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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
CAP,CAP,CAP!!
TU FIELESISIMA LECTORA QUIERE OTRO CAP!!
SI PORFAVOR :(
SIGUELA!
TU FIELESISIMA LECTORA QUIERE OTRO CAP!!
SI PORFAVOR :(
SIGUELA!
☎ Jimena Horan ♥
Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
SII!! PASE DE PAGINA MERESCO UN CAP!
NO TE PARESE e_e
PORFAVORCITO!! :)
NO TE PARESE e_e
PORFAVORCITO!! :)
☎ Jimena Horan ♥
Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
What That Faquin Faq!?!?!
Como asi que termino?!?!
Me voy unos dias y ya se acaba? :(
Tienes que estar bromiando U.u
Como asi que termino?!?!
Me voy unos dias y ya se acaba? :(
Tienes que estar bromiando U.u
Invitado
Invitado
Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
QUEEEEEEEEEEEEE?????????
Ya se ha acabadoo?? No verdaad.. u.uu
No me digas eso, que lloro.. :(
Ya se ha acabadoo?? No verdaad.. u.uu
No me digas eso, que lloro.. :(
TeenageDreamJB❤
Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
♫ Laura Jonas escribió:SandyJonas escribió:Aiiinss..
sorry por no pasarme antes, es que hoy ha sido mi ultimo día de clase y... buff.. si os contara.. hahahahaa
Y no he podido conectarme.. u.uu
Pero nada más llegar sí y me ha hecho mucha ilusión que hubieras subido tantos capps!!! ^^
WEEEE.. y me han encantado.. qué bien se porta Joe con la rayiss....
SÍGUELA CUANDO PUEDAAASSS!!! :)
Jjajajaja no te preocupes, lo importante es que te pasaras por aqui :D
Terminaste hoy................BAILE DE 5 SEGUNDOS
Ps, yo termine el lunes :lol!: :lol!:
Por eso es que he estado un activa por aqui :D
Terminaste el lunes?? Que pronto.. hahahah.. yo ayer aun tuve que ir.. aunque no dimos clasee!! xD
Cómo es eso de que se va a terminar ya?? u.uu Pero aun faltan los últimos caps, verdad?? :roll:
:sad: Me va a dar mucha pena que acabe... :crybaby:
SandyJonas
Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
Olis!!!!!!!!!!!!!
Como estan chicas????
Bueno estoy pasandome por aqui para ver sus comments :D
Bueno, al parecer no me entendieron muy bien lo que les dije sobre la nove, no es que se va a acabar, es que ya...........SE ACABO :crybaby: :crybaby: :crybaby:
Hoy es el ultimo capi :crybaby: :crybaby: :crybaby:
Y bueno tengo que subirlo :sad: :sad:
Se los subo tambien como regalo adelantado de NAVIDAD :grupo: :grupo:
Y tambien porque es hoy el cumple de BIG ROB :cumple: :happy: :cumple:
Asi que chicas disfruten del ultimo capi de la nove :crybaby:
Como estan chicas????
Bueno estoy pasandome por aqui para ver sus comments :D
Bueno, al parecer no me entendieron muy bien lo que les dije sobre la nove, no es que se va a acabar, es que ya...........SE ACABO :crybaby: :crybaby: :crybaby:
Hoy es el ultimo capi :crybaby: :crybaby: :crybaby:
Y bueno tengo que subirlo :sad: :sad:
Se los subo tambien como regalo adelantado de NAVIDAD :grupo: :grupo:
Y tambien porque es hoy el cumple de BIG ROB :cumple: :happy: :cumple:
Asi que chicas disfruten del ultimo capi de la nove :crybaby:
♫ Laura Jonas ♥
Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
Capitulo 19 Final
—Ey, Davis, feliz Navidad. —La voz del joven ayudante resonó en la oficina vacía del Departamento de Justicia.
—Es Acción de Gracias, animal —respondió gruñendo Herbert Davis mientras le daba un mordisco a su sándwich de pavo. Eran las nueve de la noche y estaba haciendo horas extra. Otra vez. En un día festivo.
—Da igual —respondió alegremente, inclinándose para dejarle un paquete sobre la mesa—. Es tiempo de felicidad.
Davis recogió el paquete marcado con el sello de URGENTE y lo abrió, despidiendo al ayudante con un gesto de la mano. Era una cinta de audio.
David suspiró y sacó la hoja que venía la cinta; estaba cansado y sin fuerzas. A lo mejor Aaron le había contagiado la gripe; Aaron llevaba dos días en casa, enfermo, y a Davis se le empezaba a acumular el trabajo.
Leyó el mensaje del FBI sin concentrarse del todo en lo que decía. Habían estado pinchando el teléfono privado de S.T. Akers por un caso de drogas que no tenía nada que ver con el caso de Santana, pero el agente encargado le había enviado la cinta considerando que podría resultarle interesante.
Davis metió la cinta en el radiocassete, picado por la curiosidad. Llevaba demasiado tiempo haciendo horas extra y, por primera vez, la idea de pasar el día de Acción de Gracias con su familia política le atraía más que estar allí.
Se estremeció. Ni de broma; estaba cansado, eso era todo. Davis volvió a desear que Aaron no se hubiera puesto malo. Pulsó el botón de play.
El sonido llegaba un poco mal y le costó unos minutos darse cuenta de qué decían y quién lo decía. En cuanto lo hizo, se le pusieron los pelos de punta. Paró la cinta y la rebobinó. Tamborileó unos segundos sobre la mesa, sin atreverse a volver a pulsar el botón de play; sabía que, después de eso, no volvería a trabajar igual. Lo pulsó.
Se oyó el ruido de un teléfono y después una voz impaciente.
—¿Sí? Akers al habla.
—¿Señor Akers?
—Sí, soy yo. ¿Quién es?
—Un amigo, señor Akers. O, más bien dicho, un amigo de Dominic Santana. —Le escucho.
—Sé dónde está _________ Devaux...
—Espere un segundo. Sabe que no puedo escuchar ese tipo de información. Iría totalmente en contra de la ley.
—Bueno, y cómo…
—Pero imaginemos una situación hipotética. Imaginemos que cuelgo el teléfono ahora y conecto el contestador. Cuando deje su mensaje, yo estaré fuera de la habitación, así que no sabré qué ha dicho. E imaginemos... hipotéticamente, claro, que cuando visite a mi cliente en la cárcel me llevara la cinta. Sigamos imaginando que tuviera que mostrarle otra parte de la cinta a mi cliente. No sabré qué dice el mensaje hasta haberle dado play y, para entonces, será demasiado tarde. ¿Me entiende?
—Claro.
—Pues en cuanto cuelgue, saldré de mi oficina y estaré fuera un cuarto de hora, ¿con eso le vale?
—Sí, no es más que una dirección. Pero quiero dinero. Quiero la mitad de la recompensa. Quiero un millón de dólares...
—No sé de qué está hablando. Pero si tiene cualquier petición, dígasela a la cinta.
Se oyó el clic del teléfono al colgar y Davis apagó el radiocassette. No quería seguir escuchando. Se sentó con la cabeza entre las manos y dejó que la tristeza le embargara. Tenía que hacer un millón de cosas y andaba escaso de tiempo, pero necesitaba un minuto para pensar en silencio.
El hombre que había vendido la información acerca del paradero de Julia Devaux iba a ser perseguido por la ley. Perdería su trabajo, su pensión, sus amigos y su libertad. Atentar contra la seguridad en beneficio propio conllevaba penas de hasta 25 años de cárcel. El hombre ya había perdido a su familia.
Herbert Davis acababa de oír a un hombre suicidándose. Pero no se trataba de un hombre cualquiera... si no de su mejor amigo desde hacía veinte años.
El hombre que había traicionado a _________ Devaux era Aaron Barclay.
* * *
—¡Feliz día de Acción de Gracias, Coop, _________*! —dijo Alice alegremente. Era por la tarde y los primeros copos de nieve empezaban a caer. Cooper le puso una mano en la espalda a ________ y atravesó el umbral del Out to Lunch, muerto de miedo.
Aquello no le gustaba nada.
—Venga —les dijo Alice, tomando de la mano a ________—. Tienes que ver cómo hemos decorado los platos, te va a encantar. Y Maisie ha hecho un pan de jerez que te mueres.
«Dios, espero que no», pensó Jonas con amargura, soltando la mano de ________. No quería que se alejara demasiado, aunque fuera para seguir a Alice a la cocina. Le hizo una seña a Bernie, quien se levantó y siguió a las dos mujeres. _________ se quedó donde estaba, junto a la ventana, mirando fijamente el local y la calle. Ambos eran buenos hombres.
Jonas miró a su alrededor. Por primera vez aquel día, dio gracias a que el tiempo fuera tan malo. Muy pocos que no conociera habían conseguido llegar a la cena de Acción de Gracias. Un Glenn de lo más orgulloso estaba sentado con Matt a una mesa que había cerca de la cocina. En otra mesa, los Roger, los Lee y los Munro, tres familias de Simpson, estaban como en una fiesta; y había otras dos parejas de Rupert que conocía, aunque no recordaba sus nombres. Además, una pareja mayor a la que no conocía se deleitaba con una selección de los mejores postres de Maisie; pero ambos rondaban los setenta y Jonas resistió la tentación de acercarse y pedirles su identificación.
Observó a un tipo al que no había visto nunca. Parecía un vendedor ambulante; se lo quedó mirando fijamente hasta que, un par de minutos después, el tipo apartó la vista para encontrarse con la mirada hostil de Sandy. El hombre tamborileó un par de minutos sobre la silla, dejó el tenedor en el plato y se levantó, rebuscando dinero en los bolsillos. Al poco, la pareja de ancianos se fue también.
Jonas vio a la joven rubia con la que había estado hablando ________ cuando fue a buscarla y la sacó a rastras de la reunión de Mujeres de Rupert. Se preguntó si debería acercarse a la joven a pedir disculpas por su comportamiento del otro día, pero al final decidió que no era necesario. A la mierda los modales.
Jonas se giró con los ojos entrecerrados hacia el alboroto que había en la puerta. Ya se había llevado la mano a la pistola para cuando se dio cuenta de que sólo era la voz de Roy Munro felicitando a Maisie y a Alice. Respiró hondo para tranquilizarse.
Lo había calculado a propósito para llegar justo para cuando los últimos clientes se estuvieran marchando. Estaba casi seguro de que no habría clientes para cenar; llevaban todo el día anunciando una tormenta fuerte, y sólo un loco se aventuraría a salir a la carretera en una tierra tan aislada como aquella por la noche y con tormenta.
Jonas se sentó a la mesa que Alice les había reservado y esperó con resignación a que _______ saliera de la cocina.
Por enésima vez aquel día, Jonas se arrepintió de haber aceptado que _______ viniera a celebrar el día de Acción de Gracias allí, y rogó por que acabara pronto.
Era la última vez que le permitiría ir a un lugar público antes del juicio, fuera cuando fuera. Luego, Jonas se dio cuenta de que la Navidad estaba al caer y gruñó para sus adentros. No habría forma de evitar que _______ celebrara la Navidad con sus amigos; era del tipo de mujeres que consideraban un sacrilegio no celebrar la Navidad en condiciones. A él le importaba una mierda; las dos Navidades anteriores habían sido días normales de trabajo, como todos los días.
Los caballos no celebraban los domingos, los días festivos, las Navidades, o el día de Acción de Gracias. Había que alimentarlos y darles de beber, sacarlos a hacer ejercicio todos los días, sin excepción.
De hecho, empezaba a costarle hacer todo. Jonas no sabría cuánto más podría aguantar aquella situación; si pudiera convencerla para que se quedara con él... torció de pronto la boca en una sonrisa; la primera desde hacía una semana.
Claro, eso solucionaría todos sus problemas. Si pudiera convencer a _____ de que se quedara en el rancho con él, todo sería mucho más fácil. Se permitió soñar despierto un rato. A lo mejor podría convencerla para que decorara un poco la casa, como había hecho con Alice y Beth. Que la hiciera más agradable. Tal vez pudiera convencerla para que se quedara. :arre:
♫ Laura Jonas ♥
Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
A lo mejor, si jugaba bien sus cartas, podría convencerla para que se quedara permanentemente...
—No sabes lo que me gusta verte sonreír —dijo _________, deslizándose en el asiento que había junto a él—. Empezaba a pensar que se te había quedado el ceño fruncido para siempre.
Alice puso dos enormes platos delante de ellos.
—Un poco de todo —le dijo a Jonas—. A comer. —Jonas fue incapaz de reconocer la mayor parte de lo que había en el plato. El día de Acción de Gracias significaba pavo, salsa de arándanos y pastel de calabaza. Punto.
