Think I love you better now {Larry Stylinson}

Louis’s POV

Lo admití. Únicamente a mí mismo y a mi cabeza, pero de igual manera lo admití. Hace trece días, siete horas y veinte minutos. Soy gay. Sí. Gay. Estuve en un estado de negación por quién sabe cuánto tiempo y aceptarlo se sintió mejor de lo que esperaba. En mi cabeza, por supuesto. No podría decírselo a nadie aún. Esperemos que sí en algún momento.

Al principio creí que tal vez era bisexual. Ha sido Harry quien me ha hecho sentir de esta manera. Siempre hemos sido cercanos. Demasiado cercanos para ser exactos. Las fans nos apodaron Larry Stylinson y a ambos nos pareció gracioso. Comenzó en The X factor cuando me subí a él mientras aún estábamos en el escenario. Tal vez inclusive en ese entonces sentí una chispa, pero lo escondí. Y con el tiempo, continuamos creciendo haciéndonos cada vez más cercanos. Quizás no éramos como otras amistades. Nos abrazábamos en el sofá fingiendo besarnos delante de la cámara. Constantemente nos susurrábamos el uno al otro en público, a pesar de que, por lo general, fueran cosas insignificantes. No podía –y aún no puedo– evitar esa sonrisa que atraviesa mi rostro cuando su respiración golpea mi cuello. Y luego estaban esos toques en el trasero, vivir juntos, los apodos y tomarnos de las manos e incluso también esos besos ocasionales que generalmente ocurrían mientras estábamos borrachos. Sí, está bien, definitivamente no éramos como otras amistades. Pero no me quejo.

Como sea, había pensado en hey, soy bisexual. Porque las mariposas que sentía cuando estaba junto a Harry, no eran algo que podría ignorar. Pero mientras más pensaba en ello, menos encajaba. Creí que encontraba a las mujeres atractivas. Podía apreciar la belleza y las curvas y todo eso. Pero no era al igual que los demás muchachos. Ellos veían chicas de la manera en que yo me encontraba mirando chicos. En vez de ser arrastrado hacia pechos, me sentía atraído hacia abdominales y cuellos y tan solo… hombres. Nunca había sido de los que piensan en que ser gay está mal, porque claramente no lo está. Pero claro, cuando llegué a la conclusión de que puta madre, miro hombres más de lo que debería, fue como si me golpeara una tonelada de ladrillos.

Algunas personas no lo aceptan ¿Pero cómo podría saber yo quiénes lo hacen? Los chicos no volverán a pensar lo mismo de mí. Bueno, miento. Sé que se lo tomarían bien. Pero bueno, temores irracionales se extendían por mi mente cada vez que estaba a punto de confesarlo. Terminé ahogándome con las palabras. Se atraparon en mi garganta y simplemente no podía hacerlo. ¿Qué pensarían las fans? Dios, podrían odiarme. Seguramente algunas se lo tomarían bien pero, ¿y las demás? No lo sabía. La prensa se volvería loca. ¿Y qué efecto provocaría en One Direction? ¿Si nos lleva a la ruina? No podría hacerles eso a ellos. ¿Qué hay de Harry, hmm? ¿Qué hay de mi Hazza? ¿Qué pasaría si esto cambia la forma en que era conmigo? No quiero que eso llegue a suceder.

Así que tendrá que quedarse en mi cabeza. Como todo lo demás.

Me he estado cortando desde que tenía quince. No recuerdo por qué comencé a hacerlo y tampoco el por qué no me detuve. Me volví adicto antes de que supiera qué estaba pasando y en lugar de enfrentarme a mis sentimientos como una persona normal, tomé una navaja de afeitar y la deslicé por mi piel. Sé que es malo. Créanme, leí muchas historias horribles acerca de ir demasiado hondo que casi me daba miedo volver a hacerlo. Casi. Necesito ese dolor. No hay otra manera. No puedo imaginar qué haría si no pudiera arruinar mi piel. No ha ocurrido nunca antes. Pero cuando me corto, siento ese dolor. Es real y me agobia. Se impone sobre cualquier cosa. Vence el desamor, la tristeza o la preocupación. Simplemente lo hace.

