ATRÉVETE IDIOTA©. {basadaenhechosreales}

 :enamorado:  aw, gracias de verdad. Ya mismo subo el capítulo.   

 
De nuevo en esta oficina, sentada en este sillón de ancha comodidad y prominente respaldo, frente a frente al señor Ulises,  mientras lo miro expectante esperando a que me dé una respuesta, aunque en esta ocasión es  por motivos distintos a los de aquella vez, en que tomo la mala decisión de darme una oportunidad. Seguramente eso es lo que debe estar pensando que soy en estos momentos. Una mala decisión, un caso irreversible y del que debe desecharse. Busco en el escritorio una hoja, un papel que me indique mi renuncia.  

—No voy a despedirte, Lizzy, así que deja de estar buscando como loca en mi escritorio que no encontrarás nada.  
—Lo siento de verdad. Sé que actué como una tonta, y lo entiendo. Dejaré el uniforme en cuanto salga de cambiarme…—Alto ahí ¿Había oído bien? — Espera, ¿no vas a despedirme?
—No. —respondió Ulises mientras guardaba un bolígrafo en su lugar— Si actuaste de esa manera fue porque esa jovencita te estuvo provocando y no tuviste de otra más que salvaguardar tu dignidad. ¿No es cierto eso?
—Exacto. Eso fue. —Emm…bueno en parte, y porque ¡Ay quería hacerla pedacitos solo acordarme de la rubiecita con pompones esa!
—De todas formas espero que no vuelva a repetirse, Lizzy, porque esta vez no habrá tercera oportunidad. ¿Entendido?
—No voy a defraudarlo, Ulises. Confíe en mí.
—He confiado en ti, Lizzy, y ya lo ves, hemos terminado con una niña llena de comida en la cara. Pero andando, afuera la clientela te espera. Por favor, ten mucho cuidado con sus rostros ¿quieres?

No puedo evitar reír ante su comentario. Con una sonrisa todavía en la cara, salgo por la puerta que tiene marcado “Gerente General” con letras mayúsculas y bien moldeadas en metal.

No falta decir que Isabela, David y otros camareros amigos me atacaron con la pregunta del despido. Y yo, fingiendo gran desolación, les comuniqué que esta sería mi última vez como camarera en el Amelé Peché, claro que no aguanté por mucho tiempo la mentira, así que tuve que confesarles la verdad, y fue entonces cuando le llovieron halagos al señor Ulises, y a mí, comentarios positivos y de leal complicidad. No esperaba más de ellos, ya eran como una segunda familia para mí. La tarde, por su parte siguió su curso normal. Yendo y viniendo arriba-abajo, con bandejas llenas y vacías de un lado a otro. Al finalizar  el día, estaba tan  cansada que lo único en que podía pensar era en estar en mi cama, leyendo un buen libro o viendo televisión, y eso fue exactamente, o bueno casi exactamente lo que hice.


Al llegar a casa, encontré a mi familia con una buena cena puesta en el comedor: espagueti blanco y rica carne de milanesa, con una jarra de agua de jamaica y hielos, y una deliciosa ensalada preparada por mamá, lo que me trajo el momentáneo recuerdo del incidente de esta tarde y la rubia flaca que esperaba no volver a ver jamás. Los saludé y enseguida subí escaleras arriba. Mi habitación era un horror por todos lados, un completo basurero. Esa chiquilla se había metido de nuevo aquí y había hecho de las suyas ¿Por qué otra vez? Creo que llorare. ¿Que había hecho en mi primer vida para merecer esto?  De momento me vestí con ropa ligera y me amarré el cabello en una cebolla, ya me encargaría de esa chiquilla más tarde. Seriamente y por su seguridad ojala tuviera algo bueno que decir a su favor y en su defensa. Había olvidado que mi mochila había sido aventada a la deriva de mi cama por mí, que cuando quise tenderme sobre ella quede con una gran curva formada por mi adolorida columna vertebral. Dejé salir un respiro de verdadero alivio al mirar hacia mi estante y ver los libros intactos. Al menos ellos habían salido logrados de las garras del pequeño pillo de mi hermana menor.

Bajé arrastrando los pies hasta al comedor y me senté en mi lugar de siempre, al lado de papá (que siempre ocupa la cabecera) y que da frente a mamá.