Pero _______ parecía saber qué era todo aquello.
—Mmm —suspiró, cerrando los ojos y saboreándolo todo—. Soufflé de patata dulce; pudding de maíz; pavo con salsa de frambuesa... Maisie se ha superado.
Alice rió feliz.
—Sí, es genial, ¿verdad? Prueba la salsa de frambuesa. El editor de The Rupert Pioneer ha estado aquí y le ha gustado tanto que va a escribir un artículo. —Alice miró a su alrededor—. Aunque menos mal que no todo el mundo ha conseguido venir; aún no tenemos todos los problemas solucionados. Hemos encargado demasiados pavos, pero pocas verduras; además, estamos quedándonos sin café y tartas. Aun así —dijo, encogiéndose de hombros—, en Navidad todo irá sobre ruedas ya. Para ser unos principiantes, no lo estamos haciendo tan mal.
Jonas se puso manos a la obra, aunque no tenía demasiado apetito. Empezó masticando despacio, y enseguida se animó. No, no lo estaban haciendo nada mal. Disfrutó de dos mordiscos antes de que su placer se viera interrumpido de golpe.
Sonó su teléfono móvil y, al ver quién era, se quedó helado. Era el número de Davis. No podía ser nada bueno.
* * *
________ observó a Jonas comer, divertida. Estaba claro que le gustaba la comida, y que no había probado algo tan rico demasiadas veces en su vida. La consideraba una cocinera excelente cuando era verdad que no era mala, aunque nada en comparación con Maisie. Probó un poco de la comida de Maisie y trató de no cerrar los ojos de placer.
Había hecho bien en venir. Lo necesitaba. Sabía que Jonas prefería estar con ella, y él también lo necesitaba. Un tiempo de descanso. Jonas necesitaba bajar la guardia un poco; necesitaba relajarse un poco. Aunque no le había dicho nada, sabía que estaba dejando su trabajo de lado. Se estaba volviendo del revés tratando de mantener el rancho y cuidar de ella.
A lo mejor debería ofrecerse a quedarse en el rancho con él.
Esa idea le habría espantado hacía unos días, pero ahora tenía cierto atractivo. Podría probarse y decorar la casa de la familia Adams de Jonas, divertirse merodeando por su cocina de kilómetro y medio, observar cómo ejercitaban esos caballos maravillosos. Pero, sobre todo, podría estar con Jonas. Podrían disfrutar de las tardes hechos un ovillo delante de la chimenea. Esa casa tenía tantas chimeneas que podían probar a hacer el amor delante de todas ellas.
_______ se metió otro bocado en la boca, fantaseando con las chimeneas y con Jonas, y se quedó petrificada.
—¿Qué sucede? —preguntó.
Jonas dejó el tenedor y sacó el móvil del bolsillo. Al hacerlo, se le levantó la chaqueta y ______ vio el arma que llevaba oculta. Abrió el teléfono y frunció el ceño al ver quién era.
—Jonas
Escuchó, apretando el móvil con fuerza. _______ vio que se le cambiaba la cara a medida que escuchaba a su interlocutor.
—Jonas —dijo suavemente. Giró la cabeza hacia ella, pero sin verla. Oía el sonido de la voz de alguien al otro lado de la línea, pero no conseguía descifrar lo que decía. Jonas cambió el teléfono de mano y sacó una pistola con la derecha.
—¿Joseph? —preguntó asustada.
Colgó el teléfono y tensó el rostro.
—Sandy —dijo en voz baja.
—Sí.
—Mac.
—Aquí.
—Bernie.
—Sí.
—Llamad a Chuck.
—Enseguida, jefe. —Sandy desapareció en la oscuridad. Bernie y Mac miraron a Jonas y se acercaron.
—Bernie. —Cooper no levantó la vista—. Saca la Springfield y el 38 de la camioneta. Asegúrate de tener munición suficiente.
—Jonas. —Julia tiró de la manga de la chaqueta de Jonas. Le temblaba la mano—. Dime qué pasa, por el amor de Dios. ¿Qué ha ocurrido? ¿Quién te llamaba?
Jonas se volvió hacia ella.
—Era Herbert Davis —le dijo con voz fría—. Santana descubrió dónde estabas hace veinticuatro horas. Lo más seguro es que sus hombres ya estén aquí.
* * **********************************
Todo pareció suceder de golpe.
Chuck entró corriendo, sacudiendo la nieve del chaquetón y trayendo un auténtico arsenal. Bernie y Mac salieron unos segundos y volvieron con varias armas más. Los dos parecían serios.
Todo estaba sucediendo muy rápido. _________ alargó la mano para tocar a Jonas, pero éste ya había atravesado la mitad de la sala y hablaba con Glenn. ________ le observó unos momentos como si fuera un extraño. Los hombres le habían rodeado en círculo y estaba dirigiéndose a ellos en voz baja.
—¿Sally? —La voz asustada de Mary Ferguson hizo que se girara en redondo—. Sally, ¿qué sucede? ¿A qué viene tanto alboroto? —Mary se había puesto pálida y temblaba.
—Es una historia muy larga, Mary, y nada agradable. Siento mucho que te haya pillado en medio. —Por encima del hombro de Mary, _______ vio a Maisie salir de la cocina secándose las manos en el delantal. Se acercó inmediatamente a Glenn.
—¿_________*? —Alice había salido de la cocina detrás de Maisie—. ¿Qué pasa?
________ se volvió hacia Alice. Alargó la mano y le palmeó el hombro para tranquilizarla, aunque ella misma no estaba nada tranquila.
—No pasa nada, cariño.
—Sí que pasa —dijo la voz ronca de Joe tras ella—. Alice, vienen uno tipos a Simpson. Son asesinos a sueldo y vienen en busca de... —Vaciló un segundo.
—__________. —Respiró hondo. ¿Qué sentido tenía seguir guardando el secreto?—. Alice, mi verdadero nombre no es _______* Anderson, sino _______ Devaux. Y esos hombres vienen a por mí.
—¿Están ya de camino? —preguntó Alice con tranquilidad—. Bueno, pues no van a atraparte. Puedes estar segura de eso. —Alice miró a Jonas—: ¿Qué quieres que hagamos, Joe?
Joe miró a su alrededor, fijándose en todos los detalles. Estaba tenso, pero la voz sonaba tranquila, como la de Alice.
«Supongo que en el oeste no existe el pánico», pensó _________.
—De acuerdo —dijo Joe—. Quiero que cerréis todas las puertas y que apaguéis las luces. Que todo el mundo se ponga en el centro, lejos de las ventanas. Y quitad todo lo que pueda romperse, cualquier cosa de cristal o de cerámica; lo último que queremos es que alguien se corte. Dejaré a Bernie, Sandy y Mac aquí...
—Y a mí. —Glenn se puso en pie—. Sé manejar un arma, Joe, lo sabes muy bien. Puedes contar conmigo. Estamos juntos en esto.
—Sí —dijo Loren.
Jonas asintió con la cabeza.
—De acuerdo. Que Chuck os dé un arma. Poneos en la puerta de atrás, Bernie se quedará en la de delante. Sandy y Mac cubrirán las ventanas. Confío en que no haya problemas aquí, supongo que irán a buscar a _______ a su casa, aunque nunca se sabe.
________ les observó mientras Chuck les daba armas y Glenn, Bernie, Sandy y Mac ocuparon sus posiciones. Cooper metió unos cuantos objetos que no reconoció en la bolsa de cuero y después, por extraño que parezca, metió dos toallas que había sacado de la cocina.
Miró a su alrededor con un nudo en la garganta. Las mujeres estaban ocupadas retirando los platos y moviendo las mesas; mientras los hombres comprobaban sus armas. Nadie le dijo nada.
Era su problema; todo el mundo podría haber decidido salir de allí y que se ocupara ella sólita; Joe se habría quedado con ella, después de todo, era su chica. :arre:
—No sabes lo que me gusta verte sonreír —dijo _________, deslizándose en el asiento que había junto a él—. Empezaba a pensar que se te había quedado el ceño fruncido para siempre.
Alice puso dos enormes platos delante de ellos.
—Un poco de todo —le dijo a Jonas—. A comer. —Jonas fue incapaz de reconocer la mayor parte de lo que había en el plato. El día de Acción de Gracias significaba pavo, salsa de arándanos y pastel de calabaza. Punto.
Pero _______ parecía saber qué era todo aquello.
—Mmm —suspiró, cerrando los ojos y saboreándolo todo—. Soufflé de patata dulce; pudding de maíz; pavo con salsa de frambuesa... Maisie se ha superado.
Alice rió feliz.
—Sí, es genial, ¿verdad? Prueba la salsa de frambuesa. El editor de The Rupert Pioneer ha estado aquí y le ha gustado tanto que va a escribir un artículo. —Alice miró a su alrededor—. Aunque menos mal que no todo el mundo ha conseguido venir; aún no tenemos todos los problemas solucionados. Hemos encargado demasiados pavos, pero pocas verduras; además, estamos quedándonos sin café y tartas. Aun así —dijo, encogiéndose de hombros—, en Navidad todo irá sobre ruedas ya. Para ser unos principiantes, no lo estamos haciendo tan mal.
Jonas se puso manos a la obra, aunque no tenía demasiado apetito. Empezó masticando despacio, y enseguida se animó. No, no lo estaban haciendo nada mal. Disfrutó de dos mordiscos antes de que su placer se viera interrumpido de golpe.
Sonó su teléfono móvil y, al ver quién era, se quedó helado. Era el número de Davis. No podía ser nada bueno.
* * *
________ observó a Jonas comer, divertida. Estaba claro que le gustaba la comida, y que no había probado algo tan rico demasiadas veces en su vida. La consideraba una cocinera excelente cuando era verdad que no era mala, aunque nada en comparación con Maisie. Probó un poco de la comida de Maisie y trató de no cerrar los ojos de placer.
Había hecho bien en venir. Lo necesitaba. Sabía que Jonas prefería estar con ella, y él también lo necesitaba. Un tiempo de descanso. Jonas necesitaba bajar la guardia un poco; necesitaba relajarse un poco. Aunque no le había dicho nada, sabía que estaba dejando su trabajo de lado. Se estaba volviendo del revés tratando de mantener el rancho y cuidar de ella.
A lo mejor debería ofrecerse a quedarse en el rancho con él.
Esa idea le habría espantado hacía unos días, pero ahora tenía cierto atractivo. Podría probarse y decorar la casa de la familia Adams de Jonas, divertirse merodeando por su cocina de kilómetro y medio, observar cómo ejercitaban esos caballos maravillosos. Pero, sobre todo, podría estar con Jonas. Podrían disfrutar de las tardes hechos un ovillo delante de la chimenea. Esa casa tenía tantas chimeneas que podían probar a hacer el amor delante de todas ellas.
_______ se metió otro bocado en la boca, fantaseando con las chimeneas y con Jonas, y se quedó petrificada.
—¿Qué sucede? —preguntó.
Jonas dejó el tenedor y sacó el móvil del bolsillo. Al hacerlo, se le levantó la chaqueta y ______ vio el arma que llevaba oculta. Abrió el teléfono y frunció el ceño al ver quién era.
—Jonas
Escuchó, apretando el móvil con fuerza. _______ vio que se le cambiaba la cara a medida que escuchaba a su interlocutor.
—Jonas —dijo suavemente. Giró la cabeza hacia ella, pero sin verla. Oía el sonido de la voz de alguien al otro lado de la línea, pero no conseguía descifrar lo que decía. Jonas cambió el teléfono de mano y sacó una pistola con la derecha.
—¿Joseph? —preguntó asustada.
Colgó el teléfono y tensó el rostro.
—Sandy —dijo en voz baja.
—Sí.
—Mac.
—Aquí.
—Bernie.
—Sí.
—Llamad a Chuck.
—Enseguida, jefe. —Sandy desapareció en la oscuridad. Bernie y Mac miraron a Jonas y se acercaron.
—Bernie. —Cooper no levantó la vista—. Saca la Springfield y el 38 de la camioneta. Asegúrate de tener munición suficiente.
—Jonas. —Julia tiró de la manga de la chaqueta de Jonas. Le temblaba la mano—. Dime qué pasa, por el amor de Dios. ¿Qué ha ocurrido? ¿Quién te llamaba?
Jonas se volvió hacia ella.
—Era Herbert Davis —le dijo con voz fría—. Santana descubrió dónde estabas hace veinticuatro horas. Lo más seguro es que sus hombres ya estén aquí.
* * **********************************
Todo pareció suceder de golpe.
