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Chica De Fuego (Harry y ____)NECESITO LECTORAS!!!!!
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Chica De Fuego (Harry y ____) Capitulo 3 (comenten)
Capitulo 3
Espero por una eternidad. Mucho tiempo después de que los sonidos de los helicópteros y los motores se han desvanecido.
Mojada y temblando sobre mi pecho, me doblo, y abrazo mis piernas, mientras frotando mis extremidades suavemente hasta las pantorrillas, mis manos se deslizan sobre la piel de color rojo y dorado. Mi ala herida arde y palpita mientras me detengo, escuchando, pero ya no hay nada. Sólo el susurro del bosque y el apacible suspiro de las cascadas que me rodean.
Ningún hombre. Ningún cazador. Harry.
Frunzo el ceño. Por alguna razón esto me molesta. Nunca lo veré otra vez. Nunca sabré por qué me dejó ir. No sabré si realmente me susurró lo que creo que dijo.
Hermosa. :oops:
En ese momento, simplemente conectamos. De alguna extraña manera, había sucedido. Es difícil traer los recuerdos a mi cabeza. Había creído que él iba a delatarme. Los cazadores usualmente no son buenos con la misericordia. Sólo nos ven como presas, como una sub-especie que debe ser abatida y vendida a nuestra mayor amenaza—los enkros.
Desde los albores del hombre, los enkros han estado ansiosos por los dones de nuestra especie, obsesionados con vencer nuestras diferencias o mantenernos cautivos para su uso: debido a las propiedades mágicas de nuestra sangre, a nuestra piel que parece armadura, a nuestra deliciosa carne, a nuestra capacidad de detectar gemas bajo la tierra.
No somos nada para ellos. Nada con un alma o un corazón.
Así que ¿por qué me dejo ir? :scratch:
Su increíble rostro relampaguea en mi mente, impreso allí. Su pelo liso mojado. Sus intensos ojos mirándome sombríamente. Debería ver la cara de Calum.
Calum era mi destino. Lo he aceptado a pesar de que me quejo y que trato de arriesgarme a la luz del día, solo para librarme de él.
Solo estaba tratando de alargar el tiempo todo lo posible, hasta que no pude soportar más la fría humedad de mi refugio. Teniendo cuidado de no caer en una trampa, tranquilamente salgo y me deslizo en el agua helada. Escalo la pared de rocas dentada, mi única ala trabaja duramente, pegando contra el viento, las membranas se tensan y duelen en su frenesí.
El aire agrieta mis labios mientras trepo hasta la cima. Entonces colapso, absorbiendo el espeso y grueso aroma del suelo. Mis palmas cavan sobre el suelo húmedo. La tierra me fortalece, zumbando en mi cuerpo. Enterradas muy por debajo de la tierra, las rocas volcánicas ronronean como un gato durmiendo. Puedo percibir esto: oírlo, sentirlo, alimentarme de ello.
Siempre era así—esta conexión con la tierra fértil, cultivable. Eso era lo que iba a sanar mi ala. No, ninguna medicina hecha por el hombre. Atraigo las prosperas fuerzas, que dan vida a la tierra hacia mí.
El olor a lluvia pasea en la niebla pegajosa. Elevándome, entro en su abrazo que me espera, emprendo un nuevo viaje de regreso al lago, donde mi bicicleta y mis ropas esperan. La luz del sol débil se filtra a través del pabellón de ramas, luchando en contra de la niebla y convirtiendo mi fría piel en un bronce rojizo.
Estoy convencida de que Gely ya llegó a casa. No me dejaré considerar las otras alternativas. A esta hora, mi clan ya estará enterado de mi falla. Entonces comienzo a trabajar en varias explicaciones en mi cabeza. :roll:
Las almohadillas de mis pies caen en silencio mientras atravieso los árboles, escuchando los sonidos que no son usuales, cuidadosamente miro a mi alrededor, los cazadores podrían regresar… pero por debajo de mi cautela se esconde un poco de esperanza.
La esperanza de que un cazador regrese y conteste a mis preguntas, mi curiosidad revolotea...en mi estómago, siento, un extraño cosquilleo debido a su palabra susurrada.
Poco a poco un ruido penetra, ciñéndose a través del aire, expulsando a los pájaros de los árboles. Mi piel draki pica, destellando de rojo a oro, de oro a rojo.
El miedo se dispara a través de mí cuando el débil rugido de motores se acerca. Al principio, creo que con los cazadores que han vuelto por mí.
¿El chico guapo cambio de opinión?
Entonces escucho mi nombre.
-¡____!
El sonido resuena desesperadamente a través del laberinto de altos e imponentes pinos. Alzando mi cara, ahueco mis manos a los costados y grito.
-¡Estoy aquí!
Un momento después, estoy rodeada. Los vehículos frenan con fuerza. Pestañeo mientras las puertas se abren y se cierran de golpe. Varios ancianos aparecen, precipitándose a través de la niebla la cual se evapora debido a sus rostros severos.
No veo a Gely, pero Calum está entre ellos, así como su padre con su boca presionada en una línea implacable. Por lo general suelo gustarle en mi forma draki, él lo prefiere, pero ahora mismo, no hay admiración de su parte. Se mueve cerca, por encima de mí. Él siempre es así. Tan grande, tan masculino... siempre por encima de mí. Por un momento, me acuerdo de la fuerza de su mano cálida cuando el agarró la mía ayer, en las Maniobras Evasivas de Vuelo. Sería muy fácil seguirle, y hacer lo que todo el mundo quiere... lo que todo el mundo espera.
No puedo sostener su mirada, así que estudio el brillo de su pelo negro cortado muy de cerca a su cabeza. Se inclina hacia abajo, susurrando cerca de pelo mientras gruñe con voz ahumada.
-Me has asustado, ____. Pensé que te había perdido.
Mi piel se eriza, hormigueando con el desafío de sus palabras. El hecho de que el clan piense que debemos estar juntos, no lo hace así. Al menos todavía no. Por probablemente la centésima vez, me gustaría ser sólo un draki promedio. No el gran aspira fuego que todo el mundo espera. La vida sería tan simple. Sería mía.
Mi vida.
Mi madre se abre camino por entre el grupo, empuja a Calum como si solo fuera un niño y no un ónix de seis pies, capaz de aplastarla. Enmarcado con rizos, su rostro es hermoso, agradablemente redondeado, con ojos de color ámbar como los míos. Desde que papá murió, varios de los hombres han tratado de cortejarla. Incluso el padre de Calum, James. Afortunadamente, no se ha interesado en ninguno de ellos. Ya me es bastante difícil hacer frente a mamá. No necesito a algún macho draki tratando de tomar el lugar de mi padre.
Ahora mismo, en este momento, ella luce muy mayor. Las líneas del borde de su boca están apretadas. Incluso el día en que nos dijeron que papá no volvería a casa, ella no lucia de esa manera. Y me doy cuenta que esto es por mi culpa. Un nudo se formó en mi estómago.
-¡____! ¡Gracias a Dios que estás viva!- Envuelve sus brazos a mí alrededor, y grito debido a que ella aplasta mi ala herida. Ella retrocede- ¿Que paso?
-Ahora no.
El padre de Calum posa una mano sobre el hombro de mamá y se mueve a su lado para que pueda estar delante de mí. Seis pies y medio, James es tan alto como Calum, y tengo que estirar el cuello para mirarlo directamente. Lanzando una manta sobre mi tembloroso cuerpo, el murmura.
-Desmanifiéstate. Inmediatamente.
Obedezco, mordiéndome el labio contra el dolor cuando absorbo mis alas en mi cuerpo, extendiendo la herida, rasgándola más profundo con encogimiento y estirando mi piel para que se transforme. La lesión sigue ahí, ahora es sólo una herida en mi hombro. La sangre caliente gotea hacia abajo por mi espalda mientras ajusto la manta contra mí.
Mis huesos se reajustan, se encogen, y mi gruesa piel draki se desvanece. El frío me golpea más duro ahora, hiere mi piel humana, y empiezo a temblar, mis pies descalzos están cada vez más entumecidos.
Mamá está a mi lado, deslizando una segunda manta a mí alrededor.
-¿Qué estabas pensando?- Es esta voz, tan crítica, tan cortante, que odio.- Tamara y yo estábamos muy preocupadas. ¿Quieres acabar como tu padre?- Ella sacude su cabeza con fiereza, la determinación en caliente en sus ojos.- Ya he perdido a un esposo. No voy a perder una hija, también.
Sé que se espera una disculpa, pero prefiero tragar clavos. Es esto de lo que estoy tratando de huir—de una vida que decepciona a mi madre, de ahogar mi verdadero yo. De normas, reglas y más reglas.
-Ella ha roto nuestro principio más sagrado- declara James.
Me estremezco. Solo podemos volar en el amparo de la oscuridad. Supongo que casi perder la vida en manos de los cazadores aplasta cualquier argumento sobre la inutilidad de dicha norma.
