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El Otro Rostro de la Vida (Ziam)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: El Otro Rostro de la Vida (Ziam)
Jajajaja Hola hermosa no te preocupes.αngel. escribió:Holis suegrito!!!
Perdón por venir hasta hoy... He estado ocupadisima.
Tengo que decir que... Liam es un poco cobarde por haber huído... aunque yo en su lugar hubiese hecho lo mismo jajaja.
Y me dio risa que Zayn se pusiera celoso con lo de Emiliano Ya se lo merecía.
Pobre Karen... Emiliano y Perrie si han podido molestarla... si yo fuera ella, ya los hubiera matado.
Espero que Karen sí le de la dirección a Zayn
Siguela!! Te quiero mucho.
Lo bueno es que estás aquí, las cosas aquí no están muy bien, pero ahí Liam pagará cada una de sus culpas de eso me encargo yo, jaja, bueno Orlando xD.
Zayn es un celoso y un pendejo a la vez, el karma les va a pasar una a una todas sus facturas,
Karen es una mamá excepcional jaja, de verdad que aguantar el acoso de ese trío de sin que hacer jaja
bueno, la sigo ahora mismo, te quiero mucho
PipeAlejandroMalik
Re: El Otro Rostro de la Vida (Ziam)
Capitulo XIII
Era una tarde de un tibio viernes, Azucena ya había terminado cada uno de los labores que ella misma se había asignado aquel día: la cocina estaba impregnada por un delicioso olor a comida, no como la que preparaba Margarita pero no por ello dejaba de ser un manjar suculento que devoraba con ganas; las habitaciones, en especial la mía, estaban aseadas, la ropa planchada y guardada en la profundidades de mi closet; así que ya comenzaba a preparar sus efectos personales en su enorme bolsa de mano que traía; lista para salir rumbo a su casa que se encontraba a unos cuantos kilómetros de ahí, en un poblado del que no recordaba el nombre, pero del que tenía conocimiento que era un cautivador lugar, gracias al derroche de información que Azu, me dijo una de las tantas tardes que estaba en casa.
-Bueno mi querido Liam- dijo colocándose su enorme bolso, en el hombro donde cabía cuanta cosa metía en él.- Por el día de hoy ha sido suficiente, así que nos vemos hasta el lunes próximo.
-Si eso creo- dije levantándome de un salto del sillón.-
-Sólo una pregunta más antes de irme-inquirió con el rostro contraído, por temor a que me pudiese molestar por tal petición.
Puse los ojos en blanco:
-Contigo no hay de otra…- dije mientras imaginaba que ocurrencia le iba a surgir de pronto.
-¿En verdad no te sientes mal, al estar solo?- dijo rápidamente, y antes de que pudiese responder se apuró en continuar.- Bueno digo porque si así es… como ya te lo había dicho mi casa es humilde pero siempre hay un espacio para alguien tan bueno como tú, mi esposo te recibirá con agrado y mis nenes de igual manera.
Enmudecí al instante, al mirarla a los ojos y ver en ellos una amistad sincera que tan malos recuerdos me traía y que me hacía añorar el pasado de la peor manera que había.
No dudé en sus palabras un instante siquiera y es que cada una de ellas salían de su corazón que ni siquiera podía saber, ni imaginar qué tipo de persona podía llegar a ser yo. Lo que me dolía inmensamente; porque ella era una humilde y sencilla joven de la que cualquier hombre se podía enamorar, hasta yo si no fuese… como yo era y también de no ser porque ella ya estaba casada y con dos pequeños bebés… Su mirada cándida y sincera me recordó a cada instante a mi mejor amiga… Perrie, que estaba lejos de donde yo estaba preguntándose el por qué de mi ausencia.
-No Azu… mil gracias por tu ofrecimiento pero no quiero dar molestias, en verdad. Aparte ya sabes necesito estar solo, necesito pensar y decidir tantas cosas…- dije sin más, despejando cada uno de aquellos desapacibles pensamientos que rondaban de vez en cuando mi cabeza y que abrumaban sin piedad a mi corazón que parecía ya no soportar por mucho tiempo más.
-Mmm…- murmuró por lo bajo y antes de que pudiese sentirse ofendida me apuré en decir:
-Pero te prometo que antes de irme te haré una visita, ¿qué te parece?-
A la simple mención de mi repentina propuesta el rostro se le crispó de la alegría y comenzó a bailotear con una alegría contenida.
-Pues me parece perfecto Liam, así que ya está dicho, en cuanto decidas irte de aquí, te esperaré en casa. ¡Ah! Me da tanto gusto, le he hablado tanto a mi esposo y a mis hijos de ti… y al fin se les va hacer conocerte…
Y sin decir palabras más me plantó un enorme beso en la mejilla, me estrechó entre sus delgados brazos y salió por la puerta principal dejando un rastro de su singular alegría impregnado por doquier.
En cuanto salió y cerró la puerta principal, me dejé caer sobre el sillón y sin esperar más cerré los ojos e intenté dormir por un rato. Pero después de un infructuoso y vano esfuerzo de así hacerlo, me dirigí a mi habitación dispuesto a tirarme sobre mi casa y seguir la batalla que no pensaba dar por perdida de ninguna manera y mucho menos así, como así.
En cuanto llegué me acerqué a la ventana y tiré de la cortina, deseaba tanto mirar el sol que se ponía y el escarceo del agua; y es que el simple hecho de mirar aquel paisaje, de imaginar la calidez del agua y casi sentirla adulando mi piel, de percibir el suave vaivén de las olas me relajaba al instante y más tarde que temprano el sueño me vencería.
Preparado el escenario me arrojé a la cama tomé una almohada y la estreché con mi cuerpo. Desde hace días una imperante necesidad de sentirme amado, de que mi piel vibrara, de que mi ser entero se estremeciera por el roce de una mano se venía apoderando de mí a cada noche, al resguardo de las silenciosas sombras que todo callan como fieles cómplices de los secretos que se les confiere; ganas que controlaba con mis propias manos que recorrían mi cuerpo de pies a cabeza, imaginado que eran aquellas palmas que tan bien conocían mi anatomía, que conocían cada rincón de mi cuerpo y de mi propia alma. Así que aquella noche no iba a ser la excepción por lo de un tirón me despojé de mi camisa y la arrojé contra el piso, mis sandalias salieron volando al otro lado de la habitación, mi pantalón aguardó su turno para hacerles compañía. Mis dedos iniciaron su andanza, comenzando por mis labios que imploran los de él… los de Zayn…, listo se dirigieron a mi cuello con delicadeza, como temerosos a causar algún daño en él, se posaron sobre mi vena y esperaron un largo rato ahí, para sentir como la sangre comenzaba a correr rápidamente, en una carrera que ya era inevitable y que culminaría como ya bien sabía… y así siguieron por cada parte que imploraba que fuera atendida de la mejor manera… mis pectorales, mis brazos, mi abdomen hasta que por fin llegaron a mí miembro que ya crecía desmesurado e indiscreto, bajo la tela de mi pantalón pero justo cuando era mi mano adentro al rincón más secreto de mi cuerpo, lejos el timbre sonó fuertemente deteniendo en seco el silencioso movimiento que mi mano ejecutaba….
¡Ah! ¡De seguro es Azucena que algo se le olvidó algo en la cocina!
Dije para mis adentros odiando que lo hiciera continuamente. Y mucho más aún en aquellas ocasiones que interrumpía mis viejos rituales, con los cuales mi cuerpo se calmaba por algunos momentos.
Sin más, de un salto me paré de la cama, salí de mi habitación y me dirigí a la salida. Cuando llegué a la sala intenté buscar el motivo de su regreso pero a la vista no encontré absolutamente nada, así que resignado encaminé mis pasos a la puerta.
Y antes de que tocara de nueva cuenta abrí de un golpe y sin más me quedé congelado. Cuando al fin me recuperé de la impresión murmuré con coraje y con la sorpresa en cada una de mis palabras.
-¡¿Qué estás haciendo, tú… aquí?!....
Intenté hablar, decir algo o por lo menos maldecirlo, pero no pude, hubo algo que me lo impidió, ¿la sorpresa de verlo?, ¿el coraje de que estuviera ahí o la alegría de volver a verle?…, no lo supe a cabalidad, lo único que mi cuerpo sentía era esa maldita impotencia que no lo dejaba moverse un centímetro siquiera.
Le mire fijamente, sin parpadear una sola vez, y es que cómo se atrevía a volver, no había entendido que ya no quería verlo, ya no quería saber nada de él, ni de nadie que me recordara ese pasado que ya había decidido y que estaba dispuesto a olvidar.
Cuando intente decir algo fui interrumpido bruscamente por el teléfono que sonó fuertemente a mis espaldas. Le dirigí una mirada de desprecio y después volví a lo que realmente me importaba, pero el teléfono sonaba sin parar, cuando al fin lo dejo de hacer, se activó la grabadora y al instante escuché una conocida voz:
-Liam sé que estás ahí así que contesta- dijo mamá al otro lado de la bocina y guardó silencio para que así lo hiciera- ¡Liam!, ¡Liam!... contesta por lo que más quieras.- continuó, pero decidí ignorarla, sabía el motivo de su llamada por lo cual sobraba todas las explicaciones que ella me pudiese dar.- Sé que estás molesto y no es para menos… en verdad intenté no decir nada pero su insistencia terminó por convencerme… cariño lo siento tanto… espero que lo comprendas…- terminó por decir lamentándose verdaderamente por su actuar.
-Debí suponer que si intentabas averiguar mi paradero, lo lograrías…- murmuré quedamente mientras miraba a Zayn que parecía de piedra al otro lado de la puerta.- Por momentos olvidé tus irresistibles encantos….
Zayn se limitó a sonreír como siempre lo hacía, haciéndome recordar ese pasado que quería olvidar, derrumbando mis débiles barreras que había erigido en mi entorno.
Después de ello, no hubo respuestas, no hubo palabra alguna, sólo constantes miradas que llevaban en ella dudas, miedos, temores, promesas y sentimientos todo… nada. Un silencio se asentó en aquel lugar, mientras a lo lejos el suave murmullo de las olas susurraba apaciblemente como si supiera lo que pasaba, lo que estaba ocurriendo en esos momentos, y para así tratar de mitigar ese dolor, ese inmenso dolor que había causado mi partida y que hacía incierto mi regreso.
Sin más y con una poderosa duda Zayn elevó su mano sobre mi rostro y la posó sobre mi mejilla, tiernamente, como siempre lo había hecho, transmitiendo esa tan conocida calidez que solo él despedía con su cuerpo. Intenté rechazarlo, intenté apartarme de él y en verdad poner un alto a esa situación que no quería que se repitiera por que ya había sufrido mucho, pero fue inevitable, mi cabeza me decía una cosa y mi corazón otra, abismalmente diferentes.
Al simple contacto mi cuerpo reaccionó con todas aquellas ganas contenidas desde hace tiempo, intenté disimularlo pero yo no había nacido para eso y mi intento fracasó.
-¿Por qué lo hiciste?...- dijo Zayn, mientras su mano subía y bajaba de mi mejilla, sintiendo cómo mi tersa piel hacía roce con su palma, causando una placentera fricción.- ¿Te fuiste y sin decir nada?, ¿Te alejaste sin dar la más mínima explicación?...
Sopesé sus preguntas, admiré su rostro donde se reflejaban un sinfín de sentimientos, de los cuales, mucho no podía descifrar completamente, como a mí me hubiese gustado, pero que ahí estaban presentes, latentes.
-Porque tú lo hiciste de la misma manera, porque tu indiferencia y tu ausencia en mi vida me causaron el mayor de los daños. –respondí mientras el llanto amenazaba con derramarse de mis ojos en cualquier instante.- Y después de lo que pasó con Emiliano, bueno era más que obvio que no querías saber nada más de mí…. Y después, después ya no lo soporté como creí que podía hacerlo, y al no encontrar alguna solución decidí que el poner tierra de por medio era lo mejor.
Guardó silencio y continuó mirándome con aquellos bellos ojos cafés que tanto amaba, con un amor infinito que jamás vería en otra mirada que no fuera la de él; con todo lo que mi corazón deseaba saber en cada mirada.
Y sin darme tiempo de reaccionar me llevó bruscamente a sus labios y de inmediato su lengua buscó la mía. Intenté alejarme, separarme pero ya era inevitable, ya no tenía la fuerza necesaria para hacerlo, ya no podía ni quería hacerlo de ninguna manera y después de un largo rato al fin mis labios respondieron a su pasional caricia, haciéndome olvidar a Emiliano al instante, de la mejor manera que se puede olvidar a una persona: con una mucho mejor, con una que le superaba en creces, en demasía.
Sin pensarlo un segundo más mis brazos lo rodearon con una fuerza sorprendente, con el único afán de retenerlo, de no dejarlo ir a ningún lugar porque algo ya era indudable, él me pertenecía de la misma forma que yo a él, ya nos pertenecíamos el uno al otro y ya no iba haber poder humano que cambiara las cosas… de eso ya no nos quedaba la menor duda, porque después de todo lo vivido, después de la culpa, del remordimiento y del cargo de conciencia, nuestro amor se fortalecía a cada instante aunque estuviésemos separados cómo lo habíamos estado; lo nuestro ya nada ni nadie podía frenarlo… solamente la muerta, que por momento no nos preocupa de ninguna manera, la veíamos lejana, distante, a años luz de nuestras vida, por lo que sólo disfrutamos del momento lo más que pudimos.
Mi cuerpo al igual que el de Zayn comenzó a reaccionar deliberadamente; todo aquel deseo contenido salía a flote y comenzaba a recuperarse del rezago que tenía, quería ponerse a la par de la situación.
Nos adentramos a la casa entre besos y caricias, como si en ese mismo instante se fuera acabar el mundo y no nos quedara más tiempo para expresar lo que cada uno sentía.
Topamos con la pared de la sala y ahí duramos un largo tiempo besándonos intensamente, sintiendo que le vida se iba a cada movimiento que nuestro labios se daban. Por momentos recuperábamos el aire perdido y después volvíamos al ataque como ni no nos hubiésemos detenido un instante siquiera.
Quería que cada una de mis caricias fuese tan explícita como se pudiera, que expresara todos y cada uno de los sentimientos que sentía aflorar en mi interior por el solo hecho de que fuera Zayn el que estaba ahí a mi lado, brindándome uno de los más grandes placeres que la vida le ha regalado al hombre. Mis caricias eran sumamente intensas que por momentos creí lastimar a mí ser amado, pero sin ninguna protesta de su parte, sin ninguna queja continué con ellas y con mucha más vehemencia, con más pasión y desenfreno, nada era suficiente como para expresar lo que sentía en esos momentos, nada lo iba hacer…
De pronto y para mi rotunda sorpresa me tomó entre sus brazos y me llevó a la mesa del comedor, donde me posó con gentileza y me miró dubitativo a lo que seguía en aquel instante. Respondí su mirada con una llena de pasión de deseo, de una lujuria que parecía que nunca iba a ser saciada, de ninguna manera. Y sin más movimientos de su parte, tiré de su camisa con una fuerza impresionante, sin más los botones que la abrochaban salieron disparados por todos lados, después la arrojé sobre el piso. Un espectáculo quedó ante mis ojos: su escultural cuerpo se abrió paso entre las penumbras y la escasa luz para dejar a la vista unos pectorales de piedra y un marcado abdomen con un pequeño sendero de vellitos que llevaban a un lugar donde ya quería y deseaba estar por sobre todas las cosas. Pero antes de emprender ese viaje me abalancé sobre su cuello y comencé por ahí un certero ataque, que sin lugar a dudas me llevaría a un buen lugar. Deslicé mi lengua sobre la base de su cuello y la hundí por unos momentos sobre su garganta, después tomó uno a uno de sus oscuros pezones para mordisquearlos y saborearlos a profundidad, para sentir ese dulce y embriagador sabor en mis labios, en mi lengua para guardarlo en mi memoria y recordarlo a cada instante, a cada minuto que él no estuviera a mi lado, para anhelarlo menos, para imaginar lo que me esperaría cuando él regresara, para que me recordara que algo había pasado entre nosotros dos y no una vez sino tantas como la vida nos lo permitiera.
De su boca sólo escapaban guturales gemidos que me incitaban a seguir, a continuar con mi ardua labor que parecía estar dando los frutos necesarios. Y antes de que mi boca llegase a tocar la cuadricula de su abdomen me detuvo bruscamente y en una mirada me indicó que era su turno de retribuir esas gratas sensaciones que le daba y sin perder un minuto siquiera en más explicaciones, en palabras que sobraban se dirigió a mi pecho, donde sus blancos dientes mordieron con una fuerza moderada cada parte de mi piel, después su lengua les brindaba una suave caricia que mitigaba el escaso dolor que le había hecho pasar, permaneció por unos momentos hasta que por fin llegó a mi abdomen que ante la caricia se estremeció como nunca antes lo había hecho en mi vida. Miré como sus movimientos eran más erráticos, más temerosos, mucho más torpes, hasta que por fin sus manos cayeron sobre el borde mi pantalón, donde mi miembro ya se marcaba semiinconsciente. Me volvió a verme para esperar aprobación de su siguiente movimiento, pero solo atiné en cerrar mis ojos y en dejarme llevar por el momento.
Sin más respuesta de mi parte siguió con lo que ya había comenzado y que de ninguna manera iba a dejar a medias él al igual que yo odiaba las medias tintas. Sus manos me despojaron de mi pantalón que cayó bajo la mesa donde todo lo que tanto había añorado en estos últimos días estaba pasando.
Deje que siguiera con lo que tenía pensado y así continuó. Miró por momentos mi cuerpo solo cubierto por un minúsculo bóxer negro donde se erigía mi miembro bajo la tela de mi ropa interior. Y sin más señal que su movimientos su mano se adentró a mi intimidad y la liberó. Por algunos momentos la contempló entre la tenue luz para después acercarla a su boca, a sus labios que ya temblaban por probar, por saborear ese duro pedazo de carne que parecía de roca y captar a profundidad la miel que de él emanaba.
Y sin dudarlo un segundo más lo llevó a la calidez de su boca. El contacto de mi miembro con su húmeda lengua me hizo que me contrajera y lanzara un ahogado gemido que hasta mí mismo me excito. Deje que siguiera con sus topes movimientos hasta que lo juzgara pertinente, paso un largo mientras jugaba con mi miembro, en momentos sentía que en cualquier momento explotaría sin más, pero la sola idea de que él no lo hiciera junto a mí, me detenía y esa placentera contracción que se asentaba en la base de mi miembro se detenía a la espera de que llegara el momento indicado para ello.
Después de un largo rato su boca se alejó de mí miembro que estaba cubierto por una acuosa capa de saliva que lo hacía brillar. Miré por unos momentos ese espectáculo y la verdad la escena era sumamente excitante, que paralizaría a unos cuantos… Esperé a que Zayn ejecutara algún otro movimiento, y cuando así lo hizo me dejó aturdido, al instante. Sin decir palabra alguna se despojó de su pantalón que ya en esos momentos sobraba en demasía y lo dejó a un lado. Su miembro se erguía fuerte y firme tal y como lo recordaba, como una férrea columna de hierro, que no se permitía titubeo alguno sobre el derroche de virilidad que hacía ahí en medio de ese esculpido cuerpo de cobre. Sin pensarlo la tomé entre mis manos para sentir ese inmenso calor que despedía, esa enorme sensación de dominio y potestad que tenía en cada tramo de esa morena piel que le cubría. Intenté descubrirla de la tela que no permitía ver más allá de lo que deseaba pero Zayn no me lo permitió, detuvo mi mano en ese justo momento y me indicó que deseaba otra cosa que su cuerpo le imploraba algo más y que en sus ojos estaba la respuesta y ahí en esos brillantes ojos estaba todo lo que necesitaba saber, que no dejaba duda alguna…
Me bajé de la mesa para cumplir sus deseos que para mi eran órdenes incuestionables y es que así era él era mi dueño y yo el de él… Me coloqué a sus espaldas, acerqué mi cuerpo al suyo que por unos instantes tembló al saber lo que le esperaba. Coloqué mi rostro entre su hombro. Recargó su cabeza junto a la mía y la echó hacia tras. Su cuello quedó a mi merced y comencé a succionar hasta dejar marcas rojas en él. Mis manos se colocaron en su hinchado falo que erigía apuntando a su abdomen, con una fiereza impresionante. Lo tomé entre mis manos y comencé un sube y baja, lentamente con el único deseo que sintiera, por medio de mis manos, ese amor inmenso que sentía por él. Mientras mi miembro se amoldaba a sus redondeos glúteos que por momentos parecía dudar, y por otros estaban dispuestos a ceder a ese deseo que tanto habían guardado. Sin esperar permiso mi miembro se fue adentrando ese lugar mientras mi manos seguían son ese sube y baja que no paraba, ni un instante siquiera. Zayn murmuraba palabras ininteligibles, para luego convertirse en suaves gemidos que tensaban más aun mi miembro. Su cuerpo cedió lo más que pudo a la peticiones de mi falo que ya estaba más que inmiscuido en su ser hasta que llego a un punto donde las resistencias se activaron y no me dejaron ir más allá, a donde, tanto él como yo deseábamos.
