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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Protegida por Jace Wayland.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Protegida por Jace Wayland.
Jace Wayland
«Ellos dicen, antes de empezar una guerra debes saber por lo que peleas».
✚Título : Protegida por Jace Wayland.
✚Autor : Es mía.
✚Adaptación : Está adaptada al mundo de TMI.
✚Género : Romance, acción, comedia, fantasía.
✚Contenido : Violencia física y verbal y seguramente erotismo.
✚Advertencia : La historia no sigue fielmente el canon.
✚Otras páginas : En mi cuenta de Potterfics.
Última edición por ✝ Lu Wayland el Dom 08 Dic 2013, 1:49 pm, editado 1 vez
✝ Lu Wayland
Re: Protegida por Jace Wayland.
Sinopsis.
« Ellos dicen: antes de empezar una guerra tú debes saber bien por lo que peleas
Pero cariño, tú eres todo lo que adoro.
Si amor es lo que necesitas un soldado seré »
Cuando la vida relativamente perfecta de Jeanne Dupré se fue por la borda, se vio a si misma obligada a buscar ayuda desesperadamente.
Pedir ayuda resultó peor de lo que se esperaba, no solo estaba obligada a vivir en un nuevo lugar bastante lejos de su casa y sus amigos. Si no que también, un estúpido y arrogante chico de cabello rubio la seguía 24/7.
No es como si él quisiera seguirla, claro. El prefería quedarse atrapando moscas con un cuchillo si era necesario, y ella prefería que él se quedara haciéndolo.
Pero aquél hombre había insistido que por su seguridad, era necesario que siempre estuviera vigilada.
Y así fue como se encadenó a su "protector".
« Soy un ángel con una escopeta luchando hasta ganar las guerras
No me importa si el cielo no me vuelve a recibir
Lanzo lejos mi fe, cariño, para mantenerte a salvo
¿No sabes que eres todo lo que tengo?
Y yo... quiero vivir no sólo sobrevivir esta noche»
Última edición por ✝ Lu Wayland el Dom 08 Dic 2013, 1:58 pm, editado 5 veces
✝ Lu Wayland
Re: Protegida por Jace Wayland.
1. Hero.
«it's just another war. Just another family torn.
Falling from my faith today.
Just a step from the edge.
Just another day in the world we live.
I need a hero to save me now, i need a hero save me now.
I need a hero to save my life, a hero'll save me just in time»
Desesperada. No sabía si esa era la palabra correcta para describir lo que sentía, le parecía poca cosa.
Estaba frenética, fuera de sí. Cuando llegó a su casa del colegio, ésta, generalmente impecable era un desastre.
Los muebles carísimos de madera importada estaban rotos a la mitad, los cajones tirados y revueltos. Las vitrinas de trofeos reventadas.
El papel tapiz tenía marcas de garras que lo rajaban por todos lados. Había vidrio por donde miraras.
Todo era caos, incluso mirándolo, podía oír el ruido de todo romperse, de las mesas estrellarse contra las paredes, y gritos, muchos gritos.
Ya había suficiente desorden pero ella revolvía todo. ¿Qué buscaba? No lo sabía. Solo revolvía y tiraba todo. Una señal, algo que le indicara que pasó, donde estaban sus padres, que tenía que hacer.
Corrió escaleras arriba, algunos peldaños estaban rotos y tuvo que saltarlos, la habitación de la puerta de su madre había sido arrancada, entró.
Las puertas del gran armario estaban abiertas de par en par y había ropa tirada por todas partes. Apenas podía caminar entre tanta cosa. Con dificultad y con la sensación de que caminaba entre la nieve, llegó a la mesita de noche. Genial, el celular de su madre estaba allí. Abortó el plan de llamarla.
La cerradura del cajón habia sido rota y el cajón abierto.
Sea lo que fuese, alguien había estado buscando algo.
El corazón de _______ golpeteó en alerta.
Tropezándose con cosas salió del cuarto y revisó su habitación. No estaba muy diferente de la anterior.
Se agarró el cabello con ambas manos tan fuerte que parecía que se iba arrancar el cuero cabelludo.
Lloraba histéricamente, gritaba.
Caminó al cuarto de baño, las fotos de la pared del pasillo estaban chuecas, o directamente en el piso.
En el baño, _______ se quedó como estatua. En la pared del fondo alguien había escrito un número telefónico. Y luego, había una mancha de sangre que caía hasta el piso, Jeanne se estremeció.
Tanteó en sus bolsillos y sacó el celular, lo miró unos segundos.
Con dedos temblorosos y el corazón en la boca, tecleó los números.
El tono sonó en su oído.
Y sonó.
Y sonó.
Y nadie atendió.
Cerró el celular y bajó de nuevo. Ésta vez caminó hacia el living.
Los sillones estaban desgarrados y tenían relleno salido para afuera, la cortina había sido forcejeada y ahora colgaba de un lado.
La televisión seguía encendida en el canal de fútbol. El canal que siempre miraba su padre.