-Es evidente que debemos de hacer algo con ella.- Una mirada pasa entre mi madre y James a medida que aumentan los rumores en el grupo. Los sonidos de aceptación. Mi interior draki hormiguea en alerta. Miro alrededor violentamente a todo el mundo. Una docena de rostros que he conocido toda mi vida. Pero ninguno es amigable.
-No. No eso- Mamá susurra.
¿No qué?
Su brazo se aprieta más fuerte a mí alrededor, y me apoyo en ella, ávida de consuelo. De repente, ella es mi único aliado.
-Ella es nuestra lanza llamas.
-No. Ella es mi hija- la voz de mamá es cortante. Me recuerda que ella también es una draki, aunque ella lamente eso. Incluso si ya no se ha manifestado en años...y probablemente ya no pueda.
-Es necesario hacerlo- insiste James.
Me estremezco cuando los dedos de mamá se clavan en mí a través de las mantas.
-Ella es sólo una niña. No.
Encuentro mi voz y demando.
-¿Qué? ¿De qué están hablando?
Nadie me responde, pero eso no es extraño. Exasperante, pero no inusual. Todo el mundo—Mamá, los ancianos, James— hablan a mí alrededor, sobre mí, de mí, pero nunca hacia mí.
Mamá sigue mirando hacia James, y sé que, aunque no hablan, las palabras pasan entre ellos. Todo el tiempo Calum me mira con hambrienta atención. Su fija mirada purpura-negra podría hacer que la mayoría de las niñas hicieran círculos a su alrededor. Mi hermana incluida, mi hermana especialmente.
-Hablaremos de esto más adelante. Ahora mismo estoy llevándola a casa.
Mamá me hace caminar rápidamente hacia el coche. Miro detrás de mí a James y Calum, padre e hijo, el rey y el príncipe. Uno al lado del otro, viéndome ir, represalias brillando en sus ojos. Y algo más. Algo que no puedo descifrar.
Un oscuro escalofrío roza mi espina dorsal.
Invitado
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Chica De Fuego (Harry y ____) Capitulo 4 ¡NECESITO LECTORAS!
[size=18.6667]Capítulo 4[/size]
[size=18.6667] [/size]
Gely nos esperaba en nuestra casa, paseando por el pórtico delantero en vaqueros andrajosos y un top azul que no lograban competir con las betas brillantes azules de su pelo negro. Su cara se ilumina al vernos.
Mamá se estaciona, y Gely corre a través de la continua niebla que cubre nuestro municipio, cortesía de Nidia. Esta niebla es fundamental para nuestra supervivencia. Ningún avión que pase por casualidad por nuestro espacio aéreo puede descubrirnos.
Gely me abraza en un abrazo aplastante en cuanto me alejo del coche. Gimo. Ella se aleja con preocupación.
-¿Qué?, ¿estás herida? ¿Qué pasó?
-Nada,- murmuro, deslizando una mirada hacia Mamá. Ella ya sabe que estoy herida. No hay razón para recordárselo.- ¿Estás bien?- Pregunto.
Ella asiente.
-Sí, hice lo que me dijiste, me quede debajo del agua hasta que supe que se habían ido y luego volé a casa para pedir ayuda.
No recuerdo haberle dicho que pidiera ayuda. Desearía que no lo hubiera hecho, pero no podía culparla por tratar de salvarme.
-Adentro, muchachas.- mamá nos hace señas para entrar, pero ella no nos mira. Ella mira por encima de su hombro, a través del camino a uno de nuestros vecinos. A Caroline, la tía de Calum, quien estaba de pie en su pórtico, mirándonos con sus ojos entrecerrados y con sus brazos cruzados sobre su pecho. Ella nos miraba mucho últimamente. Mamá estaba convencida de que ella le informaba todo lo que hacíamos a James. Con un gesto apretado, Mamá nos hace entrar. Ella y Caroline solían ser mejores amigas. Cuando yo era una niña, antes de que Papá muriera. Antes de todo. Ahora casi no hablan.
Cuando entramos en la casa, Tamara levanta la mirada hacia nosotras, desde donde está sentada con las piernas cruzadas en el sofá, con un tazón de cereal escondido en su regazo. Una vieja caricatura en la televisión. No parece “muy preocupada” como Mamá había afirmado.
Mamá se acerca hacia la TV y bajo el volumen.
-¿Realmente tienes que ponerlo tan alto, Tamara?
Tamara se encoge de hombros y busca el control remoto en los cojines del sofá.
-Como no podía volver a dormir, decidí intentar y ahogar la alarma.
Una sensación de malestar comienza a arder en mi estómago.
-¿Ellos tocaron la alarma?- Pregunto. La última vez que hicieron eso fue cuando mi Padre desapareció y ellos montaron un grupo de búsqueda.
-Ah sí.- Gely asiente, con ojos cada vez más grandes.- Maldito James.
Tamara encuentra el control remoto y lo presiona para subir el volumen. Dejándose caer de nuevo en el sofá, ella levanta una cuchara grande que gotea en su boca.
-¿Estás tan sorprendida que ellos enviaran a un grupo por ti?- Ella me manda una mirada cansada.- Piensa en ello.
La necesidad de defender mis acciones se eleva en mi pecho, pero la dejé ir con un aliento profundo. He tratado de explicárselo antes, pero Tamara no lo entiende. Ella no puede entender el impulso draki. ¿Cómo podría?
Mamá apaga la TV. Ajena a cualquier tensión, Gely hizo girar sus manos en el aire. -¿Bueno? ¿Qué pasó? ¿Cómo te escapaste? Dios mío, estaban por todas partes. ¿Viste a los lanzadores de red?- mamá luce enferma. -Creí que no ibas a lograrlo. Quiero decir, sé que eres rápida… y puedes respirar fuego y todo, pero…
-Como si alguna vez pudiéramos olvidar eso- Tamara murmura con la boca llena de cereal y gira sus ojos exageradamente.
Tamara nunca llego a manifestarse. Esto es una tendencia creciente entre los draki, lo cual alarma a los ancianos, quienes están empeñados en conservar nuestra especie. Por todos los intentos y fines, mi hermana gemela, sólo unos minutos menor que yo, es medio humana. Esto la mata. Y yo. Antes de que me manifestara, habíamos sido muy cercanas, juntas en todo. Ahora solo compartimos nada más que una cara.
Noto a Mamá entonces, yendo a la sala de estar cerrando todas las ventaras de madera, empapando la habitación en las sombras.
-Gely,- dice Mamá- di adiós ahora.
Mi amiga parpadea desconcertada.
-¿Adiós?
-Adiós- repite Mamá, su voz con más firmeza.
-Ah.- Gely frunce el ceño, luego me mira.- ¿Quieres caminar a la escuela mañana?- Sus ojos brillan significativamente, comunicándome que puedo contarle todo, mientras lo hagamos.- Voy a levantarme temprano.
Vivimos en los extremos opuestos de la comunidad. Nuestra comunidad tiene la forma de una rueda gigante con ocho rayos. Cada rayo sirve como una calle. El centro, el cubo, actúa como el corazón de nuestra comunidad. La escuela y la sala de reuniones se encuentran allí. Vivo sobre la Primera Calle Oeste. Gely está sobre la Tercer Este. Estamos tan lejos como puedes imaginarte. Unas paredes cubiertas por viñedos rodea el municipio, así que no hay ningún otro borde externo para llegar más rápido.
-Seguro. Si estás dispuesta a madrugar y hacer un viaje largo y difícil.
En cuanto Gely se marcha, Mamá cierra la puerta. Nunca la he visto hacer eso antes. Afrontándonos, ella me mira a mí y Tamara durante un largo momento, el único ruido que se escucha es el sonido de la cuchara de Tamy tintineando contra su tazón. Mamá se gira y echa un vistazo hacia fuera entre las persianas…como si estuviera preocupada de que Gely todavía podría estar dentro del rango de audición. O alguien más.
Volviéndose alrededor, ella anuncia:
-Empaquen sus cosas. Nos marcharemos esta noche.
Mi estómago cae como cuando me zambullo rápido y repentinamente del cielo.
-¿Qué?
Tamara se levanta del sofá tan rápidamente que su tazón de leche y cereal cae al piso. Mamá ni siquiera hace un reclamo debido a eso, ni siquiera mira el desorden, y allí es que me doy cuenta que todo ha cambiado—o está a punto de hacerlo—. Ella esta seria.
-¿Estás hablando en serio?- Los ojos de Tamara están febrilmente brillantes. Ella luce viva por primera vez en… bueno, desde la primera vez en que me manifesté y se hizo claro que ella no iba a hacerlo.- Por favor. Dime que no estás bromeando.
-Yo no bromearía sobre esto. Comienza a empacar. Trae la ropa que puedas y cualquier cosa que consideres importante.- Los ojos de mamá se asientan en mí.- No volveremos.
No me muevo. No puedo. De algún modo la quemazón en mis hombros se intensifica, como si un cuchillo estuviera allí, se tuerce, enterrándose más profundo.
Con un chillido de emoción, Tamara corre a su habitación. Oigo el sonido de la puerta de su armario abrirse y golpear la pared.