Y fue ahí donde puse el mayor cuidado que pude, lo último que deseaba era lastimarlo, así que seguí lentamente, con mucho cuidado, atento a cualquier signo o seña que él hiciera para que detuviera, pero de su parte no hubo nada, sólo una constante conformidad de que siguiera hasta las últimas consecuencias, hasta el final de esto… y así fue… hasta que sin darme cuenta mi miembro había invadido su interior a profundidad; mi falo estabas en lo más hondo de sus entrañas, en el interior de su ser… donde tuvo un recibimiento placentero, sumamente cálido. Y de nueva cuenta esa enorme contracción comenzó hacer mella, con fuerza pero como pude le retuve, para iniciar un movimiento en círculos, después de adentro hacia a fuera, mientras sentía en mí miembro una placentera fricción que comenzaba hacer un sensacional trabajo que no tardaría en dar una cuantas consecuencias.
Nuestras respiraciones se oían por todo la casa como una armoniosa melodía que estaba al compás de nuestros movimientos, en ese vaivén que nuestros cuerpos se habían adentrado hasta el cansancio, el que lo propiciábamos ambos pero que era uno solo, como lo eran nuestro cuerpos fundidos en uno; nuestros gemidos ahogados se sobreponían al murmullo de las olas que estaban a unos cuantos metros de nosotros. Tres gotas de sudor resbalaron de mi frente y fueron a caer sobre la espalda de Zayn para luego perderse en su musculoso cuerpo que no paraba de moverse un instante siquiera. Inconscientemente mi mano volvió a su miembro y lo tomó con fuerza y se unió al juego de movimientos que nuestro cuerpos eran participes…
Hasta que por fin lo inevitable llegó: una fuerte contracción en el cuerpo de Zayn, arrojó una cantidad considerable de un líquido espeso que cayó en mi mano, derramándose por doquier como el magma de un volcán y es que quemaba como tal… Al simple contacto un largo escalofrío azotó mi cuerpo y que culminó en la punta de mi miembro que en ese momento estaba en lo más profundo del cuerpo de Zayn… y sin retrasar más ese momento le acompañé en ese placentero éxtasis que me robó todas las fuerzas que mi cuerpo tenía. Lancé una cantidad mucho más extensa que la que retenía en mis manos. Después proferí un largo y casi interminable gemido que reverberó por largo rato en el silencio de la casa. Sin fuerza me recargué sobre su espalda mientras mi miembro perdía en su interior esa fuerza que hace solo unos momentos tenía.
-Vaya… sensación…- murmuró entrecortadamente Zayn, mientras escondía una dulce sonrisa que no pase por alto…. un instante siquiera.
Sin más que hacer, nos dejamos desparramar sobre los sillones de sala, a la espera de que el sol saliera tras las montañas como claro signo de que la esperanza había vuelto a brillar en mi vida... Pero antes de que el astro rey hiciera su magistral aparición me recargué sobre el hombro de Zayn y caí en sueño profundo, abismal… arrullado por sutil latido de su corazón que danzaba al mismo paso que el mío…
* * * * * * * * * * * * * * *
Los primeros rayos del sol me despertaron aquella mañana. Por unos momentos permanecí con los ojos cerrados, temeroso a que lo que la noche anterior había pasado no fuese verdad… y de momento un maldito miedo se apoderó de mí. Intenté alejarlo pero ya se había apoderado de mí sin remedio… Y sin más abrí los ojos… la luz del día golpeó sin más y entrecerré los parpados otra vez, para luego abrirlos lentamente…
Al principio me costó adaptarme a la hiriente luz del sol, pero conforme mi ojos se acoplaban al despliegue de luz, comencé a mirar formas y contornos… para después mirar el espectáculo más placentero que jamás había visto.
Zayn me miraba sin perder detalle alguno de cada uno de mis movimientos, yacía sobre su pecho que se expandía y se contraía imperceptiblemente y no quitaba la mirada ni un instante siquiera de mi rostro.
-Vaya… te despertaste, por un momento creí que no lo harías- murmuró a mi oído, dejando que su aliento rozara mi oreja, para luego seguir sobre mi cuello.
Sonreía con una alegría que de ninguna manera podía ser fingida. Me levanté para mirarlo… más a detalle. Por instantes me quedaba aturdido con su belleza, en otro con el impactante color de sus ojos y otras más con su escultural cuerpo que parecía de bronce. La única verdad posible es que me hacía perder la cabeza, sin duda alguna…
-Un día creí que jamás volvería a pasar esto…- dijo Zayn, sin mirarme; sus ojos cafés se posaron en el mar que se veía por el alto ventanal de la sala.
-Yo también. Creí que había sido un sueño, el mejor de todos y que jamás volvería a ocurrir.-confesé sin pena- Pero hoy me doy cuenta que me equivoqué de nueva cuenta, como siempre lo hago…
Zayn sonrió, contagiándome su buen ánimo.
-¿Qué?- inquirí rápidamente, deseoso de saber el por qué de su alegría.
-No, nada de lo que te debas preocupar, solo que me da gusto estar contigo, sólo eso…- respondió posando su mirada en la mía.
-¿Sólo eso?- volví al ataque.
-Claro… ¿qué? ¿No es suficiente?- contraatacó.
-Sí pero… va olvídalo- dije.
-¡No!, ahora me dices…- me amenazó sonriendo sabiendo que sus métodos de persuasión, no podían ser combatidos de ninguna manera.
-Bueno… es que para mí no es suficiente…- confesé seriamente.
Zayn arqueó las cejas dubitativo.
- ¡Ah! ¿No?... entonces ¿qué propones?-
Le miré por unos momentos, después un gesto indecente se dibujo en mi rostro:
-Esto…- respondía mientras mi boca se dirigía a su miembro que no tardó ni un instante en responder a mis caricias…
* * * * * * * * * * * * * * *
Los días que pasé en la casa solo, habían sido de los más eternos en mi vida, pero ahora en compañía de Zayn las cosas habían cambiado radicalmente, algo que percibí de inmediato y que no lamente ni un instante siquiera.
Azucena recibió amablemente a Zayn, atendiéndolo de la misma forma que lo venía haciendo conmigo, desde mi estancia aquí. Una inusitada amistad nació entre ellos dos, como si se conocieran de toda la vida. Sus bromas y sus juegos infantiles inundaron la casa sin remedio y una feliz alegría se apoderó de aquel lugar, el cual añoraba que fuera por toda la vida mi hogar…
Dos días después de la llegada de Zayn, hablé con Karen, porque él intervino en su favor y me aseguró que había sido él, el que había insistido hasta el cansancio en que mamá le revelara mi paradero. Por lo que perdoné a Karen y le agradecí que hubiese cambiado mi vida de esa manera y que me hubiese hecho ver que no todo estaba perdido y que aún existía una posibilidad de que las cosas cambiaran a nuestro favor, posibilidad que estaba en mis manos y de nadie más y que por lo tanto era mi decisión de que tomaran buen rumbo hacia el mejor de los senderos que se me ofrecían.
Zayn y yo habíamos hablado del asunto unas cuantas veces, por las noches antes de tirarnos en la cama para dormir. Por lo que ambos acordamos en arreglar las cosas de la mejor manera, él con Perrie y yo con Emiliano, a nuestro regreso a Wolverhampton. Y es que ya no podíamos permitirnos estar separados, al menos no después de todo lo vivido, después de darnos cuenta que ninguno de los dos podía vivir sin el otro, que no dañábamos de la peor manera si estábamos lejos, separados como lo estuvimos en estos últimos días en el que vivimos un tormento, en un infierno que no sabíamos y que no queríamos soportar de ninguna manera.
La situación que nos planteábamos sabíamos que no iba a ser tan fácil como lo que aparentaba, pero que si la dejábamos pasar así como así, iba a llegar a un punto donde todos saldríamos lastimados y heridos, odiándonos unos a otros de la peor manera. Algo que los dos quisimos evitar a toda costa.
Después de aquel día donde aclaramos todos y cada uno de los malos entendidos, así como planeamos nuestro actuar al regreso a casa, no se volvió hablar del tema, ni un instante siquiera… Nos limitamos a disfrutar y gozar de aquel momento que le habíamos robado a la vida y del cual sabíamos que nos quedaba poco tiempo, y que si no lo aprovechábamos nos lamentaríamos toda la vida.
Uno de los tantos días que nos perdimos de la realidad deje a Zayn solo en la habitación, mientras tomaba una ducha. A mí regreso no lo encontré por ningún lugar. Lo busqué desesperadamente por toda la casa, y es que aquel miedo que tanto odiaba se estaba apoderando de mí, nuevamente. Y es que muy en el fondo existía un temor de despertar y mirar que todo había sido un sueño, solo eso sueño y nada más… así que me apuré. Grité su nombre tres ocasiones, pero no hubo respuesta, busqué en la sala, en la cocina, en toda la casa y nada… ni rastro de su paso por ahí. Me dirigí a la sala donde me dejé caer sobre el sillón, que protestó ante mi peso.
Los ojos se me llenaron de llanto, pero como buenamente pude lo contuve. Para después mirar por la ventana y ver que Zayn caminaba rumbo al mar. Me levante de un salto y me dirigí a la salida y sin más emprendí una carrera a su lado, con el temor de que fuera alguna retorcida ilusión de mi alocada cabeza, pero no, no era sí, al momento que llegué a su lado volvió a verme, para esbozar una sonrisa en su rostro. Me invitó a mirar el mar azul, aquella tarde sentados en la arena, bajo los rayos del sol que quemaban nuestra piel, con pericia.
No dejamos caer sobre la arena, mientras las olas iban y venían en un movimiento cadencioso. Lejos una par de palmeras se mecían como bailando, acompañándonos en aquel lugar con su sutil danza que armonizaba el lugar.
Recargue mi cuerpo junto al suyo y así por el resto del día permanecimos absortos ante tan maravillosa belleza que nos robaba los sentidos sin opción alguna. Justo cuando el sol estaba en su senil, Zayn se levantó, se acercó a la orilla del mar y comenzó a jugar con el agua que llegaba hasta sus pies, mientras gotas de aquel líquido salino botaban por doquier produciendo un arco iris. Mire la escena por un largo rato, deseoso que el tiempo detuviera y nos diera más oportunidades de gozar momentos como aquellos. Pero mi petición no podía ser atendida, rápidamente lo comprendí, así que me armé de valor y le hice compañía a Zayn que seguía jugando con el agua…
Corrimos, por la orilla una infinidad de veces hasta que quedamos totalmente empapados, éramos como dos niños que disfrutan de la vida, sin preocupación alguna, sin miedo, sin temores, solo con el único fin de alcanzar una felicidad que mucho no tiene la oportunidad de lograrla.
Y así hasta que el cansancio cobró fuerza en mi cuerpo; sin más me deje caer sobre la húmeda arena y seguí mirando a Zayn que no parecía sentir ni un ápice de lo que yo estaba sintiendo. Después de un largo rato se adentró a las profundidades de aquel inmenso mar, hasta que se perdió por un largo rato, para aparecer a unos cuantos metros de donde se había sumergido, y así hasta que volvió al lugar donde estaba. El agua le llegaba escasamente a su abdomen donde el agua chocaba como si fuera una dura piedra que intentaba romper.
Volvió su mirada a la mía, me indicó que me acercara… dude unos momentos en hacerlo, pero como siempre salió ganando. Caminé sintiendo la arena en mis pies hasta que mi piel fue adulada por el agua salada. Un minuto después llegué a su lado. Y así juntos los dos nos adentramos a la aguas azules de aquel inmenso mar que era cómplice de nuestro inmenso amor.
Permanecimos en el mar un largo rato, el cansancio que mi cuerpo sentía se había desaparecido como por arte de magia, cosa que sucedía cuando Zayn estaba a mi lado.
Hasta que por fin ya no pude más. Salí del agua con tranquilidad dejando atrás a Zayn que se reía de mi poca resistencia. Puse lo ojos en blanco y me alejé del lugar; sin más que hacer y derrotado me senté sin prisa alguna.
Al ver que Zayn pasaría otro largo rato ahí adentro me recosté e intenté dormir un rato, con los rayos de sol sobre mi cuerpo, pero justo cuando comenzaba a adentrarme a aquel bello sueño oí como unos pasos se acercaba a mí, hasta que él se poso a mi lado, para hacerme compañía, espere a que dijera algo, a que hablara pero no fue necesario. Estiró su mano para pedir la mía. La tomó con fuerza, con una firmeza que nunca iba a flaquear.
De pronto sentía sus labios sobre los míos. Respondía su caricia, sin abrir los ojos, sin dudar un segundo, deseoso de que las cosas llegaran hasta las últimas consecuencias, frente a aquel inmenso mar que a partir de ahora sería fiel cómplice de aquella muestra del inmenso amor que nos unía a los dos por el resto de nuestras vidas….
* * * * * * * * * * * * * * *
La felicidad que Zayn y yo experimentábamos, no podía compararse con nada en este mundo… y es que jamás nadie había sido tan feliz como nosotros lo estábamos siendo.
Eran las ochos de la noche de aquel viernes cuando encendí el reproductor de música y puse a mi grupo favorito… Michelle de The Beatles; otro de los sencillos que esta banda habían lanzado en años pasados. Elevé el volumen moderadamente. Y sin más me deje caer sobre la cama.
Hoy había sido un día muy agitado, habíamos visitado a Azucena en su casa, ya que desde hace mucho nos había hecho la invitación la cual no podíamos rechazar. Pasamos gran parte del día en su humilde y acogedora casa, donde tanto su esposo Luís como sus hijos, Alfredo y Edgar, nos recibieron con un gran aprecio, que no merecíamos.
Después de una deliciosa comida producto de las manos de Azucena, nos llevaron a la plaza principal de su pintoresco pueblo, que recorrimos de cabo a rabo. Cenamos en una pequeña fonda de aquel lugar un delicioso platillo típico de la región, hasta que quedamos satisfechos y a punto de reventar; para después despedirnos de aquella hermosa familia, sin antes avisarle a Azucena que el domingo por la noche saldríamos de la casa para regresar a Wolverhampton.
La noticia le entristeció en demasía pero después se alegró al darse cuenta que todo aquello que un día me hizo exiliarme ahí pronto, muy pronto encontraría la mejor solución, posible.
La sola idea de pensar en que pronto afrontaríamos algo desconocido me erizaba los vellos de la nuca y un largo y casi interminable escalofrió me recorría de pies a cabeza. Coreé la canción un par de veces, tratando de disimular mi miedo y sin darme cuenta que Armando me miraba desde la puerta…
-No tienes ni la más remota idea de cuánto extrañaba ese grupo…- comentó mientras dirigía sus pasos a donde yo estaba.
-Debí suponerlo… ya eres un fan de ellos, ¿no?- pregunté divertido de que compartiéramos gustos tan similares.
-Así parece- respondió, para luego posarse a mi lado.
-Me alegra- dije en voz baja.
-¿Estas feliz?- inquirió de repente sorprendiéndome.
Medité su pregunta, unos momentos, sopesando si así era. Mire en retrospectiva, y vi todo lo acontecido… volví mi ojos a los suyos que ya esperaban una respuesta.
-¿No lo parece?- solté, mientras imitaba mis ojos en blanco.
-¡No!, necesito saber si hago bien mi trabajo- se apuró en decir.
Sonreí, antes sus infantiles ocurrencias… Meneé la cabeza de un lado a otro; en verdad que lo amaba como a nadie… algo que era imposible de no hacer.
-¿Y?- retomó el ataque.
-¡Sí!, soy feliz, inmensamente feliz…- respondí, para luego arrojarme a sus brazos que ya me esperaban, listo para otra muestra de aquel loco y febril amor que se había apoderado de nosotros y que no pensaba dejarnos ni un instante siquiera….
* * * * * * * * * * * * * * *
La última tarde que pasábamos en la casa en la playa comenzaba a menguar apaciblemente; el sol se ocultaba tímido y silencioso tras dos enormes montañas, mientras a la vez, la luna ya se asomaba en lo alto de aquel cielo de endrino; lejos el sutil sonido de las olas se propagaba como un suave murmullo. Miraba embotado aquel bello paisaje que parecía de ensueño; y al igual que al principio podía perderme largas horas mirando la belleza del lugar sin siquiera sentir el tiempo pasar. El olor de agua salada y salitre profanaba mi ser, inyectándome una enorme fortaleza que parecía que jamás en la vida me iba a abandonar.
Iba por el séptimo de aquellos viajes en los que perdía el sentido de la realidad, cuando de pronto sentí en cálido cuerpo de Zayn acercándose lentamente al mío. Sus anchos brazos rodearon mi cuerpo mientras su barbilla se posaba sobre mi hombro y me acompaño por largo rato en aquel sublime viaje.
Cuando al fin los últimos rayos del sol al fin se perdieron y la magia de la tarde sucumbió a la de aquella misteriosa noche, habló para devolverme a la realidad…
-La hora ha llegado…-murmuró mientras su labios buscaban la piel de mi cuello.
Suspiré largamente, sopesando lo que aquello significaba y mire la perspectiva de la vida desde aquel rostro el cual pronto afrontaría lo que pronto vendría, la idea no era mal en sí, pero sí lo era lo que nos tocaba enfrentar, lo que sin lugar a dudas íbamos a afrontar, en verdad que sí lo era
Deshice el abrazo rápidamente, necesitaba que la fuerza que me movería más adelante estuviera y fuera reforzada, de cualquier manera posible. Y ahí estaba él, para así hacerlo.
Volvió sus ojos cafés a los míos que dubitativos le miraban…
-¿Tú y yo?- pregunté con la duda en mis ojos, con el mayor de los temores que en la vida se pudiera tener en ellos, en cada una de mis miradas.
-Tú y yo- confirmó sin más, con la fortaleza, para que mis temores se despejarán y no dejaran lugar a la duda y a la incertidumbre, que estaban más que dispuestas a germinar de nueva cuenta en mi interior.
-¿Por sobre todas las cosas?- Inquirí.
-Por sobre todas las cosas- respondió, nuevamente.
-¿Hasta las últimas consecuencias?-
-Hasta las últimas consecuencias-
-¿Hasta el final?-
Dudó unos instantes… su silencio fue una eternidad de principio a fin, después afirmo:
-Hasta el final- y sin más me tomó de la mano para caminar juntos por aquel sendero que la vida y el destino nos tenían reservado, listos para enfrentar lo que viniera…
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HolaJ aquí el nuevo capítulo, miren los niños se reconciliaron y de que manera,… pero, ¿cuánto es un hasta el final? MiauL. Nos vemos la próxima vez. Los quiero
PipeAlejandroMalik
Re: El Otro Rostro de la Vida (Ziam)
Capitulo XIV
Pasaba de la media noche cuando nos adentramos al corazón de Wolverhampton después de un largo y tedioso viaje que por fin terminaba; ya nadie estaba despierto a esa hora, todas las casas se hallaban sumidas en un sueño profundo y abismal como la misma noche, perdidos cada uno de sus habitantes en sus propias fantasías de opio como la que yo estaba viviendo justo en ese momento que por una u otra cosa no creía del todo aún…; las aceras estaba solitarias sin un transeúnte que las transitara con pasos sigilosos, los prados desiertos con sus flores danzando de un lado a otro, mecidas por la cadencia del adagio y el cálido aire de la medianoche vagaba silenciosamente por doquier como un etéreo fantasma, hasta que se unía con la soledad reinante, para transformarse en una atmósfera de tranquilidad y paz que se sentía y se respiraba por doquier, como un exquisito y embriagador efluvio …
Permanecí así quieto y mudo, mientras miraba pasar a mi lado metros y metros de construcciones sin orden ni concierto, hasta que Zayn colocó su tibia mano sobre mi pierna para devolverme a la realidad.
Volví mi rostro al suyo, para encontrarme con esa benevolente sonrisa que tanto amaba y adoraba; respondí su gesto de ánimo con una falsa imitación de la suya y es que la sola idea de imaginar que en cuestión de minutos me encontraría con nada menos que con Karen después de mucho, muchísimo tiempo que no la veía, me provocaba un largo estremecimiento que me recorría de pies a cabeza y no por el miedo que me pudiese provocar al estar frente a ella, sino que ahora sí tendríamos una larga y extensa plática, plática que había postergado de todas las formas posibles y que ahora ya no podía evadir de ninguna manera si es que la había o existía siquiera.