Y así es como terminé aquí. Sentado en el piso del baño de la habitación de nuestro actual hotel, rasuradora en mano, sangre en la muñeca. Podría decir “oops”, pero ya ni siquiera me importa. Comenzó con mis muñecas, todos estos años. Eso fue lo que leí y naturalmente fue allí donde traté por primera vez. Aún es mi parte favorita. Pero siendo famoso y todo, no puedo dejar que las fans lo vean. Así que cuando hace calor o necesito hacer algo con una camiseta de mangas cortas, me aseguro de hacerlo en otro lugar. Generalmente en mis piernas. Los muslos son la mejor opción si quieres ver sangre. Y eso quiero. Pero nada es mejor que mis muñecas. La sangre allí burbujea en forma de perlas antes de rodar fuera y es hipnotizante.

Y es invierno. Así que no me critiquen. Nadie las verá.

Aprieto la navaja contra mi piel de nuevo, silbando deliciosamente mientras voy más profundo que lo habitual. Nada peligroso. Sé lo que estoy haciendo.

Pero eso me hace pensar lo que pasaría si, efectivamente, voy demasiado lejos. No quiero morir. Me gusta mi vida. Pero esta extraña curiosidad continúa emergiendo dentro de mí, y solo me preguntaba. ¿Qué pasaría? ¿Cómo se sentiría? ¿Calmante? ¿Relajante? ¿O sería doloroso?

Sin darme cuenta, mi mano ya ha empujado el final de la hoja cerca de una vena, sin moverla, simplemente hundiéndola. Está tan cerca y debería estar asustado, pero hay algo en ello que me pone en trance. Si tan solo la arrastrara un poco más profundo…

Y luego la quito de encima porque whoa, ¿qué demonios estaba a punto de hacer? Mi respiración se acelera y lanzo la navaja de vuelta a su caja. Mierda. Esto ha ido demasiado lejos.

Me doy cuenta de que ya ni siquiera puedo confiar en mí mismo y es aterrador. En el mundo, la única persona a la que más entiendes y confías es a ti mismo. Lo haces, porque eres tú. Pero ahora, no teniendo el control sobre mí mismo… Tengo que decírselo a alguien. Nunca antes alguien lo ha sabido. Pero jamás había estado tan cerca de hacer algo peligroso.

Dios, ¿pero quién? Sé que los chicos no enloquecerían, pero existe una diferencia entre sus reacciones y eso lo dificulta aún más. Por supuesto, mi mente se va directamente hacia Haz. Nos decimos todo y amo eso de nosotros. Pero esto es algo que simplemente no puedo decirle. Entonces, ¿quién más? No puede ser Liam. Se pondrá todo Daddy Direction conmigo e intentará conseguirme ayuda. No necesito ayuda. Necesito un amigo. Entonces, ¿Niall? Siempre hemos sido los dos payasos del grupo, aunque a veces no congeniemos, si es que eso tiene sentido. Pero el irlandés no es el mejor para guardar secretos. No del todo. Por lo tanto, Zayn. Tiene que ser Zayn. Tiene sentido, él es tranquilo, practica zen la mayor parte del tiempo. Es profundo y buen oyente.

Zayn será. Su habitación es la de al lado, la comparte con Liam y Niall quienes, por lo que sé, salieron con Harry a conseguir la cena. Wow, esto es demasiado perfecto para ser real.

Meto el papelero debajo del armario. Nunca pasamos mucho tiempo en los hoteles, así que allá abajo no hay nada más que toallas y tales cosas. Harry nunca lo encontrará. Me limpio la sangre de mis muñecas con un trozo de lana y aprieto lo suficientemente fuerte asegurándome de que no siga saliendo. Una vez hecho esto y limpiado, me pongo mis TOMS y dejo la habitación.

