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El diario de Sydney Madison.

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El diario de Sydney Madison. Empty El diario de Sydney Madison.

Mensaje por proserpina Lun 07 Abr 2014, 2:24 pm

Ficha:


El diario de Sydney Madison.


El primer amor, gran cliché ¿no? La verdad es que, para una persona como ella, el primer amor era la cosa más preciada en toda la tierra, algo en lo que pensaba antes de dormir y recordaba al despertar. La mayoría de sus amigas y/o compañeras ya habían pasado por esa fase, o por lo menos, por el primer beso, puede que suene ridículo, pero Sydney lo único que soñaba era encontrar esa persona especial, no importaba si era hombre o mujer, simplemente, enamorase y claro, que aquella alma a la que le entregaba su amor, se lo correspondiera.


Última edición por Jackson. el Jue 09 Oct 2014, 4:16 pm, editado 7 veces
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Mensaje por proserpina Lun 07 Abr 2014, 4:46 pm



Última edición por Jackson. el Jue 09 Oct 2014, 6:26 pm, editado 1 vez
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El diario de Sydney Madison. Empty Re: El diario de Sydney Madison.

Mensaje por proserpina Mar 08 Abr 2014, 9:59 am


Prólogo.


Bueno, supongo que tengo que presentarme y eso, soy Sydney C. Madison, 16 años, realmente no sé porque mierda hago esto, simplemente pienso que es algo educado, aunque esto sea mi propio diario y nadie lo lea.
La verdad es que, este cuaderno realmente no es mío, es más bien, robado, no lo tomes a mal, solo lo robé de la gran colección de libros en blanco de mi madre, debe de tener más de trecientos, si uno falta, no creo que se dé cuenta; aunque sea un poco quisquillosa. Bueno, supongo que tendría que empezar a relatar por qué escribo esto, tal vez, porque enserio necesito descargarme, lo que estoy por escribir, verter, transmitir acá, no puedo hablarlo con mi madre -principalmente porqué muchos de los temas son respecto a ella y no le gustan las críticas-, mi abuela, o incluso mis amigos, bueno no del todo para ser honestos, ellos podrían saber la mitad de la historia. La verdad es que, me da vergüenza reconocer mi realidad, la bipolaridad de…
— ¡Sydney Caphrice Madison!, ven acá ahora mismo —Un grito enojado se escuchó. Mierda, el deber me llama, bueno, no el deber, mejor dicho mi madre, Alexxandra Greminger, soltera, 40 años…”— ¡He dicho algo! —La mujer volvió a gritar.
— ¡Estoy yendo! —le respondió la castaña guardando entre sus libros, el cuaderno, limpiando su ropa y alisándola, pues, si Alexxandra se entera que estuvo “tirada” en el suelo de la casa, pondría el grito en el cielo.
— ¿Qué mierda es esto? Te dije cinco veces que ordenes tu ropa para el viaje, te vas mañana, ¡Y no has guardado absolutamente nada!
—Sabes… no es necesario gritar, esto acá, justo al tu derecha.
—Es que parece que no entiendes, te vas mañana, no hay nada ordenado y no me has ayudado en nada, tengo una cirugía hecha, un poco de compasión.
Si esa cirugía no te hubiera salvado de morir, probablemente estarías peor pensó Sydney.
—Mamá, el hecho de que te aburras en la cama, no significa que no te he ayudado en nada, Rossa hace eso, y mi valija está lista, esa es la tuya que por alguna extraña razón tienen también ropa mía. —explicó y el ceño fruncido de la Alexxandra se hizo cada vez menos visible y reemplazado por una mirada avergonzada.
—Lo siento Sid, pero estoy algo nerviosa y paranoica, no quiero que nada te falte y que la pases lo mejor posible en el campo mientras yo encuentro algo productivo que hacer en esa estúpida cama. Lo siento, descansaré. —se levantó de la cama de su hija y pasó por su lado con la respiración más relajada, la menor, aunque haya revoleado sus ojos, tomó el brazo de su mamá volteándola y la abrazó, sabía que lo que necesitaba era simplemente eso, 16 años vividos no en vano.
—Te amo mamá.
—También yo linda. —le susurró al borde de las lágrimas.
 