Seguramente estaba ahí, en ese mismo sillón, antes que lo que sea que hubiese pasado, ocurriera.
Se tiró de rodillas al piso y no aguantó más, lloró fuerte y con ganas. No sabía porque lo hacía, por miedo, quizás.
Luego el llanto se convirtió en furia, en ira, luego en duda, y finalmente, en decisión.
Sea lo que sea que haya venido, volvería.
Y ella no estaría allí para entonces.
Agarró la mochila del colegio y la abrió boca abajo, tirando todos sus útiles y libros al piso. Luego saltó por las escaleras hacia arriba de nuevo, a su habitación.
Del piso revolvió y eligió algunas cosas, guardando todo así nomás en la mochila ahora vacía. Tomó algunas fotos que se habían salvado, y otras que las tuvo que sacar del marco y las guardó en el bolsillo pequeño, junto al cepillo de dientes, de pelo y algunas cosas más que sacó del baño.
Entró al cuarto de su madre y su corazón dolió de nuevo, mordiendose el labio para reprimir el llanto, guardó el celular de ella, la foto de la boda con su padre, tomó algunas pertenencias íntimas, y cerró la mochila de una sola vez.
Volvió a bajar y se percató que no había lugar para comida en la mochila, aunque cuando abrió la heladera descubrió que todo lo que había adentro estaba destrozado.
Para sumar a sus desgracias, era imposible encontrar dinero allí, asi que solo contaba con lo poco que le habían dado antes de ir al colegio.
Salió con un suspiro.
Caminó por horas, perdió la cuenta de cuantas, solo se percató porque en un determinado momento reaccionó que estaba en el centro de la ciudad, y ya era de noche.
Miró a todos lados, tenía las manos enganchadas en las asas de la mochila, y a pesar que tenía un moño hecho en su pelo rubio con mechones más oscuros, la nuca le sudaba, y contrastando con el viento frío, la hacían estremecer.
En la calle solo estaban los típicos andantes nocturnos, chicas con el cabello rapado, de colores, o llenas de tatuajes y anillos. Muchachos que caminaban en grupos de 10 con varias botellas que andaban entre ellos. Señores que regresaban del trabajo con sus maletines, con la mirada baja y caminando apresuradamente.
— ¿Quieres un poco, linda? — la sorprendió una voz a su costado, un hombre viejo, con la nariz grande y encapuchado, le ofreció algo que parecía un cigarrillo pero que seguramente no lo era. Aquél sujeto se parecía a la versión masculina de la bruja de Blancanieves que ella siempre había imaginado.
— N-no - respondió ella y volvió a retomar el paso, apresurándose más.
Se alejó un par de cuadras cuando se detuvo por el miedo. La luz encima de ella y la de la siguiente farola titubearon y se apagaron. Tragó saliva fuerte.
¡Idiota! Se reprendió. ¡Debiste haber cogido un arma al menos!
Era demasiado tarde para lamentarse. Mirando a todos lados, intento seguir caminando, observando a posibles amenazas que allí rondaban.
A quién engañaba, toda persona que veía le parecía una amenaza.
Un gran ruido sonó del final de la calle a sus espaldas, un gran ruido que se iba aproximando, y que con un chirrido se detuvo a un metro de ella.
Una gran moto se plantaba allí, y un gran motociclista con una capa larga y capucha le daba la espalda.
No supo si seguir avanzando. ¿Por qué se paró ahí? ¿Estaría esperando a alguien?
O lo peor, ¿Estaría esperandola a ella para hacerle alguna clase de maldad?
Titubeó pero no tuvo tiempo de decidir cuando una voz habló.
— ¿______ Dupré? - preguntó, provenía de la persona sobre la gran motocicleta.
— ¿C-como sabes mi nombre? - el miedo se asomó a su voz, pero era lo que ella menos pretendía.
— Sube. - solo dijo. Seguía de espaldas, parecía que tenía la cabeza inclinada hacia ella, pero con la capucha era difícil decirlo.
— ¿De que hablas? No subiré.
La persona se enderezó en el asiento y cruzó los brazos.
— Necesito que subas. -volvió a decir, su voz era fría y mandona.
— Estás loco si crees que subiré. - replicó ella. ¿Qué hacia ella de todos modos, siguiendo la conversación?
— Y tú estás loca si crees que sobrevivirás aquí. - le dijo, sin más. Ella resopló, él tenía razón, pero ¿Estaba bien subirse?
¿A dónde la llevaría?
¿Cómo sabía su nombre?
Tenía tantas dudas y su boca no formulaba ninguna palabra en absoluto.
— ¿Cómo se que debería confiar en ti? Te plantas aquí en el medio de la noche, sabiendo mi nombre, encapuchado y en una moto de miedo, ¿Y crees que me subiré asi, sin más? No se con que clase de chicas tratas pero claramente con ninguna como yo.
Escupió rápido y temió la peor de las reacciones por su parte.
Bajó de la moto y la encaró. Con que era un chico.