Zayn redujo la velocidad a unos cuantos metros de mi casa, y siguió el camino a vuelta de rueda. De lejos miré mi casa, era tal cual la recordaba, el tiempo en Wolverhampton parecía no haber pasado un instante siquiera, nada en ella había cambiado, al menos no físicamente.
Pasé saliva con dificultad, imaginando lo que me esperaba. Sabía de ante mano que a estas altas horas de la noche Karen ya estaría acostada y dormida, algo que no sería impedimento para que al percatarse de mi llegada bajara y exigiera que aclaráramos todo aquello que teníamos pendiente. Lo que comprendía de alguna manera, pero no aceptaba del todo, y es ¿quién así lo iba hacer?
Zayn se percató y lanzó una efímera carcajada que reverberó en el interior del auto, como una armoniosa melodía.
-¿Asustado?- inquirió tratando de ocultar una sonrisa en su bello rostro.
Volví mis ojos a los suyos:
-¿Lo parezco?- le respondí con una pregunta, mientras él meneaba la cabeza de una lado a otro, conteniendo las ganas de volver a reír en ese momento.
-No es por nada personal claro y te mentiría si te dijera que no, pero sí, un poco, nada de preocuparse- contestó y después detuvo el automóvil a unas cuantas casas de la mía.- No pasa nada Liam… bueno sólo que Karen… esté hecha una furia porque no le hayas avisado de tu regreso y también molesta por la actitud infantil que tomaste cuando llegué a la casa en la playa; algo en lo que la apoyo indudablemente; ah y casi lo olvidaba el que yo haya tenido que intervenir para que al fin contestaras el teléfono y bueno lo demás ya lo sabes… ¿no?- dijo con una rostro tranquilo, que denotaba que en cualquier momento se soltaría a reír.
Y sin decir nada solté un fuerte golpe contra su pierna…
-¡Oye!- se quejó, para después llevar su mano, sobre su musculosa pierna.
-No ves que me muero de los nervios y tú sometiéndome a más presión- dije con un falso coraje- Así que si no estaba para arrepentirme ahora si lo hago.
-¡Qué va Liam!, ya estamos de vuelta aquí y obvio que yo no lo permitiría. Quedamos en un trato que tú y yo debemos respetar, ¿no es así?- preguntó con una mirada inquisitiva que me doblego al instante.
-Si lo sé, pero no es lo mismo decir las cosas que llevar a la práctica como yo estoy a punto de hacerlo, eso sí que es complicado- murmuré mientras me dejaba caer sobre el asiento del auto con resignación.
-Si tal vez…, pero que mejor que hacerle frente a la situación antes de que la situación te haga frente a ti, ¿no? Es más dudo mucho que Karen tomé alguna actitud negativa en contra tuya… estoy seguro que te recibirá con los brazos abiertos y con ese inmenso amor que te tiene, de eso no hay duda, te ama tanto como yo lo hago.
Ladeé la cabeza sobre el asiento mientras él se acomodaba; y es que la necesidad de contemplarlo, de verlo a cada instante se hacía más fuerte a cada día que pasaba, es más ya era mi adicción sin la cual ya no podía y no quería vivir.
-Bueno aunque si yo fuera ella no descartaría un par de nalgadas, indudablemente, y es que hubo días que no supo nada de ti…- dijo, mientras esboza una sonrisa traviesa en su rostro.
Su buen ánimo me contagió al instante y le acompañé con una sonrisa que trató de despejar los nervios que estaban a flor de piel en aquel mismo momento; sin decir más pisó el acelerador, para no retrasar más un segundo siquiera lo inevitable. Así que en una abrir y cerrar de ojos llegamos a casa, donde todo era oscuridad y tranquilidad. Zayn detuvo el auto frente a la entrada, apagó el motor y se recargó sobre el asiento:
-¿Listo?- inquirió tomando mi mano entre la suya, para que sus dedos se amoldaran a los míos a la perfección.
-¡No!, definitivamente aún… no, pero no hay de otra, así que a enfrentar lo que venga…- dije con firmeza, después salí del interior del coche a una cálida noche que me recibió con ternura, como si desde hace mucho me estuviese esperando, para resguardarme entre sus brazos y protegerme de una manera u otra contra todo y contra todos.
Zayn imitó mis movimientos y poco después de que estuve fuera, él también lo hizo. Rodeó el carro y se colocó en el portaequipajes. Introdujo la llave y sacó del interior mis pesadas maletas, tomó una y dejó que yo agarrara la otra. Cerró de un golpe la cajuela.
Coloqué la mirada sobre la casa sopesando lo que pronto en ella iba a pasar… sabía sin lugar a dudas que no sería algo del todo malo, pero si algo incomodo, porque realmente no es nada fácil hablar con una madre y abrirle tu corazón como jamás lo habías hecho con nadie, mucho más aún si el asunto a tratar es algo de esta naturaleza, o al menos así para mí lo era…
Aún había muchas dudas que aclarar y muchas inquietudes que aplacar, pero si de algo estaba seguro era que: a partir de hoy todo, absolutamente todo iba a cambiar, en demasía como jamás algo lo había hecho en mi vida…
Tomé la otra maleta que sostenía Zayn, para dirigirme a casa pero antes de que me hiciera entrega me tomó de la mano y me acercó a él, a su cuerpo que ardía en deseo, a sus labios que imploraban una pequeña despedida, como ya lo estaban haciendo los míos y, sin más, nuestras bocas se unieron en aquel instante, bajo la inquisitiva mirada de la luna que al igual que el sol ya era cómplice eterno de nuestras vidas.
Solté las maletas que hicieron un golpe sordo sobre el adoquín y dejé que él marcara el paso de aquella caricia hasta que por fin acabo. Nos separamos lentamente hasta que nuestras miradas se cruzaron fugazmente, como un relámpago…
-Hasta el final- me recordó en un tenue y casi imperceptible murmullo que soltó cerca de mi oreja. Y sin más que decir se alejó y se subió a su auto, encendió el motor y se perdió en las penumbras de aquella hermosa noche.
“Hasta el final” confirmé de la misma manera para mis adentros, después tomé mis dos maletas listo para enfrentar lo que viniera.
Me acerqué a la puerta, introduje la llave, y giré el picaporte, después de un breve chasquido empujé la puerta. Rápidamente mi mano se deslizó a buscar el interruptor, después de que lo encontré la luz se hizo al instante
Cerré los ojos un momento, hasta que por fin se fueron acoplando al destello de la araña que colgaba del techo. Dentro nada había cambiado, todo era igual, tal y como mi mente lo evocaba.
De un ligero empujón cerré la puerta a mis espaldas. Caminé unos cuantos pasos hasta que llegue a la sala, coloqué mis efectos sobre un sillón. Miré a detalle mi hogar, mi adorado hogar que tantos recuerdos me traía y al cual había extrañado inmensamente. Por algunos momentos me perdí en tanto y tantos años que ahí había pasado, hasta que unos breves ruidos que provenían de la planta alta me devolvieron a la realidad de un golpe.
Volví al techo imaginando quien podía estar provocando tal ruido, al imaginarlo en mi rostro se dibujo una fugaz sonrisa y una alegría inusitada invadió mi corazón. Y sin esperar un segundo más salí disparado en su búsqueda. Crucé la sala y el vestíbulo como un rayo hasta que llegué al pie de las escaleras, donde ya estaba Karen con un gesto de felicidad en su rostro que no pudo disimular un poco siquiera, si es que así lo hubiese querido.
Nos miramos un momento fijamente, tratando de creer que todo era tal cual y no un producto de algún demente sueño de ambos. Nadie hizo nada y ahí estuvimos por unos instantes sopesando los estragos del tiempo en cada uno.
Y después, sin darme tiempo de reaccionar, Karen bajó los peldaños con prisa y sin esperar más se arrojó a mí, para estrecharme entre sus frágiles brazos que estaban ansiosos de sentirme cerca, por un largo tiempo, en compensación de todo aquel que permanecí lejos de su lado…
Respondí su efusiva muestra de afecto de las misma manera e inclusive mucho más vehemente que la de ella. Permanecimos así por mucho rato, sin mostrar amago alguno de que en algún momento nos separaríamos, y es que en ese abrazo tanto el uno como el otro demostrábamos ese enorme e inmenso amor de madre e hijo que sentíamos y que ya nada ni nadie haría flaquear de ninguna manera posible.
Después de mucho, al fin deshicimos aquella férrea muestra de afecto; Karen tomó mi rostro entre sus delgadas manos y con lágrimas en los ojos murmuro:
-No tienes idea de cuánto me alegra que hayas vuelto… mi amor… te extrañé mucho, muchísimo cariño…
Le miré fijamente a los ojos y vi en ellos una verdad que no necesitaba confirmar, un amor inmenso que se veía reflejado en cada acto que ella ejecutaba, en cada palabra, en cada caricia: un inmenso amor que ya no necesitaba que las palabras le reforzaran, porque aquí en estos momentos lo que contaban eran los hechos, lo otro estaba de más… sobraba.
-He vuelto Karen… listo para afrontar la verdad, hasta las últimas consecuencias- le murmuré cerca del oído, con la seguridad de que pronto las cosas iban a cambiar de una u otra manera…
Aquella noche de mi regreso Karen y yo tuvimos una larga y muy extensa plática que fue como la de dos viejos amigos que se conocen desde hace mucho tiempo, de toda la vida se podría decir, en donde le aclaré un sinfín de dudas de muchas que tenía y donde le conté todo lo acontecido en la casa en la playa y un sin fin de situaciones que tenía que saber o por lo menos estar al tanto, para que ninguna de ellas le tomara desprevenida y es que preferí que las oyera de mi boca y no de alguna que intentara sembrar intriga y discordia entre nosotros dos. Aceptó todo de buena gana y con la mejor de las disposiciones, hecho que le agradecí de todo corazón y que hizo que le quisiera mucho más de lo que ya lo hacía; aunque claro el hecho que las aceptara o las llegara a tolerar, no implicaba que estuviera del todo conforme o en acuerdo con ellas, pero como pudo aceptó sin poner ningún pero a nada, pero no sin antes hacerme unas cuantas advertencias que debía tener muy en cuenta antes de hacer lo que tenía que hacer; ya que nada de lo que tenía planeado era así tan fácil como se podía llegar a ver a simple vista, un grave error del cual nos percatamos cuando ya es demasiado tarde y que procuró evitarme a toda costa.
Después de mi regreso dejé que transcurriera una larga y casi interminable semana a la espera de que el momento indicado para dar el siguiente paso en este juego de muerte que por momentos llegaba a creer que podía salirse de mi control sino ponía los más mínimos cuidados que ello implicaba.
En esa semana posterior a mi regreso intenté de todas la formas posibles que nadie se percatara de mi regreso a Wolverhampton; la verdad no deseaba dar ninguna explicación a nadie, sobre nada en absoluto. Pero muy en el fondo sabía, sin lugar a dudas, que mi retorno no permanecería oculto por mucho tiempo como yo lo desea y que en cualquier momento todo se sabría y de no ser así, lo que tenía planeado a corto plazo ameritaba que saliera de casa lo que implicaba a que unos cuantos me vieran y la bomba explotara antes del tiempo que tenía planeado. Por lo que a cada día que pasaba tenía un sinfín de precauciones, para no ser visto.
En el tiempo que estuve en casa pude percatarme de la enorme insistencia que Emiliano y Perrie tenían en cuanto a saber algo de mí. Mi mejor amiga aún llamaba por lo menos una vez al día a Karen tratando de persuadirla de darle mi dirección, pero mamá pese a todo seguía inamovible en su posición. En dos ocasiones contesté pero antes de poder decir palabra alguna, la voz de Perrie me hacía detenerme y colgar al instante, hecho que me demostraba sin lugar a dudas que la verdad a cada día que pasaba se acercaba más y más, sin remedio alguno y que si no controlaba las cosas, todo saldría frote y dañaría a más personas de las que ya tenía contemplada en mi larga lista.
La noche pasaba había sido lo mismo, mientras cenábamos el teléfono de la sala sonó, Karen se apuró en contestar, poco tiempo después volvió con la buena nueva de que era mi mejor amiga que seguía insistiendo por mí. Así que aquella calurosa noche mamá me dio la última advertencia del día, haciendo cierto énfasis que el día de hoy Perrie había llamado de nueva cuenta. Después de esto, me dirigí a mi habitación para meditar, a profundidad todas y cada una de las perspectivas que tenía frente a mí; hecho que dejé a un lado, al recordar la enorme promesa que le había hecho a Zayn: la de afrontar las cosas como vinieran y no poner altos, ni obstáculos a la verdad, porque entre más tardara en enfrentarla, el dolor sería mucho, pero mucho más inmenso de lo que ya lo era, cuando ésta saliera a flote y no por nuestra boca sino por alguien más.
Me arrojé al buró que estaba a un lado de mi cama de donde tomé mi móvil que se estaba cargando, rápidamente busqué en el directorio el número de Zayn, lo encontré al instante.
Miré por un largo rato la pantalla de mi teléfono sopesando la situación y después de darle muchas vueltas al asunto al fin presioné la tecla de llamar, al instante coloqué la bocina a mi oído y sin más esperé a que el tono de entrada comenzara a pitar.
Sonó dos veces, después una dulce voz contesto al otro lado:
-¡Hola!, desde hace días esperaba tu llamada - murmuró Zayn.
Tarde unos segundos en responder, pero después de ver que ya no podía dar marcha atrás contesté
-Si lo sé- me justifiqué al instante-La verdad, la situación con Karen no fue del todo fácil- mentí, mientras hacía girar el cable del cargador entre mis dedos- Pero ya todo ha vuelto a la normalidad. No hay de qué preocuparse, de momento claro.
-¡Perfecto!- prorrumpió alegre, a sabiendas que el primer obstáculo que teníamos que librar ya había quedado atrás.
Suspiré profundamente, para armarme de valor y pedir lo que faltaba, algo que no quería hacer, pero que si quería que las cosas salieran por buen rumbo no había otra opción.
-Pues tu entereza y tu valor estarán a prueba a partir de ahora - dije mientras inconscientemente, mi mirada se iba a posar sobre un pequeño portarretratos donde estaba una foto de Perrie y yo, abrazados, como dos hermanos que nunca imaginaron que alguien los iba a separar tarde o temprano. –Perrie tiene que saber la verdad…
Y sin darle tiempo de más colgué, arrojé el teléfono sobre la cama y me dejé caer a su lado. Cerré los ojos y miré tras ellos un poco de lo mucho que podía pasar de ahora en adelante, lo poco que llegué a mirar me perturbó al instante y sin esperar más abrí los ojos y contemplé el blanco techo. Me perdí en la luz nácar que éste despedía, sintiéndome un loco que mira las paredes de su prisión.
Acto seguido: me levanté de un salto y me coloqué frente a la fotografía, la tomé entre mis manos y la admiré por una eternidad, y vi en ella, una viva prueba de una amistad que había terminado de la peor manera, vi en ella un torrente de bellos recuerdos que dolían hasta el alma, vi en ella mi traición, mi deslealtad, mi falta de voluntad para hacer frente a algo que pude evitar a toda costa… Sin más dos lágrimas resbalaron por mis mejillas, sintiéndolas arder como gotas de ácido… y sin dar tiempo de nada arrojé el portarretratos al bote de la basura… a sabiendas de que todo lo que había hecho no era mi culpa, al menos no completamente…
En la planta baja el timbre comenzó a sonar con fuerza. Volví la vista a la ventana y me acerqué a ella… miré por el alto ventanal algún indicio de quien podía ser, pero la calle estaba solitaria, sin alma en pena que vagara por la acera…Sin otra opción me apuré en limpiar mi rostro. Listo emprendí la bajada.
Bajé las escaleras saltando peldaño tras peldaño hasta que de un salto me coloqué en la puerta y antes de que volvieran a tocar abrí, tras ella la altanera figura de Emiliano se perfiló.
Sin esperar invitación alguna se adentró al interior de la casa hasta que se colocó frente a mí.
Le miré fijamente sin pestañear una sola vez. No dije palabra alguna hasta que el al fin rompió el silencio que se había apoderado del lugar.
-Me alegra que hayas regresado con bien de tu luna de miel con Zayn…- dijo destilando veneno, sin despegar sus ojos felinos de los míos- Pero ha llegado el momento de que nos quitemos las caretas y hablemos con la verdad… Liam…
* * * * * * * * * * * * * * *
Lejos de donde nos encontrábamos, frente a una bella casa que sobresalía entre las penumbras de la noche, un lujoso automóvil se detuvo. Pitó dos ocasiones. Después las cortinas de las ventanas de la pared que colinda con la acera de la casa se corrieron, tras ellas una hermosa joven se asomó, sin más dejó caer éstas y se apresuró en salir. Apuró sus pasos hasta que se colocó al lado del automóvil que no había apagado el motor, sin esperar más se adentró al interior del lujoso auto.
-¡Hola Zayn!- saludó Perrie al piloto que no despegaba la mirada del adoquín.- No tienes idea de cuánto me sorprendió tu llamada- y antes de terminar intentó darle un beso, pero Zayn esquivó bruscamente su vano intento.
Perrie lo miró sorprendida, pero mucho más que sorprendida desconcertada y aturdida por su brusca reacción, algo que nunca entre ellos dos había pasado… y que indudablemente era un mal pronóstico de que algo andaba mal.
-¿Sucede algo?... Zayn- inquirió Perrie.
Zayn se acomodó sobre su asiento para mirarla fijamente y no flaquear en lo que estaba y pretendía hacer. Suspiró para armarse de un poco del valor que necesitaba, en aquellos momentos y es que sin saber cómo o por qué lo habían abandonado y tarde comprendió y sintió lo que yo hace algún tiempo había pasado; y en verdad que no era nada fácil, pero de una u otra forma tenía que hacerlo, ya no había marcha atrás.
-Necesitamos hablar Perrie, hay tantas cosas que contar…- soltó sin más preámbulos, mientras mi mejor amiga, contraía el rostro en un gesto de sorpresa que no intentó disimular, confirmando su peores temores, mientras su corazón latía aceleradamente, en una danzaba siniestramente….
* * * * * * * * * * * * * * *
Estaba tirado en mi cama sobre el mullido edredón; me hallaba en un estado intermedio, estaba dormido, pero mi cuerpo aún estaba alerta a lo que acontecía en las afueras listo para lo que viniera, así que en cuanto el timbre resonó por la casa me levanté de un salto. Me desperecé al instante y me previne para lo peor, o al menos a una parte de todo ello… porque indudablemente, si Zayn había hecho su parte de plan, lo que venía después no era algo tan bueno…
Rápidamente miré mi móvil en busca de un indicio que me dijera qué es lo que estaba pasando, pero ni una llamada, ni un mensaje… nada….
En un instante, en la planta baja se escuchó como mamá abría la puerta y recibía a la inesperada visita… No pasó mucho tiempo para que después me llamara a voz en cuello.
¡Liam!, ¡cariño!, ¡Liam!
Sin retrasar más ese momento me apresuré a bajar, con el corazón acelerado a mil. Cada latido retumbaba en mis oídos como redobles de un tambor. Cuando llegue a la sala Karen sostenía una encorvada figura entre sus manos que sollozaba con una fuerza estruendosa que se sobreponía a cualquier sonido, como el gemido de algún animal herido, que a duras penas se sobrepone a ese dolor tan inmenso que abrasa su pecho, con fuerza.
Me detuve secamente bajo el marco de la puerta, mientras miraba paralizado la escena que se dibujaba ante mis ojos. Temblé de pies a cabeza sintiendo como el alma se me escapaba del cuerpo e iba a parar a quién sabe diablos donde, para dejarme ahí, sin más a la imperiosa merced de mi suerte que sabía que no era tan buena como hubiese querido que fuera.
Cuando mamá se percató de mi presencia sus ojos tan parecidos a los míos se clavaron en mi rostro y escrutaron a profundidad mi alma y mi ser entero.
Solo tuvieron que pasar unos cuantos segundos para que la persona que yacía en los brazos de Karen se percatara de mi presencia, al hacerlo levantó el rostro, húmedo por el llanto que brotaba de sus ojos claros que denotaban una inmensa tristeza que sobrepasaba cualquiera que hubiese vivido en toda su vida. Al momento me quedé congelado, más de lo que ya lo estaba.
-Perrie…- fue lo único que alcance a pronunciar pero mucho antes de que dijera algo más se arrojó a mis brazos y busco el poco calor que estos le podían dar, para después romperse a llorar de nueva cuenta con nuevos bríos.
