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[Resuelto]Real (Larry Stylinson) Cap. 2 parte 1 publicado.CANCELADA.
O W N :: Archivos :: Canceladas
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Re: [Resuelto]Real (Larry Stylinson) Cap. 2 parte 1 publicado.CANCELADA.
AdrianaDirectioner:) escribió:Por que no sigues!?
no teeeengo computadora y comenzare a subir del celu.
Amelie.
Re: [Resuelto]Real (Larry Stylinson) Cap. 2 parte 1 publicado.CANCELADA.
• Capitulo 2 (Parte I) •
Inesperado
El está a punto de subir al ring, su nombre ya está sonando a través del micrófono mientras la multitud se vuelve salvaje.
— ¡Una vez más, damas y caballeros, Riptide!
Todavía no me he recuperado de verlo de cerca, y mi sangre ya lleva todo tipo de cosas extrañas, burbujeantes y calientes. En el instante en el que sale trotando del ancho pasillo entre las gradas, con esa brillante túnica roja con capucha, mi pulso brinca, mi estómago se aprieta, y tengo una horrible y desesperada necesidad de huir de vuelta a casa.
El tipo es simplemente demasiado. Demasiado macho. Demasiada masculinidad y pura bestia bruta. En conjunto, es simplemente como sexo en barra y cada una de las personas a mi alrededor está gritando a todo pulmón lo mucho que quieren lamerlo.
Harry se sube al ring y va a su esquina. Se saca la túnica, exponiendo todos esos flexibles músculos, y se la entrega a un joven rubio que parece estar ayudando a su calvo entrenador.
—¡Y ahora, les presento, el Hammer!
Hammer procede a unírsele arriba del ring; Harry sonríe perezosamente. Su mirada se desliza directamente a la mía—y me doy cuenta que sabe exactamente, exactamente, dónde estoy sentado esta noche. Todavía dándome ese gesto de "soy todo sonrisas", levanta un dedo en el aire hacia Hammer, y luego me apunta como si estuviera diciendo "Ésta es para ti".
Mi estómago cae.
—Mierda, me está matando. ¿Por qué demonios hace eso? ¡Es tan jodidamente alfa que no puedo soportarlo!
—¡Melanie, contrólate! —siseo, luego me vuelvo a sentar débilmente en mi silla, porque también me está matando a mí. No sé qué quiere de mí, pero estoy amarrado en nudos porque jamás imaginé que querría algo tan sexual y personal de él.
El vergonzoso recuerdo de pararme cerca de él sólo minutos atrás barre a través de mí, pero la campana suena y me saca de mis pensamientos. Los luchadores van pie a pie, y Harry amaga hacia un lado mientras que Hammer se balancea estúpidamente, siguiendo el ridículo movimiento. Una vez que el costado de Hammer parece abierto, Harry va hacia él desde la izquierda, golpeándolo en las costillas.
Rebotan separándose, y Harry actúa arrogante, amagando y molestando a Hammer. Se vuelve hacia mí, apunta a Hammer, luego a mí de nuevo antes de golpearlo con tanta fuerza que el tipo rebota en la red detrás de él, cae de rodillas, y sacude la cabeza para levantarse otra vez.
Mis músculos sexuales se aprietan cada vez que golpea a su oponente, y mi corazón se oprime cada vez que el oponente devuelve un golpe.
Durante la noche, él pasa a través de muchos luchadores. Cada vez que es declarado victorioso, me mira con esa sonrisa engreída, como si quisiera que sepa que es el hombre dominante aquí. Mi cuerpo entero se sacude mientras observo su cuerpo moverse, y soy incapaz de dejar de fantasear. Imagino sus caderas ondularse sobre mí, su cuerpo dentro del mío, esas grandes manos tocándome, piel contra piel. Durante los últimos rounds, lleva una mirada decidida en su rostro, y su cuerpo jadea con esfuerzo y brilla con sudor.
De repente, jamás he deseado tanto algo en mi vida.
Quiero volverme loco. Saltar en una cuerda elástica. Correr a toda velocidad otra vez, incluso si es sólo en el sentido literal. Todas esas citas que jamás tuve porque estaba entrenando para algo que jamás pasó.
Viajes que jamás hice por miedo a romperme un hueso que eventualmente terminó roto de todas formas. Nunca beber. Mantener mis notas altas para poder correr. Harry Styles es todo lo que nunca, jamás he hecho, y tengo un condón metido en mi bolso y de repente sé exactamente por qué lo puse allí. Este tipo es un luchador. Quiero tocar este hermoso pecho y quiero besar esos labios. Quiero tener esas manos en mí. Cuando sienta esas manos en mí, probablemente me venga en el momento en que se empuje dentro de mí.
Estos son los preliminares de sexo más intensos que jamás he sentido, y de repente quiero que sea más que un preliminar. Quiero que pase esta noche.
Cuando gana por la décima y última vez, siento sus ojos en mí nuevamente, y sólo puedo devolverle la mirada, dispuesto a darle entender que lo deseo. Él me sonríe, todo sudoroso y engreído con los ojos verdes brillando y hoyuelos a la vista. Agarrando la cuerda en la cima del ring, sencillamente desliza su cuerpo por encima de ella, y aterriza elegantemente en el pasillo junto a mí.
Melanie se congela a mi lado cuando su cuerpo hermosamente esculpido y resplandecientemente bronceado, se acerca.
No hay dudas sobre su propósito.
Conteniendo el aliento hasta que siento que mis pulmones van a estallar, me levanto con piernas tambaleantes porque realmente no sé que más hacer. La multitud ruge y las personas detrás de mí gritan.
—¡Bésalo como si no hubiera mañana!