Chuck entró corriendo, sacudiendo la nieve del chaquetón y trayendo un auténtico arsenal. Bernie y Mac salieron unos segundos y volvieron con varias armas más. Los dos parecían serios.
Todo estaba sucediendo muy rápido. _________ alargó la mano para tocar a Jonas, pero éste ya había atravesado la mitad de la sala y hablaba con Glenn. ________ le observó unos momentos como si fuera un extraño. Los hombres le habían rodeado en círculo y estaba dirigiéndose a ellos en voz baja.
—¿Sally? —La voz asustada de Mary Ferguson hizo que se girara en redondo—. Sally, ¿qué sucede? ¿A qué viene tanto alboroto? —Mary se había puesto pálida y temblaba.
—Es una historia muy larga, Mary, y nada agradable. Siento mucho que te haya pillado en medio. —Por encima del hombro de Mary, _______ vio a Maisie salir de la cocina secándose las manos en el delantal. Se acercó inmediatamente a Glenn.
—¿_________*? —Alice había salido de la cocina detrás de Maisie—. ¿Qué pasa?
________ se volvió hacia Alice. Alargó la mano y le palmeó el hombro para tranquilizarla, aunque ella misma no estaba nada tranquila.
—No pasa nada, cariño.
—Sí que pasa —dijo la voz ronca de Joe tras ella—. Alice, vienen uno tipos a Simpson. Son asesinos a sueldo y vienen en busca de... —Vaciló un segundo.
—__________. —Respiró hondo. ¿Qué sentido tenía seguir guardando el secreto?—. Alice, mi verdadero nombre no es _______* Anderson, sino _______ Devaux. Y esos hombres vienen a por mí.
—¿Están ya de camino? —preguntó Alice con tranquilidad—. Bueno, pues no van a atraparte. Puedes estar segura de eso. —Alice miró a Jonas—: ¿Qué quieres que hagamos, Joe?
Joe miró a su alrededor, fijándose en todos los detalles. Estaba tenso, pero la voz sonaba tranquila, como la de Alice.
«Supongo que en el oeste no existe el pánico», pensó _________.
—De acuerdo —dijo Joe—. Quiero que cerréis todas las puertas y que apaguéis las luces. Que todo el mundo se ponga en el centro, lejos de las ventanas. Y quitad todo lo que pueda romperse, cualquier cosa de cristal o de cerámica; lo último que queremos es que alguien se corte. Dejaré a Bernie, Sandy y Mac aquí...
—Y a mí. —Glenn se puso en pie—. Sé manejar un arma, Joe, lo sabes muy bien. Puedes contar conmigo. Estamos juntos en esto.
—Sí —dijo Loren.
Jonas asintió con la cabeza.
—De acuerdo. Que Chuck os dé un arma. Poneos en la puerta de atrás, Bernie se quedará en la de delante. Sandy y Mac cubrirán las ventanas. Confío en que no haya problemas aquí, supongo que irán a buscar a _______ a su casa, aunque nunca se sabe.
________ les observó mientras Chuck les daba armas y Glenn, Bernie, Sandy y Mac ocuparon sus posiciones. Cooper metió unos cuantos objetos que no reconoció en la bolsa de cuero y después, por extraño que parezca, metió dos toallas que había sacado de la cocina.
Miró a su alrededor con un nudo en la garganta. Las mujeres estaban ocupadas retirando los platos y moviendo las mesas; mientras los hombres comprobaban sus armas. Nadie le dijo nada.
Era su problema; todo el mundo podría haber decidido salir de allí y que se ocupara ella sólita; Joe se habría quedado con ella, después de todo, era su chica. :arre:
♫ Laura Jonas ♥
Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
Y Chuck era la ley. Pero Glenn, Loren, Bernie, Sandy, Mac, Beth, Alice, Maisie... no era su problema, sino el de ella.
Las lágrimas se le agolparon en los ojos. La gente de Simpson estaba arriesgando su vida por ella, sin decir una palabra. ________ sintió que la tocaban y se volvió para encontrarse con el abrazo de Jonas.
—Joe —susurró—. Ten cuidado.
—Sí. —Jonas la apartó un poco para mirarla a los ojos—. Estaremos bien. ¿Y tú?
_________ hizo lo que pudo por sonreír para tranquilizarle.
—Sí, estaré bien —dijo, antes de que se le quebrara la voz.
—Saca tu pistola.
—Ah. —_________ se había olvidado por completo de ella. Sacó la pistola, preguntándose si sería capaz de utilizarla.
—Recuerdas lo que te dije acerca del gatillo, ¿verdad?
—Sí, Joe. —_________ parpadeó para no llorar.
—Fija el blanco en un punto pequeño e inclina el cuerpo hacia delante. Empuja, no pegues un apretón. ¿Tienes munición de sobra?
_________ apretó el bolsillo y asintió.
Joe le dio un beso rápido y apasionado y, para cuando la primera lágrima rodó por su mejilla, ya estaba saliendo por la puerta con Chuck.
—¿Papá? —La voz de Matt se quebró a mitad de palabra. Chuck se detuvo en el vano y miró atrás.
—Dime, hijo.
—Yo también necesito un arma.
_________ vio las emociones que reflejaban el rostro de Chuck: sorpresa, miedo, orgullo.
Ganó el orgullo.
Chuck se acercó a la mesa auxiliar donde Bernie había atrincherado las armas y escogió un rifle. Lo agarró con fuerza y se lo tendió a su hijo.
_________ no pudo soportarlo. Una cosa era que Chuck, Jonas y sus hombres le defendieran y otra muy distinta era que Matt lo hiciera. No era más que un crío.
—No, Chuck —le rogó—. Es mi guerra, y no podría soportar que dispararan a un chiquillo porque...
Chuck la calló con una mirada.
—Eres uno de los nuestros, _________. Matt aprendió a disparar a los seis años; yo mismo le he enseñado. Supongo que hasta ahora no me había dado cuenta, pero ya no es un niño. —Con gesto solemne, Chuck le entregó el arma a Matt quien lo recogió con la misma solemnidad—. Protege a las mujeres, hijo.
—Lo haré, papá.
Chuck asintió y siguió a Jonas fuera.
En cuanto salieron, una sonrisa apareció en el rostro de Matt.
—¡Joder! —gritó feliz, tomando posiciones junto a la ventana principal. Con una mano sostenía el arma junto a la oreja, como en la tele, mientras con la otra golpeaba el aire—. ¡Menuda pasada!
* * ********************************
La nieve caía con fuerza y la capa que cubría el suelo medía ya unos centímetros, escondiendo el sonido de las pisadas. La nieve podía ser un adversario mortal, y Jonas sabía que tenía que ponerla de su parte, y no en su contra. La temperatura había caído en picado.
Jonas se agachó y fue pasando en silencio de puerta a puerta a lo largo de Main Street, seguido de cerca por Chuck. La mente de Joe iba a toda velocidad. El tiempo. El tiempo era crucial. Davis se había mostrado claramente culpable de que uno de sus hombres hubiera traicionado a _________, y había trabajado duro para darle a Joe toda la información que pudiera.
S. T. Akers había ido a ver a Santana fuera del horario de visita, alegando una urgencia médica. A los prisioneros no se les permitía llamar hasta las siete de la mañana, cuando se grabó una conversación entre Santana y uno de sus matones. Davis había comprobado todos los vuelos. Incluso asumiendo que hubieran tenido a un equipo de asalto listo para salir enseguida, los asesinos no podrían haber llegado antes de las dos de la tarde a Boise. Todos los vuelos que salían de Logan se habían retrasado por la tormenta; además, había un trayecto de tres horas desde el aeropuerto de Boise a Simpson con buenas condiciones metereológicas y teniendo en cuenta que se conociera el camino. Alguien que no conociera el territorio, y en medio de una tormenta de nieve, tardaría unas cuatro horas.
Jonas comprobó el reloj. Las cinco y media. Tenía una media hora para organizado todo.
Joe maldijo en alto cuando sonó el teléfono. Antes de que sonara por segunda vez, ya lo había abierto.
—Jonas —dijo en voz baja, sin dejar de inspeccionar Main Street.
—Soy Davis. Tenemos noticias.
Joe cerró los ojos y rezó en silencio.
—Dime que la cacería ha concluido y que los perros vuelven a estar encerrados.
—Lo siento, ya me gustaría. ¿Qué está sucediendo allí?
—Tengo a __________ a salvo en un lugar seguro, y el sheriff y yo nos dirigimos a su casa a organizar la bienvenida para los matones.
—Bien, pues buena suerte. Diles a los malos que, de todas formas, nunca habrían cobrado la recompensa.
Una camioneta giró despacio por Main Street y Jonas se puso tenso hasta que la camioneta pasó de largo y reconoció a un hombre cuyo rancho lindaba con el suyo.
—¿Qué cojones significa eso? —preguntó.
—Santana está muerto.
—¿Qué? —Joe frunció el ceño. ¿Había oído bien? No podía permitirse haber escuchado mal. No, ahora que la vida de _________ estaba en juego—. Repíteme eso.
—Santana sufrió un ataque al corazón hacia las tres. —No pudo evitar ocultar su satisfacción—. Le declararon muerto hacia las tres y cuarto de la tarde. Acabo de enterarme.
—¿Podría estar simulándolo?
—No, a no ser que haya llegado a un pacto especial con Dios. Los restos de Santana están esparcidos sobre una mesa de autopsias ahora mismo. El patólogo dice que bebía demasiado y que tenía el hígado destrozado. Así que... si atrapas a esos tipos, todo habrá acabado.
Colgó y trató de olvidarse de lo que Davis acababa de contarle. Tenía que centrarse por completo en la misión que tenía entre manos.
—¿Quién era?
—Luego te digo. —Joe señaló hacia la casa de _______ y giró la muñeca. «A la parte de atrás». Chuck asintió y se dirigieron en silencio hacia atrás. Cooper entró con su llave. Se metieron en la casa y cerraron la puerta. Sacó una linterna del bolsillo y sacó una de las trampas de la bolsa de cuero. Sacó las toallas que había cogido de la cocina y le dio una a Chuck.
—No podemos dejar ninguna huella. —Chuck asintió y fue secando mientras Joe ponía las trampas. En cuarenta y cinco segundos, habían acabado. Joe gruñó de satisfacción y se dirigió de inmediato al dormitorio.
Estaba metiendo la ropa de ______ debajo de la manta, para que pareciera que estaba durmiendo, por si acaso alguien miraba por la ventana, cuando Chuck le dio en el hombro.Joe asintió. Él también lo había oído. Un coche bajaba por la calle.
Cooper miró por la ventana. El coche no llevaba luces y se detuvo a unos cincuenta metros de allí. Descendieron dos tipos del coche y cerraron las puertas con cuidado. Era imposible distinguirles el rostro, pero por la forma en que se movían, Joe supo que eran profesionales.
Joe empujó a Chuck en el armario y cerró la puerta. Eso debería protegerles en caso de que sucediera lo peor y hubiera onda expansiva. Joe comprobó el reloj. Los tipos llegaban quince minutos antes de lo que habían estimado. Eran rápidos, y buenos.
Pero él era mejor.
* * ******************************************
Tres manzanas más allá, ________ oyó la explosión. Los cristales de las ventanas del Out to Lunch se tambalearon un poco y después no se oyó nada más.
__________ miró a su alrededor y vio la expresión de terror de los demás; salvo Sandy, Mac y Bernie, que habían puesto gesto serio y no se habían movido de sus sitios.
—No —murmuró ________. Alice miraba al suelo; Maisie avanzó un poco para rodear los hombros de _______ con el brazo, pero __________ la apartó—. No —dijo más fuerte.
Nadie dijo nada.
Con dedos temblorosos, ___________ volvió a comprobar por enésima vez el cañón de su arma. De pronto, se dio cuenta de que si algo malo le hubiera sucedido a Joe, sería capaz de utilizar su arma. Le quitó el seguro y salió por la puerta con tanta rapidez que los hombres de Jonas no se dieron cuenta.
Las lágrimas se le agolparon en los ojos. La gente de Simpson estaba arriesgando su vida por ella, sin decir una palabra. ________ sintió que la tocaban y se volvió para encontrarse con el abrazo de Jonas.
—Joe —susurró—. Ten cuidado.
—Sí. —Jonas la apartó un poco para mirarla a los ojos—. Estaremos bien. ¿Y tú?
_________ hizo lo que pudo por sonreír para tranquilizarle.
—Sí, estaré bien —dijo, antes de que se le quebrara la voz.
—Saca tu pistola.
—Ah. —_________ se había olvidado por completo de ella. Sacó la pistola, preguntándose si sería capaz de utilizarla.