-¿Qué estás haciendo?- Le pregunto a Mamá.
-Algo que debimos de haber hecho hace mucho tiempo. Después de que tu padre falleció.- Ella miro a lo lejos, parpadeando con ferocidad antes de mirar hacia mí.- Creo que siempre tuve la esperanza de que un día entraría por la puerta, y teníamos que estar aquí para él.- Ella suspira.- Pero él no va a volver, ____. Y tengo que hacer lo mejor para ti y Tamara.
-Te refieres a lo mejor para ti y Tamara.
Dejar el clan no es gran cosa para Mamá y Tamara. Lo sé. Mamá deliberadamente había matado a su draki años atrás, había dejado que se marchitara por la inactividad una vez que se hizo evidente que Tamara nunca se manifestaría. Supongo que lo hizo para que mi hermana no se sintiera tan sola.
Un acto de solidaridad.
Soy la única que se siente vinculada al clan. La que sufrirá si nos marchamos.
-¿No ves que todo será más fácil, y más seguro si solo dejas a tu draki irse?
Retrocedo como si hubiera sido abofeteada.
-¿Tú quieres que niegue a mi draki? ¿Ser como tú?- ¿Un Draki inactivo convirtiéndose en humana? Sacudo mi cabeza negando.- No me importa a donde me lleves, no lo haré. No olvidaré quién soy.
Ella coloca una mano sobre mi hombro y me da un pequeño apretón. Para animarme, supongo.
-Eso veremos. Podrías cambiar de parecer después de unos meses.
-¿Pero por qué? ¿Por qué tenemos que irnos?
-Tú sabes por qué.- Supongo que una parte de mí lo hace pero se niega a admitirlo. De repente quiero fingir que todo está bien con nuestra vida aquí. Quiero olvidar mi inquietud con la dictadura de James y del clan. Quiero olvidar la mirada posesiva de Calum. Olvidar el sentido de aislamiento de mi hermana que vive en una comunidad que la trata como una leprosa y olvidar la culpa que siempre siento debido a eso. Mamá sigue- Un día lo entenderás. Un día me agradecerás por salvarte de esta vida.
-¿Del clan?- Exijo.- ¡Ellos son mi vida! Mi familia.- Un alfa malo no iba a cambiar eso. James no siempre estaría en el cargo.
-¿Y Calum?- Sus labios se aprietan.- ¿Estás preparada para él?
Me distancio, no gustándome el temblor emocional de su voz. Por el rabillo de mi ojo, veo a Tamara poniéndose rígida en la entrada de su dormitorio.
-Calum y yo somos amigos,- le digo. Más o menos. Al menos solíamos serlo.
-Correcto.
-¿Qué quieres decir?
-Tú ya no tienes ocho años, y él no tiene diez. Una parte de ti debe saber de qué te he estado protegiendo. De quién he estado protegiéndote. Después de que te manifestaste, el clan te ha marcado como suya. ¿Es tan malo querer alejar a mi hija de ellos? Tu padre lo intentó, luchado constantemente con James. ¿Por qué crees que él voló solo esa noche? Él buscaba una manera…- Ella se detuvo, con su voz ahogada.
Le escucho, paralizada.
Ella nunca solía hablar de aquella noche. Sobre Papá. Tengo miedo de que se detenga. Tengo miedo de que no lo haga.
Su mirada se posa sobre mi otra vez. Fresca y resuelta. Y esto me asusta.
El ardor familiar se construye dentro de mí, quemando y apretando mi garganta.
-Haces que el clan suene como algún tipo de culto diabólico.
Sus ojos brillan. Ella agita un brazo salvajemente.
-¡Ellos lo son! ¿Cuándo vas a entender eso? ¿Cuándo exijan que les dé a mi hija de dieciséis años para su precioso príncipe así ellos pueden comenzar el apareamiento?, ¡Ellos son demonios! ¡Quieren que seas su yegua de cría, ____! ¡Para poblar el clan con pequeños lanza llamas!- Ella está muy cerca, ahora. Gritándome a la cara. Me pregunto si Caroline o cualquiera de los otros vecinos pueden oírla. Me pregunto si Mamá se preocupa de todas formas.
Ella se distancia y suspira.
-Nos marchamos esta noche. Comienza a empacar.
Entro precipitadamente a mi habitación y cierro de golpe la puerta. Dramáticamente, pero me hace sentirme mejor. Caminando de un lado al otro en mi habitación, inhalo y exhalo. Ráfagas de vapor salen de mi nariz en enojados y pequeños chorros. Arrastro una palma que baja por el lado de mi cara y mi cuello, sobre mi piel caliente.
Cayendo sobre mi cama, libero una bocanada de aire y miro hacia adelante, sin ver nada, sintiendo sólo el calor que burbujea en mi corazón. Gradualmente el fuego dentro de mí se enfría y mis ojos comienzan a arrastrarse sobre las estrellas brillantes que cuelgan del techo de mi habitación. Papá me ayudó a colgarlas después de que pintamos el techo de azul. Me dijo que sería como dormir en el cielo.
Un sollozo amargo escala por mi espalda hacia mi garganta. No dormiré en este cielo nunca más, y si Mamá lo logra, no volaré tampoco.
Horas más tarde, mientras que la comunidad duerme, nos arrastramos por la niebla de Natalia. La misma que nos protege, nos oculta del mundo exterior que nos dañaría, ahora, nos ayuda en nuestra fuga. Una vez que salimos de nuestra calle y nos movemos hacia la salida, Mamá pone el coche en punto neutro. Tamara y yo empujamos mientras ella dirige el vehículo por el centro de la ciudad. La escuela y el salón de reuniones que se encuentran en silencio, nos miran con sus oscurecidas ventanas como si fueran ojos. Los neumáticos crujen sobre la grava floja. Mis pantorrillas queman mientras empujamos. Conteniendo mi aliento, espero escuchar la alarma conforme nos acercamos a la verde entrada arqueada de nuestro municipio. La pequeña casita de campo cubierta por hiedra de Natalia surge delante, hay un guardia recostado en un lado de la puerta. Una luz embotada brilla de la gran ventana geminada de su sala de estar. Sin duda alguna, ella iba a descubrirnos. Es su trabajo no dejar a nadie entrar… o salir.
Cada clan tiene al menos un draki de niebla quien cubre el pueblo con niebla, así como también confunde la mente de cualquier humano que caiga dentro de nuestro territorio. La niebla de Natalia podría hacer que una persona olvide su propio nombre. Su talento sobrepasa el mío. El clan vive con temor de su muerte… el día en que nuestras tierras sean expuestas, visibles para aviones que pasen y para los que viajen adentrándose en las montañas. No oigo nada desde su casa. Ningún sonido. Ni siquiera cuando dejo que las suelas de mis zapatos se deslicen y muelan contra la grava un poco demasiado fuerte, ganando una mirada envenenada de Tamara. Me encojo de hombros. Tal vez solo quiero que Natalia nos atrape. Una vez que hemos pasado el arco, Mamá enciende la vieja camioneta. Antes de subirme, doy un último vistazo detrás de mí. En el suave resplandor de la ventana de la sala de estar de Natalia, una sombra se levanta. El pulso en mi garganta palpita salvajemente. Inhalo bruscamente, segura de que ella hará sonar la alarma ahora. La sombra se mueve. Mis ojos duelen por mirar con tanta fuerza.
De repente la luz desaparece de la ventana. Parpadeo y sacudo mi cabeza, desconcertada.
No,- le susurro.- ¿Por qué no nos detienes?
-____, entra,- Tamara silba antes de agacharse dentro del coche.
Alejando mi mirada de donde Natalia una vez estuvo de pie, pienso en negarme a ir. Yo podía hacer eso. Aquí. Ahora. Hundir mis talones y negarme. Ellas no podían dominarme. Ni siquiera lo intentarían.
Pero al final, no soy tan egoísta. O valiente. Sin embargo, soy insegura, así que sigo caminando.
Pronto nos movemos rápido bajando por la montaña, corriendo hacia lo desconocido. Presiono mi palma contra el cristal frio de la ventana, odiando la idea de nunca más volver a ver a Gely. Un sollozo brota de mi garganta. Ni siquiera le había dicho adiós.
Mamá aprieta el volante, mirando atentamente fuera del parabrisas hacia el camino poco transitado. Ella asiente. Asiente como si cada sacudida de su cabeza aumentara su determinación de hacer esto.
-Un nuevo comienzo. Solo nosotras chicas,- proclama con voz demasiado alegre.- Ya nos habíamos demorado, ¿cierto?
-Cierto,- Tamara estuvo de acuerdo desde la parte de atrás.
Le echo un vistazo sobre mi hombro. Como gemelas, nosotras siempre compartíamos una conexión, el sentido de los pensamientos de la otra y sus sentimientos. Pero ahora mismo no puedo leer más allá de mi propio miedo.
Tamara sonríe, mirando por la ventana como si ella viera algo en toda la negra noche. Al menos finalmente logro realizar su deseo. En cualquier parte a donde vayamos, ella sería la normal. Y yo seré la que luche para encajar en un mundo que no está hecho para mí.
