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El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
Sabes mis números favoritos son 5, 15, 25...en fin los que tiene 5.
Quiero la pagina 5!
Quiero la pagina 5!
Última edición por Tori Malik el Dom 03 Ago 2014, 8:02 pm, editado 1 vez
Tori Malik
Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
Oh, eso fue extraño. Solo decir que quería y paso!
Bueno en fin, logre hacer lo que tanto quería y que tu merecías.
Espero que no te molestes conmigo por ser tan insoportable.
Ahora si dejo de molestar. besitos.
Bueno en fin, logre hacer lo que tanto quería y que tu merecías.
Espero que no te molestes conmigo por ser tan insoportable.
Ahora si dejo de molestar. besitos.
Tori Malik
Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
Si, tuve la misma sensación, cuando Louis llegó me paso y también al final.Tori Malik escribió:Estoy como ¿What?.
Este capítulo me dejo sin palabras, no se decirte lo que sentí cuando lo leí.
Diríamos, que tenia la sensación que en cualquier momento se besarían. Y que olvidarían de todo, bueno están comenzado de cero.
Me sorprendió mucho la historia de su madre, fue como un ejemplo para ella.
Me imagine un niño corriendo en la casa y jugando futbol con Louis. Tengo la imaginación a cien hoy.
Amé el último enunciado.
Se que soy muy metida pero ¿En que parte de Uruguay vives?.
Bye.
A mi también. Si, ojalá le sirva.
jajajaj! ¿Quién no se lo imaginó?
Fue hermoso. Esperemos que se cumpla. :)
Soy de Cerro Largo. ¿Tu?
Besos.
ᴍᴀʀ.
Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
Aww, gracias!Tori Malik escribió:Te seguiré molestando, ya que quiero pasar de pagina.
Por que tu lo mereces, por ser esta escritora maravillosa.
Yo sólo la adapto. :)
ᴍᴀʀ.
Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
Aww, me alegra que te gusten! Si, lo hago amo leer. <3Tori Malik escribió:Amo tus adaptaciones. Seguro debes leer muchos libros.
Me gustaría tener la paciencia de hacerlo, pero no me gusta leer libros solo de mirarlos me desaniman. No me llevo mucho con las letras, soy mas de los números y leyes.
Pero leeré mi primer libro pronto. En fin, amo tus novelas.
Antes pensaba lo mismo, no podía ver un libro, pero luego de que leí uno no paré más de hacerlo. De hecho hace unas semanas terminé de leer uno y no he tenido tiempo de empezar otro y ya extraño la lectura, el conocer nuevos personajes, el que se te pase el tiempo volando mientras lees, realmente amo hacerlo, me relaja muchísimo.
Espero que puedas hacerlo, lo vas a adorar. Si elejís una buena historia no vas a para de leerlo hasta que llegues al fin. ;)
Amo que las ames. <3
ᴍᴀʀ.
Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
Muchísimas veces lo pensé, tengo muchas historias en la cabeza pero cuando quiero escribirlas no puedo, nunca me conformo con lo que escribo, tengo la sensación de que es algo frío o forzado, no sé como expresarlo correctamente. Tal vez sea por que no tengo práctica, quizá con el tiempo pueda describir lo que me imagino.Tori Malik escribió:Ya pensaste escribir tu propia novela, seguro muchas cosas pasan por esa cabecita.
Odio, mi internet, paso como una hora entre mensajes y mensaje para enviarlos. Pero no importa.
ᴍᴀʀ.
Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
jajajaja! No, no son estupideces.Tori Malik escribió:Debo parecer una niña de 6 años, escribiendo estas estupideces. Pero no tengo más 10.
Bueno 16 añitos.
Te gano por 2, tengo 18. ;)
ᴍᴀʀ.
Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
Es cierto, tampoco me gusta poner solo eso, siempre trato de comentar algo sobre la novela u otra cosa.Tori Malik escribió:Es que prefiero escribir toda mi vida, que poner solo ¡Síguela!. Me parece tan poco y sin imaginación. Aburrido.
ᴍᴀʀ.
Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
¿Cómo adivinaste? jajajja! Si, es Zayn, creo que es un poco bastante obvio. xDTori Malik escribió:Cual chico es tu debilidad. Haber si adivino ZAYN.
Bueno si te preguntas el mío es....Louis. Bueno todos.
Si todos, aunque todas tenemos uno que es nuestra debilidad.
ᴍᴀʀ.
Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
Gracias, me alegra que te gusten.Tori Malik escribió:Amó tu firma y avatar.
Zayn esta para comérselo.
Siempre lo esta.
ᴍᴀʀ.
Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
Gracias! :)Tori Malik escribió:Oh, eso fue extraño. Solo decir que quería y paso!
Bueno en fin, logre hacer lo que tanto quería y que tu merecías.
Espero que no te molestes conmigo por ser tan insoportable.
Ahora si dejo de molestar. besitos.
Para nada, no podría molestarme contigo por eso. Debería agradecerte, y ¿hay mejor manera de hacerlo que con otro capítulo?
Besos.
ᴍᴀʀ.
Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
Capítulo 8
–Es inútil –dijo Ashley.
–Lo conseguirás. Eres muy dura contigo –dijo Pippa rodeándola por la cintura.
–Después de tres semanas, pensé que sería capaz de hacer algunos platos simples –dijo Ashley–. Pero asumámoslo. Soy un desastre culinario.
–¿Estás bien, cariño? Últimamente te veo algo triste y no sólo por este asunto de la cocina. ¿Va todo bien?
–Sí, estoy bien –dijo Ashley sonriendo–. El matrimonio me tiene exhausta. ¿Quién iba a saberlo? Me cuesta seguir mi rutina. Paso las mañanas en el refugio para poder estar en casa cuando Louis llega de trabajar. Esperaba que alguno de mis platos saliera bien para no tener que seguir encargando la comida fuera.
–No seas tonta. No sé por qué te molestas en cocinar. A Louis no le importa que no sepas hacerlo. Ese hombre está loco por ti y ya antes de casaros no sabías cocinar. Estoy segura de que no espera que pase un milagro.
Ashley se mordió el labio para no llorar. Lo cierto era que estaba muy cansada. Organizar aquella maldita fiesta estaba siendo agotador. Se sentía tentada de llamar a su madre y pedirle que le ayudara, pero le podía el orgullo. La anterior Ashley se habría reído, lanzado las manos al aire y admitido que era una inútil. La nueva Ashley iba a mantener la calma y a conseguir lo que hiciera falta.
–¿Vas a venir a mi fiesta? –preguntó Ashley, preocupada por estar rodeada de caras desconocidas.
–Por supuesto. Te prometí que iría. Sé que estás nerviosa, pero es tu momento. Brillas en los eventos sociales. Todo el mundo te quiere.
–¿Por qué no nos encontramos en casa de Tabitha la tarde antes? Así nos arreglaremos el pelo juntas. Me gustaría una imagen más sofisticada. Ya sabes, madura y casada en vez de joven y frívola.
–¿Frívola? –repitió Pippa.
Ashley sonrió. Sabía que Louis la consideraba una cabeza hueca.
–También necesito las habilidades de Carly con el maquillaje.
–Cariño, no es una fiesta para la reina. Es una fiesta para amigos y compañeros de trabajo. Nosotras ya te queremos y los que todavía no te conocen, también lo harán. Deja ya de atormentarte.
–Es sólo que no quiero parecer una estúpida –dijo Ashley.
–No sé qué te pasa últimamente –dijo Pippa sacudiendo la cabeza.