—Recuerdas lo que te dije acerca del gatillo, ¿verdad?
—Sí, Joe. —_________ parpadeó para no llorar.
—Fija el blanco en un punto pequeño e inclina el cuerpo hacia delante. Empuja, no pegues un apretón. ¿Tienes munición de sobra?
_________ apretó el bolsillo y asintió.
Joe le dio un beso rápido y apasionado y, para cuando la primera lágrima rodó por su mejilla, ya estaba saliendo por la puerta con Chuck.
—¿Papá? —La voz de Matt se quebró a mitad de palabra. Chuck se detuvo en el vano y miró atrás.
—Dime, hijo.
—Yo también necesito un arma.
_________ vio las emociones que reflejaban el rostro de Chuck: sorpresa, miedo, orgullo.
Ganó el orgullo.
Chuck se acercó a la mesa auxiliar donde Bernie había atrincherado las armas y escogió un rifle. Lo agarró con fuerza y se lo tendió a su hijo.
_________ no pudo soportarlo. Una cosa era que Chuck, Jonas y sus hombres le defendieran y otra muy distinta era que Matt lo hiciera. No era más que un crío.
—No, Chuck —le rogó—. Es mi guerra, y no podría soportar que dispararan a un chiquillo porque...
Chuck la calló con una mirada.
—Eres uno de los nuestros, _________. Matt aprendió a disparar a los seis años; yo mismo le he enseñado. Supongo que hasta ahora no me había dado cuenta, pero ya no es un niño. —Con gesto solemne, Chuck le entregó el arma a Matt quien lo recogió con la misma solemnidad—. Protege a las mujeres, hijo.
—Lo haré, papá.
Chuck asintió y siguió a Jonas fuera.
En cuanto salieron, una sonrisa apareció en el rostro de Matt.
—¡Joder! —gritó feliz, tomando posiciones junto a la ventana principal. Con una mano sostenía el arma junto a la oreja, como en la tele, mientras con la otra golpeaba el aire—. ¡Menuda pasada!
* * ********************************
La nieve caía con fuerza y la capa que cubría el suelo medía ya unos centímetros, escondiendo el sonido de las pisadas. La nieve podía ser un adversario mortal, y Jonas sabía que tenía que ponerla de su parte, y no en su contra. La temperatura había caído en picado.
Jonas se agachó y fue pasando en silencio de puerta a puerta a lo largo de Main Street, seguido de cerca por Chuck. La mente de Joe iba a toda velocidad. El tiempo. El tiempo era crucial. Davis se había mostrado claramente culpable de que uno de sus hombres hubiera traicionado a _________, y había trabajado duro para darle a Joe toda la información que pudiera.
S. T. Akers había ido a ver a Santana fuera del horario de visita, alegando una urgencia médica. A los prisioneros no se les permitía llamar hasta las siete de la mañana, cuando se grabó una conversación entre Santana y uno de sus matones. Davis había comprobado todos los vuelos. Incluso asumiendo que hubieran tenido a un equipo de asalto listo para salir enseguida, los asesinos no podrían haber llegado antes de las dos de la tarde a Boise. Todos los vuelos que salían de Logan se habían retrasado por la tormenta; además, había un trayecto de tres horas desde el aeropuerto de Boise a Simpson con buenas condiciones metereológicas y teniendo en cuenta que se conociera el camino. Alguien que no conociera el territorio, y en medio de una tormenta de nieve, tardaría unas cuatro horas.
Jonas comprobó el reloj. Las cinco y media. Tenía una media hora para organizado todo.
Joe maldijo en alto cuando sonó el teléfono. Antes de que sonara por segunda vez, ya lo había abierto.
—Jonas —dijo en voz baja, sin dejar de inspeccionar Main Street.
—Soy Davis. Tenemos noticias.
Joe cerró los ojos y rezó en silencio.
—Dime que la cacería ha concluido y que los perros vuelven a estar encerrados.
—Lo siento, ya me gustaría. ¿Qué está sucediendo allí?
—Tengo a __________ a salvo en un lugar seguro, y el sheriff y yo nos dirigimos a su casa a organizar la bienvenida para los matones.
—Bien, pues buena suerte. Diles a los malos que, de todas formas, nunca habrían cobrado la recompensa.
Una camioneta giró despacio por Main Street y Jonas se puso tenso hasta que la camioneta pasó de largo y reconoció a un hombre cuyo rancho lindaba con el suyo.
—¿Qué cojones significa eso? —preguntó.
—Santana está muerto.
—¿Qué? —Joe frunció el ceño. ¿Había oído bien? No podía permitirse haber escuchado mal. No, ahora que la vida de _________ estaba en juego—. Repíteme eso.
—Santana sufrió un ataque al corazón hacia las tres. —No pudo evitar ocultar su satisfacción—. Le declararon muerto hacia las tres y cuarto de la tarde. Acabo de enterarme.
—¿Podría estar simulándolo?
—No, a no ser que haya llegado a un pacto especial con Dios. Los restos de Santana están esparcidos sobre una mesa de autopsias ahora mismo. El patólogo dice que bebía demasiado y que tenía el hígado destrozado. Así que... si atrapas a esos tipos, todo habrá acabado.
Colgó y trató de olvidarse de lo que Davis acababa de contarle. Tenía que centrarse por completo en la misión que tenía entre manos.
—¿Quién era?
—Luego te digo. —Joe señaló hacia la casa de _______ y giró la muñeca. «A la parte de atrás». Chuck asintió y se dirigieron en silencio hacia atrás. Cooper entró con su llave. Se metieron en la casa y cerraron la puerta. Sacó una linterna del bolsillo y sacó una de las trampas de la bolsa de cuero. Sacó las toallas que había cogido de la cocina y le dio una a Chuck.
—No podemos dejar ninguna huella. —Chuck asintió y fue secando mientras Joe ponía las trampas. En cuarenta y cinco segundos, habían acabado. Joe gruñó de satisfacción y se dirigió de inmediato al dormitorio.
Estaba metiendo la ropa de ______ debajo de la manta, para que pareciera que estaba durmiendo, por si acaso alguien miraba por la ventana, cuando Chuck le dio en el hombro.Joe asintió. Él también lo había oído. Un coche bajaba por la calle.
Cooper miró por la ventana. El coche no llevaba luces y se detuvo a unos cincuenta metros de allí. Descendieron dos tipos del coche y cerraron las puertas con cuidado. Era imposible distinguirles el rostro, pero por la forma en que se movían, Joe supo que eran profesionales.
Joe empujó a Chuck en el armario y cerró la puerta. Eso debería protegerles en caso de que sucediera lo peor y hubiera onda expansiva. Joe comprobó el reloj. Los tipos llegaban quince minutos antes de lo que habían estimado. Eran rápidos, y buenos.
Pero él era mejor.
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Tres manzanas más allá, ________ oyó la explosión. Los cristales de las ventanas del Out to Lunch se tambalearon un poco y después no se oyó nada más.
__________ miró a su alrededor y vio la expresión de terror de los demás; salvo Sandy, Mac y Bernie, que habían puesto gesto serio y no se habían movido de sus sitios.
—No —murmuró ________. Alice miraba al suelo; Maisie avanzó un poco para rodear los hombros de _______ con el brazo, pero __________ la apartó—. No —dijo más fuerte.
Nadie dijo nada.
Con dedos temblorosos, ___________ volvió a comprobar por enésima vez el cañón de su arma. De pronto, se dio cuenta de que si algo malo le hubiera sucedido a Joe, sería capaz de utilizar su arma. Le quitó el seguro y salió por la puerta con tanta rapidez que los hombres de Jonas no se dieron cuenta.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
—¡Ey! —oyó chillar a Bernie—. Jonas ha dicho que...
Pero, para entonces, ya había salido a la calle. No quería escuchar a Bernie decir lo que hubiera dicho Jonas; quería que Joe se lo dijera directamente. Quería que fuera el propio Joe, en cuerpo y alma, quien la regañara y se quejara de que no le hubiera hecho caso. Quería que Joe le gritara, le dijera que se había puesto en peligro y que no iba a tolerarlo. Quería que Joe... quería a Joe.
Vivo.
_________ corrió a su casa, limpiándose las lágrimas y la nieve con el dorso de la mano, resbalándose un poco, porque no llevaba el calzado apropiado para el mal tiempo. La nieve le llegaba casi hasta los tobillos, aunque tampoco habría importado que le llegara hasta el cuello, porque no le habría impedido seguir avanzando. Sólo quería llegar hasta Joseph.
Recorrió el último trozo que quedaba hasta su casa deslizándose y, al llegar, subió los escalones de un salto y abrió la puerta de par en par. Jadeando y con los ojos como pelotas, entró en el salón y le llevó unos minutos asimilar la escena.
Había dos hombres esposados sentados en el suelo, con la espalda vuelta hacia la pared, y Chuck les estaba leyendo sus derechos con voz monótona. Joe salió del cuarto de baño chupándose los nudillos y con el ceño profundamente fruncido.
El corazón de ____________ le dio un vuelco y la voz se le quebró en la garganta. Temblando, volvió a poner el seguro a la Tomcat y la dejó sobre la mesita del salón.
—Joseph... —Las palabras no salieron de su boca. Tuvo que probar de nuevo—: Joe. —Fue un susurro apenas perceptible, pero le oyó.
Se volvió, con el ceño aún fruncido, que frunció más cuando la vio.
—Qué dem... —empezó a decir—. Bernie, creí haberte dicho que la mantuvierais a salvo.
Bernie abrió la boca para contestar, pero estaba sin aliento. De todas formas, poco importó porque _________ se lanzó a los brazos de Joe con un grito de alegría.
—Oh, Dios, Joe, cuando oí la explosión creí... creí...
—Lo sé. —Jonas la abrazó con fuerza—. Oye, creí haberte dicho que te quedaras donde estabas.
Incapaz de hablar, ________ se limitó a asentir con la cabeza.
—Te dije que te quedaras en el Out to Lunch, ¿verdad? Tampoco era pedir demasiado, ¿no? Deberías haberte quedado donde estabas hasta que volviera a por ti. :arre: :arre:
_________ asintió, sacudió la cabeza, volvió a asentir y se echó a reír.
—Yo también me alegro de verte.
Era maravilloso tenerle cerca, sentir su fuerza, su solidez, hasta el olor a mojado de su chaqueta. Se puso tensa y se quedó mirando a los dos hombres que había contra la pared. Se soltó de Joe para acercarse a observarlos más de cerca.
—¿Qué les ha pasado en la cara? —preguntó.
—Se dieron contra una puerta —dijo Joe. :lol!:
—Se resistieron al arresto —dijo Chuck.
_________ estudió los magullados rostros del enemigo. Uno de ellos era rubio, y llevaba una larga y sucia cola de caballo; el otro era moreno, y tenía una cresta y tres pendientes. Pese a las diferencias superficiales, tenían la misma mirada. La misma mirada que había visto en Santana. El tipo de rostro que se le quedaría grabado para siempre en la memoria: frío, cruel, brutal. Supo con una certeza enfermiza que no habrían dudado en matarla.
Y Santana aún pensaba hacerlo.
Se volvió hacia Joe con cara de horror.
—Joe —Apoyó una mano en la pared para no caerse—. Santana ya sabe dónde estoy. Puede mandar a otros...
—Santana no va a mandar a nadie más aquí —respondió Joe—. Está muerto, cariño. Murió hace un par de horas. De un ataque al corazón. La pesadilla ha acabado.
Tardó un par de segundos en comprender lo que le decía.
La pesadilla ha acabado. Repitió las palabras mentalmente una y otra vez. La pesadilla ha acabado. Apenas tenían sentido.
—Ah —dijo neciamente—. Ah, qué... qué bien.
Jonas la miró con el ceño fruncido.
—Siéntate, cariño. Siéntate, no te vayas a caer.
No quería sentarse, pero las rodillas le fallaron. Le estaba costando asimilar lo que Cooper acababa de decirle.
La pesadilla ha acabado.
Semanas y semanas de miedo agonizante, de soledad tan profunda que a veces pensaba que moriría sólo de eso. Semanas de aislamiento y exilio. De despertarse sudando y temblando de miedo.
La pesadilla ha acabado.
De su pecho salió un sollozo, y luego otro. Y otro.
—Oh, Dios —dijo entre lágrimas y sin poder respirar bien.
Joe le tomó de las manos suavemente.
—Ya está. Ya no tengo que quedarme aquí. Puedo hacer lo que quiera, puedo volver a casa. Oh, Dios mío, puedo volver a casa. No veo el momento. Oh, Dios, no veo el momento. Quiero irme a casa ya. —Las lágrimas rodaban por sus mejillas como nunca antes y el corazón le latía desbocado en el pecho. _________ apenas se dio cuenta de que Joe le había soltado.