— ¿Cómo te fue en tu primer día de escuela? —Papá fue el primero en decir algo.  
—Bien, muy bien, supongo, nada del otro mundo. Sólo es cuestión de aclimatarse. —le contesté mientras llevaba un pedazo de carne a mi boca con el tenedor.  
— ¿Y en tu trabajo, todo bien? —esta vez fue mamá quien preguntó.
—Como siempre, aunque estuve en riesgo de perder mi trabajo a causa de los berrinches de una chica con pompones.
— ¿Y eso como ha ocurrido? ¿El señor Ulises se atrevió a despedirte?—dijo con tono leve de preocupación.
—Mamá, el señor Ulises es una persona justa. Y no, no me ha despedido, ni siquiera me mostró una carta de renuncia.
—Eso es bueno. —dijo papá para luego encajar el tenedor en su carne.
—Estoy de acuerdo con tu padre. Algunos compradores están complicándole la existencia, y según sus comisiones de este mes, una  colegiatura para esa universidad tan prestigiosa nos llevaría al fango de la pobreza.
—No seas exagerada, mujer. No creas todo eso que dice tu madre, Lizzy. Las novelas pueden dejarla algo melodramática.
—Niégalo.
—Lo niego rotundamente—dijo él.
—Y yo no soy la única melodramática aquí, cariño, te recuerdo que ayer estuviste a punto de aventarle el mando a la televisión.

Y aunque lo niega, un atisbo de cansancio se asoma en la sonrisa de mi padre. De todas formas la cena concluye sin más comentarios acerca de compradores morosos, colegiaturas onerosas, telenovelas hostiles y accidentes con rubias trastornadas por ensaladas sin ají. Sobra decir que le conté cada detalle de aquello y también todo sobre mi ida a la oficina con el señor Ulises y su segunda oportunidad.
Rápidamente, después de depositar mi plato y vasos sucios en el fregadero, mis ojos se clavan entrecerrados en ese pequeño terremoto que tengo como hermana. La pequeña Susan se encoje y se escabulle detrás del sillón. Sabe muy bien lo que ha hecho, y lo que le espera.
 
—Ya veras, pequeño monstruo, no puedes esconderte de mí.
Me dirijo hacia ella con andar amenazador, con los hombros contraídos y los brazos holgados como una momia de caricatura.
— ¡No! ¡Auxilio! ¡Mamá! ¡Piedad, piedad!




De nuevo en mi habitación, vale… en nuestro “dormitorio de la nobleza”, como ella lo ha bautizado, me deshago de los pantaloncillos, quedando solo en calzoncillos y una playera holgada que papá me regalo de una tienda de recuerdos luego de acompañarlo a un partido de béisbol y que me llega un poco más por debajo de los muslos. Mientras tanto ella se dedica a charlar y charlar por teléfono con Lily, su mejor amiga y nuestra vecina. Se oye emocionada, que parece que va a reventar en cualquier momento. En fin, “Ella”, es Nella, mi hermana de trece años y la que siente una gran devoción —casi exasperante— por los chicos de una banda inglesa… One…One Direction se llaman, lo veo en un póster que ocupa la mitad de su pared de color aqua oscuro. Me pregunto si un día de estos llegare del trabajo y me encontraré con algún ritual con la cara de esos cinco chicos, zanahorias y papas cada vez que llegase del trabajo. Por favor que no, sería algo raro y siniestro. ¿Y porque las papas? Las zanahorias son ricas. ¿A esos chicos les gustan mucho las zanahorias? Meneo la cabeza desaprobando mi propio interrogatorio y me dirijo al estante para tomar un libro. Estos últimos días había estado leyendo uno que trata sobre una chica humana y un chaval que resulta ser algún tipo de alienígena con luz impresionante y ojos verdes preciosos, los dos llevan una relación de gatos y perros bastante de… te pico, me picas, joder te odio, pero me gustas, casémonos. Su título es Obsidian, es una saga adolescente de Jennifer L. Armentrout (lo que me recuerda que debo comprar el resto). Una vez encendida la lamparita de mi cama y abierto el libro de donde había apartado con el separador, me acomodo los anteojos de lectura, y comienzo a leer.

— ¡Te lo juro! ¡En mayo del próximo año! ¡Lo han hecho oficial!

Continúo leyendo.

De repente, envolvió su brazo alrededor de mi cintura, tirando de mí hacia atrás…

— ¿Qué si he ahorrado? Por Dios Lily ¿Qué pregunta es esa? No he estado paseando perros que cagan cada rato si cada rato también  para nada durante estos meses.

Puso una mano enorme en mi hombro, y su agarre era fuerte…

— ¿Puedes verlo? Yo en medio de todas cantando Irresistible y de repente sus ojos mirando directamente hacia a mí, le sonrío con  mis mejillas sonrojadas, y ¡Oala!, amor a primera vista.

“¿De qué demonios está hablando?”

— ¡Me va a pedir que me case con él! Tendremos dos hijos…mellizos, siempre quise tener un mellizo como hermano.

