va a matarme si lo hago, lo digo en serio.
—Bien, entonces lo haré yo—escuchó unas risas y acto seguido como alguien la movía suavemente—Diane...vamos, ya despierta, tenemos que irnos—otra vez sintió como alguien la tomaba del brazo, provocando que al fin abriera los ojos. Los volvió a cerrar casi al instante, sin embargo pudo distinguir un par de ojos azules y un cabello castaño. Hizo un ademán con las manos para que ambos chicos se fueran y la dejaran descansar, y acto seguido escuchó la risa de Sam. Mason se unió a él segundos después.
—Vamos, Diane, ya todos están arreglando sus cosas y yendo a las camionetas—comentó el ojiazul, y al darse cuenta que ninguno de los dos chicos la dejaría dormir, la castaña tuvo que aceptar el hecho de que solo tendría unas cuatro—o cinco, con suerte—horas de sueño.
—¿Qué hora es?—preguntó al fin, sentándose encima de la bolsa de dormir.
—Casi las doce del día—respondió Mason.
—En mi defensa—agregó Sam—Te he dejado dormir todo lo que he podido. Pero no despertabas y estaba empezando a preocuparme.
—¿Qué tiene de raro con que quiera dormir unas horas más?—dijo Diane, reprimiendo el segundo bostezo desde que estaba despierta.
—Eres la persona más madrugadora que conozco, Diane—contestó su primo, riendo—Eras la única que se levantaba sin problema para ir al instituto. Es extraño que duermas hasta más del mediodía, admítelo.
—Bien, bien, ya entendí el punto—la chica entornó los ojos, pero al final terminó esbozando una sonrisa—Ahora, si me disculpan...—hizo una seña para que ambos salieran de la carpa, y Samuel fue el primero que se fue, entendiendo el mensaje. Diane volvió a dejarse caer sobre la bolsa de dormir, esperando dormir unos minutos más. Moría de sueño y eso era más que obvio, pues se había quedado hablando con Tyler hasta eso de las seis de la mañana. Al menos esperaba poder recuperar algunas horas de sueño en el trayecto a Fairfield, que era el siguiente lugar al que irían.
Un carraspeo hizo que volviera a levantarse, y vio a Mason todavía dentro de la carpa. Lo miró, confundida, y este le dirigió una sonrisa como respuesta.
—¿Qué?—preguntó, pero la mirada del ojiazul se dirigió hacia la polera que llevaba puesta. Diane bajó la mirada y al verla, sonrió también. Poco a poco comenzaba a recordar todo lo que había pasado la noche anterior, y aquel brillo en sus ojos que aparecía solo cuando hablaba de Tyler hizo acto de presencia. Mason soltó una risa, cruzándose de brazos.
—Así que Tyler Ivanoff...
—Cállate, Cardiggan—rió Diane—Si Sam o alguien se entera...
—Tranquila, no diré nada—contestó él—Pero creo que deberías quitarte esa polera cuando salgas, todos saben que le pertenece a Tyler y, ya sabes, eso sólo te traerá problemas.
Diane asintió—Gracias, Mason. En serio.
El ojiazul salió al fin y Diane comenzó a ordenar todas sus cosas, colocándolas en las maletas a un lado de la bolsa de dormir. La sonrisa no se le quitaba del rostro, y sin pensarlo una melodía comenzó a sonar en la cabeza, hasta que terminó tarareando una canción. Al fin, luego de unos diez minutos, salió de la carpa, viendo como todos hacían lo mismo que ella y arreglaban sus pertenencias, y como otros se divertían despertando a los que estaban dormidos. Rió y tomó sus dos maletas, y se estaba dirigiendo hacia las camionetas cuando se detuvo de golpe. La sonrisa se le fue desvaneciendo cuando, luego de que su mirada pasara por todo el lugar, se enfocara en una cabellera rizada y una rubia en medio del campamento. Genial, acababa de despertarse y ya su día estaba arruinado.
Había pensado que tendría al menos un mínimo de consideración, que ella le importaba lo suficiente a Tyler como para no besar a Zuzu en sus narices. Pero allí estaban ellos dos, besándose como si la vida se les fuera en ello, y aunque ya había visto esa escena miles de veces aún seguía doliendo, demasiado.
Continuó con la vista fija en ambos, esperando que la ira se apoderara de ella. Vamos, que él amaba a Zuzu, estaba enamorado de ella, ¿por qué simplemente no podía olvidarlo y ya? No podía ser tan difícil, dios. Pero no, ahí estaba ella, sintiendo como el corazón se le partía una vez más, y sintiendo la rabia al saber perfectamente que, al día siguiente, seguiría queriendo a Tyler con cada uno de los pedazos rotos.
