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El diario de Sydney Madison.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: El diario de Sydney Madison.
!¿QUÉ?!
Esta bien honey. no te preocupes, te esperare :3
Vuelve pronto.
Adiós linda.
Esta bien honey. no te preocupes, te esperare :3
Vuelve pronto.
Adiós linda.
Rebeca.
Re: El diario de Sydney Madison.
#Luu. escribió:Yo también iba a leer tu galería. Pos..Rebeca. escribió:
¿Leíste mi galería? Wow... que valor xD
Pues para que lo hayas hecho, SI.
Te considero una amiga Pam :3
:(L):
Leela si gustas Lu :3
Rebeca.
Re: El diario de Sydney Madison.
#Luu. escribió:Rebeca. escribió:
¿enserio? entonces ya no... ok xDPos... la seguiré leyendo hasta que me digas algo parecido.
JAJAJA ¿Icomo en twittah? ¡YAY! xD
Leela entonces, sería un halago para mi :3
Adiós #LuMalota ;3
Rebeca.
Re: El diario de Sydney Madison.
Capítulo 005.
Al llegar a su ciudad natal, en la que actualmente vivía, fué a visitar a su tía. Una mujer de cabello negro y ojos claro pequeños, con unos cuarentaicuatro años mal sentados. Era de esas mujeres pacifistas, pero muy molesta cuando no coinciden con sus ideas, es altamente irritante y eso le pone los pelos de punta a nuestra Sydney. Más cuando la mujer pregunta cosas hacía su sobrina con un tono irónico y obvio sobre cosas que siendo su tía tendría que saber de memoria tanto moral, psicológica, como socialmente sobre su querida y única sobrina (hasta ahora). A ella siempre le gusta ponerse a la defensiva cuando con el tono más amable que Sydney tiene le recuerda que las cosas no son como antes, que la única manera de hacer las cosas no es como ella las haría, y cosas así.
Comió ahí naturalmente con sus abuelos mientras ciertos niños jugaban y veían videos en You Tube en el teléfono no Fabianna, la tía. Para suerte de la castaña o mejor dicho para la suerte de su celular, este por fin había sido abandonado por lo menos por unas horas, Brian le avisó que tenía que ayudar a sus padres en el local. Estuvo hablando sin mucho interés con Fabianna y sus abuelos, sobre cosas más personales de la castaña que otras cosas; el concierto de Lady Gaga estaba más entretenido que ver a la mujer de caderas realmente grandes y torso pequeño entrar y salir de la cocina, su tía puede ser muy quisquillosa cuando se lo propone. Era eficiente, claro que un poco quejosa respecto a las comidas, qué comer y cuánto. Los menús de la cocinera eran variados pero no lo suficiente para la de ojos verdes, todo lo que comía en ese departamento era ensaladas de lechugas, zanahorias, huevo y tomates, sino era verduras comía sándwiches de queso casero o de la panadería, rara vez comía carne. Y la verdad era que en el fondo, la misma rutina siempre aburría, por eso casi nunca venía a visitarla. No había nada interesante que hacer.
Después de que se cumplan alrededor de las cinco menos un cuarto de hora, y eso significaba dos cosas una volvería a su casa y dos, sus abuelos se irían a la suya.
Al volver a su casa Sydney, fue recibida con un apretado y cariñoso abrazo de una nostálgica madre; Alexxandra estaba contenta por volverla a ver, a pesar de que su hija solo se había ido una semana. Pero la mujer la había engrandado y no soportaba la soledad que aparecía cuando la castaña se iba y en esos mismos momentos se lamentaba por las veces que cuando discutía con su hija ella explotaba vociferando lo feliz y lo mejor que estría si su hija simplemente se marchara; claro que eso no era cierto pero en el momento de una discusión la gente dice cosas que en realidad no quiere decir. Y esa era la verdadera razón por la cual Sydney se quedaba, porque la quería y principalmente porque era su madre y le debía la vida.
— por dios, Sydney madison, estas en casa, te extrañé tanto. — se separó lentamente como si la chica se le escapara.