-Me dejó… Liam, me dejó… Zayn… ya no me ama…- murmuró Perrie con la voz hecha un nudo en la garganta, con el dolor de la pérdida en cada una de las palabras que con un esfuerzo sobrehumano su boca lograba pronunciar- Liam, me muero, no puedo más… Lo perdí para siempre… Ama a alguien a otra, otra mujer me lo robó…
Lo perdí, lo perdí…Liam…
Recargó su cabeza sobre mi pecho, cerca de mi corazón que ya latía a su ritmo. Mis manos indecisas a tocarla estaban a su lado sopesando cuan oportuno sería mi siguiente movimiento, pero antes de que se percatara de todo dejé caer mis palmas sobre su delicada espalda, donde subían y bajan sin descanso, sintiendo como cada espasmo de dolor arremetía contra su frágil cuerpo de niña. Su dolor era mi dolor, tan inmenso que sentí un punzada en mi corazón y es que pese a todo aún la amaba más que nunca.
Karen me dirigió una mirada inquisidora tratando de descubrir lo que había pasado, pero todo ello estaba de más, y respondí su gesto con uno que decía que esto sólo era el principio del fin…
* * * * * * * * * * * * * * *
Tres semanas habían transcurrido después de que Zayn dejó a Perrie, quien después de mucho había sobrevivido a tal largo y extenso calvario. Pero no por ello implicaba que lo estuviera olvidándolo a él o mejor aún el motivo por el que la había dejado sin la más mínima explicación de su proceder.
Razón por la que decidí, una de las tantas calurosa tardes de aquel mes, por fin acabar con la mentira que había venido sosteniendo desde hace mucho tiempo y es que ya era tiempo de así hacerlo, todo lo que teníamos que hacer Zayn y yo, ya estaba hecho y que mejor momento que éste para que al fin todo acabara, quizá no de la mejor manera que yo hubiese deseado pero de momento ya no había otra opción.
Lo que pasó después de que Zayn dejó a Perrie fue relativamente sencillo, que no me percaté de ninguna manera como había pasado y es que unas cuantas veces llegué a sopesar que sería algo difícil de lo que en cualquier momento iba a flaquear, pero al final de cuentas las cosas habían sido distintas a como lo esperaba, lo que agradecí inmensamente ya que no complicaban demasiado la situación que ya de por sí lo era.
Así que como me lo propuse no contesté ninguna llamada de Zayn, no respondí ni uno de sus mensajes, me aparté de él sin motivo, me alejé de su lado sin razón; no di ninguna explicación de nada, ni argumenté ningún motivo por el que lo estaba haciendo, estaba de más que lo hiciera porque en cualquier momento las cosas se aclararían, la verdad saldría a la luz y todo habría terminado de la mejor manera posible, si a eso se le podía llamar así…
La segunda parte de mi plan maestro entraba en acción… la primera desde hace mucho tiempo ya había estado en marcha y ya era hora de dar el golpe final….
Todo lo que hacía era desconcertante, tanto para mí, como para Zayn, pero como en todo era un riesgo que tenía que correr si es que de alguna manera quería librarme de esta enorme carga que pesaba sobre mis hombros, por lo que no puse pero alguno a ello y afronté, lo que tenía que hacer sin decir protesta alguna…
El alto espejo devolvió mi reflejo, alto, delgado, mis rizados cabellos caían sobre mis sienes con gracia, mis ojos de un miel intenso centelleaban bajo la tenue luz del foco.
Mi apariencia no delataba ni lo más mínimo que era… nada en mi lo hacía y eso si era una enorme decepción… no había duda de ello… Cuanto hubiese querido que no fuera así… cuanto estaba dispuesto a que no fuera de esa forma y es que realmente hubiese sido útil porque así nadie se acercaría a mí, a nadie dañaría… a nadie le causaría ningún daño como sé que estoy a punto de hacerlo…
Permanecí así, por largo tiempo, embelesado en mi propio reflejo, en mi propia alma que el espejo me devolvía, mi verdadero yo. No supe cuanto tiempo permanecía así, hasta que el timbre de mi móvil pitó y me sacó de mi profundo ensimismamiento.
Me arrojé a mi revuelta cama y lo tomé entre mis manos, deslicé mi dedo sobre el botón de bloqueo y me apuré en mirar el mensaje de texto.
“Estoy afuera de tú casa, necesitamos hablar”
Leí en la pantalla, sin dar tiempo de nada lo arrojé al buró, mientras suspiraba profundamente tratando de armarme de valor. Preparado bajé, antes de salir eché un vistazo a la puerta del baño donde se oía el caer de el agua precipitadamente. Sin darle mayor importancia me dirigí a la planta baja.
“No tengas miedo, no hay forma de que cambies el curso de algo que ya es inevitable… Ir contra ello es ir contra la corriente”
Recordé mientras bajaba lentamente las escaleras, como si fuera en una procesión fúnebre, caminando rumbo al cementerio del olvido.
Ya en tierra firme abrí la puerta. Recargado sobre un pilar Zayn esperaba impaciente. Por unos efímeros segundos, nuestras miradas se cruzaron pero sin más me di la vuelta sin pronunciar palabra alguna, al instante sentí como Zayn se percataba de mi indiferente actitud y sin invitación alguna me siguió el paso hasta la sala.
Ya en el interior del lugar, me deslice entre el dédalo de muebles hasta que me coloqué frente al alto ventanal que daba al jardín, dándole la espalda a Zayn que no disimulaba su descontento por nada del mundo; y es que deseaba que yo lo percibiera y lo viera, para que le diera el remedio necesario contra ello.
No volví la vista a mis espaldas un instante siquiera, quería que él iniciara la plática, que fuera él el que hablara primero y que dijera lo que tenía que decir, porque estaba seguro que si lo hacía yo primero esto no iba terminar muy bien que digamos así que esperé a que él diera el primer paso.
Zayn sopesando la situación comprendió algo de lo mucho que iba a pasar esa noche así que dio el paso que yo no había querido dar.
-Desde hace días me he tratado de comunicar contigo y no contestas el teléfono, te he mandado mensajes de texto y ninguno ha tenido respuesta… ¿pasa algo Liam?...- preguntó inquieto, con cierto temor en la voz a que mi respuesta fuera la peor. Pero no dije nada, no hable ni una palabra, sólo suspiré profundamente tratando de que el momento adecuado llegara.
-Liam, en verdad tu actitud en estos días me ha tenido desconcertado… y necesito saber qué pasa, necesito saber qué problema hay o qué pasó… Hace mucho que no nos vemos, hace mucho que no platicamos y eso realmente me preocupa.
Nada de lo que decía me inmutaba, su miedo infundado no lograba mover ninguna fibra de mi ser, sentí como si nada pasara, es más estaba seguro que nada pasaba, no había de que preocuparse. Su voz ya no era como creí que una vez fue, su presencia ya no me perturbaba, todo había quedado en el pasado de donde estaba seguro que nunca saldría, ni para bien o para mal.
Esperé un largo tiempo para que perdiera la poca paciencia que tenía, la que pronto se acabaría si seguía como lo estaba haciendo hasta ahora.
-Liam, por favor… ¿pasa algo?... necesito saberlo, necesito que me lo digas y acabes con este absurdo juego que está sacándome de mis casillas…- dijo arrastrando la palabras con coraje. Y sin motivo seguí mirando el verde jardín donde las penumbras comenzaban a cobrar terreno y las luciérnagas a sobrevolar.
En mi falso ensimismamiento escuché como su respiración se hacía más entrecortada y cómo su corazón se aceleraba a cada segundo que pasaba. Esperé paciente, en cualquier momento, en cualquier momento… y antes de que pudiese hacer algo sentí como su tosca mano tomaba mi brazo y me hacía girar para quedar frente a su rostro, donde estaban sus desconcertantes ojos cafés, centellando como dos pulidas joyas. No me inmuté ante su brusco movimiento sólo seguí ahí impaciente, tranquilo, como si nada hubiese pasado o como si nada estuviese pasando.
-Tú más que nadie en este mundo sabe que odio este tipo de jueguitos… dime-qué-pasa- murmuró con los dientes apretados, si despegar su encendida mirada de la mía.
Clavé mis ojos miel en los suyos, tratando de que su furia siguiera en aumento, quería que perdiera el control, de esa manera lo que tenía que decir no dolería tanto como podía llegar hacerlo. Pero antes de que fuera en aumento, tomó mi rostro entre sus manos y recargó mi cuerpo con fuerza contra el cristal del ventanal que al contacto vibro.
-Liam estoy hablando enserio… sabes más que nadie que odio estas situaciones, más si ignoro el por qué de ellas; dime qué está pasando, qué hice mal, o qué dejé de hacer. Dime porque ya no puedo un minuto más, ya no soporto seguir así otro día; Perrie ya quedó en el pasado, ya no hay nada que se interponga en nuestro camino, dímelo por lo que más quieras y juntos, los dos enfrentaremos esto que viene… pero habla… dime lo que deseo escuchar y acabemos con todo esto que no sé cómo empezó…
Presionó sus dedos sobre mis mejillas para que mi mirada no se apartara de la de él. Ante mi nula respuesta suspiró largamente, para después sentir como su embriagador aliento se restregaba contra mi rostro. Intenté separarme pero mis intentos eran en vano, no podía moverme un centímetro siquiera. Después su frente se acomodo a la mía, para recargarla ahí. Cerró los ojos.
-Liam por lo que más quieras dime qué pasa…- murmuró impaciente, deseoso en que calmara sus inquietudes. Pero ante mi nula respuesta comenzó a hablar entre murmullos entrecortados.- Dime que aún me amas…., dime que me sigues queriendo como el primer día que me conociste…, dime que nada ha cambiado… Liam… por lo que más quieras en este mundo habla y no me dejes con esta duda que me está matando por dentro…
Dime que no es miedo lo que nos separa, no me digas que es duda lo que ha abierto este abismo entre nosotros, ya hemos enfrentado lo peor, ya nada falta para llegar al final… ¡Liam!- pronunció mi nombre con fuerza mientras presionaba su cabeza contra la mía sobre el cristal de la ventana. – No me digas que es miedo… no me digas que la culpa y el arrepentimiento han vuelto… otra vez porque de ser así…
Y antes de que pudiera continuar con su larga lista solté una descarada carcajada que al instante inundó el lugar, hasta que se transformó en un siniestro eco que reverberó por doquier, después de que desapareció continué:
-¿Arrepentimiento?, ¿culpa?, ¿yo?....- inquirí con ironía, mientras me miraba sorprendido de mi repentina reacción y de mis palabras:- El arrepentimiento no fue hecho para mí; eso es cosa de débiles, de los que no pueden con la culpa haciendo mella en su conciencia; yo, yo soy de los que viven el momento y que afrontan las consecuencias de sus actos y buscan la mejor solución a las cosas; prefiero decir mil veces lo hice y viví la vida por un momento y tan intensamente como pude, que el haberme quedado con la duda y la incertidumbre de que hubiese pasado…- dije sin detenerme a mirar los gestos que su rostro denotaran, la hora de hablar con la verdad había llegado y sino decía lo que tenía que decir en esos momentos estaba seguro que jamás lo haría así que continué con lo que ya había empezado porque no había otra forma de acabar con ello, arrojé la máscara que había cubierto mi rostro y mostré mi verdadero yo, el verdadero Liam que nadie conoce y que los pocos que han tenido la desdicha lo odian irrevocablemente.
Tú, tú tuviste la mala suerte de conocer a un Liam inmensamente distinto al que realmente se esconde detrás de esta máscara, de este maldito rostro que no es el suyo, sino uno falso, que no es ni la mitad del que verdaderamente es, uno que te atrapó en sus redes, en las cuales caíste rendido, sin opción alguna.
-Me engañaste… cuando te pregunté que si algo pasaba, que si estaba sucediendo lo que fuera- murmuró con un nudo el garganta que a duras penas disimulaba, y es que todo era tan desconcertante, tan confuso que no entendía mucho de lo que estaba pasando.
Ignoré sus absurdas palabras y continué con lo mío… con todo aquello que había guardado por mucho tiempo y que ahora había decidido confesar pese al daño que pudiese causar:
-¿Y es que cómo pudiste creer que yo me iba a enamorar de una persona como tú?, ¿qué fue lo que te hizo creer que podía amar a alguien que deja a una persona que le ama sinceramente, por una maldita noche de sexo, de pasión, de copas? Nada te justifica, al menos no ante mis ojos… ¿qué paso por tu cabeza cuando te murmuraba todo lo que te decía?, ¿realmente creías todo lo que hablaba?, uno miente cuando habla y yo no soy la excepción en esta vida, la mitad de lo que dije no es algo que viniera del corazón precisamente; ¿en verdad creíste cada mentira que salía de mi boca?, porque de ser así déjame decirte que eres una ingenuo, el mayor de todos, creí que sabías a donde se dirigía todo esto, a dónde iba a parar esta situación… Pensé y ahora sé que de manera equivocaba confundiste una simple diversión por algo más…
-Me mentiste… cuando me respondiste que de ninguna manera, que seguías siendo la misma persona de siempre.- continuó con el único afán de que no siguiera de que me callara, que me detuviera por que el dolor que mis palabras estaban causando dolía hasta el alma, hasta los mismos huesos, pero no me importo en los más mínimo y seguí sin piedad, sin la más mínima piedad…
-¡¿Y qué pensabas?!... ¡¿Creíste que viviríamos felices por siempre?! Eso… ¡no existe! al menos no para alguien como nosotros. Eres mucho más ingenuo de lo que creía, pensé que sabias lo que querías, lo que buscabas en mí…- guarde silencio para que procesara cada una de mis palabras, para que hallara el verdadero significado en cada una de ellas y lo que representaban. En el interior de la sala otra vez se asentaba aquel infernal silencio de muerte, aquel maldito silencio que devoraba cuanto sonido provenía de las afueras, hasta enmudecer alrededor.
-Me traicionaste… desde el momento que todo comenzó, desde de la primera vez que supiste que podía sentir algo por ti, desde que te percataste que mi corazón podía responder ese amor inmenso que decías tenerme por sobre todas las cosas… - siguió haciendo oídos sordos a lo que mi boca decía sin parar. Hasta que por fin llevó sus manos sobre su rostro que se humedecía por el llanto que brotaba de sus ojos cafés… Su fragilidad, su falta de valor encendió una ira desconcertante…
-¡Mírame!, ¡Querías la verdad pues aquí la tienes!- grité para volviera su rostro al mío, para me contemplara, para que sus ojos me vieran.
Y seguimos ahí parados, sin despegar la mirada, a partir de ese momento ninguno de los dos flaqueó un instante siquiera, ambos buscábamos respuestas, ambos buscábamos algo que no sabíamos que era a precisión pero que en esos momentos nos hacía falta de la peor manera, haciéndonos sentir vacíos… solos… desprotegidos…
Y antes de que cualquier cosa pasara terminé con aquella estúpida escena que ya rayaba en lo absurdo y patético, con la verdad del todo, con el quid de la cuestión, que pondría fin a esta situación:
-Nada de lo que dije existió… nada de lo que pasó importa… todo fue un juego…, que hoy por el bien de todos termina… No te amo… y nunca lo hice…-en su rostro se dibujó un mohín de incredulidad, de escepticismo de todos los sentimiento que en aquellos momentos uno puede tener al mismo tiempo, pero sobre todos, uno de ellos sobresalía en demasía, se sobreponía a todos aquellos que estaban ahí grabados al rojo vivo con el acero de la verdad, un gesto de dolor, de un inmenso dolor que duele hasta el alma, hasta el corazón mismo y que no cesa de ninguna manera posible, un inmenso dolor que nada calma, ni mitiga, un dolor que carcomía sus fuerzas y mermaba su entereza de pies a cabeza… Un dolor que ya no era mío, sino solamente de él y de nadie más- Sólo quería ver hasta donde eras capaz de llegar, hasta donde tu estúpido egoísmo te cegaba y te hacia cometer estupidez, tras estupidez… Y al ver que no eras digno del amor de Perrie qué mejor que pedirte que la dejaras.
Y ahora te exijo que nunca más en lo que resta de tu mísera vida le busques, no implores su perdón porque yo mismo me encargo de que se entere de todo lo que pasó, del verdadero motivo por el que te alejaste de ella, del por qué la dejaste sin la más mínima explicación… Y créeme que cuando se entere de ello nos odiara de la peor manera; pero aquí yo tengo las de salir ileso, en esta situación porque le haré entender que le demostré que no vales la pena y que nunca lo valiste como alguna vez ingenuamente llegó a creerlo, que eres un ruin cobarde que se refugió en los brazos de su mejor amigo y que se dejó embaucar fácilmente por un hombre…-
Callé hasta que por fin ya no pudo un segundo más y se derrumbó sobre el sofá mientras le miraba intensamente adivinando sus furiosos pensamientos que tenía hacia a mí y por mí, todos eran desagradables, como yo lo estaba siendo en esos momentos. En cada arruga, en cada gesto, en cada uno de ellos había sufrimiento, había dolor, había todo, hasta lo indescriptible…
No despegué la mirada de su cuerpo, deseaba que me mirara, que buscara en mis ojos la verdad, que buscara esa quietud que calmara sus dudas sobre todo lo dicho, esos temores que de pronto habían nacido en él y que yo había alentado, quería que viera el trasfondo de la situación, que lo supiera a cabalidad, que no cupiera duda alguna de todo lo dicho en aquella noche que lo hiciera creer algo que no era y jamás lo sería; pero él ya no podía hacerlo y ni quería hacerlo, estaba derrotado como jamás creí que lo iba a estar: destruido por dentro y por fuera, de pies a cabeza; ya nada quedaba de ese Zayn que un día conocí y que creyó que le amaba locamente.
-La verdad es dura… de eso todo el mundo está seguro, pero es mucho mejor que la nefasta mentira.- murmuré para que me mirara, pero no funcionó, siguió ahí sin mostrar amago alguno de su siguiente movimiento.- Hace mucho más daño, más aún si no se habla a tiempo y con él corazón en la mano.
Permanecí largo tiempo así sin decir nada, mirando como sufría a cada instante que el dolor arremetía contra él, de cómo mermaba su fuerza y lo hacía derrumbarse sin opción alguna. Hasta que por fin se levanto, después de una eternidad, y clavó sus melancólicos ojos cafés en los míos. En ellos buscaba que me retractara, que desmintiera lo dicho, que dijera que no era verdad, pero en ellos no encontró nada de los que buscaba y al fin comprendió que jamás hallaría eso que tanto anhelaba; exigían que me retractara, que ya no siguiera con eso… Pero todo era cierto, no había duda alguna y si no lo creía justo en estos momentos el dolor después sería mucho más inmenso, más fuerte que cualquier otro. No había otra opción a su alcance y dudó rotundamente que la hubiera más adelante.
Limpió todo rastro de llanto de sus mejillas con fuerza, con una ira contenida que no supe como la mantuvo a raya.
-No puedo creerlo… no de ti Liam… ¿cómo pudiste hacerme esto?, ¿de qué manera lo hiciste? porque aun no lo comprendo y dudo que llegué a hacerlo…- murmuró con desprecio, arrastrando cada una de sus palabras- ¡A mí!… ¡Yo! que todo el tiempo estuve ahí cuando más me necesitabas, yo que hubiese dado todo lo que tengo por ti sin dudarlo un segundo siquiera… mi vida inclusive y mira como me pagas… ¡Mira lo que has hecho!: ¡tiras a la basura tanto tiempo!, ¡sacrifiqué todo por ti!, ¡renuncié a Perrie por estar a tu lado!, ¡renuncié a un amor sincero!, ¡acepté sin miramientos algo que no era y que por ti estuve dispuesto a cambiar! ¡Dame un motivo!… ¡una razón, la que sea!, pero que calme este maldito dolor que siento… ¡Habla! ¡Defiéndete! y te juro por este amor que siento y que ya no vale nada… me quito de en medio, me hago a un lado, para que seas feliz…
Sopesé su pregunta, pero ya no tenía, ni debía contestarla, ya no había que decir si todo estaba más que claro… No había nada que justificara todo lo sucedido… ya no lo había… y con mi silencio confirmé todas y cada una de mis palabras…
-¡¿Cómo pudiste?!… Te amé como jamás en la vida había amado a nadie y mira como me pagas… eres… eres la peor persona que he conocido en toda mi vida.- dijo con un dolor inmenso que no se comparaba con nada en este mundo y que se veía en su rostro, en sus ojos enrojecidos, en su voz en todo él.