En ese momento sintió como alguien la tomaba de los hombros y la hacía girar, y se encontró con la mirada de Daniel. Sí, Daniel Turner, algo extraño pues ni siquiera sabía que la conocía. Es más, habían cruzado...cuatro— ¿o cinco?—palabras en todo lo que iba del viaje, y sólo había sido por Sam. No obstante, el moreno tomó una de sus maletas, le dirigió una de sus típicas sonrisas y sin decir palabra comenzó a caminar con ella en dirección opuesta a Tyler y Zuzu, quienes seguían dando su espectáculo prácticamente en medio de todo el campamento.
Diane siguió a Daniel hacia una de las camionetas, y luego de susurrar un tímido "gracias", subió a uno de los asientos.
—No lo vale—dijo de repente el chico, tomando por sorpresa a la castaña—Créeme, él no vale tus lágrimas.
Y así, como si nada, se dio media vuelta y se dirigió de vuelta al campamento. Fue en ese instante cuando se dio cuenta de que había estado llorando todo este tiempo, y a qué se refería Daniel. Tenía razón, aunque le doliera admitirlo. Ella se había pasado como una tonta recordando cada detalle de la noche anterior, se había levantado en plena madrugada por él, para escucharlo, y a él simplemente no le importaba. Al final del día, él siempre regresaba con Zuzu, nunca con ella. Y, quizás, ya se estaba cansando de que las cosas sean así.
Cada vez se convencía más de que Tyler Ivanoff no valía realmente la pena.
***
La mayoría llegó al campamento con la única finalidad de descansar. Había sido un día largo para todos, como pasaba luego de que llegaban a una nueva ciudad, por lo que esos días todos terminaban llegando al campamento de frente a sus carpas. Es por esta razón que no habían pasado ni quince minutos cuando ya sólo quedaban unos pocos alrededor de la fogata. Diane estuvo hablando un rato con Sam hasta que este decidió irse a descansar, dándole un abrazo como despedida antes de irse de allí. Luego de unos minutos, y ya viendo que prácticamente no quedaba nadie en el lugar, decide también irse a descansar. Pero al pasar ve a Myra sentada cerca, sola también, y decide ir a hacerle compañía. Total, si iban a pasar en ese viaje un largo tiempo, tarde o temprano tendrían que conocerse todos, ¿verdad?
Sin decir palabra se sentó a su lado, y Myra volteó a verla al instante.
—Ahm, ¿hola?—preguntó, con el mismo tono de voz que le hizo recordar a Caitlin. ¿Qué acá nadie era amable? Suspiró, pero decidió pasar por alto el sarcasmo en la voz de la pelinegra, y en vez de responderle solo le sonrió.
—Bueno, ya que vas a sentarte a mi lado, ¿podrías por favor no mirar tanto a Ivanoff? A veces da miedo, Diane.
—¿Qué? —Diane abrió los ojos como platos, y Myra soltó una risa.
—Vamos, todo el mundo sabe que sientes algo por Tyler. Es algo así como un secreto a voces.
—Oh, dios—la castaña sintió como sus mejillas enrojecían, y escondió la cabeza entre sus rodillas. Ahora entendía por qué Daniel le había hablado en primer lugar. Él también lo sabía, y, si Myra tenía razón, todo el campamento también.
—Pero tranquila, igual si te hace sentir mejor, tu secreto está a salvo conmigo—Diane levantó la cabeza y fulminó con la mirada a la pelinegra, quien soltó una carcajada—Está bien, está bien, mal chiste.
La castaña sonrió, volviendo a mirar al frente, y vio a Tyler sentado hablando tranquilamente con Jeremy. No se dio cuenta como Myra entornaba los ojos—A ver, la verdad, no sé por qué te mueres por él. Es decir, es lindo, nadie lo va a negar, pero es complicado, Diane. Tyler Ivanoff es de esa clase de chicos que te van a hacer daño, y tú no lo mereces. Y sé que es difícil, pero acuérdate que no es el único chico sobre la faz de la tierra.
—¿Y crees que no lo sé? —contestó Diane— El problema es que no sé como rayos sacármelo de la cabeza. Además, el hecho de que lo vea todos los días no ayuda en mucho que digamos.
Myra asintió, y ambas volvieron a observar hacia la fogata, donde ya quedaban pocos. La mayoría ya se estaba dirigiendo hacia sus respectivas carpas, a excepción de Tyler, Jeremy, Sebastien, Penny y Mason. Este último se encontraba a un lado, sin cruzar palabra con nadie. Diane no pudo evitar observar al ojiazul y acordarse de la plática que habían tenido hace unas horas. Ahora lo entendía perfectamente.
—Creo que Tyler debería darse cuenta que no estarás disponible para él todo el tiempo—habló Myra de repente. Diane volteó a verla, sin saber muy bien a qué venía ese comentario—Es decir, siempre estás ahí para él y eso lo da por sentado, y si comienza a ver que no es así, quizá el mensaje llegue a su estúpido cerebro y comprenda que si no hace algo ahora te podrá perder.