–Te quiero –dijo Ashley, sintiendo un nudo de emociones.
Pippa le dio un abrazo y de repente la separó bruscamente.
–¿No estarás embarazada, no? No sueles ser tan sentimental.
–Oh, Dios mío, creo que no. Es posible, pero últimamente no llevo cuenta de mis reglas. Recuerdo que me alegré de que no iba a tenerla en la luna de miel.
–Bueno, hazte una de esas pruebas de embarazo.
Ashley cerró los ojos. No, no podía estar embarazada todavía. Bueno, podía, pero no quería estarlo. Aunque ya era demasiado tarde para pensar eso.
¿Cuándo había sido la última vez que Louis y ella habían hecho el amor? Había sido antes de la boda, pero aún así, era demasiado pronto para saberlo.
–Esperaré un poco más. Estoy muy ocupada con esta estúpida fiesta.
Siento como si fuera mi primera gran prueba como esposa de Louis Tomlinson. No quiero humillarle a él o a mí frente a cientos de personas.
–Déjalo ya –dijo Pippa–. Todo va a salir bien. Venga, ¿quieres volver a hacer esta salsa?
Ashley suspiró.
–Gracias, Pippa. Sabes que te quiero, eres la mejor.
–Yo también te quiero –dijo Pippa sonriendo–. Ahora vete a casa. Llámame mañana. Y hazte esa prueba de embarazo. ¡Quiero saber si voy a ser tía!
Ashley puso los ojos en blanco. Enfiló hacia la puerta cuando el teléfono móvil sonó, avisándola de que había recibido un mensaje de texto. Lo sacó y lo leyó con el ceño fruncido.
–¿Qué pasa, Ashley? –preguntó Pippa.
–Hay un problema en el refugio. Molly está triste, pero no dice por qué. Pararé de camino a casa. Te veré el viernes por la tarde en casa de Tabitha.
–Está bien, ten cuidado y llámame cuando llegues a casa. Ya sabes que no me gusta que vayas sola al refugio.
Con un movimiento de mano, salió del apartamento de Pippa y bajó para tomar un taxi hacia el refugio.
Cuando Louis llegó a casa, era más tarde de lo que le habría gustado.
Había tenido un día largo, lleno de reuniones interminables. La única persona a la que deseaba ver era a Ashley y estaba deseando descubrir qué desastre habría preparado para cenar.
Sonrió al soltarse la corbata y se dirigió a la cocina. Las últimas semanas habían sido muy divertidas. No recordaba el número de cenas desastrosas que le había servido.
Al llegar a la puerta de la cocina, olía a algo delicioso. No olía a quemado. Olía a queso y a tomate. Le rugió el estómago y buscó a Ashley en la cocina. Al no verla por allí, frunció el ceño. Decidido a averiguar qué había de cena, se acercó al horno y abrió la puerta. Dentro había una lasaña con muy buena pinta. Tomó un paño y sacó la fuente, que dejó junto a la estufa. Luego, apagó el horno y fue a buscar a Ashley. Al pasar cerca del dormitorio, la oyó hablar en voz baja. Estaba junto a la ventana que miraba hacia la ciudad hablando por su teléfono móvil. Se dirigía hacia el armario para cambiarse, cuando oyó un sollozo.
Se giró rápidamente y miró a Ashley. Aunque le estaba dando la espalda, pudo ver su perfil mientras se secaba una mejilla. ¿Qué demonios pasaba?
Tuvo que contenerse para no acercarse a ella, quitarle el teléfono y averiguar con quién estaba hablando.
–Veré lo que puedo hacer, Molly. No podemos permitir que esto ocurra –dijo.
Se secó la mejilla con el dorso de la mano libre y luego apagó el teléfono.
Luego se giró y vio a Louis. Sus ojos se abrieron alarmados y luego los cerró disgustada.
–¡Dios mío, la lasaña!
Salió precipitadamente por la puerta, antes de que pudiera decirle que ya se había ocupado él.
–¡Ashley! –la llamó mientras salía tras ella.
La alcanzó en la cocina y la encontró llevándose la mano a la frente mientras observaba la lasaña.
–Lo siento –dijo–. Se me olvidó. Si no hubieras venido, se me habría quemado.
–Está bien –dijo acercándose y poniéndole una mano en el hombro–. Voy a sacar los platos y a poner la mesa. Luego espero que me cuentes por qué estás tan triste. ¿Con quién hablabas por teléfono?
La guió hasta la mesa, la hizo sentarse en una silla y empezó a sacar platos y cubiertos. Después de poner la mesa, fue a por la lasaña y dejó la fuente en la mesa. Se sentó y esperó con el cuchillo en la mano para cortar la lasaña a que le contestara. Para su sorpresa, tenía los ojos llenos de lágrimas y enterró el rostro entre las manos.
Dejó el cuchillo y soltó una maldición. Luego se levantó de su silla y la acercó a Ashley.
–¿Qué ocurre? –preguntó–. ¿Alguien te ha disgustado?
–He tenido un día horrible. Quería que todo fuera perfecto. Por fin aprendí a hacer una lasaña. Pero entonces llamó Molly. Paré en el refugio y me dio muy malas noticias. No sé qué hacer. Llevamos hablando de ello toda la noche.
Louis consiguió apartarle las manos de la cara. Tenía las mejillas húmedas por las lágrimas.
–¿Quién es Molly?
Ella frunció el ceño y levantó la mirada hasta encontrarse con la de él.
–Es mi jefa en el refugio.
–Espera un momento. Pensé que tú dirigías el refugio.
Ashley sacudió la cabeza.
–Así es, pero ella está al mando. Ella se ocupa de la gestión y yo de recaudar fondos. Dice que tengo más contactos y un talento innato para conseguir donaciones.
Louis frunció el entrecejo. Le daba la impresión de que aquella Molly se estaba aprovechando de Ashley. No sabía si Ashley tendría un sueldo por su cargo en el refugio.
–Entonces, ¿qué te ha dicho Molly?
–Van a retirar la subvención que tenía el refugio y sin ella, no puede continuar abierto. Con ella se sufragan los gastos básicos como la luz, la comida para los animales y el sueldo del veterinario. No recaudamos el dinero suficiente para mantenerlo abierto sin esa ayuda –dijo, y los ojos se le llenaron de lágrimas una vez más–. Si cerramos, se llevarán a los animales a un refugio municipal y si nos los adoptan, los sacrificarán.
Louis suspiró y atrajo a Ashley hacia sus brazos.
–Seguro que hay una manera de que el refugio siga abierto. ¿Has hablado con tu padre acerca de algún patrocinio?
–No lo entiendes –dijo apartándose y sacudiendo la cabeza–. En asuntos así, mi padre actúa como un empresario. No sabe tomar decisiones emocionales. Le interesan más los beneficios y las ganancias. Además, no le gustan demasiado los animales.
Louis le acarició la mejilla y la besó en la frente.
–¿Por qué no comes algo? La lasaña huele muy bien. No puedes hacer nada esta noche. Quizá se nos ocurra una solución por la mañana.
Ashley asintió y Louis regresó a su asiento. Luego, cortó la lasaña y sirvió las porciones en los platos.
–Tiene muy buena pinta –continuó él en tono animado.
Le dio su plato y tomó el suyo. Al saborear el queso fundido, la pasta al dente y la sabrosa salsa, gimió de placer.
–Está exquisita, Ashley.
Ella sonrió, pero la expresión de sus ojos continuó apagada. Todavía había tristeza en aquellos enormes ojos azules y eso le hizo sentir un nudo en el estómago.