Escuché sus palabras y dejé que cada una de ellas hiciera su efecto en mi interior, para que después hablar:
-Tú y yo, somos abismalmente diferentes, y que yo haya hecho lo que hice, no implica que sea peor persona, mucho menos aún comparado contigo, porque ¿quién eres tú para reclamarme en algo que los dos tuvimos culpa -después callé para esperar su reacción; la que fuera, en esos momentos dudé en demasía cual podía llegar a ser la correcta, pero la que tomará la entendería en gran medida. Pero sólo se limitó a mirarme con desprecio, con un odio contenido que a duras penas podía controlar y con una enorme decepción gravada en ellos, que parecía difícil, muy, pero muy difícil de borrar, si es que por algún motivo así yo lo hubiese deseado.
Y sin esperar más en aquel lugar y después de saber la verdad a cabalidad, emprendió su camino directo a la salida, sin decir palabra alguna, porque aquella noche todo lo que se tenía que decir ya estaba dicho y todo lo que pudiésemos hablar de ahora en adelante estaba de más… Ya no había explicaciones, ya no había excusas, ya no había nada que pudiera remediar la situación, todo se había directo a la basura de donde iba a ser muy difícil de recuperar…
Miré como caminaba sin ánimo, sin fuerza ya que le impulsara para dar el siguiente paso, pero como pudo se colocó frente a la puerta donde se detuvo por unos momentos esperando que yo le implorara y le rogara que volviera, que se detuviera, que no se fuera… pero de mi boca no salió palabra alguna, ni mi cuerpo se movió un centímetro siquiera, no hubo nada que decir, ni siquiera un vano intento por retenerlo … Y ya sin nada que lo atara más ahí tomo el picaporte, lo hizo girar, tiró de la puerta y salió al cobijo de la noche.
Contemplé por unos instantes el cristal de la puerta hasta que su silueta se borró completamente; después aquel conocido silencio de muerte inundó el lugar por un largo rato hasta que fue roto por una altanera voz que me hizo volverme de donde provenía:
-Me alegra que haya entendido a cabalidad la situación y se haya marchado sin poner pero alguno-
Clavé la vista sobre una alta y musculosa figura que sobre salía en los peldaños de las escaleras para después hablar:
-A mi también…- dije con voz baja- No tienes idea de cuánto… Emiliano.
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _Estos son los capítulos más difíciles, en los que me ha dolido hasta los huesos, hoy es mi cumple, así que les regalaré un maratón, ahora subo la última parte. Los quiero
PipeAlejandroMalik
Re: El Otro Rostro de la Vida (Ziam)
Capítulo XV
Habían transcurrido dos tediosas y monótonas semanas después de todo lo acontecido con Zayn. Dos largas semanas que lejos de hacerme olvidar cada detalle de ese día lo hacían más nítido, más vivaz que nunca, como si los recuerdos que acudían a mi mente fueran escenas de alguna película del mejor estudio cinematográfico porque todos ellos eran tan vividos, tan reales que había ocasiones que sentía un enorme miedo tan solo de verlos y pensar que de nueva cuenta estaba ahí, viviéndolos una vez más…
Después de aquel día, en un acto reflejo, en un instinto de supervivencia, me había alejado de toda la realidad existente a mi alrededor, me había encerrado a piedra y lodo en mi habitación deseoso de que todo pasara, de que todo acabara y que cuanto más rápido era mucho mejor; pero a la larga, después de que habían transcurrido lentamente solo catorce días, me parecía algo sumamente imposible, muy, pero muy difícil de que así pasara; mi suerte seguía siendo tan mala, como siempre lo había sido, no iba a cambiar… no había opción para mí… y nunca la habría de eso no me cabía la menor duda…
Mantenía contacto nulo con la realidad, me mantuve al margen de lo que en las afueras acontecía, dejé que lo que tuviera que pasar, pasara y que lo que tuviera que cambiar cambiara… ya en esta vida nada, absolutamente nada, me importaba. No salía, no hablaba con nadie, mi escaso contacto con el mundo exterior era Emiliano y en algunas ocasiones Karen que a cada día que pasaba se percataba más y más de la situación por la que pasaba, pero como siempre lo había hecho se mantenía a raya de todo, lo que agradecía inmensamente y lo que estaba seguro que no duraría por mucho tiempo, al menos no, sino hacía algo para remediarlo y poner en mejor cursos las cosas y de no ser así en cualquier momento preguntaría el por qué de mi hermética actitud, si es que todo marchaba viento en popa después de mi regreso de la casa en la playa de donde había regresado con los ánimos y la esperanza renovados…
Cada que me hallaba o estaba a su lado trataba de mostrarme como siempre lo era, o al menos como en un tiempo muy remoto lo fui: ese joven alegre, feliz y entusiasta; pero pese a mis constantes carcajadas y mis constantes bromas, muy en el fondo, tanto ella como yo sabíamos que algo no andaba del todo bien como debía ser y que estaba muy lejos de que así fuera; y que por más que tratara de ocultarlo algo dentro de mí lo gritaba a voz en cuello de que no era así…
Desde aquel irreal día no había visto a Zayn ni un instante siquiera, no habíamos hablado, no nos habíamos visto ni una vez, no habíamos aclarado nada de lo que había pasado en mi casa… lo que me demostraba que, al menos por su parte, había entendido las cosas en gran medida o que se las había hecho entender, no importaba; pero que lo agradecía infinitamente y es que mejor que eso, porque de ser de otra manera, todo se hubiese complicado mil veces más de lo que realmente era. Así que qué mejor que no preguntara nada, que se alejara sin protestar, sin poner el más mínimo pero a lo que había dicho, que no buscara un explicación lógica a mi tan absurda y estúpida actitud… que mejor que se marchara para nunca volver en la vida volver…
Emiliano había vuelto a mí casa unas cuantas ocasiones pero mi actitud ausente, mi falta de interés en él y todo lo que concerniera a su persona habían abierto una enorme brecha entre nosotros dos, una abismal… que no paso por alto, ni él ni yo.
Ya nada era igual y ni lo iba a ser, por lo que fuimos unos imbéciles al creer que así podía ser… La última vez que le había visto las cosas habían terminado mal, por lo que salió de mi casa sumamente molesto, enfadado y frustrado por no poder con la sombra de un pasado que aún estaba muy, pero muy cerca. Ambos habíamos puesto todo de nuestra parte, bueno al menos yo así lo había hecho, pero algo que no llegábamos a comprender del todo no nos permitía seguir con lo nuestro, al menos no como ambos queríamos que fuera… No alcanzábamos a comprender que nos engañábamos de la peor manera posible y que si seguíamos en ese absurdo juego cualquiera de los dos, o si no es que hasta los dos podíamos salir lastimados como nunca…
Karen había preguntado unas cuantas ocasiones por Zayn, y como pude, evadí sus preguntas, saliéndome por la tangente del asunto, de la mejor manera posible… pero pese a todo no pasó por alto un instante siquiera mi tonta maniobra que ya conocía de antemano. Por su lado Perrie, mi mejor amiga, conforme transcurrían los días, se recuperaba lentamente, se levantaba a cada día que pasaba porque al menos para ella la llama de la esperanza aún ardía… Había cruzado unas cuantas palabras con Perrie por teléfono, y es que aún no me hallaba preparado para hacerle frente, pero sabía en cualquier momento, inesperadamente nos toparíamos, frente a frente, de eso estaba totalmente seguro como jamás lo había estado en toda mi vida… por lo que guardaba la esperanza de que al menos con ella la cosas regresarán a su normalidad… porque de no ser así me quedaría con las manos vacías… lo que en gran medida me merecía, pero que no quería que sucediera de ninguna manera... ¿y es que quién así lo desea?
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La última discusión con Emiliano no había terminado del todo bien, de hecho nada andaba bien… lo que quería decir que nada de lo que hiciéramos o intentáramos hacer mejoraría las cosas, no de la forma que deseábamos; así que después de mucho comprendí que todo estaba perdido… no había solución y jamás la habría, así que debía esperar sentado… El motivo de todo ello… la razón de todos nuestros problemas, era sencillo: Zayn. Su sombra aún estaba a nuestro alrededor, como una maldición por haber jugado con un amor puro y sincero como era el de él…. Lo que Emiliano no podía ni quería superar, situación que comenzaba a colmarme la paciencia…
Por su parte Karen seguía alerta a todo lo que hiciera, de momento no dije, ni proteste nada y es que en gran parte la comprendía… esa enorme preocupación que la acongojaba por mi estado no era para menos… y es que volví a ser ese Liam hermético y huraño que en el pasado había sido… y que su regreso sólo implicaba una enorme pena que a duras penas podía con ella.
El día de hoy comía solo una vez más sin sentir el más mínimo apetito en el inmenso comedor de la casa… Mamá dormía plácidamente en su habitación, hace solo unas horas había regresado de uno de sus tantos viajes y lo único que deseaba de momento era descansar, así que la invité a que recuperara un poco de fuerzas mientras yo comía; al principio se mostró renuente ante mi ofrecimiento y a la sola mención de que me quedara solo, pero sólo basto que posara la cabeza sobre la almohada para que cayera en un sueño profundo, del cual iba a ser muy, pero muy difícil, de salir.
Margarita en cuanto había servido la comida se había marchado, el día de hoy tenía un asunto importante que resolver al otro lado de la ciudad lo que requería gran parte del día, por lo que prácticamente estaba solo en casa, como muy comúnmente lo era.
Tomé un poco de sopa fría con el tenedor y lo gire en el aíre mirándolo sin realmente ver, mientras mi mente divagaba sin rumbo fijo. Permanecí así un largo tiempo, dejando que los minutos transcurrieran, después arrojé el tenedor con fuerza contra el plato donde hizo una sonido estrepitoso, brincando trozos de comida por doquier.
Sin motivo puse los codos sobre la mesa y froté mis sienes con fuerza, quería que cuanto pensamiento cruzaba mi cabeza se esfumara, y no por lo desagradables que eran, sino por todo cuanto me recordaban… En parte eran agradables, pero después de lo que había hecho ya no lo eran tanto…
Un instante después el timbre sonó. Me levanté de la mesa con fastidio.
Justo en este momento… Pensé. ¿Qué no podían haber escogido otro?...
Caminé lentamente hasta que llegué al quicio de la puerta y antes de que volvieran a tocar me apure en abrir…
-¡Hola!- murmuró Emiliano, con alegría como si la últimas vez que nos vimos nada hubiese absolutamente pasado…
-Tú…- dije sin ánimo, arrastrando las palabras, para después darle la espalda.
-¿Sigues molesto?- inquirió con ese tono altanero que le caracterizaba, mientras seguía mis pasos que nos llevaban a la sala.
-¿No lo parece?- respondí a su pregunta con otra, pero la mía estaba cargada de una cruel ironía, que no paso por alto y que encendió su furia.
-Creí que ya lo habías olvidado…- confesó, posando sus ojos felinos sobre los míos, conteniendo ese coraje que latía sobre si sien.
-¡¿Olvidarlo?! Emiliano, ¡qué va!, si tú a cada que puedes y tienes la oportunidad no te cansas en recordarme a Zayn…- grite con coraje, por que en verdad que ya estaba harto de la situación y cualquier otra mención del ex novio de mi mejor amiga ya no podría soportarlo una vez más, y antes de que la situación siguiera que mejor que acabar con ella de la manera más sutil.
-De verdad no era mi intención mencionarlo… no quise hacerlo… en verdad…- se disculpo, al mirar que la situación se le estaba saliendo de las manos.
-¡No Emiliano!. Yo ya estoy harto de que a cada que puedes me lo recuerdas… estoy harto de que sólo yo haga todo lo posible porque esto esté de la mejor manera…- le dije calmadamente, tratando de que en mi apacible voz viera mi enorme desprecio que sentía hacia él y por él.
-Liam por favor…- murmuró sutilmente, tratando de ocultar su enorme coraje que cualquier momento estallaría.
-Emiliano, he intentado de la mejor manera de que todo vaya por buen camino, he tratado de que todo lo pasado y la manera en que se dieron las cosas no afecten nuestra relación… pero tú, tú no pones absolutamente nada de tu parte…- le corte antes de que siguiera con sus lastimeras y falsas disculpas que lejos de hacerme sentir un poco de compasión caldeaban más los ánimos para continuar- Te pasas la vida reprochándome tantas cosas que en primera no tienes el derecho de hacerlo y segunda es algo que a ti no te importa en los más mínimo, es algo que pasó cuando tú no estabas aquí, cosa que no es mi problema porque él que huyó fuiste tú y no yo…
-¡Basta!- gritó con fuerza, con el rostro enrojecido, mientras la cólera corría por sus venas, y es que sabía que todo lo que decía era tan cierto.
-¡Basta nada!... Emiliano….- le grite más fuerte de lo que él lo hizo.- Estoy harto de todo: de tu altanería, de tu maldito orgullo, de tu prepotencia y de todo lo tuyo… Quise creer estúpidamente que podía amarte como una vez ingenuamente lo llegue hacer pero no… erré y de la peor manera y de lo que me arrepiento como nunca en la vida…
-No puedes decirme eso…- murmuró con los puños apretados, con esa ira contenida apretando con fuerza sus dientes.
-Por supuesto que puedo hacerlo… estoy en todo mí derecho…- le contradije atento a cualquier movimiento que pudiera llegara a hacer.- Así que ahora vete de mí casa, lárgate de mi vida y nunca… óyelo bien… nunca más vuelvas a cruzarte en mi camino… No quiero saber nada de ti, no quiero escuchar que te mencionan, desaparece de Wolverhampton, piérdete como lo hiciste hace tiempo… haz que no te desprecie más de lo que ya lo hago… y si me amas como dices amarme déjame en paz… y no compliques más esta situación que si ya de por sí lo es… si me amas déjame vivir en paz… por lo que más quieras…
Después de ello un silencio infernal se asentó sobre el lugar… con fuerza hasta que fue roto por él:
-Tú y yo tenemos un trato Liam…- me advirtió como si ello me pudiese hacer retractarme en lo dicho.- Un trato que no puedes…
-Un trato que estoy dispuesto a cumplir Emiliano y quiera el diablo que tú y yo nos pudramos en el infierno juntos, por estar haciendo esto… y de no ser así que me brinde el placer de verte como te revuelcas en las llamas, para regodearme de tu maldito sufrimiento- dije con inmenso desprecio.- Así que ahora lárgate y jamás regreses…
-Te vas a arrepentir… no tienes idea de lo que has hecho Liam te juro que me las vas a pagar de la mejor manera… de eso no cabe la menor duda…- murmuró en un casi imperceptible murmullo que escuché clara y nítidamente.
Dicho esto salió como una furia, azotando la puerta con fuerza, haciendo que los vidrios vibraran con fuerza.
Acto seguido me derrumbé sobre uno de los sillones de la sala y lancé un resoplido con fuerza, tratando de calmarme. Permanecí ahí largo rato sopesando lo acontecido y viendo la magnitud de los hechos. Después de haberme convencido que había hecho lo mejor me dispuse irme a mi cuarto, pero justo cuando subía las escaleras el timbre volvió a sonar, pensé en dejar que siguiera haciéndolo así, imaginando que podía ser Emiliano que había vuelto a pedir una disculpa y una nueva oportunidad, como ya tantas veces lo había hecho; pero después de deliberar, decidí que no era tan oportuno porque Karen podía escucharlo y baja a abrir y complicar hasta cierto punto las cosas, así que regresé con fastidio.
-Ya te dije que…- intenté decir, al instante que abría la puerta con fuerza, pero la sorpresa me dejo atónito…- Za-yn…-dije entrecortadamente, pasando saliva con dificultad. Intente moverme o hacer cualquier momento pero mi cuerpo se había desconectado de mi mente y no respondió a ninguna señal de mi cerebro.
Nos miramos un largo tiempo, mi corazón se disparó en un acelerado latido que hacía correr mi sangre con fuerza, por mis venas.
-Que sorpresa verte por acá…- fue lo único que atiné a decir. Mientras él no despegaba su bella mirada de la mía, tratando de hallar algo que no tenía ni la más mínima idea de que era. Pero que sin lugar a dudad buscaba desesperadamente.
-¿Puedo pasar?- preguntó con indecisión, con cierto miedo en cada una de sus palabras, como si pudiese negarme en cualquier momento o hacerle algún desplante tan característicos en mí.
-Por supuesto, disculpa la descortesía- le invité desconcertado por su actitud- pero pasa, pasa por favor…-y sin más se adentró al interior de la casa, con pasos lentos, dirigiéndose a la sala, que tanto buenos y malos recuerdos nos traía.
Instalados ahí le invité a que tomara asiento pero dijo que lo que tenía que decirme iba a ser rápido y que no me quitaría mucho tiempo… Así que nos quedamos ahí parados, sin saber que hacer o decir… y es que pensé que tan oportuno podía llegar a ser lo que mi boca dijera.
-¿Y a qué debo el honor de tu visita?…-inquirí- Después de la últimas vez creía que no te volvería a ver jamás…- dije como sí yo si recordara lo acontecido la vez pasada.
-Si yo también así lo creí…- respondió sin quitar su mirada de la mía, tratando de descubrir ese secreto que tenía entre manos y que me había hecho actuar de esa manera, nada grata.- La vida da muchas sorpresas, ¿no crees?...
-¡Eso parece!...- le corroboré ocultando una sonrisa maliciosa.
-Pero bueno estoy aquí porque estoy completamente seguro que nada de lo que dijiste es verdad… sé que mentiste y algún motivo ha de haber… Liam dime por última vez si es verdad lo que dijiste, si sientes lo que dijiste, dímelo y si es mentira y si es una broma de mal gusto te perdono todo.- dijo Zayn casi en un murmullo y con el dolor en cada palabra que de su boca salía. Mire sus bellos ojos cafés… en ellos aún brillaba la llama de la esperanza… una llama que aún titiritaba aferrándose a una vida que estaba por extinguirse, una llama que ya no brillaba en los míos y que se había extinguido desde hace mucho tiempo.- Liam es tu última oportunidad, la última que tienes… de tu respuesta dependen tan cosas que en estos momentos están en juego…
-Zayn… yo… en verdad… lo siento tanto…- intenté decir pero las palabras se me atascaban en la garganta, un nudo se comenzaba a formar en ella- Pero todo lo que dije es verdad… Soy inmensamente feliz al lado de Emiliano, el sí es la persona a quien yo amo es por él que mi corazón late sin descanso, es por él quien aún estoy de pie.
Siguió ahí parado sin decir palabra alguna, mirándome, escrutando mi alma a profundidad, tratando de descifrar mí ser entero, los verdaderos motivos de mí actuar, la verdad tras esa mentira que ni yo me la creía completamente.
Y sin el menor aviso se acercó a mí lentamente, ejecutando el último de los movimientos que tenía bajo la manga; así hasta que se colocó frente a mí, a sólo unos cuantos centímetros. Intenté alejarme, apartarme de él porque bien sabía que esto solo lo dañaría más de lo que ya lo estaba haciendo, pero justo cuando intenté ejecutar mi maniobra de escape su ancha mano me tomó por la cintura y me acercó a su esculpido cuerpo, a su piel que vibraba como nunca lo había hecho. Tomó mi mano y la llevó a su corazón que latía acompasada y tranquilamente.
-Después de que haga lo que estoy a punto de hacer dime que no me amas, dime que jamás existió lo que tanto me decías, dime que me aleje, que me marche de tu vida, que te olvide para siempre y que jamás vuelva a cruzarme en tu camino, que me desaparezca, que no deje huella de mi existencia por tu vida… Es tu última oportunidad… piénsalo y haz lo que tu corazón sienta- y sin más su cálida boca que sabía al mejor néctar se posó sobre la mía para robarle un beso, largo y profundo que me hizo estremecer hasta el alma. Intenté alejarme, intenté salir corriendo pero después de una ardua lucha fue inevitable, había caído sin remedio. Hasta que por fin la caricia terminó.