—No lo sé, Myra…—comenzó Diane, pero se detuvo al instante.
—¿Y por qué no? —insistió la pelinegra.
“Porque Zuzu está embarazada” fue lo primero que se le vino a la mente, pero se abstuvo de decir una palabra sobre aquel tema. Quería pensar en eso lo menos posible.
—Porque…es decir, él solo me ve como una amiga—dijo al fin. Bueno, no estaba mintiendo, a fin de cuentas era cierto—No le importo, así que…
—Oh, créeme que sí le importas.
—¿A qué te refieres? —preguntó Diane, reprimiendo la sonrisa que luchaba por formarse en su rostro. Myra al verla volvió a entornar los ojos.
—He visto cómo te mira—contestó, encogiéndose de hombros—Él solía ver a Zuzu de esa manera, y ahora te ve a ti así. No sé que rayos esté sucediendo entre Candice y él, pero las cosas no van tan bien, creo. Sólo sé que más de una vez me he encontrado con que te estaba observando, y probablemente no te dirá nunca que le importas porque Tyler “cabeza de brócoli” Ivanoff es demasiado orgulloso como para decirle eso a alguien, pero no creo que no signifiques nada para él.
—¿En serio lo crees?
—Está bien, me rindo. No puedo contigo. Eres demasiado buena e inocente, ¿alguien alguna vez te lo ha dicho?
Diane rió, asintiendo con la cabeza—Y tú no eres tan mala como Caitlin dice que eres, por cierto—pudo notar como una mueca de disgusto se formaba en la cara de Myra al mencionar el nombre de su ex-amiga, pero no le tomó mucha importancia.
—No le creas nada a esa perra, en serio—murmuró la pelinegra, pero Diane alcanzó a escucharla.
—¿Sabes? Creo que te haré caso—dijo la castaña de repente, provocando que Myra volteara a verla, sorprendida.
—Diane, quizás deberías pensarlo bien y...
—No, lo haré. Es decir, si me ayudas, me olvidaré de Tyler—Diane suspiró, pero algo le decía que ya era hora de que dejara de estar por ahí enamorada de un chico que no le correspondía. Además, tampoco quería que todo el campamento pensara que iba a estar detrás de Tyler por el resto de su vida. Mucho menos Sam, porque si este se enteraba...
Myra, por su parte, le sonrió, aquella sonrisa que significaba que habría problemas, y muchos. Por un momento quiso arrepentirse de haber aceptado, pero ya no podía echarse para atrás. Además, ¿qué iba a perder? Nada, absolutamente nada.
—Nada mejor para que un chico te preste atención que los celos, querida—dijo Myra, y Diane negó con la cabeza. ¿En qué se estaba metiendo?—Y tú—dijo, acercándose para evitar que alguno de los chicos la escuchara—Vas a hacer que Tyler Ivanoff muera de celos por ti.
La castaña volvió a entornar los ojos, y se levantó al fin de ahí. El cansancio la mataba, se había pasado prácticamente todo el día caminando de un lado a otro, y no había dormido mucho que digamos la noche anterior. Mientras buscaba la botella de agua que llevaba a todas partes y tomaba algo de agua de ella, vio como Myra miraba hacia el frente, pero no a Tyler, ni a Jeremy.
—Myra—la llamó. La chica volteó, desviando la mirada de Sebastien—Quizás, no sé, deberías tratar de seguir tus propios consejos alguna vez.
Y, despidiéndose de ella, se alejó de allí, dejando a Myra sorprendida y a Tyler que, a pesar de que ella no se había percatado, la había estado observando y quizá escuchando todo este tiempo.
Sin decir palabra se sentó a su lado, y Myra volteó a verla al instante.
—Ahm, ¿hola?—preguntó, con el mismo tono de voz que le hizo recordar a Caitlin. ¿Qué acá nadie era amable? Suspiró, pero decidió pasar por alto el sarcasmo en la voz de la pelinegra, y en vez de responderle solo le sonrió.
—Bueno, ya que vas a sentarte a mi lado, ¿podrías por favor no mirar tanto a Ivanoff? A veces da miedo, Diane.
—¿Qué? —Diane abrió los ojos como platos, y Myra soltó una risa.
—Vamos, todo el mundo sabe que sientes algo por Tyler. Es algo así como un secreto a voces.
—Oh, dios—la castaña sintió como sus mejillas enrojecían, y escondió la cabeza entre sus rodillas. Ahora entendía por qué Daniel le había hablado en primer lugar. Él también lo sabía, y, si Myra tenía razón, todo el campamento también.
—Pero tranquila, igual si te hace sentir mejor, tu secreto está a salvo conmigo—Diane levantó la cabeza y fulminó con la mirada a la pelinegra, quien soltó una carcajada—Está bien, está bien, mal chiste.