Alto, muy alto a decir verdad. Y la capa estaba llena de cuchillos colgados en diferentes cintos. Daba miedo.
— Escucha - le dijo, señalándole con el dedo - Vine aquí a salvar tu adinerado trasero, si quieres sube y vámonos antes que un demonio nos joda, o si quieres quédate aquí y muere. A mi me da igual. - respondió, claramente molesto por toda la situación.
— ¿Demonios? - ella parpadeó con confusión mientras asimilaba las palabras.
— No te hagas la desentendida conmigo. Existen los demonios, tú lo sabes, yo lo sé mejor que nadie. Y si no quieres que venga uno a escupirte en la cara, será mejor que subas a la moto y nos marchemos de aquí. - el miraba a todos lados mientras hablaba.
Un cazador de sombras, pensó ella, tanto daño no me podrá hacer.
¿Pero de donde salió?
Volvió a encaminarse a la moto y con un movimiento de su larga pierna ya estaba sobre ella, en cambio, la chica tuvo un poco de dificultad en subir en una moto tan alta.
— Ésta moto es de un vampiro - susurró más para ella misma, mirándola.
— Oh, no me digas. - dijo con cierto sarcasmo y diversión en la voz, haciendo rugir el motor y arrancando.
Por la sorpresa. ________ aferró las manos a los costados del abrigo del chico, el corazón le latía fuerte y la cabeza le explotaba de dudas.
Buenas >w< Esta es mi primera novela de TMI, mi reciente y GRAN obsesion *-+ la historia no sigue fielmente el canon, pero son detalles que se irán dando cuenta :D
Cada capítulo tiene el nombre de una canción, y empieza con una frase de ésta, todo ésto acorde a la situación y/o sentimientos del capi :3
Comenteeeeeeeen, por fis *w*
✝ Lu Wayland
Re: Protegida por Jace Wayland.
Hola! Soy nueva lectora y me encanta tu novela, espero que la sigas!!
BESOS MERY
Mary styles :3
Re: Protegida por Jace Wayland.
Oh dios me he enamorado
¡Aquí una fan de Cazadores de Sombras!
¿Donde está Simon bebe sepsi?
Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
¡Aquí una fan de Cazadores de Sombras!
¿Donde está Simon bebe sepsi?
Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
king.kylie
Re: Protegida por Jace Wayland.
NUEVA LECTORA HEEEEEEEEEEEEERE. Me estoy enamorando de tu novela y acaba de empezar, God, necesito más. Por fin novelas de Cazadores de Sombras, ya las echaba en falta. ¿Dónde está el sexy Saimon Lúis? Ah, estúpido y sensual daylighter, lo amo sdfghjklñ. ¡Sube pronto pls!<3.
Mina ♡
Re: Protegida por Jace Wayland.
Nuueeva lectoraaa :D por el angel SEGUILAAAAAAA es demasiado chu Jace, posta que lo amo y la nove parece muy prometedora de verdad asi que SEGUILA ^•^
Estefania.
Re: Protegida por Jace Wayland.
2. I'm not a superhero.
Nota : Cambié ____ por Jeanne porque me resulta más cómodo.
«Im running out of time. I hope that I can save you some how.
If I, If I had super powers. I'd save the world and you would be mine,
Have no fear your hero is here,my super sense is telling me that danger is near.
I'm getting close to you so I can watch your back.
A villain's on the loose and hes ready to attack.
But, Im not a super hero. not that kind of guy. But, I can save you baby»
La moto iba peligrosamente a toda velocidad. Pasando dos carros por el angosto espacio entre ellos.
Atravesando plazas con pasto, subiendo veredas.
Y provocando, muchos, muchos insultos.
Algunos venían del asiento trasero.
— ¡Para, imbécil! ¡Me vas a matar! - chilló Jeanne como pudo, ya que la velocidad le dificultaba respirar.
En respuesta ganó una risa, fue un sonido grave, varonil, que inundó el aire.
Pero no pudo disfrutarlo mucho porque el chico aceleró aún más. Las avenidas pasaban como flashes, los edificios se convirtieron en una masa arremolinada de colores y destellos que chocaban y se dispersaban.
Cuando finalmente frenaron, Jeanne tardó en reaccionar.
Su cuerpo era una gelatina de la raíz del pelo hasta la punta de los pies.
Bajó pero no estaba segura si las piernas iban a resistir su peso, el corazón le latía fuerte y tenía la garganta seca.
— ¡¿Es que acaso planeabas matarme?! - le espetó.
Él rió, otra vez, con ese sonido varonil. No se permitió distraer por eso.
— Incluso si te hubiera matado, lucirías mucho mejor que ahora - señaló a su cabello. Ella se llevó las manos y con un resoplido se acomodó el nido de pájaros que se había creado.
— ¿Es aquí? - señaló secamente el portón donde se hallaban. Apenas el asintió, no le dio tiempo de dejarlo hablar, se encaminó adentro.
— ¡Pero no sabes a donde ir! - gritó él desde atrás.