Nos separamos un momento… para mirarnos y hablar…
Sopesé un momento mi decisión pero justo en ese momento un recuerdo acudió a mi mente y me hizo tocar la realidad, que en esos momentos estaba tan distante a mí…
-No te amo… jamás existió lo que tanto te decía… aléjate me mí… márchate de mi vida… olvídame para siempre… olvida que existo y jamás vuelvas a cruzarme en mi camino… desaparece de mi existencia por tu propio bien… ya no te hagas más daño Zayn, del que ya te hice… no compliques más las cosas que si ya de por sí lo son…
Ante mis palabras se echó para atrás desconcertado y aturdido… no muy convencido de que lo que había dicho era verdad… muy en el fondo de su corazón algo le decía que no era verdad pero ahora todo había cambiado… ahora se había dado cuenta de cuan ciertas era mis palabras, de cuán grande había sido mi engaño y mi maldita traición… se percató de mis verdaderos sentimientos y de cuanta mentira había dicho una vez mi boca… Al fin entendía la verdad de todo…
Meneó la cabeza de un lado a otro atónito, tratando de salir de su desconcierto pero era difícil muy difícil de así hacerlo y más aún saber que después de tanto tiempo todo había acabado…
Intenté hablar, pedirle una disculpa por todo el daño causado pero yo al igual que él había comprendido que ya era demasiado tarde para así hacerlo… todo lo que pudiese decir salí sobrando… ya no había lugar para cualquier cosa que pudiese decir…
De sus ojos cafés brotaron dos pequeñas lágrimas que resbalaron por sus mejillas lentamente, como dos brillantes diamantes, reluciendo a la luz de sol que entraba por las ventanas… Al instante que sintió que surcaban su tersa piel, llevo su mano sobre ellas y restaño cada gota con fuerza… Algo si era seguro, no quería que viera que lloraba por mí… Eso ya no lo iba a permitir de ninguna manera…
Guardé silencio viendo como el dolor arremetía contra él con fuerza. Para después la ruptura que tanto dolía al fin llegara…
-Sólo espero que algún día encuentres lo que buscas con quien quiera que sea…
Escuché sus palabras atento, mirándolo a los ojos, sin pestañar un instante siquiera.
-De eso que no te quepa la menor duda…- dije el voz baja, en casi un murmullo que no supe de donde salió… pero que al final ahí estaba…- Algún día así será
-Y ojalá nunca, jamás en tú vida te arrepientas de lo que estás haciendo… porque de ser así vas a ser muy, pero muy tarde…-susurró, apretando los puños con fuerza, como si el estar ahí fuera el mayor de los sacrificios que hasta esos momentos había hecho…- Y ten por seguro que jamás volverás a saber nada de mí, es una promesa que aunque me duele hasta el alma cumpliré…
- No podía ser de otra forma…- dije ya sin pensar si lo que decía estaba bien o mal… me había perdido en un abismo repleto de tinieblas que nublaban mi poco y escaso entendimiento que ya no daba para menos…
Y para mi rotunda sorpresa en su bello rostro se dibujó esa radiante sonrisa que le caracterizas para después hablar con fuerza como si nada hubiese pasado:
- Sé feliz Liam porque pese a todo lo mereces…- dijo y sin más emprendió el camino de ida…
Miré cómo se alejaba hasta que por fin se perdió por el desolador paisaje que se miraba tras la puerta de la entrada principal, ahora no se detuvo a esperar un alto de mi parte, una súplica de que se quedara y que no se fuera, porque ahora sabía que todo estaba definitivamente perdido, como jamás lo había estado… Así hasta que todo rastro de su presencia se esfumó como un etéreo fantasma… dejando atrás un tenue rastro de su embriagador perfume que frotaba ingrávido en el ambiente…
Permanecí inmóvil, sin mover ni el más mínimo músculo de mi cuerpo… estaba embotado… aturdido… como si ese cuerpo que estaba ahí parado a la mitad de la sala ya no me perteneciera, como si ya no fuera mío y es que ya no respondía a ninguna señal de mi cerebro… por más que lo intenté no pude moverme. Casi pude ver todo lo que después paso, como si mi espíritu estuviera al otro lado de la sala, mirando sin perder detalle alguno.
Seguí en ese estado hasta que una trémula voz me sacó de mi profundo ensimismamiento…
-Liam… ¿qué has hecho?...- inquirió Karen caminando torpemente en dirección hacia mí que había sido testigo mudo de todo lo acontecido; ella también estaba aturdida por todo lo que había dicho aquella noche y es que ni ella misma se había creído ninguna de mis palabras o igual y sí, pero no comprendía a cabalidad el por qué de ellas, el motivo que me impulso a hacerlo… Todo era tan confuso, tan irreal que al mismo tiempo creímos que era un sueño del cual pronto podíamos despertar, pero justo en ese mismo instante descubrimos que era ni más, ni menos que la realidad, una que nos había tocado vivir y de la cual ya no podíamos hacer reproche alguno…
Sopesé su pregunta un largo instante tratando de mirar el alcance de lo que había hecho, para después hablar:
-Hice… Karen… lo que desde hace mucho tiempo debí haber hecho… hice lo que tenía que hacer… de alguna manera tenía que pagar el daño que había ocasionado…- murmuré entrecortadamente, con un nudo en la garganta, que me robaba la respiración y sin despegar la vista del desolador paisaje… Y sin más giré sobre mis propios talones para quedar frente a Karen, frente a mamá que ahora era lo único que me quedaba. Pero al instante que mis ojos, inundados de un llanto delatador se posaron en los suyos toda fuerza que me sostenía de píe me abandonó en aquel mismo instante para hacerme caer sobre mis rodillas que golpearon fuertemente el frío piso.
-No se lo merecía mamá… lo sé, lo sé, me amaba sinceramente como nadie lo había hecho hasta ahora… pero no había otra opción… no quedaba más por hacer… no había otra mejor opción, al menos no para mí, de eso no hay la más mínima duda…- dije sin control y es que por más que lo hubiese intentado ya no podía controlarme, por más que lo hubiese querido ya no me quedaban fuerzas para sostener una mentira de esa magnitud, en verdad que ya no.- Quise que no fuera de esa forma… deseé que no fuera así pero ya no había de otra…
¡Perrie!… Karen… ¡Perrie es mi mejor amiga!... como pagar años y años de una amistad pura y sincera con algo así…
Sin esperar más mamá se arrodilló y me hizo compañía mientras el llanto seguía brotando de mis ojos en un torrente que parecía que nunca en la vida iba a parar… tomó mi mano entre la suya para transmitirme esa sensación de paz y tranquilidad que solo ella podía hacerme sentir en ese tipo de momentos.
Con la otra mano libre tomó mi húmedo rostro entre su delicada palma… para alzar mi mirada y posarla sobre sus ojos negros…
-Liam, mi amor… - murmuró entrecortadamente, mirándome fijamente, tratando de que le hablara con la verdad, que le dijera los motivos de mi proceder, el por qué de mi actuar…- ¿por qué lo hiciste?...
Miré sus ojos de un negro intenso, como la misma noche, tan parecidos a los míos tratando de armarme de valor… de fuerza para no flaquear de ninguna manera… Y muy en fondo de aquellas pequeñas cuencas mire amor… un amor incondicional que me dio fortaleza, un poco de fuerza… no tanta como la que imploraba pero sí un poco al menos para revelar la verdad…
Pese aún estar repleto de dudas al fin decidí hablar… Y es que si me guardaba todo para mí en cualquier momento explotaría, solo seria cuestión de tiempo y nada más… Y al fin revele la trágica verdad…
-Karen, no podía seguir con esta farsa… la verdad que ya no… Fue una visita de Emiliano después de haber regresado de la casa en la playa, quien me abrió los ojos y me hizo ver cuánto daño había causado, cuánto mal podía llegar a hacer si me decidía hablar con esa maldita verdad que tan receloso guardaba, de qué manera iba a decepcionar a Perrie, si le decía que me había enamorado de su novio, del hombre de su vida… y que estaba dispuesto a luchar por él pese a que ella aun lo amara perdidamente… Ella es casi mi hermana… mi mejor amiga y compañera…- miré absorto cada uno de los gestos que mamá hacía y por más que lo intento cada una las palabras que salían de mi boca eran un duro golpe para ella… que se veía reflejado en sus ojos, en su rostro, era inevitable.- Emiliano me hizo ver que la mejor solución era acabar con aquel absurdo juego que no terminaría en nada bueno. Me alentó a que lo hiciera brindándome su apoyo y su amor incondicional… prometiéndome que sino dañaba a Perrie se callaría todo lo que sabía sobre Zayn y yo… No tengo ni la más remota idea de cómo se enteró… pero sabía todo…
Y fue por ello que por fin decidí acabar con todo Perrie… le dije que no lo amaba… lo alejé de mí diciéndole que todo había sido un juego, una cruel broma, de que lo había puesto a prueba… que yo no podía enamorarme de una persona como él que dejó a un amor sincero por uno del que no estaba seguro si era del todo verdad, le exigí que se alejara de Perrie, que no se acercara a ella y que no buscara solucionar las cosas, porque si no me vería en la penosa necesidad de confesarle lo que paso entre nosotros dos…
Me dolió hasta el alma como no tienes idea mamá, destrocé su corazón y destruí el mío a la misma vez, sin la más mínima compasión, sin la más mínima piedad… no tengo perdón… no lo merezco…
Y sin esperar más mamá se adelantó a que yo prosiguiera…
-¿Qué hiciste?...-
Levanté la vista con el dolor como viva prueba de que no había duda en lo que había hecho, de que estaba tan consiente de cada una de mis palabras, de mis estúpidas y absurdas mentiras que tanto daño habían causado.
-¿Te has percatado del alcance de tus palabras?- inquirió, como si no lo supiera, como si no lo hubiese tenido en cuenta desde el principio de todo esto, como si aún fuera…., no como si fuera esa imbécil que realmente era…
Lancé un hondo suspiro con fuerza… como muestra de que lo sabía y que pese a ello ya no había marcha atrás.
-¡Tú lo amas Liam!- gritó Karen con fuerza, con el mismo dolor que en esos momentos estaba sintiendo Zayn y yo.- ¡No es posible!... No puedo creerlo… me resisto a hacerlo… Destrozaste un corazón que te amaba sinceramente…
¡¿Es que estás ciego?! ¡¿Es que no comprendes que tarde o temprano Perrie se iba a enterar?! No podías ocultarlo… no podías vivir ocultando algo como eso por mucho tiempo lo sé, pero prefieres este sufrimiento que un amor sincero… Te dejaste engañar por Emiliano, que es un egoísta que te quería solo para él y nadie más…
-¿Ciego?, ¿me llamas ciego a mí que lo que más deseo es evitar daño, y el dolor?- le desafíe sin alzar la voz, con un tono apagado que no era ni la mitad de la voz vivas que tenía en antaño.- Mamá… entiende… es mi mejor amiga y él era el hombre de su vida, lo amaba inclusive más que yo… No podía hacerle esto… Entiéndeme por lo que más quieras… comprende mi dolor y el dolor de Perrie…, ella es como una hija para ti…
-No Liam, aquí el que es mi hijo eres tú y no soporto verte sufrir de esta manera… en verdad que no… siento que me muero junto contigo… me siento inútil al no poder ayudarte, ¿qué no lo ves?… Perrie, ella es una niña adorable a la que quiero, pero no como a ti… estoy segura de que tarde o temprano sabrá entenderlo y si no deja todo atrás por lo menos en parte tú serás feliz que es lo que realmente aquí importa…- dijo mamá sin despegar sus ojos de los míos tratando de inyectar esa enorme confianza que en antaño había poseído pero que ahora estaba pérdida quien sabe diablos donde.
Escuché sus palabras como si estuviera a miles de kilómetros de distancia, como si yo estuviera en otro mundo mil veces distinto a éste… Esquivé su mirada que en esos momentos parecía abrasar con fuerza. Después me levanté lentamente, para encaminar mis pasos a mi habitación…
-¡Liam!… - gritó Karen mientras ascendía las escaleras-
Giré para poder verle completamente. Por unos instantes el silencio reinó el lugar, mientras mamá caminaba en mí dirección, con pasos firmes, con la decisión de hacerme entrar en razón; hasta que se posó al pie de la escalera, para después hablar con fuerza…
-Mi amor… por lo que más quieras, si lo amas como dices amarlo, si te duele tanto esta separación habla con la verdad… dile a Zayn que nada de lo dijiste es cierto, que todas tus palabras fueron falsas… de lo cual te arrepientes completamente… que hay una nueva oportunidad en tu vida la cual quieres aprovechar hasta el cansancio. Habla con Perrie para que veas que sabrá entender las cosas… lo que hará que esos miedos infundados que te hacen dudar desaparezcan… No eches en saco roto tanto tiempo que sufriste por nada… No desperdicies esta oportunidad, por que el día de mañana te vas a arrepentir como nunca lo vas hacer en tú vida…
…Liam por lo que más quieras hazlo… y que sea lo que la vida te tenga reservado…
Sopesé sus palabras unos instantes, por un momento me sentí tentado, la idea en sí era maravillosa, el fin lo era en toda la extensión de la palabra pero y los medios para llegar a él no lo eran tanto, no parecían tan tentadores y seductores como lo era el premio final… pero después lo que parecía ser la razón llegó a mí, para hacerme entender que ya no había vuelta atrás y sin más le di la espalda con brusquedad para seguir mi camino pero antes de que continuara siguió con esa lucha que yo desde hace mucho había dado por pérdida:
-Sí, ambos lo sabemos, cometiste el peor de los errores, el más grande tu vida Liam, pero aún hay una oportunidad, habla con la verdad y remedía las cosas, afronta las consecuencias pero no dejes ir a la persona que más amas…- dijo mamá con firmeza, sosteniéndose del barandal de madera. Me detuve unos momentos, me volví para dirigirle una sonrisa amarga…
-Ya es muy tarde Karen, demasiado en mi opinión…- corte con frialdad después me perdí lenta y silenciosamente entre el largo pasillo que extendía frente a mí.
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
Hasta aquí el maratón de hoy, gracias a mis hermosos lectores y sobre todo una disculpa por no actualizar tan seguido, empieza la cuenta regresiva, quedan sólo cinco capítulos.
PipeAlejandroMalik
Re: El Otro Rostro de la Vida (Ziam)
:kalgh: :kalgh: :kalgh: :kalgh: :kalgh: :kalgh: :kalgh: :kalgh: :kalgh: :kalgh:
PERO... QUE ... HA .... PASADO? :deos:
Liam, te asesinare Lo necesitamos para la nove , pero bueno....... ME ESTA DESESPERANDO¡
COMO LE PUDISTE HACER CASO A EMILIANO?
bueno, respira, todo estara bien
pobre mi Zayni POR QUE?¡ POR QUE?¡¡¡
Con cada parrafo que lei estaba como: PERO QUE MIERDA? ME ESTAS DESTROZANDO PIPE¡
Encima que hoy venia feliz de la escuela porque no tubimos Ed. fisica
(perdon por las malas palabras, pero yo en persona soy buenita )
-----------------
Bueno, dejemos esto atras y vengamos a lo importante
FELIZ CUMPLEAÑOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS¡¡¡¡ :power: :power: :power: :power: :power: :power: :galletica:
Espero que las pases de 10¡ (10? nah, que la pases de 100000000000000000000000000000000000000000)
TKM :(L): :(L): :(L):
PERO... QUE ... HA .... PASADO? :deos:
Liam, te asesinare Lo necesitamos para la nove , pero bueno....... ME ESTA DESESPERANDO¡
COMO LE PUDISTE HACER CASO A EMILIANO?
bueno, respira, todo estara bien
pobre mi Zayni POR QUE?¡ POR QUE?¡¡¡
Con cada parrafo que lei estaba como: PERO QUE MIERDA? ME ESTAS DESTROZANDO PIPE¡
Encima que hoy venia feliz de la escuela porque no tubimos Ed. fisica
(perdon por las malas palabras, pero yo en persona soy buenita )
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Bueno, dejemos esto atras y vengamos a lo importante
FELIZ CUMPLEAÑOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS¡¡¡¡ :power: :power: :power: :power: :power: :power: :galletica:
Espero que las pases de 10¡ (10? nah, que la pases de 100000000000000000000000000000000000000000)
TKM :(L): :(L): :(L):
giuly123
Re: El Otro Rostro de la Vida (Ziam)
Wow estaba sin palabras cuando Liam soltó todo eso, no quise creer que era tan mala persona y ciertamente fue tonto al hacerle caso al vil egoísta de Emiliano. "Me la vas a pagar" ¿y si le hace daño a Zayn :C Karen se ha convertido en nuestra super heroína ¡we love'u karen thanks for try to save their relationships! Zayn fue tan ahskalsajaksjksj cuando se despidió.. Mi mente le gritaba a Liam "Corre corre que se va imbécil" pero rayos! No corrió. Espero que Liam haga lo que su mamá le dice y demás estar decir. SIGUELA PRONTO \o/
Lohan212
Re: El Otro Rostro de la Vida (Ziam)
Hola pipe :'c sin palabras. Dejame decirte q el escritor de esta novela es uno de los mejores por mi madre santa. escribe genial y tu uffff eres el mejor ser de esta tierra por adaptar esto de verdad. Ahora bien... me siento terrible, estoy demolido, mi corazón no puede mas estoy destrozado, ya no tengo vida, no seré el mismo Fabián de antes :'c me ha marcado esta novela y pues... Liam es cruel consigo mismo y con el tierno de zayn que lo ama mas que a nada... ufff zayn es tan tierno L O A M O a diferencia del Liam ese que lo odio con todas mis entrañas y ese emiliano ojalá se muera :'( :'( Pipelindo bebe eres lo mejor en serio pero a la vez eres malo wey como vas a hacer eso... nos traes sufrimientos :'c Ziam es per-fect te lo juro y los quiero ver juntos disfrutando de su amor. Amo con locura esta novela que saca de mi lo mas sentimental e idiota del mundo, me hunde en un mar de lágrimas y me lleva a un infierno que me agrada compadre... soy masoquista, lo se. Pero el dolor es parte de la vida y el dolor por amor es el peor y a la vez el mejor: te hace ser humano y al mismo tiempo un despreciado. Te hace susceptible a la vida pero fuerte a las adversidades futuras. En fn el amor es una perfecta mierda que te hace sonreir, llorar, patalear, etc., pero que a su vez te transporta a un multiverso de colores que convierte tu mundo en magia, la magia misma del amor puro y bestial. Eso pasa en Ziam y eso siento al leer cada linea de tus hermosas novelas. ERES PERFECTO PIPE ALEJANDRO MI HERMOSO MEXICANO, PERFECTO. TE AMO AMIGO, ERES LO MEJOR DE MI VIDA. SIGUELAAAAAAAAA. #ZiamForever #FinalFelizEnElORDLV<3
fabiangerjh
Re: El Otro Rostro de la Vida (Ziam)
Hermosa :)giuly123 escribió::kalgh: :kalgh: :kalgh: :kalgh: :kalgh: :kalgh: :kalgh: :kalgh: :kalgh: :kalgh:
PERO... QUE ... HA .... PASADO? :deos:
Liam, te asesinare Lo necesitamos para la nove , pero bueno....... ME ESTA DESESPERANDO¡
COMO LE PUDISTE HACER CASO A EMILIANO?
bueno, respira, todo estara bien
pobre mi Zayni POR QUE?¡ POR QUE?¡¡¡
Con cada parrafo que lei estaba como: PERO QUE MIERDA? ME ESTAS DESTROZANDO PIPE¡
Encima que hoy venia feliz de la escuela porque no tubimos Ed. fisica
(perdon por las malas palabras, pero yo en persona soy buenita )
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Bueno, dejemos esto atras y vengamos a lo importante
FELIZ CUMPLEAÑOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS¡¡¡¡ :power: :power: :power: :power: :power: :power: :galletica:
Espero que las pases de 10¡ (10? nah, que la pases de 100000000000000000000000000000000000000000)
TKM :(L): :(L): :(L):
Hola, esta historia tiene la capacidad de que cuando pensamos que todo está bien, pasa algo que lo impide...
Jajajaja, me encanta cuando te pones bipolar con mis personajes Giuly, de verdad, es tan divertido verte asíxD
Ya ves que Liam no tiene precisamente un muy buen cerebro, siempre la anda cagando xD...
Zaynie, él me rompe el corazón, yo lo que quiero es entrar y abrazar a mi negrito hermoso...
Ya quedan pocos capítulos, así que espero que no pierdan la cordura con lo que se viene, de verdad que esto es hermoso...
Y muchísimas gracias por felicitarme y por tus hermosos deseos...
Tqmmm<3. La sigo ahora mismo
PipeAlejandroMalik
Re: El Otro Rostro de la Vida (Ziam)
Hola>:)pashaline_05 escribió:Wow estaba sin palabras cuando Liam soltó todo eso, no quise creer que era tan mala persona y ciertamente fue tonto al hacerle caso al vil egoísta de Emiliano. "Me la vas a pagar" ¿y si le hace daño a Zayn :C Karen se ha convertido en nuestra super heroína ¡we love'u karen thanks for try to save their relationships! Zayn fue tan ahskalsajaksjksj cuando se despidió.. Mi mente le gritaba a Liam "Corre corre que se va imbécil" pero rayos! No corrió. Espero que Liam haga lo que su mamá le dice y demás estar decir. SIGUELA PRONTO \o/
Este Liam es muy tonto, creo que no le sube muy bien el agua al tinaco xD
Zayn no puede estar más dañado que en este momento, está muy triste y tomará una decisión tal vez no muy buena, a ver que pasa, Oh, Karen es la mamá más hermosa y perfecta del mundo :). Deberían santificarla. #KarenParaNuevaSanta.