La castaña sonrió, volviendo a mirar al frente, y vio a Tyler sentado hablando tranquilamente con Jeremy. No se dio cuenta como Myra entornaba los ojos—A ver, la verdad, no sé por qué te mueres por él. Es decir, es lindo, nadie lo va a negar, pero es complicado, Diane. Tyler Ivanoff es de esa clase de chicos que te van a hacer daño, y tú no lo mereces. Y sé que es difícil, pero acuérdate que no es el único chico sobre la faz de la tierra.
—¿Y crees que no lo sé? —contestó Diane— El problema es que no sé como rayos sacármelo de la cabeza. Además, el hecho de que lo vea todos los días no ayuda en mucho que digamos.
Myra asintió, y ambas volvieron a observar hacia la fogata, donde ya quedaban pocos. La mayoría ya se estaba dirigiendo hacia sus respectivas carpas, a excepción de Tyler, Jeremy, Sebastien, Penny y Mason. Este último se encontraba a un lado, sin cruzar palabra con nadie. Diane no pudo evitar observar al ojiazul y acordarse de la plática que habían tenido hace unas horas. Ahora lo entendía perfectamente.
—Creo que Tyler debería darse cuenta que no estarás disponible para él todo el tiempo—habló Myra de repente. Diane volteó a verla, sin saber muy bien a qué venía ese comentario—Es decir, siempre estás ahí para él y eso lo da por sentado, y si comienza a ver que no es así, quizá el mensaje llegue a su estúpido cerebro y comprenda que si no hace algo ahora te podrá perder.
—No lo sé, Myra…—comenzó Diane, pero se detuvo al instante.
—¿Y por qué no? —insistió la pelinegra.
“Porque Zuzu está embarazada” fue lo primero que se le vino a la mente, pero se abstuvo de decir una palabra sobre aquel tema. Quería pensar en eso lo menos posible.
—Porque…es decir, él solo me ve como una amiga—dijo al fin. Bueno, no estaba mintiendo, a fin de cuentas era cierto—No le importo, así que…
—Oh, créeme que sí le importas.
—¿A qué te refieres? —preguntó Diane, reprimiendo la sonrisa que luchaba por formarse en su rostro. Myra al verla volvió a entornar los ojos.
—He visto cómo te mira—contestó, encogiéndose de hombros—Él solía ver a Zuzu de esa manera, y ahora te ve a ti así. No sé que rayos esté sucediendo entre Candice y él, pero las cosas no van tan bien, creo. Sólo sé que más de una vez me he encontrado con que te estaba observando, y probablemente no te dirá nunca que le importas porque Tyler “cabeza de brócoli” Ivanoff es demasiado orgulloso como para decirle eso a alguien, pero no creo que no signifiques nada para él.
—¿En serio lo crees?
—Está bien, me rindo. No puedo contigo. Eres demasiado buena e inocente, ¿alguien alguna vez te lo ha dicho?
Diane rió, asintiendo con la cabeza—Y tú no eres tan mala como Caitlin dice que eres, por cierto—pudo notar como una mueca de disgusto se formaba en la cara de Myra al mencionar el nombre de su ex-amiga, pero no le tomó mucha importancia.
—No le creas nada a esa perra, en serio—murmuró la pelinegra, pero Diane alcanzó a escucharla.
—¿Sabes? Creo que te haré caso—dijo la castaña de repente, provocando que Myra volteara a verla, sorprendida.
—Diane, quizás deberías pensarlo bien y...
—No, lo haré. Es decir, si me ayudas, me olvidaré de Tyler—Diane suspiró, pero algo le decía que ya era hora de que dejara de estar por ahí enamorada de un chico que no le correspondía. Además, tampoco quería que todo el campamento pensara que iba a estar detrás de Tyler por el resto de su vida. Mucho menos Sam, porque si este se enteraba...
Myra, por su parte, le sonrió, aquella sonrisa que significaba que habría problemas, y muchos. Por un momento quiso arrepentirse de haber aceptado, pero ya no podía echarse para atrás. Además, ¿qué iba a perder? Nada, absolutamente nada.
—Nada mejor para que un chico te preste atención que los celos, querida—dijo Myra, y Diane negó con la cabeza. ¿En qué se estaba metiendo?—Y tú—dijo, acercándose para evitar que alguno de los chicos la escuchara—Vas a hacer que Tyler Ivanoff muera de celos por ti.
La castaña volvió a entornar los ojos, y se levantó al fin de ahí. El cansancio la mataba, se había pasado prácticamente todo el día caminando de un lado a otro, y no había dormido mucho que digamos la noche anterior. Mientras buscaba la botella de agua que llevaba a todas partes y tomaba algo de agua de ella, vio como Myra miraba hacia el frente, pero no a Tyler, ni a Jeremy.