— ¡Averiguaré! - chilló en respuesta. Y como estaba de espaldas a él, permitió cambiar su expresión hacia una de asombro y maravillada, por la enorme catedral gótica que se levantaba enfrente a ella.
Era una fiel amante de la historia del arte.
Si su profesora de historia estuviera aquí…
El colegio, ¿Volvería algún día? Un poco de tristeza la inundó mientras abría la enorme puerta.
Adentro era incluso más impresionante, pero intento no quedarse estancada babeando por el decorado.
Seguía furiosa con el tipo ese.
Pero tenía que encontrar a alguien, quien sea.
¿Por qué la llevó allí?
¿Y si era un psicópata violador y esta era la guarida donde encerraba a sus víctimas?
¿Y si tenía un sótano lleno de cadáveres de las antiguas chicas ingenuas que atrapó?
Ingenua. Así se sintió.
Estaba tan desesperada que se subió a la maldita moto sin pensar demasiado las consecuencias.
Se iba directo a la salida de nuevo cuando se abrió.
El muchacho entró.
Se sacó el abrigo largo y lo colgó en un perchero cercano.
Sin armas y sin una capucha cubriéndolo, no parecía tan malo.
Era bastante más alto y grande que ella, de hombros anchos y fina cintura.
Tenía el pelo dorado y el rostro afilado, Jeanne pensó que si quisiera asesinarla le hubiera cortado el cuello con sus pómulos.
Pero resultaba… Atractivo. De una forma bizarra y peligrosa.
Tragó saliva.
Ni aunque fuera mono. No.
— Bienvenida al instituto de Brooklyn.
Dijo con un suspiro. Y ella sintió como un gran peso abandonaba su cuerpo, sus dudas, sus miedos.
Volvió a mirar más tranquila su entorno.
No parecía en nada un instituto, ella había conocido uno una vez, muy, muy bien. Y no eran nada parecidos.
— Así que Brooklyn, ¿Eh? - dijo ella volviendo a mirarlo.
— Sígueme. - su tono había perdido agresividad, pero seguía distante.
La guió por una serie de pasillos y escaleras, ella cada vez estaba más maravillada con la decoración.
— Aquí - dijo de improviso él y se detuvieron frente a dos puertas de madera enormes. — Entra.
— ¿Algún día serás cortes? - preguntó ella.
— Cuando seas bonita, hablamos. - le guiñó un ojo y se retiro.
Jeanne sintió que le hervía la cara, y casi le borra ese guiño a golpes.
Se giró hacia la puerta, y su estómago se retorció de miedo ante lo que podría aguardarle.
Las manos comenzaron a sudar, y se las tuvo que limpiar en el jean.
Antes que pudiera tocar la puerta, una voz la detuvo.
— ¿Disculpa? ¿Quién eres tú? - Habló a sus espaldas. Era un chico, pero no era la voz del primero que conoció.
Ella se giró, él ya estaba a su lado.
Tenía el cabello negro medio largo, tirado para atrás. Ojos tan azules que juró que podrían ser innaturales. Y llevaba las marcas de un cazador.
Además de ser guapo. Oh. Maldita vida.
— Soy Jeanne - se presentó nerviosa.
Él alzó una ceja con curiosidad.
— Umh, yo… el chico ése, me trajo aquí, yo, yo no sé para que… - tartamudeaba. Estaba nerviosa.
— ¿El chico? - dudó - Oh, sí. Entonces eres la chica Dupré.
Ella asintió. ¿Todos sabían su nombre?
— Eh, pareces aterrada. Relájate, Hodge te espera - hizo un ademán hacia la puerta. Y se retiró.
Ella soltó el aire que no sabía que aguantaba.
Había alguien esperándola.
¿Todos en ese lugar lucirían guapos?
Por favor si, por favor si.
Pero sus plegarias no fueron escuchadas. Además de sentirse estúpida por tener tan inútiles pensamientos en un momento de gravedad.
El lugar era una inmensa biblioteca. El paraíso de Jeanne si no hubiera estado tan aterrada.
Detrás de un escritorio tupido de papeles, la esperaba un señor, no mucho mayor que su padre.
Con el rostro amable.
— Pasa, Jeanne. Siéntate.
Las piernas le fallaban otra vez.
Se había convertido en una cobarde y lo odiaba.
Odiaba lo que estaba pasando.
Se sentó y el hombre, quién tenía un juego de té en el escritorio, le sirvió.
— Bebe, es relajante y te hará bien. - ella asintió, perdiendo noción de cómo emitir sonidos. — ¿Azúcar? - preguntó de nuevo el hombre y ella volvió a asentir.
Él se veía amable, dulce. La clase de hombre que su madre le conseguiría como tutor de algún idioma.
Su madre.
Dolió.
— Imagino que tendrás muchas preguntas - adivinó él.
Ella no pudo asentir ya que tenía la taza en su boca. Era tan reconfortante sentir algo cálido. Parecía que el calor del té, desataba el nudo que tenía a medio camino de la garganta.