— mamá, tranquila también te extrañé. — le aseguró poniendo su valija a un lado y sentándose en una de las sillas. — Abuelos, siéntense.
— no te preocupes, ya tenemos que irnos a llevar a tus primos con su madre y volver a casa. — contestó Joseph.
— oh claro que no, no nos iremos tan pronto, por el amor de dios, siempre apurado. — le respondió restándole importancia con un simple ademan de manos mientras se sentaba en una silla.
— la abuela tiene razón, me refiero, siempre el abuelo se escapa, no es justo. — se quejó sonoramente Sydney.
— está bien, está bien, el gallego se queda. — rendido el viejo exclamó también sentándose en una de esas sillas que hacía juego con la mesa pulida color caoba.
— entonces abuelo; ¿ya tienes planeado la dieta? — dijo con humor su nieta mientras le daba unas palmaditas en el notorio bulto en su camisa.
— Sydney, mañana comienzas las clases, y aunque no estuve muy de acuerdo con todo esto de que te vayas la última semana de vacaciones a la casa de tus abuelos me demostraste que puedes ser responsable; muéstralo en tu último antepenúltimo año ¿sí? Lo apreciaría mucho cariño. — admitió su madre con tono nostálgico.
“Mañana empiezan las clases, y extrañaba la escuela; no hay que malinterpretarlo, bueno, tal vez no a la escuela pero sí a los tarados de mis compañeros. Escucha diario, serás el único testigo tiempo completo de mi rutina tan… bueno, rutinaria. ¿Tú me entiendes no? Maldita sea hablo con un cuaderno. Como sea; por cierto estas algo gordo, sí bueno en estos últimos días he escrito muchas cosas que ni merecen la lectura silenciosa, porque la verdad es que son cosas estúpidas, cosas que pensaba o quería, por ejemplo una familia unida y las razones del porqué no las tengo. Cosas así que cuando sea más grande y tenga lindos hijos se los contaré y sonreiré con nostalgia. ¿En qué estaba? Ah sí, en mi rutina…”
“Let me be the one to light a fire inside those eyes, you been lonely, you don’t even know me, but I can feel you crying, Diana, let me be the one to lift your heart up and save your life, i don’t think you even realize baby you’ll be saving mine…” — ese era el otro despertador de Sydney, tanto de ACDC como One Direction le ayudaban a despertarse… raro ¿no? apagó su telefono y puso su cara en la almohada no quería despertarse por nada del mundo. Claro que su perro tenía otros planes, se aventó hacía ella, subiendo a la cama y pisando todo a su paso con sus grandes patas. La chica gimió de dolor, sus costillas se sentían apretadas.
— Ok, si me levantaré, pero bájate, ahora. — dijo rendida buscando sus madias para caminar hacía el armario, pero por alguna razón no estaba allí, la pregunta era ¿en dónde podrían estar?
— Grrrr… uhmm…— su perro masticaba algo, color azul oscuro sus medias escolares.
— Tu… ¿sabes qué? Te las regalo, ya no las quiero. — dijo poniéndose sus pantalón deportivo color azul marino uno muy pero muy apagado. Buscó su chomba, otro par de medias y zapatillas, Vans para ser precisos, si bien era una escuela religiosa estricta nadie se fijaba en que zapatillas llevaras, nadie salvo Juan, el preceptor.
— Mamá, ¿tengo que llevar al perro lo haces tú? — preguntó en voz alta para que la nombrada le escuchase; después de escupir los restos del dentífrico con agua de su boca y comenzando a peinar su rebelde cabello. Pero al parecer todos estaban dormidos, hasta su pelo, estaba lacio, y tan ordenado que Sydney sospechó si nadie por la noche le había su cabeza.
— ¿Mamá? — entró a su habitación, pero no estaba. Aunque la cama estaba desordenada.
— Hola Sydney, que bueno que ya hayas despertado, ¿Cómo dormiste? — le preguntó saludándola con un beso en la mejilla.
— Bien, solo ¿Qué hacía afuera? — cuestionó a su madre.