***
 
— ¡Levántate! —le gritaron al odio ruidosas voces. Eso no había funcionado del todo, ¿Qué más? Saltar. Estos niños no se dieron por vencidos, comenzaron a saltar justo arriba de la cama de su prima con ella adentro.
— ¡Malditos niños! ¡Voy a matarlos! —los pequeños corrieron fuera de su habitación.
— Caphrice, déjalos y saluda a tu viejo abuelo —un acento español acompañado de una voz grave y rasposa por lo años se hizo presente en el círculo de la chica, y con una sonrisa de oreja a oreja saltó a los brazos del hombre.
— ¿Viejo? Yo te veo excelente abuelo —le besó la mejilla barbuda—. Joseph, desde los cinco años vengo diciéndote que te afeites la barba, pincha.
— ¿Tú dices? Es que me gusta que te pinches, porque seguirás besando mi mejilla aún ¿no?
—Tienes razón.
Syney, ¿Por qué no estas vestida? —preguntó su abuela.
— Sydney, abuela, es con “d”, vamos, ya lo habíamos practicado. —suspiró.
— Hija, deja de regañar a tu abuela, no le quitaras su acento de campo. — su madre se cruzó de brazos, como si esperara algo.
— Oh, sí, enseguida vuelvo, gracias por tu mirada, sin ella no hubiera recordado que sigo en piyama. —rió entrando en su habitación.
 
***
 
—Sid, te va a encantar estas dos semanas es campo, tengo amigos nuevos. —comentó Bautista con cierto orgullo en su voz.
Bautista se podría decir que era su primo de 12 años, algo ingenuo e inocente, claro, cuando quiere. Es muy bueno y simpático pero aún es muy niño.
— ¿Enserio? Y su edad es de…—esperó a que el chico completara la frase.
—Bueno, hay dos, uno tiene la misma edad que tienes tú, dieciséis y el otro tiene diecisiete. —contestó alegre.
—Bautista, ¿No son un poco mayores? Digo, tienen mi edad. —preguntó algo preocupada.
—Pero, yo juego contigo, ¿Por qué no con ellos?
—Está bien, pero si te golpean no te vengas a quejar conmigo, ¿Trato? —alzó su meñique.
—Trato.
***
 
—Vamos, ¡quiero mostrártelos! —dijo al ver que el auto se había estacionado, tomó la mano de Sydney y la arrastró fuera del Audi r8.
— ¡Alto los dos! Ustedes jóvenes, no irán a ningún lugar, es la hora de comer. —los paró en seco el grito de su abuelo.
Todos los jóvenes ahí entraron quejándose, pues el pequeño Octavio también decía que los chicos eran amigos suyos. La castaña solo sonrió mientras estaba concentrada en su teléfono, no encontraba suficiente señal como para que pudiera seguir leyendo sus novelas.
Estúpido servicio pensó.
— ¡Cuidado! —gritaron ambas criaturas. Pero Sidney estaba muy concentrada en su teléfono que no notó que el mísil iba en dirección a ella. Y en segundos, su telfono-tablet se estrelló contra el piso de mármol. Además que con el peso del bolso de mano, la chica cayó de espaldas al sillón.
— ¿Qué mierda? ¡Por qué hicieron eso! Joder, tranquilícense. ¿Por qué no se van con sus estúpidos amigos y me dejan en paz? —subió las escaleras de la sala principal hacía su habitación enojada, y pensando en cuentos idiomas su madre le regañaría. Pasó toda la tarde, leyendo, dibujando y escuchando música, hasta el punto crítico en el que ya no aguantaba más y se dedicó a explorar otras habitaciones. La primera, el ático, todo estaba lleno de polvo, y parecía un completo calentador, y aunque se esté en invierno, esta joven sudaba hasta por los ojos, el calor que se emanaba de esa habitación la sofocaba. Cuando al fin consiguió encontrar los interruptores, prendió la luz y abrió las dos ventanas encontrándose con un agradable viento.
Abrió maletas, cajas, baúles, pero no encontró nada interesante, hasta que hurgó debajo de la cama abandonada de la difunta tía Cecilia. Unos hermosos lienzos de blanco inmaculado, protegido gracias a una tela vieja. Un par de pigmentos, era lo mejor hasta ahora, y ella había tomado bastante clases de pintura, así que por aproximadamente durante una hora y media estuvo pintando, con paz y alegría, tanta que se le olvidó lo que sus traviesos primos le había hecho a su medio de lectura.
— ¡Sydney! —gritaron los niños y la sobresaltaron y se volteó tan rápido que no notó que con la sorpresa tropezó e hizo que la paleta de colores se estrellara contra el pecho de un muchacho y su camisa negra.
—Lo sentimos. —murmuraron ellos, pero ya era tarde, los colores había impregnado la remera demasiado bien.
— ¡Abajo ahora! —gritó ella—. Lo siento, déjame ayudarte. ¿Camiseta negra? ¿Enserio? A veces detesto el amarillo—se disculpó con el chico mientras bajaban del altillo cubierto de colores diversos, mientras miraba a sus mocosos y si hablar le prometía que los ahorcaría.
 