Indeciso, toco la puerta de la habitación de Zayn, empujando hacia abajo las mangas de mi suéter solo por costumbre. La puerta se abre y él me sonríe.

—Vas happenin? —bromea guiñándome un ojo.

—Hey. —digo prácticamente murmurando. Sé que es raro en mí. Normalmente me burlo o bromeo, pero no hoy. Lo veo darse cuenta de que algo anda mal y me deja pasar, cerrando la puerta detrás de nosotros.

Lo sigo en silencio a su cuarto, y cierra esa puerta también. Se sienta en su cama. Sigo de pie y nervioso. Estoy seguro de que llego a temblar.

—¿Qué ocurre? Sabes que puedes contarme lo que sea. —dice Zayn lo más tranquilo posible. Necesito hacer esto. Si no lo hago… No sé qué sucederá, pero sé que no quiero llegar hasta ese punto.

Abro mi boca para responder, pero no encuentro las palabras correctas. ¿Cómo dices algo como esto? Hey, ¿qué hay? Por cierto, me estado cortando por años y estaba pensando en suicidarme. Sí, no.

Él levanta una ceja interesado y camino lentamente hacia él, mis manos corren por mi cabello. Muéstrale. Eso es. Tan solo debo mostrarle. Pero nunca he hecho eso antes y no estoy seguro de que pueda.

Aguántate y díselo, idiota. Me regañé.

Sin pensarlo más, subí mis dos mangas dejando mis brazos al descubierto para que hablaran por mí, dándole a él una vista completa. Los ojos de Zayn se abren completamente y muerde su labio, la preocupación se forma en su rostro. Me sonrojo enormemente, nunca había dejado ver esto a nadie más que a mí. Es privado. Bueno, lo era, hasta ahora.

—¿Desde cuándo? —me pregunta. Me sorprende que no tartamudee o me dé la más mínima mirada de odio.

Toma mis manos, acercándome hacia él y suspiro. —Años. —respondo suavemente.

—Entonces, ¿por qué ahora? —pregunta. Por qué le digo ahora, quiere decir. Comienzo a arrepentirme de haberle dicho, pero luego recuerdo la persona tranquila que es. Si él puede hacer esto entonces yo también. ¿Cierto?

—Estaba pensando en… cosas. —murmuro. Termino por sentarme a su lado, inspeccionando mis brazos. La mayoría de las cicatrices son de un tenue color blanco, viejo y curado, pero las nuevas son de un color rojo brillante. De pronto empiezo a odiar lo que amé por tanto tiempo.

—¿A qué te refieres con “cosas”? —pregunta cautelosamente, y siento como si me inundara. Dios, nunca lloro, pero el darme cuenta de que había considerado suicidarme, me golpeó con dureza.

—Estaba… —me interrumpo, sorbiendo mi nariz— Pensando si yo… ya sabes. —sé que es una forma poco convincente de terminar. Pero no podía lograr hacerme decirlo.

Zayn parece entender porque sus brazos de repente están a mí alrededor, tirando de mí hacia su pecho. Nos abrazábamos mucho, pero esta vez era diferente. Literalmente, me estaba ahogando.

—Ni te atrevas Louis. Mierda. Ni lo pienses. —dice por lo bajo, dando justo en el blanco. Siento como nudos comienzan a desenredarse y finalmente empiezo a llorar.

Honestamente, odio llorar frente a alguien. Siempre me sorprende cómo Harry puede hacerlo y no oculta su rostro avergonzado, mientras que yo me ruborizo como una remolacha. Pero aquí estoy, llorando en el hombro de Zayn, siendo totalmente honesto como un libro abierto. ¿Cómo es que estoy haciendo esto?

—Hay más. Cortes, me refiero. —admito en su camisa. Se echa hacia atrás y levanta una ceja, una pregunta silenciosa.

