7 cosas en las que Marie June es mala.

Numero cuatro.

Marie June es mala perdonando.
 
Pero tal vez es lo mejor que pudo haber hecho.
 
 
Marie June cambia.

Marie June deja de sonreír.

Sobre todo, Marie June deja de ser Marie June.
Cuando Marie June decide hablar con sus padres sobre el… el incidente con Jules, su padre enloquece. Su padre grita cosas que ella no tiene permitido repetir. Su madre llora y le dice que se encierre en su habitación, y así lo hace. Pero poco después se acerca a la escalera y se sienta en ellas escuchando la discusión entre sus dos padres.

“¡Es tu culpa!”

“¡¿Cómo no es que no te has dado cuenta antes?!”

“¡Mataré al bastardo!”

Marie June llora y llora sentada en las escaleras escuchando los gritos de su padre quién parece que está en llamas, y su madre intentando calmarlo. El mundo se cae a pedazos a sus pies, casi parece artístico. Cómo una película.

(Oh, cariño, esto no es una película. No hay ningún príncipe azul para ti, ¿verdad?)

Se encuentra corriendo hacia la puerta de salida antes de percatarse de ello. Sin embargo, no se detiene por nada en el mundo.


“Necesito un lugar para quedarme.” Dice con lágrimas en los ojos. “Papá y mamá se metieron en una… en una pelea por el… incidente con Jules.” (Enfréntalo de una vez, Marie June, el bastardo te violo. Y tú lo has permitido)
                    
 “Oh.” Responde él. El nudo en la garganta no le deja hablar, y las manos le sudan. Abre la puerta un poco más para dejar ver el interior de la casa a Marie June, invitándola a pasar. “Puedes quedarte si quieres, Marie June.”

Ella rompe en llanto y lo abraza, como nunca ha abrazado a nadie. Pero, su cabeza danza y canta con la misma pregunta “¿Por qué no has acudido a Holly?” Marie June ignora la respuesta.


La noticia llega a sus oídos antes de que Él pueda hacer algo para detener los rumores en la televisión.

“Hoy, se ha encontrado el cadáver de Jules Barthsson en la casa de Bob Collins, un empresario, aparentemente enojado porque la supuesta víctima abuso sexualmente de su hija de diecisiete, Marie June Collins. El sr. Bob Collins será sentenciado a cadena perpetua.”

Marie June llora y lo abraza, al mismo tiempo que las lágrimas se deslizan por su camiseta verde mientras ella solloza contra su pecho. No puede evitar pensar en que últimamente, Marie June llora demasiado.



(Oh, Marie, tu vida es un puto fracaso).

“Hay… hay una voz.” Le dice a él un día, mientras ven en su habitación el “Titanic”, una película estúpida y aburrida en sus opiniones, pero, a las dos de la mañana, no pueden realmente pedir por una mejor programación. Él aleja su mirada de la televisión para encontrase con sus ojos avellana, y él no puede evitar pensar en cómo los ha extrañado. “Esta susurrándome cosas en la cabeza.”


Ya tiene una idea de lo que estoy hablando, piensa Marie June al ver en sus ojos una oleada de preocupación y hasta temor.

"A… ¿a qué te refieres, Marie June?”

“Me estoy volviendo loca, ¿verdad?”

(¿Hace falta preguntar?)

Y él no puede hacer más que asentir.


Luego de la película, por arte de magia, sus labios se juntan en un apasionado beso y hace que el cuerpo de Marie June sienta una ola de calor y electricidad; siente que las estrellas se queman y explotan alrededor de ambos.

(No todo lo hermoso dura, querida Marie)


Al otro día, él peina el largo y rubio cabello de Marie June. Esta no hace preguntas sobre el tema, y el seguro que no as responderá.

“¿Odias a Jules?” le pregunta, mientras peina cuidadosamente y sin dolor a la hermosa rubia.

Titubea.

“No.”

“¿Por qué?” pregunta rápidamente.

“No tiene nada de bueno odiar a alguien.” Responde simplemente y sonríe a la nada. Su corazón a un vuelco al sentir su mano en su pálida mejilla.

“¿Cómo es que puedes perdonarlo?” pregunta él acercándose peligrosamente a sus labios, sus labios carmesí. Los labios que ha deseado desde (y tal vez antes) que por primera vez la había besado ese día de otoño.

“No lo perdonaré. Jamás lo hare.” Y con eso, Marie June camina fuera de la habitación, dejando un aire frío helando la corriente de la habitación, quién parece gritar en su ausencia.

Labios carmesí, piel pálida, un misterio que tal vez el si quiera resolver.