***
 
—No sale, no soy buena en estas cosas, lo siento. —se avergonzó ella.
—Deja de disculparte, conozco a Bautista y a Octavio, hicieron cosas peores. —le aseguró el chico tomando la mano de Sid y retirándola de su camiseta.
—Entonces tú debes de ser uno de sus famosos amigos.
—Y tú la fastidiosa de la prima que atormenta a los pobres niños ¿no? —rió.
— ¿Disculpa?  ¿Te parezco fastidiosa? —exclamó ofendida.
—Solo un poco, me agradas, y ni siquiera se tu nombre.
—Me agradas también, Sydney C. Madison, un gusto.

—Brian C.G. Vega, a tus órdenes. —hizo una reverencia mirándola.

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Última edición por Jackson. el Jue 09 Oct 2014, 4:43 pm, editado 3 veces
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Mensaje por the1975. Mar 08 Abr 2014, 12:38 pm

El título, el prólogo, la idea en general me atrajo como ninguna otra. Definitivamente me tenés como lectora Lu, y me siento afortunada de haber llegado y ser la primera en comentar.
Espero ansiosa el próximo capítulo <33.

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Mensaje por proserpina Mar 08 Abr 2014, 4:43 pm

thebeatles. escribió:El título, el prólogo, la idea en general me atrajo como ninguna otra. Definitivamente me tenés como lectora Lu, y me siento afortunada de haber llegado y ser la primera en comentar.
Espero ansiosa el próximo capítulo <33.
Aww... gracias, enserio, la verdad pensé que sería solo un espacio para poder relatar lo que me pasó; Gracias, me gusta mucho eso, respecto a eso, ya casi lo termino :D Asique, veo que como te gusta,  simplemente disfrútalo. gracias, no me cansaré de decirlo.
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Mensaje por proserpina Mar 08 Abr 2014, 5:34 pm


Capítulo Uno.


—Entonces, ¿Vega no? ¿Vas a darme la remera para que la lave, o no?               
—Oh, sí claro, aunque, yo puedo limpiarla. 
Ella estaba por espetar algo, pero los gritos de los niños en el altillo alertaron a los chicos. Brian miró a Sydney, ella elevó los brazos, y en un movimiento rápido, se quitó la remera, la tiró sobre la chica y subió corriendo las escaleras. La ojiverde que tardó un poco en reaccionar, fue detrás del morocho hacia el ático, para encontrarse con unos pequeños llenos de tintes, mientras peleaban.
Estaba a punto de poner orden cuando el grito de su abuelo discutiendo por teléfono la tomó desprevenida y casi cae de la escalera que estaba parada si no fuera porque que el chico más grande sujetó con fuerza su propia remera en brazos de la joven.
—Lindos ojos verdes. — contestó gracioso.
—Te agradecería que me ayudes a no caerme, y para que sepas si quieres que lave tu remera tendría que no quedar inválida.
—No, me gusta justo dónde estás. —objetó mientras con su mano libre limpiaba los ojos de uno de los Octavio y le preguntaba—. ¿Quieres que la deje caer? —sonrió. El niño más pequeño asintió con la cabeza acompañado de una mirada traviesa y su sonrisa estúpidamente infantil y manipuladora, ese peculiar brillo que todos tenemos cuan pequeños.
—No, no, por dios, si me haces caer juro que te golpeo Vega. —le maldijo, buscando algo de que agarrarse, pero no, simplemente había eso, la inútil camiseta negra manchada. En ese momento se odió a si misma por siempre contradecir a su abuela cuando decía que tenían que poner un barandal de madera para evitar caídas.
— ¿Qué está pasando aquí? —una voz grave, enojada y algo somnolienta saca a todos los presentes de la situación, el morocho, presiona la camiseta con su mano y de un fuerte tirón tiene a la tela negra acompañada de una Sydney con cabellos revueltos y sus ojos débilmente maquillados con negro mirándolo con sorpresa. Se estaba creando una especia de trance, el verde de la chica con el marrón profundo del chico, todo era casi como perfecto, salvo por una quinta persona de la cual nadie se había percatado. Y así un gruñido molesto los separó.
—Ah, hola papá. —saludó fríamente la joven. Los adolescentes se separaron despacio y lejos de la entrada de la escalinata en definitiva.
—Sydney, hola, hola muchachos, vengan acá, quiero darles un abrazo a mis sobrinos favoritos.
Ella solo agitó su mano restándole importancia y se acercó al odio de Brian.
—Agradecería mucho que me ayudes con todo esto, porque lo que menos quiero es ver como mi propio padre le toma más importancia a sus sobrinos, que a su propia hija. —el tono en su voz era frio, duro, pero muy en el fondo estaba dolida.
—Claro. —se voltearon y se concentraron en guardar las pinturas.  No iba a preguntar nada acerca de su padre y la relación con ella porque le parecía que estaba de más—. Lindo retrato, ¿Quién es? —preguntó confuso.
Ella estaba tan furiosa, siempre que pasa eso simplemente no habla, solo hace muecas o señas, pero no emite sonido. Por eso no se detuvo a oír como Brian le hacía preguntas en tono incómodo.
—Por cierto, jamás me agradó tu padre. —musitó secretamente a la oreja de la chica cuando las tres personas restantes de la habitación habían bajado. Ella le correspondió con una sonrisa.
 