Suspiro y me retiró de él para darme espacio, desabrocho mis pantalones y tiro de ellos hacia abajo. Mis boxers ocultan algunas de ellas, pero las demás cicatrices están al descubierto, incluso más numerosas que las de mis muñecas.

—Dios, Lou. Necesitas hablar con alguien. —dice Zayn, con su mano en mi hombro.

—¿Crees que no lo sé? —dije bruscamente, y él hace una mueca— Lo siento. Es solo que… es por eso que me decidí a hablar contigo. Liam me hubiera internado.

Eso le sacó una pequeña risa. Sus ojos castaños se encuentran con los míos y frunce el entrecejo.

—¿Puedes hablar conmigo, entonces? Tienes que dejar salir lo que sea que te esté llevando a hacer esto. ¿Por qué esperaste hasta que llegar a este punto? —preguntó, y yo suspiré nuevamente.

La verdad es que, había estado pensando en Harry. El hecho de que mi Hazza fue quien me hizo darme cuenta de que era gay. El hecho de que él fue quien me hizo sonrojar y sentir mariposas. El hecho de que, vale, está bien, fantaseara con él. A lo grande. Y el hecho de que es total y completamente, sin lugar a dudas, heterosexual.

Pero no podía decirle eso a Zayn.

—Estoy bien. Lo juro. —murmuré. No puedo decirle sobre Harry. Nadie puede saber sobre eso. Tiene que permanecer dentro de mí.

—¡Obviamente no, Lou! Si estás tan mal como para haber llegado a pensar en… ponerle fin, entonces, necesitamos hablar. No puedes seguir guardándote más cosas. Has estado actuando extraño estas últimas semanas de todos modos. ¿Qué hay de eso, hmm? —pregunta, mientras yo subo mis pantalones, incapaz de volver a ver las cicatrices.

—Yo… —quería decírselo tan desesperadamente, pero siempre mantengo mi boca cerrada. Tal vez debería decírselo. Tal vez debería decirle que me gustan los chicos. No le importaría, ¿verdad?

—Sabes bien que no te juzgaré, ¿cierto? —dice, como si pudiera leer mi mente. Me siento sonrojado y preocupado, pero sus palabras me dan el impulso de confianza que necesito.

—Yo… me gusta… Soy gay. —digo finalmente. El tiempo parece detenerse mientras escucho las palabras salir de mi boca. El calor se eleva a mi cara mientras miro su expresión de sorpresa. Mi mente se adormece y oigo un pitido en mis oídos y siento como si estuviera enfermo.

Las cejas de Zayn están alzadas y temo haber cometido un error. Pero luego su rostro se rompe en una sonrisa de mil watts.

—¿En serio? —pregunta, agarrando mis hombros. Asiento con mi cabeza, sonrojándome aún más— ¡Es increíble! —sonríe, y mi boca se parte en dos.

—Tú… Entonces, ¿no es raro? —pregunto, emergiendo mis inseguridades.

—¡Claro que no! Quien sea que te guste, quien sea que ames, todo es lo mismo. Personalmente creo que es adorable. —dice Zayn.

Caigo entre sus brazos por el alivio, el peso desaparece de mis hombros. Él está bien con ello. Él está bien. No enloqueció. Zayn alborota mi cabello y yo me hundo en su cuello, acariciándolo.

—Ahora, solo tengo una pregunta. —dice y yo me echo hacia atrás, mirándolo con curiosidad— Ahora que sé que te gustan los chicos, tengo que preguntar. ¿Soy el más atractivo de la banda? —pregunta Zayn.

Estallé en carcajadas, incapaz de contenerme. Él se ríe también, y yo niego con la cabeza.

—Segundo lugar, superado únicamente por mi Hazza. —sonrío, y juego con mis pies.

—Cierto. Olvidaba que eres parcial. —se burla y le golpeo el brazo juguetonamente.

Así que tal vez mi vida está mejorando.