Era evidente que Ashley no tenía ningún interés en comer por como jugueteaba con la comida, así que Louis se dio prisa en terminar y en recoger los platos.
–Ven aquí –le dijo ofreciéndole la mano.
Ella la tomó y Louis la hizo ponerse de pie. Luego, la llevó al dormitorio, la hizo sentarse al borde de la cama y empezó a quitarle los zapatos. Se puso de cuclillas entre sus piernas y deslizó las manos por sus muslos hasta llegar a sus caderas. Permaneció así, mirándola a los ojos, incapaz de creer que estaba a punto de hacerle una promesa. Por un lado, pensaba que había perdido la cabeza, pero por otro, estaba deseando tranquilizarla. Para su sorpresa, le lanzó los brazos y lo abrazó con fuerza.
Ashley lo besó en la boca. No esperó a que se apartara arrepentida ni le dio la oportunidad de cambiar de opinión. Llevaba tres semanas deseándola con todas sus fuerzas. Si aquella era la ocasión de tenerla de nuevo en su cama, estaba dispuesto a aprovecharla. Le devolvió el beso y la tomó del rostro mientras devoraba sus labios. Ella lo rodeó por el cuello y soltó un gemido que al instante lo excitó.
–Llevas demasiada ropa –le dijo, desesperado mientras trataba de desabrocharle los botones de la blusa.
El sonido de la seda al rasgarse sólo contribuyó a aumentar la excitación.
Luego, le desabrochó el botón de los pantalones y tiró de ellos para bajárselos. Ashley levantó el trasero lo suficiente como para que la tela se deslizara bajo sus piernas y se quedó sentada, con tan sólo la ropa interior.
Louis se puso de pie para desnudarse. Se sentía como un quinceañero viendo por primera vez a una mujer desnuda. Si no ponía remedio, iba a
comportarse como tal.
Ashley se quedó mirándolo.
La tomó en brazos y la tumbó en la cama. Buscó su boca y la saboreó de nuevo una y otra vez.
Louis se incorporó y se colocó con las rodillas a cada lado de sus caderas.
Ashley bajó la mirada a su entrepierna y sus ojos se oscurecieron. Lentamente fue bajando sus manos hasta su erección. De repente se ruborizó y lo miró a los ojos como si estuviera pidiéndole permiso para acariciarlo.
Daría cualquier cosa para que lo tocara. Le compraría veinte refugios si eso la hacía feliz. En aquel momento, se volvería loco si sus finos dedos envolvieran su... Cerró los ojos y jadeó justo en el momento en el que ella convertía en realidad su fantasía.
Ashley lo acarició con mayor intensidad. Si no ponía fin a sus movimientos exploradores, iba a eyacular en su ombligo.
Se inclinó y la besó entre los pechos. La copa del sujetador se deslizó y dejó a la vista el pezón. Rápidamente comenzó a lamérselo, disfrutando de la sensación. Ella se estremeció y se le aceleró la respiración.
Louis deslizó una mano por la espalda de Ashley y buscó el cierre del sujetador. Unos segundos más tarde, lo soltó y tiró suavemente de él hasta quitárselo. Lo dejó a un lado y se quedó contemplando la vista que tenía ante él. Tenía unos pechos preciosos, de un tamaño perfecto.
Esa noche quería saborearla por todas partes y dormirse sintiendo su piel junto a la suya.
Puso las manos sobre los pechos de Ashley y con los dedos gordos acarició sus pezones, antes de bajar la cabeza y lamerle uno después del otro. Tiró suavemente de ellos haciendo que se pusieran aun más duros. Luego, dibujó círculos con la lengua alrededor de su ombligo.
Ashley se agitó y murmuró lo que pareció una súplica.
Louis acarició el borde de sus bragas y suavemente tiró de la delicada prenda hasta deslizarla por sus caderas y quitársela.
Volvió a colocarse sobre ella, deteniéndose a la altura de los rizos rubios de su entrepierna. Luego, deslizó las manos por sus caderas hacia abajo y la hizo separar los muslos. Acercó la boca y unió los labios a aquellos pliegues suaves para acariciarlos.
–Louis –susurró.
Hacía tiempo que no oía aquella voz dulce y sensual murmurar su nombre, en lo que era una mezcla de placer y petición de más. Antes de acabar, estaba decidido a hacer que pronunciara su nombre una docena de veces más. La haría alcanzar el éxtasis con su nombre en los labios.
Le lamió suavemente la pequeña protuberancia rodeada de pliegues sedosos, disfrutando de cada estremecimiento y sacudida de su cuerpo. Estaba más que preparada para recibirlo, pero decidió esperar un poco más para seguir aquella sensual exploración de su cuerpo.
Lentamente Louis continuó acariciándola con su lengua. Ella empezó a agitarse incontroladamente y con los muslos le apretó la cabeza. Louis le dio un último beso en la entrepierna y luego se colocó entre sus piernas. Enseguida se hundió en ella. Ashley alzó la barbilla, cerró los ojos y apretó los labios en una mueca casi de agonía.
La besó en el hoyuelo de la barbilla y luego siguió haciéndolo por el cuello. Tenía el pulso acelerado y se adivinaba bajo su piel pálida.
Lo abrazó con sus brazos delgados, aferrándose a él con una fuerza sorprendente. Sus uñas se le clavaron en los hombros como si fueran clavos.
–Abrázame con tus piernas. Así, cariño, perfecto.
Ashley cruzó los pies sobre la espalda de Louis y se arqueó con cada embestida. Hundió los dedos en su pelo y tiró con fuerza hasta que Louis se dio cuenta de que le estaba pidiendo un beso.
Con una sonrisa, se entregó a su ruego silencioso y encontró su boca. Sin aliento, sus lenguas se enzarzaron en una lucha por dominar.
Louis cerró los ojos y volvió a hundirse en ella. Luego empezó a agitar las caderas con movimientos urgentes. Ashley dejó escapar un gemido y entonces él recordó la promesa que se había hecho.
–Mi nombre –dijo sin aliento–. Di mi nombre.
–Louis.
Ashley se deshizo entre sus brazos. Estaba bañado en una ardiente pasión que nunca antes había sentido en su vida.
–Ashley –susurró–. Mi Ashley, toda mía.
Sus caderas seguían agitándose mientras se colocaba sobre ella, demasiado agotado como para recordar su propio nombre.
De pronto se dio cuenta de las suaves caricias de Ashley en su espalda. Probablemente la estaba aplastando, pero era incapaz de moverse. Seguía dentro de ella. Era suya.
Ashley observaba llegar a los invitados al restaurante que había alquilado para esa noche mientras sentía que la cabeza le iba a estallar de dolor. Estaba tan nerviosa que tenía ganas de vomitar. Quería que todo saliera perfecto y que no hubiera ninguna desagradable sorpresa.
Había pasado la tarde en casa de Tabitha peinándose y maquillándose. Ashley quería estar sofisticada. No quería nada exuberante ni excesivo. Aquella era su noche para demostrarle a Louis que era una buena anfitriona y un perfecto complemento para él.
Llevaba el perfecto vestido negro. Se sentía discreta y sobria. Tabitha se había pasado una hora haciéndole un elegante moño, con cuidado de que ni un cabello quedara fuera de lugar. Pippa había refunfuñado porque le hacía parecer tener cuarenta años y no la joven veinteañera que era. Carly le había aplicado un maquillaje suave usando tonos mates y Ashley se había puesto en los labios un brillo transparente en vez del habitual rosa que solía llevar. El accesorio perfecto para el vestido y el peinado eran el collar y los pendientes de perlas que su abuela le había regalado antes de morir dos años atrás.