***
 
—Entonces, ¿Quieres comer algo?
—No es mi casa, pero si no es mucha molestia. —respondió humildemente el muchacho.
—Claro que no, estoy en deuda contigo, me ayudaste a evitar un regaño por lo de la pintura, además que te ensucié tu remera, puedes pedirme lo que quieras.
—Entonces, como tu dijiste, lo que quiera… quiero arándanos.
— ¿Arándanos? Ok, lo admito, tú ganas no sé de dónde puedo sacar eso.
— ¿En dónde más? En el invernadero. —la mirada confusa de Sid no ayudaba—. Ven te mostraré —la tomó de la mano y simplemente una necesidad de devolverle el agarre con algo más de fuerza se hizo presente en el interior de la ojiverde.
 
 
***

 —Mira, este es tu invernadero. —abrió la puerta.
Sydney Madison pocas veces en su vida estuvo tan feliz como en ese día, no sabía lo que era, pero eso era lo que lo convertía en genial. Realmente cuando este chico dice que es “su” invernadero se refiere al invernadero Madison, que es justo el apellido que ella lleva, aunque no es como si enserio le emocionara mucho esto, problemas familiares, nada de otro mundo.  Buscaron los arándanos, y con una cesta llena volvieron a la casa de los abuelos de la chica, si esta mujercita no fuera tan independiente terminaría por comerse la mayoría del fruto azulino. Se habían puesto de acuerdo, pastel de arándanos, solo había un problema, nadie tenía que enterarse sino, la abuela de la chica se quejaría con su madre sobre el peligro de quemarse, cortarse entre otras cosas, pero seamos realistas, dieciséis años no vienen solos, no es algo que uno nace y listo, tienes dieciséis; no claro, que nadie de la familia parecía entenderlo.
 
 
***

 Hoy, creo que se puede decir que tengo un amigo, bueno, sería más un compañero de cocina, se llama Brian, y es lindo… si realmente lo es, todo gracias a mis primos, con una tonta broma mi fase de artista se fue a la basura, o mejor dicho a la remera oscura de este chico, prometí lavarla, de hecho ya le quité las manchas y la metí en el lavarropas, nadie puede imaginarse lo que es ver a un chico como ese durante como tres horas sin camiseta, con los lindos músculos que tiene… ¡No sé por qué esto diciendo esto! Tengo que ir a psicólogo. Ah, me encontré con mi padre, claro, que apenas me devolvió el saludo, por eso y por muchas otras cosas, no le convidaré de las tortas de arándanos. Las hice con la ayuda de él, es un gran cocinero, de veras, terminamos de limpiar, no fue la gran cosa, un poco de harina por aquí…”
Algo golpeó la cabeza de Sidney, paró su relato y cuando elevó la mirada, se encontró con un Brian Vega sonriendo con malicia mientras tenía algunos frutos en su mano.
— ¿Conque guerra he? —quiso devolverle golpe.
Toda la cocina se contagió de risas, y más bayas azules tiradas en cualquier dirección. Ambos la pasaban genial, hasta que…
—Sid… ¿Hola? — Kharina, una vieja amiga de la castaña ingresó por la puerta. Pero se quedó un poco aturdida con la escena—. Hola Gabriel Vega, hola Caphrice Madison, no sabía que se conocían— ambos saludaron al unísono aun riendo—. Parece que estuvieron haciendo más que conocerse—. Apuntó en voz alta.
—Hola Kharina estoy acá, al igual que él, y por dios, recién nos conocimos, este hombre es uno de los famosos amigos de Bautista.
—Oh, y ¿Luca? —preguntó Kharina atando su rubio cabello.
—No lo sé, dijo que venía más tarde con… mierda. —maldijo el morocho.
— ¿Qué? ¿Qué pasa? —preguntaron las chicas.
—Que le prometí a mi padre que lo ayudaría en el campo. De seguro ya se habrá ido.
— ¿Sabes cuál de los campos? —Kharina preguntó.
Él asintió y antes de que pueda responder con el nombre de las tierras ya estaba siendo arrastrado hacía una de las camionetas.
—Sid, ¿no olvidas algo? —la rubia le recordó y la castaña salió corriendo hacia la cocina y apagó el fuego del horno que calentaban los pasteles y juntó su diario guardándolo en uno de los zócalos vacíos —sí, de pequeña siempre fué inquieta, guardaba sus dulces allí—.
— Vamos. — respondió al subirse a la camioneta y arrancando.
 