—¡No te lo mereces!
—¡Bien hecho, chico!
Él dirige sus hoyuelos hacia mí, y sigo esperando sus manos mientras se inclina hacia adelante. Casi puedo sentir la manera que esas manos se sintieron en mí la última vez, grandes, extrañas, y un poco maravillosas mientras prácticamente envolvía mi rostro. Ya estoy muriendo. Muriendo de deseo. De imprudencia. De anticipación.
En lugar de eso, inclina su oscura cabeza para susurrar contra mi sien, y la única parte de su cuerpo que toca el mío es su aliento, bañando mi piel con calor mientras su áspera voz retumba en mi oído: —Quédate aquí. Enviaré a alguien por ti.
Sonríe y retrocede mientras la multitud sigue gritando, y vuelve a subir al ring, dejándome parpadeando detrás de él. A la mujer a mi lado le toma como un minuto entero dejar de temblar e hiperventilar para decir: —OhporDios, ohporDios, ohporDiosDiosDios, su codo me rozó, ¡su codo me rozó!
—¡RIPTIDE, GENTE! —grita el anunciador.
Mis rodillas se vuelven blandas y me dejo caer en mi asiento, ligero como crema batida, juntando mis manos para evitar que tiemblen. Mi cerebro está tan derretido que ni siquiera puedo pensar más allá del punto donde él se deslizó fuera del ring y me susurró cerca del oído, en su voz terriblemente sexy, que iba a enviar a alguien por mí. Sólo recordarlo hace que mis pies se retuerzan. Melanie está boquiabierta y sin habla, y Pandora y Kyle me miran como si fuera algún ser santo que acaba de hacer que un animal salvaje se pusiera de rodillas.
—¿Qué demonios te dijo? —gesticula Kyle.
—Jesús, María y José —dice Melanie, chillando y abrazándome—. Louis, ese chico está ardiendo por ti.
La mujer a mi lado toca mi hombro con una mano temblorosa. —¿Lo conoces?
Niego con la cabeza, ni siquiera sabiendo cómo responder. Todo lo que sé es que desde ayer hasta hoy, no ha pasado un segundo en el que no haya pensado en él. Todo lo que sé es que odio y amo la manera en que me hace sentir, y la manera en que me mira me llena de deseo.
—Señor Tomlinson—dice una voz, y levanto la cabeza rápidamente hacia los dos hombres de negro que están parados entre el ring y yo.
Ambos son altos y esbeltos; uno es rubio y el otro tiene el cabello marrón enrulado como Harry—. Soy Pete, el Asistente Personal del señor Styles—dice Rulos Marrones—. Y éste es Riley, es la segunda mano del entrenador. Si nos siguiera, por favor, el señor Styles quiere tener unas palabras con usted en su habitación del hotel.
Al principio, ni siquiera puedo registrar quién es el señor Styles. Luego despierta el entendimiento, y un rayo de luz ardiente rasga a través de mí.
Él te quiere a ti en su habitación de hotel. ¿Lo deseas tú a él? ¿Quieres hacer esto? Una parte de mí ya está haciéndolo con él de diez maneras diferentes en mi mente hasta el domingo mientras que la otra parte no se mueve de su estúpida silla.
—Sus amigos pueden venir con nosotros —añade el rubio en su voz tranquila, y señala al asombrado trío.
Estoy aliviado. Creo. Jesús, ni siquiera sé cómo me siento.
—Louis, vamos, ¡es Harry Styles! —Melanie me arrastra a la fuerza y me obliga a seguir a los hombres, y mi mente comienza a correr a toda velocidad, porque no sé lo que voy a hacer cuando lo vea. Mi corazón está bombeando adrenalina como loco mientras somos dirigidos hacia afuera del Underground, hacia el hotel cruzando la calle, luego al ascensor hacia el "P".
Una punzada de nervios ondean a través de mí mientras el ascensor hace un sonido metálico al llegar al último piso, y me siento exactamente como solía hacerlo cuando competía. Ha sido un viaje en montaña rusa el sólo imaginarme el cuerpo de este hombre dentro del mío, y de repente estoy cerca de la cumbre donde podría ser una realidad. Mi estómago se aprieta ante el pensamiento de lo estimulante que podría ser el descenso.
Cosa de una noche, aquí voy...
—Por favor, dime que no vas a hacerlo con este tipo —me dice Kyle, su rostro mostrando preocupación mientras las puertas se deslizan para abrirse—. No eres así, Lou. Eres mucho más responsable que esto.
¿Lo soy?
¿Lo soy, realmente?
Porque esta noche me siento loco. Loco de lujuria y adrenalina y dos sexys hoyuelos.
—Sólo hablaré con él —Le digo a mi amigo, pero ni siquiera yo estoy seguro de lo que voy a hacer.
Seguimos a los dos hombres dentro de la primera parte de la enorme suite. —Tus amigos pueden esperar aquí —dice Riley, moviéndose hacia la gigantesca barra de granito negro—. Por favor, sírvanse una bebida.
Mientras mis amigos acuden en manada hacia las brillantes botellas de alcohol, un chillido inconfundible se le escapa a Melanie, y Pete me mueve para seguirlo. Cruzamos la suite y entramos en el dormitorio principal, y lo encuentro sentado en un banco a los pies de la cama. Su cabello está húmedo, y sostiene un envase de gel contra su mandíbula. La visión de un macho tan primitivo asistiéndose una herida luego de haber roto repetitivamente hombre tras hombre con sus puños es de alguna manera extraordinariamente sexy para mí.