— ¿Acaso no puedo salir? — le miró molesta pero sus fracciones se relajaron. — está bien, me enteré que el colectivo pasa justo por esta calle ya que cambió de recorrido y el ex monaguillo de la iglesia del barrio los controla, ¿sabías que trabajaba en el municipio? — le dijo.
— No, pero la verdad tampoco me interesaba, creo que se llamada Richard o algo así, bueno, quería preguntarte, ¿tengo que sacar al perro yo? — la mujer asintió con la cabeza mientras se lavaba los dientes.
— en ese caso, ¿Tucho, dónde está la correa? Ve a buscarla. — le mandó y perro salió corriendo. “Sí, mi perro se llama Tucho, ¿has escuchado ese nombre en perros? Bueno esa es la idea.” — buen chico. — acarició su cabeza como premio al volver con la correa en su boca y sentar frente a ella.
— ¡Sydney! ¡El perro tenía tus medias! — gritó su madre a lo que solo recibió un pequeño portazo de la puerta principal a las seis de la mañana de un lunes.
— ¿Listo? ¡Vamos! — corrió con el perro haciéndole compañía por todo el descampado frente de su casa, como siempre hacía cuando paseaba al perro, tal vez, por eso cuando su madre intentaba hacer lo mismo terminaba siendo tironeada.
“Bien, veamos, son las seis con cuarenta y siete de la mañana y ya salí de mi casa hacia el coligo, como todos mis días hábiles, me levanto a las seis, no desayuno, paseo al perro, tomo el bus, escucho música, ciertas veces sube también una chica llamada Delphina que cree que el novio la dejó por mí, me mira con odio, mientras yo leo libros o hago mi tarea de último momento, me bajo en la escuela cuando ya son como las siente con veinticinco minutos, saludos a mis amigas, habló cinco minutos con ellas y luego entramos a clases, se desarrollan las tediosas horas, seguimos hablando y eso y luego al final del día, vuelvo a mi casa con dos compañeras, Orianna y Valentine; porque cierto, Valentine es una chica muy falsa.”
— ¿Mamá? Ya estoy en el colectivo, camino a casa, sí mamá, no, no lo haré, también te quiero. — colgó la rápida llamada.
— Ahora, ¿qué escucharemos? Algo de Pink… Folyd. ¿Qué leeremos? Algo de Julio… Verne, ¿por qué carajos hablo así? — se preguntó enojada, con ella misma.
— Disculpa, ¿este asiento está ocupado? — preguntó una chica alta y muy flaca con aspecto amable.
— No tranquila, puedes sentarte. — Sydney se hizo a un lado.
— ¿Sabes? Sé que no me recuerdas, pero yo sí a ti, jugabas en estos mismos colectivos hace unos años atrás con un amigo tuyo y su hermano, ¿lo recuerdas? Gus… Gas…— le interrumpió.
— Gaspher, sí lo recuerdo, pero hoy por hoy se fuñe a otro colegio, aunque su hermano sigue yendo a mí misma escuela, no obstante no lo veo. — y así comenzó una charla amena entre las dos sin revelar detalles personales e íntimos.
— Mamá llegué. —avisó la castaña tirando su mochila en el sofá y sentándose en la mesa marrón destapando platos buscando su comida. — Mierda, de seguro se quedó dormida. — farfulló tomando el jugo y sirviéndolo en un vaso para tomarlo. “Girl On Fire” sonó en su teléfono; un mensaje nuevo.
“¿Y? sigo sparando mi clses d hortogafia” — “Brian.”