—Myra—la llamó. La chica volteó, desviando la mirada de Sebastien—Quizás, no sé, deberías tratar de seguir tus propios consejos alguna vez.
Y, despidiéndose de ella, se alejó de allí, dejando a Myra sorprendida y a Tyler que, a pesar de que ella no se había percatado, la había estado observando y quizá escuchando todo este tiempo.
***
Era increíble que estaba despierta y apenas eran las seis de la mañana. Bueno, al menos Sam tenía razón: era una persona madrugadora y nadie podía negarlo. Pero no era mucho que podía hacer a esa hora. Todo el mundo dormía, y no podía ser tan mala como para levantar a Sam a esa hora de la mañana. Así que se arregló el cabello en una cola alta y unos audífonos, y salió de la carpa sin hacer ruido. Iba a aprovechar el día para correr alrededor del campamento, hace tiempo que no lo hacía y el ejercicio era un hábito que no quería dejar de lado.
Se dirigió hacia las camionetas en busca de una nueva botella de agua, generalmente allí guardaban algunos alimentos como reserva, o al menos eso le había dicho Tyler. Pero antes de que pudiera pensar en otra cosa se detuvo, viendo a Zuzu arrecostada en una de las camionetas. Estaba con los ojos cerrados y al parecer dormida, por lo que decidió no interrumpirla y retrocedió unos cuantos pasos. No obstante, ya era demasiado tarde: había hecho el suficiente ruido como para que Zuzu se despertara.
La mayor de las Zimmerman la observó con superioridad, como siempre lo hacía, para luego levantarse, tomar su chaqueta y pasar al lado de Diane sin decir palabra. Fue entonces cuando su chaqueta se cayó al suelo, y al ver a Zuzu haciendo el ademán de agacharse a recogerla, la castaña fue más rápida que ella. No podía dejar que alguien en su estado hiciera más esfuerzo del necesario—así no sea su persona favorita en todo el mundo—y si Diane podía ayudarla, no le costaba nada hacerlo.
—Espera—se apresuró a decir, para tomar la chaqueta del suelo, limpiarla y dársela a Zuzu. Esta la miró con sorpresa, pero siguió sin decir nada—¿Necesitas algo más?—le preguntó sin pensarlo dos veces, sin darse cuenta de que se estaba delatando a sí misma.
Zuzu negó con la cabeza, mirándola fijamente. Algo estaba ocurriendo, primero por el hecho de que la castaña no se había alejado de ella a la primera oportunidad, y sabía de sobra que no se llevaban bien. Además, ¿Desde cuándo Diane Rousseau era tan amable con ella?
Y fue allí cuando comprendió todo.
—¿Cómo rayos te enteraste? —preguntó de repente. Diane la miró, confundida.
—¿Qué?
—Vamos, Diane, no te hagas la tonta ahora—el tono de voz de Zuzu iba elevándose cada vez más— Sé lo que sabes, y sé que sabes de lo que te estoy hablando.
—¿Qué? —repitió Diane, pero al ver el semblante serio de Zuzu supo que ya no podía seguir negándolo—Bien, sí lo sé. Pero cómo.…eso no importa, Zuzu.
La rubia se acercó más a Diane, hasta quedar a centímetros de ella—¿Cómo rayos te enteraste? —dijo, separando bien cada palabra de la pregunta. Diane trató de controlar sus nervios, pero la verdad es que siempre le había dado algo de miedo Zuzu. Más ahora que estaba molesta, y todo el mundo sabía que no era bueno meterse con ella.
—Yo…bueno, yo…
—¿Yo…bueno, yo…?—repitió Zuzu, burlándose—Dios, Diane. ¿Puedes articular más de tres palabras en una oración o eso es muy difícil para ti?
—Nunca vas a cambiar, ¿verdad? —Diane se dio media vuelta para seguir su camino al campamento, pero no acababa de dar dos pasos cuando la voz de Zuzu volvió a escucharse. Bueno, debía de haber supuesto que la rubia no iba a permitir que ella si vaya sin saber cómo se terminó enterando de su secreto.
—Si no me lo vas a decir, bien—Diane se dio media vuelta, enfrentándola—Pero júrame que guardarás el secreto.
Y ese fue el punto límite de Diane. Caminó hacia Zuzu, la rabia apoderándose de ella cada vez más. ¿Cómo podía no darse cuenta de que estaban hablando de algo tan importante como un bebé? No podía ocultárselo a Tyler, era su derecho saberlo. Él era el padre, ¿no?
—¡Va a terminar sabiéndolo, Zuzu! —gritó, ya sin preocuparse si alguien la escuchaba. Además, estaban algo alejados del campamento, y esperaba que fuera la distancia suficiente como para que nadie escuchara esta conversación.