Dos mujeres asiáticas se arrodillan en la cama detrás de él, cada una frotándole un hombro. Una toalla blanca está envuelta alrededor de sus caderas, y un río de agua todavía se aferra a su piel. Tres botellas vacías de Gatorade han sido dejadas en el suelo, y tiene otra en su mano.
Deja el paquete de gel en la mesa y termina lo último de la bebida. Verde como sus ojos, el líquido se termina de un trago, luego la tira a un lado.
Estoy fascinado mientras sus músculos arrebatadores se aprietan y relajan debajo de los dedos de las mujeres. Sé que el masaje es algo normal luego de un ejercicio intenso, pero lo que no sé, y no puedo entender, es la manera en que verlo obtener uno me afecta.
Conozco la forma humana. La venero. Fue mi iglesia por seis años, cuando decidí que estaba en regla una nueva carrera para mí, cuando me di cuenta que no podría volver a correr otra vez. Y ahora, mis dedos pican a mi lado con el deseo de investigar su cuerpo, empujar y soltar, meterme dentro de cada músculo.
—¿Disfrutaste la pelea? —Me observa con una pequeña sonrisa engreída, sus ojos destellando, como si supiera que me encantó.
Es una cosa de amor y odio para mí verlo boxear. Pero simplemente no puedo darle un cumplido luego de escuchar a quinientas personas gritar lo bueno que era, así que me encojo de hombros: —Lo haces interesante.
—¿Eso es todo?
—Sí.
Parece irritado cuando abruptamente sacude los hombros para detener a las masajistas. Se levanta y rueda esos hombros cuadrados, luego hace sonar su cuello hacia un lado, luego el otro. —Déjenme.
Ambas mujeres me ofrecen una sonrisa y se dirigen afuera, y el instante en que estoy solo con él, me quedo sin aliento.
La enormidad de estar aquí, en su habitación de hotel, no está perdida en mí, y de repente estoy ansioso. Sus blancas manos de dedos largos descansan en reposo a sus lados, y una ráfaga de deseo corre a través de mí mientras las imagino pasar por mi piel.
Mi cuerpo palpita, y con un esfuerzo levanto los ojos hacia su rostro y me doy cuenta que me está mirando en silencio. Se suena los nudillos con una mano encima de ellos, luego hace lo mismo con la otra. Parece agitado, a pesar de que no ha agotado la suficiente energía dándole una paliza a una docena de hombres hacia el suelo. Como si pudiera simplemente hacer un par más de rounds.
—El hombre con el que estás —dice, flexionando sus dedos abiertos a sus lados como si quisiera que corra algo de sangre, sus ojos observándome—. ¿Es tu novio?
Honestamente, no sé qué esperaba al venir aquí, pero puede que hubiera sido algo en la línea de ser llevado directamente a su cama. Estoy tan confundido y más que un poco ansioso. ¿Qué quiere de mí? ¿Qué quiero yo de él?
—No, es sólo un amigo —respondo.
Sus ojos le dan una mirada a mi dedo anular y vuelven a subir. —¿Nada de maridos?
Un extraño y pequeño zumbido corre por mis venas, directo a mi cabeza, y creo que estoy aturdido por la esencia del aceite de masaje que frotaron en él. —Nada de maridos, en lo absoluto.
Me estudia por un largo momento, pero no parece derrotado con lujuria como estoy personal y vergonzosamente sintiéndome. Simplemente me está evaluando con una media sonrisa en su lugar, y parece genuinamente interesado en lo que estoy diciendo. —¿Fuiste internado en una escuela privada de rehabilitación para sus jóvenes atletas?
—¿Me investigaste?
—En realidad, nosotros lo hicimos —dicen las dos voces familiares de los hombres que me trajeron aquí, y mientras vuelven a entrar a la habitación, Pete lleva un sobre de papel manila y se lo pasa a Riley.
—Señor Tomlinson —Me habla una vez más, Pete, con el cabello enrulado y los ojos marrón claro—. Estoy seguro de que se está preguntando por qué está aquí, así que iremos al grano. Nos vamos de la ciudad en dos días, y me temo que no hay tiempo para hacer las cosas de otra manera. El señor Styles quiere contratarlo.
Observo por un momento, perplejo, y francamente, confundido al máximo nivel.
—¿Qué es, exactamente, lo que creen que hago? —Un ceño fruncido se posa en mi rostro—. No soy un puto.
Tanto Pete como Riley se echan a reír, pero Harry está alarmantemente callado, lentamente relajándose en el banco.
—Nos conoce, señor Tomlinson. Sí, admito que cuando estamos viajando encontramos conveniente mantener uno o varios amigas y amigos especiales del señor Styles para, digamos, facilitarle sus necesidades antes o después de una pelea —explica divertidamente Pete.
Mi ceja izquierda sale disparada hacia arriba. En realidad, soy perfectamente consciente de cómo funcionan estas cosas con los atletas.
Solía competir y sé que, antes o después del deporte, el sexo es una manera natural e incluso saludable de aliviar el estrés y asistir al desempeño. Perdí mi virginidad en la misma prueba de las Olimpíadas en la que mi rodilla fue enviada al infierno, y la perdí con un corredor que estaba casi tan nervioso por competir como yo. Pero la manera en la que estos tipos hablan sobre las "necesidades" del señor Styles, tan casualmente, se siente de repente demasiado personal, que mis mejillas queman de la vergüenza.
—Un hombre como Harry tiene requerimientos muy particulares, como podrá adivinar, señor Tomlinson —continúa Riley, el hombre de cabello rubio que luce como surfista—. Pero ha sido muy específico en el hecho de que ya no está interesado en las amigas que teníamos aseguradas para él durante nuestro viaje. Quiere enfocarse en lo que es importante, y en su lugar, quiere que usted trabaje para él.