A Liam ni porque le grites con un altavoz en el oído entenderá, me dan ganas de darle un madrazo.
Liam tiene que pagar sus malas decisiones. La sigo ahora mismo
PipeAlejandroMalik
Re: El Otro Rostro de la Vida (Ziam)
Por supuesto que sí, puedes seguirme cuando quieras, P_Alejandro1pashaline_05 escribió:PD2: Tienes twitter??
PipeAlejandroMalik
Re: El Otro Rostro de la Vida (Ziam)
Hola amigo Fab:)fabiangerjh escribió:Hola pipe :'c sin palabras. Dejame decirte q el escritor de esta novela es uno de los mejores por mi madre santa. escribe genial y tu uffff eres el mejor ser de esta tierra por adaptar esto de verdad. Ahora bien... me siento terrible, estoy demolido, mi corazón no puede mas estoy destrozado, ya no tengo vida, no seré el mismo Fabián de antes :'c me ha marcado esta novela y pues... Liam es cruel consigo mismo y con el tierno de zayn que lo ama mas que a nada... ufff zayn es tan tierno L O A M O a diferencia del Liam ese que lo odio con todas mis entrañas y ese emiliano ojalá se muera :'( :'( Pipelindo bebe eres lo mejor en serio pero a la vez eres malo wey como vas a hacer eso... nos traes sufrimientos :'c Ziam es per-fect te lo juro y los quiero ver juntos disfrutando de su amor. Amo con locura esta novela que saca de mi lo mas sentimental e idiota del mundo, me hunde en un mar de lágrimas y me lleva a un infierno que me agrada compadre... soy masoquista, lo se. Pero el dolor es parte de la vida y el dolor por amor es el peor y a la vez el mejor: te hace ser humano y al mismo tiempo un despreciado. Te hace susceptible a la vida pero fuerte a las adversidades futuras. En fn el amor es una perfecta mierda que te hace sonreir, llorar, patalear, etc., pero que a su vez te transporta a un multiverso de colores que convierte tu mundo en magia, la magia misma del amor puro y bestial. Eso pasa en Ziam y eso siento al leer cada linea de tus hermosas novelas. ERES PERFECTO PIPE ALEJANDRO MI HERMOSO MEXICANO, PERFECTO. TE AMO AMIGO, ERES LO MEJOR DE MI VIDA. SIGUELAAAAAAAAA. #ZiamForever #FinalFelizEnElORDLV<3
Estoy completamente de acuerdo contigo amigo, Orlando Sotomayor es un escritor de grandes ligas, lamentablemente ha sido la única historia que ha escrito, me hubiese encantado leer otra historia de él, aunque no pierdo las esperanzas. Hey, muchas gracias por considerarme una buena persona Fabi.
Esta historia es muy fuerte en algunos capítulos, yo lloré y lloré y sigo llorando cada que releo la historia, para mí es una preciosura, sé lo que sientes porque yo lo viví, Liam es un chico muy inseguro y eso lo ha llevado a tomar estas pesimas decisiones, Zayn mi Zayn hermoso es un personaje divino, un personaje que ama sin medida, pero que se topa con una piedrota llamada Liam, Zayn debe ser mio, si Li se atonta, se lo quito, Emiliano es un maldito, es una mala persona, egoísta, lo odio también.
Jajaja es que esta historia tiene que ser leída de verdad, con todo y sus momentos difíciles, Ziam es lo más bello de este mundo, el otro, y todos los mundos, Ziam es religión.
Ser sentimental no es de idiotas Fabián -.-' lamento que te pongan algunos capítulos así, déjame advertirte que esto apenas es el principio, cosas escabrosas se avecinan. El dolor es parte de la vida, y te digo yo que sufrir por amor es horrible. EL AMOR ES TODO ESO QUE DIJISTE Y MÁS.
Gracias Fabi, por tanto cariño y por todo este tiempo que compartimos. De verdad que espero ser mejor amigo y persona día a día. Tú eres una persona muy especial para mí y lo sabes.
#ZiamForeverAndEverAndOn.
No puedo asegurarte un final feliz :(
PipeAlejandroMalik
Re: El Otro Rostro de la Vida (Ziam)
Capitulo XVI
Caminé mientras Karen murmuraba quién sabe cuántas cosas a mis espaldas, tratando de hacerme entrar en razón, pero lo que no sabía era que la batalla ya estaba perdida, como lo estuvo desde el primer instante en que todo este lío comenzó. En esos momentos ya no deseaba escuchar nada y a nadie, no estaba para eso; lo único que añora y quería con ansias profundas era desaparecerme de la faz de la tierra; imploraba estar muerto y no saber nada de este mísero mundo, no sentir nada, ni siquiera aún este maldito dolor que era tan grande e inmenso que por momento sentía que me robada la respiración para poder subsistir dentro de mí como un mal parasito… deseaba tantas cosas que pasaran justo en estos momentos, pero nada de lo que pedía paso, nada, absolutamente nada, porque la vida no está para a cumplir tontos e irrisorios caprichos, no estaba para satisfacer estúpidos deseos…. No a mí, no mi vida, no la mía.
Como pude llegué a mi habitación. Cerré a mi puerta de un golpe sordo que rompió por unos instantes el silencio que reinaba dentro, después todo volvía a ser calma y tranquilidad, como realmente deseaba que fuera mi vida de ahora en adelante y ahí al cobijo de las oscuras sombras de mi habitación me solté a llorar como jamás en mi vida lo había hecho… sintiendo como en cada lágrima que derramaba una parte de ese dolor se esfuma, pero no como yo deseaba, porque muy en el fondo de mi corazón aún había rescoldos, restos de esa sensación de ese vacío, de abandono que indudablemente iba a ser muy pero muy difícil de sacar… pero por lo menos una parte se iba, por lo menos en unos cuantos días llegaría el momento donde todo habría acabado, donde todo ya no sería como lo era en estos momento…
De algo estaba seguro la vida seguiría pese a todo, de eso no cabía la menor duda… de eso era a lo que me aferraba para sobrevivir, para no dejar vencerme… en esta vida en donde ya nada me quedaba…
No supe cuanto tiempo había transcurrido, ni de qué manera lo había hecho no me percaté de eso, no le había dado su importancia debida, pero después de una larga noche en vela al fin los primeros rayos del sol de aquel día comenzaron a inundar mi habitación de hito en hito, hasta que por fin el astro rey se coloco en lo alto del cielo azul que se miraba aquella mañana, que no iba a ser mejor que las otras pasadas…
Como bien pude me dirigí al baño de mi habitación. Dentro me coloqué bajo la regadera, sin esperar más abrí la llave del agua fría y deje que desentumiera mi cuerpo. El contacto del frío liquido con mi cuerpo me hizo estremecerme hasta los huesos, mis poros gritaron, pero después mi cuerpo se adaptó sin poner pero alguno. Tomé jabón y aseé mi cuerpo con detenimiento, tratando que todo quedara impecable. Listo salí de mi habitación, me dirigí a mi closet del interior tomé la mejor ropa que tenía y me vestí en un santiamén. Me acerqué a la luna que estaba al otro lado de cuarto. Mi rostro no era el que esperaba, los estragos de lo vivido en los últimos días estaban cobrando su factura al doble del precio, pero mi imagen no era tan desalentadora, así que resignado continué con lo mío. Tomé una porción de fijador, lo apliqué sobre mis rizos, dejé que solos se amoldaran y sin más salí a enfrentar lo que la vida me tuviera deparado… De ahora en adelante nada me detendría…
Bajé al comedor, donde Karen ya estaba a la cabeza de la mesa, con el rostro de pesadumbre, pero al instante que me miró aseado y con ropa limpia en él se dibujo una sonrisa de alegría y felicidad que no pudo y ni quiso disimular…
-Buen día Karen- saludé a mamá con tono despreocupado y con un beso en la mejilla- Me da gusto que ya hayas descansado un poco…
Y sin darle tiempo de preguntar las más mínima cosa me apuré a sentarme tomé entre mis manos la servilleta, la desdoble y la coloque sobre mis piernas. Para después dirigirle una armoniosa sonrisa.
-Sabes que no me gusta que trabajes tanto… ya te lo había dicho ¿no es así?-
-Si así parece cariño… pero no deberías preocuparte es parte de la vida de uno… algún día te tocara vivirlo y bueno te darás cuentas de cuan llevadera es la situación- respondió Karen sin más, como si nada hubiese pasado.
Unos segundos después Margarita apareció a nuestro lado con una charola repleta de comida: un plato de frutas con yogurt, cereal en un tazón de leche un vaso de jugo de naranja entre otros comestibles.
-¡Buenos días Margarita!- sonreía con vehemencia, mientras mamá no despegaba la mirada de mí.
-Buenos días joven Liam…- respondió Margarita con una sonrisa en su avejentado rostro.
-Espero que te haya ido bien en tus asuntos ayer por la tarde…- comenté clavando el tenedor sobre una pieza de fruta.
-Si Liam así es, me fue de maravilla- confesó alegremente- Unos cuantos papeleos de la jubilación de mi esposo… ya saben nada de preocuparse.
-Me da gusto… y ya sabes cualquier cosa… estamos para servirte.- dije feliz de poder ayudar en algo…-
-Muchas gracias Liam… no esperaba menos de ti.- agradeció de corazón-¿Algo más que le haga falta… señora?...
-No, Margarita… es todo puedes retirarte…- dijo Karen, desconcertada por mi actitud. Dicho esto la adorable señora se retiró con rumbo a la cocina.
Sin más que decir continué con mi labor. Degusté el platón de frutas como nunca lo había hecho mientras tarareaba la pieza de una vieja canción… Mamá seguía desconcertada… lo que entendía en gran medida, pero a lo que había decidido no darle importancia.
-¿Y cómo estás? Mi amor…- preguntó mamá con cierta indiferencia, como si no le importara lo pasado el día anterior.
-Excelente Karen… como nuevo…- respondí de un tajo mientras esbozaba una sonrisa que fue la más natural que me había salido en toda mi vida.
-Me alegra por ti… claro… me da gusto que estés mejor…- comentó igualmente como si no le diera mucha importancia al asunto.
-Si a mí también mamá…- dije de la misma forma que ella lo estaba haciendo.- Bueno pues yo me retiro… tengo cosas que hacer el día de hoy…- comente levantándome de la mesa y arrojando la servilleta sobre la mesa.
-¿Vas a salir?- preguntó sorprendida.
-Por supuesto… tengo días que no asisto al gimnasio y tengo planeado ir a Midlands, me hace falta un poco de ropa y zapatos… espero no causarte ningún inconveniente…
-No, no, no…- se apuró en decir, con temor a que me pudiese retractar.- Has lo que tengas que hacer… y regresa pronto…
-Nos vemos en la noche- dije sin más, mientras dirigía mis pasos a la salida. Pero antes de desaparecer por el quicio de la puerta Karen de detuvo bruscamente:
-¡Liam! Espera por favor…- gritó mientras se levantaba de su asiento, para luego alcanzarme.
-¿Pasa algo mamá?- pregunté un tanto cuanto sorprendido.
-Mi amor sobre lo de ayer… Bueno realmente no sé qué decir…- intentó decir pero antes de que pudiese continuar le detuve…
-Sobre lo de ayer está olvidado, como si no hubiese pasado Karen…- dicho esto emprendí mi camino decidido a dejar todo atrás…
* * * * * * * * * * * * * * *
El tiempo pese a todo había pasado sin que yo me hubiese dado cuenta. En un abrir y cerrar de ojos un largo mes se había ido, así sin más, como si de alguna manera se hubiese borrado del tiempo.
Después de la última visita de Zayn y Emiliano a mi casa había mi vida había cambiado radicalmente; ahora dedicaba más horas al gimnasio, a la natación y a otros pasatiempos que había encontrado en la marcha y que me había servido para distraer a mi mente de cuanto pensamiento suicida cruzaba por mi aturdida cabeza.
Karen se encontraba contenta por mi cambio, aunque muy en el fondo no bajaba la guardia por nada del mundo, seguí pensando que en cualquier momento esa enorme fuerza que mostraba se terminaría y me derrumbaría sin remedio, pero conforme transcurrían los días se convencía más y más que no existía esa posibilidad, al menos no de momento. Por lo que siguió con su vida normal, como yo mismo se lo recomendé… como si nada hubiese pasado…
Zayn, Perrie y por supuesto que Emiliano habían salido de mi vida, para pasar a formar un segundo plano en ella, un segundo plano que tenía relegado muy en el olvido.
Perrie ya se había acostumbrando a ello, y es que hasta ella ya no era la misma que un día, que ahora me parecía muy lejano, había sido. El cambio en nuestra vidas había sido tan radical que había veces que me desconcertaba de sobremanera, pero que a la misma vez me consolaba de que no había otra opción.
Aquella tarde ya pasaban de las ocho de la noche cuando salí de la sauna del gimnasio, con el cuerpo cubierto de mi torso hacia abajo. El apuesto joven que cuidaba el lugar se encontraba sentando mirando el televisor que estaba colgado sobre una base de hierro en la pared, riendo de las gracias que pasaban el programa que miraba.
Cuando me coloque frente a él, al instante se paró de un salto para dirigirme una coqueta y dulce sonrisa.
-¿Listo?- preguntó como deseoso de hacer platica.
-Así es- dije sonriente, fingiendo que algo de él me agradaba.- Disculpa ¿cómo te llamas?...
-Ah lo siento… no me había presentado… Alfredo…- dijo mientras me estrechaba la mano con fuerza.
-Mucho gusto, yo soy Liam Payne…- dije dirigiéndole una débil sonrisa, mientras sostenía mi mano entre la suya.
-Buenas tardes… - interrumpió una conocida voz a mis espaldas. Justo en esos momentos nuestras manos deshicieron aquel férreo apretón que era algo más que eso.
-Buenas tardes…- respondió Alfred, con esa coqueta sonrisa.- ¿Puedo ayudarte en algo?
Al instante me volví para ver al interlocutor. Por unos momentos me quedé estático al mirar a Zayn ahí plantado, observando a detalle lo que pasaba entre nosotros dos, nos miramos fijamente por unos segundos; pero a los otros pocos, camine a unos cuantos pasos hasta colocarme casi a su lado…
-Me dio gusto conocerte Alfred…- dije sin ya mirar a Zayn- Nos vemos pronto… -y dicho esto salí deprisa.
Me apuré en vestirme lo último que deseaba era encontrarme de nueva cuenta a Zayn. Así que antes de que ello pudiese suceder puse lo pies en polvorosa.
Ya fuera de todo peligro, baje al estacionamiento, de reojo mire el despampanante automóvil de Zayn estacionado al otro lado del lugar. Sin darle mucha importancia, me subí al mío, encendí el motor y salí de aquel lugar.
En un abrir y cerrar de ojos llegue a casa… mamá estaba en la sala, mirándola la tele, con el control en la mano cambiando constantemente de canal.
-¿Eres tu cariño?- dijo Karen desde la sala.
-Si soy yo mamá- respondí tratando de ocultar mi tono de voz. Después me acerqué al marco de la puerta, asomando la cabeza.- Me desocupé un poco antes de lo previsto pero ya estoy aquí.- mentí al instante antes de que pudiese percatar de algo.
-Me parece bien Liam hace mucho que no estás en casa…- comentó, volviendo el rostro hacía a mí. En respuesta sonreí débilmente.
-Me voy a duchar… mamá- dije y sin esperar más me subí a mi habitación tan rápido como mis piernas me lo permitieron. Ya dentro arrojé mi mochila donde traía mis cosas me quité la camisa de un movimiento de otro lo tenis y el pantalón deportivo, para quedar en unos delicados y ajustados bóxer de lycra. Intenté no pensar en nada, en absolutamente nada, deseoso de que aquel encuentro no trastornara, lo poco que había podido rescatar de mi vida.
Aún luchando contra todo ello me dirigí a la regadera abrí la llave y me deslicé bajo el tibio chorro del agua… cerré los ojos y deje que aquel delicioso liquido recorriera mi cuerpo de pies a cabeza…
Llevé mi mano sobre mi cuello para masajearlo suavemente, sintiendo en él la tensión acumulada. Poco a poco se redujo toda sensación de estrés hasta que por fin mi cuerpo comenzó a entrar en un estado de relajación total. Mi mano paso de mi cuello, a mi pecho donde por unos momentos acarició y toco suavemente, después se deslizó sobre mi abdomen, hasta que llego a la base de la parte más intima de mi cuerpo… me detuve unos instantes… en un acto reflejo… sin más torrentes de recuerdos me golpearon con fuerza, haciéndome ver que hace mucho tiempo si había vivido… como ya no lo estaba haciendo ahora.
Intente pelear contra ellos, intente luchar contra sus fuerzas tormentosas pero después comprendí y vi que era inútil: la batalla estaba perdida…
Cuando al fin finalice aquel viejo ritual abrí los ojos con desmesura sopesando a profundidad el grado de soledad al que había llegado, el grado de abandono que en últimas fechas había alcanzado… cuan vacío y solo estaba en esta vida… y cuan desdichado podía llegar a ser en un futuro…; para después sembrar en el fondo de mi corazón una pequeña semilla de duda e incertidumbre que comenzaba a germinar en mi interior preguntándome si había hecho lo correcto al alejar a Zayn de mi lado…
* * * * * * * * * * * * * * *
A metros de donde me encontraba, en el interior de una cálida habitación, una alta figura se deslizaba en el interior, de un lado a otro, como si el cuerpo le pesara, como si cada movimiento le doliera hasta el alma misma.
Se detuvo unos momentos frente a la ventana donde se miraba el sol que ya se ponía en el horizonte, como un centellante e inmenso rubí… Miró absorto aquella pequeña esfera de fuego, hasta que bruscos sonidos provenientes de la planta baja lo devolvieron a la realidad…
Sin esperar más tomó tres pequeñas maletas donde comenzó a equipar sus efectos personales, uno a uno, dudoso de que debía hacerlo… Pero después de sopesar todo y de que acudieran a su mente aquellas palabras que había escuchado hace algún tiempo de labios de quien creyó, por uno momento, que le podía amar pese a todo, se armó de valor y continuo con lo que había empezado… No había vuelta a tras…
En unas cuantas horas poco de lo mucho que cabía en las maletas estuvo dentro de éstas, colocándolas a un lado de la puerta… cerca del alto ventanal que daba al jardín, de donde entraban ráfagas de aíre fresco que agitaban las cortinas suavemente. Pocos minutos después de haber acabo con su ardua labor llamaron a la puerta; tardo uno momentos en reaccionar, hasta que por fin su alma volvió a su cuerpo.
-Siga…- murmuró con voz ahogada, sin despegar la vista del paisaje donde el astro rey le daba la despedida de la mejor manera…
-Joven su papá le espera, han llegado por las cosas- dijo la muchacha de la limpieza, colocándose bajo el marco de la puerta.
-Gracias… Amanda- respondió el aludido, sin inmutarse un ápice siquiera.
Sin más que hacer ahí la muchacha de nombre Amanda se alejó.
Un hondo y largo suspiro se apoderó del joven que seguía sin despegar la mirada del paisaje. Sin motivo aparente se apartó de la ventana y se dirigió al buró que estaba al lado de su cama. Tomó su teléfono móvil, miró la pantalla presionó unas cuantas teclas hasta que encontró en número que buscaba, se detuvo a pensar cuan oportuno era hacerlo después de sopesarlo marcó. Se colocó la bocina al oído.
Sonó tres ocasiones hasta que una dulce y conocida voz respondió al otro lado de la línea:
-Si diga…-
El joven dudó unos momentos pero después hablo:
-Perrie, soy yo…, sé que mi llamada te ha desconcertado pero me gustaría que habláramos que aclaráramos unas cuantas cosas… necesito que me escuches…, por lo que más quieras es importante…
Perrie pensó lo propuesto por unos momentos hasta que por fin aceptó…
-¿Dónde nos vemos?...- inquirió pensando cuan difíciles e incomodas serían las cosas.
El joven respondió y sin más colgó. Miró la pantalla absorto, después deslizó los dedos sobre ésta en busca de un nuevo número, cuando al fin la encontró lo contemplo embelesado y dudoso… la yema de sus dedos tembló sobre la tecla de llamar… después para su propia sorpresa lo arrojó con fuerza hacia a fuera… Cruzó la ventana magistralmente voló ingrávido unos instantes y después se precipito hacia el piso…
Y sin más que hacer ahí tomó sus pesadas maletas y partió a un lugar donde ya nada le recordara lo vivido aquí…
* * * * * * * * * * * * * * *
Aquel día era ya un poco noche cuando tres ligeros toques llamaron a la puerta…
Perrie levantó el rostro del almohadón y limpió todo rastro de llanto de sus mejillas, con fuerza. De un brinco se sentó sobre la cama.