—¡Pero no lo sabrá ahora! —
—¡Esto es importante!—vio como Zuzu entornaba los ojos, y suspiró, cansada, ¿qué tanto costaba hacerla entrar en razón?—No te lo puedes tomar a la ligera, ¡es un hijo!
—¡Cállate, Diane!—gritó Zuzu, fulminando con la mirada a la castaña—Alguien se puede enterar y...
—¿Y qué? Tarde o temprano todos van a saberlo. ¿No crees que es mejor hablar con Tyler de todo esto?
—No se lo voy a decir, Diane. ¿Qué no puedes entenderlo?
—¡Tyler tiene que saberlo!
—¿Qué es lo que se supone que tengo que saber?
Ambas dejaron de hablar al instante, sin atreverse a voltear y mirar al rizado, quien se encontraba detrás de ellas. Diane pudo observar como Zuzu tenía los ojos llorosos, y se asustó pues ahora que lo pensaba nunca la había visto tan alterada como lo estaba en ese mometo. La culpa hizo acto de presencia y quiso pedirle perdón por toda esa discusión, pero no se atrevió a decir una palabra. Al parecer Zuzu tampoco.
Pero Tyler seguía esperando una respuesta y, tarde o temprano, alguien tenía que dársela.
Se dirigió hacia las camionetas en busca de una nueva botella de agua, generalmente allí guardaban algunos alimentos como reserva, o al menos eso le había dicho Tyler. Pero antes de que pudiera pensar en otra cosa se detuvo, viendo a Zuzu arrecostada en una de las camionetas. Estaba con los ojos cerrados y al parecer dormida, por lo que decidió no interrumpirla y retrocedió unos cuantos pasos. No obstante, ya era demasiado tarde: había hecho el suficiente ruido como para que Zuzu se despertara.
La mayor de las Zimmerman la observó con superioridad, como siempre lo hacía, para luego levantarse, tomar su chaqueta y pasar al lado de Diane sin decir palabra. Fue entonces cuando su chaqueta se cayó al suelo, y al ver a Zuzu haciendo el ademán de agacharse a recogerla, la castaña fue más rápida que ella. No podía dejar que alguien en su estado hiciera más esfuerzo del necesario—así no sea su persona favorita en todo el mundo—y si Diane podía ayudarla, no le costaba nada hacerlo.
—Espera—se apresuró a decir, para tomar la chaqueta del suelo, limpiarla y dársela a Zuzu. Esta la miró con sorpresa, pero siguió sin decir nada—¿Necesitas algo más?—le preguntó sin pensarlo dos veces, sin darse cuenta de que se estaba delatando a sí misma.
Zuzu negó con la cabeza, mirándola fijamente. Algo estaba ocurriendo, primero por el hecho de que la castaña no se había alejado de ella a la primera oportunidad, y sabía de sobra que no se llevaban bien. Además, ¿Desde cuándo Diane Rousseau era tan amable con ella?
Y fue allí cuando comprendió todo.
—¿Cómo rayos te enteraste? —preguntó de repente. Diane la miró, confundida.
—¿Qué?
—Vamos, Diane, no te hagas la tonta ahora—el tono de voz de Zuzu iba elevándose cada vez más— Sé lo que sabes, y sé que sabes de lo que te estoy hablando.
—¿Qué? —repitió Diane, pero al ver el semblante serio de Zuzu supo que ya no podía seguir negándolo—Bien, sí lo sé. Pero cómo.…eso no importa, Zuzu.
La rubia se acercó más a Diane, hasta quedar a centímetros de ella—¿Cómo rayos te enteraste? —dijo, separando bien cada palabra de la pregunta. Diane trató de controlar sus nervios, pero la verdad es que siempre le había dado algo de miedo Zuzu. Más ahora que estaba molesta, y todo el mundo sabía que no era bueno meterse con ella.
—Yo…bueno, yo…
—¿Yo…bueno, yo…?—repitió Zuzu, burlándose—Dios, Diane. ¿Puedes articular más de tres palabras en una oración o eso es muy difícil para ti?
—Nunca vas a cambiar, ¿verdad? —Diane se dio media vuelta para seguir su camino al campamento, pero no acababa de dar dos pasos cuando la voz de Zuzu volvió a escucharse. Bueno, debía de haber supuesto que la rubia no iba a permitir que ella si vaya sin saber cómo se terminó enterando de su secreto.
—Si no me lo vas a decir, bien—Diane se dio media vuelta, enfrentándola—Pero júrame que guardarás el secreto.
Y ese fue el punto límite de Diane. Caminó hacia Zuzu, la rabia apoderándose de ella cada vez más. ¿Cómo podía no darse cuenta de que estaban hablando de algo tan importante como un bebé? No podía ocultárselo a Tyler, era su derecho saberlo. Él era el padre, ¿no?
—¡Va a terminar sabiéndolo, Zuzu! —gritó, ya sin preocuparse si alguien la escuchaba. Además, estaban algo alejados del campamento, y esperaba que fuera la distancia suficiente como para que nadie escuchara esta conversación.