—¡¡¡¡NELLA!!!! —grito para captar su atención y cuando lo he logrado, bajo el volumen de mi voz y pongo mi mejor cara amistosa. — ¿Podrías bajar la voz un poquito, solo un poco y permitirme leer este grandioso libro?
—Algún día te vas a enamorar y no pararas de hablar de él. Entonces me comprenderás. Amargada. — concluye esto último, claramente ofendida y se voltea en la cama para darme la espalda, esta vez hablando solo para ella y su amiga en el teléfono. Gracias al Señor.



Segundo día de escuela, y mis ánimos sobrehumanos por el éxito en un futuro siguen ahí más fuertes que nunca. Orgullosa por el sentimiento tan dedicado, camino directo a mi nuevo casillero, jugando con la tarjeta de la contraseña que se me había autorizado apenas el día anterior.

En los pasillos montones de chicos de mi edad y otros de grados más arriba iban de allá para acá, unos en grupos o de dúos mientras que el resto en solitario. Unos más apresurados que los demás, cierto;  la mayoría de estos eran los que realmente estaban interesados en absorber conocimientos de nuestros catedráticos. Me incluía. Termine de guardar mi libro de Derecho Romano y cerré el casillero. Casi me voy de espaldas cuando me encuentro con el rostro de un chico, observándome con una ceja alzada, una muy bonita ceja alzada. Le sonrío porque no puedo evitarlo.

—Perdón, ¿Necesitas que te ayude en algo?
Sonríe. Y que hermosa sonrisa.
—Claro. Tu casillero está arriba del mío.
— ¿Ah? — no consigo entender, y él vuelve a sonreír. Debería dejar de hacerlo sino busca que mi estatus turulato empeore.

—Soy Titán Santiago, mucho gusto. —me tiende la mano y me muerdo el labio inferior al repasar cada uno de sus dedos. La recibo con el mismo gusto ¿Y cómo no?
—Elizabeth Verdugo.

—Bien… Elizabeth Verdugo, es un placer conocerte. Aunque supongo que los dos llegaremos tarde a clases si decides quedarte allí,  bloqueando mi casillero.
— ¿Qué? —lo pillo casi al instante de decirlo y me avergüenzo por no haberlo hecho antes.
Me hago a un lado, dejándole suficiente espacio y sin estorbar. Titán Santiago ni siquiera se encorva demasiado al detenerse allá abajo, lo hace todo con mucha elegancia. Y me doy cuenta que estoy embobada cuando  vuelve sus ojos de nuevo hacia a mí, sonriendo…otra vez. Me sonrojo pero sé que no lo ha notado porque se dedica a guardar lo que lleva dentro de su maletín, dejándolo todo dentro increíblemente organizado.
—Ha quedado. —se encoje de hombros y hace eso con su boca, mostrando una sonrisa blanca y perfecta. —Nos vemos después, Elizabeth Verdugo.

Nuevamente me hago a un lado para que pueda pasar, pero soy tan torpe que me muevo justamente hacia el mismo lado que él, no una sino dos veces. Me toca el hombro, para impedirme que vuelva a caer en lo mismo y ríe. Cuando se marcha puedo fijarme a detalle de su complexión: alto aunque no demasiado, musculoso pero sin llegar a lo exagerado y que andar...que clase, que estilo. Si estuvieramos en la época de Jane Austen juraría que Titán Santiago bien podría hacerse pasar por el mismísimo Sr. Darcy. Lo sigo con la mirada hasta que desaparece a la vuelta del pasillo.

¡Jesús Santo! Se me hace tarde.


— ¿Qué vamos a hacer contigo moquito? ¿No sabes hacer otra cosa que joder la vida de los demás? —me pone un brazo por el cuello y hace un chasqueo con su lengua. Obviamente se refiere a mi reciente percance con Titán.
—Si se trata de joder la tuya, no dudes que con gran satisfacción lo haré, LeeKluger. No lo dudes.

Bueno este capítulo va dedicado a dos personas, a  mi hermana, que es directioner y que me dio algunos datos sobre 1D para poder realizar este capítulo y al user Pepina, linda, gracias por poner cosas tan bonitas :cosi: 
Besotes cariñosos y toda la onda para ustedes :rhianpls:    <3.. Les dejo acá mi twittah
 @REGIOLERMAN

Subí capítulo . .

Nella es una buena hermana, Lizzy la ama pero es cierto que también le saca de quicio jajaja. Oye lo de tu nombre no me fije ahora que lo has dicho XD. La seguiré, de eso ten la seguridad. ¡Abrazo violador! ja akjs jajajajaj. Beso  y gracias por comentar :3 ¿sabías que eso me resulta inspirador?  

¡Aw gracias! que linda .3. Gracias por el alago a mi firma jaja, uso photoshop, es sencillo ;)
Abrazo gigante. Espero verte seguido por acá n.n