Comió ahí naturalmente con sus abuelos mientras ciertos niños jugaban y veían videos en You Tube en el teléfono no Fabianna, la tía. Para suerte de la castaña o mejor dicho para la suerte de su celular, este por fin había sido abandonado por lo menos por unas horas, Brian le avisó que tenía que ayudar a sus padres en el local. Estuvo hablando sin mucho interés con Fabianna y sus abuelos, sobre cosas más personales de la castaña que otras cosas; el concierto de Lady Gaga estaba más entretenido que ver a la mujer de caderas realmente grandes y torso pequeño entrar y salir de la cocina, su tía puede ser muy quisquillosa cuando se lo propone. Era eficiente, claro que un poco quejosa respecto a las comidas, qué comer y cuánto. Los menús de la cocinera eran variados pero no lo suficiente para la de ojos verdes, todo lo que comía en ese departamento era ensaladas de lechugas, zanahorias, huevo y tomates, sino era verduras comía sándwiches de queso casero o de la panadería, rara vez comía carne. Y la verdad era que en el fondo, la misma rutina siempre aburría, por eso casi nunca venía a visitarla. No había nada interesante que hacer.
Después de que se cumplan alrededor de las cinco menos un cuarto de hora, y eso significaba dos cosas una volvería a su casa y dos, sus abuelos se irían a la suya.
***
Al volver a su casa Sydney, fue recibida con un apretado y cariñoso abrazo de una nostálgica madre; Alexxandra estaba contenta por volverla a ver, a pesar de que su hija solo se había ido una semana. Pero la mujer la había engrandado y no soportaba la soledad que aparecía cuando la castaña se iba y en esos mismos momentos se lamentaba por las veces que cuando discutía con su hija ella explotaba vociferando lo feliz y lo mejor que estría si su hija simplemente se marchara; claro que eso no era cierto pero en el momento de una discusión la gente dice cosas que en realidad no quiere decir. Y esa era la verdadera razón por la cual Sydney se quedaba, porque la quería y principalmente porque era su madre y le debía la vida.
— por dios, Sydney madison, estas en casa, te extrañé tanto. — se separó lentamente como si la chica se le escapara.
— mamá, tranquila también te extrañé. — le aseguró poniendo su valija a un lado y sentándose en una de las sillas. — Abuelos, siéntense.
— no te preocupes, ya tenemos que irnos a llevar a tus primos con su madre y volver a casa. — contestó Joseph.
— oh claro que no, no nos iremos tan pronto, por el amor de dios, siempre apurado. — le respondió restándole importancia con un simple ademan de manos mientras se sentaba en una silla.
— la abuela tiene razón, me refiero, siempre el abuelo se escapa, no es justo. — se quejó sonoramente Sydney.
— está bien, está bien, el gallego se queda. — rendido el viejo exclamó también sentándose en una de esas sillas que hacía juego con la mesa pulida color caoba.
— entonces abuelo; ¿ya tienes planeado la dieta? — dijo con humor su nieta mientras le daba unas palmaditas en el notorio bulto en su camisa.
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— Sydney, mañana comienzas las clases, y aunque no estuve muy de acuerdo con todo esto de que te vayas la última semana de vacaciones a la casa de tus abuelos me demostraste que puedes ser responsable; muéstralo en tu último antepenúltimo año ¿sí? Lo apreciaría mucho cariño. — admitió su madre con tono nostálgico.
“Mañana empiezan las clases, y extrañaba la escuela; no hay que malinterpretarlo, bueno, tal vez no a la escuela pero sí a los tarados de mis compañeros. Escucha diario, serás el único testigo tiempo completo de mi rutina tan… bueno, rutinaria. ¿Tú me entiendes no? Maldita sea hablo con un cuaderno. Como sea; por cierto estas algo gordo, sí bueno en estos últimos días he escrito muchas cosas que ni merecen la lectura silenciosa, porque la verdad es que son cosas estúpidas, cosas que pensaba o quería, por ejemplo una familia unida y las razones del porqué no las tengo. Cosas así que cuando sea más grande y tenga lindos hijos se los contaré y sonreiré con nostalgia. ¿En qué estaba? Ah sí, en mi rutina…”
***
“Let me be the one to light a fire inside those eyes, you been lonely, you don’t even know me, but I can feel you crying, Diana, let me be the one to lift your heart up and save your life, i don’t think you even realize baby you’ll be saving mine…” — ese era el otro despertador de Sydney, tanto de ACDC como One Direction le ayudaban a despertarse… raro ¿no? apagó su telefono y puso su cara en la almohada no quería despertarse por nada del mundo. Claro que su perro tenía otros planes, se aventó hacía ella, subiendo a la cama y pisando todo a su paso con sus grandes patas. La chica gimió de dolor, sus costillas se sentían apretadas.