—¡Pero no lo sabrá ahora! —
—¡Esto es importante!—vio como Zuzu entornaba los ojos, y suspiró, cansada, ¿qué tanto costaba hacerla entrar en razón?—No te lo puedes tomar a la ligera, ¡es un hijo!
—¡Cállate, Diane!—gritó Zuzu, fulminando con la mirada a la castaña—Alguien se puede enterar y...
—¿Y qué? Tarde o temprano todos van a saberlo. ¿No crees que es mejor hablar con Tyler de todo esto?
—No se lo voy a decir, Diane. ¿Qué no puedes entenderlo?
—¡Tyler tiene que saberlo!
—¿Qué es lo que se supone que tengo que saber?
Ambas dejaron de hablar al instante, sin atreverse a voltear y mirar al rizado, quien se encontraba detrás de ellas. Diane pudo observar como Zuzu tenía los ojos llorosos, y se asustó pues ahora que lo pensaba nunca la había visto tan alterada como lo estaba en ese mometo. La culpa hizo acto de presencia y quiso pedirle perdón por toda esa discusión, pero no se atrevió a decir una palabra. Al parecer Zuzu tampoco.
Pero Tyler seguía esperando una respuesta y, tarde o temprano, alguien tenía que dársela.
believe.
Re: The Roadtrip
OMG KASJDNAJSDNJASDNAS YAZ KSANJANSDAS ME MATASTE CON TU CAPÍTULO LA VERDAD askdjnasjdnasjnd fue muy hermoso askjdnajkdnajsd y lo amé demasiado y mañana lo comento como se debe bc too perfect
Atenea.
-------
Re: The Roadtrip
- mily:
- PRIMERO QUE TODO ME DA PENA WILL:( pobre bebé que esta todo solo, EMMM hagamos una marcha para hacer amigos para will:( es un bebé todo tierno y no merece estar todo solo u-u ok? emmmmmmmmmmmm en si amé tu capítulo mily, estuvo todo lksdjfksadfs es que me dieron miles de feels para ser sincera dsafkjd debo admitir que a pesar de todo tmqabién soy team sebastien:( #sorrynotsorry. me dio penita que myra tratará así a will es que es todo un bebé tierno:( yyyy ay la parte final morí o sea maaia y sebastien CHANCHANCHADJKFLSDKJFLSKDJFLSKD:( lo amé <3
- valu:
- Vale weon me encanto tu capítulo, primero que amo como escribes :3 yyy mierda amo a maaia es que es toda tierna o sea de hecho ambos personajes que tienes son imposibles de no amar, o eso me ha dado a conocer en tu capítulo y en el de mily, maaia me da mucha curiosidad como que quiero saber más de ella y la última parte me mató fkjsdfkldjflkd o sea xqxqxq i need more. y damen es un cupcake
- yaz:
- LSDJFLKSDJFLLSDAF YAZMÍN TE MATARÉ O SEA COMO PUEDES ESCRIBIR TAN PERFECTO, YA EMPIEZO A COMENTAR PORQUE DESPUÉS SE ME OLVIDA, MIERDA VOY EN LA MITAD DEL CAPÍTULO Y YA ME HE INSPIRADO TANTO PARA ESCRIBIR EL MÍO FKSLDJFD MIERDAMIERDADFKSDJLFA ESTOY ESCUCHANDO MÚSICA Y NO AYUDA MUCHO PQ ME DAN MUCHOS FEELS <3 o sea tyler fue a hablar con diane kjsdf y le paso su polera... como mierda escribes tan lindo!:( me encanta como narras, y cuando sam y mason fueron a despertarla me encanto porque mason le dijo que se sacará la polera porque ttendría problemas pensé de inmediato en zuzu esa perra de mierda:( ldksjff y luego bb diane los vio agh sxkdfljjsd y lloro y daniel todo cupcake le dijo que no llorará que no lo valía ay tuve feels u-u ioran2.
A LA MIERDA, A LA MIERDA SDKFLSJDAKF YAZMIN TU CAPÍTULO VUELVO A REPETIRLO. la conversacón de myra y diane me mato de feels idk pero pensé en mason y diane o eestoy loca :s kslfdjfa idk me gusta de todos modos:( pero mierda la discusión de zuzu y dianeeeeeeee aghhhhh fsdkljfsd morí de feels cuando le recogió su chaqueta es que lo imagine todo en mi pequeño cerebro de maní fue todo perfe y la pelea Y MIERDA TYLER SE VA A ENTERAR, YA ME PONDRÉ A ESCRIBIR PORQUE ESTO SE PONDRÁ BUENOOOOOOOOOOOOOOOO FSKLDAJF
sugg.