Se pasó las temblorosas manos por el pelo. Sólo podía pensar en una cosa: volver a casa.
La pesadilla ha acabado.
Miró a su alrededor y se concentró en Joe, que se alejaba. Chuck también se estaba alejando. Bernie le daba la espalda y estaba quieto, junto a la puerta.
De pronto, ________ recordó lo que había dicho y le preocupó qué interpretaría Joseph. Pensaría que se refería a que quería irse a casa y no volver nunca más. Pero no se refería a eso... para nada. Lo que de verdad había querido decir era... era... no tenía ni idea de qué había querido decir.
________ trató de poner sus ideas en orden, pero no funcionó. Sólo le provocó dolor.
Se dio cuenta de los progresos que había hecho en comprender a Joe, de lo bien que se le daba ahora ver en su rostro lo que pensaba. Joe estaba de pie, frente a ella, derecho, alto y ancho, y su rostro era impenetrable.
Chuck estaba sacando a los dos prisioneros por la puerta. Bernie ya se había marchado. Y Joe tenía una mano en el vano de la puerta.
—No te molestarán nunca más. —Su voz era tan distante como su rostro—. Davis dijo que te llamaría para hacer una deposición, pero no será en un futuro cercano. Te reservaré un billete de avión para mañana; uno de mis hombres te llevará al aeropuerto.
—No, yo... —_______ alargó una mano. No podía soportar ver esa mirada perdida en la cara de Joe. Pero su cuerpo era una oleada de sentimientos que no podía controlar. Se mordió el labio y dejó caer la mano.
Quería decirle un montón de cosas a Joe, pero al parecer no iba a poder, porque antes de que le diera tiempo a levantarse, él ya se había marchado.
Puede que fuera mejor así.
No había forma humana de que pudiera explicarle nada a nadie, aquella noche no y en ese momento menos aún.
__________ se recostó en la butaca; esa espantosa butaca de muelles rotos.
Le sorprendió darse cuenta de que iba a echar de menos esa estúpida butaca. La que tenía en Boston estaba tapizada con una exquisita tela beige, pero esta espantosa butaca tenía... personalidad.
Iba a echar de menos un montón de cosas.
Volvía a casa. Por primera vez, ________ se permitió saborear la idea. Casa.
Casa.
¿Pero qué tenía allí? ¿Cuál era su casa ahora? ¿Qué le esperaba? ¿Su trabajo? Pese a que consiguiera recuperar su trabajo, enseguida se hartaría de él. Pero si hasta había barajado la posibilidad de establecerse como autónoma.
Vería a Dora y a Jean.
Aunque ________ se dio cuenta de pronto de que, en todo el tiempo que llevaba en Simpson, nunca se había preguntado qué tal les iría. En la oficina, Jean, Dora y ella se había llevado bastante bien, leían los mismos libros y quedaban los sábados a tomar un café y charlar. Pero eso era todo.
No era como allí, que estaba involucrada en las vidas diarias de sus amigos. Quería saber qué tal le iba a Alice, si el Out to Lunch sería todo un éxito. Quería seguir probando las deliciosas recetas de Maisie. Quería ayudar a Beth a redecorar su tienda. Matt le había mencionado que había escrito ciento veinte páginas de ciencia ficción y quería leerlas.
No podía dejarles.
_________ se quedó mirando el húmedo hocico que había junto a ella. Federico, su gato siamés, habría encontrado ya otra familia a la que mandar. No como Fred, que la necesitaba. No podía dejarle.
No podía dejar a Joe.
Ni en un millón de años.
Pero, para entonces, ya había salido a la calle. No quería escuchar a Bernie decir lo que hubiera dicho Jonas; quería que Joe se lo dijera directamente. Quería que fuera el propio Joe, en cuerpo y alma, quien la regañara y se quejara de que no le hubiera hecho caso. Quería que Joe le gritara, le dijera que se había puesto en peligro y que no iba a tolerarlo. Quería que Joe... quería a Joe.
Vivo.
_________ corrió a su casa, limpiándose las lágrimas y la nieve con el dorso de la mano, resbalándose un poco, porque no llevaba el calzado apropiado para el mal tiempo. La nieve le llegaba casi hasta los tobillos, aunque tampoco habría importado que le llegara hasta el cuello, porque no le habría impedido seguir avanzando. Sólo quería llegar hasta Joseph.
Recorrió el último trozo que quedaba hasta su casa deslizándose y, al llegar, subió los escalones de un salto y abrió la puerta de par en par. Jadeando y con los ojos como pelotas, entró en el salón y le llevó unos minutos asimilar la escena.
Había dos hombres esposados sentados en el suelo, con la espalda vuelta hacia la pared, y Chuck les estaba leyendo sus derechos con voz monótona. Joe salió del cuarto de baño chupándose los nudillos y con el ceño profundamente fruncido.
El corazón de ____________ le dio un vuelco y la voz se le quebró en la garganta. Temblando, volvió a poner el seguro a la Tomcat y la dejó sobre la mesita del salón.
—Joseph... —Las palabras no salieron de su boca. Tuvo que probar de nuevo—: Joe. —Fue un susurro apenas perceptible, pero le oyó.
Se volvió, con el ceño aún fruncido, que frunció más cuando la vio.
—Qué dem... —empezó a decir—. Bernie, creí haberte dicho que la mantuvierais a salvo.
Bernie abrió la boca para contestar, pero estaba sin aliento. De todas formas, poco importó porque _________ se lanzó a los brazos de Joe con un grito de alegría.
—Oh, Dios, Joe, cuando oí la explosión creí... creí...
—Lo sé. —Jonas la abrazó con fuerza—. Oye, creí haberte dicho que te quedaras donde estabas.
Incapaz de hablar, ________ se limitó a asentir con la cabeza.
—Te dije que te quedaras en el Out to Lunch, ¿verdad? Tampoco era pedir demasiado, ¿no? Deberías haberte quedado donde estabas hasta que volviera a por ti. :arre: :arre:
_________ asintió, sacudió la cabeza, volvió a asentir y se echó a reír.
—Yo también me alegro de verte.
Era maravilloso tenerle cerca, sentir su fuerza, su solidez, hasta el olor a mojado de su chaqueta. Se puso tensa y se quedó mirando a los dos hombres que había contra la pared. Se soltó de Joe para acercarse a observarlos más de cerca.
—¿Qué les ha pasado en la cara? —preguntó.
—Se dieron contra una puerta —dijo Joe. :lol!:
—Se resistieron al arresto —dijo Chuck.
_________ estudió los magullados rostros del enemigo. Uno de ellos era rubio, y llevaba una larga y sucia cola de caballo; el otro era moreno, y tenía una cresta y tres pendientes. Pese a las diferencias superficiales, tenían la misma mirada. La misma mirada que había visto en Santana. El tipo de rostro que se le quedaría grabado para siempre en la memoria: frío, cruel, brutal. Supo con una certeza enfermiza que no habrían dudado en matarla.
Y Santana aún pensaba hacerlo.
Se volvió hacia Joe con cara de horror.
—Joe —Apoyó una mano en la pared para no caerse—. Santana ya sabe dónde estoy. Puede mandar a otros...
—Santana no va a mandar a nadie más aquí —respondió Joe—. Está muerto, cariño. Murió hace un par de horas. De un ataque al corazón. La pesadilla ha acabado.
Tardó un par de segundos en comprender lo que le decía.
La pesadilla ha acabado. Repitió las palabras mentalmente una y otra vez. La pesadilla ha acabado. Apenas tenían sentido.
—Ah —dijo neciamente—. Ah, qué... qué bien.
Jonas la miró con el ceño fruncido.
—Siéntate, cariño. Siéntate, no te vayas a caer.
No quería sentarse, pero las rodillas le fallaron. Le estaba costando asimilar lo que Cooper acababa de decirle.
La pesadilla ha acabado.
Semanas y semanas de miedo agonizante, de soledad tan profunda que a veces pensaba que moriría sólo de eso. Semanas de aislamiento y exilio. De despertarse sudando y temblando de miedo.
La pesadilla ha acabado.
De su pecho salió un sollozo, y luego otro. Y otro.
—Oh, Dios —dijo entre lágrimas y sin poder respirar bien.
Joe le tomó de las manos suavemente.
—Ya está. Ya no tengo que quedarme aquí. Puedo hacer lo que quiera, puedo volver a casa. Oh, Dios mío, puedo volver a casa. No veo el momento. Oh, Dios, no veo el momento. Quiero irme a casa ya. —Las lágrimas rodaban por sus mejillas como nunca antes y el corazón le latía desbocado en el pecho. _________ apenas se dio cuenta de que Joe le había soltado.
Se pasó las temblorosas manos por el pelo. Sólo podía pensar en una cosa: volver a casa.
La pesadilla ha acabado.
Miró a su alrededor y se concentró en Joe, que se alejaba. Chuck también se estaba alejando. Bernie le daba la espalda y estaba quieto, junto a la puerta.
De pronto, ________ recordó lo que había dicho y le preocupó qué interpretaría Joseph. Pensaría que se refería a que quería irse a casa y no volver nunca más. Pero no se refería a eso... para nada. Lo que de verdad había querido decir era... era... no tenía ni idea de qué había querido decir.
________ trató de poner sus ideas en orden, pero no funcionó. Sólo le provocó dolor.
Se dio cuenta de los progresos que había hecho en comprender a Joe, de lo bien que se le daba ahora ver en su rostro lo que pensaba. Joe estaba de pie, frente a ella, derecho, alto y ancho, y su rostro era impenetrable.
Chuck estaba sacando a los dos prisioneros por la puerta. Bernie ya se había marchado. Y Joe tenía una mano en el vano de la puerta.
—No te molestarán nunca más. —Su voz era tan distante como su rostro—. Davis dijo que te llamaría para hacer una deposición, pero no será en un futuro cercano. Te reservaré un billete de avión para mañana; uno de mis hombres te llevará al aeropuerto.
—No, yo... —_______ alargó una mano. No podía soportar ver esa mirada perdida en la cara de Joe. Pero su cuerpo era una oleada de sentimientos que no podía controlar. Se mordió el labio y dejó caer la mano.
Quería decirle un montón de cosas a Joe, pero al parecer no iba a poder, porque antes de que le diera tiempo a levantarse, él ya se había marchado.
Puede que fuera mejor así.
No había forma humana de que pudiera explicarle nada a nadie, aquella noche no y en ese momento menos aún.
__________ se recostó en la butaca; esa espantosa butaca de muelles rotos.
Le sorprendió darse cuenta de que iba a echar de menos esa estúpida butaca. La que tenía en Boston estaba tapizada con una exquisita tela beige, pero esta espantosa butaca tenía... personalidad.
Iba a echar de menos un montón de cosas.
Volvía a casa. Por primera vez, ________ se permitió saborear la idea. Casa.
Casa.
¿Pero qué tenía allí? ¿Cuál era su casa ahora? ¿Qué le esperaba? ¿Su trabajo? Pese a que consiguiera recuperar su trabajo, enseguida se hartaría de él. Pero si hasta había barajado la posibilidad de establecerse como autónoma.
Vería a Dora y a Jean.
Aunque ________ se dio cuenta de pronto de que, en todo el tiempo que llevaba en Simpson, nunca se había preguntado qué tal les iría. En la oficina, Jean, Dora y ella se había llevado bastante bien, leían los mismos libros y quedaban los sábados a tomar un café y charlar. Pero eso era todo.
No era como allí, que estaba involucrada en las vidas diarias de sus amigos. Quería saber qué tal le iba a Alice, si el Out to Lunch sería todo un éxito. Quería seguir probando las deliciosas recetas de Maisie. Quería ayudar a Beth a redecorar su tienda. Matt le había mencionado que había escrito ciento veinte páginas de ciencia ficción y quería leerlas.
No podía dejarles.
_________ se quedó mirando el húmedo hocico que había junto a ella. Federico, su gato siamés, habría encontrado ya otra familia a la que mandar. No como Fred, que la necesitaba. No podía dejarle.
No podía dejar a Joe.
Ni en un millón de años.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
La emoción y el alivio del momento le habían hecho reaccionar así, pero ahora empezaba a verlo todo mucho más claro. Quería que Joe volviera... su Joe, que le hacía sentir a salvo y excitada al mismo tiempo, que la regañaba y le arreglaba las cosas.
La marabunta de emociones empezaba a remitir, dejándola más tranquila y decidida.