— Ok, si me levantaré, pero bájate, ahora. — dijo rendida buscando sus madias para caminar hacía el armario, pero por alguna razón no estaba allí, la pregunta era ¿en dónde podrían estar?
— Grrrr… uhmm…— su perro masticaba algo, color azul oscuro sus medias escolares.
— Tu… ¿sabes qué? Te las regalo, ya no las quiero. — dijo poniéndose sus pantalón deportivo color azul marino uno muy pero muy apagado. Buscó su chomba, otro par de medias y zapatillas, Vans para ser precisos, si bien era una escuela religiosa estricta nadie se fijaba en que zapatillas llevaras, nadie salvo Juan, el preceptor.
— Mamá, ¿tengo que llevar al perro lo haces tú? — preguntó en voz alta para que la nombrada le escuchase; después de escupir los restos del dentífrico con agua de su boca y comenzando a peinar su rebelde cabello. Pero al parecer todos estaban dormidos, hasta su pelo, estaba lacio, y tan ordenado que Sydney sospechó si nadie por la noche le había su cabeza.
— ¿Mamá? — entró a su habitación, pero no estaba. Aunque la cama estaba desordenada.
— Hola Sydney, que bueno que ya hayas despertado, ¿Cómo dormiste? — le preguntó saludándola con un beso en la mejilla.
— Bien, solo ¿Qué hacía afuera? — cuestionó a su madre.
— ¿Acaso no puedo salir? — le miró molesta pero sus fracciones se relajaron. — está bien, me enteré que el colectivo pasa justo por esta calle ya que cambió de recorrido y el ex monaguillo de la iglesia del barrio los controla, ¿sabías que trabajaba en el municipio? — le dijo.
— No, pero la verdad tampoco me interesaba, creo que se llamada Richard o algo así, bueno, quería preguntarte, ¿tengo que sacar al perro yo? — la mujer asintió con la cabeza mientras se lavaba los dientes.
— en ese caso, ¿Tucho, dónde está la correa? Ve a buscarla. — le mandó y perro salió corriendo. “Sí, mi perro se llama Tucho, ¿has escuchado ese nombre en perros? Bueno esa es la idea.” — buen chico. — acarició su cabeza como premio al volver con la correa en su boca y sentar frente a ella.
— ¡Sydney! ¡El perro tenía tus medias! — gritó su madre a lo que solo recibió un pequeño portazo de la puerta principal a las seis de la mañana de un lunes.
— ¿Listo? ¡Vamos! — corrió con el perro haciéndole compañía por todo el descampado frente de su casa, como siempre hacía cuando paseaba al perro, tal vez, por eso cuando su madre intentaba hacer lo mismo terminaba siendo tironeada.
***
“Bien, veamos, son las seis con cuarenta y siete de la mañana y ya salí de mi casa hacia el coligo, como todos mis días hábiles, me levanto a las seis, no desayuno, paseo al perro, tomo el bus, escucho música, ciertas veces sube también una chica llamada Delphina que cree que el novio la dejó por mí, me mira con odio, mientras yo leo libros o hago mi tarea de último momento, me bajo en la escuela cuando ya son como las siente con veinticinco minutos, saludos a mis amigas, habló cinco minutos con ellas y luego entramos a clases, se desarrollan las tediosas horas, seguimos hablando y eso y luego al final del día, vuelvo a mi casa con dos compañeras, Orianna y Valentine; porque cierto, Valentine es una chica muy falsa.”
— ¿Mamá? Ya estoy en el colectivo, camino a casa, sí mamá, no, no lo haré, también te quiero. — colgó la rápida llamada.
— Ahora, ¿qué escucharemos? Algo de Pink… Folyd. ¿Qué leeremos? Algo de Julio… Verne, ¿por qué carajos hablo así? — se preguntó enojada, con ella misma.