***
 
Este día fue genial, tanto que casi olvido llamar a mamá, ella odia eso, como sea, hoy llegó del internado Kharina y con ella acompañamos a Brian de emergencia los campos de su papá, porque, por quedarse conmigo, olvidó ir a ayudar a su padre, soy un desastre total, lo mejor fueron los pasteles, los comimos todos juntos, salvo mi padre y su novia aparente, Kharina vendrá mañana por la mañana; creo que mi abuelo aumentó uno diez kilos por comerse la mitad de la torta de queso, lo mejor fue que nos quedamos hasta la medianoche afuera, jugando, y conocí a Luca, es algo más alto que yo, y pálido, flaco, pero fuerte, Brian es fornido, y de cabello castaño y ojos marrones, una piel más oscura, y es una genial persona, creo que encontré a mi amigo, me agrada y cuando hacemos equipos en contra de Bautista y Octavio porque Lucas tiene que ir con ellos, son más pequeños, y necesitan ventaja, Brian y yo estamos juntos, somos un gran equipo, creo que son las dos de la mañana, y…”
Un ruido se escuchó.
Y, creo que alguien que no es ni mi abuelos o mi padre y su novia están abajo
—Maldita sea, ¿Qué mierda está abajo? —farfulló. Bajando lo más silenciosamente las escaleras, la luz única del descanso entre la escalera era la única cosa que le permitía divisar los últimos cinco escalones. El ruido se hizo más fuerte, y ella ya estaba en la planta baja, gritó cuando un perro de esponjoso y largo pelo dio brinquitos sobre sus piernas.
— ¡Peluche! Dios mío, si serás, me diste un susto tan grande, ¿cómo pudiste? Tengo que seguir con lo de mi cuaderno, pensé que había un ladrón. —Lo regañó bajando la voz, porque justamente, en la habitación de arriba era la de sus abuelos, y no quería oír los quejidos somnolientos de ambos preguntándole por qué gritó—. ¿Esperas una invitación? Vamos— dijo mientras subía cuidadosamente los escalones de vieja madera mientras el animal saltaba cada escalón hasta llegar al final.

—Listo, ahora que la puerta está cerrada,  no hay nada más que hacer, si me permites y te quedas callado, comeré algunos arándanos, gracias.— se tiró en la cama mientras ponía música en su teléfono y se colocaba sus auriculares.—. Hola, Nirvana, serás mi café esta noche.— sonrió apagando la luz—. Buenas noches Peluche… buenas noches Sidney— imitó una voz fina como si el perro hablase—. Buenas noches Vega.

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Mensaje por the1975. Mar 08 Abr 2014, 9:11 pm

Subiste! <3
Ya mismo me pongo a leer.
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Mensaje por the1975. Mar 08 Abr 2014, 10:26 pm

Un poco de cocina junto a mi fruto favorito hicieron que me enamorara de Vega. Me imaginé cada escena, y aunque disfruté el capítulo entero, el final fue esplendido. Puedo sentir el suspiro de Syney al mencionar a Brian y, para colmo, yo también le pongo voz a mis perros para simular que contestan jajajajajaja. Cada detalle fue muy realista, adoro eso.
De verdad me gustó mucho.
Si está escrito, pues merece ser leído, y esta nove no es la excepción a la regla.
Besitos, y espero el próximo <3.
the1975.
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Mensaje por proserpina Miér 09 Abr 2014, 2:46 pm