Mis bolas se contraen mientras observo a Riley, luego a Pete, y finalmente a Harry, cuya mandíbula luce más cuadrada de lo que recuerdo, como si estuviera hecha de la pieza de granito más bella e invaluable que se ha encontrado en el mundo.
No hay manera de que sepa que cosa está pensando, pero a pesar de que ya no está sonriendo, sus ojos permanecen encendidos con malicia.
Su rostro está un poco hinchado en el lado izquierdo, y mis instintos realmente quieren tomar el gel y ponerlo de nuevo en su mandíbula.
Maldición, en mi mente, ya le he puesto la pomada en la cicatriz roja en el centro de su labio inferior. Estoy tan abrumado por estos pensamientos que no me doy cuenta que no puedo confiar en mí mismo con alguien tan poderoso y atractivo como él. Todavía, todavía sigo emocionado por estar en la misma habitación que él.
Pete hojea las carpetas. —Estuviste haciendo prácticas en la Academia Militar de Seattle en rehabilitación deportiva para jóvenes adolescentes y veo que te graduaste sólo hace dos semanas. Estamos dispuestos a contratarte por tus servicios, los que serán en ocho ciudades que dejamos para el tour y para que el señor Styles continúe acondicionándose para futuras competiciones. Vamos a ser muy generosos con tu sueldo. Es muy prestigioso tener un atleta y debe ser impresionante en cualquier currículum. Incluso podríamos permitir que seas un agente libre, en el futuro, si decides irte —dice Pete.
Me encuentro parpadeando varias veces.
He estado con ansiedad por la solicitud de empleo, no me habían llamado hasta ahora. La escuela donde hice prácticas me ofrecieron volver cuando se reanuden las clases en agosto, así que por lo menos tengo esa opción. Es, sin embargo, a muchos meses de distancia y la inquietud de tener un título y no hacer nada con ello me está matando.
De repente, me doy cuenta que los ojos de todos están en mí y estoy especialmente consciente de la mirada de Harry.
En mí.
La idea de trabajar para él después de ya haber tenido sexo con él en mi cabeza hace que me sienta un poco más que mareado.
—Tengo que pensar en ello. Realmente no estoy buscando algo lejos de Seattle a largo plazo. —Lo miro vacilante, y luego a los otros dos hombres—. Ahora bien, si eso es todo lo que querías decirme, es mejor que me vaya, dejaré mi tarjeta en tu bar. —Me giro y la voz imponente de Harry me detiene.
—Respóndeme ahora —espeta.
—¿Qué?
Cuando me doy vuelta, él inclina la cabeza y sostiene mi mirada, el brillo de sus ojos ya no es divertido. —Te he ofrecido un trabajo y quiero una respuesta.
El silencio desciende. Nos miramos el uno al otro. Sus ojos verdes con maldad, este intercambio de miradas es complicado. No puedo decir si es sólo una mirada o algo más. Algo que se siente vivo, respirando dentro de mí, y llamea cuando lo miro a los ojos y veo en la forma en que me mira con esos ojos desgarradoramente intensos.
Muy bien, entonces. Bota la estúpida lujuria. Esto lo necesito mucho más.
—Voy a trabajar para ti los tres meses que te quedan de tour, si incluyes alojamiento, comida y mi transporte, garantizarme referencias para mi próxima solicitud de empleo y dejarme promover que he trabajo contigo con mis futuros clientes.
Cuando simplemente se me queda mirando, me giro, pensando qué querrá pensar en ello. Su voz me detiene otra vez.
—Muy bien. —Asiente de manera significativa, y mi cabeza da vueltas con incredulidad.
¿Me ha contratado?
¿Mi primer trabajo?
Lentamente, agarrando la toalla de su cintura para evitar que se caiga, Nicholas se levanta y mira a sus hombres. —Pero quiero en papel que diga que no se va hasta que el tour haya terminado.
Sus músculos se abultan de una manera que es difícil no darse cuenta, se arregla la toalla en su sitio y comienza a caminar, y otra vez se ve felino y depredador, esa sonrisa segura de sí mismo aumentándolo incluso al doble. Su sonrisa me dice que sabe que me perturba. Y, hombre, me inquieta. Estoy viendo los más de 180 centímetros de pura fuerza bruta caminando en una piel brillante y reluciente de aceite y un eight-pack que en realidad es físicamente imposible pero, ¿hay alguna forma de negarlo cuando está ahí? Dios.
Mi corazón golpea con furor cuando envuelve su enorme mano en la mía e inclina la cabeza para poder mirar directamente a mis ojos. Mientras me aprieta con un poderoso agarre y su toque brota como una descarga eléctrica a través de mí, susurra—: Tenemos un trato, Louis.
Creo que me desmayé.
Da un paso atrás y su sonrisa resplandece a través de mí, cargándome con mil megavatios y luego se dirige a sus hombres. — Consigan el papel para mañana, y llévenlo a salvo a casa.
Inesperado
El está a punto de subir al ring, su nombre ya está sonando a través del micrófono mientras la multitud se vuelve salvaje.
— ¡Una vez más, damas y caballeros, Riptide!
Todavía no me he recuperado de verlo de cerca, y mi sangre ya lleva todo tipo de cosas extrañas, burbujeantes y calientes. En el instante en el que sale trotando del ancho pasillo entre las gradas, con esa brillante túnica roja con capucha, mi pulso brinca, mi estómago se aprieta, y tengo una horrible y desesperada necesidad de huir de vuelta a casa.