Yo le pertenezco al clan. Tal vez incluso, también le pertenezco a Calum. Aunque eso rompa el corazón de Tamara, tal vez es lo correcto. Y él tiene toda la razón. No lo sé. Sólo sé que no puedo vivir sin el vuelo. Sin el cielo y la humedad, el olor de la tierra. Nunca iba a entregar voluntariamente mi capacidad de manifestarme. No soy mi madre.
¿Cómo puedo encajar entre los humanos? Iba a ser como Tamara, una draki extinta. Sólo que peor. Porque iba a recordar lo qué se siente ser una draki.
Una vez vi un programa sobre una persona amputada que había perdido su pierna y todavía la sentía. Él en realidad se despertaba cada noche para rascar su pierna como si está todavía estuviera allí, conectada a él. Ellos lo llamaban un miembro fantasma.
Yo iba a ser así. Un draki fantasma, atormentada por el recuerdo de lo que alguna vez fui.
Invitado
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Re: Chica De Fuego (Harry y ____)NECESITO LECTORAS!!!!!
Capítulo 5
El aire subió trabajosamente por mi garganta hasta más allá de mis labios mientras Mamá hablaba con nuestra nueva casera. Aun con el aire acondicionado trabajando a toda potencia, el aire era fino, seco, y vacío. Me imagino que es así cómo se siente alguien con asma, en una constante pelea por recuperar aliento. Como si nunca pudieras llenar tus pulmones con suficiente aire. Miro fijamente a Mamá. De todos los lugares en el mundo para mudarnos, ella tuvo que escoger un desierto. Estoy segura que es una sádica.
Seguimos a la Señora Hennessey, con su lento andar, hasta la puerta trasera de su casa, instantáneamente hundiéndonos en el árido calor de nuevo. Succiona mi piel, arranca la humedad de mi cuerpo como un gran vacío, y me hace sentirme débil. Con sólo dos días en Chaparral, y el desierto ya cobraba su arancel. Justo como Mamá sabía que lo haría.
-¡Una piscina!- Tamara exclama.
-Ustedes no pueden usarla- añade la Señora Hennessey. Tamara frunce el ceño sólo momentáneamente. Nada puede malograr su optimismo. Ciudad nueva, un mundo nuevo. Una vida nueva a su alcance. Me quedo detrás de Mamá y Tamara. Cada paso que doy, requiere de mí, mucha energía. La Señora Hennessey se detiene en el lado escarolado de la piscina. Nos hace una seña hacia la cerca.- Pueden entrar y salir por la puerta trasera.
Mamá asiente, haciendo rebotar en contra de su pierna el periódico enrollado donde había encontrado el anuncio para este alquiler. Las llaves tintinearon en la mano de la Señora Hennessey. Destrabó la puerta para la casa de la piscina y le dio las llaves a Mamá.- El alquiler del mes entrante se vence el primero.- Su fija mirada legañosa se movió rápidamente sobre Tamara y yo.- Me gusta el silencio- dijo.
Dejé que Mamá se asegurara y entre en la casa. Tamara me siguió. Clavé los ojos en la deprimente sala de estar que débilmente tenía un olor a moho y cloro. Si aún era posible, mi corazón se hundió mucho más.
-No está mal- anunció Tamara. Le dedique una mala mirada.
-Dices eso porque no te importa.
-Bueno, sólo es temporal.- Ella se encogió de hombros.- Tendremos nuestra propia casa pronto.
En sus sueños. Negando con la cabeza, revise los otros cuartos, preguntándome cómo pensaba ella que eso iba a ocurrir. Mamá había contado las monedas para pagar la cena, anoche.
La puerta principal se cerró. Y metí mis manos en mis bolsillos, quitando las pelusas de entre mis dedos mientras me muevo, de nuevo, en la sala de estar. Mi madre apoya sus manos en sus caderas y examina la casa—con nosotras— con una apariencia que parece genuina satisfacción. Sólo que yo no me lo puedo creer. ¿Cómo puede ser tan feliz cuando yo no estoy tan…?
-Bueno, chicas. Bienvenidas a casa.
Casa. La palabra se repite en mi interior.
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Por la tarde. Me siento al borde de la piscina, sumergiendo mis pies. Hasta el agua es caliente. Inclino mi cara, esperando por viento, niebla perdida, las montañas, frio, el aire húmedo.
La puerta a mis espaldas se abre y se cierra. Mamá se sienta a mi lado y se queda con la mirada fija al frente. Sigo su mirada fija. La única cosa que veo es la parte trasera de la casa de Señora Hennessey.
-Tal vez podemos convencerla de cambiar de opinión sobre la piscina después de que hayamos estado aquí por un tiempo- dice Mamá.- Sería bueno nadar este verano.
Supongo que esa es su forma de intentar darme ánimos, pero las únicas palabras que oigo son después de que hayamos estado aquí por un tiempo.
-¿Por qué?- murmuro, moviendo mis piernas más rápido.- Pudiste haber escogido otros mil lugares. ¿Por qué este lugar?
Ella pudo haber escogido vivir en cualquier otra parte. Un pequeño pueblo enclavado en las frescas y brumosas colinas o montañas. Pero no, ella había escogido Chaparral, un pedazo de ciudad que se extiende en medio de un desierto, noventa millas lejos de Las Vegas. Sin refrescante condensación que alimente mi cuerpo. Sin niebla o neblina que le cubriera. Sin colinas asequibles o montañas. Sin tierra fértil. Sin ningún escape. Eso era simplemente cruel.
Ella toma una respiración profunda.
-Pensé que podría hacerlo más fácil para ti.
Bufo.
-Nada es fácil de esta manera.
-Bueno, elegiré por ti.- Ella estira su mano y remueve el pelo de mi hombro.- Nada como un ambiente árido para matar a un draki rápidamente. Deberías de saberlo.
Le doy una mirada entrecerrada.
-¿Qué quieres decir?
Ella toma un aliento profundo.
-Viví aquí durante mi viaje.
Giro hacia ella y la miro. Muchos de los draki hacían un viaje para ganar experiencia en el mundo exterior. De todas maneras era solo un corto tiempo. Un año, tal vez dos. Pero nunca era en algún lugar seco y caliente.
Nunca en un desierto.
Un draki necesita saber cómo fingir ser un humano para su supervivencia. Ocasionalmente, raras veces, un draki escoge quedarse en el mundo humano.
-Pensé que te habías ido a Oregón. Tú y Caroline hicieron su viaje juntas y compartieron un apartamento.
Mamá asiente.
-Inicié mi tour con ella, pero luego de algunos meses decidí…- Es allí donde hace una pausa para tomar aliento.- Decidí que no tenía ganas de regresar nuevamente al clan.
Me enderezo.
-¿Por qué nunca supe de esto?
Sus labios se tuercen.
-Está claro que regresé. No necesité que todos sepan que me tomó un poco de presión.
Entonces logro comprender. Comprendo quién la presionó.
-Papá- le digo.
Su sonrisa se mitiga.
-Él nunca hizo el viaje, ya lo sabes. No tenía ningún punto. Él nunca quiso otra cosa que ser draki.- Sus labios tiemblan y ella toca mi mejilla.- Eres muy parecida a él. Suspirando, deja caer su mano.- De cualquier manera, él me visitó una vez al mes en Oregón… y cada vez que lo hacía, él intentaba persuadirme para volver a casa con él. Su sonrisa se vuelve sombría.- Él lo hizo muy difícil.- Ella me mira de frente.- Quise apartarme del clan, ____. Aun entonces. Eso nunca fue para mí, pero tu papá no lo facilitó. Así que corrí. Vine aquí.
-¿Aquí?
-Pensé que tu papá no me encontraría aquí.
Froto uno de mis brazos. Mi piel ya se siente seca y calcárea.
-Yo también habría pensado que no.
-Casi a la vez mi draki comenzó a marchitarse. Aun cuando me separe y volé pocas veces, no fue fácil de mantener. Estaba en marcha. Estaba por volverme humana.
-Pero volviste.
-Finalmente me enfrenté con la realidad. Yo quería alejarme del clan, pero extrañaba a tu padre. Él no podía vivir sin ser un draki, y yo no podría vivir sin él.
Me quedo con la mirada fija en la superficie del agua, aun muerta y sin la menor ondulación del viento, e intento imaginar amar a alguien de esa manera. Tanto que prescindirías de todo lo que alguna vez quisiste para ti misma. Mamá lo hizo. ¿No podría yo hacer un sacrificio por mis seres queridos? ¿Por Mamá y Tamara? Ya había perdido a Papá. ¿Realmente quería perderlas a ellas, también?
El cazador, Harry, justo ahora, su recuerdo parpadea en mi mente. No sé por qué. Tal vez era porque me había dejado ir. Él ni siquiera me conocía, pero me dejó ir… a pesar de que había sido entrenado para hacer lo contrario. Él lucho contra algo que indudablemente era natural para él. Cazar y destruir a los de mi clase. Si él pudo separarse de su mundo, entonces yo también podía separarme del mío. Yo podía ser tan fuerte.