thebeatles. escribió:Un poco de cocina junto a mi fruto favorito hicieron que me enamorara de Vega. Me imaginé cada escena, y aunque disfruté el capítulo entero, el final fue esplendido. Puedo sentir el suspiro de Syney al mencionar a Brian y, para colmo, yo también le pongo voz a mis perros para simular que contestan jajajajajaja. Cada detalle fue muy realista, adoro eso.
De verdad me gustó mucho.
Si está escrito, pues merece ser leído, y esta nove no es la excepción a la regla.
Besitos, y espero el próximo <3.
¿En-enserio? Digo, no puedo creer que tambíen te gusten los arándanos ah. Eso eso era lo que quería lograr. Oww si, todos hacemos eso con los perros :33 Gracias- Enserio no sé como me decía todo lo que te gusta de esto, cuándo yo lo veo simple a aburrido. Hoy, próximo capítulo.
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Mensaje por proserpina Miér 09 Abr 2014, 6:28 pm


Capítulo Dos.


— ¡Sid, Sid, Sid, arriba, vamos! —Bautista gritó.
— ¿Qué carajos quieres? Tanto de dormir joder —gritó sin levantar ninguna parte de su cuerpo, solo corriendo la almohada para taparse su odio derecho.
— ¡Debes llevarme  a la casa de Brian! —dijo triste.
—Doce años, doce años, maldita sea, no eres estúpido y no estás tan lejos… ¿Por qué yo? —preguntó con voz distorsionada por el objeto sobre todo el perfil derecho.
—Porque la abuela se fue con el abuelo a no sé dónde, no volverán hasta la una de la tarde, y ya son las diez de la mañana —le quitó el almohadón para golpearla con él.
— ¡Está bien! Solo… espera que me cambie.
El chico se quedó ahí, esperando, tal vez entendido mal.
— Afuera —elevó la voz mientras buscaba su valija. Una vez cerrada la puerta de su habitación, que en realidad era de la difunta bisabuela, escogió algo de ropa, pero el rocío de la mañana había de ser algo intenso, pues las calles de tierra estaba cubiertas de barro. De todas formas, ella no oyó absolutamente nada, jamás lo hace, duerme muy profundo, un gran problema con su madre. Su teléfono sonó.
— ¿Hola? —saludó poniéndose el segundó borceguí.
—Sydney, ¿cómo estás?
Mamá
—Hola mami, ¿qué tal todo por allá? —preguntó abriendo la puerta.
—Genial, Carla manda saludos, ¿y ahí? ¿Tu padre? —No se dejen engañar, si solo escuchasen el desprecio en su voz al mencionar la última pregunta.
No es que lo odie, más bien lo detesta y lo aborrece, es algo que jamás le perdonará a Joseph; el tratarla de perra, verán, cuando Alexxandra estaba embarazada de Sydney -que en ese momento se iba a llamar Josephina- al decírselo al hombre este comenzó a decir con furia que “eso” tratando de objeto a su propia hija, no era de su sangre, además de que horas más tarde se lo encontró besándose con la secretaria de su oficina.
—Dile que igual, y está genial, no tías, mis abuelos no están y Kharina no tarda en llegar, ah y él, supongo que bien. —hizo una pausa para poder lavarse los dientes.
—Perfecto… ¿Quién es? —al parecer el experto oído de la mujer alcanzó a oír los quejidos de el niño enfadado porque su prima estaba demorándose mucho.
—Es Bautista ma…— ni siquiera terminó de completar la frase, el chico ya le había arrebatado el teléfono.
—Hola Alexx, ¿cómo estás?... sí, bien, aunque… respecto a Sydney, ella no se está portando muy bien que digamos.
La castaña puso los ojos en blanco
—Genial, ustedes hablan, yo como. —corrió escaleras abajo, hacia la cocina.
—Hola Ramona ¿Qué tal? —saludó a la mujer que ayudaba con la limpieza general de la casa.
—Querida, ¿cómo estás? Inmensa y muy bonita. —me correspondió el saludo de manera gentil.
—Ajá… sí claro, soy tan hermosa como Megan Fox. —rió sarcásticamente subiéndose a la mesada para buscar leche y cacao.
— ¿Megan Fox?
—Sí, Megan… ¿Qué, no?, olvídalo —le restó importancia con la mano revolviendo su desayuno, Bautista la miró burlón—. ¿Qué? Si aún tomo chocolate con leche, supéralo —miro con desafío a el mayor de sus primos que la miraba extrañado—. Oh, sí, vamos, y ¿Mi teléfono? —se bajó de la mesada y caminó hacia la puerta.
—Toma. —le dio el teléfono—. Ahora, vamos
— ¡Sid! —gritó una vos suave.
— ¡Gracias a dios, si! —Festejó— ¿Qué tal si vas solo desde acá? —preguntó inocente.
—Pe-pero, si no hemos salido del patio —objetó Bautista —está bien, me voy solo, si me pasa algo es tu culpa y por cierto ¿tu madre sabe que rompiste sus aretes favoritos? —elevó los brazos con algo de sorna.
—Al igual que tu madre sabe que rompiste su reproductor de DVD —lo saludó de lejos.
Chantajista, no puedes ganarle a la gran maestra, estúpido alumno principiante.
— ¿Crees que se callará? —preguntó Kharina detrás de ella.
—Por supuesto, además de que realmente no hice absolutamente nada —elevó sus hombros con una sonrisa —Pero él si se lo creyó. —dio la media vuelta y enganchó el brazo de la rubia con el suyo camino a la casa.
 