— Sí, pero no se por dónde empezar.
— Quizás el porque estás aquí. - opinó el señor, dejando su taza en la mesa.
"Realmente, lo primero son mis padres." Pensó ella, pero entendió que, como todo era tan reciente, el pobre hombre no entendería nada aún, tampoco.
— Eso. ¿Por qué ese chico fue a buscarme? Y parece que todos supieran mi nombre - su voz comenzó a volverse nerviosa. - estoy un poco asustada, a decir verdad.
Admitió, jugueteando sus dedos en la loza de la taza, que estaba muy caliente y le cosquilleaba las yemas.
— Puedes estar tranquila - dijo él y ella lo miró. — Esto es un instituto ¿Recuerdas?
Ella asintió y el continuó — Te trajimos aquí porque está es una casa abierta para los cazadores de sombras que lo necesiten. Y ahora mismo, Jeanne, lo precisas.
¿La estaba invitando a quedarse allí? ¿Alguien que no conocía le ofrecía un hogar? Estaba al borde del llanto.
— Aún no entiendo eso, ¿Por qué todos saben mi nombre? ¿Por qué el chico sabía donde estaba? ¿Cómo sabe qué necesito? - las preguntabas se acumulaban y no podía largarlas con pausas.
— Tranquila. Vi unas llamadas perdidas en el captor del teléfono. Las rastreé y di con tu casa, me imaginé que algo les pasaba. Así que lo envié con la descripción de tu madre, me imaginé que serías similar a ella, a que revisara la zona.
Ella comenzó a sollozar.
— Así que el número que estaba pintado en el baño ¿Era de usted?
Hodge se vio sorprendido.
— Me imaginé que tu madre te habría dado mi número - confesó en voz baja - ¿Qué pasó con ella?
— ¿Conoce a mi madre?
— Sí - respondió él, con cierta melancolía.
Ella le contó todo lo ocurrido, entre hipos por el llanto y resonadas de nariz. Cuando terminó, seguramente el té había hecho efecto, porque se sentía mejor.
— ¿Y no tienes sospechas?
— Nop. - mintió.
Él suspiró con resignación y se paró, yendo a su lado.
— Bueno, lo averiguaremos - dijo poniendo una mano en su hombro. — Ven, te mostraré tu habitación.
Y se fue hacia la puerta.
"Tu habitación" resonó en su cabeza.
La guió al fondo del pasillo y le abrió una puerta.
— Esta vacía porque no solemos tener visitas aquí, pero puedes adornarla a tu gusto - le sonrió dejándola pasar.
— ¿Cuántos son aquí? - preguntó con curiosidad, antes que el hombre se fuera.
— Somos pocos, en realidad. Ya los conocerás. - Y se fue.
Entro al cuarto. Era pequeño en realidad, contaba con una cama bajo la ventana, y un escritorio a los pies de esta. Al costado, una puerta al baño, y junto a la puerta un armario.
Pero se sentía acogedor.
Y todo estaba ordenado.
Y no había vidrios rotos, ni sangre, ni gritos imaginarios.
✝ Lu Wayland
Re: Protegida por Jace Wayland.
Nueva lectora :D esta es la primera novela de CDS que leo y me parece muy buena, síguela cuando puedas :(L):
ClaudiaJonas
Re: Protegida por Jace Wayland.
Hola Claudia <3 Me alegro mucho de leerte, y me alegro de que te guste!ClaudiaJonas escribió:Nueva lectora :D esta es la primera novela de CDS que leo y me parece muy buena, síguela cuando puedas :(L):
En poco subiré el próximo, gracias por pasarte, besos, xx
✝ Lu Wayland
Re: Protegida por Jace Wayland.
No puedo creer que no haya respondido! Hola Mery, muchísimas gracias pro pasarte y disculpame la demora :)Mary styles :3 escribió:
Hola! Soy nueva lectora y me encanta tu novela, espero que la sigas!!
BESOS MERY
✝ Lu Wayland
Re: Protegida por Jace Wayland.
Paola! Lamento la demora, dios, no puedo creer que no haya respondido cxPaolaStylinson escribió:Oh dios me he enamorado
¡Aquí una fan de Cazadores de Sombras!
¿Donde está Simon bebe sepsi?
Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Habrá MUCHO de Simon sepsi, tu ten paciencia y veras :D
Gracias por pasarte!
✝ Lu Wayland
Re: Protegida por Jace Wayland.
Hola Mina c: Gracias mileeees por pasarte, lamento haber demorado tanto lol, me halagas(?)Mina ♡ escribió:NUEVA LECTORA HEEEEEEEEEEEEERE. Me estoy enamorando de tu novela y acaba de empezar, God, necesito más. Por fin novelas de Cazadores de Sombras, ya las echaba en falta. ¿Dónde está el sexy Saimon Lúis? Ah, estúpido y sensual daylighter, lo amo sdfghjklñ. ¡Sube pronto pls!<3.