La voz de mamá me envuelve.
-Sé que es difícil de aceptar ahora mismo. Por eso es que escogí este pueblo. El desierto se encargará de algunas cosas por ti. Eventualmente. Eventualmente. Sólo tengo que esperar a que mi draki muera. ¿Me alegraré entonces? ¿Le agradeceré a Mamá algún día, como ella parece creer? Ella aprieta mi rodilla.- Vamos adentro. Quiero aclarar algunas cosas contigo y tu hermana antes de inscribirles en la escuela.
Mi pecho se presiona, pero me levanto, pensando en todas las cosas que Mamá había entregado por mí, en todo lo que ha perdido. Y Tamara. Ella nunca había tenido nada suyo. Tal vez este era el momento.
El momento para las dos.
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-____ Jones, suba aquí al frente y preséntese.
Mi estómago se retuerce ante esas palabras. Es el tercer período, lo cual quiere decir que es la tercera vez que he tenido que hacer esto.
Me deslizo fuera de mi escritorio, pasando por encima de las mochilas mientras me traslado al frente de la habitación para estar junto a la Señora Smith. Treinta pares de ojos se fijan en mí.
Mamá nos inscribió el viernes pasado. Insistió que ese era el momento. Asistir a la escuela era el primer paso para la asimilación. El primer paso a la normalidad. Tamara estaba emocionada, sin miedo, lista para ello.
Toda la noche estuve, despierta en mi cama, enferma del estómago, pensando en la actualidad. Pensando en mi clan y en todo lo que iba a abandonar. Así que, ¿qué si el vuelo diurno estaba prohibido? Por lo menos podría volar. Las reglas que me antes me irritaban y el clan, repentinamente palidecen ante esta nueva realidad. Aun no estaba segura de por qué había aguantado a Calum por tanto tiempo. ¿Fue sólo para Tamara? ¿O había algo dentro de mí aparte de la lealtad para con mi hermana que se opuso a estar con él?
Los adolescentes me rodean. Humanos adolescentes. Centenares de ellos. Sus voces resuenan, fuerte y sin escalas. El aire está lleno de perfumes falsos, empalagosos. El peor infierno de un draki.
No es que nunca esperé vivir en el mundo exterior. Entre humanos. Probablemente habría tomado un tour. Pero nadie viajaba durante la adolescencia. Sólo como un adulto, como un draki fuerte y completamente desarrollado, y nunca a un desierto como este. Todo por una buena razón.
Resisto el deseo de rascarme el brazo. Es sólo primavera, pero el calor y la sequedad hacen arder mi piel. Debajo del zumbante resplandor del sol, me sentí enferma, el marchitamiento pasaba a través de mí.
Aclarándome la voz, hablo en un tono oxidado.
-Hola, soy ____ Jones.- Una chica cerca del frente hace girar un mechón de su pelo.
Sí. Ya lo sabemos.- Ella sonríe, sus labios son obscenamente brillantes.
La Señora Smith me salva.
-¿De dónde eres?
Mamá había anticipado todas estas preguntas.
-Colorado.
Una sonrisa alentadora.
-Hermoso, hermoso. ¿Esquías?
Pestañeo.
-No.
-¿A qué escuela fuiste?
Mamá tenía cubierto eso, también.
-Fui educada en casa.- Fue la explicación más fácil de hacer para inscribirnos. Exactamente no podíamos pedir que el clan nos enviara los papeles de mi escuela.
Varios chicos se rieron abiertamente. La chica, haciendo girar su pelo pone sus ojos en blanco. Idiota.
-Basta, Brooklyn.- La Señora Smith me mira otra vez, su expresión ahora es menos hospitalaria. Más resignada. Como si acabara de confesarle que estoy en el primer nivel.- Tengo la seguridad de que ha sido una experiencia interesante.- Asiento, y me dirijo a mi escritorio, pero su voz me detiene, como a un rehén.- Tienes una hermana gemela, ¿verdad?- Hago una pausa, deseando que esa sea la pregunta final.
-Sí.- Un chico con una irregular cara roja y ojos pequeños de hurón habla entre dientes.
-Doble placer.- Los otros chicos se ríen. Hombres en su mayor parte. La Señora Smith no escucha, o disimula no hacerlo. Así como así. Quiero que esto termine así puedo escabullirme de regreso a mi asiento y puedo trabajar en ser invisible.
-Gracias, ____. Estoy segura que lo harás bien.
-Seguro.
Regreso a mi escritorio. La Señora Smith se sumerge en una discusión unilateral sobre Antigone. Leí la obra teatral hace dos años atrás. En su griego original. Mi mirada fija se mece hacia la ventana, hacia la playa de estacionamiento. Por encima de los autos destellantes, lejos, hacia las montañas que tocan el cielo, que me llaman.
He decidido tratar de volar. Mamá lo hizo cuando vivió aquí. No es imposible. Ahora mismo es difícil escabullirse. Mamá siempre está cerca. Está decidida a recogernos y dejarnos en la escuela como cuando teníamos siete años. No estoy segura de si es porque teme que el clan este siguiéndome la pista en la escuela o porque se preocupa de que pueda huir. Me gusta pensar que confía en mí lo suficiente como para saber que no haría eso.
Lograr escabullirme para estirar mis alas por un corto tiempo no es impedirle a Mamá y Tamara tener la vida que tanto quieren.
Cambio de posición en mi asiento, arrugo el mapa del pueblo en mi bolsillo, ahora mismo mi única esperanza. Ya le he estudiado por varios minutos, memorizando cada parque en el área. Solamente porque vivo aquí no significa que estoy dispuesta a desaparecer. El pensamiento de volar de nuevo es la única cosa que me mantiene funcionando. Riesgoso o no, iba a saborear el viento otra vez.
La campana timbra, y estoy de pie con todos los demás.
Ojos de hurón se gira hacia mí y se presenta.
-Hey.- Él asiente lentamente, evaluándome completamente.- Soy Ken.
-Hola,- me las arreglo, preguntándome si en cierta forma su comentario de “doble placer” me conquisto.
-¿Necesitas ayuda para encontrar tu siguiente clase?
-No. Estoy bien. Gracias.- Dando un paso por delante de él, corro hacia mi casillero, cabizbaja.
Tamara me está esperando.
-¿Cómo te va?- Ella pregunta alegre.
-Bien.
Su sonrisa se desliza.
-Tienes que ser más accesible, ____. Sólo tú puedes decidir ser feliz.
Proceso su conjugación, o lo arruino todo, o hago otro intento.
-Ya basta de psicología por favor.
Ella se encoge de hombros y acomoda un mechón de su perfecto cabello lacio. Se requirió una hora en el cuarto de baño para lograr la hazaña, ella la vio en una revista y quiso estar igual que la imagen. Mi cabello rojizo cae en rizos por mi espalda como un desorden crespo, crujiente. Salvaje debido a la estática. Como el resto de mí, que echa de menos la niebla.
La examino, tan elegante en su ajustado top rojo, vaqueros oscuros y las botas hasta las rodillas que compró el fin de semana en una tienda de segunda mano. Varios chicos pasan y le dan una segunda mirada. Ella está en casa en este mundo, sin sufrir mi ansiedad, sin sufrir por Calum. Y me alegro por ella. En serio. Si sólo su felicidad no fuera mi sufrimiento.
-Lo intentaré,- le prometo, lo que significa. No es como si yo quiera arruinar esto para ella.
-Oh. Se me olvidaba.- Ella busca en su bolso.- Mira. Están haciendo pruebas para el equipo de animadoras para el año siguiente.- Miro hacia el folleto naranja brillante en su mano y respingo ante los dibujos de diminutos pompones y chicas dando saltos mortales con faldas cortas. Ella sacude el folleto.- Deberíamos intentarlo juntas.
Finalmente consigo abrir mi casillero y dejo algunos libros.
-Nah. Hazlo tú.
-Pero tú eres tan- su mirada ámbar pasa rápidamente sobre mí significativamente- atlética.- Ella podría haber dicho draki.
Niego con la cabeza y abro mi boca para enfatizar mi renuencia, entonces me detengo. Mi carne tiembla. Los diminutos pelos en mi nuca se elevan en alerta. Un libro se desliza de mis dedos, pero no me muevo para recogerlo.
Tamara baja el folleto.
-¿Qué? ¿Qué es?
Me quedo con la mirada fija sobre su hombro, hacia el pasillo abarrotado. El timbre preventivo repica, y los movimientos de todo el mundo se ponen frenéticos. Los casilleros se cierran de golpe y las suelas de zapatos gritan agudamente en contra de las baldosas.
Permanezco quieta.
-____. ¿Qué pasa?
Niego con la cabeza, incapaz de hablar mientras mi mirada pasa rápidamente sobre cada cara. Entonces le encuentro. Le veo. El único al que buscaba antes de darme cuenta de eso, antes de comprenderlo. El chico guapo.
Mi piel escuece.
-____, ¿qué sucede? Llegaremos tarde a clase.