Ashley se veía perfecta y esperaba que los demás también la vieran así y disfrutar de la noche con una sonrisa en los labios.
El jazz sonaba de fondo. Los camareros circulaban por la sala, ofreciendo entremeses y una selección de vinos tintos y blancos. Además, había otros dos camareros tras una barra y, además de los aperitivos, se había dispuesto un elegante bufé.
Ashley había participado en todos los preparativos hasta asegurarse de que había elegido bien los menús. Había probado todos y cada uno de los aperitivos.
Había hecho que Pippa la acompañara.
–Ashley, aquí estás –dijo Pippa, abriéndose paso entre los invitados.
–Dios mío, me alegro mucho de que estés aquí –dijo Ashley–. Gracias por venir. Estoy hecha un manojo de nervios.
–No hay razón por la que tengas que preocuparte tanto –dijo Pippa frunciendo el ceño–. Es una fiesta. Relájate y diviértete.
–Es fácil para ti decirlo. No tienes que verte con un montón de colegas de tu marido.
–Venga, vayamos a tomar algo.
Ashley dejó que Pippa la guiara a la barra. Una vez allí, Ashley pidió agua.
Pippa arqueó una ceja y Ashley suspiró.
–Tengo cita con el médico mañana –murmuró Ashley–. Ni se te ocurra decirle nada a nadie, ¿de acuerdo? No le he contado a nadie que creo que estoy embarazada. Me hice uno de esos test de embarazo pero no es definitivo. Estoy segura de que tan sólo es un retraso. Así que hasta que lo sepa, no quiero beber nada.
–¿A qué hora es la cita? –preguntó Pippa.
–A las diez de la mañana.
–De acuerdo, te diré lo que vamos a hacer. Carly, Tabitha y yo vamos a esperarte en el restaurante Oscar ́s y después de tu cita vas a ir directamente allí para comer juntas y contarnos la noticia.
–Está bien, necesitaré vuestro apoyo. No estoy segura de todo este asunto.
–¿Quieres decir que no estás segura de querer estar embarazada? –preguntó Pippa sorprendida.
–Sí, no. Bueno, no lo sé.
–Ashley, ¿qué demonios te pasa últimamente? Siempre has querido tener hijos.
Ashley se mordió el labio al ver que Louis se acercaba.
–Mira, no puedo hablar de eso ahora. Nos veremos mañana después de la cita. ¡Y no digas nada, ni siquiera a Louis!
Pippa la miró extrañada y se quedó en silencio mientras Louis se acercaba.
–Ah, estás aquí –dijo Louis al llegar junto a ellas–. Si no te importa, Pippa, voy a robarte a mi esposa un momento. Quiero presentarle a unas personas.
Pippa se despidió de Ashley con un beso en la mejilla.
–Nos veremos mañana –susurró–. Cuídate.
Ashley le sonrió y dejó que Louis tirara de ella. Durante la siguiente hora estuvo sonriente y callada mientras Louis le presentaba a los invitados y hablaba de cosas de las que no tenía ni idea. Pero se mostró interesada, asintiendo cada vez que le parecía que era lo apropiado.
El dolor de cabeza se le había bajado hasta el cuello y llegó un momento que apenas podía moverlo. Tenía las mejillas resentidas de la sonrisa permanente que lucía y los pies la estaban matando.
La antigua Ashley se habría descalzado, se habría soltado el pelo y habría buscado a alguien con quien hablar de cosas que entendiera. Nunca le había resultado difícil dar con alguien con quien conversar. La nueva Ashley sobreviviría a aquella noche aunque fuera lo último que hiciera.
Louis parecía agradecer su esfuerzo. Le había dicho que estaba muy guapa y le sonreía a menudo cada vez que cambiaban de grupo. Quizá fuera su imaginación, pero le había parecido adivinar un brillo de orgullo en aquellos ojos dorados.
–Quédate aquí –le dijo Louis, dejándola cerca de la pista de baile–. Tengo que encontrar a tu padre. Quiere anunciar esta noche que se retira.
Ella asintió y se quedó donde la había dejado. Le dolían tanto los pies que parecían a punto de desprenderse de sus piernas y la cabeza estaba a punto de estallarle. Sin embargo, no dejó de sonreír y empezó a pensar en la posibilidad de que estuviera embarazada.
Su padre subió con Louis al podio. Como siempre, la madre de Ashley estaba al lado de su marido.
Su padre habló durante media hora, haciendo mención a recuerdos y dando las gracias a su familia y empleados. Ashley sonrió tímidamente cuando se refirió a ella. Luego continuó explicando que iba a retirarse y que Louis iba a sucederle.
Hubo algunos murmullos de sorpresa y otros asintieron como si ya lo esperaran, pero la mayoría puso los ojos en ella.
La sonrisa se le estaba empezando a borrar. Era como si el mundo hubiera caído en la cuenta y en aquel momento lo estuvieran entendiendo todo. Miró a su alrededor en busca de una vía de escape, pero estaba rodeada de gente. Todos la estaban mirando. Aquellas malditas sonrisas de complicidad... Fue la peor noche de toda su vida, peor incluso que su noche de bodas.
Louis se encontró rodeado por un montón de personas que le daban la enhorabuena.
Antes de que la fiesta comenzara, había hecho un aparte con William y le había dicho que Copelan iba a patrocinar el refugio de animales de Ashley. William se había opuesto hasta que Louis lo había amenazado con negarse a ocupar su puesto en la compañía. Su suegro había refunfuñado y le había dicho que era un tonto enamorado, pero al final había cedido.
Necesitaba encontrar el momento adecuado para darle a Ashley la noticia. Después de la fiesta, en la cama, sería el momento adecuado. Luego, le haría el amor hasta que los dos acabaran agotados.
El ver a Zayn abriéndose paso entre los invitados lo sacó de sus pensamientos. Cuando llegó a su lado, le sonrió y le dio unas palmadas en la
espalda.
–Bueno, lo hemos conseguido. Copeland, el nuevo hotel, todo. ¡Hombre de poca fe!
–¿Qué demonios le has hecho, Louis? –preguntó Zayn mirando por detrás de su amigo e ignorando su comentario.
Louis giró la cabeza.
–¿Cómo dices? –dijo buscando el centro de atención de Zayn.
Vio a Ashley en el mismo lugar donde la había dejado para que no fuera engullida por la multitud.
Zayn sacudió la cabeza y volvió a mirar a Louis.
–Ni siquiera te das cuenta, ¿verdad?
–¿A qué te refieres? –preguntó Louis.
–Mírala, Louis –dijo Zayn disgustado.
De nuevo, Louis volvió a mirar a Ashley y la observó durante largos segundos. Se sentía irritado. Estaba a punto de mandar al infierno a Zayn cuando Ashley se llevó la mano a la frente. Aquel gesto le hizo darse cuenta de algo que se le había pasado por alto antes. Estaba pálida. Parecía cansada y extremadamente frágil. No parecía la mujer vivaracha y chispeante con la que se había casado.
–Probablemente le duela la cabeza –afirmó frunciendo el ceño.
–Eres un canalla –dijo Zayn y antes de que su amigo pudiera replicar, se fue.
Ashley parecía exhausta. Tenía expresión de dolor y se estaba frotando el cuello. Se abrió paso entre las pocas personas que lo separaban de William y de su hijo Eric.
–Voy a llevar a Ashley a casa –le dijo a William–. Discúlpeme con el resto de invitados.