Había sido una tonta, pero no pasaba nada. Joe la perdonaría. Tenía que hacerlo, de lo contrario... le derrotaría. Ya habían luchado una vez en broma, y él se había reído tanto que se las había apañado para hacerle caer al suelo.
Bueno, pues aunque él tuviera ese estúpido orgullo, ése no era su caso. _________ se puso en pie, agradecida de que por fin las rodillas le respondieran.
Levantó el teléfono y se lo quedó mirando. No daba señal. Lo sacudió, como si así fuera a conseguir que volviera la señal. El teléfono sonó y, sorprendida, dejó el auricular y lo miró fijamente. Volvió a sonar y entonces se dio cuenta de que lo que sonaba era la puerta, y no el teléfono.
Fuera quien fuera, tendría que marcharse porque ahora mismo no quería hablar con nadie que no fuera Joe.
__________ abrió la puerta y se encontró con Mary Ferguson.
—Hola —dijo, sonriendo tímidamente—. Me marcho. Vuelvo a casa, con papá. Supongo que, después de todo, tenía razón. Sólo quería despedirme. ¿Puedo pasar un minuto?
Decididamente, Mary no era Joe. ____________ quería que se marchara, pero sus buenos modales ganaron. Se despediría de Mary y luego echaría a correr en busca de Joe.
—Claro. —__________ sonrió forzadamente y retrocedió para que pasara—. Entra.
—Menuda tarde más movidita —dijo Mary. Dejó la maleta en el suelo—. Estaba muerta de miedo.
—Sí. —_________ se dirigió a la cocina, puso agua a hervir y volvió con dos tazas—. Por suerte, todo ha acabado.
—Bueno, ese es el problema, ________ —dijo Mary con pesar—. Me temo que no ha terminado.
Mary Ferguson tenía un arma, y la estaba apuntando a ella.
****************************************************************************
Joe se arrepintió de haber dejado a __________ en cuanto salió del pueblo. La camioneta hizo un quiebro al pasar por un montículo de nieve y luchó por no perder el control. La nieve le llenaba el parabrisas de nieve, y los limpiaparabrisas apenas servían.
Hasta el viento quería que volviera atrás.
La marabunta de emociones empezaba a remitir, dejándola más tranquila y decidida.
Había sido una tonta, pero no pasaba nada. Joe la perdonaría. Tenía que hacerlo, de lo contrario... le derrotaría. Ya habían luchado una vez en broma, y él se había reído tanto que se las había apañado para hacerle caer al suelo.
Bueno, pues aunque él tuviera ese estúpido orgullo, ése no era su caso. _________ se puso en pie, agradecida de que por fin las rodillas le respondieran.
Levantó el teléfono y se lo quedó mirando. No daba señal. Lo sacudió, como si así fuera a conseguir que volviera la señal. El teléfono sonó y, sorprendida, dejó el auricular y lo miró fijamente. Volvió a sonar y entonces se dio cuenta de que lo que sonaba era la puerta, y no el teléfono.
Fuera quien fuera, tendría que marcharse porque ahora mismo no quería hablar con nadie que no fuera Joe.
__________ abrió la puerta y se encontró con Mary Ferguson.
—Hola —dijo, sonriendo tímidamente—. Me marcho. Vuelvo a casa, con papá. Supongo que, después de todo, tenía razón. Sólo quería despedirme. ¿Puedo pasar un minuto?
Decididamente, Mary no era Joe. ____________ quería que se marchara, pero sus buenos modales ganaron. Se despediría de Mary y luego echaría a correr en busca de Joe.
—Claro. —__________ sonrió forzadamente y retrocedió para que pasara—. Entra.
—Menuda tarde más movidita —dijo Mary. Dejó la maleta en el suelo—. Estaba muerta de miedo.
—Sí. —_________ se dirigió a la cocina, puso agua a hervir y volvió con dos tazas—. Por suerte, todo ha acabado.
—Bueno, ese es el problema, ________ —dijo Mary con pesar—. Me temo que no ha terminado.
Mary Ferguson tenía un arma, y la estaba apuntando a ella.
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Joe se arrepintió de haber dejado a __________ en cuanto salió del pueblo. La camioneta hizo un quiebro al pasar por un montículo de nieve y luchó por no perder el control. La nieve le llenaba el parabrisas de nieve, y los limpiaparabrisas apenas servían.
Hasta el viento quería que volviera atrás.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
El orgullo era algo curioso, pensó. Los hombres Jonas llevaban cuatro generaciones ahogándose en su orgullo. Pero el orgullo no te hacía reír, ni te calentaba la cama por las noches. El orgullo era un compañero muy frío.
Había dicho que quería volver a casa. ¿Y qué? Claro que quería volver a casa. Cualquier querría. Se había adaptado tan bien a Simpson, que casi se había olvidado de que no era de allí, de que había dejado una vida propia atrás.
Ni siquiera le había dado la oportunidad de decir nada. No le había dejado reaccionar. No, señor. Se había limitado a informarle con frialdad de que alguien la acompañaría al aeropuerto.
Joe se la imaginaba acurrucada, tratando de asimilar los sobresaltos de aquel día. Podía verla en aquella ridícula butaca de muelles rotos.
Aquella noche, de entre todas, no podía dejar a ________ sola. Se merecía que le dieran una bofetada por el comportamiento que había tenido. Debería estar allí ahora, tranquilizándola, preparando algún tipo de comida para ella, y observándola mientras se la comía con serias dificultades.
La camioneta volvió a patinar y Joe redujo la velocidad. De pronto, se dio cuenta de que no veía el momento de volver junto a ella. No quería que _______ pasara un minuto más sintiéndose sola y abandonada. Condujo con una mano la camioneta mientras, con la otra, buscaba el móvil para decirle que volvía. Lo encendió y marcó el número, pero no le dio señal.
Debía de haber marcado mal el número. Joe detuvo la camioneta y volvió a marcar, frunciendo el ceño. Volvió a intentarlo otras tres veces antes de apagar el teléfono.
«Eres un maldito gilipollas», se dijo. Le habían herido el orgullo y había sido incapaz de pensar con cordura.
Nadie le había dicho que Santana hubiera mandado sólo a dos matones. Podrían haber dejado a un tercero sin problemas, como refuerzo, antes de llegar a la casa. Ahora mismo, podría haber un asesino en su casa.
Había dejado a _________ sola y sin forma de defenderse.
_________ se aferró al volante con fuerza y apretó el acelerador, maldiciéndose por haber sido tan estúpido.
*************************************************************************
—Ehh, Mary. —_________ se lamió los labios resecos—. Cuidado con esa... pistola. Puede estar cargada.
—Claro que está cargada, estúpida. —Mary abrió la maleta y sacó una cámara de vídeo que dejó sobre la mesita del salón—. Una de las balas lleva tu nombre escrito y te está esperando desde hace casi dos meses. —Miró a ________ con ojo crítico—. Ponte junto a la pared, necesito un fondo blanco.
—Mary —susurró ______—. ¿Qué estás haciendo?
—¿Que qué hago? Ganarme dos millones de dólares, querida, ¿qué crees que estoy haciendo? —Movió la pistola—. Muévete.
__________ arrastró los pies en la dirección que indicaba Mary, sin perderla de vista. Se puso junto a la mesita del salón, donde había dejado su Tomcat. Cuando se acercó, Mary alargó de pronto la mano.
—Ah-ah-ah... _______. —Mary recogió la Tomcat, abrió el cargador y lo vació—. Una Tomcat 32. Alguien muy listo te ha estado aconsejando, _______. Aunque no te va a servir de nada.
¿Cómo había llegado a pensar nunca que Mary era una chica joven? Esa mujer debía de ser un auténtico genio con el maquillaje. Ahora que la miraba bien, Julia observó las arrugas que tenía alrededor de los ojos.
—Mary —susurró—. ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Qué te he hecho yo? Por favor, no lo hagas.
Mary se echó a reír.
—En primer lugar, no me llamo Mary; aunque tampoco creas que tengo intención de decirte mi nombre verdadero. En segundo lugar, por supuesto que voy a matarte. Llevo siguiéndote el rastro desde octubre. Me voy a comprar una preciosa casa junto a la playa contigo. O mejor dicho, con tu cabeza.
Mary se inclinó para comprobar la cámara y luego apagó las luces del salón. Todo ello sin dejar de apuntar a _________ con la pistola.
—La lux tiene que ser la adecuada. —murmuró.
—Pero... —__________ estaba tratando de asimilar lo que sucedía—. Se han llevado a los hombres de Santana. Trató de cogerme, pero no funcionó.
—¿Esos ineptos? —El rostro de Mary se congestionó y _______ se dio cuenta de pronto de que lo que había visto en el restaurante no había sido miedo, sino enfado—. No eran más que dos matones de pacotilla. Pensar que han estado a punto de quitarme mi dinero... Pero con estas instantáneas Santana sabrá a quién tiene que pagar.
—¡No lo hará! —_________ casi se pone a llorar de alivio. Estaba claro que Mary, o como quiera que se llamara, no lo sabía—. Santana no te va a pagar. No puede. ¿No te has enterado? Santana esta muerto. Murió esta tarde.
—¡Estás mintiendo! —le espetó Mary.
Sorprendida, ___________ miró fijamente a los ojos azules de Mary. No vio en ellos la brutalidad ni la frialdad de Santana o de los dos tipos que habían entrado en su casa. Sólo vio locura.
—Mientes para salvarte el pellejo. Pero no va a funcionar. Voy a dispararte y le mandaré a Santana las instantáneas. Y entonces él me enviará mi dinero.
—¡No puede! No puede mandarte el dinero. —________ trató desesperadamente de que la creyera, pero Mary era impenetrable, no había forma de llegar a ella. Empezó a mover la pistola hacia arriba.
«¡Tiempo!, —pensó ________—. Necesito más tiempo». Si pudiera hacer algo... rebasar a Mary hasta que alguien viniera a por ella. Seguro que Joe...
Pero Joe se había ido. Qué estúpida, qué estúpida. A lo mejor podría distraer a Mary.
—Harías bien en marcharte a casa, Mary, porque nunca cobrarás la recompensa. Si te vas ahora no se lo diré a nadie te lo prometo. Nadie lo sabrá nunca. Baja la pistola y veté. Santana está muerto.
La apuntó al corazón con la pistola.
Había dicho que quería volver a casa. ¿Y qué? Claro que quería volver a casa. Cualquier querría. Se había adaptado tan bien a Simpson, que casi se había olvidado de que no era de allí, de que había dejado una vida propia atrás.
Ni siquiera le había dado la oportunidad de decir nada. No le había dejado reaccionar. No, señor. Se había limitado a informarle con frialdad de que alguien la acompañaría al aeropuerto.
Joe se la imaginaba acurrucada, tratando de asimilar los sobresaltos de aquel día. Podía verla en aquella ridícula butaca de muelles rotos.
Aquella noche, de entre todas, no podía dejar a ________ sola. Se merecía que le dieran una bofetada por el comportamiento que había tenido. Debería estar allí ahora, tranquilizándola, preparando algún tipo de comida para ella, y observándola mientras se la comía con serias dificultades.
La camioneta volvió a patinar y Joe redujo la velocidad. De pronto, se dio cuenta de que no veía el momento de volver junto a ella. No quería que _______ pasara un minuto más sintiéndose sola y abandonada. Condujo con una mano la camioneta mientras, con la otra, buscaba el móvil para decirle que volvía. Lo encendió y marcó el número, pero no le dio señal.
Debía de haber marcado mal el número. Joe detuvo la camioneta y volvió a marcar, frunciendo el ceño. Volvió a intentarlo otras tres veces antes de apagar el teléfono.
«Eres un maldito gilipollas», se dijo. Le habían herido el orgullo y había sido incapaz de pensar con cordura.
Nadie le había dicho que Santana hubiera mandado sólo a dos matones. Podrían haber dejado a un tercero sin problemas, como refuerzo, antes de llegar a la casa. Ahora mismo, podría haber un asesino en su casa.
Había dejado a _________ sola y sin forma de defenderse.
_________ se aferró al volante con fuerza y apretó el acelerador, maldiciéndose por haber sido tan estúpido.
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—Ehh, Mary. —_________ se lamió los labios resecos—. Cuidado con esa... pistola. Puede estar cargada.
—Claro que está cargada, estúpida. —Mary abrió la maleta y sacó una cámara de vídeo que dejó sobre la mesita del salón—. Una de las balas lleva tu nombre escrito y te está esperando desde hace casi dos meses. —Miró a ________ con ojo crítico—. Ponte junto a la pared, necesito un fondo blanco.
—Mary —susurró ______—. ¿Qué estás haciendo?