El tipo es simplemente demasiado. Demasiado macho. Demasiada masculinidad y pura bestia bruta. En conjunto, es simplemente como sexo en barra y cada una de las personas a mi alrededor está gritando a todo pulmón lo mucho que quieren lamerlo.
Harry se sube al ring y va a su esquina. Se saca la túnica, exponiendo todos esos flexibles músculos, y se la entrega a un joven rubio que parece estar ayudando a su calvo entrenador.
—¡Y ahora, les presento, el Hammer!
Hammer procede a unírsele arriba del ring; Harry sonríe perezosamente. Su mirada se desliza directamente a la mía—y me doy cuenta que sabe exactamente, exactamente, dónde estoy sentado esta noche. Todavía dándome ese gesto de "soy todo sonrisas", levanta un dedo en el aire hacia Hammer, y luego me apunta como si estuviera diciendo "Ésta es para ti".
Mi estómago cae.
—Mierda, me está matando. ¿Por qué demonios hace eso? ¡Es tan jodidamente alfa que no puedo soportarlo!
—¡Melanie, contrólate! —siseo, luego me vuelvo a sentar débilmente en mi silla, porque también me está matando a mí. No sé qué quiere de mí, pero estoy amarrado en nudos porque jamás imaginé que querría algo tan sexual y personal de él.
El vergonzoso recuerdo de pararme cerca de él sólo minutos atrás barre a través de mí, pero la campana suena y me saca de mis pensamientos. Los luchadores van pie a pie, y Harry amaga hacia un lado mientras que Hammer se balancea estúpidamente, siguiendo el ridículo movimiento. Una vez que el costado de Hammer parece abierto, Harry va hacia él desde la izquierda, golpeándolo en las costillas.
Rebotan separándose, y Harry actúa arrogante, amagando y molestando a Hammer. Se vuelve hacia mí, apunta a Hammer, luego a mí de nuevo antes de golpearlo con tanta fuerza que el tipo rebota en la red detrás de él, cae de rodillas, y sacude la cabeza para levantarse otra vez.
Mis músculos sexuales se aprietan cada vez que golpea a su oponente, y mi corazón se oprime cada vez que el oponente devuelve un golpe.
Durante la noche, él pasa a través de muchos luchadores. Cada vez que es declarado victorioso, me mira con esa sonrisa engreída, como si quisiera que sepa que es el hombre dominante aquí. Mi cuerpo entero se sacude mientras observo su cuerpo moverse, y soy incapaz de dejar de fantasear. Imagino sus caderas ondularse sobre mí, su cuerpo dentro del mío, esas grandes manos tocándome, piel contra piel. Durante los últimos rounds, lleva una mirada decidida en su rostro, y su cuerpo jadea con esfuerzo y brilla con sudor.
De repente, jamás he deseado tanto algo en mi vida.
Quiero volverme loco. Saltar en una cuerda elástica. Correr a toda velocidad otra vez, incluso si es sólo en el sentido literal. Todas esas citas que jamás tuve porque estaba entrenando para algo que jamás pasó.
Viajes que jamás hice por miedo a romperme un hueso que eventualmente terminó roto de todas formas. Nunca beber. Mantener mis notas altas para poder correr. Harry Styles es todo lo que nunca, jamás he hecho, y tengo un condón metido en mi bolso y de repente sé exactamente por qué lo puse allí. Este tipo es un luchador. Quiero tocar este hermoso pecho y quiero besar esos labios. Quiero tener esas manos en mí. Cuando sienta esas manos en mí, probablemente me venga en el momento en que se empuje dentro de mí.
Estos son los preliminares de sexo más intensos que jamás he sentido, y de repente quiero que sea más que un preliminar. Quiero que pase esta noche.
Cuando gana por la décima y última vez, siento sus ojos en mí nuevamente, y sólo puedo devolverle la mirada, dispuesto a darle entender que lo deseo. Él me sonríe, todo sudoroso y engreído con los ojos verdes brillando y hoyuelos a la vista. Agarrando la cuerda en la cima del ring, sencillamente desliza su cuerpo por encima de ella, y aterriza elegantemente en el pasillo junto a mí.
Melanie se congela a mi lado cuando su cuerpo hermosamente esculpido y resplandecientemente bronceado, se acerca.
No hay dudas sobre su propósito.
Conteniendo el aliento hasta que siento que mis pulmones van a estallar, me levanto con piernas tambaleantes porque realmente no sé que más hacer. La multitud ruge y las personas detrás de mí gritan.
—¡Bésalo como si no hubiera mañana!
—¡No te lo mereces!
—¡Bien hecho, chico!
Él dirige sus hoyuelos hacia mí, y sigo esperando sus manos mientras se inclina hacia adelante. Casi puedo sentir la manera que esas manos se sintieron en mí la última vez, grandes, extrañas, y un poco maravillosas mientras prácticamente envolvía mi rostro. Ya estoy muriendo. Muriendo de deseo. De imprudencia. De anticipación.
En lugar de eso, inclina su oscura cabeza para susurrar contra mi sien, y la única parte de su cuerpo que toca el mío es su aliento, bañando mi piel con calor mientras su áspera voz retumba en mi oído: —Quédate aquí. Enviaré a alguien por ti.
Sonríe y retrocede mientras la multitud sigue gritando, y vuelve a subir al ring, dejándome parpadeando detrás de él. A la mujer a mi lado le toma como un minuto entero dejar de temblar e hiperventilar para decir: —OhporDios, ohporDios, ohporDiosDiosDios, su codo me rozó, ¡su codo me rozó!
—¡RIPTIDE, GENTE! —grita el anunciador.