William alzó la mirada preocupado.
–¿Va todo bien? –preguntó William.
–Sí –contestó en un intento por no preocupar al viejo–. Creo que tiene dolor de cabeza.
Se fue a recoger a Ashley.
El alivio en el rostro de Ashley fue evidente. Los planes de Louis para aquella noche se desvanecieron. La atrajo hacia él, reparando en la fatiga que mostraba su rostro. Era como si la luz se hubiera apagado en sus expresivos ojos.
–Nos vamos.
–Lo conseguirás. Eres muy dura contigo –dijo Pippa rodeándola por la cintura.
–Después de tres semanas, pensé que sería capaz de hacer algunos platos simples –dijo Ashley–. Pero asumámoslo. Soy un desastre culinario.
–¿Estás bien, cariño? Últimamente te veo algo triste y no sólo por este asunto de la cocina. ¿Va todo bien?
–Sí, estoy bien –dijo Ashley sonriendo–. El matrimonio me tiene exhausta. ¿Quién iba a saberlo? Me cuesta seguir mi rutina. Paso las mañanas en el refugio para poder estar en casa cuando Louis llega de trabajar. Esperaba que alguno de mis platos saliera bien para no tener que seguir encargando la comida fuera.
–No seas tonta. No sé por qué te molestas en cocinar. A Louis no le importa que no sepas hacerlo. Ese hombre está loco por ti y ya antes de casaros no sabías cocinar. Estoy segura de que no espera que pase un milagro.
Ashley se mordió el labio para no llorar. Lo cierto era que estaba muy cansada. Organizar aquella maldita fiesta estaba siendo agotador. Se sentía tentada de llamar a su madre y pedirle que le ayudara, pero le podía el orgullo. La anterior Ashley se habría reído, lanzado las manos al aire y admitido que era una inútil. La nueva Ashley iba a mantener la calma y a conseguir lo que hiciera falta.
–¿Vas a venir a mi fiesta? –preguntó Ashley, preocupada por estar rodeada de caras desconocidas.
–Por supuesto. Te prometí que iría. Sé que estás nerviosa, pero es tu momento. Brillas en los eventos sociales. Todo el mundo te quiere.
–¿Por qué no nos encontramos en casa de Tabitha la tarde antes? Así nos arreglaremos el pelo juntas. Me gustaría una imagen más sofisticada. Ya sabes, madura y casada en vez de joven y frívola.
–¿Frívola? –repitió Pippa.
Ashley sonrió. Sabía que Louis la consideraba una cabeza hueca.
–También necesito las habilidades de Carly con el maquillaje.
–Cariño, no es una fiesta para la reina. Es una fiesta para amigos y compañeros de trabajo. Nosotras ya te queremos y los que todavía no te conocen, también lo harán. Deja ya de atormentarte.
–Es sólo que no quiero parecer una estúpida –dijo Ashley.
–No sé qué te pasa últimamente –dijo Pippa sacudiendo la cabeza.
–Te quiero –dijo Ashley, sintiendo un nudo de emociones.
Pippa le dio un abrazo y de repente la separó bruscamente.
–¿No estarás embarazada, no? No sueles ser tan sentimental.
–Oh, Dios mío, creo que no. Es posible, pero últimamente no llevo cuenta de mis reglas. Recuerdo que me alegré de que no iba a tenerla en la luna de miel.
–Bueno, hazte una de esas pruebas de embarazo.
Ashley cerró los ojos. No, no podía estar embarazada todavía. Bueno, podía, pero no quería estarlo. Aunque ya era demasiado tarde para pensar eso.
¿Cuándo había sido la última vez que Louis y ella habían hecho el amor? Había sido antes de la boda, pero aún así, era demasiado pronto para saberlo.
–Esperaré un poco más. Estoy muy ocupada con esta estúpida fiesta.
Siento como si fuera mi primera gran prueba como esposa de Louis Tomlinson. No quiero humillarle a él o a mí frente a cientos de personas.
–Déjalo ya –dijo Pippa–. Todo va a salir bien. Venga, ¿quieres volver a hacer esta salsa?
Ashley suspiró.
–Gracias, Pippa. Sabes que te quiero, eres la mejor.
–Yo también te quiero –dijo Pippa sonriendo–. Ahora vete a casa. Llámame mañana. Y hazte esa prueba de embarazo. ¡Quiero saber si voy a ser tía!
Ashley puso los ojos en blanco. Enfiló hacia la puerta cuando el teléfono móvil sonó, avisándola de que había recibido un mensaje de texto. Lo sacó y lo leyó con el ceño fruncido.
–¿Qué pasa, Ashley? –preguntó Pippa.
–Hay un problema en el refugio. Molly está triste, pero no dice por qué. Pararé de camino a casa. Te veré el viernes por la tarde en casa de Tabitha.
–Está bien, ten cuidado y llámame cuando llegues a casa. Ya sabes que no me gusta que vayas sola al refugio.
Con un movimiento de mano, salió del apartamento de Pippa y bajó para tomar un taxi hacia el refugio.
Cuando Louis llegó a casa, era más tarde de lo que le habría gustado.
Había tenido un día largo, lleno de reuniones interminables. La única persona a la que deseaba ver era a Ashley y estaba deseando descubrir qué desastre habría preparado para cenar.
Sonrió al soltarse la corbata y se dirigió a la cocina. Las últimas semanas habían sido muy divertidas. No recordaba el número de cenas desastrosas que le había servido.
Al llegar a la puerta de la cocina, olía a algo delicioso. No olía a quemado. Olía a queso y a tomate. Le rugió el estómago y buscó a Ashley en la cocina. Al no verla por allí, frunció el ceño. Decidido a averiguar qué había de cena, se acercó al horno y abrió la puerta. Dentro había una lasaña con muy buena pinta. Tomó un paño y sacó la fuente, que dejó junto a la estufa. Luego, apagó el horno y fue a buscar a Ashley. Al pasar cerca del dormitorio, la oyó hablar en voz baja. Estaba junto a la ventana que miraba hacia la ciudad hablando por su teléfono móvil. Se dirigía hacia el armario para cambiarse, cuando oyó un sollozo.
Se giró rápidamente y miró a Ashley. Aunque le estaba dando la espalda, pudo ver su perfil mientras se secaba una mejilla. ¿Qué demonios pasaba?
Tuvo que contenerse para no acercarse a ella, quitarle el teléfono y averiguar con quién estaba hablando.
–Veré lo que puedo hacer, Molly. No podemos permitir que esto ocurra –dijo.
Se secó la mejilla con el dorso de la mano libre y luego apagó el teléfono.
Luego se giró y vio a Louis. Sus ojos se abrieron alarmados y luego los cerró disgustada.
–¡Dios mío, la lasaña!
Salió precipitadamente por la puerta, antes de que pudiera decirle que ya se había ocupado él.
–¡Ashley! –la llamó mientras salía tras ella.
La alcanzó en la cocina y la encontró llevándose la mano a la frente mientras observaba la lasaña.
–Lo siento –dijo–. Se me olvidó. Si no hubieras venido, se me habría quemado.
–Está bien –dijo acercándose y poniéndole una mano en el hombro–. Voy a sacar los platos y a poner la mesa. Luego espero que me cuentes por qué estás tan triste. ¿Con quién hablabas por teléfono?
La guió hasta la mesa, la hizo sentarse en una silla y empezó a sacar platos y cubiertos. Después de poner la mesa, fue a por la lasaña y dejó la fuente en la mesa. Se sentó y esperó con el cuchillo en la mano para cortar la lasaña a que le contestara. Para su sorpresa, tenía los ojos llenos de lágrimas y enterró el rostro entre las manos.