—¿Que qué hago? Ganarme dos millones de dólares, querida, ¿qué crees que estoy haciendo? —Movió la pistola—. Muévete.
__________ arrastró los pies en la dirección que indicaba Mary, sin perderla de vista. Se puso junto a la mesita del salón, donde había dejado su Tomcat. Cuando se acercó, Mary alargó de pronto la mano.
—Ah-ah-ah... _______. —Mary recogió la Tomcat, abrió el cargador y lo vació—. Una Tomcat 32. Alguien muy listo te ha estado aconsejando, _______. Aunque no te va a servir de nada.
¿Cómo había llegado a pensar nunca que Mary era una chica joven? Esa mujer debía de ser un auténtico genio con el maquillaje. Ahora que la miraba bien, Julia observó las arrugas que tenía alrededor de los ojos.
—Mary —susurró—. ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Qué te he hecho yo? Por favor, no lo hagas.
Mary se echó a reír.
—En primer lugar, no me llamo Mary; aunque tampoco creas que tengo intención de decirte mi nombre verdadero. En segundo lugar, por supuesto que voy a matarte. Llevo siguiéndote el rastro desde octubre. Me voy a comprar una preciosa casa junto a la playa contigo. O mejor dicho, con tu cabeza.
Mary se inclinó para comprobar la cámara y luego apagó las luces del salón. Todo ello sin dejar de apuntar a _________ con la pistola.
—La lux tiene que ser la adecuada. —murmuró.
—Pero... —__________ estaba tratando de asimilar lo que sucedía—. Se han llevado a los hombres de Santana. Trató de cogerme, pero no funcionó.
—¿Esos ineptos? —El rostro de Mary se congestionó y _______ se dio cuenta de pronto de que lo que había visto en el restaurante no había sido miedo, sino enfado—. No eran más que dos matones de pacotilla. Pensar que han estado a punto de quitarme mi dinero... Pero con estas instantáneas Santana sabrá a quién tiene que pagar.
—¡No lo hará! —_________ casi se pone a llorar de alivio. Estaba claro que Mary, o como quiera que se llamara, no lo sabía—. Santana no te va a pagar. No puede. ¿No te has enterado? Santana esta muerto. Murió esta tarde.
—¡Estás mintiendo! —le espetó Mary.
Sorprendida, ___________ miró fijamente a los ojos azules de Mary. No vio en ellos la brutalidad ni la frialdad de Santana o de los dos tipos que habían entrado en su casa. Sólo vio locura.
—Mientes para salvarte el pellejo. Pero no va a funcionar. Voy a dispararte y le mandaré a Santana las instantáneas. Y entonces él me enviará mi dinero.
—¡No puede! No puede mandarte el dinero. —________ trató desesperadamente de que la creyera, pero Mary era impenetrable, no había forma de llegar a ella. Empezó a mover la pistola hacia arriba.
«¡Tiempo!, —pensó ________—. Necesito más tiempo». Si pudiera hacer algo... rebasar a Mary hasta que alguien viniera a por ella. Seguro que Joe...
Pero Joe se había ido. Qué estúpida, qué estúpida. A lo mejor podría distraer a Mary.
—Harías bien en marcharte a casa, Mary, porque nunca cobrarás la recompensa. Si te vas ahora no se lo diré a nadie te lo prometo. Nadie lo sabrá nunca. Baja la pistola y veté. Santana está muerto.
La apuntó al corazón con la pistola.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
—Por favor —susurró.
—¿Por favor, qué, ________? —se burlo Mary—. ¿Qué demonios puedes ofrecerme que supere los dos millones de Santana? Me voy a comprar una vida nueva con ese dinero. Una vida nueva, a cambio de la tuya. —Soltó una risotada corta y fría. Me parece justo.
—No, no vas a hacerlo. —Julia trató de mantener la calma—. No puedes comprarte una vida nueva con la mía Mary —dijo—. No vas a llegar muy lejos con esta tormenta. Te cogerán. Y todo para nada, Mary. Todo para nada, porque Santana no te va a dar ningún dinero. Está muerto.
—¡Mientes! —gritó Mary y apretó el gatillo.
_________ se golpeó contra la pared y un dolor punzante le atravesó el hombro. Se puso en pie, tambaleándose, hasta que las piernas le fallaron. Vio que Mary se acercaba y se agachó. Vio una luz y luego otra. Le llevó unos minutos darse cuenta de que era el flash de una cámara.
Mary se puso en pie, resbalándose un poco con la sangre y puso cara de asco.
—Sangre. —Hizo una mueca—. Odio la sangre. A ver, un par más de fotos, querida, y luego el último disparo... a la cabeza… y ya está. Después, tengo que marcharme; tengo que coger un avión.
__________ vio cómo se le teñía el jersey de rojo y le costó darse cuenta de que se debía a la sangre. _________ oyó un gruñido bajo y feroz.
—¡Joder!
Mary le dio una patada a Fred, que estaba delante de _______ con el lomo erizado. Ladró y se abalanzó a morder a Mary cuando ésta trató de poner la pistola en la sien de _________.
—Quita a ese estúpido perro del medio —siseó Mary—. Tengo que salir de aquí.
—Buen perro —murmuró Julia—. Buen chico, Fred. —Le dolía horrores ahora.
—Bueno, si no lo quitas de ahí, tendré que hacerlo desde aquí. —Mary apuntó el cañón hacia _______ y cerró un ojo.
A _________ le pesaba la cabeza un montón. La levantó con dificultad y se quedó mirando el cañón que le apuntaba a la cabeza.
No quería morir. Quería vivir. Quería vivir y casarse con Joe, romper la Maldición de los Jonas y darle una casa llena de niñas pelirrojas que le volvieran loco. Y ni siquiera le había dicho a Joe que le quería.
_______ vio cómo Mary tensaba el dedo y pensó: «Se acabó».
Se oyó un fuerte ruido y la cabeza de Mary se llenó de rojo. Fred ladró y Joe se arrodilló junto a ella, rasgándose la chaqueta y apretándola contra el hombro de ________, la tomó en sus brazos y le gritó:
—¡Julia, Julia! —Podía sentir sus manos sobre ella, comprobando que no estuviera herida en ningún otro sitio, y luego apretó con fuerza la herida del hombro.
Quiso decirle que parara, pero el dolor no le dejaba hablar.
—_______ —Joe la levantó con cuidado. Se le quebró la voz—. No te me mueras, ________. Te necesito. Aguanta, aguanta, te llevaré a Rupert, al doctor Adams. Aguanta. Háblame, ________. No te mueras, no dejaré que te mueras. Háblame, por favor. Háblame.
—Ey —susurró __________. Alargó una mano temblorosa y le rozó la mejilla. Estaba caliente, áspera y era sólida. Como Joe—. Esa frase es mía.
—¿Por favor, qué, ________? —se burlo Mary—. ¿Qué demonios puedes ofrecerme que supere los dos millones de Santana? Me voy a comprar una vida nueva con ese dinero. Una vida nueva, a cambio de la tuya. —Soltó una risotada corta y fría. Me parece justo.
—No, no vas a hacerlo. —Julia trató de mantener la calma—. No puedes comprarte una vida nueva con la mía Mary —dijo—. No vas a llegar muy lejos con esta tormenta. Te cogerán. Y todo para nada, Mary. Todo para nada, porque Santana no te va a dar ningún dinero. Está muerto.
—¡Mientes! —gritó Mary y apretó el gatillo.
_________ se golpeó contra la pared y un dolor punzante le atravesó el hombro. Se puso en pie, tambaleándose, hasta que las piernas le fallaron. Vio que Mary se acercaba y se agachó. Vio una luz y luego otra. Le llevó unos minutos darse cuenta de que era el flash de una cámara.
Mary se puso en pie, resbalándose un poco con la sangre y puso cara de asco.
—Sangre. —Hizo una mueca—. Odio la sangre. A ver, un par más de fotos, querida, y luego el último disparo... a la cabeza… y ya está. Después, tengo que marcharme; tengo que coger un avión.
__________ vio cómo se le teñía el jersey de rojo y le costó darse cuenta de que se debía a la sangre. _________ oyó un gruñido bajo y feroz.
—¡Joder!
Mary le dio una patada a Fred, que estaba delante de _______ con el lomo erizado. Ladró y se abalanzó a morder a Mary cuando ésta trató de poner la pistola en la sien de _________.
—Quita a ese estúpido perro del medio —siseó Mary—. Tengo que salir de aquí.
—Buen perro —murmuró Julia—. Buen chico, Fred. —Le dolía horrores ahora.
—Bueno, si no lo quitas de ahí, tendré que hacerlo desde aquí. —Mary apuntó el cañón hacia _______ y cerró un ojo.
A _________ le pesaba la cabeza un montón. La levantó con dificultad y se quedó mirando el cañón que le apuntaba a la cabeza.
No quería morir. Quería vivir. Quería vivir y casarse con Joe, romper la Maldición de los Jonas y darle una casa llena de niñas pelirrojas que le volvieran loco. Y ni siquiera le había dicho a Joe que le quería.
_______ vio cómo Mary tensaba el dedo y pensó: «Se acabó».
Se oyó un fuerte ruido y la cabeza de Mary se llenó de rojo. Fred ladró y Joe se arrodilló junto a ella, rasgándose la chaqueta y apretándola contra el hombro de ________, la tomó en sus brazos y le gritó:
—¡Julia, Julia! —Podía sentir sus manos sobre ella, comprobando que no estuviera herida en ningún otro sitio, y luego apretó con fuerza la herida del hombro.
Quiso decirle que parara, pero el dolor no le dejaba hablar.
—_______ —Joe la levantó con cuidado. Se le quebró la voz—. No te me mueras, ________. Te necesito. Aguanta, aguanta, te llevaré a Rupert, al doctor Adams. Aguanta. Háblame, ________. No te mueras, no dejaré que te mueras. Háblame, por favor. Háblame.
—Ey —susurró __________. Alargó una mano temblorosa y le rozó la mejilla. Estaba caliente, áspera y era sólida. Como Joe—. Esa frase es mía.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
Bueno chicas ahi esta el capi final :crybaby: :crybaby:
Que es el mas largo de la nove, aunque no lo crean :lol!: :lol!:
Lo puse mas pequeño para que quedara en la pagina
************************************************************************
Gracias en verdad a todas mis lectoras de esta nove:
MeliiMcginty
Nani Jonas
Jimee Jonas <3
SandyJonas
#Liset Key!
Floopii.xoxo
TeenageDreamJB
Daai.Jonas.McGinty ~
chelis
#MakeYouMine_KevinJonas
PameeJB
Aunque estuvieron presentes unas mas que las otras :D , les doy gracias por haber comentado, e inclusive grax, tambn, a las lectoras fantasmitas :lol!: , aunque no me comentaron :enfadado:
Pero gracias de todos modos :D
*****************************************************************************************************
Bueno, esta nove me encanto desde que una amiga mia, que tambn es novelera :lol!: , me la recomendo un dia en el cole, y pues la busque y me encanto desde la sipnosis :arre: , a pesar de que a veces me enojaba, pero me enamore de esta nove chicas :L: :L: , la verdad es que desde un principio me ha tenido atrapada, y hasta en algunas ocasiones cuando la leo, siento que en verdad estoy ahi, en especial en algunas partes............ :twisted: :twisted: :twisted:
**********************************************************************************************************
Solamente falta el epilogo chicas, aqui se los subo :crybaby: :crybaby: :crybaby:
Y despues de leerlo me gustaria MUCHISIMO que dejaran su opinion sobre la nove, es muy importante para mi :D . Gracias y nos vemos en la proxima :hi: :hi: :sad: :hi:
Que es el mas largo de la nove, aunque no lo crean :lol!: :lol!:
Lo puse mas pequeño para que quedara en la pagina
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Gracias en verdad a todas mis lectoras de esta nove:
MeliiMcginty
Nani Jonas
Jimee Jonas <3
SandyJonas
#Liset Key!
Floopii.xoxo
TeenageDreamJB
Daai.Jonas.McGinty ~
chelis
#MakeYouMine_KevinJonas
PameeJB
Aunque estuvieron presentes unas mas que las otras :D , les doy gracias por haber comentado, e inclusive grax, tambn, a las lectoras fantasmitas :lol!: , aunque no me comentaron :enfadado:
Pero gracias de todos modos :D
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Bueno, esta nove me encanto desde que una amiga mia, que tambn es novelera :lol!: , me la recomendo un dia en el cole, y pues la busque y me encanto desde la sipnosis :arre: , a pesar de que a veces me enojaba, pero me enamore de esta nove chicas :L: :L: , la verdad es que desde un principio me ha tenido atrapada, y hasta en algunas ocasiones cuando la leo, siento que en verdad estoy ahi, en especial en algunas partes............ :twisted: :twisted: :twisted:
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Solamente falta el epilogo chicas, aqui se los subo :crybaby: :crybaby: :crybaby:
Y despues de leerlo me gustaria MUCHISIMO que dejaran su opinion sobre la nove, es muy importante para mi :D . Gracias y nos vemos en la proxima :hi: :hi: :sad: :hi:
♫ Laura Jonas ♥
Re: Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
Epilogo
Cuatro años después.