Habrá mucho del saimon, tú esperate ;) jajaja sajh3hj yo tambien lo amo jesú <3
✝ Lu Wayland
Re: Protegida por Jace Wayland.
Hola Estefania, que verguenza haber respondido tan tarde u_u muchas gracias por pasarte, y la seguí, besos y te espero por aqui pronto <3Estefania. escribió:Nuueeva lectoraaa :D por el angel SEGUILAAAAAAA es demasiado chu Jace, posta que lo amo y la nove parece muy prometedora de verdad asi que SEGUILA ^•^
✝ Lu Wayland
Re: Protegida por Jace Wayland.
3. Already torn.
Al cabo de unas horas, que le parecieron minutos, la puerta sonó.
Ella despertó ¿Desde cuando estaba dormida?
Miró por la ventana y vio que ya era de noche. Se dio cuenta que se había tirado a la cama boca abajo, incluso con la mochila puesta. Y ahí había quedado.
Con dificultad, se paró y se sacó la mochila. Estaba mareada por el sueño.
La puerta volvió a sonar.
“Voy” murmuró adormilada y abrió la puerta.
Había un chico en un sweater de lana, de lentes, y pelo enrulado mirándola tras grandes anteojos. Sonreía de lado y sostenía una bolsa de papel.
— ¿huh? – solo pudo decir ella. Con los ojos entrecerrados por la fuerte luz del pasillo.
— Perdón si te desperté – se disculpó mostrando blancos dientes en una sonrisa. Si no estuviera tan dormida hubiera jurado verle dos colmillos. — Acabo de enterarme que te mudaste aquí, y me pareció cortés venir a saludar.
— Yo no lo llamaría “mudarme” simplemente caí aquí – ella sonrió – Gracias de todos modos.
— También vivo aquí, y, uh – el se rascó la nuca – generalmente los vecinos se traen pastel, no tengo pastel, pero tengo galletas. Creí que tendrías hambre.
Le tendió la bolsa y ella la aceptó, aumentando su sonrisa.*
— Muchas gracias, em – ella frunció el ceño, no sabía su nombre.
— Simon – él le sonrió – Soy Simon, Jeanne.
— Vaya, todos me conocen aquí.
El chico de los lentes rió – Si, algo así. Bueno, nos vemos luego. – Se despidió con la mano y se fue.
Volvió a cerrar su puerta y fue a su mochila a ponerse cómoda. Luego de un baño que precisaba mucho, se colocó su pijama. Se sentó en su cama e hizo el ademán de agarrar la bolsa.
— Será mejor con leche. ¿Tendrán leche aquí?
Se preguntó a si misma y salió.
Oh. Oh. ¿Dónde estaría la cocina?
Lo más normal es que estuviera en la primera planta.
Bajó como pudo las escaleras, tratando de hacer el camino que había hecho hace unas horas con el muchacho rubio.
En la oscuridad, las paredes levantaban sombras que la atemorizaban un poco.
Cuando por fin llegó a la planta baja, se sintió perdida de nuevo.
Perdida y estúpida.
Por estar en una casa desconocida, y no preguntar ni donde estaba la cocina.
Pero como si sus súplicas fueran escuchadas por una vez, vio una luz encendida cerca y ruidos.
Se acercó con miedo al umbral.
¡Bingo! ¡La cocina!
Había una chica allí, de espaldas a Jeanne.
Era pelirroja y bajita.
Ella carraspeó para llamar su atención, tímida.
La chica se sobresaltó y giró.
— L-Lo siento. – tartamudeó – No quería asustarte.
La chica cambió su expresión por una más cálida, y le sonrió.
— No te preocupes, solo estaba desprevenida. ¿Precisas algo?
— Umh, sí…
— No tengas vergüenza,Jeanne. Ahora es tu casa también.
— Es increíble como todos me conocen pero yo no sé el nombre de nadie. – rió.
— Soy Clary – le tendió una mano – Clary M – titubeó – Fray. Clary Fray.
— Es un gusto - Jeanne le sonrió.
Un poco más confiada, tomó un vaso de leche y volvió a su cuarto.
Otra vez, sonaba tan extraño.
Mientras bebía y comía las galletas, ordenaba su ropa.
Su madre le había pegado la locura por la limpieza, y ahora, aunque no sabia cuando iba a estar allí, quería estar en orden.
Pensó en como todos habían sido amables con ella.
Excepto esos dos chicos…
Y tenían que ser los guapos.
Su puerta volvió a sonar, ésta vez por la mañana. Había descansado bastante bien, de todos modos.
No podía quejarse.
— ¡Jeanne!,¡Jeanne! – la llamaron desde el otro lado – Soy Hodge, por favor levántate y ven a la biblioteca. – sonó amable como siempre.
Ella saltó de la cama, se lavó la cara y con los dedos se pudo desenredar el pelo.
No le preocupó en absoluto estar en pijama, fue a la biblioteca.
Ésta vez no tuvo miedo de errar, se sentía extrañamente familiar.