Dejó el cuchillo y soltó una maldición. Luego se levantó de su silla y la acercó a Ashley.
–¿Qué ocurre? –preguntó–. ¿Alguien te ha disgustado?
–He tenido un día horrible. Quería que todo fuera perfecto. Por fin aprendí a hacer una lasaña. Pero entonces llamó Molly. Paré en el refugio y me dio muy malas noticias. No sé qué hacer. Llevamos hablando de ello toda la noche.
Louis consiguió apartarle las manos de la cara. Tenía las mejillas húmedas por las lágrimas.
–¿Quién es Molly?
Ella frunció el ceño y levantó la mirada hasta encontrarse con la de él.
–Es mi jefa en el refugio.
–Espera un momento. Pensé que tú dirigías el refugio.
Ashley sacudió la cabeza.
–Así es, pero ella está al mando. Ella se ocupa de la gestión y yo de recaudar fondos. Dice que tengo más contactos y un talento innato para conseguir donaciones.
Louis frunció el entrecejo. Le daba la impresión de que aquella Molly se estaba aprovechando de Ashley. No sabía si Ashley tendría un sueldo por su cargo en el refugio.
–Entonces, ¿qué te ha dicho Molly?
–Van a retirar la subvención que tenía el refugio y sin ella, no puede continuar abierto. Con ella se sufragan los gastos básicos como la luz, la comida para los animales y el sueldo del veterinario. No recaudamos el dinero suficiente para mantenerlo abierto sin esa ayuda –dijo, y los ojos se le llenaron de lágrimas una vez más–. Si cerramos, se llevarán a los animales a un refugio municipal y si nos los adoptan, los sacrificarán.
Louis suspiró y atrajo a Ashley hacia sus brazos.
–Seguro que hay una manera de que el refugio siga abierto. ¿Has hablado con tu padre acerca de algún patrocinio?
–No lo entiendes –dijo apartándose y sacudiendo la cabeza–. En asuntos así, mi padre actúa como un empresario. No sabe tomar decisiones emocionales. Le interesan más los beneficios y las ganancias. Además, no le gustan demasiado los animales.
Louis le acarició la mejilla y la besó en la frente.
–¿Por qué no comes algo? La lasaña huele muy bien. No puedes hacer nada esta noche. Quizá se nos ocurra una solución por la mañana.
Ashley asintió y Louis regresó a su asiento. Luego, cortó la lasaña y sirvió las porciones en los platos.
–Tiene muy buena pinta –continuó él en tono animado.
Le dio su plato y tomó el suyo. Al saborear el queso fundido, la pasta al dente y la sabrosa salsa, gimió de placer.
–Está exquisita, Ashley.
Ella sonrió, pero la expresión de sus ojos continuó apagada. Todavía había tristeza en aquellos enormes ojos azules y eso le hizo sentir un nudo en el estómago.
Era evidente que Ashley no tenía ningún interés en comer por como jugueteaba con la comida, así que Louis se dio prisa en terminar y en recoger los platos.
–Ven aquí –le dijo ofreciéndole la mano.
Ella la tomó y Louis la hizo ponerse de pie. Luego, la llevó al dormitorio, la hizo sentarse al borde de la cama y empezó a quitarle los zapatos. Se puso de cuclillas entre sus piernas y deslizó las manos por sus muslos hasta llegar a sus caderas. Permaneció así, mirándola a los ojos, incapaz de creer que estaba a punto de hacerle una promesa. Por un lado, pensaba que había perdido la cabeza, pero por otro, estaba deseando tranquilizarla. Para su sorpresa, le lanzó los brazos y lo abrazó con fuerza.
Ashley lo besó en la boca. No esperó a que se apartara arrepentida ni le dio la oportunidad de cambiar de opinión. Llevaba tres semanas deseándola con todas sus fuerzas. Si aquella era la ocasión de tenerla de nuevo en su cama, estaba dispuesto a aprovecharla. Le devolvió el beso y la tomó del rostro mientras devoraba sus labios. Ella lo rodeó por el cuello y soltó un gemido que al instante lo excitó.
–Llevas demasiada ropa –le dijo, desesperado mientras trataba de desabrocharle los botones de la blusa.
El sonido de la seda al rasgarse sólo contribuyó a aumentar la excitación.
Luego, le desabrochó el botón de los pantalones y tiró de ellos para bajárselos. Ashley levantó el trasero lo suficiente como para que la tela se deslizara bajo sus piernas y se quedó sentada, con tan sólo la ropa interior.
Louis se puso de pie para desnudarse. Se sentía como un quinceañero viendo por primera vez a una mujer desnuda. Si no ponía remedio, iba a
comportarse como tal.
Ashley se quedó mirándolo.
La tomó en brazos y la tumbó en la cama. Buscó su boca y la saboreó de nuevo una y otra vez.
Louis se incorporó y se colocó con las rodillas a cada lado de sus caderas.
Ashley bajó la mirada a su entrepierna y sus ojos se oscurecieron. Lentamente fue bajando sus manos hasta su erección. De repente se ruborizó y lo miró a los ojos como si estuviera pidiéndole permiso para acariciarlo.
Daría cualquier cosa para que lo tocara. Le compraría veinte refugios si eso la hacía feliz. En aquel momento, se volvería loco si sus finos dedos envolvieran su... Cerró los ojos y jadeó justo en el momento en el que ella convertía en realidad su fantasía.
Ashley lo acarició con mayor intensidad. Si no ponía fin a sus movimientos exploradores, iba a eyacular en su ombligo.
Se inclinó y la besó entre los pechos. La copa del sujetador se deslizó y dejó a la vista el pezón. Rápidamente comenzó a lamérselo, disfrutando de la sensación. Ella se estremeció y se le aceleró la respiración.
Louis deslizó una mano por la espalda de Ashley y buscó el cierre del sujetador. Unos segundos más tarde, lo soltó y tiró suavemente de él hasta quitárselo. Lo dejó a un lado y se quedó contemplando la vista que tenía ante él. Tenía unos pechos preciosos, de un tamaño perfecto.
Esa noche quería saborearla por todas partes y dormirse sintiendo su piel junto a la suya.
Puso las manos sobre los pechos de Ashley y con los dedos gordos acarició sus pezones, antes de bajar la cabeza y lamerle uno después del otro. Tiró suavemente de ellos haciendo que se pusieran aun más duros. Luego, dibujó círculos con la lengua alrededor de su ombligo.
Ashley se agitó y murmuró lo que pareció una súplica.
Louis acarició el borde de sus bragas y suavemente tiró de la delicada prenda hasta deslizarla por sus caderas y quitársela.
Volvió a colocarse sobre ella, deteniéndose a la altura de los rizos rubios de su entrepierna. Luego, deslizó las manos por sus caderas hacia abajo y la hizo separar los muslos. Acercó la boca y unió los labios a aquellos pliegues suaves para acariciarlos.
–Louis –susurró.
Hacía tiempo que no oía aquella voz dulce y sensual murmurar su nombre, en lo que era una mezcla de placer y petición de más. Antes de acabar, estaba decidido a hacer que pronunciara su nombre una docena de veces más. La haría alcanzar el éxtasis con su nombre en los labios.
Le lamió suavemente la pequeña protuberancia rodeada de pliegues sedosos, disfrutando de cada estremecimiento y sacudida de su cuerpo. Estaba más que preparada para recibirlo, pero decidió esperar un poco más para seguir aquella sensual exploración de su cuerpo.