Re: The Roadtrip
FUCK FUCK FUCK FUCK YAZ! TUS CAPÍTULOS SIEMPRE ME MATAN Y OMG NO PUEDO EL FINAL Y MIS FEELINGS Y ;-; ok siempre diré que amo como escribes y que me alegra mucho que seas parte de esta colectiva porque AMO A HELISSA Y AMO MUCHO A DIANE Y TYLER Y OTP 5EVAH PERO ;-; me quieres bieeeen muerta, y me imagino que no soy la única ;-;
Me encanta Tyler, siento que es un personaje espléndidamente bien manejado, y además no es del tipo de personaje que cambia su personalidad cada cinco segundos, si no que se ve con el avance de los capítulos y personalmente me gusta mucho :3 me encantan los sentimientos que tiene hacia Diane, que no sabe lo que es lo que siente, principalmente por ella dios los amo a los dos porque es más que obvio que ambos se gustan pero ninguno de los dos quiere aceptarlo:') o más bien, él no quiere hacerlo hahaha. Me encanta la forma que la primera persona que se le cruza en la mente a Tyler es Diane, oh god <3 muero de feels. Y luego, sentí mucha tristeza por parte de Tyler al recordar a su pequeña hermana ): y de como murió ): es una de las historias más tristes que he escuchado ):
Diane se me hace un personaje muy bonito me encanta el hecho de que sea tierna y que le des ese toque "cliché" de el badboy con la niña tierna y santa que no sabe nada de la vida, es muy utilizado pero tú no lo haces ver de esa manera, me encanta porque le das tu propio giro a la historia y muero completamente.
me encantó el capítulo, lo amé muchísimo, escribes perfecto, gracias por subir Yaz
Me encanta Tyler, siento que es un personaje espléndidamente bien manejado, y además no es del tipo de personaje que cambia su personalidad cada cinco segundos, si no que se ve con el avance de los capítulos y personalmente me gusta mucho :3 me encantan los sentimientos que tiene hacia Diane, que no sabe lo que es lo que siente, principalmente por ella dios los amo a los dos porque es más que obvio que ambos se gustan pero ninguno de los dos quiere aceptarlo:') o más bien, él no quiere hacerlo hahaha. Me encanta la forma que la primera persona que se le cruza en la mente a Tyler es Diane, oh god <3 muero de feels. Y luego, sentí mucha tristeza por parte de Tyler al recordar a su pequeña hermana ): y de como murió ): es una de las historias más tristes que he escuchado ):
OMG AJSDJASDJAHKJSDHAJSHDKASJHDAJKSHDKJAHSKJDKA—No lo sé—contestó él, al cabo de unos segundos que parecieron eternos—Todo es mejor cuando estás cerca—confesó.
Diane se me hace un personaje muy bonito me encanta el hecho de que sea tierna y que le des ese toque "cliché" de el badboy con la niña tierna y santa que no sabe nada de la vida, es muy utilizado pero tú no lo haces ver de esa manera, me encanta porque le das tu propio giro a la historia y muero completamente.
NO SABES COMO ME ENCANTÓ EL PEQUEÑO DIÁLOGO QUE TUVIERON ELLOS DOS haré que Daniel hable con Diane {omg, una "l" los separa en el nombre, hahaha} y aksjahdjkahs que se vuelvan muy amigos y el la proteja y ): me encantó como Myra trató de aconsejar a Dianey y como Diane le dijo que siguiera sus propios consejos akjsdakshdkjahskdj bien hecho y Tyler escuchando todo esto cada vez se pone mejor y la pelea que tuvo con Zuzu ESO NO ME LO ESPERABA, Y PUTA MADRE—No lo vale—dijo de repente el chico, tomando por sorpresa a la castaña—Créeme, él no vale tus lágrimas.
—¿Qué es lo que se supone que tengo que saber?
Ambas dejaron de hablar al instante, sin atreverse a voltear y mirar al rizado, quien se encontraba detrás de ellas.
ESPERO QUE CAPÍTULO DE VALE PARA QUE TODO SE RESUELVAPero Tyler seguía esperando una respuesta y, tarde o temprano, alguien tenía que dársela.
me encantó el capítulo, lo amé muchísimo, escribes perfecto, gracias por subir Yaz
peralta.
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Re: The Roadtrip
Chicas que no subieron en su turno (Vale, Anto y Vir) tienen tres días a partir de mañana.
peralta.
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Re: The Roadtrip
Chicas me hacen morir de feels gracias por sus comentarios, las amo mucho, ¿saben?
pd. espero tu cap valentina bc sé que me matarás de feels tbn aksjdhgfdhjskdjfh ):
pd. espero tu cap valentina bc sé que me matarás de feels tbn aksjdhgfdhjskdjfh ):
believe.
Re: The Roadtrip
quiero cap ¿alguien -GINA- le puede avisar a Anto? no la veo conectada por el foro :s
peralta.
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