***
 
Definitivamente las mañanas en compañía de mi amiga son las mejores, cocinamos y todo. Aunque hubo algunas complicaciones, nada graves, quemamos aceite por error, fue increíble la llama que se hizo.
—La comida está servida, ahora, a almorzar. —Kharina con falso acento italiano, ya sentada, dispuesta a comer.
Stop, nada de a comer, faltan algunas cosas, mi primo y mis abuelos y mi otro primo.
—Mira, si tus abuelos quieren comer, la comida está en el microondas,  los cubiertos de Joseph en la mesa a un lado de nosotras, y tu primo jugando con Brian de seguro. —habló tomando jugo sabor naranja.
—Cierto, hay que buscarlo.
—O puedes llamarlo desde el patio. —sonó tan obvia, solo le falta de “Duh”.
—Seguro. —Golpeó su cabeza en forma tonta.
 
***
 
— ¡Bautista! ¡A comer! —gritaron repetidas veces, pero, al parecer el chico no escuchaba, o no quería. Ellas simplemente volvieron a la casa, comieron y lavaron la vajilla usada, como un buen equipo, una limpia a otra seca y guarda. Para la una con veinticinco minutos, llegaron Manuela Y Joseph con un niño de 6 años dormido en sus brazos, Octavio.
—Caphrice, ¿Se puede saber dónde está Bautista? —preguntó su abuela.
— ¿He?, o sí, con Brian, no quiso venir, incluso lo llamamos.
—Este chico, es imposible. —se quejó la avejentada mujer.
—Corrección, rebelde, ¿recuerdas cuando yo era así? Oh cierto, jamás lo fui. —hablo ella con desdén.
—Pero tú eres tú y él es… él. Quiere atención y Estos chicos por más grandes que sean pueden ofrecérsela. —dijo la vieja.
—Sí, yo soy yo, y por eso agradecería que no me dejaras a cargo de Bautista, él simplemente a veces no quiere obedecer, y si no lo hace, no lo obligaré.— Se levantó del sofá del living camino a su habitación— Kharina, ¿vas? —La de ojos marrones y una extraño peinado en su revoltoso cabello dorado solamente asintió con la cabeza, estaba concentrada, en su teléfono—. Oh claro, tu sí tienes señal.
 
***
 
NO ME GUSTA que Bautista me desobedezca, volvió de la casa de Vega dos horas después que lo llamaron. Y con ambos, Brian y Lucas, ¿Sabías que sus madres se llaman igual? Raro. Como sea, estamos encerradas, en la habitación, da un pequeño rayo de sol por la ventana y yo ya tengo calor. Es insoportable, y otra cosa insoportable es…
— ¿Qué haces? —una voz desde la ventana exterior sobresaltó a la alcoba dónde reinaba la paz. Brian Vega en mi ventana, ni que fuera Rapunzel.
—Hablando del rey de Roma… y son cosas que no te incumben. —dijo la castaña guardando su cuaderno debajo del colchón de la cama. —Bueno solo yo, la chica rubia de allá está jugando en su teléfono.
—Quiero leer lo que estabas escribiendo. —exclamó como niño pequeño.
—Sí claro, como si te lo mostrara a ti, ¿tienes algo especial que me sirva de referencia? —comentó graciosa mientras arrojaba un almohadón justo hacía el Motorola de Kharina.
— ¡Oye!
Kharina le tiró un almohadón hacia su cara, pero falló.
— ¡Olé! A todo esto, ¿qué haces acá? Es un segundo piso, y las madreas de ese balcón no son confiables —remarcó. Su habitación compartía una pared con la recámara de su padre. Solo que él tenía dos puertas, la que te saca hacia una sala de estar  en el segundo piso que comunica todas las habitación, y otra, un balcón angosto que terminaba justo dónde el cuarto de Sydney terminaba. Era una bonita casa llamada “dos aguas” con dos pisos, en el segundo se apreciaba una de las caras, con ambas habitaciones, y este famoso balcón ocupaba todo el largo, lo que lo hacía perfecto para cuando una chica como Sydney, revisar el cuarto de su padre sin problemas, salía por la ventana y convenientemente por la puerta de la otra cámara de la casa entraba.
—Entonces, Madison, ¿Vienes o no? Estamos esperando para jugar— le tendió la mano—. Señora Teléfono, ¡también tú! —Ambas se miraron y por la ventana pasaron.
 