Lentamente Louis continuó acariciándola con su lengua. Ella empezó a agitarse incontroladamente y con los muslos le apretó la cabeza. Louis le dio un último beso en la entrepierna y luego se colocó entre sus piernas. Enseguida se hundió en ella. Ashley alzó la barbilla, cerró los ojos y apretó los labios en una mueca casi de agonía.
La besó en el hoyuelo de la barbilla y luego siguió haciéndolo por el cuello. Tenía el pulso acelerado y se adivinaba bajo su piel pálida.
Lo abrazó con sus brazos delgados, aferrándose a él con una fuerza sorprendente. Sus uñas se le clavaron en los hombros como si fueran clavos.
–Abrázame con tus piernas. Así, cariño, perfecto.
Ashley cruzó los pies sobre la espalda de Louis y se arqueó con cada embestida. Hundió los dedos en su pelo y tiró con fuerza hasta que Louis se dio cuenta de que le estaba pidiendo un beso.
Con una sonrisa, se entregó a su ruego silencioso y encontró su boca. Sin aliento, sus lenguas se enzarzaron en una lucha por dominar.
Louis cerró los ojos y volvió a hundirse en ella. Luego empezó a agitar las caderas con movimientos urgentes. Ashley dejó escapar un gemido y entonces él recordó la promesa que se había hecho.
–Mi nombre –dijo sin aliento–. Di mi nombre.
–Louis.
Ashley se deshizo entre sus brazos. Estaba bañado en una ardiente pasión que nunca antes había sentido en su vida.
–Ashley –susurró–. Mi Ashley, toda mía.
Sus caderas seguían agitándose mientras se colocaba sobre ella, demasiado agotado como para recordar su propio nombre.
De pronto se dio cuenta de las suaves caricias de Ashley en su espalda. Probablemente la estaba aplastando, pero era incapaz de moverse. Seguía dentro de ella. Era suya.
Ashley observaba llegar a los invitados al restaurante que había alquilado para esa noche mientras sentía que la cabeza le iba a estallar de dolor. Estaba tan nerviosa que tenía ganas de vomitar. Quería que todo saliera perfecto y que no hubiera ninguna desagradable sorpresa.
Había pasado la tarde en casa de Tabitha peinándose y maquillándose. Ashley quería estar sofisticada. No quería nada exuberante ni excesivo. Aquella era su noche para demostrarle a Louis que era una buena anfitriona y un perfecto complemento para él.
Llevaba el perfecto vestido negro. Se sentía discreta y sobria. Tabitha se había pasado una hora haciéndole un elegante moño, con cuidado de que ni un cabello quedara fuera de lugar. Pippa había refunfuñado porque le hacía parecer tener cuarenta años y no la joven veinteañera que era. Carly le había aplicado un maquillaje suave usando tonos mates y Ashley se había puesto en los labios un brillo transparente en vez del habitual rosa que solía llevar. El accesorio perfecto para el vestido y el peinado eran el collar y los pendientes de perlas que su abuela le había regalado antes de morir dos años atrás.
Ashley se veía perfecta y esperaba que los demás también la vieran así y disfrutar de la noche con una sonrisa en los labios.
El jazz sonaba de fondo. Los camareros circulaban por la sala, ofreciendo entremeses y una selección de vinos tintos y blancos. Además, había otros dos camareros tras una barra y, además de los aperitivos, se había dispuesto un elegante bufé.
Ashley había participado en todos los preparativos hasta asegurarse de que había elegido bien los menús. Había probado todos y cada uno de los aperitivos.
Había hecho que Pippa la acompañara.
–Ashley, aquí estás –dijo Pippa, abriéndose paso entre los invitados.
–Dios mío, me alegro mucho de que estés aquí –dijo Ashley–. Gracias por venir. Estoy hecha un manojo de nervios.
–No hay razón por la que tengas que preocuparte tanto –dijo Pippa frunciendo el ceño–. Es una fiesta. Relájate y diviértete.
–Es fácil para ti decirlo. No tienes que verte con un montón de colegas de tu marido.
–Venga, vayamos a tomar algo.
Ashley dejó que Pippa la guiara a la barra. Una vez allí, Ashley pidió agua.
Pippa arqueó una ceja y Ashley suspiró.
–Tengo cita con el médico mañana –murmuró Ashley–. Ni se te ocurra decirle nada a nadie, ¿de acuerdo? No le he contado a nadie que creo que estoy embarazada. Me hice uno de esos test de embarazo pero no es definitivo. Estoy segura de que tan sólo es un retraso. Así que hasta que lo sepa, no quiero beber nada.
–¿A qué hora es la cita? –preguntó Pippa.
–A las diez de la mañana.
–De acuerdo, te diré lo que vamos a hacer. Carly, Tabitha y yo vamos a esperarte en el restaurante Oscar ́s y después de tu cita vas a ir directamente allí para comer juntas y contarnos la noticia.
–Está bien, necesitaré vuestro apoyo. No estoy segura de todo este asunto.
–¿Quieres decir que no estás segura de querer estar embarazada? –preguntó Pippa sorprendida.
–Sí, no. Bueno, no lo sé.
–Ashley, ¿qué demonios te pasa últimamente? Siempre has querido tener hijos.
Ashley se mordió el labio al ver que Louis se acercaba.
–Mira, no puedo hablar de eso ahora. Nos veremos mañana después de la cita. ¡Y no digas nada, ni siquiera a Louis!
Pippa la miró extrañada y se quedó en silencio mientras Louis se acercaba.
–Ah, estás aquí –dijo Louis al llegar junto a ellas–. Si no te importa, Pippa, voy a robarte a mi esposa un momento. Quiero presentarle a unas personas.
Pippa se despidió de Ashley con un beso en la mejilla.
–Nos veremos mañana –susurró–. Cuídate.
Ashley le sonrió y dejó que Louis tirara de ella. Durante la siguiente hora estuvo sonriente y callada mientras Louis le presentaba a los invitados y hablaba de cosas de las que no tenía ni idea. Pero se mostró interesada, asintiendo cada vez que le parecía que era lo apropiado.
El dolor de cabeza se le había bajado hasta el cuello y llegó un momento que apenas podía moverlo. Tenía las mejillas resentidas de la sonrisa permanente que lucía y los pies la estaban matando.
La antigua Ashley se habría descalzado, se habría soltado el pelo y habría buscado a alguien con quien hablar de cosas que entendiera. Nunca le había resultado difícil dar con alguien con quien conversar. La nueva Ashley sobreviviría a aquella noche aunque fuera lo último que hiciera.
Louis parecía agradecer su esfuerzo. Le había dicho que estaba muy guapa y le sonreía a menudo cada vez que cambiaban de grupo. Quizá fuera su imaginación, pero le había parecido adivinar un brillo de orgullo en aquellos ojos dorados.
–Quédate aquí –le dijo Louis, dejándola cerca de la pista de baile–. Tengo que encontrar a tu padre. Quiere anunciar esta noche que se retira.
Ella asintió y se quedó donde la había dejado. Le dolían tanto los pies que parecían a punto de desprenderse de sus piernas y la cabeza estaba a punto de estallarle. Sin embargo, no dejó de sonreír y empezó a pensar en la posibilidad de que estuviera embarazada.
Su padre subió con Louis al podio. Como siempre, la madre de Ashley estaba al lado de su marido.