Se acomodó en el cómodo lugar que estuvo hace menos de 24 hs y esperó.
— Jeanne, ¿Pasaste una buena noche?
— Si – sonrió – Gracias.
— Me alegro – Sonrió también - Jeanne - tomó un semblante más serio – Hablé con los hermanos silenciosos.
Ella levantó las cejas en sorpresa.
— Dicen que, dados las descripciones que me has dado, tu casa fue atacada.
“No. Es que a mi madre le dio por redecorar. Es arte moderno abstracto” quiso responder, pero se contuvo.
Ella y sus impulsos de ser grosera.
— Pero no cualquier persona – continuó él – Ese tipo de destrozos solo pueden ser provocados por personas tan crueles como Valentine o sus seguidores.
Jeanne se heló.
Había luchado contra la intuición que le decía lo mismo.
Ella agachó la mirada, asi que el hombre continuó.
— Lo que sea que estaba buscando, no lo encontró.
— Por algo se llevó a mis padres – continuó Jeanne hablando, trastornada. "¿O estaría buscándolos a ellos?" Pensó.
— Exacto, quiere descubrir donde está ese algo o alguien.
— Y – ella tragó - ¿Usted que sugiere que es?
— No lo sé – su tono se apagó – Pero por algo tu madre quería protegerte.
Ella se congeló, otra vez. Y su corazón se encogió.
Se removió nerviosa, jugó con sus manos. Comenzó a sudar.
— Lo que sea que sea – prosiguió, ante el silencio de la chica – será probable que te busque, y no podemos permitir que algo pase.
Ella frunció el ceño en confusión.
— Necesitamos que alguien te proteja – dijo, suspirando con resignación.
— ¡Se cuidarme sola! – Protestó.
— Y estoy seguro de ello, pero aún así. Te asigné a alguien para que esté contigo siempre. Dos son mejor que uno, ¿No?
Ella no estaba feliz, cruzó los brazos y farfulló mirando a otro lado. Pero por un lado tenía razón.
Había recibido entrenamiento, pero seguro no tanto como habían recibido los que habían sido criados allí.
Y, francamente, no le vendría mal una ayuda.
Hodge se levantó y fue hasta la puerta
— Lo siento, Jeanne. Pero debo hacer esto, por ti, y por tu madre – dijo tristemente – Te presento a quien va a cuidar de ti
Y abrió la puerta.
— Jace. – dijo el hombre.
Y una cabeza rubia estaba allí plantada, mirando con la frente alta y una sonrisa de lado.
Oh. No. Tan arrogante. Tan malo. Tan… caliente.
— Que hay, rubia. – sonrió aún más con malicia.
Jace…. Asi que ese era su nombre.
Jeanne se vio venir unos cuantos dolores de cabeza.
Ella despertó ¿Desde cuando estaba dormida?
Miró por la ventana y vio que ya era de noche. Se dio cuenta que se había tirado a la cama boca abajo, incluso con la mochila puesta. Y ahí había quedado.
Con dificultad, se paró y se sacó la mochila. Estaba mareada por el sueño.
La puerta volvió a sonar.
“Voy” murmuró adormilada y abrió la puerta.
Había un chico en un sweater de lana, de lentes, y pelo enrulado mirándola tras grandes anteojos. Sonreía de lado y sostenía una bolsa de papel.
— ¿huh? – solo pudo decir ella. Con los ojos entrecerrados por la fuerte luz del pasillo.
— Perdón si te desperté – se disculpó mostrando blancos dientes en una sonrisa. Si no estuviera tan dormida hubiera jurado verle dos colmillos. — Acabo de enterarme que te mudaste aquí, y me pareció cortés venir a saludar.
— Yo no lo llamaría “mudarme” simplemente caí aquí – ella sonrió – Gracias de todos modos.
— También vivo aquí, y, uh – el se rascó la nuca – generalmente los vecinos se traen pastel, no tengo pastel, pero tengo galletas. Creí que tendrías hambre.
Le tendió la bolsa y ella la aceptó, aumentando su sonrisa.*
— Muchas gracias, em – ella frunció el ceño, no sabía su nombre.
— Simon – él le sonrió – Soy Simon, Jeanne.
— Vaya, todos me conocen aquí.
El chico de los lentes rió – Si, algo así. Bueno, nos vemos luego. – Se despidió con la mano y se fue.
Volvió a cerrar su puerta y fue a su mochila a ponerse cómoda. Luego de un baño que precisaba mucho, se colocó su pijama. Se sentó en su cama e hizo el ademán de agarrar la bolsa.
— Será mejor con leche. ¿Tendrán leche aquí?
Se preguntó a si misma y salió.
Oh. Oh. ¿Dónde estaría la cocina?
Lo más normal es que estuviera en la primera planta.
Bajó como pudo las escaleras, tratando de hacer el camino que había hecho hace unas horas con el muchacho rubio.
En la oscuridad, las paredes levantaban sombras que la atemorizaban un poco.
Cuando por fin llegó a la planta baja, se sintió perdida de nuevo.