-¿Quién?- preguntó, mientras seguía secando las lágrimas que aquella noche había derramado.
-Soy yo cariño- respondió Debbie la madre de Perrie.
Perrie miró sorprendida la puerta, por unos instantes se quedo inmóvil, pero al otro se lanzó a la silla de su tocador, de donde tomó un cepillo que deslizó en sus lisos cabellos, tratando de ocultar su rostro de la mirada inquisitiva de su madre, nadie podía enterarse de lo sucedido aquella tarde, al menos no hasta que fuese el momento indicado…
-Pasa, mamá- dijo con calma, mientras miraba como la puerta de madera se abría para dar paso a Debbie.
-¿Sucede algo mamá?- se apuró en preguntar.
-No cariño, sólo vine avisarte que tienes visitas- dijo Debbie sin más.
Perrie se giró sorprendida sobre la silla hasta darle la espalda al espejo.
-¿Para mí?, ¿Quién podrá ser?-
-Lo ignoro cariño, pero te esperan en la sala- respondió Debbie.- ¿O deseas que le despida?- preguntó.
-¡No!, Madre, ¡no!- se apuró en decir Perrie- Puede ser urgente… en un momento estoy bajo.
-¡Perfecto!- exclamó Debbie, para después dirigirse a la salida.
Perrie volvió su bello rostro al espejo, que le devolvió un reflejo sorprendido pero a la misma vez desconcertado. Tomó un pequeño estuche y se polveó con ligeros toques sus mejillas, limpió toda mancha de rímel de sus ojos y colocó una ligera capa sobre ellos, sobre su boca deslizó lápiz labial que acentuaron sus delicados labios.
Lista salió de su habitación.
Anduvo por el pasillo, hasta que llegó a las escaleras que descendió lentamente, para después dirigirse a la sala.
Se colocó bajo el marco de la puerta sorprendida de su visita…
-¡Emiliano!- exclamó sin reparos.- Vaya sorpresa…
El aludido se giró para dirigirle su altanera sonrisa.
-¡Perrie!… me da gusto ver que estás excelente…- prorrumpió caminando con los brazos abiertos, hasta que tomó a Perrie entre sus anchos brazos.
Perrie desconcertada dejo que aquella caricia siguiera, hasta que la duda no pudo más.
-¿Pasa algo, Emiliano?- inquirió sin despegar la mirada de Emiliano que parecía feliz de la vida de estar ahí.
-¡No! En lo absoluto Perrie… Sólo pasaba para despedirme de ti…- dijo Emiliano, sonriente como si estuviera anunciando la mejor noticia del mundo.
-¡¿Despedirte?!- dijo realmente sorprendida.
-Me voy de Wolverhampton-
-¿Tú también te vas?- preguntó a un más sorprendida Perrie.
-¡Si! así es… Perrie- confirmó Emiliano, dejando que su veneno que ya había inyectado hiciera efecto.
-Vaya sorpresa me has dado… al parecer estos últimos días todo mundo se va- comentó Perrie, como quien no quiere la cosa.- Pero creí que tú y Liam… bueno que ustedes de nueva cuenta…
-¡Qué habíamos regresado!….- completó Emiliano, sonriendo, satisfecho que las cosas tomarán buen rumbo- Si así era… sólo que Liam ya no es el mismo que conocí hace tiempo…
-Si así parece- continuó Perrie con pesadumbre y a la misma vez feliz de que no fuera la única que se hubiese percatado del cambio tan brusco que había experimentado mi persona.- Desde hace un tiempo lo he notado extraño, frío, indiferente…
Emiliano esbozó una maliciosa sonrisa en su bello e hiriente rostro… y después destilo su ponzoña:
- Así es Perrie… el Liam que tu y yo conocemos ya no existe… Desde hace mucho que ya no está entre nosotros y es precisamente de él de quien vengo hablarte…
* * * * * * * * * * * * * * *
La noche pasada habían pronosticado días nublados y llenos de lluvia, y justo hoy la promesa se había cumplido, sin remedio alguno.
Cuando miré el cielo por la ventana, vi un manto grisáceo, lleno de negras nubes, donde tras ellas los rayos del sol brillaban débilmente intentando colarse por sobre ellas deseosos de brindarme un poco de esperanza. A los pocos minutos de que me coloque frente al ventanal comenzó a llover, en un ligero chipi chipi.
A distancia solo se distinguían los contornos irregulares de las montañas, las figuras desdibujadas de las viejas casas y los follajes de los árboles estremeciéndose a cada gota que besaban sus ramajes… Todo era como si un ligero y húmedo manto se hubiese posado con sutileza sobre Wolverhampton para jamás en la vida desaparecer.
Pegue la frente contra el cristal, pese a que adoraba los días como hoy, esta vez el deprimente tiempo no lograba ayudar en nada con mi melancólica tristeza, después comprendí que nada ayudaba y ni iba a ayudar, al menos no como yo quería y deseaba e imploraba, así que más que derrotado deje la batalla y me resigne a mi pésima suerte, porque ya indudablemente nada podía hacer… Y sumado a todo aquello esa maldita duda seguía latente… viva como si nunca fuese a morir…
Miré el desolador paisaje unos cuantos segundos, después corrí la cortina en un vano intento, de alejar el lúgubre día. Pero pese a ello a mí alrededor seguía rondando el frió aíre del día. Sin más que hacer me arrojé a mi cama, tomé mi almohada y la abrace con fuerza, con mucha fuerza… como si fuera Zayn quien estaba en mis brazos, como si fuera él y nadie más…
Intenté conciliar el sueño pero conforme me hundía en los apacibles brazos de Morfeo los recuerdos volvían como nunca lo habían hecho… Y antes de creer completamente lo que miraba tras mis ojos desperté. Y es que ya no deseaba más dolor… en verdad que ya no quería sentir nada que no fuera mi puro instinto de supervivencia pero tarde comprendí que no podía, ni siquiera imaginar algo así… estaba condenado a vivir ese calvario… no había otra mejor opción era esto y nada más…
Intente alejar cuanto trágico pensamiento tenía en mi mente pero la tristeza, el dolor y la melancolía ya habían echado raíces muy en fondo de mi ser y mi corazón, de donde iba a ser muy difícil de arrancarles… Y Justo en esos momentos desee que todo acabara que todo llegara a su final cual fuera, cuan mágico e irreal pudiese parecer… ya no importaba cual podía ser, y es que ya no me interesaba donde podía quedar, lo único que deseaba era que ya sucumbiera, que todo finalizara y que todo pasara al pasado que fuera una hoja más de mi vida a la cual ya le hubiese dado vuelta…
Y junto aquel ardiente deseo llego la razón a mi cabeza de una forma fuera de mi total entendimiento pero que me hizo comprender que si yo no ponía una alto a todo esto que se había salido de mis manos, nunca en la vida iba a parar al menos no para mí… Pero a hora la pregunta era: ¿Cómo hacerlo?, ¿de qué manera?... Por que al menos para mí ya no había otra opción que no fuera la absurda idea de que hablara con la verdad… ¡No había otra!…. ¿Qué tenía que hacer?, ¿de qué manera actuar cuando ya todo parece no tener solución?
Me levanté de mi cama de un salto, dejando a tras un revuelo de sabanas y sobrecama. Y así comencé a andar de un lado a otro con una inminente desesperación que a duras penas podía con ella. Muy en el fondo de mi corazón comenzaba la mala hiedra de la incertidumbre y la duda comenzaban a echar raíces mucho más rápido de lo que pude haber imaginado…
Caminé sin parar un minuto siquiera, ya no podía hacerlo, ya no quería hacerlo… en verdad que deseaba tanto acabar con ello de la manera que fuera pero ¿cómo?... ¡¿cómo?!, ¡¿cómo?!...
Y sin más otro ramalazo de lo que ahora si era la razón misma me golpeo sin el menor aviso…
¡Sí! ¡Lo amaba!, lo amaba más que nadie… quería a Zayn como jamás había llegado a querer a nadie en este mundo… mi corazón le pertenecía era de él y a nadie más y aunque si algún día llegase a olvidarlo mi ser entero sería suyo y de nadie más… de él… de Zayn… porque era mi dueño, mi alma gemela la otra mitad de mi vida, aquella que necesitaba para ser inmensamente feliz y sin la cual ya no podía vivir, al menos ahora no que lo había conocido y probado de sus besos, de su cuerpo, de su ser entero…
¡Lo amaba!, ¡lo amaba!, ¡lo amaba!, y era un estúpido si seguía negándomelo, si seguí reprimiendo todos mis sentimiento, si seguía callando a mi corazón… sería el más grande los imbéciles, el rey de todos ellos… sino hacía algo sino remediaba la situación… sino lo hacía, tarde me arrepentiría de la peor manera…
¡Ahhh!... ¿pero cómo?, ¿cómo hacerlo cuando todo parece estar perdido?, cuando todo por lo que un día dije que lucharía ya estaba al borde del más hondo de los precipicios en donde si caía jamás en la vida iba a salir…
Muy en el fondo de mi inconsciencia sabía que sí había una solución, quizá no la que yo deseaba pero que ahí estaba lista para que fuese usaba…
Pero ahora que sabía que era la única solución, de que no había otra: ¿hasta dónde sería capaz de llegar?, ¿hasta dónde sería capaz de soportar?, ¿realmente estaba dispuesto a seguir en esta batalla?, ¿en verdad que lo haría?...
Sin fuerza me derrumbe sobre mi cama… llevé mis manos sobre mi rizados cabellos y tiré de ellos con fuerza, deseaba tener un poco lucidez y poder comprender el grado de lo que tenía frente a mí y así sopesar la situación a cabalidad para determinar de la mejor manera lo que procedía y no errar como siempre lo había hecho.
Cerré los ojos y busqué en mi interior, en mi corazón que quizá no siempre tenía la razón pero que al menos las veces que había acudido a él las cosas no resultaban tan malas como podían llegar a ser…
Y ahí justo donde la batalla más grande que se había disputado en mi ser una conocida voz sonó con fuerza, con ese ímpetu que necesitaba…
¡Tú lo amas Liam!...
Mi amor… por lo que más quieras, si lo amas como dices amarlo, si te duele tanto esta separación habla con la verdad… dile que nada de lo dijiste es cierto, que todas tus palabras fueron falsas… de lo cual te arrepientes completamente… que hay una nueva oportunidad en tu vida la cual quieres aprovechar hasta el cansancio. Habla con Perrie para que veas que sabrá entender las cosas… lo que hará que esos miedos infundados que te hacen dudar desaparezcan… No eches en saco roto tanto tiempo que sufriste por nada… No desperdicies esta oportunidad, por que el día de mañana te vas a arrepentir como nunca lo vas hacer en tú vida… por lo que más quieras hazlo… y que sea lo que la vida te tenga reservado…
Sí, ambos lo sabemos, cometiste el peor de los errores, el más grande tu vida, pero aún hay una oportunidad, habla con la verdad y remedía las cosas, afronta las consecuencias pero no dejes ir a la persona que más amas…
¡No!, ¡no!, ¡no!... no quería hacerlo, no quería seguir pero ¿y después?… ¿dónde quedaba yo?, ¿en dónde estaba mi felicidad y mi bienestar?
¡¿En dónde, Liam?!
¡Sí! ¿Y yo dónde quedaba?, ¿dónde terminaría después de todo?
Y justo en esos momentos la duda y la incertidumbre, había, acabado con su trabajo, me habían abierto los ojos de la mejor manera, ahora la decisión estaba en mis manos…
Di vueltas y vueltas sobres mi cama mientras con mis puños golpeaba el colchón con fuerza, sintiendo como los resortes me devolvían cada puñetazo con el doble fuerza.
¡Zayn!, ¡Zayn!, ¡Zayn!...
Grité ya sin morderme la lengua, ya sin reprimir a mi estúpido corazón, hasta que la voz se me atasco en la garganta y ya no pude pronunciar palabra alguna…
Toda fuerza que a duras penas contenía se esfumo de mi cuerpo y me quede ahí quieto, mirando el blanco techo sin realmente ver… perdido en mis enmarañados pensamientos, en mis intrincadas cavilaciones que no tenían principio ni fin hasta que por fin un hondo suspiro que reverbero en la habitación, haciendo eco en las frías paredes, me devolvió a la vida a esa ya no tan mísera vida…
Al fin… después de tanto la decisión estaba tomada…
Si era la mejor o la peor sólo el tiempo y la misma vida me lo dirían en un susurro al oído como viejos amigos… no había duda… ni la más mínima y remota duda…
Los miedos desaparecieron como por arte de magia… cmo si jamás en la vida hubiesen existido… toda duda se esfumo sin dejar en más mínimo rastro de su paso por mi corazón… nada de lo que había estaba ahí… Ahora en su lugar había una fuerte determinación… una enorme fuerza contenida que me impulsaba a seguir adelante por sobre todo y todos… hasta las últimas consecuencias… hasta el final de todo…
Me levanté rápidamente y restañe cuanta lágrima humedecía mi rostro. Acomodé mis ropas. Ya sin más que pensar, ni decidir emprendí el largo camino que tenía por delante…
Bajé las escaleras rápidamente como si de ello dependiera mi vida… cruce el vestíbulo y la puerta del comedor y la sala en un santiamén… no había nada más importante que acabar con esa mentira que tanto daño había hecho, con la mayor de las estupideces que hasta ahora había comedido rogándole a la vida que no tuviera ninguna consecuencia de la cual pudiese arrepentirme de corazón…
Me detuve sobre un perchero donde estaba colgada mi chamarra, las descolgué de un movimiento brusco que movió unos cuantos centímetros el mueble donde estaba… Después tomé las llaves del automóvil de Karen que estaban sobre una charola.
Me gire hacía la puerta y justo cuando tiraba del picaporte una suave voz me detuvo:
-Liam… mi amor- dijo mamá tranquilamente, mirándome con sorpresa, como si de alguna extraña manera supiera a donde me dirigía y lo que estaba punto de hacer.
Me detuve sin volver para verla, pensando cuan oportuno sería decirle la verdad.
-¿Vas a salir, cariño?- inquirió deseosa de que resolviera sus dudas y de que tranquilizara sus miedos.
Dude unos segundos mirarle, sentía miedo que en cuanto le viera flaqueara, pero después de mucho decidí darle la cara, porque gran parte de la fuerza que en esos momentos me impulsaba hacer lo que iba hacer se la debía a ella y a nadie más.
Posé mis ojos sobre los suyos. Sin pestañear un instante siquiera, deseoso que en ellos descubriera parte de lo que deseaba hacer.
-Sí Karen… voy a salir…- corroboré sus no tan erróneas suposiciones.
Mamá intentó hablar pero se quedó en el intento, sólo moviendo de un lado a otro la cabeza, recargando su cuerpo sobre el marco de la puerta y pensando de que manera tener un poco más de tacto y es que sabía acertadamente que cualquier movimiento en falso, me haría dudar en mi decisión de la peor manera posible; así que sopeso muy bien su siguiente pregunta…
-¿Y puedo saber a dónde?- lanzó sin despegar su mirada de la mía, tratando de transmitir esa confianza que justo en esos momentos tanto necesitaba.
Suspiré largamente, conteniendo esa enorme bocana de aíre en mi pecho.
-A acabar con esto… ya no puedo más… no puedo dejar esto a la deriva… no sin antes saber qué rumbo hubiesen tomado las cosas… me cansé, me harté, me fastidié de ser yo el que siempre deba renunciar a todo… tarde pero comprendí que no puedo relegar mi felicidad a un segundo plano… por qué sino soy yo quien me procure, estoy seguro que nadie lo va hacer…- respondí con firmeza tratando de creer y confiar en cada una de las palabras que decía… porque justo en esos momentos es lo que más necesitaba.
-¿Piensas hablar con…?- interrumpió sorprendida, con mirada desorbitada.
-Con Perrie, mamá- complete sin vacilar un instante- Comprendí que no hay otra opción… supe que no tenía más remedio que hacerlo… Después, arreglaré las cosas con Zayn… sin es que aún tienen arreglo.
He decidido que a partir de hoy sea el destino el que decida qué rumbo va a tomar mi vida y no un tonto y estúpido capricho mío… así que de esa manera por los menos tendré a quien culpar de lo sucedido…
Y sin esperar más de su parte salí sin mirarla, un instante siquiera.
Fuera hacía frío, la lluvia había terminado… al menos de momento. Pero no importaba. Sobre mi cabeza el cielo amenazaba otra tormenta como fiel presagio de la que estaba a punto de desatarse.
Enfilé mis pasos al interior del automóvil. Estando a un lado me subí rápidamente; deslice la llave, encendí el motor y sin más pise el acelerador con fuerza… Mientras viraba a mano derecha rumbo a mí destino…
A mis costados metros y metros de casas pasaban en una mancha continua y borrosa. Mucho antes de que llegara a la mitad del camino el estéreo comenzó a reproducir la memoria repleta de música que traía adaptada…
Seguí mi camino mientras captaba de vez en cuando partes de la pieza, hoy hasta mi grupo favorito expresa todo aquello que trate de guardar para no herir a nadie… por que ni ellos aceptaban que guardara para mí cosa alguna…
Después de un largo y casi interminable recorrido me detuve frente a mi destino final… lejos la canción sonaba con fuerza… mientras mi corazón danzaba aceleradamente, como si pronto fuese a explotar…
Y justo en ese momento todo lo comprendía a cabalidad, lo sabía con suma precisión, siempre había vivido inmerso en una mentira, la más grande del mundo, la mayor de todas: mi vida.
Realmente siempre lo he sabido, aunque en mi afán por ocultarlo, de fingir algo que no era y que siempre me empeñé en hacérmelo creer a toda costa, perdí el control de la situación en algún momento de mi vida, ¿cuándo? lo dudo, rotundamente y lo seguiré haciendo sin remedio…
Pero hoy había decidido acabar con todo aquello, aunque lo que viniera después no fuera del todo bueno. Y es que eso eran las consecuencias de mi negligente actitud.
Errores había cometido, como siempre, pero ya era el momento de enmendarlos; porque pese a todo era hombre, el mejor de todos… Un hombre que estaba dispuesto a enfrentar la vida y sus duros golpes de la mejor manera posible aunque pudiese morir en el intento…
En un acto reflejo miré la casa de los Edwards que se erguía frente a mí unos cuantos minutos sopesando cada uno de sus detalles que formaban parte de mi vida. Aún era como la recordaba, nada había cambiado, al menos no físicamente…
Suspiré profundamente, tratando de que el aplomo invadiera cada tramo de mi cuerpo y no me abandonara a la mitad del camino. Sentía la sangre en mis sienes latiendo con fuerza, el latido de mi corazón se sobreponía a los bramidos del cielo que retumbaba sonoramente, sobre mi cabeza…
Sin más que esperar tire de la manija de la puerta y empuje con fuerza, la hora había llegado…
* * * * * * * * * * * * * * *
Lejos de su profundo ensimismamiento Perrie pudo oír como el timbre de la puerta rompía el silencio en el que se encontraba la casa. Unos cuantos segundos después le siguieron unos lentos pasos en el recibidor.
-Señorita Perrie, la buscan.- murmuro a media voz la joven muchacha que hacia la limpieza, adentrándose a la sala.
Perrie levantó la vista del libro que leía para mirar a la joven muchacha…
-¿Quien?- preguntó dubitativa.
-Yo…-
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
Ñañañañaña, señores y señoras, damas y caballeros, aquí su mal escritor por fin tiene un capítulo para ustedes equisde… Well, ¿qué pasará entre Liam y Perrie?, ¿Liam podrá hablar con Zayno? Descúbranlo en el otro capítulo. Para los lectores que leen mi otra novela, les prometo, y si no me muero, que subo capítulo hoy. Los amo mucho. <3
PipeAlejandroMalik
Re: El Otro Rostro de la Vida (Ziam)
Excelente capítulo :') Liam ya eres menos tonto, Ahahaha exacto #KarenParaNuevaSanta Estaba tipo NOOOO ZAYN SE VA, SE VA Y NO RESULVERAN NADA NOOOO y luego continúe leyendo y ¡BAM! Era Emiliano y me quede :| Nah que se vaya, si lo hubiera sabido antes lo ayudo hacer las maletas. Cuando Zayn encontró a Liam hablando con Alfredo, creí que luego ellos terminarían hablando me desconcertó que el se fuera le grité ¿Poooorrr queee te vas?? Pero el fue tan bobo. Continuala prontoo! Necesito que me sigas en twitter quiero hablar sobre una adaptación :C
Lohan212
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