Su padre habló durante media hora, haciendo mención a recuerdos y dando las gracias a su familia y empleados. Ashley sonrió tímidamente cuando se refirió a ella. Luego continuó explicando que iba a retirarse y que Louis iba a sucederle.
Hubo algunos murmullos de sorpresa y otros asintieron como si ya lo esperaran, pero la mayoría puso los ojos en ella.
La sonrisa se le estaba empezando a borrar. Era como si el mundo hubiera caído en la cuenta y en aquel momento lo estuvieran entendiendo todo. Miró a su alrededor en busca de una vía de escape, pero estaba rodeada de gente. Todos la estaban mirando. Aquellas malditas sonrisas de complicidad... Fue la peor noche de toda su vida, peor incluso que su noche de bodas.
Louis se encontró rodeado por un montón de personas que le daban la enhorabuena.
Antes de que la fiesta comenzara, había hecho un aparte con William y le había dicho que Copelan iba a patrocinar el refugio de animales de Ashley. William se había opuesto hasta que Louis lo había amenazado con negarse a ocupar su puesto en la compañía. Su suegro había refunfuñado y le había dicho que era un tonto enamorado, pero al final había cedido.
Necesitaba encontrar el momento adecuado para darle a Ashley la noticia. Después de la fiesta, en la cama, sería el momento adecuado. Luego, le haría el amor hasta que los dos acabaran agotados.
El ver a Zayn abriéndose paso entre los invitados lo sacó de sus pensamientos. Cuando llegó a su lado, le sonrió y le dio unas palmadas en la
espalda.
–Bueno, lo hemos conseguido. Copeland, el nuevo hotel, todo. ¡Hombre de poca fe!
–¿Qué demonios le has hecho, Louis? –preguntó Zayn mirando por detrás de su amigo e ignorando su comentario.
Louis giró la cabeza.
–¿Cómo dices? –dijo buscando el centro de atención de Zayn.
Vio a Ashley en el mismo lugar donde la había dejado para que no fuera engullida por la multitud.
Zayn sacudió la cabeza y volvió a mirar a Louis.
–Ni siquiera te das cuenta, ¿verdad?
–¿A qué te refieres? –preguntó Louis.
–Mírala, Louis –dijo Zayn disgustado.
De nuevo, Louis volvió a mirar a Ashley y la observó durante largos segundos. Se sentía irritado. Estaba a punto de mandar al infierno a Zayn cuando Ashley se llevó la mano a la frente. Aquel gesto le hizo darse cuenta de algo que se le había pasado por alto antes. Estaba pálida. Parecía cansada y extremadamente frágil. No parecía la mujer vivaracha y chispeante con la que se había casado.
–Probablemente le duela la cabeza –afirmó frunciendo el ceño.
–Eres un canalla –dijo Zayn y antes de que su amigo pudiera replicar, se fue.
Ashley parecía exhausta. Tenía expresión de dolor y se estaba frotando el cuello. Se abrió paso entre las pocas personas que lo separaban de William y de su hijo Eric.
–Voy a llevar a Ashley a casa –le dijo a William–. Discúlpeme con el resto de invitados.
William alzó la mirada preocupado.
–¿Va todo bien? –preguntó William.
–Sí –contestó en un intento por no preocupar al viejo–. Creo que tiene dolor de cabeza.
Se fue a recoger a Ashley.
El alivio en el rostro de Ashley fue evidente. Los planes de Louis para aquella noche se desvanecieron. La atrajo hacia él, reparando en la fatiga que mostraba su rostro. Era como si la luz se hubiera apagado en sus expresivos ojos.
–Nos vamos.
ᴍᴀʀ.
Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
Hola!
Que lindo Zayn, intentando que Louis se de cuenta de lo mal que esta Ash. Esperemos que pueda verlo antes de que sea tarde. :S
Dejo otro cap, espero que les guste!
Comenten y pronto la seguiré. ;)
Besos.
Que lindo Zayn, intentando que Louis se de cuenta de lo mal que esta Ash. Esperemos que pueda verlo antes de que sea tarde. :S
Dejo otro cap, espero que les guste!
Comenten y pronto la seguiré. ;)
Besos.
ᴍᴀʀ.
Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
Hola! Me encanto...
Ash, esta tan esmerada que Louis se de cuenta que es la mujer ideal para él. Al fin, parce que lasaña salió bien, por suerte Lou llego a hora sino se había quemado.
Pobrecita, se nota que ama seriamente los animales, aún mas que Louis. Bueno creo. Y hablando de esta perdición que es Lucho, el sabe aprovechar los momentos y como hacer una mujer feliz.
Tiene una sita con el médico. Espero que este embarazada, todo cambiara si lo esta.
Si Zayn es una ternura, parce ser muy cerrado pero puede ver cosas que otros no.
Respondiste todos mis mensajes, oh, eso no esperaba.
Necesito decir esto: AL FIN ENCONTRE UNA URUGUAYA EN EL FORO QUE NO SEA DE MONTEVIDEO. Yo soy de Artigas.
Si se re nota que Zayn es tu debilidad.
Leí mi primer libro... fue muy emocionante.
Besos, sube pronto ¿si?
Ash, esta tan esmerada que Louis se de cuenta que es la mujer ideal para él. Al fin, parce que lasaña salió bien, por suerte Lou llego a hora sino se había quemado.
Pobrecita, se nota que ama seriamente los animales, aún mas que Louis. Bueno creo. Y hablando de esta perdición que es Lucho, el sabe aprovechar los momentos y como hacer una mujer feliz.
Tiene una sita con el médico. Espero que este embarazada, todo cambiara si lo esta.
Si Zayn es una ternura, parce ser muy cerrado pero puede ver cosas que otros no.
Respondiste todos mis mensajes, oh, eso no esperaba.
Necesito decir esto: AL FIN ENCONTRE UNA URUGUAYA EN EL FORO QUE NO SEA DE MONTEVIDEO. Yo soy de Artigas.
Si se re nota que Zayn es tu debilidad.
Leí mi primer libro... fue muy emocionante.
Besos, sube pronto ¿si?
Tori Malik
Re: El Beso De La Inocencia {Louis Tomlinson} -TERMINADA-
Hola! Me encanta que te haya encantado!Tori Malik escribió:Hola! Me encanto...
Ash, esta tan esmerada que Louis se de cuenta que es la mujer ideal para él. Al fin, parce que lasaña salió bien, por suerte Lou llego a hora sino se había quemado.
Pobrecita, se nota que ama seriamente los animales, aún mas que Louis. Bueno creo. Y hablando de esta perdición que es Lucho, el sabe aprovechar los momentos y como hacer una mujer feliz.
Tiene una sita con el médico. Espero que este embarazada, todo cambiara si lo esta.
Si Zayn es una ternura, parce ser muy cerrado pero puede ver cosas que otros no.
Respondiste todos mis mensajes, oh, eso no esperaba.
Necesito decir esto: AL FIN ENCONTRE UNA URUGUAYA EN EL FORO QUE NO SEA DE MONTEVIDEO. Yo soy de Artigas.
Si se re nota que Zayn es tu debilidad.
Leí mi primer libro... fue muy emocionante.
Besos, sube pronto ¿si?
Ojalá se de cuenta, hay veces que es tan ciego. jajajja! Si la lasaña salió bien.
No hay dudas de que lo sabe. ;)
Roguemos por que este embarazada.
Estoy de acuerdo.
Lo menos que podía hacer era responder todos tus mensajes. :)
Me pasaba lo mismo. ¡Aguante las del interior!
Me alegra!
Ya subo! :)
Besos.
ᴍᴀʀ.
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