No me importa. No me muevo. No puede ser él. Él no puede estar aquí. ¿Por qué él estaría aquí? Pero él está aquí.
Harry.
Él se apoya contra los casilleros, es más alto que todo el mundo a su alrededor. Brooklyn juega con el borde de su camisa, cínicamente recostada en él, labios lustrosos moviéndose sin parar. Él sonríe, asiente, escucha mientras ella charla, pero tengo la leve sospecha de que realmente no le importa, que él está en cualquier otro lugar… o quiere estar. Al igual que yo.
No puedo apartar la mirada.
Su pelo castaño cae por su frente descuidadamente, y yo lo recuerdo oscuro y mojado peinado hacia atrás de su cara. Recuerdo a los dos solos en una cueva, su mano en la mía y esa chispa que pasó entre nosotros antes de que su cara se volviera tan sombría y enojada. Antes de que él desapareciera.
Tamara suspira a mí lado y gira alrededor para ver.
-Ah,- murmura.-lindo. Sin embargo es una pena. Parece que tiene novia. Tendrás que poner la mira en alguien más.- Frente a mí, ella se queda sin aliento.- ¡____! ¡Estas brillando!
Eso sacude mi atención de regreso. Bajo la mirada hacia mis brazos. Las manchas de mi piel bajan y suben, brillando débilmente, como si hubiera sido espolvoreada con oro.
El draki en mí se estaba moviendo, hormigueando, ansiando salir.
-¡Dios, mantenlo atrapado, ____!- Tamara rechifla, acercándose más.- ¿Ves a un chico ardiente y comienzas a manifestarte? Ten algo de control.
Pero no puedo. Eso es algo que Tamara nunca comprendió. Cuando las emociones se elevan, el draki sale a la superficie. En momentos de miedo, excitación, alerta… el draki sale. Así somos.
Miro hacia atrás, hacia Harry y el placer me atraviesa. Y debajo, el miedo al significado del porque está aquí. Mi hermana agarra mi brazo y lo aprieta casi cruelmente.
-¡____, detente! ¡Detente ahora!
La cabeza de Harry se eleva con premura como la de un depredador olfateando su presa y me pregunto si los cazadores son en realidad humanos. Si tal vez no lo fueran, y fueran de otro mundo como los draki. Él mira a su alrededor, buscando en el pasillo mientras lucho por ponerme en control. Antes de que él me vea. Antes de que él lo sepa.
Mis pulmones comienzan a arder a fuego lento, la quemadura familiar enganchándose en el mismo instante que sus ojos color avellana se fijan en los míos.
El portazo de mi casillero me sacude y aparto mi mirada lejos de la él. Hacia Tamara. Su mano presiona la puerta de mi casillero, las puntas blancas de sus dedos cavan duramente sobre el metal.
El último timbre suena.
Con un movimiento rápido, ella levanta mis libros del piso y me arrastra hacia el cuarto de baño. Miro por encima de mi hombro mientras los cuerpos apresurados vacían el pasillo en un torrente de perfumes antinaturales. Perfumes, colonias, lociones, lacas para el pelo, geles…que atascan mis sentidos. Aquí, nada se siente real. Excepto el chico siguiéndome con la mirada. Él me observa. Su mirada destellante siguiéndome, asechándome como el depredador que es. Se aleja de los casilleros en un andar lento, un movimiento gatuno.
Mi draki continúa moviéndose, despertándose y vivo, de la misma manera hambrienta que él me observa. Mi piel se estremece, la carne de mi espalda hormiguea, irritada donde mis alas empujan. Las mantengo ocultas.
Ocultas, pero no inactivas.
La mano de Tamara tira más fuerte de mí, jalándome. Le pierdo de vista. Él es tragado por el pequeño remolino de humanos a mi alrededor, como polillas chocando y bailando alrededor de una luz, congestionando el corredor.
Pero todavía le siento. Le huelo. Sé que él está allí aun cuando ya no le veo.
Las ventanas de mi nariz arden contra el astringente. Al instante, mi draki se marchita en el olor antinatural. Presiono una mano contra mi boca y nariz. El indicio de fuego en mis pulmones muere. Dejando atrás solo un hormigueo.
La mirada de Tamara se desliza por mí, y ella exhala, claramente satisfecha al ver que soy yo otra vez. Asiente hacia mí positivamente, ya que no me quiere alrededor. Especialmente aquí en este nuevo Mundo que espera conquistar a su manera.
-Has dejado de enrojecerte. ¡Gracias a Dios! ¿Estás tratando de fallarnos?
Me quedo con la mirada fija hacia la puerta del cuarto de baño. Casi esperando que él nos haya seguido.
-¿Él lo vio?
-Creo que no.- Ella encoge un hombro.- No sabría lo que vio de cualquier manera.
Eso era cierto, supongo. Incluso los cazadores no saben cómo los draki se manifiestan en su forma humana. Ese ha sido nuestro secreto más cuidadosamente guardado. Nuestra máxima defensa. Y no es como si yo hubiera desplegado mis alas en el corredor. No del todo, de cualquier manera.
Abrazo mis brazos mientras el zumbido vigorizador se desvanezca de mi interior. Ésta es mi oportunidad, me percato. Le puedo contar a ella sobre Harry…confesarle cuánto me había arriesgado ese día en la cueva con él…confesarle cuánto me había arriesgo ahora mismo. Puedo declarar todo mientras estoy en este podrido cuarto de baño.
Tamara entrecierra los ojos hacia mi cara.
-¿Estarás bien? ¿Debería llamar a Mamá?
Lo considero. Y más. Pensando en que diría Mamá si se le digo todo. ¿Qué haría ella? e instantáneamente lo sé. Ella nos sacaría de la escuela. Pero no, no nos llevaría de regreso al clan. Oh no. Sólo nos plantaría en algún otro pueblo. Alguna otra escuela en otro desierto. En una semana, estaría rehaciendo este primer y miserable día una vez más, sufriendo el calor y el clima en alguna otra parte sin un guapo y excitante chico alrededor.
Un chico cuya mera presencia ha revitalizado mi draki, la parte de mí que no se ha sentido viva desde que deje las montañas. ¿Cómo puedo alejarme de eso? ¿De él?
Tamara sacude su hermosa melena de pelo lejos de sus hombros mientras me examina con la mirada.
-Creo que estamos bien.- Ella menea un dedo hacia mí.- Pero mantente lejos de él, ____. Ni siquiera le mires. Al menos no hasta que hayas conseguido estar bajo mejor control. Mamá dice que no debería tomarte mucho tiempo antes de…- Ella debe de haber visto algo en mi cara. Aparta la mirada.- Lo siento- masculla.
Porque ella es mi hermana y me ama, dice eso. No porque realmente lo siente. Ella quiere mi draki muerto tanto como Mamá. Quiere que sea normal. Como ella. Para así poder llevar una vida normal juntas y hacer cosas como ser animadoras.
Mi estómago se acalambra. Tomo mis libros de ella.
-Se nos hace tarde.
-Nos perdonarán. Somos nuevas.
Asiento, dándole un tirón a la esquina gravemente usada de mi libro de geometría. -¿Nos vemos en el almuerzo?
Tamara se mueve hacia el espejo para revisarse el pelo.
-Recuerda lo que dije.
Hago una pausa, mirando hacia su hermoso reflejo. Es difícil de creer que soy la gemela de semejante hermosa criatura.
Ella alisa una perfecta hebra de pelo rojizo sobre su hombro. El extremo se curva ligeramente hacia dentro.
-Mantente lejos de ese chico.
-Sí- estoy de acuerdo, pero aun así, mientras salgo caminando por el desierto pasillo me detengo y escaneo hacia la izquierda y hacia mi derecha, mirando, buscando. Esperando. Temiendo.
Pero él ya no está allí.
Invitado
Invitado
CAPITULO 6
Me escondo durante el almuerzo. Cobarde, lo sé, pero cuando miró hacia las puertas dobles que conducen a la cafetería, tan solo el ruido hace que me sienta enferma. No puedo soportar la idea de entrar. En lugar de eso, camino por los pasillos, ignorando a mi estómago hambriento y a la culpa que siento por no estar allí para Tamara. Pero en cierta forma, sé que ella estará bien. Por lo menos trato de convencerme de eso. Ella ha estado esperando este día desde que éramos niñas. Desde que me manifesté y ella no lo hizo. Cuando Calum comenzó a ignorarla y se convirtió en un sueño que siempre estaría más allá de su alcance. Encuentro la biblioteca. Inmediatamente, inhalo los mohosos libros y saboreo el silencio. Me deslizo en una mesa que está cerca a las ventanas que dan al patio y apoyo mi cabeza sobre la formica fría hasta que el timbre vuelve a sonar. El resto del día, floto. Un poco de esperanza me rodea, cuando la última clase llega. Casi está hecho.
Mi sala de estudios del séptimo período está llena de personas que no les gusta el atletismo. Esto lo aprendí de Liam, mi sombra desde el quinto período. El camina junto a mí. Sus carnosos labios escupen cada palabra con un débil chorro de saliva.
