Sobreviviente.

Sobreviviente.

Un nuevo día para mi es un día más que se suma a los tantos que ya hemos perdido en nuestras vidas haciendo lo que podemos para sobrevivir. Hace varios meses veníamos escapando, esto ya se esta haciendo una rutina. 
Cada vez que retomamos fuerzas algo nuevo sucede y volvemos a decaer, haciéndonos mas débiles a cada hora. Yo misma decidí hacer de mi vida lo que es ahora, yo decidí tener que escapar por el resto de mis días. A decir verdad, no tenía otra opción. Los primeros días, en los que tuve que huir, el miedo me ganaba dejándome vulnerable y sin fuerzas para seguir, pero luego mi orgullo me hacia entrar en razón haciendo que volviera a levantarme y seguir luchando. Si de algo estuve segura todo este tiempo es que no iba a permitir que me decapiten sin antes dar pelea. Sé que escapar no es exactamente pelear, pero aun así no se las dejaría tan fácil. Sé que no podre huir por siempre y que algún día me alcanzaran, después de todo ellos son muy astutos, me conocen, saben de lo que soy capaz y me ganan con numerosos grupos de soldados. Yo no quería morir, no aún. 
Todavía maldigo el día en que tuve que traicionarlos, y ellos declararon una guerra solo por obtener mi cabeza en sus manos, pero tenía que hacerlo. Dicen que en la vida situaciones desesperantes, en ocasiones, requieren medidas desesperadas. En ese momento en que los traicione estaba totalmente desesperada. 
Juraría que para ellos mi vida vale mucho más que los corazones desgarrados de mil demonios. Quizás sea por el crimen que cometí o por el echo de que hace tiempo que estoy huyendo de ellos y prácticamente me eh estado burlando de sus tácticas de búsqueda. Cada anochecer recuerdos sus rostros de horror y sorpresa cuando cometí la masacre de mi vida. Rió internamente sabiendo que logre asustarlos tanto que ahora solo procuran su tiempo a buscarme día y noche. 
Debo admitir que jamas pensé que lograría escapar por tanto tiempo de ellos logrando evitarlos, pero lo hice y eso me hace sentirme más orgullosa de lo que soy. Nadie hubiese logrado lo que yo logre. Nadie.
Ahora es diferente. Me siento insegura y paranoica desde que él decidió acompañarme. Fue muy estúpido de mi parte haber dejado que él venga conmigo, pero simplemente no pude negarme. Es tan persuasivo y apuesto que lograría convencer a cualquiera, hasta a mí. Quizás se este convirtiendo en mi debilidad y yo no me este dando cuenta. Lo último que puedo permitirme en este momento es tener una debilidad. Eso no, jamas. 
Soy fuerte, fría, calculadora, segura de mi misma y gracias a eso estoy viva. Nadie me importa, ni me importará. Si tan sólo tuviera una debilidad moriría sin contarlo. No puedo permitirlo, pero después él viene y con tan solo una mirada hace de mi supervivencia miserable. Eso es lo que mas me aterra y perturba.
Lo veo entrar por la puerta vestido con su jean oscuro, su cazadora y sus botas de cuero color negro. No puedo evitar morder mi labio inferior al verlo tan sexy, y el rifle AR de ATL que sostiene en la mano derecha lo hace ver como todo un chico malo y es la gota que rebalsa el vaso haciendo que tenga pensamientos inadecuados en mi mente.

— Afuera esta despejado. – Me informa.
— Lo sé. – Susurro pensativa.
— ¿Cómo lo sabes? 

Sólo le respondo encogiéndome de hombros. No quería decirle la verdad, no podía decirle la verdad. Eso lo destruiría, lo sé. Aveces siento que tengo el increíble don de decepcionar, mentir, manipular y arruinar la vida a las personas que de verdad me importan. Así es, por fin me doy cuenta que él en verdad me importa y no puedo evitarlo.

— ¿Sabes? Estaba pensando que podríamos descansar unos días por florida y alejarnos un poco de todo esto. No creo que ellos nos encuentren por esos lugares y...
— No. – Lo interrumpo. – No puedo permitirme bajar la guardia. Ellos no descansarán hasta encontrarme, por eso debo estar alerta en todo momento. Tampoco puedo quedarme quieta en un sitio por mucho tiempo.
— Bien, solo era una idea. – Dice bajando la mirada. No puedo verlo así.
— Escúchame, todavía estas a tiempo de irte y tener una vida normal. Sin tener que huir toda tu vida, sin muertes y lejos de todo esto. Ellos ni siquiera saben que tú estas conmigo. – Agarro su rostro entre mis manos haciendo que me mire a los ojos y acercando nuestros rostros hasta el roce de nuestras narices. – Puedes hacerlo, tienes que dejarme ir... sola.
— No. Te amo y estamos juntos en esto. 