Mis rodillas se vuelven blandas y me dejo caer en mi asiento, ligero como crema batida, juntando mis manos para evitar que tiemblen. Mi cerebro está tan derretido que ni siquiera puedo pensar más allá del punto donde él se deslizó fuera del ring y me susurró cerca del oído, en su voz terriblemente sexy, que iba a enviar a alguien por mí. Sólo recordarlo hace que mis pies se retuerzan. Melanie está boquiabierta y sin habla, y Pandora y Kyle me miran como si fuera algún ser santo que acaba de hacer que un animal salvaje se pusiera de rodillas.
—¿Qué demonios te dijo? —gesticula Kyle.
—Jesús, María y José —dice Melanie, chillando y abrazándome—. Louis, ese chico está ardiendo por ti.
La mujer a mi lado toca mi hombro con una mano temblorosa. —¿Lo conoces?
Niego con la cabeza, ni siquiera sabiendo cómo responder. Todo lo que sé es que desde ayer hasta hoy, no ha pasado un segundo en el que no haya pensado en él. Todo lo que sé es que odio y amo la manera en que me hace sentir, y la manera en que me mira me llena de deseo.
—Señor Tomlinson—dice una voz, y levanto la cabeza rápidamente hacia los dos hombres de negro que están parados entre el ring y yo.
Ambos son altos y esbeltos; uno es rubio y el otro tiene el cabello marrón enrulado como Harry—. Soy Pete, el Asistente Personal del señor Styles—dice Rulos Marrones—. Y éste es Riley, es la segunda mano del entrenador. Si nos siguiera, por favor, el señor Styles quiere tener unas palabras con usted en su habitación del hotel.
Al principio, ni siquiera puedo registrar quién es el señor Styles. Luego despierta el entendimiento, y un rayo de luz ardiente rasga a través de mí.
Él te quiere a ti en su habitación de hotel. ¿Lo deseas tú a él? ¿Quieres hacer esto? Una parte de mí ya está haciéndolo con él de diez maneras diferentes en mi mente hasta el domingo mientras que la otra parte no se mueve de su estúpida silla.
—Sus amigos pueden venir con nosotros —añade el rubio en su voz tranquila, y señala al asombrado trío.
Estoy aliviado. Creo. Jesús, ni siquiera sé cómo me siento.
—Louis, vamos, ¡es Harry Styles! —Melanie me arrastra a la fuerza y me obliga a seguir a los hombres, y mi mente comienza a correr a toda velocidad, porque no sé lo que voy a hacer cuando lo vea. Mi corazón está bombeando adrenalina como loco mientras somos dirigidos hacia afuera del Underground, hacia el hotel cruzando la calle, luego al ascensor hacia el "P".
Una punzada de nervios ondean a través de mí mientras el ascensor hace un sonido metálico al llegar al último piso, y me siento exactamente como solía hacerlo cuando competía. Ha sido un viaje en montaña rusa el sólo imaginarme el cuerpo de este hombre dentro del mío, y de repente estoy cerca de la cumbre donde podría ser una realidad. Mi estómago se aprieta ante el pensamiento de lo estimulante que podría ser el descenso.
Cosa de una noche, aquí voy...
—Por favor, dime que no vas a hacerlo con este tipo —me dice Kyle, su rostro mostrando preocupación mientras las puertas se deslizan para abrirse—. No eres así, Lou. Eres mucho más responsable que esto.
¿Lo soy?
¿Lo soy, realmente?
Porque esta noche me siento loco. Loco de lujuria y adrenalina y dos sexys hoyuelos.
—Sólo hablaré con él —Le digo a mi amigo, pero ni siquiera yo estoy seguro de lo que voy a hacer.
Seguimos a los dos hombres dentro de la primera parte de la enorme suite. —Tus amigos pueden esperar aquí —dice Riley, moviéndose hacia la gigantesca barra de granito negro—. Por favor, sírvanse una bebida.
Mientras mis amigos acuden en manada hacia las brillantes botellas de alcohol, un chillido inconfundible se le escapa a Melanie, y Pete me mueve para seguirlo. Cruzamos la suite y entramos en el dormitorio principal, y lo encuentro sentado en un banco a los pies de la cama. Su cabello está húmedo, y sostiene un envase de gel contra su mandíbula. La visión de un macho tan primitivo asistiéndose una herida luego de haber roto repetitivamente hombre tras hombre con sus puños es de alguna manera extraordinariamente sexy para mí.
Dos mujeres asiáticas se arrodillan en la cama detrás de él, cada una frotándole un hombro. Una toalla blanca está envuelta alrededor de sus caderas, y un río de agua todavía se aferra a su piel. Tres botellas vacías de Gatorade han sido dejadas en el suelo, y tiene otra en su mano.
Deja el paquete de gel en la mesa y termina lo último de la bebida. Verde como sus ojos, el líquido se termina de un trago, luego la tira a un lado.
Estoy fascinado mientras sus músculos arrebatadores se aprietan y relajan debajo de los dedos de las mujeres. Sé que el masaje es algo normal luego de un ejercicio intenso, pero lo que no sé, y no puedo entender, es la manera en que verlo obtener uno me afecta.
Conozco la forma humana. La venero. Fue mi iglesia por seis años, cuando decidí que estaba en regla una nueva carrera para mí, cuando me di cuenta que no podría volver a correr otra vez. Y ahora, mis dedos pican a mi lado con el deseo de investigar su cuerpo, empujar y soltar, meterme dentro de cada músculo.
—¿Disfrutaste la pelea? —Me observa con una pequeña sonrisa engreída, sus ojos destellando, como si supiera que me encantó.
Es una cosa de amor y odio para mí verlo boxear. Pero simplemente no puedo darle un cumplido luego de escuchar a quinientas personas gritar lo bueno que era, así que me encojo de hombros: —Lo haces interesante.