«FIN»
__________ se recostó en el sillón, contenta, observando el parpadeo del cursor durante un par de minutos más. Suspiró profundamente de satisfacción, guardó el documento, apagó el ordenador y se estiró haciendo una mueca. El hombro le dolía más de lo normal, lo que significaba que seguiría nevando. Según el parte metereológico, se esperaba una tormenta de nieve para Acción de Gracias del calibre de la acaecida hacía cuatro años.
Aquella tormenta de nieve había estado a punto de costarle la vida. Los médicos del hospital de Rupert le dijeron que su presión arterial había estado por debajo de cincuenta y bajando cuando ________ la llevó allí. Pese a que apenas había estado consciente, las pesadillas de ________ seguían siendo blancas: la nieve, la bata de los médicos y enfermeras, la luz de la sala de operaciones justo antes de perder el conocimiento...
Tenía suerte de seguir viva y de que la bala sólo le hubiera dejado un hombro-barómetro que enseñar. Si Joe no hubiera sabido cómo vendarle la herida y si no hubiera luchado contra la tormenta para abrirse paso hasta Rupert... __________ se estremeció al pensarlo.
En cuanto recuperó las fuerzas necesarias para incorporarse en la cama, Joe trajo a un juez para que les casara. Y allí, en aquella habitación de hospital llena de flores que Joe había traído y rodeada de sus amigos de Simpson, ________ había unido su vida a la de Joe.(Que lugar mas lindo para casarse)
Le había costado seis meses de escayola y otros seis de rehabilitación para volver a acostumbrarse a su hombro. Y durante todo ese tiempo, Joe le había prohibido trabajar. Claro que después de eso el nacimiento de las gemelas había ocupado todo el tiempo libre que pudiera tener en los próximos dos años.
La primera vez que pensó en tener niños fue durante el viaje que hicieron a Boston cuando por fin pudo moverse con cierta facilidad. Allí, había puesto a la venta el apartamento, había enviado sus cosas a Idaho y había tenido una conmovedora reunión con sus amigos. A todos ellos les había invitado a que fueran a visitarla, y alguno de ellos ya lo había hecho.
Tomar la decisión tampoco fue tan difícil. Después de hacer el amor durante toda la noche en su viejo apartamento, ________ le había dicho a Joe tranquilamente al oído:
—No he vuelto a tomar la píldora.
—Bien —fue todo lo que dijo. Y ya está.
Nadie esperaba un par de gemelas revoltosas. Durante los dos primeros años no pudo pensar siquiera en trabajar, hasta que _________ empezó a impacientarse. Y ahora había empezado su nueva carrera como editora autónoma o, como lo llamaba ella; médico de libros.
Su primer contrato fue para la novela de Rob Manson, que había ganado el Publitzer por el artículo que escribió sobre ella: «El pueblo que salvó a _________».
Joe le había contado la historia de ________ e, intrigado, había viajado a Simpson para investigar acerca de la historia. Allí había conocido a Alice y había decidido quedarse como director editorial de The Rupert Pioneer. Su artículo había sido elegido como noticia nacional y había dado la vuelta al país. Lo que contaba en él acerca de la ineficacia del Programa de Protección de Testigos había llevado a que se nombrara un nuevo director y se donaran más fondos. «El pueblo que salvó a ________» apareció en Dateline.
Rob bromeaba a menudo diciendo que, en realidad, Simpson era «El pueblo que ________ salvó». En esos años, se habían establecido un par de negocios en Simpson. El hermano de Rob, un ingeniero electrónico de Cupertino, les visitaba a menudo y estaba pensando en establecer en Simpson su nueva empresa. Rob y Alice se habían casado el año anterior y estaban esperando su primer bebé.
________ se levantó para ver qué hacían Joe y las niñas. Le llevó su tiempo atravesar la inmensa sala que utilizaba como despacho. Joe había habilitado toda la planta alta de la casa para que ________ la usara, y ésta tenía ahora más espacio que en la empresa en la que trabajaba antes.
De la zona de trabajo a la puerta había al menos diez metros.
________ tenía una zona de trabajo, una biblioteca para sus libros de referencia, una zona para poner la impresora, una zona de lectura y lo que Joe llamaba «zona de pensar»: una esquina espaciosa con vistas a la parte anterior de la casa, desde donde podía observar a los hombres de Joe tratando de evitar las travesuras de las niñas. :lol!:
________ se pasó una mano por la tripa. Si el test de embarazo de esa mañana estaba en lo cierto, en agosto llegaría otra niña Jonas. Sería una niña, de eso estaba segura. La Maldición de los Jonas se había terminado para siempre con el nacimiento de Samantha y Dorothy.
Fred también había encontrado pareja; una adorable perra collie con la que había tenido una camada de mayoría de hembras. Hasta las yeguas habían empezado a tener más potrillas. Joe estaba ahora rodeado de mujeres.
________ abrió la gigantesca puerta de su estudio y descolgó el letrero de «La doctora de los libros está TRABAJANDO». Justo a tiempo. La puerta principal se cerró de golpe y oyó la fuerte voz de Joe y el parloteo de las niñas.
Se oyó el ruido de las botas y el arañazo de las uñas de Fred, que les seguía. ______ sonrió a Joe desde las escaleras.
—¿Podemos subir? —Llevaba una niña en cada brazo y parecía feliz y contento; como siempre desde el nacimiento de las niñas.
—Claro. —________ sonrió al ver a su familia—. Sube, tengo algo que decirte.
Cooper subió el último tramo de escaleras.
—¿Ya has acabado? —preguntó—. ¿Qué tal te ha ido?
—¿El libro? —Julia le hizo una señal con los pulgares hacia arriba—. Va a ser todo un éxito. Pero eso no es...
—Bien. —Joe esbozó una sonrisa—. Me he parado a tomar un café y Alice se ha pasado la mañana entera revoloteando a mi alrededor, pero sin atreverse a preguntarme por la novela. Al final le dije que estabas a punto de acabarla, para que se tranquilizara.
—Se lo entregaré en persona. Con mis comentarios. Positivos todos ellos. —_______ puso la cara para que le diera un beso. Joe se inclinó, sonriendo, y puso una mueca de dolor cuando Samantha le tiró del pelo con fuerza. El pelo de Joe, antes negro azabache, se estaban volviendo plateado, y todas y cada una de las canas se debían a las niñas.
—¡Auuu! Sam, suelta. —Trató de desenredar con cuidado la mano de Samantha de su pelo—. Cariño, suéltame—. Pero Samantha tiró con más fuerza, parloteando alegremente, e hizo otra mueca de dolor—. Por favor, princesa; suelta a papá.
Suspirando profundamente, ________ se puso de puntillas para mirar a la niña a los ojos y le dijo con firmeza:
—¡Samantha! Deja. De. Tirar. Del. Pelo. A. Tu. Padre. ¡YA! —Sus ojos turquesa se encontraron con los negros de la niña y Samantha abrió su mano regordeta. Sabía quién mandaba ahí.
—¿Cómo lo haces? —Preguntó _______ con pesar, frotándose el cuero cabelludo—. Yo nunca consigo que haga lo que le digo. Ni Dot tampoco.
________ puso los ojos en blanco, exasperada.
—Sinceramente, Joe. Eres mayor y más fuerte que las niñas. Eres un experto en artes marciales; un antiguo miembro de los SEAL, por el amor de Dios. Si no puedes convencerlas... usa la violencia.
_______ se mordió el labio al ver la cara de horror de Joe. El nacimiento de las niñas había acabado por completo con su sentido del humor.
Las niñas se retorcían con impaciencia. Joe se inclinó y las dejó en el suelo. Samantha y Dorothy se quedaron milagrosamente quietas unos segundos. Miraron a su alrededor, parpadeando, a la habitación que por lo general tenían vetada, preguntándose qué maldad podrían hacer.
_________ observó a sus dos preciosas niñas con el corazón en un puño. Sam y Dot la tenían siempre demasiado ocupada como para que se emocionara por el milagro de su existencia pero, durante unos segundos, mientras las observaba, _______ sintió que los ojos se le humedecían.
Sam y Dot habían heredado su brillante melena roja, y los ojos negros de su padre. Eran listas y no le tenían miedo a nada. «Mis hijas», pensó ________ con una punzada de dolor poco característica en ella, «deben de ser las hormonas», pensó. De la nueva vida que crecía ya en ella. Se recostó contra Joe, quien le pasó una mano por los hombros mientras observaban a las niñas moverse en direcciones opuestas.
_______ le dio un codazo a Joe en las costillas.
—Auu —se quejó débilmente—. ¿Y eso a qué se debe?
—Tengo que decirte algo, pero antes quiero que me des un beso.
—¿Eso es todo? —Los ojos negros de Joe brillaban—. ¿Y por qué no me lo has pedido?
Julia le pasó a Joe los brazos por el cuello y se dejó llevar por la magia que seguían provocando aun después de cuatro años de casados.
Antes de perderse en su beso, Joe abrió un paternal ojo vigilante. Inmediatamente abrió el otro, horrorizado, mientras se apartaba.
—¡Dorothy! —Dio un par de zancadas y le quitó las tijeras a la niña justo a tiempo. Fred estaba junto a ella, permitiendo pacientemente que la niña le cortara los pelos largos y amarillos del estómago. Dorothy había estado a punto de asegurarse de que Fred no volviera a tener nunca otra camada.
Joe se agachó.
—Dot, cariño, no puedes hacer eso. Pobre Fred, has estado a punto de...
La niña rompió a llorar y Joe puso la cara de pánico que adoptaba cada vez que una de las niñas lloraba.
—Ayy, princesa —dijo sin saber qué hacer—. No llores, no pasa nada... —Levantó la vista para encontrarse con que _______ le miraba muerta de risa—. ¿Qué? —preguntó con cara de cordero degollado.
—Es culpa tuya, Joe. —________ se recostó contra la librería—. Si tú, tus hombres y Rafael, y hasta Fred os dedicáis a jugar a haceros los muertos con las niñas, os van a torear siempre. Sam y Dot empiezan a estar convencidas de que cualquier cosa con cromosoma Y está ahí para servirlas.
Daba igual. Joe había cogido a Dot en brazos y la estaba arrullando, intentando que le sonriera. _______ casi podía ver las ruedecillas de la cabeza de Dot girando, maquinando cómo sacar partido de la situación.
—Ya está, cariño. —Joe volvió a dejar a la niña en el suelo y le dio una palmadita en el trasero.
—¿Joe?
—¿Sí? —dijo, mirándola con una sonrisa de oreja a oreja.
—Estaba intentando decirte que...
—Ah, se me ha olvidado decirte —le interrumpió _______ emocionado—, que Sandy las ha montado en Estrella del Sur. Dice que Sam tiene madera de campeona. Dot necesita un poco de práctica pero...
—Joseph —dijo _______ reprimiendo un suspiro—. Las niñas tienen dos años. Es un poco pronto para que Sandy sepa si tienen madera de amazonas o no. Céntrate en lo que estaba tratando de decirte...
—No es tan pronto. —Joe frunció el ceño—. La nueva potra de Pure Gold estará lista para domarse en unos dos años y medio, y las niñas deberían hacerse con ella cuanto antes. El otro día justo...
—Joe, hola, estoy intentando decirte algo...
—Bernie me decía que la nueva chica con la que estaba quedando en Dead Horse, ¿sabes quién te digo?, esa preciosidad que entrena los caballos de la yeguada de Hughes. Bueno, pues me dijo que le había dicho...
—Joseph...
—... que había empezado a montar a los dos años. Su padre la montó en un pony en su segundo cumpleaños y no volvió a bajarse de él. Te apuesto lo que quieras a que nuestras niñas...
—Joseph...
—... van a ser campeonas estatales. Pero si hasta podrían ir a los Juegos Olímpicos si quisieran. A ver, lo más seguro es que hasta los Juegos Olímpicos del 2020 no puedan ir, pero si empezamos ya mismo, seguro que podemos... —_________ le puso un dedo en los labios para que se callara.
—Joe —le dijo con cariño—. Cierra el pico.
♫ Laura Jonas ♥
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