***
 
— ¡No! ¿Enserio? ¡Por dios!— Sydney rió—. ¿Cómo aguantaste eso? —volvió a explotar en carcajadas.
—Luca, por dios, juramos no decirlo. —Brian rió.
 
***
 
Luca Stevanovick mi nuevo amigo, es gracioso. Recuerdo jugar con él de niña, lo mejor de todo no fue lo que los dos nos contaron, ni que no había censura, o que todo era muy libre, claro gracias a que Octavio fue a dormir; sino lo de Bautista, pobre chico, por primera vez en mi vida me compadezco de él, la captura de este chico fue genial, corrimos por todos lados, sí, tengo dieciséis años, pero aún me gusta jugar, lo disfruto, no tengo hermanos, tal vez sea eso. Pero ¿quién dice que no con esto ellos? Sí, lo admito, los quiero, hace mi vida miserable ciertas veces, pero son mis primos y además, sus amigos son mis amigos. Ahora que lo pienso Sydney Vega no queda tan mal, —> Esto es la prueba por la cual creo que esto loca, ¡mami saca turno con el psicólogo!..

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Mensaje por the1975. Jue 10 Abr 2014, 12:44 pm

Jajajajaja este capitulo fue mas chistoso :). Ese Bautista es todo un loquillo, no hay con qué pararlo <3, por cierto, es un nombre muy bonito. Yo tengo una amiga que se apellida de la misma manera (?). Y es cierto, Sydnay Vega no queda mal El diario de Sydney Madison. 285151902 .
Quiero el próximo, pronto El diario de Sydney Madison. 1857533193 .
Besos hermosa.
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Mensaje por proserpina Jue 10 Abr 2014, 2:41 pm

thebeatles. escribió:Jajajajaja este capitulo fue mas chistoso :). Ese Bautista es todo un loquillo, no hay con qué pararlo <3, por cierto, es un nombre muy bonito. Yo tengo una amiga que se apellida de la misma manera (?). Y es cierto, Sydnay Vega no queda mal El diario de Sydney Madison. 285151902 .
Quiero el próximo, pronto El diario de Sydney Madison. 1857533193 .
Besos hermosa.
Gracias! Si, lo sé, es como un perrito El diario de Sydney Madison. 2841648573  :D gracias, a mi realmente no me gusta mucho, but, había que ponerlo. Enserio? como se llama? Lo sé, suena como marca de ropa, ahno. Mañana, hoy no se puede  :sad:  tengo tarea de arte. Besos babe, gracias por leer :(L): .
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Mensaje por Rebeca. Lun 14 Abr 2014, 6:50 pm

Ok, ¿segunda lectora? No lo se, pero la idea realmente me gusto mucho, digo, después de imaginarte la vida junto a algún famoso supongo que al fin quería mi cucharada de realidad y vos me la diste pequeña Lu.
Bueno, síguela.


Rebe se despide.
Rebeca.
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Mensaje por the1975. Mar 15 Abr 2014, 12:27 pm

Rebeca tiene la posta.
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Mensaje por proserpina Mar 15 Abr 2014, 2:45 pm

Rebeca. escribió:Ok, ¿segunda lectora? No lo se, pero la idea realmente me gusto mucho, digo, después de imaginarte la vida junto a algún famoso supongo que al fin quería mi cucharada de realidad y vos me la diste pequeña Lu.
Bueno, síguela.


Rebe se despide.
Ok, sí, segunda lectora. Lo sé, creo que hasta yo estaba hastiada de los finales felices con tus ídolos. es lo menos que podía hacer, esto es algo personal, como si fuese un experiemento. Y creo que me vá muy bien. Juro, que hoy no esta por abrír siquiera el foro, estoy tan llena de tareas, y exámenes que simplemente en momentos, tengó cincuentamil ventanas abiertas  pero no estoy en la computadora. en fin, la seguiré, y esta semana santa me ayudará. Lu también se despide. Gracias-
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