Perdida y estúpida.
Por estar en una casa desconocida, y no preguntar ni donde estaba la cocina.
Pero como si sus súplicas fueran escuchadas por una vez, vio una luz encendida cerca y ruidos.
Se acercó con miedo al umbral.
¡Bingo! ¡La cocina!
Había una chica allí, de espaldas a Jeanne.
Era pelirroja y bajita.
Ella carraspeó para llamar su atención, tímida.
La chica se sobresaltó y giró.
— L-Lo siento. – tartamudeó – No quería asustarte.
La chica cambió su expresión por una más cálida, y le sonrió.
— No te preocupes, solo estaba desprevenida. ¿Precisas algo?
— Umh, sí…
— No tengas vergüenza,Jeanne. Ahora es tu casa también.
— Es increíble como todos me conocen pero yo no sé el nombre de nadie. – rió.
— Soy Clary – le tendió una mano – Clary M – titubeó – Fray. Clary Fray.
— Es un gusto - Jeanne le sonrió.
Un poco más confiada, tomó un vaso de leche y volvió a su cuarto.
Otra vez, sonaba tan extraño.
Mientras bebía y comía las galletas, ordenaba su ropa.
Su madre le había pegado la locura por la limpieza, y ahora, aunque no sabia cuando iba a estar allí, quería estar en orden.
Pensó en como todos habían sido amables con ella.
Excepto esos dos chicos…
Y tenían que ser los guapos.
Su puerta volvió a sonar, ésta vez por la mañana. Había descansado bastante bien, de todos modos.
No podía quejarse.
— ¡Jeanne!,¡Jeanne! – la llamaron desde el otro lado – Soy Hodge, por favor levántate y ven a la biblioteca. – sonó amable como siempre.
Ella saltó de la cama, se lavó la cara y con los dedos se pudo desenredar el pelo.
No le preocupó en absoluto estar en pijama, fue a la biblioteca.
Ésta vez no tuvo miedo de errar, se sentía extrañamente familiar.
Se acomodó en el cómodo lugar que estuvo hace menos de 24 hs y esperó.
— Jeanne, ¿Pasaste una buena noche?
— Si – sonrió – Gracias.
— Me alegro – Sonrió también - Jeanne - tomó un semblante más serio – Hablé con los hermanos silenciosos.
Ella levantó las cejas en sorpresa.
— Dicen que, dados las descripciones que me has dado, tu casa fue atacada.
“No. Es que a mi madre le dio por redecorar. Es arte moderno abstracto” quiso responder, pero se contuvo.
Ella y sus impulsos de ser grosera.
— Pero no cualquier persona – continuó él – Ese tipo de destrozos solo pueden ser provocados por personas tan crueles como Valentine o sus seguidores.
Jeanne se heló.
Había luchado contra la intuición que le decía lo mismo.
Ella agachó la mirada, asi que el hombre continuó.
— Lo que sea que estaba buscando, no lo encontró.
— Por algo se llevó a mis padres – continuó Jeanne hablando, trastornada. "¿O estaría buscándolos a ellos?" Pensó.
— Exacto, quiere descubrir donde está ese algo o alguien.
— Y – ella tragó - ¿Usted que sugiere que es?
— No lo sé – su tono se apagó – Pero por algo tu madre quería protegerte.
Ella se congeló, otra vez. Y su corazón se encogió.
Se removió nerviosa, jugó con sus manos. Comenzó a sudar.
— Lo que sea que sea – prosiguió, ante el silencio de la chica – será probable que te busque, y no podemos permitir que algo pase.
Ella frunció el ceño en confusión.
— Necesitamos que alguien te proteja – dijo, suspirando con resignación.
— ¡Se cuidarme sola! – Protestó.
— Y estoy seguro de ello, pero aún así. Te asigné a alguien para que esté contigo siempre. Dos son mejor que uno, ¿No?
Ella no estaba feliz, cruzó los brazos y farfulló mirando a otro lado. Pero por un lado tenía razón.
Había recibido entrenamiento, pero seguro no tanto como habían recibido los que habían sido criados allí.
Y, francamente, no le vendría mal una ayuda.
Hodge se levantó y fue hasta la puerta
— Lo siento, Jeanne. Pero debo hacer esto, por ti, y por tu madre – dijo tristemente – Te presento a quien va a cuidar de ti
Y abrió la puerta.
— Jace. – dijo el hombre.
Y una cabeza rubia estaba allí plantada, mirando con la frente alta y una sonrisa de lado.
Oh. No. Tan arrogante. Tan malo. Tan… caliente.
— Que hay, rubia. – sonrió aún más con malicia.
Jace…. Asi que ese era su nombre.
Jeanne se vio venir unos cuantos dolores de cabeza.
*Aclaré que no seguía fielmente el canon, Simón vive allí y no le hace daño entrar a territorio sagrado, bc es Simon y lo amo y me es más fácil que esté pendiente de todo viviendo allí.
✝ Lu Wayland
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