-Entonces, ____. ¿Qué eres?- Pestañeo, y retrocedo lentamente, antes de comprender el sentido de su pregunta. Por supuesto. Él no podía referirse a eso.
-Uh, no sé.
-¿Yo?- Él apunta su pulgar hacia su pecho.- No puedo pasar inglés. Lo que es una lástima, porque nuestro equipo de fútbol realmente podría ganar algún partido si yo estuviera en sus filas. ¿Qué hay acerca de ti?- Su mirada recorre mis largas piernas.- ¿Qué estás haciendo en sala de estudios? Luces como si jugaras baloncesto. Tenemos un buen equipo de chicas-. Recoloco una hebra de pelo rebelde tras mi oreja. Pero este se suelta de nuevo y cae sobre mi cara.
-No quise unirme a ningún equipo a mitad del semestre.- Ni nunca.
La sala de estudios estaba compuesta por varias mesas pintadas de negro. El Sr. Evans, el maestro de física, está detrás de una versión más grande de nuestras mesas, frente a la habitación. Él fija su mirada en la clase con una expresión aturdida, triste, como si no estuviera seguro de donde se habían ido las personas triunfadoras del periodo anterior.
-Encuentren algo para hacer. No está permitido hablar. Estudien o lean en silencio, por favor.- Blande una tarjeta naranja.- ¿Alguien que necesite un pase para ir a alguna parte? ¿La biblioteca?
Liam se ríe mientras la mitad de los que están en el salón se ponen de pie y forman una fila para los pases. La campana aún no ha sonado, pero parece que las mayorías de los chicos se irán antes de que lo haga.
-Y allí se va toda la manada.- Liam me mira, y se inclina junto a mí, con complicidad.- ¿Quieres salir de aquí? Hay una heladería no muy lejos de aquí.
-No. Mi mamá vendrá a recogerme a mí y a mi hermana después de clases.
-Es una lástima.- Liam se acerca mucho más. Yo me alejo rápidamente hacia el borde de la mesa. Su fija mirada revolotea sobre mí. Mi codo tumba uno de mis libros, y agradecidamente me alejo del taburete para recogerle. De cuclillas sobre las mugrosas baldosas, mis manos tratan de alcanzar un libro, los diminutos pelos en mi nuca comienzan a vibrar. Mi respiración se acelera. Presiono mis labios, intentando acallar el sonido. Mi carne se estira y se encoge reconociéndole, ya que sé que es él antes de que entre en la habitación. Lo sé. Y quiero que sea él, aun cuando la advertencia de Tamara resuena de nuevo en mi cabeza.
Limpio mi sudorosa palma sobre mis vaqueros, y miro fijamente hacia la puerta por debajo de la mesa. El reconocimiento quema profundamente en mi pecho, pero me quedo dónde estoy, agachada cerca al suelo, observando como entra.
Me quedo quieta, esperando. Tal vez podría conseguir un pase, también. Y desaparecer junto a los demás.
Pero él no entra en mi línea de visión. Se mueve por el salón, agarrando firmemente un bloc de notas. Entonces, se detiene, y gira su cabeza extrañamente. Como si estuviera oyendo un sonido. U oliendo algo raro. Casi de la misma manera como lo había hecho en el pasillo, hoy. Justo antes de verme.
Jugueteo con mi libro, dejando que las esquinas pinchen las sensibles almohadillas de mis dedos.
-Hey, ¿estás bien?- La voz de Liam se eleva por encima de mí.
Respingando, me obligo a ponerme de pie, y gateo de regreso a mi taburete.
-Sí.
No podía esconderme por siempre. Estábamos en la misma escuela. Aparentemente en la misma sala de estudios.
Poso mi fija mirada, sobre la pizarra. En cualquier otra parte, lejos de él. Pero es imposible. Es como obligar a mis ojos a permanecer totalmente abierto cuando la biología exige que deba de pestañear. Así que le miro.
Su mirada me encuentra. Camina hacia nuestra mesa. Contengo la respiración, esperando que pase de largo. Sólo que él no lo hace. Se detiene, el roce de sus zapatos en el piso es un largo rayón que baja por mi columna vertebral.
Se acerca a mí, yo miro fijamente sus ojos y no puedo decidirme por un color. Verde, marrón, dorado—si clavo duramente la mirada tratando de averiguar, iba a perderme, mareada. Entonces recuerdo la cornisa—los dos, encerrados en ese espacio húmedo, muy cerca. Su mano en mi piel draki. La palabra que creo que él dijo.
Temblando, me libero de su mirada y bajo mi mirada hacia la mesa, me concentro en respirar lentamente. Vuelvo a subir mi mirada ante el sonido de su voz, entrampado en un suave murmullo de terciopelo.
-¿Te importa si me siento aquí?- Él le pregunta a Liam mirándome a mí.
-Supongo que no.- Liam se encoge de hombros, y me dispara una mirada incierta mientras agarra su mochila.- Me estaba dirigiendo a la biblioteca de cualquier manera. Hasta luego, ____.
Harry espera un momento, mirando fijamente el taburete vacante antes de sentarse. Como si estuviera esperando que le diga algo. ¿Detenerle? ¿Invitarle? No lo sé.
Se gira ligeramente en su taburete y me sonríe. Solo una pequeña sonrisa, pero muy hermosa. Sexy.
Un peligroso calor comienza a construirse en mi interior. El cual no deseo ahora mismo. Mi piel se estira, ansiosa por desvanecerse y dar paso a la piel draki. La vibración familiar se hincha a través de mi pecho. Un ronroneo crece desde el fondo de mi garganta. El instinto cunde y temo que si digo algo, mi voz sonaría como la cadencia ruidosa del habla draki.
Divertido. En este desierto, mi mayor preocupación era la que mi draki marchitara, que este muriera, como mi madre quería. Pero, alrededor de este chico nunca antes me había sentido tan viva, tan volátil. Alejo mi mano de encima de mi brazo, esperando que mi piel logre enfriarse. Y así lograr que mi draki se desvanezca. Al menos por ahora.
En silencio, nos sentamos. Y es una situación muy extraña. Él sabe de mí. Bueno, no de mí. Ahora mismo, él no podía saber lo que yo era. Sin embargo, el conoce a los de mi clase—a los de mi tipo. Me había visto. Sabía que existíamos. Me había salvado. Y ahora mismo, yo quería saber todo acerca de él. Pero no podía hablarle, no podía decirle nada. Ni una sola palabra. Ya que estoy demasiado ocupada enfocando mis pensamientos, en tratar de mantener frio y relajado mi corazón. Manteniendo alejado a mi draki. Quiero conocerle mejor, pero sin respirar, sin hablar, y no sé cómo hacerlo.
Lo único que necesito saber de él es que su familia nos caza. No debía de olvidar eso. Nunca. Ellos mataban a los de mi clase o nos vendían a los enkros. En sus apestosas manos, nosotros éramos esclavizados y asesinados. Mi piel volvió a encogerse, y trate de recordar que él pertenecía a este mundo oscuro. Incluso si me había ayudado a escapar, debía de evitarle. Y no porque Tamara me lo había dicho.
Era mejor coger mis cosas y cambiarme a otra mesa. En lugar de eso, me quedo dónde estoy, balanceando mi equilibrio cuidadosamente en mi taburete, asegurándome de que nuestros cuerpos no se rocen.
-Entonces,- él dice, como si estuviéramos en medio de una conversación. Como si nos conociéramos muy bien. Mis nervios se ponen alerta y casi respingo ante el sonido de su voz.- Eres nueva.- Hago el uso de toda mi fuerza para hacer algo más que solo asentir.
-Sí.
-Te he visto antes.
Asiento y digo:
-En el pasillo. Sí. Te vi, también.
Sus cálidos ojos, se deslizan sobre mí.
-Así es. Y en gimnasia.- Frunzo el ceño. Ya que no recuerdo haberle visto durante el cuarto período, no recuerdo haberle sentido.- Ibas corriendo por la pista,- él explica.- Yo estaba en el natatorio. Te vi a través de las ventanas.
-Oh.- No sé por qué, pero eso me emociona, saber que él estaba mirándome.
-Lucias bastante rápida.
Sonrío. Él me devuelve la sonrisa, formando hoyuelos en sus mejillas, profundizándola. Mi corazón late más rápido.
-Me gusta correr.- Cuando corro rápidamente, el viento golpea mi cara y casi puedo fingir que estoy volando.
-A veces,- él continúa,- los chicos y chicas corren juntos durante gimnasia. Aunque no estoy muy seguro de poder ir a tu ritmo.- Su voz es baja, coqueta. El calor vuelve a atravesarme, bajando hasta mí estómago. Me imagino esa situación, me imagino corriendo junto a él. ¿Es lo que quiere hacer? El aire sale con dificultad por entre mis labios. Por supuesto, amaría correr con él. Pero sé que no debo. No puedo. No sería una buena idea.
Dos chicos entran lentamente en la sala, cuando la campana timbra. Dirigiéndose hasta nosotros. Hacia Harry, no hacia mí. Me pongo en alerta de nuevo.