—¿Eso es todo?
—Sí.
Parece irritado cuando abruptamente sacude los hombros para detener a las masajistas. Se levanta y rueda esos hombros cuadrados, luego hace sonar su cuello hacia un lado, luego el otro. —Déjenme.
Ambas mujeres me ofrecen una sonrisa y se dirigen afuera, y el instante en que estoy solo con él, me quedo sin aliento.
La enormidad de estar aquí, en su habitación de hotel, no está perdida en mí, y de repente estoy ansioso. Sus blancas manos de dedos largos descansan en reposo a sus lados, y una ráfaga de deseo corre a través de mí mientras las imagino pasar por mi piel.
Mi cuerpo palpita, y con un esfuerzo levanto los ojos hacia su rostro y me doy cuenta que me está mirando en silencio. Se suena los nudillos con una mano encima de ellos, luego hace lo mismo con la otra. Parece agitado, a pesar de que no ha agotado la suficiente energía dándole una paliza a una docena de hombres hacia el suelo. Como si pudiera simplemente hacer un par más de rounds.
—El hombre con el que estás —dice, flexionando sus dedos abiertos a sus lados como si quisiera que corra algo de sangre, sus ojos observándome—. ¿Es tu novio?
Honestamente, no sé qué esperaba al venir aquí, pero puede que hubiera sido algo en la línea de ser llevado directamente a su cama. Estoy tan confundido y más que un poco ansioso. ¿Qué quiere de mí? ¿Qué quiero yo de él?
—No, es sólo un amigo —respondo.
Sus ojos le dan una mirada a mi dedo anular y vuelven a subir. —¿Nada de maridos?
Un extraño y pequeño zumbido corre por mis venas, directo a mi cabeza, y creo que estoy aturdido por la esencia del aceite de masaje que frotaron en él. —Nada de maridos, en lo absoluto.
Me estudia por un largo momento, pero no parece derrotado con lujuria como estoy personal y vergonzosamente sintiéndome. Simplemente me está evaluando con una media sonrisa en su lugar, y parece genuinamente interesado en lo que estoy diciendo. —¿Fuiste internado en una escuela privada de rehabilitación para sus jóvenes atletas?
—¿Me investigaste?
—En realidad, nosotros lo hicimos —dicen las dos voces familiares de los hombres que me trajeron aquí, y mientras vuelven a entrar a la habitación, Pete lleva un sobre de papel manila y se lo pasa a Riley.
—Señor Tomlinson —Me habla una vez más, Pete, con el cabello enrulado y los ojos marrón claro—. Estoy seguro de que se está preguntando por qué está aquí, así que iremos al grano. Nos vamos de la ciudad en dos días, y me temo que no hay tiempo para hacer las cosas de otra manera. El señor Styles quiere contratarlo.
Observo por un momento, perplejo, y francamente, confundido al máximo nivel.
—¿Qué es, exactamente, lo que creen que hago? —Un ceño fruncido se posa en mi rostro—. No soy un puto.
Tanto Pete como Riley se echan a reír, pero Harry está alarmantemente callado, lentamente relajándose en el banco.
—Nos conoce, señor Tomlinson. Sí, admito que cuando estamos viajando encontramos conveniente mantener uno o varios amigas y amigos especiales del señor Styles para, digamos, facilitarle sus necesidades antes o después de una pelea —explica divertidamente Pete.
Mi ceja izquierda sale disparada hacia arriba. En realidad, soy perfectamente consciente de cómo funcionan estas cosas con los atletas.
Solía competir y sé que, antes o después del deporte, el sexo es una manera natural e incluso saludable de aliviar el estrés y asistir al desempeño. Perdí mi virginidad en la misma prueba de las Olimpíadas en la que mi rodilla fue enviada al infierno, y la perdí con un corredor que estaba casi tan nervioso por competir como yo. Pero la manera en la que estos tipos hablan sobre las "necesidades" del señor Styles, tan casualmente, se siente de repente demasiado personal, que mis mejillas queman de la vergüenza.
—Un hombre como Harry tiene requerimientos muy particulares, como podrá adivinar, señor Tomlinson —continúa Riley, el hombre de cabello rubio que luce como surfista—. Pero ha sido muy específico en el hecho de que ya no está interesado en las amigas que teníamos aseguradas para él durante nuestro viaje. Quiere enfocarse en lo que es importante, y en su lugar, quiere que usted trabaje para él.
Mis bolas se contraen mientras observo a Riley, luego a Pete, y finalmente a Harry, cuya mandíbula luce más cuadrada de lo que recuerdo, como si estuviera hecha de la pieza de granito más bella e invaluable que se ha encontrado en el mundo.
No hay manera de que sepa que cosa está pensando, pero a pesar de que ya no está sonriendo, sus ojos permanecen encendidos con malicia.
Su rostro está un poco hinchado en el lado izquierdo, y mis instintos realmente quieren tomar el gel y ponerlo de nuevo en su mandíbula.
Maldición, en mi mente, ya le he puesto la pomada en la cicatriz roja en el centro de su labio inferior. Estoy tan abrumado por estos pensamientos que no me doy cuenta que no puedo confiar en mí mismo con alguien tan poderoso y atractivo como él. Todavía, todavía sigo emocionado por estar en la misma habitación que él.
Pete hojea las carpetas. —Estuviste haciendo prácticas en la Academia Militar de Seattle en rehabilitación deportiva para jóvenes adolescentes y veo que te graduaste sólo hace dos semanas. Estamos dispuestos a contratarte por tus servicios, los que serán en ocho ciudades que dejamos para el tour y para que el señor Styles continúe acondicionándose para futuras competiciones. Vamos a ser muy generosos con tu sueldo. Es muy prestigioso tener un atleta y debe ser impresionante en cualquier currículum. Incluso podríamos permitir que seas un agente libre, en el futuro, si decides irte —dice Pete.