— Disculpa, ¿este asiento está ocupado? — preguntó una chica alta y muy flaca con aspecto amable.
— No tranquila, puedes sentarte. — Sydney se hizo a un lado.
— ¿Sabes? Sé que no me recuerdas, pero yo sí a ti, jugabas en estos mismos colectivos hace unos años atrás con un amigo tuyo y su hermano, ¿lo recuerdas? Gus… Gas…— le interrumpió.
— Gaspher, sí lo recuerdo, pero hoy por hoy se fuñe a otro colegio, aunque su hermano sigue yendo a mí misma escuela, no obstante no lo veo. — y así comenzó una charla amena entre las dos sin revelar detalles personales e íntimos.
***
— Mamá llegué. —avisó la castaña tirando su mochila en el sofá y sentándose en la mesa marrón destapando platos buscando su comida. — Mierda, de seguro se quedó dormida. — farfulló tomando el jugo y sirviéndolo en un vaso para tomarlo. “Girl On Fire” sonó en su teléfono; un mensaje nuevo.
“¿Y? sigo sparando mi clses d hortogafia” — “Brian.”
- Click:
- Perdón, perdón, quise subir antes incluso de noche escribo las ideas para la mañana siguiente, no sé que pasó, simplemente tenía que estudiar y también me distraje mucho, espero que les guste y comenten, hacedlo por mi ah no. me despido. adios #LuMalota.
proserpina
Re: El diario de Sydney Madison.
El cap. fue muy lindo a decir verdad... perdón por no comentar antes D:
Soy una mala persona :C
El final me mato xDDDDD
Fue perfecto, esta ''nove'' es perfecta :3
Siguela pronto Lu.
Rebe se despide.
Soy una mala persona :C
El final me mato xDDDDD
Fue perfecto, esta ''nove'' es perfecta :3
Siguela pronto Lu.
Rebe se despide.
Rebeca.
Re: El diario de Sydney Madison.
Rebeca. escribió:El cap. fue muy lindo a decir verdad... perdón por no comentar antes D:
Soy una mala persona :C
El final me mato xDDDDD
Fue perfecto, esta ''nove'' es perfecta :3
Siguela pronto Lu.
Rebe se despide.
¡¡Gracias!! not problema, don't worry ah, pero enserio, pasa, yo estoy bastante desconectada de todo, estoy de viaje y realmente compito con mis primos por la notbook. nooo, bad person? noo si sho te hamo(?) gracias, fue muy graciooso lo sé, ah. pero la verdad era que no sabía que iba poner, asique me arriesgué por eso xddd mi "nove" no es más que una simple parte de mí que tiene el vicio de escribir. lols; la sigo pronto en cuanto llegué a mi casa y que las chicas comenten. Lu también se despide.
proserpina
Re: El diario de Sydney Madison.
esta novela está pausada, por falta de tiempo pero no de inspiración.
proserpina
Re: El diario de Sydney Madison.
NOOOOOOOOOOOO!
No quisiera que la cancelaras, pero esta bien, lo entiendo D:
La cosa es que publiques pronto :c
Extrañare este tema Lu :')
Ojala subas pronto.
Te quiero♥
No quisiera que la cancelaras, pero esta bien, lo entiendo D:
La cosa es que publiques pronto :c
Extrañare este tema Lu :')
Ojala subas pronto.
Te quiero♥
Rebeca.
Re: El diario de Sydney Madison.
Rebeca. escribió:NOOOOOOOOOOOO!
No quisiera que la cancelaras, pero esta bien, lo entiendo D:
La cosa es que publiques pronto :c
Extrañare este tema Lu :')
Ojala subas pronto.
Te quiero♥
Sí, lo sé, es feo, pero no es como si yo lo quisiera, además, tengo escrito en mi celular el capítulo siguiente, solo que no tenog mucho tiempo para escribirlo. voy a hacer todo lo posible para subir, pronto, también te voy a extrañar, pronto, i promisse, yo también honey.
proserpina
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