Uno tiene el pelo oscuro afeitado y camina frente al otro. Su rostro es elegante, estrecho, y con dos hermosos ojos oscuros, líquidos. El nerviosismo se eleva en mi interior. Sus ojos eran muertos, fríos, y calculadores. Su amigo corpulento se pavonea a sus espaldas_ su pelo es tan rojo que hizo que entrecerrara los ojos.
-Hey.- El moreno asintió hacia Harry, deteniéndose junto a nuestra mesa. Me encogí, sintiéndome extrañamente amenazada.
Harry se reclina en su taburete.
-¿Qué hay de nuevo, Logan?
Logan luce confundido. Arqueando sus cejas, mira hacia mí. Y es allí cuando entiendo todo. Él no comprende por qué Harry estaba sentando, aquí. Conmigo.
Y yo tampoco lo comprendo. Tal vez en algún nivel, Harry recordaba, y me reconocía. El sudor humedece mis palmas. Las presiono en mis muslos bajo la mesa.
El pelirrojo llega después. -¿No te sentaras con nosotros?
Harry se encoge de hombros.
-Nah.
-¿Estas molesto o algo así?- Dice el pelirrojo.
James no habla. Él continúa observándome. Con su mirada oscura que me marea.
Una palabra llena mi cabeza. Maldad. Un pensamiento extraño. Melodramático. Pero soy una draki. Y sé que la maldad existe. Nos caza.
Cambio de posición ansiosamente en mi taburete. Claramente James había comprendido lo que su amigo no había hecho.
Por alguna razón, Harry quería sentarse conmigo. Es entonces cuando nuevamente vuelvo a considerar la idea de cambiarme de mesa, pero sé que eso sólo llamaría la atención sobre mí, mucho más.
Natural. Solo actúa natural, ____.
-Soy James- él me dice.
-____- le contesto, sintiendo la fija mirada de Harry a un lado de mi cara.
James me sonríe. Misteriosamente seductor, y estoy casi segura que eso funcionaba con las demás chicas.
-Un gusto conocerte.
Le doy una sonrisa corta.
-Yo también.
-Creo que estas en mi clase de física.- Su voz es suave, y sedosa.
-Debes de estar hablando de mi hermana, Tamara.
-Ah. ¿Gemelas?
Él dice la palabra “gemelas” como si fuera algo rico y decadente, chocolate en su boca. Yo sólo puedo asentir.
-Genial.- Su mirada fija permanece mucho tiempo en mi cara de una manera que me hace sentir expuesta. Finalmente, él aparta la mirada, y posa su mano sobre la espalda del pelirrojo.- Éste es mi hermano, Angus. Parpadeo. No eran iguales. Salvo en la amenaza que emiten. Él continúa,- y supongo que ya has conocido a Harry.
Asiento, aunque aún no nos habíamos presentado.
-Somos primos.
Primos.
Cazadores.
Pero no eran como Harry.
Mis pulmones se expanden debido al abrasante calor. Contengo mi respiración. Reprimo la oleada de calor en mi corazón, la vibración retumba en mi interior. Sin embargo, extrañamente, eso no me sorprende. La alarma caliente ha estado allí desde que el par había entrado en el cuarto. Eran diferentes a los humanos que me rodeaban. Eran una amenaza. El instinto me lo decía.
James y Angus nunca me dejarían escapar. Disfrutarían de la oportunidad de matarme. Y no sé dónde mirar. El conocerles, a estos crueles cazadores, se presiona en mí interior.
Y me preocupa que puedan ver la verdad en mis ojos. Mi mirada fija se pasea por los alrededores rápidamente, buscando un lugar seguro para posarse.
-En serio- le digo con una voz apagada, incapaz de detenerme a mirarles de nuevo. -Primos. Genial.
Los labios de Angus se elevan, sobre sus dientes, demostrando que lo que yo había dicho sonaba estúpido. Como una chica insípida.
Dirigiéndole una sonrisa afectada a Harry, él se encoge de hombros y camina hacia la parte trasera de la habitación, despidiéndose de mí. El alivio me inunda, solo por un segundo. James sigue allí. Con sus ojos astutos, él era la mayor amenaza. El más listo de los dos. El me mira a mí, y después se detiene en Harry.
-¿Vendrás esta noche?- James le pregunta.
-No sé.
Los oscuros ojos de demonio de James brillan intermitentemente con molestia.
-¿Por qué no?
-Tengo tarea.
-Tarea.- James deja caer la palabra como si nunca antes las hubiera escuchado. Por un momento, luce como si estuviera a punto de reírse. Pero después, su voz se convierte en un tono duro.- Tenemos cosas que hacer. Nuestros padres esperaran allí.
La mano de Harry se presiona en un puño.
-Ya veremos.
Su primo se le queda mirando.
-Sí. Ya veremos.- Entonces, me mira. Sus oscuros ojos se suavizan.- Nos vemos, ____". Con un ligero golpe en nuestra mesa, él se aleja.
Una vez que él se ha ido, puedo respirar con más facilidad.
-Entonces,- le digo a Harry- Tus primos parecen agradables.
Él sonríe un momento pero sus ojos lucen serios.
-Deberías de permanecer lejos de ellos.- La voz de Harry es baja, un golpe de aire caliente choca contra mi piel.
Y aunque sé que debo de apartarme, le pregunto de cualquier manera. Cualquier cosa era mejor que alejarme.
-¿Por qué?
-No son la clase de chicos con los que una buena chica debería de juntarse.- Los tendones de su antebrazo se contraen mientras él abre y cierra su puño.- Son unos idiotas. Más de uno te lo confirmara.
Intento de un modo coqueto aligerar el oscuro estado de ánimo.
-¿Y qué dirían los demás sobre ti? ¿Eres un buen chico?
Él se gira hacia mí, y me afronta. Sus ojos vuelven a cambiar y me cautivan, me recuerdan a los verdes y exuberantes colores de la casa que deje atrás. Su cara no es suave. Los ángulos son duros, cincelados.
-No. No lo soy. Él acerca su cara cada vez más.
El Sr. Evans ignora la clase, y solo puedo percibir el ruido monótono del teclado de su computadora.
Mi pecho se presiona y duele. Ardiendo a fuego lento.
-¿por qué te has sentado conmigo?
El silencio se extiende por un largo momento y comienzo a preguntarme si va a contestarme cuando él finalmente admite.
-No lo sé. Aún estoy tratando de explicármelo a mí mismo.
No sé qué esperaba que él diga. ¿Que en algún nivel él me conocía? No había posibilidad. Entonces solo respiro, asustada por el calor que se ha ido acumulando dentro de mí, y que este podría encontrar una salida por mis labios o mi nariz. Respiro pequeños sorbos de aire, mientras espero al timbre de salida.
Las conversaciones de los demás zumba en la habitación. El Sr. Evans deja de escribir. Nos observa durante un instante, mientras niega con la cabeza. Sus anteojos se deslizan de su nariz.
Una carcajada surge a mis espaldas. Miro por encima de mi hombro y veo a una chica en la parte trasera, su silla esta junto a las de los primos de Harry. Angus le hace cosquillas en el costado y ella salta, su largo cabello rubio vuela como serpentinas en el aire. Ella se aferra al brazo de James como si él pudiese salvarla de la encantadora tortura.
James le lanza una sonrisa perezosa que parece aburrida. Mientras sus ojos me vigilan, fijamente, la sonrisa desaparece de su cara. Sus ojos oscuros me fulminan.
-Voltea.
Mi pulso se dispara en mi garganta ante el sonido de su voz. Regreso mi mirada hacia Harry.
Sus labios apenas se mueven cuando habla.
-Confía en mí. No quieres ser una de las chicas de James. Nunca les va bien.
-Apenas he hablado con él. No pienso que…
-Él te tiene en la mira.
Una emoción oscura me atraviesa. Paso mis húmedas palmas sobre mis pantalones vaqueros.
Entonces, él se ríe. Bajo y suave. Un triste sonido.
-Así que, sí. Te tiene en la mira.- Sus labios se tuercen.- Lo siento.
La campana timbra, su repique antinatural me sacude como lo ha hecho durante todo el día. Y él se va. Sale por la puerta antes de que pueda agarrar mis cosas o pueda decirle adiós.
__________________________________________________________________________________________________________
aunque no comenten la segure, tarde o temprano alguien la leera
Invitado
Invitado
Re: Chica De Fuego (Harry y ____)NECESITO LECTORAS!!!!!
holaaaa me encanta tu novela amo la historia una pregunta el libro del que la sacastes como se llama.
Cuando lei el primer capitulo no podia dejar de reirme por que la amiga de rayis se llama igual que yo entonces me sentia dentro de la nove pero a la vez algo confundida jejejeje
P.D: Tengo frio y hambre
Cuando lei el primer capitulo no podia dejar de reirme por que la amiga de rayis se llama igual que yo entonces me sentia dentro de la nove pero a la vez algo confundida jejejeje
P.D: Tengo frio y hambre
Angelica...Horan!
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