Me encuentro parpadeando varias veces.
He estado con ansiedad por la solicitud de empleo, no me habían llamado hasta ahora. La escuela donde hice prácticas me ofrecieron volver cuando se reanuden las clases en agosto, así que por lo menos tengo esa opción. Es, sin embargo, a muchos meses de distancia y la inquietud de tener un título y no hacer nada con ello me está matando.
De repente, me doy cuenta que los ojos de todos están en mí y estoy especialmente consciente de la mirada de Harry.
En mí.
La idea de trabajar para él después de ya haber tenido sexo con él en mi cabeza hace que me sienta un poco más que mareado.
—Tengo que pensar en ello. Realmente no estoy buscando algo lejos de Seattle a largo plazo. —Lo miro vacilante, y luego a los otros dos hombres—. Ahora bien, si eso es todo lo que querías decirme, es mejor que me vaya, dejaré mi tarjeta en tu bar. —Me giro y la voz imponente de Harry me detiene.
—Respóndeme ahora —espeta.
—¿Qué?
Cuando me doy vuelta, él inclina la cabeza y sostiene mi mirada, el brillo de sus ojos ya no es divertido. —Te he ofrecido un trabajo y quiero una respuesta.
El silencio desciende. Nos miramos el uno al otro. Sus ojos verdes con maldad, este intercambio de miradas es complicado. No puedo decir si es sólo una mirada o algo más. Algo que se siente vivo, respirando dentro de mí, y llamea cuando lo miro a los ojos y veo en la forma en que me mira con esos ojos desgarradoramente intensos.
Muy bien, entonces. Bota la estúpida lujuria. Esto lo necesito mucho más.
—Voy a trabajar para ti los tres meses que te quedan de tour, si incluyes alojamiento, comida y mi transporte, garantizarme referencias para mi próxima solicitud de empleo y dejarme promover que he trabajo contigo con mis futuros clientes.
Cuando simplemente se me queda mirando, me giro, pensando qué querrá pensar en ello. Su voz me detiene otra vez.
—Muy bien. —Asiente de manera significativa, y mi cabeza da vueltas con incredulidad.
¿Me ha contratado?
¿Mi primer trabajo?
Lentamente, agarrando la toalla de su cintura para evitar que se caiga, Nicholas se levanta y mira a sus hombres. —Pero quiero en papel que diga que no se va hasta que el tour haya terminado.
Sus músculos se abultan de una manera que es difícil no darse cuenta, se arregla la toalla en su sitio y comienza a caminar, y otra vez se ve felino y depredador, esa sonrisa segura de sí mismo aumentándolo incluso al doble. Su sonrisa me dice que sabe que me perturba. Y, hombre, me inquieta. Estoy viendo los más de 180 centímetros de pura fuerza bruta caminando en una piel brillante y reluciente de aceite y un eight-pack que en realidad es físicamente imposible pero, ¿hay alguna forma de negarlo cuando está ahí? Dios.
Mi corazón golpea con furor cuando envuelve su enorme mano en la mía e inclina la cabeza para poder mirar directamente a mis ojos. Mientras me aprieta con un poderoso agarre y su toque brota como una descarga eléctrica a través de mí, susurra—: Tenemos un trato, Louis.
Creo que me desmayé.
Da un paso atrás y su sonrisa resplandece a través de mí, cargándome con mil megavatios y luego se dirige a sus hombres. — Consigan el papel para mañana, y llévenlo a salvo a casa.
Amelie.
Re: [Resuelto]Real (Larry Stylinson) Cap. 2 parte 1 publicado.CANCELADA.
AVISO
COMO HABRÁN NOTADO, NO TENGO TIEMPO PARA SUBIR LAS NOVELAS Y POR COSAS PERSONALES ME TENDRÉ QUE IR DEL FORO Y NO PODRÉ SEGUIR SUBIENDO PERO ESO NO QUIERE DECIR QUE LAS NOVELAS QUEDARAN ASÍ COMO ASÍ. MI QUERIDA Y AMADA ELIZABETH {LIZ } SEGUIRÁ CON ESTA NOVELA Y LA OTRA QUE TENGO EN EL FORO.
ESPERO QUE LAS SIGAN LEYENDO CON ELLA .
ADIÓS.
COMO HABRÁN NOTADO, NO TENGO TIEMPO PARA SUBIR LAS NOVELAS Y POR COSAS PERSONALES ME TENDRÉ QUE IR DEL FORO Y NO PODRÉ SEGUIR SUBIENDO PERO ESO NO QUIERE DECIR QUE LAS NOVELAS QUEDARAN ASÍ COMO ASÍ. MI QUERIDA Y AMADA ELIZABETH {LIZ } SEGUIRÁ CON ESTA NOVELA Y LA OTRA QUE TENGO EN EL FORO.
ESPERO QUE LAS SIGAN LEYENDO CON ELLA .
ADIÓS.
Amelie.
Re: [Resuelto]Real (Larry Stylinson) Cap. 2 parte 1 publicado.CANCELADA.
HOLA YO SOY LIZ Y SEGUIRÉ LAS NOVELAS DE AMELIA EN EL FORO AQUÍ LES DEJÓ EL LINK
DE REAL [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] PARA QUE LA SIGAN LEYENDO.
BESOS.
DE REAL [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] PARA QUE LA SIGAN LEYENDO.
BESOS.
PerfLarry
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