Él acorta el poco espacio que nos mantenía alejados para besarme dulcemente. Le correspondo poniendo mis manos en sus hombros mientras el me agarra de la cintura e intensificamos más nuestro beso. Sube mis piernas hasta su cintura levantándome y apoyando mi espalda en la fría pared, del hotel donde nos hospedamos, sin dejar de besarme. Yo tampoco puedo dejar de besar sus labios. Él se a convertido, poco a poco, en una droga para mi, y eso es lo que mas me duele.




Miro a mi lado a ese ser que a logrado sacar lo mejor de mi y yo ni siquiera puedo ser honesta con él. Duerme a mi lado, mientras yo no logro conciliar el sueño. En este momento tendría que estar por la carretera yendo hacia algún lugar desconocido, pero alejándome de mis enemigos. Sin embargo, aquí estoy durmiendo con un desconocido para mi y la única persona en la cual confió. Tengo que tomar una decisión y dejar de ser egoísta por primera vez en mi miserable vida. No puedo arrastrarlo al infierno en el que vivo diariamente. No, el merece tener una vida normal y eso es algo que yo jamas podría darle.
Me levanto de la cama y me visto. Me acerco al pequeño clóset para sacar mis cosas y guardarlas en mi bolso. Se lo que tengo que hacer, y es lo correcto. Seguramente él se enojara conmigo por hacer esto, pero no tengo otra opción. 
Después de armar mi pequeño bolso, busco un papel junto a un bolígrafo para escribir una nota la cual dejo en la mesa de luz que esta en al lado de la cama.
Pienso que esta es la mejor decisión que podría tomar. Él puede salvarse, ser libre y tener una vida, yo no.
Abro la puerta de la habitación observando la noche. Si me voy ahora ya no me detendré y por la mañana él ya no podrá encontrarme. Suspiro, volteo mirando por ultima vez al ser humano del cual me enamore sin poder evitarlo y salgo de allí adentrándome a la fría y oscura noche.




Ya no sé hace cuanto estoy corriendo. Estoy agitada y cansada. A pesar de ser alguien fuerte y rápida no puedo seguir a pie. Tampoco voy a rendirme, pero en este momento no tengo nada a mi favor. Creo que hace algunas millas estoy corriendo. Mi camioneta se quedo sin gas y lo único que me quedo es ir a pie mientras soy perseguida. Si sigo así me alcanzaran, lo sé. A pesar de todo, me agradezco internamente porqué él no esta aquí. Sólo habría sido una carga para mí en este momento.
Puedo escuchar a lo lejos el sonido de las cadenas arrastrar el suelo, ellos están cerca. Me detengo y camino hacia un callejón, un poco estrecho, para tratar de esconderme. Sé que andan rondando por esta manzana, pero no me encontraran, no aún.
Al pasar varios minutos no sé si seguir adelante y salir de mi escondite, o quedarme un poco más de tiempo. Todo mi cuerpo se tensa al escuchar como alguien se acerca hacia mi, pero logro tranquilizarme al sentir su olor y darme cuenta que es él.

— ¿Qué haces aquí? – Pregunto bruscamente llamando su atención. – Creí haberte dejado claro que no te quiero en esto.
— Lo sé, pero tú me traicionaste y me dejaste. Aún sabiendo que te seguiría igual. – Suspira, baja la mirada y vuelve a mirarme con tristeza. – No vuelvas a hacerlo. Estamos juntos en esto, ¿recuerdas?.

No quería llegar a esto. Si él sigue a mi lado, a partir de ahora las cosas se pondrían feas. Jamas pensé que lograría alcanzarme. Quizás perdí demasiado tiempo escondiéndome. Podía sentir como mis piernas temblaban y de mis ojos lagrimas amenazaban con salir. Lo tome de la nuca bruscamente para acercar nuestros rostros y besar sus labios con desesperación. Él me corresponde y lagrimas caen por mis mejillas sin cesar. No creo que él sepa que signifique exactamente este beso, pero por mi parte es un adiós. 
Siento cuándo su cuerpo se tensa por completo al sentir la punta de la navaja atravesar su estomago. Situaciones desesperantes requieren medidas desesperadas, y yo estoy desesperada por alejarlo de mí. Él cae al áspero suelo con la sorpresa reflejada en su rostro al ver que lo eh apuñalado. Observo mi mano manchada con su sangre y mi instinto me dice que lo haga, que beba. Llevo mi mano derecha a mi boca, saboreando la sangre. Puedo sentir como todos mis sentidos se intensifican cuando mi lengua chupa la sangre. Es deliciosa. 
Él me mira con horror mientras sostiene su mano izquierda en su estomago tapando la herida que le cause. Sé que mi verdadero rostro salio a la luz, mostrando el verdadero monstruo que soy, el verdadero monstruo en que me convertí con los siglos.

— ¿E-Eres? – Murmura con dificultad.

No sé que le hiere más, haber sido traicionado por mí o haber sido engañado por una criatura como yo.

— Sí, soy un vampiro. – Murmuro con lagrimas en mis ojos.

Soy una sobreviviente y eso es lo que hago, sobrevivir.